Un brindis por la muerte.. Perdón, por la vida[Samael Von Percy]

por **Erika Knight** Lun Nov 11, 2013 4:37 pm

Nunca había sido demasiado social y desde luego los años de estar encerrada en casa de mi padre no habían hecho nada por remediarlo pero sin embargo allí estaba, una noche más, sentada en medio de un montón de borrachos gritones y mujeres fáciles. No prostituta, ellas lo hacían por necesidad y, por que no, por que le gustaba el oficio. Estas eran simplemente mujeres infieles que alardeaban de moral en la iglesia y se abrían para cualquiera en la taberna.

Suponía que no siempre era así, que en algún momento del día seguramente este era un lugar respetable, pero que las horas de mis visitas eran lo suficientemente tardías como para que solo los desesperados estuvieran dispuestos a vagar por las calles solo por un poco de alcohol

Por mi parte estaba allí para pillar conversaciones al vuelo. Como todo el mundo sabe, a los borrachos el alcohol les afloja la lengua y, que mejor lugar para mi, que escuchar a todos los que habían perdido ya sus inhibiciones y solos les quedaban verdades que soltar.

Pedí una segunda ronda de whisky escoces, uno que mi padre hubiera despreciado como la pero de las basuras, y me lo llevé a los labios fingiendo ignorar a todo el mundo cuando lo cierto era que estaba escuchando tres conversaciones a la vez, cada cual más soez y vulgar que la anterior.

Mantuve aquella dinámica de trabajo y al final mi trabajo tuvo sus frutos. Un par de hombres comenzaron a hablar, tal vez demasiado alto para su propio bien, de un buen escondite para ocultar a más de uno.

Presté aun mas atención, ignorando al resto del mundo, tratabdo de averiguar si eran simples humanos o algo más y donde pretendían esconderse pero antes de que pudiera escuchar nada mis alarmas saltaron al sentir como alguien se senteba junto a mí.

Lentamente, me volví a mirar a mi nuevo acompañante

por **Samael von Percy** Mar Nov 12, 2013 3:10 pm

"Oídos sordos no hacen a un imbécil..."

Había llegado ya anteier a París y necesitaba una copa del vino más dulce que tuviera, es así como llegue a esta taberna de mala muerte... donde veías la realidad francesa a flor de piel, los faroles que poco alumbraban las calles dejaban ver como borrachos follaban con mujeres que no parecían prostitutas a la salida de la taberna, en los callejones aledaños... no eran de mi incumbencia aunque con mis sentidos lamentablemente escuchaba más de lo que deseaba oír, era incomodo derrepente afinar los sentidos si estabas entre tanto humano que no sabia cerrar la boca...
Entre a la taberna mientras unos borrachos se agarraban a golpes chocando frente a mi, me miraron puesto que era más alto que ellos, mis ojos se clavaron derechamente en sus miradas perdidas, se asustaron y se alejaron de mi como si nunca hubiesen existido, algo tenia mis malditos ojos rojos durante la noche...
No me extrañaba la presencia de tanta podredumbre frente a mi, de hecho era hasta familiar pensando en mi profesión, la marginalidad era lo mio sin duda. Me senté en una silla cerca de la barra, pedí un corto de whisky doble Irlandés para comenzar la noche... me había percatado de una mujer que estaba a mi lado y que no estaba junto a ningún tipo, eso en estos tiempos es raro y da para sospechar...
me dispuse levemente a ver que pensaba, me pude percatar que para lo corto de su vaso de whisky no bebía mucho...

- No es educado escuchar conversaciones ajenas... - le dije como un perfecto desconocido mientras miraba mi vaso de whisky y bebía un poco...

- Espero al menos escuches algo interesante... - terminé mi intervención en aquella señorita extraña, no esperaba un buen recibimiento tras mis palabras, pero era un problema mio llegar a la gente muy directamente...

Pero así era Europa... la vieja Europa...

Una música de cañería se escuchaba de fondo entre tanta marginalidad de la noche... linda melodía con un piano de fondo que me hacia disfrutar más mi vaso de whisky...

por **Erika Knight** Miér Nov 13, 2013 2:02 pm

Alcé una ceja sorprendida. No era para nada lo que me esperaba que saliera por la boca de un hombre en un bar. Menos aún que hubiera sabido con solo mirarme que era lo que realmente hacía.

Me llevé el vaso a los labios, no porque me gustara el líquido ambarino, sino para poder tener una excusa para alargar mi respuesta. El hombre ya me había dejado de prestar atención pero por el contrario ahora a mí me atraía más el misterio de por qué un desconocido le diría algo como aquello a una desconocida.

Bajé de golpe el vaso, clara petición de que me sirvieran más, sin dejar de mirar al hombre. La falta de luz llenaba su rostro de sombras y, a pesar de mi evidente falta de modales en ese momento, no iba a cogerle por la barbilla para que se volviera a mirarme. Por el contrario opté por otra manera de conseguir que se volviera hacia mí. Clavando la mirada al frente hablé como si lo dijera más para mí que para él.

-A veces es mejor escuchar banalidades que cosas sustanciales. Al fin y al cabo son esas las que terminan por meterte en problemas- apenas alcé la voz para oírme a mí misma pero puede notar que había impreso un creíble tono de amargura- Aunque, creo que en ningún momento he dicho estar escuchando nada, milord.

Aquella última palabra fue la que más me costó pronunciar. Yo no llamaba milord a casi nadie si podía evitarlo. Y por suerte, podía ya que era la heredera del patriarca Knight. Sin embargo sabía que había momentos en los que tenía que prescindir lo que con tanto esfuerzo me había ganado.Sin embargo, no había podido reprimir una leve pero inevitable burla al decirlo.

Observé al hombre de reojo, esperando captar un atisbo de sus rasgos pero sin que el notara que lo miraba fijamente. No me apetecía que el hombre se tomara aquello como una ofensa que pasara a mayores. Nunca me negaba a una buena pelea pero estaba trabajando y no podía perder el tiempo.

por **Samael von Percy** Miér Nov 13, 2013 7:33 pm

"Que tus enemigos te vean débil, es la mejor estrategia para ser grande entre los soberbios..."

No sabia si yo me había delatado, o ella era muy astuta para saber que era sin mirarme siquiera los ojos... era lo que menos me importaba en este momento sin duda, formar confrontaciones innecesarias al llegar a París.
Bebía un poco de mi whisky pasando mi dedo por los alrededores del vaso intentando no pensar en lo que me dijo
- ¿Para que rayos me metí en esto?... - pensaba en mi interior, era un bueno para meterme en problemas que no me incumbía pero pensando ademas que un problema llevaba a otra situación que podía ser provechosa... o al menos eso me demostraban mis estudios de física.

- ¿No parece acaso, obvio?... si se... nada es obvio en un bar... todo es circunstancial... - le dije mientras seguía jugando con el vaso con el poco de whisky que le quedaba...

- Mesero... otra... - dije con un tono casi moribundo y molesto, algo me tenia cansado... no se si el ambiente o mi estimada acompañante drenaba mis energías, habían algunos condenados que provocaban esa debilidad en mi, pero ella no parecía uno de esos malditos caza vampiros... ¿que se traía entonces?...

La música de órgano seguía sonando cuando el murmullo de los ebrios y perdidos se hacia notar, formando un tumulto atrás de nosotros... algo típico en estos lugares, y digno de una obra caricaturesca de Moliere...
Ni ella ni yo nos imputamos de aquello, todo seguia normal, lo cual parecía - destacándolo - algo caricaturesco, pero también demostraba que ella no era una chica normal... y algo se traia entre manos.

- No creo que escuches algo interesante entre un par de ebrios, vuelvo a insistir... aunque en realidad no me importe... - terminé mi vaso de whisky cuando llego el otro resbalando a regañadientes entre la barra y mis manos que recibían aquel vaso de elegante elixir...

- No pareces una chica normal... ¿quien eres forastera?... - me atreví a preguntarle sin titubear, comencé a sentir algo de incomodidad ante su presencia tan poco común, hoy en dia no se podia confiar en cualquiera... prefería molestar con mis preguntas a recibir una respuesta que me delatara... en estos barrios los vampiros no eran bien recibidos y comúnmente se armaban grupos para cazarlos...
No quisiera que se formara un charco de sangre aca... no apenas llegue a París.

por **Erika Knight** Jue Nov 14, 2013 9:02 am

Sonreí, triunfal, pero lo disimulé llevándome el vaso a los labios y dando un ligero sorbo. Dios, no podía creer que llamaran a aquello whisky escoces. El mero hecho de que osaran a comparar aquello con el licor de mi tierra me hacia desearles la peor de las bancarrotas. O tal vez yo misma terminara haciendo algo al respecto si la noche no resultaba fructífera.

Sin embargo de momento estaban a salvo de mis travesuras ya que otro sor había captado mi atención. Aunque él no se había dado cuenta, mi voz apenas había sonado por encima del murmullo generalizado del local y cualquier humano común hubiera tenido que preguntar que decía antes de contestar. Sin embargo él había contestado inmediatamente sin necesidad de pedirme que me repitiera.

Eso por si mismo solo podía significar dos cosas. O bien se trataba de uno de los mios, que siempre estamos alertas, o bien se trataba de un ser sobrenatural. Y yo apostaría a que era más o segundo que lo primero.

En cualquier caso mi trabajo aún no había terminado en el local por lo que, no estaría de más esperar a que los dos antes salieran para seguirlos y, mientras tanto, entretenerme con una posible presa.

-Solo soy una viajera sin rumbo con más pudor y sensatez que muchas de las autoproclamadas "damas" aquí presentes-dije permitiendo que se notara mi acento natural para hacerlo creíble mientras con la mirada seguía a una mujer que, medio desnuda, tiraba de un hombre posiblemente para llevárselo a un callejón- Pero vos podéis llamarme Icy- concluí volviéndome hacia el y tendiéndole una mano amigable- ¿Podría yo saber el nombre de mi acompañante esta noche?

Esperaba sinceramente que la tomara por que esa sería una manera rápida de averiguar si era lo que mi instinto susurraba o simplemente era otro hombre cualquiera. La experiencia me había enseñado a base de palizas que no debía juzgar un libro por su portada.

por **Samael von Percy** Vie Nov 15, 2013 5:42 pm

"Bendito sea el debil entre los fuertes, pues su valor es recompensado en su fuerza interior..."

La historia tomaba otro curso, uno que no me gustaba... ella preguntaba por mis datos y eso no se los daba a nadie que no conociera, a menos claro que fuera una presa a quien sabia me olvidaría en la agonía más placentera que podía brindarle a su muerte... y pues ahí sabría con gusto quien la llevo al orgasmo más dulce de esta vida miserable, pero ella... algo me hacia alejarme de ella pues me trasmitía una energía algo extraña, y yo era bastante precavido en ese tema pues como dije, no quería provocar problemas recién llegando a París.
Ella me había ofrecido la mano y preguntaba mi nombre, no quería mirarla a los ojos y unos ebrios llegaron detrás mio a molestarme, tocaron con agresividad mi espalda preguntando si yo quería problemas. El cantinero los miro y les hizo un gesto de que no siguieran algo asustado, no era cortes ni inteligente molestar a quien no se emborrachaba como tu ni se abría de piernas como otras personas en una típica taberna de un barrio parisiense, te podías encontrar con sorpresas...
Vino un amigo del ebrio, a mi suponer y se lo llevo a regañadientes hacia otro lado, yo no quería seguirles el juego pues tenia poca paciencia...
- Llámame Sami... - Me negué a darle la mano y seguí bebiendo de mi vaso...

No sabia si era por la hora pero cada vez se ponía más molesto el ambiente del lugar, más rancio en el ambiente de alta alcurnia...
El músico que tocaba el piano ya había sido muerto de una puñalada al parecer... pues ya el piano no sonaba y el cantinero tenia listo en su costado una navaja y una pistola, me podía dar cuenta de todo a mi alrededor sin necesidad de mirarlo.

El ebrio volvió detrás mio con un cuchillo en la mano y volvía por pelea... algo estaba en esta noche para hacer que me descubrieran...

- Oye maldito, ¿quien te crees que no me escuchas?! - me dijo el mal viviente, no le respondí lo que de seguro le molesto muchísimo...
el amigo inteligentemente le dijo que se fueran que ya había acabado.
- Hazle caso a tu amigo... vete, no quiero problemas contigo... - le dije aludiendo a su poca lógica alcohólica
- Maldito te mataré! - había lanzado su cuchillo torpemente hacia mi espalda... tuve que actuar.
Levanté rápidamente detrás de el y le tome la mano, un poco de fuerza basto para que soltara el cuchillo, lanzo un golpe hacia mi rostro lo que boto mis anteojos y mi sombrero de copa. Lo termine de lanzar afuera del bar solo con una mano, choco tal vez con unas cajas afuera... gracias a dios estaban todos ebrios y solo pocos se pudieron percatar... incluso ella.
Recogí mis lentes y mi sombrero, termine de beber mi vaso de whisky y ella ni tan inmutada de lo sucedido, otra razón para preocuparme... debía irme tal vez... deje el dinero sobre el meson y pague los de la señorita al lado mio
- Por las molestias... no te ofendas. - le dije tras pagar su vaso de whisky y esperaba alguna reacción de ella... como dije tal vez debía irme.

por **Erika Knight** Lun Nov 18, 2013 7:31 am

Me encogí de hombros y retiré la mano al tiempo que el borracho nos interrumpía. Si no me quería dar la mano era porque, o bien ocultaba algo o era demasiado desconfiado. Posiblemente ambas cosas. Y solo por ello ya me cayó mejor. No había nada que me enfermara más que todos esos idiotas que confían en la primera sonrisa que se encuentran en su camino. No me hacían nada difícil cazarlos.

Mientras tanto aquel borracho me estaba molestando en serio y estaba planteándome el plantarle cara yo misma antes de que el camarero se encargara de que dejara en paz a mi nuevo “amigo”.

-Encantada de conocerte, Sami- dije mientras veía alejarse al borracho con su amigo, ligeramente menos ebrio- , o eso creo- añadí.

Me preguntaba que haría allí, de donde vendría, y con eso no me refería al lugar sino a la época, si tendría alguna unión con el mundo de los vivos. Pero no pregunté por que lo peor que puedes hacer con una presa es conocerla y encariñarte de ella. Era un error demasiado común jugar con alguien y terminar siendo un cazador cazado.

Por eso me limité a beber, sin tener que llenar ningún silencio incomodo ya que el borracho había vuelto a la carga. Con un leve interés me giré un poco para ver que ocurría. Al parecer había centrado tanto mi atención en Sami que el ambiente había cambiado a mi alrededor sin notarlo. Incluso había un muerto y estaba a punto de empezar una trifulca nueva.

Me contuve de reprenderme mentalmente por el peligro de abstraerme hasta tal punto. No necesitaba volver a oír las palabras para recordar como mi padre me había grabado aquellas palabras de precaución a fuego en el alma.

Cuando vi el arma me giré por completo en mi asiento y me dispuse como si estuviera relajada, cruzando las piernas incluso, cuando lo único que quería era tener más a mano la daga que llevaba en la bota oculta. No era aficionada a matar humanos pero sin duda lo haría si pretendía encargarse de mi presa. Me estaba empezando a cabrear seriamente.

Por suerte Sami actuó como me esperaba y se defendió. Aunque hubiera querido no hubiera podido simulas sorpresa frente a sus movimientos. Se veía que era hábil, lo suficiente como para saber que había pasado por esto más de una vez. Y eso me encantaba.

Cuando se volvió a pagar y se disculpó por las molestias me apresuré a retenerle. En un movimiento rápido le agarré de la muñeca, sin llegar a ser un apretón doloroso. No podía permitirle marchar aún, no cuando no podía seguirle. Aun escuchaba por encima a los dos tipos de antes, que a pesar del alcohol no tenían las lenguas lo suficientemente flojas para darme nada de utilidad.

-¿Molestia? Ese ha sido un gran espectáculo. No veía nada igual desde que mi padre…- dejé la frase en el aire como si lo pensara un poco. Era rápida con las mentiras y ya tenía la excusa perfecta para excusar mi indiferencia a su manera de pelear pero no podía ofrecerle esa información demasiado rápido o sospecharía aún más- Bueno, dejémoslo en que hace mucho que no veía a nadie pegar de esa manera. Me encantaría que me hicierais compañía un ratito más, hasta que me entre el sueño suficiente como para irme a la posada- sonreí un poco, provocadoramente- Si no es molestia, claro.

por **Samael von Percy** Miér Nov 27, 2013 2:10 am

"Que molestias más extrañas nos da la vida, que en un principio son placeres, y después son extrañezas difíciles de entender..."

Me causaba extrañeza que ella, la extraña acompañante a cual comencé a temer de una u otra manera, pidiera de mi compañía tan desdichada y podrida...
Mis pasos eran algo torpe, el alcohol casi hacia efecto en mi, casi levemente molestaba mi esencia, la violencia aun así me descontrolaba y dejaba de ser yo, no podía comprender aun porque ella quisiera que me quedara... - ¿que había hecho yo? - solo entendía lo poco del momento y la violencia me descolocaba, me hacia perder el eje de mi destino.
¿Porque quería que me quedara? era una pregunta que me hacia interiormente...
Las mujeres no acostumbraban a pedirme que me quedara después de ver mi fuerza, por el contrario se espantaban y preferían irse antes que les hiciera algo, o algo asi pensaban las humanas.

- De verdad me disculpo, no fue mi intención perturbarla... - me arreglaba la ropa mientras le decia eso, costaba dentro de todo volver a mantener la calma despues de eso y la trifulca de los alrededores...

- ¿Para que quiere que me quede?... - le dije quieto esperando su respuesta, la verdad es que el miedo tras la pelea se había ido, y seria bueno tomarse algo antes de irse a casa.

La veía bastante satisfecha por sobre todo con lo que había visto, ¿como podía ser posible aquello?
Me cuestione entonces muchas dudas...
- quizas ella era una cazadora en busca de victimas o simplemente bebiendo algo en el lugar y tiempo equivocado
- podía ser una inquisidora, pero generalmente andan con trajes especiales, ella parecía bastante normal a pesar de todo, pero una sencilla humana no era.
- si era una de las dos opciones, ¿Porque no me había atacado ya? quizás tenia algo planeado, pero lo que menos quería eran problemas...

Accedí casi por inercia a sentarme un segundo... ella había pedido otra ronda, todo me tenia confuso... pero lo mejor que podía hacer era esperar a que hacia...
!Otra Ronda¡

por **Erika Knight** Sáb Nov 30, 2013 3:34 am

Pedí otra ronda, la cuarta de la noche, y sacudí un poco el vaso pero no bebí. Cuanto más bebía aquel whisky, mas asco me daba. Sonreí a mi compañero enigmáticamente mientras le pasaba su propia copa. ¡Ah, si él supiera por que deseaba su compañía! Sin duda no podía decirle que lo que quería era matarle, poco a poco, viendo como el conocimiento de la mente le llegaba a los ojos y se sabía incapaz de huir de ella.

Acallé aquellos pensamientos en mi cabeza con un sorbo del vaso. No podía permitir que el brillo de despiadada excitación que iluminaba mis propios ojos ante esas imágenes me delatara. Se suponía que era una viajera errante y como tal debía seguir actuando hasta que confiara en mi lo suficiente como para acompañarme por los oscuros callejones parisinos...

-No me gusta estar sola- contesté a su pregunta mientras posaba una mano sobre su muñeca- y como ya os he dicho, me recordáis a alguien especial para mí.

Aquello no era del todo mentira. Ambos tenían el mismo porte, casi aristocratico, que les hacía sobresalir sobre el resto de personas. Y aparte estaban las maneras, e incluso las maneras de hablar se parecían un poco. O puede que mi mente ya estuviera un poco nublada por el humo del tabaco y el alcohol de mala calidad. Suerte que tenía mucha resistencia a la bebida.

Los recuerdos de mi padre comenzaron a fluir y de repente tomaron un rumbo diferente de su mero aspecto: el entrenamiento al que me sometió vino a mi mente, los insultos, cómo cada día me recordaba mis orígenes como si no fuera más que basura..., sin darme apenas tiempo para respirar y tranquilizarme.

Aquello me hizo desear apretar la mano hasta romperle la mucñeca pero me contuve. Dudaba que llegara a partirle algo como a un humano normal pero sin duda se daría cuenta de que era algo más que una humana cualquiera.

-Parecéis sorprendido, milord- continué hablando, casi más para distraerme yo misma de mis pensamientos que a él- Parece que no acostumbráis a frecuentar este tipo de sitios. ¿O acaso soy yo la fuente de esa extrañeza?

Mientras hablaba me pareció ver un rostro conocido por el rabillo del ojo pero no lo confirmé. En ese momento tenía cosas más importantes que hacer.

-Espero que no sea eso- dije con un mohin inocente que deinocente no tenía nada- pero en cualquier caso, sabed que no muerdo. No demasiado.

por **Samael von Percy** Mar Dic 10, 2013 8:22 pm

"Soñaba por momentos... que tenia la llave de mi vida, y ni siquiera tenia la puerta de mi destino."

Claro, ya era tarde... cerca de la hora en que los guardias solían pasar a caballos con antorchas y un mosquete a vigilar las calles averiguando a que maldito crucificar moralmente, o al menos así funcionaba la pseudo republica-monarquica francesa... - en realidad europea, eran la misma escoria. -
Habían atrapado a los borrachos que pelearon contra mi, sin motivo aparente... - pero a la guardia nocturna no le interesaba eso, lo decidía la corte. - y decidieron entrar a la taberna...

- De nuevo estos tipos, tendré que ir a buscar los papeles... - El cantinero, responsable del lugar junto a una clara afligida procedió a buscar los papeles de propiedad de la taberna, al parecer ya era costumbre por los constantes problemas que habían en el lugar, ya venían por rutina y aprovechaban de beber cuando echaban a toda la escoria ebria del lugar.

Se pusieron al lado de nosotros, miraron a mi y a Icy de pies a cabeza, y uno de ellos se dispuso a charlar con el cantinero...
- Bonne nuit Jourette, ¿que sucedió afuera?... siempre llegamos y están los mismos borrachos causando problemas, sabes que después los problemas los tendrás tu... - Con su uniforme y su mosquete era obvio que intentaban intimidar al cantinero, le dijeron Jourette... saqué por conclusión que así se llamaba... Jourette.

- No no monsieur... no ha pasado nada, ud. sabe quienes son... maleantes a quienes no puedo prohibirle comprar algo, pagan como todos, no es mi culpa... - Y tenia razón Jourette, ademas nunca tuve buenas relaciones con la autoridad, fuera donde fuera, no lograba llevarme bien con ellos... fue ahí donde salte. (sin pensar en las consecuencias que me llevaría después.)

- Pardon Monsieur, fue culpa mía el altercado y que estén esas personas afuera... me hago cargo del hecho... Jourette no tiene nada que ver... - Acabé con mi vaso de whisky mientras Icy me miraba de una extraña manera... - si, mis nervios me hacían observar a todos los involucrados a mi alrededor. - no quería charlar con la autoridad pero era necesario salvar al cantinero si no era culpa de el lo sucedido.

- Vaya vaya... y ud. es?... identifíquese malandra... - dejaron de lado a Jourette y se acercaban a mi, de hecho se posicionaron alrededor de Icy, lo cual me molesto mucho...

- Me llamo Samael von Percy, Duque de Inglaterra... y le pediría que se aleje de la señorita, ahora mismo... - me levante mirándolos a los ojos listo ante cualquier acción... - dudaba seriamente intentaran algo, aquí temían mucho a las personas con cargos de cualquier tipo, solo te castigaban si eras un pobre tipo sin nada que mostrar. -

Se miraron entre ellos... dudosos y con algo de temor... - eran tan predecible las actitudes humanas, o yo he vivido mucho como para saberlas... -
- Uhm... Duque de Inglaterra... lo siento, ¿que hace una persona como ud. en estos lugares de mala muerte? Si nos sigue podría aconsejarle unos lugares mejores, digo para ud y la señorita. -

- No se preocupe, aquí no a pasado nada, si quiere puede retirarse o beber algo, yo invito... - les dije sarcásticamente, invitándolos a molestarme si es que se atrevían...

- No para nada, nosotros ya nos vamos... - Golpeo con el mosquete a su subordinado y procedieron a marcharse, era gracioso como la autoridad se orinaba ante la presencia de un tipo que decía ser duque de algún lugar o algo... hacían lógicamente mal su trabajo, nadie en Francia se atrevería a perder su empleo, eso podía también significar la guillotina... y nadie quería ser entregado en una canasta con su cabeza...

- Jourette, te pido disculpas, trae algo para mi y la señorita, yo invito... por si quieres beber algo también, relájate ya se fueron... - le dije volviendo a sentarme, el joven asistió inmediatamente a buscar algo bueno de la casa para mi y la señorita, me gustaba cuando las cosas se calmaban un poco.

- Y cuénteme... Icy... ¿que hace por estos lugares?... no me imagino que una dama como ud. venga solo a buscar compañía de un "supuesto" Duque... o si?... - le dije mirándola a los ojos, ya el misterio había casi acabado, era hora de cambiar un poco el ambiente del lugar, antes de que tuviese que marcharme...

por **Erika Knight** Dom Dic 15, 2013 4:53 am

Sentí la mirada lasciva del oficial resbalar por mi cuerpo antes de que volviera su atención al cantinero y sonreí un poco. A toda mujer le gusta saber que puede despertar ideas perversas en las mentes masculinas, aunque en algunos casos realmente no se necesitaba mucho para lograrlo.

Esperaba que la relación con aquellos hombres quedara en eso en una mirada pero al parecer Sami deseaba meterse en mas peleas aquella noche. Un suspiro exasperado escapó involuntariamente de mis labios. Me había tenido que tocar el vampiro moralista. De todos los existentes el que tenía que hacer lo correcto.

Me fui preparando para lo que fuera que hicieran los oficiales mientras Sami se metía donde nadie le había llamado. Lo miré, sin poder entender por qué se metería para defender a un cantinero que ni conocía. Yo no creía en el altruismo de los vivos y mucho menos de los no muertos.

Me mantuve estoica mientras sentía como los tipos nos rodeaban y se situaban demasiado cerca de mí. Hombres, siempre pensando con la cabeza equivocada. Si se atrevían a tocarme, como mínimo les rompería los dedos. Y seguramente lo haría con una sonrisa. Sin embargo, parecía que no era la única molesta en ese momento. Al parecer mi compañero se sentía bastante territorial en aquel instante.

Las palabras de Sami me sorprendieron como a los guardias pero yo reaccioné más rápidamente y me acerqué a él, casi pegando mi cuerpo al suyo pero con cuidado de que no notara lo armada que iba por debajo. Era mejor dejar que Sami me defendiera a tener que mostrar mis habilidades en un bar lleno de gente.

Miré a los guardias con una sonrisa engreída mientras se iban pero ellos ya no ocupaban mis pensamientos. Duque de Inglaterra. Sin duda aquello explicaría parte del parecido que le encontraba con padre, el rancio abolengo innato de todos los miembros de la nobleza. Pero no era capaz de discernir si era una verdad o una mentira. Al fin y al cabo, un vampiro es tan capaz de inventar una rápida mentira como cualquiera.

Pero si era cierto, aquello para mí era un maldito problema. No es que fuera a cesar en mi intento de acabar con la vida de Sami o Samael o como-quiera-que -se-llame , pero si era de la nobleza exigía más atenciones que un mero asesinato en un callejón a altas horas de la noche. Sin duda aquello levantaría mucho revuelo y eso siempre traía problemas

-Oh, un duque- se empezaron a escuchar susurros a nuestro alrededor. Desde luego nos habíamos convertido en el centro de atención- y esa debe ser su p…

Acalle con una mirada cortante a quien estaba hablando. No osaría a hablar así de mí en mi presencia. Con aquello la mayoría de los que aún nos miraban volvieron a sus asuntos y nos dejaron tranquilos.

Cuando me volví hacia Sami, había desaparecido aquella mirada y por el contrario lucía una sonrisa traviesa. Ya se había formado un plan en mi cabeza , pero para eso tenía que llevar a cabo una cuidadosa actuación.

Fingiendo calor me separé de Sami y me quité el leve chal que cubría mis hombros para dejarlo junto a la capa que había llevado. Lo hice como si no le diera importancia, como si no fuera consciente de que de repente la mirada del tabernero estaba clavada en el escote de mi vestido. Básicamente, como si no tratara de sonsacarle la verdad a un desconocido.

Sonreí con picardía a su pregunta mientras me sentaba junto a él, un poco más cerca que antes pero solo ligeramente.

-Bueno- dije como si reflexionara sobre su pregunta- tal vez, en el fondo, solo soy una más de las damas que rondan por aquí, esperando una oportunidad como vos, milord Duque- dije como si no me creyera lo de su título- o tal vez sea que soy una condesa demasiado cansada de fingir que me importa algo esta sociedad- añadí suficiente ironía a la frase como para que realmente no se creyera que realmente era una condesa aburrida- Pero decidme, ¿qué razones arrastrarían a un duque a un lugar como este?

por **Samael von Percy** Sáb Dic 21, 2013 1:14 am

"Deseoso sean aquellos que buscan en la mentira, un consuelo de paz y satisfacción, pues en ella encontraran más que eso..."

Ya de madrugada y el frió calando los hueso de mi piel vieja y desechada, solo el calor de las palabras de esta joven señorita, Icy... me alivianaba un poco el principio de mi triste pobreza de soledad. No esperaba menos de una mujer que - ya a leguas - se notaba que tenia otras intenciones con un veterano como yo... ¿Cuales? sin duda no las sabia, pero de que las tenia, de eso no había duda alguna.
Desde el desespero de mi copa de whisky y la revuelta reciente, me estaba cansando de esta noche tan agitada y movida para un hombre como yo - un trapo dentro de un cuerpo carente de alma alguna... - por lo cual en un inesperado momentum de bloqueo mental opte por ofrecerle algo más a la señorita, a lo que sabia que traería consecuencias... pero me gustaba jugar con fuego, justamente para quemarme.

- ¿Y si viene conmigo? yo con gusto la cobijaría esta noche donde el frió ya esta pegando fuerte... y con gusto contaría las mil y una noches de los porqué de un antiguo Duque rondaría por estos lugares tan abandonados por la mano de Dios... - le dije entre medio de sus palabras, como si en el fondo hiciera oídos sordos a sus preguntas que podían dejarme al descubierto, ya a estas alturas era lo de menos realmente...

Miraba hacia un punto fijo, sabia que ella miraba directamente hacia mis facciones ya desganadas y no dudaba en comprender que era fácil convencer a un viejo que solo trataba de buscar compañía a estas alturas de su vida, era una presa fácil al parecer.
Aun así quería atrasar un poco mi destino - si es que hubiese uno al quien aferrarse... - y decidí seguir el juego de la guapa mujer a quien con gestos de coquetería antigua trataba de hacerla entender de no verme como un extraño enemigo, ni menos como el duque encubierto... si no más bien como un amigo al quien pasar la fría noche - o eso quería que comprendiera. -
Miraba así mi copa de whisky añejo, y trataba de comprender hacia donde iban las palabras de la Pucelle a quien había llamado con sublime honor, recordando la fortaleza de Juana de Arco... me gustaba la idea de estar cerca de una mujer fuerte y de carácter atrevido y desafiante, y si tenia que ser parte de su conquista personal... con gusto me sacrificaría en el intento...

- Venga... por ultimo tomémonos unas ultimas copas, antes de conversar de mi situación, jamas se conversa de la vida sin una copa de buen whisky o tal vez... vino añejo... -

Las conversaciones ajenas ya se volvieron parte del unisono de nuestro compás personal, ya el cantinero volvió a lo suyo, y yo me encontraba junto a Icy, la dulce y guerrera dama a quien buscaba atropellarme en su apabullante desquicio de palabras reveladoras, quería saber quien era... y aunque yo ya estaba entregado a mi suerte - si era realmente lo que pensaba, y sobre todo si era buena. - no podía entregar casi cuatro mil años de historia en una simple navaja, y ella triunfadora en el deseo de degollar mis alas en el destino ya escrito, sabia que tarde o temprano tenia que morir... y era el turno de buscar quien acabaría con mi vida... o al menos asi se dirigian las cosas... tal y como alguna vez las pensé.

por **Erika Knight** Lun Dic 23, 2013 10:42 am

Escuché sus palabras con cierto deleite pero también cierta decepción. Aunque no esperaba que me rechazara, ya que era bien consciente de mi persona y lo que mis atuendos rebelaban, siempre era más emocionante la caza en la que la presa aun conservaba las esperanzas de huir.

Sin embargo, Sami se entregaba a mis colmillos como si en vez de él el vampiro, lo fuera yo, como si fuera yo la peligrosa en esta situación. Aunque tal vez realmente lo fuera.

Un pequeño desasosiego se apoderó de mi mente divagadora, como siempre ocurría cuando debatía de moral, conmigo misma o con cualquiera. La mayor parte de las veces acababa por comprender que no era sino otro mal truco de mi mente, resquicios de la niña inocente que hace tantos años maté con mis propias manos en una oscura esquina de un palacio escoces.

Y sin embargo, allí estaba otra vez, susurrándome al oído que tal vez había seres que merecían la vida más que yo, que los cazaba como si no se trataran más que animales, despreciándolos más incluso que a una cucaracha bajo mi zapato.
Sacudí la cabeza, y eso me provocó un ligero mareo. No, debía olvidarme de todas aquellas reglas morales que me habían inculcado una vez, y ser la hija del noble barón que me guió en la oscura senda del asesinato.

Las palabras de Sami llegaron a mis oídos como amortiguadas, como si me llegaran a través del agua. Evidentemente todo el alcohol ingerido a lo largo de la noche me empezaba a afectar. Empujé la nueva copa que estaba frente a mi y le pedí al camarero un vaso de agua, la más clara que tuviera. Él se apresuró a poner uno frente a mí y yo me lo tomé de un trago. No podía actuar hasta que tuviera la mente clara.

-No le temo al frio- dije- Soy hija de tierras mucho más frías y esta no es ni de lejos tan terrible como un invierno escoces. Agradezco tu oferta, sin duda- apoyé la mano en su brazo como gesto amistoso y me acerqué a susurrarle en el oido- pero tambien creo que hay secretos que tienen que permanecer secretos.

Suponía que aquel cambio de juego tan rápido y constante podía terminar por confundirlo, cosa que no me importaba en lo absoluto. Muchas veces un misterio puede atraer más que la simple sensualidad. Así que volví a cambiar las reglas de la partida.

-Claro que, si me vuelves a hacer esa proposición dentro de un par de semanas, cuando el invierno sea un poco más frío, posiblemente no te rechace la oferta. Eso, si te lo permiten tus obligaciones aristocráticas, claro- le hice un guiño y comencé a reir, despreocupada.

Si era un duque real y conseguía que volviera por allí regularmente, tendría una cobertura perfecta para el asesinato. Todos sabían la fama de las calles parisinas después del anochecer así que no sería muy raro que en una de las incursiones del duque, que por ese entonces ya tendría la fama de libertino, o jugador como poco, hubiera encontrado la desgracia a manos de un asaltador.

¿Y quien pensaría mal de la dama que trataba de ganarse los favores de un señor para ascender un poco en sociedad? Desde luego, sería la que menos excusas tuviera para matarlo.

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Un brindis por la muerte.. Perdón, por la vida[Samael Von Percy]

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