Wind Shadows (Libre)

por **Elizabeth of York** Dom Jul 13, 2014 9:02 pm

Luz de sol que llena los cielos, por las calles de parís donde las bellasy ostentosas masiones y hogares presuntuosos con jardines que avergonzarían a Dios nuestro señor por que en ellos no hay pequeños inocentes para jugar solo mesitas pequeñas de té y mujeres con joyas que hace peso a sus cuerpos, allá a lo lejos un edifcio que sirve para aquellos pequeños ángeles que no tienen un hogar o son abandonados a la deriva propia cuenten con lo necesario para considerarlo "Mi Casa", los jardines de esta nuevo Orfanato es aun más grande que los de las mansiones y entre los jardines de aquel bello hogar rodeado de enredaderas y naturaleza una joven se encuentra bordando con un te en la mesa que es demasiado grande para ella sola, un novicia junto a unos pequeños arregla los rosales mientras que la joven de cabellos dorados de fuego observa, dejando su trabajo manual para caminar hasta la novicia y los pequeños que para arreglarlos junto a ellos entre las rosas blancas.

La novicia, una joven de a apenas quince años mira a su dama ayudándole con una sonrisa en los labios, la joven se sonroja y acepta la ayuda de Lady of York aun cuan sabe que tendrá que dejarla sola pues la hora de preparar el almuerzo para todos en aquel hogar donde todos aquellos que no tengan un lugar fijo pueden tenerlo ehí, las puertas nunca estan cerradas y siempre están con los brazos abiertos esperando a un nuevo niño o adolescente que haya perdido el camino y las ganas de vivir en la calle solo, un hogar que es mucho para un joven que vive en soledad, pero ahí en el orfanato ya no se siente tan sola, dentro viven algunas mujeres y jóvenes, niños y niñas; además de que ocasionalmente algunos niños que tienen a su padres suelen pasear por aquellos jardines deleitándose de la vista de figuras como dragones, aves, animales y un sinfín de demostraciones creadas en arbustos y rosas de colores rojos, blancos y amarillos.

La joven lady se queda sentada en el césped con una rosa en la mano admirando su belleza viendo a las personas pasar con indiferencia a los demás, al prójimo, suspiro Elizabeth percibiendo el aroma de la rosa con sus pensamientos desbordados

-Si tan solo todo fuera así, así como tu y yo-

Mira la rosa sonriendo dejándola sobre el césped como si fuera el reflejo de ella mismo en aquella mansión con un bordado de hilos rojos en punto cruz, con una obra de un colibrí sobre una tela blanca.

por **Dexter Ravenheart** Mar Ago 19, 2014 8:41 pm

Aquel día era particularmente caluroso, el sol brillaba con toda su intensidad y le brindaba a aquellas calles y jardines un aspecto muy colorido. Dexter había salido a caminar desde la mañana, y para él, estando acostumbrado a escenarios mucho más obscuros y en ocasiones hasta lúgubres, le resultaba un espectáculo bellísimo, aunque al mismo tiempo grandiosamente abrumador. Había ido al norte de París a ver las mansiones y los edificios, enormes y ostentosos, siempre le había gustado la arquitectura francesa, y no había mejor lugar para apreciarla a detalle que en las zonas residenciales de la clase alta, quienes comúnmente no escatimaban en recursos con tal de que su hogar fuese el mejor de su colonia. Por otro lado, siempre había más de una ocasión en la que tal o cual detalle le parecían completamente exagerados e innecesarios, y tales situaciones siempre le divertían.

Sin embargo, su parte favorita siempre han sido los jardines. Desde las plantas y hierbajos que invaden las tumbas en el cementerio, hasta aquellos arbolitos perfectamente domados por la mano del hombre en la zona residencial, las plantas siempre han ejercido un cierto encanto especial sobre la mente del brujo. Fue así, observando los arbustos y las flores, que su vista se fijó en las puertas del orfanato. Entró por las inmensas puertas pasando casi desapercibido y comenzó a caminar a través del jardín, contemplando todo lo que ahí se encontraba, y deteniéndose especialmente en los arbustos con figuras. Observaba una de estas figuras, un gran dragón hecho con un arbusto de rosas rojas, cuando alguien llamó su atención: Una joven dama que se había levantado de una de las mesas para ayudar a una mujer, aparentemente parte de la servidumbre de aquella institución, algo que no le parece muy común. Dexter espera a que la dama se quede sola y camina hacia ella.

-Yo las prefiero rojas- dice él, quitándose su bombín en señal de cortesía, el cuál le queda algo grande. Lady de York está observando la rosa que está en el césped, él espera a que ella vuelva su mirada para ver quién le habla y continúa.

–Me refiero a las rosas, siempre me han gustado más las rojas- dice con una sonrisa mientras se sienta a un lado de ella y extiende su mano en forma de saludo.

–Mi nombre es Dexter-

por **Elizabeth of York** Vie Ago 22, 2014 1:24 am

Entre un suspiro Lady of York admira las flores hasta que una voz hizo que la joven dama volviera al aquí, al ahora, regreso a mirar al joven que tomaba asiento junto a ella con la cual la joven respondió con una sonrisa extendió su mano, mano diestra en la que colgaba un rosario a modo de pulsera pero era una collar en forma de rosario, atado en su muñeca como protección para ella mismo. Escuchó al joven sobre sus gustos en las rosas, sus ojos fueron directo a ellas, para la joven de York la apariencia de las personas no les importaba ni nada de lo conocido como status al contrario a ella siempre le parecía agradable conversar con aquellas personas a los que la sociedad elitista los hacia a un lado, a ellas les parecía fascinantes y sobre todo con mayor libertad.

-Su gusto da mucho que decir mister Dexter- con una sonrisa cándida toma la rosa entre sus dedos para entregarle al joven –Una rosa roja muestra una pasión oculta, una pasión por algo que a lo mejor es secreto o es prohibido- sonríe pero luego cubre con sus dedos n poco sus labios y aquella sonrisa natural –lo siento- se disculpa por su intromisión esperando que el joven la disculpara y no se enojara por aquellas palabras no muy dignas para una jovencita como ella, al percatarse que no se ha presentado se pone de pie de ipso facto para ejecutar su presentación –Disculpe mi mala educación, me llamo Elizabeth of York, para servirle mister Dexter- realiza una reverencia pulcra y perfecta al punto de ser tan natural no se ve como si lo hubiese ensayado durante toda su vida.

Toma asiento pero esta vez esta arrodillada con el vestido bajo sus rodillas y entre sus manos otra rosa blanca –yo prefiero estas rosas porque muestran más mi alma tranquila y solitaria una alma que se ha movido entre los dolores más grandes hasta las mayores decepciones- una media sonrisa es todo o que deja entre los dos jóvenes –Creo que las rosas nos están definiendo más de lo que nosotros mismo lo haríamos ¿no lo cree mister Dexter?- trata de tener un perfecto francés más su acento la delata que no es oriunda de esas tierras.

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