Terminantemente prohibido separarse de nuevo. [Priv]

por **Keith Lanington** Vie Nov 22, 2013 11:58 am

Estaba en París e iría a ver un museo y que mejor el museo del Louvre ¡CON SUS PADRES! Aquello si que no se lo esperaba en absoluto.

Estaba acostumbrado a ir solo a los lugares, sin Dissy, o sea sé, sin Desari, solamente él solo, sin compañía apenas que pudiera llenarle al completo. Estaba completamente solo, no tenía a nadie en París. Pensó que quizás en cuanto volviera, podría hacerse con Desari, es decir, que podría estar con ella y quizás formalizar algo. Estaba soñando. No iba a pasar ya tal cosa. Era evidente que aquella persona que estuviera hecha para él, no existía.

-Suspira-

Iba admirando las pinturas que había sobre la pared. Le parecía un sueño cada pintura. No sabía que pensar. Estaba en blanco, bloqueado, absorto y no estaba presente en el museo con sus padres que cuando miró a su derecha, los veía discutir sobre que era el cuadro, si el sueño de Apolo y Dafne o el de Hades con Perséfone. Él sabía que era Narciso y la ninfa antes de llevárselo rio abajo. Siguió su viaje por los distinguidos cuadros de la sala, miraba a las mujeres con sus maridos, a parejas quizás de recién casados o prometidos – Diantres…-Reclino entre dientes una maldición inaudible, estaba cansado, no se sentía como para incorporarse y andar recto, atractivo a otras miradas. Solo tenía una en su mente, pero ella no se la iba a devolver jamás. Tenía que ser realista.

Comenzó a caminar con un paso acelerado, acelerando el paso si correr, evitando las pinturas y solamente llego a salirse fuera de aquel laberinto, andando con su bastón de madera la cual llevaba un pequeño estoque para poder defenderse, siguió hasta estar frente a un pequeño jardín trasero, bueno, en realidad eran algunos árboles, tierra y unas mesas en donde servían café. Decidió estar tomando un café, pensar en lo que haría con su vida, porque apenas un año o varios que regreso a casa con sus padres después de que consiguió salir de aquella vida de esclavo de aquel mago.

-Un café doble…-se rascaba los ojos mientras intercambio palabras con el mesero que vino a pedirle nota para aquella mañana. Se había sentado y estaba bien abrigado, no le parecía que hiciera demasiado frio como para poder estar gritando o tiritando. Estaba bien – Joder…-murmuro de nuevo, para sí mismo y apoyo los codos sobre la mesa, Suspiro. Saco de un bolsillo interior de su abrigo, el mismo que llevo a Rusia….y ahí estaba, una caja pequeña en donde había un anillo de compromiso. Hubiera sido inútil pedírselo, era tan bella, había pasado tanto tiempo sin verla que ella había hecho su vida y él solo espero a lo que nunca llegaría –volvió a pensar – él no era para ella..y se había dejado hipnotizar por su dulzura.

-….-Trago con dificultad la saliva que pasaba por su garganta, saco el anillo de la caja, pero lo guardo de inmediato cuando vio a sus padres acercársele, lo escondió junto con la caja, antes….de que su madre hablara sin saber….Como siempre.

por **Guillermie/Mike Lanington** Sáb Ene 11, 2014 4:42 pm

Guillermie & Mike

Guillermie se veía hermosa, algo en ella había revivido, tenía mucho tiempo que no se sentía verdaderamente feliz, su rostro se veía iluminado, aunque no tenía la juventud que antes, su vitalidad era aun considerablemente buena, la de Mike también, quien parecía encantado por ver aquella sonrisa sincera y nada falsa en su esposa, el también se sentía complacido, ya un gran peso de encima se había quitado, podían seguir con su vida y morir sin un peso en sus hombros. Guillermie lo había culpado de todo, aunque no lo dijera, el también buscaba culparse, aunque los dos sabían que nadie tenía la culpa, no se hubiera podido hacer nada, aun así, todo salió bien al final o casi todo.

El podía intuirlo, Aunque Guillermie parecía tan feliz había un deje de tristeza en sus ojos, que hacía que su rostro se volviera opaco y lúgubre. — ¿Qué te pasa? — pregunto amorosamente Mike, la bruja lo miro, miro a su amado hombre, al que había tenido por más de 30 años, junto a ella, toco su mano, palmeándola dulcemente y negar suavemente. Retiro su mirada de sus ojos — Estoy demasiado feliz de volver a hacer una familia, pero, no estamos completos Mike — confeso, tratando de que sus ojos no se volvieran cristalinos. El la entendía, aunque ella parecía sentir que no, beso su mejilla, para que dejara de preocuparse.

Decisión no pensar en cosas malas, estaba con uno de sus hijos, se conformaría con eso, además de con su amado esposo, quien amablemente le dirigía la mirada a algunos de los cuadros que más le habían gustado, una pequeña discusión se creó entre ellos por uno de los cuadros, pero todo termino entre risas y un caluroso abrazo. Mike se había dado cuenta de la desapareció su hijo, juntos caminaron hacia donde se había ido, como una buena pareja de esposos que era. Llegaron a un pequeño jardín, en donde estaba sentado su hijo.

— ¿Se te han olvidado los modales, querido?— dijo suavemente su mama, mientras tomaba asiento que era acomodado por su padre, ella sonrió complacida, era todo un caballero, luego el se sentó, para llamar al camarero por fuego, fumaria un poco con una lujosa pipa que había comprado hace muchos años. Guillermie palmeo los brazos de su hijo para que alejara los codos de la mesa y luego pidió también un café — No pareces muy gustoso de nuestra salida. ¿Te pasa algo?— pregunto su padre, Mike, quien lo veía de reojo, mientras Guillermie lo miraba con cierto reproche.

por **Keith Lanington** Jue Feb 06, 2014 8:54 am

Keith estuvo a punto de hablar con rudeza pero se olvidó que no estaba solo ya que amigos no tenía apenas, no confiaba en nadie más que en Desari, en sus padres o en la señora del mercado que en ausencia de sus padres, lo había cuidado como una madre, cada vez que iba a Paris, la visitaba, a veces esa mujer se transformaba en una mujer demasiado atractiva y se la cascaba con ella. Esa mujer tenía la edad aproximada de los 35, se le notaban las arrugas de tanto trabajar y del “ki” malgastado que llevaba a cuestas. Él le ayudaba con pociones o encuentros esporádicos entre las sabanas de su cama o en las de aquella mujer, pero no tenía más allá que una buena folla-amiga. Un consuelo de vez en cuando no era malo de vez en cuando, pero solo una mujer lo había marcado y le costaría olvidar esas hebras doradas con las que siempre había soñado tocar, o esa sonrisa que endulzaba su corazón y que pensó que iba verla todos los días al despertarse. Temía, pero era demasiado tarde.

-Iba a pedir matrimonio a una bella mujer….-la miro fijamente-…¿Te acuerdas de Desari? Vino conmigo al Baile de Navidad que se celebró en el Palacio de Invierno….-Solamente saco la caja que guardaba en el bolsillo, lo paso a su madre para que viera como se había esforzado en buscar un anillo adecuado para ella, para Desari la cual olvidaría de un momento a otro…aunque por el momento le costaría el doble de trabajo-….Los motivos del porque no lo hice en el palacio, fue porque hubo inconvenientes que no tome en cuenta, todo descolocados pensábamos que no sería posible que esa mujer tuviera una hermana gemela….-suspiro, se peinó hacia atrás-….Mi futuro esta maldito por mi pasado…-suspiro frunciendo el ceño, rascándose de nuevo los ojos y después cogió la taza para dar un par de tragos. Suspiro cansado de lo que hacía. No hacía nada más que lamentarse, pero el herido no se cura en un día.

Le llevara tiempo olvidar a esa doncella que no era más que eso -….Pensé…-dejo el café en la mesa, su alma se le encogía en el pecho-…Pensé que…después de estar solo…o de estar con aquel tipo que me secuestro cuando era pequeño, pensé que las cosas irían a mejor….-tomo el pañuelo de seda que había en su bolsillo y se rasco el ojo para encubrir una lagrima que era prueba del sufrimiento que tenía en esos momentos-….Y no sé cómo levantar cabeza…-Volvió a tomar la taza de café, pero como estaba volviendo a la depresión de la cual intentaba salir, se echó el café encima, manchándole el pantalón y parte del chaleco-…Dia….¡Dios!-Dejo la taza con rabia –pero con suavidad- sobre el plato a lo que con la servilleta y un paño mojado que le dieron consiguió al menos quitarse de encima el olor y el calor del café -…Ya tengo completo el conjunto, pantalón a tonos marrón café y que huele a café….-suspiro frustrado, se levantó, para ir caminando hacia el lavabo de caballeros.

por **Guillermie/Mike Lanington** Mar Mar 18, 2014 1:20 pm

La que más se sorprendió fue Guillermie, que no pudo ocultar su rostro lleno de sorpresa, ante la confesión de su hijo, se sintió gravemente culpable, por su ausencia, no había podido darle los consejos, que había querido darle, ahora era todo un hombre, estorbo, sería lo que harían si desearan buscarle una bella mujer. Los dos asintieron, recordaban a aquella jovencita, que se había presentado con su hijo a ese baile a Guillermie le había agradado, pero Mike sentía que no era lo suficientemente buena para su hijo, estaba “bien”, pero no era un “excelente”

Guillermie toco la cajita, que le había dado su hijo, con cierta tristeza, la detallo con sus dedos, para luego abrirla y ver el excelente gusto de su primogénito, algo que la hizo sentir orgullosa, como una aficionada a las compras de cosas lujosas, por otro lado Mike, sentía que era lo mejor, pero no quería formar parte de una calurosa discusión, la cual no debía ser vidente, para saber qué ocurriría, si le comentaba en ese momento, tan sentimental a su querida esposa, sus íntimos pensamientos.

A los dos le dolía, era claro, Mike, ladeo la cabeza un poco, mientras en silencio trataba de buscar las mejores palabras para alentarlo a seguir adelante, pero no, aun no las tenía, pero ya las necesitaba, su esposa se le hizo recordar, cuando le dio discretamente un codazo y como si telepáticamente se hablaran, concluían que él debía ser el que acompañara a su hijo, en ese momento, después de todos eran caballeros y necesitaba una opinión masculina. — Eres su padre, debes ir a aconsejarlo, como tal — susurro ella, siempre con la educada discreción, mientras que su hijo se retiraba al baño luego de un leve accidente con el café.

Refunfuñando y alentado, más amenazado que alentado, por su mujer, salió detrás de su primogénito para, terminar con él a solas en una zona exclusiva para el aseo de los caballeros. Su mirada baja, buscaba los patrones de alguna línea de conversación — Creo que tu madre me envió, solamente porque entraste al baño de caballeros y su orgullo no le permite entrar a estos lugares, se moriría de la vergüenza — cuestiono, mientras se acomodaba, en un rincón del lugar, mientras veía detalladamente como trataba de limpiarse la mancha de café — ¿Cuál es exactamente el problema? ¿El que te haya ocultado su hermana gemela? Si no pudiste con tal sorpresa. ¿Cómo esperas estar preparado para el matrimonio? — su tono era tranquilo entrecerró sus ojos, la vida de casados, era la peor aventura, que un ser humano se le podría ocurrir meterse.

por **Keith Lanington** Miér Mar 26, 2014 10:08 am

Recordaba el olor a tabaco de su padre el cual fumaba de vez en cuando en pipa. Keith termino riendo de alguna manera por las palabras de su padre. Estaba preparado para el matrimonio pero había otras variables a tomar en cuenta y no eran hermanos o hermanas sacadas de la manga. Suspiro mirándose en el espejo nuevamente, miro a su padre de lado para después erguirse y mirarle con las manos dentro de los bolsillos, seguro de lo que iba a decir.

-…. No…no ha sido su hermana…gemela quien es una de las variables que no me importan en absoluto, pero parece que soy el que solo sirve para limpiar las lágrimas de los demás – Siguió después mirándose en el espejo por unos segundos hasta que consigue una sonrisa socarrona que compite con la seria de su padre -.. Escúchame padre….sé que no confiabas en ella ni que pensabas que pudiera ser la mejor para mi….-Rio un poco más comenzando a salir de aquel lavabo-…Un vampiro padre….-miro a su padre cuando se había quedado a su lado, hombro con hombro-….y espero que le vaya de maravilla….-Ajustándose mejor la corbata salió por la puerta de aquellos baños, viendo a lo lejos lo hermosa que era su madre.

- Suerte que la familia te comprometió con mamá y la cosa salió bastante bien…-suspira-…Creo que yo debería irme a Escocia una temporada a ver qué tal…-Termino por caminar entre las mesas, algunas muchachas le reconocieron de haber estado en algún que otro evento, pero también era conocido por ser un Don juan, un caballero entre las mujeres. Por otro lado, en el comercio no le iba nada mal, hasta múltiples ricachones de la alta alcurnia y gente que era “nuevo rico” le presentaron a sus hijas debutantes entre la sociedad, pero ninguna a su altura o tal y como lo dejo Desari. Pero aquello acabó. Termino junto con ese clon que al contrario que Desari, sabia tomar las riendas en la ocasión. Pensándolo bien, mejor se alejaba de las rubias por una temporada. No vaya a ser que ahora el tonto llegue a ser él mismo.

Viro su mirar hacia atrás por encima del hombro para ver donde estaba su padre, le vio que se acercaba a su madre, pero cuando intento llegar a la mesa, más chicas le bloquearon el paso. Dios santo, jamás le había pasado esto y quería asegurarse si tenía aun todas sus pertenencias dentro de los bolsillos de su ropa –Esta bien…-Suspiró para después alcanzar una mano de una joven y besarle el dorso, esta se desplumo sobre las demás, Keith rodo los ojos huyendo de aquel barullo de adolescentes mal folladas para poder ir finalmente con sus padres -…¡Dios! –Vio que en su mesa había otro café, alabo al señor por que hubiera otro -…¿Lo pediste? –Pregunto a su madre, fue a beber un poco de café pero se quedó a mitad, volviéndolo a dejar sobre el pequeño plato de porcelana, sintiendo que su piel se le tensaba, su vello se erizaba dándole un escalofrío por todo el cuerpo, pero ¿Cuál era la razón de que estuviera así de asustado?

Prefirió seguir bebiendo su café tranquilamente.

Sin decir nada hasta asegurarse al cien por cien.

por **Guillermie/Mike Lanington** Mar Abr 15, 2014 7:34 am

Siempre se había caracterizado por ser un hombre tranquilo, observador, pero que no dudaba en dar su opinión, la que lo detenía era su esposa, quien en ocasiones lo salvaba de tener una mala imagen, pero después de todo siempre llegaba imponiéndose y en varias oportunidades tenia la satisfacción de decir “te lo dije” con solamente los ojos, ya que, con tantos años de casados, con solo mirar a los ojos de la otra persona, se podría entablar una conversación amena y sincera, ya que muchos decían que los ojos son la puerta del alma, Mike estaba seguro que en la conversación visual no se podía esconder nada y más si eras un brujo veterano como él y su esposa.

Se sorprendió un poco, tal vez lo mostro, cuando arqueo un poco su ceja, pero no quería acotar algo, ya seria en la noche cuando su madre abordara el tema, que sacaría bien sus conclusiones y además de una sensación de ego, al haber tenido razón. Todo padre desea lo mejor para su hijo, Mike no era la excepción, no había encontrado las cualidades necesarias para mantener una relación estable con su amado y único hijo, prefirió que la joven tuviera una trágica vida con tal hombre que se vino a conseguir, antes de que le destrozara el futuro a su amado hijo, a quien le tenía mucho amor, aunque en ocasiones no pareciera demostrarlo.

— Gaia sabe lo que hace — fue lo único que dijo o lo único que pensó en ese momento, que pudo salir de su boca — Eso es! — dijo con cierto animo, al escuchar la propuesta de su hijo, caminaba junto a él, con cierto aire de satisfacción, al parecer estaba comenzando a pensar en la tradición que tenia la familia — Deberías ir una temporada a Escocia a visitar a las familias más importantes, claro con las que hemos tenido buenos resultados, en algunas ocasiones las esposas salen muy encantadoras — termino sentándose en la mesa. La esposa de la duquesa había pedido ya otro café para su hijo, volteo al ver cuando llegaban hablando y sin pensarlo dos veces, quiso saber de qué exactamente entablaban conversación— Querida Guillermie, deberías hablar con las familias de Escocia a ver qué tal las jovencitas de las familias aliadas — a Guillermie le brillaron los ojos, dio un “si” ansiosamente.

— Te ayudare a preparar todo el viaje, mi amor, veras que encontraras una linda chica allí — fue a llevar su mano hacia el dorso de su hijo, pero cuando la toco, sintió como una corriente le llegaba al cuerpo, pronto su hijo dio un manotazo, para que alejara la mano, pero ya era tarde, había podido captar muchas cosas de las que no estaba segura. Su cara de incertidumbre no podía ocultarla, se llevo su mano a su pecho, mientras los dos le miraban sin entender lo que pasaba, solamente notaban que estaba muy tenso y su aura parecía comenzar a volverse más oscura. Mike puso una mano en la mesa, pero Guillermie lo sujeto para que no formara un escándalo — Estoy bien, cariño — dijo suavemente, mientras ella se levantaba — Iré al tocador— se excuso, mientras salía de allí, fue hacia una esquina, lejos de todas las miradas, las lagrimas salieron sin poder evitarlo, su alma comenzaba a romperse en pedazo, mientras su otra mano ocultaba lo enrojecida de la otra. ¿Qué había hecho mal? Se preguntaba ¿Por qué su hijo tenía dentro de sí tantos sentimientos encontrados que lo volvían tenso? Sabía que no podía ser su culpa, pero su instinto maternal, la atormentaba.

por **Keith Lanington** Vie Abr 25, 2014 1:06 pm

Sinceramente, Keith sentía que no estaba dentro de sus cabales. Se sentía inquieto y el manotazo que dio a su madre sin preverlo, le irrito más el estar ahí mismo frente a su padre. Le importaba poco como le mirara pero estaba seguro de que su madre estaría desahogándose en el baño, pero aquella sensación de inquietud no se iba, seguía en su cuerpo e intentaba ver a alrededor quien le hacía sentir aquello. Pero nadie de quien pudiera sospechar en absoluto, nadie de quien pudiera pensar que pudiera estar amenazándole. Hace tiempo vio a su maestro y captor morir en la lejanía y de nuevo estaba libre, libre para volver con sus padres y recuperar el tiempo perdido. Ahora intuía que algo del pasado volvería para envolverlo en la culpa nuevamente o ni siquiera eso.

No sabía lo que iba a pasar a continuación -….Ahora vengo…iré a ver como esta madre….-Se excusó con su padre, se levantó para dirigirse hacia por donde había ido su madre, pero se quedó en la puerta del lavabo de señoras, esperando durante varios minutos, pero veía a todas las damas salir del lavabo excepto a su madre -….¿Dónde está? –se quedó esperando unos diez minutos más hasta que desistió y volvió hacia donde estaba su padre aun solo -….Madre ha desaparecido…no está en el lavabo…-dijo sentándose a su pesar, volviendo a dar un sorbo a la taza de café que nuevamente habían traído y que estaba delicioso.

Hacía tiempo que no estaba inquieto. Desde hace mucho tiempo, había estado libre entre comillas al saber que ya no tendría que obedecer más órdenes de aquel que era su maestro y su captor. Se preguntaba dónde estaba aquella pareja de cazadores que el varón del dúo le salvo de aquel malvado hombre. Esperaba que aún no fuera tarde para hacerle una visita antes de que se dirigiera a Escocia pues se había decidido con probabilidades de un 80% en ir. Aun se preguntaba donde estaba su madre, estaba retrasándose demasiado y comenzaba a preocuparse de hecho – Padre….aquel cazador que me….salvo de mi captor….-alzo su mirada para observarle fijamente a aquellos ojos oscuros que su padre poseía- …..¿Sabes si está vivo? –Pregunto por mera curiosidad en lo que se tomaba el café de la taza de porcelana.

por **Lenneth P. Stratowski** Vie Ago 15, 2014 7:26 pm

Off: chan! xD

Lenneth había tenido una semana bastante difícil.

Érase una vez, una duquesa a la que habían otorgado mas poder en su titulo inmobiliario. Estaba orgullosa pero confusa del porque era así cuando su creencia provenía de Rumania. El país que la vio nacer o digamos crecer. Quizás había estado tanto tiempo tan engañada que no pensaba que provenía de otro lugar. Simplemente pensaba que el día que precedía, sentía que no iba a estar bien. Se entero por parte de un brujo que había estado encerrado en las mazmorras de su castillo de que el Conde Paganini, la había estado hechizando con simples brebajes de principiante.

Siempre la había tenido hechizada pero desde cuando dejo de tomar los brebajes, el hechizo que estaba con ella aun era vigente, pero se debilitaba. No más no se iba sin más, sino que tenia que esperar el tiempo suficiente por la que había ingerido aquellos brebajes. Es decir, tenia que esperar 23 años y que por eso no recordaba quien era en realidad. Todo le pareció absurdo a Lenneth que decidió darse una vuelta por el museo, acompañada de sus doncellas y sus galas mas ostentosas.

Entonces simplemente no sabia nadie lo que pasaba aquella tarde, hasta que un conocido fanático de miembros de la realeza, observo y reconoció a la Duquesa de Rusia que parecía estar tomando té con su esposo malhumorado y el heredero rencontrado, pero este sujeto se acercó a la pareja, vio a la mujer correr en lágrimas y entonces se acercó finalmente a los hombres -….Muchas cosas pasarán, pues alguien del pasado o cosas del pasado volverán….-Entre risas desquiciadas y descontroladas, se fue aquel bufón que no estaba cuerdo de su consciencia, repitiendo una y otra vez lo que decía por doquier y fue entonces cuando sus piernas y torso se toparon contra la condesa, tirándola al suelo y el al otro lado.

Varias personas ayudaron inmediatamente a la Condesa de Rusia, mientras que los guardias del museo echaban a patadas a aquel hombre. Lenneth de algún modo sintió pena por aquel hombre que seguía con su demencia - ¿Estáis bien? –pregunto un oficial del museo y varias personas a la vez, a lo que la Condesa respondió con un dulce y afirmativo “si” Todo seguiría conforme su rutina. Iría a ver unos cuadros y a casa, pero esta vez, se sintió con necesidad de ir al tocador-…Iré sola al tocador, Amelia, por favor, esperen aquí…-Las ordenes de Lenneth fueron acatadas en el acto y Lenneth pudo por fin despegarse un poco de tanta vigilancia, aunque no fuera de tan cerca.

Llego a los lavabos, dejo paso para dos personas mayores y entonces entro ella, se quito el sombreo, dejándolo al lado de su bolsito de mimbre y tela -…Ufff….-Resoplo cansada y por el sol que pegaba en el día tan soleado que hacía, pero no pudo ignorar unos llantos que provenían de los inodoros –Perdón…no quiero inmiscuirme, pero ¿estáis bien? –Se quedo mirando las puertas de madera que no se abrían, suspiro como si hubiera perdido la batalla, pero entonces recordó que no perdió aun la guerra-….Es…Creo que es mejor Salir…-suspiró-…Confíe en mi…

por **Guillermie/Mike Lanington** Dom Ago 17, 2014 5:56 pm

El aire estaba tenso, Mike vio con ojos preocupados como su esposa, su compañera de hace más de medio siglo se alejaba con una tonta escusa improvisada en último minuto, quiso acompañarla, pero sabía que si la tocaba podría desatar la ira sobre él. Miro con reproche al culpable de todo ese mal momento. No quería darle un sermón a alguien tan adulto como él, no era el pequeño niño a quien podría instruir, lamentablemente ya era todo un hombre, no podía guiarlo mas, solamente esperar que aceptara su error y quisiera reparar el daño causado.

Por suerte el sabia lo que era correcto y salio en busca de su madre para tratar de solucionar todo, aun asi sus esfuerzos fueron en vano, volvió con la noticia de su desaparición ― Ella sabe cuidarse, dale un poco de tiempo ― pareció no importarle aquella noticia, siguieron con su rutina esperando que cuando Guillermie se sintiera mas recuperada volviera con una amplia sonrisa en su rostro. — Tal vez siga vivo — respondió dejando la taza de café en la mesa, se fijo en los ojos de su hijo, había sacado el color de ojos de su madre, se alzo los hombros no muy interesado en saber si realmente aquel hombre seguía con vida, solamente fue contratado para hacer un trabajo, el cual había cumplido — La última vez que escuche de el…— fue interrumpido por lo que parecía ser un bufón que cayó encima de ellos, como fuera un molesto avispón zumbando en sus oídos rápidamente lo quitaron de encima, Mike se malhumoro, que horror de gente podría llegar a presentarse.

Ese mismo hombre volvió a crear un alboroto más adelante, el cual parecía ser más grave del que había provocado anteriormente haciendo que lo sacaran del lugar. Todo parecieron suspirar de tal alivio, ya todo parecía volver a la normalidad, excepto que aun Guillermie no volvía. Se había encerrado en uno de los baños y no salido, aunque escucho los llamados de su hijo no se sentía preparada para salir y enfrentar el mar de desafíos que parecían acumularse. Sus llantos parecieron ser muy altos, miro la puerta en donde parecía provenir una voz, de una joven mujer. — Ohh… Señorita no se preocupe por mi — dijo gimoteando, trataba de limpiarse con un paño de seda, pero las lagrimas volvían a salir, sus ojos ya estaban teñidos de rojo de tanto llorar. — No pienso hacer algo malo aquí metida, solamente disfrutar un poco de privacidad en un lugar tan conglomerado — hablar con alguien la hacía sentir mejor, pero llegaba a sentirse realmente avergonzada por tal situación.

Termino abriendo la puerta, encontrando a una jovencita de porte muy elegante, gracias a su experiencia y conocimiento de la realeza, entendió que ella era uno de ellos, la jovencita tenía un bello broche en el lado izquierdo de su pecho, había un símbolo especial, le intereso mucho tal artefacto, le parecía muy bonito — Que forma de presentarnos — dijo sonriendo levemente — Mucho gusto, Soy Guillermie de Lanington, mis disculpas por tal bochornosa escena — susurro inclinándose, mostrándose cierto respeto a la joven que estaba al frente de ella, se veía de gran posición, seria una gran escándalo si se llegaban a enterar las chismosas pomposas que siempre buscaban algo interesante de que hablar y reírse.

por **Keith Lanington** Vie Ago 29, 2014 8:27 pm

El sentimiento de culpa era evidente aun en Keith.

La última vez que tuvo a su pequeña hermana antes de que ocurriera todo el caos que paso, de que aquel cazador apareciera para que se la llevaran a salvo, paso hace mucho tiempo, pero aún estaba en el aquel sentimiento de saber que todo paso por sus celos que le nublaron el raciocinio. Seguramente podría aliviar esa pena si se pusiera a buscarla, si no descansara en ir a buscarla allá donde estuviera, pero algo extraño sintió en el ambiente y no eran las auras de sus padres ni de los demás presentes en las terrazas de la cafetería. Era una sensación extraña, pudo escuchar de nuevo al bufón que antes les había molestado volver a decir lo mismo, solo que esta vez añadió que ya su propia madre se había visto con ella. Tan extraño e incoherente parecía aquello que no le hizo caso y volvió a la taza de café que para su suerte no se derramo en nada y seguía con la ropa intacta esta vez.

Parecía que su madre estuviera en los infiernos haciendo tratos con lucifer de lo que tardaba en estar en el lavabo, pensando en que todo estaba mal o se la había tragado el retrete. Miro a su padre y le vio que volvía a ser negativo, nunca positivo. Siempre estaba igual que solamente estuvo por suspirar, y más suspirar. Aguantando todo una vez más. En el rato que aún estaban esperando a su madre a que volviera del baño, Keith mantuvo una amena charla con su padre, hablaron del cazador y supo que apenas había vuelto a saber de él, que la última vez fue cuando fue a llevar a su propia hermana fuera de sus meteduras de patas. Hablaron de cuando Keith comenzaba a manejar la magia y lo patoso que era, de cuando hacia galletas de gelatina y se las daba a los Pitbull que tenían en el interior de la casa. Keith siempre tenía que recoger la mierda que iban dejando los perros. Era algo asqueroso.

Cuando miro a su padre después de beber un poco más de café, Keith pudo ver que su padre hacia señales hacia su madre quien al parecer venía con otra persona más –Condesa…-Dijo Keith enseguida al reconocer a la nueva Condesa de Rusia, él mismo hizo una reverencia para mostrar sus respetos a la hermosa Condesa que reciente adquirió el titulo tras el argumento de que su padre había muerto y ella heredó. Solamente había algo que no le cuadraba a Keith y era que sentía un aura nueva, como si el espíritu mágico de alguien desconocido hubiera llegado a ellos. Aún estaba perdido de quien podría ser este aura. Sentía que la conocía de algo, sentía que su Ki estaba débil y que recién ese poder mágico estaba despertando aún muy dentro de su ser.

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