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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Goar Abadinchi Jue Jun 27, 2013 4:55 am



Si el hombre no ha descubierto nada por lo que morir, no es digno de vivir.



No era demasiado tarde, ni demasiado temprano, la luz del sol tenue y anaranjada se cuela por las grandes ventanas de aquel cuarto de hotel, el brillo rebota directamente en los parpados del licántropo, este reacciona apenas moviendo la palma sobre su rostro en un estado de inconsciencia total, seguía dormido bastante profundo. ¿Sueños? Podrían ser miles y tremendamente variados, no es por estos que se rehúsa a despertar, es por la desvelada de anoche que duro hasta hoy, ya que para él cualquier excusa sirve para poder leer “un poco” Abra tomado el libro a punta de las diez y tras unas horas los folletos de turismo, así las horas se perdieron hasta la salida del sol que evito o al menos eso creía. Sin embargo el astro terco aún emite su luz, un pequeño giro del cuerpo en sentido contrario a la fuente de vida solucionan el aparente problema sin embargo ya era demasiado tarde, unos cuantos estirones y listo, con los ojos ya abiertos suelta un bostezo lleno de modorra y las sabanas caen al piso de lado, se encuentra él en esos instantes precisos del “no saber” quién eres, qué haces o donde estas, los ojos fijos en la luz, ahora una mano sobre la frente palma al aire le protegen * Nuevamente…me salté el almuerzo * típico del hombre soltero que vacaciona en solitario, no hay mujer que le atienda ni servidumbre que le soporte y mejor así.  El reloj de bolsillo que se encuentra en la cómoda de madera le delata lo tarde que es, más tarde de lo que pensó al inicio, de perder mucho más tiempo ahí, en el mundo de Morfeo hubiera perdido en su totalidad el encuentro que tenía con un viejo amigo, por curiosidad de la vida también coronel, ¿será esa la afinidad que poseen entre ambos? De alguna forma logra hacerse en el cuarto de baño, la barba larga sí pero ya alineada y los cabellos igualmente, en este tipo de situaciones el aseo que además de peligroso y retardante es puede ser obviado, de todas formas se había tomado un baño de tina en la tarde pasada justo antes de perderse en leer.  Otoño y no invierno, ¿pero cuál es la diferencia? Incluso un ser tan caliente por naturaleza como él siente un poco de frio, las hojas marchitas siempre indican que uno debe ir vestido de la forma correcta, gabardina oscura, pantalones grises y zapatos marrones, quizás demasiado llamativo o no tanto, su punto débil siempre será el glamour y la belleza, aspectos por los que se preocupa…tan poco.

Unas cuantas horas después, la luna es la principal del escenario, mas deja tranquilidad pues es apenas media, no esta noche no toca caer en aquel vacío infinito de inconsciencia asoladora. Le pidió minutos atrás antes de salir del cuartel buen destino a su compañero, este versado en los gustos del licáno le dio dos buenas opciones, de las cuales quizás tome ambas, la primera de alguna manera le va a entregar melancolía, él es consiente en su totalidad de esto, pero, ¿encontrará alumnos tan tarde? No pierde nada con intentarlo, tan solo va a desgastar la suela de los zapatos que puede reparar o remplazar, y su físico con creces le permitiría recorrer toda la ciudad si lo considerara necesario, sin prestarse a exageraciones. Y mientras lo hace sopesa, si lo primero no sirve será mejor tomar una de sus propias opciones,  mejor ir a la “Place du Tertre” famosa por su bohemia y sus explosiones de arte, lo mejor de Montmartre y subir aquella colina vale la pena cada segundo por lo que leyó justo hace no más de medio día. Como ha pensado no hay muchos alumnos o al menos desde afuera y lejos, lo que le dejan apreciar sus ojos con fina claridad, unos cuantos alumnos ya entrados en años, no eran niños, casi casi como a los jóvenes que él mismo introduce al mundo bélico para bien o para mal, no está ya muy seguro de cuál sea la verdad, es simplemente lo que él hace y más de una vez a pensando en dejarlo pero algo le retiene, tal vez no existe el motivo fuerte que lo haga decidirse por completo. La melancolía y el deseo de volver le envuelve mientras va camino colina arriba, las vacaciones siempre le suelen traer eso, extraña aunque suene malvado gritarle a los caudillos, levantarles a las cuatro mucho antes de que amanezca, tenerles listos en menos de diez minutos para desayunar, ya se acostumbró a ello y tenerlo lejos resulta de cierta forma frustrante en alguna medida pero nada que no se pueda controlar o ignorar con un buen entretenimiento, uno justo como este. Tanto así que el hambre que viene conteniendo se ve mellada por su interés cultural, y una vez más en menos de dos días se vuelve a perder, ¿por qué culparlo? Las pinturas son preciosas, probablemente ningún conocido, ninguno que las venda por miles o millones, ¿eso importa? Lo amateur también resulta atrayente, los nuevos talentos, así piensa él probablemente porqué también sea un emprendedor solitario y novatillo. No se considera bueno.

Todo atrayente sin embargo la biología puede más que la belleza, el aroma de unas castañas recién tostadas le llama a bastantes metros de distancia. Inmediatamente toma camino hacia donde proviene el aroma, mientras camina recuerda que su madre jamás le dejaba comer cosa que se vendan en la calle, y cuando estaba solo aún de grande siempre le decía que no se fiara de los vendedores ambulantes, y es un gran consejo, uno nunca sabe que puede contener el producto, ni la dudosa forma en que sea elaborado o tratado, todo muy cierto, sabida su madre pero siendo lo que es ahora, ¿realmente podría causarle algún daño? Es consciente de que desde que se convirtió jamás, nunca se enfermó de nada. Y eso en situaciones como esta resulta enormemente favorable. Todo dramatismo pasado y recato de ancianos se desvanece al tener ya entre las fauces el delicioso fruto seco, descansando sobre una banquilla disfruta de su improvisada cena, teniendo en cuenta el fiero apetito del hombre esto no le saciaría para nada, tendrá que pasar por el restaurante del Des Arenes antes de ir a su habitación o quizás ir a algún café cercano, tantas opciones que permanece despreocupado, justo en el incómodo momento de tener una de las pelotitas oscuras entre los dientes lista para ser mordida algo o alguien capta su atención, la oscuridad le deja ver bien a pesar de estar presente, mastica lentamente como si no deseara ser escuchado, pero se mantiene observando con interés. ¿Qué será, quién será? ¿Qué hará? Nada es de su incumbencia, realmente no lo es, pero que se puede hacer por uno que posee la misma curiosidad que uno niño de cinco años, un niño grande que pretende conocer cada día más y más.
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Mensaje por Sophia D'Luca Mar Jul 02, 2013 8:07 pm

La cantidad de días era lo de menos lo había dejado en claro en Italia, los guardias reales y mi mano derecha lo sabía, necesitaba un respiro todo había ocurrido muy rápido, me ahogaba la idea de volver y tener que lidiar nuevamente con las miradas acusadoras, pensaban que yo había matado a mi propio esposo ¿En qué mente caería eso? Claramente no me conocían bien, no sabían por todo lo que había pasado… si ellos supieran que no deseaba esa corona y que solo la había tomado para permanecer al lado de quien amaba… Cierto, les había explicado pero ellos solo escuchaban lo que deseaban oír. Deje la pluma a un lado y sellando la carta se la pase a Delia, mi doncella y cómplice, Alejandro- mi mano derecha- me había escrito informando como andaban las cosas en la investigación, para mi fortuna había otro sospechoso aquel Valentino sobrino directo de Zarek, un hombre extraño, demasiado educado y que hacía que tan solo su presencia me incomodara, no le toleraba en lo absoluto sentía el cinismo emanar por cada acto y palabra de aquel.  Por él había decidido viajar a la tierra queme acuno por mucho tiempo, escapar. ¿Siempre escapas? Grito mi subconsciente, tenía razón pero esta vez era completamente diferente, necesitaba estar yo y mi soledad, necesitaba encontrarme conmigo misma y ver el camino que tomaría, ya no era la chica pobre que vivía con el pintor y trabajaba en una cocinería para ganarse los francos para sobrevivir, ahora era una reina, educada, con buenos modales, ropa hecha a medida, con todo un pueblo que guiar a mis espaldas… ya no era Sophia… ahora era la Reina D´Luca, nadie me llamaba por mi nombre extraño eso, extraño Paris… lo extraño a él.

El guardia real entro a la habitación, era claro que estaba en desacuerdo con mi última orden, pero tenía que acatarla, no me miro a los ojos – nunca lo hacía Majestad estaré esperándola en el vestíbulo – Dijo con voz firme, clara. Sin darme vueltas y mirándole por el espejo que tenia frente a mi sonreí victoriosa – Ya sabes, la única regla que puse para que me acompañaras es esta, vestir de manera normal, sin el traje de la guardia real y otra cosa si me vas a seguir trata de actuar como un extranjero y sonríe que de ahora eres pareja con Delia – le hice una señal para que se retirara, sabía que lo ultimo mi doncella lo había escuchado, seguramente estaba roja como un tomate, a ella le gustaba aquel hombre terco y precisamente por eso había pedido que él fuera mi escolta, algo me había enseñado mi esposo, “Si puedes poner las piezas a tus pies, siempre saldrás victorioso” y así era todas las piezas de mi vida las había movido para que nadie supiera de mi escape,  salvo los que tenían que estar informados.  Escuche la puerta y enseguida llego a mí con un bello vestido a cuesta, sonreí moviendo mi cabeza aquella damita tenía un gusto impecable cosa que yo aun no aprendía del todo, ambas vestiríamos lo más normal posible, otra de mis condiciones, ella, el guardia y yo seriamos por igual visitantes en Paris.

El vestido entallado color guinda caía de manera majestuosa, Delia, me hizo una corona con mi propio pelo una trenza que bastante común se veía hermosa todo lo demás de mis cabellos callo por mis hombros, según ella yo necesitaba llevar mi corona aunque fuera de mentira, la deje hacer aquello además combinaba con los tirantes del vestido, eran entrelazados. Hoy era el día de pasear, comer afuera, despejar la mente y simplemente  caminar.  Mientras el sol escondido estaba el atardecer pasaba a la mediana oscuridad pronto a la oscuridad total, amaba la noche, su majestuosidad, su silencio, los colores como se veían ser un cambiaformas me permitía en la oscuridad ver perfectamente aun siendo un simple humano, uno de los tantos privilegios que gozaba. El vestíbulo del Hotel estaba medio lleno, un coctel había, de seguro altos mandos de países vecinos estaban en Paris o tal vez una boda. Avance hablando con Delia, dándoles concejos de que me mirara, me tratara como igual, que no se notara que fuera mi sirviente, Alejandro también escuchaba atento mientras ambos permanecían a mis espaldas, infle mi pecho y salí del Hotel, dirección el centro de la ciudad, algún café o aquel restaurant del cual alguna vez fui chef.

El otoño era una estación inestable pero amena, no hacia ni mucho frio ni mucho calor, perfecta para un paseo nocturno, cubrí mis hombros con un abrigo del mismo tono del vestido y comencé a caminar, admirando Paris, viendo los rincones donde alguna vez estuve escondida como la fierecilla que era, como aquella gatita anaranjada que se dejaba tomar, mientras avanzaba sonreía sola, imágenes de tiempos pasados llegaban a mi cabeza, doble en una esquina la cual una vez con Anuar íbamos cantando una extraña canción de amor, el pintor, tan silencioso que era me costaba sacarle las palabras pero cuando se abría para mi hablábamos durante horas, el único humano que conocía mi secreto. Suspire mientras escuchaba como el guardia y la doncella interactuaban, en ese momento yo no importaba y me sentí importante por primera vez desde que había llegado al palacio real. Frente a mis ojos la góndola se veía, el centro de Paris aquella bella plaza donde solía jugar con los niños, donde iba a escuchar los cuentos de fantasía de la cuenta cuentos, donde los violines sonaban armonizando el lugar, donde los amantes de juntaban a pasear, donde yo solía soñar…

Majes… Sophia – se arrepintió mientras yo giraba mi cabeza para mirar a la futura pareja, sonreí con calidez, el dolor en mi interior parecía desaparecer cuando recordaba pero volvía cuando mi cabeza llegaba a la actualidad Alejandro, quiero pasear libre por la Plaza, puedes tenerme en la mira, se lo preparado que estas y capacitado para protegerme- hice una pausa sintiendo un nudo en mi garganta – Quiero sentir por un segundo que soy libre – no espere respuesta, era una orden Delia, quiso acercarse pero el guardia la retuvo, al parecer había entendido el mensaje o al menos eso esperaba. Sobre mi cabeza deje caer la capucha del abrigo y rodeando la plaza me quede estática en la belleza nocturna del lugar, nunca la había visto de esa manera, el dolor seguía, aumentaba pero se alejaba como si de una montaña rusa se tratara, cerré mis ojos suspirando, los recuerdos envolvieron mi memoria y  mis ojos se dejaron guiar por la noche, adentrándome al lugar sonreí levemente a los amantes que caminaban ya yéndose de aquel lugar, un poco más allá un jovencito llegaba, escuálido de un estuche sacaba un bello violín llamo la atención de más de un transeúnte y luego el sonido inundo el lugar, una sonata nocturna… armoniosa que me hizo volar, no sé cómo pero avance hacia el violinista quería envolverme por completo de aquellas melodías, quería olvidar, necesitaba queme arrebataran el dolor y prontamente unas lagrimas cayeron por mi rostro nublaron mi vista pero no importo… - Hermosa melodía – susurre para mí.
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Mensaje por Goar Abadinchi Miér Jul 03, 2013 6:23 am



Velozmente sacudió la cabeza, ¿y eso? No sería la primera vez que observa algo que no se encuentra realmente ahí. Ya lo  sabe, la razón de este mal, está bien clara y latente dentro de él y es todo culpa suya y de nadie más, por algunos días disfrutar tan poco de la realidad y vivir tan solo de la fantasía de una ópera o incrustarse entre los párrafos de las paginas papiro de una buena y antigua novela.  Detalles mínimos ciertamente, probablemente no tengan nada que ver, pero para él así, probablemente no es que vea cosas raras, simplemente se despista y ya. Justo como ahora, nota que un perro danés se encuentra parado en dos de sus patas, notablemente alto, curioso pues no ha visto a muchos así, pierde el cuidado y continua comiendo de sus castañas, poco a poco se vuelven excusas entre su mano y la pequeña bolsa de papel oscuro que les contiene a las pocas que quedan, mantener esta entre sus palmas resulta reconfortante, el suave calor que emiten es fusionan con el propio, suavemente se estira dejando la vista perdida alrededor de todo, observa a tantas personas, familias, parejas, solteros, solteras, niños sueltos, algo peligroso pero que se hará, seguro son hijos de los vendedores que apenas tienen el tiempo para cuidarse a sí mismos y a sus productos, vida difícil, no difícil, demasiado difícil, él es de esas personas que tuvieron la suerte de nacer entre sábanas blancas y pulcras  a buen resguardo de un médico que atendiera el parto y no tan solo una comadrona o doncella con escasos conocimientos de salud y anatomía, tampoco murió en el invierno por falta de un fuego fuerte y finos ropajes, muchos dirían que él debería sentirse digno de ser envidiado, ¿no? Lo escucho ya antes, entre los comedores de oficiales donde reina la pobreza, si no es en el pasado es en el futuro, pero también por ello mismo merece ser odiado, ¿no? El maldito ricachón que tan solo entro a este mundo para jugar a ser soldado. Tanta idiotez junta, ni lo uno ni lo otro. El gesto del licántropo se frunce y no porque lo que acaba de recordar le ofenda o le quite el sueño, simplemente porque no debería de pensar en este tipo de cosas tan “profundas” por darles demasiada importancia, en este mismo momento, lo único importante es que es imposible de reprocharles algo a su entender a esta gente que deja a los niños sueltos.

Pronto aquel pequeño lapso frustrante se interrumpe pues su vista capta algo que desentona del resto de personas, una mujer de bella figura, ¿con una escolta? Esa pareja le sigue. Goar se levanta con la bolsa de castañas en la mano, y se fija en el hombre, su rostro, le es conocido, o tal vez familiar, como si viera en sus ojos algo común que ve en el resto de otros, incluso un brillo que podría ver en el suyo mismo. Extraño, decide acercarse, si, porque la curiosidad lo puede todo en realidad, al menos la suya y su terquedad ni hablar. Por andar con la cabeza alzada intentando descubrir el rostro de la mujer que ahora iba en solitario siente un golpe justo unos centímetros más arriba de las rodillas, instantemente baja la vista y observa a un pequeño niño tirado en el suelo, algo completamente fallo suyo a pesar de que este viniera corriendo, él podría pararlo de cualquier forma sin que se llegase a lastimar. Rápidamente levanta al niño de maltrechas prendas, sacude la ropa en un intento vano pues la oscuridad del blanco no se retira, dado que es un hombre valiente pues no lloró por el estruendo le regala las castañas restantes menos una que conserva en la palma de su guante derecho, para que esta misma mantenga su temperatura.  Al pasar de lado a la pareja que se retira descubre ese qué, “seriedad” eso le da mucha más curiosidad aun. Ahora lentamente camina y justo entonces empieza la melodía. Aquella que resaltan del resto de frases del lugar, no solo resalta, sino que opaca por completo a los demás sonidos, tal vez no para todos sea así, se dice que cada quien se concentra en algo distinto así se escuchen varias cosas a la vez, lo comprueba con esto mismo, parecería que se encuentra dentro de un auditorio frente al artista, extraño, quizás solo otro retazo más de su imaginativo corazón, este que late fuerte cuando está en presencia de algo que realmente le apasiona. Otras personas se acercan también para conocer el rostro del responsable de esto, justo ahí unos dos metros atrás de “su objetivo” divisa al flacucho jovencito, a pesar de estar mal alimentado y no tener ninguna similitud entre su vestimenta y su fino instrumento lo hace extremadamente bien, entonces se pregunta si su pasión por la música será tan fuerte como la suya.

Infla el pecho y sin decir nada se acerca a un costado de la mujer, apenas gira un poco el rostro y lo escucha, aquel susurro que no debía escuchar pues era privado, pero sus finos oídos traicionan la tranquilidad y privacidad del resto sin desear realmente hacerlo, pero esta vez sí tuvo interés de escucharlo, así que estaba bien, rápidamente sin poder notar demasiados detalles, solo pudo captar un aura distinta que nunca jamás antes noto en ningún ser humano, vampiro o brujo, ¿por qué? El destino se encarga de dinamitar más a su pobre y excesiva imaginación, ¿qué clase de ser es ella? Su aroma es peculiar, los perfumes no son capaz de disimularlos y el fino traje que encaja perfectamente en el cuerpo curvado no logra distraer tampoco al coronel de su quizás no tan correcto interés, pero no hay nada que pueda hacerse, ni el cuidado cabello, ni el rojo intenso y oscuro de aquella prenda le impedirán hablarle a ella. Gira el rostro esta vez por completo hacia la aparente joven mujer, ¿se encontraba emocionada por la música? Si él también ha experimentado algo así, cuando suenan de sus favoritas ese brillito de emoción vidrioso es fácilmente captable en sus ojos, pero esto era un tanto diferente, más profundo, no, es incapaz de imaginar cual sea su pena y por qué sale a flote a causa de este joven violinista. Estira él lentamente el brazo y la palma donde esta oculta la castaña caliente, lentamente la estira entre los dedos largos * Realmente lo es…hermosa y atrayente * el tono de voz no es demasiado alto, pero lo dijo muy claro, lo suficiente para que ella escuchara la grave voz y supone la reacción de cualquiera sería voltear a ver quién es el que le habla o que intención tiene, por esto mismo finalmente estira el brazo y entre el dedo índice y gordo sostiene la última castaña que no regalo en forma de obsequio, bien conocido el dicho de que el dolor con amor y con gustos se cura, bueno pues no podrá entregar lo primero pero a pesar de no ser el bocadillo chocolate fino puede remplazar o cumplir esta función fácilmente. Extraño que un rostro risueño llore, pero, ¿qué ya no es raro ahora mismo? La noche lo dirá.
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Mensaje por Sophia D'Luca Miér Jul 03, 2013 10:03 pm

Aquella melodía tenía la capacidad de envolverme, acunarme, hacer que los sueños y buenos momentos vinieran como oleadas de imágenes de un futuro enterrado, agradablemente las notas llegaban a mis oídos, una sonata olvidada por tiempos pero ahí está aquel jovencito reviviendo algo tan bello como lo eran mis recuerdos, que lentamente me comenzaron abrazar, tierna y fríamente la lagrima termino de rodar por mi mejilla y  cerré los ojos bajando la cabeza,  lleve mi mano para quitar el rastro de aquella lagrima. Me quede con los ojos cerrados, envolviendo mi mente, abrazando la soledad, imaginando la vida, buscando el presente e intentando averiguar que pasara en el futuro. El tono grave de aquella voz hizo que un escalofríos recorriera por completo mi cuerpo, absorta por lo que eso significaba mis ojos se abrieron, la primera impresión fue diferente a lo que normalmente ocurría, una bella castaña era sostenida y ofrecida ¿Para mí? Levante la vista lentamente guiándome por el brazo ajeno mientras mis ojos se topaban con el rostro de donde había provenido aquella voz, una media sonrisa apareció en la comisura de mis labios pero la reprimí enseguida, estaba a decir verdad confundida ¿Quién era? Abrí la boca pero no logre decir palabra alguna, tome la castaña – Grazie- susurre muy despacio,  gire mi rostro mientras las notas musicales parecían acariciar mis cabellos, mas solo era la briza otoñal que hizo que mi capucha cayera a mis hombros, permanecí en silencio, no quería interrumpir al violinista que poco a poco parecía llegar a su fin.

La última nota fue tocada  con ello vi como se acercaban Alejandro con Delia, suspire, los aplausos inundaron el lugar aplaudí en conjunto aun sosteniendo la castaña, halagos llegaron para el jovencito francos esparcidos en la funda de aquel violín Enigmático siempre es el sonido de un violín – acote, no sabía nada de música jamás había tocado instrumento alguno, pero muchas veces convertida en gato domestico me introducía a los conciertos en el famoso Teatro Parisino, ahí oculta en la oscuridad escuchaba y me dejaba llevar no solo con el sonido del violín sino de toda la orquesta. Sentí nuevamente ese escalofríos y gire para mirar a quien me había dado aquel pequeño regalo, no era de muchas palabras a buenas y primeras, Alejandro estaba muy cerca, parecía nervioso, me limite a sonreír a decirle de aquella forma que no sentía peligro, un sabiendo que de las venas de aquel hombre su sangre hervía una sangre que conocía muy bien. ¿Era necesario hablar de mas? A mi parecer no, de una pequeña bolsa que colgaba de mi brazo saque varios francos, me adelante para poder darle  al violinista que se preparaba para otra melodía, no volví por el mismo lugar donde había venido, de alguna forma la presencia de que hombre había logrado ponerme nerviosa, camine en silencio  mientras me alejaba del tumulto de personas y las notas comenzaban a armonizar el ambiente, avance hasta una banca no muy lejos ni tan cerca del violinista, en el lugar justo para escuchar.

La castaña estaba tibia con cuidado comencé a descascararla, logrando partirla en dos la lleve a mi nariz aquel aroma extaciante y maravilloso me inundo apreté un poco y pude saborear de aquel fruto, una mezcla sin igual música y comida, sonreí para mí. ¿Cuántas veces robe castañas para la cena? Paris, siempre lograba sorprenderme. Termine aquel pequeño bocadillo y quede pensando en lo descortés que había sido, pero había agradecido con eso bastaba, aquel me había sacado de mi pequeña ensoñación y valió la pena. La melodía era más rápida, ágil nuevos recuerdos vinieron a mi cabeza, una huida yo corriendo por los campos parisinos convertida en aquel felino que grandioso y bello era, Leis, aquella parte de mi que todo el mundo desconocía, un extraño éxtasis inundo mi cuerpo inquietante pero fascinante a la vez, en realidad amaba lo que era y aun cuando estaba en un agujero de oscuridad parcial las fierecillas de mi interior pedían a gritos que las sacara a pasear, a veces no sabía si era un humano con capacidad de convertirse en animal o al revés. Aun cuando la conciencia siempre estaba de mi lado, habían pequeñas ocasiones que el instinto animal era mucho más fuerte que cualquier cosa. Mi corazón ante mi pensamiento estaba exaltado apresurado, mi respiración era ligera aquello me permitía estar más en contacto con el ambiente, con lo que me rodeaba, era en esos momentos donde podía separar sonidos, aromas, donde percibía mas de lo común, el arco del violinista chocaba de manera singular con las cuerdas del instrumento, la respiración del jovencito iba en aumento… simplemente fascinante, amaba lo que hacía, un hombre zapateaba al ritmo de aquella melodía y mas allá un animal respiraba agitado, un perro parecía ser, más cerca de mí las vibraciones aumentaban, las respiraciones en conjunto eran la opera que en ese momento sucedía. Alejandro me observaba y yo sentía su mirada penetrante calar hasta el fondo de mi pensamiento, Delia intentaba sacarle palabras pero no lo conseguía y estaba el hombre de la castaña… ¿Por qué? Tan solo tenía aquella pregunta en la punta de mi lengua y aun cuando la curiosidad me carcomía por dentro me deje relajar por la pasión del violinista…
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Mensaje por Goar Abadinchi Jue Jul 04, 2013 4:22 am



Goar siempre fiel a los detalles las primeras veces intento observar el rostro de la mujer pero fue casi imposible pues aquella capucha le impedía obtener la vista preciada, pero en aquel movimiento que él mismo provoco con el aperitivo por desencadenante le dio la chance perfecta de observar la nariz y medio rostro, suficiente para captar justo la esencia de esa mujer, directamente de sus ojos,  lo único que pudo obtener el apelativo de “cereza del pastel” fue aquella respuesta en italiano que le dejo algo pasmado, esperaba cualquier cosa menos a una mujer italiana justo aquí y ahora, justo tan cerca de él, parecía salido de alguna novela . Asume la nacionalidad por ese reflejo, es algo muy natural, responder a cosa simples por simple reacción con el idioma natal o el más usado en general, y esto se reafirma con su respuesta * Prego… * la firme voz por un segundo se escuchó dudosa la palabra, pero no por miedo alguno, simplemente fue la sorpresa el detonante de esto, no volvería a pasar o eso piensa. Pasado el pequeño shock por la respuesta, apenas fueron segundos de esto, ¿por qué? No entiende en su cabeza el porqué, sonreír es fácil, aún para tipos como él, ¿por qué ella no podría? No hay razón, no, en definitiva la desconoce, no está a su alcance por ahora, es y será tonto juzgar sin saber, siempre lo será, y nada en este mundo cambiara ese hecho. No es difícil a pesar del sonido percatarse de los movimientos de todos los ajenos, pisadas y respiraciones constantes, el trance por la música terminó justo cuando el muchacho se detuvo,  toda la atención  y tensión de la situación se cernía por completo en la italiana mujer y unos cuantos cercanos, fácilmente pudo percatarse de que la pareja o escolta se acercaba hacia ambos, notable reacción que le confirmo lo segundo más que lo primero, no pretende crear una escena de esto, sin embargo parece ser que la marcha se detiene y la mujer por el contrario avanza hacia el artista…cierto, él también debe de hacerlo, no existe moneda que pueda comprar el valor real del deleite musical pero unas cuantas a manera de reconocimiento y ayuda no estarán de más ni sentarán mal. Se acercó sin más a depositar una pequeña bolsa dentro del estuche, uno bello de gamuza roja, pocos segundos tuvo para admirarlo pues la misteriosa mujer ya sin capucha se alejaba de él, ¿razón? Aceptó el regalo entonces, ¿le incomodó? No, no debe de ser eso, ¿el tumulto? Probablemente, a él no le agrada estar demasiado rodeado de personas.

El pequeño sonido del metal de su espada aun dentro de la funda le hace girar la vista, por algún azar del llamado destino la mirada del hombre se junta con la del masculino de aquella escolta, solo necesito de dos segundos, y pudo reconocer al muchacho, ingreso hace unos años al cuartel, de familia humilde pero valiente y respetuoso de su deber, ahora comprende por qué sentía algo tan familiar, un hombre de armas que él mismo puso en vereda y línea recta, ¿qué hace aquí? Recuerda que dejo el cuartel para ser parte de la guardia real de la familia más importante de Italia, ¿eso querrá decir? Tal vez. Goar simplemente señalo al hombre estirando el dedo índice, realizo el saludo militar por unos cuantos segundos solo para después llevar el dedo índice a los labios en simbología de silencio, una mano hacia abajo le daba la señal de tranquilidad, era obvio que el muchacho también le había reconocido, hecho todo aquello volvió hacia la mujer, le encontró con la vista y avanzó hacia ella sin alguna buena justificación, pero su única razón estaba latente en el misterio y en su curiosidad traviesa e infantil que probablemente en algún momento le acarrearía problemas, tal vez justo ahora, pero más puede el necio que sabio pues el primero actúa rápido sin mirar atrás o al costado. Nuevamente cerca de ella, otra vez la música empieza y el aroma diferente de la mujer se mezclan en un momento corto, Goar le observa directamente, fácilmente capta ese rostro cargado de emociones, ¿en qué tanto podía pensar, recordar o soñar? No la curiosidad, no debería ser legal tenerla así. Hace unos cuantos momentos en francés ella dijo, lo dijo, enigma, ¿será una tomada de pelo? No, simple curiosidad entonces, realiza una pequeña reverencia de cabeza una vez siente que captó la mirada ajena frente a él. Dicen que uno debe de ser valiente o tener gran personalidad para abordar a una mujer en las calles, incluso es mal visto, da igual ciertamente, algo dentro de sí le impulsa a descubrir el fondo de todo esto, y desea sacarle más palabras a ella, palabras menos * Enigmáticas… * los susurros son audibles por ambos al parecer, otro factor que le hace pensar que no es una simple humana, fina audición siempre la primera señal, el aura diferente, el aroma animal, uno familiar pero no del todo.

Unos segundos sin decir palabra alguna * Lamento si se ahuyentó por mi actitud * poco prudente considera que sea hablar más por ahora, esperando que la melodía termine,  aprovecha para pensar, inclusive le echa un par de ojeadas al dúo, ambos expectantes aún pero ya un poco lejanos, no se acostumbra a ser vigilado en horas o épocas libres, pero no es algo que le moleste del todo. Concentra su mente en el violinista, solos los pensamientos afloran, algún familiar o tal vez la realeza, probablemente esta mujer perteneciera ahí, pero eso no es lo importante en realidad, fue capturado por el ambiente tenso y atrayente que la mujer genero con tan solo estar, sea plebeya, aristócrata o incluso reina eso no cambiaría, claro lo primero no lo tenía pensado la verdad como posibilidad * ¿Es italiana verdad? * nuevamente aquella pieza terminaba de sonar * Por el idioma, lo conozco dado que yo lo soy y su pronunciación fue excelente * bien el inicio de la conversación parecía no tener ningún sentido o razón y tal vez no tuviera ninguno de los dos, pero es imposible acercarse de buenas a primeras a preguntar, ¿qué es lo que te pasa mujer? Si esto ya no lo convierte en un metiche cien por ciento seguro que la situación exagerada sí que lo hacía. Goar pasó ambas manos por atrás de su coxis y las junto justo ahí, la pose común de descanso en la que a través de los años se acostumbró a estar mientras hablaba con el resto, tal vez lo único incómodo de esto con esta ropa es que los apretados pliegues de fina tela le aprietan sus trabajados brazos e incluso estos mismo se notan demasiado grandes para la prenda aún con la gabardina puesta, tal vez deba cambiar de talla, pero lo cierto es que esto viene de mucho antes y no lo hizo aún, típico de él * Lamento no tener más, el resto se las di a uno de los niños de esa mujer * señala a la mujer del puesto que entre sus brazos como puede rodea a esos tres niños llenos de vida y energía desperdiciada por la falta de oportunidades. Lo menciona dado que se percató de que ella disfruto de su obsequio desinteresado.

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Mensaje por Sophia D'Luca Jue Jul 04, 2013 9:40 am

¿Cómo se quita el dolor cuando el alma es la triste? Aquello saltaba en mi cabeza mientras me dedicaba a escuchar tan armoniosa melodía otoñal, mis ojos apuntaban a un lugar pero no lograba ver nada, mas solo aquello ocurría por que no deseaba ver nada más que solo mis sueños, mis recuerdos tenía que volver a la realidad una que atormentaba mi espirito de vez en cuando, cerré los ojos unos segundo volví a poner la capucha sobre mi coronilla me acomode para disfrutar de aquel espectáculo. Sentir mas allá de lo que pasaba un verdadero reto uno que hacía mucho no me lo permitía, oía susurros claros llegar a mi cabeza, una promesa de amistad, una discusión a lo lejos, las risas de los niños, un anciano pidiendo dinero, unos gatos en el tejado, Paris la cuna de la vida y no del buen vivir. Podría estar toda la noche escuchando los sonidos de la ciudad que tanto extrañaba,  al recuerdo se me vino una vez cuando escale aquella catedral mi lugar favorito del mundo, sonreí levemente ante la imagen vaga que asaltaba mi memoria y por arte de magia aquella voz volvía a invadir mis pensamientos, el escalofríos recorrió mi cuerpo y si fuera un gato en ese momento engrifada estaría. Frente a frente lo tenía ahí podía observarlo con claridad, cabellera rubia, barba descuidada, ojos intensos, buen porte, demasiado correcto al moverse, a medida que lo miraba mi estomago se apretaba en mi interior, pase saliva y  le escuche atenta seguí a quien apuntaba, hablaba como si nada o como si todo. Éramos fieras ocultas en aquella coraza ¿Cómo sería él? Moví mi cabeza no, no quería verlo ni conocerlo la tempestad era en ese momento la que movía mis pensamientos, sus palabras intentaban amenizar la situación pero me negaba a querer buscar la quinta pata al gato.

Enigma, son las notas que se transforman en acordes no cualquiera puede leerlas… ni mucho menos tocarlas – me quede con lo primero, ya que ahí había dejado mi comentario hacia un rato cuando intentaba salir del tumulto de gente, el silencio llego nuevamente a la plaza y no me gustaba, me incomodaba no oír aquella melodía y estaba el ahí parado – No, no fue eso solo quería estar sola – Sola pero rodeada de gente, me falto decir por qué aquella era la soledad más dura más cruel, mi expresión permaneció igual continué mirando a los niños con su madre ellos disfrutaban lo podía ver en sus auras radiantes y exaltadas, por el contrario de la del hombre Italiano, su aura solo me decía una cosa una animal. –Una es más que suficiente – ya le había agradecido y aquella era otra forma de agradecerle también. Tome aire para llenar mis pulmones y baje la mirada diciendo – Si, Italiana – aun cuando los registros de mi nacimiento eran inexactos El difunto rey había hecho un seguimiento de mi vida y según había averiguado mi nacimiento se había llevado a cabo en un pueblito campesino de Italia, mis padres biológicos muertos por alguna peste las monjas me habían adoptado y prontamente ya tenía una familia, Inglesa pero de apellidos Italianos, pero en este momento me sentía más francesa que nunca, Paris me había acunado por largos años, amaba su lengua era una de las pocas donde no se notaba el enojo en las palabras, suave y delicada mi francés era bellísimo y mi italiano perfecto.  Me levante del banco donde descansaba había perdido de vista a mi escolta y tal cual él me vigilaba a mí también me gustaba tenerlo cerca.

Siempre me habían regañado aquello, que no hablaba mucho pero no podía ser de otra forma mujer de pocas palabras, siempre había sido ahora más que no encontraba la lógica a esto - ¿Por qué… me ha regalado la ultima castaña? – aquella era la pregunta que había guardado y no esperaba hacerla, mas tenía todo el tiempo del mundo y la plaza al pasar de las horas se ponía mas llena de vida. Noche, noche que trae consigo a todas aquellas bestias que el día esconde brujos, gitanos, vampiros y licántropos libres por que la luna no los acompaña aquella velada. Volví a tomar asiento estaba inquieta con la presencia de aquel Italiano, temía que me estuviera espiando y fuera  uno de los seguidores de Valentino, que de seguro estaba desesperado por mi desaparición repentina.  Lleve mi mano hacia mi cabeza di un pequeño golpecito con mi dedo índice como si de aquella manera todos los pensamientos habidos en mi interior desaparecieran. – Usted parecía disfrutar de su pequeño festín - ¿Cómo lo sabía? su barba era su delatora una pequeña migaja por decirlo así colgaba de uno de aquellos pelos rubios, invisible para algunos pero no para mi, ya que mis capacidades sensoriales  siempre estaban alerta. Un nuevo escalofríos recorrió mi cuerpo, en realidad aquel hombre me ponía nerviosa su naturaleza era la culpable de aquello. Algo dentro de mi sabia que él me percibía inquieta, de otra naturaleza o de una semejante a la de él, comencé a sentirme mareada, abrumada ¿Qué pasaba? En realidad no quería recordar el ataque, no aquello no, la inquietud e incomodidad me abordaron en ese momento apreté mis manos intentando respirar calmadamente ¿Por qué ahora? Las preguntas invadían mi cabeza el dolor desaparecía pero la angustia llegaba…  
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Mensaje por Goar Abadinchi Vie Jul 05, 2013 6:31 am



Por alguna razón se siente ahora extraño al observarle, ¿qué acaso él le inspira desconfianza? ¿Cuál sería el motivo? No cree haber actuad de manera alguna como para causar miedo, no puede evitar luchar con esa sensación que tiene al ver como la mujer parece tener deseos de huir entre otras cosas, ¿de él? ¿De todos? Tal vez fuera en general, tal vez no, si ella supiera que él mismo le aplico correctivo al muchacho que ahora mismo busca con la vista, no hay nada que temer por parte de ella, y cree que por la propia tampoco. A pesar de estar tan cerca de una banca no piensa tomar el atrevimiento de sentarse a un costado de ella, además notando el estado en el que se encuentra sería lo menos indicado, no dese abordar demasiado pronto con sus preguntas dado que la segunda de ella le deja en claro que no debería estar justo donde está, ¿la soledad? Le suele acompañar siempre a él, en las situaciones más importantes, y ciertamente siempre la soledad tiene algo de bueno dentro de sí, pero en exceso nunca es demasiado buena, suele deprimir y reprimir a los más débiles, esto no significado que ella lo sea, o que a ella le pase, tan solo le gusta pensar en las situaciones * No todos tienen ese don o arte, como sea que desee llamarlo, pero si algo diré al respecto es que son dichosos tanto los que hacen de esta belleza realidad, como los que admiran y disfrutan de esta * estaba tratando que de ambos ignoraran ese comentario que ella dio sobre la soledad, pues de seguir teniéndolo presente tan solo estaría aceptando más aún su papel de entrometido y molesto, por esa razón prefirió pasar de ello, es bajo quizá negar la realidad, pero es posible cambiarla, ¿verdad? Algo que siempre ha creído. Puede tratar cambiar aquel deseo de soledad si no es por una noche, al menos por una hora o dos, más que eso no, tal vez. De no lograrlo probablemente y a pesar de que Alejandro le conociera si la signorina ordena, tendría que ir a retirarlo de ahí, algo muy poco cómodo y digno para ser honesto, ahora mismo en su mirada se vio reflejado el papel hoja con el nombre del hombre, recuerda cada nombre y cada rostro de sus soldados gracias a su fotográfica memoria, claramente no puede recordar los caracteres de todos y sus formas de ser, pero sabe que todos ellos son valientes y honorables, así se aseguró él que sean.

Unos pequeños pasos dio para poder estar en paralelo a la mujer, algo que podría resultar ser un simple gusto pero no lo era, de esta manera y ayudado del resto de transeúntes podía tapar la visibilidad del soldado sobre la mujer, probablemente este se movería pero tendría el tiempo suficiente para decir un par de cosas sin que el hombre le leyera los labios, no está seguro de si sabe hacerlo, pero es un curso obligado en cada uno de estos soldados especiales. Se dispuso a hablar al instante de moverse * En Roma me enseñaron muy buenos modales signorina, y si un rostro llora no es cordial dejarlo marchitar, pensé que sería una buena excusa para poder acercarme y un mínimo consuelo, lo sé, no podría significar nada a pesar de que dice es suficiente * o tal vez no, muchos ven la magia en los detalles, otros en los grandes logros, todo es cuestión de perspectiva pura. De primera instancia no logra captar el porqué de lo que dijo, pero juntando unos cuantos contactos lo adivina, apenas carcajeó para luego sonreír tenue * No encuentro otro bocadillo más apetitoso y correcto para esta época del año por aquí, el clima lo hace perfecto y mi paladar lo disfruta, incluso tal vez compre más en algún momento después, pero ahora * no podía completar la frase hablando pues de pronto notó cambio en ella, es evidente que el causante es él, probablemente así como él nota que ella no es “normal” ella también puede sentirlo, ¿le tendrá miedo a los…¿humanos que cambian cada luna? No concibe pensarse a sí mismo como “licántropo” no porque esto fuera denigrante o negativo, simplemente porque a pesar de su condición jamás dejo de ser él mismo, además en lo que se transforma, él no lo controla, no es responsable de ello, pero bueno, no todos pueden verlo como él y quizás el tampoco del todo. No se le ocurre alguna cosa que decir, desea que la mujer se encuentre tranquila para poder seguir hablando bien, de lo silenciosa y esquiva que resulta ser, sacar esas frases ya un poco más largas son todo un triunfo poético por decirlo de alguna manera. Le mira temblar, tal vez no sea capaz de mostrar un rostro angelical pero suaviza su expresión, no es una fantasía, simplemente por la vida que lleva no suele hacerlo * No se preocupe, no le haré daño * disimuladamente subió el brazo y estiró el dedo señalando a la luna que apenas se encontraba visible pero mostraba su luz a través de las lunas después de todo, como dado su recordatorio de presencia para todos en general.

Es poco común para él hacer esto, pero siempre hay una primera vez * Por obligación y por gusto, mis únicos enemigos son los enemigos de Italia y los de la reina que nos representa, además de su familia * ¿sería esto lo suficientemente convincente? Algunas veces las verdades suelen ser peor tomadas que las mentiras pero no esto no significa que dejen de ser verdad, el ambiente tenso deseaba cambiarlo, probablemente conversar sobre alguna otra cosa cambiara esto * ¿Es su instrumento favorito el violín? El mío siempre será la guitarra, nada mejor que ella, claro que lo digo sin querer dar la contra o algo por el estilo, es mi mera opinión * y una vez más se movió nuevamente dando total visibilidad, abusar de aquello sería una idea tonta * Lamento mis malos modales, pero estuvo en mi mente más el poder iniciar una charla que el primero dar mi nombre. Me presento entonces * una pequeña reverencia, muy ligera, no es demasiado zalamero * Goar Abadinchi, es un placer * justo ahora pasa por su mente el cómo ella supo que le gustaban bastante las castañas, probablemente pura intuición o algo más, seguro algo tendría que ver con lo que ella es o algo por el estilo, ¿el olor? Espera no tenerlo malo, el que expide de los labios. Lo cierto es que como todo soltero desinteresado de compromiso a simple vista no suele ser demasiado cuidado, pero no es exageradamente descuidado, una vez llegue a Roma se cortará los cabellos y arreglara esa barba que lleva, pero siendo tiempo para relajarse, ¿por qué tendrían que juzgarle? Es poco el tiempo en el que uno puede ser sin ataduras, es mejor disfrutar de ellos y reír de la vida que es siempre corta para todo lo que el mundo puede ofrecer.
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Mensaje por Sophia D'Luca Vie Jul 05, 2013 3:17 pm

Todo el mundo parecía ser más educado que yo misma, respire con resignación cuando él hablaba, poco a poco las piezas parecían tomar lugar ante mí, claramente yo no estaba en el contexto adecuado ¿A caso podía ser una verdadera reina? Todo indicaba que no pero muy a pesar de toda la realeza yo lo era y podrían decir que no me lo merecía pero nadie se merecía nada, estaba alterada por mi misma o por el que con su forma de ser me intimidaba, odiaba esa intimidación, ¿Qué me pasaba? Quería salir corriendo gritar, liberarme de todo este nerviosismo que me carcomía desde las entrañas pero, mi voluntad permanecía ahí frente al hombre que hablaba de roma, hablaba de Italia que decía que estaba para cuidarme pero no me había reconocido ¿Quién era? Mi cabeza daba vueltas entre mis pensamientos y sus palabras que lograban confundirme y más preguntas saltaban en mí, mi felino interior ronroneaba deseoso de otra cosa, la fiera mayor quería rugir y mostrar su poder ¿Y qué quería yo? Un simple abrazo y que me dijeran que todo saldría bien, que no estaba sola ni aquí ni lo estaría en Italia, pero nadie entendía este dolor que parecía opacar hasta los momentos más valiosos como aquel simple pero bello detalle que aquel hombre había tenido para conmigo, una castaña era el inicio de aquella conversación, que se mezclaba con las melodiosas armonías del violinista y que eran opacadas por mi torpe dolor. Nadie había dicho que sería fácil, nadie me dijo que tendría que sufrir pero tampoco ninguna persona me dijo que tendría que seguir sola, amaba la soledad pero también amaba compartirla y precisamente en ese momento estaba compartiendo aquello, todo desapareció en ese momento, ni mi escolta, ni la música, ni las personas estaban ahí en aquella plaza, mi soledad y yo estábamos juntas con el licántropo que permanecía correcto fiel a sus enseñanzas… y yo ahí como una niña caprichosa que no sabe nada. No tenia las palabras para hablar, las ideas se había ido y mis ojos se pegaron en los de él, mire la luna, razone sus palabras… lo escuche.

Sé que no me hará daño-  ¿Lo sabía? claramente, su aura no estaba perturbada por el animalismo que estaba muy adentro de su interior. – La obligación y el gusto no deberían ir de la mano pero usted se ha encargado de juntarlos, ¿disfruta de aquello? – Hice una pequeña pausa sin dejar de mirarlo – ¿De cuidar a un país y a una reina? – me quede en silencio, uno amanzánate pero no así incomodo, moje mis labios que se habían secado con la pulpa de la castaña aun quedaba el sabor de esta , logre disfrutar un segundo y todo cambio desde su pregunta hasta su postura, sus rasgos se amenizaron o al menos eso fue lo que vi mas su aura permanecía tranquila como en un principio – Agradezco el gesto por apaciguar una lagrima vaga que se había escapado de mi interior… el sonido del violín provoca muchas cosas en mi interior pero no hay como el armonioso piano aquel logra lo que nadie puede, liberarme hacerme soñar aun cuando yo no toco ningún instrumento tan solo oír las teclas del piano en unisón logran separar mi vida con la realidad.- Ahí estaba en plena confianza con un extraño conocido, con un extraño que ofrecía castañas, que hablaba de Italia y que le gustaba la guitarra. Su nombre fuerte y poderoso como el mismo Goar Abadinchi, ¿tenia que presentarme? Sabía que al hacerlo muchas cosas cambiarían y no quería que fuera así, el me veía como una persona más, si, con alguien que tiene una escolta pero pueden existir muchos motivos para aquello, pensé tan solo unos segundos, cuidar mi identidad tenia y aun cuando él me cuidaría por ser lo que no sería en ese momento mentiría. Si fuera uno de mis guardias custodios me hubiera reconocido pero por el momento podría ser cualquier persona y ninguna – Grazia Di Zforsa  un gusto signor–  un nombre italianísimo por donde se le viera pero que no decía nada de mi verdadera identidad. Además había sido el mismo nombre con el que permanecían mis registros en el Hotel Des Arenes, mentía a Paris, pero nunca a mí misma.

¿Como continuar luego de aquella presentación tan poco colonial y un tanto informal? De alguna forma ahora todas las clases con mis tutores parecían ser olvidadas nada servía en ese momento, más que conseguir seguir con una conversación – A veces nuestro nombre no es necesario conocer, sabernos el uno del otro no nos hace conocidos… somos a final de cuentas perfectos extraños que conocen el nombre del otro –  aquello trajo a mi frágil e inestable memoria que paso un mes para que yo supiera el verdadero nombre del Rey luego de conocerlo, tal vez y solo si volvía ocurrir podría hacer lo mismo en este caso, al final el me había enseñado más de lo que cualquier tutor. – Y se encuentran en una plaza… donde una lagrima habla por sí sola y una castaña intenta  entenderla, pero al final las melodías intentan decir lo que la lagrima no quiere que se sepa y la castaña intenta descifrar  el ¿Por qué? De un rostro marchito…. – una analogía bastante confusa y difusa, pero ni él era quien para desmentir lo que yo decía y yo no era quien para tener la verdad absoluta, mientras Alejandro nos rondaba muy de cerca, impaciente, tranquilo, algo me decía que lo conocía y eso me inquietaba de una manera bastante extraña. ¿Extraña? Si, ¿el porque? Simple quería pararme y decirle a Goar ¡Abrázame que necesito de un abrazo! Pero reprimida quedaba por que aun cuando me tacharía de loca ni en mi máxima locura lo haría. Una vez alguien muy sabio me dijo que valía más un abrazo de un extraño que no entiende tu dolor que de un amigo que lo hace solo porque es su deber hacerlo, ¿cierto o falso? No lo sabía y no lo pondría a prueba en ese momento. Al parecer a había hablado lo suficiente como para seguir con aquella inusual conversación que no quería que se detuviera – Puede tomar asiento si lo desea – ofrecí mirando el puesto desocupado a mi lado, al final no dejaría que estuviera de pie todo lo que durara aquella velada que recién comenzaba.
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Mensaje por Goar Abadinchi Vie Jul 05, 2013 11:34 pm

¿Entonces? ¿Por qué ella teme? Incluso mientras le escucha hablar puede sentirlo pero, probablemente sea normal, aunque él no sea agresivo su propia naturaleza animal siempre representará un peligro latente para los que no estén acostumbrados o para los que estén conscientes de esa parte oscura que aparece de vez en mes. No podrán decir que no lo intentó, no se dio por vencido aun así y se quedó presente, pocos segundos después el fruto de su terquedad o perseverancia se hizo presente, resultado favorable y para que mentir, lo estaba esperando, más no lo que venía a continuación. Exactamente al agradecimiento, tenía que pensar un poco más en ello, ¿una lagrima que se escapó? Eso quiere decir que muchas más se encuentran escondidas y reprimidas en el interior de la mujer, oh tal vez no sea así, pero él tan solo puede interpretar y teorizar, algo que suele hacer con mucha frecuencia y en muy pocas ocasiones esto le ha traído malos resultados o falsas expectativas, esto no es porque sea perfecto, simplemente porque piensa y repiensa, porque le encanta hacerlo, buscar una verdad, una razón, aunque digan que la verdad absoluta no existe puedes cada quién ve su propia realidad, y que la razón solo se vaya con el grupo más grande, le encanta obtener ambas, cierto es, probablemente haga mal ahora, queriendo averiguar la fuente, la razón que le provoca estar así, ¿y por qué? ¿Cuál sería su finalidad? ¿Le ayudará? ¿Por qué no? Es decir, no le gusta demasiado la gente, no idolatra a nadie, no se identifica con nadie y la filantropía esta de lejos ser una de sus más grandes aficiones o actividades diarias pero, ¿por qué no? Tampoco creen en el destino pero si se le puso en frente esta situación, por algo será, probablemente esa naturalidad que tiene para llevarse la responsabilidad al hombro esté actuando justo ahora pero no hay nada que poder hacerle, lo quiere hacer * Dice que lo sabe, pero aún no parece creerlo, eso resulta extraño * susurró muy bajo, el tema no era para estar publicándolo con pompos y platillos ciertamente, es algo privado pero viendo la incapacidad de que sea un secreto para ella, no existe más remedio que aclararlo, cosa que hizo, así como él pregunta considera justo que ella también lo haga y por supuesto él tiene respuesta para ello, una quizás un tanto aburrida, una que no muchos esperarían pero él la tiene, es así como el secreto mejor guardado, al menos para él.

No hay mayor razón que la suya * ¿Quién lo dice? ¿La gran mayoría? ¿Qué se interrumpen entre sí? No, para mi es falso, que muchos lo digan o más que yo no lo hace correcto, es una teoría errónea. Como coronel del ejército italiano es mi deber proteger a todos los míos, y por extraño que parezca disfruto de hacerlo, y supongo que ese es mi secreto para el éxito. El único trabajo que se realiza a la perfección es el que realmente se disfruta, si no hay vocación y gozo estos se ven remplazados por pereza y desgano, por eso mismo pienso yo que existe la palabra “malos profesionales” porque no disfrutan de lo que hacen, ¿no dicen mucho esto? “Trabajaré arduamente durante varios años para finalmente cuando me quede poco poder descansar y dedicarme a lo que realmente me apasiona” Con respeto, eso es estúpido, mejor vivir haciendo lo que amas * gran razón por la cual no le prestó demasiado interés a su empresa familiar más que por culpa y responsabilidad entera, nada más que eso, porque no le inspira nada, antes, ahora, ni a futuro, tan solo obtiene monedas para gastar en algo que si le guste * Y puedo decirlo yo que tengo dos trabajos, uno que como ya le dije, no lo es * razón por la cual duda tanto de dejar de hacer lo que ama, ¿qué le quedaría más allá de ello? Un trabajo y nada más, no lo sabe, pero se podría llegar a sentir triste como cuando era muy joven, tal vez no, depende completamente de las situaciones y de las oportunidades a futuro que jamás podrá conocer hasta no tenerlas en frente * No tiene por qué agradecerme nada signorina…si se puede y nace el ayudar, ¿por qué no hacerlo? A pesar de pensar en algún momento que no deseaba que aquello pasara * el piano, interesante el dato, pero nada sorprende, la música es el idioma mundial, el gatillo del arma, el cuchillo que corta cualquier superficie, el clavo que perfora cualquier pared. Todos podemos identificarnos con ella incluso sin llegar a entenderla del todo, es la curiosidad de ella * El piano, un complicado instrumento, pero muy variado, posee usted un muy buen gusto signorina, lástima que no esta noche entonces no hubiera uno al aire libre * fantasía extraña que puede nacer y morir justo ahí. Muy fugaz.

Ese nombre sin embargo, en su rostro se dibuja una disimulada disconformidad, ¿se abra equivocado él? No conoce el rostro del fallecido rey, ni el rostro de la viuda reina, menos los de algún duque, conde o barón, y en todos sus femeninos también, razón simple, no es un interesado de este mundo, nunca fue parte de su mundo a pesar de servirles sin siquiera estos conocer de su existencia, pero algo sabe, el nombre de todos ellos, ¿por qué un guardia real protegería en un país extranjero a una mujer cualquiera entre comillas? Dado que ella no era nada común, resulto para él ser bastante peculiar y eso mismo tan solo volverle más interesante. Su titubeo quedo aclarado con tanta analogía no tan difícil de entender para él, incluso su peor temor actual, si estaba siendo entrometido al intentar revelar un tapado y enterrado dolor que no quería ser destapado, está bien, no preguntará la razón de su pena, pero al menos quiere su nombre real, se sentó a un costado lentamente y sin pegarse al cuerpo ajeno por cuestión de respeto simplemente. El rostro un poco inclinado hacia ella le permitía observar al inquieto Alejandro, ¿y la razón? Probablemente si él no se arranca los cabellos de la ansiedad es por simple desgano * Me sorprende signorina, una inteligente mujer atrae más la atención que un cielo abierto, al menos para mí * pero él no se queda atrás con ello * Muchos me consideran inteligente también, me lo han dicho, ¿yo qué puedo decir? Solo agradecer con algo de vergüenza, sin embargo le puedo decir un par de cosas * poco a poco fue bajando la voz, esto tampoco debería oírse por ahí * Conozco el nombre de cada Conde, Duque, Condesa, Duquesa, etcétera y esto sin contar a la familia real * no estaba molesto para nada por la mentira, alguna razón tendrá para eso y esa misma desea conocerla antes de juzgar * Lo sé, ¿qué tiene que ver? Es que Alejandro dejo mi cuartel para unirse a la guardia real, y es extraño que se le note tan inquieto y preocupado por una persona sin títulos en un país extranjero siendo esto algo totalmente fuera de su deber * el comentario fue muy claro, ¿la verdad? * Soy Goar, ¿usted? * una vez más. Sonríe sin retirar la vista de ella, podía estar tranquila cualquiera fuera la respuesta, nada ocurriría, nada cambiaría, claro para él, solo desea saber realmente con quién está hablando.
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Mensaje por Sophia D'Luca Dom Jul 07, 2013 4:40 pm

Algo que conocía perfectamente era la pasión que la mayoría de los soldados tenia por serlo, si, aun cuando muchos iban obligados había otra gran mayoría que le apasionaba ser aquello con las palabras que el pronunciaba  valoraba su actitud, su forma de actuar, era correcto tal como… no terminaría la frase no era necesario hacer comparaciones, no era necesario pensar de mas, no era necesario pasar por este momento incomodo, pero algo si sabía por mas palabras que el ocupara yo no cedería por el momento, ni aunque trajera al mismísimo rey de Italia, reí en mi interior ante el pensamiento y seguí mirando con curiosidad al coronel, poco a poco me dejaba de incomodar su presencia natural. Solté el aire comprimido en mis pulmones, Goar era sabio y estratégico mas lo último, por como actuaba y hablaba, estaba acostumbrada a ese tipo de palabras, de formalidad, Todos la tenían para conmigo, pero nadie sabía que me apestaba todo aquello, aquella era la gran razón por la que nunca revelaba mi nombre verdadero salvo que me reconocieran y eso siempre era un cincuenta y cincuenta de las posibilidades, para mi favor esa noche el caballero no conocía el rostro de la reina de Italia, era mi leve ventaja pero también conocía como era la curiosidad humana, a veces aquella nos llevaba a enterarnos de sucesos o cosas que estaban de mas. Permanecí en largo silencio en ningún momento lo interrumpí ya llegaría mi momento, y esperaba que se retrasara lo mas que se pudiera, pero no.

Habla con cierta pasión que me fascina y valoro por sobre muchas cosas, Goar – ladee mi cabeza mientras mi vista se centraba en sus ojos no me intimidaba y seguí en la misma posición Ama lo que hace… ya desearía yo amar algo – pronuncie mi cabeza comenzaba a buscar las palabras para todo lo que tenía que decir – Saber en nombre de cada personaje de la realeza es valioso, la mayoría de los soldados se los sabe, el pueblo solo conoce los más importantes y no es necesario ser de realeza para tener como custodio un Guardia real, soy una pieza clave de lo que ocurrió la noche de la coronación, no me dejarían sola en ningún momento– aquello era cierto, Yo la mismísima reina de Italia era sospechosa del asesinato de su esposo, que estupidez mas grande, torcí una sonrisa de medio lado, aquello ponía todas las piezas en mi contra era en ese momento una sospechosa, si él quisiera podría apresarme, aun cuando Alejandro no dejaría que eso ocurriera, no quería dar mi nombre, todas las personas que me conocían por primera vez como Grazia eran simpáticas conmigo luego cuando se enteraban de mi verdadera posición cambiaban, se volvían fríos, tercos y escasamente me hablaban. Aquella soledad de ser ignorada no me gustaba en lo absoluto. -  Así fue la orden de la Reina – desvié la mirada, sintiendo una punzada en mi corazón.

¿Qué estaba haciendo? Intentando gritar con mis actos mas no con mis palabras. Aquel hombre no tenía la culpa de los desenlaces que habían ocurrido aquella noche, muy dentro quería descargar esa rabia, pena e ira que había en mi interior - ¿Dónde estaba usted esa noche? ¿Donde estaba el coronel que prometió cuidar a la realeza Italiana?   Dígame Goar, como puede ser que un hombre tan inteligente y buen soldado, porque no dudo de sus habilidades… estuviera ausente la noche donde ocurrió aquel desenlace… Nadie hizo nada… ¡Nadie! – mis palabras me condenarían pero no había podido en estos meses hablar con nadie de aquello. – Mataron al rey en frente de todo un pueblo, dejaron al descubierto las falencias que como soldados tienen, dejaron al descubierto a las dos personas que representan aquel país…  ¿y a quien culpan? A la reina, ¿usted cree que aquella mujer sería capaz de matar a alguien? – Lentamente me comenzaba agitar, mis palabras eran fuerte pero el tono de mi voz permanecía suave, agradecía la lengua francesa que nunca mostraba e verdadero sentimiento al momento de hablar – ¡No, claro no puede responder a la última pregunta por qué no conoce a la reina, no la ha visto mas solo sabe nombres! ¿Que saca con conocer los nombres de cada personaje real si no reconoce sus rostros?  - estaba alterada, estaba a punto de un colapso nervioso, aquello no era nada bueno, intentaba respirar con calma, pero imposible era. Me levante de donde estaba, Alejandro noto mi alteración y enseguida se acerco pero no me importo, ya ni siquiera me importaba nada, quería escapar de ahí, necesitaba… No lo sabía… ¿Qué quieres Sophia? ¡¡Un Abrazo!! Y que me digan que todo estará bien. Goar… no subestimo sus capacidades ni intelectuales ni mucho menos físicas… pero usted y tantos otros no saben nada… nadie vio nada… nadie sabe quien fue… y culpan a inocentes por un homicidio que ocurrió en narices de todos… - Mujer despechada, así me encontraba; sentí él como Alejandro me tomaba con delicadeza del brazo y mi brusquedad fue más, me corrí a un lado mirándole con molestia con enfado, Delia se acerco espantada –  Lady Sophia… vamos… necesita descansar – y ahí mi condena , mi verdadero nombre era expuesto y todo se derrumbo nuevamente, por primera vez en años mire con enfado a mi dulce doncella que hacia todo por mi bien. Ya no había más que decir, los modales se habían ido muy lejos y con la rabia que había en mi interior no podía seguir ahí.

Comencé a caminar sin un rumbo en especifico, las lagrimas pronto llegaron la desesperación en mi corazón se notaba, por primera vez estaba llorando desahogándome de todo lo que a mi espalda estaba, ya no sabía si me seguía Alejandro o Delia… no me perdería en tierras parisinas… camine apresurada dando paso a un trote, quería llegar al balcón del pinto ese era mi lugar en el mundo aquel piso era el único lugar donde amaba estar sola… las lagrimas me impedían ver, choque con varias personas, mi instinto me guiaba, la desesperación recorría mi cuerpo y la angustia me estaba comiendo… tropecé una, dos y la tercera caí al suelo y me quede ahí llorando, gritando del dolor que había en mi interior y todo se borro… era simplemente yo.
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Mensaje por Goar Abadinchi Lun Jul 08, 2013 3:07 am



La charla preliminar que ella daba tan solo le estaba generando más dudas aún, no había respondido con la verdad y ahora no respondía pero, ¿qué podía hacer él? No le puede obligar, pero puede seguir escuchando lo que ella debe decir, y a pesar de poder estar cenando tranquilamente en el calor del cuarto de hotel él prefería estar ahí mismo, en ese justo momento. Aun cuando la conversación parecía desviarse a un turbio terreno, un rumbo que no podía tomar de buenas a primeras por eso mismo se sorprendió rotundamente al encontrarse varado en este, no porque no fuera creíble o demasiado complicado para su entender, simplemente porque parecía sorprende escuchar de buena mano algo así, ¿protección de testigos? Algo que no suele hacerse con demasiada frecuencia, ¿y él debía toparse justo con una mujer protegida? Tal vez esa frase le hubiera convencido del todo, fue realmente creíble cuando dijo que fuera una orden de la reina, un pedido especial así debería cumplirse sin tela de juicio o el precio sería la ahorca y ese siendo el más caro. Es verdad que los nobles pueden llegar a ser tan crueles como nobles pero, por alguna razón todo esto seguía sin cuadrarle. No es la típica persona que balbucea o calla al encontrarse en una situación quizás un poco “incomoda” o mejor dicho en una situación que se estaba saliendo las manos por alguna razón desconocida para él, sin embargo lo más impactante de todo fue para él aquel reclamo inusual, y el porqué de este, ¿quién era ella para decirle eso? No es que no fuera justo, era justo que se lo estuviera diciendo, pero, ¿cómo? Las palabras aquellas a pesar estar siendo moderadas adrede él podía sentirlo, podía sentir de dentro de ellas rabia y dolo, demasiado fuerte, y además de todo aquello se sentían muy explosivas, como si no deberían de haber salido de esos labios finos, palabras que se olvidaban de toda normal y código, pero verdaderas al fin y para él ya lo hacían suficientemente validas, suele ser apegado a todo lo justo incluso más allá de la mojigatería y esas cosas. Muchos podrían haber dicho que esta mujer estaba siendo una total irrespetuosa, pero la mayoría no tiene la razón, pues la razón es ambigua como todo, solo gana el que defienda mejor su razón y la suya tan solo le lleva a apretar el mango de su espada para buscar calmar la ansiedad que siente, y en ese lapso descubre la singular repetición, reina, reina. Este no parecía ser el reclamo de un afectado colateral, no, justo en ese momento su pecho infla, entendía completamente y ya sabía el nombre de la persona que tenía en frente. Y él estaba en deuda.

No solo él, es cierto, todos, eso no fue culpa de la policía que debía cuidar las calles solamente, la guardia real, los transeúntes, los cómplices, los temerosos por hablar, todos ellos eran culpables, pero todos aquellos no son de incumbencia propia, tan solo él mismo y la gente que supuestamente debería haber estado con él a tan solo metros de la localización del incidente, y aunque siendo consciente de que lo mejor que pudo haber logrado hubiera sido capturar al culpable, siempre se va a sentir la sensación de culpa, a pesar de que él hubiera estado fuera, hace unos segundos se llenó la boca hablando de algo que es cierto y que realmente cumple y ama, y ahí mismo se encontraba su error. La vista de Goar pasó al frente, donde muchas personas iban y venían, es verdad que estuvo fuera en una campaña pequeña por unos meses y que recibió el informe del asesinato y la toma del trono por la reina, pero al llegar nuevamente a Italia tan solo accedió a cumplir su periodo de descanso sin tomar conciencia de aquello, esto es tan parecido a su vida real, a lo profundo de él, tanto el lobo como él, si se transforma en luna llena no es él pero es su cuerpo, su maldición y su vida la que puede llegar a destruir y acabar la de otros, y aquí, en esta situación él no estuvo presente ni siquiera en el país podría decirse pues se encontraba a los límites de la frontera con Austria, pero esto es lo mismo que lo otro, su incapacidad no puede justificar su desinterés, y gracias a…ese mismo nombre, “Lady Sophia” No comprende como la mujer que debe ser su doncella, revela con tanta facilidad su verdadera identidad tras la reina haberse esforzado con tanta fuerza en ocultarla, claro que fue en vano desde antes que ella lo dijera. Justo en ese instante el mundo de Goar dio un vuelco pues entendía lo complicado y peligroso que esto era, la reina corriendo en un país extranjero sin su escolta y en un estado emocional tan deteriorado. Se levantó de golpe justo al ver reaccionar a Alejandro * ¡No! * tajantemente sujeto al guardia del hombro y le detuvo haciendo dote de su maldición * Ya no esta durmiendo en mi cuartel soldado, ni bebiendo mi agua, o comiendo de mi pan. Pero me debe respeto y solo por eso le pido que deje esto en mis manos… * al estar frente a él le miro con total seriedad y decisión, parecía ser que por fin abría los ojos.

A sus errores, no se sentía imperfecto, pero tampoco perfecto, sin embargo al tener en frente algo tan serio como esto, uno mismo se analiza y descubre sus carencias * Vuelvan a donde sea que se encuentren, si la reina no vuelve sana y salva para el amanecer usted mismo soldado cortara mi cuello y pedirá que pongan mi cabeza al lado de la suya * tras haberse percatado de que ese “no” fue demasiado fuerte las demás palabras las dijo casi susurrando, ni siquiera le dio opción alguna al par a responder, ágilmente se escapó de ahí pasando entra la gente, empujando también con falta de tino y cuidado, algo que nunca haría si no fuera estrictamente necesario, pero arreglar lo que su curiosidad y su orgullo falso causaron es lo primordial, no deseaba “salvar” a la reina, sino a la mujer que le agradó a simple vista. El aroma delata cada detalle y el aprovecha esto, se sorprende enormemente cuando va notando todo lo que ha caminado. Pero la imagen mental que se hacía era devastadora,  sin embargo nuevamente la calma volvió a él cuando observo a la mujer tirada en el piso prácticamente, una imagen muy poco digna para cualquier mujer, se acercó sin hacer demasiado ruido y no pudo evitar como el resto observa la escena deprimente que llegó a contrariarle hasta a él * Tiene toda la razón, en todo lo que dijo * no lo dijo para complacer pues sabe que no existe deseo más sublime para una mujer que siempre tratar de haber dado en el clavo o que le complazcan los oídos. Simplemente no pretendía darle alguna justificación a menos que realmente ella deseara saberlo y no lo dijera tan solo por rabia * Tanto como petición, deseo y orden, juro que no volverá a pasar algo como eso * probablemente estaba afirmado algo demasiado grande para un simple coronel, para un simple hombre, pero es típico, siempre tendrá el peso a la espalda. Segundos antes había posado la mano en el hombro de la reina, no puede tratarla como a una más a pesar de todo, siempre hay un límite, al menos por ahora, que no le conoce del todo, pero al no levantar y al acumularse la gente circundante tuvo que actuar rápido y le elevó por las piernas, ágil y veloz se esfumo entre los arbustos cercanos de la plaza, de noche no suele haber gente por las esquinas dado que la luz no llega, pero para ellos esto era perfecto.
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Mensaje por Sophia D'Luca Mar Jul 09, 2013 2:23 pm

Sabrá Dios cuanto necesitaba de aquello, cuanto necesitaba que la desesperanza inundara mi corazón no había vuelta atrás nunca lo habría, una muerte enlutaba mi alma pero yo no era la que estaba muerta aun cuando así parecía, muerte en vida. No podía parar de llorar tampoco deseaba detener prefería en ese momento quedarme seca, no quería volver a llorar nunca más, no quería. Entre mi llanto ahogado escuche lo que él decía, ¿Por qué me había seguido? ¿Dónde estaba Alejandro y Delia? Todo paso muy rápido no quería hablar, no quería seguir ahí, necesitaba escapar, huir… El me veía destrozada… ¿Aun podría verme peor?  Cerré con fuerzas mis ojos intentando que las lagrimas pararan, pero no lo hacían, mi cuerpo se volvió ligero, sentí como me tomaba seria en vano cualquier movimiento ya simplemente me daba igual, comencé a llorar en silencio y la oscuridad pareció envolvernos. Paris… Paris… ¿Por qué aquí? Mis pies tocaron el suelo nuevamente, mi cabeza permaneció gacha no tenía intenciones de verlo a la cara, ni al él ni a nadie. Al parecer las lagrimas habían cesado ya no querían salir, en realidad no salían mas sollozos estaban presentes que impedían que respirara en calma.

No tenia porque seguirme Signor Dije en un perfecto italiano, un cuando la oscuridad era inminente podía ver con claridad mi vista felina siempre me acompañaba y en ese momento ahí estaba – Alejandro debe andar buscándome – musite casi ahogadamente mientras buscaba en aquel lugar un punto de referencia, aun quería alejarme de todo… tome aire cruce mis brazos y por fin le quede mirando – Ya sabes quién soy… - susurre – Ahora déjame sola por favor – Las palabras se desvanecieron en el mismo momento que salieron de mis labios, di un paso hacia un lado y comencé a caminar en silencio, me sentía abrumada, me había descargado en la primera persona que había tenido un poco de compasión para conmigo, me sentía mal pero extrañamente quería sentirme así en ese momento. Comencé a caminar rodeando la plaza de lejos, donde la oscuridad ocultara mi rostro y mis pensamientos a la vez… quería ver todo de lejos incluso mi vida… ¿Cómo había llegado ahí? ¿Por qué siempre regresaba a Paris? ¿Por qué necesitaba desahogarme y descargarme? En realidad ya no buscaba respuestas claras sino más bien formulaba preguntas tras preguntas.

La idea de irme a casa era tentadora ¿pero cuál era mi casa? ¿El palacio D’Luca? Aquel castillo no era más que el lugar donde estaba prisionera, donde desde que había llegado todo en mi mundo cambiaba. No tenía un hogar. Me detuve y mire atrás ahí estaba aquel Italiano, me devolví – Yo… - dije mirándolo a los ojos Lo siento… no debí descargarme así contra ti – el aire salió de mis pulmones como si de un alivio se tratara, me gire  para darle la espalda no tenía más que decir. Me había quedado sin palabras tal como sin lagrimas, ya podría partir a Italia y volver con mi agobiante vida, ver cómo van los interrogatorios, saber en qué pasos anda Valentino… visitar aquel memorial en nombre de Zarek… intentar buscar consuelo, ver que necesita Italia, visitar las casas de acogidas, buscar… buscar tal vez una mascota para no sentirme tan sola… ¿Amistades? Uno solo, solo consideraba a una persona como amigo quien me conocía cuando yo no era nadie… Anuar… ¿Dónde estará? Luego estaba Delia… mi fiel doncella, cómplice en todas mis pequeñas locuras y ahí estaba cerrado el círculo de amigos. Avance lentamente – Aun cuando pocos conocen el verdadero rostro de la Reina de Italia, me gusta que sea así… no me gusta que me vean como alguien acomodado…  yo adiaba a los de la realeza… y me he convertido en uno de ellos… pero los sigo odiando… por eso soy diferente… por eso a muchos les molesta mi origen humilde… ellos derrochan dinero en fiestas y banquetes… yo… ayudo a los pobres, casas de acogidas, hospitales, orfanatos… - hable al viento porque necesitaba consolarme Yo… no lo mate… y quien lo haya hecho… vera a la fiera que domina mis instintos… por el momento… solo necesito… - me calle acercándome a unas escalera que había cerca tome asiento y mire el cielo, oscuro eterno, cerre los ojos y abrace mis rodillas ocultando mi rostro, buscando en el silencio paz… una que tanto necesitaba.
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Mensaje por Goar Abadinchi Miér Jul 10, 2013 12:48 am



Negación y aislamiento, estos comportamientos suelen ir siempre de la mano, conectados entre sí el uno al otro sin dejar que alguno de ellos se escape, tal cual, dos amantes celosos impidiendo el paso al resto del mundo, esto mismo estaba pasando con ella, ahí mismo, simplemente le dejo bajar para que anduviera libre ya por esta zona menos concurrida, apenas un par de personas echaban el ojo y se retiraban,  bastante calmado el lugar, para poder controlar esto solo se debería de utilizar la calma y la comprensión, ahí se encuentra una grave falencia, no es el ser humano más sensible, emocional, o cariñoso de este planeta, se consideraría el peor del mundo para consolar y dar ánimos si no supiera que su padre existió alguna vez. Existió, no puede evitar remarcarse eso dentro de su cabeza por alguna siniestra razón dormida. Pero ahora mismo estaba siendo echado de allí, si realmente estuviera haciendo algo malo o le estuviera haciendo realmente daño accedería, se iría así su cuerpo no lo permitiera, pero por suerte esto no era así, buscaba ayudar desde el primer momento en que la vio, sin embargo la razón se pierde más lejos con sus comentarios, es verdad, no debería seguirla, tampoco debería de haber tomado tales atribuciones, pero lo hecho, hecho esta y toca lidiar con ello, con el mismo esmero con el que se empezó todo esto. Goar expulsa el aire lentamente por las fauces, ¿para qué mentir? Estaba hambriento y la expectativa psicológica que todo esto estaba generando podrían agotar a cualquiera, pero sin duda la más cansada de ambos era ella, por eso debía echarse la carga de ambos al hombro, al menos eso pesaba * Tiene razón, no debería de haberla seguido. No debería darle la contra al afirmar que Alejandro no vendrá porque le dije que no lo hiciera. Pero ya hice muchas cosas que no debería, y a pesar que todas tengan una razón decente siguen siendo fuera de lugar. Pero no se preocupe por su seguridad, yo le enseñe todo lo que Alejandro sabe a él, no me doy aires de grandeza, tan solo le comento para lo que estoy preparado * ¿Y lo estaba? Podría cortarle la cabeza a diez hombres sin siquiera dudar, luego podría sonreír para su General y aceptar algún reconocimiento por asesinar y crear dolor, penas y lágrimas ajenas. Algo horrible y demasiado bajo para cualquiera, el soldado sufre doble. Pero si se trata de acompañar en el sufrimiento a una mujer que perdió el amor es incapaz. Completamente obsoleto.

¿Entonces qué tan efectivo era? * No puede dejarla sola porque le arranque el deber de su seguridad injustamente a otro, es ahora mío, no sé si lo desee o no, pero al menos lo que dure su… * No podía ponerlo así, sería demasiado duro * “Confusión” * además de duro injusto puesto que no lo ha experimentado, no sabe lo que es pasar por esto, ha perdido a su familia, seres a los que de alguna manera les tuvo cariño pues para bien o para mal, y con bien o mal hicieron de él lo que es ahora en cierta parte, pero no puede decir que realmente se sintió amado o que amo con todo, y a pesar de ser “tipos” distintos de amores supone que el amor es el amor, desconocido, complicado y a veces indiferente * Lo que sí puedo hacer, o mejor dicho, las tres cosas que puedo hacer son las siguientes: Aceptar sus disculpas, cuidarla, asegurarme de que se alimente bien esta noche * lo más importante de esta ocasión salto a su cabeza en un estallido pequeño y veloz, justo ahí por eso lo dijo, ¿todo sería, por partes verdad? Un gran objetivo se obtiene con pasos pequeños, porque ir a por todo de buenas a primeras puede resultar contraproducente y no desea que le suceda algo similar a eso * Pero no piense que todo esto se da porque deseo ayudar a la reina de Italia y obtener alguna recompensa, no. Aunque no sepa hacerlo, pretendo ayudar a la mujer que me acepto la deliciosa y tibia castaña* estaba seguro de que comprendería, le entendería perfectamente a lo que se refiere. Permaneció cerca de ella en todo momento, y le dejo hablar, escucha con atención todo lo que dice, es noble, ¿por qué no fue de la realeza? ¿Solo por eso? La nobleza de alma, no la de título, aparentemente tener una verdadera no puede ir de la mano, ella misma lo está confirmando, ¿pero estará generalizando en su dolor? ¿Todos son igual de vacíos y a ellos debemos protegerlos? Suena irónico, deberíamos proteger al pueblo de ellos. Sin embargo también suena estúpido, ¿quién protege a los malos? Él y el resto, pero ella no es “mala” y le cree todo lo que dice, absolutamente todo, puede ver a través de su interior por mil razones, tiene buenas intenciones guardadas dentro de un mundo de malas intenciones tan parecido al infierno mismo.

Tan solo espero que terminara de hablar, no deseaba interrumpirla en nada, es lo mejor que puede hacer para consolar, escuchar y aconsejar, es lo único que podría hacer bien según él, por eso lo intenta * Usted no odia a la realeza. Usted odia a la gente egoísta y cruel. Generalizar a pesar de que todos lo sean esta incorrecto. Porque le creo, y no importa el cuándo, el cómo, ni el porqué. Usted es parte de la realeza, y yo debo proteger a la realeza, no a personas egoístas y crueles, con usted todo encaja en mi molde, esa utopía la vuelve realidad * teme que malinterprete el hecho de no haber hecho comentario alguno sobre su culpabilidad en el crimen o no, por eso mismo tan solo expresaría unas palabras, le cree totalmente, con completa ingenuidad, por alguna razón no duda y él siempre se mata en preguntas algo muy extraño pero sus instintos se lo dicen, que todo está bien * No tiene que decirlo, no debería volver a mencionarlo. Si no le creyera ya hubiera cortado su cuello con mi espada para hacer justicia. Pero le creo, porque su dolor es real, y su pasión al igual que la mía también lo es. Y también la admiro. Pero recuerde, no lo repita con nadie, nadie debería cuestionarle nada, porque esa es la verdad, y la verdad no debe decirse, solo conseguirse * se retiró la gabardina y la coloco sobre los hombros de la mujer * ¿Esta segura que desea permanecer aquí fuera y así? * tiene la esperanza y a pesar de no ser un hombre de ella. De que recapacite un poco con lo que le dijo, y lo piense todo con un poco más de calma. Es posible, por eso lo espera y seguirá esperando lo que sea necesario, el límite es tan solo el amanecer.
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Mensaje por Sophia D'Luca Vie Jul 19, 2013 8:26 pm

En mi pequeño espacio, aquel que solo se encontraba en la inmensidad de mis pensamientos lo escuchaba hablar, tan correcto, con tanta pasión, cada palabra que salían de el destilaban aquello que llevaba muy marcado su estilo de vida, un soldado. Me quede en completo silencio pensando en sus palabras en lo que yo pensaba al respecto, en todo lo que había dicho, en realidad había actuado mal, pero el ¿Por qué seguía aquí? Malditos hábitos de soldados.  El calor envolvió mi espalda al sentir su gabardina en mi cuerpo, un escalofrío recorrió mi cuerpo alce mi cabeza y deposite mis ojos en los ajenos. La angustia y melancolía me envolvía él lo sabía y cualquiera que me viera en estas condiciones también se daría cuenta de aquello. Tome aire para relajar mi cuerpo, para canalizar mis pensamientos que lentamente se desvanecían, increíble había sido todo hasta ese momento, me había subido  la montaña de las emociones, pasando por varias en pocas horas, algo que normalmente no pasaba. Seguí en silencio mis manos acomodaron la prenda  que me cubría y me aferre a ella como su de un manto protector se tratara, inspire con fuerzas, el aroma típico de los de su clase se mezclaba con algún aroma a jabón o tal vez a algún perfume. – Nadie debería dudar de lo que yo digo – me réferi a mi misma como la Reina – Pero aun así lo hacen, duele escuchar que te culpan de algo que no cometiste…. – me quede en silencio – Pero me basta con que una persona me crea para poder estar en Paz  – y el era quien me daba la confirmación que tanto necesitaba. Goar Abadinchi.  

Referirme con respecto a los de la realeza ya me daba lo mismo, el tenia razón no todos eran iguales aunque la gran mayoría a mi parecer eran los mismos cerdos con aires de grandes y poder, yo siempre desearía pasar desapercibida – En Paris no necesito de escoltas…  siempre he sido libre y tener a alguien que me proteja en caso de algún accidente… no es lo mío Signor, puedo verme frágil y aun cuando si lo soy… en mi habita la fiera que con sus instintos puede con el mundo si se lo propone – me levante del escalón del cual estaba sentada. – Me gusta esta ciudad, podría vagar toda la noche y créame no me perdería, ni tampoco me sucedería algo… pero… usted ha dicho que debe proteger a los de realeza ¿Qué mal podría ocurrir? – ironía no, sarcasmo tampoco, el lo había dicho yo solo afirmaba aquello, me quede un instante pensando – Si desea, pero solo si desea podemos dar un paseo… piense que soy la mujer que recibió la castaña tibia, nadie más que ella. – Porque en ese momento no era, ni Reina, ni felino, ni italiana, ni francesa… en ese momento era Sophia simplemente Sophia. – De no ser asi puede retirarse y aquello si lo tendría que tomar como una orden.

No era una persona autoritaria, pero de vez en cuando podía ocupar aquello que me había regalado para mi propio bienestar, dar una orden y ver que se cumpla, nada más que para aquello ocuparía el cargo que tenia, vienes y riquezas no eran y nunca serian lo mío. Lo mire por largos segundos intentando imaginar su voluntad perdida cuando la luna tocara los cielos, cuando la soberana dama de la noche estuviera con toda su majestad y gloria tan solo pude ver a una vestía que inundaba por una sed de matar, hice un pequeño gesto en mi rostro y me acerque a él para ver sus ojos más de cerca -¿Qué desea hacer? – Le pregunte mientras daba un paso a un lado y comenzaba a caminar con lentitud – Yo iré en busca de castañas tibias – sonreí dándole la espalda, no sabía el porqué pero necesitaba el sabor arenoso de aquella fruta en ese momento. Avance con normalidad, sin necesidad de pensar ni siquiera de mirar hacia atrás el sabría que hacer, el vería cual sería su mejor opción y yo una larga noche me esperaba y si tena conmigo unas cuantas castañas quizás la noche podría tornarse  dulce y no tan amarga como ya era. La plaza estaba intacta sin el sonido de aquel violinista que ayudaba en la armonía del lugar, la noche reinaba y varios seres salían a la calle guiados por su instinto, podía sentirlos y ver  muchos otros, algunos buscaban sangre, venganza, muerte, aventuras, pelea, comida, a la luna ¿Qué buscaba yo? Tan solo  castañas tibias, sonreí ante mi pensamiento y seguí tranquila. Mi instinto me decía que aquel hombre estaba detrás siguiendo mis pasos… y mientras me acercaba mas a la plaza pensaba que no lo vería como un guardián, ni como una escolta ni mucho menos como un soldado, lo vería tan solo como el hombre que había tenido un bello gesto hacia mí.

Una señora guardaba sus cosas apresurada, en su aura el miedo reinaba ella sabía de los eres de la noche y le temía, el aroma a las castañas me guio hasta ella, con cortesía y una amplia sonrisa le pedí de aquellas frutas, esperando que aun le quedaran, cuando me observo la reconocí, ¿Cuántas veces no le robe? Abrí mis ojos bien grandes y me sentí culpable por atormentarla con la finta de ser una gatita, la señora tendió las dos últimas bolsas de castañas que aun estaban tibias y yo estire mi mano para darle el pago por ellas, me quede estática no pude decir nada. ¿Excusas? Muchas habían en ese minuto, baje mi cabeza – Lo siento  – susurre muy bajito, que ni ella ni nadie oyera mi pesar, aferre contra mi pecho las bolsas de castañas y me di media vuelta, con un extraño alivio tras mi espalda….
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Mensaje por Goar Abadinchi Sáb Jul 20, 2013 4:14 am



En la teoría le comprende por completo, debe de sentirse muy mal el decir la verdad y que tales y estos no te crean, pero más que tristeza es la impotencia la que abarca por completo la razón, no le deja tregua y le azota duramente, por un caso similar paso él cuando pequeño, exactamente al caso de la muerte de su padre, decir si era inocente o no estaba demás, no lo recuerda, incluso ahora si se lo preguntarán malintencionadamente no podría dar una respuesta concisa, tan solo un “no sé” y probablemente nadie le creería, es normal, la gente en común suele ser desconfiada o simplemente caprichosa, si no escuchan lo que su morbo les hace desear escuchar no estarán felices y trataran de engancharse así mismos la idea de que tales son tales y estos son estos, y que hicieron así y aza, por eso mismo se pregunta, ¿algo tan común puede llegar a afectarle tanto a la mujer? A pesar de ser una figura pública, él siempre tendrá esa mentalidad de que uno vive de sí mismo, que mientras uno este feliz y satisfecho con su existir, sus actos y demás está bien, ella que tiene la verdad debería ser la más tranquila, pero es cierto, no todos pueden reaccionar o sentir igual, no todos poseen la misma sensibilidad ni el mismo aguante o el vigor necesario, sin embargo todo es trabajable, dicen que con practica todo se consigue y al menos con los vinos el da fe de que es cierto, luego de tantos fallos con recetas recolectadas de un viejo diario que se hongueaba por fin pudo volver a dar vida a la famosa formula de su familia para el vino, esto mismo logró impulsar arriba nuevamente al viñedo en el mercado. Tiempos pasados que no debería recordar porque suelen abrir heridas viejas y secas que podrían infectarse, no. Es más simple solucionar los problemas y fallos ajenos que los propios, porque puedes invitarles a arriesgarse, es consciente de eso, ¿qué daño puedes sufrir ayudando o aconsejando? Probablemente colateral y muy poco mortal, pero él es totalmente cuidadoso respecto a detalles y consecuencias, y no podría dar un consejo sabiendo que tipo de resultados negativos podrían dar, siempre hay que sopesar en la balanza imaginaria, “lo bueno” y “lo malo” dos términos ambiguos e inmensos que lastimosamente son definidos erróneamente de forma demasiado básica, por todos, se cuenta de todas maneras.

Ya que alguna vez lo hizo * No encuentro la razón por la cual yo pueda llegar a ser consuelo, sin embargo en parte me da algarabía el ser quizás útil. Las personas desean siempre algo nuevo, una noticia impactante, algo con que hacer “la vida interesante” y sin duda este desafortunado acontecimiento es un plato fuerte para estos individuos, todos querrán señalar a las fuentes más mediáticas, y no aceptaran un no por respuesta, si fuera yo simplemente lo ignoraría porque no me viene, ni me va lo que piensen los demás, pero en su caso siendo tan “pública” la mejor solución es probar su inocencia, nada más allá de eso, y si la teoría suena tan sencilla y amable, pero el trecho no lo es nada * típico, siempre es más fácil decirlo que hacer, sin embargo la voluntad puede mover montañas, prueba viviente de ello es. ¿Y por qué no intentarlo? Es algo muy serio que requiere serios cuidados, ni más ni menos. Medidas rápidas y concisas, pero no debería de opinar más, la decisión final siempre debe ser única y exclusiva de los implicados, en este caso ella. Menos mal la conversación de un momento a otro parece cambiar el tema, uno incluso gracioso, pues de alguna manera lo sentía un intento vago de decir, “mira aquí estoy, puedo hacerlo, no te necesito, soy lo suficientemente fuerte y capaz” y si, probablemente lo sea, pero algo conservan ambos de humanos y esa misma humanidad les hace vulnerables, y para esa vulnerabilidad siempre puede existir la mano amiga, la de apoyo, pero ahí estaba la reina, mostrando todo su carácter, o debería de decir Sophia * Muy bien* dijo elevando las manos, clara señal de “no hay opción” quizás un poco a la broma * Sería muy interesante acompañarle esta noche signorina Sophia * ¿para qué preferir ordenes si puede pasarla bien? Como dos personas “normales” por así decirlo. Prefiere no adelantarle tras fijar ella uno de sus objetivos nocturnos, a pesar de aceptar el no estar ahí como guarda espaldas, su promesa permanecía vigente, simplemente “puede jugar con los textos” no la protegería en caso de peligro por deber, sino por el simple hecho de ser un buen samaritano con un par. Así de sencillo, ¿cuál sería la objeción? Sí, es tramposo, lo sabe, pero no hay mentira pues sin lugar a dudas esto es una mezcla de ambos, la reina, la mujer, Sophia, lo que pudiera representar incluso esa bestia de la que habla, que gran y extraña mezcla.

El camino de regreso le lleva de vuelta a la plaza, con extrañeza observa como ella duda frente a ese puesto por lo que decide acercarse más por curiosidad que por precaución realmente, no sentía que nada anduviera mal, alcanzó a escuchar un susurro pero no entendió lo que se dijo, probablemente francés, algo bastante difícil de entender así de lejos y en tan baja frecuencia para un no nacido con la lengua. Sorpresa que al voltear la mujer estaba justo delante de ella * Vaya suerte, dos de las grandes y a estas horas de la noche, al parecer por alguna razón la noche desea que las castañas sean consumidas por un paladar que realmente las aprecie, ¿poético, no? * o quizás una simple tontería, cual fuera el punto de vista igual estaría bien, supone. Claramente y dado el hambre que tenía aquellas bolsas resultaban demasiado atrayentes y aunque él estuviera ahora mismo con ella sin “tapujos” por decirlo de alguna manera, sus modales estaban latentes y no podría arrancarle de las manos una de las bolsas a pesar de tener todas las ganas de hacerlo * Si así de rápido consigue lo que desea estoy seguro que otras grandes necesidades también sabrá sortearlas hasta alcanzarlas, tiene potencial * comentó a modo de broma y de dar buen ánimo, probablemente porque él suyo estaba elevado, por alguna razón quizás por el momento desconocida o fuera de su entender.
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Mensaje por Sophia D'Luca Sáb Jul 20, 2013 12:58 pm

De alguna forma extraña, de la misma como había comenzado todo era como me sentía, con un revoltijo en mi interior, con las ideas fuera de sí, con las mismas ganas de gritar de hace un tiempo atrás, sonreí casi con victoria cuando lo escuche hablar. ¿Qué lo tendría tan marcado? ¿Por qué habría decidido ser un soldado? ¿Cómo habrá ocurrido su cambio? En ese momento tenía muchas preguntas, de un tiempo a esta parte no había tenido el tiempo de preguntar. Me quede en silencio con una sonrisa cómplice en mi rostro tras ver el cambio de su aura, apreté con fuerzas las castañas y luego extendí mi mano para que el tomara uno de los paquetitos, me quede en completo silencio mientras lo observaba con cuidado –  No siempre obtengo lo que quiero, pero lucho por lo que deseo –  saque una castaña la mire con cuidado aun permanecía tibia con mi uña comencé a sacarle la cascara y me la lleve a la boca aquel sabor arenoso, delicioso una mezcla de lo dulce con un aroma a castañas. – Cuando vivía en Paris, solía robarle castañas a esa señora – baje la cabeza mientras  seguía saboreando de mi pequeño bocado, había hecho una confesión e intuía que él no me juzgaría, mi pasado estaba atrás enterrado ahora era simplemente yo una mujer de vacaciones en Paris.

Mire el lugar y avance en silencio manteniendo siempre muy de cerca a Goar, me sentía observada pero no me incomodaba, sabía que al menos unos cuantos me reconocerían solía visitar la plaza por las noches, no me dedique a mirar a nadie en especifico, avance hasta una banca y volví a tomar asiento hice un gesto para que se sentara a mi lado, espere a que estuviera cómodo y sonreí suavemente - ¿Goar, siempre quiso ser soldado? – No entendía por qué a los hombres le gustaba aquello, vivir bajo un regimiento y bajo el mandato de alguien, cuidar a personas que nunca se lo agradecerían - ¿Cómo fue… - me quede callada no sabía cómo hacer aquella pregunta -  ¿De qué te acuerdas aquella noche cuando te convirtieron en lo que eres?  No…  no es necesario que respondas aquello, siento curiosidad… mucha curiosidad  – me metí rápidamente una castaña a la boca para no preguntar mas, no quería incomodarle en lo absoluto.  Baje la mirada y comencé a jugar con aquellas frutas en mi mano pasándola de un lado a otro.

Mire con atención los adoquines de la plaza recordando viejas historias, viejos recuerdos imágenes de años atrás donde no habían preocupaciones, donde solo vivía para satisfacer mis pocos caprichos, ahora podía tener todo lo que deseara pero no tenia absolutamente nada de aquello. Descascare otra castaña, y la disfrute tanto como la primera pero ahora bien la sequedad quedo en mi boca –  Creo que si continuo comiendo castañas necesitare litros de agua – bromee, aun cuando no eran temas buenos de conversación me daba igual, todo por mantenerme alejada de lo que sentía en mi interior –  ¿Cual es tu gran fortaleza y cual es tu debilidad Goar?  - pregunte  de la nada, todos debíamos conocernos tan bien a nosotros mismos que deberíamos saber de aquello, según yo, según lo que había aprendido gracias a todas las clases que me habían dado para ser una reina hecha y derecha –  Algún día en Italia si nos volvemos a ver, espero que sea así le mostrare lo que puedo hacer  – sonreí con satisfacción - ¿Alguna vez ha visto alguno de mi clase transformarse?  – en realidad lo dudaba, los cambiaformas éramos recelosos, místicos, no mostrábamos nunca a la primera lo que éramos salvo de que fuera necesario, en este caso no lo era así que dejaría todo a la imaginación.

Sé que puedo ser a veces difícil de seguir, últimamente mi ánimo varia del cielo a la tierra, esto me pasa por que aun no puedo canalizar lo que siento y lo que no  y suelo comenzar hablar mucho y después llego hacer molesta  – sabia que lo estaba siendo en este momento, ser aquella joven que no se calla, que los nervios y la ansiedad se la comienzan a comer. Deseaba acurrucarme y sentir las manos de alguna de mis doncellas acariciar mi pelaje, sentirme mimada y tan tolo dormir, dormir, pero… ¿Por qué había un pero? Pero había una vida que vivir y tenía que salir adelante… así lo hubiera deseado el… así lo deseaba yo… y así seria, costara lo que costara – Si te molesta que hable mucho solo me dices y me quedo callada… - sonreí un poco avergonzada – No hablo mucho con “extraños” en Italia – termine por confesar.
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Mensaje por Goar Abadinchi Mar Jul 23, 2013 4:39 am



Sin decir realmente nada acepta con gusto las castañas, ¿a esto se refieren cuando dicen buen karma? Recuperaba el manjar que había entregado minutos antes, un hecho es que su pobre estomago lo agradece, es como si de dentro de él salieran pequeñas voces que le dijeran “cómelas, cómelas, cómelas ahora, ya” así de fuerte el hambre. Por eso mientras le escucho hablar sacó de la bolsa de papel una castaña y se la llevo a las fauces sin más, con la cascara y todo, le gustan así, además resulta demasiado tedioso para la ocasión estar pelándolas una por una siendo que lo único que deseas es engullirlas todas de buenas a primeras, pero así no se disfrutarían, sería un desperdicio total. Al terminar de masticar y saborear la primera se fija en su acompañante, el pasado de todos no siempre brilla como el presente, al parecer es algo que tienen en común, pues él suyo tampoco fue el mejor y más recatado de todos, y lo que es peor no debido a carencias económicas del todo, sino a las peores, las emocionales, las peleas, los odios, “el incidente” de alguna manera ya el pasado le enseño lo dura que es la vida y lo difícil que puede ser para uno mantenerse a flote y salir airoso de todas las vicisitudes que esto con lleva, no en balde mucha gente dice que la vida es sufrir y la muerte por fin descansar, de alguna manera tendrán su razón, o quizás sus propias razones para decirlo es bien sabido que nada en este mundo resulta ser justo ni razonable algunas veces y la tómbola que le toca a cada uno puede llegar a sentirse desigual, algo con lo que se tendrá que lidiar mientras a raza humana exista y camine por estos lugares, difícilmente algo así podría cambiar * Es algo natural, y es lo mejor, cuando todo viene fácil no lo aprendemos a valorar y lo damos por sentado, incluso llegamos a pensar que lo merecemos por el simple hecho de ser nosotros mismos, a todos nos pasa, no considero que sea malo o bueno, simplemente es así como ocurre. Y si alguna vez tuvo que realizar ciertas actividades para tener algo probablemente fue porque esa era la única opción que había, y si yo veo opciones, las tomo, creo que debe ser así de simple la vida, sino imagínese, no avanzaríamos y nos estancaríamos buscando lo “perfecto” a veces no todo sale respecto al plan o el ideal. Pero supongo que usted lo sabe mejor que yo * no tenía por qué aclarar el hecho, sería obviamente de mal gusto.

Tampoco le juzgaría, la vida del pobre casi nadie la quiere, porque es dura y que duro es pasar tu única vida sufriendo, no se lo desearía a nadie * No, no siempre quise ser soldado * tomó asiento a un costado de la mujer mirando al frente, aunque no pueda parecerlo esta pregunta resultaba ser bastante profunda para él dado que fue una de las decisiones más difíciles de su vida por los motivos que le influenciaron a hacerlo, mucho tuvieron que ver todos esos acontecimientos extraños de alguna vez pasada para que decidiera él ser un militar *Y probablemente nunca lo quise ser, pero una vez lo fui me gustó y abrace ese gusto hasta estos días, no sé cuándo lo suelte de mis brazos, pero sé que me queda poco tiempo para tenerlo entre ellos, “razones físicas” supongo que me entiende si esta un tanto enterada de las consecuencias de la maldición de la luna * una castaña más se llevó a las fauces y la comenzó a masticar. Gira un poco la cabeza cuando ella inicia la pregunta, tiene esa costumbre de ver a los ojos lo más directo que pueda a la persona que le está hablando, o tal vez sea manía, ni idea, peor los ojos hablan demasiado sobre las palabras aunque suene a enredo. Toce un poco con la castaña en las fauces pero logra pasarla, la sorpresa es grande y no esperaba esa pregunta, tampoco esperaba hablar de aquello,  pero de alguna manera estaba en deuda por la tardía y entendible sinceridad de la reina * No recuerdo como fuera mi parto. Pero si se refiere al cambio de cada mes, la herida, la cicatriz, y mucha confusión, tal vez culpa del alcohol más que del ataque mismo * la razón definitiva por la cual se alejó completamente de los vicios, porque esto puede resultar muy caro y a él le resulto demasiado caro, de una forma mucho más exagerada que la del resto, aunque bueno, al menos se mantiene vivo, pero que tipo de vida.  Una bastante fuera de lo común, sin embargo con los años aprendió a disfrutarla al completo, a divertirse y sentirse cómodo con ella, nada mejor que eso realmente, si no te puedes aceptar a ti mismo no tiene sentido el estar vivo.

Comentarios amables y cosas serias, es el arte de una buena charla, al menos para dos adultos que aunque podrían tener ambos alma de niños no deberían comportarse como tales * Sonará irónico, pero sin lugar a dudas para ambos caso es mi determinación, el mejor factor y el peor factor, lo ‘único que cambia es la situación en la que mi determinación se encuentre centrada, ya que algunas veces la gente constante consigue lo que desea tras intentar demasiado, pero otras solo consigue dares eternamente contra la pared, todos pasamos por ello, supongo * unas cuantas castañas más entraron a su boca, el buen sabor y lo a gusto que estaba se podía ver en su rostro, sin embargo todavía tenía bastante hambre y la bolsa estaba ya por vaciarse, suele comer bastante rápido y hambriento mucho más, al menos no se ve grotesco en público por ello * No sé ni como les digan a ustedes, ni lo que son capaces de hacer, pero por alguna razón se siente cierto tipo de familiaridad, salvaje tal vez…Espero que no vea a más de uno de mi clase transformarse o al menos se aleje luego de verlos * todas las ecuaciones respecto una transformación licantropa terminaban en muerte lamentablemente. Se estira lentamente para echar la bolsa de papel en uno de los pequeños basureros cercanos, luego vuelvo a ella con total calma, un poco disimulada quizás pues el estómago le rugía, pero no había razón alguna sobre ella * No me molesta su actitud ni que me hable mucho o poco, pero si le sirve de algo que le diga, lo estoy pasando bien en todos los sentidos * como otro hombre cualquiera, como guardián, como escolta, como coronel, en fin, la buena mezcla. Un aroma delicioso de pronto impacta contra sus sentidos y explota *Al parecer mi estómago no puede más y me está exigiendo lo que huele, ¿usted ya ceno? De no ser así y si le gustaría hacerlo, no me parecería una mala idea buscar la fuente de este olor * ganas no le faltaban para salir disparado en busca de este.
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