Sembrando obscuridad (Priv. Leigh Lezarc)

por **Mauren Morgan** Vie Oct 25, 2013 9:45 pm

Seguía detestando a los caballos, aunque tenía que admitir que montarse encima del lomo de uno y sentir todo el poder de sus músculos bajo los muslos mientras los forzabas a correr al máximo de su capacidad, era una sensación poderosa, lo más cerca que cualquier criatura sin alas podía estar de volar. Desde aquella lejana noche en que huía a lomos de uno, balanceándome precariamente entre la vida y la muerte, había pasado bastante tiempo, ahora era un jinete competente capaz de controlar a una de esas testarudas bestias, pese a que mi aroma lograba dificultarme las cosas.

Estaba decidido a cambiar, era necesario si quería proteger aquellas cosas que amaba, no podía seguir siendo una mascota protegida y mimada que dependía enteramente de su amo para mantener su culo a salvo. Sin reducir el ritmo me aferre a mi montura con las piernas, para poder apuntar el rifle que traía colgando del hombro. El disparo quebranto la quietud del prado en tanto mi cuerpo era arrojado fuera de la montura por el impacto del disparo, cayendo estrepitosamente rodé unos metros antes de poder incorporarme sólo para ver como el estúpido equino seguía corriendo sin mi...

- Genial! Simplemente genial! - dije pateando la hierba consiguiendo desprender un trozo del suelo. Ahora tenía que desperdiciar valiosas horas de luz diurna buscando a mi caballo y si eso no era lo bastante vergonzoso, él blanco que había pintado en el tronco de un árbol seguía intacto.

Ignorando los raspones y contusiones me puse en marcha, mis poderes de cambiaforma actuaban con antinatural rapidez haciendo que las heridas se borrarán como por arte de magia, era una habilidad útil, aunque a los ojos de un humano cualquiera seguramente resultaba espeluznante.

por **Leigh Lezarc** Mar Nov 05, 2013 7:42 pm

Había salido por la tarde, a la hora de costumbre, para realizar su ronda por diferentes zonas de París hasta alcanzar, a veces, los límites de la ciudad. No había observado nada insólito por los bosques y decidió tomar una ruta más residencial, más recatada y evidentemente con más secretos. Pero mientras camina no deja de pensar en lo lamentable que es esto, porque gran parte de los sobrenaturales que Leigh persigue, gustan de vivir como personas comunes en la sociedad, se vuelven influyentes, meten sus manos tan llenas de sangre en el progreso de la misma. Ella suspira, porque el lugar donde ha crecido se va construyendo sobre los huesos de las víctimas, se va pintando con la sangre de los inocentes y va perdiendo la memoria como si sus muertes no hubiesen valido la pena.

Esa noche no perseguía a nadie en particular, su modus operandi le exigía otra cosa. El mismo, estaba diseñado de tal forma que pudiera conocer a su enemigo. Ella los analizaba, los iba investigando hasta donde le fuera posible, se infiltraba aprovechando sus beneficios de clase y posteriormente atacaba. "Malditos vampiros, malditas bestias que gustais de vivir como reyes". Pero es claro, no siempre las cosas se dan como uno quiere y en muchas ocasiones Leigh se ha visto obligada a quedar en manos de la suerte, de su propio instinto y por supuesto del que se apareciera en la posición de enemigo. Y no se rinde, continúa hasta el último aliento, como si esa fuera la razón de su vida.

Sus pasos parecen resonar como si aquello acompasara sus pesados pensamientos. Se adentra poco a poco por donde puede. Permanece como siempre a solas, armada hasta donde sus ropajes se lo permiten y camina sintiendo aquél peso en sus brazos, en las piernas, la leve incomodidad en la zona de la cintura... pero le hace percibir de cierto modo su poder, ese mismo con el que se enfrenta a las habilidades de sus contendores como si de eso dependiera todo. No hay opción, al enemigo se le ataca por las brechas abiertas, por los defectos propios de su especie que es la única ventaja que le dan a los vivos. ¿Tanta era la convicción de su entrenamiento? Sólo se puede creer que, algún día, le podría salir muy caro.

El camino fue tranquilo, la tarde no prometía mucho y eso resultaba confuso porque podía significar dos cosas: Los sobrenaturales disminuían o... se ocultaban de forma más efectiva. Decidida a continuar por no mucho más tiempo, siguió avanzando por unos minutos más hasta que su concentración se desvió a causa de un animal. Un caballo había aparecido de la nada, agitado como si hubiera corrido asustado hasta que recuperó la calma y ahora intentaba recuperar el aliento con un paso más tranquilo. "Menuda oportunidad" fue lo que pensó ella al ver que el equino había sido preparado. Tenía la montura, las riendas, todo en su lugar pero con un desaparecido jinete. ¿Acaso había sido el disparo que se escuchó hace varios minutos? Su curiosidad y deseos de cambiar la noche hicieron que se acercara lentamente al caballo, tanteando el carácter del mismo y con una mano extendida hacia él. -Heyy, tranquilo, muchacho. No voy a lastimarte- Mencionó ella como si el animal pudiese comprenderla. Por suerte, Leigh era tan buena con los animales en la misma medida que era mala con las personas; las relaciones sociales no se le daban, pero con los animales ella era completamente diferente. El caballo le permitió acercarse, ella le acarició la crin y se detuvo al recordar el caso del gato que luego se había convertido en un extraño joven. Sin embargo decidió continuar con su plan: Se devolvería por lo que predecía era la ruta del animal. Como buena cazadora era buena con las huellas y, por otro lado, realmente dudaba que un cambiaformas se transformara en un caballo y se dejara ensillar, montar, galopar y demás. ¿A donde la llevaría la ruta y a quién? no tenía la menor idea pero de eso se trataba su vida: De correr riesgos.

Sembrando obscuridad (Priv. Leigh Lezarc)

Sembrando obscuridad (Priv. Leigh Lezarc)

Re: Sembrando obscuridad (Priv. Leigh Lezarc)