AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Be the light in my eyes [Shunshine]
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Be the light in my eyes [Shunshine]
Cazadores… era tan divertido verlos dar vueltas en círculos. Bueno para mi lo era, ya que llevaba cerca de una hora jugueteando con un grupo de ellos, poniendo pistas falsas sobre mi ubicación y andando de un lado a otro solo para después confundirlos y escucharles maldecirme pero siempre sin poder dañarme.
No puedo describir lo decepcionado que me sentí cuando hablaron de retirarse y volver mejor al siguiente día a revisar las trampas que habían colocado por los bosques. Se dieron cuenta al parecer de que era un caso perdido y que lo mejor era continuar con su propio camino que ya estaba definido desde antes de mi pequeña y divertida intervención ante ellos.
Suspire ya cuando no podía o irles más, aunque no me era necesario realmente el aire para vivir. Sin tener nada más que hacer, me permití adentrarme más en los bosques por un poco de curiosidad sobre la clase de trampas que habían colocado los hombres.
Si bien, no debí avanzar mucho para toparme con la primera trampa pude notar que era únicamente una trampa de cambiaformas. En todos los años de existencia que llevaba ya, conocía bastante sobre lo que hacían a los cambiaformas que atrapaban los cazadores. Para un sobrenatural de ese estilo preso solo había dos opciones… ser demasiado joven, hermoso o resistente como para convertirse en mascota o parte de algún circo. La otra opción era únicamente que le mataran…. eso si le consideraban completamente inútil.
Permanecí contemplando la trampa sin saber realmente que hacer hasta que decidí romperla solo para fastidiar a los cazadores cuando regresaran al siguiente día. Nada mejor que arruinar planes ajenos para poder disfrutar. Continúe caminando en busca de más trampas para destruir y fui capaz de encontrar unas cuantas más hasta que en un punto me llamo la atención no ya las trampas si no el olor a sangre que llegaba leve hasta mi.
Seguí entonces el olor de la sangre. Sin saber hasta donde iría y lo que me esperaría allá me mantuve alerta. Hasta ese punto había creído que solo había trampas para cambiaformas, pero quizás la sangre que seguía era parte de una trampa para los de mi raza, aunque eso lo comprobaría hasta que llegara al lugar.
Con cada nuevo paso el olor de la sangre se intensificaba hasta que llevo a una especie de claro en donde finalmente pude ver de donde provenía el olor de la sangre.
No puedo describir lo decepcionado que me sentí cuando hablaron de retirarse y volver mejor al siguiente día a revisar las trampas que habían colocado por los bosques. Se dieron cuenta al parecer de que era un caso perdido y que lo mejor era continuar con su propio camino que ya estaba definido desde antes de mi pequeña y divertida intervención ante ellos.
Suspire ya cuando no podía o irles más, aunque no me era necesario realmente el aire para vivir. Sin tener nada más que hacer, me permití adentrarme más en los bosques por un poco de curiosidad sobre la clase de trampas que habían colocado los hombres.
Si bien, no debí avanzar mucho para toparme con la primera trampa pude notar que era únicamente una trampa de cambiaformas. En todos los años de existencia que llevaba ya, conocía bastante sobre lo que hacían a los cambiaformas que atrapaban los cazadores. Para un sobrenatural de ese estilo preso solo había dos opciones… ser demasiado joven, hermoso o resistente como para convertirse en mascota o parte de algún circo. La otra opción era únicamente que le mataran…. eso si le consideraban completamente inútil.
Permanecí contemplando la trampa sin saber realmente que hacer hasta que decidí romperla solo para fastidiar a los cazadores cuando regresaran al siguiente día. Nada mejor que arruinar planes ajenos para poder disfrutar. Continúe caminando en busca de más trampas para destruir y fui capaz de encontrar unas cuantas más hasta que en un punto me llamo la atención no ya las trampas si no el olor a sangre que llegaba leve hasta mi.
Seguí entonces el olor de la sangre. Sin saber hasta donde iría y lo que me esperaría allá me mantuve alerta. Hasta ese punto había creído que solo había trampas para cambiaformas, pero quizás la sangre que seguía era parte de una trampa para los de mi raza, aunque eso lo comprobaría hasta que llegara al lugar.
Con cada nuevo paso el olor de la sangre se intensificaba hasta que llevo a una especie de claro en donde finalmente pude ver de donde provenía el olor de la sangre.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Nunca te fies de un animal herido…
Llevaba horas recorriendo el bosque, de tramo a tramo buscando una presa, a poder ser un ciervo y alimentarme de él. Mi pantera rugía hambrienta y yo también. Hacía ya dos días que no comía nada, ya que en verdad odiaba la carne, solo que mi lado animal no se conformaba y siempre me pedía carne y al final por mi bien terminaba cediendo a sus demandas. La fruta no hacía que fuera más fuerte ni más rápida, si no todo lo contrario, por eso en cuando el aroma a cazadores se filtró en mi hocico, en vez de atacarle como algunas veces había hecho y jugar con ellos, decidí huir, cogiendo el camino contrario a ellos, necesitando poner tierra en medio entre ellos y yo. Me deslice sigilosa en medio de la espesura y oscuridad del bosque, alejándome de aquellas presencias, cazadores…cazadores, solo en mi mente existía esa palabra en mente, proferí un grave gruñido, retrayendo los caninos. Enseñando las fauces a la nada, sumamente molesta por no poder seguir el olor a ciervos, ya que todos se habían alejado, y se encontraban en la zona de los cazadores.
Como una sombra fui sumiéndome en la oscuridad, confundiéndome con ella, sumamente atenta ante cualquier trampa que hubiera. Últimamente los cazadores nos atrapaban, les urgían mascotas cambiaformas, a los que tras doblegar y torturar, no eran más que unos perros fieles a su amo. Increíblemente las trampas surgían efecto, ya que se encontraban escondidas con magia, lo que impedía el rastreo de ellas y cayéramos más fácil, si nos atrapaban o terminábamos siendo mascotas o en el suelo del bosque, alimentando a otros animales. Últimamente era así, y sin imaginarme que pudieran hacer eso en mí y mis otras pieles, me mantuve alerta, pero no lo suficiente. Mi cabeza se desvió de la cautela, en cuanto un incauto y valiente conejo cruzó entre dos árboles, justamente donde yo me encontraba. Parándome con mis patas flexionadas, preparadas para saltar, fue cuando al pisar para atrás, cogiendo el impulso necesario, una trama se me hincó en la pata delantera, rasgándome el hueso.
Rugí de dolor al sentir el frio metal en mi piel y hueso. Lo que más temía se hacía realidad..Inquieta y dolorida, tanto como furiosa, en vez de dejarme caer ante la trampa, esperando el fin de mi libertad, intenté sacarme la punzante trampa de mi carne, yendo de un lado para otro, consiguiendo así, solo empeorar la herida. Arañé la trampa y la mordí con mis fauces, intentando romperla, pero inmune a los ataques de mi pantera, siguió en mi pata, debilitándome con la pérdida de sangre. Tras unos vanos intentos, me caí al suelo, exhausta y dolorida, mugiendo de dolor por lo bajo, en leves rugidos, me acerqué hasta la herida, y empecé a lamerla. Tenía que parar el flujo de sangría como pudiese, o los cazadores cuando vinieran a buscarme, se encontrarían a una moribunda pantera negra en el suelo, incapaz de protegerse a sí misma, ya que no podía convertirme en humana, ya que eso solo supondría sentir más dolor.
No sé cuando permanecí centrada en mi herida, hasta que un fuerte olor a vampiro, me sobresaltó, levantándome de golpe temblorosa a causa del esfuerzo y del dolor. Al levantarme, irguiéndome imponente, me lo encontré, me observaba aún desde lejos ¿Se acercaría?. Le enseñe las fauces y gruñí, decidida a no ser comida de vampiro. Tras una mala experiencia con los de su condición, mi pantera no se fiaba y clavó sus fieros ojos en él, agazapándose alerta, desviando la atención del temblor de su cuerpo y la sangre que emanaba de su herida, la que no cesaba, centrándose en el vampiro.
Le seguí acechando con la mirada, con las fauces abiertas, gruñéndole, pidiéndole que se fuera ya que hoy no era mi mejor día para jugar con uno de ellos. Por la mañana, quizás ya sería una mascota de algún cazador, y quería aprovechar estos últimos momentos para permanecer en calma y seguir insistiendo en soltarme de la trampa.
Olvidándome un momento del desconocido vampiro, volví a intentar tirar de mi pata y deshacerme del punzante agarre, consiguiendo que rugiera de dolor y solo saliera más sangre. Contemplé el suelo bañado en rojo, y gimoteé en lo bajo, la vida se me estaba escapando lentamente.
Desesperada por el dolor,en mi garganta vibró un mugido de dolor, mas débil que los anteriores, terminando tumbada en el suelo. Desconfiada, volví la mirada al vampiro, escrutando sus movimientos, intentando anticiparme a ellos, en el caso de que viniera a terminar lo que lentamente me sucedía y desangrarme él o por el contrario solo quería divertirse a costa del dolor ajeno.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Lo que despedía aquel olor a sangre era nada más que una hermosa pantera negra y me quede mirando en dirección a ella unos instantes, sin hacer ninguna clase de movimiento. El olor se volvía más intenso conforme pasaban los segundos, y la sangre escapaba lentamente del animal, para fortuna de este, yo no tenía hambre si no… mis instintos me habrían llevado a alejarme en busca de una presa humana, pues beber de otros sobrenaturales no era muy de mi agrado.
Una de sus patas estaba presa en una de esas malditas trampas que había estado destruyendo, al parecer no era tan veloz al haber intentado destruir todas pues aunque solo fuera una de muchas, con esa criatura era más que suficiente para los cazadores como para remplazar las que estaban ya destruidas.
Aquel animal despedía un olor a civilización que era complicado ignorar, lo que me daba la creencia de que estaba frente a un cambiaformas y eso se confirmo cuando de manera repentina me busco con su mirada.
A través de sus ojos se notaba el temor y el dolor del que era presa, más a pesar de eso se mantenía firme y algo orgullosa. Sonreí ante su gruñido, era poco usual encontrar una personalidad tan peculiar que se daba el lujo de amenazar en una situación como la que se encontraba.
Sin duda alguna a los cazadores les agradaría de mascota una pantera de ese estilo y con ese orgullo y fuerza, pero yo no estaba dispuesto a que algo así le pasara.
No hice ningún intento de moverme, continúe estático en mi posición al pendiente de cada uno de sus movimientos o si se notaba de nuevo la cercanía de los cazadores. Uno nunca sabía lo rápido que podían cambiar de opinión grupos como ese de hombres desesperados por conseguir alguna presa.
Aunque mi presencia no era bien vista, el animal me ignoro para continuar intentando soltar su pata de la trampa; acto sumamente estúpido si se me preguntaba, pues era imposible que se librara sin quedarse sin pata de por medio.
Desvíe la mirada y suspire mientras la pantera gimoteaba, más cuando mi vista regreso a ella, nuestros ojos se encontraron de nuevo y volví a sonreírle; esta vez avance un poco en su dirección.
- Debes ser un animal muy torpe creyendo que podrás escapar de esa trampa tirando así de tu pata… - me detuve un poco más cerca y me agache para quedar más a su altura - Si continuas haciendo eso solo te lastimaras más y… - señale la sangre - eso solo atraerá a más de mi raza.
Me acerque un poco más, guardando la distancia suficiente aún. Era una pantera hermosa e imaginarla en manos de los cazadores o algún otro vampiro no me agradaba para nada, así que pensé en ocultar mi deseo de auxiliar con algo bastante torpe pero a la vez típico de mi.
- Ahora gracias a ti me ha surgido un inconveniente porque veras, estaba destruyendo esas trampas - ladee el rostro sin dejar de mirarla - y quiero destruir esa en la que te encuentras así que… ¿Me permitirías? - Se lo pedía de manera amable, pero igual y faltaba bastante tiempo para el amanecer así que haría lo posible por liberarla si no… bueno ya vería que hacer.
Sospechaba que aquella sería una larga noche, por lo que opte por sentarme frente a ella a esperar cualquier cosa que viniera.
Una de sus patas estaba presa en una de esas malditas trampas que había estado destruyendo, al parecer no era tan veloz al haber intentado destruir todas pues aunque solo fuera una de muchas, con esa criatura era más que suficiente para los cazadores como para remplazar las que estaban ya destruidas.
Aquel animal despedía un olor a civilización que era complicado ignorar, lo que me daba la creencia de que estaba frente a un cambiaformas y eso se confirmo cuando de manera repentina me busco con su mirada.
A través de sus ojos se notaba el temor y el dolor del que era presa, más a pesar de eso se mantenía firme y algo orgullosa. Sonreí ante su gruñido, era poco usual encontrar una personalidad tan peculiar que se daba el lujo de amenazar en una situación como la que se encontraba.
Sin duda alguna a los cazadores les agradaría de mascota una pantera de ese estilo y con ese orgullo y fuerza, pero yo no estaba dispuesto a que algo así le pasara.
No hice ningún intento de moverme, continúe estático en mi posición al pendiente de cada uno de sus movimientos o si se notaba de nuevo la cercanía de los cazadores. Uno nunca sabía lo rápido que podían cambiar de opinión grupos como ese de hombres desesperados por conseguir alguna presa.
Aunque mi presencia no era bien vista, el animal me ignoro para continuar intentando soltar su pata de la trampa; acto sumamente estúpido si se me preguntaba, pues era imposible que se librara sin quedarse sin pata de por medio.
Desvíe la mirada y suspire mientras la pantera gimoteaba, más cuando mi vista regreso a ella, nuestros ojos se encontraron de nuevo y volví a sonreírle; esta vez avance un poco en su dirección.
- Debes ser un animal muy torpe creyendo que podrás escapar de esa trampa tirando así de tu pata… - me detuve un poco más cerca y me agache para quedar más a su altura - Si continuas haciendo eso solo te lastimaras más y… - señale la sangre - eso solo atraerá a más de mi raza.
Me acerque un poco más, guardando la distancia suficiente aún. Era una pantera hermosa e imaginarla en manos de los cazadores o algún otro vampiro no me agradaba para nada, así que pensé en ocultar mi deseo de auxiliar con algo bastante torpe pero a la vez típico de mi.
- Ahora gracias a ti me ha surgido un inconveniente porque veras, estaba destruyendo esas trampas - ladee el rostro sin dejar de mirarla - y quiero destruir esa en la que te encuentras así que… ¿Me permitirías? - Se lo pedía de manera amable, pero igual y faltaba bastante tiempo para el amanecer así que haría lo posible por liberarla si no… bueno ya vería que hacer.
Sospechaba que aquella sería una larga noche, por lo que opte por sentarme frente a ella a esperar cualquier cosa que viniera.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/01/2013
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
El joven vampiro no dejó de observarme, hasta que de nuevo su vista regreso a mí, encontrándonos con las miradas. Le miré desconfiada, mirada que el vampiro intentó suavizar sonriéndome, avanzando un trozo hacia mi dirección. Levanté las orejas, alerta a sus movimientos, siguiendo escrutándole con mi mirada, cauta a sus movimientos. No tenía nada que hacer contra él, pero aún podía luchar por mi vida, o lo que quedaba de ella, ya que cada vez sentía mi cuerpo más pesado y frio...¿seria a causa del derramamiento de sangre? ¿Seria ya tarde para mí? Rugí levemente desde mi garganta negándome a aquellos pensamientos, no podía terminar pereciendo a manos de los cazadores, no de esa forma.
El vampiro con cautela, se acerco hablándome, comentando mi mala decisión ante mi torpeza al querer escapar de la trampa tirando de mi pata. Bien entendía mi error, pero cuando una era presa del pánico, ante que unos cazadores vinieran y me esclavizaran o que un vampiro me mandara al otro barrio, creía tener la suficiente voluntad, para intentar librarme de esa vil trampa que no dejaba de torturar mi pata, la cual creía ya rota. Enseñe las fauces ante el nombramiento a los vampiros, ¡No sería presa de los vampiros! Rugí en mi mente. El vampiro me observaba alerta en su avance, mi cola estática, indicaba claramente mi inquietud, gesto que parecía pasar desapercibido por ese ser.
Siguió avanzando, hasta terminar lejos de mi agarre, pero solo que diera un paso en falso, podría llegar con mis garras. Le miré callada aún tumbada en el suelo, con la vista clavada en él, sin parpadear ni siquiera. Le escuche y bajé las orejas ¿Me iba a salvar?. Le miré ladeando la cabeza, confundida, sin saber que pensar de él.
El joven se había sentado frente de mi, estaba esperando que hablará o algo. Bajando la mirada a la tierra de mis pies, empecé con mis garras a excavar en él, creando unos pequeños agujeros, pensando en si era lo mejor transformarme en humana y contestarle o no, ya que como pantera poco podía hacer para entablar comunicación con el vampiro, pero en estos momentos, era imposible descubrir mi piel humana.
Le miré con dolor en los ojos, rogándole que me entendiera, que intentara comprenderme tras mi piel de pantera negra. No podía transformarme en humana, con la trampa en mi pierna, temía perder más la pierna, si esa transformación se llevaba a cabo.
Tras unos instantes me levanté sobre mis tres patas, ya que la pata herida tenía que arrastrarla. Mugiendo de dolor al mover la pierna herida, quise mostrarle al vampiro que le entendía, y que necesitaba que me quitara esa trampa, antes de que fuera tarde. Bajé la mirada hacia el suelo, bajando también las orejas, y la cola, en señal de sumisión ante su mirada y di un rodeo, por el claro, hasta terminar tumbándome, dándole la espalda, tras acercar mi pierna herida a su posición.
Me lamí la sangre, de la herida y luego volví a mirarle. Esta vez me abstuve de rugir o enseñarle las fauces, solo le miré y luego volví la mirada hacia la hiriente trampa. Si me ayudaba a sacarme esos hierros, no le haría daño. Todo y que aunque quisiera, tan débil como se encontraba mi cuerpo, poco podía yo hacer en mi situación y condición actual.
Tras una última mirada dolida a sus ojos, volví mi mirada enfrente, dejando mi cuerpo tumbado por completo en el suelo, controlando mi respiración, en un intento de disminuir la sangre de mi herida, ya que el corazón bombeaba así más lentamente. No conocía como intentaría sacarme la trampa, y si dolería o no. Ahora mismo apenas me importaba, solo quería averiguar el estado de mi pierna y transformarme en humana para ver los daños. La pierna ya ni la sentía, la tenía muy entumecida y húmeda por la sangre, me asustaba su estado.
El vampiro no parecía hostil, así que mejor confiar en sus palabras, que era lo único que me hacia soñar con un mañana sin cazadores ni torturas.
Ronroneé como cuya gatita grande, espera una caricia de su amo, esperando que el vampiro también confiara en mí y se acercara, acariciándome, transmitiéndome fuerzas, para afrontar el momento en que me quitara ese instrumento de mi pierna.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
La molestia o poca gracia que le causaba mi cercanía aunque notoria era completamente ignorada por mi, no debía preocuparme por eso cuando existían cosas más importantes en esos momentos. De mas cerca era más maravilloso el contemplarle y ser testigo de sus muestras de fuerza y perseverancia.
Con su pata rascaba el suelo, entendía que podía ser difícil confiar en una raza como la mía, pero aprovecharme de manera vil de un ser herido… eso no estaba en mi naturaleza si bien pelear con sanos era un asunto completamente diferente.
En situaciones como esta creía que poseer aquella habilidad de leer mentes sería muy útil pero para desgracia tanto mía como de la pantera, no la tenia; solo poseía una que lo ultimo que haría sería ayudarle.
El silencio se hizo de parte de ambos, de mi lado no hubo más palabras solo mi mirada silenciosa que no se alejaba ni un instante de la pantera, de su lado no hubo más gruñídos y comencé a temer que las cosas estuvieran tomando el rumbo al cual yo nunca iría… la muerte. Planee moverme y acercarme sin importar nada más para salvarle pero justo cuando pensaba hacerlo y mi pie se había movido un poco, me miro, dejando completamente inmóvil.
El cuerpo felino se levanto con dificultades e igual me mantuve estático. La pata le dolía demasiado y eso se sabía perfectamente no solo por los sonidos, si no por la forma en la que la movía… lo único bueno de los seres sobrenaturales era que cuando le quitara esa trampa seguramente se recuperaría en muy poco tiempo y después andaría de nuevo por ahí, cazando y acechando o lo que fuera que hiciera. Un momento que no me había esperado tan rápido fue cuando bajo todo lo que mostraba desconfianza en mi; su cola estaba baja, sus orejas también y su mirada transmitía lo que era incapaz de decirme. Cuando se tumbo de nuevo me acerque un poco más, ya no sentía la necesidad de mantenerme a una distancia prudente pues sabía que no me dañaría.
- Vamos que todo estará bien - dije al tiempo que terminaba de acercarme hasta la pantera y le acariciaba el lomo con cuidado. Se sentía suave y cálida, como yo no lo estaría jamás. Acaricie después su cabeza - Esto va a dolerte y no estoy seguro de cuanto así que… resiste - cuanto más tardáramos, más daño generaría la trampa. Mis manos viajaron hasta la pata herida que de cerca era mucho más grave y comencé pensar que quizás debería llevarme al animal lejos porque gracias a la perdida de sangre y la herida le darían alcance y entonces nuestros esfuerzos no tendrían el mínimo sentido. Con decisión tome la trampa y tire de ella para liberar la pata herida; la piel de la hermosa pantera lucía terrible y mis manos se tiñeron del rojo de su sangre al igual que mi ropa, pero lo importante era sacarle de ahí.
Si bien deje su pata libre me di a la tarea de destruir aquella trampa que le mantuvo ahí, justo después de eso me dirigí de nuevo al animal.
- Quizás esto no te agrade mucho pero, deberé llevarte lejos de aquí, ya que por tu cuenta no llegaras muy lejos y eso será un inconveniente. Si ya te libere sería ridículo que permitiera que te atraparan de nuevo - hablaba como si no fuera la gran cosa pero, no podía llevarla a casa, no con Lanna y probablemente Jarko en ella pero algo se me ocurriría en el camino - así que… ¿nos vamos? - pose una rodilla en el suelo y estire mi mano en su dirección, si se acercaba a mi significaba que estaba de acuerdo si no, no tendría más opción que deajarle a su suerte.
Con su pata rascaba el suelo, entendía que podía ser difícil confiar en una raza como la mía, pero aprovecharme de manera vil de un ser herido… eso no estaba en mi naturaleza si bien pelear con sanos era un asunto completamente diferente.
En situaciones como esta creía que poseer aquella habilidad de leer mentes sería muy útil pero para desgracia tanto mía como de la pantera, no la tenia; solo poseía una que lo ultimo que haría sería ayudarle.
El silencio se hizo de parte de ambos, de mi lado no hubo más palabras solo mi mirada silenciosa que no se alejaba ni un instante de la pantera, de su lado no hubo más gruñídos y comencé a temer que las cosas estuvieran tomando el rumbo al cual yo nunca iría… la muerte. Planee moverme y acercarme sin importar nada más para salvarle pero justo cuando pensaba hacerlo y mi pie se había movido un poco, me miro, dejando completamente inmóvil.
El cuerpo felino se levanto con dificultades e igual me mantuve estático. La pata le dolía demasiado y eso se sabía perfectamente no solo por los sonidos, si no por la forma en la que la movía… lo único bueno de los seres sobrenaturales era que cuando le quitara esa trampa seguramente se recuperaría en muy poco tiempo y después andaría de nuevo por ahí, cazando y acechando o lo que fuera que hiciera. Un momento que no me había esperado tan rápido fue cuando bajo todo lo que mostraba desconfianza en mi; su cola estaba baja, sus orejas también y su mirada transmitía lo que era incapaz de decirme. Cuando se tumbo de nuevo me acerque un poco más, ya no sentía la necesidad de mantenerme a una distancia prudente pues sabía que no me dañaría.
- Vamos que todo estará bien - dije al tiempo que terminaba de acercarme hasta la pantera y le acariciaba el lomo con cuidado. Se sentía suave y cálida, como yo no lo estaría jamás. Acaricie después su cabeza - Esto va a dolerte y no estoy seguro de cuanto así que… resiste - cuanto más tardáramos, más daño generaría la trampa. Mis manos viajaron hasta la pata herida que de cerca era mucho más grave y comencé pensar que quizás debería llevarme al animal lejos porque gracias a la perdida de sangre y la herida le darían alcance y entonces nuestros esfuerzos no tendrían el mínimo sentido. Con decisión tome la trampa y tire de ella para liberar la pata herida; la piel de la hermosa pantera lucía terrible y mis manos se tiñeron del rojo de su sangre al igual que mi ropa, pero lo importante era sacarle de ahí.
Si bien deje su pata libre me di a la tarea de destruir aquella trampa que le mantuvo ahí, justo después de eso me dirigí de nuevo al animal.
- Quizás esto no te agrade mucho pero, deberé llevarte lejos de aquí, ya que por tu cuenta no llegaras muy lejos y eso será un inconveniente. Si ya te libere sería ridículo que permitiera que te atraparan de nuevo - hablaba como si no fuera la gran cosa pero, no podía llevarla a casa, no con Lanna y probablemente Jarko en ella pero algo se me ocurriría en el camino - así que… ¿nos vamos? - pose una rodilla en el suelo y estire mi mano en su dirección, si se acercaba a mi significaba que estaba de acuerdo si no, no tendría más opción que deajarle a su suerte.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Se acercó hacia mí, tras mi intento de suavizar el ambiente, llegando a posar una de sus frías manos en mi lomo, el cual acariciaba bajo los ronroneos de mi pantera. El frio ayudaba a que me olvidara por aquellos instantes del dolor de mi pata y la sangre que escapaba de mi cuerpo, creando un gran charco bajo de mí. Acerqué mi cabeza hasta su mano, buscando su frio contacto, al tiempo que él me calmaba y me avisaba de que iba a doler, que resistiera lo que pudiera. Lamí la mano del vampiro una última vez antes de que su mano viajara hasta mi pata herida y la observara atentamente.
Volví mi cabeza al suelo, con las patas en tensión pendiente de los movimientos del vampiro, quien con decisión tomó con suavidad la trampa y mi pierna, y tiró fuerte de la trampa, lo que hizo que se abriera. Rugí de dolor al sentir como la trampa salía de la herida, derramando más sangre de ella. Me quedé con la pata en el suelo, respirando agitada cuando el vampiro logró sacar mi pata de allí, o lo que quedaba de ella, ya que lucía muy mal, me habían perforado hasta el hueso, haciéndome polvo la pata.
Mugí lastimera de dolor, acercándome la pata y lamiéndola, intentando que dejara de salir la sangre, para conseguir recuperarme necesitaba encontrar alimento y cuidados, hasta que volviera a regenerar mi pierna. Observé de reojo centrada en mi pierna, como el vampiro destruía la trampa hasta dejarla inservible. Sus ropas se habían manchado con mi sangre, destrozándolo por completo, inservibles habían quedado, más que para vestirse de vampiro loco que acudió a una matanza. Sonreí ante aquel pensamiento y seguí lamiéndome la herida, hasta que la presencia de nuevo del vampiro, me hizo girar la cabeza y mirarle, con las orejas levantadas.
Le escuché y asentí, debía de irme de allí y por mis propios medios, parecía imposible, tendría que volverme a fiar de nuevo de él. ¿Ya lo había hecho una vez no?.
Ronroneé arrastrando la pata, llegando a su lado, tumbándome donde había posado la rodilla en el suelo y estiraba la mano hacia mí. Antes de que hiciera nada conmigo, con las patas delanteras le sujeté la mano y le lamí, limpiándole mi sangre de ella. No me apetecía que finalmente él me mordiera, y tener las ropas y las manos con mi sangre y olor, ya me parecía demasiado. Cuando terminé de limpiarle una mano, fui a la otra, hasta que terminaron limpias. Le volví a ronronear y en cuando lo vi ya al fin afianzar sus brazos alrededor de mi, le mostré los dientes, apartándolo confundido de mí.
Le miré fijamente sin dejar de ronronear, hasta que cerré los ojos y tras soltar un gruñido de dolor a sus ojos fui cambiando. Mis extremidades se alargaron revelando dos femeninas y suaves piernas, me aparecieron los brazos. El torso de la pantera, se alargó formando un vientre plano y unos pechos redondeados y firmes. Poco a poco fui adquiriendo mi forma humana, me estaba costando por culpa de la herida y la poca energía que me quedaba y que me quedaría tras ser una incauta y querer transformarme. Mi cabeza de pantera pasó a ser humana, mi cabello largo se desparramó por el suelo en suaves ondas, hasta que finalmente con un quejido de dolor, abrí mis azules ojos y le miré. Mirándole esboce una leve sonrisa muriéndome de dolor. No quería ni descubrir como estaría mi herida ahora en mi forma humana.
-Gracias- musite con voz dulce y débil- Te estaré siempre agradecida por salvarme...- Sentía algo de frio a causa de la hipotermia al encontrarme con poca sangre en mi cuerpo y sumida en un extraño sopor proveniente de la pierna de la herida. Preocupada, intenté incorporarme, pero al intentarlo y mover sin querer la pierna, solté un grito de dolor y volví a tumbarme. – No será...demasiado para ti?- pegunté mirando al vampiro. Necesitaba irme de aquí o me cogerían, pero...podría acarrear con una humana sangrando? No todos lo conseguían... Le miré fijamente a los ojos, y aún medio adormilada y débil por la pérdida de sangre, pude sonrojarme ante la belleza del vampiro y de su mirada.
No me sonroje ante mi desnudez, por el momento no quería pensar en ello, si no con la intensidad con que sus ojos me miraron y los míos se ahogaron en la belleza de los ajenos. Dentro de mí la pantera rugió como nunca antes, exigiéndome que aquel ser volviera a acariciarla.
Volví mi cabeza al suelo, con las patas en tensión pendiente de los movimientos del vampiro, quien con decisión tomó con suavidad la trampa y mi pierna, y tiró fuerte de la trampa, lo que hizo que se abriera. Rugí de dolor al sentir como la trampa salía de la herida, derramando más sangre de ella. Me quedé con la pata en el suelo, respirando agitada cuando el vampiro logró sacar mi pata de allí, o lo que quedaba de ella, ya que lucía muy mal, me habían perforado hasta el hueso, haciéndome polvo la pata.
Mugí lastimera de dolor, acercándome la pata y lamiéndola, intentando que dejara de salir la sangre, para conseguir recuperarme necesitaba encontrar alimento y cuidados, hasta que volviera a regenerar mi pierna. Observé de reojo centrada en mi pierna, como el vampiro destruía la trampa hasta dejarla inservible. Sus ropas se habían manchado con mi sangre, destrozándolo por completo, inservibles habían quedado, más que para vestirse de vampiro loco que acudió a una matanza. Sonreí ante aquel pensamiento y seguí lamiéndome la herida, hasta que la presencia de nuevo del vampiro, me hizo girar la cabeza y mirarle, con las orejas levantadas.
Le escuché y asentí, debía de irme de allí y por mis propios medios, parecía imposible, tendría que volverme a fiar de nuevo de él. ¿Ya lo había hecho una vez no?.
Ronroneé arrastrando la pata, llegando a su lado, tumbándome donde había posado la rodilla en el suelo y estiraba la mano hacia mí. Antes de que hiciera nada conmigo, con las patas delanteras le sujeté la mano y le lamí, limpiándole mi sangre de ella. No me apetecía que finalmente él me mordiera, y tener las ropas y las manos con mi sangre y olor, ya me parecía demasiado. Cuando terminé de limpiarle una mano, fui a la otra, hasta que terminaron limpias. Le volví a ronronear y en cuando lo vi ya al fin afianzar sus brazos alrededor de mi, le mostré los dientes, apartándolo confundido de mí.
Le miré fijamente sin dejar de ronronear, hasta que cerré los ojos y tras soltar un gruñido de dolor a sus ojos fui cambiando. Mis extremidades se alargaron revelando dos femeninas y suaves piernas, me aparecieron los brazos. El torso de la pantera, se alargó formando un vientre plano y unos pechos redondeados y firmes. Poco a poco fui adquiriendo mi forma humana, me estaba costando por culpa de la herida y la poca energía que me quedaba y que me quedaría tras ser una incauta y querer transformarme. Mi cabeza de pantera pasó a ser humana, mi cabello largo se desparramó por el suelo en suaves ondas, hasta que finalmente con un quejido de dolor, abrí mis azules ojos y le miré. Mirándole esboce una leve sonrisa muriéndome de dolor. No quería ni descubrir como estaría mi herida ahora en mi forma humana.
-Gracias- musite con voz dulce y débil- Te estaré siempre agradecida por salvarme...- Sentía algo de frio a causa de la hipotermia al encontrarme con poca sangre en mi cuerpo y sumida en un extraño sopor proveniente de la pierna de la herida. Preocupada, intenté incorporarme, pero al intentarlo y mover sin querer la pierna, solté un grito de dolor y volví a tumbarme. – No será...demasiado para ti?- pegunté mirando al vampiro. Necesitaba irme de aquí o me cogerían, pero...podría acarrear con una humana sangrando? No todos lo conseguían... Le miré fijamente a los ojos, y aún medio adormilada y débil por la pérdida de sangre, pude sonrojarme ante la belleza del vampiro y de su mirada.
No me sonroje ante mi desnudez, por el momento no quería pensar en ello, si no con la intensidad con que sus ojos me miraron y los míos se ahogaron en la belleza de los ajenos. Dentro de mí la pantera rugió como nunca antes, exigiéndome que aquel ser volviera a acariciarla.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
La felina no lucia tan fiera como en un principio parecía ser, cuando lamia mi mano hasta era algo tierna. Sabia que sus gestos no eran mas que agradecimiento por ayudarle a salir de esa maldita trampa que lastimaba su pata pero era agradable poder estar en contacto con un animal como aquel, después de todo los vampiros no podíamos tener "mascotas" normales.
Lo que había hecho por ella o era algo usual en mi, pero la verdad es que desde in inicio había intentado evitar que cualquier criatura cayera presa de esas horripilantes cosas.
Mientras esperaba a ver que era lo que decidía el animal y con la mano estirada pude observar como con dificultad se arrastraba en mi dirección y con sus patas sujetaba mi mano para lamer su sangre. No sabia si lo hacia porque no deseaba que su sangre me manchara o porque la idea de que llevara parte de ella conmigo no lo agradaba, pero mientras me permitiera llevarle lejos que al parecer era para lo que me daba permiso estaba todo bien. Me disponía a cargarla cuando se alejo de mi de manera repentina y no podía entender el porque de esa forma fe actuar, o al menos no fui capaz de entenderlo del todo hasta que ante mi mirada y aparentemente sin ninguna desconfianza cambiada ante mi.
Las patas fuertes, capaces de destrozar cualquier cosa viva que pasaba frente a ella se transformaron lentamente en manos y piernas femeninas. Desde donde estaba yo, poder ver su pierna herida ya en su forma humana era muy diferente; como animal las cosas se veían mal, pero de esa manera lucia mucho peor. Aun con eso presente no pude dejar de admirar el vientre esbelto y aquel hermoso y perfecto par de pechos.
Finalmente cuando sus cabellos se retiraron de su cara y me miro con esos ojos azules... Quede fascinado; tenia pocas debilidades en mi existencia, una de esas era las mujeres u hombres que poseyeran una belleza increíble y la otra los ojos que parecían absorber todo cuanto miraban y ella... Ella cumplía las dos debilidades que poseía.
Su voz aunque era apenas un susurro era melodiosa y no pude evitar sonreír por todo lo que estaba mostrando, fuera consciente o no de eso. Le permití intentar ponerse en pie, mas cuando su intento fallo me acerque de nuevo y me agache a su lado.
- No hay nada que agradecer, acaso no te dije que estaba destruyendo desde antes las trampas... - no iba a aceptar... No aun que había esperado ayudarle quisiera o no porque algo me había impedido dejarla allí - Descuida, no será prácticamente nada el que te lleve hasta un sitio seguro y de hecho te prometo que no te atacare ni nada por el estilo- mis palabras buscaban generar mas confianza entre nosotros y que no me creyera un ser que le atacaría después de decir que no lo haría, algo que teníamos los Nygard es que siempre cumplíamos nuestras promesas.
Un suspiro que no era necesario salió de mis labios y levantándome de nuevo, me quite la camisa que usaba para ponerla sobre los hombros de la chica.
- Supongo que se esa manera te sentirás mas cómoda - mas bien debía haber dicho que yo me sentía mas cómodo si estaba vestida porque sin duda alguna su cuerpo era hermoso, me provocaba la tentación de pasar mis dedos por cada parte de ella. Espere a que se abotonara la ropa y mientras eso sucedía me di el tiempo para las presentaciones - Mi nombre es Akseli, ¿Puedo saber el tuyo? - y una vez que ella se encontró lista para partir la levante con cuidado para no lastimarla y comencé a caminar alejando nuestras presencias de aquel lugar lleno de la sangre de la hermosa cambiaformas.
Lo que había hecho por ella o era algo usual en mi, pero la verdad es que desde in inicio había intentado evitar que cualquier criatura cayera presa de esas horripilantes cosas.
Mientras esperaba a ver que era lo que decidía el animal y con la mano estirada pude observar como con dificultad se arrastraba en mi dirección y con sus patas sujetaba mi mano para lamer su sangre. No sabia si lo hacia porque no deseaba que su sangre me manchara o porque la idea de que llevara parte de ella conmigo no lo agradaba, pero mientras me permitiera llevarle lejos que al parecer era para lo que me daba permiso estaba todo bien. Me disponía a cargarla cuando se alejo de mi de manera repentina y no podía entender el porque de esa forma fe actuar, o al menos no fui capaz de entenderlo del todo hasta que ante mi mirada y aparentemente sin ninguna desconfianza cambiada ante mi.
Las patas fuertes, capaces de destrozar cualquier cosa viva que pasaba frente a ella se transformaron lentamente en manos y piernas femeninas. Desde donde estaba yo, poder ver su pierna herida ya en su forma humana era muy diferente; como animal las cosas se veían mal, pero de esa manera lucia mucho peor. Aun con eso presente no pude dejar de admirar el vientre esbelto y aquel hermoso y perfecto par de pechos.
Finalmente cuando sus cabellos se retiraron de su cara y me miro con esos ojos azules... Quede fascinado; tenia pocas debilidades en mi existencia, una de esas era las mujeres u hombres que poseyeran una belleza increíble y la otra los ojos que parecían absorber todo cuanto miraban y ella... Ella cumplía las dos debilidades que poseía.
Su voz aunque era apenas un susurro era melodiosa y no pude evitar sonreír por todo lo que estaba mostrando, fuera consciente o no de eso. Le permití intentar ponerse en pie, mas cuando su intento fallo me acerque de nuevo y me agache a su lado.
- No hay nada que agradecer, acaso no te dije que estaba destruyendo desde antes las trampas... - no iba a aceptar... No aun que había esperado ayudarle quisiera o no porque algo me había impedido dejarla allí - Descuida, no será prácticamente nada el que te lleve hasta un sitio seguro y de hecho te prometo que no te atacare ni nada por el estilo- mis palabras buscaban generar mas confianza entre nosotros y que no me creyera un ser que le atacaría después de decir que no lo haría, algo que teníamos los Nygard es que siempre cumplíamos nuestras promesas.
Un suspiro que no era necesario salió de mis labios y levantándome de nuevo, me quite la camisa que usaba para ponerla sobre los hombros de la chica.
- Supongo que se esa manera te sentirás mas cómoda - mas bien debía haber dicho que yo me sentía mas cómodo si estaba vestida porque sin duda alguna su cuerpo era hermoso, me provocaba la tentación de pasar mis dedos por cada parte de ella. Espere a que se abotonara la ropa y mientras eso sucedía me di el tiempo para las presentaciones - Mi nombre es Akseli, ¿Puedo saber el tuyo? - y una vez que ella se encontró lista para partir la levante con cuidado para no lastimarla y comencé a caminar alejando nuestras presencias de aquel lugar lleno de la sangre de la hermosa cambiaformas.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Tras mi torpe intento de levantarme, se acercó de nuevo a mí, agachándose a mi lado. Mi corazón ralentizado por la falta de sangre se aceleró ante su cercanía, no podía dejar de mirarle: sus ojos, su rostro, sus labios… todo en él era perfecto. Me mordí la lengua reprendiéndome de que en aquella situación yo solo pensara en lo belleza del vampiro y no en el grave problema que estaba metida. La herida no sanaba adecuadamente a causa del torrente de sangre que había perdido, sangre que ahora bañaba todo el claro con su color y aroma. Pronto algún depredador vendría alertado por el olor a sangre y de no ser por el vampiro me encontraría en grave peligro.
Le seguí mirando a los ojos, escuchando sus palabras. Decía que no me haría daño, que confiara en él que era un hombre de honor y que no le iba a resultar complicado llevarme aún sangrando fuera de allí. Que no se sintiera atraído locamente por la sangre solo podía ser de que mi salvador fuera un vampiro antiguo; lo suficiente para tener superado las ansias de la sed que atacaba a todos los vampiros como él.
Mirándole a los ojos, solo encontraba un resquicio de paz y de verdad, no había rastros de maldad o malicia en él y esos detalles me hacían confiar plenamente en su persona. Me dio su promesa reacio a que yo desconfiara de él a esas alturas, asentí a sus palabras, no hacía falta que prometiera nada cuando en mi interior rondaba la total confianza con él, ya que si no, aún me encontraría como pantera y no como humana. – Confío en ti, no tienes por qué darme tu palabra - no pude más que esbozar una leve sonrisa, olvidándome por unos momentos de la herida y su mal estado.
El vampiro suspiró y se levantó, bajo mi asombro quitándose la camisa. Me mordí los labios tras contemplar su torso desnudo y sin esperármelo, me pasó su camisa por mis hombros tapándome con ella. Cerré los ojos ante el tacto de la ropa y su olor a él, agradeciéndole el detalle, ya que al encontrarme tapada, fue cuando me di cuenta de los temblores y frio que sentía mi cuerpo. Pasé los brazos por la camisa y luego me la abotoné, me iba muy grande por lo que parecía que llevara un vestido, el que tapaba hasta mis muslos.
Él me miraba mientras seguía con aquello, cuando su nombre reverberó siendo finalmente revelado ante mí. Sonreí terminando y le miré de nuevo – Para mis padres fui un rayo de luz en sus vidas, por lo que me llamaron Shunshine. Me llamo Shunshine , un placer Akseli – me presenté sonriéndole – Todo y que debo añadir que me habrá gustado conocernos en otras circunstancias, quizás….Y otra vez de nuevo, gracias por salvarme Akseli - volví a agradecerle todo lo que estaba haciendo por mi, una simple desconocida apartando mi mirada de la ajena al volver a notar de nuevo mis mejillas sonrojandose por causa de su intensa mirada y su bello y fino rostro.
Tras las presentaciones me cogió en vilo, con sumo cuidado con mi pierna, dándole igual si terminaba sus ropajes mas manchados de sangre de lo que se encontraban. En sus fríos brazos, inmovilizada, cerré los ojos e inconscientemente recosté mi cabeza contra su pecho, suspirando al acariciar su piel con mi mejilla y oler su fría piel. Las temperaturas por raro que pudiera parecer, no parecía ser tan desiguales ya que no lo encontraba tan frio ¿Seria que mi temperatura a causa de la pérdida de sangre, se iba enfriando? Cerré los ojos con fuerza ante aquel pensamiento pero seguí recostándome contra él, intentando que mi piel rozara con la ajena, todo parecía indicar que mi cuerpo buscaba el frio para calmarse.
Nos alejamos del lugar de la trampa, hasta que no olí mas la sangre que habíamos dejado en aquel claro, con suerte los cazadores creerían que otro animal o alguien se habría comido a su presa, antes de poder ellos amarrarla a la esclavitud bajo sus órdenes. El vampiro se movía sin apenas balancearse y hacer movimientos bruscos, parecía volar entre el bosque.
Finalmente tras unos minutos de silencio donde me había mantenido ocupada intentando que mi corazón cogiera fuerzas para resistir, abrí los ojos buscando su mirada - ¿Dónde vamos? - pregunté con voz adormilada y cansada tras coincidir de nuevo nuestros ojos – Podríamos ir a una de las viejas cabañas de los cazadores, hace años que no van a ella, la abandonaron tras un incidente y no han vuelto más. Allí quizás aún encontremos algo que me ayude… - sugerí – O si tienes otra opción… -
Le seguí mirando a los ojos, escuchando sus palabras. Decía que no me haría daño, que confiara en él que era un hombre de honor y que no le iba a resultar complicado llevarme aún sangrando fuera de allí. Que no se sintiera atraído locamente por la sangre solo podía ser de que mi salvador fuera un vampiro antiguo; lo suficiente para tener superado las ansias de la sed que atacaba a todos los vampiros como él.
Mirándole a los ojos, solo encontraba un resquicio de paz y de verdad, no había rastros de maldad o malicia en él y esos detalles me hacían confiar plenamente en su persona. Me dio su promesa reacio a que yo desconfiara de él a esas alturas, asentí a sus palabras, no hacía falta que prometiera nada cuando en mi interior rondaba la total confianza con él, ya que si no, aún me encontraría como pantera y no como humana. – Confío en ti, no tienes por qué darme tu palabra - no pude más que esbozar una leve sonrisa, olvidándome por unos momentos de la herida y su mal estado.
El vampiro suspiró y se levantó, bajo mi asombro quitándose la camisa. Me mordí los labios tras contemplar su torso desnudo y sin esperármelo, me pasó su camisa por mis hombros tapándome con ella. Cerré los ojos ante el tacto de la ropa y su olor a él, agradeciéndole el detalle, ya que al encontrarme tapada, fue cuando me di cuenta de los temblores y frio que sentía mi cuerpo. Pasé los brazos por la camisa y luego me la abotoné, me iba muy grande por lo que parecía que llevara un vestido, el que tapaba hasta mis muslos.
Él me miraba mientras seguía con aquello, cuando su nombre reverberó siendo finalmente revelado ante mí. Sonreí terminando y le miré de nuevo – Para mis padres fui un rayo de luz en sus vidas, por lo que me llamaron Shunshine. Me llamo Shunshine , un placer Akseli – me presenté sonriéndole – Todo y que debo añadir que me habrá gustado conocernos en otras circunstancias, quizás….Y otra vez de nuevo, gracias por salvarme Akseli - volví a agradecerle todo lo que estaba haciendo por mi, una simple desconocida apartando mi mirada de la ajena al volver a notar de nuevo mis mejillas sonrojandose por causa de su intensa mirada y su bello y fino rostro.
Tras las presentaciones me cogió en vilo, con sumo cuidado con mi pierna, dándole igual si terminaba sus ropajes mas manchados de sangre de lo que se encontraban. En sus fríos brazos, inmovilizada, cerré los ojos e inconscientemente recosté mi cabeza contra su pecho, suspirando al acariciar su piel con mi mejilla y oler su fría piel. Las temperaturas por raro que pudiera parecer, no parecía ser tan desiguales ya que no lo encontraba tan frio ¿Seria que mi temperatura a causa de la pérdida de sangre, se iba enfriando? Cerré los ojos con fuerza ante aquel pensamiento pero seguí recostándome contra él, intentando que mi piel rozara con la ajena, todo parecía indicar que mi cuerpo buscaba el frio para calmarse.
Nos alejamos del lugar de la trampa, hasta que no olí mas la sangre que habíamos dejado en aquel claro, con suerte los cazadores creerían que otro animal o alguien se habría comido a su presa, antes de poder ellos amarrarla a la esclavitud bajo sus órdenes. El vampiro se movía sin apenas balancearse y hacer movimientos bruscos, parecía volar entre el bosque.
Finalmente tras unos minutos de silencio donde me había mantenido ocupada intentando que mi corazón cogiera fuerzas para resistir, abrí los ojos buscando su mirada - ¿Dónde vamos? - pregunté con voz adormilada y cansada tras coincidir de nuevo nuestros ojos – Podríamos ir a una de las viejas cabañas de los cazadores, hace años que no van a ella, la abandonaron tras un incidente y no han vuelto más. Allí quizás aún encontremos algo que me ayude… - sugerí – O si tienes otra opción… -
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Su nombre resultaba una hermosa ironía. Ella simbolizaba lo único que era ahora incapaz de contemplar, un rayo de luz en medio de la noche oscura; algo que desde hacia mucho tiempo me estaba prohibido vislumbrar.
Admitiré que su nombre le iba muy acorde pues al igual que los rayos del sol era imposible que pasara inadvertida en cualquier sitio que hiciera acto de presencia, ya fuera con su forma animal o con aquellas curvas dignas de divinidades antiguas las cuales se hubieran sentido en extremo celosas ante tal muestra de femineidad. Que me agradeciera lo que hacía era incorrecto según mis creencias en esos momentos pues aunque no era la mejor situación para encontrarse con alguien, definitivamente era la mejor forma para que nosotros nos conociéramos, algo quizás común o de lo más fuera de lo común pero finalmente único para ambos.
Aunque estaba cubierta con mi camisa mis dedos que tenían el mínimo contacto o roce con su piel se deleitaban con ella. Desafortunadamente nuestras temperaturas no tenían gran diferencia y me sentía preocupado de que mi cuerpo no pudiera brindarle el calor necesario para mantenerse consciente o viva, pero esas eran desventajas de mi condición inmortal, aún así esperaba que fuera tan fuerte como hasta ahora lo demostraba y resistiera. Ella era equivalente al sol, incluso con su fría temperatura así que justo como ese poderoso astro estaba seguro de que continuaría con una larga y prospera vida.
Sus conductas incluso en esos instantes críticos de su vida eran los de una felina completa y lejos de molestarme, me agradaba sentir su cercanía.
- Debo seguir repitiendo que no es necesario que me agradezcas, después de todo me gusta molestar a los cazadores y también me agrada poder arruinar sus planes de caza… los sobrenaturales no nacimos para estar cautivos - pensaba de esa manera porque nunca me había encontrado en la necesidad de mantener presa a ninguna persona, así que si no tenemos derecho nosotros… ellos mucho menos.
No lucía como que avanzáramos, más llevábamos gran parte de camino recorrido solo que en la oscuridad de la noche las cosas tenían una apariencia similar, como si todo fuera el mismo paisaje pero cuando se miraba con cautela y atención, todo daba otra perspectiva muy diferente; el lugar en el cual estaban las trampas quedaba cada vez más lejos pasando a ser simplemente un recuerdo que dejaba una momentánea secuela en la bella pierna de la pantera.
Mire a Shunshine que mantenía sus hermosos ojos enfocados en mi rostro. Mis pensamientos no se enfocaron en sus palabras, al menos no de momento pues comencé a preguntarme, ¿A quién miraban esos ojos siempre? Si es que en el corazón cálido y palpitante de la cambiaformas existía alguien especial debía de ser alguien con mucha suerte y por unos instantes tuve envidia de quien quiera que fuera si es que existía; pero no había tiempo para cosas así, por lo que me centre en su voz y sus palabras y sonreí. Fuera quien fuera él que tuviera su corazón, ahora ella estaba en mis brazos como antes de ella habían estado otras y otros pero nadie que poseyera una mirada tan intensa como ella.
- La verdad es que solo pensé en alejarte lo antes posible de ese sitio y no tengo idea de a donde llevarte - escuche su opinión con atención y sonreí - No tengo otra opción así que iremos a las cabañas, no creo que exista mejor lugar para buscar algo con lo cual curar tu herida.
Me di prisa por el bosque y no tardamos prácticamente nada en llegar a aquellas cabañas. Lo positivo de ese lugar, según entendía es que pocas veces había sobrenaturales que se acercaran a ellas, pero todos conocían su ubicación por historias terribles sobre lo que los cazadores que alguna vez vivieron ahí fueron capaces de hacer. Al menos de esa manera no tendríamos molestias y ella podría enfocarse en descansar.
El lugar en el que se encontraban las cabañas era una especie de claro y había 7 cabañas cubiertas por maleza y musgo, signo de lo abandonadas que habían estado durante un buen tiempo; sin perder tiempo entre en la que quedaba más al centro y lucía menos dañada por las inclemencias del clima o del tiempo transcurrido, así como de la naturaleza que reclamaba su propiedad.
Cabañas abandonadas sin precaución alguna, eran de lo mejor que podríamos encontrar pues en el momento en que intente abrir la puerta aún con la fémina en mis brazos, la estructura se abrió ante nosotros con una facilidad sorprendente y una vez dentro cerré la puerta tras nosotros y le sonreí a la cambiaformas.
- Aquí estaremos bien por algún tiempo - había camas viejas en aquel sitio que solo se componían ya de una base dura, pero que de momento nos servirían. Con cuidado deposite el cuerpo de Shunshine en la cama y me di a la tarea de buscar algo que pudiera servir para curarle - Me gustaría poder llevarte a casa pero la verdad es que no vivo solo y bueno… hay gente que se preocupa mucho en casa - Definitivamente llevarla a casa le sacaría un susto tremendo a Lana, así como un monto de regaños que ella no debía escuchar… no en esas condiciones.
Admitiré que su nombre le iba muy acorde pues al igual que los rayos del sol era imposible que pasara inadvertida en cualquier sitio que hiciera acto de presencia, ya fuera con su forma animal o con aquellas curvas dignas de divinidades antiguas las cuales se hubieran sentido en extremo celosas ante tal muestra de femineidad. Que me agradeciera lo que hacía era incorrecto según mis creencias en esos momentos pues aunque no era la mejor situación para encontrarse con alguien, definitivamente era la mejor forma para que nosotros nos conociéramos, algo quizás común o de lo más fuera de lo común pero finalmente único para ambos.
Aunque estaba cubierta con mi camisa mis dedos que tenían el mínimo contacto o roce con su piel se deleitaban con ella. Desafortunadamente nuestras temperaturas no tenían gran diferencia y me sentía preocupado de que mi cuerpo no pudiera brindarle el calor necesario para mantenerse consciente o viva, pero esas eran desventajas de mi condición inmortal, aún así esperaba que fuera tan fuerte como hasta ahora lo demostraba y resistiera. Ella era equivalente al sol, incluso con su fría temperatura así que justo como ese poderoso astro estaba seguro de que continuaría con una larga y prospera vida.
Sus conductas incluso en esos instantes críticos de su vida eran los de una felina completa y lejos de molestarme, me agradaba sentir su cercanía.
- Debo seguir repitiendo que no es necesario que me agradezcas, después de todo me gusta molestar a los cazadores y también me agrada poder arruinar sus planes de caza… los sobrenaturales no nacimos para estar cautivos - pensaba de esa manera porque nunca me había encontrado en la necesidad de mantener presa a ninguna persona, así que si no tenemos derecho nosotros… ellos mucho menos.
No lucía como que avanzáramos, más llevábamos gran parte de camino recorrido solo que en la oscuridad de la noche las cosas tenían una apariencia similar, como si todo fuera el mismo paisaje pero cuando se miraba con cautela y atención, todo daba otra perspectiva muy diferente; el lugar en el cual estaban las trampas quedaba cada vez más lejos pasando a ser simplemente un recuerdo que dejaba una momentánea secuela en la bella pierna de la pantera.
Mire a Shunshine que mantenía sus hermosos ojos enfocados en mi rostro. Mis pensamientos no se enfocaron en sus palabras, al menos no de momento pues comencé a preguntarme, ¿A quién miraban esos ojos siempre? Si es que en el corazón cálido y palpitante de la cambiaformas existía alguien especial debía de ser alguien con mucha suerte y por unos instantes tuve envidia de quien quiera que fuera si es que existía; pero no había tiempo para cosas así, por lo que me centre en su voz y sus palabras y sonreí. Fuera quien fuera él que tuviera su corazón, ahora ella estaba en mis brazos como antes de ella habían estado otras y otros pero nadie que poseyera una mirada tan intensa como ella.
- La verdad es que solo pensé en alejarte lo antes posible de ese sitio y no tengo idea de a donde llevarte - escuche su opinión con atención y sonreí - No tengo otra opción así que iremos a las cabañas, no creo que exista mejor lugar para buscar algo con lo cual curar tu herida.
Me di prisa por el bosque y no tardamos prácticamente nada en llegar a aquellas cabañas. Lo positivo de ese lugar, según entendía es que pocas veces había sobrenaturales que se acercaran a ellas, pero todos conocían su ubicación por historias terribles sobre lo que los cazadores que alguna vez vivieron ahí fueron capaces de hacer. Al menos de esa manera no tendríamos molestias y ella podría enfocarse en descansar.
El lugar en el que se encontraban las cabañas era una especie de claro y había 7 cabañas cubiertas por maleza y musgo, signo de lo abandonadas que habían estado durante un buen tiempo; sin perder tiempo entre en la que quedaba más al centro y lucía menos dañada por las inclemencias del clima o del tiempo transcurrido, así como de la naturaleza que reclamaba su propiedad.
Cabañas abandonadas sin precaución alguna, eran de lo mejor que podríamos encontrar pues en el momento en que intente abrir la puerta aún con la fémina en mis brazos, la estructura se abrió ante nosotros con una facilidad sorprendente y una vez dentro cerré la puerta tras nosotros y le sonreí a la cambiaformas.
- Aquí estaremos bien por algún tiempo - había camas viejas en aquel sitio que solo se componían ya de una base dura, pero que de momento nos servirían. Con cuidado deposite el cuerpo de Shunshine en la cama y me di a la tarea de buscar algo que pudiera servir para curarle - Me gustaría poder llevarte a casa pero la verdad es que no vivo solo y bueno… hay gente que se preocupa mucho en casa - Definitivamente llevarla a casa le sacaría un susto tremendo a Lana, así como un monto de regaños que ella no debía escuchar… no en esas condiciones.
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
La oscuridad de la noche nos envolvía con sombras inacabables que se entremezclaban en nuestro camino. El bosque oscuro no era impedimento para que nosotros, criaturas de la noche que andábamos con confianza en él, yo contaba con mi visión felina y el vampiro con una visión extraordinaria.
Seguí mirando fijamente al vampiro, quien a su tiempo hacia lo mismo conmigo, sonreí ligeramente preguntándome que debía de estar pensando en aquel silencio que se formó entre los dos. En sus ojos no veía maldad, por más que le mirara solo veía una gran sabiduría y una infinita tranquilidad. Ladeé la cabeza en sus brazos, mirándolo con curiosidad, sintiendo ahora su fría piel en mi nuca. Había conocido algunos vampiros en mis viajes, pero nunca como él. Tras una fugaz sonrisa que me dedicó, provocando la mía, en cuando sus ojos se cansaron de los míos, escuche sus palabras y asentí, las cabañas abandonadas me parecían una buena idea. Así yo podría permanecer allí la noche y la mañana recuperándome, y Aksely...bien podría resguardarse del sol y dormitar o irse a su hogar antes de la salida del ardiente astro.
Tras escoger el rumbo previsto, el vampiro aceleró sus pasos, pareciendo levitar sobre el tupido suelo de vegetación. Con mi cabeza recostada en su brazo, miré arriba hacia la luna y la copa de los arboles, mareándome al poco tiempo, volviendo enseguida a esconder mi rostro en su pecho con los ojos cerrados. Ya me encontraba esforzándome por que mi cuerpo aguantara la falta de sangre hasta sanar la herida y salir a cazar a la mañana y así recomponer parte de mis energías de nuevo. Por lo que marearme, me parecía un extra innecesario a sumarle en mi estado, siempre era preferible la fría piel del vampiro y su aroma, a un mareo que me llevara a un abismal dolor de cabeza.
Acelerado como iba Aksely llevándome, debía de observar mí herida mucho peor de lo que temía o seria mi calor corporal apenas perceptible?. Solo unas veinte respiraciones mías, y olí el moho de las cabañas, tras encontrarse abandonadas. Abrí los ojos y las vi, las siete cabañas de los cazadores, las que hacía ya tanto tiempo habían abandonado por otras en sitios más estratégicos para la vigilancia y capturas de cambiaformas. Tras localizar la que se encontraba en mejores condiciones, me llevó aún en vilo, abriendo la puerta con facilidad y cerrándola tras nosotros. En cuanto oí la puerta cerrarse y le miré me esperaba con una sonrisa en su rostro.
Le sonreí, y observé el interior de la vieja cabaña, asintiendo a sus palabras. Tras estar todos mis años de mi felina vida viviendo en bosques y durmiendo en cualquier sitio, menos cuando tenía suerte y llegaba a colarme en algún hogar donde poder dormir, para mí con que tuviera una cama, aún si no fuera la más blanda y cómoda, yo estaba bien. – Es mucho más de lo que tengo para dormir muchos días – dije encogiéndome de hombros, quitándole importancia a mis propias palabras. No me gustaba que me tuvieran pena de ningún tipo. Era una felina y como tal, el bosque, el suelo era mi hogar. Obvio que daría mucho por dormir en una mullida cama, sobre todo las noches de invierno y tener algo a que llamarle hogar o hasta familia, pero por mala suerte, aquello lo tenía muy lejos de mí... si es que aún seguían vivos. En los Cárpatos había muchos cazadores e inquisidores, mi familia siempre estaba en amenaza de muerte y desde pequeña no sabía nada de ellos.
Aksely me dejó con cuidado sobre lo que anteriormente habría sido una cama, que ahora apenas era más que una base dura a mi espalda. Me recosté contra el cabezal de hierro, observándole como buscaba algo en la cabaña. Tímidamente me toqueteé la pierna herida, haciendo una mueca al encontrármela aún con un aspecto horrible y nada alentador para mí. Me acerqué la pierna hacia mí, observando e intentando adivinar el por qué aquella herida no se cerraba como debería. Estaba claro que el haber perdido tanta sangre no ayudaba a aquella tarea, aún así era realmente extraño. Solo una vez me había pasado aquello, cuando un vampiro arrancó con sus colmillos una parte de los músculos de mis muslos, nefasto día en que terminé en manos de aquel ser y en donde me dio su sangre para recuperarme más deprisa de la herida afligida.
Toqué más cerca de la herida, produciendo algún que otro gemido de dolor y quejidos – ¡Ay! -Observé de cerca y finalmente creí tener la respuesta a la herida – Creo que los cazadores inventaron una nueva trampa. Una que tras abrir la carne del cambiaformas, deja ir un veneno que no deja que la herida se cierre. No, hasta al menos un tiempo, en que ellos aprovechan para capturarle. O eso me temo...- Cavilé en mi cabeza y aquella parecía ser la razón más lógica a todo, a parte de la pérdida de sangre que sufría. Ahora lo esencial era hacer que cesara de salir sangre de ella.
Miré un momento al vampiro – Cualquier tela irá bien – dije agradecida de que se hiciera al cargo él, de revisar que se encontraba en aquella cabaña abandonada de la mano de dios. – Tranquilo, no quiero resultar una molestia para los tuyos. Ya suficiente tienes cargando conmigo. Y aquí estoy bien, es un lugar seguro... – Le sonreí tranquilizandolo e intenté antes de que se volviera hacia mí y me viera, bajarme la camisa, que me había subido ligeramente al encontrarme en aquella cama. Me tapaba lo necesario pero dejaba mucho que imaginar y mis muslos al aire, para que él pudiera observar aquella tersa piel y tocarla, si así quería. Yo no le negaría nada, me había salvado y no parecía encontrarme en peligro con él, sino todo lo contrario, me sentía protegida y querida. Yo hace mucho tiempo no tenía a alguien así por mí.
En el fondo de mi alma, agradecía de todo corazón aquel extraño encuentro y sus atenciones como su voluntad de no dejarme morir. En otras circunstancias, algo habría hecho para terminar con mi vida, la muerte antes de pasar a ser un juguete de esos sádicos de la Inquisición, e igualmente por muy desesperada que hubiera sido la circunstancia, si me hubiese topado con aquel bello vampiro de mirada intensa, no creo que me hubiera dejado o haberme matado así como así, no sin antes intentarlo todo por salvarme.
Seguí mirando fijamente al vampiro, quien a su tiempo hacia lo mismo conmigo, sonreí ligeramente preguntándome que debía de estar pensando en aquel silencio que se formó entre los dos. En sus ojos no veía maldad, por más que le mirara solo veía una gran sabiduría y una infinita tranquilidad. Ladeé la cabeza en sus brazos, mirándolo con curiosidad, sintiendo ahora su fría piel en mi nuca. Había conocido algunos vampiros en mis viajes, pero nunca como él. Tras una fugaz sonrisa que me dedicó, provocando la mía, en cuando sus ojos se cansaron de los míos, escuche sus palabras y asentí, las cabañas abandonadas me parecían una buena idea. Así yo podría permanecer allí la noche y la mañana recuperándome, y Aksely...bien podría resguardarse del sol y dormitar o irse a su hogar antes de la salida del ardiente astro.
Tras escoger el rumbo previsto, el vampiro aceleró sus pasos, pareciendo levitar sobre el tupido suelo de vegetación. Con mi cabeza recostada en su brazo, miré arriba hacia la luna y la copa de los arboles, mareándome al poco tiempo, volviendo enseguida a esconder mi rostro en su pecho con los ojos cerrados. Ya me encontraba esforzándome por que mi cuerpo aguantara la falta de sangre hasta sanar la herida y salir a cazar a la mañana y así recomponer parte de mis energías de nuevo. Por lo que marearme, me parecía un extra innecesario a sumarle en mi estado, siempre era preferible la fría piel del vampiro y su aroma, a un mareo que me llevara a un abismal dolor de cabeza.
Acelerado como iba Aksely llevándome, debía de observar mí herida mucho peor de lo que temía o seria mi calor corporal apenas perceptible?. Solo unas veinte respiraciones mías, y olí el moho de las cabañas, tras encontrarse abandonadas. Abrí los ojos y las vi, las siete cabañas de los cazadores, las que hacía ya tanto tiempo habían abandonado por otras en sitios más estratégicos para la vigilancia y capturas de cambiaformas. Tras localizar la que se encontraba en mejores condiciones, me llevó aún en vilo, abriendo la puerta con facilidad y cerrándola tras nosotros. En cuanto oí la puerta cerrarse y le miré me esperaba con una sonrisa en su rostro.
Le sonreí, y observé el interior de la vieja cabaña, asintiendo a sus palabras. Tras estar todos mis años de mi felina vida viviendo en bosques y durmiendo en cualquier sitio, menos cuando tenía suerte y llegaba a colarme en algún hogar donde poder dormir, para mí con que tuviera una cama, aún si no fuera la más blanda y cómoda, yo estaba bien. – Es mucho más de lo que tengo para dormir muchos días – dije encogiéndome de hombros, quitándole importancia a mis propias palabras. No me gustaba que me tuvieran pena de ningún tipo. Era una felina y como tal, el bosque, el suelo era mi hogar. Obvio que daría mucho por dormir en una mullida cama, sobre todo las noches de invierno y tener algo a que llamarle hogar o hasta familia, pero por mala suerte, aquello lo tenía muy lejos de mí... si es que aún seguían vivos. En los Cárpatos había muchos cazadores e inquisidores, mi familia siempre estaba en amenaza de muerte y desde pequeña no sabía nada de ellos.
Aksely me dejó con cuidado sobre lo que anteriormente habría sido una cama, que ahora apenas era más que una base dura a mi espalda. Me recosté contra el cabezal de hierro, observándole como buscaba algo en la cabaña. Tímidamente me toqueteé la pierna herida, haciendo una mueca al encontrármela aún con un aspecto horrible y nada alentador para mí. Me acerqué la pierna hacia mí, observando e intentando adivinar el por qué aquella herida no se cerraba como debería. Estaba claro que el haber perdido tanta sangre no ayudaba a aquella tarea, aún así era realmente extraño. Solo una vez me había pasado aquello, cuando un vampiro arrancó con sus colmillos una parte de los músculos de mis muslos, nefasto día en que terminé en manos de aquel ser y en donde me dio su sangre para recuperarme más deprisa de la herida afligida.
Toqué más cerca de la herida, produciendo algún que otro gemido de dolor y quejidos – ¡Ay! -Observé de cerca y finalmente creí tener la respuesta a la herida – Creo que los cazadores inventaron una nueva trampa. Una que tras abrir la carne del cambiaformas, deja ir un veneno que no deja que la herida se cierre. No, hasta al menos un tiempo, en que ellos aprovechan para capturarle. O eso me temo...- Cavilé en mi cabeza y aquella parecía ser la razón más lógica a todo, a parte de la pérdida de sangre que sufría. Ahora lo esencial era hacer que cesara de salir sangre de ella.
Miré un momento al vampiro – Cualquier tela irá bien – dije agradecida de que se hiciera al cargo él, de revisar que se encontraba en aquella cabaña abandonada de la mano de dios. – Tranquilo, no quiero resultar una molestia para los tuyos. Ya suficiente tienes cargando conmigo. Y aquí estoy bien, es un lugar seguro... – Le sonreí tranquilizandolo e intenté antes de que se volviera hacia mí y me viera, bajarme la camisa, que me había subido ligeramente al encontrarme en aquella cama. Me tapaba lo necesario pero dejaba mucho que imaginar y mis muslos al aire, para que él pudiera observar aquella tersa piel y tocarla, si así quería. Yo no le negaría nada, me había salvado y no parecía encontrarme en peligro con él, sino todo lo contrario, me sentía protegida y querida. Yo hace mucho tiempo no tenía a alguien así por mí.
En el fondo de mi alma, agradecía de todo corazón aquel extraño encuentro y sus atenciones como su voluntad de no dejarme morir. En otras circunstancias, algo habría hecho para terminar con mi vida, la muerte antes de pasar a ser un juguete de esos sádicos de la Inquisición, e igualmente por muy desesperada que hubiera sido la circunstancia, si me hubiese topado con aquel bello vampiro de mirada intensa, no creo que me hubiera dejado o haberme matado así como así, no sin antes intentarlo todo por salvarme.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Me enfocaba en buscar algo que pudiera ayudarle a sanar de una manera mucho más rápida pues aunque nos habíamos alejado de las trampas quería estar completamente seguro de que los cazadores no comenzarían a buscarnos y no es que temiera de ellos si no de que si llegaban después de que el sol se alzara en lo alto no habría mucho que pudiera hacer.
- ¿Más de lo que tienes? ¿Dónde vives? - pregunte de manera curiosa a la felina - no es necesario que respondas si es que mis preguntas te incomodan es solo que siempre he pensado que las palabras son mucho mejor que el silencio - le mire dedicando una sonrisa - el silencio es siempre incomodo entre quienes no se conocen.
Volví a mi tarea encontrando solo en aquella casa solo porquerías que no ayudarían a ninguno de nosotros en nada. Que mala suerte que teníamos al estar en una cabaña de cazadores sin nada útil, no era probable que se hubieran llevado todo de un día a otro como se rumoraba que se habían retirado de esos lugares así que solo pude pensar que eran unos cazadores demasiado extraños. La única cosa útil que encontré y que fue meramente una casualidad fue un trapo que serviría de venda para que su pierna no continuara sangrando, en cuanto menos llamativa fuera su herida y su olor a sangre más seguros nos encontraríamos.
Al escuchar su quejido dirigí mi mirada a ella con el trapo en las manos.
- ¿Te encuentras bien? - entonces fue que me dijo que era lo que creía que estaba sucediendo con su herida y el porque de que esta no pareciera estar mejorando como debía por lo que nuevamente me acerque hasta ella y me agache para mirar con mayor detenimiento la herida - creo que tienes razón pues las mejoras son mínimas… - observando aquella herida solo podía pensar en que sería sin dudas una larga noche y un más largo día. Si deseábamos que se curara pronto quizás lo mejor era que le diera un poco de mi sangre, aunque no era algo que me agradara mucho hacer pues hay sobrenaturales que aunque solo sea con fines curativos y una cantidad muy baja llegan a obsesionares con obtener más.
Sonreí mostrando la tela para que viera que si había encontrado por lo menos algo que serviría de ayuda para ella.
- No serias molestia solo que sería algo extraño que llegara con una mujer en estas condiciones a casa y en donde vivo hay una humana bastante impresionable así que … ya te imaginaras - podía imaginar fácilmente a Lanna exaltada y horrorizada pero siempre dispuesta a ayudar, pero no podía arriesgarla a una mujer que era una completa desconocida… una desconocida sumamente hermosa y resplandeciente a pesar de que estaba malherida.
Tuve que regañarme para poder volver a lo importante de esos momentos y volví a observar con detenimiento la herida, no estaba seguro de lo que estaba a punto de hacer pero tampoco deseaba tener que quedarnos e aquel lugar más de una noche.
Con delicadeza tome su pierna la cual aún sangraba y después volví a dejarla en la posición que antes estaba.
- No creo que vaya a sanar muy rápido a este paso y no se que es lo que opines de lo que voy a decir ahora pero te propongo darte un poco de mi sangre - le mire con seriedad - te seria de mucha ayuda para curarte aunque supongo que ya debes conocer las posibles consecuencias de beber sangre de vampiro para curarse de manera más veloz - sujete el trozo de tela firme en mi mano - así que la decisión de esto es completamente tuya y si lo deseas lo llevaremos a cabo, si no… permaneceremos aquí hasta que tu pierna se recupere completamente.
La propuesta estaba hecha pero al final la decisión estaba únicamente en sus manos y no le obligaría a hacer nada en contra de su voluntad que ya suficiente había pasado esa noche como para que un vampiro le obligara a esforzarse más en contra de sus deseos.
- Toma todo el tiempo que necesites para pensarlo yo iré a ver como esta todo fuera - y sin decir nada más me levante dejando el trapo en la cama y camine hasta la salida de esa cabaña - si necesitas algo o has tomado una decisión llamame que vendré enseguida - salí entonces de aquel lugar y cerré la puerta tras de mi, dejando privacidad suficiente como para que pensara cómodamente las cosas. Camine entre las cabañas mirando por entre las ventanas y los pedazos destruidos para ver si es que existía alguna clase de peligro o estábamos completamente fuera de peligro.
- ¿Más de lo que tienes? ¿Dónde vives? - pregunte de manera curiosa a la felina - no es necesario que respondas si es que mis preguntas te incomodan es solo que siempre he pensado que las palabras son mucho mejor que el silencio - le mire dedicando una sonrisa - el silencio es siempre incomodo entre quienes no se conocen.
Volví a mi tarea encontrando solo en aquella casa solo porquerías que no ayudarían a ninguno de nosotros en nada. Que mala suerte que teníamos al estar en una cabaña de cazadores sin nada útil, no era probable que se hubieran llevado todo de un día a otro como se rumoraba que se habían retirado de esos lugares así que solo pude pensar que eran unos cazadores demasiado extraños. La única cosa útil que encontré y que fue meramente una casualidad fue un trapo que serviría de venda para que su pierna no continuara sangrando, en cuanto menos llamativa fuera su herida y su olor a sangre más seguros nos encontraríamos.
Al escuchar su quejido dirigí mi mirada a ella con el trapo en las manos.
- ¿Te encuentras bien? - entonces fue que me dijo que era lo que creía que estaba sucediendo con su herida y el porque de que esta no pareciera estar mejorando como debía por lo que nuevamente me acerque hasta ella y me agache para mirar con mayor detenimiento la herida - creo que tienes razón pues las mejoras son mínimas… - observando aquella herida solo podía pensar en que sería sin dudas una larga noche y un más largo día. Si deseábamos que se curara pronto quizás lo mejor era que le diera un poco de mi sangre, aunque no era algo que me agradara mucho hacer pues hay sobrenaturales que aunque solo sea con fines curativos y una cantidad muy baja llegan a obsesionares con obtener más.
Sonreí mostrando la tela para que viera que si había encontrado por lo menos algo que serviría de ayuda para ella.
- No serias molestia solo que sería algo extraño que llegara con una mujer en estas condiciones a casa y en donde vivo hay una humana bastante impresionable así que … ya te imaginaras - podía imaginar fácilmente a Lanna exaltada y horrorizada pero siempre dispuesta a ayudar, pero no podía arriesgarla a una mujer que era una completa desconocida… una desconocida sumamente hermosa y resplandeciente a pesar de que estaba malherida.
Tuve que regañarme para poder volver a lo importante de esos momentos y volví a observar con detenimiento la herida, no estaba seguro de lo que estaba a punto de hacer pero tampoco deseaba tener que quedarnos e aquel lugar más de una noche.
Con delicadeza tome su pierna la cual aún sangraba y después volví a dejarla en la posición que antes estaba.
- No creo que vaya a sanar muy rápido a este paso y no se que es lo que opines de lo que voy a decir ahora pero te propongo darte un poco de mi sangre - le mire con seriedad - te seria de mucha ayuda para curarte aunque supongo que ya debes conocer las posibles consecuencias de beber sangre de vampiro para curarse de manera más veloz - sujete el trozo de tela firme en mi mano - así que la decisión de esto es completamente tuya y si lo deseas lo llevaremos a cabo, si no… permaneceremos aquí hasta que tu pierna se recupere completamente.
La propuesta estaba hecha pero al final la decisión estaba únicamente en sus manos y no le obligaría a hacer nada en contra de su voluntad que ya suficiente había pasado esa noche como para que un vampiro le obligara a esforzarse más en contra de sus deseos.
- Toma todo el tiempo que necesites para pensarlo yo iré a ver como esta todo fuera - y sin decir nada más me levante dejando el trapo en la cama y camine hasta la salida de esa cabaña - si necesitas algo o has tomado una decisión llamame que vendré enseguida - salí entonces de aquel lugar y cerré la puerta tras de mi, dejando privacidad suficiente como para que pensara cómodamente las cosas. Camine entre las cabañas mirando por entre las ventanas y los pedazos destruidos para ver si es que existía alguna clase de peligro o estábamos completamente fuera de peligro.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/01/2013
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
No podía estar más de acuerdo con él con aquello, el silencio siempre es incomodo entre dos desconocidos, así que por qué no hablar? Total nunca se sabía una donde estaría mañana o donde no. Quizás antes de la mañana ya no lo viera más. Él era un ser de noche, una criatura nocturna a diferencia de mi. Un inmortal y una pantera mortal en la misma cabaña. Le miré a los ojos y mis labios esbozaron una media sonrisa.
- Vivo en los bosques. Puedo pasarme muchas horas y hasta días como pantera, no me desagrada… es una parte de mí, supongo. Así que acostumbro a dormir encima de ramas gruesas o entre los matorrales, siempre alerta y vigilante a cualquier movimiento desconocido en mis alrededores.- le sonreí tímidamente y proseguí- Como humana solo duermo en ocasiones en camas, en cuanto puedo me cuelo en casas abandonadas y duermo bajo algún viejo y duro colchón… o si puedo encontrarme algo mas cómodo, allí me duermo. Me conformo con cualquier cosa, y comparando el frio suelo y peligroso de los bosques a esta cabaña en ruinas. Es mucho mejor esto – señale donde me encontraba tumbada- que el exterior de este lugar- Me encogí de hombros tras terminar de decir aquello. Miré al vampiro y le sonreí, no me gustaba que me tuviera nadie pena, era ante todo una cambia formas, solitaria que lo había perdido todo, y aún así guerreaba como podía.
-Pero yo estoy bien así. No negaré que no se echa de menos ciertas comodidades, sobretodo en invierno…pero siempre encuentro alguna cueva en la que refugiarme- No entendía muy bien aún cómo es que le estaba contando eso a aquel vampiro. Sin duda le parecería de clase baja tras contarle todo aquello. Todo muy lejos de la verdad, en la que era de clase media y contaba con mi dinero y mi pequeña casita. No obstante muy lejos de allí, en mis amados bosques… con mi muy amada familia. – Me alegro que tengáis compañía... siempre es mejor eso que la soledad, aún que sea una humana alterable fácilmente – Reí suavemente, pero mi mente andaba e otro lugar. En mis recuerdos con todos ellos. Mi familia.
Acordándome de mis padres, en mis ojos se coló una tristeza, que rápidamente fue olvidada por el dolor de la herida, la que empecé a observar más atentamente. Le conté mis dudas al vampiro y asintió a mis palabras tras observar el mismo el estado de la herida. – Podrá servir para algo – Murmuré al ver el pañuelo que encontró en la cabaña. El vampiro sonrío y con mucha delicadeza tomo mi pierna, para volverla a dejar como estaba anteriormente, tras una última observación de cerca. Fijó su mirada en mí y seriamente me sugirió que tomara un poco de su sangre para acelerar la sanación de la pierna o hasta mañana, aún seguiría con la pierna mal.
Asentí cuando me dijo los riesgos. Ya los sabia, tras aquella primera vez en que me obligaron a beber sangre para sanarme tras que un vampiro jugara conmigo, fui a enterarme bien de todo aquello y me avisaron de lo que les ocurría a las cambia formas que bebían de los vampiros. Se volvían como sus mascotas…La sangre de los vampiros era el máximo afrodisiaco que todos quieren y que solo ellos poseen. Sinceramente no quería volver a tomar sangre de vampiros, no tras aquella violenta vez, pero mirándome la pierna, se me disipaban las dudas y la urgencia se plantaba en mi cuerpo. Le miré perdida, sin saber que decirle, agradeciéndole en cuanto se fue, dejándome sola para pensar.
¿Qué hacer? ¿Arriesgarme a tomar sangre? O ¿Arriesgarme a no tomarla y que sane por si sola? Suspiré sin saber qué hacer, completamente perdida. Oía al exterior el vampiro dando vueltas, dejándome cavilar sobre mis opciones. Negué la cabeza ante aquello... yo no estaba preparada para decidir, cuando casi la mitad de mi sangre había abandonado mi frio cuerpo. Pensando, no sé cuánto tiempo después, finalmente le llamé.
- Aksely, ven por favor…- susurré. Eran vampiros, podría oírme. Intenté incorporarme y sentarme en la cama, resultándome imposible mover la pierna de aquella forma. Gruñí molesta ante aquello, cuando de repente apareció de nuevo.
Le saludé con una leve sonrisa, siendo cada vez mi cansancio más pronunciado. – He decidido que si - Anuncié mirándole, viendo su expresión, analizando sus gestos – solo unos sorbos, lo suficiente para que la herida empiece a sanar más rápidamente que ahora. Y pueda valerme por mi propio pie – Me apoyé contra la pared de la cama donde me encontraba, sin dejar de mirarle – Si no te importa… - Añadí sin dejar que mis orbes ojos se alejaran de los ajenos.
Si bebía de su sangre, podría sanar más rápido, y en caso de que el vampiro se fuera antes del amanecer, tendría más posibilidades si se encontrara con algún altercado en ese abandonado lugar. Lo más rentable era aceptar un poco de aquella sangre carmesí, esperando que aquello no tomara nada de ella ni la enloqueciera. No quería ser un juguete de nadie... aún que fuera aquel joven vampiro uno de los mas apuestos que había conocido jamás.
- Vivo en los bosques. Puedo pasarme muchas horas y hasta días como pantera, no me desagrada… es una parte de mí, supongo. Así que acostumbro a dormir encima de ramas gruesas o entre los matorrales, siempre alerta y vigilante a cualquier movimiento desconocido en mis alrededores.- le sonreí tímidamente y proseguí- Como humana solo duermo en ocasiones en camas, en cuanto puedo me cuelo en casas abandonadas y duermo bajo algún viejo y duro colchón… o si puedo encontrarme algo mas cómodo, allí me duermo. Me conformo con cualquier cosa, y comparando el frio suelo y peligroso de los bosques a esta cabaña en ruinas. Es mucho mejor esto – señale donde me encontraba tumbada- que el exterior de este lugar- Me encogí de hombros tras terminar de decir aquello. Miré al vampiro y le sonreí, no me gustaba que me tuviera nadie pena, era ante todo una cambia formas, solitaria que lo había perdido todo, y aún así guerreaba como podía.
-Pero yo estoy bien así. No negaré que no se echa de menos ciertas comodidades, sobretodo en invierno…pero siempre encuentro alguna cueva en la que refugiarme- No entendía muy bien aún cómo es que le estaba contando eso a aquel vampiro. Sin duda le parecería de clase baja tras contarle todo aquello. Todo muy lejos de la verdad, en la que era de clase media y contaba con mi dinero y mi pequeña casita. No obstante muy lejos de allí, en mis amados bosques… con mi muy amada familia. – Me alegro que tengáis compañía... siempre es mejor eso que la soledad, aún que sea una humana alterable fácilmente – Reí suavemente, pero mi mente andaba e otro lugar. En mis recuerdos con todos ellos. Mi familia.
Acordándome de mis padres, en mis ojos se coló una tristeza, que rápidamente fue olvidada por el dolor de la herida, la que empecé a observar más atentamente. Le conté mis dudas al vampiro y asintió a mis palabras tras observar el mismo el estado de la herida. – Podrá servir para algo – Murmuré al ver el pañuelo que encontró en la cabaña. El vampiro sonrío y con mucha delicadeza tomo mi pierna, para volverla a dejar como estaba anteriormente, tras una última observación de cerca. Fijó su mirada en mí y seriamente me sugirió que tomara un poco de su sangre para acelerar la sanación de la pierna o hasta mañana, aún seguiría con la pierna mal.
Asentí cuando me dijo los riesgos. Ya los sabia, tras aquella primera vez en que me obligaron a beber sangre para sanarme tras que un vampiro jugara conmigo, fui a enterarme bien de todo aquello y me avisaron de lo que les ocurría a las cambia formas que bebían de los vampiros. Se volvían como sus mascotas…La sangre de los vampiros era el máximo afrodisiaco que todos quieren y que solo ellos poseen. Sinceramente no quería volver a tomar sangre de vampiros, no tras aquella violenta vez, pero mirándome la pierna, se me disipaban las dudas y la urgencia se plantaba en mi cuerpo. Le miré perdida, sin saber que decirle, agradeciéndole en cuanto se fue, dejándome sola para pensar.
¿Qué hacer? ¿Arriesgarme a tomar sangre? O ¿Arriesgarme a no tomarla y que sane por si sola? Suspiré sin saber qué hacer, completamente perdida. Oía al exterior el vampiro dando vueltas, dejándome cavilar sobre mis opciones. Negué la cabeza ante aquello... yo no estaba preparada para decidir, cuando casi la mitad de mi sangre había abandonado mi frio cuerpo. Pensando, no sé cuánto tiempo después, finalmente le llamé.
- Aksely, ven por favor…- susurré. Eran vampiros, podría oírme. Intenté incorporarme y sentarme en la cama, resultándome imposible mover la pierna de aquella forma. Gruñí molesta ante aquello, cuando de repente apareció de nuevo.
Le saludé con una leve sonrisa, siendo cada vez mi cansancio más pronunciado. – He decidido que si - Anuncié mirándole, viendo su expresión, analizando sus gestos – solo unos sorbos, lo suficiente para que la herida empiece a sanar más rápidamente que ahora. Y pueda valerme por mi propio pie – Me apoyé contra la pared de la cama donde me encontraba, sin dejar de mirarle – Si no te importa… - Añadí sin dejar que mis orbes ojos se alejaran de los ajenos.
Si bebía de su sangre, podría sanar más rápido, y en caso de que el vampiro se fuera antes del amanecer, tendría más posibilidades si se encontrara con algún altercado en ese abandonado lugar. Lo más rentable era aceptar un poco de aquella sangre carmesí, esperando que aquello no tomara nada de ella ni la enloqueciera. No quería ser un juguete de nadie... aún que fuera aquel joven vampiro uno de los mas apuestos que había conocido jamás.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Que vida tan complicada, deber ocultar su bella figura en los árboles y los peligros de la noche los cuales incluían más cosas que solamente cazadores o sus trampas… ahí afuera existían los inquisidores y otros inmortales que solo se dedicaban a matar lo que fuera por mera diversión.
- Según lo que sé… ¿No es malo permanecer en forma animal mucho tiempo? - lo bueno de vivir tanto tiempo como yo, era que uno se enteraba de muchas cosas, lo quisiera o no y una de esas cosas había sido que los cambiaformas que permanecen mucho tiempo en sus formas animales paulatinamente olvidan como volver a ser humanos y se quedaban en aquella figura animal, abandonando finalmente su humanidad para volverse solo un animal más - sé que como dices que debes permanecer durmiendo fuera es inevitable que no lo estes en esa forma pero… ¿no existe la manera en la que tengas un lugar donde quedarte? - solo imaginarla corriendo peligros me molestaba y desconocía el por qué de esa sensación así que simplemente le ignore.
Que fuerte y que frágil se dibujaba ante mis ojos, una maravillosa mezcla de fuerza y ternura. Le sonreí cuando aseguro estar bien, yo no podía imaginar como era estar completamente solo, toda mi inmortalidad me la había pasado al lado de Jarko, las cosas entre nosotros se ponían complicadas muchas veces y alguno se iba a visitar algún sitio por algunos meses pero generalmente estábamos juntos; culpábamos a nuestra educación mortal por eso pero la verdad es que no estábamos seguros de la razón de que siempre viajáramos juntos.
Asentí a sus palabras, la compañía era buena ya fuera Jarko o Lanna, con ambos me sentía cómodo y en mi hogar aunque mi hermano fuera un amargado completo y Lanna una joven que preguntaba demasiado.
- Tienes razón… yo no sé que haría sin ellos. Solo puedo decir que nada sería igual… - le mire interrogante porque sus hermosos ojos lucían ahora una nube de tristeza que amenazaba con hacer desaparecer la bella sonrisa de sus labios- ¿Siempre estas sola? Debe existir alguien con quien puedas pasar el tiempo ¿no? - no es que buscara indagar sobre algo que le resultara doloroso pero conocer de esa pantera me interesaba mucho… más que cualquier otra cosa que me hubiese interesado desde hace algunos años.
Tanto me había interesado que le había ofrecido mi sangre para que su cuerpo se curara de una manera más acelerada de la usual, sabía bien los riesgos y precisamente por ese motivo nunca antes le había ofrecido a nada ni nadie beber. Solo que Shunshine era algo diferente, si su herida no sanaba pronto inminentemente moriría. El tiempo fuera de la cabaña corría lento, pero por más lento que corría eso significaba mayor perdida de sangre para la pantera y cada segundo que pasaba estaba más cerca de la muerte.
Después de un periodo largo de espera apenas en un susurro sus palabras llegaron hasta mi y me apresure a llegar a su lado donde me recibió con una sonrisa y su resolución sobre mi propuesta. Le sonreí pues era valiente al aceptar beber de mi sangre para recuperarase, después de todo aún era más un desconocido para ella que alguien de confianza.
- No me importa… si importara no te la hubiera ofrecido en primer lugar así que descuida lo importante es lograr que te cures pronto - termine por acercarme cerca de ella a esa cama improvisada y me senté a su lado.
Le contemple unos instantes en silencio notando la seriedad de lo que me pedía para poder estar seguro entonces de lo que llevaría a cabo.
- Bien entonces solo unas gotas - le sonreí entonces y corte levemente mi muñeca para que de ella fluyera apenas unas gotas - cuando estés lista yo también lo estaré - vi como sus manos tomaban la mía y dejaba caer en su boca apenas unas gotas y como nunca antes había visto los efectos de mi sangre en alguien más le observe atento mientras mi mano comenzaba ya a sanar.
- Según lo que sé… ¿No es malo permanecer en forma animal mucho tiempo? - lo bueno de vivir tanto tiempo como yo, era que uno se enteraba de muchas cosas, lo quisiera o no y una de esas cosas había sido que los cambiaformas que permanecen mucho tiempo en sus formas animales paulatinamente olvidan como volver a ser humanos y se quedaban en aquella figura animal, abandonando finalmente su humanidad para volverse solo un animal más - sé que como dices que debes permanecer durmiendo fuera es inevitable que no lo estes en esa forma pero… ¿no existe la manera en la que tengas un lugar donde quedarte? - solo imaginarla corriendo peligros me molestaba y desconocía el por qué de esa sensación así que simplemente le ignore.
Que fuerte y que frágil se dibujaba ante mis ojos, una maravillosa mezcla de fuerza y ternura. Le sonreí cuando aseguro estar bien, yo no podía imaginar como era estar completamente solo, toda mi inmortalidad me la había pasado al lado de Jarko, las cosas entre nosotros se ponían complicadas muchas veces y alguno se iba a visitar algún sitio por algunos meses pero generalmente estábamos juntos; culpábamos a nuestra educación mortal por eso pero la verdad es que no estábamos seguros de la razón de que siempre viajáramos juntos.
Asentí a sus palabras, la compañía era buena ya fuera Jarko o Lanna, con ambos me sentía cómodo y en mi hogar aunque mi hermano fuera un amargado completo y Lanna una joven que preguntaba demasiado.
- Tienes razón… yo no sé que haría sin ellos. Solo puedo decir que nada sería igual… - le mire interrogante porque sus hermosos ojos lucían ahora una nube de tristeza que amenazaba con hacer desaparecer la bella sonrisa de sus labios- ¿Siempre estas sola? Debe existir alguien con quien puedas pasar el tiempo ¿no? - no es que buscara indagar sobre algo que le resultara doloroso pero conocer de esa pantera me interesaba mucho… más que cualquier otra cosa que me hubiese interesado desde hace algunos años.
Tanto me había interesado que le había ofrecido mi sangre para que su cuerpo se curara de una manera más acelerada de la usual, sabía bien los riesgos y precisamente por ese motivo nunca antes le había ofrecido a nada ni nadie beber. Solo que Shunshine era algo diferente, si su herida no sanaba pronto inminentemente moriría. El tiempo fuera de la cabaña corría lento, pero por más lento que corría eso significaba mayor perdida de sangre para la pantera y cada segundo que pasaba estaba más cerca de la muerte.
Después de un periodo largo de espera apenas en un susurro sus palabras llegaron hasta mi y me apresure a llegar a su lado donde me recibió con una sonrisa y su resolución sobre mi propuesta. Le sonreí pues era valiente al aceptar beber de mi sangre para recuperarase, después de todo aún era más un desconocido para ella que alguien de confianza.
- No me importa… si importara no te la hubiera ofrecido en primer lugar así que descuida lo importante es lograr que te cures pronto - termine por acercarme cerca de ella a esa cama improvisada y me senté a su lado.
Le contemple unos instantes en silencio notando la seriedad de lo que me pedía para poder estar seguro entonces de lo que llevaría a cabo.
- Bien entonces solo unas gotas - le sonreí entonces y corte levemente mi muñeca para que de ella fluyera apenas unas gotas - cuando estés lista yo también lo estaré - vi como sus manos tomaban la mía y dejaba caer en su boca apenas unas gotas y como nunca antes había visto los efectos de mi sangre en alguien más le observe atento mientras mi mano comenzaba ya a sanar.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
En mi vida solo era yo y luego yo. No había nadie más con quien contar y así había sido desde pequeña. Hasta que caí en la cuenta de que no únicamente era yo, en mi alma mis demás pieles me guardaban. A través del vínculo de mis panteras, llegamos a un acuerdo. Por las noches ellas me guardarían de los peligros, me protegerían... a cambio yo, por las mañanas procuraría encontrar alimento y siempre que pudiera algún techo en el que refugiarme.
-Sí – tuve que asentir, ya que estaba en lo cierto, permanecer en la piel de los animales no era muy bueno ya que podíamos perder parte de nuestra humanidad. Por más que fuera así, yo sentía en mi interior que ya había sobrepasado la alarma, y de que si no había enloquecido ya nunca lo haría. Mejor ser cauta y como bien decía el vampiro, intentar permanecer menos como pantera, aún a riesgo de sentirme desprotegida. – Sé que es malo, lo sé. Solo que ya hace tanto tiempo que nos protegemos mutuamente que no creo volverme salvaje. Además fui criada en salvaje junto a mi familia con lo que controlo perfectamente las transformaciones. – Quizás lo que decía tenía más sentido del que me pensaba. Podía ser que todo se redujera a según con que forma los cambia formas habíamos nacido, si en la humana o en animal y a partir de allí el control de aquella forma.
Suena lógico pensar que al nacer como pantera, y ser criada como tal esencialmente, pudiera controlar por completo mis transformaciones. Pero... ¿Y si quien nacía como humano y hasta los diez años no se transformaba...su control sobre las transformaciones y el entrelazado entre sus pieles fuera diferente? ¿Más caótico? Pensándolo así podía darse la situación. No creía que todos los cambiaformas tuviéramos el mismo control sobre nuestras pieles o si... y la que erraba en pensamientos era yo.
Suspiré ante mis pensamientos e ideas que no llegaban a ninguna parte y oí a Akseli. – Lamentablemente mi familia, mi hogar...todo lo que por derecho es mío, si aún queda algo de aquello en pie, está muy lejos. En los Cárpatos. Allí fui criada por mi familia y es donde se esconde...escondían - rectifiqué con media sonrisa triste en mi rostro – Ahora ya no sé nada de ellos. A los diez años me enviaron hacia aquí, alejándome de mis montañas en donde uno inquisidores nos descubrieron. Me alejaron de ellos para salvarme, pero olvidaron que una niña de diez años poco podía hacer sola en unos bosques desconocidos.- me encogí de hombros.
Por suerte aquellos tiempos habían pasado, los primeros años fueron los peores, después todo mejoró hasta que empecé a trabajar de espía. Entonces todo fue a mejor, hasta los días de hoy.
- Algunos días duermo en casa de amistades u hogares abandonados. De mi propiedad tengo una especie de cabaña en el bosque que uso para situaciones que se salen de la normalidad - expliqué, mirándole fijamente, sin perder el asombro sobre el vampiro quien mostraba una preocupación por mí. – Y no, no hay nadie en mi vida. Solo yo y mi bella pantera- le sonreí y tras aquello se fue, pensativo fuera de la cabaña.
No hizo falta pensar demasiado, la vida se me escurría en forma de sangre por la pierna, si quería pararla, sobrevivir, debía aceptar aquello que me ofrecía. Al llamarlo y decirle que aceptaba su sangre, le miré y con su sonrisa me encandilo.
Se acercó hasta terminar a mi lado sentado. Me miró durante unos segundos con una expresión seria, la que yo secundé. Entendía lo grave que era aquello, pero esta vez estaba despierta y era mi elección. No como aquel día en el pasado en que me obligaron a beber de la sangre parar resarcirme de las heridas de aquel diablo que jugó con mi piel.
Observé cómo se mordió la muñeca, de donde salieron unas gotas. Tras sus palabras asentí – Lista – Dije y tomando su muñeca con mis manos, la llevé a mi boca, donde dejé que cayeran las gotas, apretando suavemente la muñeca para que cayeran más. Lentamente fueron cayendo, y sentí el regusto a hierro de la sangre con toques dulces. Parecía increíble que los vampiros tuvieran una sangre dulce, cuando eran seres sin corazón que impulsar la sangre.
Cuando el gusto de su sangre inundó mi paladar, lamí la incisión borrando el rastro de la sangre y dejé su mano de vuelta. Le sonreí para acto seguido recostarme contra la pared de aquella cama. Respiré hondo sintiendo como mi corazón se aceleraba. A parte de la rápida sanación, la sangre vampírica también era afrodisiaca y ahora mi cuerpo lo sentía en su interior, dejando tras de sí una insoportable calidez que me hacia arder. Las pulsaciones alteradas no dejaban de chocar contra mi pecho.
Abrí los ojos encontrándome con su mirada y le sonreí levemente – El calor me está matando – dije entre dientes. Me encontré con dificultades para mantenerme serena ante su mirada, cuando mi piel ardía. Su cuerpo rozaba mi pierna, y el solo contacto me volvía loca. Que el vampiro pudiera sentir los latidos de mi corazón y como mi cuerpo se estremecía en silencio, era toda una situación bochornosa para mí, la que por suerte no duró demasiado.
Lentamente fue descendiendo aquella sensación, llenándome de un bienestar y una calma, la que procede tras la tormenta. Mis mejillas arreboladas volvieron a su estado original y mis ojos perdieron la nube de deseo que los cubría, volviendo a mirarle y a sonreírle con normalidad. - ¿Ya observaste los efectos? – Le sonreí y volví la mirada a mi pierna. No se veía una mejoría notoria, pero la herida empezaba a unirse lentamente, recubriéndose con una piel nueva. – Sangra menos – musite en un suspiro aliviada, intentando no pensar en lo que debería de pensar el vampiro. Seguía con su camisa, que todo y que me iba larga... no lo suficiente para que no notara la calidez de mi cuerpo a su lado.
-Sí – tuve que asentir, ya que estaba en lo cierto, permanecer en la piel de los animales no era muy bueno ya que podíamos perder parte de nuestra humanidad. Por más que fuera así, yo sentía en mi interior que ya había sobrepasado la alarma, y de que si no había enloquecido ya nunca lo haría. Mejor ser cauta y como bien decía el vampiro, intentar permanecer menos como pantera, aún a riesgo de sentirme desprotegida. – Sé que es malo, lo sé. Solo que ya hace tanto tiempo que nos protegemos mutuamente que no creo volverme salvaje. Además fui criada en salvaje junto a mi familia con lo que controlo perfectamente las transformaciones. – Quizás lo que decía tenía más sentido del que me pensaba. Podía ser que todo se redujera a según con que forma los cambia formas habíamos nacido, si en la humana o en animal y a partir de allí el control de aquella forma.
Suena lógico pensar que al nacer como pantera, y ser criada como tal esencialmente, pudiera controlar por completo mis transformaciones. Pero... ¿Y si quien nacía como humano y hasta los diez años no se transformaba...su control sobre las transformaciones y el entrelazado entre sus pieles fuera diferente? ¿Más caótico? Pensándolo así podía darse la situación. No creía que todos los cambiaformas tuviéramos el mismo control sobre nuestras pieles o si... y la que erraba en pensamientos era yo.
Suspiré ante mis pensamientos e ideas que no llegaban a ninguna parte y oí a Akseli. – Lamentablemente mi familia, mi hogar...todo lo que por derecho es mío, si aún queda algo de aquello en pie, está muy lejos. En los Cárpatos. Allí fui criada por mi familia y es donde se esconde...escondían - rectifiqué con media sonrisa triste en mi rostro – Ahora ya no sé nada de ellos. A los diez años me enviaron hacia aquí, alejándome de mis montañas en donde uno inquisidores nos descubrieron. Me alejaron de ellos para salvarme, pero olvidaron que una niña de diez años poco podía hacer sola en unos bosques desconocidos.- me encogí de hombros.
Por suerte aquellos tiempos habían pasado, los primeros años fueron los peores, después todo mejoró hasta que empecé a trabajar de espía. Entonces todo fue a mejor, hasta los días de hoy.
- Algunos días duermo en casa de amistades u hogares abandonados. De mi propiedad tengo una especie de cabaña en el bosque que uso para situaciones que se salen de la normalidad - expliqué, mirándole fijamente, sin perder el asombro sobre el vampiro quien mostraba una preocupación por mí. – Y no, no hay nadie en mi vida. Solo yo y mi bella pantera- le sonreí y tras aquello se fue, pensativo fuera de la cabaña.
No hizo falta pensar demasiado, la vida se me escurría en forma de sangre por la pierna, si quería pararla, sobrevivir, debía aceptar aquello que me ofrecía. Al llamarlo y decirle que aceptaba su sangre, le miré y con su sonrisa me encandilo.
Se acercó hasta terminar a mi lado sentado. Me miró durante unos segundos con una expresión seria, la que yo secundé. Entendía lo grave que era aquello, pero esta vez estaba despierta y era mi elección. No como aquel día en el pasado en que me obligaron a beber de la sangre parar resarcirme de las heridas de aquel diablo que jugó con mi piel.
Observé cómo se mordió la muñeca, de donde salieron unas gotas. Tras sus palabras asentí – Lista – Dije y tomando su muñeca con mis manos, la llevé a mi boca, donde dejé que cayeran las gotas, apretando suavemente la muñeca para que cayeran más. Lentamente fueron cayendo, y sentí el regusto a hierro de la sangre con toques dulces. Parecía increíble que los vampiros tuvieran una sangre dulce, cuando eran seres sin corazón que impulsar la sangre.
Cuando el gusto de su sangre inundó mi paladar, lamí la incisión borrando el rastro de la sangre y dejé su mano de vuelta. Le sonreí para acto seguido recostarme contra la pared de aquella cama. Respiré hondo sintiendo como mi corazón se aceleraba. A parte de la rápida sanación, la sangre vampírica también era afrodisiaca y ahora mi cuerpo lo sentía en su interior, dejando tras de sí una insoportable calidez que me hacia arder. Las pulsaciones alteradas no dejaban de chocar contra mi pecho.
Abrí los ojos encontrándome con su mirada y le sonreí levemente – El calor me está matando – dije entre dientes. Me encontré con dificultades para mantenerme serena ante su mirada, cuando mi piel ardía. Su cuerpo rozaba mi pierna, y el solo contacto me volvía loca. Que el vampiro pudiera sentir los latidos de mi corazón y como mi cuerpo se estremecía en silencio, era toda una situación bochornosa para mí, la que por suerte no duró demasiado.
Lentamente fue descendiendo aquella sensación, llenándome de un bienestar y una calma, la que procede tras la tormenta. Mis mejillas arreboladas volvieron a su estado original y mis ojos perdieron la nube de deseo que los cubría, volviendo a mirarle y a sonreírle con normalidad. - ¿Ya observaste los efectos? – Le sonreí y volví la mirada a mi pierna. No se veía una mejoría notoria, pero la herida empezaba a unirse lentamente, recubriéndose con una piel nueva. – Sangra menos – musite en un suspiro aliviada, intentando no pensar en lo que debería de pensar el vampiro. Seguía con su camisa, que todo y que me iba larga... no lo suficiente para que no notara la calidez de mi cuerpo a su lado.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
La soledad era parte natural de mi condición de vampiro, aunque realmente nunca estuviera solo por completo y tampoco debía preocuparme mucho por llamar la atención de personas que no me fuera convenientes, las cosas siempre se daban de la manera en la que le necesitaba y quien sabe, quizás… solo quizás aquella chica con partes animales fuera lo que en esos momentos necesitara más que nada en el mundo. Pensar en eso resultaba ridículo, pero tanto he vivido y presenciado en estos años que nada me sorprendería ya.
Sonreí con cierto recelo, si bien ella decía que tenia sus transformaciones controladas la naturaleza que poseíamos no era completamente segura y no sabíamos en que momento algo podía detonar un cambio en nosotros tan inesperado que no seríamos capaces de reaccionar hasta que fuera ya demasiado tarde. Incluso yo que era vampiro estaba consciente de que en algún momento podría perder la noción de lo que sucedía y terminar haciendo algo no muy apropiado para la seguridad tanto mía como de Jarko y Lanna pero no podíamos hacer mucho más que confiar en que eso no sucedería y todo se mantendría en orden como hasta esos momentos.
- Entiendo solo espero que las cosas continúen así durante mucho tiempo más y que nada se salga de su control - ser un animal que poseía la consciencia de lo que un día fue y nunca más sería, debía ser extraño e incomodo que eso pasara.
Lugares de nacimiento, ambos estábamos muy lejos de lo que podíamos llamar hogar aunque ella parecía tener muchas mas probabilidades de encontrar algo que fuera parte de su familia de regreso a su hogar, yo en cambio había perdido todo lo que podía atarme a esos tiempos y a esas personas desde hacia muchísimos años y definitivamente nada sería igual como para esperara que algo continuara en su sitio, estaba seguro de que ni siquiera una piedra de aquellos lugares continuaría donde antes.
- Creo que ellos estaban seguros de que habían criado a esa pequeña lo mejor que podían, lo suficiente como para que esa pequeña niña les enorgulleciera y se convirtiera en una hermosa, fuerte y valiente mujer… - le sonreí - ¿no lo crees así? además, no tenían muchas opciones como para pensar mucho tiempo y menos con un inquisidor encima de ellos, hicieron simplemente lo mejor que podían hacer en esos momentos - si bien jamás tuvimos la oportunidad de despedirnos nosotros de nuestra familia o saber que había sido de ellos, sospechaba que de saber lo que éramos y como vivíamos se hubiesen sentido orgullosos de eso, contando claro desde el momento en que Dominique desapareció de nuestras vidas por completo.
Una a una las gotas cayeron en su boca y cuando su lengua paso por mi muñeca, me agrado la sensación que provoco pero no preste gran atención porque estaba enfocado en no alejar mi mirada de ella y de lo que sucediera con su cuerpo.
E una primera instancia parecía que sufría; su ritmo cardiaco se había aumentado y respiraba algo irregular pero cuando sus ojos se abrieron de nuevo y me miro con esa sonrisa en los labios, sentí la necesidad de abrazarla aunque claro, eso no fue algo que hice ya que solo atine a sonreír ante sus palabras.
- Tranquila, todo pasara pronto - esas palabras eran la verdad, el asunto de esa verdad es que no me agradaba pensar en que dejaría de sentirse de esa forma. Sus latidos me gustaban, su mirada me llamaba a mantenerme cerca y no dejarle ir a ningún sitio; deseaba mantener cautiva a la bella pantera solo para mi… lastima que las cosas nunca fueran como uno lo deseaba - respira lento y pausado - desviar mi atención de la forma en la que de manera involuntaria su cuerpo me llamaba era muy complicado.
De manera tan repentina como todo aquello había sucedido, se detuvo de un momento a otro y su cuerpo entero se tranquilizo. Le sonreí y desvie mi mirada, no quería que se tensara o se avergonzara mucho menos por lo que era probable que respondiera a esa pregunta.
- Si, son unos efectos bastante interesantes ahora ya se que es lo que suele suceder en estos casos cuando se usa mi sangre - mire su pierna alentado por sus palabras al tiempo que se curaba lentamente - menos mal, sentía que no resistirías mucho más en esas condiciones así que ahora puedo estar más tranquilo - al final termine por mirarle fijamente - y al parecer tu también lo estas ya, menos mal que esos efectos de la sangre terminan por desaparecer manera rápida que luego hubiésemos podido tener problemas por ellos.
Me levante de la cama para darle un poco más de espacio, ya había afectado a la mujer con mi cercanía demasiado y no deseaba que se pudiera mal o que yo terminara por hacer algo que le resultara incomodo a ella o a ambos.
- ¿Necesitas que traiga algo?, aún estoy a tiempo de buscar algo para ti antes de que el sol salga y bueno… terminemos aquí un muy largo rato - le sonreí, aguardando para ver que era lo que requería para que su estancia en aquel lugar fuera cómoda.
Sonreí con cierto recelo, si bien ella decía que tenia sus transformaciones controladas la naturaleza que poseíamos no era completamente segura y no sabíamos en que momento algo podía detonar un cambio en nosotros tan inesperado que no seríamos capaces de reaccionar hasta que fuera ya demasiado tarde. Incluso yo que era vampiro estaba consciente de que en algún momento podría perder la noción de lo que sucedía y terminar haciendo algo no muy apropiado para la seguridad tanto mía como de Jarko y Lanna pero no podíamos hacer mucho más que confiar en que eso no sucedería y todo se mantendría en orden como hasta esos momentos.
- Entiendo solo espero que las cosas continúen así durante mucho tiempo más y que nada se salga de su control - ser un animal que poseía la consciencia de lo que un día fue y nunca más sería, debía ser extraño e incomodo que eso pasara.
Lugares de nacimiento, ambos estábamos muy lejos de lo que podíamos llamar hogar aunque ella parecía tener muchas mas probabilidades de encontrar algo que fuera parte de su familia de regreso a su hogar, yo en cambio había perdido todo lo que podía atarme a esos tiempos y a esas personas desde hacia muchísimos años y definitivamente nada sería igual como para esperara que algo continuara en su sitio, estaba seguro de que ni siquiera una piedra de aquellos lugares continuaría donde antes.
- Creo que ellos estaban seguros de que habían criado a esa pequeña lo mejor que podían, lo suficiente como para que esa pequeña niña les enorgulleciera y se convirtiera en una hermosa, fuerte y valiente mujer… - le sonreí - ¿no lo crees así? además, no tenían muchas opciones como para pensar mucho tiempo y menos con un inquisidor encima de ellos, hicieron simplemente lo mejor que podían hacer en esos momentos - si bien jamás tuvimos la oportunidad de despedirnos nosotros de nuestra familia o saber que había sido de ellos, sospechaba que de saber lo que éramos y como vivíamos se hubiesen sentido orgullosos de eso, contando claro desde el momento en que Dominique desapareció de nuestras vidas por completo.
Una a una las gotas cayeron en su boca y cuando su lengua paso por mi muñeca, me agrado la sensación que provoco pero no preste gran atención porque estaba enfocado en no alejar mi mirada de ella y de lo que sucediera con su cuerpo.
E una primera instancia parecía que sufría; su ritmo cardiaco se había aumentado y respiraba algo irregular pero cuando sus ojos se abrieron de nuevo y me miro con esa sonrisa en los labios, sentí la necesidad de abrazarla aunque claro, eso no fue algo que hice ya que solo atine a sonreír ante sus palabras.
- Tranquila, todo pasara pronto - esas palabras eran la verdad, el asunto de esa verdad es que no me agradaba pensar en que dejaría de sentirse de esa forma. Sus latidos me gustaban, su mirada me llamaba a mantenerme cerca y no dejarle ir a ningún sitio; deseaba mantener cautiva a la bella pantera solo para mi… lastima que las cosas nunca fueran como uno lo deseaba - respira lento y pausado - desviar mi atención de la forma en la que de manera involuntaria su cuerpo me llamaba era muy complicado.
De manera tan repentina como todo aquello había sucedido, se detuvo de un momento a otro y su cuerpo entero se tranquilizo. Le sonreí y desvie mi mirada, no quería que se tensara o se avergonzara mucho menos por lo que era probable que respondiera a esa pregunta.
- Si, son unos efectos bastante interesantes ahora ya se que es lo que suele suceder en estos casos cuando se usa mi sangre - mire su pierna alentado por sus palabras al tiempo que se curaba lentamente - menos mal, sentía que no resistirías mucho más en esas condiciones así que ahora puedo estar más tranquilo - al final termine por mirarle fijamente - y al parecer tu también lo estas ya, menos mal que esos efectos de la sangre terminan por desaparecer manera rápida que luego hubiésemos podido tener problemas por ellos.
Me levante de la cama para darle un poco más de espacio, ya había afectado a la mujer con mi cercanía demasiado y no deseaba que se pudiera mal o que yo terminara por hacer algo que le resultara incomodo a ella o a ambos.
- ¿Necesitas que traiga algo?, aún estoy a tiempo de buscar algo para ti antes de que el sol salga y bueno… terminemos aquí un muy largo rato - le sonreí, aguardando para ver que era lo que requería para que su estancia en aquel lugar fuera cómoda.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Observando como mi pierna lentamente empezaba a sanar, empezando primero con cortar toda vía de escape de la sangre que cesaba en ella, me sentía ligeramente mejor y ensimismada observando al vampiro y su sonrisa. Poco a poco muy levemente mi piel recuperaba su color natural, todo y que para estar bien, aún tendría primero que salir a cazar y recuperar la sangre pérdida. Sangre que ensuciaba la camiseta que llevaba encima y un poco las ropas del vampiro. Pero aquello parecía no importar, yo solo tenía ojos para observarle, aún con el recuerdo en mi mente de lo que su sangre en particular había provocado... en lo que él provocaba en mí.
Akseli observaba mi herida mostrándose feliz y satisfecho ante aquello, parecía realmente preocupado por mí y mi pantera volvía a ronronear feliz con aquello. Mordiéndome el labio inferior fui a desviar la mirada antes de que me viera de pleno observándole, cuando su mirada dio con la mía. Sin contenerme me sonrojé y le aguanté la mirada como él a mí intensamente, sin dejar de mirarnos ni un instante.
Asentí a sus palabras sonriéndole también – Sí – estuve de acuerdo con él. – Si hubiese seguido creo que habría resultado imposible que mi corazón cesara de latir ¿Lo escuchaste...? Es la primera vez que… - Me callé un instante ¿Pero que estaba diciendo? Su presencia me alteraba y me hacia olvidar de todo lo demás - Es la primera vez que lo siento así. – Me corregí terminando la frase.
Claro que lo habría escuchado, era un vampiro…Me tuve que recordar para no hacer mas el ridículo. Asentí con la cabeza a sus nuevas palabras sin dejar de apartar la mirada, lo que más me atraía de él eran aquellos ojos, los que de él solo reflejaban calidez y confianza…En verdad todo en él era impresionante con aquella aura de tranquilidad, como si no fuera un bebedor de sangre, un asesino. – El único problema habría sido mantener la calma – Reí suavemente, volviendo a reprenderme por ser a veces tan impulsiva y decir cosas que no hacían falta en aquellas conversaciones.
Su fría presencia era un bálsamo para la mía. Me calmaba y me dejaba relajarme en un paraje tan desolador como aquel, que de ser de otra forma nunca habría pensado en acudir a esconderme. Mirándole a él me arrepentía de haberle dicho este sitio. Esta cabaña no pintaba nada con él, él parecía salir de una familia de clase alta o tener las comodidades que un vampiro inteligente tenia, y por la seda fina de su camisa, estaba claro que era de gustos caros. O que con quien vivía lo era… ¿Quizás una mujer? De pensarlo algo en mí se revolvía y extrañada fruncí el ceño ¿Qué me pasaba?
Akseli finalmente se levantó de la cama, dejando en mí una sensación de vacío. Negué a sus palabras – No necesito nada mas... yo estoy bien, muchas gracias por preocuparte- le dije sonriendo, alzando la ceja y reprimiendo una sonrisa en cuanto murmuró de quedarse junto a mi. - ¿Te vas a quedar?...Si es así, debemos preparar la cabaña para ti – Aconsejé irguiéndome en la cama terminando sentada en su mismo filo, buscando algo que sirviera para aquel propósito. – Necesitamos mantas o pintura negra – Añadí cayendo en un armario pequeño de lo que parecían salir telas. Con suerte encontraríamos mantas.
Con esfuerzo me levanté ignorando la mirada reprobatoria del vampiro ante aquello, pero quería hacer algo y no quedarme tumbada mientras él hacia todo por mí. Al tocar el pie con el suelo, me mordí el labio conteniendo un gemido de dolor. Aún la herida dolía, y la pierna no andaba muy bien como para poder apoyarla y caminar con ella. Sin mostrar aquel dolor en mi rostro me encaminé hacia el armario, abriéndolo y para la suerte de ambos, se encontraban unas gruesas mantas que en efecto nos escudarían del calor y luz del sol. - ¿Crees que servirán? - Pregunté buscándole, alzando la mirada mientras con la mano me sujetaba a uno de los muebles viejos de aquel lugar.
– Podemos usarlas como aislante de la luz solar, si las colgamos en la pequeña ventana que hay - Sonreí mirándole – Pero... si quieres puedes irte a tu hogar, allí estarás mejor y en casa, no como aquí- Le miré temerosa de su contestación, pues bien yo ya me encontraba algo mejor. Era cierto que me dolía a mares la herida y que me sostenía a duras penas y simplemente por que seguía agarrada a algo o hacia ya minutos habría cedido y caído al suelo hiriéndome todavía mas, pero en una parte de mi interior, no quería dormir sola… no tras esta noche ajetreada y con los sucesos acontecidos en las últimas horas. Quería sentir a alguien a mi alrededor, en concreto a él y dormir junto a alguien por primera vez.
Akseli observaba mi herida mostrándose feliz y satisfecho ante aquello, parecía realmente preocupado por mí y mi pantera volvía a ronronear feliz con aquello. Mordiéndome el labio inferior fui a desviar la mirada antes de que me viera de pleno observándole, cuando su mirada dio con la mía. Sin contenerme me sonrojé y le aguanté la mirada como él a mí intensamente, sin dejar de mirarnos ni un instante.
Asentí a sus palabras sonriéndole también – Sí – estuve de acuerdo con él. – Si hubiese seguido creo que habría resultado imposible que mi corazón cesara de latir ¿Lo escuchaste...? Es la primera vez que… - Me callé un instante ¿Pero que estaba diciendo? Su presencia me alteraba y me hacia olvidar de todo lo demás - Es la primera vez que lo siento así. – Me corregí terminando la frase.
Claro que lo habría escuchado, era un vampiro…Me tuve que recordar para no hacer mas el ridículo. Asentí con la cabeza a sus nuevas palabras sin dejar de apartar la mirada, lo que más me atraía de él eran aquellos ojos, los que de él solo reflejaban calidez y confianza…En verdad todo en él era impresionante con aquella aura de tranquilidad, como si no fuera un bebedor de sangre, un asesino. – El único problema habría sido mantener la calma – Reí suavemente, volviendo a reprenderme por ser a veces tan impulsiva y decir cosas que no hacían falta en aquellas conversaciones.
Su fría presencia era un bálsamo para la mía. Me calmaba y me dejaba relajarme en un paraje tan desolador como aquel, que de ser de otra forma nunca habría pensado en acudir a esconderme. Mirándole a él me arrepentía de haberle dicho este sitio. Esta cabaña no pintaba nada con él, él parecía salir de una familia de clase alta o tener las comodidades que un vampiro inteligente tenia, y por la seda fina de su camisa, estaba claro que era de gustos caros. O que con quien vivía lo era… ¿Quizás una mujer? De pensarlo algo en mí se revolvía y extrañada fruncí el ceño ¿Qué me pasaba?
Akseli finalmente se levantó de la cama, dejando en mí una sensación de vacío. Negué a sus palabras – No necesito nada mas... yo estoy bien, muchas gracias por preocuparte- le dije sonriendo, alzando la ceja y reprimiendo una sonrisa en cuanto murmuró de quedarse junto a mi. - ¿Te vas a quedar?...Si es así, debemos preparar la cabaña para ti – Aconsejé irguiéndome en la cama terminando sentada en su mismo filo, buscando algo que sirviera para aquel propósito. – Necesitamos mantas o pintura negra – Añadí cayendo en un armario pequeño de lo que parecían salir telas. Con suerte encontraríamos mantas.
Con esfuerzo me levanté ignorando la mirada reprobatoria del vampiro ante aquello, pero quería hacer algo y no quedarme tumbada mientras él hacia todo por mí. Al tocar el pie con el suelo, me mordí el labio conteniendo un gemido de dolor. Aún la herida dolía, y la pierna no andaba muy bien como para poder apoyarla y caminar con ella. Sin mostrar aquel dolor en mi rostro me encaminé hacia el armario, abriéndolo y para la suerte de ambos, se encontraban unas gruesas mantas que en efecto nos escudarían del calor y luz del sol. - ¿Crees que servirán? - Pregunté buscándole, alzando la mirada mientras con la mano me sujetaba a uno de los muebles viejos de aquel lugar.
– Podemos usarlas como aislante de la luz solar, si las colgamos en la pequeña ventana que hay - Sonreí mirándole – Pero... si quieres puedes irte a tu hogar, allí estarás mejor y en casa, no como aquí- Le miré temerosa de su contestación, pues bien yo ya me encontraba algo mejor. Era cierto que me dolía a mares la herida y que me sostenía a duras penas y simplemente por que seguía agarrada a algo o hacia ya minutos habría cedido y caído al suelo hiriéndome todavía mas, pero en una parte de mi interior, no quería dormir sola… no tras esta noche ajetreada y con los sucesos acontecidos en las últimas horas. Quería sentir a alguien a mi alrededor, en concreto a él y dormir junto a alguien por primera vez.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
No era correcto que le dijera que sus latidos eran simplemente perfectos y que me gustaba la manera en la que su corazón seguía su ritmo, acelerado o tranquilo, transmitía paz y me llamaba.
- Si, lo escuche era imposible no hacerlo de la manera en la que latía - suspire aunque no me fuera necesario el aire para mantenerme con vida - Es la primera vez que lo sientes de esa manera porque recuerda que también es la primera ocasión que bebes sangre de vampiro para recuperarte así que es perfectamente normal algo así - me reí ante la seguridad que tenía al decir que mantener la calma sería nuestro único problema - No se si no te diste cuenta o quieres no notarlo, pero fue perfectamente notorio que ese no habría sido nuestro único problema… en fin… mejor deberíamos cambiar de tema, esto ya paso - algo en mi interior me decía que efectivamente ella también había notado la tensión momentánea que se había dado entre ambos.
Pasar todo un día al lado de Shunshine… sería en parte interesante y un poco más una tortura. La forma en la que me miraba, sus labios, las partes descubiertas de su cuerpo. Toda ella era un plato exótico dispuesto en aquella pequeña cabaña solo para mi. Me reprendí por pensar en semejante tontería, debía guardar la compostura para con ella, había decidido salvarla y no terminaría haciendo algo que dañara la integridad de la cambiaformas con la que compartiría cabaña, admitiré que en otros momentos me hubiera importado un demonio hacer cualquier cosa, pero ella… era diferente.
- Segura que no necesitas nada… puedo buscar cualquier cosa para ti de verdad que tengo el tiempo suficiente para ir y volver - miraba a la cambiaformas sin comprender correctamente porque rechazaba el que yo llevara algo para ella, podía pedir algo de ropa decente para cubrir su cuerpo y no sentirse tan expuesta ante mi como suponía que se sentía, en cambio lucía más bien sorprendida y algo apurada para dejar aquel sitio de la manera más conveniente para que a mi no me sucediera nada - Claro que me quedare contigo, lo dije y lo cumpliré - me rasque la nuca - La cabaña esta bien así, encontrare la manera de cubrirme del sol así que no te muevas y no te esfuerces que si no habrá sido inútil que te diera de mi sangre - le hice mala cara en cuanto la vi tomar asiento en la cama - de verdad que este lugar esta bien así, deja de preocuparte.
Le di la espalda, la verdad es que no estaba completamente seguro de que todo estaría bien en aquella cabaña cuando el sol saliera, pero debíamos ser positivos, tampoco es que estuviera completamente inútil como para cubrirme de los rayos del sol. Escuche entonces movimientos en la dichosa cama y al girarme contemple a Shunsine de pie, avanzando con una ligera mueca de dolor en su rostro, rumbo a un pequeño armario.
- Te he dicho que todo esta bien así que descansa - camine para acercarme a ella, pero cuando llegue a su lado ya sacaba de aquel lugar unas mantas - Eres una mujer muy terca… - me quede mirandola, recargando su cuerpo en un viejo mueble… todo por buscar la manera de que yo estuviera bien - Bien… las usaremos como aislante pero antes de eso - me acerque a ella, quedando muy cerca de aquel femenino cuerpo que despedía de nuevo calor y la tome entre mis brazos para llevarla hasta la cama nuevamente.
- Esta quieta Shunsine, te lo digo en serio - hable con firmeza. Poner aquellas mantas no era la gran cosa y podía hacerlo yo solo, mientras que ella descansara su pierna herida y comenzara a recuperarse cada vez más - Y no me iré, te lo dije, me quedare y no podas hacer nada para evitar tener mi compañía en esta cabaña igual y… - me aleje de ella con rumbo al armario, levante las manos al aire - prometo no hacer nada contra ti - tome una de las mantas que antes la cambiaformas había sacado de aquel armario y sin esperara mucho comencé a colocarla por una pared desde la que según se notaba era la que más luz podía dejar pasar - sabes… creo que será aburrido para ti permanecer a oscuras solo por mi culpa - me reí - es una desventaja de esta condición, tú al menos puedes hacer lo que te venga en gana, yo por el contrario debo esperar a la noche - termine de acomodar la primera manta y me dispuse a ir por la siguiente, con la mirada de la mujer siguiendo mis pasos.
- Si, lo escuche era imposible no hacerlo de la manera en la que latía - suspire aunque no me fuera necesario el aire para mantenerme con vida - Es la primera vez que lo sientes de esa manera porque recuerda que también es la primera ocasión que bebes sangre de vampiro para recuperarte así que es perfectamente normal algo así - me reí ante la seguridad que tenía al decir que mantener la calma sería nuestro único problema - No se si no te diste cuenta o quieres no notarlo, pero fue perfectamente notorio que ese no habría sido nuestro único problema… en fin… mejor deberíamos cambiar de tema, esto ya paso - algo en mi interior me decía que efectivamente ella también había notado la tensión momentánea que se había dado entre ambos.
Pasar todo un día al lado de Shunshine… sería en parte interesante y un poco más una tortura. La forma en la que me miraba, sus labios, las partes descubiertas de su cuerpo. Toda ella era un plato exótico dispuesto en aquella pequeña cabaña solo para mi. Me reprendí por pensar en semejante tontería, debía guardar la compostura para con ella, había decidido salvarla y no terminaría haciendo algo que dañara la integridad de la cambiaformas con la que compartiría cabaña, admitiré que en otros momentos me hubiera importado un demonio hacer cualquier cosa, pero ella… era diferente.
- Segura que no necesitas nada… puedo buscar cualquier cosa para ti de verdad que tengo el tiempo suficiente para ir y volver - miraba a la cambiaformas sin comprender correctamente porque rechazaba el que yo llevara algo para ella, podía pedir algo de ropa decente para cubrir su cuerpo y no sentirse tan expuesta ante mi como suponía que se sentía, en cambio lucía más bien sorprendida y algo apurada para dejar aquel sitio de la manera más conveniente para que a mi no me sucediera nada - Claro que me quedare contigo, lo dije y lo cumpliré - me rasque la nuca - La cabaña esta bien así, encontrare la manera de cubrirme del sol así que no te muevas y no te esfuerces que si no habrá sido inútil que te diera de mi sangre - le hice mala cara en cuanto la vi tomar asiento en la cama - de verdad que este lugar esta bien así, deja de preocuparte.
Le di la espalda, la verdad es que no estaba completamente seguro de que todo estaría bien en aquella cabaña cuando el sol saliera, pero debíamos ser positivos, tampoco es que estuviera completamente inútil como para cubrirme de los rayos del sol. Escuche entonces movimientos en la dichosa cama y al girarme contemple a Shunsine de pie, avanzando con una ligera mueca de dolor en su rostro, rumbo a un pequeño armario.
- Te he dicho que todo esta bien así que descansa - camine para acercarme a ella, pero cuando llegue a su lado ya sacaba de aquel lugar unas mantas - Eres una mujer muy terca… - me quede mirandola, recargando su cuerpo en un viejo mueble… todo por buscar la manera de que yo estuviera bien - Bien… las usaremos como aislante pero antes de eso - me acerque a ella, quedando muy cerca de aquel femenino cuerpo que despedía de nuevo calor y la tome entre mis brazos para llevarla hasta la cama nuevamente.
- Esta quieta Shunsine, te lo digo en serio - hable con firmeza. Poner aquellas mantas no era la gran cosa y podía hacerlo yo solo, mientras que ella descansara su pierna herida y comenzara a recuperarse cada vez más - Y no me iré, te lo dije, me quedare y no podas hacer nada para evitar tener mi compañía en esta cabaña igual y… - me aleje de ella con rumbo al armario, levante las manos al aire - prometo no hacer nada contra ti - tome una de las mantas que antes la cambiaformas había sacado de aquel armario y sin esperara mucho comencé a colocarla por una pared desde la que según se notaba era la que más luz podía dejar pasar - sabes… creo que será aburrido para ti permanecer a oscuras solo por mi culpa - me reí - es una desventaja de esta condición, tú al menos puedes hacer lo que te venga en gana, yo por el contrario debo esperar a la noche - termine de acomodar la primera manta y me dispuse a ir por la siguiente, con la mirada de la mujer siguiendo mis pasos.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
¿Tensión? Pensé en sus palabras, recordándome aquellos minutos, recordando sus ojos y como yo, mi cuerpo y mi corazón le llamaba sin palabras. ¿Seria aquello la tensión entre presa y cazador? Juraría haber visto en sus ojos la llama del deseo, y entre sus labios la sombra de los letales colmillos. Y tras aquella llama, la preocupación por mí. Moví ligeramente mi cabeza, desquitándome aquellos pensamientos, negando a continuación su pregunta de si necesitaba algo. A lo que me negué rotundamente – Si en el día me transformo en animal, de poco me servirá la ropa. Y en cuanto me encuentre bien saldré como pueda e iré a cazar algo. – le miré y sonreí - Puede ser tu sangre la mas deliciosa del mundo, pero aún que me sane…no sacia mi estomago me temo. Pero no importa, puedo esperar, tranquilo – dije sabedora de que poco le faltaría lo más seguro por salir y traerme un ciervo.
No obstante, no podía comerme un ciervo delante de él, así como no creía que él se bebería a alguien delante de mí. O a saber, quizás sí que lo haría. Suspirando saqué la segunda manta, cuando lo sentí cerca de mí, a mi espalda.- ¿Eh? ¿Qué haces…?- Pregunté al sentirme rodeada por él y al segundo siguiente en sus brazos, como una niña pequeña.
Reí entre sus fríos brazos, cerrando los ojos a lo que tardó en devolverme a la cama, donde me quedé recostada, negada a tumbarme y dejarme dormir aún. Porque si me tumbaba corría el riesgo de dormir, y aún no me apetecía ir en busca de Morfeo. ¿Y si ocurría algo? No, mejor permanecer despierta. Al oír sus palabras sonreí, me recordaba a mi padre en el sentido de que él también se quejaba de pequeña de lo terca que era. – No soy una niña pequeña, Akseli – protesté, ladeando la cabeza observando sus movimientos y como arreglaba la cabaña para la salida del sol. Mis ojos por inercia, se fueron a su espalda que ahora estaba descubierta, sin la camisa que tenía yo puesta, Akseli había quedado con el torso desnudo. Definitivamente, Akseli no era mi padre pensé mordiéndome el labio inferior ante la imagen de su cuerpo masculino donde se le adivinaba gran parte de su fuerza.
- ¿Por qué los vampiros sois todos así?- La pregunta se me escapó sin querer. Sonreí reprendiéndome por tener tan larga la lengua y poner a mis pensamientos palabras, que queriendo o sin querer, ya ni yo lo sabía, dejaba ir. – Digo…- me expliqué – En todo lo que llevo aquí, nada comparado en los años que debes de tener…No, por favor! No me digas cuántos años tienes, seguro que contigo me daré una sorpresa – Sonreí y volví a proseguir – A lo que iba. Nunca he oído nada de un vampiro que no sea bello y hermoso. ¿Por qué? ¿Es quizás esta magia que lleváis, lo que os hace tan grandes depredadores? – En verdad ninguna criatura, apenas quizás los licántropos, podían resistir sus encantos. Eran los más altos en la cadena, solo los cazadores e inquisidores les cazaban, pero aquellos eran simples humanos o criaturas perdidas que buscaban un perdón divino. Yo luchaba con el bien, odiaba las injusticias y la maldad, y la oscuridad. Aún así era consciente de que no tenía un enemigo claro, los humanos se mataban entre ello por poder, que era mejor ¿Matar por poder o matar para sobrevivir? Por esta pregunta era por lo que en una primera instancia, una debía observar antes de hacerse con un juicio de cómo es aquella persona. Akseli no parecía mala persona, todo lo contrario, pero era un vampiro y como tal si se hubiera encontrado con la necesidad, habría bebido de mi, siendo o no humana por completo.
- Obvio, de que si yo fuera humana ya habría caído rendida a ti – añadí buscando su mirada, encontrándomela y quedandome en ella atrapada, sin desviar la vista de sus ojos. También como cambiaformas he caído de forma u otra, lo que me diferenciaba de una humana normal, era que yo podía diferenciar cada una de las criaturas de la noche y que como ellas, yo tenía mis armas. – Y no estaríamos en tan extraño lugar – añadí sonriéndole, quitándole importancia a todo lo demás.
Di un rápido vistazo a las ventanas que aún quedaban por tapar. – No me asusta la oscuridad. Te olvidas que soy una felina y como tal veo mejor en la noche. Sinceramente en esta forma de ahora no es que vea como mi pantera, pero puedo moverme con cierta facilidad – Dije tranquilizándolo, volviendo a sentarme en el filo de la cama - ¿Seguro que no quieres que te dé una mano?...Ah diablos. Sí, ¡lo sé!… soy terca - me reí – Aún así, insisto. No es que quiera echarte de aquí, es que tras lo sucedido, no quiero que te vayas. Por eso me preocupo por el maldito sol, no quiero verte en llamas y menos en cenizas - Le sonreí y alcé una mano hacia él, pidiéndole en silencio su permiso para ayudarle.
Clavé mis ojos en los ajenos, en una silenciosa suplica, esperando que tomara mi mano y me levantara. No me gustaba sentirme lisiada, y le gustará o no haría algo, aun que tuviera que devolverme mil veces a la cama. Entonces yo, mil y unas veces me levantaría.
No obstante, no podía comerme un ciervo delante de él, así como no creía que él se bebería a alguien delante de mí. O a saber, quizás sí que lo haría. Suspirando saqué la segunda manta, cuando lo sentí cerca de mí, a mi espalda.- ¿Eh? ¿Qué haces…?- Pregunté al sentirme rodeada por él y al segundo siguiente en sus brazos, como una niña pequeña.
Reí entre sus fríos brazos, cerrando los ojos a lo que tardó en devolverme a la cama, donde me quedé recostada, negada a tumbarme y dejarme dormir aún. Porque si me tumbaba corría el riesgo de dormir, y aún no me apetecía ir en busca de Morfeo. ¿Y si ocurría algo? No, mejor permanecer despierta. Al oír sus palabras sonreí, me recordaba a mi padre en el sentido de que él también se quejaba de pequeña de lo terca que era. – No soy una niña pequeña, Akseli – protesté, ladeando la cabeza observando sus movimientos y como arreglaba la cabaña para la salida del sol. Mis ojos por inercia, se fueron a su espalda que ahora estaba descubierta, sin la camisa que tenía yo puesta, Akseli había quedado con el torso desnudo. Definitivamente, Akseli no era mi padre pensé mordiéndome el labio inferior ante la imagen de su cuerpo masculino donde se le adivinaba gran parte de su fuerza.
- ¿Por qué los vampiros sois todos así?- La pregunta se me escapó sin querer. Sonreí reprendiéndome por tener tan larga la lengua y poner a mis pensamientos palabras, que queriendo o sin querer, ya ni yo lo sabía, dejaba ir. – Digo…- me expliqué – En todo lo que llevo aquí, nada comparado en los años que debes de tener…No, por favor! No me digas cuántos años tienes, seguro que contigo me daré una sorpresa – Sonreí y volví a proseguir – A lo que iba. Nunca he oído nada de un vampiro que no sea bello y hermoso. ¿Por qué? ¿Es quizás esta magia que lleváis, lo que os hace tan grandes depredadores? – En verdad ninguna criatura, apenas quizás los licántropos, podían resistir sus encantos. Eran los más altos en la cadena, solo los cazadores e inquisidores les cazaban, pero aquellos eran simples humanos o criaturas perdidas que buscaban un perdón divino. Yo luchaba con el bien, odiaba las injusticias y la maldad, y la oscuridad. Aún así era consciente de que no tenía un enemigo claro, los humanos se mataban entre ello por poder, que era mejor ¿Matar por poder o matar para sobrevivir? Por esta pregunta era por lo que en una primera instancia, una debía observar antes de hacerse con un juicio de cómo es aquella persona. Akseli no parecía mala persona, todo lo contrario, pero era un vampiro y como tal si se hubiera encontrado con la necesidad, habría bebido de mi, siendo o no humana por completo.
- Obvio, de que si yo fuera humana ya habría caído rendida a ti – añadí buscando su mirada, encontrándomela y quedandome en ella atrapada, sin desviar la vista de sus ojos. También como cambiaformas he caído de forma u otra, lo que me diferenciaba de una humana normal, era que yo podía diferenciar cada una de las criaturas de la noche y que como ellas, yo tenía mis armas. – Y no estaríamos en tan extraño lugar – añadí sonriéndole, quitándole importancia a todo lo demás.
Di un rápido vistazo a las ventanas que aún quedaban por tapar. – No me asusta la oscuridad. Te olvidas que soy una felina y como tal veo mejor en la noche. Sinceramente en esta forma de ahora no es que vea como mi pantera, pero puedo moverme con cierta facilidad – Dije tranquilizándolo, volviendo a sentarme en el filo de la cama - ¿Seguro que no quieres que te dé una mano?...Ah diablos. Sí, ¡lo sé!… soy terca - me reí – Aún así, insisto. No es que quiera echarte de aquí, es que tras lo sucedido, no quiero que te vayas. Por eso me preocupo por el maldito sol, no quiero verte en llamas y menos en cenizas - Le sonreí y alcé una mano hacia él, pidiéndole en silencio su permiso para ayudarle.
Clavé mis ojos en los ajenos, en una silenciosa suplica, esperando que tomara mi mano y me levantara. No me gustaba sentirme lisiada, y le gustará o no haría algo, aun que tuviera que devolverme mil veces a la cama. Entonces yo, mil y unas veces me levantaría.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Me era imposible negar que sus palabras eran ciertas, más deseaba servir de algo ademas que dudaba que fuera capaz de salir al siguiente día. Con esas heridas e incluso mi sangre, me parecía que tardaría mucho más tiempo en sanar, pero no haría nada que interrumpiera con los planes de ella, después de todo a herida era Shunshine y debía saber muy bien cuanto dudaría herida, si decía que se iría a cazar al siguiente día entonces por mi estaba bien.
– No sé si mi sangre es deliciosa, es decir no es completamente mía después de todo – Una realidad un tanto triste pero finalmente la verdad, aunque yo se la hubiera dado y adquiriera un poco de mi esa sangre finalmente se la había robado a alguien más, a un ser vivo para mantener aquel cuerpo que no lo estaba más – Pero me alegro que te haya servido al menos un poco que era la único que podía hacer por ti en este lugar.
Continuaba con mi labor de cubrir todo aquello que permitiera entrar la luz del sol al interior de esa pequeña cabaña abandonada donde esa noche y ese día nosotros seríamos sus habitantes. Una niña pequeña, eso era justamente ella ante mi mirada, una niña pequeña y terca. ¿Cuántos años nos separaban? Varias vidas de ella podían entrar en mis años de existencia, así que por más que intentara tratarle como a una igual, ella era en parte una niña, una muy linda.
– Lo eres, eres una pequeña terca… muy terca y no hago más que llevarte a la cama a que descanses que si deseas salir a cazar debes estar recuperada por completo.
Tome la siguiente manta y me detuve ante su pregunta tan repentina. Le mire extrañado por su duda. – ¿Así? – Agradecí que comenzara a explicarse pues aunque tenía algo de idea de lo que ella se refería, quería constatar que era ciertamente eso que había pensado y mis pensamientos se vieron acertados cuando escuche su explicación –La verdad es que no lo sé, creo que es parte de lo que necesitamos para ocultar lo monstruosos que somos en realidad. Pero si algo puedo decirte es que recuerdo que mi creadora era hermosa, atrayente y magnifica. Finalmente solo buscaba obtener presas y compañía para si misma – le sonreí – Somos unos depredadores horribles esa es la única verdad – me reí ante su sinceridad– Si fueras una simple humana ya habrías caído, vaya sorpresa. Eso puede tomarse como que incluso de esta manera te parezco algo atractivo, sino ¿Cómo sabes que habrías caído?– abandone ese tema que era bastante peculiar par acercarme continuar con mi labor. Era complicado explicar mi naturaleza, pues aunque los demás dijeran que éramos hermosos los humanos tenían un encanto que simplemente nosotros no podíamos poseer nunca más, por ese motivo eran tan llamativos también. A mi Shunshine me parecía hermosa, mucho más que varias vampiros que alguna vez conocí, pero eso no se lo diría… no aún.
Le di la espalda para acomodar otra manta, escuchando detrás de mi su voz. Insistente, una mujer que se notaba claro acostumbrada a hacer las cosas por si misma y a no estar quieta ni un instante.
– No, de verdad que estoy bien por mi cuenta y me alegra que no te asuste la oscuridad, ambos veremos bien entonces – Me gire a mirarle de nuevo con las manos en la manta, observandola sentada en el borde de la cama, estirando su fina mano en mi dirección y con una mirada tan hermosa que me invitaba a tomarle y guiarle a mi lado para que continuáramos juntos – Nada pasara, no me iré y mucho menos acabare en cenizas así que relajate que me tendrás haciendote compañía mucho más tiempo – Aunque dije eso estiren mi mano para tomar la suya y levantarle con cuidado, atrayendo su cuerpo hasta mi – Esta bien, ayudame pero quedate cerca de mi, no quiero que te esfuerces de más y termines más herida – le sonreí con su cuerpo cerca al mío, estaba un poco más cálida que antes y eso me reconfortaba, demasiado – Espero que no te moleste que estemos así de juntos pero, eres tan terca y al parecer tan imprudente que te creo capaz de hacer alguna barbaridad – me reí un poco, sin alejar mi mirada de sus ojos y permitiendo que su cercanía inundara mis sentidos por completo.
– No sé si mi sangre es deliciosa, es decir no es completamente mía después de todo – Una realidad un tanto triste pero finalmente la verdad, aunque yo se la hubiera dado y adquiriera un poco de mi esa sangre finalmente se la había robado a alguien más, a un ser vivo para mantener aquel cuerpo que no lo estaba más – Pero me alegro que te haya servido al menos un poco que era la único que podía hacer por ti en este lugar.
Continuaba con mi labor de cubrir todo aquello que permitiera entrar la luz del sol al interior de esa pequeña cabaña abandonada donde esa noche y ese día nosotros seríamos sus habitantes. Una niña pequeña, eso era justamente ella ante mi mirada, una niña pequeña y terca. ¿Cuántos años nos separaban? Varias vidas de ella podían entrar en mis años de existencia, así que por más que intentara tratarle como a una igual, ella era en parte una niña, una muy linda.
– Lo eres, eres una pequeña terca… muy terca y no hago más que llevarte a la cama a que descanses que si deseas salir a cazar debes estar recuperada por completo.
Tome la siguiente manta y me detuve ante su pregunta tan repentina. Le mire extrañado por su duda. – ¿Así? – Agradecí que comenzara a explicarse pues aunque tenía algo de idea de lo que ella se refería, quería constatar que era ciertamente eso que había pensado y mis pensamientos se vieron acertados cuando escuche su explicación –La verdad es que no lo sé, creo que es parte de lo que necesitamos para ocultar lo monstruosos que somos en realidad. Pero si algo puedo decirte es que recuerdo que mi creadora era hermosa, atrayente y magnifica. Finalmente solo buscaba obtener presas y compañía para si misma – le sonreí – Somos unos depredadores horribles esa es la única verdad – me reí ante su sinceridad– Si fueras una simple humana ya habrías caído, vaya sorpresa. Eso puede tomarse como que incluso de esta manera te parezco algo atractivo, sino ¿Cómo sabes que habrías caído?– abandone ese tema que era bastante peculiar par acercarme continuar con mi labor. Era complicado explicar mi naturaleza, pues aunque los demás dijeran que éramos hermosos los humanos tenían un encanto que simplemente nosotros no podíamos poseer nunca más, por ese motivo eran tan llamativos también. A mi Shunshine me parecía hermosa, mucho más que varias vampiros que alguna vez conocí, pero eso no se lo diría… no aún.
Le di la espalda para acomodar otra manta, escuchando detrás de mi su voz. Insistente, una mujer que se notaba claro acostumbrada a hacer las cosas por si misma y a no estar quieta ni un instante.
– No, de verdad que estoy bien por mi cuenta y me alegra que no te asuste la oscuridad, ambos veremos bien entonces – Me gire a mirarle de nuevo con las manos en la manta, observandola sentada en el borde de la cama, estirando su fina mano en mi dirección y con una mirada tan hermosa que me invitaba a tomarle y guiarle a mi lado para que continuáramos juntos – Nada pasara, no me iré y mucho menos acabare en cenizas así que relajate que me tendrás haciendote compañía mucho más tiempo – Aunque dije eso estiren mi mano para tomar la suya y levantarle con cuidado, atrayendo su cuerpo hasta mi – Esta bien, ayudame pero quedate cerca de mi, no quiero que te esfuerces de más y termines más herida – le sonreí con su cuerpo cerca al mío, estaba un poco más cálida que antes y eso me reconfortaba, demasiado – Espero que no te moleste que estemos así de juntos pero, eres tan terca y al parecer tan imprudente que te creo capaz de hacer alguna barbaridad – me reí un poco, sin alejar mi mirada de sus ojos y permitiendo que su cercanía inundara mis sentidos por completo.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Podía considerarse a sí mismo y a toda su especie monstruosos seres, yo misma había matado vampiros y entendía de aquellos depredadores sedientos de sangre. Todo y así le miraba y en ninguna parte de él, encontraba una parte monstruosa. Ni mis pieles felinas que gozaban de instinto más fuerte que el mío se inquietaban ante su presencia. Y si así era cierto, me encontraba ante el monstruo menos monstruoso del mundo. Yo solo veía su belleza, aquel porte… ¿Cuántos años debía de tener alguien como él? Cierto era que me moría por saber, pero la curiosidad podía ser muy traicionera, así que mejor no quería sumarle otro impedimento a parte de nuestras tan diferentes especies, como las que éramos, dos polos completamente opuestos de cierta forma.
Seguí sus movimientos cayendo en la cuenta de que no usaba su velocidad sobrenatural para hacer aquel trabajo. Aquel gesto en sí, me llevó a pensar más que nunca que me encontraba ante un vampiro de algunos siglos, hasta el punto en que debía estar acostumbrado a caminar entre humanos y al ritmo que estos llevaban. Cualquiera podría confundirlo con un humano, sin duda alguna. No pude evitar reírme al pensar en aquella posibilidad que de ser cierta, querría decir que en efecto yo para él no era más que una pequeña niña perdida en el mundo, como otras tantas.
Yo por lo menos era cambiaformas, en cierta forma, nunca he estado sola. Pero al pensar en aquellas pequeñas que completamente se encuentran solas, se me encoge el alma. Esa misma razón era por la que cada año entregaba grandes cantidades de dinero, casi todo lo que ganaba, a orfanatos de las ciudades más próximas, velando así por la vida de tantas vidas inocentes como eran los huérfanos.
En cuanto sus labios murmuraron y definieron a su creadora, un malestar me agobió en cuanto murmuró “hermosa, atrayente y magnifica”. Suerte que no me encontrara en mi piel de felina o el gruñido habría sido de tal enormidad que cualquier ave a un kilometro a la redonda habrían huido despavoridos ante el rugido de la fiera. Rápidamente, pero antes de que él se diera cuenta cambié mi rostro volviendo a tener igual de siempre y dibujar una leve sonrisa en mis labios, que esbozaron con cierta dificultad. – No voy a negar lo obvio. Tú también eres hermoso, y atrayente – dije en un hilo de voz bajo, añadiendo a mis palabras un – Y magnifico…- apenas perceptible, solo un leve sonido de mis labios, mientras me enrojecía al sentir su mirada y su sonrisa puesta en mi persona.
Dándome la espalda, suspiré y allí fue cuando le pedí que me levantara, que quisiera ayudarle en algo, en lo que fuera… a lo que asintió tras murmurar y asegurarme que seguiría en mi compañía hasta mi completa curación.
Se acercó a mí, tomando mi mano entre las suyas y levantándome con suavidad y delicadeza, hasta que mi pie tocó el suelo y me acercó a su cuerpo.
Al instante sentí su fría piel contra la mía, las que creaban una temperatura media entre ambas. Piel con piel, su frialdad parecía ser manos. Quizás fuera de que mi piel calentaba la ajena ante aquella cercanía. Sonreí ante sus palabras y negué con la cabeza – No me molesta. Es más, agradezco sentirte junto a mí, ya que el frio adormece el dolor – dije lo primero que se me ocurrió. La verdad era una muy distinta, aquella cercanía no la aborrecía si no que todo lo contrario. Y aún no entendía muy bien, el por qué.
-Perdón por ser tan terca. Acostumbrada a vivir sola, supongo que te puedes hacer una idea de cómo puedo ser – coincidí con una sonrisa mirando brevemente hacia atrás, hacia él, coincidiendo con sus ojos, los que me quedé mirando unos segundos que parecían ser eternos, hasta que volví de nuevo mi mirada, evitando que se fijara en el ligero rubor de mis mejillas.
- Vamos, aún queda noche por delante, pero antes de nada va la seguridad. Y para ello, debemos terminar de poner las mantas en sus ventanas correspondientes – murmuré tomando una manta ayudada por Akseli y empezamos los dos juntos a preparar la cabaña para su noche y escondite a la luz solar. Finalmente lo hicimos como un equipo, mientras él se cercioraba que estaban bien puestas por arriba, yo las aseguraba por debajo, intentando en el proceso no apoyar ni hacer movimientos extraños con la pierna herida.
Cada cierto tiempo, nuestras pieles se chocaban, nuestros brazos, manos, cuerpos… creando en la propia piel y la ajena, un leve estremecimiento. Nada incomodo para mí, al menos, ya que ante aquellos momentos, la piel se me ponía de punta, “se me erizaba” como diría si me encontrara en la piel de mis felinas.
Poco a poco fuimos terminando, hasta llegar a la última ventana, la que tapamos quedando finalmente en la más oscura de las oscuridades.
– Se acabó – Murmuré casi en un suspiro, con voz cansada. Me recosté en el cuerpo ajeno, agradeciendo su presencia,con todos mis sentidos, embargados en aquel intenso aroma, y cuerpo que se amoldaba perfectamente al mío.
Seguí sus movimientos cayendo en la cuenta de que no usaba su velocidad sobrenatural para hacer aquel trabajo. Aquel gesto en sí, me llevó a pensar más que nunca que me encontraba ante un vampiro de algunos siglos, hasta el punto en que debía estar acostumbrado a caminar entre humanos y al ritmo que estos llevaban. Cualquiera podría confundirlo con un humano, sin duda alguna. No pude evitar reírme al pensar en aquella posibilidad que de ser cierta, querría decir que en efecto yo para él no era más que una pequeña niña perdida en el mundo, como otras tantas.
Yo por lo menos era cambiaformas, en cierta forma, nunca he estado sola. Pero al pensar en aquellas pequeñas que completamente se encuentran solas, se me encoge el alma. Esa misma razón era por la que cada año entregaba grandes cantidades de dinero, casi todo lo que ganaba, a orfanatos de las ciudades más próximas, velando así por la vida de tantas vidas inocentes como eran los huérfanos.
En cuanto sus labios murmuraron y definieron a su creadora, un malestar me agobió en cuanto murmuró “hermosa, atrayente y magnifica”. Suerte que no me encontrara en mi piel de felina o el gruñido habría sido de tal enormidad que cualquier ave a un kilometro a la redonda habrían huido despavoridos ante el rugido de la fiera. Rápidamente, pero antes de que él se diera cuenta cambié mi rostro volviendo a tener igual de siempre y dibujar una leve sonrisa en mis labios, que esbozaron con cierta dificultad. – No voy a negar lo obvio. Tú también eres hermoso, y atrayente – dije en un hilo de voz bajo, añadiendo a mis palabras un – Y magnifico…- apenas perceptible, solo un leve sonido de mis labios, mientras me enrojecía al sentir su mirada y su sonrisa puesta en mi persona.
Dándome la espalda, suspiré y allí fue cuando le pedí que me levantara, que quisiera ayudarle en algo, en lo que fuera… a lo que asintió tras murmurar y asegurarme que seguiría en mi compañía hasta mi completa curación.
Se acercó a mí, tomando mi mano entre las suyas y levantándome con suavidad y delicadeza, hasta que mi pie tocó el suelo y me acercó a su cuerpo.
Al instante sentí su fría piel contra la mía, las que creaban una temperatura media entre ambas. Piel con piel, su frialdad parecía ser manos. Quizás fuera de que mi piel calentaba la ajena ante aquella cercanía. Sonreí ante sus palabras y negué con la cabeza – No me molesta. Es más, agradezco sentirte junto a mí, ya que el frio adormece el dolor – dije lo primero que se me ocurrió. La verdad era una muy distinta, aquella cercanía no la aborrecía si no que todo lo contrario. Y aún no entendía muy bien, el por qué.
-Perdón por ser tan terca. Acostumbrada a vivir sola, supongo que te puedes hacer una idea de cómo puedo ser – coincidí con una sonrisa mirando brevemente hacia atrás, hacia él, coincidiendo con sus ojos, los que me quedé mirando unos segundos que parecían ser eternos, hasta que volví de nuevo mi mirada, evitando que se fijara en el ligero rubor de mis mejillas.
- Vamos, aún queda noche por delante, pero antes de nada va la seguridad. Y para ello, debemos terminar de poner las mantas en sus ventanas correspondientes – murmuré tomando una manta ayudada por Akseli y empezamos los dos juntos a preparar la cabaña para su noche y escondite a la luz solar. Finalmente lo hicimos como un equipo, mientras él se cercioraba que estaban bien puestas por arriba, yo las aseguraba por debajo, intentando en el proceso no apoyar ni hacer movimientos extraños con la pierna herida.
Cada cierto tiempo, nuestras pieles se chocaban, nuestros brazos, manos, cuerpos… creando en la propia piel y la ajena, un leve estremecimiento. Nada incomodo para mí, al menos, ya que ante aquellos momentos, la piel se me ponía de punta, “se me erizaba” como diría si me encontrara en la piel de mis felinas.
Poco a poco fuimos terminando, hasta llegar a la última ventana, la que tapamos quedando finalmente en la más oscura de las oscuridades.
– Se acabó – Murmuré casi en un suspiro, con voz cansada. Me recosté en el cuerpo ajeno, agradeciendo su presencia,con todos mis sentidos, embargados en aquel intenso aroma, y cuerpo que se amoldaba perfectamente al mío.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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