lejos muy lejos del pasado (libre)

por **Fiore Dal Monte** Jue Feb 28, 2013 7:27 pm

Como pueden ser las noches
si no el mismo arte bañado
en tus labios...

La vida ya era bastante costosa para dejar que la sed se dominara de mi, preferia alejarme de la sociedad y asi conseguir tomar aliento una ultima vez. No habia nadie por alli y estaba demasiado lejos de la cuidad, por una parte ni me apetecia llegar a ella estaba en la tranquilidad de la soledad que era lo que necesitaba en ese momento cuando podia ser yo misma sin ataduras y sin nadie que quisiera estar mas alla de lo que podian ser unas palabras de aliento que se las llevaba el mismo viento, comprobe que en las ruinas no habia nadie y me introduje en la casa abandonada agotada y sin poder mas estaba muy debil sin sangre, no sabia cuanto hacia que no veia un humano y podia ser demasiado peligroso el que viniera alguien por alli, una herida en mi costado a causa de un vampiro la noche anterior no tenia buena pinta pero no podia hacer nada sin sangre para regenerarme.

En ese momento no sabia porque pasaba por mi mente el encuentro con aquel joven al cual arrebate la vida no pude evitar sentirme mal por ello, por mi mente pasaba imagenes de lo que habia pensado en ese momento y como me sentia. La mirada se quedaba perdida entre los huecos del tejado en el cual se veia entre las rendijas las estrellas de esa noche. Extrañaba mucho al joven pero lo malo era que su ultima mirada hacia mi habia sido de odio, no sabia porque me habia llamado tanto la atencion para hacerlo eterno y querer una vida con él pero fue su rostro quien me dejo marcada a una nueva partida huyendo de él para que pudiera comenzar una nueva vida aunque no sabia si eso era posible.

Ahora corria el tiempo que tenia que dejar pasar a mi lado con el mismo suspiro que llegaba el momento en que la vida acabaria con una sola sonrisa de quien pudiera conseguirlo, me gustaba la brisa de la noche sobretodo sabia que traia nuevos aires consigo, siempre una nueva sorpresa y nueva aventura que descubrir y quien sabe si en ella estaba un futuro proximo del cual aun no tenia ni idea. En estos momentos me dejaba llevar como la misma polvora, no tenia ninguna atadura en ningun lado por ello mismo me resultaba tan facil ir de un lugar a otro sin previo aviso. Una nomada que la hermosa ciudad de Paris habia conseguido encantar y habia hecho que la visitara en muchas ocasiones, por ello me encontraba no muy lejos de ella, mas bien en su direccion pero primero tome un pequeño descanso para disfrutar de lo que me rodeaba.

por **Löwe Von Meer** Vie Mar 01, 2013 10:39 am

Somos parte de la noche..
nuestro deseo es la sangre..
no tenemos temor a nada porque ya hemos vencido
a lo que los mortales no pueden vencer.. la muerte..

Caminando por la oscura y lejana París, sin ningún destino en mi mente. Saciado y arrobado con la vista del cielo que se cernía perfecto sobre su cabeza, sintió que esta noche sería una de las incontables veces en la que el destino le jugaría una mala pasada. Todas las noches eran perfectas para él, lloviese o nevase, le era indiferente. Según llegaba la oscuridad a la ciudad, se levantaba con un deseo insatisfecho, la sed de la sangre era acuciante, pero mucho más atenuada que en su nacimiento vampírico. Y hacía lo que para algunos era considerado sacrílego; matar. Una, y otra vez, sus labios se cernían sobre sus víctimas, siendo juez, verdugo, y parca a la vez. Sólo había elegido un mismo elemento común en sus víctimas, que fuesen capaces de enfrentarlo, de luchar con él por el honor de la vida. Nadie que huyese sería digno de servirle de comida. No importaba cuánto tratasen de ofrecerle su sangre, si no luchaban, no los deseaba. Se encogió de hombros ante sus pensamientos. Tal vez fuera la parte guerrera en él, o quizás su arrogancia, pero amaba la sangre de los inquisidores. Tenía... un sabor perfecto. Tanta rabia y odio... tanto miedo.

Rió mientras seguía bagando sin rumbo, feliz al haber conseguido la sangre de un inquisidor. Estaba tan eufórico que sería capaz de sonreír, por al menos, un día entero. Caminó con su largo abrigo negro ondeando en el aire, agitado con la corriente de aire que lo golpeaba. Cerrando sus ojos azules, se detuvo en medio de la nada, en el centro de una vieja calle con casas derruidas por el abandono y el paso del tiempo. Recordó los golpes furiosos del inquisidor, la daga que le había rozado peligrosamente el corazón, y por último, el delicioso aroma de la sangre del inquisidor. La mirada de miedo, cuando su vida se extinguía entre sus brazos, y el agradecimiento final, saliendo de los labios de Löwe. Con la ligereza de una pluma, la fragancia de la sangre corroída llenó su pecho, haciendo que inhalara el aire con una respiración larga. Sí, no cabía duda, era sangre. Abrió los ojos y realizó una mueca de fastidio. Alguien le había estropeado el recuerdo del aroma del inquisidor, y pensaba descubrir quién había sido el estúpido que dejaba un rastro de sangre en su camino.

Caminando con la arrogancia que le caracterizaba, siguió el rastro de la sangre y el hedor de la muerte unida a ella, la rabia golpeándolo con fuerza en su interior cuando se adentró en las ruinas y descubrió el cuerpo acostado de una mujer. La terrible herida de su costado, el rostro aniñado y extremadamente pálido, fueron elementos que analizó rápidamente. Un vampiro. Sólo alguien como su raza sería capaz de llevar una herida así en su cuerpo, y seguir viviendo. Si es que eso era forma de vivir, pensó con indignación. - Eres estúpida muchacha.- Su acento vikingo resonó entre los escombros, mientras su cuerpo se cernía con arrogancia sobre ella. Mirando la negrura de los bordes de la herida, supo que hacía tiempo que no tomaba sangre. Agachándose,sobre sus pies, se inclinó sobre ella, y la miró fijamente a los ojos.- Si no deseas vivir, al menos elige una muerte digna. Camina bajo el sol, o clávate una estaca, pero no degrades a los vampiros de esta forma.- Cogió su mano inerte, sacudiéndola con fuerza y dejándola caer en el suelo con furia.- Ni siquiera puedes defenderte. ¿Eres una de esas lloronas que se atormenta por saciar su hambre?.- Bufó con fuerza, mientras le apartaba un mechón de pelo de su rostro.- Toma mi sangre si te es tan desagradable la humana. O juro, por valhalla, que yo mismo te clavaré una estaca.-

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