Una de mis debilidades... [Libre]

por **Abbie Flynn** Vie Jul 19, 2013 7:29 pm

El Sol asciende poco a poco tras unos altos edificios, iluminando delicadamente las calles parisinas; un nuevo día comienza y, aprovechando que no tiene ningún evento al que asistir, decide dirigirse al orfanato. Aquel lugar que exteriormente es visto como un refugio para niños en el que los cuidan como reyes, pero no, no es así y Abbie lo sabe muy bien.

Sería como su cuarta visita, ya conoce el lugar como la palma de su mano, sin embargo a ella no la conocen. Realmente es muy complicado salir de la mansión sin ser vista y posteriormente, cuando está fuera, no pueden verla deambulando con la ''plebe''. Por esta razón evita hablar con la gente incorrecta, se limita mayormente a mirar y si habla es llamada por el nombre de ''Firefly'' [la gente la ve como una luciérnaga que los guía], además lleva una larga capucha que apenas deja ver su rostro. ¿Por qué tantas precauciones? Porque si es hallada puede tener serios problemas.

-¿Vienes para llevarte un niño a casa? - una mujer regordeta, algo desaliñada, baja de las nubes a Abbie con su voz tan grave. Ya ha llegado al orfanato y por lo que ve, está más lleno que de costumbre, algo que le preocupa de inmediato. -No, perdone...solo estoy mirando- le dice suavemente mientras baja un poco más la capucha.

Camina lentamente por el lugar, pudiendo descubrir toda emoción en los rostros de cada niño; amargura, tristeza, cansancio y dolor, eso es lo que puede ver en ellos. -¡Firefly!- una voz viene de su derecha, es Maxy, uno de los pocos niños a los que conoce. - ¡Qué bien que hayas venido! La señorita Goncourt no para de decir que no existes, que sólo eres producto de mi imaginación...pero eres real- se atreve a contarle, a pesar de que puede ser oído; las comisuras de la muchacha se alzan para mostrar una sonrisa, aunque no es apreciable. -¡Pues claro que soy real y vengo siempre que puedo! Espero que estéis todos bien...-

Los colchones están todos rotos, los niños enfermos y la comida es escasa...Abbie siente la necesidad de que debe ayudar económicamente, pero como alguien de su familia se entere toda su fortuna se le será arrebatada... ¿Por qué es a veces tan cobarde? <<Tengo 21 años, ya es hora de poder administrar el dinero que mi difunto padre me dejó, eso es. Voy a ayudar a estos niños>>

Una de mis debilidades... [Libre] Poor-kid-l

Una de mis debilidades... [Libre] Poor-kid-l

Una de mis debilidades... [Libre] Ook-at-the-camera

por **Javier Moraru** Sáb Jul 20, 2013 9:39 am

-Pium, pium, pium... Morid malvados.
El niño se tiró por el suelo haciendo ver que disparaba a algún enemigo para después salir corriendo y esconderse detrás de una columna. Era la guerra, era una prisión y tenia que luchar para salvarlos a todos, o al menos a el mismo.
Había niños por doquier, jugando y hablando, persiguiéndose por aquel recinto cubierto de barrotes. El estaba allí obligado por la fuerza, la gente se pensaba que trayendo un pobre niño desamparado a un orfanato para que le "cuiden" era una buena obra, algo que si no haces serias un pecador. Pero en los orfanatos los niños vivían en condiciones pésimas, con un trato bastante cuestionable, y el estaba allí, arrestado por los malos, rodeado de enemigos y pensaba huir lo más pronto posible.
Con esa idea en mente siguió andando hacia la salida, con la espalda pegada a la pared y las manos en forma de pistola, hasta que vio su oportunidad y salió corriendo.
-Salvaos, aun podéis huir!
El girar la cabeza para gritarles a los desconcertados niños que había por el lugar, hizo que tropezara contra una señora que entraba en el recinto. El chico se puso de pie rápidamente y usando su habilidad de mimetismo para esconder su aura alzó su "pistola" hacia ella.
-Identifíquese, enemigo o amigo?

por **Abbie Flynn** Jue Jul 25, 2013 11:19 am

El ambiente que había en aquel lugar cambió de repente cuando una señora dijo algo a un niño al oído, parecía cómo si lo hubiese obligado a decir: '' Haz como si éste fuera el lugar más divertido del mundo''. Los niños correteaban por todos lados, gritando cosas inexplicables y escondiéndose en lugares donde un adulto no cabe ni en sueños.

Uno de ellos, tropezó sin querer con Abbie y se disculpó sinceramente. << Estos niños... son buenos y abiertos... no entiendo porqué la gente no los adopta o no viene a visitarlos. Si pudiera me llevaría a todos y les construiría una casa para que jugasen y tuvieran de todo, pero desafortunadamente no puedo >> . Siguió paseando por el lugar, y hablando con los encargados notó cierta ironía y falsedad en sus palabras ''Están todos muy sanos, como puedes ver'' -mentira- .

Abandonó el edificio para dirigirse al patio, que estaba incluso más lleno que el orfanato en sí. De repente, otro niño apareció de la nada y chocó con ella, pero esta vez en lugar de disculparse alzó sus manos a modo de pistola hacia ella. Sus ojos reflejaban ansias de libertad.

- Amiga, vengo por aquí a menudo para ayudar como puedo. -Soy Abbie, pero puedes llamarme ''Firefly'' como muchos de tus amigos hacen - le dice sonriente, alzando la mano hacia él para presentarse.

por **Javier Moraru** Jue Jul 25, 2013 4:49 pm

Con sorprendente facilidad y rapidez, el niño la creyó y con una enorme sonrisa llena de dientes rotos y torcidos, le dio la mano.
-¿"Fayrfal"? Mejor Abbie, más fácil. Hola, soy Javier.- Se soltó y se acercó a ella, de forma confidente, mirando con cautela a su alrededor. -Actúa con normalidad, pero vigila, estamos sitiados. No sabemos cuantos enemigos ni quienes son, cualquiera puede capturarnos. Ve con cuidado en tu misión. Ahora tengo que dejarte.
Pegado a la pared como antes, volviendo a colocar las manos como si llevara una pistola, Javi se alejó por el pasadizo con sorprendente rapidez y agilidad. Al rato, a causa de la mala iluminación del recinto apenas se veía su sombra en la pintura desconchada de la pared, los pasos de los niños de fuera resonaban por los pasillos, creando una falsa sensación de que alguien se aproximaba corriendo o de que había miles de ratas escondidas en las paredes, algo que no se podía descartar.

De repente, silencioso y sin avisar, el niño volvía a estar al lado de aquella chica llamada Firefly o Abbie. Sopló sus dedos como si escampara el humo de una pistola y puso cara grave, como un medico que se prepara para dar una mala noticia a sus pacientes.
-Misión fallida, hay dos guardias en la puerta delantera y una demonio me ha localizado al intentar salir, esto ya no es seguro, tenemos que escondernos.
Cogiéndola de la mano, la guió hasta un lado del patio donde había todo de cosas abandonadas que hacían de muro y dejaban un lugar resguardado. Se agachó y se giro hacia la chica, totalmente metido en su papel.
-Hay que idear una nueva estrategia. O sino no podremos salir nunca de aquí.

por **Abbie Flynn** Vie Jul 26, 2013 6:31 am

Irremediablemente, Abbie no pudo evitar conmoverse ante la inocencia y buenas intenciones del muchacho; ¿por qué todo era tan injusto?. -Te llamo Javi, ¿vale?- dijo mientras le sonreía dulcemente. Como si de su hermana mayor se tratase, se animó a participar en el juego y ella también creó una pistola con sus manos. -Tendré cuidado y vigilaré, entendido-

Avanzó poco a poco como si verdaderamente estuvieran en peligro, incluso llegándose a arrastrar por el suelo, sin importarle mucho manchar sus vestimentas, pues quería que el niñó se divirtiese de verdad. << Aquellos ojos me indican que has pasado por mucho, ¿verdad? >> pensaba para sí misma mientras lo buscaba, se había esfumado como lo hace el humo del tabaco. Se oía un gran estruendo que a la joven le costó descifrar, ¿estaban realmente en un tiroteo?.

Sin darse cuenta tenía al niño al lado, estaba impresionada por su capacidad de sigilo. - ¡Espera! ¿A dónde me llevas?- fue guiada al mismo tiempo a un muro, algo parecido a una trinchera pero mucho más elevada.

La chica se quedó unos minutos callada, pensando como una niña que ansía con todas sus fuerzas salir de este lugar, realmente lo creyó. En alerta, dio varias vueltas a sí misma para observar cualquier detalle -aunque su instinto de supervivencia siempre habría sido nulo- y finalmente abrió la boca para hablar. - No tenemos que salir por el patio, y además ahora es imposible porque hemos sido descubiertos por la demonio. Pero, existe otra salida que sólo está vigilada por la cocinera del enemigo; eso es, intentemos llegar hasta la cocina- planeó mientras mostraba una sonrisa que parecía que significaba: ''vamos a salir de ésta''. :tongue:

por **Javier Moraru** Lun Jul 29, 2013 9:54 am

El niño se quedó reflexionando, miró a todos los lados asegurándose de que los niños seguían jugando y ningún vigilante del orfanato se dirigía hacia allí. Finalmente, centró su atención en Abbie y la miró esperanzado.
-¿Tu información es correcta? Si hay otra salida es nuestra oportunidad. Pero sigue estando vigilada, alguien va a tener que hacer de señuelo para que el otro pueda asegurar la vía de escape.
De repente, al instante siguiente de haber pronunciado esas palabras, vio un recuerdo distorsionado. En el, una persona con el rostro perdido en el olvido, sonreía mientras lloraba, pidiéndole que huyera mientras hacia de señuelo. "No tengas miedo, vendré a buscarte". El recuerdo se desvaneció dejando una sola cosa clara, fuera quien fuera esa persona, no había vuelto porque el estaba solo.
-No, mejor no hacemos un señuelo. Es peligroso.- Parpadeo haciendo desaparecer el agua que empezaba a enturbiarle la vista, amenazando con convertirse en lagrimas. Frunció el ceño y se quedo pensando. -Ya se! Aprovecharemos la hora de la comida para entrar en la cocina, normalmente la cocinera sirve la comida en el comedor.
Apenas llevaba uno o dos días por ahí, no estaba seguro, pero ya sabia las pautas de los trabajadores, los turnos, la vigilancia que había... Y tenia muy claro que no quería ser otro niño más que se pasaba el día mirando fuera, como las vacas miran a los trenes, con nostalgia y ansias de libertad.

Finalmente, hace una señal a la chica y con cautela y sigilo propios de su naturaleza animal, dejó el refugio y se adentró por los pasillos del orfanato, buscando la cocina. No recordaba exactamente pero parecía estar bastante bien encaminado cuando una voz gritó detrás suyo a lo lejos.
-Ahí estas mocoso! Como te atreves a intentar huir! Ven aquí, recibirás una buena tunda por esto.

por **Abbie Flynn** Vie Ago 02, 2013 5:37 pm

Desde un principio Abbie había pensado que lo que hacían era jugar, pero al final resultó que no, que realmente iban a escapar. << Ya decía yo que tanta determinación en un niño es algo muy extraño de ver. ¿Y ahora qué? >>. De repente, el pequeño cambió totalmente su expresión facial, incluso llegando a soltar alguna que otra lágrima. La joven lo comprendía, proporcionar total y absoluta confianza en una persona y que al final la malgastasen resultaba muy duro. Pero aún lo resultaba más el tener que depender de otra persona para salvar el pellejo; en realidad la jugadas de ese tipo siempre salen perfectas si estás con las personas adecuadas, si estás con ''tu gente''.

<< Puedes confiar en mí... >> Eso le quería decir, pero cuando a uno le han hecho daño es complicado volver a encomendar la confianza que una vez depositaste en alguien que ''te apuñaló por la espalda''. No, no podía decirle aquello porque no sabía lo que el futuro deparaba a ambos, ni siquiera sabía si saldrían victoriosos de aquel ''pasatiempo''. Se limitó a mostrar una dulce sonrisa para hacerle ver que la entendía y que escuchaba su plan atentamente.

¿Con qué finalidad están los niños en el orfanato? Prácticamente es una cárcel con una tapadera ficticia y falsa. Es como esa situación, cuando te dan a elegir entre dos cajas de regalos: una grande adornada y una pequeña fea, como el ser humano es tan ambicioso y posesivo lo más seguro es que acabe escogiendo la grande. ¿Por qué? Porque esperamos algo grandioso, pero luego de abrir esa veremos que lo que nos esperaba en la pequeña era mucho mejor.

<< Es normal que estos chiquillos quieran huir... no es humano cómo los tratan >>. Lo único que buscan es el afecto y calor de una familia ... y están hartos de sufrir.

-Está bien, esa idea es muy buena- y la hicieron realidad, hasta que apareció una mujer que empezó a perseguirlos y a gritar como una gata en celo. << Adiós dulce plan...>> Abbie debía actuar, no quería ver al niño llorar de nuevo... estaba segura de que ansiaba soltar más lágrimas, pero algo las reprimía. -Disculpe- se situó delante de Javier mientras él asomaba la cabecita tras ella. - No tiene porqué pegarle, sólo estábamos jugando. ¿O es que ahora está prohibido divertirse? Son niños. - En verdad tenía una buena idea en mente pero era muy arriesgada, esperaba a conocer completamente a su ''enemiga''. << Tranquilo, todo va a salir bien >> pensaba mientras le revolvía el pelo. << Verás como sí >>

por **Javier Moraru** Mar Ago 13, 2013 11:15 am

Huían de la demonia, esa mujer daba miedo con sus pelos disparados y esas blusas de colores feos, sus gritos resonaban en sus oídos haciendo que tuviera ganas de taparse los oídos e ignorarla. Sus normas estrictas e incomprensibles eran la pesadilla de cualquier niño, minaban la moral de cualquiera que la aguantara más de 24h y si tenias que hacerlo durante toda la infancia como cualquiera de los niños que allí había, seguro que te volvías completamente loco.

Asomo la cabeza por detrás de aquella chica que, sin miedo alguno estaba ahí de pie, protegiéndole. Y si ella podía enfrentarla, el también, ¿no?
-Eso! Solo jugábamos! Déjanos jugar! Demonia!
Volvió a esconderme rápidamente detrás de Abbie sabiendo que la tormenta se desataría rápidamente. Sobre todo porque la mujer cada vez se estaba poniendo más y más roja, como si fuera a explotar.
-Si! Está prohibido hacerlo en el pasillo! Para eso está el patio.- Gritó apuntando con un dedo -Este niño lleva intentando escapar desde que llegó, y no puede ayudarlo a hacer eso! Es anticristiano! Lo condenaría a vivir a la calle, sin comida. ¿Quiere eso? ¿Verdad que no? Pues haga el favor y salga de aquí!- Terminó el alegato aun alterada y fue hacia Javi que intentaba esconderse -Y tú! Vas a estar castigado toda la semana! ¡A media ración! No se insulta así a la gente que te ayuda, ¡¿Lo entiendes niñato maleducado?!

El niño fue cogido por la oreja y arrastrado hasta delante de la mole roja aquella, llamada Gertrudis. Este, se revolvía quejándose e intentando sacar su oreja de entre aquellos dedos, no es que le hiciera daño ya que con su resistencia eso no era más que una caricia, pero no le gustaba nada estar bajo la merced de aquella mujer horrible.
-Déjame! Déjame en paz!

por **Abbie Flynn** Jue Ago 15, 2013 9:15 am

Abbie se llevó las manos a la cabeza cuando el niño respondió a aquella aterradora señora; no es por el hecho de haberle respondido de esa manera, sino simplemente por atreverse a contestar. Aún así admiraba ese carácter en los niños, algo que alguna vez a ella le hubiera gustado poseer. Todo ocurrió muy rápido, la señora parecía agua en ebullición, realmente estaba cabreada y en ese momento fue cuando la joven descubrió que la violencia se desataría y sería muy difícil parar aquel huracán. No le dio tiempo a responder y realmente tenía ganas de hacerlo.

Los gritos de Javier resonaban aún en su cabeza; el pobre chiquillo había sido arrastrado literalmente hasta un lugar desconocido. De algún modo se sentía culpable por el hecho de que lo había ayudado a escapar aunque en realidad se tratase de ¿un juego?, por este motivo tuvo que nuevamente volver a pensar de manera fugaz pero sobre todo inteligente. Antes de moverse se acordó de lo que había dicho la señora: ''Condernarlo a vivir en la calle'' ''Es anticristiano''. << Quizá vivir en la calle no es tan malo como vivir aquí, al menos se es libre y no te maltratan de esa manera. Y, además...si los niños quieren escaparse nos lleva a suponer que el orfanato no es un jardín de rosas ni mucho menos un lugar donde vivir >>. Eso es realmente lo que le hubiera gustado decir y dejar callada a la ''ogro''; buscaría la oportunidad más adelante.

Apresurada se dirigió a los dormitorios y fue mirando de habitación en habitación a ver dónde estaba el niño. No lo encontraba, ¿dónde se había metido?. Al cabo de unos veinte minutos lo encontró en una sala apartada y sin ventanas, con las paredes de blanco. << Qué lugar más maquiavélico >> El corazón de Abbie se encogió en un puño cuando vio la cara pálida del pequeño. ¿Hasta dónde podía llegar la maldad humana? << Esto es la guerra señores >> pensó para sí misma mientras golpeaba fuertemente aquella puerta. Es muy extraño y complicado que la joven demuestre tal valentía y enfado, sólo ocurría en ocasiones contadas con los dedos de la mano; pero le habían tocado la fibra moral y ahora las cosas no quedarían así. << Voy a sacarte de ahí >>

por **Javier Moraru** Sáb Ago 17, 2013 11:45 am

El niño fue arrastrado y sacado de aquel pasadizo por la oreja al ritmo de una letanía furiosa sobre la actitud de un buen cristiano, la simpatía que debía profesar a los que se dejaban la piel en aquel sitio y que las normas debían respectarse con estricta religiosidad. Este, hizo oídos sordos ante el sermón, hacia ya más de diez años que no rezaba ni creía en dios, un pecado que no se perdonaba en la sociedad en la que vivía. Aunque cuando tienes a la iglesia detrás creyendo que eres una criatura infame, digna de morir entre los peores sufrimientos y que se llevaran a tus padres, no ayudaba mucho a tener fe.
Gertrudis lo encerró en "el aula de castigo", aunque más bien parecía la sala de contención de un manicomio, según sabia Javier por un compañero de la calle que, realmente estaba como un cencerro. Aburrido, se sentó en medio de aquella habitación tan luminosa y repasó sus opciones otra vez. Si se convertía cuando le abrieran la puerta, la sorpresa podría ayudarle a huir, así como su pequeño tamaño, pero a la vez le descubría delante de aquellos humanos estúpidos que era un cambiaformas y le delatarían a la inquisición. Alguien le dijo hace tiempo que nunca debía transformarse delante de nadie, nunca, nunca nunca; fue muy duro al respecto y muy claro al explicarle las consecuencias, por eso no le desobedecería.

Aun estaba ensimismado cuando empezaron a golpear la puerta con fuerza, extrañado se giró y vio a la chica de antes. ¿Addy? No, así no se llamaba, era con b... Ah, Abbie! ¿Que hacia ella allí? Era adulta, era libre, podía irse donde quisiera. ¿Entonces, porque aporreaba la puerta así? No es como si el la pudiera abrir.
Se acercó a la ventanilla fija y vocalizo lo más que pudo para que la entendiera.
-Necesitas la llave para abrir. L-a, c-l-e-f. La llave.
Hizo el gesto de girar una llave y abrir una puerta y se encogió de hombros como para darle a entender que no sabia donde estaba. Si le ayudaba a salir se lo agradecería, pero no entendía porque lo hacia. ¿Que ganaba ella? Lo más probable es que terminara con problemas igual que el, y eso no lo quería.
-Vete, rápido, antes de que vuelva- hizo un gesto brusco como si la echara -vite, fuit. No quiero darte problemas, ya huiré yo solo de la demonia, ya veras como puedo.
Le sonrió e hizo el signo de que todo estaba bien antes de darle la espalda y volver a sentarse en el suelo mirándose los pies, no quería estar allí, pero por eso mismo no quería que nadie más estuviera así.

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