AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
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Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
¿El hombre es el único animal capaz de tener sexo cara a
cara y por si fuera poco, además pagando?
cara y por si fuera poco, además pagando?
Pagó a un hombre de escasos recursos y de pocos escrúpulos unas cuantas monedas para que le hiciera un servicio, contratarle a una mujer de la noche y no a una vampira, sino a aquellas mujeres que entregan la mente y el cuerpo por las monedas, prostitutas, putas, cortesanas o donantes de placer, quien desee puede llamarles como más se les acomode, ningún homologo podría sonar incorrecto a fin de cuentas, él si algo tiene de justo es que no discrimina a los humanos por su nivel social, posición económica o ideologías, a todos minimiza por igual, sin importar el qué. Averno se tomó el riesgo de saltarse a una de sus fieles reglas, “nunca dar su ubicación” pero lo podía permitir, porque no deseaba asesinar a la acompañante que aceptara ir a sus dominios, lo cual no significaba que sería un cliente común y corriente, después de todo, ¿cómo podría serlo? Común y corriente son adjetivos incapaces de ser inherentes con su personalidad o sus. La razón por la cual el mismo no hizo el contacto es muy lejana a las clásicas que tienen los hombres modernos y adinerados, “sentir vergüenza”, “anonimato”, “líos familiares” No, nada de eso, todos esos peros para él no existen, pero elegir el mismo le quitaría la gracia a todo lo que tiene pensado, desea investigar con la probabilidad y la aleatoriamente, ser él quien escoja a la dama podría afectar seriamente las respuestas que desea obtener, ya que su propio gusto podría influir en su elección, por eso mismo un completo e ignorante extraño ya eligió por él, algo que en una situación común y corriente en definitiva no toleraría, ¿y el sexo? Si, este tan solo formaba un veinte por ciento o quizás diez del interés que tenía para esta noche. Un poco de placer carnal no siente mal casi nunca, pero no es de los placeres que más le aloquen a este vampiro. Respecto a la mujer no deseaba nada en específico, la mayoría de cortesanas deben de ser atractivas si son jóvenes es una regla innata para el negocio y los proxenetas lo saben bien, de nada les sirve una virgen poco agraciada, suena cruel para la gente común, ¿no? Pero así manejan el mundo ellos, los hombres con fortunas ya pasados en años buscan siempre a una pequeña joven de familia media a la cuál sus padres no dudaran en entregar por la buena fortuna que esto les trae. Ambos pares de la moneda, una cara es sucia y la otra limpia no obstante se guían bajo el mismo precepto, ¿por qué los humanos se desgastan tanto con golpes de pecho sobre su moral? Si está podrida como fuera y no por la maldad, porque ninguno conoce realmente el significado de esta o la verdad esencia de crearla y aplicarla, al menos no tan bien como él puede hacerlo.
Para un ser desconectado del mundo que se ejerce día a día por su notable desagrado hacía él, estar al tanto de lo que sucede en diferentes aspectos de este es una prioridad, sobre todo para sus fines obscenos que tanto idolatra llevar a cabo, siempre capturar un poco de información sobre todo lo nuevo o lo más llamativo para el humano actual es primordial, los tiempos cambian y las aficiones también más ellos siguen siendo la misma basura apestando de manera diferente es por esa razón que en más de mil años no han dejado de ser su principal objetivo y fuente de diversión. Averno no podía permitirse hacer grandes sesiones psicologías en masa pero se desenvolvía mejor que cualquier loquero o buen entendedor humano y podía sacar las medias y los promedios con sencillos u pocos ejemplos vivos que hicieran contacto con él. Como es debido en estas situaciones aquella bestia furiosa amante del dolor y la desgracia debía estar dormida, siempre hasta cierta medida sino dejaría de ser él, pero tampoco deseaba que la cortesana saliera huyendo con una de sus penetrantes miradas, más de alguno le dijo que carcomen el alma, mas él no cree que exista esta. A pesar de que en su propia morada lo más parecido a fantasmas habiten el lugar que usa para estar separado del sol durante el día, no le es prueba suficiente. Esta solo una prueba más de que no es fácil de convencer en ningún aspecto que digamos, solo cuando él lo decida será realidad en su distorsionado mundo ideal, en este mundo como cuál ser sobre natural y atemorizante que es se las ingenia para capturar a comunes víctimas y hacer que se adentren en este mundo ajeno a de ellas, para que disfruten un poco y gratuitamente. Pero la noche trataba del mundo humano, ese no tan interesante la gran mayoría de las veces, pero como todo en general contando con sus excepciones.
Averno está caracterizado por ser un anfitrión muy dedicado y detallista, siempre planeando lo mejor para sus invitados sin importar quienes o qué fueran estos, todo calculado al derecho y al revés para prevenir cualquier rumbo que el encuentro pudiera tomar, pero como un elegante recibimiento en medio de su gran y decorada sala se encontraba una pequeña mesa cubierta por un mantel de seda fina, justo sobre el material que cubría la redonda madera yacían dos copas de vino limpias y en medio de estas una gran botella de vino, traído directamente del Viñedo de Borgoña, ese pequeño lote costoso y riguroso de traer a su domicilio en medio de un pantano, pero en el mundo de los humanos todo se resuelve con dinero, Averno no valora tanto el dinero teniendo cosas mucho más poderosas que este, no obstante conoce la importancia de este desde hace siglos y por eso mismo lo ha venido almacenando por más de quinientos años así que puede darle el uso que desee a fin de cuentas es casi imposible que se le agote, y no es un tonto irresponsable como para dejar que eso suceda tampoco. Los viejos candelabros se encuentran encendidos con sus gruesas velas, estos iluminan el gótico escenario que va perfecto con el de afuera, la atmósfera para él es perfecta pero quizás no todos sus invitados compartan sus gustos peculiares, lastima por ellos. Él puntual como siempre no esperaba menos de la otra parte pero riguroso como nunca se encontraba desde antes completamente listo, no estaba emocionado o impaciente no, no se trataba de nada que lo intranquilizara pero él se maneja así, ¿qué clase de cortesana tocará los grandes portones de su antigua casa de tres pisos? La madera de estos guardaría el secreto hasta el último instante en el cuál con el uso de su fuerza sobrehumana los abriera sin ayuda del sistema adecuado que cualquier humano usaría para abrirlos. Por ahora solo se encontraban esperando frente a estos en pie, con los ojos cerrados y con ambas manos sobre el mango de su viejo bastón de nogal. Su reloj dentro del bolsillo marcaba los segundos y los minutos pero él se mantenía inmóvil como si asechara a pesar de saber que esta noche no lo haría por propio control y falsa generosidad que es usual de verse en él.
Última edición por Averno el Sáb Dic 28, 2013 3:40 am, editado 1 vez
Averno- Vampiro Clase Alta
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
Otra noche más y ella se encontraba en el burdel, en el último piso arreglándose como siempre, un par de horquillas en su cabello terminaban de completar el perfecto tocado que daba un semblante elegante, aunque sabía que terminaría despeinada en cualquier momento, dificultar las cosas le agradaba, pensaba que le daba un toque diferente a todo, no era algo sencillo, su corsé llevaba los nudos justos para que tampoco se deshiciera con facilidad, si la querían tendrían que trabajar, aunque fuera un poco. Se miró por un par de segundos en el espejo, estaba como siempre, sus ojos relucían, al igual que sus labios con un color carmín, las mejillas rosadas le daban la vida que hacía mucho había perdido, pero era muy cierto que las apariencias engañan y con Maité no era la excepción, ella era una de aquellas que ocultaba más dentro de lo que en realidad era capaz de mostrarle al mundo, todos se quedaban con la fachada y eso le agradaba, aunque en ocasiones le molestaba que nadie se ocupara de ir más allá, pero debía ser coherente, ella tampoco se ponía a investigar demasiado de aquellos que pasaban por su cama, mesa o tocador, simplemente hacía lo que mejor sabía y después el dinero, un adiós y si había más monedas, se podía repetir, si no, nunca más los veía, era así de sencillo, o por lo menos así lo hacía sonar ella.
Un golpe en la puerta y se giró en el taburete mientras jalaba una bata de seda para cubrirse y abrir, no dejaba que nadie la viera de a gratis. Abrió la puerta y observó a un hombre, parecía feliz, bastante, ella levantó la ceja y lo dejó pasar volviendo a tomar asiento delante del tocador, esperó que hablara, una oportunidad de ir al hogar de alguien, por aquello cobraría más, pero parecía que no importaba, según las palabras del viejo era alguien importante así que ella aceptó, tomó el dinero sin más y lo guardó en uno de los cajones, el cual cerró con llave, dejando que esta se escondiera en su escote con posterioridad, ¿Cambiar su atuendo o no? Esa era la cuestión ahora, después de despedir al hombre se quitó la bata y se revisó, parecía que iba bien, así que se quedaría así, ahora en el burdel no podrían verla pero no importaba, no tenía ningún cliente preferente, no le gustaba tener a nadie en la "sección especial" así que no lamentaría su ausencia y si alguien lo sentía no era problema de ella, después de avisar de su ausencia, tomó un abrigo color negro, las manos enfundadas en unos guantes del mismo color y lo único que hacía eco mientras se abría paso en las calles era el ruido que podían llegar a hacer sus tacones anunciando su llegada.
Había memorizado la dirección que el hombre le proporcionó, podría decirse que después de un rato París era conocido por la mujer como la palma de su mano, así que sólo tenía que seguir sin fijarse demasiado, muchos hombres y mujeres que intentaban esconderse, otros más que no sabían en ese momento ni siquiera como se llamaban, pero eso era de todos los días, ella ya no se asombraba, quizá había perdido la capacidad de asombro, eso no era algo que le quitara el sueño o el hambre, era algo más, algo que tenía que suceder después de estar tan hundida en aquél asqueroso mundo, así pasaban las cosas, y siempre ocurrían por algo.
Al fin llegó al domicilio que le habían indicado, observó de un lado a otro, de arriba a abajo, era una casa particular, aunque no por ello le daba miedo, simplemente le parecía que en vez de noche de sexo, tendría que servir de alimento, hubiera cobrado un poco más, pues tendría que reponerse, por lo menos un día sin trabajo, ya vería como era que solucionaba aquello, tocó a la puerta un par de veces, esperando a que la puerta se abriera ¿Sería viejo? Tal vez, pero quizá no lo aparentara.
Un golpe en la puerta y se giró en el taburete mientras jalaba una bata de seda para cubrirse y abrir, no dejaba que nadie la viera de a gratis. Abrió la puerta y observó a un hombre, parecía feliz, bastante, ella levantó la ceja y lo dejó pasar volviendo a tomar asiento delante del tocador, esperó que hablara, una oportunidad de ir al hogar de alguien, por aquello cobraría más, pero parecía que no importaba, según las palabras del viejo era alguien importante así que ella aceptó, tomó el dinero sin más y lo guardó en uno de los cajones, el cual cerró con llave, dejando que esta se escondiera en su escote con posterioridad, ¿Cambiar su atuendo o no? Esa era la cuestión ahora, después de despedir al hombre se quitó la bata y se revisó, parecía que iba bien, así que se quedaría así, ahora en el burdel no podrían verla pero no importaba, no tenía ningún cliente preferente, no le gustaba tener a nadie en la "sección especial" así que no lamentaría su ausencia y si alguien lo sentía no era problema de ella, después de avisar de su ausencia, tomó un abrigo color negro, las manos enfundadas en unos guantes del mismo color y lo único que hacía eco mientras se abría paso en las calles era el ruido que podían llegar a hacer sus tacones anunciando su llegada.
Había memorizado la dirección que el hombre le proporcionó, podría decirse que después de un rato París era conocido por la mujer como la palma de su mano, así que sólo tenía que seguir sin fijarse demasiado, muchos hombres y mujeres que intentaban esconderse, otros más que no sabían en ese momento ni siquiera como se llamaban, pero eso era de todos los días, ella ya no se asombraba, quizá había perdido la capacidad de asombro, eso no era algo que le quitara el sueño o el hambre, era algo más, algo que tenía que suceder después de estar tan hundida en aquél asqueroso mundo, así pasaban las cosas, y siempre ocurrían por algo.
Al fin llegó al domicilio que le habían indicado, observó de un lado a otro, de arriba a abajo, era una casa particular, aunque no por ello le daba miedo, simplemente le parecía que en vez de noche de sexo, tendría que servir de alimento, hubiera cobrado un poco más, pues tendría que reponerse, por lo menos un día sin trabajo, ya vería como era que solucionaba aquello, tocó a la puerta un par de veces, esperando a que la puerta se abriera ¿Sería viejo? Tal vez, pero quizá no lo aparentara.
Maité Coppi- Prostituta Clase Baja
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
Un aroma ajeno al pantano apareció lentamente por la zona, sus fosas nasales arrancaron aquel aroma del ambiente, lo sintió completamente familiar y no porque conociera al ser que lo emite sino por ser el de su sustento favorito, el aroma humano, este no aparecía ahí por casualidad y estaba completamente seguro de eso, este aroma le pertenecía sin lugar a dudas a la cortesana, los humanos no solían rondar por los pantalones alejados a estas horas por miedos ridículos y maldiciones que él podría representar fácilmente si lo quisiera. Al sentir la presencia tan cerca dejó el bastón contra la pared y sujetó ambos metales del portón, tiró de ellos una vez y esto fue suficiente para que se abriesen hacia los lados dejándolo en medio del todo con el aura de la luz que emitían las lámparas de aceite que se encontraban por todo el primer piso, se tomó solo unos segundos para observar a la cortesana que estaba frente de él y se tomó la libertad de dejarla pasar sin siquiera presentarse. Se mantuvo unos instantes para cerrar los portones y le coloco ambas trancas asegurando la salida como si no quisiera que la mujer tuviera oportunidad de salir rápidamente de este lugar. Sin dudar para nada y con total naturalidad y en silencio tomo el bastón y extendió el brazo a la mujer para que avanzará hasta la sala, le invitó a pasar sin decir palabra, le ofrecería sentirse como en su casa sin realmente decirlo * Buenas noches madame, siéntese, póngase cómoda, beba un poco si lo desea, en un instante estaré con usted * rompió el silencio de manera muy neutral y protocolar, Averno se tomó los segundos finales para terminar de analizar a aquella humana que ahora se encontraba en su morada, pero como siempre solo de refilón por el momento nada a fondo o la noche se tornaría aburrida, es mejor ir paso por paso, así se vuelve más interesante y se genera ese ápice de ansiedad. Lentamente Averno tomó asiento ni muy cerca ni muy lejos de la cortesana, postro el bastón contra la mesa chata y circular donde se encontraban las copas y la botella y se acomodó sutilmente observando a su acompañante de esta noche, sujeto con dos dedos la delgada copa y se llevó el líquido a los labios luego la dejo en su mismo lugar * Disculpe tantas pausas, dígame Averno madame, antes que nada debería mencionar que lamento la extraña forma en la cual contrate sus servicios pero, de haberlo hecho de otra forma no tendría sentido que usted este aquí * carcajeó suavemente * Pero pierda cuidado con eso, no es necesario que lo entienda, ni que yo se lo explique * con eso lo estaba dejando más que claro, no deseaba preguntas al respecto de sus motivos o la información se vería totalmente comprometida y nada de esto tendría sentido.
Aguardó en silencio observando las reacciones ajenas, todo apuntaba a que la noche sería interesante, quizás no demasiado interesante pero interesante a fin de cuentas * No se preocupe porque no soy un cliente solitario que busca quién escuche sus problemas y frustraciones, pero si los tuviera, quién sabe, aunque probablemente tampoco los contaría, suelo ser un tanto cuidadoso con la información que manejo. Por lo tanto espero que se divierta tanto como yo espero divertirme * claro que ciertamente no le importaba en lo más mínimo pero todo era parte de aquel numerito * Quiero que me responda unas preguntas, pero no lo tome como un interrogatorio, más bien como una simple conversación donde usted puede expresar sus opiniones con total libertad y sin miedo alguno, quiero su honestidad antes que nada, luego de ella tal vez pueda tomar algún otro aspecto que le hará los honores correctos a su labor madame * Ya había idealizado porque rumbos tomaría partida esta conversación más no se había planteado del todo y de forma concretas las preguntas exactas que le realizaría a la humana que viniera a su domicilio, sin duda alguna deberían de ser invasivas pues es el estilo que él siempre ha tenido y tendrá, de otra manera no sería Averno y la verdad no tiene cuidado de que fueran a ser incomodas, además está pagando por esto, ¿no? Y podría triplicar la suma pagada si deseara con tal de que esta noche se llevar a cabo sin ningún inconveniente y sin que ninguno de sus caprichos nocturnos fueran incumplidos, los cuáles después de todo no exigían demasiado, por ahora. Nadie podría saber más adelante si el ocurrente ser se puseira un tanto exquisito, cosa que no es improbable pero solo por esta noche se vería enormemente limitada pues su placer más anhelado, el de matar, se encontraba prohibido tajantemente por su propia y poco común decisión que se tomo antes de idear todo esto que como calculo dará frutos.
Aguardó en silencio observando las reacciones ajenas, todo apuntaba a que la noche sería interesante, quizás no demasiado interesante pero interesante a fin de cuentas * No se preocupe porque no soy un cliente solitario que busca quién escuche sus problemas y frustraciones, pero si los tuviera, quién sabe, aunque probablemente tampoco los contaría, suelo ser un tanto cuidadoso con la información que manejo. Por lo tanto espero que se divierta tanto como yo espero divertirme * claro que ciertamente no le importaba en lo más mínimo pero todo era parte de aquel numerito * Quiero que me responda unas preguntas, pero no lo tome como un interrogatorio, más bien como una simple conversación donde usted puede expresar sus opiniones con total libertad y sin miedo alguno, quiero su honestidad antes que nada, luego de ella tal vez pueda tomar algún otro aspecto que le hará los honores correctos a su labor madame * Ya había idealizado porque rumbos tomaría partida esta conversación más no se había planteado del todo y de forma concretas las preguntas exactas que le realizaría a la humana que viniera a su domicilio, sin duda alguna deberían de ser invasivas pues es el estilo que él siempre ha tenido y tendrá, de otra manera no sería Averno y la verdad no tiene cuidado de que fueran a ser incomodas, además está pagando por esto, ¿no? Y podría triplicar la suma pagada si deseara con tal de que esta noche se llevar a cabo sin ningún inconveniente y sin que ninguno de sus caprichos nocturnos fueran incumplidos, los cuáles después de todo no exigían demasiado, por ahora. Nadie podría saber más adelante si el ocurrente ser se puseira un tanto exquisito, cosa que no es improbable pero solo por esta noche se vería enormemente limitada pues su placer más anhelado, el de matar, se encontraba prohibido tajantemente por su propia y poco común decisión que se tomo antes de idear todo esto que como calculo dará frutos.
Averno- Vampiro Clase Alta
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
Pensaba y se retractaba, así estaba mientras observaba aquella mansión que se erigía delante de ella, era como si todo de un momento a otro hubiera sido cerrado para que ella no descubriera la forma de salir de ese sitio, pero después de todo no le daba miedo, llevaba demasiado tiempo en este tipo de "negocio" que ya sabía muchas las enfermedades mentales que podían llegar a sufrir sus clientes, eran... Bastardos, a veces describirlos era sencillo, por lo mismo ya había perdido el miedo, el asombro y quizá también hasta el pudor, pero así eran las cosas, la vida la había moldeado de esa forma y no se arrepentía, al menos no había alguien que pudiera aprovecharse de ella, al menos ya no en ese momento.
Suspiró profundamente mientras observaba la mansión delante de ella, era peculiar, pero no le decía más de eso, quizá que sería una bolsa de sangre, respiró de nueva cuenta mientras las puertas se iban abriendo dejando ver lo que detrás de ellas se escondía, el salón parecía perfecto, el hombre... No demasiado viejo, pero eso era bastante subjetivo así que no apostaría por nada, el silencio le daba un toque sepulcral, aumentando con ello el misterio, pero sin que en el interior de la cortesana pudiera comenzar a nacer ni siquiera un ápice de temor, se creía preparada para todo -Buenas noches, monsieur- contestó de forma cortés mientras comenzaba a avanzar por el lugar, sus ojos miraban curiosos todo lo que se podía observar del sitio mientras que sus manos desataron el cinto de su abrigo, un par de pasos más mientras que iba escuchando con atención lo que el hombre tenía por decirle, aunque realmente no parecía demasiado, ya obtendría más información después, o al menos eso era lo que Maité quería llegar a suponer.
-Monsieur Averno...- repitió con delicadeza, dejando que sus manos se encargaran del abrigo, el cual colocó pocos segundos después sobre el respaldo de una de las sillas que se encontraba más próxima a ella -Maité, si es que necesita saber mi nombre- pronunció aquellas palabras sin demasiado afán, la verdad es que si sabían o no su nombre era algo que al final no importaba, como el que ella supiera el de ellos, a menos que quisieran que ella les otorgara un grito de supuesto placer con aquél mote -No le estoy pidiendo explicaciones, monsieur, usted pagó, yo estoy aquí, creo que eso es lo único que debe de incumbir a ambos- ella no se iba a poner a indagar más allá, sólo quería que las cosas ocurrieran, no era muy fanática de saber santo y seña de todo lo que pasaba a su alrededor, realmente sólo se preocupaba porque ella en esencia estuviera bien, después de eso, el mundo podía rodar, brincar o pararse, a Maité le daría exactamente lo mismo.
-Repito, monsieur, a mí no me interesa su vida, si la quiere contar ya me ha pagado para que la escuche, si se la quiere guardar entonces haga lo que tenga que hacer que cubra el monto por el cual ha hecho que venga aquí- a veces ella simplemente decía lo que le venía a la cabeza, pero no podía llegar a ser de otra forma -¿Preguntar? Si eso es lo que usted quiere, pues pregunte, intentaré responder lo mejor que pueda, o al menos que las respuestas que le brinde espero que le dejen satisfecho- eso en verdad era extraño, pero si sólo había pagado por ella por un par de respuestas, la verdad es que esa noche le había ido demasiado bien, aunque era obvio que el costo de aquello rebasaba un poco a sus clientes normales, por eso había llegado a aceptar ir hasta ahí.
-Entonces escucho...- tomó asiento en la silla continua a donde había dejado su abrigo mientras que sus manos tomaban la copa que estaba próxima, dio un pequeño trago y cruzó la pierna, la acción no se alcanzó a ver pero era suficiente con que ella se sintiera cómoda para que todo marchara perfectamente, haría lo que él quisiera esa noche, pero se replantearía la selección de sus clientes, aunque claro estaba que prefería aquello que ser una simple bolsa de sangre.
Suspiró profundamente mientras observaba la mansión delante de ella, era peculiar, pero no le decía más de eso, quizá que sería una bolsa de sangre, respiró de nueva cuenta mientras las puertas se iban abriendo dejando ver lo que detrás de ellas se escondía, el salón parecía perfecto, el hombre... No demasiado viejo, pero eso era bastante subjetivo así que no apostaría por nada, el silencio le daba un toque sepulcral, aumentando con ello el misterio, pero sin que en el interior de la cortesana pudiera comenzar a nacer ni siquiera un ápice de temor, se creía preparada para todo -Buenas noches, monsieur- contestó de forma cortés mientras comenzaba a avanzar por el lugar, sus ojos miraban curiosos todo lo que se podía observar del sitio mientras que sus manos desataron el cinto de su abrigo, un par de pasos más mientras que iba escuchando con atención lo que el hombre tenía por decirle, aunque realmente no parecía demasiado, ya obtendría más información después, o al menos eso era lo que Maité quería llegar a suponer.
-Monsieur Averno...- repitió con delicadeza, dejando que sus manos se encargaran del abrigo, el cual colocó pocos segundos después sobre el respaldo de una de las sillas que se encontraba más próxima a ella -Maité, si es que necesita saber mi nombre- pronunció aquellas palabras sin demasiado afán, la verdad es que si sabían o no su nombre era algo que al final no importaba, como el que ella supiera el de ellos, a menos que quisieran que ella les otorgara un grito de supuesto placer con aquél mote -No le estoy pidiendo explicaciones, monsieur, usted pagó, yo estoy aquí, creo que eso es lo único que debe de incumbir a ambos- ella no se iba a poner a indagar más allá, sólo quería que las cosas ocurrieran, no era muy fanática de saber santo y seña de todo lo que pasaba a su alrededor, realmente sólo se preocupaba porque ella en esencia estuviera bien, después de eso, el mundo podía rodar, brincar o pararse, a Maité le daría exactamente lo mismo.
-Repito, monsieur, a mí no me interesa su vida, si la quiere contar ya me ha pagado para que la escuche, si se la quiere guardar entonces haga lo que tenga que hacer que cubra el monto por el cual ha hecho que venga aquí- a veces ella simplemente decía lo que le venía a la cabeza, pero no podía llegar a ser de otra forma -¿Preguntar? Si eso es lo que usted quiere, pues pregunte, intentaré responder lo mejor que pueda, o al menos que las respuestas que le brinde espero que le dejen satisfecho- eso en verdad era extraño, pero si sólo había pagado por ella por un par de respuestas, la verdad es que esa noche le había ido demasiado bien, aunque era obvio que el costo de aquello rebasaba un poco a sus clientes normales, por eso había llegado a aceptar ir hasta ahí.
-Entonces escucho...- tomó asiento en la silla continua a donde había dejado su abrigo mientras que sus manos tomaban la copa que estaba próxima, dio un pequeño trago y cruzó la pierna, la acción no se alcanzó a ver pero era suficiente con que ella se sintiera cómoda para que todo marchara perfectamente, haría lo que él quisiera esa noche, pero se replantearía la selección de sus clientes, aunque claro estaba que prefería aquello que ser una simple bolsa de sangre.
Maité Coppi- Prostituta Clase Baja
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
Averno se mantuvo en silencio un par de minutos mientras observaba a la mujer, los dedos de su mano derecha cubiertos por sus guantes blancos acariciaban con la zona de las yemas los circulares bordes de la copa dónde se encontraba su segunda bebida favorita, el aroma del vino le recorría hasta el centro del cerebro gracias a su afinado sentido del olfato, mientras su sentido de la vista se encontraba haciéndolo de lo suyo, los ojos del vampiro recorrían de arriba abajo a la mujer, incluida la mesa y el asiento que esta ocupaba, Averno tan solo estaba realizando su reconocimiento, aquel impacto que solo llega a su vista y le presta cierta impresión del humano que tiene en frente, siempre lo ha hecho así, el rostro de una persona, sus gestos, su brillo interior que se ve reflejado, podrían decir que son simples tonterías, pero para él lo es todo, poder descifrar todo aquello y capturarlo para no soltarlo * Lo primero que deseo preguntarle quizás sea demasiado subjetivo pero lo haré de todas formas * hizo una pequeña pausa antes de * Para usted, ¿el bien y el mal siempre serán blanco y negro? Incluso, ¿usted cree que existe el bien o el mal? ¿Realmente son adjetivos eficientes? O simplemente son usados por personas que no pueden entender del todo las intenciones, actitudes, costumbres o deseos de los demás, ¿matar por placer es malo? ¿Matar en una guerra es correcto, y sobre todo heroico pues luchas y derramas sangre humana por tu rey y el pedazo de tierra que este explota junto a sus habitantes? ¿Y qué pasaría si el asesino del rey disfruta matando? ¿Es bueno y malo? ¿Ninguna de las dos? * El vampiro pudo haberse extendido mucho más en sus palabras pero no deseaba atacar de frente la mente ajena con tanta palabrería, mejor sería con simples preguntas cortas, con afán de que la conversación fuera completamente fluida o al menos lo más cercana a este término. Básicamente él podría quedar como un completo loco, un estúpido y demente, lo más común en esta situación sería que se abalance sobre su acompañante con los colmillos por delante y succionaría aquel elixir fascinante que solo los humanos pueden brindarle, y más común aún que tomara el cuerpo joven de la cortesana, a su antojo y toda la noche entera si fuera posible, no se contratan estos servicios “para hacer una charla”, pero, todo esto, ¿según quién? Según el dicho popular, según el simple razonamiento, lo pautado por la historia y ese “instinto natural” que él debería de llevar por haber sido humano y ahora vampiro.
Mas no, no tenía en consideración nada de esto, ni siquiera lo pensaba como algo negativo por más sorpresa que pueda esta mujer estar llevándose, ahora mismo esto es lo que desea hacer y nada más * Su ocupación, dado que no es considerado un trabajo o carrera según las leyes y estatutos actuales, ¿disfruta de lo qué hace? ¿A veces si, a veces no, siempre, nunca? ¿Por qué lo hace? ¿Por fortuna? ¿Por deuda? ¿Por mala o buena suerte? ¿Por qué lo hace bien y no cree poder hacer otra cosa? * hizo una pausa * Recuerde que son solo preguntas, no afirmo ni niego en lo absoluto respecto a lo que le estoy preguntando, la única verdad será su respuesta, por eso le pido que sea firme con ella, quizás podría leerle la mente sin darme cuenta, ¿quién sabe, madame Maité, no? * aquella habilidad que poseía desde hace ya bastantes años, la podía utilizar a placer en cuanto le plazca pero así no sería divertido, ¿qué razón tendría? Mejor tan solo preguntar, que ella piense al respecto y devorar todos aquellos pensamientos, lo cual no suena del todo mal, pero pierde la gracia aquella que solo nace en un intercambio sonoro de palabras entre dos seres justo en medio de la noche, justamente en medio de aquel viejo y elegante salón decorado con un gris abstracto y de difícil relucir para cualquier ojo. Con tranquilidad dejó pensar a la cortesana una respuesta para la pregunta segunda que hizo, tomó la copa y con total lentitud deslizo la palma para que el líquido recorriera sus fauces invadiendo con su fino y agradable sabor todo el contenido de estas, en ningún momento de estos quince o quizás doce minutos Averno dejo de observar los ojos de su acompañante, con aquella mirada fría, parca y penetrante que caracteriza al vampiro, aquella que no demuestra ningún sentimiento aparente más que seriedad total. No obstante no se mostraba amenazante pues no deseaba que así fuera, y por último posee muchos métodos y tremendamente más eficientes que unas cuantas muecas que por hoy, claro, decidió reservarse para sus propios oscuros y profundos anhelos.
Averno- Vampiro Clase Alta
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
Su cabeza le decía que lo que tenía que hacer era responder y quedarse así, simplemente esperando una pregunta más, limitarse a decir lo que él quería y nada más, quizá después darle el placer que ella sabía y regresar de donde había salido, sin embargo había un pequeño detalle, ella no sabía exactamente lo que él quería escuchar, en ese momento había perdido el control sobre lo que estaba sucediendo, cuando tenía que acostarse con alguien era sencillo, simplemente se movía más lento o más rápido, gemía en sus oídos, o decía cosas sucias, aquello era fácil de realizar, pero en ese momento ella no sabía cuales eran las respuestas correctas, ni las palabras adecuadas, se encontraba perdida, pero no por ello nerviosa, ahora simplemente tenía que ver las facciones del hombre para saber si iba o no por la dirección adecuada, aunque se le presentaba un tanto indescifrable, este era por demás el trabajo más complicado, abrir las piernas desde hace mucho que se había convertido en tarea fácil.
-Creo que el bien y el mal no existen, tal vez son simples falacias que crean todos para poder tenerte bajo un poder, para que hagas lo que ellos quieran y tú no tengas otra cosa más que obedecer, uno debe hacer lo que le nazca, así sea matar, si con ello es que buscas placer, hay otras personas que lo hacen para conseguir dinero y nadie dice nada, hay otras que lo hacen por "salvar a la sociedad" y seguimos igual de podridos que siempre, entonces no sirve, no ayuda, pero se disfrazan de buenos samaritanos, lo cual crea la hipocresía, no confío en los buenos ni en los malos, mejor en aquellos que hacen lo que quieren y necesitan, aquellos que se esfuerzan por conseguir su propia felicidad, si es a costa de los demás nosotros no tenemos la culpa, es porque ellos no quisieron salir adelante, sólo eso- respondió lo más tranquila que pudo mientras lo observaba, miraba cada facción, cada gesto, pero parecía estar hecho de hielo y eso no le servía de nada, aquello era sumamente nuevo para ella y no podía decir que no le gustaba, sólo que no saber el origen y final de todo siempre le traía un poco de congoja.
-Todos disfrutan matar, en mayor o menos medida, pero siempre se festeja el triunfo, creo fervientemente que los motivos siempre son válidos- completó la idea anterior, aunque ahora no sabía si lo que él tenía en mente era que la fueran a matar, pero ¿Qué podía hacer? Había dicho que era completamente válido y eso era cierto, lo seguía pensando, ella fue ahí a parar por dinero, le habían pagado por dejar que terminaran con su vida, así que en teoría era justo, aunque no sabía si había vivido lo suficiente como para que aquello terminara así, simplemente respiró profundo tomando la copa entre sus manos dando un ligero sorbo. Sus ojos ahora sólo se deleitaban observando al hombre, nunca había conocido a nadie tan enigmático como él, lo cuál hacía que en ella creciera la intriga que parecía comerle las entrañas mientras que luchaba consigo misma para mantener la serenidad en sus facciones y gestos, sin dejar que su voz se alterara en lo más mínimo, era todo una proeza, pero esperaba poder lograrlo, quería llegar al final de todo aquello.
-No tengo deudas, no tengo a nadie que me obligue a dar placer a nadie, no sé tampoco si soy la mejor o simplemente no tengo otro talento, aunque en ello difiero un poco, pues en el trabajo donde estoy me dedico a cantar, bailar y obviamente tener sexo por unas cuantas monedas, nadie se queja así que creo que soy lo suficientemente apetecible, como para que incluso en ocasiones los clientes tiendan a regresar, me gusta lo que hago y aunque a veces no llego a disfrutarlo, no me arrepiento, pero como en todo, a veces el cliente es bueno a veces es malo, en ocasiones sólo quiere que alguien se baje las bragas y ellos hacen el resto, por el contrario hay otros que pretenden que se hace el amor y se toman su tiempo y dedicación en dibujar caricias que no le harían a sus mujeres pues ellas son puras...- sonrió socarronamente ante aquella idea, la verdad es que no sabía como es que aquellos pensamientos se podían infiltrar en lo más profundo de un ser hasta dejar las secuelas necesarias como para que aquello se convirtiera en un estilo de vida -Así que soy cortesana por convicción como muchas otras, por no decir que como todas, pues no creo que en verdad sea lo único que alguien pueda llegar a hacer o que no haya otra cosa a la cual dedicarse en este mundo, pues donde quiera también buscan sirvientas y limpiar una cama, no es lo mismo que disfrutarla, pero supuestamente hay más decencia en una labor que en otra, es cuestión de ideales, yo no veo nada en disfrutar de lo que hago, si ya estoy ahí no es nada para lamentarme- mencionó dando otro ligero sorbo a su bebida, aunque la cara del hombre no le decía absolutamente nada, la de ella también se empeñaba en guardar dentro de sí como es que había terminado parada en un burdel, como aquellas ideas, habían surgido después de años de abusos en donde tuvo que aprender a disfrutar, para que aquello ya no le siguiera quemando el alma.
-Creo que el bien y el mal no existen, tal vez son simples falacias que crean todos para poder tenerte bajo un poder, para que hagas lo que ellos quieran y tú no tengas otra cosa más que obedecer, uno debe hacer lo que le nazca, así sea matar, si con ello es que buscas placer, hay otras personas que lo hacen para conseguir dinero y nadie dice nada, hay otras que lo hacen por "salvar a la sociedad" y seguimos igual de podridos que siempre, entonces no sirve, no ayuda, pero se disfrazan de buenos samaritanos, lo cual crea la hipocresía, no confío en los buenos ni en los malos, mejor en aquellos que hacen lo que quieren y necesitan, aquellos que se esfuerzan por conseguir su propia felicidad, si es a costa de los demás nosotros no tenemos la culpa, es porque ellos no quisieron salir adelante, sólo eso- respondió lo más tranquila que pudo mientras lo observaba, miraba cada facción, cada gesto, pero parecía estar hecho de hielo y eso no le servía de nada, aquello era sumamente nuevo para ella y no podía decir que no le gustaba, sólo que no saber el origen y final de todo siempre le traía un poco de congoja.
-Todos disfrutan matar, en mayor o menos medida, pero siempre se festeja el triunfo, creo fervientemente que los motivos siempre son válidos- completó la idea anterior, aunque ahora no sabía si lo que él tenía en mente era que la fueran a matar, pero ¿Qué podía hacer? Había dicho que era completamente válido y eso era cierto, lo seguía pensando, ella fue ahí a parar por dinero, le habían pagado por dejar que terminaran con su vida, así que en teoría era justo, aunque no sabía si había vivido lo suficiente como para que aquello terminara así, simplemente respiró profundo tomando la copa entre sus manos dando un ligero sorbo. Sus ojos ahora sólo se deleitaban observando al hombre, nunca había conocido a nadie tan enigmático como él, lo cuál hacía que en ella creciera la intriga que parecía comerle las entrañas mientras que luchaba consigo misma para mantener la serenidad en sus facciones y gestos, sin dejar que su voz se alterara en lo más mínimo, era todo una proeza, pero esperaba poder lograrlo, quería llegar al final de todo aquello.
-No tengo deudas, no tengo a nadie que me obligue a dar placer a nadie, no sé tampoco si soy la mejor o simplemente no tengo otro talento, aunque en ello difiero un poco, pues en el trabajo donde estoy me dedico a cantar, bailar y obviamente tener sexo por unas cuantas monedas, nadie se queja así que creo que soy lo suficientemente apetecible, como para que incluso en ocasiones los clientes tiendan a regresar, me gusta lo que hago y aunque a veces no llego a disfrutarlo, no me arrepiento, pero como en todo, a veces el cliente es bueno a veces es malo, en ocasiones sólo quiere que alguien se baje las bragas y ellos hacen el resto, por el contrario hay otros que pretenden que se hace el amor y se toman su tiempo y dedicación en dibujar caricias que no le harían a sus mujeres pues ellas son puras...- sonrió socarronamente ante aquella idea, la verdad es que no sabía como es que aquellos pensamientos se podían infiltrar en lo más profundo de un ser hasta dejar las secuelas necesarias como para que aquello se convirtiera en un estilo de vida -Así que soy cortesana por convicción como muchas otras, por no decir que como todas, pues no creo que en verdad sea lo único que alguien pueda llegar a hacer o que no haya otra cosa a la cual dedicarse en este mundo, pues donde quiera también buscan sirvientas y limpiar una cama, no es lo mismo que disfrutarla, pero supuestamente hay más decencia en una labor que en otra, es cuestión de ideales, yo no veo nada en disfrutar de lo que hago, si ya estoy ahí no es nada para lamentarme- mencionó dando otro ligero sorbo a su bebida, aunque la cara del hombre no le decía absolutamente nada, la de ella también se empeñaba en guardar dentro de sí como es que había terminado parada en un burdel, como aquellas ideas, habían surgido después de años de abusos en donde tuvo que aprender a disfrutar, para que aquello ya no le siguiera quemando el alma.
Maité Coppi- Prostituta Clase Baja
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
Las respuestas de aquella cortesana resultaron por encima de la expectativa que tenía Averno, si bien su rostro implacable e inexpresivo se mantuvo con naturalidad debía admitir que disfrutaba lo que estaba escuchando, no obstante no tenía por qué hacérselo saber a la mujer, a fin de cuentas podía sentir de ella aquella incertidumbre que suele generar su presencia a los demás, y no les culpa cuando ciertas noches ni él mismo está seguro de que papel pretende interpretar, si bien él estaba comprometiendo su naturaleza con esas preguntas tan poco comunes no tenía problema en lo absoluto con ello, pues siempre va a disfrutar de generar al menos un poco de temor en los demás, y aquel miedo que emanan los humanos es imposible de confundir para él, siempre obtendrá aunque sea al menos un ligero ápice de este. Ligeramente el vampiro poso los dedos largos de su palma izquierda sobre su mentón mientras los ojos recorrían la figura de la humana una vez más sin ningún disimulo, estaba asegurándose de que todo tendría relación, siempre alguna reacción corporal acompañan a las afirmaciones que uno da y efectivamente esta mujer temblaba dentro de su mente no por tener ligereza de palabra sino por aquellas emociones humanas que tan fácilmente abarcan a esos seres naturalmente débiles * Disfruto de su simpleza y su honestidad al responder, no tengo duda alguna respecto a lo que acaba de decirme, sin duda su mente parece ser bastante ordenada en términos generales y sus pies pisan firme la tierra respecto a su realidad actual, normalmente los humanos no tienden a ser así, y les gusta soñar o anhelar placeres que creen merecer pero en realidad no han hecho más que desear y no trabajar o superarse por ellos. Espero que ninguna de las futuras preguntas le pueda parecer incomoda ya que por más que lo sean esperaré mi respuesta respecto de ellas * si bien su tono no era demandante en lo más absoluto, pero sus palabras resultaban lo suficientemente tajantes. Además aún debía ser un amable y cálido anfitrión, ¿verdad? Claro muy a su puro estilo * Debe perder el cuidado, yo tengo la seguridad de que dos hechos serán realidad esta noche, el primero es muy favorable para usted y su duda, no le mataré * Se acercó lentamente al rostro ajeno sin quitar la mirada de la ajena, adrede empujó la copa de vino que tenía la humana sostenida en la mano, el poco contenido que quedaba se deslizo por el pecho de la mujer hasta perderse entre el escote ajustado que esta llevaba * Como lo pensé * dijo más para sí mismo * El carmín se ve perfectamente bien recorriendo su piel * dijo una vez más observando como el líquido se escondía y poco a poco perdía su color fuerte * El segundo hecho es un poco más personal, beberé su sangre pero no la exigiré * No tenía duda alguna de que la curiosidad terminaría matando al primate mas no literalmente.
Retiró la copa vacía de las manos de la cortesana y se dispuso a llenarla nuevamente, luego se la devolvió por fin y se alejó para tomar su cómoda posición nuevamente * Si bien no le permitiré hacerme ninguna pregunta, puede acercarse, tocar, olfatear y observar todo lo que desee, tal vez así pueda zacear alguna de sus dudas * se permitió dejar el implícito el “respecto a mí”. Bebió el resto de su copa de vino de golpe pero sin atiborrarse con esta, dejó la copa a un costado pues ya no bebería esta noche, vino, claro * Claro, no olvidemos las preguntas. Entonces según su forma de pensar, ¿una mujer tiene más dignidad por trabajar de mucama que de prostituta y bailarina para borrachos y sedientos de placer carnal? Me gustaría responder tanto esa pregunta, pero no, debe hacerlo usted * agregó sin problema alguno, bien claro eso que para él todos los humanos siempre serán humanos, no importa si son reyes o vagabundos, hombres o mujeres, sodomitas o fieles, él puede aplastarlos a todos uno por uno, en pares o en tríos, además puede utilizarlos, analizarlos y gozarlos sin reparo o problema alguno, todos le sirven para algo de una manera u otra, y es que la sociedad humana debe estar conformada de manera correcta como dictan sus propias leyes, abusos y estatutos, ya que unos siempre quedan más vulnerables que otros gracias a eso y por ende él puede estirar sus zarpas y desgarrar a quien más desee y en el momento que desee. Parte de aún estar aquí ahora preguntándole a esta humana se debo a esa capacidad que perfecciono con los siglos * ¿Cómo se consideraría usted, una persona de clase alta, de clase media, o de clase baja? En dos factores, monetario y cultural * Pausado pero largo aspiró el aroma femenino con facilidad * ¿Siente algún recelo respecto a las personas que se encuentren por encima de usted en alguno de esos factores o quizás siente admiración o total indiferencia? * Comprender la inferioridad para él siempre fue y será un tema complicado, solo puede obtener ese sentir de los demás cuando les observa o los tiene cerca, es un problema y a la vez una gustosa virtud el sentirse más que todos los demás en toda situación siempre, aunque también se le considera un defecto él jamás lo ha visto de esa manera y sinceramente tampoco le importa * Creo que es importante también saber esto; ¿esta noche en particular desea disfrutar de sus labores, le daría igual, se decepcionaría de no hacerlo, o simplemente no desea disfrutar? * finalizó el vampiro a la vez que posaba una palma sobre la pierna más cercana de su acompañante y a su vez la mirada también fijada en sus labios esperando por la ansiada contestación.
Retiró la copa vacía de las manos de la cortesana y se dispuso a llenarla nuevamente, luego se la devolvió por fin y se alejó para tomar su cómoda posición nuevamente * Si bien no le permitiré hacerme ninguna pregunta, puede acercarse, tocar, olfatear y observar todo lo que desee, tal vez así pueda zacear alguna de sus dudas * se permitió dejar el implícito el “respecto a mí”. Bebió el resto de su copa de vino de golpe pero sin atiborrarse con esta, dejó la copa a un costado pues ya no bebería esta noche, vino, claro * Claro, no olvidemos las preguntas. Entonces según su forma de pensar, ¿una mujer tiene más dignidad por trabajar de mucama que de prostituta y bailarina para borrachos y sedientos de placer carnal? Me gustaría responder tanto esa pregunta, pero no, debe hacerlo usted * agregó sin problema alguno, bien claro eso que para él todos los humanos siempre serán humanos, no importa si son reyes o vagabundos, hombres o mujeres, sodomitas o fieles, él puede aplastarlos a todos uno por uno, en pares o en tríos, además puede utilizarlos, analizarlos y gozarlos sin reparo o problema alguno, todos le sirven para algo de una manera u otra, y es que la sociedad humana debe estar conformada de manera correcta como dictan sus propias leyes, abusos y estatutos, ya que unos siempre quedan más vulnerables que otros gracias a eso y por ende él puede estirar sus zarpas y desgarrar a quien más desee y en el momento que desee. Parte de aún estar aquí ahora preguntándole a esta humana se debo a esa capacidad que perfecciono con los siglos * ¿Cómo se consideraría usted, una persona de clase alta, de clase media, o de clase baja? En dos factores, monetario y cultural * Pausado pero largo aspiró el aroma femenino con facilidad * ¿Siente algún recelo respecto a las personas que se encuentren por encima de usted en alguno de esos factores o quizás siente admiración o total indiferencia? * Comprender la inferioridad para él siempre fue y será un tema complicado, solo puede obtener ese sentir de los demás cuando les observa o los tiene cerca, es un problema y a la vez una gustosa virtud el sentirse más que todos los demás en toda situación siempre, aunque también se le considera un defecto él jamás lo ha visto de esa manera y sinceramente tampoco le importa * Creo que es importante también saber esto; ¿esta noche en particular desea disfrutar de sus labores, le daría igual, se decepcionaría de no hacerlo, o simplemente no desea disfrutar? * finalizó el vampiro a la vez que posaba una palma sobre la pierna más cercana de su acompañante y a su vez la mirada también fijada en sus labios esperando por la ansiada contestación.
Averno- Vampiro Clase Alta
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
Como ella suponía, el hombre no había hecho ningún gesto que le delatara, si iba bien, si iba mal, si le daba exactamente igual lo que estaba diciendo o si tan siquiera lo estaba durmiendo, pero no, ella seguía igual que al principio, simplemente obedeciendo lo que se le decía, no tenía ningún problema en ello, sabía que tenía que hacerlo, pero quería más información, como cualquier mujer es que tenía que saber, la curiosidad la estaba matando, estaba caminando por un par de baldosas que no le dejaban ver hacia donde se dirigían y no tenía miedo, era una maldita frustración la que estaba sintiendo, la misma que le estaba carcomiendo por dentro, mientras que se mantenía con aquella sonrisa tranquila dibujada sobre los labios, no tenía nada más que hacer en aquél momento, sólo esperar -Sé perfectamente que debo responder y no se preocupe, no soy de las que se caracteriza por disfrazar lo que piensa, de mí sólo obtendrá lo que en realidad está pasando mi cabeza, así como también las respuestas que quiera, aunque no sé si le gusten, pero no se quedará sin respuesta a ninguna de sus preguntas...- contestó de nuevo mientras sentía aquella mirada comenzar a penetrarle, era una mirada que la desnudaba pero no de forma sexual, sino para mantenerla expuesta a él, que era un poco más invasivo, pero ella no tenía nada que cuidar, muchos ya la habían visto de mil formas.
-No voy a preguntar absolutamente nada, me pagó para saciar su curiosidad, no la mía, aunque puedo decir que con las preguntas puedo inferir algunas de sus preocupaciones, aunque no puedo decir que no voy a usar mis otros sentidos para poder conocerle- sonrió con la coquetería habitual, aquella misma que le vestía todas las noches mientras estaba delante del escenario o cuando era encerrada en una habitación. Sintió el frío del vino recorrerle la piel mientras sus ojos se perdían en lo profundo de su escote para después levantar la mirada y observar aquellos ojos que seguían esforzarse por desnudarla en un momento -Usted podrá exigir lo que le plazca en cualquier momento, aunque no debe hacerlo, sólo disfrutarla cuando usted más lo requiera o lo deseé, para eso me tiene aquí, por eso mismo me ha pagado y por eso he venido, para complacerlo...- contestó mientras sentía como su piel iba quedando ligeramente pegajosa ante la suavidad de aquél recorrido. Llevó su dedo índice a tomar un poco del vino que aún se podía notar y lo llevó a sus labios, jugando suavemente con su dedo entre estos mientras observaba como su copa iba siendo rellenada de nueva cuenta.
-Por otro lado, retomando la idea en donde yo debo responder, le diré que no, no me parece más digno, eso es lo que dicen los demás, eso es lo que creen todos, pero de algún modo, no es del todo cierto... ¿Cuántos "dueños" abusan de sus mucamas noche tras noche? ¿Dónde está la dignidad de esas mujeres? ¿Dónde quedó la pureza de sus vidas? En ningún lado, se quedó en el placer que buscaba alguien que no tuvo para ir a pagar al burdel, se quedó en alguien que quiere demostrar su poder, ellas son tan impuras como las chicas de un burdel, ¿La diferencia? No cobran, no hablan y siempre se las folla el mismo- encogió los hombros restando la importancia que todo aquello podía llegar a tener mientras volvía a tomar la copa entre sus dedos, sintiendo como la mano ajena encontraba su lugar sobre su muslo mientras que le miraba, llevando su trago para refrescar sus labios delicadamente, mientras pensaba sus próximas palabras, al parecer no iba tan mal, y eso lo podía inferir de sus palabras pero tampoco es que se pudiera confiar en que aquello se conformaría con lo que podía estar pensando en aquél momento -Me considero una persona de clase alta, tanto en lo que respecta al dinero, como con lo que es la cultura, no siempre he sido cortesana, así que como siempre las apariencias engañan, ¿Cómo me siento con los demás? Pues normal, ni más ni menos, cada quien tiene el lugar que merece, no me dejo pisotear y tampoco alardeo delante de los otros si estoy por encima de ellos, el poder es algo que me da igual, aunque en la cama es un poco diferente- le guiñó el ojo ante las palabras que había mencionado en aquél momento y cruzó la pierna, haciendo que la mano del hombre quedara en medio de sus muslos, logrando sentir la calidez de la piel de Maité
-Con respecto a tener sexo o no, realmente me da igual, he tenido bastantes relaciones como para morir por no tenerlas una noche, se hará lo que usted quiera, ya le he dicho que para eso ha pagado, si gusta disfrutará mi sangre, mis respuestas y mis caricias- sonrió suavemente de lado mientras que miraba de nuevo sus ojos, dejando que los propios viajaran por todo su rostro hasta terminar en sus labios por un par de segundos mientras se mantenía aquella cercanía, dejando que su cuerpo se encontrara ligeramente inclinado hacia su interlocutor.
-No voy a preguntar absolutamente nada, me pagó para saciar su curiosidad, no la mía, aunque puedo decir que con las preguntas puedo inferir algunas de sus preocupaciones, aunque no puedo decir que no voy a usar mis otros sentidos para poder conocerle- sonrió con la coquetería habitual, aquella misma que le vestía todas las noches mientras estaba delante del escenario o cuando era encerrada en una habitación. Sintió el frío del vino recorrerle la piel mientras sus ojos se perdían en lo profundo de su escote para después levantar la mirada y observar aquellos ojos que seguían esforzarse por desnudarla en un momento -Usted podrá exigir lo que le plazca en cualquier momento, aunque no debe hacerlo, sólo disfrutarla cuando usted más lo requiera o lo deseé, para eso me tiene aquí, por eso mismo me ha pagado y por eso he venido, para complacerlo...- contestó mientras sentía como su piel iba quedando ligeramente pegajosa ante la suavidad de aquél recorrido. Llevó su dedo índice a tomar un poco del vino que aún se podía notar y lo llevó a sus labios, jugando suavemente con su dedo entre estos mientras observaba como su copa iba siendo rellenada de nueva cuenta.
-Por otro lado, retomando la idea en donde yo debo responder, le diré que no, no me parece más digno, eso es lo que dicen los demás, eso es lo que creen todos, pero de algún modo, no es del todo cierto... ¿Cuántos "dueños" abusan de sus mucamas noche tras noche? ¿Dónde está la dignidad de esas mujeres? ¿Dónde quedó la pureza de sus vidas? En ningún lado, se quedó en el placer que buscaba alguien que no tuvo para ir a pagar al burdel, se quedó en alguien que quiere demostrar su poder, ellas son tan impuras como las chicas de un burdel, ¿La diferencia? No cobran, no hablan y siempre se las folla el mismo- encogió los hombros restando la importancia que todo aquello podía llegar a tener mientras volvía a tomar la copa entre sus dedos, sintiendo como la mano ajena encontraba su lugar sobre su muslo mientras que le miraba, llevando su trago para refrescar sus labios delicadamente, mientras pensaba sus próximas palabras, al parecer no iba tan mal, y eso lo podía inferir de sus palabras pero tampoco es que se pudiera confiar en que aquello se conformaría con lo que podía estar pensando en aquél momento -Me considero una persona de clase alta, tanto en lo que respecta al dinero, como con lo que es la cultura, no siempre he sido cortesana, así que como siempre las apariencias engañan, ¿Cómo me siento con los demás? Pues normal, ni más ni menos, cada quien tiene el lugar que merece, no me dejo pisotear y tampoco alardeo delante de los otros si estoy por encima de ellos, el poder es algo que me da igual, aunque en la cama es un poco diferente- le guiñó el ojo ante las palabras que había mencionado en aquél momento y cruzó la pierna, haciendo que la mano del hombre quedara en medio de sus muslos, logrando sentir la calidez de la piel de Maité
-Con respecto a tener sexo o no, realmente me da igual, he tenido bastantes relaciones como para morir por no tenerlas una noche, se hará lo que usted quiera, ya le he dicho que para eso ha pagado, si gusta disfrutará mi sangre, mis respuestas y mis caricias- sonrió suavemente de lado mientras que miraba de nuevo sus ojos, dejando que los propios viajaran por todo su rostro hasta terminar en sus labios por un par de segundos mientras se mantenía aquella cercanía, dejando que su cuerpo se encontrara ligeramente inclinado hacia su interlocutor.
Maité Coppi- Prostituta Clase Baja
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Re: Pasar la noche en el Tártaro [+18][Privado]
En algún punto de la conversación logró capturar aquella parte orgullosa que toda mujer humana tiene, de una manera u otra siempre van a desear el hacerse valer, y tratar de imponer aquello o al menos dejarlo presente, incluso en este caso curioso, viniendo de una mujer que ofrece sus orificios, y su desnudez hacia hombres que tan solo buscan placer bruto y vacío, actividad u ocupación notablemente tachada por la sociedad, no obstante esto tan solo se trata de lo “estándar” Así como la forma de hablar que años atrás fue considerada adecuada ahora se torna pueblerina, vulgar o ignorante, la sociedad humana funciona bajo un concepto general que los grupos de poder imponen, ya sea por sus tierras, por sus riquezas o su poder velico, lo que antes fue bueno ahora es malo, ¿cómo controlaran los humanos su moral en mil años? Si son tan cambiantes como su forma de hablar y expresarse, lo único que tiene seguro al respecto de esto es que estará ahí presente para saberlo. La piscología de los humanos es fácil de comprender, incluso te puedes adecuar a ella con total tranquilidad, pero llegar a valorarla o apreciarla sin duda son actividades que él no puede realizar, resultan demasiado primitivas desde su punto de vista * Interesante, no obstante si utiliza de ejemplo aquel situación con las criadas, muchas de ellas no tienen otro lugar donde poder trabajar y por ello aguantan esas “labores extracurriculares” y nuevamente se ve el tema de la necesidad humana, aquella necesidad que se ve creada por ellos mismos, los poderosos siempre van a poder sacar provecho de los débiles que necesitan de ellos para poder satisfacer sus necesidades, lo cual me parece perfectamente correcto pues le brinda estabilidad a esta sociedad, sin ese orden o quizás escala por decirlo de cierta manera estoy seguro que el mundo humano colapsaría * “no siempre he sido cortesana” aquellas palabras no pasaron desapercibidas para nada, pero en vez de indagar dentro de la cabeza de la humana prefería saberlo del método “convencional” * Más interesante aún entonces, ¿no siempre fue cortesana? ¿Y por qué se convirtió en cortesana? Es peculiar lo que me comenta, antiguamente cuando se podría decir que yo era tan joven como usted las cortesanas solo existían de dos formas, ignorantes desde nacimiento, incapaces de obtener un buen partido por su estatus social, en otras palabras buenas para nada que no podían mantener un hogar y por eso dedicaban sus vidas a las cantinas y burdeles, donde acompañaban a los aldeanos sin discriminar sus edades o a los soldados jóvenes que se iban a la guerra, para darles una felicidad antes de que probablemente murieran por su falta de experticia, y la otra clase de cortesanas que normalmente eran mujeres de alta sociedad o media sociedad capturadas o perdidas en apuestas, bastante poco afortunadas ellas, al menos las primeras no conocían un mundo diferente más que ese, pero estas eran retiradas de este mundo perfecto o casi perfecto en el que vivían para ser introducidas en este otro no tan glamoroso * Por eso el mundo humano cambia, siglos atrás sería imposible que pudiera tener una conversación medianamente decente como esta con una cortesana, ya que estas tan solo atinaban a reír y levantar las polleras.
La palma del vampiro reposaba en aquella zona que los hombres suelen tener en un pedestal, ¿lo más deseado para ellos después de poder y riquezas, no? Incluso los años que tiene le quedan cortos a comparación del número de hombres que conoció que tan solo pasaron su vida buscando a la mujer más hermosa, la mejor espada y un buen terreno donde vivir, pero, ¿no resulta esto demasiado básico? El problema de esta situación sin duda no era la humana, una hembra atractiva y joven, muy apetecible para cualquiera de su especie incluso para los de la suya, si bien deseaba beber su sangre las cosas con Averno nunca son sencillas, siempre deben tener aquello que las vuelven enredadas, misteriosas y protocolares, de otra manera simplemente le aburriría hasta dar un paso * Ya veo, ¿las mujeres no sienten tanta desesperación por el sexo, verdad? O al menos no suelen admitirlo con tanta facilidad como los hombres, antes esto era bastante diferente, pero es normal, ahora mismo los humanos se ponen demasiadas trabas y tabúes al respecto. No obstante le doy crédito, muchas humanas no pueden controlarse frente a un vampiro, y no recuerdo la última vez que un hombre se haya controlado frente a una vampiresa, pero el sexo en mi caso pues no resulta tan común y corriente a comparación de sus clientes habituales, y la verdad no sé si es adecuado le haga trabajar tanto esta noche * Dejo una carcajada bastante suelta después de decir eso. Delicadamente dejo que los dedos largos rozaran sobre la tela la intimidad ajena, tan sutil que podría parecer un simple movimiento involuntario * En este momento doy por terminadas sus actividades como cortesana, y siéntase tranquila, cumplió muy bien con su labor aquí, no obstante no le estoy invitando a retirarse, siéntase libre de quedarse tanto como desee, pero como una invitada. Hace un momento menciono algo respecto a la dignidad, no dejarse pisotear ni creerse demasiado, son buenas características, los humanos suelen fallar entre esas dos y yo suelo aprovecharme de eso * Lentamente fue retirando la palma de entre los mulsos ajenos pero sin alejarse demasiado de ellos * Por cierto, vale la pena mencionar que ya puede si desea hacer las preguntas que quiera, pero no es mi culpa si no entiende mis respuestas o si quizás le resultan un tanto . Claro si no le interesa nada al respecto o se encuentra muy cansada, puede retirarse cuando quiera * Se permitió sonreír con esa manera peculiar que destila lo más profundo de su retorcido ser, y lo más sincero de su maldad latente pero bien maquillada.
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