Una nueva vida, un nuevo inicio [Lilit]

por **Mesalina Farnese** Sáb Jun 15, 2013 10:09 am

La luz de la luna brillaba sobre el horizonte proyectando haces argentados sobre la tierra. Las nubes cargadas de agua se movían pesarosas sobre la cúpula oscura presagiando una tormenta que no tardaría en llegar. El sonido de las olas al romper sobre los ajados mastines de madera era una constante que solo era interrumpida por los gritos de los marineros que aquella noche fondeaban en el puerto fluvial de la ciudad Luz.

Aquel curioso hecho que a la luz del día no era más que una constante, resultaba intrigante a aquellas altas horas de la noche. ¿Quién en su sano juicio arribaba de aquella manera a la ciudad con el mar picado por las tormentas de la temporada? Había sido un viaje por demás riesgoso y en propias palabras de los marineros "extraño". Las ordenes eran claras, el pequeño y esbelto navío solo fondeó en las diferentes paradas cuando el sol se había ocultado ya en el horizonte, si acaso se llegaba antes a la zona de toque la orden dictaba que se hiciese tiempo o simplemente se siguiese de frente aun ante las protestas de la tripulación.

La carga procedía de Napoles y constaba de varios fardos bien cuidados que se rumoraban pertenecían a una poderosa familia Italiana que cambiaba ya su residencia a la ciudad mas grande de Europa. Sin embargo de la dueña nada se sabía y aun cuando se rumoreaba que una bella dama había abordado cuando salieron de Italia, ningún marinero le contempló a lo largo de la travesía. ¿había sido todo obra de un fantasma? ¿brujería quizás? Los hombres guardaban un receloso terror supersticioso y por ello apresuraban sus acciones para librarse pronto de la posibilidad de ser presas de una maldición.

Ocupados en sus diferentes labores pasaron de largo a una sombra que ascendía desde la cala del barco, una sombra cubierta de oscuros y pesadas telas que rauda abandonó el navío recién atracado. Nadie le vio partir y nadie jamás podría asegurar que la ultima heredera de la fortuna Farnese emergía así a las calles de París tras la larga vigilia del viaje. No se había alimentado desde hacía ya tres noches y su fuerza menguaba. Aun cuando su conciencia le ordenaba luchar contra la necesidad estaba segura que aquella noche condenaría a sus brazos un nuevo sacrificio de sangre. Qué Dios le perdonase sus pecados.

por **Lilit** Sáb Jun 15, 2013 3:33 pm

Esa noche había decidido ir a un lugar diferente donde saciar su sed de sangre, es por eso que en aquella ocasión se había dirigido al puerto. Era un sitio donde encontrar facilmente una presa, los marineros solían ser poco cuidadosos llegada la noche, donde la fatiga y el sueño se apoderaban de sus cuerpos, haciéndolos vulnerables. Que decir que aquellos navegantes tambien estaban dispuestos siempre a compartir cama con una bella mujer, lo que podía calmarle temporalmente de necesitarlo.

Lilit adoraba jugar, por lo que decidió montar un espectáculo para atraer a un pequeño barco pesquero, hizo la escena de la damisela que se ahoga, y una vez fue recogida por los humildes pescadores empezó despiadadamente a matarlos uno por uno, sin gritos, sin supervivientes, solo sangre. No bebió de la sangre de ninguno, tan solo le apetecía matar.

Volvió a puerto y se adentró un poco por las calles, encontrando a un joven de aspecto apetitoso, le sedujo sutilmente y entonces se abalanzó sobre él en la oscuridad, dejándolo moribundo y subiéndolo a el tejado de una casa junto al puerto.

-Oh, cariño, ¿no te parece preciosa la noche y las estrellas ? - preguntaba la vampiresa sin que aquel pobre diablo pudiese contestar debido a su estado, lo cual provocaba la risa de Lilit - Tu siempre tan callado....Michael...si... te va ese nombre, ¿cenamos? - agarró con fuerza el brazo del muchacho y le dio un fuerte mordisco, bebiendo su sangre.

Terminó de dejar seco a "Michael" y se quedó observando el puerto, donde un nuevo barco atracó, todo normal, hasta que una figura emergió de las sombras saliendo del navio sin que la tripulación se diese cuenta, interesante, convendría investigar. A gran velocidad aprovechando la altura de los tejados fue acortando distancias hasta estar lo suficientemente cerca como para ver de que se trataba.

Tanto su aura como su olor le decía que se trataba de una vampiresa, pero no olía a sangre, lo cual le extrañaba, por lo que la seguiría un poco mas desde los tejados, observando sus movimientos y lo que hacía.

por **Mesalina Farnese** Dom Jun 16, 2013 12:00 am

Se detuvo a unos cuantos metros, aprovechando una serie de cajones amontonados en desorden sobre el muelle. La sombra se tambaleo dejando al descubierto una mano pálida y delicada que buscaba apoyo sobre la superficie ruda. La luna, que se escondía tras las nubes, se asomó curiosa y dejó que su luz bañará a la sombra descubriendo unas mechas rebeldes de cabello escarlatino como la sangre.

La mujer, pues femina era y una muy bella y joven, suspiró dejando ver en su faz un gesto de agotamiento y cansancio. Cerró los ojos y elevó la mano libre hasta su sien tratando de contener el vértigo que le acometía amenazando con hacerle caer en desmayo. -Necesito comer, si no... -detuvo sus palabras cuando la idea de su propia muerte pasó por su mente. Sonrió, enarboló un gesto triste y trágica que no tenía humor alguno. La idea de acabar con su propia existencia era deliciosa, pero a la vez terrible. ¿acaso no era eso un pecado divino?

Meneó la cabeza y trató de alejarse de aquel lugar donde el sonido de los gritos y manejes del desembarco aumentaba su ansiedad. Aquellos hombres le habían servido bien y no pretendía mancharse las manos con su sangre. Dio un par de pasos inseguros y se detuvo, consciente de repente de la presencia de un ser ajeno. Sorprendida y aterrada miró en derredor, buscando en las sombras aquel que compartía su maldición.

No era aquella la primera vez que se enfrentaba a encarar a alguien similar a ella, de cuando en cuando en sus viajes había evidenciado ese poder. Velado era el contacto y lejano, siempre ajenos a ella y ella temerosos a ellos se mantenía a distancia esperando que partiesen y le dejasen en paz. Aquella noche no correría con la misma suerte. Frunciendo el ceño y tratando de evitar que su ser fuese el espejo de sus temores elevó la voz con determinación. -Se que estas ahí, te aseguro que no pretendo invadir tu territorio. -Aseveró con la mayor presencia de su animo. -Solo estoy de paso... -concluyó sin demasiada convicción ¿era realmente ese su destino en París?

por **Lilit** Dom Jun 16, 2013 6:22 am

La situación le parecía cuanto menos cómica. ¿Invadir mi territorio?,¿estar solo de paso?, palabras rápidas que mostraban miedo hacía mi persona, palabras que cualquier vampiro realmente territorial hubiese interpretado como debilidad para ir a por ella y matarla, palabras que mostraban poca experiencia en la vida.

La rondó un poco mas por los edificios, hasta que pudo ver parte de su aspecto, interesante, era una bella joven...aunque muy joven. En un mortal la juventud la consideraba atractiva...pero en una inmortal...solo era símbolo de inexperiencia. Finalmente Lilit se decidió por bajar del edificio y encontrarse frente a ella a unos metros a lo largo de una calle oscura y vacía.

-No se preocupe jovencita, esta hija de la noche no entiende de territorios, si lo hiciese tendría que irse de este mundo - Lilit empezó a reír a la par que se acercaba - Si no es molestia preguntarle, ¿puedo saber su edad de vampiresa ? - Tenía curiosidad, parecía joven, pero quería saber hasta que punto.

Detuvo sus pasos a un par de metros de ella, mirándola de arriba a abajo exhaustivamente, mas pálida de lo normal, aspecto débil, debía llevar varios días sin comer, ¿pero por que ? había salido de un barco lleno de aperitivos, podría haber comido en cualquier momento, ¿acaso aún era tan joven como para sentir arrepentimientos a la hora de comer?, un comportamiento patético e infantil, propio de un neófito.

-Parece necesitar un tentempié señorita.... - dejó sin terminar la frase buscando también el nombre de la chica. Por el momento jugaría a ser amable, si empezaba a aburrirse o a ver que esa muchacha no le sería de utilidad la mataría y se marcharía buscando mas diversión.

por **Mesalina Farnese** Dom Jun 16, 2013 4:46 pm

-¿Un tentempié? -Indagó la chiquilla sin poder evitar retroceder un par de pasos tras el descenso inesperado de aquel ser de sombras. Ahora que le tenía a tal cercanía podía evidenciar el verdadero poder y esencia que le rodeaba. Debía ser un vampiro realmente antiguo, uno que era capaz de volverla polvo con el mero deseo de hacerlo. La tensión en su cuerpo creció proporcionalmente a aquellos nuevos datos.

-No, me encuentro bien. Y con respecto a mi edad... no creo que sea un dato de relevancia o interés para alguien como vos. Estoy más que segura puede hacerse una idea de mi experiencia. -Mentir no era su fuerte y mucho menos cuando su cuerpo gritaba la debilidad de la vigilia. De igual forma el poner aquella careta de rudeza impropia a mi naturaleza me caía extraño.

La joven de cabellos de fuego giró el rostro un segundo en dirección de barco, el sonido de las platicas veladas era un zumbido que su cuerpo era capaz de interpretar. La sensación de peligro se mezclaba indistintamente con la debilidad haciéndole delirar. Cerró los ojos avanzando aquellos pasos retrocedidos, buscando demostrar mas presencia de la que realmente tenía en aquel momento.

-Creó pues en vuestras palabras madame. No deseo importunarle un momento más, adivino se encuentra de caza y no deseo hacerle perder el tiempo. -Las palabras le salían con dificultad, en el ambiente había percibido el aroma del asesinato, la sangre que manchaba apenas con una gota la pechera de su vestido inmaculado. No deseaba caer en un estado de ansiedad salvaje, no deseaba perder la razón ante aquel estimulo inesperado. Sería tan vergonzoso y ruin el demostrar tal debilidad ante ojos tan crueles y helados como lo eran los de aquella vampiresa.

-Si me disculpa, la noche avanza rauda y aun debo hacer algunas cosas. Con su permiso. -Me disculpé al hacer una leve inclinación de cabeza a modo de despedida, tratando de apresurar mis pasos comencé a avanzar con clara intención de dejarle atrás. Su presencia me incomodaba y aterraba.

por **Lilit** Lun Jun 17, 2013 1:03 pm

Le daba miedo, era algo evidente y fácil de notar, casi igual de fácil de ver el hambre en su rostro...estúpida necia, parecía tener prisa por librarse de mí, su miedo le impedía ver lo beneficioso que podía ser para ella el escucharme, al fin y al cabo era la voz de la experiencia frente a una neófita.

La niña giró su rostro hacía el barco del que había salido, haciendo que lo mirase brevemente, alcanzando a escuchar un vocerío por parte de unos de los marineros, no había duda, hablaban italiano, así como también era visible un leve acento en el habla de la muchacha.

-No me importuna, ragazza, y es el hecho de que no este de caza lo que me ha motivado a venir ante vos- contestó Lilit en un tono mas o menos amable, antes de que la chica se despidiese y empezase a andar. La vampiresa no hizo otra cosa que mantener silencio, y al pasar la chica por su lado tan solo clavó su mirada en los jóvenes ojos de aquella nueva parisina. Una vez ya estaban de espaldas fue cuando Lilit habló.

-Supongo que irá a saciar su sed con alguien que no le inunde de remordimientos, luego buscara un lugar donde resguardarse y volverá a pasar hambre varios días hasta que no pueda mas y vuelva a alimentarse.- describió la patética vida de la mayoría de neófitos, siempre con dudas, con remordimientos, sin ser capaz de comprender las ventajas que les otorgaba la inmortalidad. Con aquellas palabras esperaba también haber llamado la atención de la chica, esperando que fuese cierto.

-Le doy un par de semanas de vida, dudo que sepa mucho sobre lo que significa ser una vampiresa y no creo que sepa lo que París puede ofrecerle en su beneficio...o lo que intentará destruirla. Pero si desea irse presa del patético miedo irracional que siente hacía mi e ignorar la ayuda que pueda ofrecerle, adelante. - La reacción ante las palabras de Lilit sería lo que determinaría su siguiente acto, bien podría seguir con el juego de la vampiresa amable o bien podría quitarse la mascara de golpe y forma violenta.

por **Mesalina Farnese** Mar Jun 18, 2013 7:55 am

Sus pasos se detuvieron con aquellas postremas palabras, la oscuridad inundó su rostro cuando la luna se escondió nuevamente tras las pesadas nubes que transitaban el cielo. No era posible determinar que emociones cruzaban su mente y faz al considerar aquella cruel verdad que no era más que la expresión de su situación actual, que lo había sido por los últimos meses durante el penoso transito de la inmortalidad.

Le atormentaba la caza como le atormentaba el hambre, ambas sensaciones iban de la mano y para ella, que en vida no había cometido acto malvado alguno, la idea de cada noche ensuciarse las manos era algo que no podía soportar. Giró el rostro y sus ojos resplandecieron en las sombras como los de los gatos, en ellos había una mezcla de salvajismo y miseria. La dualidad de su persona parecía acompañar cada uno de sus actos y acciones.

-¿Ayuda? ¿Qué clase de ayuda puedes ofrecerme? -La amargura era patente, una conciencia dolorosa de lo que significaba un mentorado por un vampiro tan antiguo, por uno que solo podría estar inundado de pecado y destrucción. -Se la clase de ayuda que me darás, me proporcionaras... "alimento" cada vez que me sea necesario e incluso cuando no los sea. ¿No es acaso así como funciona? -Indagó con tono frío, tensando su cuerpo ante la idea de aquello que pronunciaba.

-Para seres como nosotros el alimentarnos es también un método de complacencia ¿no es así? Reconozco esa sensación, la oscura sombra del placer que traé consigo el beso de sangre. -Sus dientes rechinaron con un suave sonido, sus ojos se clavaron en el perfil de la antigua vampiresa mientras la corriente suave del río Sena arrullaba a la noche. -Nunca pedí ser parte de este mundo, no el tener que ensuciarme las manos para sobrevivir de esta forma... de esta manera tan antinatural y pecaminosa.

Temblaba su cuerpo y su voz al llegar a ese punto. La furia y el dolor eran sentimientos indistintos en su alma muerta. -Lo que me ofreces es la perdición de la poca humanidad que me queda ¿qué ganaría yo con ello? ¿qué has ganado tú? -En ese instante poco le importaba la reacción de aquel ser tan poderoso, si lograba detener su misera existencia le estaría agradecida por la eternidad.

PD:

por **Lilit** Miér Jun 19, 2013 10:24 am

Las respuestas y las preguntas que ofrecía la niña ofendían a Lilit, casi tanto como el escuchar la palabra pecaminosa. De la gran cantidad de religiones que había visto a lo largo de su inmortal vida la cristiana era la que mas detestaba, a pesar de que la propia vampiresa tuviese un papel en sus creencias, la encontraba bastante absurda y a sus creyentes muy cerrados de mente. No era recomendable que la chica supiese el nombre de Lilit para no echarlo todo a perder, no estaba muy bien vista en su religión, mas bien era un ser a evitar. Con cara de enfado se acercó hasta estar totalmente frente a ella.

-No, así no funciona, ¿acaso me ves con cara de madre protectora que busca alimentar a una niña?, hacer eso no sirve para nada, solo para que tu existencia sea igual de patética pero no mueras de hambre a cambio de darme trabajo extra - contestó tajante permitiéndose tutearla, ya que ella lo había hecho.

Sus palabras sobre el placer y la sangre estaban cargadas de razón, era un sensación exquisita y fruto de pensar en aquel gozo arañó su brazo con las uñas provocando que la sangre brotara y cayese hasta la palma de su mano, una ligera sonrisa se dibujaba en su rostro, iluminando sus ojos de vida, su vida.

-Tu dios te ha traicionado, ha permitido que te ocurriese algo que para ti es una gran desdicha, su iglesia ahora es tu enemiga, la Santa Inquisición no dudara en matarte en cuanto vea lo que eres. Tan solo este - se puso a exagerar - antinatural, pecaminoso e inhumano ser se ha preocupado por ti, y te ofrece ganar lo mismo que consiguió, poder conservar durante el resto de tu vida la poca humanidad que te queda.

Lilit le tendió la mano ensangrentada a modo de cerrar un acuerdo - Si quieres escuchar podemos hablar, si en algún momento quieres marcharte no te lo impediré, no creo que tengas nada que perder señorita...-dejó sin terminar la frase esperando un nombre.

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