Eowyn Von Richter

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

De carácter determinado desde que era una niña, Eowyn ha aprendido en el transcurso de los años a sacar el mejor provecho de las situaciones que se le presentan ya que de pequeña le inculcaron que uno mismo es quien se forja su propio destino. Sin embargo aunque en muchos aspectos ha tenido que madurar al haber heredado el título de duquesa apenas a la edad de dieciocho años, en otros conserva aún su candor y su inocencia. Intenta dominar el apasionamiento que siente en ocasiones por decir lo que piensa ya que sabe que una persona de su rango debe ser un buen estratega. Suele desahogarse ocasionalmente frente a la única persona que la conoce desde niña y a quien ella le confiaría su vida, su jefe de seguridad. Su desilusión del pasado y la pérdida de su familia ha provocado que guarde en su interior sus sentimientos más íntimos los cuales no comparte con nadie más que con ella misma. Es bondadosa y justa, no le gusta abusar de su rango y se empeña en ver el lado bueno de las personas. Es muy generosa con quien lo merece y nunca olvida una deuda, siempre la pagará cuando esta se presente. Lo que más admira en alguien es el honor, el coraje y la lealtad, cualidades que desea siempre poseer.

HISTORIA

Nacida hace 21 años en el seno de una familia de la realeza, hija única de Aldrick Von Richter, alemán, duque del Sacro Imperio Romano Germánico y Rhiannon Von Richter, inglesa. Desde pequeña fue educada para convertirse en una dama fiel a su posición en la familia Von Richter aunque pasaba mucho más tiempo en compañía de sus institutrices que en la de sus padres a quienes sus ocupaciones les mantenían ocupados la mayor parte del tiempo.

Desarrolló un gusto muy grande por la lectura, la filosofía y las lenguas por lo que inmediatamente sus progenitores le asignaron tutores de diferentes nacionalidades para que de esa manera ella aprendiese sobre cada una de las diferentes culturas, pronto dominaría a la perfección además de las lenguas alemana e inglesa heredadas de sus padres, el francés, el italiano, el ruso y el rumano.

Tan pronto como Eowyn fue lo suficientemente mayor como para que se le permitiese asistir a las fiestas de sociedad, sus padres pudieron percatarse de que ella se desenvolvía maravillosamente bien en ese ambiente, estableciendo conversaciones con toda facilidad con cualquier tipo de persona de cualquier edad, aunque ella prefería acompañarse de los más adultos, resultándole aburrido departir con los jóvenes ya que le interesaba más ampliar sus conocimientos en la política del Imperio y consideraba dichas reuniones el perfecto medio para hacerlo.

El carácter perspicaz e inteligente de Eowyn llamó la atención de el Obispo Bertram quien la acogió bajo sus alas a la edad de dieciseis años por lo que no era extraño el que la joven dejase la mansión Von Richter con frecuencia para pasar su tiempo en compañía de tan ilustrísima presencia al igual que la de cardenales y sacerdotes con quienes departía opiniones políticas, aunque tendiendo en ocasiones a irse de la lengua con sus declaraciones demasiado francas, asunto que le fue tolerado por tratarse de una de las favoritas del obispo. Algo cansada de lo que ella llamaba mente cerrada Eowyn cambió ese escenario por el de la abadía Lorsh adonde se dirigía con frecuencia pero no fue hasta que conoció a Bruno Cominelli, un joven noble que asistía como voluntario al mismo lugar, que su perspectiva de la sociedad dió un giro de trescientos sesenta grados.

El joven Cominelli solía frecuentar los barrios más miserables de la zona y fue él quien animó a Eowyn a acompañarle a los mismos con el deseo de que la única descendiente Von Richter conociese la realidad con respecto a la calidad de vida de la gente de esos lugares. Fue allí donde Eowyn entró por primera vez en su vida en contacto directo con la pobreza, abriendo sus ojos ante la escasez de recursos que presentaban las personas a tan solo unos kilómetros de distancia de la tan bien situada mansión de su familia y a quienes ella seguiría visitando con donativos y muestras de generosidad de allí en adelante.

Su muy expresiva opinión acerca de donar un importante porcentaje de sus riquezas a la gente pobre del lugar no fue recibida con agrado por parte de sus padres, a quienes comenzó a inquietar la actitud tan radical de su hija. Fue en ese entonces cuando los sentimientos de amistad de Eowyn por Bruno se convirtieron en algo mucho más profundo. Durante un tiempo fueron inseparables, siendo el anhelo de ella el poder convertirse en su esposa pues no tenía dudas de que el joven correspondía a sus sentimientos, sin embargo sus sueños se vieron truncados de manera irremediable el día en que Bruno se acercó a ella para anunciarle que su relación no podía continuar porque después de debatirse consigo mismo había llegado a la conclusión de que no podía rehuir a su verdadera vocación, la del sacerdocio.

La noticia llegó a los oídos de la joven como una explosión inesperada que destruyó cualquier sueño que había podido albergar hasta ese momento. Los años transcurrieron y aunque no le faltaron pretendientes ella no volvió a interesarse por nadie, cerrando su corazón a la posibilidad de volver a amar y formar un hogar. Sus padres fallecieron a consecuencia de una plaga que arrasó en la ciudad y que le costó la vida a muchos de sus habitantes, casi acabando con la vida de la propia Eowyn, quien ahora se convertía a muy corta edad en la nueva duquesa Von Richter.

Con el nuevo título Eowyn heredó también nuevas responsabilidades, regresando de esa manera su previo interés en la política, comenzó a interesarse no solo en las figuras públicas sino también en las rebeliones clandestinas. Lo primero que hizo al adquirir su nuevo título fue donar ese porcentaje de su fortuna que siempre había querido a la gente de bajos recursos y se interesó en un tomo que encontró casualmente en la biblioteca, el cual había sido escrito de puño y letra de su jefe de seguridad, Ramsay Drake, en el se narraba la historia de toda la familia Von Richter, remontándose al año 900, cuando este había conocido a su ancestro quien entonces era rey del Imperio. El libro contaba con inmenso detalle cada generación Von Richter hasta la presente época visto desde los ojos del vampiro, quien había permanecido leal como guardián a su familia durante todos los pasados siglos. El libro influyó en la decisión de Eowyn de llevar en alto el apellido Von Richter aún si ella llegase a ser la última descendiente de la familia.

DATOS EXTRA

- Practica la esgrima, habiéndola perfeccionado gracias al entrenamiento que siguió desde pequeña con Ramsay Drake.
- Adora cabalgar, la equitación es una de sus pasiones.
- Siente fascinación por los vampiros de quienes desea saber mucho más.

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