AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cuando el pasado vuelve(privado)
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Cuando el pasado vuelve(privado)
Las tardes se me hacian a veces pesadas pero merecia la pena cuando entraba en aquella casa llena de una serenidad que pocas veces hubiera podido encontrar en lugares insospechados. Alguna vez en cualquier dia como siempre acababa rompiendose pero el hombre de la casa no lo permitia ya que le gustaba todo en su sitio y la tranquilidad. Lo que siempre me asombraba que a pesar de su edad no se negaba a nada de la vida siempre tan corecto en cada circunstancias, desde que lo conoci siempre me habia ofrecido a echarle una mano y fue como poco a poco comenzamos a hacer una relacion mas estrecha donde lo veia como si fuera mi abuelo de sangre alguien que me guiara. Se que una persona con experiencia siempre podria darme algunos consejos de la vida que de aqui para atras no habia podido obtener de todo lo que podia ofrecer a la vida o al reves. Habia muchos caminos para tocar y lo tenia todo en mis manos como si se tratara de un estupido juego pero en este si perdias no se retoma para tomar el otro sendero. Lo que aprendia era lo dura que es una vida de trabajos en el campo para ser joven aunque no me causaba demasiado cansancio.
Mas de una tarde me permitia tomar la osadia de sentarme en la sala con él a charlar durante largo rato hasta la misma cena se nos servia alli mismo para que ambos estuvieramos comodos. Siempre me habia gustado escuchar sus historias como si fueran vividas en ese momento, solo sabia explicarme aunque por mas que intentara hacer las cosas bien a veces tropezaba. Hoy me la pasaba en las afueras de la casa por los jardines haciendo arreglos y cosas varias que tenian tiempo sin mantenerse ocupados de ellos por eso tenia que tener en cuenta que el mantenimiento de una casa no es nada facil. La tarde era algo calurosa y podia sentirla como si fuera mas pesada. Retire la camisa de mi cuerpo para asi poder sentir el fresco mas que fuera de la suave brisa que de vez en cuando emprendia el recorrido hacia mi. Gire mi cabeza al escuchar algo extraño al parecer se acercaban a la casa. Hasta donde sabia no esperaba visitas y eso era extraño porque de tal forma me hubierna informado. Termine con los arbustos de podarlos para avanzar.
Bastante fue lo que aguante en mi pasado que hasta el hehecho de un dia asi nos hacia retroceder como si se tratara de la misma peste, pero lo que era ese señor no me resultaba para nada desagradable. Me aproxime hasta la entrada de la casa con la camisa en el hombro observando a quienes se aproximaba, entre en la casa para avisar al viejito donde estuvo atento a lo que le decia, no sabia de quien se trataba pero me dijo que me sentara en el sofa a la espera de que anunciaran a quienes llegaron... Estaba algo inquieto sin saber que iba a pasar ni quienes eran. Pero los puños de mis manos se hizo presente cerrando las manos. Me puse en pie cuando entro el sirviente a anunciar la llegada de una joven. Arrugue el entrecejo observando al señor ya que no sabia de quien se trataba pero su cara se quedo como mismo estaba pasivo sin expresion.
Mas de una tarde me permitia tomar la osadia de sentarme en la sala con él a charlar durante largo rato hasta la misma cena se nos servia alli mismo para que ambos estuvieramos comodos. Siempre me habia gustado escuchar sus historias como si fueran vividas en ese momento, solo sabia explicarme aunque por mas que intentara hacer las cosas bien a veces tropezaba. Hoy me la pasaba en las afueras de la casa por los jardines haciendo arreglos y cosas varias que tenian tiempo sin mantenerse ocupados de ellos por eso tenia que tener en cuenta que el mantenimiento de una casa no es nada facil. La tarde era algo calurosa y podia sentirla como si fuera mas pesada. Retire la camisa de mi cuerpo para asi poder sentir el fresco mas que fuera de la suave brisa que de vez en cuando emprendia el recorrido hacia mi. Gire mi cabeza al escuchar algo extraño al parecer se acercaban a la casa. Hasta donde sabia no esperaba visitas y eso era extraño porque de tal forma me hubierna informado. Termine con los arbustos de podarlos para avanzar.
Bastante fue lo que aguante en mi pasado que hasta el hehecho de un dia asi nos hacia retroceder como si se tratara de la misma peste, pero lo que era ese señor no me resultaba para nada desagradable. Me aproxime hasta la entrada de la casa con la camisa en el hombro observando a quienes se aproximaba, entre en la casa para avisar al viejito donde estuvo atento a lo que le decia, no sabia de quien se trataba pero me dijo que me sentara en el sofa a la espera de que anunciaran a quienes llegaron... Estaba algo inquieto sin saber que iba a pasar ni quienes eran. Pero los puños de mis manos se hizo presente cerrando las manos. Me puse en pie cuando entro el sirviente a anunciar la llegada de una joven. Arrugue el entrecejo observando al señor ya que no sabia de quien se trataba pero su cara se quedo como mismo estaba pasivo sin expresion.
Robert N. Montenegro- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 25/09/2012
Re: Cuando el pasado vuelve(privado)
EL día era bello, cálido y despejado. Desperté con la luz del alba, me di un baño cálido con olor a lavanda, me puse el corsé, perfumé mi piel y bajé al salón. Mi abuela estaba de un humor muy especial, estaba alegre y con una sonrisa que solo veía cuando planeaba alguna tarde de té con sus amigas. Ese día desayunamos como siempre aunque la ansiedad se podía cortar con un cuchillo, mi abuela sabía algo que yo no. Al final del desayuno se dirigió a mí con esa voz dulce de alguien que va a pedir un favor –Quiero que vayas a visitar a un viejo amigo, necesita algunas flores de nuestro jardín que Camille está preparando- estuve a punto de hacer una mueca, ir a visitar amigos viejos de mi abuela no era algo que me emocionara demasiado. Sin decir más asentí, dibujé una sonrisa en los labios y me puse de pie –Será todo un placer abuela- hice una reverencia, besé su mano y luego ambas mejillas y fui a recoger algunas cosas a mi habitación.
Peiné mi cabello en rizos sueltos, el calor lo ameritaba, apenas atados por una cinta de seda a juego con el vestido de volados blanco y verde con bordados delicados de hojas a lo largo y ancho. Subí al carruaje con Camille y suspiré mientras empezábamos el viaje que duró más de una hora, yo leía o miraba por la ventana los paisajes cambiantes de la ciudad imaginándome a la persona a la que iría a visitar, podía ser alto y delgado como esos militares retirados que fueron hace unas noches a casa o bajo y regordete como los banqueros… ¿Sería francés o inglés? Quizás otro extranjero… mis cavilaciones se detuvieron solo al ver un enorme terreno sitiado por una pared de piedra y en el centro una casa también grande, suspiré, tenía que cumplir mi misión e irme de allí con la velocidad de la brisa.
El carruaje entró por el camino de piedra y un mayordomo nos recibió, Camille nos presentó y entramos a la casa con el gran ramo de flores el cual no entendía por qué tenía que entregar yo personalmente. Entramos a la primera estancia de la casa esperando que nos anunciaran y que el amo nos recibiera, en vez de eso nos hicieron pasar a una estancia parecida a un salón de visitas, la puerta se abrió y la imagen a continuación me hizo sonrojar. Un hombre muy apuesto, con el torso desnudo y pantalones de trabajo sentado en un diván con cara de sorpresa, al principio no reaccioné, no podía, mis mejillas se tintaron de rojo y el calor subió por mi rostro hasta casi asfixiarme. Me quedé pasmada en el marco de la puerta, primero por la figura masculina sin camisa frente a mí y luego al reconocer su rostro, era mi prometido… mi… él… el segundo hijo del conde de Wesexx y alguien a quien definitivamente no esperaba ver hasta mi boda, hice una reverencia y me quedé allí esperando que me permitiera levantarme cosa dictada por la etiqueta y agradecí el poder retomar el aliento al no ver el cuerpo (para nada desagradable) frente a mi.
Peiné mi cabello en rizos sueltos, el calor lo ameritaba, apenas atados por una cinta de seda a juego con el vestido de volados blanco y verde con bordados delicados de hojas a lo largo y ancho. Subí al carruaje con Camille y suspiré mientras empezábamos el viaje que duró más de una hora, yo leía o miraba por la ventana los paisajes cambiantes de la ciudad imaginándome a la persona a la que iría a visitar, podía ser alto y delgado como esos militares retirados que fueron hace unas noches a casa o bajo y regordete como los banqueros… ¿Sería francés o inglés? Quizás otro extranjero… mis cavilaciones se detuvieron solo al ver un enorme terreno sitiado por una pared de piedra y en el centro una casa también grande, suspiré, tenía que cumplir mi misión e irme de allí con la velocidad de la brisa.
El carruaje entró por el camino de piedra y un mayordomo nos recibió, Camille nos presentó y entramos a la casa con el gran ramo de flores el cual no entendía por qué tenía que entregar yo personalmente. Entramos a la primera estancia de la casa esperando que nos anunciaran y que el amo nos recibiera, en vez de eso nos hicieron pasar a una estancia parecida a un salón de visitas, la puerta se abrió y la imagen a continuación me hizo sonrojar. Un hombre muy apuesto, con el torso desnudo y pantalones de trabajo sentado en un diván con cara de sorpresa, al principio no reaccioné, no podía, mis mejillas se tintaron de rojo y el calor subió por mi rostro hasta casi asfixiarme. Me quedé pasmada en el marco de la puerta, primero por la figura masculina sin camisa frente a mí y luego al reconocer su rostro, era mi prometido… mi… él… el segundo hijo del conde de Wesexx y alguien a quien definitivamente no esperaba ver hasta mi boda, hice una reverencia y me quedé allí esperando que me permitiera levantarme cosa dictada por la etiqueta y agradecí el poder retomar el aliento al no ver el cuerpo (para nada desagradable) frente a mi.
Adelaide of York- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/05/2013
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Re: Cuando el pasado vuelve(privado)
No estaba seguro de quien se trataba pero si que debia de ser importante ya solo por las vestimentas de quienes acompañaban a los dueños del carruaje y los escoltas que traian llamaba bastante la atencion. No alcance a verlas pero algo me decia que no tardaria en averiguarlo, aunque despues de todo seguramente mi tutor acabaria diciendomelo despues de su marcha. Continue mi trabajo un poco mas, dejando los surcos en la tierra preparandola para que los empleados pudieran trabajarla y plantar en ellas. Tome el rastrillo en la mano para cambiar de lugar de trabajo sujetando el cabo de madera, pero apenas alejarme unos pasos de donde estaba trabajando y escuche como me llamaban. Me gire para averiguar de quien se trataba y era una de las empleadas de la casa. Me detuve para que llegara hasta donde estaba yo, tenia con curiosidad que pasaba y porque me estaban llamando.Al parecer mi tutor requeria mi presencia en la casa seguramente para dar la bienvenida a las visitas algo muy cortes como siempre el iba tan recto en todos esos sentidos que a mi me faltaba por tomar en regla con mas seriedad. No pense que fueran a llamarme en algun momento sino mas bien que eran un asunto que tenian que tratar ellos... Algo confuso porque no recordaba ninguna cita con nadie y menos de alta cuna. Tampoco habia tenido algun problema. No hacia falta decir que se me formo un nudo en la garganta a causa de los nervios...
Tome profundamente una gran bocanada de aire llenando mis pulmones y expulsandolo poco a poco hasta que termine de sacar todo. Abri la mano dejando caer el rastrillo al suelo. Camine hasta el dispensador de agua abriendolo para dejar fluir uniformemente el agua y asi tomarla en mis manos y mojarme la cara para limpiar cualquier resto de sudor o suciedad, hice lo mismo con mis brazos y mi torso. Tome una toalla que me habia sacado la empleada para que me adecentara antes de entrar en la casa aunque tampoco mis pintas eran como las de un principe pero tambien habia estado trabajando y no jugando a las casitas como los niños... El agua estaba helada, tanto que se me habia erizado los pelos del brazo como comprobacion por ello y mis dedos se quedaron algo frios pero no tardaron en volver a tomar calor. Aproveche que mi cabello se habia mojado para acomodarlo un poco aunque sabia que seria en vano ya que cuando se secara el solo se formaria onas rebeldes. Que podia hacer contra algo que ya era asi. Al menos me quede algo mas decente que antes aunque la carta de presentacion de esta forma no fuera lo correcto.
Al observarme me di cuenta de que no llevaba la camisa encima, comence a mirar alrededor con la mirada para ver donde la habia dejado. No tarde demasiado en localizarla ya que solo con mirar un poco mas alla de donde habia estado trabajando la deje colgada en una de las vallas. Escuche como volvian a llamarme y esta vez con mas intensidad, fui rapidamente a por la camisa tomandola en la mano y entrando en la casa mirando alrededor a ver si estaban en el comedor pero no era asi, mas bien en la sala principal. Habia sido un gran error presentarme asi en la sala porque ya solamente con ver la mirada de mi tutor lo decia todo, ya no solo la mirada sino tambien las señas para que me pusiera la camisa.- Oh perdonad.- me coloque la camisa sonriendo ligeramente.- Os pido mil disculpas, me distraje demasiado con el trabajo y no sabia que teniamos visitas para poderlas recibir como se merecen.- me incline ligeramente volviendo poco despues a incorporarme, al hacerlo me fije en la joven de cabellos dorados como el sol y las ondas que se mecian en cuanto movia la cabeza, era muy gracil y no faltaba decir que hermosa. Llamo bastante mi atencion, por el momento no sabia de quien se trataba hasta que mi tutor me nombro para hacer las presentaciones.
Un silencio bastante incomodo se formo en la sala. Asi que era ella... Pense que tardaria mas en conocer a mi prometida pero al parecer me equivocaba totalmente ya que la tenia ahora mismo frente a mis ojos. No sabia que hacer o que decir, me encontraba bastante bloqueado como para estar en silencio el suficiente tiempo y decir alguna tonteria. Teniq eua admitir que antes lo del matrimonio no me lo habia tomado demasiado enserio porque aun quedaba tiempo para conocerla pero ahora que estaba delante era como si todo fuera muy real.- Es un placer conocerlas, bienvenidas, estais como en vuestra casa, por favor poneos comodas.- Sonrei levemente mientras avisaba al servicio para que le sirvieran algo de comida .- Espero que acepteis mi invitacion a cnar mas que sea y pediros perdon por mis atuendos.- Volvi a inclinarme de forma leve. Tenia que arreglar un poco mas el lugar para ellas.- Supongo que no tienen donde hospedarse, si me perdonais la osadia podeis quedaros en la casa, es bastante grande y de seguro os encontrais mas comodas que en otros lugares. Ademas me sentiria mas tranquilo si estuvierais aqui.- Sabiendo lo que podia pasar, ademas asi la conoceria un poco de forma que estuvieramos mas comodos.- Shara os mostrara vuestras habitaciones y espero que sea de vuestro agrado, cualquier cosa que necesiteis no dudeis en pedirnoslo que estaremos encantados de atenderlo.- Sonrie tomando asiento en el sofa individual frente a ellas mientras una de las empleadas servia las tazas de cafe.
Tome profundamente una gran bocanada de aire llenando mis pulmones y expulsandolo poco a poco hasta que termine de sacar todo. Abri la mano dejando caer el rastrillo al suelo. Camine hasta el dispensador de agua abriendolo para dejar fluir uniformemente el agua y asi tomarla en mis manos y mojarme la cara para limpiar cualquier resto de sudor o suciedad, hice lo mismo con mis brazos y mi torso. Tome una toalla que me habia sacado la empleada para que me adecentara antes de entrar en la casa aunque tampoco mis pintas eran como las de un principe pero tambien habia estado trabajando y no jugando a las casitas como los niños... El agua estaba helada, tanto que se me habia erizado los pelos del brazo como comprobacion por ello y mis dedos se quedaron algo frios pero no tardaron en volver a tomar calor. Aproveche que mi cabello se habia mojado para acomodarlo un poco aunque sabia que seria en vano ya que cuando se secara el solo se formaria onas rebeldes. Que podia hacer contra algo que ya era asi. Al menos me quede algo mas decente que antes aunque la carta de presentacion de esta forma no fuera lo correcto.
Al observarme me di cuenta de que no llevaba la camisa encima, comence a mirar alrededor con la mirada para ver donde la habia dejado. No tarde demasiado en localizarla ya que solo con mirar un poco mas alla de donde habia estado trabajando la deje colgada en una de las vallas. Escuche como volvian a llamarme y esta vez con mas intensidad, fui rapidamente a por la camisa tomandola en la mano y entrando en la casa mirando alrededor a ver si estaban en el comedor pero no era asi, mas bien en la sala principal. Habia sido un gran error presentarme asi en la sala porque ya solamente con ver la mirada de mi tutor lo decia todo, ya no solo la mirada sino tambien las señas para que me pusiera la camisa.- Oh perdonad.- me coloque la camisa sonriendo ligeramente.- Os pido mil disculpas, me distraje demasiado con el trabajo y no sabia que teniamos visitas para poderlas recibir como se merecen.- me incline ligeramente volviendo poco despues a incorporarme, al hacerlo me fije en la joven de cabellos dorados como el sol y las ondas que se mecian en cuanto movia la cabeza, era muy gracil y no faltaba decir que hermosa. Llamo bastante mi atencion, por el momento no sabia de quien se trataba hasta que mi tutor me nombro para hacer las presentaciones.
Un silencio bastante incomodo se formo en la sala. Asi que era ella... Pense que tardaria mas en conocer a mi prometida pero al parecer me equivocaba totalmente ya que la tenia ahora mismo frente a mis ojos. No sabia que hacer o que decir, me encontraba bastante bloqueado como para estar en silencio el suficiente tiempo y decir alguna tonteria. Teniq eua admitir que antes lo del matrimonio no me lo habia tomado demasiado enserio porque aun quedaba tiempo para conocerla pero ahora que estaba delante era como si todo fuera muy real.- Es un placer conocerlas, bienvenidas, estais como en vuestra casa, por favor poneos comodas.- Sonrei levemente mientras avisaba al servicio para que le sirvieran algo de comida .- Espero que acepteis mi invitacion a cnar mas que sea y pediros perdon por mis atuendos.- Volvi a inclinarme de forma leve. Tenia que arreglar un poco mas el lugar para ellas.- Supongo que no tienen donde hospedarse, si me perdonais la osadia podeis quedaros en la casa, es bastante grande y de seguro os encontrais mas comodas que en otros lugares. Ademas me sentiria mas tranquilo si estuvierais aqui.- Sabiendo lo que podia pasar, ademas asi la conoceria un poco de forma que estuvieramos mas comodos.- Shara os mostrara vuestras habitaciones y espero que sea de vuestro agrado, cualquier cosa que necesiteis no dudeis en pedirnoslo que estaremos encantados de atenderlo.- Sonrie tomando asiento en el sofa individual frente a ellas mientras una de las empleadas servia las tazas de cafe.
Robert N. Montenegro- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/09/2012
Re: Cuando el pasado vuelve(privado)
La visión del cuerpo semi desnudo frente a mí me trastornó de una forma que no había conocido nunca antes, mi mirada se agachó como parte de la reverencia pero ahí se quedó mientras el calor del verano subía por mi cuerpo como una ráfaga al ver por primera vez un torso masculino desnudo frente a mí. Nuevas sensaciones se hicieron presentes en mi cuerpo…
Sus palabras fueron como una roca golpeando vidrio generando un estrépito que me sacó de mi estado de semi inconsciencia y pánico, hacía unos meses había conocido mi suerte y el matrimonio aún parecía tan lejano… Ahora en cambio tenía ante mí a aquel a quien apenas había visto en una fotografía, Robert mientras mi corazón golpeaba en mi pecho, mi cabeza y mis cienes. Respiré profundo levantando la mirada casi pasmada del miedo pero impulsada por la curiosidad y todas las preguntas que siempre había tenido se agolparon en mi mente terminando de nublar mi juicio. Camile aparentemente más preparada que yo ante la situación avanzó un paso y con eso me sacó de mi estupefacción –Es un placer conocerlo también sir- dije en un bello inglés que al ser mi lengua materna fluía como agua clara recién salida de un manantial, se sentía a veces tan raro volver a mi lengua materna luego de un mes en tierras extranjeras, mis pies me guiaron de forma automática al diván donde tomé asiento mientras Camille se hacía a un lado de la estancia como intentando darnos privacidad.
El golpetear de mi corazón bajaba poco a poco dejando como rezago un leve sonrojo en mis mejillas –Sir será un honor cenar con usted- mis manos se cruzaron en mi regazo y la calma poco a poco vino a mí en forma de mis modales programados para decir lo correcto en cada situación sin necesidad de pensar –Tiene usted un bello lugar; la verdad es que mi abuela ha salido de París y por algún motivo me pidió que me quedara con un amigo suyo, asumo que es usted sir así que será un placer aprovechar su hospitalidad- mi tono era frío y casi robótico (si los robots existieran en 1800), estaba muy bien programada para decir lo correcto aún en los peores momentos.
Miré a Robert sentarse frente a mí, las tazas de café en la mesilla y a la sirvienta que nos atendía, algo en mi iba a estallar. Tenía tantas dudas, tantas preguntas, tantas cosas comprimidas en mi interior que parecía haber olvidado en Inglaterra y que ahora venían a mí. Tomé la taza de café entre mis manos y la dejé descansar donde estas yacían apenas unos instantes atrás, luego giré a ver a Camille y dije -¿Nos podrían dar unos minutos a solas?- luego giré mi vista al hombre que nos había recibido y a quien Robert parecía tenerle un profundo respeto –sé sir que no es lo usual y le prometo que no habrá luego nada que explicar, solo quiero unos minutos a solas con mi… prometido- esa última palabra caló algo a fuego en mi mente, cuerpo y corazón, nunca me había referido así a él y hasta que no lo dije en voz alta no pude entender su significado real.
Esperé unos instantes a que la habitación estuviera sola y con mis ojos azules escruté de pies a cabeza a Robert y luego clavé mis ojos en los suyos en total silencio…
Sus palabras fueron como una roca golpeando vidrio generando un estrépito que me sacó de mi estado de semi inconsciencia y pánico, hacía unos meses había conocido mi suerte y el matrimonio aún parecía tan lejano… Ahora en cambio tenía ante mí a aquel a quien apenas había visto en una fotografía, Robert mientras mi corazón golpeaba en mi pecho, mi cabeza y mis cienes. Respiré profundo levantando la mirada casi pasmada del miedo pero impulsada por la curiosidad y todas las preguntas que siempre había tenido se agolparon en mi mente terminando de nublar mi juicio. Camile aparentemente más preparada que yo ante la situación avanzó un paso y con eso me sacó de mi estupefacción –Es un placer conocerlo también sir- dije en un bello inglés que al ser mi lengua materna fluía como agua clara recién salida de un manantial, se sentía a veces tan raro volver a mi lengua materna luego de un mes en tierras extranjeras, mis pies me guiaron de forma automática al diván donde tomé asiento mientras Camille se hacía a un lado de la estancia como intentando darnos privacidad.
El golpetear de mi corazón bajaba poco a poco dejando como rezago un leve sonrojo en mis mejillas –Sir será un honor cenar con usted- mis manos se cruzaron en mi regazo y la calma poco a poco vino a mí en forma de mis modales programados para decir lo correcto en cada situación sin necesidad de pensar –Tiene usted un bello lugar; la verdad es que mi abuela ha salido de París y por algún motivo me pidió que me quedara con un amigo suyo, asumo que es usted sir así que será un placer aprovechar su hospitalidad- mi tono era frío y casi robótico (si los robots existieran en 1800), estaba muy bien programada para decir lo correcto aún en los peores momentos.
Miré a Robert sentarse frente a mí, las tazas de café en la mesilla y a la sirvienta que nos atendía, algo en mi iba a estallar. Tenía tantas dudas, tantas preguntas, tantas cosas comprimidas en mi interior que parecía haber olvidado en Inglaterra y que ahora venían a mí. Tomé la taza de café entre mis manos y la dejé descansar donde estas yacían apenas unos instantes atrás, luego giré a ver a Camille y dije -¿Nos podrían dar unos minutos a solas?- luego giré mi vista al hombre que nos había recibido y a quien Robert parecía tenerle un profundo respeto –sé sir que no es lo usual y le prometo que no habrá luego nada que explicar, solo quiero unos minutos a solas con mi… prometido- esa última palabra caló algo a fuego en mi mente, cuerpo y corazón, nunca me había referido así a él y hasta que no lo dije en voz alta no pude entender su significado real.
Esperé unos instantes a que la habitación estuviera sola y con mis ojos azules escruté de pies a cabeza a Robert y luego clavé mis ojos en los suyos en total silencio…
Adelaide of York- Humano Clase Alta
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