AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Desorden nocturno. [Sophia]
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Desorden nocturno. [Sophia]
Ese día, era uno de esos días en los que más vale que nadie te haga enfadar, porque toda tu ira sale a relucir en menos que canta un gallo. Sentía el corsé demasiado tensado, los tacones demasiado dolorosos, y la humedad que impregnaba las calles provocando que el olor de la suciedad acumulada se entremezclara con la brisa nocturna, produciendo una amalgama de olores poco común y, para mi gusto, harto desagradable. La consecuencia era mi paso ligero y mis labios fruncidos, buscando algún sitio en el cual refugiarme. Se notaba el cada vez más cercano frío invernal en el triste otoño, el aire enfriaba en demasía, y mis mejillas estaban irritadas a causa de.
Anduve con paso ligero, sorteando los viandantes con demasiada premura, consiguiendo que más de uno se girara a mirarme con demasiada confusión pintada en su rostro, aunque yo prefería pensar que lo hacían para maravillarse de mis dotes (cosa que habría sido ilógica dadas las circunstancias). Siseé entre las callejuelas, hasta jurar en un momento dado que me había perdido en la ciudad que llevaba conociendo años.
Un rumor de voces y fiesta impregnó mis irritados oídos y levanté la vista, hasta entonces fija en el final de una larga calle de aspecto demasiado siniestro, para encontrar una taberna justo a mi izquierda, en la esquina de una bocacalle. ¿Pero cómo no me había dado cuenta? Fui hacia allí sin más dilación, y enseguida penetró en mí el calor de los braseros, el alcohol y la fiesta sin paragón. El local estaba a rebosar, tanto de ebrios como de sobrios, tanto en la barra como en las mesas. El tabernero no daba abasto, corría de un lado para otro con grandes pintas de cervezas y, para los más recatados, medias pintas.
Yo me acerqué hacia una mesa en el fondo, cercana a la chimenea, y me senté soltando un largo suspiro exhasperado mientras me quitaba los guantes y me atusaba el pelo, renegando de todo lo que se me pasara por la mente. Esperé a entrar en calor y, finalmente, observé el barullo del bar, ahora sí analizando uno a uno a todo aquel que estuviese en mi radio de vista.
Anduve con paso ligero, sorteando los viandantes con demasiada premura, consiguiendo que más de uno se girara a mirarme con demasiada confusión pintada en su rostro, aunque yo prefería pensar que lo hacían para maravillarse de mis dotes (cosa que habría sido ilógica dadas las circunstancias). Siseé entre las callejuelas, hasta jurar en un momento dado que me había perdido en la ciudad que llevaba conociendo años.
Un rumor de voces y fiesta impregnó mis irritados oídos y levanté la vista, hasta entonces fija en el final de una larga calle de aspecto demasiado siniestro, para encontrar una taberna justo a mi izquierda, en la esquina de una bocacalle. ¿Pero cómo no me había dado cuenta? Fui hacia allí sin más dilación, y enseguida penetró en mí el calor de los braseros, el alcohol y la fiesta sin paragón. El local estaba a rebosar, tanto de ebrios como de sobrios, tanto en la barra como en las mesas. El tabernero no daba abasto, corría de un lado para otro con grandes pintas de cervezas y, para los más recatados, medias pintas.
Yo me acerqué hacia una mesa en el fondo, cercana a la chimenea, y me senté soltando un largo suspiro exhasperado mientras me quitaba los guantes y me atusaba el pelo, renegando de todo lo que se me pasara por la mente. Esperé a entrar en calor y, finalmente, observé el barullo del bar, ahora sí analizando uno a uno a todo aquel que estuviese en mi radio de vista.
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Re: Desorden nocturno. [Sophia]
La noche se hacia presente en las frías calles parisinas, podía sentir como la temperatura bajaba gradualmente diciéndome así que el otoño estaba mas cercano que nunca, andaba en mi forma felina observando, olfateando, dejando una huella en todo lugar por donde pisaba, no quería perderme, claro que no aun no tenia hogar y necesitaba urgente un techo, mi forma humana lo necesitaría. Maullé a un humano que pasaba a mi lado esperando siquiera que me hiciera algo de cariño, pero fue en vano el olor a alcohol que tenían sus ropas solo me decían que una taberna estaba cerca.
Que mejor que estar en una, la puerta se abrió cuando una mujer con un vestido provocador y insinuándose salio de la mano de un hombre, menuda cortesana pensé abriéndome paso entre pies piernas sillas, mesas... quería calor... y urgente. Sobre mi lomo callo algo de cerveza haciendo que todos mis músculos se contrajeran erizando mis pelos... Que diablos... gruñí cuando un hombre o mejor dicho un borracho piso mi cola no me quede atrás y le di un rasguño en su pierna, haciéndolo sangrar.
En un rincón vi la chimenea lugar perfecto para abrigar mi pelaje, llegue ahí y di varias vueltas mirando a mi alrededor, no podía andar toda sucia así que me comencé a lavar lamiendo mi pelaje, dejan dolo sedoso como siempre, me tome el tiempo de limpiar mis patitas, mis muslos lo que alcanzaba de mi espalda, saboree de mala gana la cerveza impregnada en mi pelaje, y cuando ya todo estuvo en orden me recosté, mirando la taberna, mi sorpresa fue cuando vi a una dama sentada sola, si no era cualquiera mis sentidos me decían que podía ser amigable y lo mas probable que me reconociera.
Me quede observándola esperando a ver si sentía una presencia extraña y singular, yo una distinguida dama, bueno no tan distinguida pero una dama, convertida en felino...
Que mejor que estar en una, la puerta se abrió cuando una mujer con un vestido provocador y insinuándose salio de la mano de un hombre, menuda cortesana pensé abriéndome paso entre pies piernas sillas, mesas... quería calor... y urgente. Sobre mi lomo callo algo de cerveza haciendo que todos mis músculos se contrajeran erizando mis pelos... Que diablos... gruñí cuando un hombre o mejor dicho un borracho piso mi cola no me quede atrás y le di un rasguño en su pierna, haciéndolo sangrar.
En un rincón vi la chimenea lugar perfecto para abrigar mi pelaje, llegue ahí y di varias vueltas mirando a mi alrededor, no podía andar toda sucia así que me comencé a lavar lamiendo mi pelaje, dejan dolo sedoso como siempre, me tome el tiempo de limpiar mis patitas, mis muslos lo que alcanzaba de mi espalda, saboree de mala gana la cerveza impregnada en mi pelaje, y cuando ya todo estuvo en orden me recosté, mirando la taberna, mi sorpresa fue cuando vi a una dama sentada sola, si no era cualquiera mis sentidos me decían que podía ser amigable y lo mas probable que me reconociera.
Me quede observándola esperando a ver si sentía una presencia extraña y singular, yo una distinguida dama, bueno no tan distinguida pero una dama, convertida en felino...
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Desorden nocturno. [Sophia]
Los borrachos seguían perturbando el ambiente y más de una cortesana lo caldaba. Éstas últimas eran para mí una diversión constante: sus cortos vestidos y sus largas manos, así como su sinvergüenza les conferían un aura poco fácil de encontrar. Mas me llamó la atención algo más, y fue el entrever un gato entre los pies de los presentes, maullando y erizándose ante cualquiera que le pisara la cola o similares.
Alcé una ceja cuando vi que el gato se situaba en un lugar apartado, cerca de mí, y se ponía a lamerse como si se le fuera la vida en ello. No obstante, más que eso, fue su extraña presencia lo que me confundía, y es que mis sentidos (posiblemente a causa de mi condición) me avisaban de que estaba ante un gato anormal. Tal fue entonces mi interés que, cuando el gato se irguió nuevamente limpio, acerqué un poco mi silla y lo cogí, soltando una risotada ante la visión de sus colmillos y dejándolo en la mesa, donde esperaba que se quedara. En efecto, ahí estaba el gato, delante de mí, mirándome con una inteligencia que no era animal. ¡Eso era, sus ojos! Mostraban más que instintos animales, ese gato tenía algo de persona... ¿Persona? ¿Podría entonces ser que...?
Entrecerré los ojos y me acerqué más al gato. Posiblemente estaría dando el perfil exacto de una loca para cualquiera que no estuviera en mi mente en ese momento, y estuviera pendiente de mis acciones. Una mujer joven y loca, acercando a la cara a un gato callejero, el cual de un zarpazo le desfigurase la cara. Pestañeé con un brillo insidioso de interés, no obstante, cuando el gato se sentó y esperó a que yo hiciese lo que tuviera que hacer. Sí, desde luego no era un gato muy normal.
Me alejé nuevamente y lo miré desde arriba, evaluando su forma. De hecho, no difería en nada a un gato si no te fijaras mucho en su forma de andar o sus acciones. Finalmente, posando mis manos sobre mi regazo, me aventuré a definir mi propia locura, entablando conversación con aquel gato. Al fin y al cabo, de algo estaba segura, me escucharía mejor que alguna cortesana o un borracho:
-¿Queréis saber una cosa?-dije con calma, observando con fijeza al gato.-No me gustan las tabernas, ni siquiera el salir a la caída de la noche. Sin embargo, heme aquí...
Me callé y evalué seriamente hacer uso de la empatía con aquel animal. Si realmente era un cambiaformas, le surtiría efecto.
Alcé una ceja cuando vi que el gato se situaba en un lugar apartado, cerca de mí, y se ponía a lamerse como si se le fuera la vida en ello. No obstante, más que eso, fue su extraña presencia lo que me confundía, y es que mis sentidos (posiblemente a causa de mi condición) me avisaban de que estaba ante un gato anormal. Tal fue entonces mi interés que, cuando el gato se irguió nuevamente limpio, acerqué un poco mi silla y lo cogí, soltando una risotada ante la visión de sus colmillos y dejándolo en la mesa, donde esperaba que se quedara. En efecto, ahí estaba el gato, delante de mí, mirándome con una inteligencia que no era animal. ¡Eso era, sus ojos! Mostraban más que instintos animales, ese gato tenía algo de persona... ¿Persona? ¿Podría entonces ser que...?
Entrecerré los ojos y me acerqué más al gato. Posiblemente estaría dando el perfil exacto de una loca para cualquiera que no estuviera en mi mente en ese momento, y estuviera pendiente de mis acciones. Una mujer joven y loca, acercando a la cara a un gato callejero, el cual de un zarpazo le desfigurase la cara. Pestañeé con un brillo insidioso de interés, no obstante, cuando el gato se sentó y esperó a que yo hiciese lo que tuviera que hacer. Sí, desde luego no era un gato muy normal.
Me alejé nuevamente y lo miré desde arriba, evaluando su forma. De hecho, no difería en nada a un gato si no te fijaras mucho en su forma de andar o sus acciones. Finalmente, posando mis manos sobre mi regazo, me aventuré a definir mi propia locura, entablando conversación con aquel gato. Al fin y al cabo, de algo estaba segura, me escucharía mejor que alguna cortesana o un borracho:
-¿Queréis saber una cosa?-dije con calma, observando con fijeza al gato.-No me gustan las tabernas, ni siquiera el salir a la caída de la noche. Sin embargo, heme aquí...
Me callé y evalué seriamente hacer uso de la empatía con aquel animal. Si realmente era un cambiaformas, le surtiría efecto.
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Re: Desorden nocturno. [Sophia]
Estaba claro que en esta época del año o mas bien este ultimo tiempo la mayoría de las personas se volvía mas susceptible a todo lo que nos rodeaba, pero aquí estaba en una taberna buscando el abrigo de aquel apestoso lugar, quizás podría dármelas de felina amistosa y sacar provecho de las situaciones pero, solo quería descansar, a final de cuenta soy un gato mínimo 18 horas de sueño.
Sentí como aquella humana tan diferente a todos los que se encontraban en aquel lugar me tomaba y vaya que me sorprendió, ante la sorpresa abrí mi hocico mostrando mis blanquecidos colmillos que aunque fuesen chicos hacían bastante daño. No pude aguantarme a ver que haría esta extraña, yo y mi curiosidad algún día terminaría muerta, divague vagamente.
Me quede muy quieta esperando a ver que haría ella mientras tanto ponía mi atención en analizarla, sus cabellos largos eran hermosos, sus ojos eran tan enigmáticos como un laberinto sin salida, ella me observaba y yo a ella, cualquiera diría que estaba loca, claro nadie mas ahí se había percatado de mi presencia de una gatita naranja. Ella era rara pero me entendía, sabia que de cierta forma había una conexión ninguna era lo bastantemente normal, de eso estaba segura, yo escondiéndome detrás de mi forma animal y ella escondiéndose quizás detrás de su belleza, y si que era hermosa, sentí un poco de envidia {común en mi en ese estado felino}, moví mi cabeza siguiendo sus ojos mas sus palabras me sorprendieron aun mas.
¿me entendería si le hablo? Si maulló definitivamente entenderá que la escucho, ¿sera eso posible? Eso estaba a punto de averiguarlo, no sin antes pensar en sus palabras, solo gente libertina venia a las tabernas y por el momento era mi único refugio ¿que cosas no? pensé. Unas mesas mas allá un Borracho tiraba cerveza y nos quedaba mirando, al sentir su pesada mirada di vuelta mi cabeza hacia el, mientras decía con palabras casi intendibles... " un....a muherrr... hablllanduu coooonn essso" se rió y al parecer ya ni siquiera veia. A ver ¿eso?yo era una gata hermosa no me podía llamar eso, maldito, si te veo te araño o mejor te muerdo, pensé volviendo mi atención en la señorita.
- Miaaaauuu, Miaaau - dije haciéndome pasar por un gato que raramente escuchaba las palabras de ella, la única forma de comunicarme con ella seria convirtiéndome en humana y andaba, desnuda menuda cosa, volví mi mirada buscando algún abrigo que estuviera disponible para transformarme, nadie notaria el cambio excepto ella que era la mas cuerda en el lugar, la mayoría tenia por sus venas mas alcohol que sangre, y las cortesanas estaban mas preocupadas de sacar algún dinero extra. Espere a ver la reacción de ella y me levante acercándome a ella mostrandole mi collar rojo, con una perla negra colgando y una placa que decia mi nombre como Felina... Lit.
Sentí como aquella humana tan diferente a todos los que se encontraban en aquel lugar me tomaba y vaya que me sorprendió, ante la sorpresa abrí mi hocico mostrando mis blanquecidos colmillos que aunque fuesen chicos hacían bastante daño. No pude aguantarme a ver que haría esta extraña, yo y mi curiosidad algún día terminaría muerta, divague vagamente.
Me quede muy quieta esperando a ver que haría ella mientras tanto ponía mi atención en analizarla, sus cabellos largos eran hermosos, sus ojos eran tan enigmáticos como un laberinto sin salida, ella me observaba y yo a ella, cualquiera diría que estaba loca, claro nadie mas ahí se había percatado de mi presencia de una gatita naranja. Ella era rara pero me entendía, sabia que de cierta forma había una conexión ninguna era lo bastantemente normal, de eso estaba segura, yo escondiéndome detrás de mi forma animal y ella escondiéndose quizás detrás de su belleza, y si que era hermosa, sentí un poco de envidia {común en mi en ese estado felino}, moví mi cabeza siguiendo sus ojos mas sus palabras me sorprendieron aun mas.
¿me entendería si le hablo? Si maulló definitivamente entenderá que la escucho, ¿sera eso posible? Eso estaba a punto de averiguarlo, no sin antes pensar en sus palabras, solo gente libertina venia a las tabernas y por el momento era mi único refugio ¿que cosas no? pensé. Unas mesas mas allá un Borracho tiraba cerveza y nos quedaba mirando, al sentir su pesada mirada di vuelta mi cabeza hacia el, mientras decía con palabras casi intendibles... " un....a muherrr... hablllanduu coooonn essso" se rió y al parecer ya ni siquiera veia. A ver ¿eso?yo era una gata hermosa no me podía llamar eso, maldito, si te veo te araño o mejor te muerdo, pensé volviendo mi atención en la señorita.
- Miaaaauuu, Miaaau - dije haciéndome pasar por un gato que raramente escuchaba las palabras de ella, la única forma de comunicarme con ella seria convirtiéndome en humana y andaba, desnuda menuda cosa, volví mi mirada buscando algún abrigo que estuviera disponible para transformarme, nadie notaria el cambio excepto ella que era la mas cuerda en el lugar, la mayoría tenia por sus venas mas alcohol que sangre, y las cortesanas estaban mas preocupadas de sacar algún dinero extra. Espere a ver la reacción de ella y me levante acercándome a ella mostrandole mi collar rojo, con una perla negra colgando y una placa que decia mi nombre como Felina... Lit.
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Re: Desorden nocturno. [Sophia]
Escuché los maullidos de la gata y vi cómo se acercaba hacia mí para enseñarme algo. El borracho se había caído en el suelo, y yo había preferido no intervenir si quería conservar mi apariencia tranquila en el bar. Tan sólo un sondeo me bastó para saber que el hombre estaba al borde de la locura y, sin más dilación, había cortado el flujo de emociones. Ya me bastaba con la mía propia.
Alcé la mano y observé la perla que colgaba del collar para observar un nombre: Lit. Parecía ser que estaba delante de un animal doméstico o, más bien, lo que Lit quería dar a entender. A esas alturas, estaba completamente segura de que me encontraba ante una cambiaformas. No era la primera, de todos modos, y esa experiencia era lo que me había hecho notar sus peculiaridades. Una pequeña sonrisa se vio creada en mis labios ante mis cavilaciones: ¿cuántos de los gatos y otros animales que rondaban por las callejuelas de París serían en realidad humanos? Vivíamos en un mundo en el cual la gran mayoría de personas pasaban su vida felices en la ignorancia, achacando a la voluntad de Dios y al destino desgracias y milagros por igual. Nadie osaba reflexionar y salirse de los cánones establecidos: aquel que no fuera igual que los estereotipos que la sociedad dictaba, era exterminado. Entendía pues, que si quería vivir mi vida como alguien corriente y ordinario, debía esconder mis habilidades mágicas. Aunque mi situación era más fácil de controlar que la de otros; si hubiese sido un vampiro, o un licántropo, seguramente ya estaría muerta. La astucia y la perspicacia debían ser tus mejores amigas, y sin embargo...
Hallábame en medio de un bar plagado de idiotas hablando con una cambiaformas, un gato normal a los ojos de los demás, como si yo estuviese también igual de enferma que aquellos que se drogaban. Ante estos pensamientos, aparté mi mano del collar y me acerqué a Lit para que no me escuchara nadie más:
-Sé lo que sois.-susurré, observando el ambiente, por si a alguno le daba por acercarse más de la cuenta.-Y, en este momento, nada me agradaría más que entablar una conversación con vos... En vuestra forma humana.
Obsequié a Lit con una sonrisa y me recosté en mi silla mientras me atusaba el pelo.
Alcé la mano y observé la perla que colgaba del collar para observar un nombre: Lit. Parecía ser que estaba delante de un animal doméstico o, más bien, lo que Lit quería dar a entender. A esas alturas, estaba completamente segura de que me encontraba ante una cambiaformas. No era la primera, de todos modos, y esa experiencia era lo que me había hecho notar sus peculiaridades. Una pequeña sonrisa se vio creada en mis labios ante mis cavilaciones: ¿cuántos de los gatos y otros animales que rondaban por las callejuelas de París serían en realidad humanos? Vivíamos en un mundo en el cual la gran mayoría de personas pasaban su vida felices en la ignorancia, achacando a la voluntad de Dios y al destino desgracias y milagros por igual. Nadie osaba reflexionar y salirse de los cánones establecidos: aquel que no fuera igual que los estereotipos que la sociedad dictaba, era exterminado. Entendía pues, que si quería vivir mi vida como alguien corriente y ordinario, debía esconder mis habilidades mágicas. Aunque mi situación era más fácil de controlar que la de otros; si hubiese sido un vampiro, o un licántropo, seguramente ya estaría muerta. La astucia y la perspicacia debían ser tus mejores amigas, y sin embargo...
Hallábame en medio de un bar plagado de idiotas hablando con una cambiaformas, un gato normal a los ojos de los demás, como si yo estuviese también igual de enferma que aquellos que se drogaban. Ante estos pensamientos, aparté mi mano del collar y me acerqué a Lit para que no me escuchara nadie más:
-Sé lo que sois.-susurré, observando el ambiente, por si a alguno le daba por acercarse más de la cuenta.-Y, en este momento, nada me agradaría más que entablar una conversación con vos... En vuestra forma humana.
Obsequié a Lit con una sonrisa y me recosté en mi silla mientras me atusaba el pelo.
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Re: Desorden nocturno. [Sophia]
Mis oídos estaban al borde de la desesperación el bullicio que había en la taberna era algo casi insoportable, pero como mi parte humana estaba presnete podia separar ese ruido y poner mi atencion en quien tenia en frente, el boracho que había hablado anteriormente se había caído y Dios que ganas de reime a carcajadas, volvi mi cabeza hacia el y lo mire seria, o al menos eso creí ya que era difícil gesticular gestos con mi rostro cuando estaba de felina.
Ella había leído mi nombre como tal, Lit si una parte de mi era una gata domestica que cazaba, jugaba y le gustaba a veces el cariño, pero en realidad era bien mal intencionada en algunas cosas, y solo cuando yo accedia se me podia hacer cariño, pero que cosa mas contradictoria pense mientras volvia a mi postura anterior y me sentaba frente de aquella mujer que al igual que yo escondiamas de un secreto si, mas de uno.
Con cautela se acerco a mi y sus palabras me sorprendieron, vaya que lo hicieron, y a la vez me dejaron satisfecha, no era tan normal como parecía y bueno yo definitivamente de normal no tenia nada."Nada me agradaría más que entablar una conversación con vos... En vuestra forma humana." dijo y en realidad yo pensaba lo mismo, maulle y mientras ella se acomodaba en la silla me baje de la mesa.
Comencé a rondar la taberna en busca de algún abrigo para cubrir mi cuerpo ya que no quería andar desnuda por ese lugar, me dirigí a la mesa donde habían varias cortesanas engatusando a hombre de clase acomodada... a ver que pensé ¿¿ engatusar?? yo no hago eso, maullé con recelo y como era de esperar nadie noto mi simple vocesita, me puse detrás de un viejo gordo que según escuche era banquero y tenia grandes millones de pesos... vi un abrigo rojo, y me pareció perfecto para mi cuerpo humano, mire a mi alrededor y con un abrir y cerrar de ojos me convertí en humana, me acomode el abrigo sobre mi cuerpo y saque prestado unos zapatos {de seguro de alguna cortesana que andaba haciendo de las suyas}, como todos estaban muy pasados en alcohol nadie noto mi cambio, en una meza había un sombrero que cubriría de manera satisfactoria mis cabellos algo desordenados, si ser felina me había enseñado a robar con gran facilidad, pero no era costumbre ahora era una necesidad, al final de la noche dejaría todo donde lo había encontrado.
Camine entre la gente, las miradas iban y venían, los mire con recelo, si te me acercas te ira mal, era mi pensamiento, llegue a la mesa en la que anteriormente estaba sentada en mi forma humana - Mucho gusto Madamoiselle - dije sonriendo aquella mujer que su nombre desconocía - Me siento en desventaja, me reconoció, en mi forma felina, Lit asi me hago llamar, pero ahora puedes decirme Sophia D`Luca - dije presentándome con algo de clase.
Ella había leído mi nombre como tal, Lit si una parte de mi era una gata domestica que cazaba, jugaba y le gustaba a veces el cariño, pero en realidad era bien mal intencionada en algunas cosas, y solo cuando yo accedia se me podia hacer cariño, pero que cosa mas contradictoria pense mientras volvia a mi postura anterior y me sentaba frente de aquella mujer que al igual que yo escondiamas de un secreto si, mas de uno.
Con cautela se acerco a mi y sus palabras me sorprendieron, vaya que lo hicieron, y a la vez me dejaron satisfecha, no era tan normal como parecía y bueno yo definitivamente de normal no tenia nada."Nada me agradaría más que entablar una conversación con vos... En vuestra forma humana." dijo y en realidad yo pensaba lo mismo, maulle y mientras ella se acomodaba en la silla me baje de la mesa.
Comencé a rondar la taberna en busca de algún abrigo para cubrir mi cuerpo ya que no quería andar desnuda por ese lugar, me dirigí a la mesa donde habían varias cortesanas engatusando a hombre de clase acomodada... a ver que pensé ¿¿ engatusar?? yo no hago eso, maullé con recelo y como era de esperar nadie noto mi simple vocesita, me puse detrás de un viejo gordo que según escuche era banquero y tenia grandes millones de pesos... vi un abrigo rojo, y me pareció perfecto para mi cuerpo humano, mire a mi alrededor y con un abrir y cerrar de ojos me convertí en humana, me acomode el abrigo sobre mi cuerpo y saque prestado unos zapatos {de seguro de alguna cortesana que andaba haciendo de las suyas}, como todos estaban muy pasados en alcohol nadie noto mi cambio, en una meza había un sombrero que cubriría de manera satisfactoria mis cabellos algo desordenados, si ser felina me había enseñado a robar con gran facilidad, pero no era costumbre ahora era una necesidad, al final de la noche dejaría todo donde lo había encontrado.
Camine entre la gente, las miradas iban y venían, los mire con recelo, si te me acercas te ira mal, era mi pensamiento, llegue a la mesa en la que anteriormente estaba sentada en mi forma humana - Mucho gusto Madamoiselle - dije sonriendo aquella mujer que su nombre desconocía - Me siento en desventaja, me reconoció, en mi forma felina, Lit asi me hago llamar, pero ahora puedes decirme Sophia D`Luca - dije presentándome con algo de clase.
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Re: Desorden nocturno. [Sophia]
Había estado esperando la reacción de Lit, pero no de un modo tan... Cómo decirlo, ¿descarado? Cuán sorpresa el ver que la felina se había movido, sigilosa, entre los borrachos para sisar una que otra cosa y, como si de algo cotidiano se tratara (''bueno, para ella sí lo sería'', rectifiqué) había cambiado a humana. Me hubiera preocupado, incluso, si lo hubiera hecho en medio de una taberna sin sopesar siquiera las consecuencias, pero; cualquiera que echara un vistazo al ambiente que nos rodeaba, sabría a la perfección que tal era la ebriedad de los presentes, que aunque una horda de conejos entrara en el local, no se preocuparían por ello.
Y fue así, Lit se acercó hacia mí, con un aspecto, si bien algo refinado, muy curioso: un sombrero de aspecto preculiar, un abrigo demasiado grande, y unos zapatos vertiginosamente altos. Admiré sus rasgos una vez estuvo delante de mí, y comprendí cuán era la relación que un cambiaformas guarda con sus formas. Sus rasgos eran más afelinados de lo normal, lo que le confería un aspecto bello, y admirable, he de decir, pues se salía de los cánones establecidos. Éso fue lo que más me gustó de ella, junto con su parsimonia y tono desenfadado con el que me habló.
Incliné mi cabeza cuando la escuché presentarse y esbocé una media sonrisa, sin dejar de mirarla, más por sus rizos deshechos y despeinados que enmarcaban su cara que por otra cosa.
-Un gusto, madame Sophia.-respondí, al cabo del rato, con expresión burlona aún pintada en mi faz.-Espero no tome mayor importancia de algo así, es mi especialidad.
Me callé, pensando momentáneamente que ni a alguien así podía confiarle mi condición tan temprano, y menos aún en un lugar tan bullicioso, repleto de ebriedad o no. Más me valía ser precavida si no quería ser quemada en la hoguera por ser una esbirra del demonio. Así, decidí que pondría a prueba a la cambiaformas. No sería nada muy dificultoso, pensé, pero al menos me valdría para darle algo de misterio al asunto.
-Me presento como Valadilène.-proseguí, de nuevo en calma.-¿Qué hace alguien como usted en un sitio como éste?
Y fue así, Lit se acercó hacia mí, con un aspecto, si bien algo refinado, muy curioso: un sombrero de aspecto preculiar, un abrigo demasiado grande, y unos zapatos vertiginosamente altos. Admiré sus rasgos una vez estuvo delante de mí, y comprendí cuán era la relación que un cambiaformas guarda con sus formas. Sus rasgos eran más afelinados de lo normal, lo que le confería un aspecto bello, y admirable, he de decir, pues se salía de los cánones establecidos. Éso fue lo que más me gustó de ella, junto con su parsimonia y tono desenfadado con el que me habló.
Incliné mi cabeza cuando la escuché presentarse y esbocé una media sonrisa, sin dejar de mirarla, más por sus rizos deshechos y despeinados que enmarcaban su cara que por otra cosa.
-Un gusto, madame Sophia.-respondí, al cabo del rato, con expresión burlona aún pintada en mi faz.-Espero no tome mayor importancia de algo así, es mi especialidad.
Me callé, pensando momentáneamente que ni a alguien así podía confiarle mi condición tan temprano, y menos aún en un lugar tan bullicioso, repleto de ebriedad o no. Más me valía ser precavida si no quería ser quemada en la hoguera por ser una esbirra del demonio. Así, decidí que pondría a prueba a la cambiaformas. No sería nada muy dificultoso, pensé, pero al menos me valdría para darle algo de misterio al asunto.
-Me presento como Valadilène.-proseguí, de nuevo en calma.-¿Qué hace alguien como usted en un sitio como éste?
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Re: Desorden nocturno. [Sophia]
Si bien mis atuendos no combinaban con nada en mi aspecto no tendría de que preocuparme, estaba en una taberna donde la mayoría de la clientela del lugar, estaba en un estado de ebriedad que ni sus pensamientos eran coherentes, claro ni ella ni yo pasaríamos des apercibidas en algún otro sitio ninguna, era normal, teníamos mas que esconder que todos en ese lugar, a mi me tacharían de hereje, o de hija del diablo, reí para mi ante el pensamiento.
Me costaba mostrarme social con ciertas personas pero mis sentidos, si mis sentidos felinos me decían que aquella no era un peligro para mi, los humanos si que lo eran y ya había pasado por eso, y de ellos desconfiaba mas que en nadie, un simple humano es mas traicionero que un animal, confiaba mas en un perro que en... bueno ella extrañamente me daba confianza. Seria por que ¿ crecí entre gitanos y algunos brujos?, ella no era gitana, un gitano me hubiera tratado otra forma.
- Madame en este mundo o mejor dicho en esta sociedad ocultar lo que somos es lo primordial, pero al menos por mi parte usted me parece amigable - sonreí amplíamente mientras me disponía a jugar con mis cortos rizos intentando ponerlos en orden alguno ya que no quería que me confundieran con alguna cortesana del lugar.
Si algo tenia como manía era siempre andar arreglándome, sabia que la desconfianza existía siempre y estaba dispuesta a ser lo mas amigable con ella - El gusto es mio Valadilène - añadí mientras escuchaba su otra pregunta - bueno, soy nueva en la ciudad y no tenia un refugio donde pasar esta fría noche, y la mejor opción para encontrar abrigo una taberna un sitio donde uno libremente puede entrar y abrigarse, a demás en mi condición de felino - dije suavemente - pasar desapercibida es mi trabajo y como ve nadie mas en este lugar a parte de usted anotado la presencia de un gato- estaba claro que el borracho lo había notado pero con su embriagues nadie le tomaría en cuenta - y usted Valadilène ¿que hace por este lugar? - la curiosidad la llevaba en la sangre y no me quedaría atrás, esto era como un juego, pregunta y respuesta, tenia claro que con el transcurso de las horas las preguntas serian mas complicadas y las respuestas mas difíciles de responder.
Me costaba mostrarme social con ciertas personas pero mis sentidos, si mis sentidos felinos me decían que aquella no era un peligro para mi, los humanos si que lo eran y ya había pasado por eso, y de ellos desconfiaba mas que en nadie, un simple humano es mas traicionero que un animal, confiaba mas en un perro que en... bueno ella extrañamente me daba confianza. Seria por que ¿ crecí entre gitanos y algunos brujos?, ella no era gitana, un gitano me hubiera tratado otra forma.
- Madame en este mundo o mejor dicho en esta sociedad ocultar lo que somos es lo primordial, pero al menos por mi parte usted me parece amigable - sonreí amplíamente mientras me disponía a jugar con mis cortos rizos intentando ponerlos en orden alguno ya que no quería que me confundieran con alguna cortesana del lugar.
Si algo tenia como manía era siempre andar arreglándome, sabia que la desconfianza existía siempre y estaba dispuesta a ser lo mas amigable con ella - El gusto es mio Valadilène - añadí mientras escuchaba su otra pregunta - bueno, soy nueva en la ciudad y no tenia un refugio donde pasar esta fría noche, y la mejor opción para encontrar abrigo una taberna un sitio donde uno libremente puede entrar y abrigarse, a demás en mi condición de felino - dije suavemente - pasar desapercibida es mi trabajo y como ve nadie mas en este lugar a parte de usted anotado la presencia de un gato- estaba claro que el borracho lo había notado pero con su embriagues nadie le tomaría en cuenta - y usted Valadilène ¿que hace por este lugar? - la curiosidad la llevaba en la sangre y no me quedaría atrás, esto era como un juego, pregunta y respuesta, tenia claro que con el transcurso de las horas las preguntas serian mas complicadas y las respuestas mas difíciles de responder.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Fecha de inscripción : 18/08/2010
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