Bailando al filo de la navaja (Galatea)

por **Selene Ladomie** Sáb Jun 29, 2013 11:28 am

Busca la verdad tras la oscuridad:
acecha tras los rincones, no la dejes escapar

Pistas, más y más pistas. ¿Por qué tenía que ser tan difícil encontrar una maldita pista? Selene odiaba con toda su alma tener que hacer algo semejante y encima tan condenadamente pronto. Tenía que hacer miles de cosas, y buscar miles de pistas, y encima es que no lograba dar palos de ciego. ¿Dónde estaría la casa? ¿Por qué no le habían enviado a nadie para ayudarla? ¿Por qué tenía que estar sufriendo de esa manera? ¿Por qué no podía mandarlos a todos al carajo y no se iba por ahí de fiesta? Pero las cosas cómo son. Tenía que hacerlo y tenía que seguir dándo palos de ciego. Así que seguía así, al manto de la noche, vestida de negro cómo siempre y con su cabellera pelirroja suelta, ocultándose en las sombras...

¿Dónde estaría? Todo lo que había encontrado hasta allí, en plena noche. La bruja convocó una pequeña luz que titiló en su mano, era lo único que alumbraba sus pasos, a éstas alturas su dominio de ésta parte de la magia la ayudaba mucho, lo tenía medianamente controlado, pero se tornaba peligroso cuando no lograba hacer que se controlara lo suficiente...por suerte ahora podía controlar parte de ciertos elementos sin causar un desastre climatológico. Y lo que era más importante...sin quemarse. Eran incontables las veces que Selene se había quemado las manos cuando algo le había salido mal. Pero aquella noche no ocurriría. Tenía su improvisada vela en sus manos, y con ella buscaba la casa. La buscaba a ella.

Aunque ni sabía por qué tenía que hacerlo. ¿Acaso no había muerto? Selene no se creía siquiera lo que le habían contado, pensaba que eran patrañas nada más, pero cómo le habían mandado buscar...intentaría buscar pistas, y en eso estaba. Sus pasos resonaban en la noche mientras pensaba y pensaba y la luz seguía titilando en su mano. Ojalá estuviera su primo aquí con ella. Ya que hacía lo mismo...podrían haber dejado que estuviera con ella. Pero todos sabían lo que pasaría si los ponían...justos. Selene suspiro y siguió buscando. Ni siquiera había...espera, un momento, ¿qué era eso? Se detuvo de repente, alerta.

por **Galatea Giacometto** Sáb Jun 29, 2013 10:57 pm

Alli frente la que fue mi casa por casi dos años, desvencijada, oscura y vacia, solo el chirrido de las cigarras ocultas en la enmarañada maleza rompia el silencio. Permanecia ante la puerta tocando el relieve labrado en la madera caoba: un centauro parado en sus dos patas apuntando la flecha al cielo, aquel simbolo que siempre la distinguio como una Montobello.

El temor de que el peligro no hubiese cesado aumentaba al estar alli, pero fue el lugar mas indicado para buscar pistas. Forzaba mi mente para recordar los sucesos de aquella noche pero parecian densas neblinas. Habia conocido la muerte y vuelto de ella. Ajuste la larga capa negra que ocultaba mi rostro en la penumbra, vestida de hombre, me permitia moverme con mayor facilidad. Desconfiada se colgaba en la pretina un arma y un puñal cubiertos por el denso saco masculino que colgaba de mi.

Empuje la puerta y la ventisca de otoño sacudio las hojas como los recuerdos golpearon mi mente... de repente me parecia ver de nuevo a aquella nodriza rumana, silenciosa en lo quiaceres, o el olor a lavanda que salia del jardin. Me adentre en los aposentos hasta llegar a la estancia donde me sumia en las teclas del piano... solo el rayo de luna se colaba a traves de la rustica muselina que hacia de cortina. El viejo piano seguia alli como esperando mi regreso, como si el supiera que yo no habia muerto.

Reposado esperaba que lo tocase, celoso de mi ausencia.

¿ Seria acaso una imprudencia?

Me sente en el butaco y levante la tapa para contemplar sus teclas marfil acariciandolas lentamente, como un amante. Hundi cada una de ellas hasta que la melodia cruzo el aire y lo hizo denso: Una melodia llamaba a Chastiel que nunca regreso, mientras la otra despedia a Zachary que la creia muerta, la ultima como un requiem llegaba hasta el... hasta...

Golpee las teclas con rabia: Aleksandro... el traidor.

Alli en el silencio era presa facil no solo del desasosiego.

por **Selene Ladomie** Miér Jul 03, 2013 1:21 pm

Dulce música que invade el aire;
canto de sirena que empuja a la perdición

Al principio no lo identificó bien. Selene creyó por unos instantes que había escuchado un sonido procedente de vete tú a saber dónde. Un descuido de alguien, o quizás el sonido de algún animalillo de ésos que merodean por la noche por las calles de París, sin ver nada, buscando comida. Pero no era eso...al cabo de unos segundos sintió cómo la música invadía sus oídos y su cabeza, una dulce música casi tan hermosa cómo la que tocaba su tía cuando ella era pequeña y no tan pequeña. Música de...¿piano? ¿Pero qué hacía aquella música inundando la noche? ¿Quién estaba tocando el piano a semejantes horas? Selene se detuvo durante un momento, mirando a su alrededor...evocando un viejo recuerdo de su infancia...en el que aparecía su tocando el piano...pero regresó a la realidad muy pronto. La melodía que su tía solía tocar tenía cierto toque siniestro que reflejaba el alma de la persona que tocaba el piano...ésta música en cambio...

Miró de un lado a otro olvidándose de la vela que llevaba entre las manos, intentando encontrar el origen de aquella música. Tenía que proceder de alguna parte...¡tenía que encontrar el lugar! Quizás allí encontrara al fin lo que estaba buscando...y tenía que hacerlo cuánto antes, no quería que hubiera algún problema. La bruja miró de un lado para otro y caminó un poco cómo si estuviera perdida, tanteando la dirección, tratando de aguzar el oído y dejándose llevar por la música...pero no estuvo más que dando palos de ciego durante un buen rato. No encontraba el lugar...no, aún no lo encontraba...

Tenía que haber una forma. Pero no podía ser tan difícil, al cabo de un rato tenía que encontrar sí o sí el origen de aquella música. Y lo encontró. La dirección le condujo directamente a un lugar abandonado, en el que parecía que habitaba la muerte de forma entera y directa, cómo si cada uno de los rincones de aquella casa hubieran sido creados para que en el futuro pudiera habitar en ella la destructora de las delicias...la casa...¿sería aquella? Se colaría por si acaso, para comprobarlo. No podía fallar, pues la música procedía de allí.

por **Galatea Giacometto** Jue Jul 11, 2013 6:11 pm

Silencio de nuevo. Pero no era aquel silencio que llamaba a la paz, lo contrario, el aire estaba cargado de una tensión tan fuerte como si un peligro se acercara. Me levante del sillon del piano con suma cautela, la penunbra la cortaba la luz de la luna, lo que permitia una visibilidad en la abandonada casa.

Me ajuste la capa y por instinto tome el puñal que siempre cargo, mire a mis espiritus, sus ojos encendidos podrian indicarme que no era un peligro solamente, que era un resuelto enemigo. la respiracion se me entrecorto, y los poco fragmentos de la noche del ataque golpeaban mi cabeza con violencia. Esa noche parecia repetirse intacta en esta.

Mis ojos se fijaron el la puerta que se abria lentamente. ¿ Correria por mi vida?

Me oculte en una esquina a esperar en plena oscuridad y enfrentar de una vez por toda a mi destino.

por **Selene Ladomie** Lun Jul 22, 2013 11:44 am

Ninguna puerta ni ninguna cerradura
puede impedir el paso de la perdición acechante

¿Cómo entrar en aquella casa? No era demasiado difícil para alguien cómo Selene. La mayoría de las veces las puertas solían estar cerradas para ella, pero la cosa solía mejorar por lo general cuando tenía una daga o un cuchillo entre las manos. Ese truco siempre le funcionaba. Si metías la daga o el cuchillo por la cerradura de la puerta encontrabas algo que lo hacía estallar, que rompía algo que hacía saltar aquello que cerraba la puerta...que te permitía pasar.

"No hay puerta ni cerradura que impida el paso de la muerte" pensó Selene recordando aquello que había leído más de una vez en uno de los libros prohibidos que tanto adoraba leer. Sobre todo porque estaban prohibidos, claro está, sino perdían toda su gracia y ni siquiera valía la pena tocarlos...¿para qué? No tenía sentido ninguno hacer cosas que estaban bien, leer lo que te permitían leer por lo general era siempre aburrido. Sobre todo porque contaban cosas que una debería saber...y en eso pensaba mientras la cerradura chirrió rompiendo de forma cortante el silencio en aquella oscuridad, lo cuál hizo que Selene se asustara por un mero instante y se estremeciera

Abrió la puerta con mucho cuidado y entró, adentrándose en aquella oscuridad absoluta que tantas veces la envolvía. La música había dejado de sonar. La persona que la había tocado se había dado cuenta de su llegada, y por ese mismo motivo había perdido la guía que había tenido. Una voz dulce canturreaba en la cabeza de Selene "No te escondas...que te encontraré. Ninguna puerta puede impedir el paso de la perdición". Lo escuchaba una y otra vez, esa voz dulce y sombría que se empeñaba en taladrarle la cabeza. A tientas logró llegar a la habitación de dónde creía que procedía la música...aguzó el oído...intentando escuchar algún sonido, una respiración...sus dedos rozaron algo...un sonido hermoso y bello, el de las notas de un piano...Selene dio un respingo y volvió a recuperar la compostura al poco rato, aguzando el oído...

por **Galatea Giacometto** Lun Ago 26, 2013 4:54 pm

Escondida en las sombras, aun sintiendo el vibrar de la música en el aire, el peligro cruzaba la puerta. Aunque la oscuridad era terrible podía distinguir el reflejo de unos cabellos rojos como el fuego y una figura aparentemente frágil, delgada y blanca. Pero tenía la certeza que solo era una apariencia, sabía que aquella chica con esa aura tan ambigua venia por mí. Bueno no por mí ahora, por el cadáver de Aurora Montobello que aún estaba cálido en los recuerdos; venía a confirmar que estaba realmente muerta. En mi actual posición privilegiada – que no lo seria por mucho tiempo- adivinaba la agresividad de esa niña en apariencia.

Me moví, creyendo en la conveniencia de esto y la seguí a sus espaldas, envuelta en la capa indudablemente tendría todas las condiciones de una aparición, de aquel fantasma que la pelirroja buscaba. Supuse que todos al final encontramos lo que buscamos, pues ella encontraría a la bruja y yo tal vez la muerte. Instintivamente me lleve la mano al cinto tomando el mango del puñal y lo saque de la vaina; no me dejaría golpear primero, atacaría cuando no lo vieran venir. En aquel tenso silencio, solo escuchaba mi respiración y los latidos descontrolados del corazón como una cruel conciencia.

Me arrepentí ¿por qué? Por qué no tenía las entrañas de una asesina desalmada que mata por la espalda, si alguna vez he derramado sangre ha sido en mi propia defensa. El aura de la chica- ahora tan segura que lo era- poseía un resplandor de magia densa y oscura como la brea y se negaba a salir, podría leer sus ideas – a través de su aura y solo algunas- una palabra que me hizo estremecer: CONDENADA.

Había escuchado en uno de mis tantos viajes motivados por mi huida de Florencia- y después que mi tutor Merlín se había separado de mi- sobre ellos. Aquellos brujos o inmortales que obligados o buscando redimir sus almas trabajaban para la inquisición. ¿Pero qué tipo de redención buscaban obrando con la misma malignidad, con la cual nos inculpaban por nuestra notoria diferencia? ¿Qué tipo de pensamientos cruzarian en aquellos que no solo trabajaban con humanos paranoicos y más infernales que cualquier desalmado demonio, y cazaban a sus congéneres como animales?

Un escalofrió recorrió mi cuerpo, así que decidí acelerar lo inevitable. A su espalda mi voz sonó ronca y grave, como si en realidad hubiese venido de ultratumba.

- ¿Qué es lo que busca con tanto ahínco, una jovencita a estas horas y en este lugar? ¿Aún no sabe que estas son las ruinas de lo que fue el hogar de una bruja?

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