«Perdona nuestras ofensas» [LIBRE]

por Khalid* Lun Jun 24, 2013 10:47 am

Paso a paso, contoneando mi cuerpo al ritmo de una tonada no aprendida, con mi sonrisa macabra estampada en mis labios, como si me burlara de algo. ¿Pero de que? Pues de la vida y de la muerte, claro. Tarareaba al compás de anochecer, la luna, mi única amiga me acompaña como una condena alumbrándome el camino. Es solo un paseo nocturno, no me gusta el desastre que hay en la residencia en la que ahora viviré, las cosas recién llegadas de Rumanía están por todas partes de la casa sin un orden y el verlas así me vuelve loco, más de lo habitual. Por la mañana un grupo de hombres y mujeres se encargaran de la limpieza y de ordenarlo todo como yo lo demande y, juzgando su comportamiento y su obediencia, me quedare con los que más me gusten para mi servicio personal. No soy de los que se rebajan a hacer ese tipo de cosas que causan un agotamiento tan innecesario, para ello están los esclavos. Aun recuerdo cuando llegaban en cadenas provenientes de la India o de algún rincón de África, venían en enormes barcos, con su piel tan oscura como la caoba y sus cuerpos que imponían, eran como los animales exóticos pero más baratos. Hablando de ello, quiero un tigre.

Seguí con mi paseo por horas, caminaba entre los arboles, la oscuridad lo era todo y aun que mi vista se truncaba un poco mis otros sentidos super desarrollados me alertaban de cualquier cosa a muchos metros de distancia. Un concierto de sonidos se ocultaba entre la espesura del bosque, los grillos tocaban su melodía más conocida, los búhos los acompañaban desde las alturas y el viento llevaba la música a todas partes. Yo solo era el fantasma de la noche, el verdugo de los sueños que ahora se disponía a dejar su aburrimiento en cada paso que daba. Llegue hasta una zona desde la cual se lograba ver toda la cuidad-Duerme París, duerme como si no estuvieras siendo asechada, como si el mañana fuera glorioso y los pobres no murieran de hambre en las calles, como si la justicia existiera, duerme, duerme tranquila-Dije en voz muy baja mientras le dedicaba mi sonrisa más sublime.

La última vez que vine a esta ciudad estaban en guerra, una revolución para ser más precisos, cansados de la tiranía de los reyes y de sus malos Tratos el pueblo se revelo, yo huí al país Rumano donde dormí por casi cincuenta años en el sótano de un antiguo castillo, al despertar mis energías estaban recargadas y mi hambre era inmensa. Después de tomar la sangre de dieciséis mujeres y cinco hombres me sentía mejor, pero la matanza era muy obvia así que para salir de eso llegue a Francia bajo la imagen de un embajador Rumano muy adinerado que venía a fortalecer los lazos entre ambos países. Si claro, como no. Yo vine por diversión. Y bueno apenas es mi segunda noche y ya ansió que algo ocurra. Estoy planeando una fiesta para los de mi especie, ya saben, para socializar con los asesinos más letales de este planeta. Solo espero estén a la altura de un Dios como yo.

Mis sentidos se alertaron al escuchar las hojas quebrarse, gire rápidamente y solo pude reír al ver que se trataba de un pequeño zorro-Hola amiguito-Le dije-¿Por que me asustas?-Pregunte caminando hacia la bestia diminuta que me miraba con temor-¿Que acaso no sabes que puedo dañarte si me lo propongo?-En un solo movimientos los metros que nos separaban se redujeron a cero, el animal no pudo ni correr, lo tome con fuerza en mis manos-Tranquilo, tranquilo, no te voy a matar...aun que he asesinado a muchos por menos eh!-Dije con una sonrisa mientras lo acariciaba, después de un momento parecía tan dócil como un gato-Alguien se acerca mi pequeño, ¿Te quieres quedar a ver de quien se trata?-Se senté en el suelo con el zorro sobre mis piernas, las pisadas se escuchaban lejos pero se acercaban, fuera lo que fuera, yo estaba en su camino, tal vez era un bocadillo que estaba por encontrar su muerte, esa sonrisa maquiavelica volvió a relucir en mis labios ante la idea.

por **Gabrielle A. Valois** Lun Jun 24, 2013 11:48 am

¿Por qué estaba huyendo? El cansancio había agotado también su memoria, sólo recordaba que…¿Qué recordaba? Absolutamente nada, sólo empezó a correr después de que se despertara sudorosa a mitad de la madrugada y una figura extraña gruñiera por la ventana mientras ella salía corriendo a toda velocidad, hasta ese momento fue que se detuvo a pensar si en verdad estaba en peligro o sólo había sido una ilusión, una pesadilla que en su desesperación se había vuelto la más terrible de sus realidades.

¿Seguiría dormida y sólo estaba esperando que el despertador comenzara a sonar indiscriminadamente recordándole que tenía que comenzar un nuevo día? El punzar de una de sus piernas le hizo saber que no era así, que en verdad estaba despierta y que había corrido sin un rumbo fijo buscando ayuda sin encontrarla.

Gabrielle comenzó a caminar de nueva cuenta, iba descalza y apenas con el camisón, su cabello le caía por los hombros y la frente todavía se encontraba perlada en sudor debido a la carrera que no hacía mucho se había llevado a cabo, respiró profundo y encontró que su pie derecho se encontraba un poco lastimado debido a… No sabía que era lo que le había lastimado, de hecho si no se hubiera detenido no sabría que estaba sangrando por una ligera herida, pero estar en ese sitio no era tampoco seguro, además de que no veía absolutamente nada.

No entendía como había podido correr con tanta prisa si ahora dar un paso le costaba trabajo así que siguió su camino mientras se apoyaba en algunos troncos que encontraba a su paso, así como las rocas que estaban a una altura considerable para servirle de base a sus dedos, ahora también podía sentir el viento helado luchando por congelarle la sangre misma, no había duda de que había actuado sin pensar, no la había, simplemente se dejó llevar por el impulso y por su sentido de supervivencia, aunque a veces lo dudaba, ¿Cuántas veces había soñado que se moría? Miles, pero no sabía por qué, no sabía porque aquél era un sueño tan recurrente y nadie la auxiliaba, ahora que recordaba, tampoco había gritado para que alguien le ayudara antes de echar a correr –Gabrielle, corriste por nada- se dijo así misma y empezó su andar de nueva cuenta mientras intentaba cubrirse con sus propias manos el frío que la estaba envolviendo.

Miraba de un lado a otro como si de un cachorro asustado se tratara y quizá eso es lo que ella era en ese momento, pero se detuvo cuando encontró a alguien sentado en el pasto con un zorro entre sus manos ¿Estaba loco? Quizá sí… -Buenas noches- murmuró mientras buscaba como proseguir su camino sin ser una grosera de primera así que simplemente se quedó quieta esperando la respuesta, quizá después de eso ella podría marcharse y volver a cobijarse, aunque ¿Iba en la dirección correcta? No lo sabía, en esa noche, Gaby no sabía nada.

por Khalid* Mar Jun 25, 2013 10:57 am

¿Quien sospecharía que tras la apariencia de un joven de apenas veintitrés años se escondiera un monstruo? Y menos al ver su vestimenta, tan elegante, tan seguro y dueño de la situación, siempre portando colores oscuros, negros, grises o marrón como esta noche que llevo puesto un saco color marrón oscuro, pantalón negro, y camisa de seda color blanco, muy diferente a todo lo que ha vestido mi cuerpo a lo largo de mi vida, cuando era mortal, era un un simple campesino que se dedicaba al cultivo de la tierra, pero al adquirir una nueva naturaleza todo cambio, en pocos años me transforme, ahora el mundo a visto mi historia, siempre con muchos nombres, todos diferentes. Como anhelo la época de los grandes reyes, esos si eran realeza y no las vulgaridades que nos muestran ahora. Pero bueno eso ya no importa como casi todo en este mundo no lograron superar a el paso del tiempo y perecieron, ahora de ellos solo queda su legado. Que grande ha sido mi fortuna que he visto los mejores momentos de la humanidad al igual que los mas oscuros, pero al ser un objeto inamovible, los años no me afectan, solo me hacen más inteligente.

Miraba con atención al pequeño zorro que estaba en mis brazos, al parecer no tenia más de un año de nacido, era casi un cachorro, pero lo suficientemente grande para ser un depredador en este bosque. Los pasos se escuchaban cada vez mas cerca y no tuve la necesidad de mirar a lo que se acercaba para darme cuenta que se trataba de una mujer, su aroma inundo mis sentidos cuando mis ojos aun lo la encontraban-Tenia razón, es la cena-Le dije al animal al oído mientras sonreía. Él, por su parte, disfrutaba de mis caricias ajeno a lo que ocurría realmente. Ella llego hasta nosotros y yo seguí con mi atención puesta en el cachorro-Buenas noches-Fue cuando por fin que la mire y le dedique una sonrisa al tiempo que inclinaba un poco mi cabeza como señal de cortesía.

-Bueno ya vete pequeño-Deje ir al zorro que al sentirse libre corrió en dirección a la oscuridad del bosque. Lentamente me puse de pie como si me encontrara cansado o la pereza fuera muy grande en mi, sacudí mis manos y mi pantalón y el polvo se desprendió de mi como una nube muy tenue. Mire de nuevo a la joven que al parecer ya se marchaba-No le recomiendo ir por el bosque sola, es muy peligroso y ademas esta herida-Dije acomodando los puños de la camisa y dando un par de pasos hacia ella. Me percate de su herida en el pie sin la necesidad de observarla, al parecer era solo un leve corte, pero lo suficiente para dificultarle el andar, además de que tenía un poco de sangre en la herida, eso hacia estremecer mis sentidos y casi sin querer relamí mis labios de manera muy sutil casi imperceptible-¿Esta usted perdida?-Pregunte acortando nuevamente nuestra distancia-Si gusta puedo ayudarle a encontrar el camino de regreso a donde sea que vaya-Reí levemente, tal vez ella rechazaría mi propuesta, después de todo soy un desconocido que encontró en medio del bosque en la madrugada-O al menos déjeme revisar su pie, no soy doctor, pero seguro puedo hacer algo-Mis ojos se clavaron en los de ella con un gesto sereno, como si mis intenciones fueran buenas, tratando de que ella confiera un poco. Mientras mi diestra busco en el fondo de uno de mis bolsillos uno de mis pañuelos.

por **Gabrielle A. Valois** Dom Jul 14, 2013 11:56 pm

El pie comenzaba a punzarle aún más mientras se mantenía de pie inmóvil escuchando al hombre que le había hablado ¿Y ahora qué tenía qué hacer? No lo sabía, sólo que debería esperar de algún modo para poder "escabullirse" sin ser una grosera, sería lo mejor ¿O no? Esperaba que fuera pronto, porque los brazos se le congelarían en cualquier momento.

Se hizo para atrás cuando vio que el animal corrió y sus ojos se abrieron un poco más de lo normal mientras observaba el caminar de aquél hasta que tuvo que perderlo, pues la oscuridad ya no le dejaba ver más allá -No estoy perdida- mentía, aunque no sabía que tanto, quizá era capaz de volver por sus propios pasos pero ¿Cómo hacerlo? Ni siquiera recordaba porque había echado a correr como alma que llevaba un diablo, ¡Valiente era ella! Mejor dicho, era una estúpida, que por mucho que quisiera hacerse la valiente, nunca le salía.

Suspiró largamente mientras que se quedaba cerca del hombre observando sus facciones, aunque de nuevo la oscuridad no era misericordiosa con ella para dejarla ver un poco mejor -Mi pie está bien, seguro que ha sido un pequeño golpe con una de las piedras o alguna rama, pero nada de cuidado, señor, además no quisiera importunarlo, usted estaba tan cómodo aquí que... Me sentiría mal si por mi culpa tuviera que moverse- contestó con cierto nerviosismo ¿Había cojeado en algún momento para que él se diera cuenta de que estaba herida? No lo creía, según ella no lo había hecho, pero quizá, sólo quizá, era tan distraída que no podía decir que había hecho y que no.

-Sólo si puede decirme donde está el sendero más cercano- dijo mientras intentaba mover el pie de nueva cuenta pero le dolía, quizá era el frío lo que le había entumecido los dedos y por eso no alcanzaba a percibir el dolor tal como lo estaba presenciando, aunque sus ojos seguían intentando ubicarse en aquél sitio, buscaba algún otro animal, algo que le dijera que tan profundo se encontraba pero no había nada, excepto los ojos de aquél hombre.

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