AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tertulia [Privado]
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Tertulia [Privado]
Cenacolo
¡Salud! Por el raciocinio...
¡Ya se oye resonar la tertulia! Los Parisienses se hacen escuchar ante la corte, el mundo estaba descendiendo a una batalla, el caos del poder, las blasfemias sobre la fe, ¡Nadie puede decir que no es religioso! Aquellos que se destacan pecadores, malditos, hijos de satanás tienen fe, su fe está presente, ya que aceptan lo que estipula la biblia, que aquellos que no amen a Dios y duden de él, reconocen su existencia. Así es esta ideología, en la tierra se une el concepto de aceptación.
El mundo terrenal estaba colapsando, en tres estadios se dispersaba la población; el cielo que era la iglesia, el infierno aquellos herejes, y la tierra, la humanidad que solo aclama las dudas de estos dos. ¡Esta era la lucha interna! Las hogueras disminuían ya no era un dolor severo para castigar a los pecadores, solo bastaba la tortura hasta lograr la rendición, desgarrarles hasta que reconozcan a Dios. Era el método preciso que empleaba este brujo, cada enigma lo resolvía con una evidencia impecable. Como ahora que camina entre las calles, escuchando del terror de que Paris caía en un abismo sin fin. Él seguía entre los humanos, observando tras obtener la idea de recaudar más información para maniobrar una vez más en la cacería.
¿Qué apariencia tomaba en esta noche de disturbios? ¡Nadie diría que pertenece a la inquisición! Su manera de andar, una playera blanca, de una seda tela que resalta los pectorales, escondido el enmarcado de sus brazos por la chaqueta de cuero negro, con unos jeans acompañados, y sus zapatos negros, radiantes por el brillo empleado, sus cabellos un poco despeinados puesto que refleja un hombre de mala muerte, el punto para examinar era la taberna, para aquellos que sean sobrenaturales captaran que no es un simple humano. ¡Está jugando!¡Está provocando para que descaren la verdad!
De esa manera se despliega, sus iris están teñidas de un grisáceo, la dominación le resalta, el escandalo resuena en lo alto, palabrerías sin fundamentos, la gente seguía con la inconformidad de su especie o de otras, nadie presto atención cuando se adentró al lugar, cada uno decía su queja, él brujo seguía caminando, quería tomar asiento y escuchar a la ciudadanía, ¿Cuál era el propósito de ese centro de dialogo? ¿Pensaban alzarse unos contra otros? Esto no tenía lógica alguna, si alguien presenciaba un intelecto sabrían que de esa manera estarían informando a sus enemigos los puntos débiles que podían tener, se estaba tornando sumamente atrayente el hecho de que podia adquirir más que una sofisticado testimonio , ¿Podría usar las mentes ajenas y buscar el siguiente cuartel para atacar?.
El brujo se reservó los pensamientos, su mente era un vacío, un inerte órgano que mantenía altiva la mirada hacia los interlocutores, gozando por el aura envolvente, la muerte podía percibir, olores comunes de bestias enjauladas en un pelaje, humanos que solo buscan luchar por sus familiares, pero, ¿El brujo que es lo que batallara? Solo una cosa, el bien del pueblo, la fe de la iglesia soltara de la palma de su mano, eso es lo que hace querer involucrarse hasta con su peor enemigo... ¡Esto es la gran confianza de ser quien es!
Piero D'Páramo- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
"Hay palabras que son agua en la bastedad de este desierto, huellas imborrables,
guías del camino, para aquellos que gustan del pensamiento."
guías del camino, para aquellos que gustan del pensamiento."
Las luces en las tabernas se alzaron para iluminar aquella extraña París. Hombres y mujeres, tanto humanos como sobrenaturales, cuchicheaban acerca de las últimas decisiones que tomaba la inquisición y casi temblaban de sólo imaginarlo. Y hacían bien, aquello era una tragedia.
Mi incapacidad para leer la mente me exigía aumentar mis sentidos para poder salvarme a mí misma, y a Vyse, aunque él no necesitaba ser salvado. Sin embargo, mi prevención llevó mis pasos a esas luces que se acompañaban con el sonido de las copas, el murmullo de los muchos y el aroma a varios tipos de alcohol que llenaban por completo el lugar. Entré en el más absoluto silencio en la taberna y me senté lo más lejos posible del gran grupo que conversaba en la otra esquina. Su tema era la tertulia que se había sucedido horas atrás y que ponía en evidencia a los relegados de Dios –Usando términos neutros, aunque supongo que ellos prefieren llamarnos bestias, demonios, malditos, pecadores…-.
Ni el día ni la noche serán de descanso para quienes han elegido servir a la iglesia y a los preceptos absurdos que nos condenan, a menos que nos rindamos a ellos. Los argumentos que nos defienden son nada comparado con los castigos que disponen para nosotros. El hecho de haber sido convertidos sin desearlo –En el caso de la mayoría, aunque no el mío- sólo se convierte en un punto más en nuestra contra por haberlo aceptado y vivido con eso.
Pero todo me parece parte de una doble moral que no comprendo del todo. Ahí sentada en esa taberna, a rostro cubierto por una capucha como si con eso advirtiera el peligro que yo representaba, me cuestionaba sobre aquellos que debatían entre tragos y sin opiniones certeras. Suspiré y entonces vino a mí el mesero —¿Qué le sirvo, Señor? — preguntó él y me dio a entender que mi atuendo era adecuado para confundir a otros —Vino, por favor— respondí sin levantar la mirada de la mesa mientras él permaneció allí en un silencio de larga apariencia —Lo siento, ya regreso— agregó él avergonzado y se retiró sin notar mi sonrisa.
Aguardé entonces, a ojos cerrados y oídos abiertos, sabiendo que muchos de los que hablaban demás esa noche corrían un peligro que no querían ver. Aunque ¿Qué importaba? El riesgo seguiría latente, porque la inquisición no era completamente humana y en eso radicaba la debilidad de quienes estábamos afuera. Y allí, aunque cubierta y alejada, tenía un aura evidente para cualquiera que tuviera un don. Ahí, cualquier sobrenatural me reconocería vampiro y me señalaría sin moverse por mantenerme a lo lejos, como amenaza latente a pesar de mis silencios, como si yo misma fuera capaz de asesinar a los míos. Pero esa es la peor monstruosidad.
Mi incapacidad para leer la mente me exigía aumentar mis sentidos para poder salvarme a mí misma, y a Vyse, aunque él no necesitaba ser salvado. Sin embargo, mi prevención llevó mis pasos a esas luces que se acompañaban con el sonido de las copas, el murmullo de los muchos y el aroma a varios tipos de alcohol que llenaban por completo el lugar. Entré en el más absoluto silencio en la taberna y me senté lo más lejos posible del gran grupo que conversaba en la otra esquina. Su tema era la tertulia que se había sucedido horas atrás y que ponía en evidencia a los relegados de Dios –Usando términos neutros, aunque supongo que ellos prefieren llamarnos bestias, demonios, malditos, pecadores…-.
Ni el día ni la noche serán de descanso para quienes han elegido servir a la iglesia y a los preceptos absurdos que nos condenan, a menos que nos rindamos a ellos. Los argumentos que nos defienden son nada comparado con los castigos que disponen para nosotros. El hecho de haber sido convertidos sin desearlo –En el caso de la mayoría, aunque no el mío- sólo se convierte en un punto más en nuestra contra por haberlo aceptado y vivido con eso.
Pero todo me parece parte de una doble moral que no comprendo del todo. Ahí sentada en esa taberna, a rostro cubierto por una capucha como si con eso advirtiera el peligro que yo representaba, me cuestionaba sobre aquellos que debatían entre tragos y sin opiniones certeras. Suspiré y entonces vino a mí el mesero —¿Qué le sirvo, Señor? — preguntó él y me dio a entender que mi atuendo era adecuado para confundir a otros —Vino, por favor— respondí sin levantar la mirada de la mesa mientras él permaneció allí en un silencio de larga apariencia —Lo siento, ya regreso— agregó él avergonzado y se retiró sin notar mi sonrisa.
Aguardé entonces, a ojos cerrados y oídos abiertos, sabiendo que muchos de los que hablaban demás esa noche corrían un peligro que no querían ver. Aunque ¿Qué importaba? El riesgo seguiría latente, porque la inquisición no era completamente humana y en eso radicaba la debilidad de quienes estábamos afuera. Y allí, aunque cubierta y alejada, tenía un aura evidente para cualquiera que tuviera un don. Ahí, cualquier sobrenatural me reconocería vampiro y me señalaría sin moverse por mantenerme a lo lejos, como amenaza latente a pesar de mis silencios, como si yo misma fuera capaz de asesinar a los míos. Pero esa es la peor monstruosidad.
Serge Ivánovich- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
El egoísmo es la muerte de la sociedad y de las familias…
Declinado todo se define en una infinita violencia verbal, desacuerdos de ideales, ardiendo el peligro entre ellos mismos, como si cualquier ley de cada existencia se alzaran para combatir contra el adversario, bebiendo del vino que insulta a Dios, si pudieran beberse a sí mismos, terminarían carbonizados por el pecado…
Permaneciendo en espera de que el tiempo cambiara, respuestas que jamás serán dichas en esa taberna, era un caos que todos cayeran al mismo tiempo…Existían modos para poder cambiar las mentes, quizás si empezara a engendrar un poderío para desterrarlos sería el final de sus controversias, pero aquello no sería condena, arrebatarles el criterio, concluir con la escaramuza de plegarias que jamás serán escuchadas si seguían gritando a los vientos la caída de Paris.
Y algo extraño se percibía, el aura ya comenzaba a mezclarse de esencias desiguales, mirando cara a cara a los roedores, con la incógnita de, ¿quién haría pagar sus culpas? Páramo no estaba en caza de escorias indecisas, iba por las cabezas de los creadores, aquellos bastardos que retaron la ley de la humanidad, abusaron del poder que se creían superiores a dios, semejante barbarie, insolencia acumulada en excrementos suplantados por esos cerebros, muertos vivientes que carecían ya del raciocinio brindado por la especie extintiva, a este paso los humanos desaparecían, y a su vez seguirían las demás razas, si todo finalizara con esta enferma cadena alimenticia. ¡Todo volvería a ser como en unos siglos fue!
Pero es solo una suposición improbable, ya había escuchado suficiente que si no hubiese sido por la esencia de un inmortal que le allegaba para hacer de ella un blasón para el arma que estaba creando.
Fue que Páramo decisivo se levanta del asiento, caminando entre la multitud altanera, observando a un mesero que se dirigía a la mesa donde había puesto los ojos, y despojo de este la copa de vino y ante la presencia ajena llegó, queriendo descubrir ese antifaz que ya su perfume le delataba tal femineidad. — Parece el cantico de insectos, saben que podrían ser los siguientes en ser asesinados y la única forma que conocen para evitar esa trampa es imponer una pena capital, quieren castigar al autor y al recitador que atrajera y llevara la infamia, quieren defenderse sin conocer aún a sus adversarios…¿Usted está a favor o en contra de la muchedumbre? …—¿Qué estaba intentando hacer? Ni el movimiento ejercido al posar la copa en la mesa de madera divisaba tal objetivo, aunque reconocía que pronto dejaría de ser visto como un humano y un iris grisáceo se tornó, protegiendo su entidad, surcando las posibilidades de apoderarse de alguien más o tan siquiera capturar datos que le lleven a la captura de sus diestros, porque era mejor ir tras la base de esta pestilencia infiltrada.
Piero D'Páramo- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
"Es el amor a la sabiduría lo que me dice que puedo equivocarme.
Contigo, conmigo"
Contigo, conmigo"
No era necesario levantar la mirada para saber lo que estaba sucediendo. Los pasos hacia mí ya no eran los lentos y cuidadosos del mesero, sino eran unos más rápidos y firmes que se acercaban más y que olían diferente. Además de una voz más certera que se apresuró a hablarme de lo que yo ya sabía. ¿Por qué se acercaba a mí precisamente a hablar de la tertulia acontecida en la tarde? Yo estaba lo suficientemente lejos y oculta como para dar a entender que no quería hablar de eso, ni de nada. Sólo había ido allí a escuchar.
Sin embargo no podía callar ahora que tenía a alguien al lado, hablándome como si supiera lo que yo quería y afirmando cosas como si buscara sacar algo de mí. Pero yo no era incauta, sino más bien todo lo contrario. — ¿Puede un esclavo alcanzar el honor mediante la contemplación de la guerra? Las leyes dicen que no, pero ellas cambian y cualquiera que sea llamado a declarar en un juicio será torturado, si es que se dice que carece de honor. No estoy a favor de nadie distinto a mí misma ¿Qué busca saber usted al interrumpir mis pensamientos, Señor? — lo interpelé sin titubeos, con la voz tan calmada que tenía siempre, pero añadiendo a ella la firmeza de mis años y experiencia. Jamás fui una mujer de guerra, pero tampoco era un mártir que ponía su carne por desconocidos que jamás agradecerían nada. El culto de mi vida giraba en torno al pensamiento de lo que consideraba sabio y, de tanto en tanto, en Vyse, a quien sabía a salvo incluso en medio de una “Santa guerra”.
Mientras dije lo que tenía en mente, jamás levanté la mirada. No tenía por qué hacerlo, puesto que él interrumpía mi espacio sin tener la más mínima molestia de preguntar si podía acercarse. Lo sentía impertinente, y cuando dejó la copa en la mesa y vi su mano, supe de qué clase de ser se trataba. Un hechicero, en principio. Un posible traidor sumergido en el vano beneficio de la duda. Un hombre que sabía lo que yo era y que por lo mismo, me generaba desconfianza por acercarse a mí en el modo que lo hacía.
Quien fuera mi sire, mi amante primero y también mi maestro, solía decirme que las palabras no deben negarse del todo, sino tasarse al punto de quedar equilibradas en una balanza de astucia y sabiduría. “Quienes quieran matarte buscarán que caigas por tu propia lengua” solía decirme al aplicar lo que le ocurría a sí mismo en su postura de maestro en filosofía, como gustaba llamarse en los patios de las antiguas Roma y Grecia mientras fingía sus treinta años. “Devuelve la cara de la moneda, June, sólo entonces permanecerás salva” y era justamente eso lo que pensaba hacer.
Sin embargo no podía callar ahora que tenía a alguien al lado, hablándome como si supiera lo que yo quería y afirmando cosas como si buscara sacar algo de mí. Pero yo no era incauta, sino más bien todo lo contrario. — ¿Puede un esclavo alcanzar el honor mediante la contemplación de la guerra? Las leyes dicen que no, pero ellas cambian y cualquiera que sea llamado a declarar en un juicio será torturado, si es que se dice que carece de honor. No estoy a favor de nadie distinto a mí misma ¿Qué busca saber usted al interrumpir mis pensamientos, Señor? — lo interpelé sin titubeos, con la voz tan calmada que tenía siempre, pero añadiendo a ella la firmeza de mis años y experiencia. Jamás fui una mujer de guerra, pero tampoco era un mártir que ponía su carne por desconocidos que jamás agradecerían nada. El culto de mi vida giraba en torno al pensamiento de lo que consideraba sabio y, de tanto en tanto, en Vyse, a quien sabía a salvo incluso en medio de una “Santa guerra”.
Mientras dije lo que tenía en mente, jamás levanté la mirada. No tenía por qué hacerlo, puesto que él interrumpía mi espacio sin tener la más mínima molestia de preguntar si podía acercarse. Lo sentía impertinente, y cuando dejó la copa en la mesa y vi su mano, supe de qué clase de ser se trataba. Un hechicero, en principio. Un posible traidor sumergido en el vano beneficio de la duda. Un hombre que sabía lo que yo era y que por lo mismo, me generaba desconfianza por acercarse a mí en el modo que lo hacía.
Quien fuera mi sire, mi amante primero y también mi maestro, solía decirme que las palabras no deben negarse del todo, sino tasarse al punto de quedar equilibradas en una balanza de astucia y sabiduría. “Quienes quieran matarte buscarán que caigas por tu propia lengua” solía decirme al aplicar lo que le ocurría a sí mismo en su postura de maestro en filosofía, como gustaba llamarse en los patios de las antiguas Roma y Grecia mientras fingía sus treinta años. “Devuelve la cara de la moneda, June, sólo entonces permanecerás salva” y era justamente eso lo que pensaba hacer.
Serge Ivánovich- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
La túnica de verdades…No es ideología lo que se habla, sino lo que le conviene a cada una de las partes para atraer lo que más ansían; Respetar la fe era el objetivo del inquisidor.
En este tiempo todo podía reflejarse a un espejismo de tiempos remotos, la mujer de túnica negra argumento un punto básico para esta guerra que se engendraba por los desacuerdos de normas de cada especie y en ella la primordial era que vivían siendo presos de sí mismos. Pero, ¿Quien no lo era? Para poder permanecer en comunidad lo fundamental era adecuarse a los dictámenes, y eso era lo que se batalla en este enjambre de avispas que solo causan revuelto y arrasan con el primer choque provocado.
En consecuencia, hay que enfrentarse y, como en una formación de combate, las cosas placenteras y la licencia del vino han de vigilarse de cerca, de manera que contra ellas no estén seguros ni en la huida, ni en la abstinencia, sino con el vigor y la constante presencia de ánimo a respetar lo que se les imponga y con su uso moderado proteger la templanza y la continencia; y, calentado y a la vez reanimado la fe, si algo ha provocado fría tristeza o caudillos de inconvenientes, que no les haga perder la cordura y sean guiados por un camino donde no sea más destrucción y perdidas.
Y es que Páramo mantiene la mirada en ella, recreando un pensar para emprender marcha a un blasón, era perfecta aunque no sería fácil obtenerla, así que le estudiaba, como un coleccionista dio critica a lo que se exponía, detallando cada segmento que le brinde información…—Estoy interesado en su raciocinio, y en cuanto si se puede, todo depende de qué manera sea ejercido, pero si hablamos de honor, ¿Qué es para usted el honor? Hay un sin fin de maneras de poder destacarle y ejercida que parecen similares, unos pueden ser la que te dicen y la otra, la que sabes lo que es y desde ahí te pertenece. No puede haber honor si no se tiene el respeto de sí mismo, y se antepone el acto de la ideología significa que está rompiendo algo que lo aliena, de lo que uniforma, de lo que persigue para ser lo correcto, siendo sentenciado por ello.
Se atrevió hacer referencia a los roedores presentes y a los que permanecían en anonimato, posando el semblante en una firmeza y acudió a brindar su propósito…—Un inmortal que beba vino, vivirá bastante más el licor que la criatura quien lo esté consumiendo, pero dígame ¿Que sucedería, si un humano bebe de la sangre de un inmortal? ¿Cree que la eternidad le espera? —En esas sofisticadas interrogativas, dedujo lo que este brujo iba en busca, si comprendió esas palabras, ya sabía el motivo de porque se hallaba a su frente. Y era de prevenirse pero no lo considero de esa manera; descararse de que no es un humano más, y que esta cazando herejes, pero en cuanto a ella, la ponía a prueba, y ella lo sabía con exactitud.
Piero D'Páramo- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
"La razón es un sol severo: ilumina pero ciega."
Era complicado que de mí se mostrara entusiasmo, inclusive en situaciones como esa, en las que quizás la filosofía y la razón pudieran constituir un puente entre dos mundos que me permitiera trasladarme de uno a otro sin mayores problemas. Sin embargo ese puente no existía, había desaparecido desde que la inquisición y cada uno de sus seguidores sintieron que lo controlaban todo. Y a todos.
— La razón— murmuré — La preciosa razón. La conciencia psíquica dentro de un vacío… aunque no sé si en realidad está interesado en mi raciocinio o en que le dé la razón — lancé sin titubear, pero hablando lo suficientemente bajo para que apenas él pudiera escuchar mis palabras. Lo había expresado de ese modo porque el hecho que cuestionara el modo en que ejercía mi razonamiento me daba la pauta necesaria para desconfiar de él. Quizás tenía un concepto de lo que significa razonar, pero la teoría del bien y del mal que sentía implícita en su frase me alertaba cuidado. Él no era un ser cualquiera, buscaba información de mi parte y una verdad fluyendo de mis labios cual confesión de pecados. Mi táctica de sólo sentarme lejos y dedicarme tan sólo a escuchar, había fallado.
—Pero el honor es alejarse de todo esto, correr por entre los escollos de este aviso de guerra, de esta política disfrazada de intereses generales y de las desgracias que la preceden— agregué pronto y extendí mi mano, tomando el fino cuello de la copa entre los dedos y llevando la misma hasta mis labios color carmín que pronto dejarían su recuerdo marcado en el grueso vidrio. Y pronto él habló al respecto, como si no pretendiera marcharse pronto hasta obtener de mí las suficientes palabras para sentirse satisfecho de lo que sea que quisiera obtener — ¿Cómo he de saber lo que yo misma no he vivido? Quizás quiera respondérmelo usted y decirme qué pasa si un humano bebe de un inmortal como yo de esta copa de vino. Me atrevo a afirmar que conoce la respuesta y ha formulado la pregunta de una manera más retórica que curiosa— afirmé como si una mano invisible llevara mis palabras como saetas que no darían espacio a debilidad. Casi estuve tentada a pedirle que se sentara si planeaba hablar conmigo, pero cuando me di cuenta que sus filtros eran casi inexistentes, supe que si iba a quedarse más tiempo, seguiría tomando un atrevimiento tras otro hasta que me hiciera caer o hasta que él mismo se diera por vencido. — ¿Quién es usted? Y reformulo mi pregunta ¿Qué quiere de mí? — cuestioné con el mismo talante que él se atrevía a usar conmigo en un dejo de antipatía y soberbia que no se esforzaba en esconder. Y era por lo mismo que no lo miraba. Mi rostro, aún estaba oculto para él bajo la negra capucha.
— La razón— murmuré — La preciosa razón. La conciencia psíquica dentro de un vacío… aunque no sé si en realidad está interesado en mi raciocinio o en que le dé la razón — lancé sin titubear, pero hablando lo suficientemente bajo para que apenas él pudiera escuchar mis palabras. Lo había expresado de ese modo porque el hecho que cuestionara el modo en que ejercía mi razonamiento me daba la pauta necesaria para desconfiar de él. Quizás tenía un concepto de lo que significa razonar, pero la teoría del bien y del mal que sentía implícita en su frase me alertaba cuidado. Él no era un ser cualquiera, buscaba información de mi parte y una verdad fluyendo de mis labios cual confesión de pecados. Mi táctica de sólo sentarme lejos y dedicarme tan sólo a escuchar, había fallado.
—Pero el honor es alejarse de todo esto, correr por entre los escollos de este aviso de guerra, de esta política disfrazada de intereses generales y de las desgracias que la preceden— agregué pronto y extendí mi mano, tomando el fino cuello de la copa entre los dedos y llevando la misma hasta mis labios color carmín que pronto dejarían su recuerdo marcado en el grueso vidrio. Y pronto él habló al respecto, como si no pretendiera marcharse pronto hasta obtener de mí las suficientes palabras para sentirse satisfecho de lo que sea que quisiera obtener — ¿Cómo he de saber lo que yo misma no he vivido? Quizás quiera respondérmelo usted y decirme qué pasa si un humano bebe de un inmortal como yo de esta copa de vino. Me atrevo a afirmar que conoce la respuesta y ha formulado la pregunta de una manera más retórica que curiosa— afirmé como si una mano invisible llevara mis palabras como saetas que no darían espacio a debilidad. Casi estuve tentada a pedirle que se sentara si planeaba hablar conmigo, pero cuando me di cuenta que sus filtros eran casi inexistentes, supe que si iba a quedarse más tiempo, seguiría tomando un atrevimiento tras otro hasta que me hiciera caer o hasta que él mismo se diera por vencido. — ¿Quién es usted? Y reformulo mi pregunta ¿Qué quiere de mí? — cuestioné con el mismo talante que él se atrevía a usar conmigo en un dejo de antipatía y soberbia que no se esforzaba en esconder. Y era por lo mismo que no lo miraba. Mi rostro, aún estaba oculto para él bajo la negra capucha.
Serge Ivánovich- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
“Yo soy la fé del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”[1].
Si la sombra de esa túnica fuese suplantada por la carne que aguarda, estaria interesado si la verdad es lo que habitan en sus pupilas, si las palabras entonadas a un filosofar portaban el bien supremo, un goce de Dios en la eterna beatitud y que es ella el estandarte del balsón que tanto buscaba. Aunque en fin, como hay gran multitud de almas bienaventuradas que gozan del mismo bien increado.
Y negó ante la supuesta contrariedad, ya que no se necesita tener la razón cuando la confianza radica en esta, así como se dicen aquellos que siguen a imitar otro modelo de vida, además de que imitar las virtudes de una persona en particular, santa, no niega ni contradice lo anterior; puesto que todas las cosas positivas son justas.
«No teman a los que sólo pueden matar el cuerpo, pero no el alma» Pensó en cuánto esos labios carmín capturó sobre el cristal de la copa, una tentación que sólo un inmortal engendraba y es ahí que postuló sus ideas en cuanto a ella. —El hombre ante una colectividad provoca en los demás, con sus actos un juicio de valor, si se huye de esta guerra manchado su nombre quedaría. Pero si es subjetivo, obtendrá el juicio que decidió. —Los murmullos, exclamaciones, protestas retumbadas en solo esa taberna, percibiendo el aura que era indiferente, ya que el interés se hallaba en uno de sus adversarios.
Despertando la energía emanada de su interior, protegiendo su existencia y en un movimiento labial sin producir sonido alguno,«mantello» libero esa capa, expandiéndose, llegando al grado de compartirla con la mujer— Todos nacemos con el pecado original, que no viene a ser sino que la tendencia a pecar que se borra con el bautismo, pero bien, como formule, el vino se ofrece cada día —noche— se esta propagando, engendra un vicio hacia la voluntad, aquí el licor es supremo, solo alguien poderoso tiene control de el. pero, ¿Que sucede si dejan que uno dependa de ese carmín? La destrucción total, la muerte les espera mientras que el vino sigue existiendo, así sucede con los humanos tentados a la sangre inmortal, consumir el pecado, tras pecado, siendo un ciclo sucesivo... la muerte y el hades fueron arrojados al lago de fuego, si vida eterna aclamaban, muerte eterna obtuvieron.
Nadie podía escucharlos, dispuesto estaba a presentarse con el oponente, porque las distintivas razas ya eran objeto de batalla. Más traza el interés propio para continuar.— Quiero de tu poder, servirme para preservar un inmortal como tú, no confio en nadie y no eres la excepción, ¿Quien soy para exigir? Porque eso estoy haciendo, exigo para atraer la paz que se esta olvidando en esta maldita ciudad, y como verás, soy enemigo tuyo y enemigos de ellos, defiendo la fé y sentenció a los que la ofendan, un inquisidor más, o un brujo menos— la última palabra resaltó con un deje de burla, ya que ¿Que demonios hacia un hechicero de magia negra amando al señor? No iba a deducir hacia la otra— No hablan de mí, puesto que nadie ha sobrevivido para desenmascararme, pero, no hay importancia al subdominio, quien quiera que sea estoy aquí — (i]¿Qué significaba eso? ¿cofradía o riesgo incluido para su libertinaje en la cacería por ella? [/i]Sin rodeos, le altiva la decisión y decide tomar asiento a su lado, observando como los animales lucían en una especie de jaula, aislados por sojuzgar.
1. ↑Apocalipsis 20:14
Piero D'Páramo- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
"La verdad duele y no se conforma con arrancar unas pocas máscaras"
—La subjetividad es pocas veces inteligente. Es emotiva, traicionera como las avecillas que reproducen historias por todo París. Es una piedra de tropiezo para aquél que pretenda huir en silencio u obtener un juicio como debe ser— respondí, manteniendo mis comentarios lejos de eso que hablaba, de esa subjetividad en la que sentía que el hechicero quería hacerme caer de una u otra forma. Me basaba en teorías políticas, en ideas sacadas de la filosofía de quien fuera mi maestro y de muchos que fueron capaces de preservar sus vidas gracias a la prudencia que le otorgaban a sus palabras. Y por lo mismo no podía admitir la emoción en ningún momento, buena o mala, podría venderme a quien tenía junto a mí, observando con absoluto detalle hasta mi forma de beber el vino.
Lo escuché susurrar una palabra en italiano, mi idioma natal y seguramente también el suyo. Y podríamos hablar en esa lengua, pero me negaba a dar cualquier dato adicional sobre mí y por lo mismo callé, fingí no haber escuchado algo obvio para un vampiro, más aun teniendo en cuenta la distancia tan corta entre uno y otro.
— Qué visión tan cruel, el que aquellos cargados de defectos puedan cometer en esta vida unos pecados tan graves como para abrasarse durante toda la eternidad. — Suspiré y bebí una vez más de mi copa —Sin embargo su teoría es la misma que aplicara a un alcohólico. Quizás se crea que el vicio a beber no puede eliminarse, pero quizás sí— respondí aún sin mirarlo, sin levantar el rostro y presentarme ante él para que me reconociera en otro momento. —Ahora ¿La magia acaso no es pecado? — cuestioné, haciéndole referencia al hechizo sencillo que fuera que hizo hace unos minutos. No declaré entender lo que significaba su palabra, pero sí su susurro. Aquello que ejecutaba era una doble moral, de esas a las que yo cuestionaba y analizaba con ojo de águila, moviéndome entre el viento de su ímpetu y la fuerza de la seguridad que le imprimía a sus palabras.
— ¿Mi poder? — la sola mención me provoco un deseo enorme de mirarlo a los ojos, estando de pie y encarándolo como merecía. No obstante sabía que eso que sentía era producto de mis emociones, y por lo mismo me obligué a permanecer firme en mi asiento. —Las maldiciones que proclaman sus labios están lejos de la paz que busca, del señor al que cree que adora. ¿No está su fe basada en sí mismo? ¿No ofende a su Señor que pretenda tantear la inmortalidad y practique magia? — cuestioné sin hacer pausa en mis palabras, aunque quería preguntar a quién se refería cuando decía que quería preservar a un inmortal. Quise irme de allí, lejos de aquél a quien ya consideraba hipócrita y egoísta. Pero de nuevo me obligué a permanecer, más aún cuando él se sentó a mi lado. Era curioso, estaba demasiado cerca y debía estar atenta porque, por algún motivo, no se había ubicado frente a mí —Empiezo a creer que hay algo que no quiere admitir, algo que desea probar pero sin arriesgar sus pasos lejos de esa inquisición a la que llama sagrada ¿Me equivoco? — me atreví a afirmar, buscando de nuevo un poco más.
Lo escuché susurrar una palabra en italiano, mi idioma natal y seguramente también el suyo. Y podríamos hablar en esa lengua, pero me negaba a dar cualquier dato adicional sobre mí y por lo mismo callé, fingí no haber escuchado algo obvio para un vampiro, más aun teniendo en cuenta la distancia tan corta entre uno y otro.
— Qué visión tan cruel, el que aquellos cargados de defectos puedan cometer en esta vida unos pecados tan graves como para abrasarse durante toda la eternidad. — Suspiré y bebí una vez más de mi copa —Sin embargo su teoría es la misma que aplicara a un alcohólico. Quizás se crea que el vicio a beber no puede eliminarse, pero quizás sí— respondí aún sin mirarlo, sin levantar el rostro y presentarme ante él para que me reconociera en otro momento. —Ahora ¿La magia acaso no es pecado? — cuestioné, haciéndole referencia al hechizo sencillo que fuera que hizo hace unos minutos. No declaré entender lo que significaba su palabra, pero sí su susurro. Aquello que ejecutaba era una doble moral, de esas a las que yo cuestionaba y analizaba con ojo de águila, moviéndome entre el viento de su ímpetu y la fuerza de la seguridad que le imprimía a sus palabras.
— ¿Mi poder? — la sola mención me provoco un deseo enorme de mirarlo a los ojos, estando de pie y encarándolo como merecía. No obstante sabía que eso que sentía era producto de mis emociones, y por lo mismo me obligué a permanecer firme en mi asiento. —Las maldiciones que proclaman sus labios están lejos de la paz que busca, del señor al que cree que adora. ¿No está su fe basada en sí mismo? ¿No ofende a su Señor que pretenda tantear la inmortalidad y practique magia? — cuestioné sin hacer pausa en mis palabras, aunque quería preguntar a quién se refería cuando decía que quería preservar a un inmortal. Quise irme de allí, lejos de aquél a quien ya consideraba hipócrita y egoísta. Pero de nuevo me obligué a permanecer, más aún cuando él se sentó a mi lado. Era curioso, estaba demasiado cerca y debía estar atenta porque, por algún motivo, no se había ubicado frente a mí —Empiezo a creer que hay algo que no quiere admitir, algo que desea probar pero sin arriesgar sus pasos lejos de esa inquisición a la que llama sagrada ¿Me equivoco? — me atreví a afirmar, buscando de nuevo un poco más.
Última edición por June el Dom Jun 07, 2015 11:41 am, editado 1 vez
Serge Ivánovich- Vampiro Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
Las máscaras tienen agujeros; Ya ves, lo extraño de la gente es que ahora ya no temen a lo invisible, sino está aterrorizada por la realidad."[1].
El debate que atañe a la cuestión de los fundamentos de la racionalidad y la moral —particularmente cuando lo racional confronta sus antiguos ideales con las formas más recientes de sus poderes— no se percate que el silencio es más interpretativo que a veces las mismas palabras,sin importar lo que se quiera decir sino lo que se dice. —Se deja al criterio del fugitivo, ya que la mayoría es afectada por sus sentimientos y pasiones pero lo único que importa en este punto es la relación de los hechos.
Y como si el fuego reposara, deduciendo lo que ese pequeño grupo de personas a su alrededor representan un sentimiento que los deja ver de distinta forma un objetivo, pero siempre errónea si se inicia desde el principio con una idea irracional. Y en cuanto a la que cubría para desnudar los secretos, percibir ese silencio emanado de su presencia. «Pero esa mujer es una enciclopedia....¡De todos los secretos, antiguos y modernos, y terriblemente interesantes a hojear!»[2] Paso por su pensamiento como la idea de ¿Qué entra en juego en esta relación? Vislumbrando los pros y los cons de ser la elegida, de ser tocada por la mano del mensajero y ser una portadora del bien supremo para la gracia de los humanos, para todo París que se encuentra en el abismo del asfalto pero sin salvarse de su juicio final.
—¿Crueldad? No, esto es la cruda realidad del ayer, del hoy y del mañana, nunca debes estar con los ojos cerrados y creer que es lo correcto sin saberlo. Además, ningún vicio puede ser curado, ya que entonces vicio nunca fue. —expuso de inmediato a la intervención de la encapuchada, llevándola al punto exacto que había tocado, ahí es que la quería, cuestionando los pecados, esa necesidad de controlarla sin hechizo alguno, yendo al arma de doble filo, tan afilada que puede llevarla a una vida y destruir su ideología si no sabe cuidar sus cuestionamientos hacia el brujo.
—Para empezar, ¿Que es pecado? No puede suponer, ni decirme si equivocada está, cuando no hay conocimiento alguno es mejor permanecer callado, porque podrá ser arrancada la lengua si no es de su comprensión los términos. —liberó la interrogativa, el inquisidor hizo un pacto con la fé, no se define por su pasado, sino por lo que está haciendo, a veces las cosas más grandes que llegan no es por lo que se consigue con ellas, sino por lo que te convierten gracias a ellas, así es él, es él mismo, libre bajo los mandamientos.— No se conoció el pecado sino por la ley.— Interpretada de otra manera, es que la ley de Dios reveló ese pecado. — "El pecado comienza en la mente. ¡Lo que usted piensa eventualmente se convierte en lo que hace!...Pero lo que sale de la boca, del corazón [mente] sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas son las cosas que contaminan” [3] ..."Por ejemplo: cada guerra, cada batalla, cada pelea a través de la historia ha ocurrido porque han codiciado algo que no les pertenecía. Y a causa de que los hombres han fracasado en controlar sus deseos carnales, vivimos en un mundo destrozado por el dolor, el sufrimiento y la angustia de la guerra."[4]
Se acomodo en la silla, sin daño alguno por los supuestos.— Mi fé, es solo consagrada con Cristo, no hay pecado alguno cuando no he ido en contra de quien creo, no dudo de su palabra. — Y más no hace intervención de las dudas, acerca de la magia, ya que realmente no ha cometido pecado cuando seguridad es lo que le está brindando. — No es de pensar a creer sino estar seguro, pero esta errónea nuevamente.— Sí, ¡Dios aborrecía la magia! Si, pero no solo eso, sino todo aquello que apartan de la luz del Señor y hacen caer a las tinieblas de Satán. de manera que solo él desea toda la fe, confianza que descansen plenamente, y el brujo no cabe duda que eso hacía.
— Tu poder es como cuando Dios usó a su profeta, para controlar a David— haciendo referencia a los enemigos que se presentan en París, aquellos que descontrolan el ciclo de la vida plena— David le suplico a Dios, “No me eches de delante de ti” [5] . Él reconoció sus transgresiones — su quebrantamiento de la ley — ante Dios, diciendo: “Mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio”[6] .— David le imploró a Dios “borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado… Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve… Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”[7] —No perdía de vista ese reflejo, en la espera de que ese rostro sea descubierto, no por él, sino por ella. — Eso es lo que necesito, aquel inmortal está siendo juzgado y quiero que te conviertas en su escudo, su sombra, mantenerlo protegido hasta que su misión sea cumplida y hallé la paz que tanto busca.
Dios escuchó y perdonó. Dios tomó entre sus manos las plegarias del brujo que ahora él está ayudando a la causa de la salvación del mundo, volver a traer la paz, y eso era, tener al arma que está destruyendo a sus enemigos, protegerlo hasta que su juicio se termine.
1. ↑Lorrain
2. ↑(Rom. 7:7).
3. ↑(Prov. 23:7)!
4. ↑(Mat. 15:18-20).
5. ↑(Santiago 4:1-2).
6. ↑(Sal. 51:11)
7. ↑(Sal. 51:3-4).
Piero D'Páramo- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: Tertulia [Privado]
El sol que proclamaba no existía.
Él era un túnel, con luz artificial.
Él era un túnel, con luz artificial.
— Quizás cuando nuestra hora final se presente ante nuestros ojos, podremos saber si es la razón o la emoción lo que realmente prima— acoté, teniendo claro también que quienes huían se dejaban llevar por sus sentimientos y, teniendo en cuenta que a la inquisición poco le importaba la razón de otros, era lo mejor que podían hacer. No obstante no lo manifesté en mis palabras, porque aquél hombre me seguía resultando tan desconocido como sospechoso en su modo de acercarse a mí.
— ¿Me dirá acaso que la idea del infierno no es cruel sabiendo que usted mismo puede condenarse? Quizás es una pena merecida por muchos, pero algunos no tenemos más opción que pecar para vivir. — argumenté, aunque, a decir verdad, si realmente pretendiéramos dejar de pecar, permitiríamos que nos abrasara el primer rayo de sol de la mañana, justo después de rogar misericordia a un Dios que vendían como el peor de los seres. Su iglesia había manipulado la visión de un Cristo redentor y lo había cambiado por aquél que conocieron los fariseos y a quien negaron hasta esta misma noche en cualquier parte del mundo. La iglesia poco tenía que ver con el Jesús de sus escrituras. Su casa era templo de criaturas de todo tipo, de herejes y de avaros que se escondían tras su cruz —Abra sus ojos para ver si quien tiene al frente los tiene cerrados— susurré, hablando mezcla de analogía y molestia, de enseñanza y reclamo. Me llamaba ciega a su modo, pero él tenía una enorme venda sobre sus ojos.
— ¿Cree que necesito moverme en su ámbito para saber que pecado es todo aquello que no le agrada al Dios de su biblia? No me juzgue por el aura que ve en mí, ni porque el frío de mi cuerpo le haga creer que eso me enfría el corazón— respondí apartando con los dedos la copa de la que antes bebiera. Empezaba a molestarme, su ego le inflamaba las ideas y pretendía callarme cuando él mismo había buscado mis palabras. Quería que le llevara la idea, pero mi razonamiento me impedía aceptar todo sin antes cuestionarlo. —La ley, como los fariseos, que pasaron por alto la misericordia de Cristo tal como lo hacen ustedes ¿De verdad ha leído la biblia? De su boca ha salido hechicería y se atreve a amenazarme a mí con cortarme la lengua y a citar un verso que escupe sin respeto alguno. Conozco ese manual del que habla a medias y pisotea, pero yo no soy su manual— espeté por fin, dejando claro que mi mansedumbre no era miseria, sino un control que había llevado tiempo formar a través de los años. Mi carácter había sido moldeado y me mantenía tranquila cuando de conocimiento se trataba. Había leído lo suficiente como para aprender a apaciguar mi espíritu y dominar las palabras que salían de mi boca. Pero también había leído la biblia y otros muchos manuales con el fin de obtener una verdad que me hiciera dar hasta la vida por ella. No era la incauta que él creía y ahí recaía su error. Yo era una escéptica, pero con argumentos.
—Dios no defiende a los brujos, ni los aprueba ¿Se atreve entonces a decir que le obedece luego de lo que hace? Sé lo que hizo David, pero él no repitió los pecados que usted comete. — Mi molestia se acrecentaba, porque no sólo utilizaba la biblia a su acomodo sin tener un conocimiento claro, sino que además me amenazaba entre líneas para luego pedirme algo. Sin más, me puse de pie y el sonido de la silla movida con fuerza no fue oculto. Pero no podía permanecer más en ese lugar, no con sus argumentos, no con sus mentiras disfrazadas de fe y servicio. —Usted no es David. Y yo no estoy a su servicio. No sé a quién se refiere cuando habla de “aquel inmortal”, porque habla como si el licor le dejara brechas entre las ideas o creyera que le voy leyendo la mente. Ninguna de las dos sucede, y tampoco buscaré la paz entre los suyos. Manténgase lejos de mí— amenacé con sutileza, le di la espalda, y caminé sin más hacia la enorme puerta de madera que me daría la salida.
— ¿Me dirá acaso que la idea del infierno no es cruel sabiendo que usted mismo puede condenarse? Quizás es una pena merecida por muchos, pero algunos no tenemos más opción que pecar para vivir. — argumenté, aunque, a decir verdad, si realmente pretendiéramos dejar de pecar, permitiríamos que nos abrasara el primer rayo de sol de la mañana, justo después de rogar misericordia a un Dios que vendían como el peor de los seres. Su iglesia había manipulado la visión de un Cristo redentor y lo había cambiado por aquél que conocieron los fariseos y a quien negaron hasta esta misma noche en cualquier parte del mundo. La iglesia poco tenía que ver con el Jesús de sus escrituras. Su casa era templo de criaturas de todo tipo, de herejes y de avaros que se escondían tras su cruz —Abra sus ojos para ver si quien tiene al frente los tiene cerrados— susurré, hablando mezcla de analogía y molestia, de enseñanza y reclamo. Me llamaba ciega a su modo, pero él tenía una enorme venda sobre sus ojos.
— ¿Cree que necesito moverme en su ámbito para saber que pecado es todo aquello que no le agrada al Dios de su biblia? No me juzgue por el aura que ve en mí, ni porque el frío de mi cuerpo le haga creer que eso me enfría el corazón— respondí apartando con los dedos la copa de la que antes bebiera. Empezaba a molestarme, su ego le inflamaba las ideas y pretendía callarme cuando él mismo había buscado mis palabras. Quería que le llevara la idea, pero mi razonamiento me impedía aceptar todo sin antes cuestionarlo. —La ley, como los fariseos, que pasaron por alto la misericordia de Cristo tal como lo hacen ustedes ¿De verdad ha leído la biblia? De su boca ha salido hechicería y se atreve a amenazarme a mí con cortarme la lengua y a citar un verso que escupe sin respeto alguno. Conozco ese manual del que habla a medias y pisotea, pero yo no soy su manual— espeté por fin, dejando claro que mi mansedumbre no era miseria, sino un control que había llevado tiempo formar a través de los años. Mi carácter había sido moldeado y me mantenía tranquila cuando de conocimiento se trataba. Había leído lo suficiente como para aprender a apaciguar mi espíritu y dominar las palabras que salían de mi boca. Pero también había leído la biblia y otros muchos manuales con el fin de obtener una verdad que me hiciera dar hasta la vida por ella. No era la incauta que él creía y ahí recaía su error. Yo era una escéptica, pero con argumentos.
—Dios no defiende a los brujos, ni los aprueba ¿Se atreve entonces a decir que le obedece luego de lo que hace? Sé lo que hizo David, pero él no repitió los pecados que usted comete. — Mi molestia se acrecentaba, porque no sólo utilizaba la biblia a su acomodo sin tener un conocimiento claro, sino que además me amenazaba entre líneas para luego pedirme algo. Sin más, me puse de pie y el sonido de la silla movida con fuerza no fue oculto. Pero no podía permanecer más en ese lugar, no con sus argumentos, no con sus mentiras disfrazadas de fe y servicio. —Usted no es David. Y yo no estoy a su servicio. No sé a quién se refiere cuando habla de “aquel inmortal”, porque habla como si el licor le dejara brechas entre las ideas o creyera que le voy leyendo la mente. Ninguna de las dos sucede, y tampoco buscaré la paz entre los suyos. Manténgase lejos de mí— amenacé con sutileza, le di la espalda, y caminé sin más hacia la enorme puerta de madera que me daría la salida.
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Re: Tertulia [Privado]
Confiesa aquel que huye del juicio.
—Es el momento propicio para que inmediatamente después de ser sentenciado sea arrojado el sentimiento, porque la razón no existe cuando el miedo surge al no querer ir al lugar de las tinieblas. —Por tanto era incapaz de cambiar esencialmente el orden final, el destino cuyo inquisidor murmuró sin un deje de duda. Negando por el cuestionamiento que osaba desprender la encapuchada cuyo rostro se negaba a relucir, concretando cuando la justicia se nombró de los labios ajenos —Nada es cruel cuando reconociendo los méritos o los deméritos de cada uno sean juzgados ante el tribunal de Dios, ¡nadie!, absolutamente nadie debe negar el juicio que nos espera.—Al pie de la letra aludió, dejando la oración en el pensamiento: «Solamente a Dios concierne mi juicio verdadero»
El brujo estaba consciente que en sus manos no se hallaba la salvación, que lo que sucederá en el día de su propio juicio, esto será en su día de muerte donde rendirá su espíritu las penas otorgadas —Que triste ruina, cargar con esa pesadez, de arrastrar las cargas de pecados, el tener que vivir de esa manera, pero, ¿Qué vida es esa? Esa no es vida…—La base esencial no podía ser modificada, nadie puede cambiar está puesta con estos cimientos, el fuego descubriría todo, probará la obra de cada cual; si la obra resiste el fuego, será premiado, pero si es obra que se convierte en cenizas, él mismo tendrá que pagar, él se salvará pero como quien pasa por el fuego. Y así es como el inquisidor lo dejaba en su santo dictamen.
Prontamente. se percibió la debilidad en el escudo, el hechizo estaba perdiendo su fuerza y enseguida comenzó a capturar el aura del recinto, la energía de la inmortal en equilibrio percibía, inmovilizando su templo por posar la fuerza interior si requería de defensa ante una agresión posible por lo que liberaría de sus labios. ¿A que estaba jugando? Así como llegó con la idea de capturar información, conocer a los adversarios, interpretar las mentes en cuanto su habla, estaba siendo todo lo posible por no irse sin algo que le sea de ayuda y esta fue la faceta elegida para mostrarse ante ella.
Pero en esa postura permanecía, posando en la silla con la mirada en ella, escuchando la sabiduría mas no era tocado por ella, podrían interpretarle las mismas palabras, pero no será nada para hacerlo callar. Ya que, su anti-paráfrasis era muy bien vista, esa fue la arma para obtener de ella, un perfil informativo que le brindara la posibilidad de atraparle.
Así, sonriendo por una excepcional réplica— No se juzga por lo que se aparenta, lo verdadero que le está haciendo caer es su propia razón…— Le había recalcado que todo se desprendía de la mente, el pecado provenía de ahí, y así era lo que sucedía con ella, por su manera de pensar es que no le deja en paz. Primero por ser inmortal e ir en contra de lo que se atestigua de la vida, es que está sentenciada ya, y en segundo, su ideología está refutando la pena que merece.
Con precaución percibe como la mujer es la enemistad, el peor de los demonios, una que con su habla creará la guerra, abriendo el velo sobre la realidad; una mentalidad actual que es rechazada por la Iglesia. Por eso, ella era la elegida de moldear la perfecta arma contra lo que llaman «Noche sangrienta» Bestias matando para sobrevivir, exterminando la vida de una sola mordida.
...Tras las manifestaciones que no pueden contradecir el contenido de su fe, ¿Cómo podía hablar de misericordia? Cuando está existiendo sin algún corazón, el vigor le han abandonado, la dicha de ser hija de Dios le fue excomulgada, estaba la inquisición siendo justa, por eso se necesitaba de un proceso y juicio. Así era y sigue siendo la ley.—No me hables de leer, todos pueden leerla pero pocos interpretarla — Todos, absolutamente todos desconocían lo que en verdad es la Inquisición. Todos parecen “saber” pero nadie se pregunta ¿Por qué? ¿Que fue? ¿Cuándo fue?. El desorden ya estaba presentándose en todo París, el mundo entero cayó en sombras, y aún siguen reprobando, creer que pueden responder a estas interrogantes, como ella lo hacía, lo hacen mal, no por una calculada malevolencia, sino por haber obtenido magros o profusos conocimientos en libros inapropiados. —Tomarlo como más sea de su agrado, el que nada debe, nada teme, ¿Porque se exalta en ese caso? No le debo respeto, y aún sigue con esa lengua venenosa...Su prepotencia fue lo que le arrebató el alma después de ser castigada con la muerte.
Sus brazos se cruzaron, la tranquilidad que reposaba le estaba amoldando su sentir— No es a mi a quien están cazando, cada quien tendra su juicio particular, no me repita las obras, como le mencione, yo no huiré de mi juicio, si he de pagar por ello, bien, cuando llegue la hora lo recibiré con los brazos abiertos, sea lo que me espere de la palabra, yo acepte a Dios. —Y ahí en la posesión de sus pupilas mas solo fue una mirada profunda, obtuvo el semblante entre la negrura de su capa, siguiéndola en cuanto se movió de la silla, desviando después al licor que en ese cristal fue abandonado— Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro—Desprendió cuando le ofrecieron la espalda, él sentado, observando se mantuvo, con la voz dedicada solo a ella y dispersada en las entonadas ajenas, acto por el cual no lo tomo como alarma— No es servirme a mí, es servir al pueblo donde yaces— Y entre más se alejaba, se vio en la necesidad de ser un eco, empleando el poco poder que almacenaba para hechizar las palabras y sean impregnadas en esa mente como una voz interior— «Es ayudar a vencer la amenaza del mal, que con los efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro. Escucha los gritos, cada uno de ellos son los míos que aterrados viven día a día. Ya no solo luchan por el hambre o la guerra, sino por los pecados contra la vida del hombre desde su primer instante; del odio, de toda clase de injusticias en la vida social, de la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, de la tentativa de ofuscar en los corazones humanos la verdad misma de Dios por extravío de la conciencia del bien y del mal, por la manipulación que emplean en ellos, por ser vistos como las ratas experimentadas de los que decidieron absorber sus vidas…Acude por los que lo necesitan, la poca humanidad pide a gritos ayuda, las noches ya no son eternas para ellos, pero como lo has llamado, para “los tuyos” no hay misericordia para con los míos.
Te vas pero nada cambia, todo sigue igual… Por cada muerte próxima, tu cruz será más pesada»
Terminó derramando la sangre de sus fosas nasales, el agotamiento por ejecutar esas palabras tras anhelar sembrar la duda o una posible culpa, siendo de su entendimiento el cumplimiento de la maniobra de esa noche. Concluyendo con levantarse del asiento y emprender caminata hacia el inmortal que estaba entrenando. Puesto que no se confiara de ese resultado próximo, buscaría el escudo hasta llevar a cabo su misión.Fue que desapareció como el murmullo del hombre.
—Es el momento propicio para que inmediatamente después de ser sentenciado sea arrojado el sentimiento, porque la razón no existe cuando el miedo surge al no querer ir al lugar de las tinieblas. —Por tanto era incapaz de cambiar esencialmente el orden final, el destino cuyo inquisidor murmuró sin un deje de duda. Negando por el cuestionamiento que osaba desprender la encapuchada cuyo rostro se negaba a relucir, concretando cuando la justicia se nombró de los labios ajenos —Nada es cruel cuando reconociendo los méritos o los deméritos de cada uno sean juzgados ante el tribunal de Dios, ¡nadie!, absolutamente nadie debe negar el juicio que nos espera.—Al pie de la letra aludió, dejando la oración en el pensamiento: «Solamente a Dios concierne mi juicio verdadero»
El brujo estaba consciente que en sus manos no se hallaba la salvación, que lo que sucederá en el día de su propio juicio, esto será en su día de muerte donde rendirá su espíritu las penas otorgadas —Que triste ruina, cargar con esa pesadez, de arrastrar las cargas de pecados, el tener que vivir de esa manera, pero, ¿Qué vida es esa? Esa no es vida…—La base esencial no podía ser modificada, nadie puede cambiar está puesta con estos cimientos, el fuego descubriría todo, probará la obra de cada cual; si la obra resiste el fuego, será premiado, pero si es obra que se convierte en cenizas, él mismo tendrá que pagar, él se salvará pero como quien pasa por el fuego. Y así es como el inquisidor lo dejaba en su santo dictamen.
Prontamente. se percibió la debilidad en el escudo, el hechizo estaba perdiendo su fuerza y enseguida comenzó a capturar el aura del recinto, la energía de la inmortal en equilibrio percibía, inmovilizando su templo por posar la fuerza interior si requería de defensa ante una agresión posible por lo que liberaría de sus labios. ¿A que estaba jugando? Así como llegó con la idea de capturar información, conocer a los adversarios, interpretar las mentes en cuanto su habla, estaba siendo todo lo posible por no irse sin algo que le sea de ayuda y esta fue la faceta elegida para mostrarse ante ella.
Pero en esa postura permanecía, posando en la silla con la mirada en ella, escuchando la sabiduría mas no era tocado por ella, podrían interpretarle las mismas palabras, pero no será nada para hacerlo callar. Ya que, su anti-paráfrasis era muy bien vista, esa fue la arma para obtener de ella, un perfil informativo que le brindara la posibilidad de atraparle.
Así, sonriendo por una excepcional réplica— No se juzga por lo que se aparenta, lo verdadero que le está haciendo caer es su propia razón…— Le había recalcado que todo se desprendía de la mente, el pecado provenía de ahí, y así era lo que sucedía con ella, por su manera de pensar es que no le deja en paz. Primero por ser inmortal e ir en contra de lo que se atestigua de la vida, es que está sentenciada ya, y en segundo, su ideología está refutando la pena que merece.
Con precaución percibe como la mujer es la enemistad, el peor de los demonios, una que con su habla creará la guerra, abriendo el velo sobre la realidad; una mentalidad actual que es rechazada por la Iglesia. Por eso, ella era la elegida de moldear la perfecta arma contra lo que llaman «Noche sangrienta» Bestias matando para sobrevivir, exterminando la vida de una sola mordida.
...Tras las manifestaciones que no pueden contradecir el contenido de su fe, ¿Cómo podía hablar de misericordia? Cuando está existiendo sin algún corazón, el vigor le han abandonado, la dicha de ser hija de Dios le fue excomulgada, estaba la inquisición siendo justa, por eso se necesitaba de un proceso y juicio. Así era y sigue siendo la ley.—No me hables de leer, todos pueden leerla pero pocos interpretarla — Todos, absolutamente todos desconocían lo que en verdad es la Inquisición. Todos parecen “saber” pero nadie se pregunta ¿Por qué? ¿Que fue? ¿Cuándo fue?. El desorden ya estaba presentándose en todo París, el mundo entero cayó en sombras, y aún siguen reprobando, creer que pueden responder a estas interrogantes, como ella lo hacía, lo hacen mal, no por una calculada malevolencia, sino por haber obtenido magros o profusos conocimientos en libros inapropiados. —Tomarlo como más sea de su agrado, el que nada debe, nada teme, ¿Porque se exalta en ese caso? No le debo respeto, y aún sigue con esa lengua venenosa...Su prepotencia fue lo que le arrebató el alma después de ser castigada con la muerte.
Sus brazos se cruzaron, la tranquilidad que reposaba le estaba amoldando su sentir— No es a mi a quien están cazando, cada quien tendra su juicio particular, no me repita las obras, como le mencione, yo no huiré de mi juicio, si he de pagar por ello, bien, cuando llegue la hora lo recibiré con los brazos abiertos, sea lo que me espere de la palabra, yo acepte a Dios. —Y ahí en la posesión de sus pupilas mas solo fue una mirada profunda, obtuvo el semblante entre la negrura de su capa, siguiéndola en cuanto se movió de la silla, desviando después al licor que en ese cristal fue abandonado— Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro—Desprendió cuando le ofrecieron la espalda, él sentado, observando se mantuvo, con la voz dedicada solo a ella y dispersada en las entonadas ajenas, acto por el cual no lo tomo como alarma— No es servirme a mí, es servir al pueblo donde yaces— Y entre más se alejaba, se vio en la necesidad de ser un eco, empleando el poco poder que almacenaba para hechizar las palabras y sean impregnadas en esa mente como una voz interior— «Es ayudar a vencer la amenaza del mal, que con los efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro. Escucha los gritos, cada uno de ellos son los míos que aterrados viven día a día. Ya no solo luchan por el hambre o la guerra, sino por los pecados contra la vida del hombre desde su primer instante; del odio, de toda clase de injusticias en la vida social, de la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, de la tentativa de ofuscar en los corazones humanos la verdad misma de Dios por extravío de la conciencia del bien y del mal, por la manipulación que emplean en ellos, por ser vistos como las ratas experimentadas de los que decidieron absorber sus vidas…Acude por los que lo necesitan, la poca humanidad pide a gritos ayuda, las noches ya no son eternas para ellos, pero como lo has llamado, para “los tuyos” no hay misericordia para con los míos.
Te vas pero nada cambia, todo sigue igual… Por cada muerte próxima, tu cruz será más pesada»
Terminó derramando la sangre de sus fosas nasales, el agotamiento por ejecutar esas palabras tras anhelar sembrar la duda o una posible culpa, siendo de su entendimiento el cumplimiento de la maniobra de esa noche. Concluyendo con levantarse del asiento y emprender caminata hacia el inmortal que estaba entrenando. Puesto que no se confiara de ese resultado próximo, buscaría el escudo hasta llevar a cabo su misión.Fue que desapareció como el murmullo del hombre.
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