AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Be the light in my eyes [Shunshine]
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Be the light in my eyes [Shunshine]
Recuerdo del primer mensaje :
Cazadores… era tan divertido verlos dar vueltas en círculos. Bueno para mi lo era, ya que llevaba cerca de una hora jugueteando con un grupo de ellos, poniendo pistas falsas sobre mi ubicación y andando de un lado a otro solo para después confundirlos y escucharles maldecirme pero siempre sin poder dañarme.
No puedo describir lo decepcionado que me sentí cuando hablaron de retirarse y volver mejor al siguiente día a revisar las trampas que habían colocado por los bosques. Se dieron cuenta al parecer de que era un caso perdido y que lo mejor era continuar con su propio camino que ya estaba definido desde antes de mi pequeña y divertida intervención ante ellos.
Suspire ya cuando no podía o irles más, aunque no me era necesario realmente el aire para vivir. Sin tener nada más que hacer, me permití adentrarme más en los bosques por un poco de curiosidad sobre la clase de trampas que habían colocado los hombres.
Si bien, no debí avanzar mucho para toparme con la primera trampa pude notar que era únicamente una trampa de cambiaformas. En todos los años de existencia que llevaba ya, conocía bastante sobre lo que hacían a los cambiaformas que atrapaban los cazadores. Para un sobrenatural de ese estilo preso solo había dos opciones… ser demasiado joven, hermoso o resistente como para convertirse en mascota o parte de algún circo. La otra opción era únicamente que le mataran…. eso si le consideraban completamente inútil.
Permanecí contemplando la trampa sin saber realmente que hacer hasta que decidí romperla solo para fastidiar a los cazadores cuando regresaran al siguiente día. Nada mejor que arruinar planes ajenos para poder disfrutar. Continúe caminando en busca de más trampas para destruir y fui capaz de encontrar unas cuantas más hasta que en un punto me llamo la atención no ya las trampas si no el olor a sangre que llegaba leve hasta mi.
Seguí entonces el olor de la sangre. Sin saber hasta donde iría y lo que me esperaría allá me mantuve alerta. Hasta ese punto había creído que solo había trampas para cambiaformas, pero quizás la sangre que seguía era parte de una trampa para los de mi raza, aunque eso lo comprobaría hasta que llegara al lugar.
Con cada nuevo paso el olor de la sangre se intensificaba hasta que llevo a una especie de claro en donde finalmente pude ver de donde provenía el olor de la sangre.
Cazadores… era tan divertido verlos dar vueltas en círculos. Bueno para mi lo era, ya que llevaba cerca de una hora jugueteando con un grupo de ellos, poniendo pistas falsas sobre mi ubicación y andando de un lado a otro solo para después confundirlos y escucharles maldecirme pero siempre sin poder dañarme.
No puedo describir lo decepcionado que me sentí cuando hablaron de retirarse y volver mejor al siguiente día a revisar las trampas que habían colocado por los bosques. Se dieron cuenta al parecer de que era un caso perdido y que lo mejor era continuar con su propio camino que ya estaba definido desde antes de mi pequeña y divertida intervención ante ellos.
Suspire ya cuando no podía o irles más, aunque no me era necesario realmente el aire para vivir. Sin tener nada más que hacer, me permití adentrarme más en los bosques por un poco de curiosidad sobre la clase de trampas que habían colocado los hombres.
Si bien, no debí avanzar mucho para toparme con la primera trampa pude notar que era únicamente una trampa de cambiaformas. En todos los años de existencia que llevaba ya, conocía bastante sobre lo que hacían a los cambiaformas que atrapaban los cazadores. Para un sobrenatural de ese estilo preso solo había dos opciones… ser demasiado joven, hermoso o resistente como para convertirse en mascota o parte de algún circo. La otra opción era únicamente que le mataran…. eso si le consideraban completamente inútil.
Permanecí contemplando la trampa sin saber realmente que hacer hasta que decidí romperla solo para fastidiar a los cazadores cuando regresaran al siguiente día. Nada mejor que arruinar planes ajenos para poder disfrutar. Continúe caminando en busca de más trampas para destruir y fui capaz de encontrar unas cuantas más hasta que en un punto me llamo la atención no ya las trampas si no el olor a sangre que llegaba leve hasta mi.
Seguí entonces el olor de la sangre. Sin saber hasta donde iría y lo que me esperaría allá me mantuve alerta. Hasta ese punto había creído que solo había trampas para cambiaformas, pero quizás la sangre que seguía era parte de una trampa para los de mi raza, aunque eso lo comprobaría hasta que llegara al lugar.
Con cada nuevo paso el olor de la sangre se intensificaba hasta que llevo a una especie de claro en donde finalmente pude ver de donde provenía el olor de la sangre.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/01/2013
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Era extraño que alguien como ella me dijera a mi las mismas palabras que yo había mencionado para describir a Dominique. Si yo intentaba mirarme a mi mismo de esa forma me era sencillamente imposible, quizás era parte de lo que la costumbre y los años vividos ejercían en cualquiera. Era divertido ser un ser sobrenatural, no puedo negarlo, pero en algunos momentos uno extrañaba las cosas sencillas de la vida como caminar normalmente entre las personas y sentir el calor del sol, volver a saber como se sentía el latido de un corazón dentro. Todo eso había quedado lejos de mi, demasiado para poder intentar alcanzarlo nuevamente, aunque de poder hacerlo, de tener la oportunidad de cambiar mi pasado y alejarme de aquel lugar donde se encontraba Dominique con sus ojos enfocados en los nuestros y esa sonrisa de ángel, no lo hubiera hecho… habría caminado una vez en su dirección, guiado por su hermosa voz y esa piel fría como el hielo.
– Gracias, por todo lo que has dicho… hasta lo que intentaste que no escuchara – le sonreí sabiendo que ella sabía a que me refería, era bastante cómico que entre sobrenaturales existieran tan pocas cosas que podían pasar por desapercibidas de los sentidos de los otros – pero esas cosas no lo son todo, nada de eso puede garantizarte que sigas vivo – e inevitablemente recordé de nuevo a mi creadora y aquel final tan único que le dimos Jarko y yo. De manera instintiva lleve mi mano hasta el medallón que cargaba y que era lo único que aún existía de ella.
Le ayude a levantarse pensando también que era algo torpe de mi parte seguir pensando en Dominique, pero en algunos momentos como ese, en los que de una manera u otra ella salía a flote era imposible no pensarla.
El calor que despedía el cuerpo de Shunshine era agradable, tanto que permitía que mis pensamientos se alejaran del pasado y vinieran hasta el presente, intentando grabar ese calor en mi cuerpo que no le permitiría estar tanto tiempo, otra de las desventajas de ser un vampiro, sin embargo era algo que ella decía le ayudaba con el dolor.
– Me alegro de que así sea, pero si en algún momento sientes demasiado frío dilo y buscare la menear de que no pase más, aunque eso sería bastante complicado. Y esta bien que seas algo terca pero debes aprender a que cuando existe alguien dispuesto a ayudar no es bueno que lo seas y menos mientras estés herida de esta manera – de la manera en la que nos encontrábamos solo parecía que éramos una pareja de amantes en una discusión tonta, para fortuna de ambos no existía nadie que nos dijera eso y además, que yo más bien me sentía algo así como un abuelo regañando a una pequeña; una que era sencillamente hermosa.
– ¿Qué pasa? – pregunte sin saber exactamente que estaba ocurriendo, pues sus latidos aumentaron levemente de intensidad y solo hasta que caí en cuenta del color de sus mejillas súper que era algo de lo que ocurría por lo que procure alejarme un poco sin descuidar de que algo le sucediera – Lo siento, estábamos demasiado cerca…
Parecía que para la felina era fácil evadirse de las sensaciones evidentes para ponerse a trabajar en lo que se suponía que debía ser nuestra absoluta prioridad, bueno en realidad desde un principio había sido su prioridad porque yo bien hubiera podido encontrar la manera de ocultarme de los rayos del sol sin que estos me hicieran nada.
– A si… continuemos – caminábamos juntos, una asegurandose de una cosa y ella claro, de lo que estuviera más a su alcance y fuera más sencillo pues no quería que terminara por lastimarse más y todo por su terquedad y mi consentimiento de algo como aquello.
Para cuando me di cuenta ya habíamos finalizado nuestra obra y su cabeza termino levemente recostada en mi pecho, a lo que no pude más que sonreír.
–Así es, hemos terminado todo este trabajo – y tomando su cuerpo nuevamente entre mis brazos le lleve hasta la cama para depositarla en ella con sumo cuidado – ahora si, es momento de que los gatitos buenos se vayan a la cama a descansar mientras que alguien más les cuida – Me aleje un poco de la cama para terminar sentado un rincón con la espalda contra la pared.
Desde donde estaba podía detectarla bien, quería que descansara tanto como le fuera posible, después de todo yo estaba en ese lugar para protegerle y no permitiría que nada ni nadie le hiciera daño a aquella hermosa pantera que para mi gusto ya había sufrido lo suficiente, pero desde la posición donde estaba me sentía algo incomodo, mi cuerpo entero rogaba porque me levantara y terminara por acercarme hasta ella, deseaba terminar sentado en aquella cama, recibiendo el calor que su cuerpo despedía y el cual, comenzaba a desear solo para mi.
– Gracias, por todo lo que has dicho… hasta lo que intentaste que no escuchara – le sonreí sabiendo que ella sabía a que me refería, era bastante cómico que entre sobrenaturales existieran tan pocas cosas que podían pasar por desapercibidas de los sentidos de los otros – pero esas cosas no lo son todo, nada de eso puede garantizarte que sigas vivo – e inevitablemente recordé de nuevo a mi creadora y aquel final tan único que le dimos Jarko y yo. De manera instintiva lleve mi mano hasta el medallón que cargaba y que era lo único que aún existía de ella.
Le ayude a levantarse pensando también que era algo torpe de mi parte seguir pensando en Dominique, pero en algunos momentos como ese, en los que de una manera u otra ella salía a flote era imposible no pensarla.
El calor que despedía el cuerpo de Shunshine era agradable, tanto que permitía que mis pensamientos se alejaran del pasado y vinieran hasta el presente, intentando grabar ese calor en mi cuerpo que no le permitiría estar tanto tiempo, otra de las desventajas de ser un vampiro, sin embargo era algo que ella decía le ayudaba con el dolor.
– Me alegro de que así sea, pero si en algún momento sientes demasiado frío dilo y buscare la menear de que no pase más, aunque eso sería bastante complicado. Y esta bien que seas algo terca pero debes aprender a que cuando existe alguien dispuesto a ayudar no es bueno que lo seas y menos mientras estés herida de esta manera – de la manera en la que nos encontrábamos solo parecía que éramos una pareja de amantes en una discusión tonta, para fortuna de ambos no existía nadie que nos dijera eso y además, que yo más bien me sentía algo así como un abuelo regañando a una pequeña; una que era sencillamente hermosa.
– ¿Qué pasa? – pregunte sin saber exactamente que estaba ocurriendo, pues sus latidos aumentaron levemente de intensidad y solo hasta que caí en cuenta del color de sus mejillas súper que era algo de lo que ocurría por lo que procure alejarme un poco sin descuidar de que algo le sucediera – Lo siento, estábamos demasiado cerca…
Parecía que para la felina era fácil evadirse de las sensaciones evidentes para ponerse a trabajar en lo que se suponía que debía ser nuestra absoluta prioridad, bueno en realidad desde un principio había sido su prioridad porque yo bien hubiera podido encontrar la manera de ocultarme de los rayos del sol sin que estos me hicieran nada.
– A si… continuemos – caminábamos juntos, una asegurandose de una cosa y ella claro, de lo que estuviera más a su alcance y fuera más sencillo pues no quería que terminara por lastimarse más y todo por su terquedad y mi consentimiento de algo como aquello.
Para cuando me di cuenta ya habíamos finalizado nuestra obra y su cabeza termino levemente recostada en mi pecho, a lo que no pude más que sonreír.
–Así es, hemos terminado todo este trabajo – y tomando su cuerpo nuevamente entre mis brazos le lleve hasta la cama para depositarla en ella con sumo cuidado – ahora si, es momento de que los gatitos buenos se vayan a la cama a descansar mientras que alguien más les cuida – Me aleje un poco de la cama para terminar sentado un rincón con la espalda contra la pared.
Desde donde estaba podía detectarla bien, quería que descansara tanto como le fuera posible, después de todo yo estaba en ese lugar para protegerle y no permitiría que nada ni nadie le hiciera daño a aquella hermosa pantera que para mi gusto ya había sufrido lo suficiente, pero desde la posición donde estaba me sentía algo incomodo, mi cuerpo entero rogaba porque me levantara y terminara por acercarme hasta ella, deseaba terminar sentado en aquella cama, recibiendo el calor que su cuerpo despedía y el cual, comenzaba a desear solo para mi.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Tras aquel momento en que nos acercamos el uno al otro y mi corazón se disipo en miles de latidos desacompasados llamando la atención del vampiro, pensé que no viviría otro momento así, pero en cuanto sus brazos me tomaron por encima de la poca roba que llevaba y sentí su fría piel rodeándome, volví a pasar por lo mismo, sonrojándome al notar uno de sus brazos sujetando mis piernas desnudas de tela. En unas pocas respiraciones mías llegamos a la improvisada, donde bajo mi mirada fija en sus ojos, me dejó en la cama.
- ¿Y si la gatita buena, no quiere ir aún a dormir? Apenas empezó la noche! Prefiero dormir cuando tú lo hagas… - me quejé al ser alejada de sus brazos, y recostada en la cama.
Suspiré negándome a dormir. La verdad no era otras más que tenía sueño, me encontraba exhausta. ¿Pero como iba a dormir con él mirándome? Y tan lejos de mí…no quería un perro guardián vigilando mi sueño, me quejé en mi fuero interno, negada a dejarme dormir.
Ante su silencio, finalmente suspirando me acurruqué en mi misma, sintiendo mi calor volviendo de nuevo a mi cuerpo, lo que agradecí, ya que con la poca tela que me cubría, en aquella cabaña podría llegar a hacer mucho frió mas adelante, aunque pensándolo bien, yo lo que quería era sentir la fría piel de Akseli acariciándome. El cabello, el rostro, la pierna… me era indiferente, solo sabia que me sentía extrañamente muy bien a su lado y con su fría piel.
Tras unos instantes de intentar dormirme, sin conseguirlo, abriendo un ojo observé al vampiro a un rincón de la cabaña, con la espalda contra la pared. - ¿Estas cómodo? - pregunté mirándole fijamente, esbozando una leve sonrisa. Me podía decir que estaba bien allí, no obstante mi sentido felino me decía que se encontraba mintiéndome o mintiéndose a si mismo.
- Si quieres puedes venirte aquí – con la mano señale el hueco que quedaba en la cama, donde claramente podía caber su cuerpo tumbado completamente, ya que apenas mi figura ocupaba mucho mas que un pequeño trozo. – No consigo dormirme, ven por favor… - rogué casi en un ronroneo felino, apartándome para dejarle espacio, mientras me colocaba su camisa de forma que tapara todo lo que llegaba a cubrir de mi cuerpo.
No quería incomodarle con mi desnudez, para mí en verdad aquello era el pan de cada día cada vez que me transformaba en animal, aparecía de nuevo desnuda, la excepción era que normalmente no aparecía desnuda delante la gente. Pero con Akseli, tras los últimos minutos de total compenetración, se había forjado confianza entre ambos, por lo que tampoco importaba que me viera, total, antes si que me había visto totalmente, en cuanto me liberó del agarre de la trampa en que me había encontrado atrapada.
Sonriéndole esperé que se uniera a mí. Intentando descifrar lo que haría, si se tumbaría o simplemente se sentaría a mi lado, me volví a perder en sus ojos, viéndolos a través de la oscuridad.
-C-c..- de repente tenia la garganta seca, tosí levemente – Cuéntame algo de ti, Akseli. Por el momento solo hemos hablado de mi y de mi terquedad – concluí en una dulce sonrisa. Tenía mas ganas de saber mas sobre aquel apuesto vampiro y también de saber que haría ante mi invitación. Mi piel se moría por ser acariciada por él.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Aquel corazón latía desbocado nuevamente, llamando una vez más a mi naturaleza a que bebiera de su vitalidad, pero no lo haría ni aunque de eso dependiera mi vida. Encontraría la manera de sobrevivir a esos llamados desesperados de la pantera y eso era todo.
– Pero la gatita debe ser buena después de todo cuanto más descanse más veloces sanaran sus heridas, porque por hacer las cosas que no debe es que ahora esta en esta situación – sonreí, eso de que dormiría cuando yo lo hiciera indicaba que no planeaba dormir – Yo no iré a dormir, no ahora, no después… quizás nunca – negaba y me miraba como una pequeña que exige compañía y que se haga lo que ella decía, no perdía nada con hacer lo que me decía de fingir dormir hasta que ella de verdad cayera rendida pero simplemente no podía dejar de observarle.
El silencio nació entre nosotros, permitiendo que escuchara sus respiraciones y sus movimientos. Algo me decía que no estaba cómoda y supuse que debía ser mi presencia, era algo extraño y repentino para cualquiera tener a alguien vigilando su sueño pero era todo lo que podía hacer por ella ya que no me pedía algo más, aun siendo que yo haría lo que ella me pidiera.
Mis ojos buscaron su rostro en aquella oscuridad que nos embargaba y sonreí ante su pregunta, era bastante considerada conmigo pero nada de ese lugar me parecía incomodo solo que la presencia de ella me alteraba ligeramente.
– Estoy bien ¿Tú estas cómoda? – terminaba de preguntarle por ella cuando su oferta porque estuviera a su lado fue pronunciada junto con la excusa de que no podía dormir, pero eso era algo que yo sabía desde hacía algún rato.
No respondí nada, solo me levante de donde estaba sacudiendo algo mis ropas por la suciedad que existía en el suelo de aquel lugar y me dirigí a la cama donde descansaba Shunshine.
– Bien, te haré compañía en lo que puedes dormir, que necesitas descansar seriamente así que vamos – termine por sentarme justo donde ella había señalado y le mire – ahora si a dormir gatita necesitas recuperarte – estar cerca de aquel cuerpo cálido y aún con vida me agradaba, si bien estaban muchas noches rodeado de seres vivos ella era algo diferente, su cercanía y su calor eran único al grado de que deseaba abrazarla para ver si de esa manera me sentía como los vivos solo una vez más.
Mire a la nada, en la oscuridad prensando en que era lo que podía contarle de mi que le resultara interesante pero por más vueltas que le daba al asunto me era imposible pensar en algo que pudiera distraerla un poco.
– Te seré sincero, no sé que es lo podrías desear oír pero supongo que para platicar de mi debería comenzar con… – le sonreí – alguna vez fui humano, pero eso fue hace mucho tiempo y no te diré hace cuanto porque no quieres saberlo, pero te sorprenderías de saber que es lo que uno aprende y descubre en los años de inmortalidad – retire de su rostro unos cabellos – Soy algo peculiar… así que pregunta lo que quieras saber porque al parecer tardaras un buen rato en dormir – quería que durmiera y a la vez no, deseaba escuchar más de su voz dirigirse a mi.
– Pero la gatita debe ser buena después de todo cuanto más descanse más veloces sanaran sus heridas, porque por hacer las cosas que no debe es que ahora esta en esta situación – sonreí, eso de que dormiría cuando yo lo hiciera indicaba que no planeaba dormir – Yo no iré a dormir, no ahora, no después… quizás nunca – negaba y me miraba como una pequeña que exige compañía y que se haga lo que ella decía, no perdía nada con hacer lo que me decía de fingir dormir hasta que ella de verdad cayera rendida pero simplemente no podía dejar de observarle.
El silencio nació entre nosotros, permitiendo que escuchara sus respiraciones y sus movimientos. Algo me decía que no estaba cómoda y supuse que debía ser mi presencia, era algo extraño y repentino para cualquiera tener a alguien vigilando su sueño pero era todo lo que podía hacer por ella ya que no me pedía algo más, aun siendo que yo haría lo que ella me pidiera.
Mis ojos buscaron su rostro en aquella oscuridad que nos embargaba y sonreí ante su pregunta, era bastante considerada conmigo pero nada de ese lugar me parecía incomodo solo que la presencia de ella me alteraba ligeramente.
– Estoy bien ¿Tú estas cómoda? – terminaba de preguntarle por ella cuando su oferta porque estuviera a su lado fue pronunciada junto con la excusa de que no podía dormir, pero eso era algo que yo sabía desde hacía algún rato.
No respondí nada, solo me levante de donde estaba sacudiendo algo mis ropas por la suciedad que existía en el suelo de aquel lugar y me dirigí a la cama donde descansaba Shunshine.
– Bien, te haré compañía en lo que puedes dormir, que necesitas descansar seriamente así que vamos – termine por sentarme justo donde ella había señalado y le mire – ahora si a dormir gatita necesitas recuperarte – estar cerca de aquel cuerpo cálido y aún con vida me agradaba, si bien estaban muchas noches rodeado de seres vivos ella era algo diferente, su cercanía y su calor eran único al grado de que deseaba abrazarla para ver si de esa manera me sentía como los vivos solo una vez más.
Mire a la nada, en la oscuridad prensando en que era lo que podía contarle de mi que le resultara interesante pero por más vueltas que le daba al asunto me era imposible pensar en algo que pudiera distraerla un poco.
– Te seré sincero, no sé que es lo podrías desear oír pero supongo que para platicar de mi debería comenzar con… – le sonreí – alguna vez fui humano, pero eso fue hace mucho tiempo y no te diré hace cuanto porque no quieres saberlo, pero te sorprenderías de saber que es lo que uno aprende y descubre en los años de inmortalidad – retire de su rostro unos cabellos – Soy algo peculiar… así que pregunta lo que quieras saber porque al parecer tardaras un buen rato en dormir – quería que durmiera y a la vez no, deseaba escuchar más de su voz dirigirse a mi.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/01/2013
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
¿Como podía dormirme con él allí vigilando por mí, observando mis movimientos? No…sinceramente me resultaba imposible de conciliar el sueño con él tan lejos de mí. Aún así no pude más que sorprenderme cuando se acercó a donde yacía tumbada, aceptando mi propuesta, y aceptando sentarse en el hueco que le había dejado. Fruncí el ceño mirando su postura y renegué en mi mente de ella. Lo quería tumbado a mi lado, no sentado como si fuera a contarme un cuento.
No pude más que reír suavemente ante mi pensamiento, mi mente bien podía imaginarme con la cabeza apoyada en su falda, mientras él relataba historias de siglos anteriores y vidas pasadas, llenas de lucha y acción, pero también como a todos nos pasaba, desgracias. A medias escuché sus palabras y sonreí – Soy una pantera – repliqué dulcemente. Era verdad que me podía convertir en una gatita, aún así hacia mucho tiempo desde pequeñita que no usaba aquella forma, antes mi blanca pantera de las nieves y aquel pelaje o la hermosa y bella pantera negra.
En la oscuridad le miré y le sonreí al coincidir nuestras miradas, pasando por todas mis terminaciones nerviosas un ligero estremecimiento. Aquellos ojos me hipnotizaban, me llamaban a acercarme más a él. Iba a decirle que se acercara más a mí, que justo cuando mi mente empezaba a buscar una escusa para tal petición, Akseli acercó sus manos hacia mí, retirando unos cabellos de mi rostro.
En cuando sus dedos rozaron mi cálida piel me sonrojé como cada vez que él estaba demasiado cerca de mí. Pero curiosamente su cercanía era lo que yo buscaba. ¿Quién decía que el frio no sentaba bien? Cada vez que su fría piel me acariciaba en mis adentros suspiraba, encontrándome tentada a ronronear de placer ante sus inocentes caricias.
Le escuché, sonriendo ante lo de que una vez fue humano. Obviamente aquello se podía deducir. – Algo me dice que si te pregunto la edad, me sentiré aún más pequeña de lo que ya me siento ante ti sin la mención de tu edad exacta –Comente sonriéndole, atrapando una de sus manos entre las mías, la que apresé dejando que la calidez de mis manos intentara obrar cierta magia en el frío ajeno. Quizás solo le faltaba algo de contacto humano y cálido para poder volver a calentar su piel.
-¿Peculiar? ¿Que es ser un vampiro peculiar?- le pregunté sonriendo siguiendo acariciando su mano, deseando que se acercara mucho mas a mí, mientras mis ojos no se alejaban de su intensa mirada en la oscuridad.
– Para conocer la historia, primero hay que saber sus inicios… No puede nadie contar quien es sin dar hincapié en el pasado. Por lo que creo que primero quiero saber quien fuiste hace muchos años - le sonreí tomando su mano acercándola a mí aún más- Quiero saber si estas manos trabajaron la tierra o quizás fueron guerreras…- le miré sonriente- Puedes contarme lo que quieras. Seguro que tu vida es mucho más interesante que la mía. Pero por favor si te molesta o si te vienen recuerdos desagradables, déjalo, no deseo importunarte o hacerte pasar un mal trago por culpa de mi curiosidad y mi desvelo - dije lo ultimo sonriente, y me aparté un poco más de él, creando un hueco aún más grande, donde Akseli bien podía tumbarse plácidamente – Y acércate mas a mi, yo no muerdo -reí suavemente mirandole - Me sabe mal verte sentado y ya te dije antes que agradezco tu fría piel a mi lado- Mis mejillas se sonrojaron ante aquella declaración lo que esperé que no viera al bajar la mirada aquel instante en la mano que aún seguía reposando junto a las mías.
Quería que se acercara a mí, sentirlo junto a mí. Abrazarme a él y dejarme llevar por Morfeo. Tenía sueño, mucho sueño, pero seguiría atenta a su historia, quería saber de él y no quería dejar de oír su voz hablándome, encandilando mis sentidos como sin darse cuenta, ya hacía.
No pude más que reír suavemente ante mi pensamiento, mi mente bien podía imaginarme con la cabeza apoyada en su falda, mientras él relataba historias de siglos anteriores y vidas pasadas, llenas de lucha y acción, pero también como a todos nos pasaba, desgracias. A medias escuché sus palabras y sonreí – Soy una pantera – repliqué dulcemente. Era verdad que me podía convertir en una gatita, aún así hacia mucho tiempo desde pequeñita que no usaba aquella forma, antes mi blanca pantera de las nieves y aquel pelaje o la hermosa y bella pantera negra.
En la oscuridad le miré y le sonreí al coincidir nuestras miradas, pasando por todas mis terminaciones nerviosas un ligero estremecimiento. Aquellos ojos me hipnotizaban, me llamaban a acercarme más a él. Iba a decirle que se acercara más a mí, que justo cuando mi mente empezaba a buscar una escusa para tal petición, Akseli acercó sus manos hacia mí, retirando unos cabellos de mi rostro.
En cuando sus dedos rozaron mi cálida piel me sonrojé como cada vez que él estaba demasiado cerca de mí. Pero curiosamente su cercanía era lo que yo buscaba. ¿Quién decía que el frio no sentaba bien? Cada vez que su fría piel me acariciaba en mis adentros suspiraba, encontrándome tentada a ronronear de placer ante sus inocentes caricias.
Le escuché, sonriendo ante lo de que una vez fue humano. Obviamente aquello se podía deducir. – Algo me dice que si te pregunto la edad, me sentiré aún más pequeña de lo que ya me siento ante ti sin la mención de tu edad exacta –Comente sonriéndole, atrapando una de sus manos entre las mías, la que apresé dejando que la calidez de mis manos intentara obrar cierta magia en el frío ajeno. Quizás solo le faltaba algo de contacto humano y cálido para poder volver a calentar su piel.
-¿Peculiar? ¿Que es ser un vampiro peculiar?- le pregunté sonriendo siguiendo acariciando su mano, deseando que se acercara mucho mas a mí, mientras mis ojos no se alejaban de su intensa mirada en la oscuridad.
– Para conocer la historia, primero hay que saber sus inicios… No puede nadie contar quien es sin dar hincapié en el pasado. Por lo que creo que primero quiero saber quien fuiste hace muchos años - le sonreí tomando su mano acercándola a mí aún más- Quiero saber si estas manos trabajaron la tierra o quizás fueron guerreras…- le miré sonriente- Puedes contarme lo que quieras. Seguro que tu vida es mucho más interesante que la mía. Pero por favor si te molesta o si te vienen recuerdos desagradables, déjalo, no deseo importunarte o hacerte pasar un mal trago por culpa de mi curiosidad y mi desvelo - dije lo ultimo sonriente, y me aparté un poco más de él, creando un hueco aún más grande, donde Akseli bien podía tumbarse plácidamente – Y acércate mas a mi, yo no muerdo -reí suavemente mirandole - Me sabe mal verte sentado y ya te dije antes que agradezco tu fría piel a mi lado- Mis mejillas se sonrojaron ante aquella declaración lo que esperé que no viera al bajar la mirada aquel instante en la mano que aún seguía reposando junto a las mías.
Quería que se acercara a mí, sentirlo junto a mí. Abrazarme a él y dejarme llevar por Morfeo. Tenía sueño, mucho sueño, pero seguiría atenta a su historia, quería saber de él y no quería dejar de oír su voz hablándome, encandilando mis sentidos como sin darse cuenta, ya hacía.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Mencionaba que era una pantera con orgullo y yo solo podía sonreír mostrando levemente mis colmillos, ella ser vería como una feroz pantera como la que en un inicio no deseaba que me acercara hasta ella pero eso ya había pasado, ahora me era simplemente imposible verla de esa manera. Una vez que había ronroneado contra mi mano había perdido todo lo salvaje que poseía e incluso ahora que me aclaraba aquello me tomaba la mano y jugaba con ella, transmitiendo ese calor del cual yo ya no era poseedor.
– Disculpe entonces señorita pantera, pero para mi luce más como una gatita traviesa – me reí, dejando que jugara con mi mano le moviera de un lado a otro cual si fuera una pequeña que esta explorando algo completamente nuevo y desconocido para ella.
Estar cerca de ella resultaba agradable y ahora que no soltaba mi mano mucho más, pero las cosas no podían durar para siempre, en algún momento sospechaba que ella soltaría mi mano y esa idea no me agradaba; tanto me disgustaba que si lo hacía volvería yo a tomar su mano esta vez para que quien jugara fuera yo.
– Pues entonces conformate con saber que eres pequeña comparada conmigo y listo, no entremos en más detalles que te serán desagradable – hice una mueca – capaz de que luego terminas molesta por ser una bebé y te salen arrugas – guarde silencio cuando me preguntaba sobre lo de ser peculiar. No tenía realmente una forma de explicarlo pero lo haría lo mejor que pudiera – Peculiar es un vampiro que ha hecho muchas cosas y que no sabe que contar por eso termina por dejar que la pantera pregunte tanto como quiera – le guiñe un ojo – deberías aprovechar pocas personas tienen esa dicha de preguntar lo que deseen, además de que prometo decirte la verdad sobre todo lo que te cause duda.
Si bien le deje carta abierta para que preguntara tanto como quisiera, ella opto por iniciar con lo que a cualquier otro le interesaría desde el principio… mi historia. Suspire observando como me dejaba más espacio disponible en aquella cama maltrecha que era para ambos.
– Bien, pero solo porque dices que te agrada – Sonreí complacido de ver esas mejillas rojas por sus palabras y me acomode entonces a su lado, cerca de ella y de su cuerpo disponiendome a comenzar con aquella historia mía.
– Creo que el inicio de mi historia será un tanto decepcionante porque no es la gran cosa – Sus expectativas me parecían muy altas cuando menciono la palabra manos guerreas, en algún momento lo fueron pero no de la manera en la que sospechaba ella creía. – Soy originario de Finlandia, o mi yo humano lo era porque ahora no sé a que lugar pertenezco realmente – nada de lo que conocía estaba de la misma manera – Mi familia era rica y por eso es que no poseo manos guerras aunque siempre me ha gustado buscar problemas y entonces peleaba con los hijos de los amigos de mis padres o en dado caso con mi hermano – tanto tiempo había pasado desde que conté mi historia que se sentía extraño, ajeno pero a la vez cálido – se suponía que nos haríamos cargo de los negocios de la familia pero bueno, pasaron cosas y ya no pudimos hacer nada de eso. Debimos alejarnos de nuestra familia y siempre hemos estado yo y mi hermano juntos porque ambos fuimos convertidos el mismo día – le mire y sonreí – te dije que mi historia no era interesante porque después de eso hemos vivido de un lado a otro – omití lo que se refería a Dominique, hablar de ella no era lo mejor.
Mientras platicaba mi historia no me di cuenta de como una de mis manos había comenzado a acariciar su mejilla; pero eso era demasiado agradable y por ese motivo fue que incluso cuando me di cuenta no me detuve.
– Fin de la historia es momento de dormir – y sin pensarlo dos veces le bese la mejilla que antes acariciaba – lo lamento, lo he hecho sin pensar – me disculpe reincorporando mi cuerpo – lo mejor será que regrese a donde estaba sentado antes – fue entonces cuando comencé a levantarme, para dejarle en paz y permitir que durmiera sin tenerme cerca cometiendo imprudencias.
– Disculpe entonces señorita pantera, pero para mi luce más como una gatita traviesa – me reí, dejando que jugara con mi mano le moviera de un lado a otro cual si fuera una pequeña que esta explorando algo completamente nuevo y desconocido para ella.
Estar cerca de ella resultaba agradable y ahora que no soltaba mi mano mucho más, pero las cosas no podían durar para siempre, en algún momento sospechaba que ella soltaría mi mano y esa idea no me agradaba; tanto me disgustaba que si lo hacía volvería yo a tomar su mano esta vez para que quien jugara fuera yo.
– Pues entonces conformate con saber que eres pequeña comparada conmigo y listo, no entremos en más detalles que te serán desagradable – hice una mueca – capaz de que luego terminas molesta por ser una bebé y te salen arrugas – guarde silencio cuando me preguntaba sobre lo de ser peculiar. No tenía realmente una forma de explicarlo pero lo haría lo mejor que pudiera – Peculiar es un vampiro que ha hecho muchas cosas y que no sabe que contar por eso termina por dejar que la pantera pregunte tanto como quiera – le guiñe un ojo – deberías aprovechar pocas personas tienen esa dicha de preguntar lo que deseen, además de que prometo decirte la verdad sobre todo lo que te cause duda.
Si bien le deje carta abierta para que preguntara tanto como quisiera, ella opto por iniciar con lo que a cualquier otro le interesaría desde el principio… mi historia. Suspire observando como me dejaba más espacio disponible en aquella cama maltrecha que era para ambos.
– Bien, pero solo porque dices que te agrada – Sonreí complacido de ver esas mejillas rojas por sus palabras y me acomode entonces a su lado, cerca de ella y de su cuerpo disponiendome a comenzar con aquella historia mía.
– Creo que el inicio de mi historia será un tanto decepcionante porque no es la gran cosa – Sus expectativas me parecían muy altas cuando menciono la palabra manos guerreas, en algún momento lo fueron pero no de la manera en la que sospechaba ella creía. – Soy originario de Finlandia, o mi yo humano lo era porque ahora no sé a que lugar pertenezco realmente – nada de lo que conocía estaba de la misma manera – Mi familia era rica y por eso es que no poseo manos guerras aunque siempre me ha gustado buscar problemas y entonces peleaba con los hijos de los amigos de mis padres o en dado caso con mi hermano – tanto tiempo había pasado desde que conté mi historia que se sentía extraño, ajeno pero a la vez cálido – se suponía que nos haríamos cargo de los negocios de la familia pero bueno, pasaron cosas y ya no pudimos hacer nada de eso. Debimos alejarnos de nuestra familia y siempre hemos estado yo y mi hermano juntos porque ambos fuimos convertidos el mismo día – le mire y sonreí – te dije que mi historia no era interesante porque después de eso hemos vivido de un lado a otro – omití lo que se refería a Dominique, hablar de ella no era lo mejor.
Mientras platicaba mi historia no me di cuenta de como una de mis manos había comenzado a acariciar su mejilla; pero eso era demasiado agradable y por ese motivo fue que incluso cuando me di cuenta no me detuve.
– Fin de la historia es momento de dormir – y sin pensarlo dos veces le bese la mejilla que antes acariciaba – lo lamento, lo he hecho sin pensar – me disculpe reincorporando mi cuerpo – lo mejor será que regrese a donde estaba sentado antes – fue entonces cuando comencé a levantarme, para dejarle en paz y permitir que durmiera sin tenerme cerca cometiendo imprudencias.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
- Quizás si que sea una gatita traviesa - Asentí cayendo en la cuenta de que jugaba con su mano de un lado para otro como un gato persigue un rodillo de lana, entusiasmado. – De pequeña me acostumbré mis primeros años a andar de gatita por los bosques, hasta que descubrí mis panteras, y dejé mi lado gatuno escondido muy dentro de mí. – Le sonreí dejando de jugar con su mano, tomándola entre las mías, calentando su piel. – Supongo que hay cosas que nunca desaparecen en verdad – Añadí pensando en aquello. Para mi las panteras eran la fuerza, la libertad….la gatita no era mas que la debilidad, la ternura de quien busca cariño y amor en caricias ajenas. La que depende de otros. Pero cuando mis padres me alejaron de mi vida allí, esa gatita murió y nunca más había aparecido en mí, ni en mi mente hasta el día de hoy. ¿Tendría algún sentido? Por que ahora al pensar en mi piel de gato, sentía un vacío en mi corazón.
Frunciendo el ceño, sin querer ahondar mucho mas en mis pensamientos, sonreí ante lo de “por ser un bebé y te salen arrugas” – No me salen arrugas – Protesté arrugando el ceño, para luego reírme recostándome mejor en la cama, acercándome mas a él.
No dejé de mirarle en todo momento. Aún me encontraba algo sorprendida de encontrarme en aquella situación, con un vampiro a mi lado y quien ni mas ni menos, hasta me guiñaba el ojo, sonrojando mis mejillas. ¿Cuánto hacia que no me ocurría aquello? Cuanto de la ultima vez que dejé que alguien se acercara lo suficiente como para sentir aquella calidez? Siempre había sido solitaria y ahora… Negué con la cabeza, alejando de nuevo mis pensamientos de mi mente, centrándome por completo en los labios, en las palabras del vampiro.
- Mejor no me lo digas muchas veces señorito peculiar, o realmente me creeré que soy afortunada por sonsacarte información y tener esa dicha – Sonreí y esperé a que empezara a relatar su historia.
Se acercó mas a mí, acomodándose a mi lado y tras un suspiro, empezó a relatar su historia y yo como una pantera que oye el ruido de las pisadas de una presa, le escuché atentamente, jurando que si me encontrara en mi forma de pantera, me encontraría con las orejas bien altas, atentas a cada sonido de su voz, a cada palabra que salieran de sus labios. Tal como hacia ahora mismo.
- No creo que seas decepcionante…- Le alenté a seguir, cayendo que yo también no sabia muy bien a donde pertenecía. Siempre iba cambiando de lugar, solitaria en los bosques. Solo que actualmente llevaba ya muchos años afianzada en Paris, aún axial los bosques donde nací, los que me vieron crecer serian siempre mi hogar. Por mas tiempo que fuera que no los visitase.
Rápidamente me encontré siendo distraída por sus caricias en mis mejillas, a las que a ratos arrancaban suspiros de mi parte o cerraba los ojos, acercando mi mejilla más a aquella mano que suavemente la acariciaba.
En cuando escuché la parte de cuando lo convirtieron sentí cierta pena. Debía ser horrible que te condenaran a la inmortalidad sin voz ni voto. Tenerte que alejar de los tuyos y vivir entre las sombras. Al menos por lo que siguió contando lo transformaron junto a su hermano. – Al menos nunca estuviste solo. Sé que no sirve mucho de consolación lo que acabo de decir. Pero normalmente es mejor estar acompañado que no solo, vagando por el mundo...- Suspiré intentando no pensar en mí, cuando de repente en la mejilla que su mano acariciaba, sentí un frío beso. – Es una historia interesante. Habrás visto mucho del mundo. Habrás estado en los mejores y peores momentos. Yo apenas he visto mundo y de haber sido humana y haber nacido en la riqueza, me habría embarcado en un barco y habría visto las mil maravillas, hasta mi muerte – Le sonreí, aguantando su mirada, ya que el sueño empezaba a poder conmigo.
Cerré los ojos placidamente, sintiendo aún la caricia de su mano, y justo cuando iba a asentir a sus palabras y decirle que iría a dormir si se quedaba allí conmigo, sentí un frió beso donde instantes antes había estado su fría mano.
- No lo lamentes…- Dije abriendo los ojos, viéndole reincorporarse con la absurda idea de volver a si rincón de antes. Lo agarré de su brazo antes de que se fuera finalmente y le empujé de vuelta a la cama. – No te vayas por favor…- Le miré con tristeza – Prometo dormirme, pero solo si estas a mi lado – Agregué con una pequeña sonrisa delatadora en mis labios.
Volví a tirar hacia mí su brazo, hasta que regañadientes, volvió a la improvisada y vieja cama. Como una niña que se sale con la suya, sonreí, gruñendo en cuando vi que se quedaba sentado. – Tumbado – le dije - ¿O a los vampiros os da por dormir de pie o boca abajo como los murciélagos? – Reí suavemente esperando para que se tumbara y poder sentirle contra mí. – Si quieres puedo transformarme en pantera si así estarás más cómodo con mi presencia. No me importa. En verdad ella se abrazaría a ti o quedaría recostada contra ti. Con las uñas escondidas por supuesto- Sin poderme contener mas bostecé de sueño. – Puedo ser muy terca – Avisé mirándole fijamente, con los ojos abiertos pese al sueño que poco a poco tomaba el control de mi cuerpo.
Quería que durmiera conmigo o por lo menos me dejará dormir junto a él. Usando uno de mis brazos como cojín, dejé caer la cabeza contra él, sintiéndome algo incomoda. Mi calida piel a veces era el peor remedio para mi cabeza y mas calida de lo normal, seguramente por la sanación acelerada que en esa noche debía de padecer, me encontraba con mi cabeza ardiendo. En ese caso la calidez de mi brazo no ayudaba a bajar la calentura de mi frente.
- Ven a dormir junto a mí- Intenté nuevamente, mirándole soñolienta.
Frunciendo el ceño, sin querer ahondar mucho mas en mis pensamientos, sonreí ante lo de “por ser un bebé y te salen arrugas” – No me salen arrugas – Protesté arrugando el ceño, para luego reírme recostándome mejor en la cama, acercándome mas a él.
No dejé de mirarle en todo momento. Aún me encontraba algo sorprendida de encontrarme en aquella situación, con un vampiro a mi lado y quien ni mas ni menos, hasta me guiñaba el ojo, sonrojando mis mejillas. ¿Cuánto hacia que no me ocurría aquello? Cuanto de la ultima vez que dejé que alguien se acercara lo suficiente como para sentir aquella calidez? Siempre había sido solitaria y ahora… Negué con la cabeza, alejando de nuevo mis pensamientos de mi mente, centrándome por completo en los labios, en las palabras del vampiro.
- Mejor no me lo digas muchas veces señorito peculiar, o realmente me creeré que soy afortunada por sonsacarte información y tener esa dicha – Sonreí y esperé a que empezara a relatar su historia.
Se acercó mas a mí, acomodándose a mi lado y tras un suspiro, empezó a relatar su historia y yo como una pantera que oye el ruido de las pisadas de una presa, le escuché atentamente, jurando que si me encontrara en mi forma de pantera, me encontraría con las orejas bien altas, atentas a cada sonido de su voz, a cada palabra que salieran de sus labios. Tal como hacia ahora mismo.
- No creo que seas decepcionante…- Le alenté a seguir, cayendo que yo también no sabia muy bien a donde pertenecía. Siempre iba cambiando de lugar, solitaria en los bosques. Solo que actualmente llevaba ya muchos años afianzada en Paris, aún axial los bosques donde nací, los que me vieron crecer serian siempre mi hogar. Por mas tiempo que fuera que no los visitase.
Rápidamente me encontré siendo distraída por sus caricias en mis mejillas, a las que a ratos arrancaban suspiros de mi parte o cerraba los ojos, acercando mi mejilla más a aquella mano que suavemente la acariciaba.
En cuando escuché la parte de cuando lo convirtieron sentí cierta pena. Debía ser horrible que te condenaran a la inmortalidad sin voz ni voto. Tenerte que alejar de los tuyos y vivir entre las sombras. Al menos por lo que siguió contando lo transformaron junto a su hermano. – Al menos nunca estuviste solo. Sé que no sirve mucho de consolación lo que acabo de decir. Pero normalmente es mejor estar acompañado que no solo, vagando por el mundo...- Suspiré intentando no pensar en mí, cuando de repente en la mejilla que su mano acariciaba, sentí un frío beso. – Es una historia interesante. Habrás visto mucho del mundo. Habrás estado en los mejores y peores momentos. Yo apenas he visto mundo y de haber sido humana y haber nacido en la riqueza, me habría embarcado en un barco y habría visto las mil maravillas, hasta mi muerte – Le sonreí, aguantando su mirada, ya que el sueño empezaba a poder conmigo.
Cerré los ojos placidamente, sintiendo aún la caricia de su mano, y justo cuando iba a asentir a sus palabras y decirle que iría a dormir si se quedaba allí conmigo, sentí un frió beso donde instantes antes había estado su fría mano.
- No lo lamentes…- Dije abriendo los ojos, viéndole reincorporarse con la absurda idea de volver a si rincón de antes. Lo agarré de su brazo antes de que se fuera finalmente y le empujé de vuelta a la cama. – No te vayas por favor…- Le miré con tristeza – Prometo dormirme, pero solo si estas a mi lado – Agregué con una pequeña sonrisa delatadora en mis labios.
Volví a tirar hacia mí su brazo, hasta que regañadientes, volvió a la improvisada y vieja cama. Como una niña que se sale con la suya, sonreí, gruñendo en cuando vi que se quedaba sentado. – Tumbado – le dije - ¿O a los vampiros os da por dormir de pie o boca abajo como los murciélagos? – Reí suavemente esperando para que se tumbara y poder sentirle contra mí. – Si quieres puedo transformarme en pantera si así estarás más cómodo con mi presencia. No me importa. En verdad ella se abrazaría a ti o quedaría recostada contra ti. Con las uñas escondidas por supuesto- Sin poderme contener mas bostecé de sueño. – Puedo ser muy terca – Avisé mirándole fijamente, con los ojos abiertos pese al sueño que poco a poco tomaba el control de mi cuerpo.
Quería que durmiera conmigo o por lo menos me dejará dormir junto a él. Usando uno de mis brazos como cojín, dejé caer la cabeza contra él, sintiéndome algo incomoda. Mi calida piel a veces era el peor remedio para mi cabeza y mas calida de lo normal, seguramente por la sanación acelerada que en esa noche debía de padecer, me encontraba con mi cabeza ardiendo. En ese caso la calidez de mi brazo no ayudaba a bajar la calentura de mi frente.
- Ven a dormir junto a mí- Intenté nuevamente, mirándole soñolienta.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Era una gatita hermosa, la manera en la que jugaba con mi mano me mantenía fascinado, como si nunca antes hubiera visto algo así y no pude evitar sonreír, imaginando como sería tenerla como una linda felina entre mis brazos y que jugara de esa manera pero siendo la pequeña criaturita que vivía en su interior.
– A esta gatita entonces le gusta el peligro, porque eso de andar por los bosques era bastante peligroso – si pensaba en eso tomaba sentido el hecho de que le hubiera encontrado herida y atrapada, no se podían dejar atrás ciertas actitudes como lo decía precisamente ella – Sería una lastima que desapareciera tu gatita interna porque me agrada, es… linda, me la llevaría a casa de poder hacerlo – sonreí ante esa confesión que estaba más orientada en dirección a ella que a un gato real pero que aún así quizás pasara por desapercibida por ella… ¿o no?
Le pase uno de mis dedos por la frente, con una sonrisa un poco burlona en los labios pero que era solo para bromear con ella.
– Mira nada más esas arrugas, envejeces cerca de diez años cuando haces esos gestos – termine por reír, porque me era sumamente divertido verle y estar simplemente de esa manera, a su lado.
Puse algo parecido a una cara de tristeza.
– Es que de verdad que eres afortunada al sacar información de mí, hace tanto que no hablo de mis cosas con alguien que no sé de mi raza, alguien que no sea conocido que llega un momento en el que debes decirsela a alguien más – le mire fijamente – a alguien externo ¿sabes? solo para poder asegurarte de que no es simplemente un sueño que has vivido y que es parte de la realidad, que aún te mantienes cuerdo y que el tiempo vivido no ha causado estragos en tu mente – termine regresando a ese momento, dejando atrás todos esos momentos en los que me sentía al borde de enloquecer – pero esas son cosas normales entre nosotros… ahora que iba a decirte… – recordé entonces con que de mi historia comenzaría y le sonreí.
No podía no sentirme bien con sus palabras de apoyo y su mirada llena de comprensión. Permanecía quieta, como un animal fiel que escucha a su amo y eso, me provoco una dicha que desde hacía bastante tiempo era incapaz de experimentar y que con quien había sido la ultima era con Cadami, pero ella… ella había muerto a manos de la inquisición y no existía nada que pudiera hacer por eso. Siempre lo había sospechado, que de la manera en la que ella se movía terminaría un día presa por cazadores o la inquisición, desafortunadamente fue lo segundo y al menos Shunshine no había terminado en garras de nadie que le hiciera daño a menos que me contaran a mi.
Ella había descubierto el motivo del por qué había aguantado tanto tiempo, estar con Jarko era divertido e interesante además de que nos dábamos apoyo en lo que necesitábamos, por algo llevábamos tanto tiempo viviendo.
– Si, eso lo hizo todo más fácil y aunque es bueno viajar por el mundo después se desea un lugar estable un tiempo, un sitio en el cual se pueda vivir unos años sin preocuparte de estar en constante movimiento y de hecho es por eso que terminamos aquí en París, es un sitio perfecto para vivir un tiempo y olvidarse de ser solo seres errantes – miraba sus ojos que cada vez lucían más cansados – Creo que deberías descansar un rato, estaré aquí por la mañana así que podemos seguir hablando en esos momentos ¿te parece? – fue ese el momento en el que no había podido evitar besarle.
Sonreí cuando de nuevo me vi a mi mismo en la cama y esa cara que demostraba que no se había molestado para nada con mi forma de actuar, era tan, maravilloso eso.
– Esta bien, me quedare a tu lado pero si vuelvo a hacer una cosa como esta y no te agrada lo mejor será que me golpees para que te deje dormir y estar en paz – le retire unos cabellos que estorbaban a que contemplara plenamente su rostro – ¿entendido gatita? – hable con una voz que era para jugar con ella.
–Es una broma ¿verdad? nadie podría dormir de esa forma ni un millón de años – termine por reír antes de que sentirle de nuevo acomodarse junto a mi mientras lentamente yo volvía a tirarme como antes estaba solo para poder sentir nuevamente su cercanía además de que con cada nueva petición podía resistirme menos a estar con ella, quería incluso abrazarle, pero no lo haría no era apropiado que lo hiciera en esas circunstancias. – Así estas bien, me gusta como luces de pantera pero de humana… de humana luces hermosa y prefiero mantener las garras lejos, solo por si acaso – termine por acostarme justo a ella tal como lo pedía, como si realmente fuera a dormir a su lado como cuando era humano.
– Descansa bella pantera – le acaricie nuevamente la mejilla, pero esta vez el calor que despedía era mucho más intenso que el de antes y me preocupe – ¿estas bien? te sientes demasiado caliente – hice una mueca, mientras sus ojos un tanto perdidos ya en las ensoñaciones me miraban apenas – Vamos ven… – sin aguardar mucho más le lleve hasta quedar muy cerca de mi y recargar parte de su cabeza en mi torso, mi temperatura le ayudaría – Así estarás mejor… ahora descansa hermosa pantera – y acariciando sus cabellos espere a que durmiera, mientras tanto yo, permanecería vigilando que todo en ella siguiera bien.
– A esta gatita entonces le gusta el peligro, porque eso de andar por los bosques era bastante peligroso – si pensaba en eso tomaba sentido el hecho de que le hubiera encontrado herida y atrapada, no se podían dejar atrás ciertas actitudes como lo decía precisamente ella – Sería una lastima que desapareciera tu gatita interna porque me agrada, es… linda, me la llevaría a casa de poder hacerlo – sonreí ante esa confesión que estaba más orientada en dirección a ella que a un gato real pero que aún así quizás pasara por desapercibida por ella… ¿o no?
Le pase uno de mis dedos por la frente, con una sonrisa un poco burlona en los labios pero que era solo para bromear con ella.
– Mira nada más esas arrugas, envejeces cerca de diez años cuando haces esos gestos – termine por reír, porque me era sumamente divertido verle y estar simplemente de esa manera, a su lado.
Puse algo parecido a una cara de tristeza.
– Es que de verdad que eres afortunada al sacar información de mí, hace tanto que no hablo de mis cosas con alguien que no sé de mi raza, alguien que no sea conocido que llega un momento en el que debes decirsela a alguien más – le mire fijamente – a alguien externo ¿sabes? solo para poder asegurarte de que no es simplemente un sueño que has vivido y que es parte de la realidad, que aún te mantienes cuerdo y que el tiempo vivido no ha causado estragos en tu mente – termine regresando a ese momento, dejando atrás todos esos momentos en los que me sentía al borde de enloquecer – pero esas son cosas normales entre nosotros… ahora que iba a decirte… – recordé entonces con que de mi historia comenzaría y le sonreí.
No podía no sentirme bien con sus palabras de apoyo y su mirada llena de comprensión. Permanecía quieta, como un animal fiel que escucha a su amo y eso, me provoco una dicha que desde hacía bastante tiempo era incapaz de experimentar y que con quien había sido la ultima era con Cadami, pero ella… ella había muerto a manos de la inquisición y no existía nada que pudiera hacer por eso. Siempre lo había sospechado, que de la manera en la que ella se movía terminaría un día presa por cazadores o la inquisición, desafortunadamente fue lo segundo y al menos Shunshine no había terminado en garras de nadie que le hiciera daño a menos que me contaran a mi.
Ella había descubierto el motivo del por qué había aguantado tanto tiempo, estar con Jarko era divertido e interesante además de que nos dábamos apoyo en lo que necesitábamos, por algo llevábamos tanto tiempo viviendo.
– Si, eso lo hizo todo más fácil y aunque es bueno viajar por el mundo después se desea un lugar estable un tiempo, un sitio en el cual se pueda vivir unos años sin preocuparte de estar en constante movimiento y de hecho es por eso que terminamos aquí en París, es un sitio perfecto para vivir un tiempo y olvidarse de ser solo seres errantes – miraba sus ojos que cada vez lucían más cansados – Creo que deberías descansar un rato, estaré aquí por la mañana así que podemos seguir hablando en esos momentos ¿te parece? – fue ese el momento en el que no había podido evitar besarle.
Sonreí cuando de nuevo me vi a mi mismo en la cama y esa cara que demostraba que no se había molestado para nada con mi forma de actuar, era tan, maravilloso eso.
– Esta bien, me quedare a tu lado pero si vuelvo a hacer una cosa como esta y no te agrada lo mejor será que me golpees para que te deje dormir y estar en paz – le retire unos cabellos que estorbaban a que contemplara plenamente su rostro – ¿entendido gatita? – hable con una voz que era para jugar con ella.
–Es una broma ¿verdad? nadie podría dormir de esa forma ni un millón de años – termine por reír antes de que sentirle de nuevo acomodarse junto a mi mientras lentamente yo volvía a tirarme como antes estaba solo para poder sentir nuevamente su cercanía además de que con cada nueva petición podía resistirme menos a estar con ella, quería incluso abrazarle, pero no lo haría no era apropiado que lo hiciera en esas circunstancias. – Así estas bien, me gusta como luces de pantera pero de humana… de humana luces hermosa y prefiero mantener las garras lejos, solo por si acaso – termine por acostarme justo a ella tal como lo pedía, como si realmente fuera a dormir a su lado como cuando era humano.
– Descansa bella pantera – le acaricie nuevamente la mejilla, pero esta vez el calor que despedía era mucho más intenso que el de antes y me preocupe – ¿estas bien? te sientes demasiado caliente – hice una mueca, mientras sus ojos un tanto perdidos ya en las ensoñaciones me miraban apenas – Vamos ven… – sin aguardar mucho más le lleve hasta quedar muy cerca de mi y recargar parte de su cabeza en mi torso, mi temperatura le ayudaría – Así estarás mejor… ahora descansa hermosa pantera – y acariciando sus cabellos espere a que durmiera, mientras tanto yo, permanecería vigilando que todo en ella siguiera bien.
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
- Las gatitas tienen siete vidas. Pueden ser traviesas siempre que encuentran la salida o que alguien las rescate –Dije alzando una ceja, sin dejar de sonreír. Si algo teníamos en común todos los cambia formas felinos era la maldita curiosidad de nuestras pieles. Aquella curiosidad que nos llamaba como miel a las abejas y de las que muy pocos podían resistir. Obviamente yo no estaba entre ellos, ya que esta misma noche había caído presa de mi curiosidad al acercarme demasiado a los rastros de los cazadores que merodeaban por la zona, terminando herida y en manos de aquel vampiro. Sonreí dulcemente al pensar en lo último, encontrarme con aquel apuesto vampiro, para nada me arrepentía. La herida había valido la pena.
Ladee la cabeza ante sus palabras, hablaba de llevarme a mi a su casa? Como humana o gato? Supuestamente… hablaba de un gato no? Mas en concreto mi gata. Suspiré sin entender demasiado bien a que se refería.
- No conoces a mi gatita todavía… -mormuré dejando de jugar con su mano – Y me llevarías a casa? – Abrí los ojos con curiosidad, y confusión. Yo nunca llevaría extraños a mi casa, aunque estos fueran mas débiles que yo - Y si fuera mala, una loca pantera? – Reí ante aquello, ya que ni yo en mis peores mañanas o pesadillas, me veía auténticamente como una amenaza. La mío era espiar, pasar desapercibida, no luchar, a excepción de si debía luchar por mi vida. En supervivencia mi pantera tomaba el control y poco le importaba que pasara con el otro animal, si eso quería decir que ella sobrevivía. – No es que sea una pantera loca y mucho menos malvada, pero abrir la puerta de tu casa a una desconocida gata? Y además esta incluyendo un repertorio de extensas pieles y una humana… estas seguro de que me llevarías de poder hacerlo a tu hogar? - Reí, terminando por morder mi labio inferior, negando con la cabeza, pero al mismo tiempo sentía que mi cabeza, y mi pantera ronroneaba de solo imaginarse que en vez de estar en aquella extraña cama, estuviera con él en una gran cama adosada. Todo un cambio sin duda alguna.
Escuchándole, seguí riendo y fruncí el ceño aún mas con alguno de sus comentarios, pero una vez entendía que solo se estaba divirtiendo a mi costa, terminaba riendo junto a él y dejando de crear aquellos surcos que al hacer gestos con mi rostro, de los que el vampiro tanto se mofaba jugando conmigo.
Perdida en sus gestos, rápidamente me di cuenta de su tristeza y su voz levemente rota de dolor. Estuve tentada de decirle que no me dijera nada, que no me contara nada mas, si de ello dependía que la sonrisa divertida de su rostro dejara de dulcificarlo. Pero finalmente al oírle, le escuché en silencio, atenta a cada palabra y tono, como la melodía de su voz que lentamente entraba en mi cabeza, jurando desde este momento poder reconocerlo en cualquier lugar solo por el timbre de su voz. Este momento era aquel en el que veías como muchas veces era mejor contar las cosas, que quedárselo para uno mismo. Así la carga era menos pesada.
- Te entiendo, muchas veces para seguir cuerdos es mejor contar las cosas, antes que callárselo uno para siempre y guardarlo en tu cabeza. Las penas con pan, siempre son menos. – Le sonreí acordándome de una frase que mas de alguna vez había oído decir.
Tras su historia, pese a luchar por mantener los ojos abiertos y la vista clavada en él, lentamente el sueño me vencía, hasta encontrarme medio adormilada. Por suerte para mí, Akseli había aceptado quedarse a mi lado, y así, volviendo junto a mí y tumbándose en la cama, empecé a cerrar los ojos.
Apenas ni me daba cuenta de mi temperatura elevada, la que poco a poco venciéndome el sueño había terminado agradándome y todo, así que cuando Akseli me acarició la mejilla y la entonación de su voz cambió, logrando que despertara levemente, me sorprendí de encontrarme de un momento a otro junto a él, con la cabeza apoyada en su pecho. Suspiré placidamente al sentir su fría piel contra mí y con lo poco que quedaba de fuerzas en mí más que dormido cuerpo ya, pasé un brazo por su pecho, acercándome más a él.
Su fría piel me ayudaba a regular mi temperatura, todo y que me encontraba segura que la temperatura por un buen rato más estaría siendo alta, hasta que el proceso de sanacion fuera mas lento y así la calidez de mi cuerpo volviera a su temperatura normal.
- Buenas noches… -Susurré contra su piel, incapaz de levantar la cabeza y sintiendo como me acariciaba el cabello, lentamente me dejé llevar por Morfeo, hasta que ya no sentí nada, solo el sentimiento de sentirme protegida y velada. Sentimiento que desde que era pequeña, no había vuelto a sentir nunca. Y con una dulce sonrisa en mi rostro me quedé dormida junto a él, esperando por mi recuperación, pero sin quererla, ya que de ser así mas pronto que tarde el vampiro y yo nos separaríamos de nuevo.
Apenas en ocasiones fui consciente de cómo mi calido cuerpo, buscando la fría temperatura de Akseli, se movía buscando aquel alivio que él le proporcionaba y como su mano seguía acariciándome casi hipnóticamente volviéndome a mi mundo de sueños arropada por él. Lentamente mi temperatura fue volviendo a la normalidad, terminando así placidamente dormida en su pecho, esperando a despertarme al amanecer, si llegaba a despertarme.
Me encontraba tan bien acurrucada a su lado, que se me hacia difícil creer que lograra despertarme por mi cuenta tras agarrar un sueño tan apacible como aquel. Y así fueron pasando las horas en aquella cabaña, de la que no quería despertar.
Ladee la cabeza ante sus palabras, hablaba de llevarme a mi a su casa? Como humana o gato? Supuestamente… hablaba de un gato no? Mas en concreto mi gata. Suspiré sin entender demasiado bien a que se refería.
- No conoces a mi gatita todavía… -mormuré dejando de jugar con su mano – Y me llevarías a casa? – Abrí los ojos con curiosidad, y confusión. Yo nunca llevaría extraños a mi casa, aunque estos fueran mas débiles que yo - Y si fuera mala, una loca pantera? – Reí ante aquello, ya que ni yo en mis peores mañanas o pesadillas, me veía auténticamente como una amenaza. La mío era espiar, pasar desapercibida, no luchar, a excepción de si debía luchar por mi vida. En supervivencia mi pantera tomaba el control y poco le importaba que pasara con el otro animal, si eso quería decir que ella sobrevivía. – No es que sea una pantera loca y mucho menos malvada, pero abrir la puerta de tu casa a una desconocida gata? Y además esta incluyendo un repertorio de extensas pieles y una humana… estas seguro de que me llevarías de poder hacerlo a tu hogar? - Reí, terminando por morder mi labio inferior, negando con la cabeza, pero al mismo tiempo sentía que mi cabeza, y mi pantera ronroneaba de solo imaginarse que en vez de estar en aquella extraña cama, estuviera con él en una gran cama adosada. Todo un cambio sin duda alguna.
Escuchándole, seguí riendo y fruncí el ceño aún mas con alguno de sus comentarios, pero una vez entendía que solo se estaba divirtiendo a mi costa, terminaba riendo junto a él y dejando de crear aquellos surcos que al hacer gestos con mi rostro, de los que el vampiro tanto se mofaba jugando conmigo.
Perdida en sus gestos, rápidamente me di cuenta de su tristeza y su voz levemente rota de dolor. Estuve tentada de decirle que no me dijera nada, que no me contara nada mas, si de ello dependía que la sonrisa divertida de su rostro dejara de dulcificarlo. Pero finalmente al oírle, le escuché en silencio, atenta a cada palabra y tono, como la melodía de su voz que lentamente entraba en mi cabeza, jurando desde este momento poder reconocerlo en cualquier lugar solo por el timbre de su voz. Este momento era aquel en el que veías como muchas veces era mejor contar las cosas, que quedárselo para uno mismo. Así la carga era menos pesada.
- Te entiendo, muchas veces para seguir cuerdos es mejor contar las cosas, antes que callárselo uno para siempre y guardarlo en tu cabeza. Las penas con pan, siempre son menos. – Le sonreí acordándome de una frase que mas de alguna vez había oído decir.
Tras su historia, pese a luchar por mantener los ojos abiertos y la vista clavada en él, lentamente el sueño me vencía, hasta encontrarme medio adormilada. Por suerte para mí, Akseli había aceptado quedarse a mi lado, y así, volviendo junto a mí y tumbándose en la cama, empecé a cerrar los ojos.
Apenas ni me daba cuenta de mi temperatura elevada, la que poco a poco venciéndome el sueño había terminado agradándome y todo, así que cuando Akseli me acarició la mejilla y la entonación de su voz cambió, logrando que despertara levemente, me sorprendí de encontrarme de un momento a otro junto a él, con la cabeza apoyada en su pecho. Suspiré placidamente al sentir su fría piel contra mí y con lo poco que quedaba de fuerzas en mí más que dormido cuerpo ya, pasé un brazo por su pecho, acercándome más a él.
Su fría piel me ayudaba a regular mi temperatura, todo y que me encontraba segura que la temperatura por un buen rato más estaría siendo alta, hasta que el proceso de sanacion fuera mas lento y así la calidez de mi cuerpo volviera a su temperatura normal.
- Buenas noches… -Susurré contra su piel, incapaz de levantar la cabeza y sintiendo como me acariciaba el cabello, lentamente me dejé llevar por Morfeo, hasta que ya no sentí nada, solo el sentimiento de sentirme protegida y velada. Sentimiento que desde que era pequeña, no había vuelto a sentir nunca. Y con una dulce sonrisa en mi rostro me quedé dormida junto a él, esperando por mi recuperación, pero sin quererla, ya que de ser así mas pronto que tarde el vampiro y yo nos separaríamos de nuevo.
Apenas en ocasiones fui consciente de cómo mi calido cuerpo, buscando la fría temperatura de Akseli, se movía buscando aquel alivio que él le proporcionaba y como su mano seguía acariciándome casi hipnóticamente volviéndome a mi mundo de sueños arropada por él. Lentamente mi temperatura fue volviendo a la normalidad, terminando así placidamente dormida en su pecho, esperando a despertarme al amanecer, si llegaba a despertarme.
Me encontraba tan bien acurrucada a su lado, que se me hacia difícil creer que lograra despertarme por mi cuenta tras agarrar un sueño tan apacible como aquel. Y así fueron pasando las horas en aquella cabaña, de la que no quería despertar.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
– Pues en esta ocasión has encontrado alguien que te rescatara pero, si no hubiese llegado yo ¿entonces qué? habrías sido presa y quizás mascota de alguno de aquellos hombres que estaban en busca de algún sobrenatural – hice una mueca al pensar en lo ultimo, que aunque no sucedió, podría haber pasado o suceder en un futuro si es que ella continuaba con esa curiosidad tan característica de los felinos. No me molestaba en cambio pensar en rescatarla siempre que estuviera en problemas, esperando claro que no fuera de día porque entonces no existiría forma alguna de que apareciera en su auxilio.
Me encogí ligeramente de hombros para restar importancia a sus palabras que sonaban a seriedad, y le daban más con el hecho de que dejaba de jugar con mi mano para advertirme sobre ella misma al parecer.
– Tu gata debe ser muy parecida a la pantera y bueno, tu pantera es hermosa y agradable así que no creo que sea muy diferente – habíamos caído precisamente en lo que esperaba que quedara ignorado, puesto que mis palabras habían sonado a una clase de confesión torpe que a cualquier otra cosa – No veo porque no de llevarte a mi casa si es que fueras una felina… aunque Max seguramente que intentaría darte una mordida… o quizás se llevaría bien contigo – mis pensamientos se desviaron por algunos segundos hacía Max, el perro de Lanna que mi querido hermano le había dado como compañía a la humana que vivía al lado de nosotros y que soportaba todo lo que llevábamos a cabo sin cuestionarnos y siempre preocupada por nosotros – ¿Una loca pantera? De serlo me atacarías y eso no lo hiciste ni cuando debías protegerte… confiaste en mi y por eso confiaría en ti ¿tiene eso algo de malo? – reflexione unos instantes acerca de lo que ella decía y para eso mire el techo de aquella casilla – Si, te llevaría si es que quisieras… aunque mi hermano es un tarado… seguramente a él si desearías tragartelo o darle un arañazo – bromee divertid, para que se hiciera ideas extrañas sobre Jarko. Fastidiar a mi hermano era parte de las cosas que alegraban mi existencia.
¿Cómo resultaría para ella ver a mi loca “familia”? Porque eso éramos, una disfuncional y extraña familia pero al final, yo contaba con quien estuviese a mi lado, no como ella que se encontraba sola. Mire aquellos hermosos ojos que curiosos buscaban respuestas en mi, solo para que más interrogantes se dibujaran en ellos y pensé que sería agradable poder estar a su lado más tiempo y brindarle algo parecido a una familia y eso intentaría.
– Si bueno, es algo con lo que tienes que lidiar cuando vives tanto tiempo, porque no existe nada más que podamos hacer que buscar la manera de dejar un recuerdo en el mundo… aunque en nosotros existe el recuerdo de muchas personas y muchos lugares, eso es lo bueno – fruncí la nariz de una forma curiosa y termine por reír al ver la expresión de seriedad que había tomado su rostro – Vamos, sonríe para mi que me gusta como te ves cuando sonríes – No era momento de estar tristes y mucho menos por motivos que estaban en el pasado.
Me alegraba saber que podía dormir incluso conmigo ahí a su lado, presentía que para cualquiera que tratara de dormir al lado de un vampiro debía ser incomodo y generar cierto grado de desconfianza; para Shunshine, no parecía ser de esa manera y eso era algo que me volvía feliz.
Podía decir en parte que era debido al cansancio y a su elevada temperatura que estaba tan cómoda y tranquila a mi lado, pero prefería crear mi propia teoría que generaba en mi algo parecido a la esperanza, esa que ya había creído perder desde hacía muchos años atrás.
Aun me sentía algo preocupado al darme cuenta de la temperatura que despedía su cuerpo y la forma en la que respiraba era entrecortada a ratos, aún así no deje de acariciarle los cabellos y permanecer inmóvil, mientras que ella por su cuenta buscaba las zonas más frías de mi cuerpo para que su temperatura se regularizaba. Suponía que sufría un poco, pues se quejaba entre sueños y suspiraba de vez en cuando pero como seguía respirando y moviendo su cuerpo me tranquilizaba porque eran señales de que continuaba con vida.
El tiempo corroa de manera diferente a la usual, pues si bien en otras ocasiones me desesperaba fácilmente si no buscaba que hacer, estando ahí con ella era diferente. Estaba tranquilo también yo a su lado, vigilando su sueño y eso me provoco una sonrisa. La cercanía de la pantera era relajante, lo que desde algún tiempo necesitaba y aunque desde antes había lanzado indirectas un tanto directas, en ese momento al estar en silencio y conmigo mismo me prometí cuidarle, estar a su lado y brindarle la compañía de alguien así como protección.
Las horas transcurrieron lentas, hasta que los sonidos del exterior me indicaron la llegada de un nuevo día en los bosques y la respiración más normal de Shunshine me decía que estaba mejor que por la noche. Los dedos de mi mano acariciaron su mejilla y después la mano que rodeaba mi cuerpo.
– Pantera… pantera… – susurre – ¿Tienes hambre?… porque ya es de día y necesitas comer algo para que te recuperes como es debido… – en parte no deseaba que despertara, pero era necesario porque el sueño no podía ser eterno, tarde o temprano se debe despertar de el.
Me encogí ligeramente de hombros para restar importancia a sus palabras que sonaban a seriedad, y le daban más con el hecho de que dejaba de jugar con mi mano para advertirme sobre ella misma al parecer.
– Tu gata debe ser muy parecida a la pantera y bueno, tu pantera es hermosa y agradable así que no creo que sea muy diferente – habíamos caído precisamente en lo que esperaba que quedara ignorado, puesto que mis palabras habían sonado a una clase de confesión torpe que a cualquier otra cosa – No veo porque no de llevarte a mi casa si es que fueras una felina… aunque Max seguramente que intentaría darte una mordida… o quizás se llevaría bien contigo – mis pensamientos se desviaron por algunos segundos hacía Max, el perro de Lanna que mi querido hermano le había dado como compañía a la humana que vivía al lado de nosotros y que soportaba todo lo que llevábamos a cabo sin cuestionarnos y siempre preocupada por nosotros – ¿Una loca pantera? De serlo me atacarías y eso no lo hiciste ni cuando debías protegerte… confiaste en mi y por eso confiaría en ti ¿tiene eso algo de malo? – reflexione unos instantes acerca de lo que ella decía y para eso mire el techo de aquella casilla – Si, te llevaría si es que quisieras… aunque mi hermano es un tarado… seguramente a él si desearías tragartelo o darle un arañazo – bromee divertid, para que se hiciera ideas extrañas sobre Jarko. Fastidiar a mi hermano era parte de las cosas que alegraban mi existencia.
¿Cómo resultaría para ella ver a mi loca “familia”? Porque eso éramos, una disfuncional y extraña familia pero al final, yo contaba con quien estuviese a mi lado, no como ella que se encontraba sola. Mire aquellos hermosos ojos que curiosos buscaban respuestas en mi, solo para que más interrogantes se dibujaran en ellos y pensé que sería agradable poder estar a su lado más tiempo y brindarle algo parecido a una familia y eso intentaría.
– Si bueno, es algo con lo que tienes que lidiar cuando vives tanto tiempo, porque no existe nada más que podamos hacer que buscar la manera de dejar un recuerdo en el mundo… aunque en nosotros existe el recuerdo de muchas personas y muchos lugares, eso es lo bueno – fruncí la nariz de una forma curiosa y termine por reír al ver la expresión de seriedad que había tomado su rostro – Vamos, sonríe para mi que me gusta como te ves cuando sonríes – No era momento de estar tristes y mucho menos por motivos que estaban en el pasado.
Me alegraba saber que podía dormir incluso conmigo ahí a su lado, presentía que para cualquiera que tratara de dormir al lado de un vampiro debía ser incomodo y generar cierto grado de desconfianza; para Shunshine, no parecía ser de esa manera y eso era algo que me volvía feliz.
Podía decir en parte que era debido al cansancio y a su elevada temperatura que estaba tan cómoda y tranquila a mi lado, pero prefería crear mi propia teoría que generaba en mi algo parecido a la esperanza, esa que ya había creído perder desde hacía muchos años atrás.
Aun me sentía algo preocupado al darme cuenta de la temperatura que despedía su cuerpo y la forma en la que respiraba era entrecortada a ratos, aún así no deje de acariciarle los cabellos y permanecer inmóvil, mientras que ella por su cuenta buscaba las zonas más frías de mi cuerpo para que su temperatura se regularizaba. Suponía que sufría un poco, pues se quejaba entre sueños y suspiraba de vez en cuando pero como seguía respirando y moviendo su cuerpo me tranquilizaba porque eran señales de que continuaba con vida.
El tiempo corroa de manera diferente a la usual, pues si bien en otras ocasiones me desesperaba fácilmente si no buscaba que hacer, estando ahí con ella era diferente. Estaba tranquilo también yo a su lado, vigilando su sueño y eso me provoco una sonrisa. La cercanía de la pantera era relajante, lo que desde algún tiempo necesitaba y aunque desde antes había lanzado indirectas un tanto directas, en ese momento al estar en silencio y conmigo mismo me prometí cuidarle, estar a su lado y brindarle la compañía de alguien así como protección.
Las horas transcurrieron lentas, hasta que los sonidos del exterior me indicaron la llegada de un nuevo día en los bosques y la respiración más normal de Shunshine me decía que estaba mejor que por la noche. Los dedos de mi mano acariciaron su mejilla y después la mano que rodeaba mi cuerpo.
– Pantera… pantera… – susurre – ¿Tienes hambre?… porque ya es de día y necesitas comer algo para que te recuperes como es debido… – en parte no deseaba que despertara, pero era necesario porque el sueño no podía ser eterno, tarde o temprano se debe despertar de el.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
La misma curiosidad que había dejado que terminara al alcance de una trampa de los cazadores, ahora me hacia preguntar cómo se sentiría teniendo una familia, un lugar al que tener que acudir y no en aquella solitaria cabaña en que vivía cuando acudía allí. Por unos segundos pensé en aquella posibilidad y sonreí imaginándomelo. Pero como todos los sueños, en todos de ellos debes de despertar, volver a la realidad, y así lo hice, con cierta tristeza, pues no quería alejarme de la compañía de aquel quien en poco de conocerlo ya lograba en mí que soñara despierta.
-Todas mis panteras son hermosas – asentí sonriéndole, mirándole ahogándome en cada sonrisa de sus labios y mirada que me ofrecía. - ¿Max? - Reí – Es un perro cierto? Ese nombre suena a canino grande – susurré negando con la cabeza – No pasaría nada, mientras no me mordiera la cola…creo que ante eso, poco podrías hacer para salvarlo de un arañazo.- añadí mirándole escuchándole atentamente, echándome a reír suavemente al escuchar lo de su hermano. – No creo que le mordiera, eso te lo dejaría a ti. Aún podría meterme en problemas con él si tan tarado esta. – Su cercanía me confundía, me sentía tan bien… Suspiré y justo cuando fruncí el ceño, él frunció de una forma extraña la nariz, logrando que volviera a reír, Me sentía pese a todo, el lugar, la situación, como si no fuéramos desconocidos, como si lo conociera de toda mi vida.
- Tú también te ves mejor cuando sonríes. – Le contesté bajando la mirada unos instantes para que no viera mi sonrojo, mientras me acurrucaba finalmente a su lado. Abrazándome contra él, terminando por recostar mi cabeza en su frío pecho.
Y sintiéndome protegida enseguida caí dormida, temiendo antes de caer en el sueño de Morfeo, que estas horas pasaran veloces y despertara en poco tiempo, teniendo que despedirme así de aquel vampiro, de su compañía y de aquello que despertaba en mí, desde el primer instante en el que caí en sus brazos.
[…]
En efecto las horas pasaron demasiado rápidas para mí, que en aquel estado y encontrándome plácidamente acurrucada contra el vampiro no quería despertar. Solo deseaba permanecer más tiempo allí, de esa forma junto a él.
En medio de mis sueños, a veces logré estar lo suficientemente consciente, aun que permanecía con los ojos cerrados, para darme cuenta de cómo mi cuerpo lentamente empezaba a sanar, usando la sangre del vampiro para ello, lo que provocaba aquella subida de temperatura y que yo me afianzara más a él, buscando su fría piel y su contacto que tan bien me hacía. Porque era imposible ocultar lo tranquila y apacible que me encontraba estando a su lado.
En ocasiones gemí de dolor permaneciendo atrapada en mis sueños. Aquella era la primera vez que me pasaba algo así de esta magnitud. Normalmente siempre había sanado rápidamente y sin ayuda externa. No obstante en esta ocasión el haber estado a punto de encontrarme desangrada, me había debilitado tanto que mi cuerpo tardaba en sanar lo que en una situación normal habría tardado apenas una hora, ahora lo haría en esa noche y quizás aún faltaría un poco más.
Cuando el dolor disminuyó, suspiré contra el vampiro, besando inconscientemente la piel de su pecho, donde me encontraba recostada. Sentí su mano acariciarme con delicadeza, y oyendo en mi mente el ronroneo de mis panteras volví a caer dormida. Esta vez sí que para toda la noche, pues ya no volví a despertarme hasta que la suave voz del vampiro me llamó, acariciando mi mejilla y la mano con la que seguía entrelazada a él.
Me hice la dormida un rato más, pues el cansancio aún era fuerte en mí y nada me agradaba despertarme, alejándome así de él. Al menos dormida tenia la escusa perfecta para permanecer de aquella forma. No supe cuanto tiempo permanecí medio despierta disfrutando de sus caricias, y de aquella voz que me llamaba, hasta que finalmente con una sonrisa delatora, abrí los ojos y con ensoñación le miré, sonriendo dulcemente.
-No quiero despertar, tampoco comer... no todavía. Dejame dormir un poco más. –Me quejé aún recostada en su pecho, cerrando los ojos al sentir de nuevo la caricia en mi mano. – Y así resulta imposible ni siquiera pensar en no dormirme de nuevo. – Añadí plácidamente volviendo a abrir los ojos encontrándome con los de él. – No duermes en las mañanas? – Pregunté curiosa a medida de que me iba despertando lentamente demasiado perezosa de hacerlo. Por lo que yo sabía los vampiros yacían dormidos por la mañana, despertando cuando el sol se escondía y la noche daba paso a las sombras.
Esperando por su respuesta, estiré mi cuerpo sustituyendo en un momento mi dulce sonrisa por una mueca dolorida al tíbar la piel de mi pierna dolorida. La herida se me había cerrado, todo y así, parecía que como había pensado aún quedaba un poco. Tras ese segundo de dolor en el que aparté la mirada de la de Akseli para que no se alertara o preocupara volví mi mirada a la de él. Reí al ver su mirada ¿Cómo podía andar tan pendiente de cada movimiento mío, como de cada mueca de mi rostro? – No te preocupes, hoy terminaré sanando. Esta noche ya pasé lo peor…ves? – Tomé una de sus manos y la coloqué en mi frente, para que notara como mi calidez había vuelto a la normalidad y con unas mejillas ligeramente sonrojadas me quedé mirándole despertándome lentamente, oyendo como en las afueras de la cabaña en la que nos encontrábamos el bosque empezaba a tomar vida, con los primeros rayos del sol.
-Todas mis panteras son hermosas – asentí sonriéndole, mirándole ahogándome en cada sonrisa de sus labios y mirada que me ofrecía. - ¿Max? - Reí – Es un perro cierto? Ese nombre suena a canino grande – susurré negando con la cabeza – No pasaría nada, mientras no me mordiera la cola…creo que ante eso, poco podrías hacer para salvarlo de un arañazo.- añadí mirándole escuchándole atentamente, echándome a reír suavemente al escuchar lo de su hermano. – No creo que le mordiera, eso te lo dejaría a ti. Aún podría meterme en problemas con él si tan tarado esta. – Su cercanía me confundía, me sentía tan bien… Suspiré y justo cuando fruncí el ceño, él frunció de una forma extraña la nariz, logrando que volviera a reír, Me sentía pese a todo, el lugar, la situación, como si no fuéramos desconocidos, como si lo conociera de toda mi vida.
- Tú también te ves mejor cuando sonríes. – Le contesté bajando la mirada unos instantes para que no viera mi sonrojo, mientras me acurrucaba finalmente a su lado. Abrazándome contra él, terminando por recostar mi cabeza en su frío pecho.
Y sintiéndome protegida enseguida caí dormida, temiendo antes de caer en el sueño de Morfeo, que estas horas pasaran veloces y despertara en poco tiempo, teniendo que despedirme así de aquel vampiro, de su compañía y de aquello que despertaba en mí, desde el primer instante en el que caí en sus brazos.
[…]
En efecto las horas pasaron demasiado rápidas para mí, que en aquel estado y encontrándome plácidamente acurrucada contra el vampiro no quería despertar. Solo deseaba permanecer más tiempo allí, de esa forma junto a él.
En medio de mis sueños, a veces logré estar lo suficientemente consciente, aun que permanecía con los ojos cerrados, para darme cuenta de cómo mi cuerpo lentamente empezaba a sanar, usando la sangre del vampiro para ello, lo que provocaba aquella subida de temperatura y que yo me afianzara más a él, buscando su fría piel y su contacto que tan bien me hacía. Porque era imposible ocultar lo tranquila y apacible que me encontraba estando a su lado.
En ocasiones gemí de dolor permaneciendo atrapada en mis sueños. Aquella era la primera vez que me pasaba algo así de esta magnitud. Normalmente siempre había sanado rápidamente y sin ayuda externa. No obstante en esta ocasión el haber estado a punto de encontrarme desangrada, me había debilitado tanto que mi cuerpo tardaba en sanar lo que en una situación normal habría tardado apenas una hora, ahora lo haría en esa noche y quizás aún faltaría un poco más.
Cuando el dolor disminuyó, suspiré contra el vampiro, besando inconscientemente la piel de su pecho, donde me encontraba recostada. Sentí su mano acariciarme con delicadeza, y oyendo en mi mente el ronroneo de mis panteras volví a caer dormida. Esta vez sí que para toda la noche, pues ya no volví a despertarme hasta que la suave voz del vampiro me llamó, acariciando mi mejilla y la mano con la que seguía entrelazada a él.
Me hice la dormida un rato más, pues el cansancio aún era fuerte en mí y nada me agradaba despertarme, alejándome así de él. Al menos dormida tenia la escusa perfecta para permanecer de aquella forma. No supe cuanto tiempo permanecí medio despierta disfrutando de sus caricias, y de aquella voz que me llamaba, hasta que finalmente con una sonrisa delatora, abrí los ojos y con ensoñación le miré, sonriendo dulcemente.
-No quiero despertar, tampoco comer... no todavía. Dejame dormir un poco más. –Me quejé aún recostada en su pecho, cerrando los ojos al sentir de nuevo la caricia en mi mano. – Y así resulta imposible ni siquiera pensar en no dormirme de nuevo. – Añadí plácidamente volviendo a abrir los ojos encontrándome con los de él. – No duermes en las mañanas? – Pregunté curiosa a medida de que me iba despertando lentamente demasiado perezosa de hacerlo. Por lo que yo sabía los vampiros yacían dormidos por la mañana, despertando cuando el sol se escondía y la noche daba paso a las sombras.
Esperando por su respuesta, estiré mi cuerpo sustituyendo en un momento mi dulce sonrisa por una mueca dolorida al tíbar la piel de mi pierna dolorida. La herida se me había cerrado, todo y así, parecía que como había pensado aún quedaba un poco. Tras ese segundo de dolor en el que aparté la mirada de la de Akseli para que no se alertara o preocupara volví mi mirada a la de él. Reí al ver su mirada ¿Cómo podía andar tan pendiente de cada movimiento mío, como de cada mueca de mi rostro? – No te preocupes, hoy terminaré sanando. Esta noche ya pasé lo peor…ves? – Tomé una de sus manos y la coloqué en mi frente, para que notara como mi calidez había vuelto a la normalidad y con unas mejillas ligeramente sonrojadas me quedé mirándole despertándome lentamente, oyendo como en las afueras de la cabaña en la que nos encontrábamos el bosque empezaba a tomar vida, con los primeros rayos del sol.
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
– De eso no tengo la menor duda pantera – sonreí y entonces pensé en Max. Si bien no creía que el perro fuera a atacarle la verdad es que era bastante juguetón y mientras no sintiera que amenazaban a Lanna todo estaría bien, de eso estaba completamente seguro – Bueno Max es… bastante grande o más lo será, aun es bastante pequeño como para realmente comerse a alguien pero más vale advertir antes de que las panteras hagan cosas que no deben – le mire de reojo, dejándole en claro nuevamente que era demasiado descuidada para mi gusto.
Bufe desilusionado, porque una de las cosas que más me alegraban la existencia era poder fastidiar a Jarko y con ella, bueno… ella podría ayudarme de vez en cuando a hacerlo; eso si es que aceptaba que nos viéramos después que era algo que estaba esperando seriamente. Aunque le estuviese alentando a dormir, la realidad era que la quería cerca.
– Bueno… buscaremos la forma de meternos en problemas con él – hable en plural de manera deliberada y no estando dispuesto a corregir mi postura sobre eso.
Lo bueno de todo aquel asunto era que parecía estar demasiado cansada como para pedirme que corrigiera mis palabras y solo entonces me deje a disfrutar de verla contra mi, lentamente dejandose llevar por el cansancio hasta que las heridas y lo vivido antes hizo estragos en ella y cayo rendida.
Mi mente le dio vuelta a sus propios asuntos, o algo por el estilo pues todos mis pensamientos estaban ligados a la pantera que descansaba en mi pecho y que a ratos tenía una respiración un tanto irregular. Simplemente era que no podía sacarla de mi mente y menos de la manera en la estaba dormida; sin mencionar el momento en que sus labios besaron mi pecho y deje escapar un suspiro que no era necesario para mi. ¿Por qué debían pasarme esas cosas a mi? Ya había prometido cuidarle y asegurarme de que estuviese bien, ¿Para qué entonces esas señales inconscientes? No necesitaba que algo externo me informara que quizás ella me agradaba ya demasiado, perfectamente lo supe desde el momento en que su figura humana apareció frente a mi.
Permanecí a ratos inquieto y otros tranquilo hasta que por fortuna llego un nuevo día y con todo el pesar que puede sentir un corazón muerto, le hable para que se despertase.
Debo admitir que me pregunte por qué había sido tan tonto como para no tranquilizarme a mi mismo acariciando sus cabellos o su cuerpo que al parecer ya descansaba de una mejor manera que las primeras horas que paso de sueño a mi lado. No sé exactamente el tiempo que permanecí acariciando pero cuando su dulce voz inundo aquella casa vieja, sonreí.
– Pero si ya te has despertado pantera – detuve entonces mis caricias – Si es eso lo que te mantiene aún dormida y no buscando alimento para que termines de sanar entonces me detendré – dije aún con la sonrisa en mi rostro, la cual solo aumento ante su pregunta – Pues si… algunas veces aunque no es del todo necesario que duerma, no es como que realmente necesite descanso – me encogí de hombros en una forma extraña por la pose en la que me encontraba.
Era imposible que no notara la forma en la que intentaba ocultar su rostro de mi para que no me preocupase por ella. Shunshine sencillamente era adorable y me alegraba saber que al menos ya era capaz de moverse un poco más y que las heridas de su cuerpo ya debían encontrarse cerradas, lo cual solo volvía más cercana la hora de la despedida, aún así me enfoque en otra cosa que no fuera en pensar en que tarde o temprano me vería en la necesidad de separarme de su lado.
– ¿Segura? – dije frunciendo el ceño, mientras que mi mano era guiada hasta su frente – Tienes razón, estas mucho mejor que ayer y eso me alegra – desvíe la mirada de ella – en algunas horas ya serás capaz de irte de este sitio y volver a la libertad, Shunshine.
Pensar en el sencillo hecho de no tener su calidez junto a mi me hizo sentir… mal… ¿Para que negarlo? La verdad es que no quería que se fuera tan pronto de mi lado y en un gesto quizás algo infantil y después de un suspiro fue que le mire.
– Bueno si no quieres comer y dado que es de día… entonces es mi turno de dormir – antes de hacer cualquier cosa le sonreí, solo para después con cuidado de no lastimarle le acomode en la cama de otra manera, buscando que que su cuerpo no se hiciera daño. No sé si en algún momento pensó en que me alejaría para dormir en otro sitio lejos de ella y la siendo sincero, no quería dormir. Volví a sonreír una vez que quedo en una pose que según mis creencias y el hecho de que no se hubiese quejado, se encontraba cómoda. Antes siquiera de que dijese cualquier cosa me acomode, recargando la fría tez de mi rostro sobre su pecho y rodeando su cintura con mi brazo.
No dije nada, permanecí de esa manera unos minutos; solo escuchando los latidos de su corazón y la manera acompasada en que sus respiraciones se producían.
– Esto es cómodo… – susurre cerrando los ojos – Me encanta la forma en que late tu corazón Shunshine, creo que podría quedarme de esta forma por siempre… a tu lado… – volvía a decir cosas que no debía, pero… que demonios, si no iba a volver a verle al menos no me quedaría sabiendo que no le dije todo lo que pensaba – Dime… ¿Cuándo te iras?, ¿A dónde iras y qué harás? – necesitaba saber aquellas cosas, si es que en algún momento le dejaba en libertad.
Bufe desilusionado, porque una de las cosas que más me alegraban la existencia era poder fastidiar a Jarko y con ella, bueno… ella podría ayudarme de vez en cuando a hacerlo; eso si es que aceptaba que nos viéramos después que era algo que estaba esperando seriamente. Aunque le estuviese alentando a dormir, la realidad era que la quería cerca.
– Bueno… buscaremos la forma de meternos en problemas con él – hable en plural de manera deliberada y no estando dispuesto a corregir mi postura sobre eso.
Lo bueno de todo aquel asunto era que parecía estar demasiado cansada como para pedirme que corrigiera mis palabras y solo entonces me deje a disfrutar de verla contra mi, lentamente dejandose llevar por el cansancio hasta que las heridas y lo vivido antes hizo estragos en ella y cayo rendida.
Mi mente le dio vuelta a sus propios asuntos, o algo por el estilo pues todos mis pensamientos estaban ligados a la pantera que descansaba en mi pecho y que a ratos tenía una respiración un tanto irregular. Simplemente era que no podía sacarla de mi mente y menos de la manera en la estaba dormida; sin mencionar el momento en que sus labios besaron mi pecho y deje escapar un suspiro que no era necesario para mi. ¿Por qué debían pasarme esas cosas a mi? Ya había prometido cuidarle y asegurarme de que estuviese bien, ¿Para qué entonces esas señales inconscientes? No necesitaba que algo externo me informara que quizás ella me agradaba ya demasiado, perfectamente lo supe desde el momento en que su figura humana apareció frente a mi.
Permanecí a ratos inquieto y otros tranquilo hasta que por fortuna llego un nuevo día y con todo el pesar que puede sentir un corazón muerto, le hable para que se despertase.
Debo admitir que me pregunte por qué había sido tan tonto como para no tranquilizarme a mi mismo acariciando sus cabellos o su cuerpo que al parecer ya descansaba de una mejor manera que las primeras horas que paso de sueño a mi lado. No sé exactamente el tiempo que permanecí acariciando pero cuando su dulce voz inundo aquella casa vieja, sonreí.
– Pero si ya te has despertado pantera – detuve entonces mis caricias – Si es eso lo que te mantiene aún dormida y no buscando alimento para que termines de sanar entonces me detendré – dije aún con la sonrisa en mi rostro, la cual solo aumento ante su pregunta – Pues si… algunas veces aunque no es del todo necesario que duerma, no es como que realmente necesite descanso – me encogí de hombros en una forma extraña por la pose en la que me encontraba.
Era imposible que no notara la forma en la que intentaba ocultar su rostro de mi para que no me preocupase por ella. Shunshine sencillamente era adorable y me alegraba saber que al menos ya era capaz de moverse un poco más y que las heridas de su cuerpo ya debían encontrarse cerradas, lo cual solo volvía más cercana la hora de la despedida, aún así me enfoque en otra cosa que no fuera en pensar en que tarde o temprano me vería en la necesidad de separarme de su lado.
– ¿Segura? – dije frunciendo el ceño, mientras que mi mano era guiada hasta su frente – Tienes razón, estas mucho mejor que ayer y eso me alegra – desvíe la mirada de ella – en algunas horas ya serás capaz de irte de este sitio y volver a la libertad, Shunshine.
Pensar en el sencillo hecho de no tener su calidez junto a mi me hizo sentir… mal… ¿Para que negarlo? La verdad es que no quería que se fuera tan pronto de mi lado y en un gesto quizás algo infantil y después de un suspiro fue que le mire.
– Bueno si no quieres comer y dado que es de día… entonces es mi turno de dormir – antes de hacer cualquier cosa le sonreí, solo para después con cuidado de no lastimarle le acomode en la cama de otra manera, buscando que que su cuerpo no se hiciera daño. No sé si en algún momento pensó en que me alejaría para dormir en otro sitio lejos de ella y la siendo sincero, no quería dormir. Volví a sonreír una vez que quedo en una pose que según mis creencias y el hecho de que no se hubiese quejado, se encontraba cómoda. Antes siquiera de que dijese cualquier cosa me acomode, recargando la fría tez de mi rostro sobre su pecho y rodeando su cintura con mi brazo.
No dije nada, permanecí de esa manera unos minutos; solo escuchando los latidos de su corazón y la manera acompasada en que sus respiraciones se producían.
– Esto es cómodo… – susurre cerrando los ojos – Me encanta la forma en que late tu corazón Shunshine, creo que podría quedarme de esta forma por siempre… a tu lado… – volvía a decir cosas que no debía, pero… que demonios, si no iba a volver a verle al menos no me quedaría sabiendo que no le dije todo lo que pensaba – Dime… ¿Cuándo te iras?, ¿A dónde iras y qué harás? – necesitaba saber aquellas cosas, si es que en algún momento le dejaba en libertad.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Era para mí una bendición dormir a su lado y sentir su fría piel contra la propia. De seguro que en la noche mi temperatura habría subido en el intento de sanar rápido mientras dormía, pero su fría piel me habría ayudado a bajarla antes de que subiera más de la cuenta o del necesario. Ya podía imaginármelo con su rostro curtido de preocupación, abrazándome contra él inquieto mientras pasaba mi noche en sus brazos. Era extraño como podía sentirme tan bien a su lado, que una parte de mi, a parte de mis pantera que solo querían que permanecer con él en aquella vieja cabaña y jugar a su lado, mi desaparecida gata por primera vez en demasiados años, me pedía salir y acurrucarme en su pecho, ronroneándole, pidiendo más caricias y mimos.
¿Qué me ocurría? No quería despertar y aún así su voz solo hacía que despertarme lentamente, junto con las caricias en mi rostro, en las que deseaba quedarme así para siempre. ¿Serian así todos los vampiros? Fruncí el ceño extrañada, esperando que no fuera realmente así y Akseli solo fuera quien era en mi compañía.
— No dejes de acariciarme…te prometo que iré, pero sigue. Hacía mucho tiempo no me sentía tan tranquila. —Dije con voz dulce mientras estiraba mi cuerpo con cuidado de no abrirme las heridas por mis movimientos. Con una sonrisa en mis labios, me giré a verle. Aún en la oscuridad de la cabaña, llegaba a distinguir cada rasgo de él y la forma en que me miraba, solo hacía que suspirara y mis mejillas enrojecieran aún adormiladas tras una noche inquieta de sueño. —Entonces que haces en las mañanas, si no duermes? —Inquirí al escucharle decir que solo algunos días dormía, pero que no le era en ningún caso necesario. — Me imagino que las mañanas encerrado en cuatro paredes, sin poder salir… no debe de ser una vida muy bella. Todo y que si tu habitación es una biblioteca o disponer de algo con que entretenerte, deben pasar las horas más rápido para ti. —Dije escondiéndome en su abrazo, para que no viera la mueca dolorida de mi rostro cuando al mover demasiado rápido mi pierna herida, esta me envió ramalazos de dolor.
Por suerte aún no me encontraba del todo herida, hecho extraño al ser cambiaformas, pensé. Pero por lo menos en aquellos momentos solo podía pensar en él y en lo que no deseaba despedirme, y volver a mi vida errante de fuera el bosque.
Al sentir su mano en mi frente, cerré los ojos y suspiré en lo que sentía que su fría piel me calmaba, parecía ser un bálsamo para mi cuerpo. — Si… supongo que ya estaré lista. —Asentí sin demasiadas ganas de verme de nuevo en libertad, sola recorriendo los bosques. Tras oírle hablar de su familia, por unos instantes sentí celos, y es que mi familia hacia mucho me había abandonado, y no recordaba el calor del hogar, ni de los tuyos. De haber sido por mi pantera negra, ahora mismo estaría cabreada y molesta, agitando la cola nerviosa mientras mis dientes y uñas desgarraban la cabaña, por suerte estaba en mi yo humano y podía controlarme, mas al lado de él.
En mis pensamientos y en mis no ganas de verlo partir de mi lado, fue que le miré y hechizada por su sonrisa en la que curiosamente no avisté en ningún momento sus colmillos, fue que sentí sus manos tomándome, acomodándose de otra manera, como si fuera lo más frágil que sus manos hubieran sostenido jamás. Sonreí ante aquella preocupación que mostraba ante mí, y sin saber cuál era su plan me dejé llevar por él y su suavidad. Y bajo mi sorpresa, cuando me dejó de forma cómoda en la cama, se acomodó a mi lado, recargando su tez sobre mi pecho, rodeándome la cintura con uno de sus brazos.
Sin poder evitarlo me sonrojé y pasamos unos minutos en los que permanecimos pendientes ambos de mis latidos, que en el silencio del lugar, hasta yo podía oír con total claridad. Sin poderme resistir al impulso de pasar mis dedos por su cabello, se lo acaricie, masajeando el cuero cabelludo con suavidad, haciéndolo de la misma forma que sabía que a mí me relajaba. Sonreí cuando vi como cerraba los ojos. — ¿Te gusta? A mí que me hagan esto en el cabello provoco que enseguida me ponga a ronronear… Se está tan bien…verdad?— Seguí acariciándole el cabello, pasando mis dedos, cuando sus palabras vinieron a mí y sonrojada, agradecida de que estuviera con los ojos cerrados, aunque mi corazón se había acelerado ligeramente descubriéndome, por lo menos no me vería con aquel sonrojo. No quería preocuparle, y quizás iría a pensar que volvía a tener fiebre. Suspiré cerrando yo también los ojos. — A mí también me gustaría quedarme así siempre…— Susurré silenciándome unos minutos en lo que pensaba que contestar a su última pregunta. ¿Cuándo me iría? No deseaba irme, si no era con él. ¿Qué haría? Buscar un hogar para mí y seguir buscando malvados o misiones que aceptar. Cualquier opción era tan solitaria, que de pensar en alejarme de aquel vampiro se me rompía el corazón.
— No haré gran cosa. Mi hogar esta en los bosques, allí es donde merodeo y vivo. Debo de ir a buscar una persona a Paris, y tras encontrarla supongo que me iré, buscando un hogar, algún lugar donde vivir o poder permanecer. Ya que los bosques de aquí, como vimos ayer no son nada seguros para una pantera. — Reí intentando tomármelo con humor, aunque la verdad era que dolía mucho poner a mi soledad un destino incierto. —Y cuando me iré?...No lo sé. La verdad no deseo irme, pero tú tienes tu hermano, y tu vida. En la noche te dejaré libre y si estoy bien para entonces iré a ver que me depara el destino. —Agradecí nuevamente que estuviera con los ojos cerrados y no me viera. No quería que viera la pena en mi rostro. — Y tu… que harás cuando se ponga el sol?
¿Qué me ocurría? No quería despertar y aún así su voz solo hacía que despertarme lentamente, junto con las caricias en mi rostro, en las que deseaba quedarme así para siempre. ¿Serian así todos los vampiros? Fruncí el ceño extrañada, esperando que no fuera realmente así y Akseli solo fuera quien era en mi compañía.
— No dejes de acariciarme…te prometo que iré, pero sigue. Hacía mucho tiempo no me sentía tan tranquila. —Dije con voz dulce mientras estiraba mi cuerpo con cuidado de no abrirme las heridas por mis movimientos. Con una sonrisa en mis labios, me giré a verle. Aún en la oscuridad de la cabaña, llegaba a distinguir cada rasgo de él y la forma en que me miraba, solo hacía que suspirara y mis mejillas enrojecieran aún adormiladas tras una noche inquieta de sueño. —Entonces que haces en las mañanas, si no duermes? —Inquirí al escucharle decir que solo algunos días dormía, pero que no le era en ningún caso necesario. — Me imagino que las mañanas encerrado en cuatro paredes, sin poder salir… no debe de ser una vida muy bella. Todo y que si tu habitación es una biblioteca o disponer de algo con que entretenerte, deben pasar las horas más rápido para ti. —Dije escondiéndome en su abrazo, para que no viera la mueca dolorida de mi rostro cuando al mover demasiado rápido mi pierna herida, esta me envió ramalazos de dolor.
Por suerte aún no me encontraba del todo herida, hecho extraño al ser cambiaformas, pensé. Pero por lo menos en aquellos momentos solo podía pensar en él y en lo que no deseaba despedirme, y volver a mi vida errante de fuera el bosque.
Al sentir su mano en mi frente, cerré los ojos y suspiré en lo que sentía que su fría piel me calmaba, parecía ser un bálsamo para mi cuerpo. — Si… supongo que ya estaré lista. —Asentí sin demasiadas ganas de verme de nuevo en libertad, sola recorriendo los bosques. Tras oírle hablar de su familia, por unos instantes sentí celos, y es que mi familia hacia mucho me había abandonado, y no recordaba el calor del hogar, ni de los tuyos. De haber sido por mi pantera negra, ahora mismo estaría cabreada y molesta, agitando la cola nerviosa mientras mis dientes y uñas desgarraban la cabaña, por suerte estaba en mi yo humano y podía controlarme, mas al lado de él.
En mis pensamientos y en mis no ganas de verlo partir de mi lado, fue que le miré y hechizada por su sonrisa en la que curiosamente no avisté en ningún momento sus colmillos, fue que sentí sus manos tomándome, acomodándose de otra manera, como si fuera lo más frágil que sus manos hubieran sostenido jamás. Sonreí ante aquella preocupación que mostraba ante mí, y sin saber cuál era su plan me dejé llevar por él y su suavidad. Y bajo mi sorpresa, cuando me dejó de forma cómoda en la cama, se acomodó a mi lado, recargando su tez sobre mi pecho, rodeándome la cintura con uno de sus brazos.
Sin poder evitarlo me sonrojé y pasamos unos minutos en los que permanecimos pendientes ambos de mis latidos, que en el silencio del lugar, hasta yo podía oír con total claridad. Sin poderme resistir al impulso de pasar mis dedos por su cabello, se lo acaricie, masajeando el cuero cabelludo con suavidad, haciéndolo de la misma forma que sabía que a mí me relajaba. Sonreí cuando vi como cerraba los ojos. — ¿Te gusta? A mí que me hagan esto en el cabello provoco que enseguida me ponga a ronronear… Se está tan bien…verdad?— Seguí acariciándole el cabello, pasando mis dedos, cuando sus palabras vinieron a mí y sonrojada, agradecida de que estuviera con los ojos cerrados, aunque mi corazón se había acelerado ligeramente descubriéndome, por lo menos no me vería con aquel sonrojo. No quería preocuparle, y quizás iría a pensar que volvía a tener fiebre. Suspiré cerrando yo también los ojos. — A mí también me gustaría quedarme así siempre…— Susurré silenciándome unos minutos en lo que pensaba que contestar a su última pregunta. ¿Cuándo me iría? No deseaba irme, si no era con él. ¿Qué haría? Buscar un hogar para mí y seguir buscando malvados o misiones que aceptar. Cualquier opción era tan solitaria, que de pensar en alejarme de aquel vampiro se me rompía el corazón.
— No haré gran cosa. Mi hogar esta en los bosques, allí es donde merodeo y vivo. Debo de ir a buscar una persona a Paris, y tras encontrarla supongo que me iré, buscando un hogar, algún lugar donde vivir o poder permanecer. Ya que los bosques de aquí, como vimos ayer no son nada seguros para una pantera. — Reí intentando tomármelo con humor, aunque la verdad era que dolía mucho poner a mi soledad un destino incierto. —Y cuando me iré?...No lo sé. La verdad no deseo irme, pero tú tienes tu hermano, y tu vida. En la noche te dejaré libre y si estoy bien para entonces iré a ver que me depara el destino. —Agradecí nuevamente que estuviera con los ojos cerrados y no me viera. No quería que viera la pena en mi rostro. — Y tu… que harás cuando se ponga el sol?
Adda Dubrinsky- Humano Clase Baja
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Be the light in my eyes [Shunshine]
Me pedía que le acariciara más con aquella voz dulce y adormilada, resultaba extraño que me sintiera tan misteriosamente atraído por esa hermosa pantera, algo nunca en todos aquellos años de vida me había sucedido pero que se sentía demasiado bien. No pensaba decirle que me sentía comido con su presencia o que era la primera que me hacía sentir de esa manera. Imaginarme ponerme en una situación tan vergonzosa como aquella me llenaba de nervios; patético, pero real.
Continúe con las caricias sobre su piel y sus cabellos, era tan seductora de esa manera que no podía evitar no hacer lo que me pidiera en esos momentos.
De esa manera estaba comenzando a pensar que sería incluso capaz de secuestrarle y llevarle a mi hogar, jugar por mucho tiempo con aquella hermosa criatura y no dejarle abandonar mi lado nunca más hasta que la vida terminara por separarnos el uno del otro, o más bien, a ella de mi. Estaba comenzando a entrar en esos pensamientos cuando sus cuestionamientos volvieron y no pude más que sonreír.
– Si, estar encerrado es algo aburrido pero suelo tener libros, algunas tonterías en las cuales pensar o mi pasatiempo favorito – sonreí – golpear las paredes con poca fuerza, eso me mantiene entretenido aunque ahora comienzo a creer que existen cosas que me mantendrían mucho más en paz y sobre todo entretenido. Desafortunadamente llevarme eso que ahora me llama la atención sería considerado secuestro y bueno, no quiero terminar llamando la atención de más o provocar problemas para… tu sabes… – no esperaba que realmente lo supiera, pero si que tuviera la mínima idea de que me refería a ella y si es que lo sabia por completo no esperaba que me dijera algo.
Después de haberme acomodado en su pecho y escuchar sus latidos no quería moverme, de verdad que estaba deseoso por permanecer a su lado y no alejarme jamás.
Por primera vez en todos mis años de existencia me aferraba a algo desconocido como si eso me trajera la salvación que un humano buscaba en lo que llamaban Dios, solo que ella era más real y más hermosa que cualquier Dios que las personas pudieran plasmar en algo. Las palabras se quedaban cortas para describir como me encontraba en aquellos momentos.
Una sonrisa apareció en mis labios cuando sus manos pasaron pos mis cabellos; me mantenía aferrado a ella pero sin hacerle daño, no deseaba lastimarle aunque una parte demasiado egoísta de mi ser decía que si le hacía daño, le tendría más tiempo a mi lado. Deseche la idea, por supuesto, no estaba tan mal mentalmente como para dañar algo que me parecía sagrado.
– Me gusta, aunque yo nunca he tenido a alguien que haga eso. Quizás mi madre lo hizo alguna vez pero recuerdo muy poco de ellos o de lo que hacían para mi, aunque creo que es normal cuando uno tiene ciertos años ¿no? – me mantenía inmóvil, lo cual no era nada complicado estando tan cerca de ella.
Ante mi confesión de que desearía estar de esa manera siempre note como se acelero ligeramente su corazón y aunque no pude verle, sonreí.
– Pues entonces quedémonos de esta manera – susurre dejando que las cosas siguieran su curso, al menos por unas horas deseaba sentir que estaríamos juntos por siempre, aunque después las cosas no fueran de esa manera.
Había preguntado cosas de más o eso pensaba, pues no creía que fuera conveniente que le cuestionara de todo aquello. Shunshine no era como de mi propiedad así que no podía estar preguntando eso; aún así añoraba que de sus labios saliera una respuesta que me dejara con mucha más calma de la que sentía ahora entre sus caricias.
Le escuche sin interrumpirle pero cuando río, no me causo gracia alguna. No le quería lejos a pesar de que supiera que aquellos lugares eran peligrosos para ella, yo estaría dispuesto a seguirle y cuidarle si es que me daba la pauta de que no me dejaría, que me necesitaba a su lado. Iluso, lo sé; pero no tenía nada que perder más que la esperanza en eso.
– Si buscas a una persona quizás pueda ayudarte, claro, si no te parece mala idea que lo haga pues entre los dos creo que encontraríamos a quien fuera mucho más rápido que si fuera uno solo y – aspire su aroma, guardando silencio unos segundos antes de continuar – Creo que deje de ser libre hace unas horas, es complicado de explicar – por primera vez en todo el tiempo que llevaba al lado de mi hermano, estaba dispuesto a dejarle un tiempo. Regularmente era Jarko aquel que se alejaba del hogar por un periodo de tiempo pero en esta ocasión era yo el que se encontraba dispuesto a dejar todo solo para seguirle a ella.
Desde donde estaba y finalmente ante su pregunta termine por levantar el rostro y mirarle fijamente, aquellos ojos estaban cargados con una pena que no podía interpretar, esperaba fuera una pena fundamentada en mi, en nuestra separación y en lo que esperaba que ambos estuviésemos sintiendo en esos momentos; aún con todo eso, le sonreí.
– Eso es sencillo de responder. Cuando se ponga el sol yo iré a dónde tu vayas. ¿Puedo? – continuaba mirándole fijamente – Ya que no quiero separarme de ti y creo que tu tampoco quieres alejarte de mi, por qué no vamos juntos. Quédate conmigo y te cuidare, buscaremos a quién quieras pero que sea juntos – me quede mirándole, esperando alguna acción de su parte y que eso fuera lo que yo estaba esperando recibir, de no ser así entonces me sentiría como un tonto.
Continúe con las caricias sobre su piel y sus cabellos, era tan seductora de esa manera que no podía evitar no hacer lo que me pidiera en esos momentos.
De esa manera estaba comenzando a pensar que sería incluso capaz de secuestrarle y llevarle a mi hogar, jugar por mucho tiempo con aquella hermosa criatura y no dejarle abandonar mi lado nunca más hasta que la vida terminara por separarnos el uno del otro, o más bien, a ella de mi. Estaba comenzando a entrar en esos pensamientos cuando sus cuestionamientos volvieron y no pude más que sonreír.
– Si, estar encerrado es algo aburrido pero suelo tener libros, algunas tonterías en las cuales pensar o mi pasatiempo favorito – sonreí – golpear las paredes con poca fuerza, eso me mantiene entretenido aunque ahora comienzo a creer que existen cosas que me mantendrían mucho más en paz y sobre todo entretenido. Desafortunadamente llevarme eso que ahora me llama la atención sería considerado secuestro y bueno, no quiero terminar llamando la atención de más o provocar problemas para… tu sabes… – no esperaba que realmente lo supiera, pero si que tuviera la mínima idea de que me refería a ella y si es que lo sabia por completo no esperaba que me dijera algo.
Después de haberme acomodado en su pecho y escuchar sus latidos no quería moverme, de verdad que estaba deseoso por permanecer a su lado y no alejarme jamás.
Por primera vez en todos mis años de existencia me aferraba a algo desconocido como si eso me trajera la salvación que un humano buscaba en lo que llamaban Dios, solo que ella era más real y más hermosa que cualquier Dios que las personas pudieran plasmar en algo. Las palabras se quedaban cortas para describir como me encontraba en aquellos momentos.
Una sonrisa apareció en mis labios cuando sus manos pasaron pos mis cabellos; me mantenía aferrado a ella pero sin hacerle daño, no deseaba lastimarle aunque una parte demasiado egoísta de mi ser decía que si le hacía daño, le tendría más tiempo a mi lado. Deseche la idea, por supuesto, no estaba tan mal mentalmente como para dañar algo que me parecía sagrado.
– Me gusta, aunque yo nunca he tenido a alguien que haga eso. Quizás mi madre lo hizo alguna vez pero recuerdo muy poco de ellos o de lo que hacían para mi, aunque creo que es normal cuando uno tiene ciertos años ¿no? – me mantenía inmóvil, lo cual no era nada complicado estando tan cerca de ella.
Ante mi confesión de que desearía estar de esa manera siempre note como se acelero ligeramente su corazón y aunque no pude verle, sonreí.
– Pues entonces quedémonos de esta manera – susurre dejando que las cosas siguieran su curso, al menos por unas horas deseaba sentir que estaríamos juntos por siempre, aunque después las cosas no fueran de esa manera.
Había preguntado cosas de más o eso pensaba, pues no creía que fuera conveniente que le cuestionara de todo aquello. Shunshine no era como de mi propiedad así que no podía estar preguntando eso; aún así añoraba que de sus labios saliera una respuesta que me dejara con mucha más calma de la que sentía ahora entre sus caricias.
Le escuche sin interrumpirle pero cuando río, no me causo gracia alguna. No le quería lejos a pesar de que supiera que aquellos lugares eran peligrosos para ella, yo estaría dispuesto a seguirle y cuidarle si es que me daba la pauta de que no me dejaría, que me necesitaba a su lado. Iluso, lo sé; pero no tenía nada que perder más que la esperanza en eso.
– Si buscas a una persona quizás pueda ayudarte, claro, si no te parece mala idea que lo haga pues entre los dos creo que encontraríamos a quien fuera mucho más rápido que si fuera uno solo y – aspire su aroma, guardando silencio unos segundos antes de continuar – Creo que deje de ser libre hace unas horas, es complicado de explicar – por primera vez en todo el tiempo que llevaba al lado de mi hermano, estaba dispuesto a dejarle un tiempo. Regularmente era Jarko aquel que se alejaba del hogar por un periodo de tiempo pero en esta ocasión era yo el que se encontraba dispuesto a dejar todo solo para seguirle a ella.
Desde donde estaba y finalmente ante su pregunta termine por levantar el rostro y mirarle fijamente, aquellos ojos estaban cargados con una pena que no podía interpretar, esperaba fuera una pena fundamentada en mi, en nuestra separación y en lo que esperaba que ambos estuviésemos sintiendo en esos momentos; aún con todo eso, le sonreí.
– Eso es sencillo de responder. Cuando se ponga el sol yo iré a dónde tu vayas. ¿Puedo? – continuaba mirándole fijamente – Ya que no quiero separarme de ti y creo que tu tampoco quieres alejarte de mi, por qué no vamos juntos. Quédate conmigo y te cuidare, buscaremos a quién quieras pero que sea juntos – me quede mirándole, esperando alguna acción de su parte y que eso fuera lo que yo estaba esperando recibir, de no ser así entonces me sentiría como un tonto.
Ackley Hinault- Cambiante Clase Alta
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