Northern Mind [Lila Misler]

por **Svein Yngling** Dom Jun 23, 2013 1:43 am

Apenas y el sol hubiese dejado de iluminar la ciudad, abandonó sus dependencias para salir a alimentarse al sur de París, como siempre, para luego dirigirse hacia el norte con la intención de buscar una instancia en la que pueda estar cerca de las personas, sin tener que intervenir entre ellas, todo con la intención de estudiarlas, hacer nuevamente el intento que hacía día a día de entenderlas. Jamás se daría por vencido en ese sentido.

Pasó por el centro de la ciudad en una caminata lenta y relajada, sin prestar atención a su camino sino en las personas que estaban a su alrededor. De este modo fue que llegó al sector norte de París y se distrajo de su pasatiempo, posando sus ojos en la catedral de Notre Dame. Entonces hizo memoria. ¿Cuántos siglos llevaba en París y por qué jamás se dignó en entrar a admirar la infraestructura de dicho edificio? Quizás jamás le llamó la atención acudir, puesto que no era Católico, pero nunca está demás echar una mirada.

Caminó lentamente dentro del lugar, buscando no interrumpir el silencio y tomó se sentó en una banca de la última fila de asientos, sin darse cuenta de haberse sentado junto a una mujer; y es que estaba absorto con tanto adorno. Observó los ventanales, sus vidrios, las estatuas, figurillas, velas y todo aquello que pudiese llamar la atención en una primera visita. Bajó la mirada luego de varios minutos, solo para darse cuenta de que se estaba llevando a cabo la última misa del día y que un par de cleros comenzaban a pasar por los asientos cobrando el diezmo.

- ¿Qué están haciendo? -No pudo evitar susurrar a la mujer a su costado, puesto que sus conocimientos de la Iglesia Católica eran tan nulos que no se imaginaba para qué los cleros recaudaban dinero. Fue en ese momento en que volteó la mirada hacia la mujer, viéndola por primera vez, admirándola entonces por unos segundos.- Qué bella. -Comentó como si nada y con su típico tono monótono, sin haber moderado esta vez el volumen de su voz y habiendo hablado un poco fuerte.

por **Lila Misler** Dom Jun 23, 2013 9:34 am

"Tienes que casarte, Lila" esas habían sido las palabras de su padre en el lecho de muerte ¿Cómo era posible? Ni siquiera un te quiero, una palabra de aliento, no había otra cosa que la preocupación de que ella fuera devorada por un mundo manejado por los hombres y que el viñedo que con tanto trabajo había construido se fuera por la borda, pero eso ahora no importaba, simplemente asintió sin poder decir nada más.

El funeral simplemente fue representativo, ella no quería ver a nadie y que todo terminara lo más pronto posible, cuando todo hubo terminado se encerró en su cuarto por tres días, no sabía que pasaba y realmente se sentía sola en el mundo, era la primer vez que había comprendido porque su padre quería que hiciera amigos, que saliera, porque en ese momento hubiera tenido alguien que la abrazara o secara sus lágrimas, pero no estaba quien lo hacía se había muerto.

Salió de aquél lugar después de una ducha y ponerse algún vestido que encontrara en el armario, su nana ya estaba bastante preocupada, con un beso en la frente hizo lo que pudo para tranquilizarla -Saldré, ya estoy bien, sólo quiero salir, volveré a ser la misma Lila escurridiza de siempre- le sonrió más a fuerza que de gana pero esa señora no merecía tener una angustia en su interior así que todo fuera por ella.

Sus pasos la llevaron hasta Notre Dame, no había querido usar el carruaje, quería que el aire la despertara, que le dijera que ella seguía viva, llegó justo a tiempo cuando la misa comenzaba, había estado llorando un poco durante el suceso y al final simplemente respiró profundo intentando que las lágrimas ya no surcaran sus pálidas mejillas mientras que escuchaba lo último de las oraciones.

Sacó de su bolso la limosna respectiva mientras esperaba que llegaran al sitio, sin embargo algo la sacó de sus pensamientos y giró la cabeza para observar al hombre, sonrió débilmente ante las palabras y no supo que decir al respecto así que optó por regresar a la pregunta no sin antes hacer un gesto con los labios para que bajara el tono de su voz y así comenzó a susurrar -Recogen el diezmo, es algo voluntario, como ve algunos lo dan y otros no... Es para ayudar a la Iglesia- ella se había alejado mucho de la "Casa de Dios" pero como todos, siempre volvía cuando peor se encontraba -Cada quien da en las posibilidades que tiene- murmuró de nueva cuenta mientras la señora se acercaba con la canastilla hasta ellos y ella depositaba el billete en esta y le sonreía, aunque no había tomado en cuenta de que le explicaba a un hombre y no a un niño lo que era el diezmo.

por **Svein Yngling** Dom Jun 23, 2013 12:14 pm

Aquel gesto de labios fue un completo misterio para él. Se quedó mirándola fijamente, demasiado fijo para una persona normal, mas él no veía nada malo en ello. ¿Conducta social? Su peor debilidad.- Diezmo. -Repitió en un susurro al tiempo que desviaba su vista lentamente hacia la mujer que se acercaba, siguiendo la escena de entregar el diezmo con los ojos.- Eso es ridículo. El Papa tiene arcas llenas de oro en el Vaticano. No le hace falta nada. ¿Por qué habría que darle más dinero a la Iglesia? -Dijo entonces, sin haber tenido el cuidado de que la señora o quienes le rodeaban no escucharan.

Como a él le parecía innecesario entregar dinero, no lo hizo. La mujer se retiró con un gesto de molestia, no sin anter haber bufado de desaprobación. ¿Pero qué era eso para él? Enigmas sin entender. Volteó su vista hacia su lado nuevamente, ladeando levemente el rostro al tiempo en que la observaba, entonces un chispazo atacó su mente: No te olvides lo que te enseñaron, Svein. ¡Modales!.- Mi nombre es Svein. ¿Cómo te llamas? -Recién para preguntar aquello tuvo nuevamente la ocurrencia de bajar el volumen de su voz, no porque varias miradas estaban ahora en él -aún no se daba ni cuenta de ello-, sino porque el silencio general se lo fomentaba.

por **Lila Misler** Dom Jun 23, 2013 7:04 pm

Creer en ello no era el fuerte de Lila, de hecho seguir en el camino del "bien" nunca había sido lo mejor para ella, tampoco creía demasiado en que fuera voluntario, muchos lo daban sólo para limpiar su alma ¿Pensaban que el Dios que tanto veneraban era tan corrupto como para dejarse comprar por un par de francos? Quizá sí, ella lo daba por costumbre y porque su padre realmente era fiel a todas esas creencias y en su honor lo hacía.

Se sintió de pronto bastante intimidada por la mirada fija del hombre que ahora le hacía compañía, no estaba nerviosa, pero sí se sentía que su esfera personal estaba siendo invadida, sin embargo mantuvo la calma y una sonrisa se cruzó por los labios de la mujer cuando escuchó las palabras mientras las miradas reprobatorias de muchos caían sobre él -Sí, lo es, caballero, como muchas otras cosas, pero verá... Lo que se dice es una cosa, el diezmo es algo representativo, y muchos han deformado el uso de este para hacerse millonarios a costa de los demás- le daba la razón al hombre porque la tenía e incluso podría decirse que compartía las ideas, pero nunca se había atrevido a revelarlas.

Los murmullos no se hicieron esperar al respecto y Lila observó a todos mientras que hacía una mueca de reprobación, cada quien tenía derecho de pensar como quisiera y ellos eran unos hipócritas -Lila, monsieur, para servirle- contestó haciendo un ademán con la cabeza mientras se presentaba -Podemos ir en paz, la misa ha terminado- fueron las palabras del padre y ella se quedó la expectativa mientras el hombre delante de ella parecía seguir con una lucha de ideas internas -¿Podemos salir?- señaló la puerta con una de sus manos -Antes de que todos nos tapen las puertas mientras intentan huir- prosiguió animándole a que caminara hacia la salida, tal vez él ni siquiera estaba ahí por gusto y el destino le había jugado una mala pasada -Dios lo castigará- se escuchó decir a una mujer de edad mientras fulminaba con la mirada al acompañante de Lila -Más te castigará a ti...- se ahorró más comentarios y sin mucho preámbulo pasó la mano por debajo del hombre -Será mejor que nos vayamos- comentó con algo de urgencia mientras daba un par de pasos, no quería que hubiera un altercado en un recinto sagrado, mejor dicho no quería que hubiera problemas en ningún lado.

por **Svein Yngling** Lun Jun 24, 2013 3:14 am

Alzó levemente una ceja y le miró con cierto gesto de interrogación.- Si así lo cree también, ¿Por qué continúa entregando dinero? Ambos sabemos que el dinero no lo necesitan. ¿Sabe cuántas tropas podría levantar el Papa en un solo día? Más de 12.000, téngalo por seguro, y no necesariamente para guerras santas. –Comentó en un nuevo susurro, cayendo entonces en la cuenta de que había personas mirándolo y murmurando con desaprobación su comentario anterior. Las ignoró por completo y se concentró más que nada en la chica a la que hablaba.

- Lila, un gusto. –Dijo luego, siendo realmente un gusto para él hasta ese momento. Al escucharle nuevamente, se puso de pie casi de forma automática y dio un par de pasos hasta que entonces cayó en la cuenta de un detalle que, debido a su trastorno, no le parecía encajar, por lo que se detuvo y volteó a verla.- ¿Huir? –Cuestionó con cierta reticencia al respecto. No sabía a qué se refería, simplemente porque era una metáfora que se encontraba más allá de los límites de su entendimiento.

Sin embargo, ante el tacto y las palabras de la chica, hizo caso de ellas y caminó a su lado hacia la salida de la catedral, no sin antes haber echado un último vistazo hacia el techo, las columnas, estatuas y demases. Sinceramente, le habían fascinado, a pesar de que encontraba aquello totalmente innecesariamente sofisticado y extravagante. ¿Cuál era el propósito de adornar tanto una iglesia? ¿Para demostrar poder y luego pedir dinero durante las misas? Era ridículo a sus ojos y difícilmente podía importarle menos.

Salieron de la catedral junto a un grupo de gente y, debido a la hora, recibieron un golpe de viento frío. En un principio, él no hubiese reaccionado ante aquel detalle insignificante –porque claro, los inviernos y otoños en Noruega eran mucho peores y a él ya no le importaba el frío-, mas al notar que a su alrededor gran mayoría de los caballeros abrigaban y abrazaban a las damas que les acompañaban, asumió que era justo –y política y socialmente correcto- que atendiera de misma forma a quien le acompañaba, conclusión a la que llegó por mera deducción.

- ¿Tienes frío? Déjame abrigarte. –Comentó al tiempo en que se quitaba su capa marrón de cuero –su favorita y siempre regalona- de los hombros y se acercaba a la chica para prendársela de los hombros y acomodársela, brindándole abrigo.

por **Lila Misler** Lun Jun 24, 2013 1:51 pm

Se le quedó viendo un rato al hombre ¿Tenía algo extraño? Quizá era la sinceridad con la que se conducía la misma que le había generado tanta… ¿Ternura? Sí, eso era lo que había pasado, no era otra cosa, tal vez ella quisiera ser tan sincera, pero no podía, ¿Cuánto hubiera dado por decirle a su padre que no se casaría? Todo lo que ahora hubiera heredado, pero sólo había logrado mantener en silencio lo que siempre quiso decir, guardándolo como si fuera un secreto del cual nadie tuviera que tener conocimiento, con tanto recelo que se pensaría que estaba cometiendo alguna injuria, cuando en verdad no era así.

-Entrego dinero porque no es mío, es de mi padre y él si creía en todo esto, es como para honrar su memoria- contestó con tranquilidad, aunque en algún momento pensó que también podía haber estado comprando el lugar en el cielo que su padre ahora necesitaba y podía ser que así fuera, pero ya no había nada por hacer –Aunque supongo que después de esta ocasión no volverá a ocurrir…- Lila no frecuentaba las misas, en ese momento sólo había sido el medio que le había ofrecido un escape, pero sólo eso, ya encontraría en que entretenerse.

Sonrío y negó con la cabeza aunque de verdad eso hacían –Pues puede tomarlo como una huida, aunque si gusta podemos quedarnos- mencionó ante la idea de que él ya se había dado cuenta, aunque algo le decía a ella que seguía absorto en algo, aunque no sabía con seguridad en qué.

Salieron de la Catedral mientras observaba al hombre y sonrió para sí misma –Si gusta en cuanto se quede solo el recinto podemos entrar de nuevo para que lo admire con mayor detenimiento- ofreció al salir del lugar sintiendo como sus mejillas se erizaban ligeramente ante el cambio de clima y sus brazos se juntaban a su cuerpo en afán de conservar el calor.

-Oh… Le agradezco- fue todo lo que alcanzó a mencionar mientras que sentía como el hombre la arropaba y sonrió de nueva cuenta -¿Usted es turista?- preguntó mientras terminaba de acomodar la capa, que era un poco pesada, pero bastante abrigadora para un momento como aquél –Lamento haberlo sacado así de la Iglesia, aunque muchos de ahí se creen seguidores de Dios y hacen el bien sin importar a quien, la verdad es que sólo es de momento, después de comprar su perdón con el dinero vuelven a ser los mismos de siempre y las críticas están en cualquier lugar… No quería que hubiera un momento incómodo para usted, generalmente y en mi particular los detesto, por eso los evito a cualquier costo- se disculpó sin que él le hubiera dicho nada, mientras elevaba ligeramente la mirada notando la fachada del lugar, tenía un toque tétrico, pero que atraía, era extraño, pero demasiado cierto, al menos para ella.

por **Svein Yngling** Lun Jun 24, 2013 5:31 pm

Las miradas de la muchacha hacia su persona le parecían de lo más normales, por más que se le quedara mirando casi de la misma forma en que él solía hacer, no le parecía que estuviese socialmente mal. ¿Pero qué sabía él de ello? Nada. Se dedicó a escucharla; le gustaba oír hablar a las personas, en especial si le hablaban a él. No había nada más maravilloso que eso.- De todas formas, entiendo tus motivos. Son respetables. –Se expresó con tono cortés respecto del tema –del cual ya había perdido interés-, puesto que tampoco él se consideraba la persona correcta como para estar cuestionando.

- Pues, sí, me encantaría volver a entrar. Vi unas pinturas y mosaicos que me llamaron la atención. –Comentó luego de acomodar bien la capa en la espalda de la chica, invitándola a caminar hacia un costado de la catedral donde habían unos asientos, a modo de no estar de pie junto a la puerta.- ¿Turista? –No puedo evitar reír levemente ante aquello.- No, cherie, no soy turista, pero tampoco soy Francés. –Contestó en un principio, hizo una pausa y continuó explicando.- Verás, yo soy noruego, pero he vivido aquí en París por unos años. Aunque, debo decir, jamás me digné a venir a Notre Dame o a ninguna otra iglesia. –Se encogió de hombros luego de finalizar.

Las disculpas que siguieron por parte de la muchacha le sorprendieron, eran algo que no esperaba y que tampoco consideraba necesario.- No te preocupes, Lila, no necesitas disculparte. –Le comentó entonces un poco enternecido por sus palabras, solo que sin haberlo podido expresar.

por **Lila Misler** Lun Jun 24, 2013 10:45 pm

Había sido buena idea ofrecerle regresar, después de todo ella le estaba protegiendo de las malas miradas y los susurros que denotaban la falta de educación, sin embargo no sabía si él quería responder, con tanta sinceridad que le brotaba por los poros, seguro que quedarse callado no era la mejor de las opciones para Svein, aunque Lila actuó antes que pensar, generalmente le pasaba eso, esbozó una sonrisa apenas legible en sus labios, haciendo que las comisuras se levantaran sólo lo necesario para que esta apareciera -Entonces regresaremos, la verdad es que es una edificación bastante admirable, lástima de todos los que se dedican a mancillarla- un suspiro salió de sus labios mientras que acompañaba al hombre hacia los bancos que existían ahí y tomó asiento esperando que él también lo hiciera después de un momento.

-Ah vaya, bueno, la realidad es que no se puede conocer todo, así que comprendo, hay sitios que no llaman el interés de la gente, aunque cuando los conocemos quedamos completamente maravillados- sonrió de nueva cuenta, parecía que en ese momento era una acción fácil de realizar a pesar de todo, aunque creía que el dolor que le había tocado vivir se había quedado encerrado en las cuatro paredes de su cuarto y el tiempo ahí le había hecho salir de nuevo con mayor fortaleza -Noruego, que interesante, bueno yo tampoco soy de aquí, aunque tendré por mucho un año, mi padre compró unos viñedos y hemos venido aquí- encogió los hombros, la verdad es que salir de su tierra nunca le había agradado del todo pero ¿Qué se le iba a hacer? Su padre era incapaz de dejarla sola, bien le había dicho que sólo con la muerte lo haría y desgraciadamente ya se lo había cumplido.

Frotó sus manos para después esconderlas bajo la capa, esperaba que el hombre no estuviera pasando demasiados fríos por su culpa o en verdad que se sentiría culpable, pero devolverle la capa sería hacer que ella se convirtiera en una paleta de hielo -¿Necesita su capa? Creo que el viento empieza a azotar con un poco más de fuerza, después de todo ha sido culpa mía no haber previsto el mal clima- ofreció de cualquier modo mientras escuchaba sus palabras -Bueno de todas maneras, es que la gente... Es algo complicada, no sé porque pueden ser tan hipócritas- suspiró pesadamente mientras que miraba de nuevo delante de ellos, la gente comenzaba a esparcirse y ya no se notaba tanta como en un principio -¿A qué se dedica? Si no es mucha indiscreción, claro- viró ligeramente para verle de nueva cuenta, no es que quisiera intimidarlo, simplemente le gustaba observar a las personas mientras le hablaban, quería que se dieran cuenta de que les estaba prestando atención.

por **Svein Yngling** Miér Jun 26, 2013 1:15 am

Sonrió suavemente al escucharle confirmar que volverían al interior de la catedral; había muchos detalles en las decoraciones que le gustaría admirar por unos minutos, especialmente si tenía compañía, pues así compartiría el momento con alguien, ¿No? No tardó en tomar asiento a la derecha de ella y acomodarse de forma relajada, pasando su brazo izquierdo tras ella y apoyándolo en la parte alta del respaldo, sin perder de vista a la chica.- Tienes razón. Este lugar jamás se cruzó a mi vista antes, hasta hoy. ¿Son todas las iglesias y catedrales adornadas de este modo también? –Preguntó curioso, desviando un poco la vista hacia la fachada del edificio al tiempo que hablaba y volvió a ver los ojos de la muchacha.

Sin embargo, las palabras que escuchó hicieron que su curiosidad tomara otro rumbo.- ¿De dónde eres, Lila? –Preguntó de forma un tanto directa y poco cortés, sin darse cuenta de ello y sin haber notado tampoco que la estaba tuteando, como si los minutos que apenas habían ya pasado significaran confianza de años; pero él no lograba evitar jamás ese tipo de errores sociales, por más que se estudiara los cánones y protocolos, jamás los entendía o asociaba y por tanto los olvidaba con facilidad.

La miró entonces con una ceja en alto; sabía que ella tenía frío, la veía frotarse las manos y esconderlas bajo la capa, por lo que sonrió enternecido al escuchar sus palabras respecto de la capa.- Puedes quedártela mientras la necesites. No te preocupes por mí, aún sigo acostumbrado a los inviernos en Noruega, donde los montículos de nieve que te llegan a la cintura son cosa de todos los días. –Le explicó, llevando su mano derecha a recoger un pequeño mechón de cabello de la chica que caía por el costado de su rostro y no le permitía ver bien sus ojos.- No la necesito, tan solo la visto porque me gusta. Es mi favorita. –Continuó luego de aquel gesto.

Suspiró también en cuanto pensó de nuevo en la gente que le había llamado la atención dentro de la catedral.- ¿Sabes? Jamás he podido comprender a la gente. No me rindo y siempre busco la forma de hacerlo, pero se me hace imposible. Son todos unos enigmas, cada uno a su forma. Pero me gusta que todos sean así, hace las cosas más interesantes, ¿No crees? –Comentó divertido, observando ahora hacia las personas que continuaban saliendo del edificio pero en menor cantidad y velocidad, pues ahora la mayoría de ellas eran de la tercera edad, mas no tardó en volver sus ojos hacia la chica.- Pues, no hago mucho. Me dedico a vivir y malgastar mi tiempo. En realidad no hago nada, mis ingresos vienen todos desde Noruega. –Explicó con calma.- ¿Qué hay de ti?

por **Lila Misler** Dom Jul 07, 2013 11:01 pm

Pegó los brazos a su cuerpo cuando notó que él estaba demasiado cerca de ella, esperaba que nadie de la Catedral la conociera o entonces empezarían las habladurías y lo que dijeran de ella ya no le importaba demasiado, sabía que le decían que era la solterona del pueblo, pero ¿Qué más daba? Después de todo era verdad y nada podía cambiar, además de que no quería hacerlo -Todas, bueno unas más bonitas que otras, pero casi todas tienen ángeles, santos, escenas de la Biblia y ese olor tan particular- explicó sin percatarse de que eso era una pregunta un tanto fuera de lo común, pues ¿Quién no había entrado en una Iglesia antes? Eso, aunado al no saber que era el diezmo, pero su cabeza todavía se negaba a hacer click, aunque algo en ella la estaba obligando.

-Soy alemana, mi padre era de ahí y mi madre era francesa...- se quedó la explicación hasta ahí, pues su padre había querido a morir a la tierra de su madre para quedar juntos hasta en la muerte, cosa que los demás no tenían porque saber ¿O sí? Ella pensaba que sus historias familiares no deberían de estar aburriendo a absolutamente a nadie.

Se quedó quieta ante el gesto, sintiendo los dedos helados del hombre ¿Qué estaba haciendo? Dios, alguien se congelaba por su culpa -Pero si tienes las manos heladas...- contestó frunciendo ligeramente los labios ante aquello -Después de que volvamos me debe permitir cuando menos invitarle una taza de chocolate o café caliente en mi casa para aminorar el frío- dijo con una resolución que a ella misma le asombró, aunque eran acciones como esas las que le hacían ser diferente a las demás y por lo mismo no ser aceptada, porque no respetaba que ella era inferior a los hombres y debía bajar la cabeza -¿En serio le llegaba la nieve a la cintura? Nunca he estado en un sitio así- dijo con cierto tono infantil, como si de alguna manera le hiciera ilusión quedar enterrada en un montón de nieve.

-Creo que sé porque es su favorita, es bastante reconfortante- dijo encogiendo los hombros para poder recibir mejor el calor de la capa mientras le escuchaba, su mirada iba de él hacia la multitud y de vuelta -Pues de ahora en adelante me tengo que dedicar al viñedo de mi padre y ver que siga siendo lo que es hasta ahora...- el tono de su voz pretendió sonar lo más agradable posible ocultando en ella el tedio que le daba tener que lidiar con tanta gente que no la toleraba.

-Si gusta ya podemos entrar- extendió el brazo en dirección a la Catedral señalando como ya nada más quedaba una señora a la entrada que había comenzado a barrer la basura que pudo acumularse durante la salida estrepitosa de tanta gente.

OFF: Lo siento, no vuelvo a tardar, líos de user.

por Contenido patrocinado

Northern Mind [Lila Misler]

Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]

Re: Northern Mind [Lila Misler]