AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Máscaras y espejos [Shunshine]
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Máscaras y espejos [Shunshine]
Aquel salón de espejos estaña impregnado de su aroma por todos lados, en algunos sitios se volvía más intenso y en otros disminuía tanto al punto que creía que la ausencia de su aroma llegaría a dolerme. Pero la hermosa pantera estaba oculta en algún sitio de aquel salón y yo no descansaría hasta poder encontrarla de nuevo, tener su calor entre mis brazos y reclamar un premio que tendría bien merecido. Me encantaba saber que en ese cuarto repleto de espejos estábamos solo ella y yo pues todos los demás asistentes a la fiesta, estaban ocupados en otras cosas como la presentación del famoso collar.
La máscara solo le hacía lucir mucho más seductora que antes y la manera en que me miraba a través de ella me fascinaba.
– Que pantera tan más hermosa me he encontrado en el camino – me reí sintiendo el calor que su cuerpo despedía – Mucho debes estar esperando verla de nuevo en la fiesta, es una lastima que no vaya a dejarle salir nuevamente – sonreí mostrando levemente los colmillos ante su beso y después de recibirlo hice una mueca de desagrado – No quiero un premio como ese, dame más premios… – Era imposible que me sintiera tranquilo o contento con ese premio, teniendo frente a mi vestida como una diosa.
Estar cerca de ella era tan reconfortante como doloroso, en parte nunca me había encariñado demasiado con nadie por el hecho de perderle tarde o temprano, más antes de que me diera cuenta ella se había metido en mi mente y en mi vida, llenando todos los espacios que antes me parecían vacíos y sin sentido alguno. En todos lados era capaz ahora de encontrar algo que me recordara a ella, de una manera u otra y los momentos en que debía estar separado de ella se sentían mucho más largos que todo el tiempo que había vivido antes en soledad.
¿Qué iba a hacer cuando me hiciera falta? Su vida sería mucho más corta que la mía, lo que para ella sería una vida larga para mi no significaría más que un suspiro, uno que quizás viajaría demasiado rápido para mi gusto, pero no existía nada que pudiera hacer más que disfrutar el tiempo a su lado y llenarme de ella tanto como se me permitiera.
– ¿En serio? y ¿Qué has pensado de mi? Quiero saber si es parte de lo mismo que he estado pensado yo de ti o por lo menos algo similar – le bese la frente, esa frente que solo tenía para darme calidez y aspectos que nunca en mi existencia había sido capaz de aprender o tomar por mi cuenta. Sonrojada como estaba me encantaba, pocas ocasiones me había tocado admirarle de esa manera, solo quizás cuando le salva la primera vez que nos topamos y que me mostró su perfecto cuerpo desnudo, ese que debí cubrir con mis ropas para alejar la tentación que significaba para mi.
Rodee su cintura con mis brazos, sin alejarle ni un poco de mi. Esa noche mi querida pantera estaba actuando más arriesgada que en otras ocasiones y era algo nuevo, algo que no había visto que hiciera hasta ese momento conmigo y quería ver más de esa Shunshine que aún era desconocida para mi.
– No lo sé, no había pensado en algo que quisiera para mi más que verte y eso ya lo he cumplido así que, vamos, dime que es lo que tienes planeado quiero saber para decirte si me gustara o no – ladee el rostro – ¿Comprobar? – Le mire notando como su lengua se deslizaba seductivamente por sus labios y fui consciente entonces de lo que ella tenía planeado hacer y no me negué, sería un tonto de haberlo hecho.
En muchas otras ocasiones había besado a otras mujeres, pero el roce de sus labios, el sabor de esa mujer, su aroma y su calor eran sencillamente embriagantes, tanto que debí contenerme para no terminar besando sus labios de forma más salvaje.
Aquella voz retumbo en mi mente, esa petición a la que me era imposible negarme pero a la que aún así analizaba con calma, no deseaba hacer algo de lo que después pudiera arrepentirme. Ya era demasiado complicado soportar estar sin ella de la manera en la que estábamos y ahora con ese beso las cosas se volvían incluso más complicadas. Era en ese momento donde me cuestionaba a mi mismo ¿Vivir una eternidad en soledad? o ¿Un tiempo limitado cerca de ella?; su voz invadió mis pensamientos con es pregunta y esa mirada. Yo ya había perdido todo y para eso solo había sido necesario que estuviera frente a ella.
Bese primero que nada su mejilla, para pasar a besar cerca de sus labios y finalizar besandole con calma, ignorando todo aquello que existía fuera de ese cuarto de espejos.
La máscara solo le hacía lucir mucho más seductora que antes y la manera en que me miraba a través de ella me fascinaba.
– Que pantera tan más hermosa me he encontrado en el camino – me reí sintiendo el calor que su cuerpo despedía – Mucho debes estar esperando verla de nuevo en la fiesta, es una lastima que no vaya a dejarle salir nuevamente – sonreí mostrando levemente los colmillos ante su beso y después de recibirlo hice una mueca de desagrado – No quiero un premio como ese, dame más premios… – Era imposible que me sintiera tranquilo o contento con ese premio, teniendo frente a mi vestida como una diosa.
Estar cerca de ella era tan reconfortante como doloroso, en parte nunca me había encariñado demasiado con nadie por el hecho de perderle tarde o temprano, más antes de que me diera cuenta ella se había metido en mi mente y en mi vida, llenando todos los espacios que antes me parecían vacíos y sin sentido alguno. En todos lados era capaz ahora de encontrar algo que me recordara a ella, de una manera u otra y los momentos en que debía estar separado de ella se sentían mucho más largos que todo el tiempo que había vivido antes en soledad.
¿Qué iba a hacer cuando me hiciera falta? Su vida sería mucho más corta que la mía, lo que para ella sería una vida larga para mi no significaría más que un suspiro, uno que quizás viajaría demasiado rápido para mi gusto, pero no existía nada que pudiera hacer más que disfrutar el tiempo a su lado y llenarme de ella tanto como se me permitiera.
– ¿En serio? y ¿Qué has pensado de mi? Quiero saber si es parte de lo mismo que he estado pensado yo de ti o por lo menos algo similar – le bese la frente, esa frente que solo tenía para darme calidez y aspectos que nunca en mi existencia había sido capaz de aprender o tomar por mi cuenta. Sonrojada como estaba me encantaba, pocas ocasiones me había tocado admirarle de esa manera, solo quizás cuando le salva la primera vez que nos topamos y que me mostró su perfecto cuerpo desnudo, ese que debí cubrir con mis ropas para alejar la tentación que significaba para mi.
Rodee su cintura con mis brazos, sin alejarle ni un poco de mi. Esa noche mi querida pantera estaba actuando más arriesgada que en otras ocasiones y era algo nuevo, algo que no había visto que hiciera hasta ese momento conmigo y quería ver más de esa Shunshine que aún era desconocida para mi.
– No lo sé, no había pensado en algo que quisiera para mi más que verte y eso ya lo he cumplido así que, vamos, dime que es lo que tienes planeado quiero saber para decirte si me gustara o no – ladee el rostro – ¿Comprobar? – Le mire notando como su lengua se deslizaba seductivamente por sus labios y fui consciente entonces de lo que ella tenía planeado hacer y no me negué, sería un tonto de haberlo hecho.
En muchas otras ocasiones había besado a otras mujeres, pero el roce de sus labios, el sabor de esa mujer, su aroma y su calor eran sencillamente embriagantes, tanto que debí contenerme para no terminar besando sus labios de forma más salvaje.
Aquella voz retumbo en mi mente, esa petición a la que me era imposible negarme pero a la que aún así analizaba con calma, no deseaba hacer algo de lo que después pudiera arrepentirme. Ya era demasiado complicado soportar estar sin ella de la manera en la que estábamos y ahora con ese beso las cosas se volvían incluso más complicadas. Era en ese momento donde me cuestionaba a mi mismo ¿Vivir una eternidad en soledad? o ¿Un tiempo limitado cerca de ella?; su voz invadió mis pensamientos con es pregunta y esa mirada. Yo ya había perdido todo y para eso solo había sido necesario que estuviera frente a ella.
Bese primero que nada su mejilla, para pasar a besar cerca de sus labios y finalizar besandole con calma, ignorando todo aquello que existía fuera de ese cuarto de espejos.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
La incertidumbre, los silenciosos nervios eran grandes en mi alma. En mi fuero interno lo único que deseaba era que finalmente me encontrara y me estrechara contra él. Porque en los días anteriores, aquellos malditos días sin verle, le había echado en falta a todo momento y solo por respeto a él y a su familia, no había entrado en la misma mansión Nygard para verle o oler aquel aroma que en todo momento me eclipsaba, hechizándome por completo, confundiendo mi cabeza.
Había venido tras de mí, antes de colarme en la habitación de los espejos, así que tras esconderme, no debí esperar mucho a que irrumpiera y su fuerte aroma diera de lleno contra mi olfato, igual al de un felino. En silencio esperé, hasta que al fin me encontró, como una pantera que avista a su ansiada presa y se lanza a por ella.
Al encontrármelo de repente frente a mi le sonreí y acercándome a él, alentada por sus manos con las que me acercaron mas contra si, permanecí a la espera de sus palabras y finalmente del beso que le regalé, el cual demasiado temprano al menos para mí, terminó. En mis labios sentía su sabor, su textura…aún podía evocar aquel instante ya en el pasado y que me moría de ganas de repetir. Pero ahora todo corría de parte de Akseli. Era él quien debía permitirlo, a quien ahora le dejaba elegir entre avanzar o retroceder.
Aún contra sí, me quedé mirando sus ojos, los que seguían inmersos en los míos, pero a la vez los sentía lejanos. Como si estuviese pensando en cómo proceder ante aquel inesperado beso y ruego, en el que le pedí que volviera a besarme. Ante el incomodo silencio que se produjo entre los dos, me mordí el labio nerviosa. Una de mis manos la alce hasta llegar a su mejilla y acariciarla suavemente con ternura.
- Yo… Si no lo deseas, lo entenderé. No debes sentirte obligado - le susurre con cierta angustia y tristeza – No quiero estropear lo nuestro…- Añadí volviendo a mirar a sus ojos, sintiendo como estos de repente adquirían cierta calidez que hicieron galopar mi corazón ante la esperanza de aquella mirada que me devolvía a la vida.
Y así fue. Sin despegar sus ojos de los míos, se acercó y con mucha suavidad me besó una de las mejillas. Cerré los ojos, sintiendo el roce de sus labios contra la piel de mi mejilla, suspirando al pensar que ahora vendría la parte donde me hablaba y me decía que le mirase y contemplar cómo me rechazaba.
Pero no siempre suceden las cosas como uno piensa, y tras aquel tierno beso, me besó en la comisura del labio inferior.
Abrí los ojos sorprendida, chocando con su intensa mirada y tras una breve vacilación por su parte, juntó sus labios sobre los míos, besándome delicadamente, de forma lenta. Sonreí contra sus labios, moviéndolos contra los ajenos con ternura, antes de entreabrirlos, permitiendo que profundizara el beso mientras pasaba mis brazos por sus hombros, rodeándolo y acercándolo más a mí. Quería sentir cada curva de su escultural cuerpo contra el mío, oír su respiración acelerada…como la mía se encontraba, desde el primer momento en que sus labios tomaron los míos por propia voluntad.
De forma progresiva, el beso fue subiendo de intensidad, a la par de los latidos de mi corazón. Parecía que mi corazón quisiera enloquecer a Akseli con la melodía de sus rítmicos latidos. Pero aquello no me importaba, solo me importaba él y yo… y aquel momento. Seguí abrazada a él, besándole, adorándole con mis labios, grabándome su sabor y su recuerdo. No quería separarme, no podía dejar de besarle. Quería perderme en sus labios…
Oh por favor, que no sea todo esto solo un sueño, rogué en mi mente. De ser un sueño no quería despertar, no tras haber probado aquel divino sabor.
Había venido tras de mí, antes de colarme en la habitación de los espejos, así que tras esconderme, no debí esperar mucho a que irrumpiera y su fuerte aroma diera de lleno contra mi olfato, igual al de un felino. En silencio esperé, hasta que al fin me encontró, como una pantera que avista a su ansiada presa y se lanza a por ella.
Al encontrármelo de repente frente a mi le sonreí y acercándome a él, alentada por sus manos con las que me acercaron mas contra si, permanecí a la espera de sus palabras y finalmente del beso que le regalé, el cual demasiado temprano al menos para mí, terminó. En mis labios sentía su sabor, su textura…aún podía evocar aquel instante ya en el pasado y que me moría de ganas de repetir. Pero ahora todo corría de parte de Akseli. Era él quien debía permitirlo, a quien ahora le dejaba elegir entre avanzar o retroceder.
Aún contra sí, me quedé mirando sus ojos, los que seguían inmersos en los míos, pero a la vez los sentía lejanos. Como si estuviese pensando en cómo proceder ante aquel inesperado beso y ruego, en el que le pedí que volviera a besarme. Ante el incomodo silencio que se produjo entre los dos, me mordí el labio nerviosa. Una de mis manos la alce hasta llegar a su mejilla y acariciarla suavemente con ternura.
- Yo… Si no lo deseas, lo entenderé. No debes sentirte obligado - le susurre con cierta angustia y tristeza – No quiero estropear lo nuestro…- Añadí volviendo a mirar a sus ojos, sintiendo como estos de repente adquirían cierta calidez que hicieron galopar mi corazón ante la esperanza de aquella mirada que me devolvía a la vida.
Y así fue. Sin despegar sus ojos de los míos, se acercó y con mucha suavidad me besó una de las mejillas. Cerré los ojos, sintiendo el roce de sus labios contra la piel de mi mejilla, suspirando al pensar que ahora vendría la parte donde me hablaba y me decía que le mirase y contemplar cómo me rechazaba.
Pero no siempre suceden las cosas como uno piensa, y tras aquel tierno beso, me besó en la comisura del labio inferior.
Abrí los ojos sorprendida, chocando con su intensa mirada y tras una breve vacilación por su parte, juntó sus labios sobre los míos, besándome delicadamente, de forma lenta. Sonreí contra sus labios, moviéndolos contra los ajenos con ternura, antes de entreabrirlos, permitiendo que profundizara el beso mientras pasaba mis brazos por sus hombros, rodeándolo y acercándolo más a mí. Quería sentir cada curva de su escultural cuerpo contra el mío, oír su respiración acelerada…como la mía se encontraba, desde el primer momento en que sus labios tomaron los míos por propia voluntad.
De forma progresiva, el beso fue subiendo de intensidad, a la par de los latidos de mi corazón. Parecía que mi corazón quisiera enloquecer a Akseli con la melodía de sus rítmicos latidos. Pero aquello no me importaba, solo me importaba él y yo… y aquel momento. Seguí abrazada a él, besándole, adorándole con mis labios, grabándome su sabor y su recuerdo. No quería separarme, no podía dejar de besarle. Quería perderme en sus labios…
Oh por favor, que no sea todo esto solo un sueño, rogué en mi mente. De ser un sueño no quería despertar, no tras haber probado aquel divino sabor.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
¿Existía la manera en la que yo me negara a esa clase de petición? No, no existía forma alguna de que yo no hiciera caso a su petición y mucho menos de que lo nuestro se arruinara por algo como eso. Desde el momento en que le encontré presa en aquella trampa de cazadores, no había existido nada que pudiera hacer que le alejara de ella y para darme cuenta de eso claramente solo debía recordar todo lo que había hecho para estar cerca de ella y que no le sucediera nada, eso cuando aún era prácticamente una desconocida. Ahora que era mucho más que eso, estaba decidido a no dejarle escapar nunca de mi lado.
Por lo general siempre estaba agradecido con la manera en la que me había tratado el ser inmortal pero nada se asemejaba ahora a la satisfacción que eso me brindaba, pues de haber sido de otra manera jamás habría gozado de la dicha de conocer a la única mujer que parecía ser capaz de sacarme de mis casillas y tenerme entre sus garras tanto como quisiera y claro, yo sería sumamente dichoso de estar a su lado hiciera lo que hiciera conmigo.
Me alegraba poder estar en aquel salón de espejos y que nadie estuviera dispuesto a entrar a ese sitio de manera próxima, pues de haber sido un caso diferente no me habría sentido con la capacidad adecuada de contenerme frente a todos al tenerla tan cerca. Mis manos rodeaban su cintura y mis labios buscaban aprisionar los de ella por siempre junto a mi. No quería que se alejara ni un poco y mucho menos que saliera a donde otros podrían admirarla y desearla de la manera en la que yo lo hacía.
La forma en la que su corazón latía aumentaba mis deseos, pues su sonido era una invitación abierta a que permaneciera cerca de ella cuanto quisiera para provocar más de esa bella melodía que me era ofrecida únicamente a mi y para mi.
Por un repentino temor a terminar mordiendo a Shunshi, no por hambre si no sencillamente por todo lo que me provocaba, me aleje un poco de sus labios y le mire. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojada y sus labios lucían dispuestos a continuar con más besos.
– Debo decirte, que luces hermosa y radiante esta noche, eres la más bella de todas las asistentes a esta fiesta – tome entre mis manos su rostro y deposite en sus labios otro beso corto.
Mi mirada viajo por aquella habitación y después se poso de nuevo en los de Shunshi, estaba lleno de dudas y cuestionamientos pero pensaba hablar sobre el que más me intrigaba.
– Dime, ¿Qué es lo que hacemos en este lugar Shunsine?, creí que las fiestas no eran lo nuestro, después de lo que paso la ultima vez no espere volver a una contigo – No podía dejar de mirar a la pantera frente a mi, con ese vestido elegante y ese antifaz que solo aumentaba su parte felina que de por si ya me volvía bastante débil a ella de manera normal.
Por lo general siempre estaba agradecido con la manera en la que me había tratado el ser inmortal pero nada se asemejaba ahora a la satisfacción que eso me brindaba, pues de haber sido de otra manera jamás habría gozado de la dicha de conocer a la única mujer que parecía ser capaz de sacarme de mis casillas y tenerme entre sus garras tanto como quisiera y claro, yo sería sumamente dichoso de estar a su lado hiciera lo que hiciera conmigo.
Me alegraba poder estar en aquel salón de espejos y que nadie estuviera dispuesto a entrar a ese sitio de manera próxima, pues de haber sido un caso diferente no me habría sentido con la capacidad adecuada de contenerme frente a todos al tenerla tan cerca. Mis manos rodeaban su cintura y mis labios buscaban aprisionar los de ella por siempre junto a mi. No quería que se alejara ni un poco y mucho menos que saliera a donde otros podrían admirarla y desearla de la manera en la que yo lo hacía.
La forma en la que su corazón latía aumentaba mis deseos, pues su sonido era una invitación abierta a que permaneciera cerca de ella cuanto quisiera para provocar más de esa bella melodía que me era ofrecida únicamente a mi y para mi.
Por un repentino temor a terminar mordiendo a Shunshi, no por hambre si no sencillamente por todo lo que me provocaba, me aleje un poco de sus labios y le mire. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojada y sus labios lucían dispuestos a continuar con más besos.
– Debo decirte, que luces hermosa y radiante esta noche, eres la más bella de todas las asistentes a esta fiesta – tome entre mis manos su rostro y deposite en sus labios otro beso corto.
Mi mirada viajo por aquella habitación y después se poso de nuevo en los de Shunshi, estaba lleno de dudas y cuestionamientos pero pensaba hablar sobre el que más me intrigaba.
– Dime, ¿Qué es lo que hacemos en este lugar Shunsine?, creí que las fiestas no eran lo nuestro, después de lo que paso la ultima vez no espere volver a una contigo – No podía dejar de mirar a la pantera frente a mi, con ese vestido elegante y ese antifaz que solo aumentaba su parte felina que de por si ya me volvía bastante débil a ella de manera normal.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
¿Me encontraba en el cielo a caso? O ¿en los peores de los infiernos? Fuera lo que fuera, me daria igual mi destino, si Akseli seguia besandome de aquella forma. Debiamos de hablar, pese a que nuestras labios hablaran por si solos. No obstante aquello solo era un beso.¿no? ¿Que oportunidades podia tener yo, una cambiaformas mortal con un antiguo vampiro? Para él solo seria un suspiro mas en su vida ¿Amarme en un suspiro, seria suficiente para él? Yo si tenia algo en claro, era que nunca tendría suficiente de él, desde aquel primer día en que nos conocimos, donde me rescató, cuidó, protegió y acarició sin importarle que bajo mi frágil piel se escondiera su alimento, su ansia eterna, la roja sangre. Y también podría decir que aquel suspiro, aquella vida mia vivida y perecida, valdría la pena cada segunda de mi existencia, con solo rozar sus manos.
Sus manos me rodeaban la cintura, aprisionándome contra su cuerpo. Podía notar cada músculo de su inmortal torso bajo aquellas prendas, su fuerza…
Gruñí en el beso cuando su lengua jugó con la mía, tentándola, llamándola. Como el mismo canto de una sirena, como el maullido de un gato que incesante anhela encontrar aquella compañera con la que disfrutara de 14 vidas aún no vividas. A mi solo me quedaban seis vidas tras nuestro encuentro aquel día, hacia ya luna llenas atrás, aún así, quedaba lo suficiente para exprimir todo lo que pudiera, para vivir al máximo y si Akseli decidía quedarse conmigo, disfrutarlas con él.
Mis pieles querían salir y regodearse en su masculino olor, restregarse contra él hasta que su esencia quedara marcada en el inmortal, como una herida que no se borra, como un recuerdo eterno en su piel.
Con las manos en su cuello, lo aproximé más a mí, uniendo nuestras ansias aún más, implorantes por no terminar nunca aquel beso, pero como las cosas buenas siempre encuentran un final, el nuestro llegó y lentamente a causa quizás del acelerado latido de mi corazón, él se alejo de mí. Anteriormente había notado levemente sus colmillos, pero estos no me daban miedo y si en algún momento decidía sobrepasarse, nada me costaría ladear el cuello y ser suya. Si era algo que me ponía de mal humor, era al pensar que besaba y mordía a otras, pero nunca a mí.
Mordiéndome el labio inferior que lucia hinchado y rojizo a causa de los besos y anhelantes de mas, lo miré, como cuyo perro abandonado ruega con su mirada aceptación de aquel ser superior a él. En mi caso, no eran pocas las veces en donde a parte del amor que le profesaba a Akseli, lo veía conmigo como un maestro, un tutor que se preocupaba de mí, como nunca nadie lo había hecho anteriormente.
Sonreí ante sus palabras, aceptando aquel tierno beso
- Y tú el mas galán de todos los caballeros que se encuentran bajo nuestros pies – dije sonriéndole, refiriéndome al salón de baile, que justo daba a nuestros pies.
En cuanto desvió la mirada, miré su perfil, cayendo en lo perfecta de su simetría. Sus marcados rasgos, sus masculinos labios, su recta nariz. Lo adoraba todo de él, pero al girarse y volver sus ojos a mi de nuevo, caí en la cuenta que no había nada mas hermoso que aquellos ojos, sus oscuras orbes.
- Esta fiesta es estrictamente de mortales – empecé arrepintiéndome de mis palabras al acto. Había otros vampiros y hasta una licantropa en la fiesta. Sonreí y negué con la cabeza – No estrictamente, pero no habrá altercados. Esta noche quería que solo estuviéramos los dos, solos…en un lugar así. Poder tomarte de la mano sin preocupaciones – Mormuré tomando una de sus manos entre las mías. – Cuanto las he echado de menos – tenía ganas de acariciarme el rostro con ellas, de restregar mi cabeza hacia ellas, como un gato haría con su dueño.
- Necesitaba verte – Me confesé mirandole fijamente a los ojos, finalmente dando al traste con todo lo anteriormente dicho. Aquella era la mas absoluta de las verdades, la necesidad de verlo aquellas ultimas dos semanas, las cuales me encontré fuera de Paris, pasaron lentas, y el día del reencuentro parecía tan lejano, que la necesidad en muchas noches me había gobernado por absoluto.
Sus manos me rodeaban la cintura, aprisionándome contra su cuerpo. Podía notar cada músculo de su inmortal torso bajo aquellas prendas, su fuerza…
Gruñí en el beso cuando su lengua jugó con la mía, tentándola, llamándola. Como el mismo canto de una sirena, como el maullido de un gato que incesante anhela encontrar aquella compañera con la que disfrutara de 14 vidas aún no vividas. A mi solo me quedaban seis vidas tras nuestro encuentro aquel día, hacia ya luna llenas atrás, aún así, quedaba lo suficiente para exprimir todo lo que pudiera, para vivir al máximo y si Akseli decidía quedarse conmigo, disfrutarlas con él.
Mis pieles querían salir y regodearse en su masculino olor, restregarse contra él hasta que su esencia quedara marcada en el inmortal, como una herida que no se borra, como un recuerdo eterno en su piel.
Con las manos en su cuello, lo aproximé más a mí, uniendo nuestras ansias aún más, implorantes por no terminar nunca aquel beso, pero como las cosas buenas siempre encuentran un final, el nuestro llegó y lentamente a causa quizás del acelerado latido de mi corazón, él se alejo de mí. Anteriormente había notado levemente sus colmillos, pero estos no me daban miedo y si en algún momento decidía sobrepasarse, nada me costaría ladear el cuello y ser suya. Si era algo que me ponía de mal humor, era al pensar que besaba y mordía a otras, pero nunca a mí.
Mordiéndome el labio inferior que lucia hinchado y rojizo a causa de los besos y anhelantes de mas, lo miré, como cuyo perro abandonado ruega con su mirada aceptación de aquel ser superior a él. En mi caso, no eran pocas las veces en donde a parte del amor que le profesaba a Akseli, lo veía conmigo como un maestro, un tutor que se preocupaba de mí, como nunca nadie lo había hecho anteriormente.
Sonreí ante sus palabras, aceptando aquel tierno beso
- Y tú el mas galán de todos los caballeros que se encuentran bajo nuestros pies – dije sonriéndole, refiriéndome al salón de baile, que justo daba a nuestros pies.
En cuanto desvió la mirada, miré su perfil, cayendo en lo perfecta de su simetría. Sus marcados rasgos, sus masculinos labios, su recta nariz. Lo adoraba todo de él, pero al girarse y volver sus ojos a mi de nuevo, caí en la cuenta que no había nada mas hermoso que aquellos ojos, sus oscuras orbes.
- Esta fiesta es estrictamente de mortales – empecé arrepintiéndome de mis palabras al acto. Había otros vampiros y hasta una licantropa en la fiesta. Sonreí y negué con la cabeza – No estrictamente, pero no habrá altercados. Esta noche quería que solo estuviéramos los dos, solos…en un lugar así. Poder tomarte de la mano sin preocupaciones – Mormuré tomando una de sus manos entre las mías. – Cuanto las he echado de menos – tenía ganas de acariciarme el rostro con ellas, de restregar mi cabeza hacia ellas, como un gato haría con su dueño.
- Necesitaba verte – Me confesé mirandole fijamente a los ojos, finalmente dando al traste con todo lo anteriormente dicho. Aquella era la mas absoluta de las verdades, la necesidad de verlo aquellas ultimas dos semanas, las cuales me encontré fuera de Paris, pasaron lentas, y el día del reencuentro parecía tan lejano, que la necesidad en muchas noches me había gobernado por absoluto.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
Ella me veía tan galán como yo a ella hermosa, nuestros ojo ahora parecían incapaces de mirar a otro lado que no fueran los ajenos. Adoraba todo de ella y esa era la verdad; la manera en la que se marcaba su sonrisa, aquellos movimientos tan felinos pero a la vez tan únicos de ella. Esos labios que imploraban mi cercanía y que dejaban escapar su voz, aquella que podía llevarme al mismo cielo, incluso aunque este estuviera prohibido para mi. A su lado no existía inmortalidad solo el momento y si estaba cerca de ella era capaz de morir al instante.
– Eso es solamente lo que tu crees, yo por el contrario estoy muy seguro de que más de uno mataría por estar en mi lugar en este preciso instante – tan solo de imaginar esa situación hice un gesto de desaprobación. Si no estaba yo a su lado nadie lo estaría y era capaz de asesinar a cualquiera que se atreviera a acercarse o a hacerle daño a aquella a quien mi existencia completa le pertenecía ahora – menos mal que al parecer me has elegido a mi y no a alguien más.
Una fiesta solo de mortales y uno que otro sobrenatural, sonreí aunque no estaba del todo contento con que las cosas siguieran de esa manera. Bien sabía que la ocasión anterior todo había sido mi culpa por llevarle a una fiesta únicamente de vampiros y algunos invitados especiales, pero creí que todo estaría bien; nunca sospeche que las intenciones de los asistentes fuera más que nada beber de la sangre de otros para deleitarse en aquel lugar, debía agradecer a Jaques el haber estado para apoyarme con Shunshine pero aún no le había visto como para poder agradecer eso.
– Puedes tomar mi mano en cualquier lugar, no importa donde estemos ni quienes nos observen. ¿Crees que me importa lo que digan? – reí, pues si bien sospechaba que otros vampiros dirían que era algo extraño que un vampiro y una cambiaformas estuvieran juntos era lo menos importante para mi – solo no quiero que te alejes de mi lado y que no te preocupes por nada, siempre estaré aquí para ti.
Estaba decidido a disfrutar de ella tanto como me fuera posible y a grabar en mi memoria por siempre cada uno de los momentos que pasara a su lado, así como su voz y cada gesto que hiciera. La forma en que algunas veces arrugaba la nariz como si fuera siempre un gato. Pensar en encontrarme lejos de ella durante mucho tiempo era doloroso, con todo y que sabía que en algún momento debería separarme de su lado por siempre.
Tome sus manos con decisión entre las mías y las bese.
– Me alegra que necesitaras verme porque estaba por volverme loco si no te veía pronto, pensé hasta salir a buscarte – volví a besar sus manos – creí que estabas molesta conmigo por lo que sucedió en aquella fiesta… de verdad que yo lo siento muchísimo – No encontraba la manera de perdonarme a mi mismo por haber cometido semejante torpeza. Le mire a los ojos, los cuales amenazaban con devorarme hasta dejarme carente de voluntad alguna pero en lugar de eso fui llevado hasta ellos de manera hipnótica, solo para que el calor de sus labios intentara ocultar la frialdad de los míos.
Si analizaba todo lo que había pasado entre nosotros, era bastante extraño pues aunque le besaba y le decía que no quería pasar ni un solo segundo lejos de ella, en ningún momento había declarado de manera directa lo que dentro de mi había nacido para con ella. Me separe lentamente de sus labios y acaricie su rostro con devoción, grabando en mis dedos la forma de ese bello rostro que tanto amaba.
– Eres única, una luz en la tormenta de la vida y yo… – guarde silencio. ¿Podía ser capaz de arrancarla de la vida? Si lo hacía le arrastraría conmigo a una oscuridad sin retorno alguno, a ese punto en el que las cosas hermosas siguen siendo hermosas pero no pueden ser apreciadas por otros de la misma manera. Admitire que soy valiente para muchas cosas, pero con ella no, con Shunshine sigo siendo el joven mortal perdido en los bosques que se topo con algo que cambiaría su vida para siempre.
– Eso es solamente lo que tu crees, yo por el contrario estoy muy seguro de que más de uno mataría por estar en mi lugar en este preciso instante – tan solo de imaginar esa situación hice un gesto de desaprobación. Si no estaba yo a su lado nadie lo estaría y era capaz de asesinar a cualquiera que se atreviera a acercarse o a hacerle daño a aquella a quien mi existencia completa le pertenecía ahora – menos mal que al parecer me has elegido a mi y no a alguien más.
Una fiesta solo de mortales y uno que otro sobrenatural, sonreí aunque no estaba del todo contento con que las cosas siguieran de esa manera. Bien sabía que la ocasión anterior todo había sido mi culpa por llevarle a una fiesta únicamente de vampiros y algunos invitados especiales, pero creí que todo estaría bien; nunca sospeche que las intenciones de los asistentes fuera más que nada beber de la sangre de otros para deleitarse en aquel lugar, debía agradecer a Jaques el haber estado para apoyarme con Shunshine pero aún no le había visto como para poder agradecer eso.
– Puedes tomar mi mano en cualquier lugar, no importa donde estemos ni quienes nos observen. ¿Crees que me importa lo que digan? – reí, pues si bien sospechaba que otros vampiros dirían que era algo extraño que un vampiro y una cambiaformas estuvieran juntos era lo menos importante para mi – solo no quiero que te alejes de mi lado y que no te preocupes por nada, siempre estaré aquí para ti.
Estaba decidido a disfrutar de ella tanto como me fuera posible y a grabar en mi memoria por siempre cada uno de los momentos que pasara a su lado, así como su voz y cada gesto que hiciera. La forma en que algunas veces arrugaba la nariz como si fuera siempre un gato. Pensar en encontrarme lejos de ella durante mucho tiempo era doloroso, con todo y que sabía que en algún momento debería separarme de su lado por siempre.
Tome sus manos con decisión entre las mías y las bese.
– Me alegra que necesitaras verme porque estaba por volverme loco si no te veía pronto, pensé hasta salir a buscarte – volví a besar sus manos – creí que estabas molesta conmigo por lo que sucedió en aquella fiesta… de verdad que yo lo siento muchísimo – No encontraba la manera de perdonarme a mi mismo por haber cometido semejante torpeza. Le mire a los ojos, los cuales amenazaban con devorarme hasta dejarme carente de voluntad alguna pero en lugar de eso fui llevado hasta ellos de manera hipnótica, solo para que el calor de sus labios intentara ocultar la frialdad de los míos.
Si analizaba todo lo que había pasado entre nosotros, era bastante extraño pues aunque le besaba y le decía que no quería pasar ni un solo segundo lejos de ella, en ningún momento había declarado de manera directa lo que dentro de mi había nacido para con ella. Me separe lentamente de sus labios y acaricie su rostro con devoción, grabando en mis dedos la forma de ese bello rostro que tanto amaba.
– Eres única, una luz en la tormenta de la vida y yo… – guarde silencio. ¿Podía ser capaz de arrancarla de la vida? Si lo hacía le arrastraría conmigo a una oscuridad sin retorno alguno, a ese punto en el que las cosas hermosas siguen siendo hermosas pero no pueden ser apreciadas por otros de la misma manera. Admitire que soy valiente para muchas cosas, pero con ella no, con Shunshine sigo siendo el joven mortal perdido en los bosques que se topo con algo que cambiaría su vida para siempre.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
Era adorable. No encontraba otra palabra para describirle. Era consciente de que como vampiro tenia la necesidad de sangre para sobrevivir, y aún así mantenía mi fe completa en él. Había vampiros que no asesinaban a sus victimas, vampiros con el suficiente control para no caer en los asesinatos siempre y rasgar la vida de aquellos pobres inocentes, como yo misma podría ser. Y mi adorado vampiro era antiguo y confiaba en que no fuera alimentándose a diestro y siniestro, si no con precaución y siempre al margen de proporcionar la muerte a sus victimas. Aún no había desvelado aquel secreto de cuantos años o siglos tenia, ya que yo misma lo había silenciado de sus labios por miedo. Una parte de mi no quería imaginar cuanto dolor podía acumular su inmortal alma en estos siglos, pero la curiosidad y el querer saber todo de la persona amada, algún día me haría preguntárselo. Por que la verdad era que quería saber todo de él, desde sus años, sus sueños y anhelos hasta que desearía por encima de cualquier cosa, si con pedir bastara. Yo ahora mismo no pediría más que estar así siempre. A su lado… con él.
Le escuché encandilada, sonriéndole con ternura al verle besar mis manos y como me las tomaba con suavidad. Siempre era muy atento y delicado conmigo. A veces exageraba, pero era todo un caballero. Mi caballero… pensé sonrojándome.
- No podría jamás molestarme contigo – apreté mi mano entre las suyas, anhelando un contacto mas intimo, mas cercano entre los dos. Echaba de menos sus labios contra los míos, su aroma y hasta sus dientes que jugaban con mis labios. – Y si algún día sucediera tal desdicha, solo hará falta que me mires como lo haces, y sin palabras te perdonaré para siempre. – Confesé con un ligero rubor tiñendo mis mejillas.
- Y no lo sientas mas… yo no me arrepiento y nunca lo haré de haber bailado aquel día contigo – dije a tiempo antes de que sin dejar de devorarnos con las miradas, con los ojos, se acercará a mí de nuevo, volviendo a besar mis labios. Rozaba el pecado besar sus fríos labios. Al primer contacto, como un imán mis labios eran atraídos por los ajenos. Acercando mis manos a su pecho, entreabrí los labios dejándole pasar, completamente sumisa a sus toques. Sus besos eran tan suaves y tiernos, que hacia con solo besarme que toda mi piel se estremeciera. Con las manos tiré de su camisa acercándolo más contra mi cuerpo, al tiempo que jugueteaba a morder sus labios.
Tras una sonrisa, se separó de mis labios, alzó sus manos y acarició mi rostro con devoción. Cerré los ojos y ronroneé placida. Parecía como si aquellos dedos quisieran inmortalizar para siempre la forma de mi rostro. Mis manos seguían en su pecho, el cual acaricié de forma distraída, centrada mas en aquellas caricias que me hacían suspirar.
Escuché sus palabras. Aún no me había dicho lo que esperaba oír, pero no iba a apresurarlo o a provocarlo. Sus acciones me decían que me amaba. O al menos lo suficiente para ser alguien importante para él en estos momentos, pero aún no había sido capaz de expresar, de admitir si su corazón sentía algo mas. Sonreí igualmente y abriendo la boca para terminar la frase que había dejado in concluida, un ruido atrajo mi atención, a lo que abrí los ojos de golpe. Alguien entraba. ¿Cómo no nos habíamos dado cuenta?
- ¡Ven…corre! – Le tomé de la mano y lle llevé hacia uno de los rincones, donde los espejos dejaban un hueco grande que a simple vista pasaba desapercibido. Le miré y sonreí, sin apartar en ningún momento mis ojos de los suyos. Se escucharon cuatro voces, parecían ser visitantes que visitaban aquella sala. Yo seguí mirándole, y alzando las manos, las acerqué a su rostro y lentamente le quité el antifaz, besándole de mientras, dándole suaves besos cortos por la comisura de sus labios.
- Señores, esta sala esta vetada a los visitantes. Por favor ruego que salgan de ella, es un recinto privado –Una quinta voz me sorprendió. Fruncí el ceño mirando a Akseli, aún no nos habían descubierto. Tras aquel aviso, los hombres habían abandonado la sala de los espejos, y el guardián había cerrado la sala, con nosotros adentro. Mordiéndome el labio contuve una sonrisa, cuando oí el clic de la cerradura de la puerta de la sala.Obviamente no seria problema para un vampiro y una cambiaformas huir de allí, pero la situación era graciosa. Ahora estábamos completamente solos y nadie…Absolutamente nadie nos podía interrumpir.
- Completamente solos… - susurré con picardía delineando con un dedo sus labios, antes de volver a besarlos. Tras unos instantes me aparté. Seria muy fácil hacerme adicta a él y a sus labios.
- Tú eres la oscuridad, sin la que la luz no puede vivir. Acuerdote de que no hay luz sin oscuridad, oscuridad sin luz…Vampiro, cambiaformas. Muerte, vida – Le miré fijamente a los ojos, deseando ahogarme en ellos eternamente – !Que mas da¡. En la vida hay muerte y en la muerte vida Akseli. Yo puedo promocionarte luz, compartir mi luz, volver a revivir contigo momentos en que pensaras ser un humano más. Por qué por mas que me lo niegues, aunque no lata tu corazón, aquí lo tienes aún... – Puse una de mis manos en su pecho a la altura de su corazón- Esperando que alguien lo despierte. - Añadí - Y ¿quien mejor que tu, para protegerme, guiarme y enseñarme desde la oscuridad? – Acaricié su rostro y justo cuando iba a contestarme, con miedo a oír una negativa de sus labios, le besé.
Pero esta vez el beso fue diferente, más directo. Le besé con anhelo, necesidad, miedo, amor. Todo entremezclado, mientras mi cuerpo se amoldaba al suyo y mis labios devoraban los ajenos. No me di cuenta que terminé contra la pared, sintiendo su cuerpo sobre el mío, gemí profundizando todavía mas el beso, cuando sin querer, me rasgué el labio con uno de sus colmillos. Apenas una pequeña herida que en pocos instantes se cerraría, pero lo suficiente para que cayeran unas gotas en los labios de Akseli, y probara por primera vez la dulce esencia de mi ser.
Le escuché encandilada, sonriéndole con ternura al verle besar mis manos y como me las tomaba con suavidad. Siempre era muy atento y delicado conmigo. A veces exageraba, pero era todo un caballero. Mi caballero… pensé sonrojándome.
- No podría jamás molestarme contigo – apreté mi mano entre las suyas, anhelando un contacto mas intimo, mas cercano entre los dos. Echaba de menos sus labios contra los míos, su aroma y hasta sus dientes que jugaban con mis labios. – Y si algún día sucediera tal desdicha, solo hará falta que me mires como lo haces, y sin palabras te perdonaré para siempre. – Confesé con un ligero rubor tiñendo mis mejillas.
- Y no lo sientas mas… yo no me arrepiento y nunca lo haré de haber bailado aquel día contigo – dije a tiempo antes de que sin dejar de devorarnos con las miradas, con los ojos, se acercará a mí de nuevo, volviendo a besar mis labios. Rozaba el pecado besar sus fríos labios. Al primer contacto, como un imán mis labios eran atraídos por los ajenos. Acercando mis manos a su pecho, entreabrí los labios dejándole pasar, completamente sumisa a sus toques. Sus besos eran tan suaves y tiernos, que hacia con solo besarme que toda mi piel se estremeciera. Con las manos tiré de su camisa acercándolo más contra mi cuerpo, al tiempo que jugueteaba a morder sus labios.
Tras una sonrisa, se separó de mis labios, alzó sus manos y acarició mi rostro con devoción. Cerré los ojos y ronroneé placida. Parecía como si aquellos dedos quisieran inmortalizar para siempre la forma de mi rostro. Mis manos seguían en su pecho, el cual acaricié de forma distraída, centrada mas en aquellas caricias que me hacían suspirar.
Escuché sus palabras. Aún no me había dicho lo que esperaba oír, pero no iba a apresurarlo o a provocarlo. Sus acciones me decían que me amaba. O al menos lo suficiente para ser alguien importante para él en estos momentos, pero aún no había sido capaz de expresar, de admitir si su corazón sentía algo mas. Sonreí igualmente y abriendo la boca para terminar la frase que había dejado in concluida, un ruido atrajo mi atención, a lo que abrí los ojos de golpe. Alguien entraba. ¿Cómo no nos habíamos dado cuenta?
- ¡Ven…corre! – Le tomé de la mano y lle llevé hacia uno de los rincones, donde los espejos dejaban un hueco grande que a simple vista pasaba desapercibido. Le miré y sonreí, sin apartar en ningún momento mis ojos de los suyos. Se escucharon cuatro voces, parecían ser visitantes que visitaban aquella sala. Yo seguí mirándole, y alzando las manos, las acerqué a su rostro y lentamente le quité el antifaz, besándole de mientras, dándole suaves besos cortos por la comisura de sus labios.
- Señores, esta sala esta vetada a los visitantes. Por favor ruego que salgan de ella, es un recinto privado –Una quinta voz me sorprendió. Fruncí el ceño mirando a Akseli, aún no nos habían descubierto. Tras aquel aviso, los hombres habían abandonado la sala de los espejos, y el guardián había cerrado la sala, con nosotros adentro. Mordiéndome el labio contuve una sonrisa, cuando oí el clic de la cerradura de la puerta de la sala.Obviamente no seria problema para un vampiro y una cambiaformas huir de allí, pero la situación era graciosa. Ahora estábamos completamente solos y nadie…Absolutamente nadie nos podía interrumpir.
- Completamente solos… - susurré con picardía delineando con un dedo sus labios, antes de volver a besarlos. Tras unos instantes me aparté. Seria muy fácil hacerme adicta a él y a sus labios.
- Tú eres la oscuridad, sin la que la luz no puede vivir. Acuerdote de que no hay luz sin oscuridad, oscuridad sin luz…Vampiro, cambiaformas. Muerte, vida – Le miré fijamente a los ojos, deseando ahogarme en ellos eternamente – !Que mas da¡. En la vida hay muerte y en la muerte vida Akseli. Yo puedo promocionarte luz, compartir mi luz, volver a revivir contigo momentos en que pensaras ser un humano más. Por qué por mas que me lo niegues, aunque no lata tu corazón, aquí lo tienes aún... – Puse una de mis manos en su pecho a la altura de su corazón- Esperando que alguien lo despierte. - Añadí - Y ¿quien mejor que tu, para protegerme, guiarme y enseñarme desde la oscuridad? – Acaricié su rostro y justo cuando iba a contestarme, con miedo a oír una negativa de sus labios, le besé.
Pero esta vez el beso fue diferente, más directo. Le besé con anhelo, necesidad, miedo, amor. Todo entremezclado, mientras mi cuerpo se amoldaba al suyo y mis labios devoraban los ajenos. No me di cuenta que terminé contra la pared, sintiendo su cuerpo sobre el mío, gemí profundizando todavía mas el beso, cuando sin querer, me rasgué el labio con uno de sus colmillos. Apenas una pequeña herida que en pocos instantes se cerraría, pero lo suficiente para que cayeran unas gotas en los labios de Akseli, y probara por primera vez la dulce esencia de mi ser.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
Buscaba la manera de ahogarme en ella hasta perder la consciencia de que éramos entes diferentes, quería que su corazón se convirtiera en el mío y que mi existencia llegara a su fin cuando la luz de sus ojos se extinguiera para siempre de esta tierra. Aún me era complicado decirlo pero le amaba, lo supe quizás desde el momento en que mi mano toco la piel de la pantera o tal vez incluso desde que el olor de su sangre llego hasta a mi. Desde ese momento le había amado y había estado dispuesto a simplemente cuidarle de la distancia, como quien vela por sus cosas pero ella era más que eso, era más que todo lo que me rodeaba.
Llenaba mi corazón de calma el saberme perdonado por ella, que jamás se enojaría conmigo y que solamente con que nuestros ojos se encontraran sería capaz de perdonarme. Me pasaba lo mismo con ella, no importaba lo que hiciera o pasara si me sonreía de la manera en la que lo hacía y sus ojos se posaban en los míos, me mostraría rendido siempre.
– El sonrojo te va muy bien – dije acariciando suavemente su mejilla – pero ya no hablare entonces de esa noche, olvidemos los tragos amargos por ahora – estábamos juntos y eso era lo verdaderamente importante en aquellos instantes, debíamos aprovechar la soledad perfecta que nos brindaba aquel cuarto de espejos.
Hasta mis oídos había llegado el sonido de más personas, pero había dudado de que entrasen al cuarto de los espejos, al menos lo dude hasta que la puerta se abrió. Si bien había planeado ignorar todo aquello, Shunshine tenía otros planes y fue por eso que terminamos ocultos en una zona en la que los espejos formaban un hueco perfecto en el que nuestros cuerpos entraban, pero estábamos incluso más cerca que antes aunque yo dudaba en un inicio que algo así fuese posible.
Aspire su aroma y me llene del calor de su cercanía, sin prestar atención a los ruidos y juegos que llevaba la gente fuera a cabo; mi mirada estaba fija en la suya y mis dedos se deslizaban por su brazo con calma y delicadeza.
Cuando retiro mi antifaz hice una mueca de disgusto fingido.
– Se supone que nadie en esta fiesta debe conocer mi identidad mujer, que haré si me descubren y si alguna guapa mujer se enamora de mi al instante – hablaba bajo y en broma, aunque ya me hubiera pasado lo del enamoramiento instantáneo y para probarlo era que yo formaba ahora parte de las filas de los inmortales. Sus labios encontraron los míos y me deleite nuevamente con su sabor hasta que una voz nos saco de aquel momento mágico.
Según lo que escuchamos ese salón no estaba dispuesto para recibir a ningún visitante, al menos no planeado pero nosotros teníamos nuestros propios planes y cosas por hacer. Reí al vernos solos en aquel gran salón como dos amantes que buscan la oportunidad de verse y profesarse amor a escondidas de todo mundo.
– Me he dado cuenta de eso y ahora que lo pienso, ¿era tu intención inicial quedar encerrados aquí? – sonreí mostrando mis colmillos – porque de ser así es que ha sido la mejor idea para esta celebración aunque yo tenía planeado salir y ver si podía comprar para ti el collar que se esta vendiendo – no debía significar nada aquel collar para ella y de hecho tenía mejores planes, algo que demostraría a mis ojos lo importante que era ella para mi.
Su discurso daba una sensación de calidez que mi cuerpo por si mismo era incapaz de generar; me brindaba esa seguridad que necesitaba de que estaría ella a mi lado y no me dejaría, aunque tampoco yo pensaba dejarle alejarse más de mi lado. Sin ella terminaría por enloquecer y eso lo tenía muy claro en mi mente.
Estaba por responder sus palabras, confesarme al fin a ella y darle a ella mi presente lo que había protegido en el pasado; si bien una vez le había hecho usar el collar de Dominique, esta vez deseaba que lo tuviera e hiciera con el lo que deseara. Guardarlo, destruirlo… me daba ya igual el pasado y lo que aquella mujer alguna vez había sido para mi, ahora solo tenía existencia para Shunshine.
Mis labios devoraron los ajenos como si nunca antes nos hubiésemos besado y solo dejado el deseo en ambos, la pared fue lo que detuvo nuestros movimientos en aquel cuarto de espejos donde lo mejor era que nada acabara roto, pero daba igual podríamos salir por alguna ventana sin que nadie se percatara de lo que en realidad había ocurrido en aquel lugar. Pensaba en lo bien que se sentía aquello cuando el sabor de su sangre llego hasta mi, ese sabor que nunca antes había probado y que por unos segundos me mantuvo confuso. El sabor de la sangre de mi amada Shunshine era tan delicioso como el sabor de sus labios por si mismo o el olor que ella poseía y me separe con una sonrisa de ella, relamiendo mis labios.
– Eso ha sido intencional ¿verdad? juegas sucio querida pantera – me acerque nuevamente a ella, sacando aquel collar que iba a darle y solamente lo coloque en su mano – no ves que de por si me es complicado sacarte de mis pensamientos y con esto que haces no me libraras jamás de tu encanto – pegue entonces mis labios a los suyos, tomando la fuerza necesaria de ella – Shunshine, estoy perdido sin ti, me he perdido completamente por ti… eres la persona más importante para mi - susurre contra sus labios – mi eternidad, mi oscuridad… todo te pertenece ahora y siempre – termine de decir aquello y entonces le bese.
Llenaba mi corazón de calma el saberme perdonado por ella, que jamás se enojaría conmigo y que solamente con que nuestros ojos se encontraran sería capaz de perdonarme. Me pasaba lo mismo con ella, no importaba lo que hiciera o pasara si me sonreía de la manera en la que lo hacía y sus ojos se posaban en los míos, me mostraría rendido siempre.
– El sonrojo te va muy bien – dije acariciando suavemente su mejilla – pero ya no hablare entonces de esa noche, olvidemos los tragos amargos por ahora – estábamos juntos y eso era lo verdaderamente importante en aquellos instantes, debíamos aprovechar la soledad perfecta que nos brindaba aquel cuarto de espejos.
Hasta mis oídos había llegado el sonido de más personas, pero había dudado de que entrasen al cuarto de los espejos, al menos lo dude hasta que la puerta se abrió. Si bien había planeado ignorar todo aquello, Shunshine tenía otros planes y fue por eso que terminamos ocultos en una zona en la que los espejos formaban un hueco perfecto en el que nuestros cuerpos entraban, pero estábamos incluso más cerca que antes aunque yo dudaba en un inicio que algo así fuese posible.
Aspire su aroma y me llene del calor de su cercanía, sin prestar atención a los ruidos y juegos que llevaba la gente fuera a cabo; mi mirada estaba fija en la suya y mis dedos se deslizaban por su brazo con calma y delicadeza.
Cuando retiro mi antifaz hice una mueca de disgusto fingido.
– Se supone que nadie en esta fiesta debe conocer mi identidad mujer, que haré si me descubren y si alguna guapa mujer se enamora de mi al instante – hablaba bajo y en broma, aunque ya me hubiera pasado lo del enamoramiento instantáneo y para probarlo era que yo formaba ahora parte de las filas de los inmortales. Sus labios encontraron los míos y me deleite nuevamente con su sabor hasta que una voz nos saco de aquel momento mágico.
Según lo que escuchamos ese salón no estaba dispuesto para recibir a ningún visitante, al menos no planeado pero nosotros teníamos nuestros propios planes y cosas por hacer. Reí al vernos solos en aquel gran salón como dos amantes que buscan la oportunidad de verse y profesarse amor a escondidas de todo mundo.
– Me he dado cuenta de eso y ahora que lo pienso, ¿era tu intención inicial quedar encerrados aquí? – sonreí mostrando mis colmillos – porque de ser así es que ha sido la mejor idea para esta celebración aunque yo tenía planeado salir y ver si podía comprar para ti el collar que se esta vendiendo – no debía significar nada aquel collar para ella y de hecho tenía mejores planes, algo que demostraría a mis ojos lo importante que era ella para mi.
Su discurso daba una sensación de calidez que mi cuerpo por si mismo era incapaz de generar; me brindaba esa seguridad que necesitaba de que estaría ella a mi lado y no me dejaría, aunque tampoco yo pensaba dejarle alejarse más de mi lado. Sin ella terminaría por enloquecer y eso lo tenía muy claro en mi mente.
Estaba por responder sus palabras, confesarme al fin a ella y darle a ella mi presente lo que había protegido en el pasado; si bien una vez le había hecho usar el collar de Dominique, esta vez deseaba que lo tuviera e hiciera con el lo que deseara. Guardarlo, destruirlo… me daba ya igual el pasado y lo que aquella mujer alguna vez había sido para mi, ahora solo tenía existencia para Shunshine.
Mis labios devoraron los ajenos como si nunca antes nos hubiésemos besado y solo dejado el deseo en ambos, la pared fue lo que detuvo nuestros movimientos en aquel cuarto de espejos donde lo mejor era que nada acabara roto, pero daba igual podríamos salir por alguna ventana sin que nadie se percatara de lo que en realidad había ocurrido en aquel lugar. Pensaba en lo bien que se sentía aquello cuando el sabor de su sangre llego hasta mi, ese sabor que nunca antes había probado y que por unos segundos me mantuvo confuso. El sabor de la sangre de mi amada Shunshine era tan delicioso como el sabor de sus labios por si mismo o el olor que ella poseía y me separe con una sonrisa de ella, relamiendo mis labios.
– Eso ha sido intencional ¿verdad? juegas sucio querida pantera – me acerque nuevamente a ella, sacando aquel collar que iba a darle y solamente lo coloque en su mano – no ves que de por si me es complicado sacarte de mis pensamientos y con esto que haces no me libraras jamás de tu encanto – pegue entonces mis labios a los suyos, tomando la fuerza necesaria de ella – Shunshine, estoy perdido sin ti, me he perdido completamente por ti… eres la persona más importante para mi - susurre contra sus labios – mi eternidad, mi oscuridad… todo te pertenece ahora y siempre – termine de decir aquello y entonces le bese.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
Mi calidez era completamente perfecta para aquel momento. Sentir su fría piel contra la mía, habría sido un terrible dolor de cabeza de haber sido humana corriente, pero al ser cambiaformas mi temperatura era más alta que la de los humanos, con lo que aún estando pegada a su piel, a su cuerpo, su fría piel no molestaba, todo lo contrario, su piel era la tela perfecta en la que esconderse del mundo.
SI fuera por mí, seguiría pegado a él por los años de los años.
Al ver sus colmillos, los que apenas me enseñaba, mi pantera rugía en mi interior, queriendo participar en el juego. Yo también tenía colmillos, quizás no tan largos como los suyos, pero los míos eran igualmente grandes. Akseli siempre guardaba los suyos de forma que no me intimidaran, pero en verdad nunca nada de lo que él hiciera me intimidaría. Me había acostumbrado demasiado a su presencia, a su aroma, a él.
-No me interesa aquel collar – le sonreí abiertamente muriéndome por volver a besarle. Con una de mis manos tomé una de las suyas y me la acerqué a la boca, donde le di un mordisco cariñoso – Solo quería tenerte aquí solo, sin nadie que nos observara, sin nadie que molestara y sin tener que aparentar lo que no somos. No me gusta aparentar contigo- Terminé añadiendo soltando su mano y acercándome todavía más si se podía a él, cerrando los ojos cuando su olor me llenó por completo.
Con los ojos cerrados fui a su cuello el que besé lentamente, saboreando su piel, grabando la textura de esta en mi memoria para cuando tuviera que ausentarme y durante días no pudiera verlo. Suspiré contra su piel, abriendo los ojos de nuevo, pensar en separarme de él me dolía, era como si una mitad de mi se alejará, dejara de existir. Y eso me aterraba, no había estado atada a nada desde pequeña y ahora me sentía irremediablemente a cada beso, a cada roce y palabras ilusionadas, mas atada a él. A mi vampiro.
Y nos besamos de nuevo, y la pared detuvo nuestro avance, pegándonos más. Suspiré en sus labios, y mirándole fijamente le volví a besar. De la pasión en nuestro beso, mis labios se acercaron peligrosamente a sus labios, siendo estos heridos, soltando unas pequeñas gotas de sangre. Seguimos con el beso, disminuyendo la intensidad hasta que se separó de mí y relamiéndose los labios me miró fijamente. Yo como una débil presa, me quedé fascinada mirándole, sonriendo al verlo relamerse los labios. Nunca antes había probado mi sangre y temía encontrarme con algún impedimento o desagrado por su parte. Nunca le había preguntado por si bebía también de cambiaformas… - No ha sido intencional – Sonreí traviesa, intentando fingir inocencia – Yo no lo había planeado…Pero ¿Te ha gustado? – Pregunté. Me sentía muy tonta, la verdad. Como se me ocurría preguntarle aquello? No lo entendía pero algo dentro de mí exigía que me respondiera, lo quería por completo, todo de él, le amaba, y si eso quería decir dejar que algunos días probara mi esencia, encantada me dejaría morder por él, pues si de algo sabia era que me cuidaría siempre y no dejaría que mi vida se esfumase.
Entonces sus palabras me hicieron sonreír más tranquila, no le disgustaba mi sabor. Sonriendo terminé frunciendo el ceño al ver aquel collar que nunca dejaba que se le perdiera, y el cual me había dejado para el baile de los vampiros, devolviéndole luego a la salida ese mismo. Era su tesoro, aquello de lo que nunca se separaba. Y aquí o tenia de vuelta a mí. – Es tu collar Akseli… ¿Por qué me lo das? - Le miré confundida y todos mis pensamientos fueron callados cuando sus labios arrasaron sobre los míos. Devorándome con fuerza y exactitud.
No me quedé atrás y le besé, devolviéndole aquella necesidad que los dos sentíamos y que en la soledad de aquella habitación, sin tener que estar preocupados por guardar las formas, podíamos tomar y expresar como realmente queríamos. Y yo quería comerle a besos, hasta olvidar cuales eran los míos y los de él. Separándose de mí, escuché sus palabras y sonreí tontamente como una humana enamorada. ¿Qué me estaba haciendo? Mi corazón enloquecía ante sus palabras de amor y devoción.
Necesitaba responderle a su amor, decirle que sentía lo mismo, que me perdía si él no me tomaba de la mano, que mi corazón no latía si no me encontraba en el cobijo de sus brazos, pero antes de poder ni siquiera abrir la boca y tomar aire, volvió a besarme, arrebatándome todo pensamiento que fue substituido por aquella necesidad y aquel amor. Sentía la pared a mi espalda, su cuerpo rodeándome contra el mío, pasé mis manos por su cuello y lo acerqué más a mí. – Quiero olvidar quien soy, quiero olvidarme de todo lo que nos rodea – Susurré contra sus labios – Solos tu y yo – sentencié antes de volver a tirar de él hacia mí y besarle, mordiéndole primero el labio inferior.
Besándonos, me mordí esta vez queriendo, abriendo de nuevo la herida del labio, juntando en el beso mi sangre. No quería que se separara de mí, lo quería retener a mi lado y si debía usar sucios trucos para ello, así sería. Nadie me quitaría el ser la presa de mi amado vampiro. – Haz que cada latido cuente, haz que mi corazón bombeé para ti. Quiero ser la oscuridad, la luz, la tentación…quiero serlo todo Akseli – susurré contra sus labios mirándole fijamente. Una de mis manos fue hacia su pecho llegando hacia donde debía de estar su corazón – El mío ya lo tienes, ahora dame el tuyo –susurré entre cortos besos en sus labios.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
– Así que tus ideas de que viniésemos a este lugar son oscuras y perversas pantera – le sonreí, mostrando como si fuera el más inocente ahí entre nosotros dado que debía ser el que más anhelaba sentirle cerca y mis ideas eran más oscuras y perversas que las de ella o eso era lo que yo creía de todo. Termine por reír a mis propias palabras y tomar el asunto con un poco más de seriedad al menos la que creía que ella se merecía ante todo eso así que solo le mire antes de continuar hablando – Nunca aparentamos, al menos contigo a mi lado me es imposible aparentar, tu provocas que salga todo lo que verdaderamente soy y no se como es que lo haces, pero es fascinante. Y del collar, yo estaba dispuesto a regalartelo solo para que todas notaran que tu eres mucho más hermosa que cualquiera de ellas y que ese collar luce mucho mejor en ti pero si no lo deseas, entonces no pensare más en comprarlo – tampoco era como que necesitaba que alguien me dijera lo hermosa que ella era, pero aún así mostrar la hermosura de la que era dueña era tentador.
Sus suaves labios sobre mi cuello provocaban que yo solo pudiera abrazarle, atrayendo más contra mi cuerpo para sentir su calor y el de sus labios. Tenerla a mi lado por todo el tiempo que me fuera posible era lo único en lo que yo podía pensar, nada más importaba mientras Shunshine estuviese a mi lado y su calor contrastara contra mi piel fría.
Aquel sabor del que era portadora no lo sacaría de mis pensamientos, estaría presente en cada momento que pensara en ella, en su aroma y sus labios. Si lo pensaba con detenimiento pasaba más tiempo pensando en Shunshine que en cualquier otra persona cualquier otra cosa, pero era inevitable, solo era necesario mirar sus ojos para perderme irremediablemente en todo lo que ella era y cuando estaba lejos su recuerdo alimentaba mis deseos por ella.
Esa sonrisa después de aquel beso en el que me deleite de su sangre dejaba ver que todo había sido intencional, la pantera sabía jugar demasiado bien conmigo y yo solo le permitía que llevara a cabo cuanto quisiera conmigo.
– No creo que fuera un accidente y… – guarde silenció, mirando aquel par de ojos que exigían una respuesta y me reí – gustarme es poco, tu sabor es maravilloso Shunshine, tanto que si fuera un vampiro joven seguramente estaría sobre de ti buscando más de eso que te mantiene con vida – su sabor era sencillamente adictivo, sería capaz de pelear con quien fuera por ella, porque le dejaran en paz y sobre todo por demostrar que era mía.
Me engañaba tal vez a mi mismo al pensar de esa manera, la pantera era libre y que se quedara a mi lado y fuera solamente mía no era más que un deseo egoísta.
Si bien mi amor por ella fue declarado a mi muy particular estilo, ella se mostraba aún confundida ante la visión del collar de Dominique, pero eso quedo de lado cuando nuestros labios volvieron a encontrarse con aquella necesidad creciente de sentir al otro cerca, de que nuestros cuerpos hablaran por nosotros y que nos dejáramos llevar por ellos.
Creo que lo que existe dentro de mi por Shunshine era imposible ponerlo en palabras exactas, por ese motivo permitía que mi cuerpo fuera el que expresara todo lo importante que ella es para mi, que es la luz que ilumina mi camino y que antes o después de ella no existiría nada ni nadie que le igualara. Estaba claro para mi que ella sería mi único y gran amor en todo mi eternidad, a pesar de que su existencia solo fuera un suspiro comparada con la mía, sería el suspiro más disfrutado que alguna vez llegara a tener.
Sus palabras eran justamente lo que sucedía conmigo. Estaba olvidando quien era, me olvidaba de todo lo que nos rodeaba y mi mente solo estaba llena de pensamientos respecto a ella. Sonreí contra sus labios.
– Siempre que tu lo desees seres tu y yo. ¿Olvidar quien eres y de lo que te rodea? Te he ganado en eso, porque el sencillo hecho de estar de esta manera cerca de ti me enloquece, así que nunca te vayas de mi lado, quedate conmigo Shunshine… – verle todos los días sería lo que me brindaría la mayor felicidad – Soy egoísta al pedirte algo así pero no me imagino estando ahora sin ti – Tiro entonces de mi hacía ella y no pude negarme.
El sabor de su sangre volvió a correr entre mis labios y mis manos le rodearon más. Me volvía algo posesivo con ella y en instantes como ese en que su sangre nublaba incluso más mis sentidos las cosas empeoraban. Mis manos se deslizaba por su cuerpo, cubierto por aquel hermoso vestido que claro, no tenía competencia contra la portadora.
– Ya eres mi todo Shunsine – mis manos viajaron lentamente por su cuerpo hasta sus mejillas y me aleje de ella, llevando la esencia vital de la pantera aún presente en los labios pero no separe mis manos de sus mejillas – Eres mi todo pantera y mi corazón o lo que puedo llamar corazón esta en tus manos puedes hacer lo que desees con el que no opondré resistencia… haz conmigo lo que quieras.
Roce mis labios contra los de ella y termine por rodear de nuevo su cuerpo y le sonreí.
– Pantera, dime que estarás conmigo, que cuando debas dormir me permitirás contemplar tu rostro como nuestra primera vez noche juntos… dime que podré verte todos los días y entonces seré feliz, no tendré nada más que espere del mundo – solo una respuesta era necesaria para que mi mano no le soltara nunca.
Sus suaves labios sobre mi cuello provocaban que yo solo pudiera abrazarle, atrayendo más contra mi cuerpo para sentir su calor y el de sus labios. Tenerla a mi lado por todo el tiempo que me fuera posible era lo único en lo que yo podía pensar, nada más importaba mientras Shunshine estuviese a mi lado y su calor contrastara contra mi piel fría.
Aquel sabor del que era portadora no lo sacaría de mis pensamientos, estaría presente en cada momento que pensara en ella, en su aroma y sus labios. Si lo pensaba con detenimiento pasaba más tiempo pensando en Shunshine que en cualquier otra persona cualquier otra cosa, pero era inevitable, solo era necesario mirar sus ojos para perderme irremediablemente en todo lo que ella era y cuando estaba lejos su recuerdo alimentaba mis deseos por ella.
Esa sonrisa después de aquel beso en el que me deleite de su sangre dejaba ver que todo había sido intencional, la pantera sabía jugar demasiado bien conmigo y yo solo le permitía que llevara a cabo cuanto quisiera conmigo.
– No creo que fuera un accidente y… – guarde silenció, mirando aquel par de ojos que exigían una respuesta y me reí – gustarme es poco, tu sabor es maravilloso Shunshine, tanto que si fuera un vampiro joven seguramente estaría sobre de ti buscando más de eso que te mantiene con vida – su sabor era sencillamente adictivo, sería capaz de pelear con quien fuera por ella, porque le dejaran en paz y sobre todo por demostrar que era mía.
Me engañaba tal vez a mi mismo al pensar de esa manera, la pantera era libre y que se quedara a mi lado y fuera solamente mía no era más que un deseo egoísta.
Si bien mi amor por ella fue declarado a mi muy particular estilo, ella se mostraba aún confundida ante la visión del collar de Dominique, pero eso quedo de lado cuando nuestros labios volvieron a encontrarse con aquella necesidad creciente de sentir al otro cerca, de que nuestros cuerpos hablaran por nosotros y que nos dejáramos llevar por ellos.
Creo que lo que existe dentro de mi por Shunshine era imposible ponerlo en palabras exactas, por ese motivo permitía que mi cuerpo fuera el que expresara todo lo importante que ella es para mi, que es la luz que ilumina mi camino y que antes o después de ella no existiría nada ni nadie que le igualara. Estaba claro para mi que ella sería mi único y gran amor en todo mi eternidad, a pesar de que su existencia solo fuera un suspiro comparada con la mía, sería el suspiro más disfrutado que alguna vez llegara a tener.
Sus palabras eran justamente lo que sucedía conmigo. Estaba olvidando quien era, me olvidaba de todo lo que nos rodeaba y mi mente solo estaba llena de pensamientos respecto a ella. Sonreí contra sus labios.
– Siempre que tu lo desees seres tu y yo. ¿Olvidar quien eres y de lo que te rodea? Te he ganado en eso, porque el sencillo hecho de estar de esta manera cerca de ti me enloquece, así que nunca te vayas de mi lado, quedate conmigo Shunshine… – verle todos los días sería lo que me brindaría la mayor felicidad – Soy egoísta al pedirte algo así pero no me imagino estando ahora sin ti – Tiro entonces de mi hacía ella y no pude negarme.
El sabor de su sangre volvió a correr entre mis labios y mis manos le rodearon más. Me volvía algo posesivo con ella y en instantes como ese en que su sangre nublaba incluso más mis sentidos las cosas empeoraban. Mis manos se deslizaba por su cuerpo, cubierto por aquel hermoso vestido que claro, no tenía competencia contra la portadora.
– Ya eres mi todo Shunsine – mis manos viajaron lentamente por su cuerpo hasta sus mejillas y me aleje de ella, llevando la esencia vital de la pantera aún presente en los labios pero no separe mis manos de sus mejillas – Eres mi todo pantera y mi corazón o lo que puedo llamar corazón esta en tus manos puedes hacer lo que desees con el que no opondré resistencia… haz conmigo lo que quieras.
Roce mis labios contra los de ella y termine por rodear de nuevo su cuerpo y le sonreí.
– Pantera, dime que estarás conmigo, que cuando debas dormir me permitirás contemplar tu rostro como nuestra primera vez noche juntos… dime que podré verte todos los días y entonces seré feliz, no tendré nada más que espere del mundo – solo una respuesta era necesaria para que mi mano no le soltara nunca.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
No imaginas cuan perversa son las ideas de mi mente, pensé sonriendo al sentir sus labios de nuevo contra los míos, buscando alguna forma de lograr un acercamiento mayor, el que tras que nuestras pieles se rozaran, llegando a hasta el uno contra el otro, se hacía imposible. Pero yo le quería aún más cerca de mí, quería que nuestras pieles se fundieran en una sola, que sus manos fueran las mías y sus labios eternamente míos. Le amaba, la verdad era que le amaba. Y todo y que aquel lugar quizás no fuera apropiado para confesar nuestros sentimientos desbordantes e intensos, tampoco era mal lugar, allí estábamos solos y teníamos todo el espacio y aquellos espejos completamente para nosotros.
Escuchaba cada palabra de él con dulces sonrisas y cortos besos que le iba dando, hasta que terminábamos unidos en húmedos besos. Pero fue cuando me susurró, Soy egoísta al pedirte algo así pero no me imagino estando ahora sin ti, que literalmente caí en sus brazos, dando rienda a mis ilusiones, aquellas que había escondido ese tiempo en que veía improbable tal cercanía entre nosotros, llegando al intenso amor que yo le profesaba.
Y allí estábamos besándonos, mi sangre, sus colmillos, nuestros labios y alientos unidos, y no quería cambiar nada, y de poder cambiar algo, cambiaria el hecho de que Akseli se contuviera, porque sus manos me estaban robando el aliento, me acariciaban y me quemaban la piel. Pero él permanecía estático, casi rígido, parecía contenido, lo que me hacia fruncir el ceño mientras suspiraba y sonreía en aquel exigente beso, estremeciéndome por sus caricias. ¿Qué estaría sintiendo él?
Dejé que se alejara del beso mirándole con ojos brillantes llenos de anhelo, cayendo en aquel color carmín de sus labios, la sangre que instantes antes había derramado en sus labios. Sonreí complacida ante aquella imagen, en aquel momento no quería imaginármelo con aquellos suaves y fríos labios con otro elixir que no fuera el mío. Solo yo…Solo yo, me decía en mi mente deseando con todas mis fuerzas llegar a ser alguien necesaria para él. Alguien más que un mero enamoramiento, más que una pasión intensa, más que el de una cena que gustosamente se ofrecía.
Sus manos me acunaban el rostro, mientras cerraba los ojos al oír sus palabras. – Tú también eres mi todo. Se me hace difícil sobrevivir sin verte. Es como si aquel día del bosque no hubieras aparecido…Y me quedará allí muriendo, por que de ser sinceros me habría desangrado mucho antes de que hubieran aparecido los cazadores – Sonreí contra sus labios cuando estos rozaron los míos, tentándome. – Estate conmigo. Solo deja que lo descubra…déjame descubrir tu corazón, tu alma y te juro que estarás en buenas manos. Mis panteras se dañarían a sí mismas de hacerte daño –susurré contra sus labios deseosos de más y más de aquellos besos.
Sus manos volvieron a rodear mi cuerpo, acercándome más a él, hasta sentir la dureza de su pecho contra mí. Mirándole fijamente no dejé de escuchar y grabarme cada palabra en la mente. Esboce una tierna y dulce sonrisa cuando me hizo recordar aquella primera noche y la única de momento para nosotros, hasta el día de hoy por lo menos. – Me estas pidiendo que venga a vivir contigo? Que me cuele por tu ventana y sea tu abrigo y cojín? - Sonreí picara acordándome que en todo caso el cojín era su brazo, ya que su brazo era perfecto para mi cabeza, encajando a la perfección.
Asentí y tras sus palabras dejé que el silencio se apoderara de nosotros por unos segundos, antes de hablarle sinceramente y repetir cada palabra que me había dicho que le dijera. Porque no quería dejarme nada por decirle.
-Akseli… estaré contigo. Cuando esté dormida te obligo a contemplarme con ojos soñadores, podrás besar mi rostro, jugar con mi cabello y abrazarme sin soltarme en ningún momento. En mis otras pieles, podrás hacer lo que te plazca que solo ronronearan para pedirte más de tus atenciones y caricias. Podrás verme todos los amaneceres, atardeceres, noches y días, hasta que termines cansándote de mí, que espero que sea nunca – Le sonreí acariciándole con una mano una de sus mejillas, dejándola allí contra su fría piel – Y no creas que llevaré bien que te alimentes de otras jóvenes, si se puede quiero que acudas a mí siempre. Y dicho todo esto, tú se lo dirás a tu hermano… no me quiero meter en la boca del lobo yo solita, tendrás que protegerme de él y de aquel perro que llamáis Max – Sonreí bromeando aquello ultimo - No quiero separarme de ti, Akseli. – concluí terminando por besarle a los labios con todo el amor que se podía expresar en aquel gesto, mientras mis manos acariciaban su rostro y bajaban por su cuello hasta su pecho, recorriéndolo terminando con una en su corazón y la otra en su cintura, pegándolo más a mi figura.
Escuchaba cada palabra de él con dulces sonrisas y cortos besos que le iba dando, hasta que terminábamos unidos en húmedos besos. Pero fue cuando me susurró, Soy egoísta al pedirte algo así pero no me imagino estando ahora sin ti, que literalmente caí en sus brazos, dando rienda a mis ilusiones, aquellas que había escondido ese tiempo en que veía improbable tal cercanía entre nosotros, llegando al intenso amor que yo le profesaba.
Y allí estábamos besándonos, mi sangre, sus colmillos, nuestros labios y alientos unidos, y no quería cambiar nada, y de poder cambiar algo, cambiaria el hecho de que Akseli se contuviera, porque sus manos me estaban robando el aliento, me acariciaban y me quemaban la piel. Pero él permanecía estático, casi rígido, parecía contenido, lo que me hacia fruncir el ceño mientras suspiraba y sonreía en aquel exigente beso, estremeciéndome por sus caricias. ¿Qué estaría sintiendo él?
Dejé que se alejara del beso mirándole con ojos brillantes llenos de anhelo, cayendo en aquel color carmín de sus labios, la sangre que instantes antes había derramado en sus labios. Sonreí complacida ante aquella imagen, en aquel momento no quería imaginármelo con aquellos suaves y fríos labios con otro elixir que no fuera el mío. Solo yo…Solo yo, me decía en mi mente deseando con todas mis fuerzas llegar a ser alguien necesaria para él. Alguien más que un mero enamoramiento, más que una pasión intensa, más que el de una cena que gustosamente se ofrecía.
Sus manos me acunaban el rostro, mientras cerraba los ojos al oír sus palabras. – Tú también eres mi todo. Se me hace difícil sobrevivir sin verte. Es como si aquel día del bosque no hubieras aparecido…Y me quedará allí muriendo, por que de ser sinceros me habría desangrado mucho antes de que hubieran aparecido los cazadores – Sonreí contra sus labios cuando estos rozaron los míos, tentándome. – Estate conmigo. Solo deja que lo descubra…déjame descubrir tu corazón, tu alma y te juro que estarás en buenas manos. Mis panteras se dañarían a sí mismas de hacerte daño –susurré contra sus labios deseosos de más y más de aquellos besos.
Sus manos volvieron a rodear mi cuerpo, acercándome más a él, hasta sentir la dureza de su pecho contra mí. Mirándole fijamente no dejé de escuchar y grabarme cada palabra en la mente. Esboce una tierna y dulce sonrisa cuando me hizo recordar aquella primera noche y la única de momento para nosotros, hasta el día de hoy por lo menos. – Me estas pidiendo que venga a vivir contigo? Que me cuele por tu ventana y sea tu abrigo y cojín? - Sonreí picara acordándome que en todo caso el cojín era su brazo, ya que su brazo era perfecto para mi cabeza, encajando a la perfección.
Asentí y tras sus palabras dejé que el silencio se apoderara de nosotros por unos segundos, antes de hablarle sinceramente y repetir cada palabra que me había dicho que le dijera. Porque no quería dejarme nada por decirle.
-Akseli… estaré contigo. Cuando esté dormida te obligo a contemplarme con ojos soñadores, podrás besar mi rostro, jugar con mi cabello y abrazarme sin soltarme en ningún momento. En mis otras pieles, podrás hacer lo que te plazca que solo ronronearan para pedirte más de tus atenciones y caricias. Podrás verme todos los amaneceres, atardeceres, noches y días, hasta que termines cansándote de mí, que espero que sea nunca – Le sonreí acariciándole con una mano una de sus mejillas, dejándola allí contra su fría piel – Y no creas que llevaré bien que te alimentes de otras jóvenes, si se puede quiero que acudas a mí siempre. Y dicho todo esto, tú se lo dirás a tu hermano… no me quiero meter en la boca del lobo yo solita, tendrás que protegerme de él y de aquel perro que llamáis Max – Sonreí bromeando aquello ultimo - No quiero separarme de ti, Akseli. – concluí terminando por besarle a los labios con todo el amor que se podía expresar en aquel gesto, mientras mis manos acariciaban su rostro y bajaban por su cuello hasta su pecho, recorriéndolo terminando con una en su corazón y la otra en su cintura, pegándolo más a mi figura.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
Decía muchas cosas y trataba de expresarme de la mejor manera posible y aún así todo me parecía vacío y nada suficiente para expresar todo lo que sentía por ella. Era ridículo, pero en esos momentos creía comprender el arrebato que mi creadora había sufrido al vernos a mi y Jarko en aquellos bosques… ella nos había amado quizás casi con la misma intensidad con la que yo amaba a Shunshine, solo que ella no era capaz de mostrar de una manera más apropiada todo ese amor; yo en cambio me esforzaría por demostrar a mi hermosa pantera lo importante que era su existencia para mi.
De no sentirla más a mi lado era capaz de hacer cualquier cosa, de hecho en mi mente ya estaba la seguridad de que si en determinado momento ella ya no estaba a mi lado, con la gran pena de dejar a mi hermano, buscaría morir solo para ver si de esa manera era capaz de estar nuevamente con aquellos ojos intensos, esa sonrisa hermosa, la voz suave y el cuerpo de diosa que poseía mi amada Shunshine.
Creía firmemente que no sería rechazado por ella, pero aún así con aquella confesión que era la verdadera después de todas esas veces que le dije de una forma u otra que fuera conmigo, que no se alejara de mi lado, al fin, le había dicho que le quería a mi lado. Aquel era un momento clave en el que me estaba jugando gran parte de mi fortaleza y claro, el corazón y el afecto de Shunshine también estaba en juego para mi.
Le quería única y exclusivamente para mi, estar siempre cerca de ella; ser su familia y acompañarle en su andar por la vida porque era lo más importante para mi, si no estaba a mi lado, yo no era nada.
Relamí de mis labios su sangre, disfrutando de ese sabor enervante y delicioso que podía probar mil veces.
Mientras mis manos sujetaban su rostro lo que tanto esperaba salió de sus labios, esos labios que también estaban ligeramente manchados del carmín de su sangre y que solo realzaba su belleza ante mis ojos. Las palabras que salieron de ella provocaron en mi alma (si es que tenia una) fue un gran alivio, porque todo lo que había creído de sus señales era verdad y yo no podía ser más feliz.
– No hables de eso que aparecí justo en el momento en que me necesitabas, estábamos ahí ambos porque debíamos encontrarnos y es por eso que no permitiría yo que murieras… toda mi razón de continuar vivo se hubiese extinguido a tu lado, ya que ahora que veo al pasado me imagino que sin ti las cosas no serían nada iguales y mi existencia seguiría completamente vacía – bese de manera suave sus labios, para terminar de saborear los restos de sangre de ellos – Te dejare ver de mi tanto como quieras, soy tuyo y mi corazón y alma lo son también… mis recuerdos, mi presente y mi futuro, todo te pertenece únicamente a ti.
– Claro que no te colaras por mi ventana, mi hogar será el tuyo… serás libre de ir y venir de un lado a otro, harás lo que siempre has hecho pero deseo verte siempre, saber que regresaras a mi lado y que podré verte dormir… tu rostro es lo que puede mantenerme en paz – sonreí – Ven a vivir conmigo, forma parte de mi familia como la persona más importante para mi. No te haré daño nunca, preferiría morir a hacerte algo así que… acepta, por favor – susurre en una especie de suplica. Era tan fácil para ella hacerme caer en sus redes y el punto importante es que no ponía resistencia porque yo deseaba caer en sus redes y lentamente sumergirme más en ella.
Le mire, siendo absorbido nuevamente por sus ojos y escuchando aquellas palabras que eran lo que siempre había esperado poder escuchar en algún momento de parte de ella. Mi eternidad tenía ahora un sentido mayor al que alguna vez tuvo y todo era gracias a ella, a esa cambiaformas que entro en mi vida como una criatura inocente y que poco a poco se había hecho espacio en mis pensamientos.
– Si te hace feliz, solo me alimentare de ti y de tu sangre que es la más deliciosa que he probado jamás pero cuando no puedas alimentarme tendrás que aceptar que deberé alimentarme de otras por tu bien… solo ten siempre presente que nadie… nadie será importante como tu, porque mi amor por ti es inmenso – le sonreí cuando hablo de Jarko y Max – Yo hablare con mi hermano y con Lanna que gustosa pondrá a Max en su sitio pues ella te aprecia mucho. Jarko no se atrevería a hacerte nada porque sabe que soy feliz a tu lado y para el eso es suficiente para ganarte parte de su confianza así que no temas, yo daré la noticia – mi sonrisa hacía que mis colmillos quedaran a la vista y me era imposible no dejarlos así, era el más feliz del mundo gracias a ella.
Respondí a su beso, rodeándole la cintura con mis brazos.
– Eres malvada… ¿sabes cuanto tengo que contenerme contigo? – me era imposible no desearle, todo lo que ella era simbolizaba para mi una tentación y al besarme y pegarse a mi de esa forma no ayudaba para nada – Si continuamos besándonos de esta manera terminaremos rompiendo todos los espejos de la habitación puesto que no podré contenerme más – La mirada de la pantera me dio una leve señal de lo que su perversa y magnificente mente estaba planeando y antes de darme cuenta escuche como un espejo caía al suelo y se volvía añicos mientras sus labios devoraban los míos. En ese punto, ya no podía garantizar que aquellos espejos se mantendrían intactos, solo esperaba que la música de la fiesta impidiera que se escuchara como se volvían fragmentos al estrellarse contra el suelo.
Me deje llevar entonces por ella y entre nosotros comenzó una extraña danza de besos y caricias que culminaban solamente en fragmentos de vidrio bajo nuestros pies.
De no sentirla más a mi lado era capaz de hacer cualquier cosa, de hecho en mi mente ya estaba la seguridad de que si en determinado momento ella ya no estaba a mi lado, con la gran pena de dejar a mi hermano, buscaría morir solo para ver si de esa manera era capaz de estar nuevamente con aquellos ojos intensos, esa sonrisa hermosa, la voz suave y el cuerpo de diosa que poseía mi amada Shunshine.
Creía firmemente que no sería rechazado por ella, pero aún así con aquella confesión que era la verdadera después de todas esas veces que le dije de una forma u otra que fuera conmigo, que no se alejara de mi lado, al fin, le había dicho que le quería a mi lado. Aquel era un momento clave en el que me estaba jugando gran parte de mi fortaleza y claro, el corazón y el afecto de Shunshine también estaba en juego para mi.
Le quería única y exclusivamente para mi, estar siempre cerca de ella; ser su familia y acompañarle en su andar por la vida porque era lo más importante para mi, si no estaba a mi lado, yo no era nada.
Relamí de mis labios su sangre, disfrutando de ese sabor enervante y delicioso que podía probar mil veces.
Mientras mis manos sujetaban su rostro lo que tanto esperaba salió de sus labios, esos labios que también estaban ligeramente manchados del carmín de su sangre y que solo realzaba su belleza ante mis ojos. Las palabras que salieron de ella provocaron en mi alma (si es que tenia una) fue un gran alivio, porque todo lo que había creído de sus señales era verdad y yo no podía ser más feliz.
– No hables de eso que aparecí justo en el momento en que me necesitabas, estábamos ahí ambos porque debíamos encontrarnos y es por eso que no permitiría yo que murieras… toda mi razón de continuar vivo se hubiese extinguido a tu lado, ya que ahora que veo al pasado me imagino que sin ti las cosas no serían nada iguales y mi existencia seguiría completamente vacía – bese de manera suave sus labios, para terminar de saborear los restos de sangre de ellos – Te dejare ver de mi tanto como quieras, soy tuyo y mi corazón y alma lo son también… mis recuerdos, mi presente y mi futuro, todo te pertenece únicamente a ti.
– Claro que no te colaras por mi ventana, mi hogar será el tuyo… serás libre de ir y venir de un lado a otro, harás lo que siempre has hecho pero deseo verte siempre, saber que regresaras a mi lado y que podré verte dormir… tu rostro es lo que puede mantenerme en paz – sonreí – Ven a vivir conmigo, forma parte de mi familia como la persona más importante para mi. No te haré daño nunca, preferiría morir a hacerte algo así que… acepta, por favor – susurre en una especie de suplica. Era tan fácil para ella hacerme caer en sus redes y el punto importante es que no ponía resistencia porque yo deseaba caer en sus redes y lentamente sumergirme más en ella.
Le mire, siendo absorbido nuevamente por sus ojos y escuchando aquellas palabras que eran lo que siempre había esperado poder escuchar en algún momento de parte de ella. Mi eternidad tenía ahora un sentido mayor al que alguna vez tuvo y todo era gracias a ella, a esa cambiaformas que entro en mi vida como una criatura inocente y que poco a poco se había hecho espacio en mis pensamientos.
– Si te hace feliz, solo me alimentare de ti y de tu sangre que es la más deliciosa que he probado jamás pero cuando no puedas alimentarme tendrás que aceptar que deberé alimentarme de otras por tu bien… solo ten siempre presente que nadie… nadie será importante como tu, porque mi amor por ti es inmenso – le sonreí cuando hablo de Jarko y Max – Yo hablare con mi hermano y con Lanna que gustosa pondrá a Max en su sitio pues ella te aprecia mucho. Jarko no se atrevería a hacerte nada porque sabe que soy feliz a tu lado y para el eso es suficiente para ganarte parte de su confianza así que no temas, yo daré la noticia – mi sonrisa hacía que mis colmillos quedaran a la vista y me era imposible no dejarlos así, era el más feliz del mundo gracias a ella.
Respondí a su beso, rodeándole la cintura con mis brazos.
– Eres malvada… ¿sabes cuanto tengo que contenerme contigo? – me era imposible no desearle, todo lo que ella era simbolizaba para mi una tentación y al besarme y pegarse a mi de esa forma no ayudaba para nada – Si continuamos besándonos de esta manera terminaremos rompiendo todos los espejos de la habitación puesto que no podré contenerme más – La mirada de la pantera me dio una leve señal de lo que su perversa y magnificente mente estaba planeando y antes de darme cuenta escuche como un espejo caía al suelo y se volvía añicos mientras sus labios devoraban los míos. En ese punto, ya no podía garantizar que aquellos espejos se mantendrían intactos, solo esperaba que la música de la fiesta impidiera que se escuchara como se volvían fragmentos al estrellarse contra el suelo.
Me deje llevar entonces por ella y entre nosotros comenzó una extraña danza de besos y caricias que culminaban solamente en fragmentos de vidrio bajo nuestros pies.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Máscaras y espejos [Shunshine]
Era increíble lo que unas simples palabras podían cambiar las cosas, hasta puntos insospechados, cambiando el transcurso de toda una vida. Y allí mirándole, de lo único que tenía claro y tenía la certeza era de que esa noche la que habia empezado como un juego, terminaba con una declaración y un nuevo rumbo que a partir de ahora iba a tomar. Y con una sonrisa permanente en mi rostro, le miré como si no hubiera nada más allá que sus rasgos y sus labios, aquellos que se abrían y decían todo aquello que ni en mis sueños podía concebir. ¿Era todo cierto? ¿Me amaba? Y ¿Podía vivir junto a él?.
Tener un sitio al que acudir y poder llamar hogar, era algo que hacía mucho tiempo me había borrado de mi cabeza, diciéndome que dejara de soñar, que nunca lo tendría. Y allí estaba él diciendo esas palabras, abriéndome los brazos, las puertas de su vida y su corazon. ¿Qué habia hecho yo para merecerlo? ¿seria yo suficiente para él? Me preguntaba sin cesar allí entre sus brazos, mirándole.
Él parecía ver el miedo en mis ojos, sabía de mi miedo a encontrar a quien llamarle mi hogar y después perderlo, quedándome de nuevo sola en la inmensidad del bosque, como de pequeña quedé cuando mis padres me alejaron del único hogar que habia tenido. Me sonrío y me calmó con sus dulces palabras y emotivas suplicas, mientras lentamente mis ojos se llenaban de lágrimas. – Sí… sí. — Le sonreí. – Si quiero venir a vivir contigo y amanecer contigo cada mañana o noche. —Me abracé a él y le besé sonriendo feliz, dejando que aquel beso hablara por mí, vertiendo todo mi corazon en él.
Asentí a sus demandas de que cuando no pudiera controlarse, pudiera alimentarse de otras o otros, como tambien el dejarle ser él el que hablara con su hermano y Lanna de su presencia.
Sus colmillos por primera vez lucían fuera de su escondite. Se estaba mostrando como realmente era, y al l contrario de asustarme, más me gustaba. Aquel era mi salvador, mi vida y hogar y no quería que fingiera y menos que se contuviera, pensé sonriendo ante sus palabras pegada a él, rodeándolo con mis brazos. – Entonces no te contengas. Aquí el control nos sobra… —Le sonreí picara rozando mis labios con los suyos y reí contra los suyos al oírle. — Sabes? —Ronronee mientras besaba su cuello – Los cristales poco me importan…tarde o temprano se romperán, así que más da. Por lo menos serán hecho añicos por una causa mayor. —Le miré y besé suavemente sus labios, terminando por recorrer una de sus mejillas en un lento y tierno roce. —Por nuestro amor. — Añadí besándole ahora si con ímpetu, dejando que sus manos se pasearan por mi cuerpo y me llevara por la habitación, de un lado para otro, sin importarnos en ningún momento el ruido de los cristales con los que chocábamos y hacíamos caer, sacando una de mis tantas sonrisas, cuando él sin poderse contener, los echaba al suelo para hacer sitio a mi cuerpo para el camino de sus manos.
La música escondía el hecho de que en la habitación de los espejos hubiera el escándalo que estábamos creando, como tambien ahogaba cualquier sonido que escaparan de mis labios, alentando y enardeciendo a mi vampiro, quien me besaba ya con los colmillos descubiertos sin poder esconder lo que sentía. Yo me dejé llevar y no sé cuánto tiempo pasó, hasta que todos los espejos terminaron rotos, mis labios enrojecidos y nuestra mirada brillante de pasión, cuando unos pasos me sacaron de aquel trance.
Se estaban acercando y justo después de que pudiera besar una última vez a Akseli y apartarlo ligeramente de mi, encontrándonos cerca de la puerta, esta fue abierta y de allí se descubrieron tres hombres que incrédulos miraron la habitación, los espejos por los suelos y luego a nosotros. Con mi habilidad de convencer a la gente, de un momento a otro me hice la histérica y yendo hacia ellos, tomada de la mano de Akseli, cual arrastre conmigo, me acerque a uno de los hombres con expresión aterrada.
—Al fin! Gracias, gracias! Nos salvasteis las vidas. Estábamos atrapados y allí hay una especie de lobo que no dejaba de querer cazarnos. — Mi respiración entrecortada por la pasión sirvió para que los hombres me miraran asustados y luego sus ojos fueran hacia las sombras de la habitación. — Cuidad vuestras manos. Le guste de morder… parece s..salvaje. – Mi voz era asustada y mi cuerpo temblaba, mientras Akseli me llevaba a su abrazo y hacia ver que me consolaba y me ofrecía seguridad delante de ellos. — Iros, iros! Ya nos encargamos de sacar el animal y avisar a la seguridad de la fiesta. — dijo uno de ellos firme, dejándonos salir de allí sin represalias.
Asentí en silencio y tras un agradecimiento de Akseli a los señores, nos fuimos. Reí contra su pecho, cuando estábamos fuera del cuarto en actitud traviesa tirando de su mano y de él. – Nos libramos, pero debemos de irnos, pronto descubrirán nuestra farsa y gran mentira cuando no encuentren al animal. – Reí y sin dejar que dijera nada le besé acallándolo mirándolo a los ojos. –Debemos de irnos. – dije simplemente tomándolo y en un andar acelerado llevarlo hacia la puerta que daba al exterior, pasando por en medio de los bailarines que ahora bailaban una canción lenta. Sin dejar de sonreír feliz, traspasé las últimas paredes y la puerta de aquel lugar y me giré hacia él, esperando que el cochero llevara su carruaje delante de él.
-Puedo… venir contigo a vivir, desde hoy? - le pregunté con cierta inquietud, que se borró de mi voz cuando él me sonrío y besándome, no hizo falta que dijera nada más. Mi vida iba a cambiar junto a él, y aquella noche solo era la primera de muchas más en las que yaceríamos y viviríamos juntos. ¿Cómo sería? No podía obviar preguntarme, al tiempo en que subía al carruaje ayudada por su mano, terminando sentada a su lado.
-Te quiero Akseli. –Le susurré en cuanto emprendíamos la marcha hacia mi nuevo hogar a su lado, dejando atrás aquella fiesta que habia visto nuestra union. ¿Nos sonreiría la fortuna? Solo esperaba pasar la primera prueba a su lado, y que su familia pudiera aceptarme. Como yo ya sin haberlos conocido, ya lo hacia.
Tener un sitio al que acudir y poder llamar hogar, era algo que hacía mucho tiempo me había borrado de mi cabeza, diciéndome que dejara de soñar, que nunca lo tendría. Y allí estaba él diciendo esas palabras, abriéndome los brazos, las puertas de su vida y su corazon. ¿Qué habia hecho yo para merecerlo? ¿seria yo suficiente para él? Me preguntaba sin cesar allí entre sus brazos, mirándole.
Él parecía ver el miedo en mis ojos, sabía de mi miedo a encontrar a quien llamarle mi hogar y después perderlo, quedándome de nuevo sola en la inmensidad del bosque, como de pequeña quedé cuando mis padres me alejaron del único hogar que habia tenido. Me sonrío y me calmó con sus dulces palabras y emotivas suplicas, mientras lentamente mis ojos se llenaban de lágrimas. – Sí… sí. — Le sonreí. – Si quiero venir a vivir contigo y amanecer contigo cada mañana o noche. —Me abracé a él y le besé sonriendo feliz, dejando que aquel beso hablara por mí, vertiendo todo mi corazon en él.
Asentí a sus demandas de que cuando no pudiera controlarse, pudiera alimentarse de otras o otros, como tambien el dejarle ser él el que hablara con su hermano y Lanna de su presencia.
Sus colmillos por primera vez lucían fuera de su escondite. Se estaba mostrando como realmente era, y al l contrario de asustarme, más me gustaba. Aquel era mi salvador, mi vida y hogar y no quería que fingiera y menos que se contuviera, pensé sonriendo ante sus palabras pegada a él, rodeándolo con mis brazos. – Entonces no te contengas. Aquí el control nos sobra… —Le sonreí picara rozando mis labios con los suyos y reí contra los suyos al oírle. — Sabes? —Ronronee mientras besaba su cuello – Los cristales poco me importan…tarde o temprano se romperán, así que más da. Por lo menos serán hecho añicos por una causa mayor. —Le miré y besé suavemente sus labios, terminando por recorrer una de sus mejillas en un lento y tierno roce. —Por nuestro amor. — Añadí besándole ahora si con ímpetu, dejando que sus manos se pasearan por mi cuerpo y me llevara por la habitación, de un lado para otro, sin importarnos en ningún momento el ruido de los cristales con los que chocábamos y hacíamos caer, sacando una de mis tantas sonrisas, cuando él sin poderse contener, los echaba al suelo para hacer sitio a mi cuerpo para el camino de sus manos.
La música escondía el hecho de que en la habitación de los espejos hubiera el escándalo que estábamos creando, como tambien ahogaba cualquier sonido que escaparan de mis labios, alentando y enardeciendo a mi vampiro, quien me besaba ya con los colmillos descubiertos sin poder esconder lo que sentía. Yo me dejé llevar y no sé cuánto tiempo pasó, hasta que todos los espejos terminaron rotos, mis labios enrojecidos y nuestra mirada brillante de pasión, cuando unos pasos me sacaron de aquel trance.
Se estaban acercando y justo después de que pudiera besar una última vez a Akseli y apartarlo ligeramente de mi, encontrándonos cerca de la puerta, esta fue abierta y de allí se descubrieron tres hombres que incrédulos miraron la habitación, los espejos por los suelos y luego a nosotros. Con mi habilidad de convencer a la gente, de un momento a otro me hice la histérica y yendo hacia ellos, tomada de la mano de Akseli, cual arrastre conmigo, me acerque a uno de los hombres con expresión aterrada.
—Al fin! Gracias, gracias! Nos salvasteis las vidas. Estábamos atrapados y allí hay una especie de lobo que no dejaba de querer cazarnos. — Mi respiración entrecortada por la pasión sirvió para que los hombres me miraran asustados y luego sus ojos fueran hacia las sombras de la habitación. — Cuidad vuestras manos. Le guste de morder… parece s..salvaje. – Mi voz era asustada y mi cuerpo temblaba, mientras Akseli me llevaba a su abrazo y hacia ver que me consolaba y me ofrecía seguridad delante de ellos. — Iros, iros! Ya nos encargamos de sacar el animal y avisar a la seguridad de la fiesta. — dijo uno de ellos firme, dejándonos salir de allí sin represalias.
Asentí en silencio y tras un agradecimiento de Akseli a los señores, nos fuimos. Reí contra su pecho, cuando estábamos fuera del cuarto en actitud traviesa tirando de su mano y de él. – Nos libramos, pero debemos de irnos, pronto descubrirán nuestra farsa y gran mentira cuando no encuentren al animal. – Reí y sin dejar que dijera nada le besé acallándolo mirándolo a los ojos. –Debemos de irnos. – dije simplemente tomándolo y en un andar acelerado llevarlo hacia la puerta que daba al exterior, pasando por en medio de los bailarines que ahora bailaban una canción lenta. Sin dejar de sonreír feliz, traspasé las últimas paredes y la puerta de aquel lugar y me giré hacia él, esperando que el cochero llevara su carruaje delante de él.
-Puedo… venir contigo a vivir, desde hoy? - le pregunté con cierta inquietud, que se borró de mi voz cuando él me sonrío y besándome, no hizo falta que dijera nada más. Mi vida iba a cambiar junto a él, y aquella noche solo era la primera de muchas más en las que yaceríamos y viviríamos juntos. ¿Cómo sería? No podía obviar preguntarme, al tiempo en que subía al carruaje ayudada por su mano, terminando sentada a su lado.
-Te quiero Akseli. –Le susurré en cuanto emprendíamos la marcha hacia mi nuevo hogar a su lado, dejando atrás aquella fiesta que habia visto nuestra union. ¿Nos sonreiría la fortuna? Solo esperaba pasar la primera prueba a su lado, y que su familia pudiera aceptarme. Como yo ya sin haberlos conocido, ya lo hacia.
TERMINADO
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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