AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
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Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Asechar… como un tigre me camuflo en la hierba alta a la caza de mi presa, mi lomo naranja se mimetiza con el entorno otoñal. Avanzo en perfecto silencio cada vez más cerca, tenso mis patas con la vista fija en el blanco y salto arrojando todo mi peso directo al enorme montículo de hojas que vuelan y se dispersas a todas partes cuando me sumerjo en ellas. Me quedo allí un momento, inmóvil antes de saltar fuera, y luego dentro nuevamente hasta que todo el trabajo del jardinero queda destruido y las hojas demasiado dispersas para poder divertirme con ellas.
Pero esta época es mágica y la naturaleza provee más diversión, salto de un lado a otro, cada vez más alto mientras cazo al vuelo las hojas secas. Adoro ver su lenta danza en la leve brisa mientras se desprenden de las ramas. Dios! Estoy tan lleno de energías!
Me trepo corriendo por un tronco semi inclinado, acomodándome en una de sus ramas más alta mientras observo todo el jardín desde mi privilegiada posición y planeo mi siguiente travesura. De la cocina percibo el olor de algo recién horneado, también puedo ver a una de las mucamas cargando un bulto de sabanas recién lavadas ”¿Lavanda?” ¿a eso huele?, no estoy del todo seguro pero podría ir a averiguarlo aunque quizás mis patas estén algo sucias de tierra.
Estaba casi decidido a ir a ver la calidad del trabajo de la lavandera cuando un graznido me pone en alerta. Alas negras descendiendo furtivamente en el huerto de la vieja ama de llaves. ”Cretino emplumado”, solo un cuervo podría ser tan atrevido de invadir mi patio de juegos para picotear las calabazas que sólo permito que crezcan porque me agrada el sabor del dulce que prepararan con ellas.
En silencio me deslizo de regreso al suelo, siguiendo con el mismo sigilo hasta el huerto cultivado junto a uno de los muros del antiguo castillo. Me avalando sobre el intruso y cambio atrapándolo entre mis manos de hombre, aquella salvaje fiera se retuerce y grazna enloquecida mientras su pico intenta hacer blanco en cualquier parte de mi a su alcance, sin embargo lo inmovilizo.
- Insensato – me río y beso su cabeza de lisas plumas, se retuerce tratando de liberarse, pero lo tengo bien aferrado – ¿a donde piensas ir? Dime ¿Qué debería hacer contigo? ¿Arrancarte todas las plumas? Te ves muy bonitos con ellas, pero me da curiosidad ver como luces sin ellas – me encantaba esa idea, claro que iba a ser un gran trabajo, pero sólo de imaginarlo sentía deseos de reír.
Otros inquietantes graznidos me responden, demasiado tarde me doy cuenta que he sido emboscado. Pequeños ojos brillantes me miran con malicia desde ramas cercanas. Al menos una docena de diablos emplumados que se lanzan directo hacía mi.
Suelto mi presa y cambio con la esperanza de ser un blanco menos fácil, pero aun así siento unas garras rasgas mi lomo y el pico golpear mi nuca, salto hacia atrás repartiendo zarpazos y gruñidos logrando liberarme para seguir con la huida antes de que vuelvan a caer sobre mi.
Pero esta época es mágica y la naturaleza provee más diversión, salto de un lado a otro, cada vez más alto mientras cazo al vuelo las hojas secas. Adoro ver su lenta danza en la leve brisa mientras se desprenden de las ramas. Dios! Estoy tan lleno de energías!
Me trepo corriendo por un tronco semi inclinado, acomodándome en una de sus ramas más alta mientras observo todo el jardín desde mi privilegiada posición y planeo mi siguiente travesura. De la cocina percibo el olor de algo recién horneado, también puedo ver a una de las mucamas cargando un bulto de sabanas recién lavadas ”¿Lavanda?” ¿a eso huele?, no estoy del todo seguro pero podría ir a averiguarlo aunque quizás mis patas estén algo sucias de tierra.
Estaba casi decidido a ir a ver la calidad del trabajo de la lavandera cuando un graznido me pone en alerta. Alas negras descendiendo furtivamente en el huerto de la vieja ama de llaves. ”Cretino emplumado”, solo un cuervo podría ser tan atrevido de invadir mi patio de juegos para picotear las calabazas que sólo permito que crezcan porque me agrada el sabor del dulce que prepararan con ellas.
En silencio me deslizo de regreso al suelo, siguiendo con el mismo sigilo hasta el huerto cultivado junto a uno de los muros del antiguo castillo. Me avalando sobre el intruso y cambio atrapándolo entre mis manos de hombre, aquella salvaje fiera se retuerce y grazna enloquecida mientras su pico intenta hacer blanco en cualquier parte de mi a su alcance, sin embargo lo inmovilizo.
- Insensato – me río y beso su cabeza de lisas plumas, se retuerce tratando de liberarse, pero lo tengo bien aferrado – ¿a donde piensas ir? Dime ¿Qué debería hacer contigo? ¿Arrancarte todas las plumas? Te ves muy bonitos con ellas, pero me da curiosidad ver como luces sin ellas – me encantaba esa idea, claro que iba a ser un gran trabajo, pero sólo de imaginarlo sentía deseos de reír.
Otros inquietantes graznidos me responden, demasiado tarde me doy cuenta que he sido emboscado. Pequeños ojos brillantes me miran con malicia desde ramas cercanas. Al menos una docena de diablos emplumados que se lanzan directo hacía mi.
Suelto mi presa y cambio con la esperanza de ser un blanco menos fácil, pero aun así siento unas garras rasgas mi lomo y el pico golpear mi nuca, salto hacia atrás repartiendo zarpazos y gruñidos logrando liberarme para seguir con la huida antes de que vuelvan a caer sobre mi.
Última edición por Maurice Morgan el Lun Abr 15, 2013 10:41 pm, editado 1 vez
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Oh, cielos, las residencias de vampiros son tan tentadoras como peligrosas, pero Leigh se mueve con cautela a través de las mismas. Sabe que no representa una tentación a su olfato, o al menos no del todo, pues no es la única humana que camina por allí, también están los otros, pero sobre todo, los inocentes, los humanos que creen que estos bebedores desagradables son uno más de ellos.
Hace tiempo que Leigh le busca el rastro a alguien, que, en teoría no se cruzó antes. Esto le permite observarlo sin que él la identifique con rapidez por el olor de su sangre. Esta tarde ella caminó algo más tranquila, pues aún se supone que ellos no despertaban o por lo menos no saldrían de sus residencias, y se dirigió hacia uno de los castillos más alejados de la zona. Empezó a detestar el otoño porque era una alerta sobre el acercamiento de alguien. Los pasos eran más sonoros con el crujir de las hojas secas y no siempre se pueden esquivar todas. Cualquiera diferencia el sonido de la pisada de un animal con la de un humano, un punto menos a favor de la cazadora.
Su mente estaba en ello, en el otoño que no le ayudaba mucho, al menos por ahora, cuando de repente un gran aleteo sonó muy cerca. Camino con más rapidez pero con cautela y la escena la dejó sin palabras por un segundo. "¿Un montón de cuervos tras un gato?".
Los cuervos son de las aves más inteligentes y se adaptan fácilmente a muchas situaciones, pero también son obstinados y repiten la búsqueda de lo que quieren una y otra vez. Pensó en tomar a aquél felino entre sus brazos, pero el problema ahora era que aquél animal intentara defenderse incluso de ella y pudiera terminar más lastimado de lo que posiblemente estaba. Había que pensar en una solución rápida y eso hizo. Se posicionó entonces tras un árbol y sacó uno de sus cuchillos tras las ropas, la solución no era complicada, no iba a saltar a atacarlos así, sino que podía espantarlos a todos con un simple movimiento. Extendió el brazo buscando algún reflejo del sol y moviéndolo ligeramente lo direccionó hacia los cuervos. Eso entorpecería su vista y el gato estaría libre. Y así fue, los animales escaparon con rapidez y confusión y por un segundo, el pequeño animal libre y probablemente herido desapareció de su vista.
Por ahora Leigh sólo podía observar, buscar con la mirada al rápido felino y ver que podía hacer. De por sí ella era muy fría con todo lo que tuviera forma humana, pero con los animales era distinto, o al menos con algunos. Se quedó allí entonces, precavida con cualquier movimiento que pudiera ser evidente y tratando de localizar con la vista al gato.
Hace tiempo que Leigh le busca el rastro a alguien, que, en teoría no se cruzó antes. Esto le permite observarlo sin que él la identifique con rapidez por el olor de su sangre. Esta tarde ella caminó algo más tranquila, pues aún se supone que ellos no despertaban o por lo menos no saldrían de sus residencias, y se dirigió hacia uno de los castillos más alejados de la zona. Empezó a detestar el otoño porque era una alerta sobre el acercamiento de alguien. Los pasos eran más sonoros con el crujir de las hojas secas y no siempre se pueden esquivar todas. Cualquiera diferencia el sonido de la pisada de un animal con la de un humano, un punto menos a favor de la cazadora.
Su mente estaba en ello, en el otoño que no le ayudaba mucho, al menos por ahora, cuando de repente un gran aleteo sonó muy cerca. Camino con más rapidez pero con cautela y la escena la dejó sin palabras por un segundo. "¿Un montón de cuervos tras un gato?".
Los cuervos son de las aves más inteligentes y se adaptan fácilmente a muchas situaciones, pero también son obstinados y repiten la búsqueda de lo que quieren una y otra vez. Pensó en tomar a aquél felino entre sus brazos, pero el problema ahora era que aquél animal intentara defenderse incluso de ella y pudiera terminar más lastimado de lo que posiblemente estaba. Había que pensar en una solución rápida y eso hizo. Se posicionó entonces tras un árbol y sacó uno de sus cuchillos tras las ropas, la solución no era complicada, no iba a saltar a atacarlos así, sino que podía espantarlos a todos con un simple movimiento. Extendió el brazo buscando algún reflejo del sol y moviéndolo ligeramente lo direccionó hacia los cuervos. Eso entorpecería su vista y el gato estaría libre. Y así fue, los animales escaparon con rapidez y confusión y por un segundo, el pequeño animal libre y probablemente herido desapareció de su vista.
Por ahora Leigh sólo podía observar, buscar con la mirada al rápido felino y ver que podía hacer. De por sí ella era muy fría con todo lo que tuviera forma humana, pero con los animales era distinto, o al menos con algunos. Se quedó allí entonces, precavida con cualquier movimiento que pudiera ser evidente y tratando de localizar con la vista al gato.
Leigh Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Los cuervos se marcharon tan repentinamente como aparecieron, estoy dolorido y bastante seguro que esa humedad que siento en mi pelaje debe tratarse de sangre, sin embargo contento conmigo mismo, acaba de defender el castillo de una parvada de más de 50 agresivos cuervos! Derrotándolos sólo con pura fiereza animal y mis garras más poderosas que las de cualquier tigre.
Empezaba a lamer mis heridas cuando el crujido de unas hojas capta mi atención viendo a una mujer caminando por el jardín buscando algo con la mirada. Por sus vestimentas puedo deducir que no se trata de ninguna de las criadas ”¿una vecina?” quizás… parece una de esas señoritas que desfilan en carruaje frente a la propiedad en días soleados. Maúllo para llamar su atención, un héroe herido siempre debe contar con el auxilio de una hermosa doncella que cuide de sus heridas de guerra y alabe las proezas de su coraje.
“¡Ven aquí! ¡Cárgame! ¿o acaso no ves que estoy herido y sangrando?” le digo aunque se que no puede entenderme bajo esta apariencia. Me echo de costado con cierto dramatismo mientras mis maullidos se tornan más lastimeros.
Que divertido empieza a resultarme la situación ”me consolará con palabras dulces y acariciara mi pelaje mientras me recuesta sobre sus faldas?”, si fuera una de las mujeres del servicio sólo me ignoraría, ellas siempre me ignoran sólo porque soy un poquitín travieso y a veces causo problemas…
Empezaba a lamer mis heridas cuando el crujido de unas hojas capta mi atención viendo a una mujer caminando por el jardín buscando algo con la mirada. Por sus vestimentas puedo deducir que no se trata de ninguna de las criadas ”¿una vecina?” quizás… parece una de esas señoritas que desfilan en carruaje frente a la propiedad en días soleados. Maúllo para llamar su atención, un héroe herido siempre debe contar con el auxilio de una hermosa doncella que cuide de sus heridas de guerra y alabe las proezas de su coraje.
“¡Ven aquí! ¡Cárgame! ¿o acaso no ves que estoy herido y sangrando?” le digo aunque se que no puede entenderme bajo esta apariencia. Me echo de costado con cierto dramatismo mientras mis maullidos se tornan más lastimeros.
Que divertido empieza a resultarme la situación ”me consolará con palabras dulces y acariciara mi pelaje mientras me recuesta sobre sus faldas?”, si fuera una de las mujeres del servicio sólo me ignoraría, ellas siempre me ignoran sólo porque soy un poquitín travieso y a veces causo problemas…
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Leigh apenas avanzó unos dos pasos intentando hallar al gato de reflejos dorados en medio de el pasto crecido, el contraste de colores seguro sería evidente y para su fortuna, ella gozaba de muy buena vista. Unos pasos más adelante, notó que evidentemente algo se movía y luego escuchó un maullido lastimero. Pero, ella había tenido gatos en su niñez, conocía bien cual era el sonido de un gato adolorido realmente y cual lo diferenciaba de un gato consentido. Según su percepción, en este caso aplicaba la segunda idea.
Avanzó despacio y echó primero una mirada sigilosa a las ventanas ubicadas en la parte alta del lugar. No vio nada y esa era la idea, pues no quería ser descubierta en la zona de vampiros y sobretodo que tal descuido fuera debido a la búsqueda de un gato. Una vez se aseguró de no ver a nadie, se inclinó y el gato de forma inmediata se echó de costado y la miró como si con eso dijera todo. Pero... ella se quedó viéndolo un segundo, aquella mirada parecía por un segundo tan planeada que era como ver a un pequeño a través de los ojos de un felino herido. Le acarició con la yema de los dedos la cabeza al animal como si eso pudiera calmarlo y entonces hizo lo que solía hacer antes, hablarle a los animales como si acaso le entendieran.
-Te voy a mover con cuidado, sólo quédate tranquilo.- Le dijo en tono bajo pero seguro y lo movió de tal forma que en unos segundos lo tuvo en su regazo. No despegó los ojos del pequeño y retrocedió sus pasos hasta estar de nuevo detrás de los árboles. Lo mantuvo vigilado no porque se fuera a ir, sino porque sabía bien como reaccionaban los felinos asustados y aún no estaba segura de lo que habían alcanzado a hacer los cuervos. Se inclinó en silencio y lo apoyó en sus piernas para acariciarle un poco la cabeza antes de revisarlo. Evidentemente si tocaba las heridas de primeras, aquél instinto natural en él le haría salir despavorido y quedaría en la misma situación. En teoría, tendría que ganarse primero la confianza del felino.
Magna distracción se permitió la cazadora, pero finalmente no había de que preocuparse por ahora, los rayos del sol todavía bañaban París a unas pocas horas de sus despedida y finalmente era sólo un gato, un indefenso gato, según ella, según alguien que no había cazado cambiaformas, hasta ahora.
Avanzó despacio y echó primero una mirada sigilosa a las ventanas ubicadas en la parte alta del lugar. No vio nada y esa era la idea, pues no quería ser descubierta en la zona de vampiros y sobretodo que tal descuido fuera debido a la búsqueda de un gato. Una vez se aseguró de no ver a nadie, se inclinó y el gato de forma inmediata se echó de costado y la miró como si con eso dijera todo. Pero... ella se quedó viéndolo un segundo, aquella mirada parecía por un segundo tan planeada que era como ver a un pequeño a través de los ojos de un felino herido. Le acarició con la yema de los dedos la cabeza al animal como si eso pudiera calmarlo y entonces hizo lo que solía hacer antes, hablarle a los animales como si acaso le entendieran.
-Te voy a mover con cuidado, sólo quédate tranquilo.- Le dijo en tono bajo pero seguro y lo movió de tal forma que en unos segundos lo tuvo en su regazo. No despegó los ojos del pequeño y retrocedió sus pasos hasta estar de nuevo detrás de los árboles. Lo mantuvo vigilado no porque se fuera a ir, sino porque sabía bien como reaccionaban los felinos asustados y aún no estaba segura de lo que habían alcanzado a hacer los cuervos. Se inclinó en silencio y lo apoyó en sus piernas para acariciarle un poco la cabeza antes de revisarlo. Evidentemente si tocaba las heridas de primeras, aquél instinto natural en él le haría salir despavorido y quedaría en la misma situación. En teoría, tendría que ganarse primero la confianza del felino.
Magna distracción se permitió la cazadora, pero finalmente no había de que preocuparse por ahora, los rayos del sol todavía bañaban París a unas pocas horas de sus despedida y finalmente era sólo un gato, un indefenso gato, según ella, según alguien que no había cazado cambiaformas, hasta ahora.
Leigh Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Deje que me consintiera pero no podía permitirle examinar mis heridas, sanaba más deprisa de lo que se tomaría por normal y los humanos no entendían aquello que salía de su comprensión. Empuje sus manos con mis patitas cada vez que las acerco a mi lomo, e incluso pinché sus dedos levemente con mis dientes cuando insistió en revisarme.
No iba a morir a causa de unos pocos rasguños (aun si escocían y sintiese la sangre endurecerse entre mi pelo), un héroe de mi calibre jamás desfallecería aun después de enfrentar 80 hambrientos cuervos… o eran cien? Doscientos sonaba mejor.
“Llévame a casa” maúlle mientras la miraba con fijeza. Adentro tendría un sitio cómodo y los mimos de las mucamas mientras esperaban que me recuperara antes de que el amo despertase. Me sobornarían con dulces y leche tibia para que no mencionase que me había hecho daño, en tanto yo pretendería estar más grave sólo para agobiarlas, pues si había alguien que realmente saldría perjudicado de que el amo supiese del incidente, ese sin duda seria yo mismo, no tenía permiso de romperme.
Además tenía un plan para pasar el resto de la tarde con algo que prometía ser más interesante que mortificar a las pobres doncellas. Rara vez teníamos visitas, menos aun jóvenes señoritas de aspecto noble merodeando en el jardín, era una oportunidad única de romper la rutina y hacer algo nuevo. Quizás incluso ella podría llegar a agradarme, como me gustaban sus ojos claros, esa sería otra novedad bienvenida, alguien con quien distraerme y compartir mi tiempo gratamente.
No iba a morir a causa de unos pocos rasguños (aun si escocían y sintiese la sangre endurecerse entre mi pelo), un héroe de mi calibre jamás desfallecería aun después de enfrentar 80 hambrientos cuervos… o eran cien? Doscientos sonaba mejor.
“Llévame a casa” maúlle mientras la miraba con fijeza. Adentro tendría un sitio cómodo y los mimos de las mucamas mientras esperaban que me recuperara antes de que el amo despertase. Me sobornarían con dulces y leche tibia para que no mencionase que me había hecho daño, en tanto yo pretendería estar más grave sólo para agobiarlas, pues si había alguien que realmente saldría perjudicado de que el amo supiese del incidente, ese sin duda seria yo mismo, no tenía permiso de romperme.
Además tenía un plan para pasar el resto de la tarde con algo que prometía ser más interesante que mortificar a las pobres doncellas. Rara vez teníamos visitas, menos aun jóvenes señoritas de aspecto noble merodeando en el jardín, era una oportunidad única de romper la rutina y hacer algo nuevo. Quizás incluso ella podría llegar a agradarme, como me gustaban sus ojos claros, esa sería otra novedad bienvenida, alguien con quien distraerme y compartir mi tiempo gratamente.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
-¡Ahj, pero vaya que eres inquieto!- Mencionó Leigh cuando el gato parecía revolverse para evitar ser tocado en las posibles heridas. Ella suspiro y retiró sus manos del felino pero aún dejándolo apoyado sobre sus piernas -Bueno, al menos no eres un gato agresivo y... hay que ver el pelo que tienes. Seguro alguno de estos desagradables seres es tu dueño, pobre criatura.- Definitivamente era demasiado agradable para ser un gato callejero, a pesar de lo sucedido tenía una pelaje suave y limpio que determinaba que tenía un dueño y que seguro no vivía lejos.
El gato emitió un maullido que interrumpió de nuevo sus pensamientos y ella fijó de nuevo la mirada en él, y ahí estaba, otra vez esa mirada que la confundía por parecer tan.... ¿humana?. Dudó de sus propias formas de llamarle a eso, pero no tuvo otra opción, aparte, claro, sobre que este gato era bastante peculiar.
-¿Sabes?- Dijo de la nada como si no le hablara a nadie el resto del tiempo. -Me gustaría saber que le hiciste a los cuervos- Le acarició de nuevo sólo en la cabeza y por detrás de las orejas. -No entiendo como pasó, pero bueno, en un rato te dejaré libre. No sé donde vives y tampoco puedo llevarte, no entraré en la jaula de la bestia- Comentó haciendo un comentario irónico sobre los vampiros. Pero, que más daba, en teoría no era que el gato fuera a entender y a decir que alguien merodeaba por la zona. Era sólo eso, un animal esquivo pero que al menos empezaba a verse mejor, sin dolor y sin sangre cubriendo su dorado pelo.
-Ahora no hice lo que debía, me distraje por tu culpa bonito- Patética, así se sintió por un segundo pero no dejo de acariciarlo. Fue como si reconociera en ella algo que creía olvidado, aunque, sinceramente, prefería que la distrajera un gato y no un humano, pese a que ahora le hablara como si le fuera a responder en algún momento.
El gato emitió un maullido que interrumpió de nuevo sus pensamientos y ella fijó de nuevo la mirada en él, y ahí estaba, otra vez esa mirada que la confundía por parecer tan.... ¿humana?. Dudó de sus propias formas de llamarle a eso, pero no tuvo otra opción, aparte, claro, sobre que este gato era bastante peculiar.
-¿Sabes?- Dijo de la nada como si no le hablara a nadie el resto del tiempo. -Me gustaría saber que le hiciste a los cuervos- Le acarició de nuevo sólo en la cabeza y por detrás de las orejas. -No entiendo como pasó, pero bueno, en un rato te dejaré libre. No sé donde vives y tampoco puedo llevarte, no entraré en la jaula de la bestia- Comentó haciendo un comentario irónico sobre los vampiros. Pero, que más daba, en teoría no era que el gato fuera a entender y a decir que alguien merodeaba por la zona. Era sólo eso, un animal esquivo pero que al menos empezaba a verse mejor, sin dolor y sin sangre cubriendo su dorado pelo.
-Ahora no hice lo que debía, me distraje por tu culpa bonito- Patética, así se sintió por un segundo pero no dejo de acariciarlo. Fue como si reconociera en ella algo que creía olvidado, aunque, sinceramente, prefería que la distrajera un gato y no un humano, pese a que ahora le hablara como si le fuera a responder en algún momento.
Última edición por Leigh Lezarc el Vie Abr 12, 2013 3:50 pm, editado 1 vez
Leigh Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Desagradable y bestia no eran precisamente los adjetivos que usaría para describir a mi amo, obscuro, salvaje y mortalmente hermoso encajaban mejor si de él hablábamos, pero prefería que ella lo despreciara y hablara de él de aquel modo a que fuese una de sus admiradoras, ya tenía demasiada competencia por su atención para desear otra más. Entendía perfectamente todo lo que ella decía, mi mente no se veía disminuida por mi transformación, aunque mi percepción del mundo si era otra, todo parecía más intenso, el sonido de su acompasado corazón, el viento deslizándose entre las hojas, el ligero perfume femenino acentuado por su cálida cercanía, todo estaba aumentado por mis sentidos felinos.
Era demasiado pronto para dejarla ir, aun no sabía siquiera su nombre y ella continuaba privada del conocimiento del mío propio, necesitaba algo más que maullidos para persuadirla de quedarse. Salte fuera de su regazo “espérame aquí” le dije aunque fuese inútil porque no podía entenderme y corrí a toda prisa hacia el castillo a tiempo de entrar cuando una de las doncellas abría la puerta, me transforme apenas atravesé el umbral sin inmutarme por los gritos de consternación causados por mi desnudes.
- ¡Muchacho descarado! - exclamo la vieja ama de llaves – ¡Ponte algo inmediatamente! – exigió.
Pase junto a ella sonriendo con descaro, besando furtivamente su mejilla a lo que ella dio un manotazo que sólo azoto el aire pues ya estaba corriendo hacia mi habitación. Me enfunde en los primeros pantalones que halle a mano, calzándome las botas mientras iba saltando en un pie procurando tomar una camisa del armario. Nuevamente corría hacía el exterior esperando que no hubiese ido muy lejos.
- ¡MAURICE! ¿¡A DONDE VAS!? - trato de averiguar a gritos la anciana, sin embargo ya me encontraba en el jardín fuera del alcance de sus huesudos dedos.
Mi camisa iba ondeando detrás mío ya que no había tenido ni la paciencia ni el tiempo de vestirme de forma apropiada, logre alcanzarla justo en los límites de la propiedad.
- ¡Espera! – exclame para que me notara. Me detuve cerca suyo jadeando por la carrera – Te vi… - le dije teniendo que inclinarme un poco para recuperar el aliento – lo siento… creo que corrí demasiado – me disculpe tomando una onda respiración para recuperar la compostura luego de lo cual hice una reverencia quitándome un sombrero imaginario – Soy Maurice Morgan, sólo un criado del castillo, estoy a cargo de los animales y quería agradecerte por ayudar al gato del amo, te vi con él desde el castillo – con excepción de mi nombre el resto no era más que escusas y mentiras, sin embargo esperaba que le resultase suficiente para explicar que hubiese corrido a su encuentro – Si algo le sucediera a ese hermosos animal tendría que responder ante mi señor por mi descuido.
Era demasiado pronto para dejarla ir, aun no sabía siquiera su nombre y ella continuaba privada del conocimiento del mío propio, necesitaba algo más que maullidos para persuadirla de quedarse. Salte fuera de su regazo “espérame aquí” le dije aunque fuese inútil porque no podía entenderme y corrí a toda prisa hacia el castillo a tiempo de entrar cuando una de las doncellas abría la puerta, me transforme apenas atravesé el umbral sin inmutarme por los gritos de consternación causados por mi desnudes.
- ¡Muchacho descarado! - exclamo la vieja ama de llaves – ¡Ponte algo inmediatamente! – exigió.
Pase junto a ella sonriendo con descaro, besando furtivamente su mejilla a lo que ella dio un manotazo que sólo azoto el aire pues ya estaba corriendo hacia mi habitación. Me enfunde en los primeros pantalones que halle a mano, calzándome las botas mientras iba saltando en un pie procurando tomar una camisa del armario. Nuevamente corría hacía el exterior esperando que no hubiese ido muy lejos.
- ¡MAURICE! ¿¡A DONDE VAS!? - trato de averiguar a gritos la anciana, sin embargo ya me encontraba en el jardín fuera del alcance de sus huesudos dedos.
Mi camisa iba ondeando detrás mío ya que no había tenido ni la paciencia ni el tiempo de vestirme de forma apropiada, logre alcanzarla justo en los límites de la propiedad.
- ¡Espera! – exclame para que me notara. Me detuve cerca suyo jadeando por la carrera – Te vi… - le dije teniendo que inclinarme un poco para recuperar el aliento – lo siento… creo que corrí demasiado – me disculpe tomando una onda respiración para recuperar la compostura luego de lo cual hice una reverencia quitándome un sombrero imaginario – Soy Maurice Morgan, sólo un criado del castillo, estoy a cargo de los animales y quería agradecerte por ayudar al gato del amo, te vi con él desde el castillo – con excepción de mi nombre el resto no era más que escusas y mentiras, sin embargo esperaba que le resultase suficiente para explicar que hubiese corrido a su encuentro – Si algo le sucediera a ese hermosos animal tendría que responder ante mi señor por mi descuido.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
De repente el pequeño y dorado gato se levantó y tras una mirada se fue corriendo como si nada. Leigh se levantó unos segundos después, sacudio sus ropas y dio una última mirada al lugar, justo a tiempo para ver al gato entrar a su casa y escuchar unas voces femeninas en tono alto y mayor pero por la distancia inentendibles. Ya era tiempo de partir, el pequeño estaba bien y al parecer en casa. Echó una última mirada a los altos ventanales de aquel lugar y dio medio vuelta empezando a tomar el camino hasta su casa. Ya no quedarse demasiado tiempo porque el atardecer empezaba a caer y ya se había distraído lo suficiente, luego habría momento de regresar y seguir buscando lo que anhelaba.
Camino apenas unos pasos pensando en el gato de nuevo cuando escuchó la voz de un hombre tras de ella. Se giro con rapidez y encontró a un muchacho semi vestido y descalzo que le pedía que esperara. La situación era extraña, sin duda, pero sin embargo ella se quedo quieta y aguardó a que el muchacho recuperara la compostura luego de la carrera. Aquél joven ofreció una disculpa, pero cuando levantó la mirada, Leigh se estremeció ligeramente. Era extraño, pero juraría que esa mirada la reconoció en otros ojos, y no en cualquiera, sino en los del gato. Pensó que su mente le jugaba una mala pasada y negó apenas con la cabeza.
- Descuide, Maurice, no es nada. Espero que el gato esté bien y que usted no tenga que responder por nada.- La respuesta fue sincera aunque ella omitió a propósito su propio nombre. Lo fue porque Leigh sabía que los bebedores se creían buenos señores y como cualquier humano de clase alta tenían un montón de criados para cada cosa. Eso era apenas una muestra de su molesta soberbia pero de todas formas ni el joven ni nadie tenía la culpa, a menos que supieran a quién servían.
Por lo general, los vampiros mantienen lejos de la verdad a quienes le sirven, pero tienen excepciones infiltradas que acallan las sospechas de los demás. Las preguntas comunes de ¿Porqué el amo no sale de día? o ¿Porqué nunca le vemos comiendo? y cosas similares, son disfrazadas por sus elegidos para conocer la verdad. Sea como fuere, iba a mantener sus palabras en terminos justos. Está bien que la cazadora confiaba en los animales, pero con los de apariencia humana, lo fueran o no, empezaban las dudas.
- Me alegra que el gato esté bien y reitero, mejor aún que usted no tenga que pagarlo. Ahora, si me disculpa, me retiro, ya casi anochecerá y este lugar está algo lejos del lugar a donde me dirijo. Buena tarde, joven.- Hizo una pequeña reverencia inclinando sutilmente la cabeza y se dispuso a dar media vuelta sin pensarlo demasiado, ya hoy seguía mostrándose a cada momento distraída.
Camino apenas unos pasos pensando en el gato de nuevo cuando escuchó la voz de un hombre tras de ella. Se giro con rapidez y encontró a un muchacho semi vestido y descalzo que le pedía que esperara. La situación era extraña, sin duda, pero sin embargo ella se quedo quieta y aguardó a que el muchacho recuperara la compostura luego de la carrera. Aquél joven ofreció una disculpa, pero cuando levantó la mirada, Leigh se estremeció ligeramente. Era extraño, pero juraría que esa mirada la reconoció en otros ojos, y no en cualquiera, sino en los del gato. Pensó que su mente le jugaba una mala pasada y negó apenas con la cabeza.
- Descuide, Maurice, no es nada. Espero que el gato esté bien y que usted no tenga que responder por nada.- La respuesta fue sincera aunque ella omitió a propósito su propio nombre. Lo fue porque Leigh sabía que los bebedores se creían buenos señores y como cualquier humano de clase alta tenían un montón de criados para cada cosa. Eso era apenas una muestra de su molesta soberbia pero de todas formas ni el joven ni nadie tenía la culpa, a menos que supieran a quién servían.
Por lo general, los vampiros mantienen lejos de la verdad a quienes le sirven, pero tienen excepciones infiltradas que acallan las sospechas de los demás. Las preguntas comunes de ¿Porqué el amo no sale de día? o ¿Porqué nunca le vemos comiendo? y cosas similares, son disfrazadas por sus elegidos para conocer la verdad. Sea como fuere, iba a mantener sus palabras en terminos justos. Está bien que la cazadora confiaba en los animales, pero con los de apariencia humana, lo fueran o no, empezaban las dudas.
- Me alegra que el gato esté bien y reitero, mejor aún que usted no tenga que pagarlo. Ahora, si me disculpa, me retiro, ya casi anochecerá y este lugar está algo lejos del lugar a donde me dirijo. Buena tarde, joven.- Hizo una pequeña reverencia inclinando sutilmente la cabeza y se dispuso a dar media vuelta sin pensarlo demasiado, ya hoy seguía mostrándose a cada momento distraída.
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Ella se había tornado fría y esquiva en el corto lapso que me demore en ir y volver, casi resultaba otra mujer, “¿acaso era por mi aspecto? ¿no era lo bastante hermosos para ella?”. Mire hacia mi mismo, estaba completamente desalineado, con parte de mi torso a la vista y los pies descalzos, “¿la visión de mi piel la ofendía?” … Entrecerré los ojos hacía ella que ahora me daba la espalda, “¿era posible que me hubiese equivocado tanto?” Había pensado que ella podía ser divertida si tenía el valor de andar por allí sin una doncella que la acompañase y metiéndose al los jardines ajenos, pero al parecer ante su propia especie prefería guardar las apariencias y pretender ser tan puritana como cualquiera de las damas de alta sociedad.
- Me temo que no puedo permitir que se vaya – dije a la espera de una reacción de fingido miedo, conocía ese juego, temor, incitación, depravación, con las máscaras apropiadas se conseguía casi cualquier cosa en esta sociedad de complicadas normas e irrefrenables instintos – como bien ha señalado empieza a obscurecer y veo que no cuenta con la compañía de una doncella, mi conciencia no me permitiría descansar esta noche si dejase que una delicada señorita regresase sola a casa sin alguien para proteger su virtud – no iba a deshacerse tan fácilmente de mí sólo porque me considerase inferior a su posición.
Normalmente no tenía que esforzarme para conseguir que me miraran con deseo y buscasen mi afecto, era natural para mi conseguir todo eso sin siquiera proponérmelo, que una mujer me tratase con esa fría indiferencia me molestaba de forma indecible, hacía que desease borrar su existencia. Sin embargo lo que haría sería ser el joven más encantador y galante que alguna vez hubiese conocido, haría que me adorara y pensase en mi por las noches, mis pupilas iridiscentes atormentarían sus sueños y el fantasma de mis “accidentales” roces calentaría su sexo en la intimidad de su habitación.
Jugaría con ella susurrando palabras dulces a su oído, le haría promesas que jamás pensaría en cumplir y cuando me amara tan locamente que ella misma buscaría ofrecer esa sobrevalorada “virtud”, aquella que tan celosamente guardan todas las jovencitas de noble cuna, yo la rechazaría para disfrutar ver en sus ojos como algo se quebraba en su alma.
- Me temo que no puedo permitir que se vaya – dije a la espera de una reacción de fingido miedo, conocía ese juego, temor, incitación, depravación, con las máscaras apropiadas se conseguía casi cualquier cosa en esta sociedad de complicadas normas e irrefrenables instintos – como bien ha señalado empieza a obscurecer y veo que no cuenta con la compañía de una doncella, mi conciencia no me permitiría descansar esta noche si dejase que una delicada señorita regresase sola a casa sin alguien para proteger su virtud – no iba a deshacerse tan fácilmente de mí sólo porque me considerase inferior a su posición.
Normalmente no tenía que esforzarme para conseguir que me miraran con deseo y buscasen mi afecto, era natural para mi conseguir todo eso sin siquiera proponérmelo, que una mujer me tratase con esa fría indiferencia me molestaba de forma indecible, hacía que desease borrar su existencia. Sin embargo lo que haría sería ser el joven más encantador y galante que alguna vez hubiese conocido, haría que me adorara y pensase en mi por las noches, mis pupilas iridiscentes atormentarían sus sueños y el fantasma de mis “accidentales” roces calentaría su sexo en la intimidad de su habitación.
Jugaría con ella susurrando palabras dulces a su oído, le haría promesas que jamás pensaría en cumplir y cuando me amara tan locamente que ella misma buscaría ofrecer esa sobrevalorada “virtud”, aquella que tan celosamente guardan todas las jovencitas de noble cuna, yo la rechazaría para disfrutar ver en sus ojos como algo se quebraba en su alma.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Por un momento juraría que aquél joven pareció molesto, incluso se observó a si mismo como deduciendo algo que ella no comprendía del todo o que tal vez no pretendía proyectar. De todas formas se giró, y apenas habría avanzado un paso cuando escuchó su voz de nuevo, diciendo que no podría permitirle irse. Leigh entonces se detuvo en seco, este tipo de frases nunca traían nada bueno y ella se ponía más alerta por ello. Se giró y le miró fijamente haciendo caso omiso de sus rasgos físicos, que, si bien eran hermosos, la cazadora estaba acostumbrada a no dejarse deslumbrar por la belleza. Cazaba vampiros en su mayoría, así que no podía dar pie a dejarse deslumbrar por causa de sus ojos.
-Descuide usted, no es la primera vez que camino sola de noche. De hecho, se me da muy bien.- Dijo con un fingido tono delicado pero la verdad es que le miraba con tal firmeza que por un poco más le habría respondido otra cosa. No sabía a ciencia cierta que pasaba por la mente de aquél muchacho, pero lo cierto es que no era cualquier joven inocente o ignorante de la situación real en París, su intuición la dirigía hacía alguien totalmente consciente de todo hecho sobrenatural. -Además, una dama de compañía no es defensa para nadie, me arreglo mejor sola, créame- Al decir esto bajo su tono de voz, pero jamás la firmeza del mismo.
Tras una mirada más tranquila que intentaba sondear las verdaderas intensiones del chico, deslizó sus manos hacía atrás de la cintura, como si solamente las apoyara y nada más. Pero tras las ropas de un cazador siempre hay algo para su defensa, y Leigh no es ninguna tonta, ya ha tenido suficientes encuentros como para no fiarse de nadie. Sus ojos se mantenían completamente fijos en los de él tratando de encontrar algún indicio de algo, mientras su mente pensaba en todas las posibilidades posibles, todo antes de entrar en la jaula de uno de los cuales ella cazaba.
-Vaya usted tranquilo, seguro su amo lo espera.- Dijo como si eso pudiera provocar alguna señal ¿Qué será realmente? esta era la pregunta más latente en su cabeza. Deseó leer sus pensamientos pero aquello era imposible, lo único que restaba era no perderlo de vista, ni siquiera en un parpadeo.
-Descuide usted, no es la primera vez que camino sola de noche. De hecho, se me da muy bien.- Dijo con un fingido tono delicado pero la verdad es que le miraba con tal firmeza que por un poco más le habría respondido otra cosa. No sabía a ciencia cierta que pasaba por la mente de aquél muchacho, pero lo cierto es que no era cualquier joven inocente o ignorante de la situación real en París, su intuición la dirigía hacía alguien totalmente consciente de todo hecho sobrenatural. -Además, una dama de compañía no es defensa para nadie, me arreglo mejor sola, créame- Al decir esto bajo su tono de voz, pero jamás la firmeza del mismo.
Tras una mirada más tranquila que intentaba sondear las verdaderas intensiones del chico, deslizó sus manos hacía atrás de la cintura, como si solamente las apoyara y nada más. Pero tras las ropas de un cazador siempre hay algo para su defensa, y Leigh no es ninguna tonta, ya ha tenido suficientes encuentros como para no fiarse de nadie. Sus ojos se mantenían completamente fijos en los de él tratando de encontrar algún indicio de algo, mientras su mente pensaba en todas las posibilidades posibles, todo antes de entrar en la jaula de uno de los cuales ella cazaba.
-Vaya usted tranquilo, seguro su amo lo espera.- Dijo como si eso pudiera provocar alguna señal ¿Qué será realmente? esta era la pregunta más latente en su cabeza. Deseó leer sus pensamientos pero aquello era imposible, lo único que restaba era no perderlo de vista, ni siquiera en un parpadeo.
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Me costo mantener la sonrisa, esa mujer me miraba como a un vulgar criminal, si bien admito que fui un ladronzuelo en mi juventud ¿como podía ella pensar que alguien tan bello como yo precisaría apoderarse de sus joyas o su monedero?. A cada momento me irritaba más, pero no estaba dispuesto a rendirme tan fácilmente.
- Mi señor tiene asuntos más importantes que ocuparse de cada uno de sus vasallos – le respondí. El amo quizás se enfadara si salía sin pedirle permiso ni informarle pero no era la primera vez que hacia algo así, encontraría el modo de que me perdonara – Además estoy seguro que el entenderá mis motivos si le explico que sólo quería estar seguro de que una señorita, tan delicada y hermosa como usted, logre llegar sana y salva a su hogar – ella no iba a escapar tan fácilmente de mi, no hasta que me mirara con adoración y la sola mención de mi nombre fuese como una caricia para sus oídos.
Claro que aun no tenía idea de cómo lo lograría, de momento estaba seguro que al menos necesitaba vestirme mejor la próxima vez que la viera, uno de los trajes de mi amo podría serme de utilidad si no fuese porque el era varias tallas más grandes que yo, ponerme su ropa me haría ver como un niño que ha asaltado el guardarropa de su padre. Decirle que era un sirviente también fue otro error, obviamente siendo una señorita de buena familia no se fijaría en alguien inferior a su posición, así que ahora debería ser bastante creativo para lograr borrar mi status social de su mente.
Pero necesitaba al menos algunas pistas sobre ella para saber que hacer, se mostraba tan hermética que ni siquiera su nombre me dio, si lograba ganar algo de su confianza sabía que lograría que me dijese todo lo que necesitaba. Si era una romántica mañana mismo me ocuparía de llenar de flores su portal, si era superficial conseguiría un diamante para ella, si era una de esas poco convencionales mujeres que se consideran “intelectuales” haría un esfuerzo y desenterraría de mi mente los libros que había leído en la biblioteca de mi amo durante todos los años que llevaba sirviéndole.
- Mi señor tiene asuntos más importantes que ocuparse de cada uno de sus vasallos – le respondí. El amo quizás se enfadara si salía sin pedirle permiso ni informarle pero no era la primera vez que hacia algo así, encontraría el modo de que me perdonara – Además estoy seguro que el entenderá mis motivos si le explico que sólo quería estar seguro de que una señorita, tan delicada y hermosa como usted, logre llegar sana y salva a su hogar – ella no iba a escapar tan fácilmente de mi, no hasta que me mirara con adoración y la sola mención de mi nombre fuese como una caricia para sus oídos.
Claro que aun no tenía idea de cómo lo lograría, de momento estaba seguro que al menos necesitaba vestirme mejor la próxima vez que la viera, uno de los trajes de mi amo podría serme de utilidad si no fuese porque el era varias tallas más grandes que yo, ponerme su ropa me haría ver como un niño que ha asaltado el guardarropa de su padre. Decirle que era un sirviente también fue otro error, obviamente siendo una señorita de buena familia no se fijaría en alguien inferior a su posición, así que ahora debería ser bastante creativo para lograr borrar mi status social de su mente.
Pero necesitaba al menos algunas pistas sobre ella para saber que hacer, se mostraba tan hermética que ni siquiera su nombre me dio, si lograba ganar algo de su confianza sabía que lograría que me dijese todo lo que necesitaba. Si era una romántica mañana mismo me ocuparía de llenar de flores su portal, si era superficial conseguiría un diamante para ella, si era una de esas poco convencionales mujeres que se consideran “intelectuales” haría un esfuerzo y desenterraría de mi mente los libros que había leído en la biblioteca de mi amo durante todos los años que llevaba sirviéndole.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
El cambio constante y casi radical de los gestos de Maurice eran una especie de alerta para Leigh, pero a veces ella no huye de las alertas porque el hecho de ser cazador implica que muchas veces te ves en la situación de entrar en la boca del lobo como reza el adagio popular. Habían dos cosas aquí: 1. El chico era realmente extraño e incluso sospechoso. Y 2. El vampiro en casa tenía sirvientes humanos. La segunda idea le hizo pensar a Leigh que seguramente el señor no mataría a nadie en casa por aquella fachada que mantienen los vampiros. La única excepción sería que todos durmieran o que aquél señor o este, su siervo, no tuvieran nada que ocultar dentro de casa, estuviera quien estuviera.
Este iba a ser uno de esos momentos que detestaba Leigh, y ese, es fingirse damita en aprietos. A pesar que era mujer de buena clase y se vestía como tal, aunque más cómoda por aquello a lo cuál se dedicaba, lo cierto es que prefería estar sola y hacerte todo de la misma manera. Pero esto hacía parte de su labor y, aunque no sonreía intentaba mostrarse más amable e incluso suavizaba el tono de su voz y sus palabras. Era el momento de ceder, total siempre estaba en peligro ¿Qué más daba?
- No quiero ser grosera con usted, caballero. Y no lo seré. Así que, está bien, acepto su compañía.- Y asintió con gesto amable. El hombre ahora se podría dirigir a la casa o bien acompañarla realmente a la zona central de Francia que era hacia donde ella iba. La cuestión era que no creía que él fuera a ir descalzo hasta allá... o quién sabe.
- Ah, por cierto, soy Lauren, lamento no haberme presentado antes- Le dijo luego de un breve silencio como seguir haciendo más coherente la situación. Mintió, claro, aquél nombre era el de su madre, por tanto no lo confundiría y respondería a él como había hecho en otras ocasiones, eso era lo de menos, lo idea, era averiguar realmente quién era Maurice y como se manejaba su amo, por ahora lo segundo era lo elemental para aniquilarle luego. Y en cuanto a Maurice, sólo él trazaría su destino.
Este iba a ser uno de esos momentos que detestaba Leigh, y ese, es fingirse damita en aprietos. A pesar que era mujer de buena clase y se vestía como tal, aunque más cómoda por aquello a lo cuál se dedicaba, lo cierto es que prefería estar sola y hacerte todo de la misma manera. Pero esto hacía parte de su labor y, aunque no sonreía intentaba mostrarse más amable e incluso suavizaba el tono de su voz y sus palabras. Era el momento de ceder, total siempre estaba en peligro ¿Qué más daba?
- No quiero ser grosera con usted, caballero. Y no lo seré. Así que, está bien, acepto su compañía.- Y asintió con gesto amable. El hombre ahora se podría dirigir a la casa o bien acompañarla realmente a la zona central de Francia que era hacia donde ella iba. La cuestión era que no creía que él fuera a ir descalzo hasta allá... o quién sabe.
- Ah, por cierto, soy Lauren, lamento no haberme presentado antes- Le dijo luego de un breve silencio como seguir haciendo más coherente la situación. Mintió, claro, aquél nombre era el de su madre, por tanto no lo confundiría y respondería a él como había hecho en otras ocasiones, eso era lo de menos, lo idea, era averiguar realmente quién era Maurice y como se manejaba su amo, por ahora lo segundo era lo elemental para aniquilarle luego. Y en cuanto a Maurice, sólo él trazaría su destino.
Última edición por Leigh Lezarc el Lun Abr 29, 2013 3:11 am, editado 1 vez
Leigh Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Una sonrisa más sincera que las anteriores se ensancho en mis labios por aquella pequeña victoria. “Lauren” un nombre bonito para un rostro bonito y fácil de recordar pues era muy parecido a “laurier” uno de mis condimentos preferidos. Compartiría esa información con ella si no supiese que a las mujeres no les resultaba romántico o grato que se compara sus nombres con hierbas de cocina. Di un vistazo hacia el castillo, no me hallaba en mi mejor aspecto, ni siquiera había logrado ponerme las botas pero el cielo empezaba a obscurecer lo cual significaba que mi amo debía hallarse despierto, si me atrapaba jugando con una humana tendría que dar muchas incomodas explicaciones.
Opte por acomodar mejor las prendas que traía encima, metiendo la camisa dentro del pantalón y remangando la camisa para estar más cómodo, el fresco del otoño no me molestaba aunque era muy conciente de su caricia y los aromas que cargaba la brisa, promesas de noches heladas que en ese momento movilizaba a las ardillas… Ardillas, si, esa gordísima rata de cola peluda en aquella rama alta se veía tan bien, si trepaba hasta allí podría sorprenderla mientras ella escondía sus provisiones… pero “Laurel! Si, Laurel… No! Lauren, eso!” Ella era ahora la ardilla que quería.
Regrese mis ojos sobre ella y ofrecí mi brazo.
- Lo siento, soy un apasionado por los pequeños animales – ella no podía imaginar cuanto me gustaban, en especial corretearlos y jugar con ellos antes de darles el golpe de gracia – el jardín esta repleto de ardillas que corretean a todas horas y me fascina observarlas, deberías regresar otro día para mirarlas conmigo. – Una invitación que esperaba no tuviese en cuenta, aunque sería más fácil para mi verla en los alrededores si alguna de las doncellas le llevaba el chisme a mi amo o el mismo acababa percibiendo su aroma en su jardín estaría en un serio problema.
Opte por acomodar mejor las prendas que traía encima, metiendo la camisa dentro del pantalón y remangando la camisa para estar más cómodo, el fresco del otoño no me molestaba aunque era muy conciente de su caricia y los aromas que cargaba la brisa, promesas de noches heladas que en ese momento movilizaba a las ardillas… Ardillas, si, esa gordísima rata de cola peluda en aquella rama alta se veía tan bien, si trepaba hasta allí podría sorprenderla mientras ella escondía sus provisiones… pero “Laurel! Si, Laurel… No! Lauren, eso!” Ella era ahora la ardilla que quería.
Regrese mis ojos sobre ella y ofrecí mi brazo.
- Lo siento, soy un apasionado por los pequeños animales – ella no podía imaginar cuanto me gustaban, en especial corretearlos y jugar con ellos antes de darles el golpe de gracia – el jardín esta repleto de ardillas que corretean a todas horas y me fascina observarlas, deberías regresar otro día para mirarlas conmigo. – Una invitación que esperaba no tuviese en cuenta, aunque sería más fácil para mi verla en los alrededores si alguna de las doncellas le llevaba el chisme a mi amo o el mismo acababa percibiendo su aroma en su jardín estaría en un serio problema.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
El primer paso a una sonrisa más calma se vislumbró en el rostro del joven frente a ella ¿Acaso era caprichoso? era probable, Leigh había cedido y eso podría ser, o tal vez era sólo amable y nada más, siempre está la otra opción, aunque ella siempre elija la más desconfiada.
Él se acomodó sus prendas rápidamente e incluso pareció más dulce tras ello, como si hubiese algo de inocencia en él que lo hacía actuar de determinadas maneras. A todo esto, Leigh dejó caer sus manos a los costados, alejándolas de los cuchillos bajo las ropas sobre los cuales hasta hace poco habían descansado sus palmas y notó la repentina distracción de Maurice y por un segundo, intento buscar el motivo de aquello pero apenas de reojo, sin perderle a él de vista pues de todos modos, pareciera lo que pareciera, no se fiaba del todo.
Cuando él le ofreció su brazo, ella lo tomó sin problema, para su suerte, él le ofreció el derecho, lo cuál le daba la ventaja de tomarlo por su izquierda y tener su brazo más hábil libre como le sucede a cualquier diestro. Aparentemente iba a continuar descalzo pero Leigh no espetó nada al respecto, realmente pensar en las formas de decírselo, daba como resultado un montón de frases que al final sonaban del mismo tono grosero que prefirió evitar ante la evidente duda.
-Oh, en serio?- Continuó ella dulcificando su voz aunque no le agradaba hacerlo, odiaba sentirse débil, pero la actuación hace parte del trabajo de cazar. -Es afortunado, pues a mí también me gustan pero no tengo la suerte de contar con una zona como esta en el lugar que vivo. Ya sabe, edificaciones aquí y allá... - Negó apenas con la cabeza y frunció los labios como si realmente lo lamentara. La verdad es que sí le gustaban los animales, eso se había notado desde el gato, pero no tenía tiempo, siempre se ocupaba de mantener al día los negocios de la familia y posteriormente se dedicaba a cazar aunque no era cosa de todas las noches. Omitió la disimulada invitación porque no estaba segura de cuál sería la mejor respuesta, por cualquier lado aparecería una justificación del porqué estaba en ese lugar que no quería dar y esperaba que a él no se le ocurrieran más cosas, pero, tal vez era poco probable, aún quedaba camino por delante.
-¿Vive hace mucho por aquí?- Preguntó con rapidez como si quisiera distraerlo de cualquier pregunta relacionada por su mover por la zona y posteriormente guardó silencio esperando su respuesta.
Él se acomodó sus prendas rápidamente e incluso pareció más dulce tras ello, como si hubiese algo de inocencia en él que lo hacía actuar de determinadas maneras. A todo esto, Leigh dejó caer sus manos a los costados, alejándolas de los cuchillos bajo las ropas sobre los cuales hasta hace poco habían descansado sus palmas y notó la repentina distracción de Maurice y por un segundo, intento buscar el motivo de aquello pero apenas de reojo, sin perderle a él de vista pues de todos modos, pareciera lo que pareciera, no se fiaba del todo.
Cuando él le ofreció su brazo, ella lo tomó sin problema, para su suerte, él le ofreció el derecho, lo cuál le daba la ventaja de tomarlo por su izquierda y tener su brazo más hábil libre como le sucede a cualquier diestro. Aparentemente iba a continuar descalzo pero Leigh no espetó nada al respecto, realmente pensar en las formas de decírselo, daba como resultado un montón de frases que al final sonaban del mismo tono grosero que prefirió evitar ante la evidente duda.
-Oh, en serio?- Continuó ella dulcificando su voz aunque no le agradaba hacerlo, odiaba sentirse débil, pero la actuación hace parte del trabajo de cazar. -Es afortunado, pues a mí también me gustan pero no tengo la suerte de contar con una zona como esta en el lugar que vivo. Ya sabe, edificaciones aquí y allá... - Negó apenas con la cabeza y frunció los labios como si realmente lo lamentara. La verdad es que sí le gustaban los animales, eso se había notado desde el gato, pero no tenía tiempo, siempre se ocupaba de mantener al día los negocios de la familia y posteriormente se dedicaba a cazar aunque no era cosa de todas las noches. Omitió la disimulada invitación porque no estaba segura de cuál sería la mejor respuesta, por cualquier lado aparecería una justificación del porqué estaba en ese lugar que no quería dar y esperaba que a él no se le ocurrieran más cosas, pero, tal vez era poco probable, aún quedaba camino por delante.
-¿Vive hace mucho por aquí?- Preguntó con rapidez como si quisiera distraerlo de cualquier pregunta relacionada por su mover por la zona y posteriormente guardó silencio esperando su respuesta.
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
- Algún tiempo – fue mi respuesta casi automática. El amo se había establecido en Paris por una razón, la cual desconocía ya que no lo pregunte ni tuve curiosidad al respecto, el tenía muchos asuntos “importantes” que ocupaban su tiempo, cosas aburridas de “General”, mientras se tomase algo de tiempo para mi realmente no me importaba lo que hiciera el resto de su tiempo – ¿Y usted señorita Lauren? ¿Siempre ha vivido en esta ciudad? Si es así puedo apostar que conoce todos los sitios divertidos – Ser un gato hogareño era demasiado aburrido para mi, luchar contra cuervos y controlar la población de ardillas me entretenía, sin embargo mi espíritu estaba siempre ansioso de ir más allá, de explorar, experimentar y conocer. Los libros eran buenos guías pero el papel seguía siendo papel, sin importar con que palabras se describiera la dulzura de un vino, nada se comparaba a probarlo uno mismo.
Atravesamos la verja que dividía los terrenos de mi amo de la calle, afuera por alguna razón el viento parecía más fresco, más cargado de esencias. Era tentador soltarme del brazo de Lauren y correr hasta que mis piernas no diesen para más, ”tanto para ver, aromas, sabores, rostros, nombres… tantas cosas!”, sin embargo no iba a actuar como un cachorrillo sobreexcitado, domine mis ánimos y me obligue a adoptar una postura regia como la que observaba usaba mi amo al caminar.
Tenía que mantener mi mente centrada en el objetivo… sólo necesitaba recordar cual era ”Oh, si! Lauren!” ella era mi objetivo, quería su admiración y sus halagos, que me mirara como si fuese todo su mundo, y luego quería romperla, hacer trizas cada fútil esperanza que su corazón albergara.
Atravesamos la verja que dividía los terrenos de mi amo de la calle, afuera por alguna razón el viento parecía más fresco, más cargado de esencias. Era tentador soltarme del brazo de Lauren y correr hasta que mis piernas no diesen para más, ”tanto para ver, aromas, sabores, rostros, nombres… tantas cosas!”, sin embargo no iba a actuar como un cachorrillo sobreexcitado, domine mis ánimos y me obligue a adoptar una postura regia como la que observaba usaba mi amo al caminar.
Tenía que mantener mi mente centrada en el objetivo… sólo necesitaba recordar cual era ”Oh, si! Lauren!” ella era mi objetivo, quería su admiración y sus halagos, que me mirara como si fuese todo su mundo, y luego quería romperla, hacer trizas cada fútil esperanza que su corazón albergara.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
"Algún tiempo" estás palabras por parte del cambiaformas le dieron qué pensar a Leigh, era evidente que algo pasaba y había tomado una decisión, iba a jugar lo que su compañero accidental le propusiera, aún indirectamente. Pensó que ceder un poco le ayudaría no sólo a ganarse la confianza de Maurice, sino incluso poder llegar al lugar del vampiro, dos pájaros de un sólo tiro si el joven con quien caminaba ahora movía mal sus fichas, o en su defecto uno, el vampiro que sería el pez gordo de tal cacería.
-Ah, ya veo.- Lo asió un poco más del brazo como si no quisiera soltarle, todo era parte de su plan. -Pues, a pesar de ser Francesa viví en otra ciudad distinta a París, viví en Lyon. Es un lugar hermoso ¿Fuiste alguna vez?- Preguntó con un tono más animado a la vez que le buscaba la mirada mientras caminaban; se sentía como si intentara coquetear con él y le costaba horrores porque eso no hacía parte de su costumbre.
Ella mataba sin dar tregua a nada, peleaba por su vida cuando era necesario pero jamás buscaba jugadas alternativas. Tal vez sólo le era permitida una cada tanto y nada perdía con probar. Finalmente daba todo por perdido la mayoría de las veces e incluso su vida no le preocupaba como debiera porque ya se había enfriado lo suficiente como para no darle importancia a nadie. Luchaba, sí, porque cualquier cosa era peor que la monotonía de la clase alta, eso le resultaba más tedioso que el caminar en las sombras con la frecuente amenaza de la muerte.
Maurice parecía distraerse por momentos, su mirada iba de árbol en árbol como si no pudiera disfrutar de otra cosa distinta a la naturaleza; es más, en todo el camino, aunque el suelo no era del todo firme, no se había quejado por ir descalzo, seguramente podría correr desnudo por doquier y disfrutar del clima medianamente cálido que aún quedaba sin llegar a detenerse por verguenza, por incomodidad o lo que fuera. Resultaba gracioso y agradable al mostrarse como un niño curioso en el cuerpo de un atractivo hombre. Leigh se limitó a mirarlo, a examinarlo con la mirada con disimulo y un gesto amable, aunque seguramente si ella lo provocaba podría estallar en cólera rápidamente; Leihg aún recordaba los cambios repentinos en sus sonrisas a pesar que seguramente intentaba mantenerse firme, eso entre otras cosas que ella mantenía en su memoria como si todo fuera enlistado y se tratara de un silencioso análisis.
-Ah, ya veo.- Lo asió un poco más del brazo como si no quisiera soltarle, todo era parte de su plan. -Pues, a pesar de ser Francesa viví en otra ciudad distinta a París, viví en Lyon. Es un lugar hermoso ¿Fuiste alguna vez?- Preguntó con un tono más animado a la vez que le buscaba la mirada mientras caminaban; se sentía como si intentara coquetear con él y le costaba horrores porque eso no hacía parte de su costumbre.
Ella mataba sin dar tregua a nada, peleaba por su vida cuando era necesario pero jamás buscaba jugadas alternativas. Tal vez sólo le era permitida una cada tanto y nada perdía con probar. Finalmente daba todo por perdido la mayoría de las veces e incluso su vida no le preocupaba como debiera porque ya se había enfriado lo suficiente como para no darle importancia a nadie. Luchaba, sí, porque cualquier cosa era peor que la monotonía de la clase alta, eso le resultaba más tedioso que el caminar en las sombras con la frecuente amenaza de la muerte.
Maurice parecía distraerse por momentos, su mirada iba de árbol en árbol como si no pudiera disfrutar de otra cosa distinta a la naturaleza; es más, en todo el camino, aunque el suelo no era del todo firme, no se había quejado por ir descalzo, seguramente podría correr desnudo por doquier y disfrutar del clima medianamente cálido que aún quedaba sin llegar a detenerse por verguenza, por incomodidad o lo que fuera. Resultaba gracioso y agradable al mostrarse como un niño curioso en el cuerpo de un atractivo hombre. Leigh se limitó a mirarlo, a examinarlo con la mirada con disimulo y un gesto amable, aunque seguramente si ella lo provocaba podría estallar en cólera rápidamente; Leihg aún recordaba los cambios repentinos en sus sonrisas a pesar que seguramente intentaba mantenerse firme, eso entre otras cosas que ella mantenía en su memoria como si todo fuera enlistado y se tratara de un silencioso análisis.
Leigh Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Me gustaba más esta Lauren, sonriendo y colgándose de mi brazo mientras sus ojos parecían no tener suficiente de mi, estaba tan complacido con su cambio que casi podría ronronear, pero no debía, los humanos no ronroneaban, ni bufaban, ni correteaban ardillas, tenía que recordarlo, al igual que tenía que recordar todas las normas de comportamiento, me habían enseñado, incluso recuerdo a una de las muchas amas de llave que tubo el amo en los años que viví con él, era bastante severa, en más de una ocasión me jalo las orejas como si desease arrancármelas y me golpeo los dedos con una vara, eso cuando tenía alrededor de 26 años, la mujer hizo un infierno de mi vida mientras estuvo al servicio de la casa, incluso en mi forma de gato me perseguía a escobazos y me mantenía fuera de la residencia, por fortuna una noche se marcho sin dar explicaciones, simplemente desapareció.
- Mmm, realmente no recuerdo esa ciudad, pero es posible que la hubiese conocido acompañando al amo en algún viaje – para cuando me percate de que había dicho “amo” en lugar de “mi señor” era un poco tarde para corregirme o retractarme, sólo esperaba que la joven no le diera importancia, después de todo no debía ser tan raro que los criados se refirieran a sus empleadores de aquel modo – Espero que pueda perdonar mi atrevimiento señorita Lauren, pero necesito decirle lo hermosa que creo que es su sonrisa – la alabe procurando darle algo menos peligroso en que ocupar su bonita cabeza – me agradaría mucho volver a verla si eso no la ofende – por supuesto que necesitaba volver a verla, un breve paseo no era suficiente para enamorar a nadie – si usted esta de acuerdo, seria un placer convertirme en su amigo – por alguna razón eso ultimo me hizo sentir un nudo en el estomago y plantearme que quizás lo que estaba haciendo estaba mal.
Deseche esas tonterías, ¿cómo iba a estar mal? Sólo era una travesura inofensiva y ella era una humana apenas, igual a los millones de humanos que vivían sobre la tierra, sólo eran comida para mi señor y para mí apenas objetos de observación, su crueldad como raza superaba con creces la de cualquier otra criatura, ilusionarla no era como si fuese a meterla en un saco y ahogarla en el río o amarrarla sin agua ni comida hasta que se consumiera, era un juego inofensivo y no tenía que tener remordimientos por ello.
- Me gustaría volver a verla este domingo luego del servicio religioso matutino si le place, prometo que me presentase adecuadamente vestido – le asegure con una mano sobre el corazón a modo de promesa.
- Mmm, realmente no recuerdo esa ciudad, pero es posible que la hubiese conocido acompañando al amo en algún viaje – para cuando me percate de que había dicho “amo” en lugar de “mi señor” era un poco tarde para corregirme o retractarme, sólo esperaba que la joven no le diera importancia, después de todo no debía ser tan raro que los criados se refirieran a sus empleadores de aquel modo – Espero que pueda perdonar mi atrevimiento señorita Lauren, pero necesito decirle lo hermosa que creo que es su sonrisa – la alabe procurando darle algo menos peligroso en que ocupar su bonita cabeza – me agradaría mucho volver a verla si eso no la ofende – por supuesto que necesitaba volver a verla, un breve paseo no era suficiente para enamorar a nadie – si usted esta de acuerdo, seria un placer convertirme en su amigo – por alguna razón eso ultimo me hizo sentir un nudo en el estomago y plantearme que quizás lo que estaba haciendo estaba mal.
Deseche esas tonterías, ¿cómo iba a estar mal? Sólo era una travesura inofensiva y ella era una humana apenas, igual a los millones de humanos que vivían sobre la tierra, sólo eran comida para mi señor y para mí apenas objetos de observación, su crueldad como raza superaba con creces la de cualquier otra criatura, ilusionarla no era como si fuese a meterla en un saco y ahogarla en el río o amarrarla sin agua ni comida hasta que se consumiera, era un juego inofensivo y no tenía que tener remordimientos por ello.
- Me gustaría volver a verla este domingo luego del servicio religioso matutino si le place, prometo que me presentase adecuadamente vestido – le asegure con una mano sobre el corazón a modo de promesa.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Las vueltas que da la vida y la mente pueden llegar a ser tan incomprensibles como manipuladoras; en este caso, el deseo de venganza de una joven cazadora ensañada contra los vampiros, le puede hacer dar el giro más drástico a sus actitudes. Primero hostiles, luego, de cierto modo socarronas.
-No creo que hayas ido. Porque es de esos lugares de los cuales es imposible no enamorarse.- Enamorarse... ella no se enamoraba de nada y mucho menos de un lugar con tan letales recuerdos; pero a veces conviene agrandar las mentiras hasta que sean creíbles y evitar por todos los medios que tenga el efecto bola de nieve; allí radica la complicación y requiere buena memoria para no llevarse la contraria en cualquier nimiedad. -Si tú y tu amo viajan mucho, seguramente lo conocerás algún día.-
Ninguna otra frase al respecto de lugares salió de la boca de Leigh porque aquél cambiaformas había dicho algo que le resultaba sumamente extraño; su sonrisa. La cazadora jamás sonreía a menos que algún vampiro implicado en la muerte de su padre muriera a manos suyas. Por lo demás, ella apenas fruncía los labios, pero a veces, por la contextura física de ellos y de sus mejillas, daba la impresión que una diminuta y dulce sonrisa se dibujaba en ellos, justo como ahora. Ella inclinó el rostro como si avergonzara y frunció los labios de nuevo en aquél engaño facial. -Oh, vaya, pues... muchas gracias.- Levantó la vista de nuevo buscando encontrar su mirada -Pues, me ha encantado encontrarle, porque no todos los días tengo la fortuna de encontrar un joven tan guapo, caballero y tranquilo.- Guapo si era, eso lo sabía bien, lo de caballero aún desconfiaba porque aplicaba su propia psicología en ello. Y ni que decir de lo tranquilo, debió decir descomplicado, porque sabía bien que si le provocaba, sus gestos no se ocultarían y sabría que tan molesto se podía poner en un abrir y cerrar de ojos.
-Por lo general acudo en la noche a la iglesia para poder confesarme luego con calma. Pero, haré una excepción y vendré temprano para verle. Descuide por el vestuario, la verdad es que eso no me importa.- Leigh no mentía, iba a la iglesia de noche pero no para confesarse, iba porque ella también tenía cuentas pendientes con los inquisidores, también quería librarse de un par por haber matado a su madre; Lauren, la real, la progenitora de Leigh, había sido bruja y un poco de distracción le costó el último aliento. La cazadora vengaría todo, a padre y madre de vampiros e inquisidores.
-No creo que hayas ido. Porque es de esos lugares de los cuales es imposible no enamorarse.- Enamorarse... ella no se enamoraba de nada y mucho menos de un lugar con tan letales recuerdos; pero a veces conviene agrandar las mentiras hasta que sean creíbles y evitar por todos los medios que tenga el efecto bola de nieve; allí radica la complicación y requiere buena memoria para no llevarse la contraria en cualquier nimiedad. -Si tú y tu amo viajan mucho, seguramente lo conocerás algún día.-
Ninguna otra frase al respecto de lugares salió de la boca de Leigh porque aquél cambiaformas había dicho algo que le resultaba sumamente extraño; su sonrisa. La cazadora jamás sonreía a menos que algún vampiro implicado en la muerte de su padre muriera a manos suyas. Por lo demás, ella apenas fruncía los labios, pero a veces, por la contextura física de ellos y de sus mejillas, daba la impresión que una diminuta y dulce sonrisa se dibujaba en ellos, justo como ahora. Ella inclinó el rostro como si avergonzara y frunció los labios de nuevo en aquél engaño facial. -Oh, vaya, pues... muchas gracias.- Levantó la vista de nuevo buscando encontrar su mirada -Pues, me ha encantado encontrarle, porque no todos los días tengo la fortuna de encontrar un joven tan guapo, caballero y tranquilo.- Guapo si era, eso lo sabía bien, lo de caballero aún desconfiaba porque aplicaba su propia psicología en ello. Y ni que decir de lo tranquilo, debió decir descomplicado, porque sabía bien que si le provocaba, sus gestos no se ocultarían y sabría que tan molesto se podía poner en un abrir y cerrar de ojos.
-Por lo general acudo en la noche a la iglesia para poder confesarme luego con calma. Pero, haré una excepción y vendré temprano para verle. Descuide por el vestuario, la verdad es que eso no me importa.- Leigh no mentía, iba a la iglesia de noche pero no para confesarse, iba porque ella también tenía cuentas pendientes con los inquisidores, también quería librarse de un par por haber matado a su madre; Lauren, la real, la progenitora de Leigh, había sido bruja y un poco de distracción le costó el último aliento. La cazadora vengaría todo, a padre y madre de vampiros e inquisidores.
Leigh Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
La Lauren que ahora estaba conmigo me agradaba mucho más que aquella que me había mirado con desconfianza en el jardín, me gustaba oír sus educados elogios y ver sus ojos en mi en lugar de que vagaran por todos lados como si hasta los árboles fuesen más importantes que yo, pero algo en ella no estaba bien, no podía decir con certeza el que, sólo que cuando veía a lo profundo de sus obscuros ojos me sentía como si pudiese ser tragado por esas sombras.
Espante esos antipracticos pensamientos de mi cabeza, todas esas adineradas señoritas estaban cortadas con el mismo patrón, eran todas hermosas como delicadas figuras de porcelana pero completamente huecas por dentro, tratar de darle más merito del que merecía resultaba tonto, en especial cuando sólo pretendía jugar y distraerme un tiempo con ello.
- Nos encontraremos el domingo entonces – dije dedicándole la más encantadora de mis sonrisas, aquella en que dejaba ver sólo un poco del blanco de mis dientes.
Todo estaba saliendo del modo que quería, sin embargo sentí un escalofrío subir por mi espalda, ”¡peligro!” grito mi instinto haciendo que la alegría de mi expresión desapareciera y mi atención se desviara a escudriñar los alrededores.
Entre las sombras una figura obscura y encorvada nos observaba con ojos brillantes, de su boca repleta de afilados dientes manaban pequeñas nubes de su aliento caliente. ”Perro”, fue lo primero que pensé, pero se trataba de algo mucho más grande y mucho más agresivo, mis sensibles oídos captaron un bajo gruñido formándose en la garganta de la criatura, mi gato deseaba dar un salto atrás y encorvar el lomo, el instinto gritaba que corriera, sin embargo no estaba sólo.
- creo que deberíamos retroceder muy despacio – dijo mientras tomaba la mano de ella y trataba de llevarla detrás mío.
El corazón me latía con fuerza, incluso notaba sudor frío deslizándose por mi cuello, los perros no me agradaban mucho porque a ellos les agradaba demasiado el intentar morderme, pero eso que estaba allí parecía desear hacer mucho más que dejarme unos pocos agujeros en la pantorrilla.
-
Espante esos antipracticos pensamientos de mi cabeza, todas esas adineradas señoritas estaban cortadas con el mismo patrón, eran todas hermosas como delicadas figuras de porcelana pero completamente huecas por dentro, tratar de darle más merito del que merecía resultaba tonto, en especial cuando sólo pretendía jugar y distraerme un tiempo con ello.
- Nos encontraremos el domingo entonces – dije dedicándole la más encantadora de mis sonrisas, aquella en que dejaba ver sólo un poco del blanco de mis dientes.
Todo estaba saliendo del modo que quería, sin embargo sentí un escalofrío subir por mi espalda, ”¡peligro!” grito mi instinto haciendo que la alegría de mi expresión desapareciera y mi atención se desviara a escudriñar los alrededores.
Entre las sombras una figura obscura y encorvada nos observaba con ojos brillantes, de su boca repleta de afilados dientes manaban pequeñas nubes de su aliento caliente. ”Perro”, fue lo primero que pensé, pero se trataba de algo mucho más grande y mucho más agresivo, mis sensibles oídos captaron un bajo gruñido formándose en la garganta de la criatura, mi gato deseaba dar un salto atrás y encorvar el lomo, el instinto gritaba que corriera, sin embargo no estaba sólo.
- creo que deberíamos retroceder muy despacio – dijo mientras tomaba la mano de ella y trataba de llevarla detrás mío.
El corazón me latía con fuerza, incluso notaba sudor frío deslizándose por mi cuello, los perros no me agradaban mucho porque a ellos les agradaba demasiado el intentar morderme, pero eso que estaba allí parecía desear hacer mucho más que dejarme unos pocos agujeros en la pantorrilla.
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Maldición
– murmure cuando empezó a moverse lentamente en nuestra dirección, asechándonos, tratando de rodearnos en busca de un ángulo más vulnerable.
Mauren Morgan- Cambiante Clase Baja
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Re: Cuervos y Calabazas [Leigh Lezarc]
Ni siquiera Leigh se imaginaba despierta un domingo a la mañana sólo para ir a misa, pero, no es la primera vez que cambia su descanso por averiguar algo que le resulte interesante y que le pueda dar pistas de vampiros. Como siempre hacía cambios de descansos por venganzas y eso aparentemente le satisfacía mucho más.
Era increíble los cambios que presentaba aquél joven. Podía llegar a parecer, si quería, el más simpático de todos y el cuál era capaz de obtener cualquier cosa que deseara sólo con esa actitud y esa mirada que parecía sincera. Hacía acopio de su atractivo siendo conocedor absoluto del mismo, y no escatimaba sonrisas o miradas en pro de su objetivo. Sus palabras y ese tono de voz masculino endulzado por sus pocos años, lograban distraer un propósito bélico oculto si es que no se estaba muy pendiente del mismo. Leigh lo observaba con curiosidad, intentando descifrarlo de algún modo y tratando sobre todo de no pasar nada por alto.
Asintió al futuro encuentro pero de repente su semblante cambio de nuevo y cuando fue consciente otra vez, se encontraba tomada de la mano de él y ubicada atrás como si hubiera algún peligro. Observó por un costado de Maurice y en sus oídos resonaron incesantemente unos zumbidos y un extraño gruñido que parecía provenir de algo como un enorme sabueso. Increíble, a pesar de lo atenta que era Leigh, él tenía un oído bastante más desarrollado. Sin duda eso le daría a pensar a Leigh pero no era el momento ¿Qué era aquello cercano? podía ser un animal común pero salvaje, un cambiaformas enojado o ... un lycan? ella no recordó el estado de la luna para aquella noche y lo poblado de los árboles en el lugar en el que estaban no permitía ver mucho el cielo.
De manera instintiva, la cazadora llevó la mano a la cintura en donde guardaba un cuchillo de plata para defensa personal. Sin embargo, aunque ella podría actuar, iba a ser evidente que no era una dama común sino una altamente entrenada para enfrentamiento cuerpo a cuerpo. ¿Quién actuaría primero? Si él tenía algo para ocultar, seguramente ese sería el momento para descubrirlo, para descubrirse ambos por una mera cuestión de supervivencia. Leigh retrocedió halándolo consigo.
-Ni aunque corramos nos libraremos. Esa cosa nos va a atacar...- Le susurró sin retirar la vista de la enorme cosa que se acercaba con total seguridad. Despacio ella sacó aquél cuchillo empuñándolo con fuerza y dispuesta a defenderse si le era necesario. -Hay que enfrentarla...- la mente de Leigh variaba en posibilidades. Si Maurice era un humano normal, ella tendría que ver la forma incluso de defenderlos a ambos.
Era increíble los cambios que presentaba aquél joven. Podía llegar a parecer, si quería, el más simpático de todos y el cuál era capaz de obtener cualquier cosa que deseara sólo con esa actitud y esa mirada que parecía sincera. Hacía acopio de su atractivo siendo conocedor absoluto del mismo, y no escatimaba sonrisas o miradas en pro de su objetivo. Sus palabras y ese tono de voz masculino endulzado por sus pocos años, lograban distraer un propósito bélico oculto si es que no se estaba muy pendiente del mismo. Leigh lo observaba con curiosidad, intentando descifrarlo de algún modo y tratando sobre todo de no pasar nada por alto.
Asintió al futuro encuentro pero de repente su semblante cambio de nuevo y cuando fue consciente otra vez, se encontraba tomada de la mano de él y ubicada atrás como si hubiera algún peligro. Observó por un costado de Maurice y en sus oídos resonaron incesantemente unos zumbidos y un extraño gruñido que parecía provenir de algo como un enorme sabueso. Increíble, a pesar de lo atenta que era Leigh, él tenía un oído bastante más desarrollado. Sin duda eso le daría a pensar a Leigh pero no era el momento ¿Qué era aquello cercano? podía ser un animal común pero salvaje, un cambiaformas enojado o ... un lycan? ella no recordó el estado de la luna para aquella noche y lo poblado de los árboles en el lugar en el que estaban no permitía ver mucho el cielo.
De manera instintiva, la cazadora llevó la mano a la cintura en donde guardaba un cuchillo de plata para defensa personal. Sin embargo, aunque ella podría actuar, iba a ser evidente que no era una dama común sino una altamente entrenada para enfrentamiento cuerpo a cuerpo. ¿Quién actuaría primero? Si él tenía algo para ocultar, seguramente ese sería el momento para descubrirlo, para descubrirse ambos por una mera cuestión de supervivencia. Leigh retrocedió halándolo consigo.
-Ni aunque corramos nos libraremos. Esa cosa nos va a atacar...- Le susurró sin retirar la vista de la enorme cosa que se acercaba con total seguridad. Despacio ella sacó aquél cuchillo empuñándolo con fuerza y dispuesta a defenderse si le era necesario. -Hay que enfrentarla...- la mente de Leigh variaba en posibilidades. Si Maurice era un humano normal, ella tendría que ver la forma incluso de defenderlos a ambos.
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