AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
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Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Me quedé mirando el salón privado que había alquilado en el maravilloso centro de París. Esperaba que las personas que invitara viniesen. Era mi primer tertulia en mucho tiempo, París me conocería, como lo había hecho Inglaterra.
De soslayo miré las puertas, todo estaba perfectamente ubicado para que las personas disfrutarán de esta fascinante noche. Se sentó en una silla, admirando la oscura noche. -sin luna-
Que perfecta ocasión. Ya tenía guardados algunos humanillos en el sótano para que algunos fuesen a jugar, todo estaba perfectamente planeado la noche, la fiesta, las invitaciones, sólo faltaba los aduladores vampiros y otros seres que deseasen venir.
Un poco más de las once de la noche, ya casi sería media noche. Ya pronto, las personas irían llegando a La Collecte de Sang.
Sonriendo me escondí en una habitación, iba equipada con un cama victoriana, y cortinas pesadas negras. No me agradaba dormir en ataúdes, prefería los cuartos equipados para seres como yo. Me quedé sentada a la orilla de la cama, con vino en mano. Las personas sabrían quien era la fascinante e intrigante Madame Van Loon.
De soslayo miré las puertas, todo estaba perfectamente ubicado para que las personas disfrutarán de esta fascinante noche. Se sentó en una silla, admirando la oscura noche. -sin luna-
Que perfecta ocasión. Ya tenía guardados algunos humanillos en el sótano para que algunos fuesen a jugar, todo estaba perfectamente planeado la noche, la fiesta, las invitaciones, sólo faltaba los aduladores vampiros y otros seres que deseasen venir.
Un poco más de las once de la noche, ya casi sería media noche. Ya pronto, las personas irían llegando a La Collecte de Sang.
Sonriendo me escondí en una habitación, iba equipada con un cama victoriana, y cortinas pesadas negras. No me agradaba dormir en ataúdes, prefería los cuartos equipados para seres como yo. Me quedé sentada a la orilla de la cama, con vino en mano. Las personas sabrían quien era la fascinante e intrigante Madame Van Loon.
Última edición por Eryn Rose van Loon el Miér Jul 17, 2013 9:53 am, editado 1 vez
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Abrí aquel sobre mientras las yemas de mis dedos se deslizaron suavemente sobre el papel, leyendo conmovido y sonriente pensando hace cuanto tiempo no he ido a una de estas...
Ah si.. desde antes de esta condición
¿Cuánto tiempo había pasado ya? No quería rememorar... ni pensar siquiera en ello.
Fui a mi armario, y busqué aquel abrigo de terciopelo rojo, con relieves negros...rocé su textura por una vez más, lo observé recordando aquella última vez en que lo usé...
Recordé también con desvíos de mi memoria, la muerte de mi madre..
Como a mis 17 años se desvaneció entre mis brazos, con su enfermedad latiente, como ésta le iba quitando la vida minuto a minuto y rogándome que porfavor vuelva al lado de mi padre. Mas yo un tiempo después jamás lo volví a ver....
Me coloqué aquel amuleto de mis recuerdos, de lágrimas secas e idas tras las súbitas pérdidas que tuve al usarlo.. ¿Acaso llamaba a la muerte?, mas yo no era muy devoto pero de vez en cuando creía de ese modo y borraba rápidamente todas mis memorias y todos los por qué.
Prepararé mis mejores serenatas, esas melodías inquietantes que dan la pisca de sorpresa a la ocasión. Y es que la verdad asi estaba todo, fue una invitación de una persona a la cual no conocía o no había visto nunca, el aroma que expelaba aquel sobre era distinto, pero era una invitación silenciosa. La invitación silenciosa.
Aunque me evitaba preguntar siempre el por qué, seguramente necesitarían algún músico o algo, y por eso mi buzón recibió tal carta, mas miles de otras posibilidades imaginaba como que se hubiese caído por error en mi buzón.
Llegué al lugar, un sirviente me abrió la puerta, bajé el escalón suavemente, mientras divisé a segundos, el reflejo de las luces en mi lustrosa bota.
Era entonces un gran lugar, con las luces algo intrigantes, asi como toda la parafernalia de la situación y fue entonces que entré...
El espacio es tan grande que podrían haber otros invitados más esparcidos por distintos rincones, la verdad no me preocupé...
Solo entonces, quería inmiscuir quien era el anfitrión o anfitriona de esta velada.
Me adentré buscando señales, sentía aromas, algunas voces lejanas. Pero era como entrar a una especie de encierro, secreto, algo maléfico, la sensación macabra de un manicomnio todo tan grande, a la vez tan sereno, pero las voces.. las voces que se oían a los lejos.. no pude comprender nada y me situé en las afueras de un balcón.. que daba una vista mas o menos lejana de la ciudad, pero podía divisar la mayor parte de la comunidad.
Estaba completamente pensativo, pero de esos pensamientos inquietos, mas miraba hacia afuera y la noche parecía tranquila...
De un momento las voces cesaron, pero luego volvieron a hacerse escuchar...y solo me preguntaba:
-¿De qué se trata todo esto?-
Ah si.. desde antes de esta condición
¿Cuánto tiempo había pasado ya? No quería rememorar... ni pensar siquiera en ello.
Fui a mi armario, y busqué aquel abrigo de terciopelo rojo, con relieves negros...rocé su textura por una vez más, lo observé recordando aquella última vez en que lo usé...
Recordé también con desvíos de mi memoria, la muerte de mi madre..
Como a mis 17 años se desvaneció entre mis brazos, con su enfermedad latiente, como ésta le iba quitando la vida minuto a minuto y rogándome que porfavor vuelva al lado de mi padre. Mas yo un tiempo después jamás lo volví a ver....
Me coloqué aquel amuleto de mis recuerdos, de lágrimas secas e idas tras las súbitas pérdidas que tuve al usarlo.. ¿Acaso llamaba a la muerte?, mas yo no era muy devoto pero de vez en cuando creía de ese modo y borraba rápidamente todas mis memorias y todos los por qué.
Prepararé mis mejores serenatas, esas melodías inquietantes que dan la pisca de sorpresa a la ocasión. Y es que la verdad asi estaba todo, fue una invitación de una persona a la cual no conocía o no había visto nunca, el aroma que expelaba aquel sobre era distinto, pero era una invitación silenciosa. La invitación silenciosa.
Aunque me evitaba preguntar siempre el por qué, seguramente necesitarían algún músico o algo, y por eso mi buzón recibió tal carta, mas miles de otras posibilidades imaginaba como que se hubiese caído por error en mi buzón.
Llegué al lugar, un sirviente me abrió la puerta, bajé el escalón suavemente, mientras divisé a segundos, el reflejo de las luces en mi lustrosa bota.
Era entonces un gran lugar, con las luces algo intrigantes, asi como toda la parafernalia de la situación y fue entonces que entré...
El espacio es tan grande que podrían haber otros invitados más esparcidos por distintos rincones, la verdad no me preocupé...
Solo entonces, quería inmiscuir quien era el anfitrión o anfitriona de esta velada.
Me adentré buscando señales, sentía aromas, algunas voces lejanas. Pero era como entrar a una especie de encierro, secreto, algo maléfico, la sensación macabra de un manicomnio todo tan grande, a la vez tan sereno, pero las voces.. las voces que se oían a los lejos.. no pude comprender nada y me situé en las afueras de un balcón.. que daba una vista mas o menos lejana de la ciudad, pero podía divisar la mayor parte de la comunidad.
Estaba completamente pensativo, pero de esos pensamientos inquietos, mas miraba hacia afuera y la noche parecía tranquila...
De un momento las voces cesaron, pero luego volvieron a hacerse escuchar...y solo me preguntaba:
-¿De qué se trata todo esto?-
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Dejé de hablar con algunos para pasar a conversar con otros. El lugar se estaba llenando de a poco, y yo solamente podía sonreír, fascinada por los vestuarios de algunas damas como por los trajes de otros. Tenía una macabra debilidad por el color rojo. Era el color de mi alimento, era el color del que se teñía el dolor, era el color de la pasión. Era el color de las emociones aventureras, únicas y perfectas.
Bajando los gigantescos escalones, escuchando la suave música que sonaba un poco herida, sentía pesados tacones y zapatos tocar el piso y danzar. Otros se encontraban bailando preguntándose quién era Madame Van Loon, su nombre era importante, como siempre parecía ser cada vez que llegaba a un nuevo destino, pero para llegar a ser conocido en París había que hacer más que unas pocas amistades, o conseguir un buen trabajo, o adquirir una propiedad de valor para la sociedad. Lo que en esta ocasión necesitaban los victorinos de París, era un tertulia.
Estaba demasiado segura de que muchos eran nuevos en esto y probablemente eso era lo que más le gustaba. Ella siempre había sido una buena anfitriona, siempre había sido una sensual y sobria bailarina. Miró a muchos de los suyos, bebió sus miradas, nadie la conocía, no todavía, sonrió para los que la veían, pero lo harían. Esta tertulia sería inolvidable.
Después de los libros y las obras teatrales, las pequeñas reuniones-que de pequeñas tenían poco-eran su debilidad. Su vestido era apretado, el corsé era lo más llamativo, un rojo que era muy poco visto, nadie podría conseguir ese color a menos que fueses una vieja bruja que ama hacer vestidos. Su vestido llevaba una caída agraciada, sobria y tan sensual, muchas se quedaron mirándole con envidia, otros se quedaron viéndola con adoración. Pero por supuesto, nadie sabía quién era la anfitriona, porque Madame Van Loon, no se había presentando ante los espectadores.
Eryn encontró prontamente al músico Mikelangelo Van Dort, un increíble músico de renombre, alguien de la realeza se decía por ahí. Y por su esplendoroso traje y su apostura, Eryn no lo dudó. Sabía que se encontraba comprometido con Leonor, esa chica era el romance en persona, parecían el uno para el otro, ahora lo podía ver. El hombre miraba hacia los jardines que poseía la residencia alquilada, perdido en sus pensamientos, tal vez.
Ella tocó su hombro, él se volteó con un aura segura, fuerte, galante.
—Buenas noches, señor Van Dort—él no pareció sorprenderle que una desconocida supiera su nombre. Pero que estúpida, obviamente él tendría gente que besaba el suelo que él pisaba, algo que de sobremanera, Eryn envidiaba.
Él besó el dorso de su mano, con gracia ella se inclinó. Su escote mostró más de lo necesario, el músico desvió la mirada. ¡Enamorados!
Ella le sonrió mucho más amistosa, no quería darle un malestar al impresionante y lúgubre hombre.
—Me permite usted, señor Van Dort, darle la bienvenida a mi baile—él se sorprendió, seguramente no pensaba que se vería tan joven, o fuese tan sensual ¿quizá?—mi nombre es Eryn Rose—su sonrisa se ensanchó y sus colmillos salieron a la vista—Van Loon.
Bajando los gigantescos escalones, escuchando la suave música que sonaba un poco herida, sentía pesados tacones y zapatos tocar el piso y danzar. Otros se encontraban bailando preguntándose quién era Madame Van Loon, su nombre era importante, como siempre parecía ser cada vez que llegaba a un nuevo destino, pero para llegar a ser conocido en París había que hacer más que unas pocas amistades, o conseguir un buen trabajo, o adquirir una propiedad de valor para la sociedad. Lo que en esta ocasión necesitaban los victorinos de París, era un tertulia.
Estaba demasiado segura de que muchos eran nuevos en esto y probablemente eso era lo que más le gustaba. Ella siempre había sido una buena anfitriona, siempre había sido una sensual y sobria bailarina. Miró a muchos de los suyos, bebió sus miradas, nadie la conocía, no todavía, sonrió para los que la veían, pero lo harían. Esta tertulia sería inolvidable.
Después de los libros y las obras teatrales, las pequeñas reuniones-que de pequeñas tenían poco-eran su debilidad. Su vestido era apretado, el corsé era lo más llamativo, un rojo que era muy poco visto, nadie podría conseguir ese color a menos que fueses una vieja bruja que ama hacer vestidos. Su vestido llevaba una caída agraciada, sobria y tan sensual, muchas se quedaron mirándole con envidia, otros se quedaron viéndola con adoración. Pero por supuesto, nadie sabía quién era la anfitriona, porque Madame Van Loon, no se había presentando ante los espectadores.
Eryn encontró prontamente al músico Mikelangelo Van Dort, un increíble músico de renombre, alguien de la realeza se decía por ahí. Y por su esplendoroso traje y su apostura, Eryn no lo dudó. Sabía que se encontraba comprometido con Leonor, esa chica era el romance en persona, parecían el uno para el otro, ahora lo podía ver. El hombre miraba hacia los jardines que poseía la residencia alquilada, perdido en sus pensamientos, tal vez.
Ella tocó su hombro, él se volteó con un aura segura, fuerte, galante.
—Buenas noches, señor Van Dort—él no pareció sorprenderle que una desconocida supiera su nombre. Pero que estúpida, obviamente él tendría gente que besaba el suelo que él pisaba, algo que de sobremanera, Eryn envidiaba.
Él besó el dorso de su mano, con gracia ella se inclinó. Su escote mostró más de lo necesario, el músico desvió la mirada. ¡Enamorados!
Ella le sonrió mucho más amistosa, no quería darle un malestar al impresionante y lúgubre hombre.
—Me permite usted, señor Van Dort, darle la bienvenida a mi baile—él se sorprendió, seguramente no pensaba que se vería tan joven, o fuese tan sensual ¿quizá?—mi nombre es Eryn Rose—su sonrisa se ensanchó y sus colmillos salieron a la vista—Van Loon.
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
En la pequeña bandejita de plata donde reposaba el correo un sobre se distinguia del resto del papel rustico, suave al tacto con preciosas letras oscuras grabado mi nombre...
Yo debi ser una niña asi... ahora escondida en una mascara, la doble sociedad Parisina me censura por vivir sola, tocar un piano, seguramente ser artista es igual a ser ramera. Para mi mejor, entre mas lejos de la imagen de Aurora menos sabran que aun vivo.
¿ Por que no mezclarme con los extravagantes artistas que ni siquieran tomaran mi prescencia como algo llamativo?
Me levante y escribi a la bella doncella las ordenes a efectuar. Presurosa saco del armario un hermoso vestido negro de encajes con pequeños detalles rojos. Me sonroje ante lo atrevido del vestido pero tenia que afirmar la imagen de mujer de mundo hasta lograr encontrar lo que buscaba.
Escogi una mascara adornada por piedras preciosas y plumas que iban bien para la ocuacion mientras me encajaba en unas zapatillas altas con un lazo de terciopelo, donde mis pies se deslizaban ante las suavidad de las medias de seda.
Excesiva, misteriosa no podia reconocerme entre el carmin de mis labios, y el lujo de la vestimenta. A pesar de mi propia incredulidad no me sentia incomoda, y notaba que poco a poco me gustaba mas ser Galatea. Que al final soy yo.
Subida en el carruaje podia mirar el hermoso paisaje de las farolas encendidas en la noche, de la gente dicharachera, la musica mientras llegaba a mi destino, ¿ habra sido prudente ir a ese lugar? ahora sentia algo de ansiedad, mis sentidos se alarman sin tener la certeza de porque.
Al bajarme el silencio y la atencion de los invitados me cohiben pero presurosa tomo mi papel y camino como si no lo hubiese notado.
Señorita
La Escarlata
E. S. M
Me causo gracia que me llamase por mi apodo y la curiosidad me hizo ceder y abrir el sobre que me invitaba a una tertulia. Eso no era extraño ya que al llegar de Bucarest, habia venido como un musico. Pero me inquietaba era quien me invitaba " Madame Eryn Rose Van Loon"... No le conocia, tal vez era nueva en la ciudad, tal vez era una niña de alta alcurnia con el interes de hacer un salon de intelectuales y artistas con la intencion de matar su aburrimiento.La Escarlata
E. S. M
Yo debi ser una niña asi... ahora escondida en una mascara, la doble sociedad Parisina me censura por vivir sola, tocar un piano, seguramente ser artista es igual a ser ramera. Para mi mejor, entre mas lejos de la imagen de Aurora menos sabran que aun vivo.
¿ Por que no mezclarme con los extravagantes artistas que ni siquieran tomaran mi prescencia como algo llamativo?
Me levante y escribi a la bella doncella las ordenes a efectuar. Presurosa saco del armario un hermoso vestido negro de encajes con pequeños detalles rojos. Me sonroje ante lo atrevido del vestido pero tenia que afirmar la imagen de mujer de mundo hasta lograr encontrar lo que buscaba.
Escogi una mascara adornada por piedras preciosas y plumas que iban bien para la ocuacion mientras me encajaba en unas zapatillas altas con un lazo de terciopelo, donde mis pies se deslizaban ante las suavidad de las medias de seda.
Excesiva, misteriosa no podia reconocerme entre el carmin de mis labios, y el lujo de la vestimenta. A pesar de mi propia incredulidad no me sentia incomoda, y notaba que poco a poco me gustaba mas ser Galatea. Que al final soy yo.
Subida en el carruaje podia mirar el hermoso paisaje de las farolas encendidas en la noche, de la gente dicharachera, la musica mientras llegaba a mi destino, ¿ habra sido prudente ir a ese lugar? ahora sentia algo de ansiedad, mis sentidos se alarman sin tener la certeza de porque.
Al bajarme el silencio y la atencion de los invitados me cohiben pero presurosa tomo mi papel y camino como si no lo hubiese notado.
Galatea Giacometto- Hechicero Clase Alta
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
¡Oh, Por la maldita Inquisición! ¡Acababa de llegar Galatea! Según el parecer de Eryn, la mujer era alguien importante, no la conocían muchos y así era el gusto en cuanto a amistades de la vampiresa. Nunca sintió hostilidad hacia las brujas, en realidad, en Inglaterra tenía muchas amistades de esa índole.
Eryn se acercó a la mujer, pero de un momento a otro la perdió de vista, frunció el ceño. No podía perderle así...sus reflejos. ¡¿Qué cosa extraña había pasado con sus reflejos?!
Entonces, se dio en la cabeza mentalmente, por supuesto que la bruja podía pasar desapercibida. Así que, en vez de guiarse por su mirada, se fue a por su instinto, el olor de la bruja impregnó en su nariz. Siguió el rastro, mientras saludaba aquellos que paraban a estrecharle la mano o darle un dulce beso en su dorso.
Cuando por fin situó a Galatea, su mirada viajó a su vestido negro, tenía detalles rojos, pero era negro. Supo entonces, que ella no se había percatado de eso, y por todo el amor que le tenía a su fallecido hermano, no le dijo nada, no haría quedar en vergüenza, a tan fantástica bruja. Ella pareció darse cuenta que el resto venían vestido acorde a la invitación, su rostro se sonrojó. Teñida de rabia por su pasado o no, Eryn se encaminó hacia la bruja.
—Buenas noches, La Escarlata—la mujer se sobresaltó al escuchar su apodo—no importa lo que use, en tanto use algo rojo, llamativo, todo está en perfecto orden. Sea usted bienvenida a mi humilde tertulia—rió para hacerle más fácil las cosas a la bruja—me llamo Eryn Rose Van Loon. Un placer conocerla.
Eryn se acercó a la mujer, pero de un momento a otro la perdió de vista, frunció el ceño. No podía perderle así...sus reflejos. ¡¿Qué cosa extraña había pasado con sus reflejos?!
Entonces, se dio en la cabeza mentalmente, por supuesto que la bruja podía pasar desapercibida. Así que, en vez de guiarse por su mirada, se fue a por su instinto, el olor de la bruja impregnó en su nariz. Siguió el rastro, mientras saludaba aquellos que paraban a estrecharle la mano o darle un dulce beso en su dorso.
Cuando por fin situó a Galatea, su mirada viajó a su vestido negro, tenía detalles rojos, pero era negro. Supo entonces, que ella no se había percatado de eso, y por todo el amor que le tenía a su fallecido hermano, no le dijo nada, no haría quedar en vergüenza, a tan fantástica bruja. Ella pareció darse cuenta que el resto venían vestido acorde a la invitación, su rostro se sonrojó. Teñida de rabia por su pasado o no, Eryn se encaminó hacia la bruja.
—Buenas noches, La Escarlata—la mujer se sobresaltó al escuchar su apodo—no importa lo que use, en tanto use algo rojo, llamativo, todo está en perfecto orden. Sea usted bienvenida a mi humilde tertulia—rió para hacerle más fácil las cosas a la bruja—me llamo Eryn Rose Van Loon. Un placer conocerla.
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Preferi escabullirme entre los invitados que bailaban alegremente en la pista disminuyendo mi aura , aunque el ambiente era tan helado para la cantidad de gente existente y entonces lo comprendi:Vampyrs, sobrenaturales, brujas un collage interesante de artistas parias y reconocidos artistas en un salon poco habitual. Entonces un miedo terrible recorrio todo mi ser, la persona que me habia invitado sabia que era bruja, no habia duda, ¿ pero sabria quien era en realidad?
La mascara roja me daba una seguridad de anonimato, no debia mostrar mis temores, y ser dura, sensual, implacable, segura debria ser lo que la gente cree que soy. Una trotamundos sin moral. Sonrei inconsientemente ante el pensamiento, y solo en ese instante note que todos vestian de rojo y yo llevaba mi traje negro. Me sonroje y en ese instante una voz melodiosa me saco de mis pensamientos.
la misteriosa anfitriona sin duda...
- Es un placer Signora... usted puede llamarme asi Escarlata si prefiere o mi nombre de pila, Galatea Giacometto- sonrei para romper la tension generada- trate de pasar desapercibida pero por lo que veo no puedo serlo ni con intencion siento no vestirme del color deseado Signora, pero es que a mi suele quedarme mejor el negro...
La mascara roja me daba una seguridad de anonimato, no debia mostrar mis temores, y ser dura, sensual, implacable, segura debria ser lo que la gente cree que soy. Una trotamundos sin moral. Sonrei inconsientemente ante el pensamiento, y solo en ese instante note que todos vestian de rojo y yo llevaba mi traje negro. Me sonroje y en ese instante una voz melodiosa me saco de mis pensamientos.
la misteriosa anfitriona sin duda...
- Es un placer Signora... usted puede llamarme asi Escarlata si prefiere o mi nombre de pila, Galatea Giacometto- sonrei para romper la tension generada- trate de pasar desapercibida pero por lo que veo no puedo serlo ni con intencion siento no vestirme del color deseado Signora, pero es que a mi suele quedarme mejor el negro...
Galatea Giacometto- Hechicero Clase Alta
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
¡Una fiesta! Tras tantos siglos, desde mi retirada del mal camino, no asistía a tales eventos, tan cotidianos y antiguos, como yo mismo, o hasta ¡más! Sin duda era una ocasión ideal para entablar amistades y conocer a nuevos miembros de nuestra condición. No me lo podía perder. No había recibido invitación, y tampoco la habría esperado, ya que justamente hacia una noche, había llegado a París, y si mi intuición no fallaba, seguramente no sabrían aún de mi presencia de nuevo en el grande circulo de seres que reinaba en la noche, esta inmensa y apacible ciudad, como lo era París. Así que era mi deber presentar mis respetos a la nueva allegada a París, como darme a conocer en este nuevo lugar, en el que hacía más de dos mil años no volvía.
De las habladurías y lo que había oído, era una fiesta privada, a la que obviamente pensaba colarme, mas en ningún momento en mi mente dudé de tal hazaña. Uno de los datos que me parecieron de vital importancia, fueron que asistieran vampiros y la ligera idea del plato fuerte de la noche ¿Habrían humanos en ella? Si era así o se encontrarían condenados ya por la anfitriona – que no sería muy extraño, deleitar a sus invitados con delicadezas humanas- o los pobres inocentes se encontrarían allí en el día, horario y momento más inoportuno de sus vidas. Yo esta noche me había alimentado de mis mortales, y saciado, me encontraba preparado para entrar en escena, siempre claro, sin quitarle luz a su anfitriona, una bella vampira. Me vestí de rojo, con un traje totalmente color sangre, comprado precisamente para esta misma noche, con una corbata negra dando un último toque distintivo, ya que no me gustaba ir igual a los demás. Tras terminar de acicalarme, ordené el carruaje y subí, poniendo marcha hacia la fiesta, donde se celebraría el evento multitudinario.
Por el camino pensé en Akseli, y en la pareja que me había dicho que traería, una joven humana. Suspiré, habían vampiros, que les gustaba correr el peligro de perder a sus amigas o queridas mas intimas, ya que ni la conocía ni había oído hablar sobre ella, solo cuando me indicó de su compañía femenina a la fiesta. Le había indicado, que acudiría, y en el caso de vernos, estaría al pendiente. En caso de algún problema, yo también la protegería, estaba de más pensar en que Akseli solito no lo hiciera, ya que él pese a sus momentos que le daban, era todo un caballero y no dejaría que nadie tocara a su acompañante. Nos conocíamos de hacia muy poco, pero en ese poco tiempo, había descubierto sus facetas, y podía asegurar con la mano en el fuego- no literalmente, claro está-, que se encargaría de ella como el más atento de los vampiros. Ya ardía en deseos de verle de nuevo y descubrir quien le acompañaba, no obstante ya llegaría ese momento, ahora llegaba mi turno.
Ensimismado como era costumbre en mí, en mis pensamientos, no me di cuenta de que llegábamos a donde se celebraba la fiesta, hasta que los caballos cesaron el movimiento y el chofer me abrió las puertas.
-Gracias Jaxon- dije, dando un rápido vistazo a mi atuendo, asegurándome de que estuviera todo correcto.- Quedaós aquí, hasta mi vuelta- ordené, tras lo cual el joven sirviente asintió. Sonreí i me encaminé hacia el salón donde se celebraba la fiesta, entrando al fin por las grandes puertas, encontrándome con una muchedumbre de iguales a mí: Jóvenes, grandes y viejos... estábamos todos reunidos. Sonreí de lado y me adentré en el salón, buscando rostros conocidos, como también buscando a la protagonista, de todo aquel derroche de exquisitez y buen gusto, a la bella Eryn Rose van Loon.
De las habladurías y lo que había oído, era una fiesta privada, a la que obviamente pensaba colarme, mas en ningún momento en mi mente dudé de tal hazaña. Uno de los datos que me parecieron de vital importancia, fueron que asistieran vampiros y la ligera idea del plato fuerte de la noche ¿Habrían humanos en ella? Si era así o se encontrarían condenados ya por la anfitriona – que no sería muy extraño, deleitar a sus invitados con delicadezas humanas- o los pobres inocentes se encontrarían allí en el día, horario y momento más inoportuno de sus vidas. Yo esta noche me había alimentado de mis mortales, y saciado, me encontraba preparado para entrar en escena, siempre claro, sin quitarle luz a su anfitriona, una bella vampira. Me vestí de rojo, con un traje totalmente color sangre, comprado precisamente para esta misma noche, con una corbata negra dando un último toque distintivo, ya que no me gustaba ir igual a los demás. Tras terminar de acicalarme, ordené el carruaje y subí, poniendo marcha hacia la fiesta, donde se celebraría el evento multitudinario.
Por el camino pensé en Akseli, y en la pareja que me había dicho que traería, una joven humana. Suspiré, habían vampiros, que les gustaba correr el peligro de perder a sus amigas o queridas mas intimas, ya que ni la conocía ni había oído hablar sobre ella, solo cuando me indicó de su compañía femenina a la fiesta. Le había indicado, que acudiría, y en el caso de vernos, estaría al pendiente. En caso de algún problema, yo también la protegería, estaba de más pensar en que Akseli solito no lo hiciera, ya que él pese a sus momentos que le daban, era todo un caballero y no dejaría que nadie tocara a su acompañante. Nos conocíamos de hacia muy poco, pero en ese poco tiempo, había descubierto sus facetas, y podía asegurar con la mano en el fuego- no literalmente, claro está-, que se encargaría de ella como el más atento de los vampiros. Ya ardía en deseos de verle de nuevo y descubrir quien le acompañaba, no obstante ya llegaría ese momento, ahora llegaba mi turno.
Ensimismado como era costumbre en mí, en mis pensamientos, no me di cuenta de que llegábamos a donde se celebraba la fiesta, hasta que los caballos cesaron el movimiento y el chofer me abrió las puertas.
-Gracias Jaxon- dije, dando un rápido vistazo a mi atuendo, asegurándome de que estuviera todo correcto.- Quedaós aquí, hasta mi vuelta- ordené, tras lo cual el joven sirviente asintió. Sonreí i me encaminé hacia el salón donde se celebraba la fiesta, entrando al fin por las grandes puertas, encontrándome con una muchedumbre de iguales a mí: Jóvenes, grandes y viejos... estábamos todos reunidos. Sonreí de lado y me adentré en el salón, buscando rostros conocidos, como también buscando a la protagonista, de todo aquel derroche de exquisitez y buen gusto, a la bella Eryn Rose van Loon.
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Eryn dejó su amana conversación con Galatea, pues, sintió un aroma distinto y un aura completamente desconocida, jamás había sentido aquella presencia en su vida, y estaba segura que no había enviado mayores invitaciones más allá de las personas que conocía o había visto. Bajó los escalones, mientras seguía un traje rojo...igual al suyo, era así de escarlata, una corbata negra, y entonces su mirada se concentró en su rostro, el hombre pareció también verla, ella sonrió, la seducción era un arma perfecta, y a ella en específico se le daba muy bien. Entonces con su porte gracioso y sobrio caminó hacia el hombre que pareció atraer su curiosidad al instante, más allá porque se había colado. Ella no le gustaba eso, pero con un hombre de tanta belleza, no podía negarse que solo esta vez haría una excepción. El hombre pasó entre los cuerpos que danzaban en maldita melodía. Ella sonrió pasando su lengua por sus labios color escarlata. Él pareció ver lo juguetona que ella era, y aceleró sus pasos, pero ella no era muy fácil que digamos, Eryn se perdió entre los trajes rojos, y llegó al otro lado de la pista, para cuando lo hizo, vio la cara de desconcierto del maravilloso vampiro, anonadado por perderle tan rápido. Ella sabía confundir, era su segundo don mejor utilizado.
Y por último se encontraba la telepatía, con una sonrisa socarrona, le envió un pensamiento:
"¿Me desea usted, señor? Encuéntreme"
Y como una temeraria y aventurera que era, se perdió aun más. Cada vez los cuerpos se pegaban más, dificultando un poco su paso rápido, justo cuando pensó en perderse en el sótano donde se encontraban los pobres humanos que comerían. Sintió unas manos en sus caderas, un poco sorprendida y desprevenida, se volteó, no había sentido su presencia cerca. Cuando sus cuerpos quedaron frente a frente, ella se dio cuenta de su apostura exquisita, y mucho más allá de lo alto que era, su mirada había quedado en su cuello. Ella subió la mirada escrutando al desconocido hombre, él le devolvió una mirada sensual, ella se mordió sus carnosos labios, dejando que sus colmillos saliesen a la vista solo un instante, sin querer, eso le sucedía cuando estaba un poco encendida, cuando un hombre le atraía. Tocó su duro pecho, la tela de su vestuario, la hizo debilitar, la hizo caer en un juego macabro de deseo, de pasión. Lo quería.
—Me imagino que sabe quién soy, la anfitriona de la fiesta—ella viajó su mirada a sus labios—pero lamentablemente, yo no sé quién es usted...—se quejó con un pequeño mordisco en sus labios...
Y por último se encontraba la telepatía, con una sonrisa socarrona, le envió un pensamiento:
"¿Me desea usted, señor? Encuéntreme"
Y como una temeraria y aventurera que era, se perdió aun más. Cada vez los cuerpos se pegaban más, dificultando un poco su paso rápido, justo cuando pensó en perderse en el sótano donde se encontraban los pobres humanos que comerían. Sintió unas manos en sus caderas, un poco sorprendida y desprevenida, se volteó, no había sentido su presencia cerca. Cuando sus cuerpos quedaron frente a frente, ella se dio cuenta de su apostura exquisita, y mucho más allá de lo alto que era, su mirada había quedado en su cuello. Ella subió la mirada escrutando al desconocido hombre, él le devolvió una mirada sensual, ella se mordió sus carnosos labios, dejando que sus colmillos saliesen a la vista solo un instante, sin querer, eso le sucedía cuando estaba un poco encendida, cuando un hombre le atraía. Tocó su duro pecho, la tela de su vestuario, la hizo debilitar, la hizo caer en un juego macabro de deseo, de pasión. Lo quería.
—Me imagino que sabe quién soy, la anfitriona de la fiesta—ella viajó su mirada a sus labios—pero lamentablemente, yo no sé quién es usted...—se quejó con un pequeño mordisco en sus labios...
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Me interné mas en el salón de baile, no conocía por el momento a muchas caras conocidas, suspiré , quizás si que me encontraba fuera del circulo ya de París, todo y que era lo más esperado supongo, tras no aparecerse por unos muchos años por estas tierras. Sonriendo de lado observé a las jóvenes vampiras que lucían sus más costosos y bellos vestidos rojos. Muchas de ellas me miraron con fervor, a las que les dirigí una de mis misteriosas sonrisas, desapareciendo entre la multitud. En mi mente solo tenía encontrar a la bella anfitriona, ya que ante todo era un caballero, y debía de disculparme por entrar así en la fiesta, sin ser invitado, incomodándola quizás con una presencia desconocida y no querida. Tal como esos pensamientos irrumpieron mi mente, mis ojos dieron con una bella criatura, más bella que los rayos de la luna, que alumbraban, nuestra eterna y querida noche. Me sonrío, y como un jovenzuelo caí, seguro que tendría la habilidad de seducir, pues mis ojos ya solo querían contemplar a tal hermosa dama. La joven salvaje y coqueta se me acercó, desapareciendo tras provocarme a seguirla, a entrar en su seducción, de dos desconocidos buscándose en un océano del mas rojo carmín- como así, eran todos los vestidos y decoración del salón.- Deslizándose entre las parejas, le seguí por ese aroma seductor de su esencia, hasta que en un momento, la perdí por unos instantes. Confundido sonreí, estaba jugando a un juego, que bien temía, que como siempre por más vueltas que diera, yo ganaría, sin duda alguna, y en cuanto oí sus palabras en mi mente, con un tono dulce y con la dicha de sentir en mi mente su sonrisa socarrona, mas me convencí de atraparla.
En ese momento caí, ¿estaría ante la bella anfitriona? Algo me decía que si, y si así era, más motivos para encontrarla.
Con mis sentidos al máximo, tras unos instantes reconocí de nuevo su aroma y la seguí contemplándola a lo lejos, como sintiéndose segura bajaba hacia el sótano. Allí yo ganaría mi trofeo.
Adelantándome, hacia ella, justo cuando bajaba los escalones, que darían a donde tenía guardada la sorpresa de la noche- ya que se oía corazones latir...- la sujeté de las caderas, sorprendiéndola. Yo también tenía mis trucos, había tenido 5000 para mejorarlos, y no me había ido mal. Le sonreí seductor al verla subir la mirada y coincidir con la mía. Coqueta, se mordió los labios, produciendo en mi el deseo de mordérselos yo también con dulzura o quizás con ferocidad, sinceramente, me estaba volviendo loco. Le sonreí y le mostré también mis colmillos levemente- los míos mas grandes que los suyos, que eran más finos.- Seguí con mis manos en sus caderas, incapaz de apartarlas de su cuerpo. Con sus manos en mi pecho, me habló, yo seguí con mis ojos en los de ella, sonriéndole, viendo al fin las respuestas al enigma: Era la anfitriona de la fiesta.
-Todo tiene solución entonces- sonreí enigmático tras sus últimas palabras, y en contra de mis mas feroces deseos, despegué mis manos de su hermoso cuerpo, alejándome de ella un paso. Una de mis manos, le cogía una de las suyas, y la acerque lentamente a mis labios, besándole el dorso de la mano. – Soy Jacques Roman- me presenté en una gentil reverencia, sin perder en contacto de nuestros ojos en ningún momento- Es un placer conocerla madame Eryn Rose van Loon- sonreí- Lamentablemente me temo, que no sabe quien soy ya que hasta ayer no llegue a esta hermosa ciudad. A razón de ese contratiempo, seguramente fue el por qué no fui invitado a vuestra fiesta madame…Os ruego que me perdonéis por entrar e incomodaros quizás con mi desconocida presencia- dije humildemente. Sonreí de lado y soltando su mano, alcé la mía hasta acariciarle el rostro, la mejilla, suavemente. Que piel más suave y tersa, una piel hecha para adorar y besar…- Y disculpadme por mis siguientes palabras madame, pero no creo que sea la mejor alternativa, seducir a un desconocido y extraño vampiro…-alcé la ceja divertido- otros se podrían aprovechar de usted, por el momento le aseguro que soy un caballero…pero no sea tan confiada con los extraños, no hay que pecar en desconfiados, más vale la prudencia, que la confianza ciega…
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Sus últimas palabras dieron paso a que Eryn alejara sus manos de su increíble pecho, viendo como él hacía una pequeña mueca entre la decepción y la burla.
—Oh, muchas gracias señor Roman, por la advertencia—ella rió por lo bajo—tenga presente que sólo pocos tienen el placer de conocerme. No me hago la modesta, sólo aclaro que mi confianza es puesta en muy pocos.
Ella viajó su mirada por todo su masculino cuerpo, deteniendo su mirada en lugares donde debería darle vergüenza.
—Disfrute la velada. Permiso—se viró para perderse en el sótano, pero una mano la detuvo. Ella arqueó una ceja y se volvió. Jacques desvió su mirada de su muñeca a su rostro—Si me permite usted, necesito mi brazo—sonrió la vampiresa, en tono sensual—he de aclarar que usted es el que terminó nuestra conversación. Y me alegra de que sea sensato. Yo también lo soy.
"Pero en algunos momentos, la sensatez no sirve para nada" lanzó hacia él.
El hombre se echó a reír. Ella desvió su mirada, el latido de los corazones la llamaba, había llevado treinta humanos, los había encerrado en pequeños calabozos sin velas. Y hambrientos, su dolor sería más satisfactorio para muchos, o tal vez únicamente para ella.
Esperó pacientemente a que el apuesto señor Roman, le devolviera su brazo. Pero él no lo soltó y empezó a estudiar su mirada, era desagradable que él hiciese eso, había sólo un hombre que podía escrutarla así sin que ella se enojara, y ese hombre estaba muerto.
Jack, pensó con lágrimas que no podía derramar.
Era el único hombre por el que Eryn hubiese dado su vida entera, el único que de verdad ella amó, nadie jamás podría ocupar ese lugar. Su hermano la había acompañado toda su vida humana, y la maldita plaga lo había llevado a su final.
Eryn le cogió aversión a las enfermedades, aversión a los humanos. Odió todo luego de su muerte.
Debido a esa poca cortesía que el vampiro no supo que provocó, ella se soltó fuertemente, tan fuerte que sorprendió al hermoso hombre apenas conocido.
—Permiso—repitió más frío y distante. Ella no usaba ese tono a menos que se hubiese enfadado.
Y bajando las escaleras hacia al sótano, se perdió y lo perdió a él.
"Más vale malo conocido que bueno por conocer", se dijo.
A pesar de lo que pensó su mano aún vibraba y su corazón ya pretrificado bailaba, como le hubiese encantado volver con el vampiro.
Llegó a una celda, una pequeña joven de no más de quince años, se levantó, alejándose de las puertas.
—U-u-usted, ¿q-qué hi-hiz-zo con los o-otros? —le señaló a Eryn, no respondería estúpidas preguntas, descargaría su rabia contra la humana. Sus colmillos relucieron y el grito de la joven fue aplacado por las paredes. Desgarró su vestido blanco con sus largas uñas y sus ojos se volvieron rubíes. Rabia. Odio. Muerte.
Jack. Jack. Jack
No supo que pasó al instante, pero la chica salió de la celda dispuesta a salir, no, habían muchos arriba, habían condenados, estaba segura que incluso cazadores. Caminó víctima de un dolor extraño, miró su mano había un pequeño rasguño. Y había plata.
Maldijo por lo bajo, dispuesta a hacerle más que daño a ese vil humana. Pero escuchó un grito y luego un clic, como de huesos rotos. Y luego nada. Cuando llegó justo a las escaleras, vio a Jacques Roman limpiando sus manos y dando una patada a la humana. Ella cayó a sus pies, Eryn alzó la mirada, el inescrutable hombre sonrió.
"Solo en ocasiones es bueno desconocido, que malo conocido" creyó escucharlo hablar.
Extrañamente atraída por una fuerza distinta-tal vez la furia por su corte en la muñeca-subió los pasos que le quedaban y mirando al hombre que no había visto nunca en su maldita vida. Lo besó, más allá del deseo irreverente, de su propio y su fúnebre dolor, mucho más allá de lo que pensasen de ella o de un pago por haberla salvado, fue la pasión, la pasión que le provocaba ese hombre, un misterioso hombre que había llegado a su fiesta sin aviso, que se había disculpado y que la había escrutado con la misma mirada que Jack. Bebió de sus labios como hace mucho no lo hacía de un hombre. Apretando sus manos en el abrigo rojo del hombre. Sintiendo el choque de sus colmillos y el subidón de pasión. Cerró la puerta del sótano y trajo consigo al perfecto hombre que ahora poseía sus labios color escarlata.
—Oh, muchas gracias señor Roman, por la advertencia—ella rió por lo bajo—tenga presente que sólo pocos tienen el placer de conocerme. No me hago la modesta, sólo aclaro que mi confianza es puesta en muy pocos.
Ella viajó su mirada por todo su masculino cuerpo, deteniendo su mirada en lugares donde debería darle vergüenza.
—Disfrute la velada. Permiso—se viró para perderse en el sótano, pero una mano la detuvo. Ella arqueó una ceja y se volvió. Jacques desvió su mirada de su muñeca a su rostro—Si me permite usted, necesito mi brazo—sonrió la vampiresa, en tono sensual—he de aclarar que usted es el que terminó nuestra conversación. Y me alegra de que sea sensato. Yo también lo soy.
"Pero en algunos momentos, la sensatez no sirve para nada" lanzó hacia él.
El hombre se echó a reír. Ella desvió su mirada, el latido de los corazones la llamaba, había llevado treinta humanos, los había encerrado en pequeños calabozos sin velas. Y hambrientos, su dolor sería más satisfactorio para muchos, o tal vez únicamente para ella.
Esperó pacientemente a que el apuesto señor Roman, le devolviera su brazo. Pero él no lo soltó y empezó a estudiar su mirada, era desagradable que él hiciese eso, había sólo un hombre que podía escrutarla así sin que ella se enojara, y ese hombre estaba muerto.
Jack, pensó con lágrimas que no podía derramar.
Era el único hombre por el que Eryn hubiese dado su vida entera, el único que de verdad ella amó, nadie jamás podría ocupar ese lugar. Su hermano la había acompañado toda su vida humana, y la maldita plaga lo había llevado a su final.
Eryn le cogió aversión a las enfermedades, aversión a los humanos. Odió todo luego de su muerte.
Debido a esa poca cortesía que el vampiro no supo que provocó, ella se soltó fuertemente, tan fuerte que sorprendió al hermoso hombre apenas conocido.
—Permiso—repitió más frío y distante. Ella no usaba ese tono a menos que se hubiese enfadado.
Y bajando las escaleras hacia al sótano, se perdió y lo perdió a él.
"Más vale malo conocido que bueno por conocer", se dijo.
A pesar de lo que pensó su mano aún vibraba y su corazón ya pretrificado bailaba, como le hubiese encantado volver con el vampiro.
Llegó a una celda, una pequeña joven de no más de quince años, se levantó, alejándose de las puertas.
—U-u-usted, ¿q-qué hi-hiz-zo con los o-otros? —le señaló a Eryn, no respondería estúpidas preguntas, descargaría su rabia contra la humana. Sus colmillos relucieron y el grito de la joven fue aplacado por las paredes. Desgarró su vestido blanco con sus largas uñas y sus ojos se volvieron rubíes. Rabia. Odio. Muerte.
Jack. Jack. Jack
No supo que pasó al instante, pero la chica salió de la celda dispuesta a salir, no, habían muchos arriba, habían condenados, estaba segura que incluso cazadores. Caminó víctima de un dolor extraño, miró su mano había un pequeño rasguño. Y había plata.
Maldijo por lo bajo, dispuesta a hacerle más que daño a ese vil humana. Pero escuchó un grito y luego un clic, como de huesos rotos. Y luego nada. Cuando llegó justo a las escaleras, vio a Jacques Roman limpiando sus manos y dando una patada a la humana. Ella cayó a sus pies, Eryn alzó la mirada, el inescrutable hombre sonrió.
"Solo en ocasiones es bueno desconocido, que malo conocido" creyó escucharlo hablar.
Extrañamente atraída por una fuerza distinta-tal vez la furia por su corte en la muñeca-subió los pasos que le quedaban y mirando al hombre que no había visto nunca en su maldita vida. Lo besó, más allá del deseo irreverente, de su propio y su fúnebre dolor, mucho más allá de lo que pensasen de ella o de un pago por haberla salvado, fue la pasión, la pasión que le provocaba ese hombre, un misterioso hombre que había llegado a su fiesta sin aviso, que se había disculpado y que la había escrutado con la misma mirada que Jack. Bebió de sus labios como hace mucho no lo hacía de un hombre. Apretando sus manos en el abrigo rojo del hombre. Sintiendo el choque de sus colmillos y el subidón de pasión. Cerró la puerta del sótano y trajo consigo al perfecto hombre que ahora poseía sus labios color escarlata.
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Sorprendido por su arrebato, por primera vez me encontré confundido – sentimiento, que últimamente mas experimentaba.- la dejé irse, escaquearse de mí. Parecía dolida…y en ningún momento fueron palabras de despedida o burla hacia su persona. Frunciendo el ceño, contemplé la posibilidad de seguirla. Me quedé pensativo unos instantes, hasta que decidí bajar, y hablar con ella, nada me había gustado el final de nuestra efímera conversación. Bajé las escaleras, cuando unos gritos surcaron el lugar.
Alertado por los gritos, corrí hacia donde se había metido la bella vampira, a tiempo por oler sangre humana y de Eryn, deduje por el olor seductor. Me adentré en el sótano cuando un cuerpo chocó contra mí, quedándose contra mi pecho inmóvil, como horrorizado. Bajé la mirada para encontrarme con una joven humana, la que me miró desesperada, rogándome que la dejara pasar. Pero con el aroma de su sangre, si subía solo sería peor para ella, había muchas formas de morir, y arriba, solo le esperaba la peor de ellas. Sonreí intentando tranquilizarla, sin querer dejando notar mis colmillos, tras los que al verlos, gritó asustada. Pegué mi mano a su boca, acallando su grito, rodeándola hacia mí, con una mano en su cuello. No me gustaba hacer lo que iba a hacer, no obstante, era mejor lo que yo le daría, que lo que encontraría, ya que ni en sus sueños, habría podido escapar de la fiesta- no ante cientos de vampiros.- Es lo mejor…perdóname- susurré a su oído, sintiendo sus lagrimas, mojar la mano con que le acallaba sus palabras. Cerré los ojos y con fuerza, en apenas un leve toque, le giré la cabeza, de tal modo, que sus huesos se rompieron y cayó inerte al suelo.
Observé el cuerpo de la joven mortal y sentí de nuevo mi alma romperse, otra vida quizás inocente..., echada por la borda, pensé con tristeza e intentando combatir contra los demonios del remordimiento, de una patada, hice caer el cuerpo de la joven de nuevo dentro del sótano al tiempo que me limpiaba las manos, como si en ese gesto, pudiera parecer inocente ante tal acto deshonesto pero a la vez dulce, tras ahorrarle dolor a la pobre criatura mortal.
Cuando la joven rodó por el suelo- su joven cuerpo inerte- me fijé que había captado la atención de la vampiresa, le sonreí. Tras alimentarnos, gozábamos de más fuerza, nuestras habilidades se fortalecían, y Eryn, se veía más bella, mas salvajemente bella. Deleitándome en su figura, me sorprendí cuando de un momento a otro me la encontré contra mis labios, con fervor, pasión, toda salvaje, indomable. El beso, la danza de nuestras pasiones parecía incrementarse con cada rozamiento de nuestros colmillos, los que buscaban hincarse en la carne ajena, saborear aquella sangre por la que vivíamos y anhelábamos a todas horas de nuestra existencia. Sonreí al oír la puerta cerrarse, y como quedábamos solos, en ese oscuro lugar. Con las manos recorrí su cuerpo, en intensas caricias, hasta posarse en su cintura y alzarla de modo que rodeó con sus piernas mis caderas. La cogí de los muslos y la empotré contra la pared, sintiendo como nunca su cuerpo contra el mío. Su frio cuerpo, ahora tan cálido…aún con ropa, le sentía. Le besé profundizando aún más nuestros alientos. Aún en ropa, ardíamos en una ciega pasión, en que nuestras lenguas y labios, hablaban por nosotros.
Un buen rato yacimos en brazos de la arrebatadora pasión, rozando nuestros colmillos, hasta que finalmente lograron su cometido, hiriéndome con los ajenos o con los míos propios, mis labios, dejando salir un reguero de sangre, que no hizo más que intensificar nuestra hambre. Finalmente con mis manos recorriendo sus costados, empecé a calmarme, estábamos en una fiesta y ella era la anfitriona, seria de muy mal ver, que la monopolizara con mis atenciones. Le besé una última vez, suavemente, mirándola y sonreí – Nada mas me haría más feliz que quedarme aquí contigo esta noche…quizás en un lugar más apropiado a nosotros- dije refiriéndome a los humanos que observaban desde sus celdas. Le acaricié la mejilla, deseando que no se lo tomara mal, nada más me haría más feliz que seguir nuestro pasional baile…pero los deberes para la fiesta, eran los primeros. – Es de muy mal ver, que monopolice por completo a la bella anfitriona- le besé una vez más- De seguro que sus invitados llegaron y debe saludarles ese es su día, disfrute de él y dejaremos este encuentro para más tarde- lentamente la bajé hasta el suelo, sin soltar una de sus manos, y con mi otra mano la rodeaba contra mí.
Indiferente a los humanos, abrí la puerta permitiendo que la dama saliera primero, cuando me acordé de un detalle, su muñeca. Al salir la retuve por el brazo preocupado, alzando su muñeca hacia mí. La herida estaba sanando más lentamente, quizás por alguna substancia o extraño metal. Sin dilación, y ante su mirada, bajé mis labios hacia ella, y lamí la herida, asegurándome así de cerrarla por c completo. Su picante y seductora sangre entró en mi organismo más fuerte que nunca. Tras cerrar la herida, besé tiernamente su muñeca y le devolví el brazo- No podía dejarla herida madame…
La acompañé hasta el final de las escaleras del sótano, y observamos el salón, que se encontraba mas lleno que anteriormente – Supongo que tendré que dejarla…vuestros invitados os esperan-dije besando su mano, sin dejar de contemplarla.
Alertado por los gritos, corrí hacia donde se había metido la bella vampira, a tiempo por oler sangre humana y de Eryn, deduje por el olor seductor. Me adentré en el sótano cuando un cuerpo chocó contra mí, quedándose contra mi pecho inmóvil, como horrorizado. Bajé la mirada para encontrarme con una joven humana, la que me miró desesperada, rogándome que la dejara pasar. Pero con el aroma de su sangre, si subía solo sería peor para ella, había muchas formas de morir, y arriba, solo le esperaba la peor de ellas. Sonreí intentando tranquilizarla, sin querer dejando notar mis colmillos, tras los que al verlos, gritó asustada. Pegué mi mano a su boca, acallando su grito, rodeándola hacia mí, con una mano en su cuello. No me gustaba hacer lo que iba a hacer, no obstante, era mejor lo que yo le daría, que lo que encontraría, ya que ni en sus sueños, habría podido escapar de la fiesta- no ante cientos de vampiros.- Es lo mejor…perdóname- susurré a su oído, sintiendo sus lagrimas, mojar la mano con que le acallaba sus palabras. Cerré los ojos y con fuerza, en apenas un leve toque, le giré la cabeza, de tal modo, que sus huesos se rompieron y cayó inerte al suelo.
Observé el cuerpo de la joven mortal y sentí de nuevo mi alma romperse, otra vida quizás inocente..., echada por la borda, pensé con tristeza e intentando combatir contra los demonios del remordimiento, de una patada, hice caer el cuerpo de la joven de nuevo dentro del sótano al tiempo que me limpiaba las manos, como si en ese gesto, pudiera parecer inocente ante tal acto deshonesto pero a la vez dulce, tras ahorrarle dolor a la pobre criatura mortal.
Cuando la joven rodó por el suelo- su joven cuerpo inerte- me fijé que había captado la atención de la vampiresa, le sonreí. Tras alimentarnos, gozábamos de más fuerza, nuestras habilidades se fortalecían, y Eryn, se veía más bella, mas salvajemente bella. Deleitándome en su figura, me sorprendí cuando de un momento a otro me la encontré contra mis labios, con fervor, pasión, toda salvaje, indomable. El beso, la danza de nuestras pasiones parecía incrementarse con cada rozamiento de nuestros colmillos, los que buscaban hincarse en la carne ajena, saborear aquella sangre por la que vivíamos y anhelábamos a todas horas de nuestra existencia. Sonreí al oír la puerta cerrarse, y como quedábamos solos, en ese oscuro lugar. Con las manos recorrí su cuerpo, en intensas caricias, hasta posarse en su cintura y alzarla de modo que rodeó con sus piernas mis caderas. La cogí de los muslos y la empotré contra la pared, sintiendo como nunca su cuerpo contra el mío. Su frio cuerpo, ahora tan cálido…aún con ropa, le sentía. Le besé profundizando aún más nuestros alientos. Aún en ropa, ardíamos en una ciega pasión, en que nuestras lenguas y labios, hablaban por nosotros.
Un buen rato yacimos en brazos de la arrebatadora pasión, rozando nuestros colmillos, hasta que finalmente lograron su cometido, hiriéndome con los ajenos o con los míos propios, mis labios, dejando salir un reguero de sangre, que no hizo más que intensificar nuestra hambre. Finalmente con mis manos recorriendo sus costados, empecé a calmarme, estábamos en una fiesta y ella era la anfitriona, seria de muy mal ver, que la monopolizara con mis atenciones. Le besé una última vez, suavemente, mirándola y sonreí – Nada mas me haría más feliz que quedarme aquí contigo esta noche…quizás en un lugar más apropiado a nosotros- dije refiriéndome a los humanos que observaban desde sus celdas. Le acaricié la mejilla, deseando que no se lo tomara mal, nada más me haría más feliz que seguir nuestro pasional baile…pero los deberes para la fiesta, eran los primeros. – Es de muy mal ver, que monopolice por completo a la bella anfitriona- le besé una vez más- De seguro que sus invitados llegaron y debe saludarles ese es su día, disfrute de él y dejaremos este encuentro para más tarde- lentamente la bajé hasta el suelo, sin soltar una de sus manos, y con mi otra mano la rodeaba contra mí.
Indiferente a los humanos, abrí la puerta permitiendo que la dama saliera primero, cuando me acordé de un detalle, su muñeca. Al salir la retuve por el brazo preocupado, alzando su muñeca hacia mí. La herida estaba sanando más lentamente, quizás por alguna substancia o extraño metal. Sin dilación, y ante su mirada, bajé mis labios hacia ella, y lamí la herida, asegurándome así de cerrarla por c completo. Su picante y seductora sangre entró en mi organismo más fuerte que nunca. Tras cerrar la herida, besé tiernamente su muñeca y le devolví el brazo- No podía dejarla herida madame…
La acompañé hasta el final de las escaleras del sótano, y observamos el salón, que se encontraba mas lleno que anteriormente – Supongo que tendré que dejarla…vuestros invitados os esperan-dije besando su mano, sin dejar de contemplarla.
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
“Mi cuerpo es arma indescifrable, se mueve al compás de un corazón que no late. Me sientes? Soy como una vela encendida estando a punto de terminarse. No me puedes poseer, solo me puedes amar, desde la distancia solo puedes desearme, como un niño pobre que alega querer un dulce y jamás lo conseguirá.”
Y esa noche estaba lista. Claro que sí, la invitación había sido leída y con ello me había animado a ver a aquel vampiro que había conocido hacía ya un tiempo atrás. Deiran volvería a ser el plato principal de mi capricho. Aquel vampiro era mucho de lo que yo deseaba, pero claro que nadie como mi querido Nicolás, a él no lo podía reemplazar, pero nunca estaba mal disfrutar la compañía de alguien y más cuando era tan interesante como aquel vampiro de ojos celestes que me había encontrado.
No tenía mucha idea de quien me había mandado la invitación, una tal Madame Van Loon, pero nadie sabía de ella, al parecer, era nueva en el distrito y eso me hacía vibrar la sangre de emoción. Me preguntaba como era, si era bella, su rostro, su raza, todo era una curiosidad absoluta que me embriagaba. La idea era ir con algo rojo y este era mi color preferido. Las modistas estaban trabajando arduamente para hacerme aquel traje impecable, que consistiría en un saco, unos pantalones, camisa y un hermoso chaleco de los derivados del rojo y este mismo. Con rubíes y detalles que hacían de mi ropa un elemento único. Me veía espectacular. Me miraba en el espejo y me preguntaba qué pensaría Nicolás si me viese así. El rubor cubría mi rostro y negaba, intentando desviar mis pensamientos. Acomodándome aquel pañuelo dentro del chaleco y los cabellos rojos que mantenía los desviaba a un costado, atando la parte de atrás con un lazo, dejando una de mis orejas al descubierto. Mis ojos asiáticos grandes estaban teñidos de un negro profundo y mis labios se marcaban en ambos contornos.
Pronto estuve preparado y con ello me subí al carruaje, esperando poder encontrarme con aquel hombre que en sus ojos podía ver mi reflejo tornado como un dulce angelito. Claro que yo lo era, con quienes me agradaban era una dulzura, porque simplemente se lo merecían, no había dobles promesas cuando yo me comportaba bien y tampoco cuando mal, era simplemente que con las personas que odiaba, era tan cruel como una cabra endemoniada.
- Carta a Deiran:
- “Dear Deiran;
Bonjour mi estimado, soy yo, Hero, el cantante de aquella noche en el teatro. Os había dicho que me reuniría con vos en vuestra casa, pero me veo en la necesidad o más bien el agrado de verlo antes. Se ha hecho un baile en el centro de Paris. Deseo vuestra presencia allí! Vestido con tonalidades rojas por favor. Estoy seguro que no me fallaréis. Os estaré esperando dentro, con una copa de lo que a mí me gusta. Esperando por vuestra presencia, esperando por vos.
No hay tiempo que perder Sr.
Nos vemos muy pronto, no hace falta de decir ni cuando, ni dónde. Confío en que me encontréis.”
- traje:
El carruaje iba rápido y llegué al lugar enseguida, pero la fiesta había comenzado. Me preguntaba por qué el cúmulo de inmortales y luego lo noté, todos eran vampiros, o más bien la gran mayoría. Me resultaba extraña la sensación, era como aquella vez en la Alianza, todos seres sobrenaturales y el miedo me recorría. Dando gracias a que había salido con todo mi equipaje, uno nunca sabía que podía pasar. Pero en mi rostro no dejaba notar nada de ello. Subía los escalones con aire distraído, miraba al techo y mis yemas pasaban por mis labios. Encontré un camarero paseando y le robé una copa, bebiendo con tranquilidad, observando a todos a mi alrededor, había algunos seres que me parecían repugnantes, otros muy conocidos. Pero no quise entablar conversación con nadie, estaba esperando por él y sabía que pronto llegaría, me encontraría como viejo vampiro que era. Pero mientras tanto miraba alrededor. Parecía que ya había gente amuchachada hablando la una con la otra. Me reposé en una columna y distraído empecé a escuchar conversaciones ajenas, moviendo mis pesitos de lado a lado.
"No te tardes, o me aburriré en medio del estiércol"
Invitado- Invitado
Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
‘’Volverme a topar con tu divina sonrisa, con tu grandísimo carisma y cálido sentir, se me eriza cada vello de pensarlo, compartir de nuevo contigo una copa será todo un placer…’’
Hacía unos días una extraña invitación había llegado a mi casa, era todo un rito, leerla, hacerla bolas y encestar el papel en la basura, jamás acostumbraba a ir a ese tipo de eventos y no es que fuese antisocial, no, quizás no quería parecer no encajar entre el tumulto de casi la mitad de París como también me tenía sin cuidado no hacerlo. Mi sirviente ya ni se asombraba ante aquella actitud puesto que lo había observado un millón de veces hacerlo y con un cordial saludo se retiró de la sala de estar. Tomando una copa de vino me encontraba peculiarmente solo, cuando la puerta de la sala fue tocada dos veces, entrado de nuevo el mayordomo con otro sobre en las manos, le miré un poco molesto porque no era necesario hacerme pasar por aquello dos veces pero inmediatamente mis sentidos percibieron algo diferente, la carta que traía en una pequeña bandeja veía con un peculiar aroma, algo que ya había percibido antes. Me arrancó de inmediato una sonrisa, sabía que era él, el cantante. Leí rápidamente la carta, era una invitación a la que ya antes me había negado a ir pero qué va, después de aquel encuentro en el Teatro, su presentación y peculiar andar no podía dejar pasar la oportunidad de estar nuevamente olisqueando sus cabellos y verle esa risa que me despertaba.
Apresuré a mis sirvientes a que me vistiesen, indicando así como Hero me lo había dicho que tenía que llevar una prenda roja, así que me vestí con un saco negro de tela italiana así como lo era toda mi de más ropa, pantalón del mismo color y un centro rojo diamantes negros y blanco además del moño negro. Estaba todo listo, no me gustaba hacer esperar y menos a quien vería hoy, sería una espectacular noche. Todo mi cuerpo estaba frío como de común pero con una leve chispa que quemaba por verle y escuchar su sonrisita tan pura y angelical. El carruaje daba saltos de la ligereza con la que el hombre manejaba aquel mientras mis ojos observaban esa luna cayena envuelta en las nubes mojadas.
- traje:
Me bajé del coche y comencé a dar unos pasos para entrar al enorme salón, sólo pisé la entrada y me percaté que el infierno en vivo estaba encarnado en aquel lugar. Cerré mis ojos pues los demás sinceramente no me importaban, necesitaba buscarlo a él. Entre risa y algarabía percibí su olor, ese aroma dulce a vainilla y flores, honestamente lo encontraría desde la lejanía, me colé con agilidad por todos los presentes sin ánimo de toparme con alguien en ese momento para mi suerte nadie me distrajo o abrió plática, estaba ahí, parado con un trago que seguramente era whisky me fui a sus espaldas para susurrarle al oído. —Hero…. Buenas noches…- dije con una sumida pausa y apenas audible pero seguro él me reconocería. Colocándome frente a él besé su mejilla tratando de alargar ese momento. —Tu aroma, tan peculiar como siempre…- sonreí complacido y separándome para verle a los ojos. Era un rayo que quebraba la penumbra de mi insidiosa tormenta.
’’Al fin mis ojos recobran la gracia que desde aquel día, había perdido…’’
Deiran Chassier- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/02/2013
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Quédate silenciosamente en esa soledad que
no es abandono,—porque los espíritus de los
muertos que existieron antes que tú en la vida,
te alcanzarán y te rodearán en la muerte,—y
la sombra proyectada sobre tu cara obedecerá
a su voluntad; por lo tanto, permanece tranquilo.
E.A. Poe Los espiritus de los muertos.
no es abandono,—porque los espíritus de los
muertos que existieron antes que tú en la vida,
te alcanzarán y te rodearán en la muerte,—y
la sombra proyectada sobre tu cara obedecerá
a su voluntad; por lo tanto, permanece tranquilo.
E.A. Poe Los espiritus de los muertos.
Sola en medio de una jauria de bestias de apariencia humana. Lo note al llegar y aun asi me sume al circulo vicioso de la crueldad de los no muertos. Podia sentir el lamento de la cancion lastimera de las almas que han robado su vida derramado el preciado liquido que seguramente evocan al vestirse de color carmesie. Tal vez en mis ansias de venganza no estaria mal encontrar algun vampiro que me ayudase y busque a la anfitriona sin poderla hallar. Veia las parejas danzar casi a la par como muñecos de cuerda, sabiendo sus intenciones nefastas que me senti asqueada. De mi, de ellos y de todo. Pero haber sido noble, buena y hasta miedosa no me habia ayudado de nada. La impiedad la habia descubierto en el mortal, humano como yo y no en los sobrenaturales. Recorde con cariño a kate Gale, mi Madame Vampyr, tan enamorada de la musica y del piano como yo.
De repente cuando anunciaron a un nuevo invitado solo la mencion de su nombre me sobresalto y me hizo girar con violencia: Hero Jaejoong. Lo segui con la mirada y senti un estremecimiento y entonces recorde a Galaxure, aquella parte de mi que habia vuelto a dormir y que no se cuantas locuras habia hecho con mi antigua identidad y mi cuerpo. Instintivamente me mantuve lejos del vampiro. Tal vez debia mantenerme alejada de todos de la fiesta. Tal vez deberia huir.
Pero mi intuicion se dirigia a la anfitriona que tal vez era lo que buscaba. Una parte de mi se sentia terrible al tener la certeza que debajo de esta hermosa pista de baile almas humanas estaban siendo sacrificadas por el placer sordido de la sed. Cerre los ojos seria egoista, por primera vez en mi existencia lucharia solo por mi supervivencia.
No habia que demostrar el miedo. Total me he enfrentado a todo tipo de bestias en mi vida pero la peor era A.... me vendio a mi y a mi familia. ¿ que diferencia tenia con alguno de estos? ¿ no queria acaso mi sangre para su propio placer y orgullo?
De repente volvi a la fiesta y aterrice mis pensamientos alli en la pista de baile. Pero tambien veia en medio de ellos a los espiritus tristes de sus victimas, resignadas a nunca reclamar la justicia que merecian. Debia salir de alli.
Al hacerlo tropece con alguien...
- Lo siento mucho- dije sin levantar la mirada.
De repente cuando anunciaron a un nuevo invitado solo la mencion de su nombre me sobresalto y me hizo girar con violencia: Hero Jaejoong. Lo segui con la mirada y senti un estremecimiento y entonces recorde a Galaxure, aquella parte de mi que habia vuelto a dormir y que no se cuantas locuras habia hecho con mi antigua identidad y mi cuerpo. Instintivamente me mantuve lejos del vampiro. Tal vez debia mantenerme alejada de todos de la fiesta. Tal vez deberia huir.
Pero mi intuicion se dirigia a la anfitriona que tal vez era lo que buscaba. Una parte de mi se sentia terrible al tener la certeza que debajo de esta hermosa pista de baile almas humanas estaban siendo sacrificadas por el placer sordido de la sed. Cerre los ojos seria egoista, por primera vez en mi existencia lucharia solo por mi supervivencia.
No habia que demostrar el miedo. Total me he enfrentado a todo tipo de bestias en mi vida pero la peor era A.... me vendio a mi y a mi familia. ¿ que diferencia tenia con alguno de estos? ¿ no queria acaso mi sangre para su propio placer y orgullo?
De repente volvi a la fiesta y aterrice mis pensamientos alli en la pista de baile. Pero tambien veia en medio de ellos a los espiritus tristes de sus victimas, resignadas a nunca reclamar la justicia que merecian. Debia salir de alli.
Al hacerlo tropece con alguien...
- Lo siento mucho- dije sin levantar la mirada.
Galatea Giacometto- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/06/2013
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Es el eterno sueño de los muertos, el día es una épica irónica de la destrucción del inmortal, mientras que la noche se convierte en su más duro secuaz
Un poco brillante por haber bebido algo de la sangre de esa humana, Eryn se encaminó con una de sus manos posada en la fuerte palma de Jacques. Llegaron a la recepción, Eryn suspiró un poco triste, como reacción al anhelo que el hombre que estaba a su lado le provocaba en todos los lugares exactos.
Se echó hacia atrás guiñando un ojo, y se paseó viendo a Galetea chocarse con alguien, algo sonrojada, luego podría entablar una conversación con ella, incluso pues, llegar a una amistad con la hermosa bruja. Paseándose entre los cuerpos y con un par de saludos y agasajos con respecto a su tertulia, llegó a ver a Hero Jaejoong, sería de muy mal gusto que no fuese a presentarse con él. Pero, justo cuando estaba llegando pudo ver con ojos suspicaces como alguien interrumpía los pensamientos del vampiro, un hombre, un apuesto hombre, el cual hablaba al oído de Hero. Encogiéndose de hombros volvió en busca de Jacques, lo que menos quería era interrumpir a los dos. Si algo sabía como anfitriona es que entrometerse en conversaciones ajenas, se veía de pésimo gusto. Llegó a ver a Mikelangelo haciendo una breve presentación, y desde el fondo de su alma maldita, le agradeció, no se lo había pedido explícitamente, y él hacía su gloriosa melodía para sus convidados. Se prometió mentalmente agradecerle por ese gesto.
Justo cuando vio a Jacques, lo encontró con un par de vampiresas, que lo tocaban como sinvergüenzas, y sonreían por cada cosa que él les decía. Sintió algo extraño en su vientre, parecido al disgusto, pero no, ella no se encontraba celosa. ¿Porqué lo estaría de todos modos? Jacques era apuesto y al igual que ella, muchas habían caído. No tenía porque preocuparse, de todas maneras pensaba terminar lo que había quedado con él en el sótano, luego de esta vivida velada, así que se desvió, tomando una copa de vino, y encontrándose con variadas personas, algunos que conocía de hace mucho, otros que apenas había oído en otros lugares circundantes, y por último, aquellos que jamás había visto pero de los que había escuchado hablar maravillas.
Justo cuando la noche empezaba a disiparse apenas un poco, escuchó una melodiosa voz en su oído.
—¿Me recuerdas? —hoy era un día extraño, las personas la estaban sorprendiendo, así no era con ella.
Ella se volteó completamente, y cuando lo vio, su rostro se crispó, jadeó.
El hombre sonrió.
—Tú...—sus ojos, sus ojos.... ¡Eran los mismos que la escrutaban en el teatro de vampiros! Ella frunció el ceño—¿Quién eres?
—Permíteme un baile, señorita Van Loon.
—¿Cómo...cómo sabes mi nombre? —en toda su vida vampírica se había sentido tan débil y temerosa. Optó por sonreír seductora, alejando el miedo a lo desconocido—Bueno, me encantaría conocerlo...—él rió por lo bajo y luego puso los ojos en blanco
—Erra Looten, como has cambiado—fue como una dura bofetada en el rostro, él sabía mucho de ella...demasiado diría, de...su vida humana.
—Lo quiero fuera de mi tertulia, señor—siseó.
—Pero... ¿Cómo tratas así al barón de Escocia? —a ella no le importaba eso, tenía miedo de lo que él sabía, más bien terror—me llamo Vincent Sloocknër.
Ella frunció el ceño, nunca en su vida humana había escuchado tal nombre, nunca.
—¿Quién eres? —sus colmillos relucieron bajo el manto de las velas en los lugares estratégicos del salón.
Él hizo una leve reverencia.
—Soy tu creador...
--->Para este Post, el user de Vincent y yo hemos quedado en que podemos usar diálogos del otro.
Kidagakash- Hechicero Clase Baja
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
"De lo que tengo miedo es de tu miedo"—William Shakespeare
Levanté la mirada al cielo, hacía una noche demasiado oscura, no había luna. Me peiné los cabellos hacia un lado, procurando dejar que algunos se alborotarán, llevaba un traje hecho en Escocia, era completamente negro. Me lo había hecho Gertrüd, mi modista personal humana y protegida. Johannes, mi cochero andaba despacio por las calles parisinas, había escuchado que una tal Madame Van Loon había hecho una fiesta privada, donde podrían encontrarse muchas razas. Un amigo cercano había sido invitado, me había dicho que si no tenía nada que hacer, fuera. Era un fanático de estos eventos, aunque hace mucho no asistiera a uno.
Así que agarré mi mejor traje aún cuando mi amigo me había dicho que era completamente rojo, ese color no me agradaba demasiado, sentía que era como una burla a la sangre humana derramada. Si era así, madame Van Loon debía ser otra vampiresa detestable que plagaba este mundo, personas que disfrutaban del dolor no eran de mi agrado. Ya lo tenía previsto, pero por otro lado, no me gustaría quedarme solo, una noche tan bonita como esta.
Así que decidí asistir, presentarme con Madame Van Loon, disfrutar un rato y luego irme. Para no volver a tener roce con alguno de los allegados de esa mujer o ella misma.
El carruaje paró, justo cuando acababa mis cavilaciones. Bajé del carruaje, Johannes me dijo:
—Disfrute la velada, señor—era un hombre anciano, otro protegido, me servía con tal de que lo cuidase. Aún así le pagaba. Era un hombre querido, sabio y con una humilde familia.
—Gracias, Johannes. Ve a tu casa—Johannes asintió agradecido.
—Muchas gracias, señor.
Dicho esto, caminé lejos, adentrándome al lugar. Todo estaba rojo, hice una mueca y fruncí el ceño.
No, no debí haber venido.
Negué con la cabeza, pero seguí, las personas bailaban o conversaban y el ambiente era todo menos agradable. Busqué con mi mirada haber si encontraba a alguien que me dijera donde estaba la anfitriona. Pasé de largo, y cuando llegué a un sitio, escuché.
—Madame van Loon, luce espléndida esta noche, su tertulia es de las mejores a las que he asistido—volteé mi mirada y me encontré con una hermosa mujer,
"oh por favor, ella no era la anfitriona"
No ella, no mi querida Erra.
Suspiré lentamente, así que se había cambiado su apellido, sólo un poco. Looten era su apellido real, ella no era de cuna, fue una campesina, su familia había sido azotada por la peste, y ella por poco y muere de la desesperación de encontrarse sola. Yo la había convertido, yo había estado a su lado en la oscuridad, siempre que podía. Había contratado al vampiro que le había enseñado lo básico, había sido su protector ante todo.
Mis ojos la escrutaron un rato, hasta que decidí arriesgarme ¿Por qué seguir escondiéndome de la mujer que amaba?
La amé desde que fue humana, y la sigo amando a pesar de todo.
Entre los cuerpos vestidos de rojo, me pasé, hasta llegar a ella, toqué su hombro y empecé a hablarle, ella se volteó y casi se cae de la impresión, no entendía porqué, ella no me conocía. Me reclamó quién era, luego intentó seducirme, yo le hablé por su nombre de humana y casi se muere del horror ahí mismo. Justo cuando me estaba echando con sus colmillos fuera demandando quién era, fue cuando me presenté como lo que era: su creador.
Ella bajó el dedo, primero frunció el ceño y luego se echó a reír. Su risa, era tan melodiosa, me calaba en lo más profundo de mi ser. Era como la noche eterna y el ansiado ver del amanecer sin morir en un sonido musical. Ese era mi sonido favorito.
Estaba tensa, muerta del miedo, creía yo. Eso me entristecía, ¿así iba a hacer? Yo la ansiaba, la deseaba y más allá de eso, la amaba.
Suspiré lentamente y antes de irme, le rogué que me permitiera un baile. Le demostraría que si era su creador.
Cuando un vampiro era creado, el vínculo que se creaba entre los dos involucrados era tan alto, la conexión se podía visualizar como una corriente eléctrica entre los dos. Ella lo notaría. Tomé su mano, las corrientes me traspasaron, por sus rígidos hombros, supe que ella también.
Tomé su cintura y la acerqué a mí, su frío y estable corazón fue imaginado en mi cabeza con un palpitar tan fuerte, como si los dos fuéramos mortales nuevamente.
Bailé con ella, ajeno a las miradas de muchos, los hombres con envidia, las mujeres con añoranza.
Dejé mi frente contra la suya, y cuando nos recorrió la última oleada de electricidad, por el choque de nuestras sangres, ella cerró los ojos. Respiré hondamente embriagado de su dulce y erótico olor.
Sentí entonces una fuerte mano en mi hombro. Los dos nos separamos, cuando me volteé frunciendo el ceño, vi a un hombre igual de alto que yo, era un vampiro. Él me miraba entre la amabilidad y la hostilidad, viajó su mirada a mi brazo, que sostenía en posesión a Erra, bueno, a Eryn. Su rostro inescrutable, al igual que el mío.
—¿Me concede este baile, señorita Van Loon? —pidió él.
Tenía ganas de alejarlo, era mía, bueno, técnicamente lo era.
Ella asintió y yo apreté los labios.
—Si, puede retirarse ya señor Sloocknër—más allá de un pedido fue una súplica, supuse que todo esto la había tomado desprevenida, en cierta forma, igual que yo—fue de gran...agrado bailar con usted. Pero tengo más personas que atender, como el señor Roman.—su mirada pasó al hombre que estaba detrás mío, había deseo en su mirada, y maldita sea, yo quería que ella me mirase así a mí. Pero sin más, asentí.
—Con permiso, señorita van Loon—besé su dorso, quedándome ahí un poco más de lo necesario, mi mirada la estudió, y ella suspiró.
—¿Quiere que lo acompañe a la salida? —ella no me quería ahí, y eso me destruyó de muchas formas.
—No—refuté—conozco el camino—y me alejé entre la maldita multitud.
Como dije, el rojo es un asco.
Vincent Sloocknër- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 09/07/2013
Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Tras la despedida de Eryn, tras la promesa de obtener un baile suyo, en lo que quedaba de noche todavía, sonriente viendo como muchas parejas ya bailaban, y como la gente no cesaba de llegar, me fui perdiendo entre la marea de los vampiros. Inspeccioné caras, pocas me resultaban conocidas entre los rojos estampados de los vestidos y trajes. Seguí con mi incursión, sin perder mi sonrisa, hasta que tras observar que un pequeño grupo de vampiresas jóvenes, se me acercaba paré y me volteé hacia ellas – Madeimoselles... ¿Puedo ayudarles en algo?- pregunté educadamente, presentándome ante ellas en una reverencia – Soy Jacques Roman, para serviros...- las miré y me sonrieron. Tras ese inicial saludo, se presentaron las tres damas - ¿Y de donde es señor Roman? – Preguntó una- No le hemos visto mucho por aquí en la ciudad- repuso otra. La última me contemplaba esperando mis respuestas. Sonreí de lado – Soy babilónico queridas- les guiñe el ojo, y sus rostros... no tenian desperdicio. Todas me miraron anonadadas...como si ni supieran de qué edad era, solo que era más viejo que ellas. Tras esa sorpresa, se sintieron mas atraídas por mi historia, que al final harto de tantas preguntas, aproveché un momento en que un joven hablaba con una de ellas, para elegantemente despedirme de ellas.
Tras esa huida, volví a mi origen en esta fiesta, descubrir a mis amigos y hacer de nuevos, pero todos parecían tener ya pareja o conversaciones ajenas con otros, por lo que solo me quedaba esperar a que Akseli llegara con su joven humana, que ardía en deseos de conocer. Cogiendo una copa de vino de la mesa de las bebidas, me recosté tras una columna, donde podía ver todo el salón, sin necesidad de voltearme más por allá, y ahí fue donde fui testigo de lo que sucedió con Eryn y un joven, que alertándola tocó hombro y empezó a hablar con ella, alertándome tras ver signos de horror y miedo, en ella en el transcurso de su amena conversación. Dejando la copa a un lado, me iba a ir hacia ellos, cuando la joven se encontró siendo arrastrada por él y cediendo a bailar juntos. Frunciendo el ceño, algo extrañado por las reacciones iniciales de la vampira, volví a recostarme, observándolos a ratos, bailar juntos, sintiendo entre ellos como había un vinculo creado...algo los unía, y por su temeroso rostro, no era demasiado bueno.
Mi paciencia se terminó, en cuando el hombre la acercó más hacia él. Y decidí intervenir, ya que, como anteriormente me había recordado a mí mismo, teníamos un baile pendiente yo y Eryn. Me acerqué por las espaldas del vampiro, sin que se dieran cuenta, ninguno de los dos de mi presencia, hasta que toqué el hombro ajeno, y el hombre separándola de su cuerpo, se volteó, midiéndome. Le observé amablemente, pues algo entre ellos sucedía, no obstante veía reacciones adversas a los deseos del vampiro, por lo que no podía dejar que eso siguiera así. ¿Que serian ellos dos? Me pregunté, pero en verdad, no era de mi importancia. Observé con cierta hostilidad la forma en que la mantenía sujeta por el brazo.
—¿Me concede este baile, señorita Van Loon? —pedí en una reverencia educada, alzando la mano hacia ella, para que la tomara. Desde un primer momento ella asintió, sus ojos me miraban con deseo, pero también había cierta confusión en ellos...casi una súplica en su voz, pidiéndole al vampiro ajeno que se retirara. Tras un beso en la palma de Eryn que me dejó desconcertado, observé la huida del joven.
-¿Estáis bien madame?- pregunté observándola, sus ojos temerosos, seguían observando al joven – No sé quien es...y tampoco es de mi incumbencia, pero si fuera alguien importante iría tras él- sugerí con voz dulce – y si no es así, solo es que mi cabeza me juega una mala pasada.. Acepta mi mano y baile, pero en sus ojos arde algo por el joven...y el joven pareciera que de verdad se quiera ir...- señalé. Quería bailar con ella, pero siempre podría esperarme, lo que no quería era ver esos desconcertados y bellos ojos, en la fiesta, cuando aquí estábamos para pasar un rato agradable ,divertido y ameno, no para conjurar nuestros demonios, aunque yo al matar hacia apenas poco tiempo, había conjurado a los míos.
Off roll:
Tras esa huida, volví a mi origen en esta fiesta, descubrir a mis amigos y hacer de nuevos, pero todos parecían tener ya pareja o conversaciones ajenas con otros, por lo que solo me quedaba esperar a que Akseli llegara con su joven humana, que ardía en deseos de conocer. Cogiendo una copa de vino de la mesa de las bebidas, me recosté tras una columna, donde podía ver todo el salón, sin necesidad de voltearme más por allá, y ahí fue donde fui testigo de lo que sucedió con Eryn y un joven, que alertándola tocó hombro y empezó a hablar con ella, alertándome tras ver signos de horror y miedo, en ella en el transcurso de su amena conversación. Dejando la copa a un lado, me iba a ir hacia ellos, cuando la joven se encontró siendo arrastrada por él y cediendo a bailar juntos. Frunciendo el ceño, algo extrañado por las reacciones iniciales de la vampira, volví a recostarme, observándolos a ratos, bailar juntos, sintiendo entre ellos como había un vinculo creado...algo los unía, y por su temeroso rostro, no era demasiado bueno.
Mi paciencia se terminó, en cuando el hombre la acercó más hacia él. Y decidí intervenir, ya que, como anteriormente me había recordado a mí mismo, teníamos un baile pendiente yo y Eryn. Me acerqué por las espaldas del vampiro, sin que se dieran cuenta, ninguno de los dos de mi presencia, hasta que toqué el hombro ajeno, y el hombre separándola de su cuerpo, se volteó, midiéndome. Le observé amablemente, pues algo entre ellos sucedía, no obstante veía reacciones adversas a los deseos del vampiro, por lo que no podía dejar que eso siguiera así. ¿Que serian ellos dos? Me pregunté, pero en verdad, no era de mi importancia. Observé con cierta hostilidad la forma en que la mantenía sujeta por el brazo.
—¿Me concede este baile, señorita Van Loon? —pedí en una reverencia educada, alzando la mano hacia ella, para que la tomara. Desde un primer momento ella asintió, sus ojos me miraban con deseo, pero también había cierta confusión en ellos...casi una súplica en su voz, pidiéndole al vampiro ajeno que se retirara. Tras un beso en la palma de Eryn que me dejó desconcertado, observé la huida del joven.
-¿Estáis bien madame?- pregunté observándola, sus ojos temerosos, seguían observando al joven – No sé quien es...y tampoco es de mi incumbencia, pero si fuera alguien importante iría tras él- sugerí con voz dulce – y si no es así, solo es que mi cabeza me juega una mala pasada.. Acepta mi mano y baile, pero en sus ojos arde algo por el joven...y el joven pareciera que de verdad se quiera ir...- señalé. Quería bailar con ella, pero siempre podría esperarme, lo que no quería era ver esos desconcertados y bellos ojos, en la fiesta, cuando aquí estábamos para pasar un rato agradable ,divertido y ameno, no para conjurar nuestros demonios, aunque yo al matar hacia apenas poco tiempo, había conjurado a los míos.
Off roll:
- Spoiler:
- Por favor, no me movais el pj, sin avisarme antes por lo menos.
Si hace falta un mp, y os dejo.
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Tenía tanto tiempo sin asistir a una fiesta que la verdad es que aquella de la cual se estaba hablando me intereso sobremanera, además, era bastante extraño que alguien decidiera hacer una fiesta únicamente para vampiros aunque claro se podía llevar acompañantes y para esa ocasión tenía la acompañante perfecta. Nada mejor que una hermosa cambiaformas para estar entre un sitio como aquel.
Shunshine era bella y se merecía más que cualquier otra mujer asistir a una fiesta como aquella, lo creía tanto que incluso le pedí a Lanna buscara un vestido hermoso para ella, rojo por su puesto y que ella creyera que luciera bien con mi traje. Me agradaba el capricho de la anfitriona porque todos fuéramos de rojo, nada mejor que recordar las naturalezas sanguinarias de todos los asistentes a aquel evento.
Deberé admitir que en parte yo iba porque recientemente había conocido a un vampiro casi tan antiguo como nosotros (Jarko y yo), y con el cual me la había llevado bien. El nombre de ese nombre era Jacques y claro que quería mostrarle lo bella que era mi acompañante.
Si bien la noche cayo sobre París, y Sunshi llego a casa para que Lanna le ayudara a cambiarse. Me aliste y en cuanto ambos estuvimos listos partimos con dirección a aquel evento. Estaba seguro de que Jarko no asistiría porque esa clase de cosas no eran su estilo pero al menos yo me divertiría.
Cuando llegamos al lugar de la fiesta tome la mano de la cambiaformas a mi lado.
- Lista - sonreí - no vayas a alejarte de mi por nada del mundo Shunshi no quiero que termines perdida y en manos de algún vampiro con malas intenciones después de todo alguien tan linda siempre atrae demasiado la atención - eso lo decía porque al menos en mi caso era de esa manera y de verdad no deseaba regresar sin ella.
Entramos a aquel lugar repleto de rojo, y olor a mis semejantes. Era increíble como las cosas se volvían tan comunes cuando uno estaba rodeado de sus "hermanos" de raza.
Mire de reojo a Sunshine e hice una mueca.
- Parece que algo te falta - ladee el rostro y saque de mi bolsillo el medallón de Dominique, solo para ponerlo en el delicado cuello de ella - mucho mejor - susurre.
Esa era la primera vez desde que habíamos asesinado a Dominique que veía ese medallón sobre el cuello de alguien. Si bien no permitía que nadie lo tocara ella era una excepción e igual y esperaba que además de mi, ese medallón le mantuviera a salvo.
Con una leve reverencia y una sonrisa le estire la mano pues si estábamos en aquel lugar era para divertirnos, no para perder el tiempo en tonterías.
- ¿Bailamos? - y permanecí con la mano estirada en su dirección.
Shunshine era bella y se merecía más que cualquier otra mujer asistir a una fiesta como aquella, lo creía tanto que incluso le pedí a Lanna buscara un vestido hermoso para ella, rojo por su puesto y que ella creyera que luciera bien con mi traje. Me agradaba el capricho de la anfitriona porque todos fuéramos de rojo, nada mejor que recordar las naturalezas sanguinarias de todos los asistentes a aquel evento.
Deberé admitir que en parte yo iba porque recientemente había conocido a un vampiro casi tan antiguo como nosotros (Jarko y yo), y con el cual me la había llevado bien. El nombre de ese nombre era Jacques y claro que quería mostrarle lo bella que era mi acompañante.
Si bien la noche cayo sobre París, y Sunshi llego a casa para que Lanna le ayudara a cambiarse. Me aliste y en cuanto ambos estuvimos listos partimos con dirección a aquel evento. Estaba seguro de que Jarko no asistiría porque esa clase de cosas no eran su estilo pero al menos yo me divertiría.
Cuando llegamos al lugar de la fiesta tome la mano de la cambiaformas a mi lado.
- Lista - sonreí - no vayas a alejarte de mi por nada del mundo Shunshi no quiero que termines perdida y en manos de algún vampiro con malas intenciones después de todo alguien tan linda siempre atrae demasiado la atención - eso lo decía porque al menos en mi caso era de esa manera y de verdad no deseaba regresar sin ella.
Entramos a aquel lugar repleto de rojo, y olor a mis semejantes. Era increíble como las cosas se volvían tan comunes cuando uno estaba rodeado de sus "hermanos" de raza.
Mire de reojo a Sunshine e hice una mueca.
- Parece que algo te falta - ladee el rostro y saque de mi bolsillo el medallón de Dominique, solo para ponerlo en el delicado cuello de ella - mucho mejor - susurre.
Esa era la primera vez desde que habíamos asesinado a Dominique que veía ese medallón sobre el cuello de alguien. Si bien no permitía que nadie lo tocara ella era una excepción e igual y esperaba que además de mi, ese medallón le mantuviera a salvo.
Con una leve reverencia y una sonrisa le estire la mano pues si estábamos en aquel lugar era para divertirnos, no para perder el tiempo en tonterías.
- ¿Bailamos? - y permanecí con la mano estirada en su dirección.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
Llegué a la hora acordada con Akseli a su gran mansión, donde me sorprendió con la sorpresa de un baile, específicamente uno de vampiros y de un vestido que Lanna, muy amablemente me dejó para la noche. El vestido era rojo pasión, muy sensual, largo, pero con la espalda al descubierto, creando que mí figura se realzara mucho más. Mi pantera rugía orgullosa, tras cambiarme, en donde Lanna me ayudó a alistarme para la ocasión, mientras que mi pantera de las nieves, mas recatada, ronroneaba indiferente, pero alegre, si ese vestido le gustaba a Akseli, quien en los últimos días, se había convertido en mas que un amigo de juegos, era como un protector o algo más. Aún bien no lo entendía, pero ahora no eran momentos para esas cavilaciones, cuando teníamos que asistir a un evento y pasarlo bien con él.
Bajando Akseli me miró sorprendido, le sonreí coqueta y los dos nos dirigimos al carruaje que nos esperaba, donde nos sentamos uno frente al otro. En el carruaje, nos mantuvimos en silencio, yo observaba por la ventanilla, y Akseli alternaba miradas hacia mí y miradas hacia la ventanilla, observando el paisaje, el que cada vez se volvía más concurrido y no tan oscuro, hasta llegar donde, solo había luces y luces. Allí seria la fiesta.
Asentí mirándole, cuando se dirigió hacia mi preocupado. Bien entendía la situación, y no pensaba alejarme del único vampiro con el que me creía a salvo. – No me alejaré de ti, no te preocupes….vine por ti, no por nadie mas, no te quedaras sin Shunshi-dije dulcemente, cogiéndole de la mano y acariciándosela con las mías, aportando calor así, a su fría piel. Estaría rodeada de vampiros y no me hacia ni una gota de gracia, lo único que me agradaba era que estaría con él, la noche entera, hasta que la noche terminara. La afirmación anterior, hacia ronronear a mis tres animales, y era tan extraño que eso se diera de lugar! Que aún parecía mejor de lo que era.
Mimetizándome, adquirí el aroma y el aura a humana normal y corriente y entramos al gran salón, donde solo llegar mis sentidos despertaron a la pantera, avisando del inminente peligro al encontrarme rodeada de vampiros. Mis sentidos se vieron interrumpidos, cuando las manos de Akseli, me rodearon el cuello y me colgaron un bonito medallón, que nunca antes lo había visto. Lo observé entre mis dedos, era muy bonito y parecía que algo emanara de él. – Es un detalle muy bonito- dije, añadiendo algo más pero callándome al acto, tras que él volviera a hablarme, esta vez invitándome al baile, que acababan de empezar al entrar nosotros dos en el salón. Le miré divertida, olvidándome del aroma de los demás vampiros de mí alrededor, solo centrado en él.
-Veamos que tan bien bailan los vampiros de más de cinco mil años- le dije en una sonrisa divertida y picarona. Le tomé de la mano y me dejé llevar por él hasta la pista. Al llegar nos hicimos un hueco, y siguiendo la lenta música que ahora tocaban, me acerqué a él hasta sentirlo junto a mí.
La música nos envolvió, la melodía nos había atrapado, como a tantas parejas de vampiros que se mecían abrazados. Sonreí contra su cuello. Me sentía tan fuera de lugar en esa fiesta, pero tan poco fuera de lugar entre sus brazos…
Recosté mi cabeza en su hombro, disfrutando de su cercanía, con una permanente sonrisa en mi rostro. Al entrar había sentido las miradas de otros vampiros, que tanteaban el terreno. Mi pantera habría querido jugar con ellos un poquito, pero la pantera de las nieves, me inducia a mantenerme en calma, recordándome, que en su momento le dije que no que no iba a hacer nada malo y menos, en esa fiesta, en la qué me encontraba claramente en terreno hostil, si revelaba mi condición o mostraba hostilidad en algun momento de la velada.
-Es muy bonito este lugar- comenté aún escondida en el hueco entre su cuello y hombro. Si mi pantera de las nieves le tocara salir de mi cuerpo, solo saldría para ronronear a ese vampiro que me protegía, que no dejaba de preocuparse por mí, y el que tras su salvación se iba colando bajo mi piel, cada noche más.- Gracias por invitarme a la fiesta Akseli y por pensar en mí...- murmuré dulcemente.
Me parecía increíble que tan rápido olvidaba el hecho de que me encontraba rodeada de vampiros, disimulando ser una humana, una simple cena para la mayoría de ellos, cuando me encontraba junto a Akseli.
Bajando Akseli me miró sorprendido, le sonreí coqueta y los dos nos dirigimos al carruaje que nos esperaba, donde nos sentamos uno frente al otro. En el carruaje, nos mantuvimos en silencio, yo observaba por la ventanilla, y Akseli alternaba miradas hacia mí y miradas hacia la ventanilla, observando el paisaje, el que cada vez se volvía más concurrido y no tan oscuro, hasta llegar donde, solo había luces y luces. Allí seria la fiesta.
Asentí mirándole, cuando se dirigió hacia mi preocupado. Bien entendía la situación, y no pensaba alejarme del único vampiro con el que me creía a salvo. – No me alejaré de ti, no te preocupes….vine por ti, no por nadie mas, no te quedaras sin Shunshi-dije dulcemente, cogiéndole de la mano y acariciándosela con las mías, aportando calor así, a su fría piel. Estaría rodeada de vampiros y no me hacia ni una gota de gracia, lo único que me agradaba era que estaría con él, la noche entera, hasta que la noche terminara. La afirmación anterior, hacia ronronear a mis tres animales, y era tan extraño que eso se diera de lugar! Que aún parecía mejor de lo que era.
Mimetizándome, adquirí el aroma y el aura a humana normal y corriente y entramos al gran salón, donde solo llegar mis sentidos despertaron a la pantera, avisando del inminente peligro al encontrarme rodeada de vampiros. Mis sentidos se vieron interrumpidos, cuando las manos de Akseli, me rodearon el cuello y me colgaron un bonito medallón, que nunca antes lo había visto. Lo observé entre mis dedos, era muy bonito y parecía que algo emanara de él. – Es un detalle muy bonito- dije, añadiendo algo más pero callándome al acto, tras que él volviera a hablarme, esta vez invitándome al baile, que acababan de empezar al entrar nosotros dos en el salón. Le miré divertida, olvidándome del aroma de los demás vampiros de mí alrededor, solo centrado en él.
-Veamos que tan bien bailan los vampiros de más de cinco mil años- le dije en una sonrisa divertida y picarona. Le tomé de la mano y me dejé llevar por él hasta la pista. Al llegar nos hicimos un hueco, y siguiendo la lenta música que ahora tocaban, me acerqué a él hasta sentirlo junto a mí.
La música nos envolvió, la melodía nos había atrapado, como a tantas parejas de vampiros que se mecían abrazados. Sonreí contra su cuello. Me sentía tan fuera de lugar en esa fiesta, pero tan poco fuera de lugar entre sus brazos…
Recosté mi cabeza en su hombro, disfrutando de su cercanía, con una permanente sonrisa en mi rostro. Al entrar había sentido las miradas de otros vampiros, que tanteaban el terreno. Mi pantera habría querido jugar con ellos un poquito, pero la pantera de las nieves, me inducia a mantenerme en calma, recordándome, que en su momento le dije que no que no iba a hacer nada malo y menos, en esa fiesta, en la qué me encontraba claramente en terreno hostil, si revelaba mi condición o mostraba hostilidad en algun momento de la velada.
-Es muy bonito este lugar- comenté aún escondida en el hueco entre su cuello y hombro. Si mi pantera de las nieves le tocara salir de mi cuerpo, solo saldría para ronronear a ese vampiro que me protegía, que no dejaba de preocuparse por mí, y el que tras su salvación se iba colando bajo mi piel, cada noche más.- Gracias por invitarme a la fiesta Akseli y por pensar en mí...- murmuré dulcemente.
Me parecía increíble que tan rápido olvidaba el hecho de que me encontraba rodeada de vampiros, disimulando ser una humana, una simple cena para la mayoría de ellos, cuando me encontraba junto a Akseli.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Tertulia de Eryn Rose Van Loon: La Collecte de Sang [ABIERTO]
“Te siento desde el más lejano rincón, tienes la esencia de un faraón cuando entra a su templo. Exquisito, seductor y con esa inmortalidad que reina en tu aura, como si ahora mismo fueses a romperme el cuello.”
Desde la lejanía capté su esencia, mi olfato era bastante bueno, pero no así mis ojos. Y de todas formas me quedé quieto, como quien se hace el tonto, observando a una dama alejarse de mí. Y de repente me pareció que era un aroma familiar, un aroma que había quedado penetrado en mi piel más de una semana… Sería ella? Imposible y de ser así, tendría que huir tan rápido como pudiera, Deiran podía leerme y no debía enterarse de aquel secreto que aún necesitaba que un brujo lo cubra, para que nunca sea descubierto. Era inmediatamente necesario o simplemente mi vergüenza sería brutalmente expuesta, estaba alarmado, tanto que no noté como el vampiro terminaba por acercarse a mí. Jadeé. Un soplido llenó mi oreja, junto a palabras que tardé en procesar y con ello mi cuerpo dio un pequeño salto que termino en que todo mi cuerpo se estremezca y con vergüenza sonriera. Ni siquiera me dio tiempo a decir nada, sus besos me complacían, me hacían reír avergonzadamente. — Y-yaah… Bonne nuit, Monsieur Deiran… Me habéis hecho esperar, será que os gusta que le rueguen?—
Me hice el tonto y volví a ignorar al mundo, simplemente tenía que concentrarme en él, para poder olvidar a la muchacha y eso de olvidarme y desconcentrarme se me daba muy bien. Observé alrededor, las personas estaban bailando exquisitamente y eso me dio envidia, la cual se reflejó en mi rostro automáticamente y con cuidado tome las manos de mi acompañante y sonriendo le obligué a caminar a la pista. Claro que no era “obligar”, de ser así me hubiese sido imposible, pero intenté tironearle, para así poder bailar junto con los demás. Danzando el cuerpo como tanto me gustaba hacer. — Por favor~ Las personas están bailando, yo también quiero… Síí? Me alegra que os guste mi perfume, lo hago hacer para mí… Conozco una buena perfumista, quizá os regale uno… Cuáles son los aromas que os gustan para vuestro cuerpo?— Subiendo las cejas de forma insinuante, riendo en una carcajada suave, que fue cubierta por mis labios, estaba jugando y eso era claro. Es que me divertía demasiado estar con él. Porque me cumplía parte de mis caprichos, sin ceder demasiado, era el punto exacto que no me aburría ni me sacaba de quicio. Simplemente, alguien que quería que se quede a mi lado.
—Aún no he ido a vuestro hogar, estáis enojado? Oh… Está llegando bastante gente, pensé que era solo de gente como nosotros, veo que me equivoqué… — Sonreí de lado, mirando a las personas que entraban, cada una de ellas me resultaban algo peculiar, y realmente no había ninguna persona humana, eso me dejaba en una pequeña desventaja. Y el olor a cambiaforma se hizo presente, era humana… En realidad no era algo que me preocupara, solo el hecho de que alguien tenga demasiada hambre. Enarqué la ceja y negué, nadie podía ser tan bestia. Observé la barra y correteando me fui a ella, pidiendo una copa de vino que seguramente Deiran odiaría. — Aquí! Os traje vino feo, porque si no es el vuestro es feo, no?— Bromeando, le saque la lengua y volví a insistir mirando a las personas que bailaban, yo quería ir! Y ahora mismo.
“Cumple aquellas cosas que quiero hacer, porque sabes que son divertidas para ambos, déjate llevar por mi desenfrenada mente, que te hace dejar en el pasado los modales.”
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