AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cambio económico por espiritual [ Privado ]
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Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Como una pobretona iba Nayru en busca de algo que comer. Nada había por los rincones de alrededor, ninguna tienda, nada y tan solo el aroma del licor del alcohol fluía por sus fosas nasales, se tapó la nariz pese que el olor era bien fuerte, esta seguía caminando por las calles, con la mirada perdida y después se quedó mirando el cielo, no dejaba paso a una luna, estaba cubierto con nubes negras. Cae la noche, niebla eterna, ocultarse ya la luz frío lleno que rompe, hiela, lagrimas del corazón, sueña la vida que si ha de morir, trozos de miedo que son señales de un duro vivir, sueños de muerte, que se desvelan, una santa condena que se arremanga en actos de fe.
Los pies de una pequeña creyente viajaban por la vigorosa calle parisina que deseaban crear un ambiente sonoro a tanto silencio que había por los rincones de Paris. Esta estaba completamente sola, no tenía a ningún amigo cerca, no tenía a nadie a quien decirle tal o lo que sea, estaba sola. Su hermana había desaparecido, volvió al campamento, pero esta solo encontró polvo y soledad. No había encontrado un sitio tan devastado, tan solitario como su corazón se sentía. Se había colocado en el centro de aquel lugar, había tierra quemada donde se hacia la hoguera cada noche para mantener el calor, no había ningún tapete, ningún taburete, ninguna señal que la dijera que habían ido por algún camino. Habían borrado cualquier prueba notoria. No olía tampoco. Estaba sola. Sola…completamente sola.
Todo lo que tenía estaba sobre su cuerpo. Volvió sin saber que más hacer. Deambulaba por las calles, ponía la mano para poder pedir un poco de limosna, seguía pidiendo y obtuvo algunas limosnas. Se había tapado con harapos su cuerpo a causa de los escalofríos que le causa la suave brizna por las calles de nuevo en Paris. No tuvo mucho, seguía pidiendo y entonces las guardo en una bolsa que se fabricó con un trozo de tela de sus ropas las monedas que obtuvo. Entonces contenta con su recompensa, fue a una tienda de comida, una panadería en la que había dejado a un lado la bolsa y entonces cuando iba a pagar el dinero había desaparecido, el pan que tenía en las manos desapareció pues el panadero la echo fuera del local, gimió de dolor estomacal, estaba bien hambrienta, demasiado que se fue de ahí en busca de algo entre la basura. Esta buscaba, pero sus fuerzas disminuían hasta que una moneda apareció delante de ella.
Nayru la cogió del suelo, la limpio y corrió al panadero pero este había cerrado ya. Volvió de nuevo por la calle, pero al estar despistada, esta había chocado contra alguien, contra unas ropas sedosas, elegantes y seguramente caras, pero noto unos cabellos largos, de todos modos, cuando se dio cuenta de que estaba en el suelo, esta se miró las manos y vio que estaban vacías -¡NO! Moneda! –Dijo buscándola, era lo único que tenía para poder comer quizás al día siguiente o intercambiarlo por algo más…no sabía con qué, pero fue siguiendo la moneda y solamente la moneda traviesa fue metiéndose entre las rejas del alcantarillado, perdiéndose de la vista celeste y verde de Nayru-…No…no..-golpeo el suelo varias veces, se sentó en el suelo, en el frio suelo de piedra, solamente se agarró la barriga y comenzó a llorar, termino por acurrucarse en sí misma, abrazándose las rodillas con ambos brazos, pidiendo la muerte que viniera a por ella.
Los pies de una pequeña creyente viajaban por la vigorosa calle parisina que deseaban crear un ambiente sonoro a tanto silencio que había por los rincones de Paris. Esta estaba completamente sola, no tenía a ningún amigo cerca, no tenía a nadie a quien decirle tal o lo que sea, estaba sola. Su hermana había desaparecido, volvió al campamento, pero esta solo encontró polvo y soledad. No había encontrado un sitio tan devastado, tan solitario como su corazón se sentía. Se había colocado en el centro de aquel lugar, había tierra quemada donde se hacia la hoguera cada noche para mantener el calor, no había ningún tapete, ningún taburete, ninguna señal que la dijera que habían ido por algún camino. Habían borrado cualquier prueba notoria. No olía tampoco. Estaba sola. Sola…completamente sola.
Todo lo que tenía estaba sobre su cuerpo. Volvió sin saber que más hacer. Deambulaba por las calles, ponía la mano para poder pedir un poco de limosna, seguía pidiendo y obtuvo algunas limosnas. Se había tapado con harapos su cuerpo a causa de los escalofríos que le causa la suave brizna por las calles de nuevo en Paris. No tuvo mucho, seguía pidiendo y entonces las guardo en una bolsa que se fabricó con un trozo de tela de sus ropas las monedas que obtuvo. Entonces contenta con su recompensa, fue a una tienda de comida, una panadería en la que había dejado a un lado la bolsa y entonces cuando iba a pagar el dinero había desaparecido, el pan que tenía en las manos desapareció pues el panadero la echo fuera del local, gimió de dolor estomacal, estaba bien hambrienta, demasiado que se fue de ahí en busca de algo entre la basura. Esta buscaba, pero sus fuerzas disminuían hasta que una moneda apareció delante de ella.
Nayru la cogió del suelo, la limpio y corrió al panadero pero este había cerrado ya. Volvió de nuevo por la calle, pero al estar despistada, esta había chocado contra alguien, contra unas ropas sedosas, elegantes y seguramente caras, pero noto unos cabellos largos, de todos modos, cuando se dio cuenta de que estaba en el suelo, esta se miró las manos y vio que estaban vacías -¡NO! Moneda! –Dijo buscándola, era lo único que tenía para poder comer quizás al día siguiente o intercambiarlo por algo más…no sabía con qué, pero fue siguiendo la moneda y solamente la moneda traviesa fue metiéndose entre las rejas del alcantarillado, perdiéndose de la vista celeste y verde de Nayru-…No…no..-golpeo el suelo varias veces, se sentó en el suelo, en el frio suelo de piedra, solamente se agarró la barriga y comenzó a llorar, termino por acurrucarse en sí misma, abrazándose las rodillas con ambos brazos, pidiendo la muerte que viniera a por ella.
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/04/2013
Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Cerca del anochecer se dirigía Rosa negra a una tienda de perfumes, de la cual un conocido suyo era dueño. El tema central de esta visita era la influencia e impacto del olor y las fragancias sobre la mente humana y el espíritu, cosa ya estudiada por supuesto, pero de gran interés para el ocultista. Llego a horas muy cercanas al anochecer, vistiendo su apreciado frac vino tinto con camisa blanca, saludando al hombre de manera carismática para iniciar la conversación sobre las distintas fragancias que tenia este, el cómo las preparaba, algunos trucos bajo la manga y lo que de su punto de vista como perfumista provocaba en sus clientes, todo el encanto mezclado en la magia del perfume. Gran tema de estudio para Leonardo, fácilmente podía inducir una ilusión a través de un perfume consagrado mágicamente, aun más si estaba hecho de elementos simbólicos, por así llamarlos.
Paso el tiempo, el hombre le invito a pasar del despacho a su laboratorio, cerro el negocio satisfecho por la ganancia del día, para luego invitar a Leonardo a tomar té y seguir con la conversación. La curiosidad de aquel hombre por el interés repentino del brujo en los perfumes, era aguda por naturaleza. En el poco tiempo que llevaban conociéndose el mechudo que ahora tenía en frente nunca había presentado el menor interés, ciertamente había algo detrás de todo ello… por su puesto quería averiguarlo. Se hizo hora de que se fuera la visita, frustrado el hombre por no tener información en concreto acompañando al otro hasta la puerta para despedirle y desearle Fortuna en lo que sea que tenía planeado. Un: hasta luego y muchas gracias por todo obtuvo por respuesta, para así regresar a su hogar, a planificar todo.
Un caminar relajado por el cielo nocturno parisino, el cual tenía pronósticos de una posible lluvia. Adoraba hacer eso, caminar de noche, observando todo, no tanto esta vez pues estaba un poco distraído… Después de todo su pasión más grande era la magia, y el preciado sueño era ser nombrado como uno de los magos más grandes de la historia, por ello se esforzaba, estudiaba y experimentaba a tal magnitud. Lo espiritual, siempre ha estado presente en todas las culturas de distintas formas, como le dolía que Demonios disfrazados de salvadores querían abolirla, destruirla… la simple idea era algo atroz pues era como mutilar a las personas, como quitarle la nariz a un perro, las garras a un tigre o el odio a un murciélago. Todo eso alejaba a las personas de su origen cada vez más, dejando como resultado una masa de idiotas sumergidos en hoyo oscuro sin luz alguna.
Por andar filosofando y no atento a su entorno tropezó a una joven, quien lucía andrajosa y algo desarreglada, noto como ella desesperadamente iba en busca de lo que se había ido al alcantarillado, perdida en totalidad causa al accidente, era una simple moneda… pero de seguro la necesitaba, le partió el corazón al ver que frustrada lloraba acurrucada en ella misma, sentada ahí agarrándose el estomago. Culpable Leonardo de cierto modo, de no ser así ella estaría aunque sea disfrutando un pedazo de pan. Es demás decir que se había detenido, se agacho lo suficiente para estar a la altura misma de la muchacha, que aun no lo había visto, apoyando una rodilla sobre el suelo le sobo la cabeza, acariciando sus cabellos para llamar su atención, debía compensarle de una manera u otra, necesitaba hacerlo. –Perdone señorita el mal que le he causado… dígame usted ¿De qué forma puedo compensarle?-
Paso el tiempo, el hombre le invito a pasar del despacho a su laboratorio, cerro el negocio satisfecho por la ganancia del día, para luego invitar a Leonardo a tomar té y seguir con la conversación. La curiosidad de aquel hombre por el interés repentino del brujo en los perfumes, era aguda por naturaleza. En el poco tiempo que llevaban conociéndose el mechudo que ahora tenía en frente nunca había presentado el menor interés, ciertamente había algo detrás de todo ello… por su puesto quería averiguarlo. Se hizo hora de que se fuera la visita, frustrado el hombre por no tener información en concreto acompañando al otro hasta la puerta para despedirle y desearle Fortuna en lo que sea que tenía planeado. Un: hasta luego y muchas gracias por todo obtuvo por respuesta, para así regresar a su hogar, a planificar todo.
Un caminar relajado por el cielo nocturno parisino, el cual tenía pronósticos de una posible lluvia. Adoraba hacer eso, caminar de noche, observando todo, no tanto esta vez pues estaba un poco distraído… Después de todo su pasión más grande era la magia, y el preciado sueño era ser nombrado como uno de los magos más grandes de la historia, por ello se esforzaba, estudiaba y experimentaba a tal magnitud. Lo espiritual, siempre ha estado presente en todas las culturas de distintas formas, como le dolía que Demonios disfrazados de salvadores querían abolirla, destruirla… la simple idea era algo atroz pues era como mutilar a las personas, como quitarle la nariz a un perro, las garras a un tigre o el odio a un murciélago. Todo eso alejaba a las personas de su origen cada vez más, dejando como resultado una masa de idiotas sumergidos en hoyo oscuro sin luz alguna.
Por andar filosofando y no atento a su entorno tropezó a una joven, quien lucía andrajosa y algo desarreglada, noto como ella desesperadamente iba en busca de lo que se había ido al alcantarillado, perdida en totalidad causa al accidente, era una simple moneda… pero de seguro la necesitaba, le partió el corazón al ver que frustrada lloraba acurrucada en ella misma, sentada ahí agarrándose el estomago. Culpable Leonardo de cierto modo, de no ser así ella estaría aunque sea disfrutando un pedazo de pan. Es demás decir que se había detenido, se agacho lo suficiente para estar a la altura misma de la muchacha, que aun no lo había visto, apoyando una rodilla sobre el suelo le sobo la cabeza, acariciando sus cabellos para llamar su atención, debía compensarle de una manera u otra, necesitaba hacerlo. –Perdone señorita el mal que le he causado… dígame usted ¿De qué forma puedo compensarle?-
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/01/2013
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Aquello hubiera sido lo único que podría haberla salvado de un día sin comida al menos, Pero ahora ya no tenía tanta buena fortuna, se quedaba atenta por donde se fue la moneda tras haber levantado levemente el rostro de su escondite entre sus piernas, se quedó mirando aquel hueco de alcantarilla en el que estaba esperando a que volviera la moneda, pero una voz, ronca pero suave que hizo estremecer su corazón, la hizo voltear su rostro para después fijarse en quien la miraba a los ojos. Unos ojos claros se cruzaron con los de ella, fijándose como si estuviera en la luna y hubiera descubierto las estrellas más bellas.
¿Qué paso? Unas suaves palabras le provocaron atención inmediata en aquel hombre de ropas caras que estaba arrodillado en el suelo, estaba a su altura, ambos se miraban y ella lo notó, sintió que lo estaba mirando por mucho tiempo, la desvió, el fulgor de aquella mirada era intensa y la suya propia era una que solo estaba llena de un pasado oscuro, demasiado para nublar las del hombre, suspiro, alejándose medio centímetro de él, con el miedo y la tristeza aun en su alma, le pidió perdón y ya no supo seguir hacia atrás, escucho que quería compensarla ¿Pero cómo lo haría?
No sabía quién era, era un desconocido, un bello desconocido que ahora le pedía perdón, seguro vio su reacción con la moneda que perdió, avergonzada bajo el rostro, volviéndolo a esconder de pura vergüenza, intentando parar las lágrimas que se escapaban de sus ojos, había elegido un camino duro, triste y solitario y ahora parecía que iba a ir en otra dirección si ella se dignaba a aceptar, pero no sabía ¿o sí? -¿Compensar? –Dijo bien cohibida por el idioma que no sabía hablar, el francés su torpeza, sabia mejor otros idiomas más fáciles, el francés de algún modo siempre se le resistía bastante que hasta había veces que no podía hablar, optaba por quedarse callada como una puta, la puta era su hermana a la que echaba de menos ahora estando frente a ese desconocido, pero ahora no estaba.
-Usted…tirar moneda –señalo a la alcantarilla como la ratita pobre e inocente que era-…Allí…y quedar con hambre….-Dijo con torpeza, los tiempos de los verbos en francés apenas los sabia, no hacía mucho que se mudaron, poco había aprendido, más que nada, aprendió otras lenguas antiguas, latín, romaní, castellano y otras lenguas que eran derivadas del latín, pero intento francés también pero lo manejaba mejor su hermana que ella. Estaba en silencio ¿Qué más iba a decir? Apenas sabia manejar las palabras, solo le miraba en aquel instante, con firmeza para así poder tener una base en donde no ser maleducada desviando la mirada continuamente.
¿Qué paso? Unas suaves palabras le provocaron atención inmediata en aquel hombre de ropas caras que estaba arrodillado en el suelo, estaba a su altura, ambos se miraban y ella lo notó, sintió que lo estaba mirando por mucho tiempo, la desvió, el fulgor de aquella mirada era intensa y la suya propia era una que solo estaba llena de un pasado oscuro, demasiado para nublar las del hombre, suspiro, alejándose medio centímetro de él, con el miedo y la tristeza aun en su alma, le pidió perdón y ya no supo seguir hacia atrás, escucho que quería compensarla ¿Pero cómo lo haría?
No sabía quién era, era un desconocido, un bello desconocido que ahora le pedía perdón, seguro vio su reacción con la moneda que perdió, avergonzada bajo el rostro, volviéndolo a esconder de pura vergüenza, intentando parar las lágrimas que se escapaban de sus ojos, había elegido un camino duro, triste y solitario y ahora parecía que iba a ir en otra dirección si ella se dignaba a aceptar, pero no sabía ¿o sí? -¿Compensar? –Dijo bien cohibida por el idioma que no sabía hablar, el francés su torpeza, sabia mejor otros idiomas más fáciles, el francés de algún modo siempre se le resistía bastante que hasta había veces que no podía hablar, optaba por quedarse callada como una puta, la puta era su hermana a la que echaba de menos ahora estando frente a ese desconocido, pero ahora no estaba.
-Usted…tirar moneda –señalo a la alcantarilla como la ratita pobre e inocente que era-…Allí…y quedar con hambre….-Dijo con torpeza, los tiempos de los verbos en francés apenas los sabia, no hacía mucho que se mudaron, poco había aprendido, más que nada, aprendió otras lenguas antiguas, latín, romaní, castellano y otras lenguas que eran derivadas del latín, pero intento francés también pero lo manejaba mejor su hermana que ella. Estaba en silencio ¿Qué más iba a decir? Apenas sabia manejar las palabras, solo le miraba en aquel instante, con firmeza para así poder tener una base en donde no ser maleducada desviando la mirada continuamente.
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/04/2013
Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Estando hay de rodillas aquel hombre esperaba alguna respuesta directa, fuese el insulto que se merecía y una pasada al infierno, o un “está bien, compénseme de esta manera”, por supuesto, su imaginación era bastante fértil encima su personalidad bohemia cooperaba de una manera “fantástica”. La joven quien tras una apariencia zarrapastrosa ocultaba los más deliciosos encantos femeninos, enlazados con la sencillez de su mirar, todo esto parecía tierno y conmovedor, en realidad lo era… pero de cierta forma deprimente pues ya se sabía que el hambre le consumía la vida y la felicidad, y un torpe error le quito el alivio de su noche.
Rosa negra, atado a los principios que debía seguir, causa de la sociedad en que vivía se sintió cohibido de cierta forma pues posiblemente esta joven le pudiese mal interpretar, no quería tampoco que creyese que él sentía lastima por su persona, bien había dicho que era mero culpable, o al menos en buena parte, la vergüenza le invadió cuando ella también resaltaba la culpa que la consciencia le dictaba. De alguna manera u otra le hizo gracia su pronunciación, era la primera persona que aparte de él había escuchado hablar así, alguna que otra risilla se le escapo, no era el momento ciertamente, así que astutamente disimulo con gesto de asentir.
Dio un suspiro largo y con una mirada inclinada hacia el piso dirigía su mano derecha hacia la de la joven, rozando muy por encima su piel calé, rascó su cabellera para disimular el rubor y la vergüenza. Luego de tanto divagar entre pensamientos, tratando de ser lo más sutil posible le dijo: -Oye se que en parte tengo culpa, fue un accidente después de todo…te pido perdón…- la voz le salió entrecortada, pesé a la incomodidad. Luego de algunos segundos de silencio volvió a pronunciar.
-Deseo compensarle, la consciencia me lo pide, por favor acépteme, le invito a comer lo que usted desee…-
Rosa negra, atado a los principios que debía seguir, causa de la sociedad en que vivía se sintió cohibido de cierta forma pues posiblemente esta joven le pudiese mal interpretar, no quería tampoco que creyese que él sentía lastima por su persona, bien había dicho que era mero culpable, o al menos en buena parte, la vergüenza le invadió cuando ella también resaltaba la culpa que la consciencia le dictaba. De alguna manera u otra le hizo gracia su pronunciación, era la primera persona que aparte de él había escuchado hablar así, alguna que otra risilla se le escapo, no era el momento ciertamente, así que astutamente disimulo con gesto de asentir.
Dio un suspiro largo y con una mirada inclinada hacia el piso dirigía su mano derecha hacia la de la joven, rozando muy por encima su piel calé, rascó su cabellera para disimular el rubor y la vergüenza. Luego de tanto divagar entre pensamientos, tratando de ser lo más sutil posible le dijo: -Oye se que en parte tengo culpa, fue un accidente después de todo…te pido perdón…- la voz le salió entrecortada, pesé a la incomodidad. Luego de algunos segundos de silencio volvió a pronunciar.
-Deseo compensarle, la consciencia me lo pide, por favor acépteme, le invito a comer lo que usted desee…-
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Temida niña hermosa que siempre estas al borde de la desgracia, un desconocido te apoyaba con su luz y ahora eras ayudada, Nayru la muy inocente solamente comenzaba a desahogarse en llantos continuos sobre los ropajes elegantes del desconocido, sus llantos aplacaban los sonidos en su estomago que se hacian notorios y estaba hambrienta de no haber comido varios dias antes. Nayru solamente miro al desconocido y se acurruco en el con lentitud-....Pizza o italiano..me gustan mucho....-Dijo lentamente pues a ver si su frances mejoraba con el tiempo con el que hablaba pero no habia manera-....¿que idioma hablar tu? -Dijo lentamente en su penoso frances, en ese que poco dominaba. Esta solamente se quedo al lado del desconocido, mirando a todos lados por si alguien querria matarlos aunque fuese muy probable que aquello ocurriera.
El tiempo que habia pasado al lado del extraño le valio para darse cuenta de que no estaba tan aflijida ni tan miedosa como antes lo estuvo. Estando al lado de esa persona solamente se podria sentir como con un escudo puesto alrededor de su cuerpo o mismamente de algo que ella no sabia si era lo que pensaba. Rodeaba el cuello con ambos brazos de esa persona en la que podria quizas confiar un poquito.
El tiempo que habia pasado al lado del extraño le valio para darse cuenta de que no estaba tan aflijida ni tan miedosa como antes lo estuvo. Estando al lado de esa persona solamente se podria sentir como con un escudo puesto alrededor de su cuerpo o mismamente de algo que ella no sabia si era lo que pensaba. Rodeaba el cuello con ambos brazos de esa persona en la que podria quizas confiar un poquito.
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Rosa Negra inevitablemente le conmovía aquel llanto tan puro y honesto, tan desbordante de la pena que su corazoncito debería estar sufriendo, sus ojos por un momento también quisieron inundarse con lagrimas, quisieron desbordar los sentimientos que él sentía, pero ciertamente no era momento para ello, de sentimentalismos no estaban hechos los budas, debía ser maduro, honesto y hombre de acción. En el aquí y el ahora tal como le habían repetido una y otra vez los sabios asiáticos. Su corazón habló y en un repentino gesto inesperado Leo acogió a la mujer entre sus brazos arropándola en totalidad, comunicando así de algún modo la realidad de su ser.
Fue un abrazo cálido, fogoso y tierno. El cual así como comenzó termino, pues no quiso que ella le mal interpretase, pues ninguno de ellos se conocían, o al menos de intelecto hablando. Porque algo es cierto, todos estamos conectados. Escucho sus palabras y aun estando en esa posición rio un poco de manera un poco burlona, ciertamente era algo divertido la lengua mal pronunciada – Esta bien, comeremos comida Italiana– carcajeo, para luego mirarle fijamente y pronuncio en su lengua natal, la cual de naturaleza era melódica e incluso su pronunciación era atractiva. –Yo hablo el español, vengo de allá, de España por supuesto–
Sin más nada que decir, pensar o sentir el mago se tomo el atrevimiento de limpiar delicadamente las lagrimas de la joven, con sus manos peino sus cabellos, para luego levantarla, con todo la gentileza y sutileza que podía, a pesar de que no había confianza entre ambos. No la había ciertamente, pero parecía existir esa mística danza, ese compartir, el romanticismos mismo que está presente cuando la abeja sustrae el néctar de la flor, cuando el sol asoma su poderosa luz para preñar a la madre naturaleza de vida, cuando conoces a un desconocido…
Luego de aquello, le termino de guiar con la mano, para así emprender camino hacia el restaurant más cercano y por supuesto que complaciera los deseos de la joven a la cual curiosamente le preguntó en francés, – ¿Cómo se llama señorita?–
Fue un abrazo cálido, fogoso y tierno. El cual así como comenzó termino, pues no quiso que ella le mal interpretase, pues ninguno de ellos se conocían, o al menos de intelecto hablando. Porque algo es cierto, todos estamos conectados. Escucho sus palabras y aun estando en esa posición rio un poco de manera un poco burlona, ciertamente era algo divertido la lengua mal pronunciada – Esta bien, comeremos comida Italiana– carcajeo, para luego mirarle fijamente y pronuncio en su lengua natal, la cual de naturaleza era melódica e incluso su pronunciación era atractiva. –Yo hablo el español, vengo de allá, de España por supuesto–
Sin más nada que decir, pensar o sentir el mago se tomo el atrevimiento de limpiar delicadamente las lagrimas de la joven, con sus manos peino sus cabellos, para luego levantarla, con todo la gentileza y sutileza que podía, a pesar de que no había confianza entre ambos. No la había ciertamente, pero parecía existir esa mística danza, ese compartir, el romanticismos mismo que está presente cuando la abeja sustrae el néctar de la flor, cuando el sol asoma su poderosa luz para preñar a la madre naturaleza de vida, cuando conoces a un desconocido…
Luego de aquello, le termino de guiar con la mano, para así emprender camino hacia el restaurant más cercano y por supuesto que complaciera los deseos de la joven a la cual curiosamente le preguntó en francés, – ¿Cómo se llama señorita?–
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Ahora le preguntaba por su nombre, la cosa más primaria en conocer a una persona, quizás eso le hizo sonreír-…¿España? Oh, mi nombre es ¡Nayru! –Dijo con alegría en su rostro y en la voz, enseguida su lenguaje había pasado de uno pobre a uno rico y fluido, se lanzó a rodearle por la cintura para abrazarlo, al parecer parecía no estar tan sola, odiaba encontrarse inferior a aquellos que sabían más que ella, pero ahora podría sentirse al mismo nivel que su acompañante de ese instante. Sentía que estaba envuelta de seguridad, una seguridad que nunca había pensado tener - ¿De verdad? –Dijo cuando este la invito a tomar, a comer más bien dentro de un restaurante italiano, ella tomo su mano con cuidado para acompañarlo, ir lentamente con el hacia el interior donde estaba decorado con adornos de madera, con sillas y mesas con manteles a cuadros rojos y blancos. Llego un hombre que parecía un pingüino.
Llego el hombre y los acompaño a ambos para que tomaran asiento en el restaurante, en una de las mesas. Nayru se acurruco en el hombro de aquel que la había hecho sentir diferente y como si le hubiera tocado la lotería-¿tu nombre cuál es? –Susurro cerca de este, en el oído como si fuera un secreto y solamente ella tomo el asiento ofrecido por el pingüino. Ella se sentó en el asiento y se arregló un poco el pelo, sintió una punzada de dolor en su estómago, quizás ha sido buena idea dejar ir la moneda y llorar, sus brazos colocados sobre la mesa con cierto cuidado, a pesar de haber vivido en el campamento gitano, aún seguía teniendo la clase de hace tiempo. Enseguida el mesero les pidió que fueran a beber y ella pidió agua.
La noche parecía ahora ser de ellos, parecía que quería que la disfrutasen.
-¿En serio? –Dijo una muchacha que entraba en el restaurante también, acompañado de un esbelto y hermoso zagal francés, Nayru entonces solamente tuvo oído para aquel tono de voz. No podía ser posible, sonaba como si fuera su hermana, Záfana. Iba a mirar, pero enseguida el mesero llego de repente, y miro solo a aquel joven –Lo el quiera para ambos…-dijo en un acento francés poco elaborado pero que solamente, el mesero miró con dulzura a Nayru.
Llego el hombre y los acompaño a ambos para que tomaran asiento en el restaurante, en una de las mesas. Nayru se acurruco en el hombro de aquel que la había hecho sentir diferente y como si le hubiera tocado la lotería-¿tu nombre cuál es? –Susurro cerca de este, en el oído como si fuera un secreto y solamente ella tomo el asiento ofrecido por el pingüino. Ella se sentó en el asiento y se arregló un poco el pelo, sintió una punzada de dolor en su estómago, quizás ha sido buena idea dejar ir la moneda y llorar, sus brazos colocados sobre la mesa con cierto cuidado, a pesar de haber vivido en el campamento gitano, aún seguía teniendo la clase de hace tiempo. Enseguida el mesero les pidió que fueran a beber y ella pidió agua.
La noche parecía ahora ser de ellos, parecía que quería que la disfrutasen.
-¿En serio? –Dijo una muchacha que entraba en el restaurante también, acompañado de un esbelto y hermoso zagal francés, Nayru entonces solamente tuvo oído para aquel tono de voz. No podía ser posible, sonaba como si fuera su hermana, Záfana. Iba a mirar, pero enseguida el mesero llego de repente, y miro solo a aquel joven –Lo el quiera para ambos…-dijo en un acento francés poco elaborado pero que solamente, el mesero miró con dulzura a Nayru.
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/04/2013
Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
El encuentro fluía en una agradable y cálida armonía, todo parecía como sacado de un libreto, o previamente planificado por así decirlo. La dualidad de le verdad es que no era otra cosa que un accidente de la vida, ese mismo tipo de accidentes en el que nos suceden las mejores o peores cosas. El mismo encuentro donde el alma se desnuda y queda a expensas del todo. Sin olvidar el contraste de energías, él como la joven pasaba de ser tímida a agradecer con un abrazo, un gesto, una caricia; una expresión del alma. La hierba crece por sí sola.
A Leonardo le agradaba mucho el sitio, era acogedor por naturaleza propia. Podía sentir también como la joven Nayru se sentía a gusto. –Hermoso y peculiar nombre, seguramente no se dé por estos lados. El mío es de por estos Leonardo, y por favor pide tu lo que quieras…– Sonrió demostrando amabilidad y quizá un poco de desinterés. Guardaba silencio por muchos periodos de tiempo, pues se encontraba más observador que otra cosa, a diferencia de su acompañante que mejoraba su elocuencia en una lengua distinta, sin embargo le gustaba escuchar su francés que era un tanto torpe, aparte de ser cómico se escuchaba lindo, era una mezcla de inocencia y ternura, quizá a todos les ha pasado la situación de que vives un momento y se te eriza la piel. De la misma forma le sucedía a Leonardo.
Se pudo sentir la incomodidad de una manera prácticamente instantánea, Leonardo no sé percato de origen alguno – ¿Estás bien…?– Era como hablar con una pared, Nayru se encontraba sumergida en una burbuja, la cual era su misma mente. Le pareció bastante extraño, con atrevimiento y de manera muy sutil palmoteó sus manos para ver si llamaba su atención, instintivamente giro la mirada a su entorno, había una cosa de diferente, una guapa moza acompañada como era de esperar. Era prácticamente idéntica a Nayru, tal cosa obviamente llamo su total atención. ¿Quién era en realidad aquella mujer?
A Leonardo le agradaba mucho el sitio, era acogedor por naturaleza propia. Podía sentir también como la joven Nayru se sentía a gusto. –Hermoso y peculiar nombre, seguramente no se dé por estos lados. El mío es de por estos Leonardo, y por favor pide tu lo que quieras…– Sonrió demostrando amabilidad y quizá un poco de desinterés. Guardaba silencio por muchos periodos de tiempo, pues se encontraba más observador que otra cosa, a diferencia de su acompañante que mejoraba su elocuencia en una lengua distinta, sin embargo le gustaba escuchar su francés que era un tanto torpe, aparte de ser cómico se escuchaba lindo, era una mezcla de inocencia y ternura, quizá a todos les ha pasado la situación de que vives un momento y se te eriza la piel. De la misma forma le sucedía a Leonardo.
Se pudo sentir la incomodidad de una manera prácticamente instantánea, Leonardo no sé percato de origen alguno – ¿Estás bien…?– Era como hablar con una pared, Nayru se encontraba sumergida en una burbuja, la cual era su misma mente. Le pareció bastante extraño, con atrevimiento y de manera muy sutil palmoteó sus manos para ver si llamaba su atención, instintivamente giro la mirada a su entorno, había una cosa de diferente, una guapa moza acompañada como era de esperar. Era prácticamente idéntica a Nayru, tal cosa obviamente llamo su total atención. ¿Quién era en realidad aquella mujer?
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Volvió su mirada hacia Leonardo como escucho que se llamaba. Lo miraba fijamente a los ojos y solamente negó, pero asintió-...Si, si...yo estar bien...-y a los siguientes segundos, estaba en el suelo, abrazada por aquella mujer que había visto antes, estaba llorando en sus rajadas ropas y Nayru solamente alcanzaba a mirar a todas las miradas que se dirigían hacia ellas.
-¡Záfana joder! ¡Quítate de encima!-gruño en un perfecto español caribeño, con ese acento sensual de las islas-... ¿qué haces aquí? -pregunto finalmente mirándola fijamente a los ojos, apartándola inmediatamente para levantarse del suelo, ayudar a su hermana y que no se manchara su precioso vestido-…Záfana… ¿Porque vas vestida así?-se quedó preguntándola fijamente-... ¿y los demás del campamento? ¿Qué paso? ¿Dónde has estado? –inmediatamente, para que su hermana callara la boca, le mostro un pedrusco en forma de anillo, de 15 quilates por lo menos. Era muy caro ese anillo.
-Estoy comprometida con este señor…-mostro un hombre de rostro dulce, amable y caballeroso. Nayru tan solo le miro feo y volvió a mirar a su hermana.
- ¿Te has vendido por un anillo? ¿Tan bajo has caído? –Susurro mirando a su hermana aun, pero entonces fue llevada del brazo hacia el exterior, quedándose las dos a solas.
-*-*-*-
-No me he vendido por ningún anillo, tan solo estoy asegurando nuestro futuro…-Záfana miro a su hermana-….Después iba a buscarte, por Dios Nayru ¿En qué pensaste?
-En que me dejarías sola, amargada y hambrienta por todo Paris…-murmuro con pocas ganas, sin mirar a su hermana ni un poco.
-Algunas veces tu inocencia se esfuma cuando te enfadas y simplemente eres como el puto demonio…-murmuro ya cansada del comportamiento infantil de su hermana-…Ese hombre que está adentro me saco del hambre, me saco de que perdiera mi cabello y bien sabes que tengo cierta enfermedad, me está ayudando…-en realidad no había comenzado a hacer mucho-…bueno…me…esta…ayudando o eso intenta…
-Záfana no es justo que me recuerdes que tienes cáncer…-murmuro mirando a un lado, apenada aun por las palabras de su hermana-…bien sabes que es una enfermedad que no tiene cura…-murmuro bien firme cuando intento abrazarse a su hermana, se sorprendió cuando esta le correspondió.
-Oh, hermanita…ese hombre…es mucho más…que una cara bonita y un pozo sin fondo de dinero…-murmuro suavemente en su oído- Debo volver….-Záfana separaba suavemente a Nayru de su lado, haciéndole una reverencia para después volver hacia la mesa en donde estaba aquel caballeroso señor, que le coloco la silla por ella, y ya nadie les prestaba atención.
Por otro lado, Nayru no tenía tantas ganas de volver adentro. Su rostro embadurnado por las lágrimas de saber que había encontrado a su hermana pero que de igual modo, algo había cambiado en ella, no era su hermana Záfana como lo fue antes. Algo en ella había cambiado, y ahora no la dejarían entrar por las pintas que llevaba. Claro. ¿Por qué no se dio cuenta de ello? Ella misma era una muerta de hambre y su hermana una belleza. Nayru estaría siempre un paso, dos pasos detrás de su hermana, siempre a su sombra. Siempre había sido así. Y ahora recordó que tenía a Leonardo dentro del restaurante, era un desconocido para ella pero había sido amable con ella. Le había ofrecido ir con él a comer a un bello restaurante y ella acepto.
Tendría que llenarse de valor, así lo hizo, pero cuando entro al restaurante, unos camareros la tomaron de los brazos y la tiraron al barro, después se llenaron de risas a coste de ella, Nayru tan solo quería morirse en ese instante, no se levantó pues no quería hacerlo. Se sentía muy, muy desgraciada y ni siquiera le habían dejado decir que estaba con Leonardo, su acompañante de esa noche.
-¡Záfana joder! ¡Quítate de encima!-gruño en un perfecto español caribeño, con ese acento sensual de las islas-... ¿qué haces aquí? -pregunto finalmente mirándola fijamente a los ojos, apartándola inmediatamente para levantarse del suelo, ayudar a su hermana y que no se manchara su precioso vestido-…Záfana… ¿Porque vas vestida así?-se quedó preguntándola fijamente-... ¿y los demás del campamento? ¿Qué paso? ¿Dónde has estado? –inmediatamente, para que su hermana callara la boca, le mostro un pedrusco en forma de anillo, de 15 quilates por lo menos. Era muy caro ese anillo.
-Estoy comprometida con este señor…-mostro un hombre de rostro dulce, amable y caballeroso. Nayru tan solo le miro feo y volvió a mirar a su hermana.
- ¿Te has vendido por un anillo? ¿Tan bajo has caído? –Susurro mirando a su hermana aun, pero entonces fue llevada del brazo hacia el exterior, quedándose las dos a solas.
-*-*-*-
-No me he vendido por ningún anillo, tan solo estoy asegurando nuestro futuro…-Záfana miro a su hermana-….Después iba a buscarte, por Dios Nayru ¿En qué pensaste?
-En que me dejarías sola, amargada y hambrienta por todo Paris…-murmuro con pocas ganas, sin mirar a su hermana ni un poco.
-Algunas veces tu inocencia se esfuma cuando te enfadas y simplemente eres como el puto demonio…-murmuro ya cansada del comportamiento infantil de su hermana-…Ese hombre que está adentro me saco del hambre, me saco de que perdiera mi cabello y bien sabes que tengo cierta enfermedad, me está ayudando…-en realidad no había comenzado a hacer mucho-…bueno…me…esta…ayudando o eso intenta…
-Záfana no es justo que me recuerdes que tienes cáncer…-murmuro mirando a un lado, apenada aun por las palabras de su hermana-…bien sabes que es una enfermedad que no tiene cura…-murmuro bien firme cuando intento abrazarse a su hermana, se sorprendió cuando esta le correspondió.
-Oh, hermanita…ese hombre…es mucho más…que una cara bonita y un pozo sin fondo de dinero…-murmuro suavemente en su oído- Debo volver….-Záfana separaba suavemente a Nayru de su lado, haciéndole una reverencia para después volver hacia la mesa en donde estaba aquel caballeroso señor, que le coloco la silla por ella, y ya nadie les prestaba atención.
Por otro lado, Nayru no tenía tantas ganas de volver adentro. Su rostro embadurnado por las lágrimas de saber que había encontrado a su hermana pero que de igual modo, algo había cambiado en ella, no era su hermana Záfana como lo fue antes. Algo en ella había cambiado, y ahora no la dejarían entrar por las pintas que llevaba. Claro. ¿Por qué no se dio cuenta de ello? Ella misma era una muerta de hambre y su hermana una belleza. Nayru estaría siempre un paso, dos pasos detrás de su hermana, siempre a su sombra. Siempre había sido así. Y ahora recordó que tenía a Leonardo dentro del restaurante, era un desconocido para ella pero había sido amable con ella. Le había ofrecido ir con él a comer a un bello restaurante y ella acepto.
Tendría que llenarse de valor, así lo hizo, pero cuando entro al restaurante, unos camareros la tomaron de los brazos y la tiraron al barro, después se llenaron de risas a coste de ella, Nayru tan solo quería morirse en ese instante, no se levantó pues no quería hacerlo. Se sentía muy, muy desgraciada y ni siquiera le habían dejado decir que estaba con Leonardo, su acompañante de esa noche.
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Ciertamente era alguien aquella mujer. Menuda sorpresa se llevo al notar como su acompañante fue tumbada hacia el suelo por aquella elegante, en un momento le altero y quiso intervenir, pero la calidez del momento lo impidió, ciertamente eran familiares. Irónicamente lo recalcaban sus rasgos genéticos, a decir verdad ambas tenían bastante parecido, eran como mellizas o eso parecía. De inmediato ambas se dirigieron a las afueras del restaurant, Nayru, la de dulce rostro no tuvo tiempo siquiera para decir un “ya vuelvo”, Leonardo se sintió incomodo de momento, no sabía si ella se iría, volvería, o simplemente no se verían más; no quedaba otra cosa que esperar.
Estuvo por unos minutos frio y rígido como piedra, hasta que su hostil curiosidad lo traiciono y termino para ver que haría. Al voltear la mirada el par de damas charlando en la acera provoco que se detuviese y así comprendiera que solo querían privacidad, debía ser paciente y no imaginar estupideces. A final de cuentas logro su cometido, y calmo el miedo tonto de quedar solo en ese lugar y levantar comentarios y miradas incomodas de los clientes.
Decidió entretenerse, o al menos inducírselo. Observa como los afanados mesoneros se apresuraban en llevar los pedidos a las mesas, tratando de exaltar siempre elegancia y eficiencia. Un poco de sensibilización más y ya degustaba de una manera aun más intensa los exquisitos olores que provenían de la cocina, el sonido de los instrumentos parecían melodías de percusión, la gente por su parte chismorreaba de cualquier tipo de cosas, a pesar de que era un lugar pequeño era muy agradable y cálido, al punto que podida tener una esencia familiar. El tiempo había pasado lo suficiente, más o menos una hora.
Exhalo profundamente como quien se prepara para cualquier evento no planificado, a las afueras solo se observaba la silueta de una cabeza de cabelleras largas, muy por abajo como que si fuese alguien tirado en el piso. Su preocupación se hizo más intensa aun, rápidamente se dirigió afuera y ahí se topo con Nayru, echada sollozando, con los ojos hinchados y más despeinada de lo normal, la mirada perdida en el vacío; inspiraba dolor. Leonardo inclino la mirada, se sentó a su lado, sin nada que decir, de la misma forma que ella lo hacia se perdía en el vacío, no se le ocurrió palabra, gesto ni nada por el estilo; quedo hipnotizado por largo rato… Hasta que algo se encendió en su interior, una pasión cobro vida, como tal no hizo otra cosa que abrazarla con un profundo sentir, con la nobleza del alma, esa era la verdadera compasión.
Abrazaba a Nayru con intensidad, mientras besaba sus cabellos y secaba la humedad de su rostro, no le importaba que se viese mal tal acto, no la conocía muy bien, pero ¿para que prejuicios si aquello le nacía?
–No llores, todo pasara…– pronuncio queriendo dar algún tipo de consuelo, pues en realidad no sabía la realidad del asunto, se guiaba por el instinto y lo que podía comprender. El tiempo pasaba mientras él le acariciaba tiernamente el rostro, quizá sus ojos despidieron algunas lagrimas; para darle más ánimos la invito a levantarse nuevamente para llevar su pedido y comer juntos los dos, en casa de Leo quizá, tratando de alejarse de lo que le podría ser toxico. Con suaves palabras le hizo la invitación, noto que se notaba retraída y forzaba en ello, Leo no hiso caso a esto y le forzó de alguna u otra manera. Al cruzar la puerta, se llevo la menuda sorpresa:
–Sea siempre bienvenido caballero, pero esta andrajosa no puede pasar.–
–¿Qué es lo que dices?– extrañado, no quería asimilar lo que sucedía.
Uno de los mesoneros susurro –Son cortesías de higiene, sabe, a la gente le incomoda la presencia de esta mujerzuela-
Noto que Nayru se noto indignada y apunto de largarse al carajo, los dientes le rechinaron era obvio que se había alterado –Es vergüenza después de todo… Tráeme los pedidos que ya nos largamos.–
Mientras el tipo fue a buscar lo que había pedido Leonardo saco un peculiar habano, luego le indico con autoridad a Nayru que se quedara ahí con él. Fumo dando largas haladas al tabaco, seguido de esto con el humo adentro pronunciaba unas extrañas palabras en hebreo y articulaba, por un momento parecía estar muy concentrado en eso que hacía. Llego el mesonero entrego los pedidos y al instante fue contaminado por el humo que salía de la boca de leo, el cual fue soplado directamente sobre sus rostro. El hombre quedo asqueado y un tanto aturdido, dio la espalda; tras dar unos pasos se vio inclinado como quien sufre de un retorcijón estomacal, se notaba que estaba desesperado por un momento como queriendo correr; fue tarde, fluidos fétidos y viscosos segregaban por la parte baja del pantalón, acompañados de un particular sonido, reiterando la hediondez.
La clientela entera se vio completamente asqueada e indignada lo suficiente para dejar sus gustosos platos a medio comer y largarse en ese instante. Ahora la pregunta del millón, ¿qué sucedió?
El especialista en ilusión impregno su el humo de su tabaco con energía previamente programada, la cual al entrar en el sistema del hombre (a través del olfato) se iría inmediatamente a la ilusión del cerebro. Se activarían los enlaces neuronales que provocan que los músculos lisos intestinales se contrajeran, encima de esto la necesidad de evacuar los fluidos aglomerados en el intestino delgado. Conclusión una fiesta de excremento mal oliente. Una pequeña lección que dejo el mago, quien observaba a un con su acompañante clavando también en forma repentina la mirada en aquella otra mujer.
Estuvo por unos minutos frio y rígido como piedra, hasta que su hostil curiosidad lo traiciono y termino para ver que haría. Al voltear la mirada el par de damas charlando en la acera provoco que se detuviese y así comprendiera que solo querían privacidad, debía ser paciente y no imaginar estupideces. A final de cuentas logro su cometido, y calmo el miedo tonto de quedar solo en ese lugar y levantar comentarios y miradas incomodas de los clientes.
Decidió entretenerse, o al menos inducírselo. Observa como los afanados mesoneros se apresuraban en llevar los pedidos a las mesas, tratando de exaltar siempre elegancia y eficiencia. Un poco de sensibilización más y ya degustaba de una manera aun más intensa los exquisitos olores que provenían de la cocina, el sonido de los instrumentos parecían melodías de percusión, la gente por su parte chismorreaba de cualquier tipo de cosas, a pesar de que era un lugar pequeño era muy agradable y cálido, al punto que podida tener una esencia familiar. El tiempo había pasado lo suficiente, más o menos una hora.
Exhalo profundamente como quien se prepara para cualquier evento no planificado, a las afueras solo se observaba la silueta de una cabeza de cabelleras largas, muy por abajo como que si fuese alguien tirado en el piso. Su preocupación se hizo más intensa aun, rápidamente se dirigió afuera y ahí se topo con Nayru, echada sollozando, con los ojos hinchados y más despeinada de lo normal, la mirada perdida en el vacío; inspiraba dolor. Leonardo inclino la mirada, se sentó a su lado, sin nada que decir, de la misma forma que ella lo hacia se perdía en el vacío, no se le ocurrió palabra, gesto ni nada por el estilo; quedo hipnotizado por largo rato… Hasta que algo se encendió en su interior, una pasión cobro vida, como tal no hizo otra cosa que abrazarla con un profundo sentir, con la nobleza del alma, esa era la verdadera compasión.
Abrazaba a Nayru con intensidad, mientras besaba sus cabellos y secaba la humedad de su rostro, no le importaba que se viese mal tal acto, no la conocía muy bien, pero ¿para que prejuicios si aquello le nacía?
–No llores, todo pasara…– pronuncio queriendo dar algún tipo de consuelo, pues en realidad no sabía la realidad del asunto, se guiaba por el instinto y lo que podía comprender. El tiempo pasaba mientras él le acariciaba tiernamente el rostro, quizá sus ojos despidieron algunas lagrimas; para darle más ánimos la invito a levantarse nuevamente para llevar su pedido y comer juntos los dos, en casa de Leo quizá, tratando de alejarse de lo que le podría ser toxico. Con suaves palabras le hizo la invitación, noto que se notaba retraída y forzaba en ello, Leo no hiso caso a esto y le forzó de alguna u otra manera. Al cruzar la puerta, se llevo la menuda sorpresa:
–Sea siempre bienvenido caballero, pero esta andrajosa no puede pasar.–
–¿Qué es lo que dices?– extrañado, no quería asimilar lo que sucedía.
Uno de los mesoneros susurro –Son cortesías de higiene, sabe, a la gente le incomoda la presencia de esta mujerzuela-
Noto que Nayru se noto indignada y apunto de largarse al carajo, los dientes le rechinaron era obvio que se había alterado –Es vergüenza después de todo… Tráeme los pedidos que ya nos largamos.–
Mientras el tipo fue a buscar lo que había pedido Leonardo saco un peculiar habano, luego le indico con autoridad a Nayru que se quedara ahí con él. Fumo dando largas haladas al tabaco, seguido de esto con el humo adentro pronunciaba unas extrañas palabras en hebreo y articulaba, por un momento parecía estar muy concentrado en eso que hacía. Llego el mesonero entrego los pedidos y al instante fue contaminado por el humo que salía de la boca de leo, el cual fue soplado directamente sobre sus rostro. El hombre quedo asqueado y un tanto aturdido, dio la espalda; tras dar unos pasos se vio inclinado como quien sufre de un retorcijón estomacal, se notaba que estaba desesperado por un momento como queriendo correr; fue tarde, fluidos fétidos y viscosos segregaban por la parte baja del pantalón, acompañados de un particular sonido, reiterando la hediondez.
La clientela entera se vio completamente asqueada e indignada lo suficiente para dejar sus gustosos platos a medio comer y largarse en ese instante. Ahora la pregunta del millón, ¿qué sucedió?
El especialista en ilusión impregno su el humo de su tabaco con energía previamente programada, la cual al entrar en el sistema del hombre (a través del olfato) se iría inmediatamente a la ilusión del cerebro. Se activarían los enlaces neuronales que provocan que los músculos lisos intestinales se contrajeran, encima de esto la necesidad de evacuar los fluidos aglomerados en el intestino delgado. Conclusión una fiesta de excremento mal oliente. Una pequeña lección que dejo el mago, quien observaba a un con su acompañante clavando también en forma repentina la mirada en aquella otra mujer.
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Esta vez se quedó quieto en donde Leonardo le mando estar. Se quedó quieta, mirando a la gente que salía del restaurante, entre las cuales volvió a mirar a Leonardo. Le vio, vio su camisa manchada del barro del cual se contagió de aquel brazo en el que ella se quedó anonadada por la toma de afecto. Estaba aún confundida aunque indignada por lo que le dijo el mesero, solamente por su culpa, porque era una don nadie. Se sobresaltó aun así de saber que Leonardo se había acercado a ella, le miró fijamente-…..-No dijo nada, se sentía avergonzada-…Lo siento…-murmuro-…No merezco…soy…una don nadie…-murmuro para ambos aunque más para sí misma, se miraba las uñas manchadas de barro, se intentó limpiar de barro en la parte de la falda que no estaba manchada, se lamio los labios y se apartó un poco tras probar un poco de barro, era asqueroso, no quiso pensar a que supo lo que lamio.
-Siento no haber podido comer contigo en el restaurante…-murmuro comenzando a abrazarse a sí misma, mirando como el restaurante se iba vaciando de repente y veía a aquel hombre en el suelo, sonrió-….-No dijo nada, entro en el restaurante, estando a distancia y mirándolo con una sonrisa con cierta malicia-….Así son las cosas, se te paga con la misma piedra que has lanzado, pero devuelta por el doble….-Lentamente se fue echando hacia atrás, viendo como aquel hombre quería coger de su falda, pero ella tomo un salero y se lo tiro a la cara-¡DEJAME BOLA DE SEBO!-Grito saliendo finalmente del restaurante, acercándose a Leonardo para tomarlo del brazo. No le miro, solamente tiro de él nuevamente para que se alejaran de aquel restaurante con los pedidos en la mano.
-¿Adónde vamos ahora? –Se quedó mirándole fijamente a los ojos, era un pecado no verlos. Leonardo era, o eso creía Nayru, que Leonardo poseía artes ocultas, artes mágicas que lo envolvían. Podía notar su aura, era ambas cosas, como malvado y bueno a la vez, le confundía. Mientras miraba a Leonardo para que pudiera obtener respuesta de adonde iban, vio por detrás a su hermana con aquel caballero que no la soltaba ni dejaba de hacerla caricias en la mano. Sintió dolor, un extraño dolor. Solo se fijaba en la muestra de afecto ¿Por qué se sentía así de rara? ¿Por qué le dolía o le ponía incomoda ese gesto? Entonces, finalmente vio como Zafana se aferraba más a aquel caballero y enseguida dejaban el circulo de todos los presentes que miraban con desaprobación al mesero que aún estaba en el interior.
Un gran suspiro de frustración soltó Nayru muy lentamente, se cruzó de brazos, mirando por donde se fue su hermana. Después miró a Leo, de arriba abajo, sentía vergüenza estando a su lado. No sabía qué hacer. No había estado con nadie antes desde que la secuestraron hace tiempo. Estaba confundida y la noche había hecho aparecer muchas más sombras.
-Siento no haber podido comer contigo en el restaurante…-murmuro comenzando a abrazarse a sí misma, mirando como el restaurante se iba vaciando de repente y veía a aquel hombre en el suelo, sonrió-….-No dijo nada, entro en el restaurante, estando a distancia y mirándolo con una sonrisa con cierta malicia-….Así son las cosas, se te paga con la misma piedra que has lanzado, pero devuelta por el doble….-Lentamente se fue echando hacia atrás, viendo como aquel hombre quería coger de su falda, pero ella tomo un salero y se lo tiro a la cara-¡DEJAME BOLA DE SEBO!-Grito saliendo finalmente del restaurante, acercándose a Leonardo para tomarlo del brazo. No le miro, solamente tiro de él nuevamente para que se alejaran de aquel restaurante con los pedidos en la mano.
-¿Adónde vamos ahora? –Se quedó mirándole fijamente a los ojos, era un pecado no verlos. Leonardo era, o eso creía Nayru, que Leonardo poseía artes ocultas, artes mágicas que lo envolvían. Podía notar su aura, era ambas cosas, como malvado y bueno a la vez, le confundía. Mientras miraba a Leonardo para que pudiera obtener respuesta de adonde iban, vio por detrás a su hermana con aquel caballero que no la soltaba ni dejaba de hacerla caricias en la mano. Sintió dolor, un extraño dolor. Solo se fijaba en la muestra de afecto ¿Por qué se sentía así de rara? ¿Por qué le dolía o le ponía incomoda ese gesto? Entonces, finalmente vio como Zafana se aferraba más a aquel caballero y enseguida dejaban el circulo de todos los presentes que miraban con desaprobación al mesero que aún estaba en el interior.
Un gran suspiro de frustración soltó Nayru muy lentamente, se cruzó de brazos, mirando por donde se fue su hermana. Después miró a Leo, de arriba abajo, sentía vergüenza estando a su lado. No sabía qué hacer. No había estado con nadie antes desde que la secuestraron hace tiempo. Estaba confundida y la noche había hecho aparecer muchas más sombras.
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
El día agonizaba, ni quería seguir respirando, tenia sueño, hambre, frio, estaba cansado y no deseaba otra cosa que morir. Moría, y la misteriosa dama blanca despertaba a los miedos infantiles, a los demonios callejeros y de alto peso también. A los que le temían a la muerte, y a ser mirados por un mortal, despertaba a los vicios (supuestamente) y a las estrellas. Repentina se ocultaba, en el manto brumoso, queriéndome mirar, con algo de pena quizá. Había un hombre preocupado y tal vez arrepentido, acompañado de una mujer echada al abandono, hermosa ante sus ojos, melancólica su alma y razón había en su pesar.
–No te preocupes por nada, lo sucedido ya está, acepta este presente que la vida te regala– pronuncio de manera dulce, calmada, emanando paz. El era una de esos seres que podía lograr esa particularidad, a pesar de lo contradictorio de su personalidad. Era como el agua, a veces turbia, a veces destructiva, otras en su más divina manifestación o así lo consideraba. La mujer seguía de brazos cruzados, por momento parecía estar muy incómoda, miraba al suelo y jugaba con sus pies. Empezaron a caminar y Leonardo empezaba a contagiarse del mismo mal, incluso ni siquiera era caballeroso o algo por el estilo, iba como caballo por su carril, sin mirar a ningún otro lado, pensando cual estupidez podría ocurrírsele a su alocada cabeza.
Por un momento pensó en volver a usar su naturaleza de mago, ciertamente el no toma sus cualidades como poderes especiales. Bien sabe que todos nacemos con tales capacidades y que en verdad todos somos magos y todos somos Dioses. Se negó, y empezó a recordar melodías, cantos enamoradizos y de evocaciones. No los cantaba, más con la boca cerrada hacia vibrar la melodía, así como si fuera vaca. No quería llevarla a su casa, no le aprecia una buena opción, pero ya el caminar y el hambre empezaban a molestar, incluso a él. La mujer parecía estar estresada, y el frio ya no era agradable. Las calles parisinas ya no les podían acoger y dudosamente los aceptarían en algún otro restaurant, por muy de mala muerte que fuese.
Suspiro, dejando al desnudo su inconforme. Tuvo la suerte que en poco tiempo logro toparse con una diligencia para que así los llevase al lugar indicado, su actual morada. Hizo que la dama subiese convenciéndola con una sonrisa optimista, para que así atravesaran un no muy largo camino, lleno de la viva esencia nocturna, de los sueños pecadores de los hombres y la maldad que en ellos abunda.
Sucedieron con el punto destino, una campestre casa, que parecía sola y a la vez habitada, llena de sencillos y simbólicos detalles que resaltaban el esoterismo, el ambiente común mente estaba impregnado de un olor amaderado mezclado con el particular olor cuando se queman especias aromáticas o insencios., el orden no yacía en armonía en dicho lugar, se notaba que hace poco estaba habitada, y que meramente era básica, pero siempre cálida y con extraño toque misterioso.
–Bienvenida, y perdona la carencias de lucros, no va conmigo lo almidonado..– Sonrió, y le invito a pasar. –Espero no penséis mal de mí, incluso puedes cenar afuera, si no te sientes agradada, por respeto también mantendré distancia.– ¿Estaba mintiéndose así mismo? Por supuesto… pero ya era suficiente de estar asustando a las personas, no todas pensaban del modo que el, además ella no lo merecía, nadie en realidad. Aturdido por el hambre empezó, no quería perder el tiempo, y los interrogativos se los dejaría a la joven, el seria un simple servidor.
–No te preocupes por nada, lo sucedido ya está, acepta este presente que la vida te regala– pronuncio de manera dulce, calmada, emanando paz. El era una de esos seres que podía lograr esa particularidad, a pesar de lo contradictorio de su personalidad. Era como el agua, a veces turbia, a veces destructiva, otras en su más divina manifestación o así lo consideraba. La mujer seguía de brazos cruzados, por momento parecía estar muy incómoda, miraba al suelo y jugaba con sus pies. Empezaron a caminar y Leonardo empezaba a contagiarse del mismo mal, incluso ni siquiera era caballeroso o algo por el estilo, iba como caballo por su carril, sin mirar a ningún otro lado, pensando cual estupidez podría ocurrírsele a su alocada cabeza.
Por un momento pensó en volver a usar su naturaleza de mago, ciertamente el no toma sus cualidades como poderes especiales. Bien sabe que todos nacemos con tales capacidades y que en verdad todos somos magos y todos somos Dioses. Se negó, y empezó a recordar melodías, cantos enamoradizos y de evocaciones. No los cantaba, más con la boca cerrada hacia vibrar la melodía, así como si fuera vaca. No quería llevarla a su casa, no le aprecia una buena opción, pero ya el caminar y el hambre empezaban a molestar, incluso a él. La mujer parecía estar estresada, y el frio ya no era agradable. Las calles parisinas ya no les podían acoger y dudosamente los aceptarían en algún otro restaurant, por muy de mala muerte que fuese.
Suspiro, dejando al desnudo su inconforme. Tuvo la suerte que en poco tiempo logro toparse con una diligencia para que así los llevase al lugar indicado, su actual morada. Hizo que la dama subiese convenciéndola con una sonrisa optimista, para que así atravesaran un no muy largo camino, lleno de la viva esencia nocturna, de los sueños pecadores de los hombres y la maldad que en ellos abunda.
Sucedieron con el punto destino, una campestre casa, que parecía sola y a la vez habitada, llena de sencillos y simbólicos detalles que resaltaban el esoterismo, el ambiente común mente estaba impregnado de un olor amaderado mezclado con el particular olor cuando se queman especias aromáticas o insencios., el orden no yacía en armonía en dicho lugar, se notaba que hace poco estaba habitada, y que meramente era básica, pero siempre cálida y con extraño toque misterioso.
–Bienvenida, y perdona la carencias de lucros, no va conmigo lo almidonado..– Sonrió, y le invito a pasar. –Espero no penséis mal de mí, incluso puedes cenar afuera, si no te sientes agradada, por respeto también mantendré distancia.– ¿Estaba mintiéndose así mismo? Por supuesto… pero ya era suficiente de estar asustando a las personas, no todas pensaban del modo que el, además ella no lo merecía, nadie en realidad. Aturdido por el hambre empezó, no quería perder el tiempo, y los interrogativos se los dejaría a la joven, el seria un simple servidor.
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Sin embargo se quedó pensando en si entrar en esa casa tras escuchar lo que le dijo. Ella había vivido en una casa como tal, pero lo había disfrutado poco y en ese tiempo en el que no había tenido lujos, comprendió que los lujos eran solo cosas inservibles que solamente hacían mal a la persona y a uno mismo. Tuvo que soltar una risita tonta hacia el joven que la invitaba a su hogar -…Es acogedora…-sonríe pasando hacia dentro -… ¿ha…habla Español? –Pregunto con curiosidad pues no quería parecer estúpida mientras hablaba en francés todo el rato. Después le preguntaría donde estaba el baño, no podía seguir oliendo, las moscas seguirla como un zurullo andante o algo peor. La puerta se cerró a causa del gran oleaje de viento que se levantó de repente, ella se acercó a una silla de madera que adornaban a una mesa de comedor ancha y larga, de roble oscuro aunque algo gastado seguramente por el paso del tiempo.
Observaba los cuadros, los pocos que había por cada esquina de aquel lugar -…Le gusta tener recuerdos de mucha gente….-Sonrió cuando se paró a ver el retrato de un niño con dos personas mayores, seguramente sus padres y el de pequeño. Sonrió después mientras miraba a la caja de pasta que llevaba él en la mano -….¿Te gustaría que degustáramos a gusto esa bolsa…o esa caja de comida del restaurante’ Debe aún estar deliciosa….-Sonríe, se ve aun las piernas llenas de barro-…y… ¿Me puedo dar un baño? Sé que puede parecer bastante egoísta de mi parte, pero…tengo ciertas manías…como protegerme el pelo…-Dijo, pues no le gustaba tener el pelo húmedo y sucio por muchos días, así que cada día se echaba una crema, después se enjuagaba y lo dejaba secar a la intemperie, dejándolo seco y medio a peinar. Tal y como le gustaba antes de desaparecer del campamento.
Aun miraba a Leonardo al que no tardo en acercarse lentamente - …Oh bien…puedes limpiarme tu mismo…-Dijo con una voz sensual, dando por hecho que en su español latino del caribe le entendería y que posiblemente le mandaría a la mierda, pero la verdad, no supo del porque dijo aquellas palabras. Sus manos se acercaron cerca de aquel cinturón de piel oscura que sujetaba los pantalones de aquel hombre, tiro de ellos hacia ella y lentamente le rodeo la cintura, con una mano apretó una de sus nalgas para que la otra cogiera la caja que contenía la comida del restaurante. La Comida era primordial antes que el sexo para Nayru, aunque…la verdad, no quería volver a tener sexo de aquí a una temporada. Se fue sentando en la silla que se sentó antes y fue abriendo la caja en donde había dos platos seguramente con comida.
-¿Me...acompañas?
Observaba los cuadros, los pocos que había por cada esquina de aquel lugar -…Le gusta tener recuerdos de mucha gente….-Sonrió cuando se paró a ver el retrato de un niño con dos personas mayores, seguramente sus padres y el de pequeño. Sonrió después mientras miraba a la caja de pasta que llevaba él en la mano -….¿Te gustaría que degustáramos a gusto esa bolsa…o esa caja de comida del restaurante’ Debe aún estar deliciosa….-Sonríe, se ve aun las piernas llenas de barro-…y… ¿Me puedo dar un baño? Sé que puede parecer bastante egoísta de mi parte, pero…tengo ciertas manías…como protegerme el pelo…-Dijo, pues no le gustaba tener el pelo húmedo y sucio por muchos días, así que cada día se echaba una crema, después se enjuagaba y lo dejaba secar a la intemperie, dejándolo seco y medio a peinar. Tal y como le gustaba antes de desaparecer del campamento.
Aun miraba a Leonardo al que no tardo en acercarse lentamente - …Oh bien…puedes limpiarme tu mismo…-Dijo con una voz sensual, dando por hecho que en su español latino del caribe le entendería y que posiblemente le mandaría a la mierda, pero la verdad, no supo del porque dijo aquellas palabras. Sus manos se acercaron cerca de aquel cinturón de piel oscura que sujetaba los pantalones de aquel hombre, tiro de ellos hacia ella y lentamente le rodeo la cintura, con una mano apretó una de sus nalgas para que la otra cogiera la caja que contenía la comida del restaurante. La Comida era primordial antes que el sexo para Nayru, aunque…la verdad, no quería volver a tener sexo de aquí a una temporada. Se fue sentando en la silla que se sentó antes y fue abriendo la caja en donde había dos platos seguramente con comida.
-¿Me...acompañas?
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Entraron en el misterioso calor de su hogar, se encontraban sobre la mesa y el ya estaba a punto de degustar cuando le llamo la atención aquella típica pronunciación, sonrió levemente –Es mi lengua natal, si te sientes más cómoda podemos seguir- noto que se desenvolvía mejor, aunque después de todo podía entenderla, recordó que en algún momento de su vida su pronunciación era muy similar a la de ella –Nadie nace aprendido… Somos seres de evolución-, dijo para sí mismo. Se veía venir aquella petición, era necesario, Leonardo no lo demostraba pero en algún momento le repugnaba el olor expedido, tal cosa no lo había limitado; no todo el tiempo el lucia de “cuello blanco”.
Le tomo por sorpresa el coqueteo de la joven, inclusive fue atrevida, ni siquiera su persona se había atrevido a cruzar esos ridículos limites de respeto de manera tan rápida. Se ruborizo, y sus ojos se abrieron como luna llena, trago espeso, con voz tartamuda y mirándole de reojo pronuncio –Ss-si… tu lo deseas.-; levantándose de manera inmediata reacciono contradictorio, pero esta vez no lo demostraba, la tempestad solo sucedía en su cabeza. Ciertamente llevaba mucho tiempo solo, y en los momentos en que sus cojones exigían pagaba por la prostituta de su preferencia, en extraña ocasión hacia mal uso de sus habilidades para coger consuelo.
No la conocía, no podía decir aun que le gustaba, de ella radiaba la belleza a pesar de su apariencia; empezaron a surgir toda clase de ideas retorcidas mientras le guiaba amablemente a la habitación de baño –Suelo utilizar algunas hierbas al momento del baño, esencias aromáticas y demás, suelen relajar profundamente- charlaba, pero su ser estaba en otro plano. -“¿Y si tiene alguna enfermedad, si es alguna especie de espía o ladrona, si es una habilidosa enemiga de la cual no me he percatado, porque intentaría seducirme tan repentinamente, que haré?”-
Se sintió aturdido, y fue emperador de sus pensamientos. Las dudas eran parte de él, pero no debían atosigarlo, tendría aptitud amable simplemente. Ofreció la habitación de baño, ofreció su ropa holgada para que se cubriese por los momentos. Le brindo un devoto servir, al momento de retirarse algo en especial le llamo la atención…
Le tomo por sorpresa el coqueteo de la joven, inclusive fue atrevida, ni siquiera su persona se había atrevido a cruzar esos ridículos limites de respeto de manera tan rápida. Se ruborizo, y sus ojos se abrieron como luna llena, trago espeso, con voz tartamuda y mirándole de reojo pronuncio –Ss-si… tu lo deseas.-; levantándose de manera inmediata reacciono contradictorio, pero esta vez no lo demostraba, la tempestad solo sucedía en su cabeza. Ciertamente llevaba mucho tiempo solo, y en los momentos en que sus cojones exigían pagaba por la prostituta de su preferencia, en extraña ocasión hacia mal uso de sus habilidades para coger consuelo.
No la conocía, no podía decir aun que le gustaba, de ella radiaba la belleza a pesar de su apariencia; empezaron a surgir toda clase de ideas retorcidas mientras le guiaba amablemente a la habitación de baño –Suelo utilizar algunas hierbas al momento del baño, esencias aromáticas y demás, suelen relajar profundamente- charlaba, pero su ser estaba en otro plano. -“¿Y si tiene alguna enfermedad, si es alguna especie de espía o ladrona, si es una habilidosa enemiga de la cual no me he percatado, porque intentaría seducirme tan repentinamente, que haré?”-
Se sintió aturdido, y fue emperador de sus pensamientos. Las dudas eran parte de él, pero no debían atosigarlo, tendría aptitud amable simplemente. Ofreció la habitación de baño, ofreció su ropa holgada para que se cubriese por los momentos. Le brindo un devoto servir, al momento de retirarse algo en especial le llamo la atención…
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Nayru le resultaba familiar todo aquello. Estaba de nuevo en un baño -…¡Papel higiénico! –Grito como si se tratara de oro encontrado en cuevas subterráneas -…Ah…-rozo la textura de aquel rollo contra su mejilla-…que suave diablos…-suspiro lentamente para después oler a rosas el papel aunque no era el papel, sino el baño aromatizado que ya estaba listo.
¿Cuánto tiempo hacia que no se daba un baño en una tina? Hacía mucho la verdad. Jamás pensó que volvería a estar dentro de una bañera de cobre o de cerámica, en donde tomaría un baño como dios manda. Tiro la toalla cerca de donde ella estaba, se fue metiendo dentro de la tina y se capuzo, dejando atrás parte del barro-…agh…que asco…-Dijo en su acento caribeño español, sonriendo cuando cogió una esponja que fue retirando de su cuerpo toda aquella suciedad que traía consigo. Tras media hora después consiguió sacarse toda la porquería del pelo y del cuerpo. Hicieron que vaciaran la tina para volver a llenarla de nuevo ya que no toda salió de ella.
Con el segundo baño, finalmente Nayru estaba siendo ayudada por un par de doncellas que eran digamos parte de aquella casa. ¿Era una modesta mansión para tan poco personal? En su casa habían tenido más. Termino por salir del baño con una camisa ancha, unos pantalones y al parecer una bata que tenía sobre su cuerpo para tapar la transparencia de aquella camisa -…Ya estoy…seguramente la pasta se habrá enfriado Leonardo….-Se dio cuenta que había dicho palabras al viento ya que no vio a Leonardo por la sala a la que llego tras su largo baño.
-Sé que tarde demasiado…-bufo para sí misma, pero en la mesa había cubiertos con un plato cubierto con una tapa semicircular de plata -…Espero que sea la comida….estoy famélica….-Inmediatamente se sentó en la silla que había frente al plato, levanto la tapa semicircular y descubrió un plato de pasta hermosamente adornado y al lado había una copa de vino-….ah…que pena…que no me guste…-suspiro lentamente, separo la copa para después pedir un vaso de agua el cual le trajeron enseguida. Comenzó a comer en silencio, pero cuando llevaba el tercer o el cuarto bocado de aquella lasaña, aún seguía sola. Ya la tristeza y la curiosidad estaban matándola. Se levantó, pero una de las doncellas que parecía de avanzada edad le sonrió.
-….Señorita…eh…el señor Rosa Negra le ha dicho que se lo coma todo y que no se levante de la mesa hasta tomar el postre también..
-Pero…
-Todo señorita…si quiere más agua solo díganoslo…estaremos encantadas de ayudarla en lo que sea…-sonriendo aquella doncella de avanzada edad se fue alejando de Nayru pero no lo bastante lejos para perderla de vista.
¿Cuánto tiempo hacia que no se daba un baño en una tina? Hacía mucho la verdad. Jamás pensó que volvería a estar dentro de una bañera de cobre o de cerámica, en donde tomaría un baño como dios manda. Tiro la toalla cerca de donde ella estaba, se fue metiendo dentro de la tina y se capuzo, dejando atrás parte del barro-…agh…que asco…-Dijo en su acento caribeño español, sonriendo cuando cogió una esponja que fue retirando de su cuerpo toda aquella suciedad que traía consigo. Tras media hora después consiguió sacarse toda la porquería del pelo y del cuerpo. Hicieron que vaciaran la tina para volver a llenarla de nuevo ya que no toda salió de ella.
Con el segundo baño, finalmente Nayru estaba siendo ayudada por un par de doncellas que eran digamos parte de aquella casa. ¿Era una modesta mansión para tan poco personal? En su casa habían tenido más. Termino por salir del baño con una camisa ancha, unos pantalones y al parecer una bata que tenía sobre su cuerpo para tapar la transparencia de aquella camisa -…Ya estoy…seguramente la pasta se habrá enfriado Leonardo….-Se dio cuenta que había dicho palabras al viento ya que no vio a Leonardo por la sala a la que llego tras su largo baño.
-Sé que tarde demasiado…-bufo para sí misma, pero en la mesa había cubiertos con un plato cubierto con una tapa semicircular de plata -…Espero que sea la comida….estoy famélica….-Inmediatamente se sentó en la silla que había frente al plato, levanto la tapa semicircular y descubrió un plato de pasta hermosamente adornado y al lado había una copa de vino-….ah…que pena…que no me guste…-suspiro lentamente, separo la copa para después pedir un vaso de agua el cual le trajeron enseguida. Comenzó a comer en silencio, pero cuando llevaba el tercer o el cuarto bocado de aquella lasaña, aún seguía sola. Ya la tristeza y la curiosidad estaban matándola. Se levantó, pero una de las doncellas que parecía de avanzada edad le sonrió.
-….Señorita…eh…el señor Rosa Negra le ha dicho que se lo coma todo y que no se levante de la mesa hasta tomar el postre también..
-Pero…
-Todo señorita…si quiere más agua solo díganoslo…estaremos encantadas de ayudarla en lo que sea…-sonriendo aquella doncella de avanzada edad se fue alejando de Nayru pero no lo bastante lejos para perderla de vista.
Nayru/Kale Wellsh- Licántropo Clase Baja
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
A los instantes que la mujer fue a disfrutar de su baño Rosa Negra dio órdenes a sus amigas, pues no eran sus esclavos, un grupo reducido de bondadosas personas que le ayudaban con los haceres del hogar y a mantener el sitio ocupado en caso de que el no estuviese. Eran personas totalmente libres de hacer lo que se les placiera en aquel lugar y ciertamente conocían con cierta intimidad a Leonardo. Cuando Leo se hallaba pensativo sobre la mesa observo que Baltasar se acercaba, quien era el más antiguo residente exceptuando su misma persona, le saludo de sonrisas y cálido abrazo, e inmediatamente gracias al guiño del sexagenario camino hasta su dormitorio, al perecer había algo que conversar.
–Cuéntame, ¿Qué sucede?- pregunto curioso Leonardo.
–Quiero saber quién es esa jovencita que has traído repentinamente a la casa– sonrió de forma burlona – Y también quiero saber qué piensas hacer, ¡se que eres un picaron!– El reír natural demostraba que existía una saludable y cariñosa amistad fraternal entre ambos –No es nada viejo… Son las vueltas locas que da la vida mía. Así como cuando nos encontramos por primera vez, ¿recuerdas?— – ¡Pues claro que lo recuerdo!– retumbaba la voz ronca y alegre en la habitación mientras el hombre sacaba un par de habanos de su bolsillo, había que degustar el momento. –Pero esa joven es un caso totalmente distinto– rio escandalosamente –que no te engañen la suciedad anterior que a ella le acompañaba, puede que con el simple mirar te enamore… ¡Es hermosa por donde le veas!– Carcajeo Leo – ¿Enserio lo dices? ¡Qué va! No pienso liarme aun, si es que esta muy buena como dices tú, pues me la follo cuantas veces pueda ¡y ya!– –Yo te conozco como si el espíritu de tu madre estuviese en mi… Ten cuidado con lo que dices hijo–
Así prosiguió la conversación, entre los planes de corto plazo que tenia cada quien para con su vida, y fue hasta que de aquellos tabacos no quedo nada. Leonardo vistió más ligero y bajo a ver qué había pasado con su invitada, la joven Nayru. Se cruzo con dos de las señoras que parecían reír y chismorrear, se saludaron mientras el hombre seguía su camino, se hallaba cabizbajo sumergido en sus pensamientos. Observo la cómica silueta de la mujer vestida con sus prendas, lo cual sin duda alguna le causo gracia y a la vez un extraño entusiasmo. La toco por el hombre y ella volteo…
Sus ojos le quemaban el alma y el rostro de aquella era la perfecta armonía entre la ternura y la melancolía, ese momento era una mujer esbelta y no sabía aun cual era el cambio, quizá las palabras de Baltasar le habían influido en algo. Lo cierto es que quedo atontado por su simple mirar, su instinto fue acariciar aquellos cabellos y sentir la suave textura entre sus dedos, luego pregunto un poco torpe – ¿Está todo bien?–
–Cuéntame, ¿Qué sucede?- pregunto curioso Leonardo.
–Quiero saber quién es esa jovencita que has traído repentinamente a la casa– sonrió de forma burlona – Y también quiero saber qué piensas hacer, ¡se que eres un picaron!– El reír natural demostraba que existía una saludable y cariñosa amistad fraternal entre ambos –No es nada viejo… Son las vueltas locas que da la vida mía. Así como cuando nos encontramos por primera vez, ¿recuerdas?— – ¡Pues claro que lo recuerdo!– retumbaba la voz ronca y alegre en la habitación mientras el hombre sacaba un par de habanos de su bolsillo, había que degustar el momento. –Pero esa joven es un caso totalmente distinto– rio escandalosamente –que no te engañen la suciedad anterior que a ella le acompañaba, puede que con el simple mirar te enamore… ¡Es hermosa por donde le veas!– Carcajeo Leo – ¿Enserio lo dices? ¡Qué va! No pienso liarme aun, si es que esta muy buena como dices tú, pues me la follo cuantas veces pueda ¡y ya!– –Yo te conozco como si el espíritu de tu madre estuviese en mi… Ten cuidado con lo que dices hijo–
Así prosiguió la conversación, entre los planes de corto plazo que tenia cada quien para con su vida, y fue hasta que de aquellos tabacos no quedo nada. Leonardo vistió más ligero y bajo a ver qué había pasado con su invitada, la joven Nayru. Se cruzo con dos de las señoras que parecían reír y chismorrear, se saludaron mientras el hombre seguía su camino, se hallaba cabizbajo sumergido en sus pensamientos. Observo la cómica silueta de la mujer vestida con sus prendas, lo cual sin duda alguna le causo gracia y a la vez un extraño entusiasmo. La toco por el hombre y ella volteo…
Sus ojos le quemaban el alma y el rostro de aquella era la perfecta armonía entre la ternura y la melancolía, ese momento era una mujer esbelta y no sabía aun cual era el cambio, quizá las palabras de Baltasar le habían influido en algo. Lo cierto es que quedo atontado por su simple mirar, su instinto fue acariciar aquellos cabellos y sentir la suave textura entre sus dedos, luego pregunto un poco torpe – ¿Está todo bien?–
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Las pisadas de la escalera no le llamaron la atención pues pensó que era alguien del servicio, pero se sorprendió al ver a Leonardo, aquel que la había sacado del barro y gracias a él, tenía el estómago lleno -…oh..! –Rápidamente se levantó de aquella silla para hacer una reverencia hacia Leonardo-...Todo está perfectamente, gracias a ti...a usted, perdone...he podido quitarme el lodo de encima y tener el estómago lleno. Ha sido demasiado considerado conmigo, ya que soy una extraña para usted…-suspiro después de hablar, bajando el rostro hacia abajo.
-…Pero..-levanto su rostro, mirando los ojos ajenos-…Me gustaría devolverle el favor…-se cogió de un lado de la camisa que le tapaba todo el cuerpo-.y Ah! Gracias por las ropas que me cubren ahora-Otra reverencia hizo pero después se lanzó hacia él para envolverle en un abrazo con fuerza, se separó tras darse cuenta que quizás estaba sobrepasando la línea del protocolo rutinario entre conocidos-…Lo siento, a veces suelo ser demasiado efusiva y no me controlo en mis acciones…-Termino por reír un poco, cruzo los brazos sobre su pecho pero para su mala suerte, desconocía el efecto que llevaba eso.
No llevaba sostén y cuando hizo aquello no se dio cuenta de que estaba enseñando más de lo debido, su mirada mientras estaba ausente en la búsqueda de algún punto en concreto para no tener una conversación muerta, sonrió al encontrar uno, un retrato de unos padres con un chiquillo en el medio -…¿Son…tus padres? -¿Protocolo? ¿Qué era eso? Desde que incendiaron los inquisidores su hogar, Nayru había perdido del todo lo que eran las formas de saber comportarse en casa ajena y menos en casa de un casi desconocido pues, ya no lo era. Sino, podría decirse que era un amigo por el momento, uno muy amable y en quien, quizás ¿Podía confiar?
No lo sabía. Primero tenía que dejar de pensar en un bello final de cuento de hadas y estar fija en la realidad en donde…su hermana Záfana se moría de algo demasiado fuerte. Nombro algo que se llama cáncer pero que es un mal que no tiene cura en estos tiempos y ella se quedaría sola nuevamente. Recordó entonces cuando fue secuestrada por aquel brujo que..se la llevo como su esclava y le quito la virginidad a la fuerza. Sus ojos temblaron del recuerdo, tapándose los ojos con ambas manos, comenzando a gimotear pero levanto el rostro, estaba segura de que podía contener todo el peso que llevaba sobre la espalda.
-Lo lamento…no pude contenerme…y también puedo llegar a ser una llorica-Dijo sin mirarle, dándole la espalda ya que estaba frente al retrato de él con su familia y ella apenas tenía familia. Aunque, más bien, no tenía a nadie realmente.
-…Pero..-levanto su rostro, mirando los ojos ajenos-…Me gustaría devolverle el favor…-se cogió de un lado de la camisa que le tapaba todo el cuerpo-.y Ah! Gracias por las ropas que me cubren ahora-Otra reverencia hizo pero después se lanzó hacia él para envolverle en un abrazo con fuerza, se separó tras darse cuenta que quizás estaba sobrepasando la línea del protocolo rutinario entre conocidos-…Lo siento, a veces suelo ser demasiado efusiva y no me controlo en mis acciones…-Termino por reír un poco, cruzo los brazos sobre su pecho pero para su mala suerte, desconocía el efecto que llevaba eso.
No llevaba sostén y cuando hizo aquello no se dio cuenta de que estaba enseñando más de lo debido, su mirada mientras estaba ausente en la búsqueda de algún punto en concreto para no tener una conversación muerta, sonrió al encontrar uno, un retrato de unos padres con un chiquillo en el medio -…¿Son…tus padres? -¿Protocolo? ¿Qué era eso? Desde que incendiaron los inquisidores su hogar, Nayru había perdido del todo lo que eran las formas de saber comportarse en casa ajena y menos en casa de un casi desconocido pues, ya no lo era. Sino, podría decirse que era un amigo por el momento, uno muy amable y en quien, quizás ¿Podía confiar?
No lo sabía. Primero tenía que dejar de pensar en un bello final de cuento de hadas y estar fija en la realidad en donde…su hermana Záfana se moría de algo demasiado fuerte. Nombro algo que se llama cáncer pero que es un mal que no tiene cura en estos tiempos y ella se quedaría sola nuevamente. Recordó entonces cuando fue secuestrada por aquel brujo que..se la llevo como su esclava y le quito la virginidad a la fuerza. Sus ojos temblaron del recuerdo, tapándose los ojos con ambas manos, comenzando a gimotear pero levanto el rostro, estaba segura de que podía contener todo el peso que llevaba sobre la espalda.
-Lo lamento…no pude contenerme…y también puedo llegar a ser una llorica-Dijo sin mirarle, dándole la espalda ya que estaba frente al retrato de él con su familia y ella apenas tenía familia. Aunque, más bien, no tenía a nadie realmente.
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
Intentaba no dejar vagar, o más bien desviar la mirada, intentaba que su sadismo no abriera la boca y no le cause el insaciable apetito de devorarla en las esferas de la más sutil y ardiente lujuria, ¿devolverle el favor? esta joven en definitivas cuentas no cooperaba, pero como ya era previsto debía mantener cierta postura, al margen de lo estipulado y lo que es debido, o lo que no es mas que ser hipócrita con las demás personas y aun peor con uno mismo, por el simple hecho que estaba mal visto ser natural, expresarse libremente. Era oscuro pecado a los ojos de muchos.
Contesto con ternura sus abrazos pues en realidad era devoto para con su bienestar, el era un ser que se llenaba de un sublime amor la vida misma se lo regalaba y esto era necesario compartirlo con los demás, Nayru era oportuna de ello y mas aun cuando vio que en sus ojos brillaba aquella luz, aquella niña oculta escondida en los rincones oscuros de las farolas aceituna las cuales tristemente sollozaban en busca de una moneda. –Si, en las noches suelen preocuparme un poco… pero se que les hago felices-
Ciertamente Nayru exhibía algún tipo de tormento y no pareciese que pudiese liar con el sola o incluso con alguna común compañía –tranquila Nayru que no se te vuelva ocurrir avergonzarte de tus lagrimas, muestran la sensibilidad de tu ser, muestran tu raíz, tu origen- le ofreció asiento para sentirse mas cómodo y así charlar un rato, a menos que ella sintiese la necesidad de irse, y se le incomodase pues ya le diría que se expresase, que fuera real. Le hizo seña y se sentó el posteriormente –cuéntame… ¿te sentiste agradada?, la verdad que para mi ha sido placer-le sonreía con bondad para que tensión cesase.
Ahora que empezaba una buena conversación iniciaba también un profundo estudio de esta mujer, analizaría cada parte de su ser utilizaría su magia para establecer aun mas aquella conexión, para descubrir quizás de una forma irrespetuosa las profundidades de su persona, olfatear su esencia y sacar de ella el delicioso perfume.
Contesto con ternura sus abrazos pues en realidad era devoto para con su bienestar, el era un ser que se llenaba de un sublime amor la vida misma se lo regalaba y esto era necesario compartirlo con los demás, Nayru era oportuna de ello y mas aun cuando vio que en sus ojos brillaba aquella luz, aquella niña oculta escondida en los rincones oscuros de las farolas aceituna las cuales tristemente sollozaban en busca de una moneda. –Si, en las noches suelen preocuparme un poco… pero se que les hago felices-
Ciertamente Nayru exhibía algún tipo de tormento y no pareciese que pudiese liar con el sola o incluso con alguna común compañía –tranquila Nayru que no se te vuelva ocurrir avergonzarte de tus lagrimas, muestran la sensibilidad de tu ser, muestran tu raíz, tu origen- le ofreció asiento para sentirse mas cómodo y así charlar un rato, a menos que ella sintiese la necesidad de irse, y se le incomodase pues ya le diría que se expresase, que fuera real. Le hizo seña y se sentó el posteriormente –cuéntame… ¿te sentiste agradada?, la verdad que para mi ha sido placer-le sonreía con bondad para que tensión cesase.
Ahora que empezaba una buena conversación iniciaba también un profundo estudio de esta mujer, analizaría cada parte de su ser utilizaría su magia para establecer aun mas aquella conexión, para descubrir quizás de una forma irrespetuosa las profundidades de su persona, olfatear su esencia y sacar de ella el delicioso perfume.
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Re: Cambio económico por espiritual [ Privado ]
-Sí, muchas gracias por darme cobijo cuando nadie más lo ha hecho por mi….-murmuro con fluidez en el idioma que todos dominaban en la sala. Ella se quedó mirando la belleza tosca de su anfitrión, era salvaje y oscuro - ¿Hay gente que le teme? –Pregunto por su apariencia, acercándose a la otra silla donde él estaba sentado, sentándose sobre su regazo y acurrucándose sobre las prendas que portaba su anfitrión – Yo…usted…ha sido tan bueno conmigo que no se la manera en la que puedo agradecerle…-Su mirada fue a parar a los ojos oscuros de Leonardo.
– Leo…Diminutivo del nombre león pero también se llama como el pintor que retrato a la mona lisa –Rio con timidez, le beso en el mentón cubierto de vello facial, de una barba espesa que minutos después acariciaba con suavidad, sin dar apenas ningún tirón – Dime Leonardo, ¿trabajas en algo? Debes tener bastantes recursos para poder mantener esto…digo...lo siento…-Ella había sido de clase alta una vez, desde entonces nadie había sido capaz de verla como tal hasta que ocurrió aquella explosión que no supo quién la causo realmente, porque al parecer si, hubo una lucha en su mansión en llamas pero no parecían que los inquisidores parecieran a favor de la lucha.
Nayru fue nuevamente hasta aquel retrato que vio de los padres de Leonardo con él de pequeño. Ella vio también en un rincón de su mansión fotos de un niño que estaba con sus padres, un niño que jamás había pensado que existiera pero como nunca volvió, jamás le dio demasiada importancia. Su hermana se la había encontrado siendo cortejada por otro hombre que decía que la sacaría de la enfermedad por la que estaba sufriendo. Su rostro fue abajo por pura falta de ánimo, pero algo en su interior le decía que tenía que confiar en Leonardo -¿Podré confiar en ti? –Dijo a la vez que giraba su cabeza a la vez de su cuerpo, juntando los brazos sobre su pecho y acercándolos a la barbilla como si tuviera miedo de lo que hubiera dicho. Sentía la humedad de su largo cabello –Porque siento en mi interior que si puedo confiar en ti…-Susurro las ultimas silabas de su boca, dándole a entender que posiblemente era su última salida de seguir hacia delante.
El silencio parecía reinar la sala a la espera de la respuesta del contrario.
Nayru era paciente y mientras se había acercado hasta quedar cerca de Leonardo. Mirándole con firmeza, acariciando su larga cabellera y ondulada, suave al tacto y después otra mano se acercaba al rostro ajeno para poder apoyar una mano sobre la mejilla ajena. Sentía que quería rozar esos labios también y probar de él alguna extraña sensación que se pierde tras el primer beso. A ella no le dieron un primer beso, se lo arrebato aquel brujo que la secuestró y le quito la virginidad a la fuerza. Sus lágrimas aparecieron ante esa imagen pero después se dio cuenta de que estaba aún acariciando el rostro de Leonardo. Qué situación más bochornosa, llorar delante de Leonardo ¿Qué pensaría ahora mismo?
Pensaría que de verdad era una llorica.
– Leo…Diminutivo del nombre león pero también se llama como el pintor que retrato a la mona lisa –Rio con timidez, le beso en el mentón cubierto de vello facial, de una barba espesa que minutos después acariciaba con suavidad, sin dar apenas ningún tirón – Dime Leonardo, ¿trabajas en algo? Debes tener bastantes recursos para poder mantener esto…digo...lo siento…-Ella había sido de clase alta una vez, desde entonces nadie había sido capaz de verla como tal hasta que ocurrió aquella explosión que no supo quién la causo realmente, porque al parecer si, hubo una lucha en su mansión en llamas pero no parecían que los inquisidores parecieran a favor de la lucha.
Nayru fue nuevamente hasta aquel retrato que vio de los padres de Leonardo con él de pequeño. Ella vio también en un rincón de su mansión fotos de un niño que estaba con sus padres, un niño que jamás había pensado que existiera pero como nunca volvió, jamás le dio demasiada importancia. Su hermana se la había encontrado siendo cortejada por otro hombre que decía que la sacaría de la enfermedad por la que estaba sufriendo. Su rostro fue abajo por pura falta de ánimo, pero algo en su interior le decía que tenía que confiar en Leonardo -¿Podré confiar en ti? –Dijo a la vez que giraba su cabeza a la vez de su cuerpo, juntando los brazos sobre su pecho y acercándolos a la barbilla como si tuviera miedo de lo que hubiera dicho. Sentía la humedad de su largo cabello –Porque siento en mi interior que si puedo confiar en ti…-Susurro las ultimas silabas de su boca, dándole a entender que posiblemente era su última salida de seguir hacia delante.
El silencio parecía reinar la sala a la espera de la respuesta del contrario.
Nayru era paciente y mientras se había acercado hasta quedar cerca de Leonardo. Mirándole con firmeza, acariciando su larga cabellera y ondulada, suave al tacto y después otra mano se acercaba al rostro ajeno para poder apoyar una mano sobre la mejilla ajena. Sentía que quería rozar esos labios también y probar de él alguna extraña sensación que se pierde tras el primer beso. A ella no le dieron un primer beso, se lo arrebato aquel brujo que la secuestró y le quito la virginidad a la fuerza. Sus lágrimas aparecieron ante esa imagen pero después se dio cuenta de que estaba aún acariciando el rostro de Leonardo. Qué situación más bochornosa, llorar delante de Leonardo ¿Qué pensaría ahora mismo?
Pensaría que de verdad era una llorica.
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