Un vampiro que no quiere ser cazado o casado? [Privado]

por **Ahmet Arlovskaya** Jue Ago 08, 2013 4:18 pm

Salí de la tina, me había bañado, apestaba a pobre, tuvo que ir a una pequeña hacienda donde puras personas sin dinero Vivian, tuve que ser él “Benefactor” de aquella mugre hacienda que pronto la voy a comprar, me gusta, me gusta mucho para hacer una casa, y vivir ahí, le diré a Seymour que me ayude a eso, porque la quiero pero de ya. Me puse una toalla alrededor de cintura saliendo de aquel cuarto de baño cuando llegue mi “Dama de compañía” que era raro porque soy un hombre se encontraba al pie de mi cama, mirándome fijamente, sonreí y suspire un poco, a ella nunca la he tocado y tampoco quiero hacerlo, no quiero que se asuste después. -Mi ropa –Ella se movió rápidamente hasta traerme mi ropa, que consiste en unos pantalones color negros, mis botas, mi camisa blanca, chaleco, la corbata y cinturón-Largo…-Concia como era, asi que me hizo una reverencia y salió de mi cuarto, me quite la toalla y comencé a vestirme. Después baje las escaleras, pero mire a un hombre humano en mi puerta con una carta, era mi cartero, suspire un poco y fue hasta donde se encontraba, lo tome, le di una moneda, mire que salió y la abrí, tenía el seño real, la saque y comencé a leer, cada letras que estaba puesta en aquel papel de color mostaza fruncía mi ceño, hasta que arrugue el papel, como se les ocurría hacer eso sin mi consentimiento, como, no podía creer lo deje caer al suelo y me fui directo a mi despacho.

Avente todo lo que tenía enfrente de mí, mis venas se saltaban en mis sienes, estaba furioso, mis colmillos crecieron, mis uñas hasta mis ojos se volvieron sangre golpe la pared como un animal salve hasta que mire que mi nana venia hacia mí, no tenía tiempo de que me molestaran sin pensarlo me lance hacia la ventana quebrándola pero no tenía ganas de hablar con ella. Empecé a correr por el jardín hasta llegar a la puerta la salte y me adentre al bosque golpeando arboles derribándolos estaba enojado con esos malditos vejetes. Cuando me tranquilice mis ojos volvieron hacer lo de siempre, mis colmillos normal, regrese pero no a mi casa si no a la ciudad, estaba un poco estresado, me quieran casar con una desconocida, cuando llegue choque con alguien-Fíjate maldita bastada…-Gruñí, pero me di cuenta de la expresión de ella, pero seguí caminando, sin importar nada.

por **Clarice Briand** Jue Ago 08, 2013 6:11 pm

Clarice se encontraba en el salón sentada en uno de los sillones con una carta en la mano derecha, hacia unas semanas habían contactado con ella para proponerle un matrimonio concertado y había aceptado, aquella misma noche había llegado la confirmación del compromiso.
Se había casado anteriormente con humanos ricos por interés y aquella vez no sería tan diferente, la única variación era que en aquella ocasión su prometido sería un vampiro y no moriría en pocos años pero en compensación sería baronesa de su país natal.
Apenas le dieron detalles sobre su futuro marido, aunque no le importó demasiado, seguiría viviendo como acostumbraba. Sabia que se llamaba Antoline S. Beethoven, que se encontraba en Paris y que rondaba los mil años; aparte de aquello no lo conocía ni sabia su localización.

No le daba mucha importancia a como sería Antoline pero la falta de información la irritaba, le gustaba estar informada sobre sus negocios. Clarice sintió la sed en su garganta y decidió salir a cazar, así se relajaría.

Se puso un abrigo (se suponía que al ser otoño hacia frio pero ella no lo notaba) y se dirigió a los barrios bajos en busca de alguna presa, caminaba tranquilamente por una calle poco transitada cuando un hombre chocó contra ella y la insultó. Clarice lo miró con odio, se suponía que había salido para relajarse.
-Volved a insultarme y os mataré- le amenazó, normalmente no era tan descortés pero aquel hombre la había enfadado.

por **Ahmet Arlovskaya** Vie Ago 09, 2013 11:44 am

Seguía enojado con todas las personas, se que ellas no tienen la culpa pero cuando me siento culpable de algo, no lo hago y no lo hará ahora que me han puesto a una mujer que ni siquiera conozco, no se como es su rostro, tampoco sé como es su cuerpo, en fin de todos modos aunque me “lie” con alguien más ese matrimonio será un completo fracaso porque yo le haré la vida imposible eso se los juro a los viejos idiotas que tengo como “jefes” Nunca he tolerado que alguien gobierne mi vida, tengo más de mil años soltero, soltero para hacer lo que yo quisiera no me da miedo nada ni nadie, puedo enfrentarme a ellos pero es mi deber por ser alguien importante aunque ya no tenga el puesto de “Duque de Italia” pero “prometí” estar a su lado para ayudarle de todo, soy el consejero de ese hombre y según los mandos más altos necesito tener una esposa como él y por eso, por esa sencilla razón me han comprometido con alguien, no sé su maldito nombre no me lo quisieron dar hasta el día que la conozca que será dentro de dos semanas.

Cuando “ofendí” a la persona que se tropezó conmigo no medí las palabras ¿Y cuando las hago? Nunca no me interesa si es mujer u hombre a quien insulto soy una persona completamente diferente, una persona que no me interesa los insultos de las gentes, paré mi andar por completo cuando escuche lo dijo, volteé lentamente hacia ella, sabia que era mujer y estaba muerta, por dos cosas, una, su voz y su aroma femenino, y dos porque huele a cadáver igual que yo y la conclusión: Es un maldito vampiro.

-Ah….-Fue lo primero que salió de mi boca, dibujando una patética sonrisa hacia la mujer, al pasar cinco segundos mi ceño se frunció, pase mi dedo índice por mi barbilla-Escucha tú, no me da miedo tus malditas amenazas, pero yo si las cumplo, así que regresaste por donde viniste y no te vuelvas a cruzar en mi camino porque yo si te puedo matar maldita vampira que no se para que las mujeres son vampiras y no sabes hacer nada-No retrocedí, hasta saque mi pecho como un pavorreal enseñando sus plumas, mi ego esta más elevado que yo mismo y nadie podrá bajarlo de ahí menos una patética vampira que cree que podrá ponerme un dedo encima de una hebras de mi cabellera-Mejor regresaste a casa y juega a la casita…-Le guñi el ojo y me calle.

por **Clarice Briand** Lun Ago 12, 2013 8:52 am

El hombre se giró y le dijo que no le daban miedo sus amenazas, que se apartara de su camino y que se fuera a casa a jugar a las casitas; la furia hirvió dentro de Clarice ante las palabras de aquel hombre y sus colmillos se asomaron. Se le pasó por la mente abalanzarse sobre el y separarle la cabeza de los hombros pero se contuvo, no era una neófita cualquiera para dejarse llevar por las provocaciones de aquel hombre, en su lugar le respondió con una sonrisa cortes y dio media vuelta, aquella noche necesitaría unas cuantas gargantas extra para calmar su sed.

...

Habían pasado dos semanas desde que la llegada de la carta de confirmación y había acordado realizar las presentaciones con Antoline en su casa.
Clarice se preparó para la ocasión vistiéndose con un ligero vestido largo de color rojo vino que dejaba la espalda al descubierto y se había hecho una larga trenza que dejaba caer sobre su hombro derecho; se miró en el espejo de su habitación satisfecha con el resultado. Cuando hubo terminado se dirigió hacia el salón principal y se sentó en uno de los sillones que se encontraban al lado de la chimenea a la espera de la llegada de sus invitados.
Finalmente llamaron a la puerta principal, Clarice se irguió en su asiento y miró a su mayordomo
-Guíalos a esta habitación y luego tráenos algo de vino- le ordenó.

por **Ahmet Arlovskaya** Mar Sep 03, 2013 10:34 am

De mi boca no volvió a salir ninguna palabra, no me iba a rebajar con una persona como ella, aunque sea vampira, aunque sea igual que yo, muerta, con olor a cadáver, no. Tengo un poco de clase, a decir verdad eso de las clases no me interesa, simplemente actuó como me venga en gana. -Pobre ingenua, aunque ya no sea Duque, tengo respeto por haber sido, me gusto cambiarle a ese tal Lucas, me gusta tu creatividad de matar a personas, aunque quiere mis ojos…estúpido maniático…-Suspire un poco, introduciendo mis manos en la bolsas de mi fino pantalón de color café. Pase por algunas calles después ingrese al burdel, donde me gustara estar.

Habían pasado semanas desde que me anunciaron que me iba a casar, también de ese encuentro nada agradable que me hizo golpear a una cortesana por estar tan enojado, después la tuve que matar, pero la mate excitándola, me rio tan solo de recordarla. En este momento me arreglo para visitar a mi prometida, tan solo de recordar esa palabra me da algo en mi cuerpo que quiero escapar, que quiero huir de todo, irme a Italia, América a otro lugar que no sea parís, pero recuerdo que no soy un hombre cobarde y un matrimonio sin amor será como si no estuviera con nadie, podre divertirme a lo grande. Al terminar de arreglarme esa corbata molesta, tomo mi sombrero y salgo de la habitación; saliendo de la casa hacia la morada de mi futura esposa. Al llegar a mi destino, toco delicadamente la puerta, venia solo, como siempre lo hacia cuando salía de mi morada. Miro que abren sonriendo ligeramente.-Buenas noches…-Hice una reverencia y sin que me dijera pase, hago un lado a la sirvienta, sin decir más; entro hasta donde está el olor de aquella mujer, su perfume hacia que mi nariz ardiera, frunciendo el ceño hasta que llego mirándola, se me desencaja la mandíbula-¡Tu!-Grite, apretando el sombrero.

Nota: Perdon por la tardanza, pero he tenido unos problemas personales.

por **Clarice Briand** Mar Sep 03, 2013 12:36 pm

Clarice pudo oírlo desde la puerta, cuando entró en el salón donde ella se encontraba comprobó para su sorpresa que era el mismo hombre con el que se había topado algunas noches atrás.
La sorpresa se dibujo en el rostro de ambos, aquello era lo que se llamaba una ironía. Clarice lo miró de arriba a bajo, se había imaginado como podría ser su prometido, al menos esperaba que fuera alguien educado, no aquel detestable hombre que la había insultado y subestimado. La sorpresa fue sustituida por la risa, Clarice empezó a reírse de forma suave pero sin poder parar, no sabia muy bien por que , tal vez fuera por lo absurdo de la situación. Claude -su mayordomo- entró en la habitación con el vino tal y como le había ordenado, por un instante pareció desconcertado pero fue discreto y sirvió la bebida mientras su señora seguía riéndose tapándose educadamente la boca con el dorso de la mano e intentaba contenerse. Cuando al fin se recuperó cogió una de las copas y se la llevó a los labios para tomar un pequeño sorbo, el vino le aclaró la garganta; después se levantó de su butaca, cogió la copa restante y se acercó a Antoline.

-Por favor tomad asiento y bebed conmigo, o por si lo preferís podéis jugar a las casitas- le dijo recordándole las palabras él mismo había dicho y volviendo a reír esta vez sin tardar tanto en controlarse-¿Decidme que opináis de vuestra prometida monsier? debo ser sincera y deciros que esperaba que mi prometido tuviera más habilidades, que me llamarais niña dice muy poco de vos, ¿acaso no sois capaz de saber mi edad al mirarme a los ojos?
Aquella habilidad era propia de todo vampiro, solo los humanos se dejaban llevar por las apariencias.

-Deberíamos hablar de los asuntos del negocio, sobre la fecha de la boda y aclarar los detalles sobre el matrimonio

por **Ahmet Arlovskaya** Vie Sep 06, 2013 6:54 pm

Sí, la sorpresa fue muy grande para mi persona al saber que mi adorable prometida es esta mujer que tengo enfrente de mí, que fue la mujer a quien casi insulto con palabrotas no apropiado de un caballero como yo, pero, ¿Quién dijo que soy un caballero? Ni se el significado de esa palabra. Aunque no fue apropiado “gritar” de ese modo en una casa ajena que no es la mía, claro está.-Compórtate-Dije mentalmente, mientras acomodaba mi vestimenta. Deje mi sombrero negro sobre el sofá, mirando cada rincón del pequeño lugar, la sala, a decir verdad, la sala no estaba tan “pequeña” como creí yo, a pesar de que lo pensé, de verdad mi sorpresa de que esta mujer sea la que me está amarrando fue muy grande, vaya que el destino trazo muy bien sus caminos sin pensarlo. De repente, entro un señor, viejo a decir verdad, que traía un vino y dos copas, ni siquiera incline mi cabeza para despedirlo, solo fruncí el ceño cuando la risa de…la mujer esa no paraba ¿De qué tanto se ríe? ¿Acaso de mí? ¿Acaso de mi repentino grito? Eso, eso me irrito mucho más de lo que ya estaba, no tengo la paciencia para tolerar una estupidez así, solo le diría unas cuantas cosas y me iría como un vil gusano que no quiere estar en este profundo hoyo tan asqueroso. Yo, soy un asqueroso gusano, aunque los gusanos son más limpios que yo, y sobre todo están vivíos, pero, esas creaturas son muy frágiles y yo, no soy nada, pero nada frágil, pero me considero uno. Miro que se acerca a mí con una copa de vino, dio un paso hacia atrás, no quería estar muy cerca de esa mujer, pero sé que me tendré que casar con ella algún día, o mejor dicho, algunas semanas.

Iba a negar rápidamente, con eso de beber y sentarme, solamente quería acordar la fecha de la boda, de solo pensar, me daba ganas de ir a la inquisición y regalarme tan solo de no casarme con esta mujer que cada vez que habla me desagrada más, pero necesitaba ser “cortes” por unos cinco minutos. -Gracias, querida, no me apetece beber, tampoco sentarme-Aclare rápidamente, una sonrisa siniestra apareció en mi blanquecino rostro-¿Jugar a la casita? Eso querida, eso jugaremos cuando estemos unidos…Ser el esposo “fiel” tú la esposa “sumisa”-Ríe, sin tapujos, sin nada, las cartas estaba puestas sobre la mesa, aunque ambos tenemos un “As” sobre la manga. Pero finalmente me senté, cruzando mis piernas, tome mi sombrero y lo puse sobre mi rodilla, escuchándola, suspire un poco-Creo que ambos pensábamos diferente de nuestros respectivas parejas, la verdad no me interesa si es o no vampiresa, cambiaforma, este matrimonio simplemente es una estupidez, pero tengo que acatar las reglas que se me han impuesto, si no, me llevan a la maldita hoguera-Mire nuevamente el lugar-Tu edad, si, eres mayor que yo, pero el hombre soy yo, y el protocolo dice que la mujer es callada y sumisa y no interesa si tienes más de cinco siglos viva, tu para mi eres una mujer simple y sin gracia-Pase mis dedos obre mi poca cabellera y seguía sonriendo tan falsamente-Y tienes razón, solo vine a un punto, cuando, donde y como nos casaremos…-La mire, su rostro me pareció sin gracia alguna, como suele pasar con las mujeres que me encuentro, sin no me gustan les hago la vida de cuadritos, ahora me toca hacerla a esta mujer-Como ya sabrás, mi nombre es Antoline, mucho gusto, bienvenida al mismo infierno….-Cerré por un momento los ojos balanceando un poco mi pierna.

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