Jacquot Placek || Tratante de Almas

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Jacquot, o Jakub, es un ser ambiguo, quizás algo opaco en lo que se refiere a mostrar su verdadero yo y, sin duda, alguien que demuestra hipocresía. Con el tiempo ha logrado encontrar en la mentira, en la manipulación y en la ocultación de sus verdaderas motivaciones unos grandes aliados. Pero no nos engañemos, que pueda llegar a ser un malnacido en cuestiones “profesionales” no significa que sea realmente un desalmado. Es amigable, sociable e incluso vivaz, y le gusta una buena conversación, tan sólo que no será del todo sincero con lo que diga y, por supuesto, callará muchos de los fines que intente alcanzar.

Otro de sus pecados adquiridos es el de la vanidad. El hecho de haber envejecido varias veces le ha traído una obsesión por cuidarse para siempre verse arreglado e, incluso, deseable. Extraño para un hombre de su época, dedica muchas más horas de lo normal al cuidado personal, quizás no trabajando su cuerpo para obtener una musculatura envidiable, pero sí eliminando el vello de su piel y embadurnando ésta con diversos potingues para mantenerla limpia, tersa y suave. Además, dedica al menos una hora cada mañana antes de salir de casa para estar presentable y tiene la manía de estar siempre peinándose, para lo cual siempre lleva espejo y peine encima.

Hablando de su moral, se puede ya intuir que ésta es algo ambigua, ya que ha sido criado según las centenarias costumbres beskídeas, más antiguas, pero menos cerradas que las propias de la mentalidad cristiana. Además, los contratos que debe de hacer ha hecho que prevalezca el beneficio personal sobre el altruismo. No cree en dioses omnipotentes, omnipresentes e invencibles, pues conoce de buena tinta que éstos sólo son entes, quizás mucho más fuertes que un humano común, pero más corrientes que lo que se esperaría cualquiera de ellos. Tampoco cree, por supuesto, que las supuestas desviaciones sexuales sean una aberración, especialmente cuando él “sufre” de ello, aunque tampoco sea tan necio como para mostrarlo abiertamente en una sociedad que claramente se muestra en contra de ello.

A lo largo de estos años ha adquirido amplios conocimientos, especialmente en los campos del ocultismo, aunque también versan sobre campos diversos, como la física o la historia, entre otras materias tanto de ciencias como de humanidades. Tiene una biblioteca de casi un millar de tomos en una cripta cerca del lago Čertovo, en la Selva de Bohemia a la que accede gracias a una llave mágica; el lugar fue un regalo de uno de los entes a los que proporciona almas. Como parte de los requerimientos para investigar sabe lo suficiente en varios idiomas: su checo natal, latín, francés, italiano y una lengua sin nombre con la que se comunica con los espíritus, a lo que hay que sumar la ayuda que pudiera usar solicitando la ayuda de algún ente superior que pudiera beneficiarle. Sabe tocar el violín y el piano, aunque éste segundo en un nivel muy elemental, dado que, al haber llevado una vida nómada, no ha podido tener nunca uno propio, por mucho que siempre haya querido saber más sobre este instrumento.

Refiriéndonos a sus poderes, hay que mencionar que éstos se centran principalmente en conseguirse nuevos contratos. Así bien, si la nigromancia es la base de las enseñanzas beskídeas -aunque ellos no lo consideran necesariamente magia negra- , utiliza la empatía y la alteración de la apariencia para lograr que sus clientes confíen en él principalmente. Su vida gira en torno a las almas y se sustenta sobre estos acuerdos, por lo que es lógico que haga todo lo posible por conseguirlos.

HISTORIA

Jacquot Placek nació hace mucho más tiempo del que cabría esperar en un lugar más alejado del que cualquiera pensaría. Concretamente fue traído al mundo en la ciudad de Pilsen, en la Bohemia occidental, el viernes 13 de Marzo de 1608. Obviamente este es un dato que se guarda para sí y el secreto de esta anormal vida será revelado al lector en las siguientes líneas. Llamado originalmente como Jakub, era el segundo hijo de un zapatero y la mujer con la que éste había sido prometido secretamente desde joven con la intención de perpetuar una estirpe de brujos con una larga tradición. Se hacían llamar beskídeos ya que muchos siglos atrás habían habitado los montes Beskidy, al sur de la Polonia actual, y aunque las creencias de sus miembros en ese momento ya eran diferentes a causa de la diáspora sufrida, éstas guardaban una importante similitud en cuanto a sus bases se refería. Así pues, el joven fue instruido desde pequeño tanto en el oficio familiar como en las artes ocultas. No era una vida fácil, pero él no era un caso especial, pues la vida era dura para las clases medias en esa época en general.

A los trece años el muchacho dejó Bohemia para mudarse a una comunidad cercana a la ciudad de Nowy Sącz, donde vivía un grupo de beskídeos y en donde era normal que los miembros de aquella sociedad pasaran algunos años de su juventud como parte de su formación en asuntos sobrenaturales. Fue donde realmente aprendió a utilizar aquel don que se le había descubierto y donde contactó por primera vez con aquellos a los que se denominaba como entes superiores, aquellos que habían alimentado los mitos de los hombres y sobre cuyas apariciones se habían constituido las religiones. Entabló amistad con algunos de sus compañeros, con los cual guardaría contacto, así como cierta rivalidad con otros, en los cinco años que pasó en tierras polacas, y, quizás igual de importante, descubrió su preferencia sexual por los miembros de su mismo género. Aquello supuso un ligero problema de confusión, aunque no de moralidad, pues, como beskídeo, era ajeno a la ética común.

Al regresar a Pilsen sus padres debieron de hablar con él sobre su futuro, dándole la opción de trabajar con su hermano en el taller familia -ya que él era el que lo heredaría- o buscarse las castañas en otro lugar. Él, que era joven, no quería quedar encerrado en aquella ciudad provinciana de por vida, por lo que le buscaron lugar en una zapatería de Praga, también llevada por una familia de beskídeos. La capital del reino había sido uno de los enclaves más importantes del continente durante siglos y dicho esplendor recibió a Jakub cuando arribó a ella. Quizás fuese superada con creces en tamaño por otras poblaciones o en poder por alguna otra corte -Bohemia ya estaba ligada a Viena por la unión personal que los Habsburgo ostentaban sobre este país, Austria y Hungría-, pero su importancia había sido y era indiscutible. Lo cierto es que, con el paso de los años, sus ansias de aventuras -si se puede denominar así- se fueron templando, como es natural, y terminó viéndose prometido con la hija del maestro del taller. No nos confundamos, aunque Jakub pudiera sentir aprecio o amistad por aquella mujer, él no podía amarla y tan sólo se trató de una acción motivada por el deber que era la procreación y, sobretodo, por interés, ya que aquel enlace le garantizaba heredar el taller y tener un futuro más o menos asegurado.

Los años pasaron y Jakub fue madurando, tanto física como mentalmente. Tuvo tres hijos (dos varones y una niña) y, como estaba previsto, se convirtió en el maestro de la zapatería a la muerte de su suegro. Una vida mundana que les garantizaba estabilidad, si obviamos el hecho de que ambos miembros de la pareja, al igual que sus hijos, eran practicantes de brujería en la clandestinidad; una vida que se prolongó durante un par de décadas hasta una cruel noche de verano en la que un incendio originado en algún edificio cercano se llevó varias vidas, entre ellas las de la mujer y dos de los hijos de Jakub. Éste, por su parte, quedaría con el rostro quemado, con la mano derecha parcialmente inutilizada y una fea herida en el abdomen que auguraba su pronta muerte. Fue una terrible desgracia, pues aquella catástrofe se llevó por delante la vida de aquella familia. Desesperado, buscó un cordero que sacrificó para rasgar el velo entre los mundos y poder convocar a Morta, al cual le pidió la restitución de lo que había perdido. Aquel gran espíritu le dijo que no cambiaría el destino de los muertos y que no podría traer de vuelta al hijo desaparecido, pero que sí podría cambiar su suerte una vez aquel recipiente hubiera perecido. Tan sólo quería algo a cambio: almas cuyos legales propietarios las hubiesen entregado por voluntad. Sin entender muy bien en ese momento lo que se le estaba pidiendo, pero sin muchas otras opciones, Jakub aceptó el trato. Aquel ente le otorgó un sencillo colgante, compuesto por un cordel y un diente de oso, dentro del cual que, tras que su cuerpo se diese por vencido varias horas después y muriese, su alma fue arrastrada. Jacquot no recuerda lo que pasó en ese periodo de tiempo, tan sólo acordándose de una densa oscuridad, pero lo que sucedió es que Morta contactó con un brujo beskídeo -de los pocos con suficiente poder para la hazaña que le exigía- para que éste fuera a recoger el colgante y se hiciera con el cuerpo de un moribundo -o matase a alguien para conseguirlo- para, así, lograr volver a atar a aquel alma a un recipiente carnal y cumplir su parte del acuerdo.

La nueva vida de Jakub comenzó con un préstamo que tenía dos años para pagar. Ya no tan interesado en el funcionamiento del taller, éste se las ingenió para poner a uno de sus oficiales al cargo del taller y seguir recibiendo parte de las ganancias, garantizándose así una modesta supervivencia. Su tiempo, a partir de entonces, lo invirtió en investigar y reunir información acerca de los entes y la entrega que debía realizar. Lo que encontró fueron datos confusos y contradictorios y ni tan siquiera los más entendidos magos beskídeos supieron aclararle las ideas adecuadamente. Por lo tanto, no le quedó más remedio que, según se le iba echando el tiempo encima, plantearse el probar varios métodos para capturar almas. Aquel que le funcionó fue el basado en la técnica de contratos por el cual se hizo con la potestad sobre las dos almas requeridas y que entregó a Morta para saldar la deuda. Después de eso, la deidad le comunicó que podría repetir el trato a cambio de que el hombre le entregase más almas y que quizás otros aliados suyos contactarían con él para hacerle propuestas similares. Así fue como Jakub Placek se convertiría en un Obchodník Duší, un Tratante de Almas.

El siguiente siglo y medio de su existencia terrenal sería un proceso de paulatino cambio -como es normal en cualquier persona- condimentado por la muerte irremediable de todos los que le rodeaban y por los sucesivos contratos que debió de hacer durante este periodo. Al principio los tratos se restringieron a pagar su tributo a Morta, pero, con el paso de los años, comenzó a usarlos para garantizarse unos crecientes ingresos así como conocimientos en diversos campos u otra serie de ventajas. Sin embargo, toda la información relativa a estos pactos, tanto con los propietarios de las almas como con los entes superiores, debió buscarla por su cuenta, tarea que se prolonga hasta el presente.

Actualmente se encuentra en París, haciéndose llamar como Jacquot, una ciudad densamente poblada de almas, muchas de las cuales se hallan sumidas en las desgracias que crecen cual mala hierba sin nadie capaz para controlar dicha epidemia. Por lo tanto, la capital de Francia se presenta como una perfecta oportunidad para él.

DATOS EXTRA

♦ Se hace llamar Jacquot, aunque su nombre real sea Jakub.

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