Shadows mind _libre

Susurrame suave y despacio
Detalla los horrores de tu mente en una sola palabra
Ven, ven, dime los nombres de tus tormento…

Dulce fragancia nocturna que canta entre pasos lentos sobre las aguas con tintes rojos, con el aroma de la muerte y locura que se alza con claridad pero no es percibida de la misma maneras más que solo por las suaves brisas que danzan con la inmundicia de la soledad y frialdad de la desesperación, un reflejo de aquellos que sonríen y brillan con luz propia, una a la que dicha sonrisa pretende arrancar, a como dé lugar. Deplorable lugar con paredes enmohecidas de la humedad y el olvido, tras aquellas puertas pesadas rondan las almas que poseen la cordura de los dioses, que es envidiada por los demonios de rostros falsos; silbidos y cantos que se mezclan con los agudos gritos de la piedad y cansancio, va por ahí con pasos ligeros cual danza melódica aquella mujer de rubios cabellos que sonríe a la nada, a la locura, a su propia cordura desaparecida.

—Cual es el tormento de esta noche, dime ¿Qué tormento tienes para mi hoy?—

La silla que chilla al ser arrastrada con la sonrisa y expectación en el rostro blanquecido y mortecino de la que se asume ser una enferma, cuyas manos ayudan clavándose en la cabeza humedecida del hombre que al verla le sonríe con ojos llorosos y lamentos; la piedad que muestra con sus pequeños actos como acostarse sobre la misma cama que pretende ser el descanso tranquilo de su querido paciente junto a las demostraciones tan propias de aquella rubia mujer. Los actos ocurridos en dicho lugar solo pueden ser imaginados por una mente perdida en el tiempo y espacio.

—Duerme, duerme mi querido Ed, duerme y sueña con más tormentos que eso me hará muy feliz, algún día, solo un día serás el sol de mi vida, el brillo de la colección—

Salto, paso, brinca y salta nuevamente alejándose por aquella noche de su mejor fachada que se ha vuelto su obsesión, quizás su diversión, una muy distorsionada. Soles y lunas cambian pero el resto del ambiente sigue del mismo aspecto al inicial, la misma fría y cruda realidad de la sinfonía que ella adora; inhala el aroma con sus manos que se mecen al recoger sus cabellos en sus tan características coletas altas.


Observa atenta cada trazo que se marca con las uñas filosas siguiendo el colorido que se muestra en tintas negras en un nombre que solo arranca una sonrisa muerta, corre por el pasillo con una melodía en sus labios, con una tarareo que se muere como eco en su garganta, avanza sigilosa hasta llegar al jardín donde el frío le recibe junto a las melodías de uno de sus pacientes. Momento justo en el que llega donde baila por todo el lugar arrancando con sus usas aquellos feos pétalos para formar un ventisca de colores a su alrededor mientras la melodía suena lenta y acompasada hasta que un leve error se escucha.

—Mal mal mal, Verito muy mal estas arruinando la noche tendrás que ser castigada, aunque quedó hermosa pero igual tendrás un castigo, creo que te daré algo para que te sientas feliz—

Chasquea la lengua con la sonrisa que se torna en una risilla entre aguda y grave; acercándose a recoger aquel cometido hasta que una voz la devuelve a quebrar su espalda completamente y quedar con sus manos sobre el césped y sus piernas suspendidas en el aire, girando así su cuerpo hasta poder ponerse de pie con normalidad y una enorme sonrisa.

—Soy yo tu consciencia. No, que va, realmente esa es mi línea sabe, porque ya es muy tarde para estar de visitas y más en aquella habitación entonces ¿Quién anda ahí?—

Repite contra el viento cuando sus ojos se clavan con los de la otra mujer acompañando la nueva melodía de la joven interna.

Llevame a una condena, profunda y dolorosa
Muéstrame aquello que solo el dolor puede provocar
Arranca mis alas sin piedad hasta que la sangre cubra toda la tierra
Y en mi rostro, en mi rostro una sonrisa de felicidad queda marcada
Para toda la eternidad…

EL viento se desplegaba con fuerza meciendo las flores, ramas de aquel jardín incluso aquellos cabellos rubios que atados en un par de coletas altas se mueven al compás de las frías brisas; el silencio que ganó la batalla luego de las presentaciones de ambos entes así como la sonrisa de quien curva su cuerpo completamente tocando nuevamente con sus manos el césped, su espalda forma un arco perfecto por unos minutos donde solo reina la noche y sus sonidos.

El tronar de los huesos que suceden luego y las piernas que se levantan lo suficiente formando una línea recta que gira hasta que queda frente a frente a la mujer, aunque su cabeza esta casi contra el suelo y sus pulcras coletas se confunden con el verde del jardín. La sonrisa que entorna y sus cejas finas que se levantan mirando a los ojos de la mujer, ante la cual sus labios se esbozan un poco para dejar una risilla algo aguda

—¿Y? ¿Y si fuera yo la visitante nocturna de la bella Veronika? ¿habría problema? No claro que no, porque no soy un ente ajeno, al contrario soy quien pone feliz a Veronika cuando ella está tan atormentada que sus cabellos vuelan y sus pies sangran—

Gira su cuerpo regresando a la postura de arco con esa sonrisa en su rostro que a muchos de ese lugar desquicia pero que a otros los relaja y mejora su humor, mismo mundo de locura y horror que viven todos aquellos que a aquella mujer han dejado que se convierta en sun ángel protector. De pie frente a la mujer sus posturas se van tornando como si fueran pasos de ballet, parada de puntillas con las manos elevadas hacia su cabeza formando un arco, su cabeza ladeada hacia un lado y un vaivén de pestañas y sonrisa fingida de terror que muestra en aquel rostro blanquecino.

—¿Doctora? ¿Veronika tiene doctora? No lo sabía, y ella decía que había alguien que la atormentaba, entonces supongo que es usted quien le causa el dolor en su corazón, es usted que hace que llore lágrimas negras mientras suplica que todo se detenga, porque si no soy yo, y no eres tú ¿entonces quién? Quizás somos la dos quienes la atormentamos—

Un giro perfecto en aquella postura y una reverencia como agradecimiento a su público unipersonal. Sus ojos se cierran concentrase en la ventana de quien venía a saludar, un gesto de tristeza se dibuja en su rostro cuando abre los ojos alzando la vista


Cual muñeca rota su cabeza se baja quedando estática en aquel momento, como si no hubiese señal de vida de aquella que queda de pie frente a la mujer.

—Veronika, mi dulce Nika tocó mal porque sabía que estaría aquí haciendo lo que ella le gustaba, llevando ese momento donde todo terminó, más ¿Quién te dejó pasar doctora? Este jardín es solo para los príncipes, princesas, reyes y reinas de este lugar no para gente vulgar como tu—

Alza su rostro riéndose dando una y otra, sin cesar da volteretas por el jardín soltando una risilla.

—Las melodías son lindas cuando encierran algo ¿Qué encerraría la tuya doctora?—

Susurra tras la espalda de la mujer dejando un soplido de aire así como la risa que suelta, mientras salta y brinca por el jardín..