AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Asco de vida [LIBRE]
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Asco de vida [LIBRE]
La noche iba llegando poco a poco a Francia. El Sol se ponía, ofreciendo un espectáculo precioso para románticos y soñadores. Las luces artifiales de faroles y bombillas de París empezaron a encenderse por toda la ciudad y lentamente iban sustituyendo a la luz natural. Finalmente, la noche invadió todo París. Los trabajadores iban a dormir temprano para ir a trabajar o a estudiar al día siguiente, y los más fiesteros salían con sus amigos a visitar tabernas y burdeles.
Un muchacho joven iba paseando por una solitaria calle, cuando pasó al lado de un callejón donde había algunos cubos de la basura. Se disponía a dirigirse a ellos para tirar un deshecho, cuando de repente, una pierna salió bruscamente de uno de los contenedores, impulsando de un patadón a la tapa que lo cubría, y sobresaltando al muchacho...
- ¡Ah! ¡Aaaaaahhh! ¿¡Pero qué demonios!? - gritó el chico.
Salí de mi escondrijo y lo vi. Me miraba con los ojos como platos. Obviamente se sentía chocado, porque no llevaba ropas de mendigo hechas jirones, como se esperaría de alguien que vive dentro de un cubo de la basura, sino ropa bastante elegante dignas de la clase media, e incluso una clase media algo privilegiada.
- Pe... Pero... Ah... Tú...
- Te callas - le corté, mirándole con cara de pocos amigos mientras salía del cubo.
Dejando al chico de lado, empecé a caminar por las calles iluminadas de París, esperando a ver con qué me encontraría esa noche. Todo el cuerpo me dolía por la postura incómoda que había tenido que adoptar para poder descansar dentro del cubo, por no mencionar lo poco que había dormido gracias a los idiotas que habían estado quitando la tapa del cubo, despertándome y haciendo que los pocos rayos de Sol que entraban en el callejón me tocaran un poco (no lo suficiente para matarme, pero sí para causarme quemaduras leves).
Al principio, a pesar del enfado que me causaba ser despertado, junto al daño que me provocaba el Sol, mantenía la compostura y la educación que caracterizaban a los de mi categoría social, y decía cosas como "Perdone, pero este cubo está ocupado. Por favor, ¿podría volver a cerrar la tapa y usar otro? Gracias", a lo que la gente simplemente obedecía y se marchaba. Luego de que me despertaran 9 o 10, empecé a cabrearme y a decir cosas como: "¡Coño! ¿¡Qué no hay más cubos de basura en el jodido callejón que tienen que venir todos a abrir éste!?". Esto los intimidaba un poco, pero no hacían preguntas, cerraban la tapa y se iban. Luego de que otros 6 vinieran a visitarme, simplemente les hacía un corte de manga con la mano derecha y esperaba a que captaran el mensaje y me dejaran en paz. Finalmente, al último que me despertó, ya casi atardeciendo, le lancé una mirada asesina y le dije: "Hola. ¿Quieres morir?", a lo que me respondió con un grito y cerrando la tapa de golpe. Quizá debió de contar a todo el mundo lo que vio, porque nadie volvió a despertarme después de él.
Y encima, a pesar de haber vaciado del todo el cubo de basura, el olor no se había marchado, y no tardó en contagiarme. Así pues, iba con dolores musculares, alguna que otra sensación de quemadura en la cara, muy falto de sueño y oliendo a basura. No es que estuviera muy de buen humor, no.
Mientra caminaba, un cachorrito se me pasó por delante, con actitud amistosa. No tenía collar, ¿sería callejero?
Empezó a ladrarme con alegría:
- ¡Guau, guau, guau!
- ¡¡¡GUAU TU PUTA MADRE!!! - respondí, gritando y señalándole con el dedo, con toda la ira que había estado conteniendo hasta entonces.
El pobre perrito percibió mi agresividad y se alejó lentamente, con el rabo de las patas y gimiendo de forma lamentosa. Esta noche no estaba de humor para NADA.
Finalmente, tras un rato caminando muy de mal humor, llegué hasta un puesto callejero de fruta, donde había un hombre gritando para llamar la atención y vender su mercancía. ¿Vendedores callejeros de noche? La economía debe de estar muy mal. En fin... Me acerqué a él:
- Una manzana, por favor.
Sabía que, siendo vampiro, las manzanas no me alimentarían, pero tenía ganas de saborear una. Fingir durante un momento que seguía siendo humano. Quizá eso me tranquilizaría.
- De acuerdo. Dos francos de plata, por favor.
Olvidé que tenía que usar la Persuasión. Si es que hoy todo me sale mal.
- Dame una manzana. Que esté bien lavada, y envuélvemela en un papelito limpio. ¿Sí? - le ordené, mirándole a los ojos para doblegarle a mi voluntad.
- Sí... señor... - e hizo todo lo que le pedí.
Finalmente, me llevé mi manzanita, volví al callejón donde dormía y, sin mirar bien lo que hacía, arrojé el papel a la basura. Tampoco había que ser sucio. Luego seguí caminando, esta vez por un rumbo diferente, perdido en mis pensamientos. Decidí empezar a comerme la manzana y deleitarme en un sabor dulce que me apaciguara un poco. Me la llevé a la boca, di un mordisco y sentí el sabor del papel en mi boca. Espera, ¿¡papel!?
Miré mi mano. Había una bola de papel mordida. Escupí lo que tenía en la boca. ¿Qué leches hace eso en mi mano? ¿No lo había tirado antes? Espera, si lo que tengo en las manos es un papel, entonces lo que arrojé fue...
- ¡¡¡NO!!! ¡¡¡NO, JODER NO!!!
Volví corriendo sobre mis pasos, a velocidad de sprint, atravesando todas las calles, corriendo como si me persiguiera un león hambriento, hasta llegar a la zona de los cubos de la basura. Me parecían más llenos, y no lograba ver mi manzana. ¿Por qué? ¿Por qué todo me sale mal hoy? Dios, ¿tanto pecado es dormir en un cubo de basura que mandarme un solo castigo no es suficiente?
Tiré todos los cubos al suelo de una patada para derramar su contenido, y empecé a buscar mi manzana entre la basura, totalmente desesperado y cabreado, tirando todo lo que me encontraba hacia atrás para poder seguir buscando mejor.
- Esto... perdone... ¿puedo ayudarle en algo, señor? - dijo una voz detrás de mí. Lo que me faltaba, más tipos educados.
Miré detrás de mí y vi a la persona que había hablado. La miré con una cara llena de odio y grité con todas mis ganas a fin de espantarlo:
- ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - luego volví a lo que estaba haciendo y seguí arrojando cosas detrás de mí hasta encontrar mi manzana, mientras seguía gritando - ¡¡¡VETE A LA MIERDA!!! ¡¡¡VETE A LA MIERDA!!! ¡VETE A LA MIERDAAAAAAAAAAA!!! - luego levanté los brazos, miré al cielo y grité - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!
Un muchacho joven iba paseando por una solitaria calle, cuando pasó al lado de un callejón donde había algunos cubos de la basura. Se disponía a dirigirse a ellos para tirar un deshecho, cuando de repente, una pierna salió bruscamente de uno de los contenedores, impulsando de un patadón a la tapa que lo cubría, y sobresaltando al muchacho...
- ¡Ah! ¡Aaaaaahhh! ¿¡Pero qué demonios!? - gritó el chico.
Salí de mi escondrijo y lo vi. Me miraba con los ojos como platos. Obviamente se sentía chocado, porque no llevaba ropas de mendigo hechas jirones, como se esperaría de alguien que vive dentro de un cubo de la basura, sino ropa bastante elegante dignas de la clase media, e incluso una clase media algo privilegiada.
- Pe... Pero... Ah... Tú...
- Te callas - le corté, mirándole con cara de pocos amigos mientras salía del cubo.
- La expresión de mi cara:
Dejando al chico de lado, empecé a caminar por las calles iluminadas de París, esperando a ver con qué me encontraría esa noche. Todo el cuerpo me dolía por la postura incómoda que había tenido que adoptar para poder descansar dentro del cubo, por no mencionar lo poco que había dormido gracias a los idiotas que habían estado quitando la tapa del cubo, despertándome y haciendo que los pocos rayos de Sol que entraban en el callejón me tocaran un poco (no lo suficiente para matarme, pero sí para causarme quemaduras leves).
Al principio, a pesar del enfado que me causaba ser despertado, junto al daño que me provocaba el Sol, mantenía la compostura y la educación que caracterizaban a los de mi categoría social, y decía cosas como "Perdone, pero este cubo está ocupado. Por favor, ¿podría volver a cerrar la tapa y usar otro? Gracias", a lo que la gente simplemente obedecía y se marchaba. Luego de que me despertaran 9 o 10, empecé a cabrearme y a decir cosas como: "¡Coño! ¿¡Qué no hay más cubos de basura en el jodido callejón que tienen que venir todos a abrir éste!?". Esto los intimidaba un poco, pero no hacían preguntas, cerraban la tapa y se iban. Luego de que otros 6 vinieran a visitarme, simplemente les hacía un corte de manga con la mano derecha y esperaba a que captaran el mensaje y me dejaran en paz. Finalmente, al último que me despertó, ya casi atardeciendo, le lancé una mirada asesina y le dije: "Hola. ¿Quieres morir?", a lo que me respondió con un grito y cerrando la tapa de golpe. Quizá debió de contar a todo el mundo lo que vio, porque nadie volvió a despertarme después de él.
Y encima, a pesar de haber vaciado del todo el cubo de basura, el olor no se había marchado, y no tardó en contagiarme. Así pues, iba con dolores musculares, alguna que otra sensación de quemadura en la cara, muy falto de sueño y oliendo a basura. No es que estuviera muy de buen humor, no.
Mientra caminaba, un cachorrito se me pasó por delante, con actitud amistosa. No tenía collar, ¿sería callejero?
- El perrito:
Empezó a ladrarme con alegría:
- ¡Guau, guau, guau!
- ¡¡¡GUAU TU PUTA MADRE!!! - respondí, gritando y señalándole con el dedo, con toda la ira que había estado conteniendo hasta entonces.
El pobre perrito percibió mi agresividad y se alejó lentamente, con el rabo de las patas y gimiendo de forma lamentosa. Esta noche no estaba de humor para NADA.
Finalmente, tras un rato caminando muy de mal humor, llegué hasta un puesto callejero de fruta, donde había un hombre gritando para llamar la atención y vender su mercancía. ¿Vendedores callejeros de noche? La economía debe de estar muy mal. En fin... Me acerqué a él:
- Una manzana, por favor.
Sabía que, siendo vampiro, las manzanas no me alimentarían, pero tenía ganas de saborear una. Fingir durante un momento que seguía siendo humano. Quizá eso me tranquilizaría.
- De acuerdo. Dos francos de plata, por favor.
Olvidé que tenía que usar la Persuasión. Si es que hoy todo me sale mal.
- Dame una manzana. Que esté bien lavada, y envuélvemela en un papelito limpio. ¿Sí? - le ordené, mirándole a los ojos para doblegarle a mi voluntad.
- Sí... señor... - e hizo todo lo que le pedí.
Finalmente, me llevé mi manzanita, volví al callejón donde dormía y, sin mirar bien lo que hacía, arrojé el papel a la basura. Tampoco había que ser sucio. Luego seguí caminando, esta vez por un rumbo diferente, perdido en mis pensamientos. Decidí empezar a comerme la manzana y deleitarme en un sabor dulce que me apaciguara un poco. Me la llevé a la boca, di un mordisco y sentí el sabor del papel en mi boca. Espera, ¿¡papel!?
Miré mi mano. Había una bola de papel mordida. Escupí lo que tenía en la boca. ¿Qué leches hace eso en mi mano? ¿No lo había tirado antes? Espera, si lo que tengo en las manos es un papel, entonces lo que arrojé fue...
- ¡¡¡NO!!! ¡¡¡NO, JODER NO!!!
Volví corriendo sobre mis pasos, a velocidad de sprint, atravesando todas las calles, corriendo como si me persiguiera un león hambriento, hasta llegar a la zona de los cubos de la basura. Me parecían más llenos, y no lograba ver mi manzana. ¿Por qué? ¿Por qué todo me sale mal hoy? Dios, ¿tanto pecado es dormir en un cubo de basura que mandarme un solo castigo no es suficiente?
Tiré todos los cubos al suelo de una patada para derramar su contenido, y empecé a buscar mi manzana entre la basura, totalmente desesperado y cabreado, tirando todo lo que me encontraba hacia atrás para poder seguir buscando mejor.
- Esto... perdone... ¿puedo ayudarle en algo, señor? - dijo una voz detrás de mí. Lo que me faltaba, más tipos educados.
Miré detrás de mí y vi a la persona que había hablado. La miré con una cara llena de odio y grité con todas mis ganas a fin de espantarlo:
- ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - luego volví a lo que estaba haciendo y seguí arrojando cosas detrás de mí hasta encontrar mi manzana, mientras seguía gritando - ¡¡¡VETE A LA MIERDA!!! ¡¡¡VETE A LA MIERDA!!! ¡VETE A LA MIERDAAAAAAAAAAA!!! - luego levanté los brazos, miré al cielo y grité - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!
Alexalmo- Vampiro Clase Media
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Localización : Visto por última vez en París. Si lo ve, avise en la comisaría más cercana, por favor.
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Re: Asco de vida [LIBRE]
- ¡Fuera, como no me pagues no podrás dormir otra noche aquí! - gritaba el dueño de casa mientras empujaba a Dieter hacia afuera, - Tranquilo hombre, que puedo irme solo... No necesito que me anden echando como a un perro, tranquilo que no volveré. Hasta nunca - decía el hombre algo enfadado mientras salía a la calle y comenzaba a caminar. El holgazán llevaba días viviendo en aquella pensión sin haber pagado la renta, era cuestión de tiempo antes de que el dueño lo notará y lo sacará de patadas a la calle. Estaba atardeciendo, la puesta del sol teñía el cielo de un color único el cual solo se podía apreciar dos veces al día, el momento perfecto para pedirle la mano a alguna mujer, o simplemente pasar el rato con esa persona especial... sin embargo no era momento de ponerse a pensar en ello, el humor de Dieter opacaba el momento de la puesta provocando que este de alguna manera se acelerara y diera lugar a la oscuridad. La gente comenzaba a volver a sus hogares, unos pocos quedaban en las calles y la mayoría de ellos eran jóvenes que salían a divertirse... El resto eran personas como Dieter que no tenían un lugar donde dormir.
- ¿Qué diantres le pasa a esa persona? ¿Qué no tiene sentimientos por el resto?, En especial, ¿Un viejo pobre como yo? - se preguntaba a si mismo mientras caminaba por las calles parisienses, todo estaba callado y en paz. El poco dinero que ganaba Dieter, era realizando actuaciones callejeras con su títere, pero viendo la población actual que se encontraba deambulando en aquel momento por la calle... Era obvio que no ganaría más que unas monedas si se pusiera a trabajar. Por lo que llegó a la conclusión que aquella noche debería pasarla en algún callejón. Ya había estado en situaciones como esta antes, hay que admitir que no eran para nada acogedoras, pero es el único recurso que queda en momentos como ese. Muchos temían de hacer esto por el hecho de que robaran sus pertenencias, pero este no era un problema para Dieter ya que si nivel economico no le deja andar con muchos lujos, solo lleva una vieja y sucia chaqueta y sus pantalones agujereados con unos zapatos mal lustrados. Una vez tomada dicha decisión, se echó en el primer callejón que encontró, tras unos botes de basura; el mal olor que estos emanaban era algo con lo que se debía lidiar.
La calma y el silencio reinaban en aquel callejón, cada tanto se escuchaba el sonido de las ratas caminando por la cañería pero nada del otro mundo, el ambiente era perfecto. Sin embargo, algo rompió con el orden, no pasaron más que unos segundos para que un loco armará un escándalo en aquel sitió. Comenzando a gritar, revolviendo todo el cesto de basura, insultando a quien sabe quien... Sin duda no era una persona simpática, o tal vez solo había pasado un mal día... No importa, había venido a gritar al lugar equivocado. Dieter, al notar esto, se paró frente al cesto que estaba inclinado y esperó a que el sujeto que estaba revolviendo la basura lo viera - ¿Qué demonios te pasa?, ¿Acaso no ves que intento dormir?, ¿Qué buscas ahí dentro? - preguntó cruzando los brazos. Sin duda era una situación algo turbia, no se veía todos los días un sujeto rebuscando en el tacho de basura como ese, algo debía haber perdido, a lo mejor algo importante.
- ¿Qué diantres le pasa a esa persona? ¿Qué no tiene sentimientos por el resto?, En especial, ¿Un viejo pobre como yo? - se preguntaba a si mismo mientras caminaba por las calles parisienses, todo estaba callado y en paz. El poco dinero que ganaba Dieter, era realizando actuaciones callejeras con su títere, pero viendo la población actual que se encontraba deambulando en aquel momento por la calle... Era obvio que no ganaría más que unas monedas si se pusiera a trabajar. Por lo que llegó a la conclusión que aquella noche debería pasarla en algún callejón. Ya había estado en situaciones como esta antes, hay que admitir que no eran para nada acogedoras, pero es el único recurso que queda en momentos como ese. Muchos temían de hacer esto por el hecho de que robaran sus pertenencias, pero este no era un problema para Dieter ya que si nivel economico no le deja andar con muchos lujos, solo lleva una vieja y sucia chaqueta y sus pantalones agujereados con unos zapatos mal lustrados. Una vez tomada dicha decisión, se echó en el primer callejón que encontró, tras unos botes de basura; el mal olor que estos emanaban era algo con lo que se debía lidiar.
La calma y el silencio reinaban en aquel callejón, cada tanto se escuchaba el sonido de las ratas caminando por la cañería pero nada del otro mundo, el ambiente era perfecto. Sin embargo, algo rompió con el orden, no pasaron más que unos segundos para que un loco armará un escándalo en aquel sitió. Comenzando a gritar, revolviendo todo el cesto de basura, insultando a quien sabe quien... Sin duda no era una persona simpática, o tal vez solo había pasado un mal día... No importa, había venido a gritar al lugar equivocado. Dieter, al notar esto, se paró frente al cesto que estaba inclinado y esperó a que el sujeto que estaba revolviendo la basura lo viera - ¿Qué demonios te pasa?, ¿Acaso no ves que intento dormir?, ¿Qué buscas ahí dentro? - preguntó cruzando los brazos. Sin duda era una situación algo turbia, no se veía todos los días un sujeto rebuscando en el tacho de basura como ese, algo debía haber perdido, a lo mejor algo importante.
Dieter Philan- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Edad : 26
Re: Asco de vida [LIBRE]
No llevaba ni 10 segundos buscando en la basura cuando otro tipo se me acercó para molestarme e interrumpirme. Sólo que esta vez no lo hacía con falsa educación y buenos modales, sino que iba directo al grano y decía lo que pensaba. Igualmente seguía siendo un estorbo.
- ¡¡¡GRRRAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!! ¡¡¡RAYOS Y CENTELLAS!!! ¿Cuántos más van a venir a molestarme? ¡¡¡POR UNA VEZ QUE EL MUNDO CALLE!!! - grité, llevándome las manos a la cabeza e inclinando mi torso hacia abajo. Se podía ver a leguas de distancia que no era un tipo especialmente sano. Luego de eso, me dirigí directamente al que me había interrumpido - ¡No, señor, no veo que esté usted intentando dormir! ¡No, no, para nada! ¡Lo único que "VEO" es que estás delante de mí, mirándome con cara de mala hostia e inmiscuyéndote en mis asuntos! ¿A eso lo llamas dormir, ah? ¿¡Pues por qué no despiertas y me dejas en paz un rato, eh, eh, eh!? - le espeté, moviendo las manos de forma exagerada mientras hablaba, para der énfasis a mis palabras - ¿Que qué estoy buscando? ¡BUSCO formas alternativas de alimentarme! ¡BUSCO acabar con la organización de asesinos más psicópata, despiadada y sangrienta del mundo! ¡BUSCO a un joven mago del que me hice amigo pero que lleva varios años desaparecido! ¡BUSCO venganza! ¡BUSCO alojamiento! ¡BUSCO una vida normal! Pero ahora mismo, lo único que estoy BUSCANDO en este preciso instante, lo ÚNICO que deseo tener ante mí es una... JODIDA... ¡¡¡MANZANA!!! ¡SÍ! ¡Una manzana es lo único que le pido a Dios para poder seguir adelante esta noche! ¿Tanto pedir es? ¿Tan difícil resulta? ¿Ah?
Cogí una gran bocanada de aire. Estaba hablando demasiado rápido y alto y casi me asfixio.
- ¡Una manzana! ¡Una pequeña manzanita! Ya sabes, esas cosas rojas, redonditas, que saben tan bien y que tanto les encantan a los humanos, ¿sabes de lo que te hablo? Mira, puedes preguntarle a mi amigo el señor Cáscara de Plátano - cogí una cáscara de plátano que había tirado entre la basura por la punta - Oye, señor Cáscara de Plátano, ¿por qué no haces una descripción detallada de tu prima perdida la señorita Manzana, eh? - empecé a agitar el plátano como si fuese una marioneta, mientras hablaba con una voz de falsete aguda - "¡Claro, amigo Alexalmo! Verá, señor, la fruta que estamos buscando es bastante jugosa, algo regordeta, pero con mucha clase y señorío. De un color rojo intenso, un pequeño palito que le sale por la parte de arriba y bastante famosa entre los humanos como usted. Es mi primita segunda perdida y la echo mucho de menos, ¿por favor, puede ayudarnos?" - volví a hablar con mi voz normal, pero con un tono triste y lastimero, como buscando causar lástima - Así es, señor. Mi amigo Cáscara de Plátano y yo hemos recorrido un gran viaje, buscando a la pobre señorita Manzana, y si pudiera usted ayudarnos a encontrarla entre toda esta basura, pues bueno... Le deberíamos un favor - sujeté la cáscara con firmeza y cariño. De repente se había convertido en mi mejor amigo y compañero de viajes.
- ¡¡¡GRRRAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!! ¡¡¡RAYOS Y CENTELLAS!!! ¿Cuántos más van a venir a molestarme? ¡¡¡POR UNA VEZ QUE EL MUNDO CALLE!!! - grité, llevándome las manos a la cabeza e inclinando mi torso hacia abajo. Se podía ver a leguas de distancia que no era un tipo especialmente sano. Luego de eso, me dirigí directamente al que me había interrumpido - ¡No, señor, no veo que esté usted intentando dormir! ¡No, no, para nada! ¡Lo único que "VEO" es que estás delante de mí, mirándome con cara de mala hostia e inmiscuyéndote en mis asuntos! ¿A eso lo llamas dormir, ah? ¿¡Pues por qué no despiertas y me dejas en paz un rato, eh, eh, eh!? - le espeté, moviendo las manos de forma exagerada mientras hablaba, para der énfasis a mis palabras - ¿Que qué estoy buscando? ¡BUSCO formas alternativas de alimentarme! ¡BUSCO acabar con la organización de asesinos más psicópata, despiadada y sangrienta del mundo! ¡BUSCO a un joven mago del que me hice amigo pero que lleva varios años desaparecido! ¡BUSCO venganza! ¡BUSCO alojamiento! ¡BUSCO una vida normal! Pero ahora mismo, lo único que estoy BUSCANDO en este preciso instante, lo ÚNICO que deseo tener ante mí es una... JODIDA... ¡¡¡MANZANA!!! ¡SÍ! ¡Una manzana es lo único que le pido a Dios para poder seguir adelante esta noche! ¿Tanto pedir es? ¿Tan difícil resulta? ¿Ah?
Cogí una gran bocanada de aire. Estaba hablando demasiado rápido y alto y casi me asfixio.
- ¡Una manzana! ¡Una pequeña manzanita! Ya sabes, esas cosas rojas, redonditas, que saben tan bien y que tanto les encantan a los humanos, ¿sabes de lo que te hablo? Mira, puedes preguntarle a mi amigo el señor Cáscara de Plátano - cogí una cáscara de plátano que había tirado entre la basura por la punta - Oye, señor Cáscara de Plátano, ¿por qué no haces una descripción detallada de tu prima perdida la señorita Manzana, eh? - empecé a agitar el plátano como si fuese una marioneta, mientras hablaba con una voz de falsete aguda - "¡Claro, amigo Alexalmo! Verá, señor, la fruta que estamos buscando es bastante jugosa, algo regordeta, pero con mucha clase y señorío. De un color rojo intenso, un pequeño palito que le sale por la parte de arriba y bastante famosa entre los humanos como usted. Es mi primita segunda perdida y la echo mucho de menos, ¿por favor, puede ayudarnos?" - volví a hablar con mi voz normal, pero con un tono triste y lastimero, como buscando causar lástima - Así es, señor. Mi amigo Cáscara de Plátano y yo hemos recorrido un gran viaje, buscando a la pobre señorita Manzana, y si pudiera usted ayudarnos a encontrarla entre toda esta basura, pues bueno... Le deberíamos un favor - sujeté la cáscara con firmeza y cariño. De repente se había convertido en mi mejor amigo y compañero de viajes.
Alexalmo- Vampiro Clase Media
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Re: Asco de vida [LIBRE]
No es que Dieter haya sido muy educado con él... Pero eso no le daba derecho a una respuesta así, a simple vista, podía notarse la furia que irradiaba el sujeto el cual a pesar de la presencia del viejo, no bajaba su tono de voz. El brujo suspiró mientras escuchaba las palabras del lunático con medio cuerpo dentro del cubo, al terminar su griterío Dieter susurró por lo bajo - Vaya, tan joven y tan demente -. Seguido a sus palabras el sujeto se levantó, produciendo una ligera onda de viento que no tardó en pasear el olor putrefacto por las narices del Brujo, quien cada vez estaba más estaba más enfurecido. Un montón de parloteo seguía de parte del joven... Palabras, palabras y más palabras; nada le importaba al anciano, ya habían interrumpido su sueño y no volvería a conciliar con él sin dedicarle unas palabras. Un gran discurso que podría haber durado uno o dos minutos, pero a la velocidad que ese joven hablaba tan solo duró unos segundos, provocando que Dieter se perdiera en la mitad de las palabras.
Una vez que terminó, y inhaló una buena cantidad de aire para recuperar el aliento, el brujo se dirigió a él en un tono serio que expresaba algo de enojo: - Dejame entender, ¿Tanto lío por una puta manza.... -, no llegó a terminar, el otro imbécil ya estaba dando nuevamente uno de sus discursos, aunque este fuera más corto.- ¿Señor cara de plátano? ¿Qué le pasa? - pensó un instante antes de que el joven tomara una cascara de aquella fruta del cesto, y comenzará a hablar con ella. ¿Qué demonios?, el brujo ya no sabía que pensar... Si le estaba tomando el pelo o simplemente el extraño no estaba cuerdo. Tras intercambiar palabras con la fruta, la cual obviamente era él con otra voz, se volteó al viejo y con un tono completamente diferente al anterior pidió por ayuda... Cualquier persona que este en sus cabales hubiera huido ante tal acto de locura, pero Dieter no era alguien a quien se le puede clasificar así. Suspiró una vez que el joven terminó, este ya había alimentado suficiente el temperamento del brujo para que estallará: - ¡¡¿TODO ESTO POR UNA JODIDA MANZANA?!! - preguntó alterado en un tono alterado como el del joven minutos atrás, - ¡¡¿CREES QUE ESO ES UN MOTIVO PARA INTERRUMPIR MI SUEÑO?!! - gritó mientras daba una patada al cesto que estaba delante de él, volcando así lo que quedaba de basura - Encuentra tu manzana... - comentó en un tono más calmo una vez que se había desahogado con aquel golpe. La manzana debía estar a la vista ahora ya que la basura había quedado desparramada por todo el suelo llegando así a la calle. - Ahora, llévame donde has comprado esa manzana para recompensarme, me has jodido el sueño así que no puedo volver a él por un rato - dijo una vez que el joven haya encontrado su manzana, recordando lo que este había dicho, "Le deberíamos un favor".
Una vez que terminó, y inhaló una buena cantidad de aire para recuperar el aliento, el brujo se dirigió a él en un tono serio que expresaba algo de enojo: - Dejame entender, ¿Tanto lío por una puta manza.... -, no llegó a terminar, el otro imbécil ya estaba dando nuevamente uno de sus discursos, aunque este fuera más corto.- ¿Señor cara de plátano? ¿Qué le pasa? - pensó un instante antes de que el joven tomara una cascara de aquella fruta del cesto, y comenzará a hablar con ella. ¿Qué demonios?, el brujo ya no sabía que pensar... Si le estaba tomando el pelo o simplemente el extraño no estaba cuerdo. Tras intercambiar palabras con la fruta, la cual obviamente era él con otra voz, se volteó al viejo y con un tono completamente diferente al anterior pidió por ayuda... Cualquier persona que este en sus cabales hubiera huido ante tal acto de locura, pero Dieter no era alguien a quien se le puede clasificar así. Suspiró una vez que el joven terminó, este ya había alimentado suficiente el temperamento del brujo para que estallará: - ¡¡¿TODO ESTO POR UNA JODIDA MANZANA?!! - preguntó alterado en un tono alterado como el del joven minutos atrás, - ¡¡¿CREES QUE ESO ES UN MOTIVO PARA INTERRUMPIR MI SUEÑO?!! - gritó mientras daba una patada al cesto que estaba delante de él, volcando así lo que quedaba de basura - Encuentra tu manzana... - comentó en un tono más calmo una vez que se había desahogado con aquel golpe. La manzana debía estar a la vista ahora ya que la basura había quedado desparramada por todo el suelo llegando así a la calle. - Ahora, llévame donde has comprado esa manzana para recompensarme, me has jodido el sueño así que no puedo volver a él por un rato - dijo una vez que el joven haya encontrado su manzana, recordando lo que este había dicho, "Le deberíamos un favor".
Dieter Philan- Hechicero Clase Baja
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Edad : 26
Re: Asco de vida [LIBRE]
OFF: Dije Cáscara de Plátano, no Cara xDDDD.
Miré al suelo cuando el anciano empezó a gritarme, como si fuera un niño al que estaban soltando una regañina por haber cometido una travesura, más aún cuando tiró un cubo al suelo de una patada. Además, el tipo maldecía casi tanto como yo. Eso era raro. Sin embargo, algo sí que ayudó, pues al final se propuso a ayudarme a encontrar la manzana, a cambio de que le llevara a donde la había conseguido.
Con toda la basura ya tirada por el suelo, no costó mucho más encontrarla. Y ahí estaba la señorita. Roja, resplandeciente, jugosa, brillante. Un gran rubí que destacaba en el enorme mar marrón. La alegría volvió a inundar mi alma, como de costumbre. Ahora volvía a ser feliz. Empecé a dar saltitos de alegría mientras miraba eufórico al señor Cáscara de Plátano.
- ¡Lo conseguimos, señor Cáscara de Plátano! ¡Al fin la hemos encontrado! ¡Tantos años de viaje recorriendo todo el mundo han dado su fruto! ¡Y nunca mejor dicho jajajajajajajaja! - dije, mientras saltaba como un niño. Luego de eso me abracé al anciano - ¡Gracias, señor, gracias! ¡Es usted todo un héroe!
Dicho esto, me acerqué lentamente a la señorita Manzana, saboreando mi victoria. ¡Oh, cuán placer iban a sentir mi lengua y paladares en tan sólo unos segundos! La basura del callejón había mancillado un poco su pureza original, pero eso no era imperdonable. Todos cometemos errores, y yo estoy dispuesto a dejar que Manzana volviera conmigo. Incluso la ayudaría a lavarla y a limpiar la suciedad. Todo por mi querida Manzana.
Entonces sucedió. En cuestión de segundos. Ya cuando estaba a tan corta distancia de mi amiga Manzana, una mancha marrón pasó volando entre mis piernas, y se la llevó. Miré asombrado y vi al responsable. Era el perrito al que había gritado antes. Y se había llevado mi manzana. Así, el perro se paró justo al final del callejón, con la fruta en la boca, mirándome con expresión desafiante, dispuesto a cobrarse su merecida venganza.
- ¡Tú...! - rují - Has vuelto para tomarte la justicia por tu mano, ¿eh, hijo de la gran puta?
A modo de respuesta, el cachorrito callejero soltó la manzana y le dio un pequeño bocado. A MI manzana.
- ¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!! ¡Maldito cabrón! - grité, y me lancé contra él con furia, dispuesto a darle un patadón que lo mandara a volar. Todo estaba yendo perfectamente. TODO. Hasta que él llegó.
Sin embargo, antes de llegar a mi objetivo me detuve, y me di cuenta del problema. El perrito no estaba solo. De varios lados de la calle salieron unos perros callejeros mucho más corpulentos y grandotes, mirándome con ira.
- Así que has pedido refuerzos, ¿eh, engendro de Satanás? - el perrillo me respondió con algunos ladridos agudos muy simpáticos que hubiera inspirado ternura a cualquier otro, pero que a mí me sonaban a provocación.
También pude ver que algunos perros más se acercaban por el callejón donde estaba el viejo. ¿Creerían que era amigo mío? Mierda, no debí abrazarlo así, ahora lo he puesto en peligro también.
- ¡Vamos, señor Cáscara de Plátano! ¡Muéstrales a todos tu verdadero poder! - grité, mientras lo arrojaba contra los perros como si se tratase de un Pokémon. Los perros lo mordieron con rabia y lo hicieron añicos en cuestión de segundos. Eso me llenó de dolor, ¡ese era mi socio y compañero de viajes, maldita sea! - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡CÁSCARA DE PLÁTANOOOOOOOOOOOO!!!
Mis ojos se llenaron de lágrimas de ira, mientras me lanzaba contra los perros asesinos.
- ¡Rápido viejo! ¡Atrapa al chiquitín! ¡Recupera la manzana, es lo más importante ahora mismo! ¡Por favor, no me falles ahora!
Pero, como anticipándose a mi orden, los perros del callejón atacaron al viejo...
Miré al suelo cuando el anciano empezó a gritarme, como si fuera un niño al que estaban soltando una regañina por haber cometido una travesura, más aún cuando tiró un cubo al suelo de una patada. Además, el tipo maldecía casi tanto como yo. Eso era raro. Sin embargo, algo sí que ayudó, pues al final se propuso a ayudarme a encontrar la manzana, a cambio de que le llevara a donde la había conseguido.
Con toda la basura ya tirada por el suelo, no costó mucho más encontrarla. Y ahí estaba la señorita. Roja, resplandeciente, jugosa, brillante. Un gran rubí que destacaba en el enorme mar marrón. La alegría volvió a inundar mi alma, como de costumbre. Ahora volvía a ser feliz. Empecé a dar saltitos de alegría mientras miraba eufórico al señor Cáscara de Plátano.
- ¡Lo conseguimos, señor Cáscara de Plátano! ¡Al fin la hemos encontrado! ¡Tantos años de viaje recorriendo todo el mundo han dado su fruto! ¡Y nunca mejor dicho jajajajajajajaja! - dije, mientras saltaba como un niño. Luego de eso me abracé al anciano - ¡Gracias, señor, gracias! ¡Es usted todo un héroe!
Dicho esto, me acerqué lentamente a la señorita Manzana, saboreando mi victoria. ¡Oh, cuán placer iban a sentir mi lengua y paladares en tan sólo unos segundos! La basura del callejón había mancillado un poco su pureza original, pero eso no era imperdonable. Todos cometemos errores, y yo estoy dispuesto a dejar que Manzana volviera conmigo. Incluso la ayudaría a lavarla y a limpiar la suciedad. Todo por mi querida Manzana.
Entonces sucedió. En cuestión de segundos. Ya cuando estaba a tan corta distancia de mi amiga Manzana, una mancha marrón pasó volando entre mis piernas, y se la llevó. Miré asombrado y vi al responsable. Era el perrito al que había gritado antes. Y se había llevado mi manzana. Así, el perro se paró justo al final del callejón, con la fruta en la boca, mirándome con expresión desafiante, dispuesto a cobrarse su merecida venganza.
- ¡Tú...! - rují - Has vuelto para tomarte la justicia por tu mano, ¿eh, hijo de la gran puta?
A modo de respuesta, el cachorrito callejero soltó la manzana y le dio un pequeño bocado. A MI manzana.
- ¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!! ¡Maldito cabrón! - grité, y me lancé contra él con furia, dispuesto a darle un patadón que lo mandara a volar. Todo estaba yendo perfectamente. TODO. Hasta que él llegó.
Sin embargo, antes de llegar a mi objetivo me detuve, y me di cuenta del problema. El perrito no estaba solo. De varios lados de la calle salieron unos perros callejeros mucho más corpulentos y grandotes, mirándome con ira.
- Así que has pedido refuerzos, ¿eh, engendro de Satanás? - el perrillo me respondió con algunos ladridos agudos muy simpáticos que hubiera inspirado ternura a cualquier otro, pero que a mí me sonaban a provocación.
También pude ver que algunos perros más se acercaban por el callejón donde estaba el viejo. ¿Creerían que era amigo mío? Mierda, no debí abrazarlo así, ahora lo he puesto en peligro también.
- ¡Vamos, señor Cáscara de Plátano! ¡Muéstrales a todos tu verdadero poder! - grité, mientras lo arrojaba contra los perros como si se tratase de un Pokémon. Los perros lo mordieron con rabia y lo hicieron añicos en cuestión de segundos. Eso me llenó de dolor, ¡ese era mi socio y compañero de viajes, maldita sea! - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡CÁSCARA DE PLÁTANOOOOOOOOOOOO!!!
Mis ojos se llenaron de lágrimas de ira, mientras me lanzaba contra los perros asesinos.
- ¡Rápido viejo! ¡Atrapa al chiquitín! ¡Recupera la manzana, es lo más importante ahora mismo! ¡Por favor, no me falles ahora!
Pero, como anticipándose a mi orden, los perros del callejón atacaron al viejo...
Alexalmo- Vampiro Clase Media
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Localización : Visto por última vez en París. Si lo ve, avise en la comisaría más cercana, por favor.
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