AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Peligrosa Atracción [Danna]
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Peligrosa Atracción [Danna]
El instinto animal; el simple e indiferenciado deseo.
George Orwell
George Orwell
Usar un traje y asistir a una de esas fiestas de personas ricas era de las cosas que más le molestaban, un castigo sin duda por algo que había hecho pero que nadie le diría, solo le mandarían a aburridos eventos como aquel con el pretexto de que como parte de la inquisición debía de vez en cuando mantener seguras a las personas influyentes para París, además de ser parte de esas personas y por tanto pasaría desapercibido y nadie cuestionaría nada. La parte divertida del asunto para Astor era que entre tantos ricos y personas importantes existían mujeres hermosas; perfectas para que cualquiera olvidara sus cometidos originales y diera caza a alguna de ellas, finalmente si estaba en ese lugar debía divertirse al menos un poco.
Las mujeres iban de un lado a otro mostrando sus bellos atributos al caminar y destilando todas femineidad a montones, torpe quizás exponerse de esa manera ante los hombres, depredadores naturales de ese genero que Astor consideraba siempre débil e iluso; en parte era eso lo que le atraía de ellas. Esa debilidad oculta tras una fuerza meramente de aspecto pues en el fondo siempre había encontrado corazones temerosos.
Río un poco mientras tomaba una copa de vino que un mesero llevaba y se alejo de la orilla en la que había permanecido desde que llegó al lugar, se adentraba de poco a poco entre los asistentes a aquel evento.
Saludaba a unos cuantos conocidos pues como parte de las personas ricas de París se veía forzado en muchos momentos a tener contacto con todos ellos, algo que le desagradaba pues prefería andar haciendo simplemente lo suyo sin molestias de ningún tipo.
Terminaba de saludar a un grupo de hombres con quienes tenía tratos cuando el olor dulzón de alguien llegó hasta él; el aroma era bastante peculiar, era una mezcla de dulzura femenina que en el fondo tenía el olor típico que despedía su propia raza. Observo de un lado a otro, alejando su presencia del grupo con quien había estado antes para darse a la tarea de encontrar a la poseedora de aquel peculiar y agradable aroma.
Se movía entre la gente con cautela, siguiendo aquel rastro tan atrayente; cual cazador sigue a su presa. A su paso, saludaba a más personas pero solo intercambiaba unas cuantas palabras pues tenía prisa por descubrir quien poseía aquel olor.
Siguió el olor por un buen rato hasta que este se intensifico, guiandole hasta donde se encontraba un grupo de mujeres contando a una castaña que le daba la espalda y de la cual provenía la dulzura que detectaba.
Sonrió para finalmente acercarse al grupo de mujeres.
- Damas, muy buenas noches - hablo con tono cortes ante todas ellas, como si en realidad fuera una buena persona - me pregunto si alguna de ustedes me concedería el honor de bailar conmigo - su mirada viajo por cada una de las presentes hasta detenerse en aquella que realmente le interesaba y se mantuvo fija en ella, esperando respuesta de alguna de ellas.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
El instinto, una fuerza brutal...si es escuchado.
Desde hacía rato, Danna sentía una extraña inquietud en el ambiente de la fiesta, una incomodidad, que no entendía. Había sido una de las primeras en acudir al grande evento, siendo arrastrada por sus conocidas y amigas, las que acudían sin sus maridos, alegando querer un cambio de aires y tranquilidad. Dulce y cortés como siempre había accedido y aquí se encontraba, en una fiesta de noble alcurnia de París, en la que conocía a poca gente, ya que sus círculos se encontraban más elevados, aún así, no le importaba, el titulo era algo que carecía de interés para ella. Estaba hablando con Marianne, una de sus conocidas, cuando un picante olor con un leve tono del aroma de un licántropo, surgió junto a una cortés pero grave voz, a sus espaldas.
-Buenas lunas para usted también, señor-contestó Isabelle, al joven, seguida por las demás. Danna lentamente se giró, hasta encontrarse con la mirada del hombre, quien mantenía su completa atención, en su persona.
Sus ojos mostraban cautela e inquietud pese a brillar como dos faros de luz. Huir o bailar, con él y descubrir sus motivos, así como su picante olor. ¿Era un cazador, inquisidor? Nunca antes se había topado con ese olor.
Cuando el joven caballero, solicito pareja para bailar, sonrío ya que estaba segura que las demás contestarían por ella, al ser la única soltera del grupo. Su sonrisa no abandono sus facciones, al ver como lo miraba Isabelle. Quizás aún tendría una oportunidad, para que el joven licántropo se largara a bailar con su amiga, y ella podría desaparecer de la fiesta.
-¿Isabelle…?- Preguntó observando a la joven que no dejaba de admirar al joven caballero. La chica parpadeó varias veces, como si al oír su voz despertara de un sueño, y negó con la cabeza- Hay situaciones que se dan para las solteras, amiga mía- dijo en una sonrisa que las demás corcovearon. -No se lo tengáis en cuenta, es solo una dulce flor que no encuentra su camino, pero la más bella de todas ¿No creéis, señor?- preguntó Sylvia, la más grande de todas ellas, la que siempre se refería a ella como la cachorrita perdida, que no encontraba un hogar. –Sylvia- murmuró en un suspiro, avergonzada de la forma en que sus amigas la daban a conocer.
Mirándolo bien, si tenía que bailar con el lobo, mejor ahora, con gente a los alrededores, que en la oscura noche.
-Supongo entonces, que el honor será mío- anunció al fin, en una leve reverencia, dando un paso hacia él, alejándose del coro de sus amigas. Fijó sus verdes ojos en los de él, esperando su siguiente movimiento. El picante olor del joven la envolvió, y su instinto más primario, le exigía que se retirara, pese a ello, ella muy pocas veces hacia caso a su instinto. Y quería descubrir, que escondía el joven, Nunca antes había olido esa picante esencia y su curiosidad no entendía de peligros. Adelantando un paso, se quedó ante el joven, con una dulce sonrisa en su rostro. -¿Bailamos Messier?
Última edición por Danna Dianceht el Vie Ago 23, 2013 7:20 am, editado 2 veces
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Los hombres se cansan más de dormir, cantar, bailar y amar que de hacer la guerra.
Homero
Homero
Todas las damas respondieron amablemente a su saludo pero la pregunta realmente importante para él no era respondida con la misma velocidad que el saludo, quería que todas dejaran solamente de mirarle y hablaran de una vez. No había más sonidos hasta que la voz de la mujer del aroma dulce trajo a todas las demás de regreso al momento que estaban viviendo. Astor no había pasado por desapercibida la mirada de ninguna de las mujeres en su persona y aunque buscaba la compañía de la loba que estaba entre ellas tampoco le habría perjudicado mucho terminar bailando con alguna de las otras… mientras le resultasen divertidas obviamente. Su suerte le sonrío cuando una de las mujeres hablo de la soltería de quien le interesaba.
- Todas ustedes son hermosas - respondió a la interrogante mientras que sus ojos se enfocaban en los ajenos - pero debo de admitir que su la belleza de su amiga me ha cautivado - detestaba tener que hablar de una manera tan educada a gente que no le interesaba para nada, pero si quería estar cerca de esa mujer que le daba curiosidad debía hacer que las demás confiaran en él y que la misma loba confiara - Le aseguro que soy buen bailarín y por supuesto - miro a las demás - yo le cuidare bien - contenía un estallido de risa al imaginar como se vería diciendo algo como eso, pero no tenía otra opción de momento más que esa misma.
Respondió a la reverencia de la joven sabiendo que con que hubiera aceptado ya llevaba ganada gran parte de la batalla por la mujer.
- El honor será todo mío - los ojos verdes y la dulce sonrisa de la mujer eran dirigidos a él. ¿Cuántas veces había pasado lo mismo? Tantas que ya no tenía la cuenta exacta de las veces, solo estaba consciente de que muchas, pero entre todas esas veces intentaba dar con alguna que oliera tan bien como la que ahora tenía frente a si, pero por más que lo intento no pudo recordar alguna.
Le intrigaba el hecho de que ella oliera de esa panera tan peculiar y desconocida para él.
- Por supuesto - respondió dejando de lado aquellas momentáneas interrogaciones sobre la mujer y ofreciendo su brazo le llevo hasta la pista de baile, donde comenzaron a danzar al ritmo de todos aquellos que ya estaban sumergidos en el embrujo de la melodía - Señorita, lamento no haberme presentado antes cuando estábamos con sus amigas pero es que me puse algo nervioso - le sonrió como un lobo con piel de oveja, un lobo que solo sabía mentir - mi nombre es Astor Gray… ¿El suyo es?
Se guiaba por el movimiento de los demás y de la música que sonaba en el salón; ya había olvidado el motivo real por el que asistió a esa gran fiesta pues ahora sus motivos estaban orientados en una dirección completamente diferente que la original y eso, le encantaba.
- Lamento además haberla arrastrado hasta la pista de baile, sus amigas le obligaron a venir y me siento avergonzado de eso - su expresión se torno sería, demostrando su gran habilidad para mostrar lo que no era a otros.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
No son mis espinas las que me defienden, dice la rosa, es mi perfume.
Paul Claudel
Danna se cogió a su brazo con confianza. No es que se sintiera del todo segura, pero el ambiente era seguro ante cualquier circunstancia, habían asistido los más importantes de Paris, y eso quería decir, que no podía haber peleas ni discusión alguna, a menos de que fuera en el juego; allí podían gritar. En ningún momento en el recorrido hasta la pista, dejó su sonrisa de lado, era su máscara, todo y que también de por sí misma, era dulce y bondadosa, pero no dejaba de ser una máscara, que ocultaba una loba. La duquesa sufría la maldición de la luna llena y aquel joven caballero, por lo que parecía también, lo que le intrigaba y sentía interés por el lobo que se escondía en ese caballeroso hombre.
La alegre melodía hacia danzar a las parejas que ya se encontraban en la pista, de un lado para otro. El joven al llegar a ella, como si asustara a las parejas se hizo un hueco, aprovechando la huida de dos parejas y envolviéndola en sus brazos, empezaron a danzar como el resto. Suspiró al encontrarse rodeada de aquel joven, que mas bien hacia dos como ella, haciéndole ver lo pequeña y haciéndole sentir más femenina que nunca. Mientras danzaban, el olor del licántropo llegaba a ella con más fuerza. Su picante olor le atraía, era un aroma extraño...fuerte pero singular, no como el aroma de los demás licántropos con los que se había encontrado, este olor era más intenso...
Le escuchó y sonrío, guardándose en sus adentros las dudas sobre que fuera algo nervioso, ya que no lo parecía, ni daba apariencia alguna de que fuera tímido o inseguro, más bien lo contrario, fuerte y decidido, muy seguro de sí mismo.- Danna Dianceht...Messier Astor- le respondió, esperando que no le sonara su apellido, ya que no le agradaba que la gente conociera su real cuna y su posición, no en eventos de aquel tipo, en que intentaba pasar desapercibida.- Y no se preocupe, creo que en todos los eventos sociales, siempre a uno le juegan malas pasadas los nervios- añadió en una sonrisa, clavando sus ojos en los de él.
Siguieron bailando, el joven la llevaba la mayor parte del tiempo, era un buen bailarín, afirmó la duquesa en sus pensamientos.- No se preocupe, ya era hora de acercarme a la pista y bailar- dijo apaciblemente- Y mis amigas no me obligaron, messier- dijo en una sonrisa, dejando inconcluída la frase, sonando misteriosa. Era verdad que aún no había hecho una vuelta por la fiesta, ni había aceptado la mano de aquellos que se la habían pedido para bailar, no obstante estaba segura de que de haberlo visto, seguramente se habría acercado a conocerlo.
En aquel momento, en la música, las damas empezaron a dar vueltas y así hizo ella también, tras acabar la vuelta volvió en brazos del joven, sonriéndole de vuelta, observando su serio rostro – Y dígame, cuando se acercó hacia nosotras... ¿tenía un objetivo claro? ¿O tuvo que contentarse con la soltera del grupo?- preguntó con curiosidad. Ya era coincidencia que Astor se dirigiera hacia el grupo en donde también había una licantropa como él. – Perdone la confianza, si le molesto con mis irrespetuosas preguntas. La curiosidad mató al gato, cierto?- Y la loba también, pensó, recordando en cuantos líos y problemas se había visto envuelta por su curiosidad. Tendria que cambiar y no ser tan curiosa, pero así era ella, una dulce loba, con instintos curiosos de gato, y la que solo en Escocia, sacaba las garras. Clavó sus brillantes verdes ojos en los de él, cautivada por el misterio, que en los ojos ajenos se escondia.
Última edición por Danna Dianceht el Vie Ago 23, 2013 7:28 am, editado 2 veces
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Encontré una rosa roja. Que perfuma mis mañanas.
Miguel Abuelo
Dianceht, Astor estaba seguro de que ese apellido le era familiar pero no era capaz de recordad de donde. No le dio realmente gran vuelta al asunto, si le sonaba el apellido era posible que le hubiera escuchado de algún espía de a inquisición; esos hombres y mujeres trabajaban en exceso para capturara a toda clase de sobrenaturales, justo como la joven frágil y sonriente que estaba en sus brazos.Miguel Abuelo
Por mero impulso y desconociendo por completo el motivo real de por qué lo hacía; el inquisidor rodeo más a su compañera de baile en un gesto protector. Imaginarla en las garras de la inquisición o de otros com él no le gustaba.
Casi tan rápido como le había protegido un poco más, se relajo. Debía de ser realmente estúpido haciendo eso, Danna no poseía nada especial como para que él hiciera eso además, él jamás defendía a nadie y el aroma peculiar de ella no era más que una casualidad. Probablemente el aroma de loba y un perfume realmente caro le daba ese toque, no debía ser nada más fuera de lo común que eso.
- Bueno, a mi me juegan más malas pasadas que otros porque vera, no suelo asistir a esta clase de fiestas mucho - Esa era una verdad indiscutible, por más de un motivo pero no deseaba enfadar a la bella loba con una explicación mayor, a menos claro que fuera ella misma la que lo pidiera.
La mujer en sus brazos bailaba de maravilla, no era como otras que pisaban cuanto podían debido a su torpeza; al menos gracias a eso se sentía tranquilo y cómodo.
- Entonces llegue en el momento justo para invitarle a bailar ya que estoy seguro que más de uno abría ido en breves momento a sacarle a bailar -sonrío de manera normal como lo haría cualquier otro y prosiguió dando una especie de respuesta a las palabras misteriosamente inconclusas de Danna - Mi espíritu descansa al saber que no fue obligada a venir a danzar conmigo.
Estando tan cerca de ella y sintiendo la calidez que despedía el cuerpo ajeno le surgían unas terribles ganas de llevarla lejos y alejar las miradas de ella unos instantes, pues en todo el tiempo, desde que comenzaron a bailar, un numero demasiado amplio de hombres no perdían la vista de ella. Más pronto fue el momento en el que durante el baile, Danna fue alejada de su lado pero no por eso la perdió de vista ni un instante y con rostro serió le seguía, esperado que regresara a donde él sin que nadie más se le acercara.
- Le diré una mentira… ninguna de ustedes me interesaba - Astor deslizo las manos por el cuerpo de la loba, atrayendo su cuerpo al de él para continuar con el baile - y una verdad… estoy bailando con ella . Afortudamente estaba soltera que no me hubiera agradado la idea de no poder compartir estos momentos con usted.
Comenzó a reír, llamarse gato no podía estar más alejado de la realidad de la naturaleza de ella, el embriagante olor que despedía estaba de acuerdo con el pensamiento del inquisidor. Ninguna gata, ninguna otra mujer o ninguna otra loba olerían igual que ella.
-La curiosidad es de todos, es perfectamente normal- Astor se inclino para alcanzar el oído de la loba y susurrar - pero es cierto que mata gatos…. y lobas también -dicho esto regreso su mirada a la de la mujer.
Si Danna pesaba detener sus pasos o algo similar después de escuchar lo que él dijo, no se lo permitiría así que continuo con el ritmo del baile sin hacer muestra de querer detenerse.
- Me intrigas Danna…. - olfateo el aire como buscando algo, pero lo que buscaba estaba justo frente a sí, pegada a su cuerpo - tu aroma es… atrayente - solo dijo eso, esperando que ella tuviera una razón lógica para ese clase de olor.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Te levantarás como una ola tempestuosa en el río de mis versos, y no lavaras de tus manos las huellas de mi perfume.
Aleksandr Blok
El joven le ocultaba algo, su olor picante y fuerte así lo aclamaban, algo escondía Astor pero Danna no iba a profundizar el algo que quizás el joven no quisiera, así que lo dejo correr y se centró en la calidez de su cuerpo contra el ajeno, aquellos brazos rodeándola como barras protectoras. Aún sin los brazos entorno a su cuerpo, ella no se separaría de Astor, se sentía atraída por él y no pensaba dejar a medias un baile que quizás luego prometiera un paseo a la luz de la luna por los jardines o una conversación en uno de los balcones los dos completamente solos.
Era la primera vez que se sentía así, sostenida y protegida por un lobo que apenas acababa de conocer y se sentía tan bien, es más, por su parte quería saber más del joven y danzar con el toda la noche y si pudiera ser toda la mañana también. Le intrigaba y hechizaba y su cálido cuerpo y cobijo la mantenían cautiva por completo a merced de sus pasos y movimientos. Bailaban como profesionales, la gente no dejaba de observarlos, pensando en la compenetrada pareja que formaban, pero al contrario de las habladurías no eran más que dos desconocidos que se sentían locamente atraídos por el otro, cayendo uno en la trampa del otro, Astor en el embriagador perfume de la más bella rosa y ella cayendo en la trampa mortífera del lobo, donde muchas anteriores a ella habían perecido enjauladas entre sus brazos, los que ahora la mecían y acercaban mas al cuerpo ajeno como si nunca fuera suficiente la cercanía de sus pieles.
-Me temo que esta noche soy su presa entonces- sonrió contra el cuerpo ajeno tras que le confesara que había sido su objetivo al acercarse a su círculo de amistades, se sentía dichosa de haber atraído su atención, gracias a ello se encontraba donde estaba con él. – No creo que el hecho de que hubiera estado comprometida, hubiese parado sus pies- le miró y sonrió- no parece ser de los hombres que se les para tan fácilmente una vez que se os mete algo entre ceja y ceja-
La música empezó a cambiar, a una melodía más lenta donde él, tras reírse aprovechó para susurrarle al oído de Danna una afirmación a sus palabras y añadió justamente lo que había pensado ella hacia unos pocos instantes, lo que le sorprendió y frunciendo ligeramente el ceño se lo quedó mirando coincidiendo con la mirada ajena, pasándose unos minutos sin hablarse más que por los roces de su cuerpo y la larga mirada entre ellos. Pese a que las palabras del joven le dieron en que pensar, no dejó de bailar ni dio muestras de apartarse o desagrado, ignorando aquel hecho, el que ya mas adelante le preguntaría ,siguió junto a él bailando pegados, tras un cambio de registro y estar tocando definitivamente una melodía lenta.
Sonrió tras sus palabras y observar como olfateaba, su mismo olor era un perfume en sí, siempre había sido así e indecisa no supo que contestar, nunca se había planteado tal enigma sobre ella y su particular aroma.
-Ya sabe que uno no se huele a sí mismo de igual forma que los otros..Pero si mal no recuerdo mi olor siempre ha sido este.- comentó deslizando su cuerpo más cerca del ajeno, hasta terminar reposando su cabeza contra el pecho y suspirando contra él –No…perfume no uso, o si no, no mas que el roce de fragancia de rosas en mi piel- se adelantó antes de que el joven indagara mas en ese curioso dato.
-Quizás mi olor provenga de familia- añadió intentando buscarle algún por que - en mi familia siempre han sido como nosotros. El primer de ellos mordió a su hijo y así hasta llegar a mí, que cuando apenas era una niña me mordió mi difunto padre...- susurró tristemente. No le gustaba recordar a su padre y cada vez que se acordaba de ese día, en que su vida terminó de la forma más cruel con apenas dieciséis años, le embargaba la tristeza. Por culpa a ello, a su condición impuesta por un padre que no quería más que una loba con que poder criar a sus futuros herederos y montar una manada, había perdido mucho de su ser, todo y que se mantenía como ella era, pero ese cambio en su vida la hizo sentirse desdichada, nunca desde entonces nadie ha cuidado de ella, más que sus siervos que respetaban a su duquesa sinceramente y la amaban.
-Podría ser esa la razón o simplemente nací ya con este olor- añadió recomponiendo su voz, lo último que quería era preocupar al joven que le tenía rodeada en su abrazo. Alzó la cabeza hasta esconderla en el cuello ajeno, aspirando su masculino aroma, exhalando aire en una sonrisa – su aroma es picante y muy seductor…una trampa para mi loba Astor- susurró cerrando los ojos, dejando que el baile borrara la pequeña huella de la tristeza en su alma, concentrándose en aquel aroma, dejando atrás cualquier otro pensamiento que no fuera el atrayente olor y la calidez de sus manos y brazos alrededor de su cuerpo.
Última edición por Danna Dianceht el Vie Ago 23, 2013 7:15 am, editado 1 vez
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
La mujer que ama siempre huele bien.
Remy De Gourmont
Las voces que llegaban hasta los oídos del inquisidor solo transmitían palabras de celos o de lo bien que lucían juntos.
Los hombres seguían mirándola cual trozo de carne fresca y no paraban de decir lo suertudo que era por estar cerca de ella; Astor no podía evitar pensar en que todos ellos eran unos estúpidos, si tanto deseaban estar al lado de ella debieron invitarla primero; las mujeres mayores no paraban de decir que entre ellos se notaba una conexión única, aquella que solo se daba cuando dos personas se amaban... ¿Era él capaz de sentir algo de eso? Los dudaba seriamente pero bueno que las mujeres pensaran lo que quisieran, después de todo a daba lo mismo eran solo pensamientos y palabras sin mucho sentido.
Lo que no podía negar era que el cuerpo de Danna se acoplaba a la perfección al suyo, cual dos piezas de rompecabezas dispuestas para estar una al lado de la otra y sus pasos al igual que sus cuerpos seguían un ritmo pausado y agradable.
Una sonrisa apareció en los labios del lobo ante las declaraciones de la mujer, efectivamente ella era su presa, aunque no estaba seguro de llamarla presa de manera completa pues en su esencia también radicaba un alma de lobo.
- Tan notorio es ¿qué nada ni nadie se habría interpuesto es mis planes? Porque bueno, no podré negar que aun así le hubiera invitado a bailar con todo y que pudiera generar problemas.
Le sonrió como nunca antes a ninguna mujer, esa loba poseía algo que él culparía eternamente como su olor, pero sencillamente le estaba volviendo loco por dentro. A pesar de que ella decía que lo que olfateaba era su aroma de siempre, bueno, Astor no le había olido siempre y por tanto era algo nuevo y magnifico. Aspiro el aroma de la loba de nuevo, se encontraba dispuesto a grabar ese aroma en su piel y en su memoria por siempre.
- Curioso aroma, pero sumamente hechizante.
Estaba por cuestionar mas a Danna cuando la voz triste de ella llego hasta sus oídos. Lo bueno era que la cabeza de la mujer descansaba en su pecho, porque la mueca que hizo quizás hubiera espantado a la mujer, escuchar esa historia no le gusto en lo mas mínimo. Una padre que trasmitía aquella condición a sus hijos...¿Qué clase de cosas estaba pensando? Él fue convertido por alguien desconocido pero si se trataba de tu propia familia, no debía protegerla sabiendo que podría dañarla.
De nueva cuenta se río de si mismo que clase de cosas estaba pensando, el olor de Danna le estaba afectando de mas, esa cercanía estaba nublando sus sentidos y que alguien fuera capaz de hacer eso en él, era peligroso.
- Quizás su aroma solo atrae a lobos y eso puede ser sumamente peligroso Mademoiselle Danna - prueba de que era peligroso, casi tanto como la debilidad que sufría por su aroma era que el aroma le había llamado a él.
La respiración ajena en su cuello era tentador, deseaba poder moverse para besarla pero no era apropiado y lo mejor era que no llamara de más la atención.
- Tal parece que nuestros aromas se atraen, ¿Qué clase de combinación serán capaces de crear? - una sonrisa juguetona se dibujo en su rostro - Me encantaría poder descubrir eso de ser posible algún día - Astor jamás se queda a con tentaciones... Aunque existen tentaciones que matan no solo a los gatos si no también a los lobos.
Remy De Gourmont
Las voces que llegaban hasta los oídos del inquisidor solo transmitían palabras de celos o de lo bien que lucían juntos.
Los hombres seguían mirándola cual trozo de carne fresca y no paraban de decir lo suertudo que era por estar cerca de ella; Astor no podía evitar pensar en que todos ellos eran unos estúpidos, si tanto deseaban estar al lado de ella debieron invitarla primero; las mujeres mayores no paraban de decir que entre ellos se notaba una conexión única, aquella que solo se daba cuando dos personas se amaban... ¿Era él capaz de sentir algo de eso? Los dudaba seriamente pero bueno que las mujeres pensaran lo que quisieran, después de todo a daba lo mismo eran solo pensamientos y palabras sin mucho sentido.
Lo que no podía negar era que el cuerpo de Danna se acoplaba a la perfección al suyo, cual dos piezas de rompecabezas dispuestas para estar una al lado de la otra y sus pasos al igual que sus cuerpos seguían un ritmo pausado y agradable.
Una sonrisa apareció en los labios del lobo ante las declaraciones de la mujer, efectivamente ella era su presa, aunque no estaba seguro de llamarla presa de manera completa pues en su esencia también radicaba un alma de lobo.
- Tan notorio es ¿qué nada ni nadie se habría interpuesto es mis planes? Porque bueno, no podré negar que aun así le hubiera invitado a bailar con todo y que pudiera generar problemas.
Le sonrió como nunca antes a ninguna mujer, esa loba poseía algo que él culparía eternamente como su olor, pero sencillamente le estaba volviendo loco por dentro. A pesar de que ella decía que lo que olfateaba era su aroma de siempre, bueno, Astor no le había olido siempre y por tanto era algo nuevo y magnifico. Aspiro el aroma de la loba de nuevo, se encontraba dispuesto a grabar ese aroma en su piel y en su memoria por siempre.
- Curioso aroma, pero sumamente hechizante.
Estaba por cuestionar mas a Danna cuando la voz triste de ella llego hasta sus oídos. Lo bueno era que la cabeza de la mujer descansaba en su pecho, porque la mueca que hizo quizás hubiera espantado a la mujer, escuchar esa historia no le gusto en lo mas mínimo. Una padre que trasmitía aquella condición a sus hijos...¿Qué clase de cosas estaba pensando? Él fue convertido por alguien desconocido pero si se trataba de tu propia familia, no debía protegerla sabiendo que podría dañarla.
De nueva cuenta se río de si mismo que clase de cosas estaba pensando, el olor de Danna le estaba afectando de mas, esa cercanía estaba nublando sus sentidos y que alguien fuera capaz de hacer eso en él, era peligroso.
- Quizás su aroma solo atrae a lobos y eso puede ser sumamente peligroso Mademoiselle Danna - prueba de que era peligroso, casi tanto como la debilidad que sufría por su aroma era que el aroma le había llamado a él.
La respiración ajena en su cuello era tentador, deseaba poder moverse para besarla pero no era apropiado y lo mejor era que no llamara de más la atención.
- Tal parece que nuestros aromas se atraen, ¿Qué clase de combinación serán capaces de crear? - una sonrisa juguetona se dibujo en su rostro - Me encantaría poder descubrir eso de ser posible algún día - Astor jamás se queda a con tentaciones... Aunque existen tentaciones que matan no solo a los gatos si no también a los lobos.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Los perfumes de las flores son sus sentimientos.
Heinrich Heine
Heinrich Heine
Danna también oyó las palabras del gentío sobre ellos dos y sonrió ante ellas. – Si sé cómo controlar el lobo… ¿Por qué preocuparse?- sonrío contra él escuchándole, esbozando una picara sonrisa, la que Astor no vio ya que se encontraba aún contra su cuello, recostada en su hombro.
-Que esta sugiriendo Messier? Una velada a la luz de las velas o a la luz de la luna?- Río suavemente ante sus palabras dichas, ya que el joven con el que se encontraba cuerpo contra cuerpo, bailando como si solo existieran ellos dos, no parecía ser ni por asomo el romántico hombre de velas y palabras bellas, si no todo lo contrario, decidido en las pasiones y dominante en ellas, de quien solo en noches frenéticas soltara alguna que otra orden que acatar, olvidándose de flores y romances que para él seguramente serian palabras vacías, inútiles.- No parece ser el caballero que seduciría con bellas y tiernas palabras – comentó sonriendo ligeramente dejando un tierno beso en su cuello.
Alzó la mirada hacia él, separándose levemente de su pecho donde se encontraba resguardada entre él y su cuello, para encararle en una mirada descarnada, con los verdes ojos brillando como si de un faro tratase, la brillante luz en el océano que impedía que los barcos se perdieran. Irónicamente pero, a la luz de sus verdes orbes cualquiera podía perderse y por lo que parecía no el más avispado lobo resistía a la profundidad de la loba disfrazada de gata, que aguardaba su momento para jugar un poco con él.
- Su aroma me enloquece y me hace desear cosas que nunca deseé… ¿Pero como confiar con un lobo disfrazado de lobo? yo solo soy una delicada flor…Como juntar entonces... ¿el lobo y la flor? O ¿el lobo y el gato?
Su melodiosa voz solo retumbó entre ellos, creando un espacio privado que solo consistía en ambos lobos. Le siguió mirando, por un lado temerosa ya que el lobo quería salir a jugar con ella y por el otro lado juguetona ante aquella situación y aquel olor que le cautivaba, que la confundía hasta el punto de solo desear pasarse la noche en aquel aroma, besando aquel cuello… Siguiendo en todo momento el baile, volvió a verse apresada por sus fuertes brazos contra el cuerpo ajeno, danzando de nuevo. Danna sonriente disimuladamente volvió a besarle el cuello, aspirando así su aroma guardándolo en su memoria. Tras aquel efímero suave beso alzó la mirada de nuevo a él.
- Crearíamos un excitante aroma…Algún día quizás - coincidió murmurando contra los labios ajenos, sintiendo su respiración, sus alientos entremezclándose…quedaba tan poco para cruzar la línea y besarse. Estaban a escasos centimetros, a un segundo de rozarse, pero el ambiente y las habladurias no eran de ayuda a la hora de dar el paso. Finalmente optó por sonreirle -…pero no olvide que no solo los gatos se meten en la boca del lobo…- añadió mordiéndose el labio inferior conteniéndose a mordérselo a él. Era excitante jugar con un lobo tan fuerte como aquel, quien resguardaba su autentica cara o eso era lo que ella pensaba y no creía ir muy herrada. Ella nunca era así, es más tras recordar lo de su familia, tendría que estar triste, pero no hoy. Ese lobo y su aroma, sus manos, su presencia la estaban alterando y tentando como nunca antes lo habia logrado. ¿Sería su aroma? O su porte?...el que indicaba que se encontraba ante un lobo forjado en hierro, un hombre de palabra y fuerza, como ninguno igual.
Última edición por Danna Dianceht el Vie Ago 23, 2013 7:15 am, editado 1 vez
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su perfume...
Juan Ortíz
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Demasiado bella, segura, atrayente y por tanto peligrosa; Astor no dudaba que supiera como controlar lobos, pero nunca se había topado ella con uno como él y de eso se encontraba completamente seguro. No por lo que se decía que cada uno era diferente y único si no porque, había por lo general similitudes pero sus rasgos de personalidad le volvían verdaderamente peculiar, aspecto que al parecer no se notaba mientras estaba al lado de esa mujer.
Sonrío imaginando la escena de la velada romántica, bien podría él fingir algo como eso para conseguir lo que deseaba de alguna mujer, más se notaba que ella no era de esas que no cedían ante promesas de romanticismo y finales felices como los que muchos prometían. No era porque no pudiera decirlo de manera seria, sino porque notaba como ella no era como las demás tampoco; Danna era capaz de notar cosas de él diferentes que otras no y no solo se refería a su aroma que desde su punto no tenía nada de particular.
- Bueno, una velada a la luz de las velas no puede ser precisamente para decir bellas y tiernas palabras, puede ser un lugar para una conversación sería - miro a las demás parejas que bailaban - o para dejarse guiar por los instintos animales que gobiernan nuestro interior - esa era la verdad de él, su instinto animal quizás estaba demasiado desarrollado desde antes de ser mordido, pero aquella maldición de la luna solo logro acrecentar ese instinto. Aunque no lo dijo, curiosamente estaba dispuesto a renunciar a su instinto y decir toda aquella clase de palabras de la manera más sincera que pudiera a esa mujer.
La mirada de ambos se concentro en la de quien tenían al frente y el inquisidor presto completa atención a las palabras que salían de los labios femeninos; de un momento a otro le llego la arrebatadora necesidad de sentir esos labios sobre los suyos, justo como antes lo había deseado, solo que ahora le costaba más trabajo contenerse por lo que se enfoco en responder a las preguntas que le eran formuladas.
- ¿Qué se puede perder confiando? - sabía que mucho, pero era algo que valía la pena intentar a costa de cualquier cosa - Eres más que una delicada flor y mucho más que un gato… y siempre existen maneras de juntar lo que parece imposible - se acerco al oído ajeno y bajando la voz comenzó a susurrarle - Si eres una flor te vigilare de cerca, tanto como me sea posible e incluso aunque termine por espinarme no me alejare… y si eres un gato igual te protegeré, no permitiré que me te alejes, te acorralare y te mostrare que de alguna manera somos iguales hasta que termines por darte cuenta de que eres una loba y no te puedas alejar más de mi. - se alejo entonces y sonrió - Esas son solo algunas ideas.
El roce de los labios sobre su cuello era tan efímero que maldecía a los presentes a aquel baile, a que no pudiera llevarle a otro sitio. Danna estaba segura de que el aroma que crearían sería excitante y si los asistentes de aquel baile supieran de eso estarían completamente de acuerdo con cada una de las cosas que decían y pensaban.
Las acciones de la defina eran cada vez más tentadoras para él, que se contenía en exceso por no terminar besando sus labios o rozando con lentitud la piel descubierta de ella.
- Pues solo resta esperar y ver que es lo que nos depara el futuro, es probable que creemos ese aroma más pronto de lo que esperamos… - se aseguraría de poder crear ese aroma único entre ellos lo más pronto posible después de que aquel encuentro terminara; al pensar en alejarse de ella una incomodidad surgió en todo su cuerpo haciendo que de nuevo se cuestionara sobre lo que le estaba ocurriendo - Y… ¿Qué o quién le hizo venir a este baile? - suspiro - a menos que al igual que yo le hayan obligado a asistir… - hasta esos momentos recordaba cual era su misión inicial pero ya no le interesaba cumplir con esas ordenes.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
El perfume es la forma más intensa del recuerdo.
Una especie de lenta obsesión.
Jean-Paul Guerlain
Una especie de lenta obsesión.
Jean-Paul Guerlain
Sonrío ante las palabras susurradas del joven. Las que habían provocado en lo más hondo de su alma un estremecimiento, un leve temblor… ¿De anticipación? Era curioso como su cuerpo reaccionaba al cuerpo ajeno y a aquella grave voz, perdiéndose en ellos. – Entonces mucho me temo que terminaré cayendo en sus manos en ambas formas. - Alzó la mirada hacia él- Eso dice mucho de usted. Denota posesividad tanto hacia la bella y delicada flor como al curioso y pequeño gato. ¿Es posesivo Astor? - preguntó mirándole intensamente. Sentía sus brazos rodearla, protegiéndola de los demás bailarines. Era como si la apartara solo para él, pero no se quejaba... se sentía tan bien en aquellos fuertes brazos.
Escuchó sus preguntas y sonrío- Fui arrastrada por las damas que conoció - Explicó acercándose más a él - Me alegro que al menos no sea la única a quien le han obligado a asistir a este baile, tan sumamente corriente…Claro que, su presencia lo cambia todo - añadió ligeramente sonrojada. Tosió intentando desviar los ojos ajenos de sus sonrojadas mejillas - Los motivos de mis amistades fueron pasar una noche diferente y aprovechar que me encuentro en París. Les gusta sufrir de mi aburrida compañía y aunque no lo admitan, creo que también hacen sus esfuerzos para que encuentre a alguien – En su rostro se hizo una mueca de desacuerdo y desagrado, no era una mercancía que vender al mejor postor, ¡por el amor de dios! - ¡Casamenteras! – Exclamó poniendo los ojos en blanco, carcajeándose dulcemente después de aquello.
- Y su motivo de arrastre? - Preguntó con curiosidad. Hasta ahora de él solo conocía que compartía su misma condición. - Si se puede saber claro. No le morderé si no contesta.. O quizás sí – dijo jugando con él, volviendo a reposar su cabeza en su hombro y mordérselo suavemente. Quería saber quién era en realidad, presentía que algo ocultaba, como ella su condición de la realeza. Pero ella no desvelaría su secreto hasta estar segura de no correr riesgos con aquel joven. Muy pocos conocían su condición y maldición, como para ir alardeando de ambas cosas, conociendo el peligro que tendría que esa información llegara a malas manos.
Siguió centrada en aquel aroma picante que tanto le atraía, sintiendo la calidez de su piel, relajándose contra él. La música no dejó de sonar, y él la llevaba, sin dejar de danzar en ningún momento. Mirándose fijamente sin desviar por un instante las miradas, Danna no podía dejar de pensar en lo que estaría pensando Astor de ella o de aquel precioso momento. Viéndole así, no parecía alguien que se dejara llevar por su bestia interior, era dulce y tierno con Danna. Su rostro permanecía calmado y sus ojos bebían de ella. Quizás no fuera consciente de aquella faceta suya, pero Danna si se había dado cuenta. Aquella mirada y su presencia no hacían más que decirle que estaba con él a salvo.
Encandilada y seducida por aquel joven lobo, no fue hasta que los brazos ajenos dejaron de mecerla, que se dio cuenta del silencio. -¿Se acabó?- Preguntó confundida. Normalmente en estas fiestas la música era lo único inagotable, siempre sonando, siempre gente bailando. Pero en efecto en esta ocasión, parecía que los músicos hubiesen decidido parar unos minutos y reponerse, tomarse un tiempo para beber agua y coger fuerzas para lo que aún quedaba de noche.
Danna miró detrás de Astor, y las demás parejas lentamente dejaban de mecerse dirigiéndose a las bebidas, abandonando el medio de la pista, dejándolos solos.
En verdad se encontraba algo cansada, llevaban bailando mucho tiempo sin ningún descanso por en medio, quizás ya era hora de hacerlo. Alzó la mirada hacia sus ojos y le sonrío coqueta – ¿Qué le parece si salimos a tomar el aire? – Le preguntó sin dejar de sonreírle. Por el rabillo del ojo fue capaz de ver como una pareja regresaba de ocupar uno de los balcones de la residencia donde se llevaba a cabo el baile. – Tenemos un balcón libre – señalo con la cabeza hacia uno de los lados, indicándole. - Podremos hablar con más calma…Y sin tanto público. - Agregó molesta por el acoso de las miradas de la gente, como de su grupo de amistades, que debían encontrarse hablando de ella y de su pareja. Sacando a colación el hecho de que había bailado todo el rato con joven, sin cambiar de pareja, desde que fue en su búsqueda.
Clavó su intensa mirada en la ajena, esperando por su respuesta a su petición. No podía dejar de mirarle, era un imán para ella. Se sentía intrigada por él y su aroma le nublaba el juicio, haciéndole desear cosas que antes nunca había deseado. ¿Se sentiría él igual por ella? ¿O para él solo sería un juego?
Cuando pensaba que Tras aquella noche quizás no se volverían a ver, Danna se negaba en su cabeza ante la idea de no verlo más, no quería alejarse de aquel aroma y de aquel lobo. No... por el momento, en toda la noche.
Última edición por Danna Dianceht el Vie Ago 23, 2013 7:14 am, editado 1 vez
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer un hombre enloquecido besará una mujer.
José Ángel Buesa
No se consideraba para nada posesivo y fue ese el motivo por el cual las palabras de la joven con quien bailaba le desconcertaron un momento. Pensaba refutar esa idea pero algo se lo impidió notando de nuevo como su cuerpo se tensaba e intentaba proteger a la flor de todo lo que les rodeaba en ese lugar, era acasó que nunca antes había notado esa posesividad.José Ángel Buesa
- No me considero de esa manera solo soy protector - sonrío burlonamente. ¿Él, protector? ese era un gran chiste, vaya que de vez en cuando se cargaba un sentido del humos que desconocía. Por un minuto se imagino si los que le conocían de la inquisición escuchaban esas palabras, muchos de ellos seguramente habrían dicho que él seria muchas cosas, menos esas que la joven frente a él decía.
Que alegre lucía al comentarle quien le había obligado a asistir a aquel baile, Astor por su parte no tenía tan buenos motivos para asistir a aquella celebración.
- Tiene usted razón, yo estaba terriblemente aburrido y planeaba irme cuando mis ojos se toparon con una joya entre todo esto - le miro, apreciando el sonrojo que le resultaba tan agradable en las mejillas ajenas - No creo que usted sea aburrída en absoluto, su compañía es sumamente gratificante - lanzó una mirada fugaz a las amigas de Danna, que les miraban completamente embelesadas - Se nota que ellas solo buscan lo mejor para usted y debería sentirse contenta de tener amigas que se preocupen de esa manera por usted - era irónico que ellas buscaran a un buen partido para su amiga y ella terminara con él, que por lejos era el peor partido que cualquier mujer pudiera tener.
Su mente busco de manera veloz algo creíble que decirle a Danna sobre su asistencia a ese baile, la verdad era algo que ella no podía conocer pues era demasiado peligroso para cualquiera saber que él era un inquisidor. Además como decirle a una mujer que despedía aquel aroma dulce que él era un asesino, alguien que cuando recibía una orden no dudaba en cumplirla y que incluso se había visto en la necesidad de asesinar licántropos y familias enteras… esa era una verdad que nadie debía conocer.
- Debía venir, es que suelo asistir a esta clase de eventos muy pocos y existen algunos a los que me es indispensable asistir para que sepan que sigo vivo - río y justo después sintió como los dientes de Danna presionaban su hombro - si fuera un humano normal, correría el riesgo de volverme lobo ¿sabes? - bromeo con ella, porque era esa clase de cosas que solo se podían llevar a cabo entre seres de la misma raza.
La música les guío por un rato más en los que de nuevo el mundo se extinguía a su alrededor solo para dejarlos a los dos sumidos en su particular burbuja en la que nada malo pasaba. Astor no pudo notar cuanto tiempo bailaron en silencio solo se dio cuenta del momento en el que la música ceso y se detuvo.
- Si, ya se ha acabado la música pero le reiniciaran en cualquier momento - miro de un lado a otro - creo que este es el momento perfecto para tomar un descanso y beber algo - escucho entonces la petición de la joven y agradeció que no fuera de esas que le gustara exhibirse en esa clase de fiestas; odiaba a esa clase de mujeres que se colgaban de su brazo y le llevaban de un lado a otro aprovechandose de que no pudiera actuar como normalmente para librarse de ellas rápidamente - Seguro… - respondió al tiempo que ofrecía su brazo a la joven para comenzar a caminar con rumbo al balcón que antes le señalo - ¿vamos? - quien diría que después de todo aquel lobo podía ser tan educado y consciente cuando encontraba a la persona adecuada para serlo.
Si bien emprendieron el camino, más miradas que las de antes se posaron sobre de ellos. Debía ser sumamente extraño que bailaran todo el rato sin detenerse ni cambiar de pareja; el inquisidor además era bien conocido por solo bailar una o dos piezas y después retirarse completamente de la pista de baile pues no era algo que le gustara, mientras que con Danna había disfrutado cada segundo.
Cuando llegaron finalmente al balcón el numero de miradas se redujo considerablemente y cuando el baile iniciara nuevamente seguramente se olvidarían de ellos, que era lo que Astor estaba esperando.
Desde el balcón podía observarse el esplendor del jardín del Palacio Royal, así como las estrellas que brillaban en lo alto y para fortuna de ambos ninguna luna llena que iluminara gloriosa la noche.
- Hay mucha más paz aquí y muchas menos miradas curiosas sobre nosotros - sonrío a la joven - ¿Tan extraño fue nuestro forma de bailar? o ¿Bailo horrible? - en aquella paz que los envolvía lejos de todo, el lobo pudo notar como el aroma de la mujer se volvía más irresistible y seductor que antes pues ahora no había más olores que nublaran un poco su esencia así que se vio forzado a mantener la calma y no terminar acercandose a ella para besar aquellos labios que también eran por si mismos una tentación para él.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Más que cualquier olor, es delicioso el perfume del hombre.
Jorge Debravo
Sonrió ante las palabras del joven y rió ante la broma que le dijo, volviendo esta a morderle cariñosamente el hombro de nuevo – Solo cuando nuestras mandíbulas crecen,ahora soy una loba indefensa - dijo ella sonriendo dejando mecerse. Al terminar la música, Astor se mostró e completo acuerdo en salir al balcón que habían abandonado una pareja hacia unos instantes. Enseguida se encontró llevada de su brazo, bajo la atenta mirada de todos, haciéndola enrojecer. Debería estar acostumbrada a ser el centro de atención, pero nada más lejos de la realidad. Cuando estaba en su papel de duquesa, fingía... pero en aquel baile solo era Danna sin mascaras, sin formalidades reales, sin deberes ni expectativas que cumplir…solo beber de aquella agradable sonrisa del atractivo lobo que la acompañaba.Jorge Debravo
Al llegar al balcón, al estar más resguardados de miradas ajenas, ya se podía notar entre ellos un poco mas de intimidad. Sonrío y observó las estrellas – Hoy es una bonita noche- Y no hay luna, agregó en sus pensamientos. Aquella noche parecía perfecta. Sin apartar la mirada de la ajena en ningún momento, rió ante sus preguntas, negando con la cabeza divertida.
- ¡Oh, no! Si baila genial – Le sonrió, alabándole - Tendrías que ver los bailes escoceses e irlandeses. De seguro que si me pusiera a bailar de esa forma en estos bailes, me echaban por más importante que fuera en Escocia…- Se calló de repente al darse cuenta de la metida de pata que acababa de hacer. Ya había revelado más de la cuenta, más de lo que debía ante aquel desconocido lobo. No era que sus acciones no le fueran portador por completo de su confianza, pero cuando se trataba de sus gentes, su familia o lo único que conocía como a tal, era recelosa darse a conocer y mas ante otros lobos.
Desvió la mirada turbada, apoyada en la barandilla del balcón, con la mirada perdida en el firmamento, contemplando el palacio Royal. Deseó en sus adentros que Astor no se hubiese dado cuenta de su desliz y que no le diera importancia, aún así el silencio que se produjo, le indicó que todo lo contrario. – Creo que fuimos la mejor y la más bella pareja – dijo intentando distraer la mente del joven - ¿No vistes sus miradas? Todos nos deseaban – Bromeó riéndose.
Le miró por el rabillo del ojo y con la mano le indicó el espacio que quedaba a su lado, volviendo a fijar su mirada de nuevo a las vistas de la ciudad, sintiendo la cercanía del lobo – Las luces de la ciudad… se me hace tan diferente a lo que mi alma anhela. Aún cuando no somos lobos, la libertad de la naturaleza nos llama. De nuestra condición lo único que me gusta es aquella libertad absoluta cuando corremos por el bosque sin destino, solo por el placer de hacerlo y sentir el bosque bajo nuestras patas…- Suspiró, llevaba ya mucho tiempo en Paris y echaba de menos su tierra – Echo en falta mis bosques…aquí tengo miedo que en luna llena puedan seguirme.- Se giró, deseando no ver más aquel paisaje tan diferente al suyo.
Al girarse se encontró con Astor a apenas pocos centímetros de ella. Alzó la vista hacia él y le sonrió - ¿Nunca se ha sentido vigilado y hasta seguido por estos bosques? Quizás sea yo…pero creo que Paris es la tierra más insegura para todos nosotros – Un escalofrió involuntario la sacudió, acordándose de la ultima luna llena donde fue testigo del paso de unos inquisidores. Eran como ella licántropos, pero su aura…sus ojos relucían maldad y ensañamiento, buscaban presas para aquella noche y por suerte, logró esconderse y salvarse a ambas; su loba y ella. No obstante aquel sentimiento de miedo le siguió hasta rato después.
Un suspiro escapó de sus entreabiertos labios, quedándose de nuevo absorta mirando fijamente los ojos a Astor. Estaban a un paso de volver a rozarse, a segundos de mezclar sus alientos…tan cerca.
Dentro del edificio, la música volvió a sonar, envolviéndolos de nuevo en la armonía de los instrumentos y sus ritmos, ahora siendo estos más lentos que anteriormente. - Los músicos terminaron su descanso - murmuró Danna sonriéndole dulcemente – Ahora no tenemos todas las miradas hacia nosotros…ya no somos el centro de atención. – Ladeó la cabeza mirándole, oliendo su aroma por todos lados, rodeándola.
Era un aroma exquisito, picante, dulce, acido… una mezcla intrigante y seductora, que no dejaba de tentar a su loba y a la misma duquesa, preguntándose a que sabrían aquellos labios pecaminosos que contenía el lobo. En aquel momento se sentía como un cordero ante el lobo, fascinada y aterrada a la vez. Astor tenía algo que por primera vez en toda su existencia, le hacía temblar de expectativa y miedo a lo desconocido. Temor a la naturaleza salvaje de los lobos, naturaleza a la que tanto se había negado y atado.
Última edición por Danna Dianceht el Vie Ago 23, 2013 7:18 am, editado 1 vez
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Debilidades... No tenías ninguna, yo sólo una, que amaba.
Bertolt Brecht
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Él no estaba completamente seguro de decir que era una loba inofensiva, cualquiera realmente inofensiva nunca hubiera llamado mi atención de la manera en la que ella lo había hecho. No podía negarse a estar con ella más tiempo y por eso precisamente es que se encontrábamos en el balcón.
- Si, es una noche hermosa - no podía hablar de la noche, solo podía hablar acerca de ella. Su presencia cambiaba todo a su alrededor.
Río cuando su conversación sobre el baile seguía activa y las dudas atacaron al inquisidor cuando de los labios de la fémina salieron unas palabras que llamaron completamente su atención… ¿importante?, eso le llevaba a cuestionarse sobre la verdadera identidad de la dama frente a él. Comenzaba a dudar de que estar con ella fuera verdaderamente una buena idea, si era alguien realmente importante su papel como inquisidor podría estar en serios apuros; proteger a las personas importantes era su responsabilidad pero defenderla a ella no le simbolizaba una verdadera responsabilidad e incluso aunque ella fuera realmente importante su naturaleza de loba no la dejaba fuera de poder estar entre las listas para caza.
- Así que Escocia… - le sonrío de manera encantadora, esperando generar en ella confianza para que le dijera cual era la verdad sobre ella, eso a pesar de que él jamás revelaría nada a ella - has dicho ¿Importante?… porque de ser así me siento mucho más honrado de encontrarme en su presencia - esperaba que sus palabras le provocaran para que hablara.
No tenía la menor duda de sus palabras, había notado perfectamente que entre todos los asistentes eran la pareja que más llamaba la atención pero recordaba las miradas de los hombres sobre la mujer y sentía una furia creciente dentro de él; en ningún instante le agradaba que otros pusieran los ojos o las manos en algo o alguien que primeramente llamaba su atención y en segunda que estaba en sus manos.
- Si, pude notar sus miradas a la perfección - fue lo único que respondió ante la pregunta de la joven, evadiendo la ultima parte de que todos los deseaban… solamente él sentía el derecho de desearla.
Camino hasta quedar a su lado muy cerca de ella y le miro ignorando por completo las luces de la ciudad, toda su atención estaba centrada en ella.
- Si, la libertad es algo que siempre llama pero creo que eso no tiene mucho que ver realmente con la naturaleza que poseemos porque incluso los humanos comunes la buscan - decía las cosas según lo había observado durante su vida - y te entiendo, cualquiera echa de menos sus zonas conocidas, estar en otro lugar nunca es completamente cómodo - enfoco sus ojos finalmente en los verdes de la mujer cuando ella volteo hacía él - corremos peligro en cualquier lado eso no es exclusivo de un solo lugar.
No le gustaba por donde estaba desviandose la platica, estar vigilado… claro que les vigilaban a todos cuantos podían y como prueba de eso estaba él en esa celebración de personas ricas pero eso era lo que debía hacer siempre, no tenía más opciones que llevar a cabo cada orden que recibiera y disfrutar de ellas sobre todo si en ellas se incluía sangre y una que otra mujer.
- Bueno eso debe ser porque no eres de por aquí… en un inicio me sentía justo como tu pero las cosas cambian al pasar el tiempo, aún así nunca puedes descuidarte de más si no quieres terminar en las manos de los inquisidores o lo cazadores - nada de eso era problema de él, por obvias razones y solo podía intentar tranquilizar a la mujer y desear que nunca se encontraran en una situación desafortunada.
La música volvió a sonar y Danna le habló de manera tentadora por lo que se acerco hasta ella y su peculiar olor, rodeo el cuerpo femenino con sus brazos y la acerco hasta él.
- Tienes razón… nadie nos presta atención ahora - se inclino apenas un poco y beso la comisura de los labios de la mujer levantandose sin dejar de mirar los ojos femeninos - lo lamento, necesitaba hacerlo - y sin esperar más comenzó a bailar con ella con aquel maravilloso paisaje a su alcance y una aura más personal entre ambos - espero que mi manera de actuar no le haga molestarse es solo que ya le he dicho… su aroma es embriagador y tal parece que no puedo mantenerme alejado - en esos momentos el inquisidor aún no lo sabía pero Danna se estaba convirtiendo en una debilidad… una que había intentado evitar toda su vida.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
El sueño de un hombre comienza al sentir la sonrisa de una mujer, y continúa cuando esa delicadeza se convierte en una caricia en sus labios.
Anonimo
Anonimo
El grande secreto de la aristocracia, cuando descubrirse y cuando no. Permanecer callados, cautos o incautos y descubrir quienes realmente son; quitarse las mascaras de la normalidad. Aunque para Danna todo resultaba ser lo contrario. Su lado formal, su papel como duquesa era su máscara contra el lado más dulce y relajado, con el que lograba ser otra joven mas…Aquella informalidad era su tez de verdad. Irónico que para una duquesa nacido para serlo resultara todo aquello una actuación para esconder quien realmente era.
Bien, no supo que contestarle, que rebelar de sí misma. No tenia motivos para desconfiar del joven lobo quien no hacia más que comérsela con los ojos. Al contrario, hasta el momento Astor había sido todo un caballero. Aún así no debía olvidar el peligro que corría si alguien que supiera de su doble condición lo avisara a la santa Inquisición, los que tardarían poco en llegar y llevársela para condenarla como un simple perro más. Clavó su mirada en sus ojos, indecisa, con aquella revelación se jugaba más que su propia vida, también la de sus gentes. - No es lo que cree… - mintió mirándole con un rostro sereno sin pizca de alarma ante la mentira, o aquello intentó.
Había que decir que la sonrisa con la que el joven le profesaba no era de ayuda a la hora de decidirse. Su agradable sonrisa parecía sincera sin rastro de maldad alguna en sus palabras y aquellos ojos…que le atravesaban el alma. – Solo soy de clase alta y si…de Escocia - asintió- Lo que ocurre que en los pueblos escoceses cualquier apellido puede ser importante, y por legado de mi familia cualquiera que viva en aquellos parajes me conocerá por ello. Desde siempre la familia materna han sido médicos, con la curiosidad de atender tanto a los reyes como a la pobreza. Es por eso que me consideran importante, muchas gentes les debe la vida a mi madre y hasta a mí, todo y que no soy más que una aprendiz en el arte de sanar - explicó con media sonrisa. La joven esperó que aquello sirviera para disipar dudas y calmar la curiosidad del joven en torno a ella. Presintiendo en el fondo que le descubriría la mentira, solo de escuchar tan rápidamente aquella respuesta, que en caso de haberle contado quien era en verdad, se lo habría pensado mucho más.
Con la mirada fija en el lobo, asintió a cada una de sus palabras, emitiendo un temblor ante nombrar a los inquisidores, a los que espera no encontrarse jamás. ¡Se decía tanto de ellos! Todo malo y ruin… ¡Podían ser capaces de destruir familias enteras simplemente por ser licántropos! A su parecer, toda criatura que asesinara y sintiera placer con ello, debía de ser aniquilado. Ya suficiente asesinos tenían los humanos de por sí, para agregar criaturas sobrenaturales. Pero de ahí a asesinar solo por pertenecer a la lista de criaturas de la noche, resultaba completamente injusto ¿Y si fueran como ella? En su vida había herido a las personas, aún ni como licantropa lo había hecho ¿Merecía ella también aquella suerte?
– No me he encontrado jamás con ellos por el momento y espero no encontrarme nunca en aquella situación. Solo sé hacer el bien ante los demás…Que se encarguen de criaturas ruines y malvadas – suspiró- bien, lo encuentro aceptable. Pero, qué sean capaces de asesinar a simples niños o gente que nunca ha hecho nada, solo ser culpable de una maldición no querida… - Negó con la cabeza firmemente convencida que aquel no era el camino que dios querría para ellos.- El secreto será mezclarse entre el gentío, ser uno más escaqueándose de cualquier señal de alarma y ser mas lista que ellos – A ella le había ido bien así. Ya pasarían más de veinte cinco años en qué era licántropa y andaba sola sin su familia. Nunca había sido descubierta y los pocos cazadores que la habían conocido se fueron con la sensación de estar ante una alma bondadosa, un ángel.
Poco creería Danna, que justamente en aquella fiesta había sido descubierta por un inquisidor, el que no temblaría antes de apuñalar a sus víctimas o desgarrarlas con sus propias manos. La loba había sido cazada sin remedio en cuanto el joven posó sus intensos ojos sobre los suyos, solo con la diferencia que habia sido encarcelada por sus brazos y no por el golpe de gracia de su último aliento.
En cuanto la música los envolvió de nuevo, de pronto todos sus temores fueron acallados por unos fuertes brazos que la rodearon, protegiéndola de todo el mundo y unos labios que probaron los ajenos. Rozándose, probando la textura y sabor en un efímero beso que tardó un suspiro dejando atrás las ganas de más, de fundirse en un beso por completo…volver a probar su intenso sabor. Danna se sonrojó, emitiendo un leve gemido de queja en cuanto aquellos labios se separaron de ella.
Su primer beso…
Mirándole rió al sentir como esta vez se movían con más gracia con sus cuerpos fundidos en la privacidad del balcón y la noche que los rodeaba, juntándose más. Parecía un baile desgarrador, en que los dos se miraban intentando averiguar que sería el próximo paso. Danna se mordió el labio inferior, conteniéndose las ganas de pedir un segundo beso. Cuando girando entres su brazos, se entremezclaban los alientos, solo deseaba fundirse con él, probar de aquella boca…morder sus masculinos y descarados labios. – No me molesta. Solo me sorprendió y quizás... no me negaría a repetirlo – murmuró contra sus labios, alejándose de ellos de forma juguetona, volviendo a danzar junto a él.
En ningún momento dejó de mirarle a los ojos, de comerse con las miradas, mecerse con los cuerpos. Era tan perfecto, todo parecía estar en su lugar.
– Este fue mi primer beso– Confesó finalmente mirándole con intensidad, y un cierto toque de timidez, sonrojandose. Nunca se había preocupado antes por las pasiones, las había mantenido siempre atadas y encerradas en su interior, con miedo a que le desbordaran y pudiese algún día su loba matar a un ser querido. Ahora la situación carecía de control. Iba directa a perderse en un mar desconocido en compañía de un licántropo que podría parecer un salvaje y temido pero que con ella era un como un lobo cuidando de un pequeño gato, dándole cobijo, protegiéndolo de los demás…tierno y cuidadoso siempre con ella. Anhelaba que la besara de nuevo, que arrasara sus labios y la marcara, para recordar siempre de quien fueron sus labios por primera vez. - Y dime...¿Suele robar besos a bellas damas? o ¿Fui la excepción esta noche? - Preguntó coqueta en una tierna sonrisa, que no intentaba otra cosa que tentar al lobo para que cayera dos veces bajo la misma piedra.
¿Lo que mas deseaba entre sus brazos? Que esta noche no terminara nunca.
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Los cuentos que a mí más me gustan son de amor y de guerra.
Marcelo Birmajer
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Fue capaz de detectar la mentira de la fémina incluso antes de que ella pensara si quiera en responder algo a él, y como no notarlo si había tardado más en hablar que las ocasiones anteriores, su voz dejo notar duda; así que ahora después de aquel interesante baile se dedicaría a indagar un poco más sobre la mujer del aroma irresistible con la cual había estado compartiendo durante toda la velada. En alguna otra ocasión habría pensado en enfrentar realmente una mentira pero no con ella, ni aunque le mintiera de manera tan descarada en la cara así que solo sonrío, demostrando esa caballerosidad que no poseía en lo absoluto.
- Entonces creo que he malinterpretado sus palabras, una disculpa por eso - que ella creyera que se tragaba su mentira, después las cosas no serían tan poco claras para él, después de todo con espías de la inquisición a quienes poderles preguntar nada era realmente imposible.
Escucho la explicación que siguió pero aún existían dudas dentro de él, que no dudaría en resolver. Una mujer de clase alta no dudaba en hablar sobre lo que era, además estaban en un evento de personas de clase alta, no era lógico que ella lo fuera también entonces cual era el temor a hablar de eso.
- Debe ser porque nunca he ido a Escocia que no sé como se dan las cosas allá - acaricio la mejilla de Danna - Una familia de médicos que fascinante, por lo general muchos de los que son de clase alta solo se dedican al comercio o negocios - pocas personas se interesaban realmente por otros y eso simplemente le parecía una completa perdida de tiempo, cosa que por respeto a la mujer no le diría en ningún momento.
¿Respeto?… El inquisidor se quedo pasmado ante ese pensamiento, de nuevo estaban viniendo cosas extrañas a su mente pero no debía preocuparse más por esa clase de resbalones que era lo que significan simplemente para él, ni más ni menos.
Una loba que creía nunca antes haberse encontrado con inquisidores, ¿Qué pensaría de saber que él era uno?, por supuesto que no planeaba decirlo, pero si sugerirlo. Nadie podía confiar en las personas que les rodeaban y mucho menos los sobrenaturales como ella.
- Pero es imposible de saber donde están esos inquisidores - se acerco al oído de ella - he escuchado que son muy astutos y se encuentran en donde menos se espera… no me sorprendería que existieran algunos colados en esta fiesta y por eso debemos tener cuidado con lo que hacemos y decimos - Nada le pasaría a la mujer por estar a su lado, pero era mejor que se cuidara de otros inquisidores no solo de él, además Astor tenía otros planes para ella. Se alejo entonces de ella para mirar sus ojos - y como has dicho París es un sitio más peligroso que otros sitios, aquí existen más inquisidores que en otras partes así que tener más cuidado del normal no esta de más - Empezó a ignorar entonces el hecho de que le fuera completamente extraño que le preocupara, total una vez que se separaran nada más pasaría y la mujer ya no importaría más… nunca más.
Seguían rodeados solamente por lo que acababa de pasar entre ellos, no había sido un beso que Astor esperara dar a una mujer como aquella pero algo era mejor a nada, y no deseaba desaprovechar esa oportunidad de volver a verla haciendo alguna acción de manera tan imprudente. Saber que el beso no le era desagradable hizo que sonriera.
- En algún momento lo repetiremos algo me lo dice - menciono antes de que Danna se alejara de sus labios para continuar con su baile el que les ayudaba a estar cerca uno de otro y saberse seguros.
Cuando escucho sobre lo del primer beso, le pareció increíble, ¿Era cierto o una absoluta mentira? pero al notar el sonrojo de las mejillas de la hermosa mujer no hubo duda alguna de que sus palabras eran reales y su corazón se acelero al saber aquello - Me honra al saber eso y de verdad que espero que no haya sido inconveniente actuar de semejante manera - sus ojos eran absorbidos por aquel par de resplandecientes ojos verdes que le miraban fijamente y negando observo al cielo - Claro que no suelo robar besos a las damas, usted ha dios la excepción de la noche y de la vida - mentía claro estaba pero la fémina no necesitaba saber la verdad, mejor que se quedara con sus creencias de caballeros bondadosos y de buenas intenciones - así que no piense en que regularmente suelo hacer esta clase de cosas, la verdad es que usted me ha cautivado y me encantaría poder verla después de este día - sonrío esperando que la mujer que abrazaba cada vez de manera más cercana aceptara aquella propuesta.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.
Oscar Wilde
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No podía estar más de acuerdo con sus palabras. Aquello, aquel beso debía repetirse y visto que no iba a volver a besarla o por lo menos por el momento, asintió, deseando que así fuera y un día no muy próximo se encontraran en algún lugar más privado que un evento de tal tipo. Y allí pudieran saciar sus curiosidades el uno sobre el otro. Danna ante estos pensamientos frunció el ceño ¿Desde cuándo ella era así? ¿Aquel lobo la hacía delirar? Era inocente hasta que se demostrara la contrario y nunca había tenido algo como una relación y menos un emparejamiento formal, un prometido. Por lo que en las artes de la intimidad, era un mundo nuevo para ella. ¿Seria aquel lobo quien le instruyera en una cálida noche?
Río de nuevo ante sus pensamientos. ¿Qué le pasaba? Suspiró intentando poner la mente en blanco, encontrándose con que era sumamente difícil al tener el lobo bailando con ella piel con piel, aroma con aroma. Y todo aunque lo intentara, ella no era indiferente a ello, a él.
– Eso espero, espero…- Musitó ahogadamente contra su hombro, donde apoyaba su cabeza, mientras su cuerpo era manejado por el lobo quien la llevaba a su antojo bailando por el balcón. Sonrío contenta, era la primera vez que encontraba un joven que pudiera llevar la batuta en el baile. Aquello le gustaba, era tan diferente a lo que normalmente se encontraba en las fiestas de aquel calibre. Era como si en vez de que la bella mariposa volara contra el aire, luchando por sobrevolar y tomar el control, de repente el aire la meciera y la llevara sin esfuerzos hacia las flores donde poder alimentarse de su dulce néctar.
Alejándose ligeramente de él, le observó a los ojos y sonrío dulcemente cuando el joven expreso con bellas palabras que era su excepción. Nada creíble ya que el joven poseía muchas cualidades que lo hacían merecedor de tener a todas las femeninas detrás de él, dispuestas a entregarse por solo una de sus sonrisas…o besos, pensó sonrojándose. - ¿Está seguro de eso? Todas mis amigas estaban bien dispuestas para usted. Contando con que cada una tiene a su hombre esperándolas dulcemente en sus alcobas – dijo mirándole fijamente con una leve sonrisa. No la podía engañar – Es demasiado apuesto y galán, por lo que me temo que le pillé. No puede ser que no haya robado besos, cuando todas se lo robarían sin dudar más que unos segundos en que deliberarían si es peligroso o no. ¿Sabe? Irradia aquella aura que alerta de peligro, como si fuera la oscuridad que empaña las noches, como si detrás de este traje se escondiera una temible bestia…Y aún así, creo que muchas jóvenes valientes le habrían robado un beso, por mas lobo, bestia o pecado que fuera. – sus ojos la miraban intensamente, logrando sonsacarle un suspiro el que escapó entre sus entreabiertos labios.
Siguieron meciéndose, hasta que oyó aquello ultimo. – Primero tendrá que encontrarme, Astor - le dijo divertida, retándole con la mirada a que lo hiciera. - ¿Jugaremos al ratón y al gato, quizás? – preguntó dejando de bailar quedándose entre sus brazos.
La música seguía sonando pero en aquel momento, la melodía carecía de interés. Solo importaba el lobo que tenía delante, aquel cautivador joven que lograba sacarle suspiros con sus simples palabras, que el corazón se le parase con una de sus sonrisas y que se ahogara en aquellos letales ojos que le tenían cautiva a su merced. Algo en su interior le decía que aquel joven tardaría poco en encontrarla, se iba a quedar unas semanas más en París y tampoco era muy difícil adivinar en que hotel se alojaría. Toda familia de clase alta iría allí y por deber para con los dueños que eran conocidos de ella, muchas de las veces que iba de visita a Paris allí se alojaba.
- No le puedo decir quién soy ni donde me alojaré. Como bien dijiste anteriormente, nunca se sabe donde puede haber inquisidores y lo que escuchen o dejen de escuchar. Bien podrías ser uno de ellos – sugirió observando su rostro, terminando por sonreír. Aquello era de locos. Si él fuera un inquisidor ella estaría más que muerta, en la lista negra para ser condenad a muerte aquel mismo día y no en brazos de uno de ellos, bailando tiernamente el uno contra el otro. Alzó la mirada al cielo y sonrió – Si fueras uno de ellos…estaría ya muerta ¿Cierto? No veo a los inquisidores bailando con sus víctimas como si aquello fuese un acto macabro donde confiar a la presa para luego exterminarla – comentó sonriendo confiada,volviendo su mirada a la ajena.
Todo y que pensándolo mucho, los inquisidores también podrían querer jugar de tanto en tanto. Se quitó la idea de la cabeza, estaba ante un joven caballero…no ante una bestia sin alma. Por más que sus anteriores palabras, avisándole del peligro la hubiese puesto en acción y una leve desconfianza.
Mirando a Astor, era imposible desconfiar de él, así que se abrazó contra él, olvidando toda pequeña señal de alarma, envolviéndose en su aroma. – Lo único que puedo decirte es que me encontraré en la ciudad por unas semanas más, antes de salir hacia Escocia de nuevo. Solo es cuestión de rastrear y buscar… - besó su hombro – Aquel que quiere algo, algo le cuesta…
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
La vida o es una aventura atrevida o no es nada.
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Aquella era solo una fiesta aburrida de personas ricas que no tenían nada mejor que hacer que gastar su dinero en extravagancias, ocultandose de la realidad que los rodeaba, seres como Danna y él que aparentemente eran normales, compartían las mismas preocupaciones que ellos, pero que verdaderamente solo estaban allá para ocultar la verdad de ellos. Astor había podido conocer a cualquier otra mujer, ya fuera en ese baile o en cualquier otro lugar pero ninguna le llenaría como a la que sostenía entre sus brazos, y esa era una verdad demasiado extraña y ajena a él mismo.
No debía ser lo mejor para ninguno de ellos volver a encontrarse, pero él nunca seguía reglas así que no le interesaba volver a encontrarse con ella en el lugar que la fémina creyera conveniente, e incluso pensó en buscarla en los días siguientes pues las cosas se estaban volviendo serias en la inquisición y al parecer una misión importante estaba por llevarse a cabo, un viaje a otro sitio quizás, así que no había nada que perder si es que asistía a un sitio en el cual casualmente se encontrara con la loba. Rió mentalmente, Danna sabría que no sería una simple coincidencia que se encontraran de nuevo pero ella también esperaba un segundo encuentro así que no sería para nada una mala idea.
Había sido descubierto por su compañera de baile, su esfuerzo por mantenerla en un mundo lleno de príncipes azules y buenas intenciones no había sido suficiente y cuando las explicación de la fémina se le dio a conocer, le gusto pero al mismo tiempo no.
Se conocía como para saber que todo lo que ella le decía era absolutamente cierto, solo que ella no sabía a que grado podía llegar su peligrosidad o la oscuridad que estaba dentro de él.
- Bueno sus amigas todas eran bellas pero no creo que alguna hubiera intentado algo conmigo, después de todo creo que te deje claro a ti y a ellas que me sentía interesado en ti. Y lo de los besos… bueno quizás he robado uno o dos, pero los demás me han sido robados - bromeo con eso - sabes, pocas mujeres son tan sinceras sobre esto que piensan de mi y ya que eres de esta manera - miro a Danna con intensidad, como si buscara devorarla con su mirada simplemente - Por más valiente que se sea, por más luz que pueda despedir alguien… hay oscuridades y bestias que devoraran cuanto este a su alcance, lo mejor es mantener una distancia prudente de esas bestias - después de decirle aquello desvío su mirada. Si ella era inteligente se alejaría de él antes de que fuera demasiado tarde como para que Astor pensara en dejarla escapar.
Seguía insiriendo en que le encontrara, continuar ignorando lo peligroso que era solo llevaría a la bella mujer a una trampa de la cual no podría escapar, una en la que al final ninguno de los dos sería capaz de escapar ileso.
- Pues te encontrare, será un reto y me agrada eso - no perdía, no le gustaba y a ella también la ganaría. Rió ante lo que ahora le decía Danna, bien sabía que eso era solo para no decir nada y "dificultar" que la encontrara pues de tener tanto cuidado como ella estaba asegurando en esos momentos no se habría dejado llevar por él desde un inicio - Muy cierto, pero sabes que eso solo es una excusa en estos momentos porque el único que esta en este lugar soy yo, y nadie más te escucharía - era curioso como los demás veían a los inquisidores como maquinas asesinas que no disfrutaban de ocasiones como esas, bien cierto era que asesinaban cruelmente a todos aquellos a quienes debían, pero también eran personas que podían hacer otras cosas y prueba de eso era que él bailaba con Danna como si fuera un hombre inocente, no un asesino de la inquisición - Si fuera uno de ellos… quien sabe - sonrió - tu también podrías ser una inquisidora así que deberé cuidarme las espaldas - no existía nada peligroso en ella, al menos no mortalmente peligroso aún.
- ¿Unas semanas? perfecto, así podré encontrarte y te lo diré de una vez… la siguiente ves que nos veamos te robare más de un beso así que si no lo quieres será mejor que te ocultes muy bien de mi - No se había dado cuenta del momento en que se habían detenido de bailar pero eso n era importante - además cuanto más me cueste… más buena será la recompensa por encontrare ¿no? - estaba por decirle algo más cuando un olor familiar llegó hasta él y pasando cerca del balcón observo a uno de los compañeros inquisidores con quienes había tenido que ir y lanzó una mirada a Astor; los juegos habían terminado y el trabajo estaba por comenzar. Maldijo en su interior no poder ignorar aquello y cuando el hombre se alejo miro a Danna y beso su frente, no quería arruinar aquella noche con ella.
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
El destino puede seguir dos caminos para causar nuestra ruina: rehusarnos el cumplimiento de nuestros deseos y cumplirlos plenamente.
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- Me temo que en ese caso debo decir que mi bestia no entiende de peligros...o mi consciencia. Ambas se dirigen de cabeza a lo desconocido y no ha habido bestia a la que le teman...por ahora – Contestó ella sin titubear con él o mostrarle miedo. Se sentía segura con él por más que le avisara de su naturaleza salvaje y aquello no cambiaria. Si sus brazos la mecían protegiéndola del exterior, como iba a tenerle miedo?
- Yo no serviría para inquisidora creedme - Repuso ella con la vista desviada, sintiendo la calidez del joven junto a ella.
Siguió escuchándole, riendo ligeramente en cuanto le dijo que la buscaría y si la encontraba, le robaría más de un beso – Y que me robará Astor? ¿Mi inocente cuerpo? - Bromeó inocentemente mirándole de forma dulce aún sin entender que aquel joven jugaba a un equipo superior al suyo, donde la pasión de los cuerpos y el calor de la noche, envolvían a la bestia de su interior. Un mundo del que ella solo había escuchado hablar en libros y mormullos del pueblo y del que quizás pronto se vería atrapada en él.
Asintió a su última pregunta y se propuso también contestarle, cuando un escalofrió hizo estremecer ligeramente su cuerpo y repentinamente se quedó callada, olvidando por completo lo que iba a decirle.
Miró por el rabillo del ojo y vio como dos señores que paseaban por el baile, se les habían quedado mirando y como Astor también a ellos. Aquellos jóvenes eran los culpable de aquel escalofrió y un ambiente que repentinamente se heló, mientras la loba de Danna en un rincón se escondía temerosa. Olfateó disimuladamente intentando llegar a saber quiénes eran, ya que esos por lo contrario con Astor, le daban realmente muy mala espina, pero por mala suerte o buena suerte para Astor, su aroma la había envuelto por completo por lo que no llegó a captar ni siquiera la esencia de aquellos jóvenes. Lo único que tenía claro era que no eran lobos.
- ¿Son sus amigos? - Preguntó frunciendo el ceño cuando Astor volvió a mirarla. Astor la miró e inesperadamente le besó la frente tiernamente, como haría un padre con su hija, o un amante. Danna volvió a sonrojarse ligeramente adquiriendo el color de los melocotones en las mejillas y alzó la mirada hacia él. Presentía que debían despedirse y aquello dentro de su alma lo sentía mal, como si aquello no tuviera que ser así. Su loba se había encaprichado de aquel lobo y no quería soltarlo, aquel seductor aroma…
- Fue un beso de despedida ¿cierto? – Pese a no quererlo, no habían dudas cuando le miró a los ojos y vio en ellos el temido adiós, del que no quería ni oír hablar. No con aquel joven…
Suspiró sin saber realmente que sentía y el por qué de sus pensamientos, aquello era tan nuevo para ella…que no entendía cómo proceder o que podría ser. ¿Podría ser que solo fuera una peligrosa atracción para ambos? o ¿Era mucho más que una simple atracción de dos lobos? Con una mirada triste, se perdió de nuevo en los ojos ajenos, mientras una de sus manos subía a su mejilla y le acariciaba – No le mentiría si le dijera que no quiero que se vaya. Es la primera vez que me ocurre esto…pero veo en sus ojos un deber oculto, así que ve… no le entretendré más. Le esperan – Añadió aún cavilando sobre sus amigos, y con tristeza de encontrarse ya en el momento menos deseado de aquella noche.
Pero tarde o temprano debía suceder, a fin de cuentas los caminos se juntaban y se separaban, con la esperanza de que algún día volvieran a reencontrarse. Y ahora debían partir cada uno para su lado, para sus vidas y quizás si el destino o la curiosidad de Astor era tan fuerte como parecía, volvían a encontrarse.
Danna Dianceht- Licántropo/Realeza
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Re: Peligrosa Atracción [Danna]
Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida.
Mario Benedetti
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Peligroso, todo aquel encuentro había sido de esa manera. Si bien se habían detectado y visto el uno al otro parte de ellos había sabido que todo saldría mal pero aún así se habían visto encandilados por la luz que el otro despedía y una vez que las primeras palabras habían fluido y la cercanía entre ambos se había dado, todo estaba perdido, no existía salvación para ninguno de los dos.
- Puedo notar que no entiendes de peligros, al menos no por ahora pero quizás en algún momento lo entiendas - decía todo aquello sin realmente entender él tampoco el peligro. Para él nada importaba, todo podía hacerlo y salir bien siempre y cuando le permitieran hacer las cosas a su manera, sin que se metieran en lo que él planeaba o creía mejor.
No respondió nada ante las palabras femeninas que aseguraban que ella no sería buena inquisidora, pensarla siendo un soldado trabajando para la iglesia era algo que no se imaginaba, bastaba con ver su rostro para darse cuenta de que ella no era un monstruo como él. Compartirian esa naturaleza de lobos, pero ella no era nada parecida a él ni a los inquisidores que conocía pues todo ellos eran en el fondo asesinos, aunque se dijeran que era meramente porque se les indicaba.
Era bueno sin duda alguna que ella no se hubiera visto involucrada en un movimiento como aquel en el que no existía un ganador, solo perdedores y desafortunadamente él era uno de esos perdedores que no podía aspirar a grandes cosas; tampoco era que lo necesitara, con poder asesinar y disfrutar a su manera le era suficiente.
- No será conveniente decirle que será lo que robare sabe, después de todo será mucho mejor que eso sea una sorpresa - Respondió con una sonrisa en los labios, no negó ni acepto nada de lo que Danna decía, sin embargo era verdad que esperaba obtener algo más que un simple beso, pues ese enervante olor le indicaba que debía hacerla suya hasta que su cuerpo quedara impregnado de un poco de la esencia femenina - así que deberás esperar a que te encuentre para saber que es lo que te robare.
Amigos, esa clase de personas no existían para él. En el ambiente que se movía solo existían compañeros de trabajo y los dos que Danna había observado eran justamente eso, otros dos inquisidores enviados justo como él a cuidar de las personas presentes en aquel baile. La presencia de aquellos dos cerca de la pareja de danzantes simbolizaba que existía algo en el baile que ponía en peligro a las personas y eso incluía a la loba que Astor sostenía entre sus brazos,
- Son solo unos conocidos míos que al parecer necesitan hablar conmigo - hablar era lo ultimo que deberían de hacer, solo recibiría el reporte, se darían indicaciones y cada uno ejecutaría su trabajo a la perfección.
Asintió a la pregunta de la fémina, sin poder despegar su mirada de ella, pero el tiempo era clave cuando su deber llamaba. Unos cuantos segundos generaban una importante diferencia entre acabar con alguien o ser acabados. Sujeto la delicada mano de Danna y se la llevo a los labios para depositar en ella un ligero beso. Le era imposible entender porque pensar en separarse de ella le generaba una sensación de vació que no podía describir, pero decidió ignorar ese sentir y pensar que era por el bien de ella.
- Lo lamento de verdad, pero le aseguro que me vera más pronto de lo que se imagina y si ve en mis ojos un deber oculto, son solamente negocios - aseguro ambas cosas pues para él, ambas eran verdad. Se inclino levemente ante ella y depositando un beso esta vez en su mejilla se despidió - Hasta pronto, Danna - susurró antes de alejarse de ella, dejando detrás toda aquella aura de tranquilidad y por supuesto aquel aroma que lo enloquecía, pero el deber llamaba y no existía nada que pudiera hacer.
Astor camino hasta la salida del Palacio Royale, donde se reunió con los otro inquisidores solo para sumergirse en la oscuridad de las calles de París, mientras que en aquel balcón permanecía la hermosa loba, esa mujer que aunque no lo supiera tenía en su poder algo que ninguna había logrado hasta entonces… parte del corazón del inquisidor.
TERMIANDO
Astor Gray- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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