Foro de rol situado en el París del siglo XIX; encontrarás vampiros, licántropos, cambiaformas, hechiceros, humanos, etc. (Advertencia: Sitio +18 años).
PARÍS, FRANCIA AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
El felino solo quería estar al lado de su recipiente de atún que bien le había costado a Terpsichore una fortuna al conseguir el alimento. La leche materna no, había una cortesana embarazada y se la dio para el pobre gato que encontró en la puerta de su habitación. Fue extraño, pero ahora era de ella, pero ella misma, a pesar de que era un animal que se adaptaba rápidamente, ella llevaba varias noches sin dormir. Había un sueño que se repetía sin cesar en cada detalle, soñaba que era secuestrada, le otorgaban una manzana y que al momento siguiente estaba muerta, dentro de un ataúd de cristal y en el que al momento siguiente era besada y despertaba al fin…
Ahora descansaba en una cama de gran amplitud, dentro de una habitación decorada a a su gusto, a su modo de ver un hogar propio, esa casa la había alcanzado gracias a que tuvo algo ahorrado en su lugar secreto, pensó que o tenía la sensación de que nunca iba a salir de esta vida en la que estaba siempre, de casa en casa, complaciendo, dando placer a los aristocráticos, ese era su trabajo y recibía buenas cantidades de dinero, porque había servido de musa a un pintor en varias obras, a un músico que fue su inspiración con la habilidad de canto que ella poseía, a un escultor, a varios hasta que llegaba el momento de llevárselos a la cama.
Obviamente altos cargos no tenían pudor en pedir de sus servicios, terminando estaba ella ahora de querer algo con esa gente, quería un momento para ella sola, un rincón quizás para ella o compartirlo con alguien más. Seguro que era mucho pedir. La escarlata le había pedido ir a un hermoso baile en Rusia, claro que iría, nunca había salido de Paris, quería también ver mundo. Ahora estaba en su hogar, en un lugar que era suyo, con vistas al lago, en el que se daba algún que otro baño a solas, por no decir que estaba 100% sola. El amor que ella daba solo duraba la magia que tenía la noche, no se la daba nadie a ella. Lo que ella recibía, era sexo. No amor.
El maullar del gato hizo que abriera los ojos. El gato quería salir afuera, quería corretear por la moqueta que había en su casa.
-Mouni…Ven aquí…-espeto cerca de una voz dulce, no quería ser dura con el felino, entonces como no obedecía se levantó de la cama, cansada y en cuanto abrió la puerta, el gato salió corriendo como si no hubiera mañana, ella espero en el umbral de la puerta de su habitación como si ella también esperara correr hacia alguien que no estaba. Sus gemidos ahogados eran meramente el silencio que se respiraba en la casa, por la madera su espalda se fue deslizando, hasta que su cuerpo se quedó sentado, sin fuerzas, sus ojos les escocían bastante de haber pasado la noche llorando, se preguntó ahora que estaba en el suelo, ¿Por qué lo hizo?
Miiaaaauuuwww!!!
Escucho al gato maullar, ella se levantó muy a su pesar, se puso un batín oscuro al igual que su camisón de algodón, un batín oscuro le hacía justicia. Salía y entonces en el umbral de la puerta vislumbro a lo lejos un grupo de mujeres que parecía ir en un rito. Algo parecía que se traían entre manos, solamente Terpsichore sospecho de que fuera gente, quizás no vampiros, llevaban bastones, antorchas, y solo espero que no fuera otro tipo de gente extraña de la que tuviera que hincar codos e investigar nuevamente.
-Vamos querido minino…-Mostro más dulzura en la voz, pero lo que vio al rato fue una oleada de señores montados a caballo, vestidos de cuero negro, pudo entrever asustada y desde la puerta de la casa una cruz bastante cara podría ser, una cruz que podría costar una fortuna, Terpsichore juro reconocer a alguien, pero no, solamente siguió observando y pudo ver como uno de los hombres que iban a caballo-siete en realidad-sacaba una fusta en donde comenzó a golpear y a martirizar a las pobres mujeres que iban cerca de liberarse de la vista de Terpsichore, se llevó la mano a la boca, viendo aquella atrocidad para escuchar después “Brujas” “brujas” Entonces Terpsichore se metió dentro de su hogar, cerró la puerta pero enseguida vio una pequeña niña por la ventana que se acercaba a su casa, Terpsichore abrió la puerta para ayudarla, pero antes de que pudiera hacer nada, uno de los caballos negros se interpuso entre ella y la niña, el hombre tomo de los pelos a la niña, subiéndola a lomos del caballo y largándose del lugar de donde estaba Terpsichore.
¿La iba a dejar ir? -¡SUELTELA!-Grito una vez y otra hasta que hizo que el caballo se diera la vuelta, para mirarla y desafiarla con la mirada. Quien parecía un cazador dedujo ella, miraba a la cortesana fijamente, pensando, más bien parecía que la hacía un completo análisis con la mirada. Pero a pesar de ser cortesana, ella también tenía su dignidad. Se tapó más a lo que solía estar acostumbrada, miraba de vuelta al hombre sobre el caballo, pero miro a la niña y después al individuo. El silencio era mutuo. El caballo se le acercaba, pero enseguida otro caballo más se interpuso ahora entre el cazador y la cortesana.
Este caballo era conducido por un encapuchado….Y el encapuchado llevaba una cruz colgada de su cuello. Esa túnica carmesí, pudo reconocerla, solamente se asustó al principio.
-Eminencia….-suspiro aliviada, dando gracias a que fuera el intercedió entre el cazador y ella-…Me alegra veros…-hizo una leve reverencia en el que se tapó más para que el otro no viera mucho más que lo que le permitiría al cardenal subidos a lomo del corcel negro.
Hasta donde la razón me bendice, sé bien que no es gato el hijo del perro ni es ratón el hijo del gato, más bien el refranero popular suele aclarar que el hijo del gato come ratones; y de tal palo tal astilla y nunca cae la semilla lejos de su arboleda. -tonisan-
Los registros de brujas habían aumentado, ¿por qué hacernos tontos? Muchos de ellos y ellas trabajan para la iglesia como inquisidores o cazadores furtivos, entonces ¿por qué la cacería de brujas? Algo simple, porque no quieren trabajar para la iglesia sino por su cuenta, entonces como son por su cuenta se les da el castigo máximo que todo cristiano de la época odiaría tener “Excomulgación cristiana” aquello era el peor castigo que la iglesia imponía a sus feligreses, entonces ¿por qué existen inquisidores? Porque a veces hay personas que los castigos espirituales les importa una mierda, y por ende que mejor que los castigos físicos, las torturas y las muertes más dolorosas, con tal de hacer cumplir la voluntad de dios y el hombre en el hombre.
Pero ¿cómo se inició toda esta cacería? Para entenderla se debería ir al principio de los comienzos, pero nos saltaremos un poco hasta decir que entre las filas de cardenales hay uno del cual su labor para con la iglesia ha sido excepcional, cada mañana siempre pensando en cómo beneficiar a la santa madre iglesia, como hacer que sea aún más “pura” la casa de Dios, por lo que siempre se ha rodeado de gente “no muy convencional” de la cual se sirve para sus propósitos, los cuales suelen ser muy, pero muy oscuros y otros muy filantrópicos, por lo que con uno de los sacerdotes franceses, llevaron acabo una investigación de los brujos y brujas que no han querido trabajar para la inquisición ¿Por qué solo nigromantes (brujos)? Porque los hechiceros no son requeridos por su bondad, más bien solo los de magia negra son requeridos, para hacer la voluntad más fuerte.
Es así a cómo llegamos a un suceso lamentable, cada día, uno de esos nigromantes iba siendo anotado, estaban siendo vigilados por inquisidores y cazadores, lentamente hasta saber sus movimientos desde los más íntimos hasta los más comunes, con tal de preparar la trampa perfecta, ya no estaban solo ellos, ahora estaban rodeados de inquisidores que les querían solo llevar a la hoguera. Los días pasaron en semanas y estas en meses, casi cuatro meses tuvieron que pasar en las investigaciones y planeaciones hasta que una noche en la época del Sabbat, de las brujas, se las acechó y acorraló antes de que comenzaran su fiesta pagana, algunos murieron en los campos y otros quedaron encadenados, ahora solo faltaba esperar su juicio religioso ¿sería público?, no sería un juicio privado en las mazmorras de las prisiones. Enviaron una carta al vaticano, para aquel “Cardenal” informándole del éxito de la misión a la vez que la tragedia de la misma, al perder a unos que otros inquisidores –Bah patrañas, serán recompensados en el cielo con la gloria y en la tierra al ser conmemorados en el cumplimiento de sus deberes- musita aquel hombre caminando por los pasillos de la santa iglesia chasqueando sus dedos –Id ensillad mi caballo, partimos esta misma noche a Francia- espeta sin mirar a nadie, sabiendo que sus sirvientes escucharían –Esperad, que todo sea en silencio, esta noche partiremos con el sigilo de la noche, será un secreto, si alguien habla, perderá más que la iglesia- ¿amenaza? Quizás, pero bueno él ya estaba acostumbrado a hacerlo y además las personas con las que suele trabajar ya lo conocían o mejor dicho sus más cercanos lo conocían realmente su doble cara, los otros solo pensaban que los excomulgarían, y como ya dijimos ese era el peor castigo para un fiel católico.
La noche llega y aquel hombre sale, ¿su atuendo de cardenal? No, sale con su atuendo normal de cualquier hombre o caballero, así nadie sospecharía que una Eminencia esta en Francia para realizar un juicio de brujas. El viaje toma más de lo esperado, una, dos, tres semanas casi un mes y eso sin descansar mucho, solo para que los caballos descansen y beban agua, una que otra noche sus amos, pero de ahí la urgencia de llegar era por acabar con las dudas que se habían sembrado en Paris por aquella cacería y muerte (bueno no habían dejado cadáveres sino que los había hecho una pira humana) y eso había levantado más sospechas. Luego del viaje largo, llegaron, a eso de la tarde, cuando llegó todos esperaban que su Eminencia durmiera en alguna de las casas de las familias de clase alta que gustosos recibirían a un Futuro Cardenal, pero para sorpresa decidió irse él a las afueras de la ciudad a una mansión de las cuales muchos han querido entrar pero no lo han logrado pues esa mansión es toda una fortaleza. Esa noche después de un baño y sabrá Dios que más pasó, salió El Signore Mercer, envuelto en una capucha negra, ¿ropajes? Normales, la diferencia era que llevaba su crucifijo de plata pura que oculta una que otra cosa a la vista. Llegaron a los bosques, y poco a poco iban con antorchas los inquisidores y con látigos llevando a la gente, hombres, mujeres, niños y niñas a los cuales todos iban a ser quemados. ¿misericordia de niños? No la tuvo, aunque si quiso abogar por ellos, pero lo haría en su momento.
Al pasar por uno de los lugares más alejados, decidió parar ahí se llevaría el jucio, uno a uno iban siendo juzgados (mentira iban siendo interrogados si entrarían a las filas de la iglesia, los que se rehusaban eran ejecutados a la horca o a la hoguera) una niña logró escapar, y uno de los inquisidores fue tras ella, con espada en mano, Cesare se levantó y dejó el juicio a manos de su colaborador Miqueleto, mientras él fue tras la niña y el cazador.
Cuando les dio alcance, el hombre tenía a la niña y una mujer ¿una mujer? Estaba enfrentando al cazador, lo que le provocó una risita tonta al cardenal, salí de entra las sombras lento a caballo –Detened vuestra mirada y vuestras acciones, no hemos venido a saciar el cuerpo, recordad vuestro voto y llevad a la niña a su lugar, pero recordad, los niños y niñas me encargo yo, si falta uno solo, lo pagaran con vuestras vidas, y más si osan ponerles una mano encima- movió la cabeza hacia el cazador haciendo que se marchara, el cual a regañadientes obedeció y la niña una sonrisa le dedicó al hombre y a la mujer que le había salvado, la cual le reconoció por su cruz de plata, bajó del caballo he hizo una reverencia a la dama –Oh no signorina, no soy la eminencia o excelencia de la iglesia, es un cargo muy alto, solo soy un señor que guía a las ovejas del rebaño de nuestro señor, solo eso- con una sonrisa de lado miro a la mujer, la cual estaba muy atractiva, es más podría levantar una erección a cualquier hombre con solo sus ojos, lo que le provocó un hormigueo en su nuca de ¡CUIDADO!, miró a todos lados y se inclinó para pedir la mano de la joven –Signora, está muy lejos de vuestro hogar, espero que su esposo pueda perdonarnos por haber hecho que su signora salga en ropa íntima a recibirnos, más aun me así me gustaría saber el nombre de la belleza madona que tengo frente a mis ojos mortales, para inmortalizarla en mi mente- con una ligera sonrisa y las mentiras en su boca, arrepentido él, jamás, solo quería saber si era o no casada, pero solo por formalidad, pues la verdad sea o no, igual podría meterla en su lecho, ahora se presentaría como el Cardenal o como el hombre. Eso no estaba aún muy claro para él, según las respuestas de la mujer podría definir como se presentaría, aunque al ver el cuerpo semi cubierto de la dama, le dio un cosquilleo en su vientre de presentarse como el cardenal para ser más pecaminoso su encuentro
Cesare Borgia
Humano Clase Alta
Mensajes : 83 Fecha de inscripción : 19/02/2013 Localización : Estados Pontifices Roma
Al parecer, visto lo visto, no la habita reconocido-…Creo que os refrescare la memoria…-mostro que sus pies se adelantaban hacia quien no decía ser cardenal, se acercaba a su oído lentamente-…Esta es mi casa…ganada por mis propios esfuerzos….-una mano puso sobre su torso-…en ella solo mi compañía encontrareis pues mi estado es la soltería…-sonrió-…Soy Terpsichore…Eminencia….-susurro picarona al oído de quien sabía perfectamente quien era.
-Cuando iba a dormir, habéis venido haciendo jaleo…algo al menos pero pasad…esta es vuestra casa…-murmuro mirándolo mientras se quitaba la bata lentamente, quedándose en ropas suaves y de un grosor fino, con un camisón largo de tonos perla. El gato que la acompañaba estaba ahora en el sofá, salió rápidamente de su lugar en el sofá hacia las piernas del invitado nuevo que tenían en la casa, a restregarse contra las ropas que poco le gusto al felino, el mismo animal mordió la túnica del individuo para arrastrarlo y así poder llevarlo hacia dentro y más dentro de la casa.
Terpsichore cogió en brazos al felino, acurrucándolo en sus brazos y se quedó mirando a su nuevo invitado-….Vaya…No os acordáis…-suspiro-…Debéis haber pasado demasiado tiempo con vuestra arma principal sin ni siquiera con mucho trabajo…-mostro la picardía en esas palabras, siendo susurradas lentamente mientras dejaba de nuevo al felino en el suelo, mientras miraba al invitado y como no, a quien recordaba como el Cardenal…o el próximo Cardenal del mundo eclesiástico -Debe de haber tenido un viaje demasiado cargado para seguir aguantando de pie….-le enseño su hospitalidad acercándose al extraño y tomando sus hombros por delante con solo una de sus manos, la posó, el tacto de la tela oscura la noto, algo parecido al terciopelo pudo distinguir la textura de la tela, era de buena calidad, de terciopelo y solamente con un solo movimiento, bajo la capucha de aquella túnica que lo mantenía oculto.
¿Qué debería de hacer? Ella solamente echó sus pasos hacia atrás, buscando en algún rincón de su casa la salvación de lo que había hecho. No estaba segura de que si ahora aquella persona a la que había destapado había de ser ahora comprensiva, a lo mejor no quería que le hubieran quitado la capucha, quizás quería estar oculto aun entre el anonimato-…Discúlpeme….creo que me apresure en quitaros la capucha de su rostro….-Fue a volver a ponérsela pero el maullido del minino que vivía con ella, parecía haberla sobresaltado, maullando y enseguida lo vio corretear y corretear en círculos persiguiéndose la cola una y otra vez-….¿Pero qué? –Pensó que el gato se había vuelto loco, intento pararlo y lo cogió en brazos de nuevo-…Disculpadme…-hizo una torpe reverencia pese a las prisas de saber que le pasaba al gato y solamente pensó en dejarlo en la habitación de invitados, donde debería de estar desde un principio.
Volvió con un arañazo en el brazo tras haber dejado al felino en la habitación de invitados, fue a ponerse una bata fina y después se fue a la cocina para ponerse una pequeña venda, con ella puesta, volvió hacia donde estaba el invitado-…Lo lamento…-murmuró-…Parece que el gato no le ha caído bien…no sé qué le ha pasado…-Dijo tomando las manos del invitado, besándole las manos mientras se arrodillaba-….Un honor tenerlo aquí co...conmigo…-dijo mirándolo fijamente mientras se levantaba del suelo tras haber ese gesto de respeto hacia él.
-Pero…siento por lo que voy a hacer….-sonrió lentamente mientras tomaba el cierre de aquella túnica de terciopelo oscura como la noche, lo desabrochaba como si fuera una maestra en ello y solamente pensó en que debería hacer las cosas como ella solía hacerlas, lentas, insinuadamente para después llevarse el premio gordo y hacer bien su trabajo. Dejo caer la capa oscura-…Lamento mi torpeza…quería cogerla pero fue rápida…al contrario que yo…-sonrió lentamente, agachándose y sin dejar que el la viera, fue mostrando sus senos aposta, solamente el escote lo hizo algo pronunciado frente a la vista de aquel que la estaría mirando con ojitos de cordero, se fue levantando con la capa entre sus manos y tomándola bien apretado contra sus senos. Se fue acercando lentamente, a su oído más bien-….¿Sabe? Espero que no sea yo la que se tenga que convertir en el pastor que….-llevaba una de sus manos hacia la entrepierna del otro-…lo conduzca por el buen camino…-Susurro bien picarona y juguetona, deslizando su mano fuera de su entrepierna, alejándola hasta tomar la capa con ambas manos y llevarla bien doblada al armario, agachándose lentamente, levantando levemente su trasero. Obviamente sentía la mirada del otro puesta en sus posaderas, pero ella, obviamente se hizo la distraída-…oh…dios… ¿Dónde lo pongo?-Dijo, con aquel tono de diversión que le intuía una noche movidita.
Humanidad indefinida en busca de la vida actúas desprevenida atándote a la muerte sembrando la opresión y el vil sometimiento.
¡oh humanidad, tan bella y poluta, tan corrupta y exquisita! Los arcángeles estarían felices al ver la magnífica obra de nuestro señor en todo su esplendor en toda su ¡magnific!, que hermosos ojos brillosos y resplandecientes, cual virgen inmaculada, sus cabellos castaños hilos de los más costosos ropajes, y sus manos tan delicadas que harían a todo infante dormir apaciblemente sobre ellos, pero como olvidar su voz una melodiosa tonada de coro eclesiástico que te envuelve completamente cada partícula de tu cuerpo levantando pasiones y pecados prohibidos por toda mente casta y santa, pero ¿cómo determinamos la santidad del individuo? Por sus actos heroicos y sin ambición alguna, si es por ello, entonces toda la humanidad y no humanidad es un maldito pecador. ¡oh pecado, dulce pecado venid a mi y dejadme probar tu néctar de los labios de mi carcelera eterna!, si por ser humano y hombre h abia que pecar, estaba dispuesto a ello y a más, ¿Qué? Por ser un cardenal no puedo tener pensamientos de hombre, errado, muy errado pues como cardenal estoy cerca de Dios y a la vez de los hombres, y en estos momentos no estoy como Cardenal sino como un hombre con una misión, y la misión eran las hermosas y finas piernas de aquella joven ¿la conocía? Si no hay que mentir, como no conocer a aquella musa de apolo, aquella ninfa del amo Thanatos, era una mujer muy interesante que me llenaba una pequeña libreta con valiosas anotaciones ¿sobre? Personas humanos, sobrenaturales, hombres y mujeres que no eran “provechosas para las filas papales y los intereses de la iglesia”; ¿Quién es ella? Una zorra, una puta, una cortesana o prostituta, mujer de la vida mundana y antigua, pero con un sabor delicioso.
Pero quien caería a aquella tentación, la miraba y me saboreaba los labios viendo aquel busto sobre la tela del camisón que dejaba ver su curvilíneo cuerpo lleno de tentación carnal quería, tomarla, llevarla a su casa y poseerla como ningún otro hombre lo hará, la seguí embelesado en su canto de sirena, con su nombre en los labios feminos y la promesa de una noche intensa entre ella y yo, esa noche no podría desaprovecharse. La deje guiarme al corazón del lecho lujuriosa a la casa de los placeres, a su casa que con tanto sudor le ha costado, un sudor del cual estaría dispuesto a tomar con mi lengua y probar su dulce tonada de deseo al pedir más, mis ojos iban por todo su cuerpo imaginando en muchas posturas y lugares de su humilde morada, esos senos, su trasero, solo la sonrisa poblaba mi rostro, cada gesto de sus manos temblorosas, su voz, su gatito, todo en ella me parecía fuego puro.
Cuando tomo mi capa negra para colgarla me acerque a ella por detrás, coloque mis manos en su cadera apegándola a mi cuerpo y que ese trasero que se pavoneaba frente mío sintiera lo que sus manos y cuerpo había provocado en mis abultados pantalones, con mis labios cerca de su oído le sonreí cálidamente –Shhh tranquila pequeña Ter, no me he olvidado de ti, en nada, pero nada de lo que eres- pegue con mayor fuerza mi pelvis a su trasero –solo me gusta el misterio de esto y lo que nos pueda producir, aunque mi arma, ya no recuerda muy bien como tu sabias rezarle y suplicarle por bendiciones blancas, crees que puedes hacerle recodar, aunque antes…- mis manos navegaron por su cuerpo, esos muslos bien torneados para luego subir hasta sus senos y sopesarlos en mis manos tocando con mis dedos sus pezones que ya se notaba por el camisón –Hmmm creo que estas frutas necesitan ser probadas y tocadas con una lengua experta en catar semejante manzanas, aunque mi lengua tiene sed de un melocotón más jugoso y salado- con mi sonrisa en su cuello mi diestra bajo y presiono su sexo, justo en su monte de venus, la sensación solo puede ser descrita como la profanación de algo divino y a la vez el regodearse con ello, mi miembro estaba ya duro tras mis pantalones, hasta me dolía tenerlos aun puestos, pero debía tener más misterios para mi dulce zorrita.
Mis dedos tocaban por encima del camisón aquella fruta jugosa teniéndola contra aquella pared, quería que sintiera que tenía poder sobre ella, cuando, como, donde, y a la hora que yo decidiera, y eso me daba mucho placer, verla jadeante y con su sexo empapado, retire mi mano y camine hasta uno de los sillones individuales, tome asiento y mire alrededor, una pequeña casa humilde para mi gusto pero cálida con mucho calor, mis ojos volvieron a ella y le sonreí con deseo oculto –vaya hace calor Ter, no crees que llevas mucha ropa encima, además, no has guardado todos mis ropajes- otra sonrisa y toque mi entrepierna tomando el bulto entre mis manos para que viera lo que ella había provocado y que pronto estaría dentro de ella en varias formas, con mi zurda quite la cruz de plata que guarda mi mayor secreto dejándola en la mesita junto al sillón.
-El Pastor siempre seré yo, pero esta vez será para hacerte sentir tus pecados más grandes y limpiarlos con lo único que te hará gritar por perdón- la sonrisa se afilaba como una espada con doble filo –Espero que mi oveja pecadora no me haga esperar mucho por ver su templo al natural con sus montañas y frutos prohibidos como Dios la ha esculpido, o tendré que ser más severo que nunca- tire del cordón de aquella camisa dejando que se abriera un poco, justo hasta el inicio del estómago mostrando así un poco del torso cubierto por una capa de vello.
Un lobo cazando a su víctima, un lobo que se oculta en las sombras y el misterio es parte de su máscara.
Cesare Borgia
Humano Clase Alta
Mensajes : 83 Fecha de inscripción : 19/02/2013 Localización : Estados Pontifices Roma
Le resultaba tan familiar aquel juego, que no supo cómo seguir. Las caricias aún quedaban grabadas en su cuerpo cuando este permanecía en el sillón, esperándola a que ella hiciera el mismo movimiento…pero a su modo, no supo cómo hacerlo, no, seguía embriagada por sus palabras y sus prematuras caricias a un evento que tendría por el resto de la noche. ¿Qué efecto tenía sobre ella? ¿El perdón o la desesperación de la lujuria? Salve Regina, salve a tutti en pecado…del pecado que siempre cometía...pero para ella era sobrevivir. Siempre había vivido de esa manera, nunca de otra forma. Era lo único que sabía hacer. Era lo que único que podría demostrarle a aquel cardenal-….Os inquietáis…Su eminencia…-Sonrió mientras dejaba en el suelo la capa que no había podido colocar pese al acaloramiento de ambos contra la pared.
-….Pegadme…si os complace, dime si estáis dispuesto a pecar con una pecadora como yo…pero ¿Qué puedo hacer si es mi vida? –Las palabras sacadas de sus cuerdas vocales, sonaban con firmeza, dando pasos firmes sin dejar arrastrar ninguna silaba-…No os encuentro atractivo…-sonrió de lado-…pues ahora no se si juzgaros como el mismo demonio por crear la humedad que se cierne abundante entre mis piernas….-ladeo su rostro, mientras se quitaba la ropa intima de sus piernas, quedandose con todo su monte de venus al aire, levanto su camison, dandole una vista celestial-….o a mí misma por pensar que podríais darme sexo placentero durante toooda una noche….-Alzando una ceja, el tirante grueso de su camisón, se deslizo hacia un lado, afuera de la sujeción en su cuerpo, se quedó a la vista un hombro desnudo, sin protección. ¿Cómo seguiría el juego?
Se quedó cerca del umbral de la puerta que separaba al salón de la entrada-….Sé que no es mucho…esta casa…-suspiro-….Lo menos que puedo hacer para contentaros es solamente daros sexo…-encogió sus hombros, escucho los ruidos y gritos de afuera, se puso bien el camisón, corrió hacia la ventana, intentando ver preocupada que era lo que afligía a la noche, entonces, cuando iba con prisas, ella solamente tropezó con los muebles del hogar, del salón, terminando cayendo sobre aquella persona a la que solo pretendía calentar, no dejarla tocar hasta que ardiera en deseos, hasta que gritara y se escuchara en el infierno-….Ah la torpeza es uno de mis defectos….que debería…-su mano se había deslizado lentamente hasta aquella erección saliente casi por sus pantalones, ella mismo deshizo el nudo de esos pantalones, mirando con firmeza a aquellos ojos de pastor perdido en la tentación de su estilizado cuerpo de cortesana.
Cuando lo tuvo a su merced, tan solo le bajo unos centímetros su parte inferior, ella paró, aquella camisa aparto un poco hacia los lados para premiarle con una suave y lenta lamida de abajo arriba, desde donde asomaba un poco de vello púbico, ella comenzó desde allí hasta llegar al vello pectoral, tirando después un poco con sus dientes aquel vello, después observándole muy de cerca y como le robo un tierno beso que iba con un pequeño mordisco de premio, así, tirando suavemente de sus labios-….¿que…es lo que le hacen a esa pobre gente?....-Suspirando sobre sus labios ella continuaba tentándolo poco a poco, besándolo en sus labios, de vez en cuando los presionaba contra los ajenos.
Se acordaba de la pobre niña que antes de dejarle paso al cardenal a su humilde morada, la había mirado aun con ojos de corderito, perdido y con ansias de ser ayudada, pero no, ella la había dejado a merced de aquel cazador que estaba a las órdenes del cual tenía bajo su cuerpo, dándole trompicones de placer.
Otro grito escucho. Este había sido más esquizofrénico que otra cosa.
-Eminencia…-rogo piedad a los proscritos en su soledad, toda esa gente que estaba siendo apresada por las garras de aquellos cazadores, o inquisidores-…Gloria y paz…solamente para esa gente que posiblemente han ido por el mal camino, por el mal camino solo porque no han tenido un pastor justo y que los hayan conducido por el bien…-sus besos que después le fue ofreciendo sobre sus labios, fueron complementados con cristalinas lágrimas a las que no pudo evitar soltar en silencio.
Es la conciencia que despierta del letargo y alegre se enternece y se agiganta y danza que te danza que te danza y baila que te baila que te baila de abrazos y miradas y sonrisas que siembran libertades de anárquica utopía.
¡Oh mi Virgen santísima, dadme la fuerza para erradicar el pecado de este mundo, con mi cuerpo hare tu obra sin chistar objeción alguna! Madre mía dadme vuestra piedad y vuestra mano implacable.
Si el ser humano es un ser viciado por la sociedad en la que se desenvuelve, que mejor bien que acabar con esa sociedad para que el alma pura del hombre vuelva a las raíces del rebaño de nuestro señor, si acabamos con aquellos maléficos seres del infierno podremos liberar al mundo del estado de corrupción que viven, no hay mejor forma de una redención que la muerte más agónica así se libera el espíritu impoluto de las manchas terrenales que el cuerpo absorbe durante su vida, el fuego purifica con los gritos y el ardor de la carne al rojo vivo, los cortes para desangramiento hace que te arrepientas de todos los pecados más impuros que has cometido, desollar a la persona viva hace que siempre recuerde quien es du Dios y no vaya alabando a otros, todo sea por en el nombre de nuestro Señor.
Aunque para toda regla hay una excepción, quizás porque no todos los pecados se pueden lavar a menos que haya un sacrificio de parte de su purificador, uno que se iguale en pecado para que aquel ser alcance el perdón necesario.
En el mundo de los mortales todo lo que nos rodea es tentación, incluso si nos permitimos observar, más que solo mirar, podremos percatarnos y escuchar los sonidos de la tentación invitándonos a caer en sus redes para el disfrute de lo carnal y prohibido, aun así está en las escrituras sagradas que el hombre fue creado para reproducir la naturaleza que nuestro señor nos ha brindado, parte de ellos está la reproducción sexual, entonces ¿Cuándo es pecado?, lo es cuando lo haces obligado, cuando fornicas como animal solo para satisfacer el cuerpo y no el alma, cuando antepones tu carne al deseo como algo tan normal y no como un medio de purificación de tu mente y alma atormentada que necesita y debe ser descargada. Claro que el objeto del pecado y purificación ha sido siempre la mujer ¿por qué? Porque son la mancha de la sociedad que se ha desvirtuado a voluntad propia.
Como estar seguro que la mujer es el pecado mayor de la creación, porque han tomado caminos de perdición, convirtiéndose de hijas de Eva a hijas de lilith, justo como aquella mujer que tenía en frente, sabía muy bien cómo usar sus “atributos” para ganar ¡maldita la hora en que se la divina providencia les brindo con ese poder! Aquella mujer del demonio al mostrar su cuerpo tan descaradamente provocó aquellos estímulos del cuerpo y la mente, aquellas reacciones que están limitados para los actos de purificación, pero ¿qué se pensaba ella, que podría escapar tan rápido, que el hombre caería en sus redes? Se equivocó completamente.
Aquel ser se levantó del sillón haciendo que la mujer se levantara, dejo que la camisa cayera y sus ojos se movieron por todo el cuerpo de la mujer, no respondió a ninguna de sus palabras solo la tomó de los hombros para que siente, la sonrisa en su rostro se pobló en todo su esplendor –Las almas están pidiendo ser salvadas, como la mujer que tiene hambre y pide a su hombre que la sacie, así como el hombre busca la fruta prohibida para saciar a la mujer lentamente, todo es porque así Dios lo quiso- una mentira, porque la frase sería “todo porque así mi poder lo quiso” así que para evitar más palabras en cuclillas quedó frente a la mujer acercando su cuerpo al de ella, la tomo de los tobillos abriendo sus piernas dejándolas sobre los reposabrazos exponiendo su sexo sin pudor, sus dedos zurdos recorrieron aquellos labios inferiores expuestos de arriba hacia abajo, solo con las yemas de los dedos –Quizás para limpiar tu pecado, sea con un pecado puro- la sonrisa se volvió más oscura dejando en la sorpresa el invadir el cuerpo de la doncella con dos dedos sintiendo su cavidad interna extasiada –hmmm no ha mentido, no ha pecado de mentira, la humedad de los pecados van en aumento, abra que limpiar más a fondo- tomo aquel pie zurdo tomando sus dedos y besándoselos lentamente subiendo, subiendo por su pierna, la rodilla mordisqueando hasta llegar al muslo que solo acaricia con la punta de su lengua escalando más el camino espinado hasta aquel punto clave con que se pierde la razón.
El pequeño botón lo esperaba hinchado y rozagante tomándolo entre los labios succiono aquella flor dejando que sus dedos se movieran como un S por dentro de la mujer, la mira toda extasiada y sonríe –Si, así es como se limpia el pecado, mostrando cuanto no lo disfruta, como su cuerpo y alma van encontrando la unión perfecta, la unión que dios ha propuesto para usted, como su cuerpo va dejando ese pecado de otros a un lado para acceder y aceptar con humildad lo único que le dará la redención-
No quería dejarla escapar, no quería dejarle hablar, solo quería escuchar sus gemidos, su canto de mujer extasiado y sobre todo de lo mucho que disfruta de aquello, porque aquella noche aquella mujer no se iría sin antes ser bien atendida como nunca antes en su vida.
Cesare Borgia
Humano Clase Alta
Mensajes : 83 Fecha de inscripción : 19/02/2013 Localización : Estados Pontifices Roma
Cuando se termina algo, empieza otra que no puede ser detenida, escuchaba sus gemidos y los calificaba como actos sumisos al acto dominante de aquel clérigo. Jadeaba, era escena para el exterior que los miraban sentados en los caballos, seguramente excitados por lo que veían, pero era cortesana, que ¿esperaba dar? No paraba de hacer aquella música que al parecer le hacía sacar el cardenal, gemía y se removía en aquel asiento recostada sobre el sillón, sujetándose de donde podía, una mano en los cabellos del cardenal, la otra detrás de su cabeza, llevándola lentamente hasta sus senos cubiertos por sus sostén, apretando sus senos uno por uno, lentamente mientras cada vez era imposible seguir más el aguante –Es imposible esta compasión por mi…su eminencia…-murmura temblando de placer que le daba ese momento, junto con ese cura o ese diablo disfrazado bajo la cruz de nuestro señor Jesucristo.
No paraba de escuchar los gritos en el exterior, escucho más gritos confundidos con los suyos de placer, pero después comenzó a oler a una toxina que le hizo fruncir el ceño lentamente, aquel olor hizo que mirase por la ventana como pudo, vio fuego y con ello la gente arder - ¡PERO!... ¡No! –Gimió de golpe aún más cuando sintió que estaba a punto de correrse, pero ¿Ya se acabaría el juego? No, tenía que hacer algo para que la noche durase más, como pudo uso las piernas que enseguida recuperaron equilibrio para apartar al cardenal que parecía querer hacerla suya, lentamente consiguió apartarle de en medio, se levantó teniendo casi medio camisón fuera de su cuerpo, esta se acercó a la ventana, quería salvar a esa gente, se dio la vuelta, mirando fijamente hacia aquel que esta noche seguramente la haría suya.
Suspiro, termino por acercarse a él, tomo aquella camisa arrugada, sucia y seguramente llena de pecados. Su mirada celeste se quedó fija en la de él y sus manos aún estaban en la camisa. Dudo por unos segundos, pero lentamente iba lenta, insinuándose lentamente como la serpiente que tentó a Eva para tomar la manzana, el fruto prohibido-…Esto es pecado…menos si es mi trabajo pero para vos….-pensó-…Esto es como si la serpiente se deslizara entre mis piernas y valláramos todos al monte prohibido…-susurro sobre los labios ajenos, terminando por sacar aquella camisa por la cabeza ajena, sus manos, una fue a su torso y la que faltaba por nombrar, termino dentro de sus pantalones, apretando, agarrando con fuerza el insinuante musculo masculino el cual empezó a notar que iba hinchándose cada vez más.
-No os excitéis tan pronto que la noche acaba de empezar…-Sonrió con su pose picara y sensual que siempre mostraba a sus clientes, pero la que tenía esa noche era bastante especial en verdad. Se quedó ahora mirándole, dudando en si bajarle ahí los pantalones o no. Lo que hizo fue tomarse una breve pausa, lentamente con las yemas de sus dedos le acariciaba sin poder evitarlo por todo el torso, las manos le exploraban lentamente por todo su cuerpo mientras ambos estaban de pie. Sus labios se situaban detrás de su oreja, preparados para soltar algún que otro gemido o advertencia – Muchas miradas piadosas a la vista…-sus manos que le exploraban se metieron en el pantalón, le apretaron las nalgas, entre la ropa interior y el pantalón, apretando con lentitud para ir arrastrándole con ella hacia fuera de aquella sala en donde podrían estar más íntimos.
Gloria a Dios en los cielos Y a los hombres paz en la tierra Que siguen el camino de la iglesia.
Santo es en verdad el todopoderoso en las alturas divinas de los cielos, para él nada se escapa a su omnipresente visión, siempre observando a sus hijos, a sus ovejas y como son guiadas por los pastores, aquellos hombres que son los encargados de velar por las almas de los fieles pecadores, pero, ¿cómo cuidar de aquellas almas si dentro de la misma iglesia hay hombres impíos?
La mujer que aquel hombre tenía en manos no era una dulce gatita a la cual iba a llevar por el camino del mal, al contrario, era una conocedora de los frutos prohibidos, sabía muy bien como usar esos encantos, aquel santo varón lo sabía, lo supo al tocar su interior húmedo y ansioso de ser sometido y arremetido se lo estaba diciendo con sus ondulaciones de su vientre y aquellas piernas que se frotaban con fuerza cada vez que se tomaba del sillón para no caer en el orgasmo intenso, sus manos cuando acercaban el rostro del futuro de la iglesia a su sexo todo humedecido y chorreante, lo dicho el cuerpo de la mujer mostraba que era toda una maestra en ese arte sexual.
Quería verla gritar, revolcarse y suplicarle de rodillas que le de lo que a ella gustaba que era ser sometida en la cama, no le importaba nada lo que los hombres fuera estaban haciendo o si le miraban, que podrían decir? Él era la autoridad, y si aquellos se excitaban por escuchar el canto de sirena poseída de la joven, pues tampoco le importaba, sabía que debían estar hasta que aquel les enviará de nuevo a la iglesia o a sus casas, así que les aguardaría cuidar aquella casa si es que él quería.
El orgasmo la máxima expresión de placer que toda mujer desea alcanzar en varias ocasiones y que pocas son las privilegiadas en lograrlo de aquella forma tan fuerte, los labios del cardenal se movían lento sobre aquel botón lamiéndolo probando aquel mar de fluidos, incluso dando unos pequeños soplidos a la intimidad de la muchacha, sus dedos comenzaron a salir y entra de su cavidad rozando la piel interna, aquellas paredes que succionaban a sus dedos, sentía el orgasmo de la mujer, lo sabía lo podía palpar pero antes de dárselo en bendición la mujer rechaza aquello por el grito de los infieles pecadores que no decidieron unirse a la iglesia, en ese momento ve como se aparta de su redención a pecados por quienes no valen la pena.
La deja, deja ir a su presa caminando sin hacer sonido alguno tras la espalda de la mujer, besando su cuello bajando por la columna hasta sus hombros, dejando solo besos y una que otra lamida a su piel –No lloréis por ellos, han encontrado la luz en Dios nuestro señor, así como tu encontrarás la luz en él, através de mi- susurra a su oído pegando su pelvis al trasero de la mujer para que notara aquel bulto –Tu trabajo? Y cuál es tu trabajo, cual es vuestro trabajo signorina- sus manos delicadamente se acomodan en los hombros y cuello de la misma dándole ligeros masajes bajando la zurda hasta aquella redondez turgente que se alzaba en punta, como una lanza que acuchilla la palma del hombre con ese pezón, masajeando ovaladamente viendo como el cuerpo de la doncella se enciende nuevamente como el fuego de los impíos, tanto como el propio que con las manos ajenas se iba prendiendo en fuego interno
-Oh no, signorina, no dejaré que la noche se acabé tan pronto, incluso con el alba encima para ti siempre será noche porque tus gritos no cesarán y tu sudor impregnara cada rincón de este lugar, hasta al final dejar tus sábanas cubiertas de nuestros sudores y fluidos que no saldrás de tu hogar en días por lo cansada que te dejaré- murmura sobre los labios ajenos, jadeando cuando esta le aprieta las nalgas, viendo su camisa en el suelo, la aparta un poco deteniendo su caminata hacia la habitación –Pequeña, aun no has dado tus rezos y es necesario que te arrodilles y reces por la expiación de tus pecados, oh paloma santa, ven y busca, suplica redimirte en tus pecados con el santo pecado del santo varón- le sonríe con un brillo de malicia en sus ojos y en sus labios –O quieres que el sea el hombre tras el traje el que te haga gritar por perdón- pregunta con su diestra sobre las mejillas de la joven acariciándole, acercando ambos labios tanto que podrían besarse, pero solo le habla sobre ellos tocando con la punta de su lengua los labios ajenos.
Cesare Borgia
Humano Clase Alta
Mensajes : 83 Fecha de inscripción : 19/02/2013 Localización : Estados Pontifices Roma
Sinceramente estaba desquitándose de lo que le pasara en breves -…Esto? –Con inocencia pregunto con su mano en el bulto ajeno que había entre las piernas, ella desabotono el botón de aquel pantalón para que este cayera solo -…¡Mama mía! Por la virgen! …-solamente lo de “Virgen” sonó tan excitante para ella como para él, haciendo que la humedad de su vagina vallara en aumento y tuviera que estar dispuesta para lo que se ocultaba dentro de esa ropa íntima –No es tan grande como las he visto mi señor…pero seguro que su ego la idolatra aún más….-Entre que decía aquello, ella misma estaba planteándose en arrodillarse o no, pero pensó mejor que siguiera tirando del hilo-….Bien…-Sonríe arrodillándose frente a él – Perdóneme su eminencia porque he pecado….-Y con experta lengua fue recorriéndole su torso en busca de aquel bulto del cual ya andaba cerca de explorar.
Beso con lentitud aquel bulto sobre la ropa interior, paso se lengua aunque aquella lamida le supiera a tela gastada mientras colocaba ambas manos sobre los muslos ajenos, subiendo sus manos, colocándolas sobre la cinturilla de aquella ropa interior en la que dejo de jugar para poner una mano nuevamente sobre ese bulto, comenzó a mover la mano, una y otra vez, haciendo más evidente ese bulto bajo la ropa que la cubría, empujo al cardenal sobre una de las paredes de ese sencillo pasillo, teniendo él apoyo para poder soportar aquello que ella le hiciera, lento, suave, rápido o progresivamente le dejaría seco, haciendo que pida de ella más mientras que ella jugará en si darle aquel anhelo que esperará obtener.
Le separo un poco más las piernas, igual que a una mujer, una de sus manos acariciaba el vello de la pierna izquierda ajena, se deslizaba en círculos lentamente para después ir metiendo la mano bajo el hueco de la tela, sus yemas le rozaron cerca de su ingle pero ella se atrevió a mas, insinuada mente rozo la punta de aquel glande, lentamente, solamente el filo muscular de aquel genital, y nuevamente las yemas de sus delicadas manos fueron dándole un masaje en las ingles, aumentándole el placer ensimismo, irritándole en el deseo ardiente en el que se encontraba-…Nadie diría que sois santo si andáis…deseando que os la coman….-Esas palabras susurradas con sensualidad fueron acompañadas de movimientos gráciles de aquellas manos de porcelana que fue sacándolas de su piel, acariciando ambas piernas mientras miraba disfrutando al cardenal.
Terminando por subir sus manos y con ello su cuerpo lentamente, rozando sus senos al descubierto por toda la piel ajena, dándole un masaje corporal con su cuerpo, haciendo que entrara en completa armonía corporal con el de ella, sus senos estaban a la altura del torso ajeno, le despojo de su ropa interior con las manos y sus pies con habilidad le aparto el pantalón que antes desabotono. Ahora quería estar con el cardenal a solas, ninguna ropa de por medio, solamente que hablaran ambos cuerpos por si solos y finalmente sus manos fueron a la cintura ajena, haciendo que su vientre rozase contra la erección que ahora sí que era bien notable disfrutaría aún más las vistas.
No más, ahora estaba presa de la pasión creciente en su interior en cuanto ella atrapo con sus labios los ajenos, insinuándose detenidamente por donde irían sus intenciones. Terpsichore no trababa una enredada esa noche sino más bien el desenlace de algo que pudiera desembocar en algo más glorioso que un canto gregoriano en épocas tempranas de la era de la humanidad. Simplemente el ápice de lo salvaje llegaría al final, más cuando él y ella estuvieran sumidos en la desesperación de encontrar el éxtasis, el edén, el fruto prohibido del que comerían ambos. Una rodilla se introdujo entre las piernas ajenas, si, aquel escondrijo en el que el cardenal escondía su más ansiado tesoro y el que muchas mujeres casadas optaban en antiguos tiempos por la circuncisión, la introdujo cerca de su glande el cual empezó a mover el hueso de la rodilla cerca de sus genitales, haciéndole entrar a una inexplorada pasión que ella añadía con sus besos lentos y llenos de sensualidad.
Y la serpiente le dijo a Eva “anda pequeña, come de este fruto y serás igual a Dios, no es nada malo, es parte de la creación de él y ÉL quiere que disfruten de sus creaciones”.
Encantado, maravillado, excitado, a punto de correrse se diría más bien las mujeres son dueñas de los pecados capitales en sus pieles y sus bocas, sus dedos largos y delicados son mentiras del diablo que usa para llevar a hombre buenos por la corrupción a un punto sin retorno y sin perdón, pero que pasa cuando el hombre es quien empuja a la mujer? Realmente nada, porque el hombre es el que fue creado por Dios y la mujer salió de él para ser sometida a este a todo sus deseos y caprichos, está en la santa biblia, aunque lo que no está en ella escrita esta en los libros de la iglesia, aquellos manuscritos que muchos hombres anhelan conocer, leer sus misterios y horrorizarse de la verdad, ni los inquisidores tienen permitido entrar a aquellos lugares, solo el santo padre y los cardenales del vaticano.
Pero en sí esto no viene al caso, solo diremos que de toda la amarga historia contada de la sumisión hay una mujer, un súcubo que se reveló a Dios y al hombre para no estar debajo de él sino de igual, aquella mujer era el demonio de las mujeres que se metía en sus almas por la perdición, la reina de las putas y vampiras que vendió su alma a las tinieblas, y estaba ahí delante de un cardenal, un hombre de fe y de Dios que quería bañar con aquella blancura el cuerpo corrupto de la mujer, si, quería tenerla completamente inmaculada de aquella blancura que él tenía para ella, santificarla con ello y hacerla aún más santa puta, que ninguna otra mujer.
La iglesia es un niño de aves, de cuervos que buscan sus víctimas y justo aquel hombre que estaba en ropa interior disfrutando de las caricias de la mujer, eso, eso era, ella era su presa, su víctima para santiguar y hacerla puTra, al momento de sentirla tan cerca, se giró y la pego a la pared, él sabía bien lo que ella estaba haciendo lo conocía, su hermano lo hacía de la misma forma, colocó sus manos en los brazos de la mujer con su erección mostrándose por la tela blanca pegó su pelvis contra la cadera femenina, bajó sus manos y le apretujó aquellos glúteos, abriéndole las piernas hasta tenerlas atadas a su cintura, su cuerpo se movió hacia adelante y atrás, atrás adelante rozando el húmedo sexo de ella y su duro miembro, la miro a los ojos cuando bajó sus labios al pezón derecho tomando y tirando con fuerza –Crees que no es grande en comparación a los que te comes cada noche verdad, es porque no lo has despertado tan bien, quizás ya hayas perdido tu encantado de prostituta, si es así harás que salga aquello con lo que quiero bañar tu cuerpo por dentro y fuera- pega con fuerza su dureza a la humedad de ella –Aun así no has hecho lo que te he pedido, y si soy santo porque cuido al rebaño de nuestro señor y ahora quiero alimentar a una oveja descarriada y llevarla por el camino del bien- la suelta así sin más, coge todas sus ropas para colocarlas sobre uno de los sillones, luego camina lento, como si se tomara su tiempo, y es que estaba buscando un punto en su mente para no desfallecer y correrse de una sobre la mujer, caminó hasta otro sillón desnudo completamente, tomó asiento en este mostrando su imponente erección, igual que los pilares de la misma santa madre iglesia, aquellos pilares eran imitadores vulgares de lo que cargaba aquel hombre en su entrepierna.
-Ven arrodíllate y pide el perdón que tu cuerpo anhela- se roza el labio superior con la punta de su lengua –El perdón que la humedad que crece pide y anhela con tanta fuerza, un perdón que nadie te dará más que solo yo, y luego de eso quiero que te sientes y toques aquel melocotón que tienes y pidas ser salvada cuando toques el cielo con tus propias manos, pide que sean mis labios en tu fruta la que te haga abrir las puertas del paraíso, no lo repetiré, si lo repito tendrás el mismo castigo que mis “ayudantes” en la iglesia, el mismo flagelo con las correas y las cuerdas, ¿te gustaría que te marcara la espalda y el trasero con un cinturón de cuero?, porque a mí no me gusta eso para nada, solo lo disfruto cuando es en castigo, si quieres ser salvada por castigo entonces, haré que mis “colaboradores” traigan los instrumentos y ellos te den la salvación, pero si escoges la salvación que te doy yo, aquella de la corrupción con corrupción entonces has lo que te digo- se ríe recordando las torturas de los inquisidores cuando buscan la verdad en boca de los herejes, aquellos crueles castigos y los mismo que reciben ellos cuando cumplen las ordenes de su santidad el santo padre o de los cardenales.
Cesare Borgia
Humano Clase Alta
Mensajes : 83 Fecha de inscripción : 19/02/2013 Localización : Estados Pontifices Roma
Terpsichore tan solo observaba al cardenal como se separaba de ella y toda la calidez que sentía, fue sustituida por un halito de viento frio y cruel. ¿Había sido cierto lo que oyó? ¿Qué había perdido su toque de puta? … En realidad era una cortesana, no se dejaba tomar el pelo por unas pocas monedas de plata o de oro. Ella trabajaba al por mayor, trabajaba para los más exquisitos clientes que en teoría a ella le parecían que iban a pagar bastante bien, aunque esta noche estaba bastante confundida realmente ya que el cardenal se quedó sobre uno de sus sillones, con aquel falo en alto como si se alzara voluntario para ser lamido por su lengua.
-…Mmm…-se lo pensó por varios momentos ¿Ir o no Ir? –La verdad es que me estáis dejando en una encrucijada…-Fue caminando con paso firme, mostrando toda su desnudez frente a los ojos pecadores de aquel hombre, tomo entre su mano aquel falo, pero no con suavidad, sino con el ímpetu de la excitación para re-calentar el ambiente pues lo notaba bastante muerto. Tenía el falo erecto agarrándolo con firmeza, no lo paso por sus labios bucales, sino por los vaginales-…¿Veis?...-Esto le dejaba un mínimo de tiempo para sonreírle con socarronería, con aquella arrogancia que solía manifestar con quien creía oportuno-….-Nada dijo, pero otro apretón con su mano le ofreció. Esta vez acerco sus rosados labios al oído ajeno-….No soy una cortesana normal…-comenzó a susurrar las palabras, arrastrándolas marcando bien una “s” viperina-….de las que se arrodillan sumisas al borde del abismo papal para darle placer a alguien como vos…-sus labios descendían y volvían a subir.
-….pero mi reputación me eleva a los cielos vírgenes donde San Pedro me aguarda con la llave de nuestro hotel para que así me abra la puerta del infierno y del cielo a la vez que le quito su aureola de santo…-termino por acercar sus labios a los ajenos para lamerlos con la punta de la lengua mientras daba en descansos de cinco tiempos un apretón en aquel falo que aun quería torturar más con su mano. Cambio de mano para comenzar a masturbarlo, pero no se la chuparía tan fácilmente-….Debéis saber que no te la chuparé tan fácilmente, que voy a haceros sufrir como nunca lo habéis imaginado…-Termino por besarle lentamente, restregando sutilmente los pliegues de su vagina contra la capucha de su miembro, así, lentamente en una vaivén horizontal, vertical, de adelante a atrás, besándolo y…se separó lentamente de aquel cuerpo que espero haberle tentado lo suficiente.
-Bien…-Murmuro juguetona, a lo que fue a una vitrina donde había libros y más libros, abrió una de las puertas para sacar lo que era una fusta, si, una de esas que las usaban para los caballos-….Voy…a usarla con mi caballo….-Dijo poniendo a posta un pie sobre aquel miembro erecto, le atizo una vez sobre los muslos inferiores y después por arriba, arrastrando aquella fusta por su piel, pasándola por cada pectoral, su torso, sus costados, produciéndole a sí misma una sensación de frenesí el cual le estaba excitando.
– Y …chupándole su polla no creo que encuentre en si el verdadero placer…-Termino por acercársele nuevamente, dejando la fusta a un lado y con cada uno de sus senos iba lentamente haciéndole un masaje, un masaje que consistía en el placer de el con su polla entre sus senos, le mordió el glande solamente para que se diera por contento ya que no haría más que eso-….Si quieres más…ahí tenemos una cama la mar de cómoda donde puedo hacerte todo tipo de….confesiones…-susurro con lentitud, quedándose en las palabras más importantes para que fueran destacadas unas más que otras, volviendo a pasar su sexo por aquel pene erecto.
Ángel de la guarda mi dulce compañía No me desampares ni de noche ni dia
Aquel ser, aquel hombre cerro sus ojos moviéndose en su mente a noches atrás cuando tomó a una doncella de alcurnia que iba a la iglesia a reza y se había fijado en él con locura, yaciendo ambos en el lecho como una hombre y una mujer, pero luego la madrugada se alza y el hombre abandona la cama para ser el “cardenal” de la santa madre iglesia apostólica, ahí iba de nuevo el teatro de “ser o no ser”, pero esta vez no era una doncella si no una puta, una meretriz que solo arrancó sonrisas en los labios del hombre, la dejó hacer todo lo que quería, incluso la dejó continuar con su pose de mujer, con su actitud de “cortesana de elite” cuando ya se hubo cansado la mujer de sus propias palabras, Cesare miro a la cortesana y bostezó cortésmente soltando un bufido, se levanto dejando a la mujer ahí en el suelo que lo miraba atónito por tal cambio de actitud, busco sus ropas y se las coloco, con calma, con ojos cerrados.
-Ya había dicho que no repetiré las cosas dos veces, si así es cómo quieres, así será, usare la cama pero para dormir solo, por otro lado tu, serás castiga por mis ayudantes y usada por ellos como habías dicho que no eres una cortesana normal, eso solo quiere decir que no eres una verdadera cortesana, que no conoces el oficio más viejo del mundo y no lo sabes llevar a su ejecución como toda una maestra de esto, no estoy para enseñarte ya que has escogido el castigo en vez de la salvación, que así sea-
Chasqueo sus dedos cuando se estaba abrochando los pantalones, justo entraron dos sujetos, tomaron la mujer de los hombros quitándole la fusta, inmovilizándola, luego de eso miraron a su excelencia para recibir su ordenes, este en cambio se colocaba la camisa y luego el crucifijo sonriendo a la mujer y a sus colaboradores
-Esta mujer ha dicho que quiere usar la fusta con su caballo, pueden usarla a su antojo, en este recinto mientras tomo un baño y una siesta, además aquella insolente ha blasfemado en contra de la iglesia de que no se arrodilla ante el “abismo papal” para dar placer por lo tanto es una hereje más que no cree en la cruz ni en nuestro señor, como inquisidores saben lo que deben hacer, solo les pido que cuando lo hagan me llamen y que no dejen marcas en su rostro, el resto corre por cuenta suya-
Los gritos de los herejes que estaban siendo quemados se iba apaciguando, cuando aquel hombre de fe cristiana camino hacia la habitación riéndose, los hombres que sujetaban a la mujer desnuda la sentaron en el sillón donde había estado sentado su excelencia, uno la sostuvo y otro fue a buscar una cuerda con la que la ató a aquel sillón, luego fueron por más cuerdas y le ataron las manos y los pies, como una prisionera, con un silbido llamaron a otro sujeto, eran en total tres frente a la joven, la miraron con deseo y lujuria y antes de profanarla, salió su excelencia mirando a la mujer –Ah y les advierto, es ruda la hereje, tengan cuidado no vaya a ser que les muerda o les arranque algo- miro a la mujer sonriéndole con indiferencia –Te dije, que no repito las cosas dos veces, y que si lo hacía tendrías el mismo castigo que mis ayudantes, si no eres sumisa ante nuestro señor, entonces te haré sumisa pero no por mi mano, sino por la mano de mis inquisidores, sabrás y conocerás el trato a los herejes que no se someten a la orden de la iglesia-
Los tres sujetos agacharon la cabeza y resonaron un AMEN al unísono los tres juntos, luego de eso el cardenal se encerró en la habitación a tomar el baño y los hombres comenzaron a acariciar el cuerpo desnudo de la cortesana con sus manos y con la fusta que ella misma había sacado con piropos que eran más improperios y con palabras de pena por no haber obedecido la clemencia de su excelencia en la que le decían que solo sus suplicas de perdón y arrepentimientos podrían ablandar el corazón del cardenal.
Los gritos de la mujer y su lucha hicieron que el hombre esboce una sonrisa de placer eso quería, que se sometería y un voz de la mujer en gritos junto al sonido de las caricias complació aun más a Cesare el cual salió justo cuando a la pequeña cortesana la estaban por violar –Detened esto ahora- se acercó a la mujer tomándole el mentón –Ahora escucha, de ahora en adelante serás una espía mía, harás todo lo que te diga pero no serás inquisidora, solo una zorra que escucha todo en el burdel donde trabaja, sobre hombre y mujeres que considere de interés, estarás a mi disposición de ahora en adelante, aceptas? Si no lo aceptas entonces que estos hombres continúen con lo que estaban a punto de hacerte hasta el amanecer y luego te dejarán atada al sol para santificar tus pecados sucios de lujuria, pero si aceptas podrás ir a descansar y nos iremos como si no ha pasado nada, pero eso si tu boquita debe estar cerrada si no lo haces, si te vas por ahí contando esto o lo que te propuse te quedarás sin lengua, entendido- el miedo de la mujer mezclado con las lágrimas y su cuerpo exaltado por una violación de inquisidores era todo lo que bastó para Cesare el cual chasqueo los dedos y salieron del lugar como si no hubiera pasado nada.
El alba se iba mostrando a lo lejos, con lo que el lugar quedó vacío como si nunca nadie pasó por ahí, como si no hubiera ocurrido una matanza o una perturbada violación, todo estaba en calma con el canturreo de los pajarillos.
¿Acaso un hombre de fe y amor se puede volver un monstruo tan fácilmente? Es el monstruo bajo la piel del cordero de Dios.
Cesare Borgia
Humano Clase Alta
Mensajes : 83 Fecha de inscripción : 19/02/2013 Localización : Estados Pontifices Roma
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour