|| El Amanecer de un Amor Eterno || Devany Vixen ||

Se quedó atónita mientras observaba a Aldebarán por fin detenerse con el golpe que iba a dar, no era posible que fuera a matar a alguien, ni siquiera ello lo creía capaz, no era posible que todo aquello estuviera sucediendo, que robara era pasable pero ¿Matar? Vamos, que Devany no es que fuera una santa, de hecho era de las peores pecadoras, sin embargo no se creía que con la valentía para arrancar una vida, aunque en su cabeza hubiera matado a varios, incluso a aquél que ahora tenía media cara cubierta, ya era difunto de mil y un formas diferentes, pero sólo en sus pensamientos y así se quedaría, por el momento, porque ganas de pegarle, gritarle y asesinarle ya las tenía y suficientes como para no necesitar ayuda.

¿Alguno de los presentes se había percatado que la rubia se estaba muriendo de miedo? No, ninguno, a pesar de que uno la defendía y el otro la atacaba, la lucha era sólo entre ellos y ella era un "plus", un accesorio que usaban ambos para aumentar el coraje que se tenían uno para el otro, pero eso le gustaba, al menos no quedaba en ridículo con ninguno de los dos, esperaba que nunca más los volviera a ver después de esto. Tenía unas ganas inmensas de llorar, de gritar, de pegar, de hacer lo que fuera con tal de ya no tener esa sensación que le entumía los brazos y las piernas.

Se iba a acercar a ambos cuando observó que Mark todavía tenía un arma escondida ¡Joder! ¿qué esto no acabaría nunca? Había decidido que jamás iba a volver a ayudar a nadie y mucho menos cometer la estupidez que había cometido con él. Nunca, nunca más -¡No!- gritó de nuevo, sus nervios estaban completamente alterados, se estaba volviendo loca, cada segundo la mataba a ella, no sabía en que instante su corazón dejaría de latir, es que tantas cosas se le revolvían en la cabeza de tal modo que simplemente se mantenía firme porque su orgullo era lo que le dictaba, así eran las cosas, ya mucho tiempo se la había pasado en el piso y esa no era ella, no volvería a humillarse de aquél modo.

-¡Ya! ¡Bas...!- miró como Mark se desplomaba y apenas si le dio tiempo de reaccionar para escuchar un estruendo que se producía en el sitio -Tú...- ¿Por qué no había venido alguna otra a ayudarle? Bueno, eso ya lo vería después suponía que había muchas cosas más importantes ahora. Se giró hacia Aldebarán cuando Maité le dijo que se fueran de ahí -¿Puedes caminar? ¿Qué te hizo?- se acercó un poco hacia él, movió las manos con rapidez descubriendo por completo su torso de nuevo para ver el nuevo recuento de los daños del último golpe que le habían dado -Vámonos...- mencionó elevando la mirada hacia la del ladrón, no estaba ordenando aunque así pareciera, aquello era una súplica, un ruego -Vámonos de aquí antes de que te maten- estiró el brazo y tomó de la cama una sábana que intentaba doblar de forma diestra, sin lograrlo, sus manos temblaban y ella no podía hacer nada para evitarlo -Joder- parecía que esa palabra se le había pegado aquella noche, pero por fin pudo hacer un pequeño paño, al terminar rompiendo la tela en vez de doblarla -Iremos a mi casa...- nadie conocía el hogar de Devany, nadie... Incluyéndolo a él, pero eso era lo que le daba la protección a ella, ya tendría que pedir muchas explicaciones... Y más le valía dárselas.