No recuerdo apenas...[Privado]

por **Amberié** Dom Jun 30, 2013 9:06 pm

En cierto modo me gusta innovar y no estar haciendo siempre lo mismo. Me gustaria despertarme una mañana de invierno en la que Nathaniel hubiera dormido a mi lado, abrazandose a mi. Solo que hoy no habia sido asi. Hoy me desperté dentro de la tienda en la que me cuidaba el gitano que era supuestamente amigo de mis padres. Según "todos" tenia que recordar antes de que fuese demasiado tarde. Aquello me agobiaba y no me gustaba agobiarme a primeras.

Esta mañana me desperte sin los brazos de Nathaniel alrededor de mi cuerpo o de mis brazos, me desperte sola y con el frio sobre mi cuerpo que apenas era desterrado con la suavidad de la manta que me cubria. Me resultaba familiar, era la que siempre utilizaba para dormir y en mi mente lagunas de imagenes estaban presentes. No sabia que pensar. Había veces que me gustaba pensar en que era un sueño porque eran demasiado crueles al no saber si eran verdad o mentira, si eran producto de mi fantasia mas anhelada, o simplemente queriendo tener nada en cuenta, solo me olvidaba y listo, seguía con mis lecciones que el buen hombre se molestaba en darme.

Aquella mañana, hoy, habíamos empezado a como tallar figuras o a hacer un colgante de madera. Me dijo que me entretendria y que me gustaria, que cuando lo probara, no habría vuelta atras y que seguramente querria seguir adelante tallando mas y mas figuritas. Meliano paso alrededor de mis pies mientras yo estaba intentando afilar la navaja sobre una piedra. El gato siames se codeaba con la suavidad de la tela de mi falda y yo como inocente mujer solo sonreia. Vi unos ojos azules en él, se parecian a los de Nathaniel, en realidad le veia en todas partes.

-¿estas bien Amberié? -Dijo el amable anciano que notó su malestar.
-Oh, si viejo anciano...si...ya empiezo con las figuras...-Dije mirandolo fijamente a sus ojos cansados, sus cabellos palidos y plateados brillaban a la luz del sol que se metia por las hojas de los árboles. El hombre había estado siempre conmigo o cuando no estaba Nathaniel o cuando sí también. Quería saber de mis padres, hablar si podia recordar algo, pero solo me daban evasivas. Nadie me decia nada. Era algo exasperante.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Mar Sep 10, 2013 3:50 pm

Las misiones más largas se veían en los estados papales, la verdad que más que cazar, me sentí como un bibliotecario, aquel que solo con la información sitiaba los lugares, hacía reconocimiento del terreno y luego la información la llevaba a los espías sobre las personas que se me asignaba seguir y hacer expediente, ¿Espía yo?, no, no lo era, solo hacia el trabajo de investigación, nada más, pero bueno de vez en cuando tocaba enfrentarse a uno de “aquellos” cuando se daban cuenta de mi trabajo de recabar información y ahí, bueno ahí la lucha era a muerte o nada.
En uno de esos tantos viajes, había conocido a una hermosa mujer, una gitana, con la que quería pasar el resto de mi vida unido a ella, ¿el secreto? Eso siempre sería así, un secreto eterno y de por vida jamás se lo diría, que es un lycan y que trabaja para la inquisición, que su hermana trabaja para él y con él y de paso, que es un hombre que debe huir de la luna llena.

La noche anterior había luna llena, y su hermana tuvo que encadenarlo en el sótano de la casa con unas pesadas cadenas de plata, para que no las rompiera y no saliera a matar a nadie, para luego ella salir y pasar toda la noche en el burdel.

Aquella noche no había luna llena, al contrario había llegado (hace dos noches con luna llena) a la ciudad y quería algo de relajación en los bosques, quizás algo para hacerle olvidar los gritos de los castigos a los infames y de paso algo de tranquilidad para correr y descargar toda su acumulación de testosterona ¿y una mujer?, no, él no quería tener relaciones sexuales con ninguna mujer que no fuera su amada Bambie, pero hasta que no la encuentre no tocaría a ninguna mujer. ¿Muchas están en su casa? Amigas de Nini, su hermana, siempre le piden ayuda a él para librarse de algún amante, pero jamás las ha tocado, aun siendo ellas prostitutas, él siempre las ha respetado, porque son mujeres, y su trabajo no la hace menos que otras mujeres de alta sociedad que tienen un trabajo más deplorable, lo sabe porque lo ha visto.

-Maldición- murmura cuando su puño golpea un árbol, estaba furioso por no encontrar a su amada Bambie, por saber (por cartas) lo que le había hecho Astoria, por haber estado frente a ella y no haberla matado, por dejar que le hiciera daño a su amada, por ser un lycan, el cabreo iba en aumento y no le dejaba fácilmente. Se quitó la camisa y se quedó solo en pantalones, haciendo entrenamiento de defensa ¿solo?, sí solo, así podía sudar todo lo que quisiera, lanzaba objetos y se lanzaba al suelo para atacar al aire, cada golpe en los arboles dejaba huella de su cabreo, cada roca con algo de sangre de los puños.
¿Por qué lastimarse? Porque así se calmaría un poco aunque sea, quizás lo que buscaba era olvidar todo y solo centrarse en buscar en las caravanas gitanas hasta hallar a su amada, pero eran muchos romaníes, y no acabaría, para ello tendría que ir a España o América, y quizás eso a la iglesia no le guste mucho que digamos.

-Rayos…BAMBIEEEEEEEEE- grito en el bosque sosteniendo aquel colgante que le había dado a su amada Amberie, lo unico que le quedaba de ella, lo único que le recordaba que seguía viva, se desplomó, se dejó caer a la tierra sintiendo las hojas y el sudor correr por su cuerpo, arrodillado se recostó un poco quedando sucio y con aroma a él y a tierra.

por **Amberié** Mar Sep 10, 2013 6:20 pm

Teniendo en cuenta de que aún estaba pendiente de tallar bien las muñecas o la madera en una bella figura, pensé en que quizás podría estar perdiendo el tiempo. Estaba segura aquí...según el anciano. No tenía poderes, solamente me sentía algo sola, así que paré de tallar la madera que tenía en mis manos-¿Que ocurre Amberié? -Dijo el anciano con su bella voz, aquella que siempre velaba por darme órdenes para vigilarme y cuidarme, no podía estar más agradecida, pero iba quedándome sin ganas de seguir tallando una y otra vez, algo necesitaba en ese momento y se trataba de esa persona.

-¿Cuándo viene?-Dije impaciente al anciano que me miro y beso mi frente diciéndome “paciencia” Había pasado mucho, el anciano le contaba historias de él y de cómo había pasado antaño las horas muertas al lado de Nathaniel. Contaba que nunca había estado separada de él y que nos habíamos besado y hecho con una estrecha amistad, tan estrecha que el amor actuaba por sí solo.

No más un grito aterrador que resonó en el aire hizo que el cuchillo se deslizara y me hiciera un corte pequeño pero del que salía un poco de sangre- ¡Ay!-gemí de dolor, puramente salía muy carmesí y rápidamente fui hacia dentro de la carreta, donde había un pequeño paño mojado en agua. El anciano después me guio para ponerme una venda pequeña, algo para protegerlo de la suciedad del bosque.

-Iré a ver que ha sido eso…-me metió dentro de la carreta, bajando la carpa del palo que lo sujetaba en vilo, manteniéndome oculta y capté su orden de no hablar. Entonces no sabía qué hacer, pensando en si debía taparme las orejas, los ojos o simplemente quedarme dormida haciendo el mínimo ruido. Estaba nerviosa… ¿Y si era un ladrón? O ¿Simplemente alguien con malas atenciones? No lo sabía, pero entonces pude escuchar unas voces hablar entre sí como si fuera lo más normal del mundo. Ay ay ay…ahora sí que estaba nerviosa. Encontré a mi lado una manta oscura y negra, gruesa y de terciopelo, me metí ahí dentro, ocultándome de lo que o de quien pudiera hacernos daño. Pero al momento siguiente estaba siendo descubierta por el anciano, diciendome que me diera la vuelta- Vamos Amberié...aqui hay alguien que quiere verte....-Mostro paz en su voz y solo me extraño.

-Pero....-Fui dandome la vuelta poco a poco, sujetandome de las faldas y de mi chal que me cubria del frio que hacia, veia a un hombre, hermoso, rubio y de ojos claros, mirandome como si yo fuera un fantasma...o algo parecido-...No..no soy una ilusión...-mostre mi timidez que parecia ser obvio ante tal situacion tan incomoda de la que yo desconocía formar parte.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Lun Sep 30, 2013 10:10 pm

El viento golpeaba la cara del lycan que no sabía qué hacer para evitar sentirse tan vacío, hace tiempo que no tenía noticias de su gran y único amor la ira comenzó a tomar aquel cuerpo tanto que comenzó a golpear la tierra una y otra y otra vez como si deseara encontrarla ahí o como si el reflejo de su Bambie estuviera en la tierra y tratara de sacarla, pero todo era en vano, ella no estaba, no seguía ahí, quizás se fue a Londres o a Viena, quien sabe, Europa es tan grande que puede estar en cualquier lugar.

Se levantó tomando aquel colgante, acariciando con las yemas de sus dedos, sonriendo como un bobo ante aquella joya como si el rostro de su amor estaba ahí frente a él –Prometí no descansar hasta encontrarte, aunque ya hayan pasado años, creo que es hora de dejarte libre, es hora de solo tenerme en mi mente y mi corazón por toda la eternidad hasta que muera, quizás tú te has casado, quizás tengas hijos, incluso un nuevo amor, no lo sé- se estaba dando por vencido, no quería dejarla ir, pero tampoco quería atarla a solo un recuerdo que no era tan agradable, comenzó a sentirse mal, muy mal como si le arrancaran el corazón de un tajo sintió por primera vez en su vida tanto dolor que deseaba simplemente acabar con cualquiera que se topara en su camino, incluso pensó ir a la taberna y tener algún problema con algún ebrio y matarlo, pero justo ahí antes de salir a buscar muerte una voz le llego –Nathaniel?- una pregunta que le sacó de su sueño de dolor y pasiones de muertes.

Con un giro y su ceño fruncido, guardó aquel colgante y con voz fría resonó –Quien eres y que quieres viejo- se comenzó a limpiar la tierra de su cuerpo para ir mejor a casa –Nathaniel, creo que debes ver a alguien, solo soy un viejo, un viejo amigo del bosque y de sus amores- que demonios, Nath le miró con incredulidad y le dio la espalda con eso le decía que no le interesaba nada lo que aquel gitano tenía que ofrecerle, pero antes de dar un paso más para salir de allí, un aroma llego a sus fosas nasales, el aroma a jazmín, el aroma de la primavera y la lluvia mojando la tierra, así era como describía el aroma de su amada Bambie giró en sus talones lentamente como si fuera a caer en un precipicio, y ahí frente a él estaba su Rubia (cuando estaba enojado le decía así), su Bambie, no lo podía creer, sus ojos se abren como platos enormes como la luna llena, sus manos tomaron aquel colgante con mayor fuerza.

No podía creerlo, pero quien lo haría, caminó lento hasta la mujer, hasta su mujer, tres pasos de ella estaba, lenvantó la zurda, dos pasos, tocó su mejilla, un paso, pega su frente a la de ella, estaba de nuevo junto a Bambie, comenzó a reir, pues no sabía si era real o no, si era solo una ilusión del cansancio y del bosque, le tomó con ambas manos del rostro y la miró a los ojos, esos ojos cristalinos, tan puros e inocentes la miró y más se enamoró, si es que se podía aquello, lo había hecho.
-Bambie, mi Bambie, oh gracias a Dios, estas bien, Gracias a Dios que estas a salvo, te he extrañado- la abrazó pero una punzada sintió en la boca del estómago ¿y si no sabía quién era?, la apartó tomándola de los hombros y la miró asustado como nunca antes –Bambie, si sabes quién soy, verdad?, lo sabes? Tú, tú me recuerdas verdad amor mío?- miró al viejo el cual negó con la cabeza, eso le daba la respuestas, ELLA no le recordaba mucho, para evitar ponerla incomoda, bajó la mirada y vio un pañuelo que cubría su mano ¿una herida? –Te has lastimado, estas bien, necesitas algo, debes descansar- no sabía que decía, estaba nervioso pero más que eso estaba melancólico al saber que su amada no le recordaba cosa que él si lo hacía, y a diario y aunque ella no le recodará, el haría de todo para conquistarla nuevamente como la primera vez, porque para él siempre sería la primera vez con ella.

por **Amberié** Miér Oct 09, 2013 1:22 pm

Cuando el anciano volvió con alguien a su lado, y yo me quedaba viéndolo tenia aun miedo, pero las preguntas y las caricias que el extraño me otorgaba eran curiosas. En verdad no sabía que hacer- Anciano….-suspire profundamente antes de continuar, pero es que no sabía quién era-…¿este hombre es Nathaniel? ¿Del que tanto me has hablado y del que tantas veces me dijiste que vendría?...-mi voz dulce implicaba más ternura de la necesaria, con mis ojos puestos en el anciano, vi que asentía lentamente, entonces mire ahora a Nathaniel, ladeando mi rostro con una mirada gentil-…Hola Nathi..-Dije saludándolo con la mano, después acercando la mano para poder acariciar su mejilla y su barba rasposa-..¿Qué tal estas? –Sonreí lo que pude, mirándolo fijamente aun y solamente después de un ratito, aparte la mano-…Estoy bien…Es…que…estaba tallando una muñeca de madera…pero cuesta un poco…-dije lentamente.

-..El anciano, me dijo que supuestamente he perdido la memoria, y que tu estas destinado conmigo…-encogí los hombros pues eso era lo último que me explico en la semana antes de este momento frente a Nathaniel-…Tu sí que pareces cansado… ¿Por qué no pasas y comes algo? Seguro que repones fuerzas…-Dije proponiéndole que se quedara a comer, así podría saber si lo que decía el anciano era verdad…pero la apariencia de Nathaniel me dejo asombrada y su comportamiento aún más sorprendida. No pensé que fuera así un hombre tan bueno como Nathaniel-Dime que te quedaras…-susurre casi con un hilo de voz cerca de sus labios, pero le miraba a los ojos, ahora mis dos manos le acariciaban sus mejillas, tiernamente y dándome el tiempo del mundo-…Perdóname por no recordar…pero hare mi esfuerzo para recordarte… ¿sí? –Le prometería que me esforzaría en ser mejor persona, en ser…o en que mis recuerdos volvieran a mi mente, pero nadie sabía, ni siquiera el anciano de mis pesadillas.

Vi de reojo como el anciano terminaba dejándonos a solas, yo frente a Nathaniel que después no sabía mucho que hacer o hablar o simplemente yo estaba tan nerviosa en ese momento que no estaba segura de que hacer-...Perdóname, no quiero parecer estúpida, pero estoy nerviosa ante tu presencia...suena estupido lo se...-baje mi mirada pues sentia que mis mejillas se enrojecian bastante, quizas un rubor o alguna señal de debilidad, pero mientras tenia la cara mirando al suelo, mis manos fueron a la ropa que vestia en ese momento, a su torso mas concretamente-...pero en algún rincon de mi corazón, sé que mi corazon te reconoce..porque si no, el "boom boom" rápido de mi corazón, no me lo explico....-Entonces es como me lo imaginé, ahora estaba llorando, no de tristeza, pero no sabia porque, como si de verdad mi corazón me estuviera diciendo que yo le amaba, pero le miraba y sonreia con facilidad, podia mostrarme como tal-...Mi corazón dice que te quiere....pero mi mente no relaciona ese sentimiento...lo siento...-Me disculpé, en cierto modo no sabía porque tampoco, no sabía nada de lo que pasaba en ese momento.

-¿Me daras más lunas para conocerte? -Propuse a modo de suplica e inmediatamente me acerque a besarle en los labios, lo veia bastante mal, como sufriendo y un besito de nada no haria daño a nadie, pero me equivoqué.

Recordé que en un pasado, no muy lejano, yo le amaba...y le seguía queriendo hasta el fin de la eternidad.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Jue Dic 19, 2013 7:44 pm

Maldita bruja de Astoria, maldita su estirpe y sangre, ella era la culpable de los males de la sociedad, aquella perra maldita, la cazaría, la descuartizaría solo por encontrar la cura para que mi amada Bambie recordara todo lo que habíamos vivido, cada promesa, cada juramento, incluso aquella petición de hacerla mi esposa, la madre de doscientos mis hijos, la dueña de mi hogar y corazón, miles de maldiciones en todos los idiomas y aún así no bastan para arrancar la cabeza de esa víbora.

¡El odio el arma de las peores guerras y sucesos!

Por amor los hombres realizan, todo, pero que tal por odio, por ira, por aquella emoción de destroza a quien se cruce en su camino para alcanzar lo que más ha deseado, el gran amor, para volver todo en atrás a lo que estaba, eso sentía aquel hombre, el Lycan no podía creer aun lo que sus ojos veían y sus manos tocaban era todo una ilusión para él un mal sueño del que deseaba su alma a gritos potentes despertarse, una pesadilla donde pronto aparecería una bruja para matarlos y así despertar, pero no, no era un sueño no era ilusión, todo era verdad una verdad que le dolía con cada respiro y caricia que recibía de su amada.
El viejo asintió negando ante la pareja antes de retirarse con un susurro que fue audible para el Lycan –No, ella no recuerda, ella no es la misma ya, ella es otra, pero es la misma- esas palabras aquel Nathaniel las guardó en su corazón como una daga de plata caliente al fuego vivo entrando y destruyéndole, quería llorar ¿Los hombres lloran? Por supuesto que si, son seres humanos y lo hacen, sienten y piensan, aman y sufren y en ese momento él estaba sufriendo como nunca antes.

Negó con la cabeza buscando la forma de ocultar su dolor y tristeza –Bambie…disculpa Amberié, tienes razón el correr nos cansa a todos, pero no quiero molestarte, yo puedo aguardar el descanso cuando llegue a nues…a mi hogar- esa sonrisa en sus labios mostraba la mentira de estar bien y contento, su barba de días denotaba que no estaba para nada bien, que su estado era el peor de todos y el más deplorable, solo seguía por su hermana que era quien le empujaba a vivir dándole esperanza de encontrar a su amor, a su gitana y a la bruja que se la arrebató.
Le tomó las manos a la dama besándoselas lentamente, su beso fue cálido y por supuesto que quería besarle más aquellos labios, quería tomarla, levantarla, besarla y destruir ese campamente con el cuerpo de su amada y el de él juntos sin separarse, incluso sin la ropa, solo ellos dos, pero se contuvo; los hombres siempre desfogan su hombría con las zorras de los burdeles dejándolas usadas y hasta golpeadas, pero Nathaniel no era de eso, es más el no visitaba los burdeles a menos que fuera por algún casó de inquisición y siempre iba con su hermana haciéndose pasar como su cliente, así la cuidaba y hacía su labor, porque para él solo habría y habrá una mujer en su pensamiento, Amberié su eterna Bambie y ninguna mujer podría igualarla en belleza y amor, lo tenía eternamente encadenado su corazón a ella.

Suspiro lentamente abrazándola de la cintura para que le mire, le levantó el rostro besando sus mejillas sonrojadas, eso, eso era lo que más le gusta a él de ella, su inocencia, su sonrojo la hacía aún más bella para él. –No digas esas cosas, no eres estúpida ni nada, eres mí amor, y por eso pide las lunas que gustes, pídeme cuantos soles haga falta, cuánta agua necesitemos para que recuerdes, lo único que te pido es que no pidas que me aleje de ti, que te deje sola para recordar por tu cuenta, Bambie, yo te amo, te amo y te amaré siempre con o sin memoria, ¿no me recuerdas? No importa, tu corazón y tu cuerpo me recuerda, ¿por qué? Te preguntarás, lo sé Bambie tu rostro y cuerpo me lo dicen lo que piensas y sientes, te diré por qué, porque mis besos aún están en tu recuerdo muy en el fondo ocultos, mis promesas, mis pinturas y sobre todo mis palabras de “quiero tener una vida juntos”, entonces si no me recuerdas ahora haré que me recuerdes, te volveré a enamorar como en el principio- la acercó más a su cuerpo pegando su pecho contra el de ella la miró intensamente pero con aquel brillo en sus ojos de dulzura y amor, acercó sus labios y antes de besarle profirió –Jamás, jamás me alejaré de ti, antes muerto e incluso después de muerto no me iré de tu lado mi Bambie- la besó, la besó como si la vida se le fuera en ese beso, como si la misma eternidad fuera solo invento, pero no lo era.

La dulce melodía de su voz, era lo que necesita, la luz de sus ojos era su alimento, saber que estaba cerca era todo lo que el quería para ser feliz…¡ahora y siempre!

por **Amberié** Sáb Dic 21, 2013 5:29 pm

Estaba que ni se creia lo que habian escuchado sus propios oidos, pero en su interior se había regocijado de lleno al escuchar aquellas palabras que aquella persona le dijo, que Nathaniel le dijo con aquella dulzura que le caracterizaba a él-....Llámame Bambie, llamame como tu quieras...-sonrio de forma afable, acariciando la barba de aquel hombre, le beso de nuevo, pensando en que hacer con el despues, pero termino acurrucandose sobre su pecho, como buscando el calor de aquella persona. En serio...Le conocia, pero no sabia de donde.

Estando por separarse de el, termina mirandole a la cara-....Debes de estar cansado, Ven...te ayudaré a que descanses....no debes de estar asi...-suspira lentamente, le besa las mejillas poco a poco, riendo con su acostumbrada timidez, pensando en que pensaria el anciano si los viera. En realidad nada, el anciano habia estado resguardandola de energias negativas para que ella no vayase por el camino equivocado. Y que bien lo hizo.

En seguida tembló.

-Creo que me ha dado algo de frío sabes? -Le tomo de la mano, arrastrandole con ella hacia dentro de aquel carromato que en parte era su hogar, en donde tenia hecha una pequeña casa...o algo parecido. Entrabas en ese carromato y habia literas pequeñas una encima de otra o posiblemente una al lado de otra. Tambien habia leña para hacer hogueras y muchas mantas y bolsas seguramente con mucha ropa dentro. La suya y la del anciano, entonces se fijo en las que traia Nathaniel-....¿No deberias de cambiarte? Despues tendremos mucho tiempo para hablar....-sonrie acercandose mas, sonreia como una niña a la que dicen que le van ha hacer sus sueños en realidad. Algo habia en ella, que tenia que recordar, pero por algún motivo, no podia hacerlo.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Jue Ene 16, 2014 6:32 pm

Quiero ser la llama de una pasión
Deseo ser la luz que de tus ojos iluminan la vida
Anhelo, anhelo estar siempre a tu lado, tomando tu mano.

Sueños, eso era, el dios Hipnos y su hijo Morfeo estaban tendiéndome una trampa, para un hombre de ciencia que trabaja para la iglesia no debería creer en antiguos y paganos dioses, pero de aquellos dos dioses se ha desprendido el vulgo de los sueños, al igual que del dios oniro Fantaso, creaba una fantasía de la cual no deseaba despertar, no quería hacerlo y no lo haría, aquel hombre no permitiría que su gitana se fuera de su lado, su naturaleza, ella era el rocío de la mañana, el sonido del arroyo cuando muere y renace, el fresco aroma de la lluvia caer. Lo dicho era su todo y su nada.

Tenerla lejos y no poder besarla, tocarla como siempre se lo prometió, incluso cuando una vez le insinuó el matrimonio y como noche de bodas la pintaría desnuda para que el tiempo se encargue de juzgar la verdadera belleza, simplemente la amaba con locura, su piel, su aroma, el sabor de sus labios de antaño, lo fresco que olía su cabello a lavanda, aquellos ojos que toman la luz para convertirla en un arcoíris con las gotas de lágrimas, lágrimas que él deseaba acunar y desparecer de aquel hermoso rostro.

Nathaniel no soportaba más el tenerla cerca y no poder besarla, o abrazarla como en los viejos tiempos, en su mente se repetía como un mantra viejo y acabado ¡Oh viejos recuerdos, antaño inexistentes para esta mente pero en su corazón aun los guarda, lo siento, lo puedo ver! Sus ojos buscaban el consuelo en los ojos de la mujer, una pequeña esperanza de un mañana juntos, de un futuro llenos de hijos, y su menté volvió a hacerle caer en cuenta ¡No, Nathaniel, no debes, no puedes! Pero como si del mismo cupido fuera, la joven acarició la mente confusa del lycan, haciéndolo desear más de lo que podía o debía, sus manos delicadas lo tomaban con que dulzura, él no tenía palabras, no podía decir palabra alguna, porque si abría la boca estaba seguro que saldría alguna estupidez que su cuerpo estaba comenzando a crear.

Su pantalón se abultó ligeramente, trató de disimularlo encorvándose un poco, siguiendo a su amada a aquel carromato, subió los primeros escalones y no se contuvo más, su mirada fue a la parte posterior de ella ¡maldición! Soltó abruptamente la mano de su amada retrocediendo –Yo, Bambie, lo siento, debo…debo correr antes- huyó, corrió lo más rápido que pudo, corrió tanto que no se dio cuenta de que se había alejado nuevamente de su amada, la dejó sola, pero no podía correr el riesgo de abrazarla, besarla y sabrá Dios en que terminarían, quizás hasta la asustaría.
Despues de correr por unos cuantos kilómetros lejos de su amada, gritó lo más fuerte posible y comenzó a saltar, a entrar como kickboxing, contra el aire, todo para sacar esa energía y cansarse –Maldición no puedo ocultarlo, necesito una ducha bien helada- comenzó a pensar en cascadas, fuentes de agua frías, lagos congelados y comenzó a notar como su gran problema comenzó a disminuir; ya calmado luego de unas dos horas regresó donde su amada y la abrazo fuerte pegándola contra su pecho para que esta pueda oír los latidos acelerados de su corazón.

-Discúlpame amada mía, discúlpame por haberme ido así, pero la tentación fue demasiado y no quiero asustarte, no quiero que pienses que te lastimaré y menos que soy como los otros hombres, pero eres mi tentación, mi lujuria, mi deseo y pasión, eres mi amor, mi corazón, y tenerte tan cerca y tan lejos a la vez me mata- le tomó las mejillas y la besó apasionadamente no le importó si es que ella se asustaba, solo quería hacerle entender lo que sentía por ella, se separó despacio y con lentitud de sus labios –lo siento, siento haberme ido corriendo, pero no me arrepiento de este beso, te preguntarás porqué me fui, quizás pensaste que algo hiciste de malo, pero no, no hiciste nada malo, fui yo, Amberie, al verte tan cerca mío, quise consumar un matrimonio que aún no se da, quise hacerte mía, me excité tanto y antes de atacarte y que me odies, decidí correr para no hacer algo que luego me arrepentiría y me asesinaría, porque lastimarte sería lo último que quiero hacer-

Pegó su frente contra la de ella, tomándola aun de las mejillas suspirando sobre sus labios –No te das cuenta Bambie, te amo, te amo más que a nadie y por ti soy capaz de matar a quien ose en tocarte, incluso a esa maldita arpía de Astoria- gruño por la bajo abrazándola, acunando su rostro contra su pecho para que no se aleje de él.

por **Amberié** Dom Ene 19, 2014 11:41 am

Se dio la vuelta para ver donde estaba, pero ¿Dónde se metió cuando se quedó ella sola? Su rostro bajo con tristeza, así se había quedado un rato, no supo cuánto, sintió su interior romperse en añicos para después ser curado rápidamente con el abrazo que repentinamente le llego de Nathaniel. Se quedó ahí, escuchándole, pero le miro a los ojos lentamente, se fijó en ellos-….Hazme tuya….si es que soy tu amada….-le jacto con deseo contenido-…Quiero comprobar por favor si….-al decir esas palabras sintió su interior humedecerse, se acercó a su oído-….¿Porque me estoy humedeciendo ahora mismo?- Susurro con dulzura e inocencia, llevo la mano ajena hacia donde le surgía el problema.

-…¿Esto me lo estas causando tú? –Susurro lentamente de nuevo en su oído, pero después aparto la mano de su entrepierna, se abrazó a Nathaniel alrededor de su cintura-….No quiero que te vayas de mi lado si es que un día nacimos con un mismo destino y estamos destinados a acabar juntos….-sonríe-….En mi cabeza eres un desconocido, pero no en mis sentimientos, no en mi corazón, Nathaniel….-Le beso los labios lentamente, aprovecho para recordarle que necesitaba que alguien le quitara la humedad de su entrepierna.

Riéndose se separó de él mientras se metía dentro del carromato, tirando de nuevo de Nathaniel hacia el interior, sonriendo y sentándose encima de el con las piernas al lado. En frente se había sentado el anciano que puso a preparar unas carnes que había cazado anteriormente para después salir a cocerlas en la hoguera.

-¿Qué has hecho? O cuéntame….-Sonríe-…. ¿De dónde vengo? Dime, tendré que recordar algo ¿no crees? –Suspira-…He estado siempre al cuidado del anciano en donde no he podido relacionarme nada más que con el….-susurra algo apenada -…Siempre en su vigía, ni una amiga he podido hacer…Bueno…una en particular, llamada Ania Lans….-sonríe-…muy dulce, pero con voz viperina para con los hombres…-le mordió el labio inferior, besándolo después-…Debo entender que has estado buscándome…pues ya me has encontrado…. Dime, El anciano dice que me envenenaron y perdí la memoria…. –frunció el ceño-…Dime Nathy, Dime corazón-le acariciaba la mejilla lentamente, besándole con pequeños besos y llenos de dulzura.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Lun Feb 17, 2014 6:02 pm

Si la vida fuera tan sencilla no habría muertes.
Nathaniel Slamdong.

Maldición, maldiciones a miles en la cabeza del hombre volaban buscando paz al cerrar los ojos con la cercanía de su mujer su hembra, su pasión y su gran amor, las figuras del agua cayendo fuertemente a un lago con piedras y su agua helada calmaban aquella excitación más no controlo la voz de su amada al incitarle a que la posea, en su mente el cuerpo desnudo de su ninfa entrando a aquel lago mojando aquellos senos en la cascada le hizo perder la cabeza no contuvo más su cuerpo y lógico este reacciono a sus pensamientos y susurros de su gitana, su miembro estaba duro le latiendo contra el pantalón pidiendo salir y encajarse perfectamente en su amada, ya hasta le dolía el corazón de tanto que se resistía.

-Bambie, no digas eso, me tientas a que te quite esa humedad- murmura el hombre entre dientes tratando de tomar toda la fuerza para no lanzarse sobre ella quitarle ese vestido y ropa íntima y hacerle el amor, porque él no la follaria como otros hombres lo hacen, el haría el amor de una forma que solo le pediría ella estar con él y en ningún otros brazos más –Jamás me iré, jamás te irás tú de mi lado, no te quitaré la vista, no te dejaré sola estarás solo conmigo incluso…- calló, cerro su boca dejando una sonrisa dejándose conducir por su bien a aquel carromato, pensó que ahí dentro con el anciano podría bajarle aquella hinchazón pero fue peor porque ni bien entró el anciano le miro sonriéndole dando una palmada en su hombro con una frase susurrada al viento -Es normal Nath, es normal es tu casi mujer- más maldiciones la cabeza de aquel se formulaban no quería pasar por un pervertido ¡maldición, porque a nosotros se nos nota más el deseo, maldita sea, maldita sea, cálmate piensa en algo frio, muy frio! Eso fue un caso perdido.

La cercanía del trasero de su amada sobre sus piernas sobre todo sobre la entrepierna del hombre le causaba dificultades para su concentración, cada vez que se movía él cerraba sus ojos disfrutándolo como si ella estuviera a horcajadas sobre él disfrutando –Bambie, sigues húmeda?- pregunto sin responderle todas sus preguntas, la diestra de él se posiciono sobre la rodilla fémina jugando en círculos subiendo y bajando el vestido –Te diré todo lo que quieras saber amor mío, diré todo de lo que te paso, pero antes contéstame, sigue húmedo ahí abajo- bajo la mirada al sexo de ella deseándolo, él jamás deseo a otra mujer, jamás las miró como miraba a su amada, ese deseo y pasión, ese amor y entrega era solo para ella, sus labios fueron al oído de ella besándole castamente dejando todo un camino de besos bajando por su cuello hasta el hombro –Dime mi hermosa Bambie igual o a aumentado- se refería a la excitación de su mujer, subió nuevamente por su cuello esta vez por el centro de este hasta su mentón ahí mordió juguetón subiendo en besos a sus labios los cuales atrapo con pasión desenfrenada, la diestra que estaba en la rodilla de ella subió hasta la cabeza de la gitana sujetándole y la zurda acariciaba la espalda de ella todo ese camino de la columna vertebral hasta tomar los cabellos de ella en una coleta y evitar que se separan los labios, cuando sintió que les faltaba a ambos la respiración, aparto sus labios pegando ambas frentes –quiero darte algo, algo que solo tu tendrás y que solo yo te daré, porque nadie más te dará eso, nadie- sentencia respirando sobre los labios de ella besándolos dulcemente, al anciano los miraba y sonreía saliendo del carromato cerrando la puerta para que aquellos tortolos pudieran tener unos momentos de soledad, él confiaba en Nathaniel y sabía que no le haría nada malo a ella hasta después de la boda, y sabía que lo que Nathaniel buscaba era que su gitana se fuera con él a vivir en su casa como su esposa, mujer, compañera.

por **Amberié** Lun Abr 14, 2014 4:55 pm

Su cuerpo era frágil y sensible a las caricias de su amado Nathaniel. Cada movimiento que el hacía sobre su tersa piel, hacia sacarle cada vez más escalofríos que no podía esconder y los transmitía a modo de jadeos sobre la piel ajena -…aah…¿Qué-que es? –Pregunto con curiosidad la pequeña mujer que se inflamaba de aquel deseo que quería mostrarle a aquel que era supuestamente su amado. Se quedó mirándolo fijamente a los ojos después de estar temblando por él. Sus manos se posaron en ambas mejillas, acariciándole su espesa barba que ya se notaba bastante abundante.

-….Nathaniel si dices que me amas…¿Qué vas a darme? –Su mirada azul miraba los ojos de Nathaniel, seguía acariciando esa barba esperando alguna respuesta, pero lo que la alertó fue aquello que siempre estaba a su alrededor, ese ruido que la alertaba de que había alguien alrededor, alguien que siempre la vigilaba pero que a causa del anciano, nunca conoció a quien estuviera vigilándola o acechándola -….Oye Nathaniel…siempre cada noche hay algo rondando por estos bosques…no sé qué es…ni el anciano me deja salir del carromato cuando esta alrededor. Siempre estoy encerrada aquí por estos lugares o en compañía del anciano….-Terminaba acurrucándose en él, pero debido a su torpeza, incubo el pensamiento de que estaría molestando a Nathaniel con sus idas de cabeza, solamente porque no sabían que era lo que rondaba cada noche.

La luna estaba tímida, escondiéndose entre nubes oscuras vestidas de un débil gris. El viento acariciaba las copas de los arboles haciendo un sonido entre ambas que dejaban poco a la imaginación. El sentir los vientos sobre la piel era como si alguien te acariciase pero simplemente no lo ves, lo sientes. Dentro de aquella tienda/carromato, estaba Amberié con Nathaniel bajo sus piernas. Ella estaba sentada de lado, con las piernas por fuera para poder levantarse lentamente. El anciano entro como si su vida dependiera de ello, llevaba una herida recién hecha, un corte a lo largo de su torso con la camisa y la chaqueta rasgada completamente. Amberié comenzó a asustarse, su excitación del momento fue sustituido por el grito que hizo resonar dentro del carromato, asustándose y acabando por abrazar la cintura de su amado Nathaniel mientras observaba lo que el anciano llevaba en el pecho.

-Anciano…¿Cómo os habéis hecho eso que llevas en el pecho? –Pregunto Amberié con timidez, pensando en que paso allí afuera.

-Es solo para distraer…Necesito que te pongas a salvo y que Nathaniel venga conmigo…Después él te dirá todo lo que quieras saber…

-No me parece…bien…Acabo de ver a alguien que es casi tan buen conocido mío como tuyo y ya estas apartándolo de mi….-Sinceramente, no pensaba darse por vencida. ¿Y si perdía aquel que no había vuelto a ver desde hace mucho tiempo? Sabía que Nathaniel era suyo o que su corazón sabia de él aunque su memoria perdida no le recordara.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Jue Mayo 01, 2014 12:54 am

“Lo experimentado como externo no pertenece a los "interno" intencional, aunque nuestra experiencia de ello resida allí, como experiencia de lo externo”
Husserl Edmund

Control, control era lo que aquel hombre estaba tratando de conseguir pero simplemente fallaba catastróficamente y como no dejarse vencer frente al amor de la vida de un hombre, una mujer tan bella que los arcángeles del cielo la envidiaban por ser tan hermosa y perfecta, llevando a todos los hombres a cometer las locuras más atroces del mundo, y entre esos hombres estaba el que le amaba con locura y pasión el que era capaz de entregar su vida para cuidar a su hermoso ángel, cerró con fuerzas sus ojos, pues sabía que no debía que no tenía derecho a tocarla aun no era correcto, ella sería de él en el momento y lugar preciso y no sería ahí lo haría en su hogar como su esposa con anillo en el dedo y con el apellido de él así sería ella su eterna mujer.

Negó con la cabeza acariciando el rostro de su amada gitana –Te daré algo que ningún hombre te daría y ninguna mujer tendrá- le besa la mejilla susurrándole –Mi vida y mi corazón Amberié, te doy todo lo que soy, si tu me pides moriría por ti y para ti- antes de que ella proteste por esas palabras la calla con un beso romántico, que empieza lento y suave como si fuera algodón de azúcar deshaciéndose en la boca, tan lento saboreando completamente el dulce, no quería ser posesivo porque si lo hacía se descontrolaría y la haría suya en ese momento, se separó de los labios de su pequeña, riéndose –Sé que vas a protestar por mis palabras, te conozco bambie pero es verdad te amo tanto que no sé qué haría para no perderte- une sus frentes en una caricia suspirando sobre los labios de ella –Que adictiva eres amada mía, mi dulce dalia- tomó todo el acopio de su fuerza de voluntad separándose de ella.

Nathaniel no podía más, su respiración se agitó completamente sus manos las paseo por los cabellos rebeldes, buscando…buscando…¿inspiración divina? No, lo que buscaba era ese lugar donde ser perdía en las noches en su mente, aquel lugar de paz y tranquilidad para no atacara a nadie, ese lugar al que el llamaba su “refugio” pero en eso el anciano les irrumpió ¡Bendito hombre que presiente las coas!, negó Nathaniel ante los reproches de su amada –Bambie quédate aquí porfavor, es mejor no podría soportar que nada malo te ocurriese- sin mas la besa en la cabeza y sale de aquel carromato pensando en las heridas del anciano.

-Que ha ocurrido- pregunta levemente
-Verás hace unas noches un licantropo ronda por estas áreas, al principio creía que eras tú, pero luego vi que no era así porque el aroma que expide esa criatura es el mismo de ya sabes quién-
Nathaniel se tensa completamente cerrando los puños –Astoria- murmura muy bajo que casi nadie le puede escuchar
El anciano asiente a su respuesta –la he enfrentado con una vieja protección pero me ha dejado una gran secuela- señala aquella marca –Te pido que te lleves a Amberié de aquí, llevala a tu casa-
-No puedo lo sabes, es peligroso además ¿con que pretexto me la llevo si ella no recuerda-
-Nthaniel su mente no recuerda pero su corazón si, llévatela para que recuerde su mente, así la podrás cuidar mejor, ya estoy muy anciano y tu eres su prometido o lo olvidaste también-

Nathaniel lo medita y no sabe que responder porque el viejo y sabio anciano tenía razón pero ahora lo difícil era preguntar si su amada se quería ir con él a vivir, y eso era lo que le aterraba que lo rechace.

por **Amberié** Lun Mayo 12, 2014 3:12 pm

No comprendía nada de nada.

Se supone que era su amada y no que tenía que controlarse-…Pero Nathaniel…-Se quedó a mitad de su frase cuando vio a Nathaniel alejarse de ella, quedándose con un sentimiento helado en su corazón y en la distancia que los separaba. No había sentido eso desde -…MMMmmm Agh…-Comenzó a gemir de un dolor repentino en la cabeza, sus manos se pusieron sobre la misma, sintiendo como si le taladrara un tornillo hasta querer meterse dentro de sus entrañas.

Comenzó a ver imágenes de personas que la atrapaban de los brazos y no la dejaban libre -….¡AGGGGHHH!!! ¡DEJADME!! –Dijo en alto como si hubiera gente dentro del carromato pero solamente estaba ella ahí, nadie más. Amberie enseguida comenzó a situarse en el centro del carromato, aun con las manos en su cabeza, intentando olvidar esas imágenes de su mente, pero enseguida vio a una horrible mujer que la tenía bebiendo un brebaje -…aagh! NO! –Se tropezó con una vasija de cerámica que termino por hacerse añicos en el sueloy ella quedo encima como una muchacha perdida.

Las imágenes cesaron.

Amberie no consiguió controlar las lágrimas que salieron de sus ojos al sentirse la persona menos deseada del mundo. Sentía por una parte que aquel que se llamaba Nathaniel era su amado, pero no se comportaba como tal. Solo parecía tener el control de todo y en realidad no era así. Ella misma se sentía su juguete teniendo memoria o no.

Salía lentamente del carromato tras ponerse unos pantalones debajo de la falda y otra falda un poco más gruesa con un pañuelo a la cintura con el corpiño marrón de tela que se había hecho ella misma. No sabía de lo que estaban hablando allá los dos juntos, Nathaniel y el anciano. Amberie estaba decidida. Hizo una pequeña mochila en una bolsa de tela, se la colgó al hombro y termino por salir a escondidas sin decirle nada a ninguno, pero entonces escucho el grito del anciano llamarle intensamente, ella seguía hacia delante y mientras caminaba, justamente en ese momento, miro hacia atrás por si la seguían, pero volvió su mirada hacia el frente y se quedó congelada a lo que vio.

Enfrente de ella había una manada de lobos, con aspecto hambriento y con los colmillos fuera como si ya hubieran visto a Amberie como su próxima presa.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Jue Mayo 29, 2014 7:04 pm

El cielo alto con sus estrellas que me miran
Tan lejos te siento alma mía
Tus ojos aun los veos en sueños
Pero tu no estas cuando despierto…

No me mates, no me condenes a la soledad eterna
Átame solo a tu cuerpo que me envenena…
Si por mí fuera, si por mi razón dejara nunca de mi lado te apartara

Maldita la hora de la luna llena, maldito el reloj
Cada sonar de las grandes campanas hace que mi agonía crezca
Porque debo decirte adiós…pero grita mi corazón un NO

Qué puedo hacer, que debo hacer…solo tú tienes la respuesta.
En tus labios está mi devoción, mi amor y …mi alma
Si no quieres verme, lo entenderé, lo respetaré
Pero no me pidas que no te vea, que no te busque, que no te quiera
Si tú no quieres no me veas, pero siempre en la distancia
Tu ángel, tu guardián seré…eternamente tuyo atado estaré.

El anciano había llevado a Nathaniel un poco apartado del carromato conversando estaban los dos mirando hacia el bosque, un bosque al cual Nathaniel comenzó a sentir presencias de otros individuos de su condición algo que provocó en él una cierta inconformidad, su nuca le comenzó a picar como si le anunciara de algo malo iba a ocurrir, solía tener esa sensación cuando Nyra iba a trabajar en un caso en el burdel de extremo peligro y el aguardaba bajo la ventana de la habitación que era de elle en se lugar, y algunas veces ella salía herida gravemente pero sin marcas en su cuerpo más que solo una en su hombro izquierdo algo que lamentó Nath porque fue por culpa de él que ella recibió ese corte.

Quitando los recuerdos y la culpabilidad que sentía, recordó a su aamda –Bambie- murmuró a lo que el anciano tocó el hombro de Nathaniel para que no se exaspere por ella –Esta bien, ella está en al carromato- gritó a Amberie pero no contestó, lo que alarmó más a los dos hombres, el anciano gritó dos veces más pero todas fueron sin respuesta –Astoria- murmura frunciendo el ceño Nathaniel moviéndose para correr al rescate de su futura esposa, pero la mano del anciano se lo impide –Por qué viejo me impides que ayude a mi esposa, acaso tu trabajas para Astoria- el viejo sonrió negando caminando despacio al carromato –Si fuera así Amberie ya estaría muerta, además te detengo porque destruirás mi carromato, te conozco, por otro lado aquella mujer que llamas Astoria no podría hacerle nada a Amberie aquí en el bosque no podría ella entrar y sobrevivir- apunta su pecho –Sabes que hay lobos agresivos aquí y no solo como tú, si no lobos lobos de aquellos que no vuelven a la normalidad hambrientos porque la comida escasea por los lycans, así que un humano sería imposible que saliera vivo y ya te dije que Astoria no puede acercarse a Amberie por un hechizo que hice-

Nathaniel se tranquilizó un poco respirando…El aroma del lugar se mezclaba con la esencia de flores del cabello rubio de su hermosa rubia, el viento dibujaba el cuerpo de su amada frente a él y casi podía tocarlo cada curva, cada centímetro de su piel…y entonces la vio partir, como si se despidiera de él, abrió sus ojos cuando el viejo salió del carromato gritando el nombre de su amada entonces supo Nathaniel que había huido…pero ¿de qué o quién? Ahí recordó lo que había pasado dentro.
-Es mi culpa, ella se asustó de mí, no puede ser la encontré y la volví a perder…ella sabe lo que soy, lo siente a lo mejor tuvo un presentimiento o algo y se fue para que no la lastime…me odia- Nathaniel cayó de rodillas con sus puños cerrados golpeando la tierra, sus ojos vidriosos con signos de querer llorar –Viejo dime por qué, porque tengo esta suerte maldita de amar a una mujer que me ama y me teme, la encontré y la perdí, nuevamente acaso no debo ser feliz, ella ya no me ama como antes, ¿Qué hice mal?- sus ojos pesados como su cuerpo se abandonan en esa posición de ausente, el anciano se acerca a él tocándole el hombro para consolarlo, no tenía palabras para él, en eso un aroma dulce se mezcla con la sangre, sus sentidos se agudizan mas –Amberie- susurra mirando al anciano para salir corriendo en ayuda de su mujer.

Entre los árboles en la parte más espesa del bosque las ramas crecen contiguas y una a una iba golpeando los brazos y rostro de Nathaniel hasta provocarle una herida en la mejilla, no le importó dejar su sangre al contrario, cuando llegó dónde provenía el aroma vio a su amada que se había caído y tenía su rodilla lastimada, sangrando levemente y los lobos relamiéndose sus colmillos, los ojos de Nathaniel tomaron el color ambarino de la rabia de que unos animales quieran cenar a SU MUJER, corrió posicionándose frente a lobos gruñéndoles, su cuerpo se veía más grande pero era por le euforia o adrenalina del momento, los animales al verle empezaron a ladrar gruñéndole también y uno se abalanzó a morderle, obviamente aquellos lobos sabían que estaban frente a u lycan, Nathaniel tomó las fauces del lobo para evitar que lo mordiera y con toda la fuerza lo arrojo a la manada, adolorido su alfa entre gruñidos retiró a la manada pero con una mirada retadora a Nathaniel que solo se llevó heridas en los dedos y en su rostro por correr tras su amada, se regresó viéndola –Amberié estas bien- mira la rodilla de ella justo para rasgar parte de su ropa y limpiarle hasta hacerle un vendaje, no habló con ella por miedo de romper y mostrar ese otro lado, cuando terminó la cargó en brazos –Vamos, debes descansar en el carromato con el anciano- antes de salir el alfa regresa mirando a Nathaniel pero Nathaniel solo asintió con la cabeza, era un trato entre ellos de que Nathaniel no volvería a ese bosque por nada del mundo y si los lobos le ven aun cuando sea el un lycan lo matarán sin piedad a él y a ella, y que de ahora en adelante informe que lycan que se acerque al bosque será asesinado por los lugareños lobos, Nathaniel aceptó y prometió que no dejaría que ningún lycan entre al territorio de ellos, con ese trato se fue Nathaniel sin palabra alguna a su amada hasta el carromato.

por **Amberié** Miér Jun 11, 2014 5:21 pm

No dijo nada en el camino de vuelta mientras era llevada en brazos. Bien, no sabía por dónde empezar a hablar, temía que algo le pasara, no le iba a pasar al lado de Nathaniel, eso estaba claro, en verdad, pero temía porque él se estuviera sintiendo incomodo con ella a su lado. No la quería tocar demasiado ni siquiera…Bueno, quería creer que sí, ella también quería esperar hasta el matrimonio, pero simplemente había veces en las que no te podías permitir esperar, Un acto sexual, ella sentía que no se podía planear sin más, sintió como que tenía que salir por si solo…entonces, ¿Qué pasaría si jamás saldría por si solo? Sabía… ¿Qué era él? ¿Sabía de tiempo atrás que el oficio de aquel a quien amaba, era uno peligroso y que tenía que desaparecer por un tiempo, pero ¿y ahora? ¿Tendría que irse igualmente?

Decidió recostarse en ese pecho mientras aun la llevaba en brazos hacia la carreta en donde habitaba con el anciano, pero ahora ella quería irse a vivir con él, con aquel quien la sujetaba en brazos-…Quiero quedarme contigo por favor, me mantendré en la mansión, pero llévame contigo…-Le miró fijamente a los ojos y solamente se aferró a la camisa que antes rasgo para cuidarle la rodilla-…El anciano está mayor y apenas puede mantenerme sola…teme y sabe que contigo estoy a salvo….-Le puso la mirada en ella con un movimiento de su mano en la mejilla de Nathaniel-…Llévame contigo…no estoy segura con esos lobos…¿Quién sabe si viene alguno mientras duerma, Nathaniel? ¿Me querrás muerta? Yo creo que no…por eso te imploro que me dejes a tu lado, quiero recordar lo que no recuerdo y volver a ser un cuerpo con memoria y alma…-De repente vio los cortes en su rostro, se estaban regenerando y entonces lo vio todo mucho más claro.

¿Cómo no se dio cuenta? ¿Cómo es que los lobos habían cesado su ataque en cuanto llegó Nathaniel? ¿Desde cuándo sería eso? ¿En verdad podría ser verdad? ¿Existirían los vampiros y los mitos? –Eres vampiro? –murmuro audible pero aun enmudecida por el descubrimiento que hacia -…¿O eres un perrito bueno? –Intento suavizar el tema, por lo poco que había visto de Nathaniel, sabía perfectamente de alguna manera como era él, como si le conociera de antes, sentía que se pararía en seco y le haría andar para después cogerla en brazos, él suspiraría y entonces le daría alguna evasiva. Lo había hecho antes con darle placer carnal o cuando le preguntaba de si tenía familia. Ella quería pensar que si y que no la habían abandonado a su suerte.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Mar Jun 24, 2014 10:24 pm

La luna me abraza, como tus manos cálidas
La noche me calienta como tus besos a mi alma
Mi bella amada, mi dulce encanto
No te separes de mi lado, ni de noche ni en el llanto
Aguantaré contigo lo más dulce lo más amargo
Cubriré tu cuerpo con rosas y con halagos
Las joyas más hermosas, estarán en tu piel
Cubierta de mis palabras que te harán enrojecer.

Nathaniel no miraba a la mujer que en sus brazos se encontraba al contrario, la mirada de él iba al horizonte perdido entre los árboles para sacarla de ahí lo más rápido tan cual su mente viajaba así de rápido para encontrar la solución del nuevo hogar de su amada, entre los nombres de sus conocidos y aliados pensó en Eogan pero así como lo pensó lo descartó rápido por la hermana de él, Astoria, luego la mirada de él se vuelve turbia al pensar en llevarla a su propio hogar ¿cómo sería la vida con ella y sus secretos? ¿Podría ella resistir verlo en una jaula de plata con cadenas iguales convertido en un animal? ¿Podría ella soportarlo?.

Las preguntas iban y venían sin respuestas, incluso su mirada fue a la mujer a ver aquellos ojos que tanto le encantaron pero todo estaba saliéndose de las manos, antes de llegar al carromato la dejó en el suelo mientras Nath dio dos pasos hacia atrás, tratando de mantener la calma cerca de ella o si no terminaría ella en el suelo siendo besada y tomada por la forma animal que llevaba aquel calmado hombre y entonces, solo ahí le permitió verle. –Bambie no te puedo llevar a mi hogar, muchas noches y días, paso fuera vendiendo mis obras lejos por allá en Italia donde más piden mis trabajos, mis dibujos- una mentira que cubre la verdad de su oficio –No soy nada Bambie- giro par ano mostrar sus heridas que iban sanando –Solo un hombre que hará de todo para cuidar a su gran amor, aun cuando este no le desee a su guardián- sus puños se cierran sus ojos se cierran, su respiración se agita en una tristeza única.

Y entonces ¿la dejaría irse de su lado? NO, jamás Nathaniel ya pasó mucho tiempo solo y era hora de recuperar su tiempo perdido, camino hasta ella abrazándola con una fuerza única, su diestra en lo cabellos rubios de ella y la zurda en la espalda –Oh mi Bambie cuando te lleve a mi hogar será para ser la dueña y señora de él como mi esposa, mi esposa Amberie, no te llevaré para que seas mi concubina no, yo te quiero a ti para que seas la mujer con la que anhelo pasar el resto de mi vida hasta la muerte y más allá de ella juntos por toda la eternidad, y lo peor es que te deseo, deseo llevarte a mi hogar y arrancarte la ropa para tomar tu cuerpo y que tomes el mío por vez primera, si amor no he estado con ninguna mujer antes, tú serás la primera para mi también, y por eso freno mis ganas de tocarte y besarte porque quiero que tu primera vez sea única y solo conmigo- aspiró el aroma del cabello de su amada melancólico por sus propias palabras –llámame egoísta porque no quiero que veas a ningún otro hombre o ser, y lo soy contigo pero así mismo temo dañarte y lastimar tu corazón y alma, cuando vivas conmigo, Amberie existen cosas que no puedo decirte por que temo, temo, temo, el temor me lleva a callar, un temor de perderte para siempre y por ello no sé si podamos vivir juntos amor- y solo ahí le tomó de las mejillas para verle a los ojos y un beso, un besó selló Nathaniel su declaración de amor, su declaración de verdad sobre su condición y una promesa de amarla aun cuando ella lo odie al saber la verdad de él.

por **Amberié** Vie Jul 11, 2014 1:07 pm

Ella no veía nunca las intenciones de los demás como algo malo, pero las de Nathaniel en ese momento las veía oscuras pero también llenas de luz y bondad. En lo que ha vivido con el anciano ha tenido que luchar por sobrevivir sin saber nada, quería saber cosas de su pasado que nunca le eran reveladas y solo pensaba en hacer caso omiso de todo de lo que le decían, mas en este momento no estaba segura de si continuar ignorando.

Quería respuestas pero nadie se las daba –Da igual…me darás respuestas y las quiero ahora ¿Dónde están mis padres? ¿Por qué tu sabes tanto de mi vida y yo no? ¿Por qué tengo que vivir una vida en la que nadie me dice nada? ¿Por qué me protegéis con mentiras? –Quería explicaciones y se estaba alterando -…De lo único que se es que tengo varias veces pesadillas que me atormentan, solo obtengo evasivas de TODOS, ¡¡NUNCA NADIE ME DICE NADA!! –Terminó por obviar que el rostro de Nathaniel parecía herido, pero ¿Qué pasaba con ella?

La protegían, no es que no se lo agradeciera, pero estaban acotándole demasiado el límite. ¿Qué peligro corría? Tenía una intuición de que ya no correría ningún peligro al lado de Nathaniel. Igualmente habría cruzado la línea, pero es que ya no podía soportarlo más -….O me dices….que esta pasando…¿Cómo es que te conozco o como es que siento que te conozco? Dime Nathaniel…-Cogió de sus manos, sujetándolas cerca de su corazón -….Cuéntame, puedes confiar en mi….Creo que siempre supiste que puedes hacerlo….-ladeaba su rostro para fijarse en él mas de cerca -….Dime….Nathaniel…-suspiró-….Dime que sabes de nosotros….-sus pies se acercaron hasta donde él estaba -….Por favor…

Sus ruegos podrían ablandar al más débil de los corazones pero no al más frio de ellos. Era un alma perdida frente a otra que la protegía de sobremanera...al igual que el anciano -…..Nathaniel, no debes de temer nada…yo estaré contigo hasta el final…-Echo los hombros hacia atrás para poder incorporarse -…pero todo hechizo o todo trato conlleva un precio….-se lamio los labios -…Así que, si me dices…o me haces un resumen detallado, sin saltarte nada, me iré contigo-gimoteo, limpiándose una lagrima que salía de sus ojos – sino….-sonrió- ..Me iré igual contigo…-Y enseguida salto sobre sus brazos, levantándose y enganchándose en sus caderas, comenzando a besarlo con ganas y después a reír en sus brazos.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Miér Jul 30, 2014 9:26 pm

Si supieras amor mí, que ni la luna me llena
Que ni el sol me calienta, ahora solo paso en vela
Porque eras tu la única que hacía a mi vida un poco más interesante
Si me llegases a faltar mi alma vacía estaría, y no podría más…
No podría más vivir, preferiría besar tus labios ausentes y que seas tú
Quien me lleve por el mar de los muertos, pues tu sonrisa y tus ojos
Sería para mí el paraíso eterno…donde solo quiero retozar y poder…
Poder Mirarte cada día más.

Nathaniel no se esperaba aquella postura de su amada, de su bella musa, la cual siempre lo inspiró en cada noche que salía por su trabajo o cuando se encadenaba, era por ella y siempre ha sido así, solo por ella pensaba y solo para ella existía aun cuando no lo pareciera quizás porque tenía que ocultar muchas cosas en su vida y una de ellas era el pasado, su pasado y el de su familia, el de su amada y el del mundo entero.

Los secretos siempre arruinan lo más hermoso

¿Cómo podría ahora él mirarle a los ojos y decirle la verdad?, ¿Cómo podría juntar todas las palabras en una sola oración? ¿Cómo le dirías a tu amor que la vida que conoció no era la de ella? ¿Cómo decir que fue por tu culpa que todo pasó? ¿Cómo?. Esas preguntas rondaban la cabeza de Nathaniel quien solo tomó las manos de su Bambie para apartarlas de él, estaba cansado, pero no por lo que había pasado sino que ya sentía el peso de los secretos y mentiras, aun cuando sabía que tenía que decirle él también sabía que no podía decirle toda la verdad.

Tomó asiento en la tierra, solo pensando ¿en palabras? No, si no en todo lo que ocurrió entre los dos, las imágenes venían como un montón de disparos, flashes en su mente que le lastimaban y entonces sus ojos se abrieron mirando al tierra mojada y por vez primera se arriesgó a un posible dolor. –Bambie, mi Bambie, sé de ti porque yo, yo era tu prometido te pedí matrimonio una noche como esta- su sonrisa melancólica surge levemente –Un anillo coloque en tu dedo y tu sonrojo era la respuesta que quería, siempre iba al circo gitano a verte junto a mi hermana, ella sabía que estaba enamorado de ti Amberie y me animaba a hablarte pero no podía porque sentía que no debía y que quizás tú tenías a alguien en tu corazón hasta que una noche mi hermana hizo todo para que nos habláramos, ella te llamó con el pretexto de decirte que le agradaba tus muñecas y cuando leías el tarot que acertabas y eso que ella nunca se hizo leer las cartas pero te iba a decir una mentira para que pudiera verte más de cerca, la verdad es que no me importaba solo admirarte de lejos al contrario me gustaba, esa noche mi hermana nos dejó y estaba tan nervioso que regué la bebida sobre tu vestido- una carcajada deja Salir tan natural –y no solo eso sino también que por mis nervios quise limpiarte el escote y sin darme cuenta lo estaba haciendo, cuando me percate te empuje, estaba tan nervioso que no volví al circo- suspira recordando más a fondo la vida de los cuatro –Luego de eso me sentí tan mal que no quería ver a nadie hasta que un amigo muy cerca de mi enamorado de mi hermana llegó a casa a invitarnos a una cena con su familia, Eógan, fuimos pero ahí sentí una sorpresa cuando mi amigo me dijo que tenía una hermana que no aceptaba compromiso alguno, que era un alma libre como los ciervos de los bosques, tan puros e inocentes que no quiere que nadie la cace, cuando vi a su hermana eras tú, tú mi Bambie eras su hermana al verte con un vestido verde claro con adornos de flores me enamoré más de ti- suelta una media sonrisilla –Decidí hacerme tu amigo entonces pero las cosas del destino no siempre terminan así, si no que nos enamoramos Bambie sin darnos cuenta nos habíamos enamorado tú y yo, Eógan estaba feliz porque al fin su hermana o sea tu, habías encontrado a un buen hombre, y yo estaba en las nubes.-

Sus ojos se tornan oscuros –Pero la noche que te voy a pedir ser mi esposa una bruja celosa de tu familia y a la que se le seguía la pista mi hermana y yo, decidió vengarse, ella quiso matarte para arrancarme el corazón y que caiga en una desolación pero no lo logró y solo te borro la memoria, a tu hermano también y lo tomó como hermano de ella- guardó silencio por un largo tiempo –Tu desapareciste cuando fui a buscarte a tu casa, no estabas ya, ella dijo que estabas muerta pero mi corazón no lo creía y te busque como un loco sin tener noticias así que aguardé hasta que el anciano me buscó y me dijo que en unos años él me devolvería la luz y así fue, porque estas viva y bien-

Se levantó tomando las mejillas de la gitana para que lo viera a los ojos con toda la sinceridad de su corazón –Amberie, te amo, te amo con locura como jamás ame a una mujer pero sé que junto a mi quizás no estés siempre por ciento a salvo o segura y temo eso aún más, quizás si debas vivir con el anciano y buscarte un hombre que te pueda dar la seguridad que mereces, un hombre que no esté atado a tantos secretos como lo estoy yo- se apartó de ella dándole la espalda, estaba cansado Nathaniel, se sentía muy exhausto, pero más era adolorido, su corazón se estaba rompiendo en mil pedazos, porque estaba dejando ir a su único amor, aunque quizás el lucharía por ella.

“Pasé lo que pase solo dime…prométeme…que me recordarás, no con tu mente si no con tu corazón y tu cuerpo…eternamente…”

por **Amberié** Dom Ago 10, 2014 6:25 pm

Amberié se sentía fatal al no poder recordar todo aquello que le contaba Nathaniel –pero quiero ir contigo…así…los recuerdos me vendrán más rápido…-jugaba con sus dedos nerviosa de lo que pudiera decir a Nathaniel – Además, hay veces que lo que dices lo he visto en mi mente, pero como que no han estado conectados hasta que ahora me lo has contado…-se acercó a Nathaniel por detrás y se quedó enganchada a su espalda.

-…No te vayas…no te separes de mí y prometo que todo saldrá bien…-se puso delante de él, sujetándole del rostro, acariciándole su barba – mi corazón late muy deprisa, sé que te amo…-en ese momento, se acercó a besar sus labios, lento, suave e hizo que sus brazos rodearan el cuello ajeno, pero no se esperaba lo que paso a continuación.

Cuando ambos labios se rozaron entre sí, Amberié pudo ver en su mente las imágenes que habían sido olvidadas, como la habían dejado desamparada en el descampado tras hacerla beber aquella poción, como se prometió con Nathaniel aquella noche en el lago, como lo amaba con locura, la imagen de un retrato de su casa de ella y un niño que no conocía.

Parecía que todo estaba volviendo a su cauce, se separó de un brinco de Nathaniel y ahora se fijó más en aquel que era su prometido -….Na…Nathaniel? ¿Cómo tu aquí? ¿Estos son los bosques de Londres? O…-Pero ahora recordaba parte de su nueva cuando apenas recordaba apenas - ¿Dónde está Nini? –Pregunto por Nyra, a quien tenía mucho afecto como a una hermana mayor.

Se sentía raramente especial en ese momento. No sabía porque pero quizás porque había recordado todo aquello que su mente evitaba que viera. Ahora se sentía completa frente a la persona que amaba -….Nathaniel….-Fue acercándose al cuerpo de su amado, al de la persona que únicamente había amado durante toda su vida, pero le veía desanimado y eso a ella le mataba

– Creo haber estado perdida durante mucho tiempo, pero creo que llegue a la luz del camino…-Fue acurrucándose en el pecho de Nathaniel como también fue rodeándole la cintura – Mi Nathi…-¿Podría estar recordando de verdad? Al menos todo ya no le sonaba tan irracional. Al parecer le creía, creyó que todo ya tenia sentido.

por **Nyra/Nathaniel Slamdong** Miér Oct 01, 2014 7:35 pm

Los ojos de dulzura, la mirada tierna y el aroma de los bosques frescos estaban ahí rodeada de aquellos brazos fuertes que no la alejaban, Nathaniel respiro el aroma del cabello rubio de su Bambie una de las manos se enredó en los cabellos de la gitana apegando la cabeza de ella contra su pecho la otra mano gemela rodeo la cintura fina y delicada de su amada esposa, si para él era eso ella, su esposa, la madre de sus hijos y la mujer que amaba y amará siempre.

Al cabo de unos segundos la mente de Nathaniel se aclaró por completo, ahora ya no veía imposibles el poder vivir con aquella mujer, la tomó de las mejillas para que lo pudiera ver, besó aquella frente y luego los labios dejando besos tiernos y apacibles sobre aquella suavidad rosácea, la miró a los ojos firme y decidido –Bambi…Amberie, tu eres y siempre serás mi amada, mi corazón y mi amor, ¿cásate ahora mismo conmigo? Se mi esposa, vivamos juntos para siempre, no te dejaré amor mío, no quiero hacerlo pero aún hay cosas que no separan y me matan, me matas y me mato mi Bambie- la cargo en brazos riéndose –Vamos a nuestro nuevo hogar, te perdí y morí mil veces más hasta ahora que te encontré y no te dejaré porque prefiero morir una sola vez que morir mil más por no tenerte- la besa con toda la pasión que desborda, con todo aquel amor.

La deja en el suelo acomodándole los cabellos –Mi hermana sigue bien, ahora enamorada de un hombre, quizás lo conozcas se llama Eogan, es un viejo amigo mío que se enamoró de Nyra perdidamente hasta la locura y ella igual aunque ella juega con él algunas veces, ella lo ama pero también teme por él que le pase algo, ya los conocerás amor mio todo a su tiempo mi vida- sonríe aquel hombre con su corazón angustiado por la vida que le espera junto a su amada de ahora en más, sabe que no será fácil y menos si siquiera podrá tener la fuerza de decirle la verdad de su condición, misma que en ese momento recordó para hacerlo sentir más, como una espada de plata purificada en fuego atravesara su corazón para que la dejara ir y que solo le observara de lejos, pero la sola idea de verla a su amada en brazos de otro lo ponía histérico.

Le toma de las mejillas con fuerza junto con el cabello rubio de la mujer –Bambie se que debería dejarte ir, dejarte ser feliz con otro pero no puedo, no quiero que seas feliz con otro hombre que no sea yo, quiero ser yo tu felicidad, tu dicha que cuando despierte te vea a mi lado con una sonrisa de dicha por estar a mi lado, quiero ser todo para ti Bambie- y entonces toda la concentración que tenía se fue a la borda junto sus labios a los de ella besándole, sus manos corrieron por el cuerpo menudo de su amada apretándole esas caderas en sus manos grades que parecían más garras, la pego junto a su cuerpo deseándola ya como una mujer no solo como su gran amor si no como un hombre desea a una mujer, aun cuando para los dos sería su primera vez.

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