AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Despertar Contigo [Julianne]
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Despertar Contigo [Julianne]
Intentaba controlar mis impulsos lo más que podía… pero era difícil verme compartiendo el mismo lecho con la humana, por más de 3 días…
Estaba rodeado, nunca pensé que volvería a pisar estas zonas donde solo el aroma a sangre cálida me llama. Aquella mujer comenzaba a convertirse en una mística incógnita para mis eternos días de soledad… Su caricia, sus besos, su compañía, su rostro tierno mirando a mis poderosos ojos llenos de pasión y dudas contenidas, había pasado ya bastante tiempo en que no me sentía de tal manera sin que la sensación fuera tortura… la verdad, es que me sentía bien… me sentía cómodo a su lado, pero siempre estaba ese algo que le daba un tono amargo a lo más hermoso que me había pasado en estos días.
No sé realmente que es lo que era, pero quería indagar, quería aclarar mi mente, las palabras “Compañía” y “Por Siempre”, comenzaba de nuevo a empujar mis labios para salir y pronunciarlas sin más rodeos. Pero... ¿Cómo?, ¿Por qué?, ¿Cuándo?... comenzaban a invadirme aquellas interrogantes que parecían las de cualquier humano intentando buscar respuestas. “No pienses tanto, y mejor disfruta…”, me dijo ella esa vez, con naturalidad en su voz y su sonrisa...
"¿Mikelangelo a qué le tienes miedo?, ¿Tu Alma está siendo acogida por otra casi, sin ningún esfuerzo alguno, una belleza natural indescriptible ha tocado en lo más profundo de tu herido corazón?... ¿Le abrirás el paso?, ¿Dejarás que sus finas manos acaricien más tu pecho para curar aquellas heridas y convertirlas nada más y nada menos que solo cicatrices que nadie más podrá llegar a rozar de ese modo?... Mi mente divagaba estas preguntas, y sentía que mis labios estaban cocidos, no podía responder, y aquella gracia que impulsaba a dejarme querer por Julianne se sentía cada vez más fuerte en el pecho… como un gran grito aprisionado que deseaba ser escuchado."
Pero tranquilos, ya había dado un paso… si, y era el pronunciar aquella frase tan difícil que no salía de mis secos labios en mucho tiempo un: “Te Quiero”… de esos que consume tu garganta, al quemarte por dentro, que te engaña aparentando que son por esfuerzo y resulta que cuando los pronuncias solo queda un eco suave resonando entre el corazón y la mirada, ese pequeño espacio de tiempo entre tu aliento y tu sensación de escalofríos, al saber si serás correspondido con ese simple, pero fuerte: “Yo también”.
Es así como me mantenía rondando por la casa de Julianne, que realmente no era tan grande como mi solitaria mansión, que ni siquiera tiene ya sirvientes, pues los había liberado de sus deberes con una buena suma de dinero para cada uno, para que conviertan la dignidad de sus vidas en orgullo desde hace mucho tiempo atrás…
Mi hogar solitario solo olía a muerte en todos sus rincones y estaba tan vacío que las telarañas no demoraron en salir, más seguí llegando allí antes del próximo amanecer, todos los días, con el sabor de la sangre por sobre mis labios, o incluso con una que otra compañía sexual para mi próxima velada… Así se había convertido mi vida en los últimos años, y no me quejaba más que en mis pensamientos silenciosos o en la pradera de mis eternos sueños…
Ahora me encontraba aquí, pensativamente sentado en el diván a los pies de la cama, afirmado sobre un brazo, observando a mi Querida Julianne durmiendo en su cama, como un cisne solitario paseando por un lago de gran brillosidad en sus aguas… Parecía que estuviese cuidando aquel cisne, sin siquiera tocar lo suave de sus las aguas donde rozaba en soledad. Su dormir me tranquilizaba, aveces era irresistible que el encuentro de nuestras miradas sea tan poderoso y pasional, y eso me volvía casi un adicto.
"...¿Por qué… por qué me quedaba tan quieto a contemplarle, por qué mis pies permanecían tan firmes sobre la alfombra de la habitación evitando poder levantarse y largarme de la hermosa caja musical que a ambos nos envolvía en su habitación, de esas con las que quisieras pasar durmiendo toda la vida, al son de las delicadas melodías a campanilla?...
¡Maldición Julianne! ¿Por qué me has hechizado?, ¿Por qué tus labios me han cautivado?, ¿Por qué tu cuerpo se ha convertido en mi hogar sin siquiera haberte tocado por primera vez?... Dime madame… ¿Qué hago para poder permanecer por siempre sentado en este diván observando tu dulce y delicada cancioncilla que ha llegado a tocar mis labios, para cantarte a ti este: “Te Quiero”?-" pronuncié en mi mente mientras la observaba dormir, esperando a que en su sueño llegase a tocar su corazón con mis palabras...-
Estaba rodeado, nunca pensé que volvería a pisar estas zonas donde solo el aroma a sangre cálida me llama. Aquella mujer comenzaba a convertirse en una mística incógnita para mis eternos días de soledad… Su caricia, sus besos, su compañía, su rostro tierno mirando a mis poderosos ojos llenos de pasión y dudas contenidas, había pasado ya bastante tiempo en que no me sentía de tal manera sin que la sensación fuera tortura… la verdad, es que me sentía bien… me sentía cómodo a su lado, pero siempre estaba ese algo que le daba un tono amargo a lo más hermoso que me había pasado en estos días.
No sé realmente que es lo que era, pero quería indagar, quería aclarar mi mente, las palabras “Compañía” y “Por Siempre”, comenzaba de nuevo a empujar mis labios para salir y pronunciarlas sin más rodeos. Pero... ¿Cómo?, ¿Por qué?, ¿Cuándo?... comenzaban a invadirme aquellas interrogantes que parecían las de cualquier humano intentando buscar respuestas. “No pienses tanto, y mejor disfruta…”, me dijo ella esa vez, con naturalidad en su voz y su sonrisa...
"¿Mikelangelo a qué le tienes miedo?, ¿Tu Alma está siendo acogida por otra casi, sin ningún esfuerzo alguno, una belleza natural indescriptible ha tocado en lo más profundo de tu herido corazón?... ¿Le abrirás el paso?, ¿Dejarás que sus finas manos acaricien más tu pecho para curar aquellas heridas y convertirlas nada más y nada menos que solo cicatrices que nadie más podrá llegar a rozar de ese modo?... Mi mente divagaba estas preguntas, y sentía que mis labios estaban cocidos, no podía responder, y aquella gracia que impulsaba a dejarme querer por Julianne se sentía cada vez más fuerte en el pecho… como un gran grito aprisionado que deseaba ser escuchado."
Pero tranquilos, ya había dado un paso… si, y era el pronunciar aquella frase tan difícil que no salía de mis secos labios en mucho tiempo un: “Te Quiero”… de esos que consume tu garganta, al quemarte por dentro, que te engaña aparentando que son por esfuerzo y resulta que cuando los pronuncias solo queda un eco suave resonando entre el corazón y la mirada, ese pequeño espacio de tiempo entre tu aliento y tu sensación de escalofríos, al saber si serás correspondido con ese simple, pero fuerte: “Yo también”.
Es así como me mantenía rondando por la casa de Julianne, que realmente no era tan grande como mi solitaria mansión, que ni siquiera tiene ya sirvientes, pues los había liberado de sus deberes con una buena suma de dinero para cada uno, para que conviertan la dignidad de sus vidas en orgullo desde hace mucho tiempo atrás…
Mi hogar solitario solo olía a muerte en todos sus rincones y estaba tan vacío que las telarañas no demoraron en salir, más seguí llegando allí antes del próximo amanecer, todos los días, con el sabor de la sangre por sobre mis labios, o incluso con una que otra compañía sexual para mi próxima velada… Así se había convertido mi vida en los últimos años, y no me quejaba más que en mis pensamientos silenciosos o en la pradera de mis eternos sueños…
Ahora me encontraba aquí, pensativamente sentado en el diván a los pies de la cama, afirmado sobre un brazo, observando a mi Querida Julianne durmiendo en su cama, como un cisne solitario paseando por un lago de gran brillosidad en sus aguas… Parecía que estuviese cuidando aquel cisne, sin siquiera tocar lo suave de sus las aguas donde rozaba en soledad. Su dormir me tranquilizaba, aveces era irresistible que el encuentro de nuestras miradas sea tan poderoso y pasional, y eso me volvía casi un adicto.
"...¿Por qué… por qué me quedaba tan quieto a contemplarle, por qué mis pies permanecían tan firmes sobre la alfombra de la habitación evitando poder levantarse y largarme de la hermosa caja musical que a ambos nos envolvía en su habitación, de esas con las que quisieras pasar durmiendo toda la vida, al son de las delicadas melodías a campanilla?...
¡Maldición Julianne! ¿Por qué me has hechizado?, ¿Por qué tus labios me han cautivado?, ¿Por qué tu cuerpo se ha convertido en mi hogar sin siquiera haberte tocado por primera vez?... Dime madame… ¿Qué hago para poder permanecer por siempre sentado en este diván observando tu dulce y delicada cancioncilla que ha llegado a tocar mis labios, para cantarte a ti este: “Te Quiero”?-" pronuncié en mi mente mientras la observaba dormir, esperando a que en su sueño llegase a tocar su corazón con mis palabras...-
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Re: Despertar Contigo [Julianne]
"Tus ojos, brillan tan fuerte, quiero salvar su luz, ahora no puedo escapar a esto
salvo que tú me digas cómo."
salvo que tú me digas cómo."
Julianne siempre se pregunto si en algún momento conocería aquel hombre que pudiera volverla loca de amor, sus pocas y tristes esperanzas morían cada vez que un año mas cumplía pero eso también se debía a que ni siquiera los mejores pretendientes del pueblo encendían esa llama en su corazón y es que ella sabia exactamente que eso sucedería pero no cuando exactamente, cada vez que se encontraba sola recordaba las historias que su madre le contaba a medida que la joven crecía, esa joven que ahora se había convertido en toda una mujer pero la cual se sentía tan vacía por dentro.
"No quiero decepcionarte,pero estoy atado al infierno.."
Y fue en aquella tarde tras un típico paseo por los jardines cuando él cruzo por su lado y los ojos de la preciosa Julianne se iluminaron, su corazón comenzó a golpear fuerte como queriéndose salirse del pecho, fue tanto lo que sintió que mantuvo la respiración por varios segundos antes de volver a reaccionar, ese hombre...aquel que por sus ojos había entrado pero no solo por su belleza sino que Julianne vio mucho mas profundo que eso. Tantas veces había soñado con un instante así; Dos miradas penetrantes que se atraviesan de lado a lado, ella sintió su cuerpo estremecer por primera vez fue el momento mas intenso en su vida y supo que ese hombre debía estar con ella... fuese lo que fuese lo quería en su vida.
"Y te quiero, te juro que es verdad, no puedo vivir sin ti.."
Tres dias ya habian pasado y él siempre volvia a su lado, ella comenzaba a creer que todo estaba mejorando en su vida... lo podia notar, sus mejillas hasta montaban un color extraño y la felicidad le invadia por completo y aunque eso la asustaba no queria perder sus esperanzas, sabia que lo unico que queria era poder darle a aquel hombre lo mismo que ella necesitaba, compañía, caricias, besos unos cuantos abrazos que duraran horas y tal vez si él lo aceptaba Julianne podría brindarle aquel amor que llevaba guardado tanto tiempo para alguien igual de especial que el. Se estaba acostumbrando de que su cama también estuviera ocupada, de embriagarse a su perfume y recorrerlo con la mirada cada parte de su cuerpo aunque fuera un simple descaro, ella no perdía el tiempo. Se sentía atrapada en su mirada cada vez que Mikelangelo la miraba y como describir con palabras cuando lograba que sus labios se uniesen y compartieran hasta el aliento formándose una sola persona, ella lo quería y se lo había dicho varias veces, no existía otro hombre que la hiciera sentir tan completa tanto por dentro que por fuera, la bella Julianne le quería...
{----}
Sus pupilas se mantenían aun cerradas luego de pasar otra noche entre sus brazos, aunque su cuerpo fuese diferente por momentos cuando debía dormir le atormentaba la idea de despertar y no verlo a su lado por lo que trataba que su cuerpo se mantuviera pegado al suyo y así poder sentir si este se marchaba para detenerlo, pero en estos tres días nada de eso había pasado, siempre estaba ahí mirándole y esa mirada le acariciaba aun cuando sus manos no lo hicieran.
Abrió sus ojos lentamente y lo observo sentado a los pies de la inmensa cama, pestañeo varias veces y sonrió volviendo a cerrar los ojos.- Estas muy lejos...- Le recrimino ella extendiendo su mano para que volviera a su lado y así ella poder regalarle el beso como todas las mañanas.
Jeanne Lasserre- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 10/12/2013
Re: Despertar Contigo [Julianne]
El hermoso pétalo de rosa había florecido en medio de la noche, cuando aquellos ojos se cerraron a su espera pidiéndome que volviera a recostarme a su lado. Yo no lo dudé ni por un segundo, y en un movimiento lento me acerqué hasta el lecho que hacía que nos uniese cada noche, era como un cordón que se ató entre nosotros con delicadeza. Tal vez uno que no era de un nudo completamente fuerte, pero que con dedicación y simpleza se mantiene unido.
Su hermoso rostro blanquecino, parecía deslumbrar mi noche, tan delicada, tan tierna, tan efímera pose que me conquistaba. Me acosté de lado a ella, dedicándole una suave caricia en su femenino hombro desnudo, la tocaba y pareciera que cada roce fuese cual dibujo inocente del infante perdido, ese perdido no exactamente en algún lugar…. Sino que perdido en la inmensidad del cobijo de su propia imaginación… dibujar un paisaje tal vez, dibujar un ave revoloteando por el jardín, dibujar aquel familiar querido, aquel del cual te tomas de la mano, soñando y esperando ser algún día encontrado y jamás separado de él….
Asi era mi roce por sobre su piel, la sombra de mis dedos tras la tenue luz de la luna en nuestra oscuridad, cubría aquello que no quiere ser quitado de mi posesión. ¿Pero tres días…tan solo tres días, en que mi muerto corazón fue revivido, con tanto cariño, con tanta dedicación, con la mirada suave que salía por los ojos de la bella Julianne?… si… como aquel famoso tercer día de resurrección, de la muerte por amor….
…¿La luna siendo testigo?, el corazón siendo recogido en aquel simple y pequeño lecho que nos sustentaba a ambos, que por más que me daba vuelta hacia un lado de la cama, hacia otro, o miraba el techo, en todos los rincones estaba ella… su rostro, sus besos, sus roces y caricias, su calor…. Y su carmesí cayendo a tubo entre mis labios… ¿Por qué ella se daba a mi sin prejuicio, sin condición, completamente libre?...
Eres hermosa Julianne, eres vida, eres plena, eres el sustento de mi corazón débil… ¿Débil?... ¿Por qué vida mía?... ¿Por qué este corazón muestra esa fragilidad contenida entre mis besos a tu pecho, entre mis besos a tus labios, a tu frente… a tu hombro, si ese mismo que ahora estoy acariciando con mi dedo, dibujándolo suavemente?... y lo besé, observando tus ojos cerrados a la nocturna, al placer que sueltas tras mi compañía…
Mi mente navegó por la brisa cálida que tu cuerpo me produjo, cuando me acerqué por detrás a abrazarte de lado dejando mi mano descansar en tu vientre… el cual mis yemas acariciaron con tanta suavidad, casi como acariciar el mismo aire que respiras… un base importante en tu vivo palpitar, hermosa mía…
-Ya estoy aquí… más cerca…. Porque así lo deseas, tal y como yo cariño..- le susurré por detrás en su oído y mi mano que antes posaba su vientre la llevé a la altura de su cuello y después sola recorrío tocando la piel de su pecho, mi mano se hundió en su escote y pasó a su fino dorso, dirigiéndose a los costados para terminar acariciando los muslos de sus piernas, y mi pelvis se acercó más a su blando trasero para terminar enredando mis piernas con las de ellas, bajo las sábanas de seda. Aquellas sábanas que serían testigo de nuestro reencuentro de pieles llenas de deseo y amor…
-Me quedaré contigo, cariño... todo el tiempo que quieras, todo el tiempo que yo quiera… pues asi como tú me has elegido con tu mirar en aquél jardín yo te elijo tras la compañía de la noche que disipará tus pesadillas…- le aseguré, prometiendo a su vez que me quedaría a su lado.
Su hermoso rostro blanquecino, parecía deslumbrar mi noche, tan delicada, tan tierna, tan efímera pose que me conquistaba. Me acosté de lado a ella, dedicándole una suave caricia en su femenino hombro desnudo, la tocaba y pareciera que cada roce fuese cual dibujo inocente del infante perdido, ese perdido no exactamente en algún lugar…. Sino que perdido en la inmensidad del cobijo de su propia imaginación… dibujar un paisaje tal vez, dibujar un ave revoloteando por el jardín, dibujar aquel familiar querido, aquel del cual te tomas de la mano, soñando y esperando ser algún día encontrado y jamás separado de él….
Asi era mi roce por sobre su piel, la sombra de mis dedos tras la tenue luz de la luna en nuestra oscuridad, cubría aquello que no quiere ser quitado de mi posesión. ¿Pero tres días…tan solo tres días, en que mi muerto corazón fue revivido, con tanto cariño, con tanta dedicación, con la mirada suave que salía por los ojos de la bella Julianne?… si… como aquel famoso tercer día de resurrección, de la muerte por amor….
…¿La luna siendo testigo?, el corazón siendo recogido en aquel simple y pequeño lecho que nos sustentaba a ambos, que por más que me daba vuelta hacia un lado de la cama, hacia otro, o miraba el techo, en todos los rincones estaba ella… su rostro, sus besos, sus roces y caricias, su calor…. Y su carmesí cayendo a tubo entre mis labios… ¿Por qué ella se daba a mi sin prejuicio, sin condición, completamente libre?...
Eres hermosa Julianne, eres vida, eres plena, eres el sustento de mi corazón débil… ¿Débil?... ¿Por qué vida mía?... ¿Por qué este corazón muestra esa fragilidad contenida entre mis besos a tu pecho, entre mis besos a tus labios, a tu frente… a tu hombro, si ese mismo que ahora estoy acariciando con mi dedo, dibujándolo suavemente?... y lo besé, observando tus ojos cerrados a la nocturna, al placer que sueltas tras mi compañía…
Mi mente navegó por la brisa cálida que tu cuerpo me produjo, cuando me acerqué por detrás a abrazarte de lado dejando mi mano descansar en tu vientre… el cual mis yemas acariciaron con tanta suavidad, casi como acariciar el mismo aire que respiras… un base importante en tu vivo palpitar, hermosa mía…
-Ya estoy aquí… más cerca…. Porque así lo deseas, tal y como yo cariño..- le susurré por detrás en su oído y mi mano que antes posaba su vientre la llevé a la altura de su cuello y después sola recorrío tocando la piel de su pecho, mi mano se hundió en su escote y pasó a su fino dorso, dirigiéndose a los costados para terminar acariciando los muslos de sus piernas, y mi pelvis se acercó más a su blando trasero para terminar enredando mis piernas con las de ellas, bajo las sábanas de seda. Aquellas sábanas que serían testigo de nuestro reencuentro de pieles llenas de deseo y amor…
-Me quedaré contigo, cariño... todo el tiempo que quieras, todo el tiempo que yo quiera… pues asi como tú me has elegido con tu mirar en aquél jardín yo te elijo tras la compañía de la noche que disipará tus pesadillas…- le aseguré, prometiendo a su vez que me quedaría a su lado.
...Y aquella misma mano que recorrió su cuerpo en detalle, volvió para encontrarse con su mano entrelazando aquellos dedos, que mutuamente se unían en un mismo sentimiento...
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 27/09/2012
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Re: Despertar Contigo [Julianne]
Era demasiado tarde cuando Julianne despertó, en la penumbra de la habitacion visualizo a su hombre sentado a los pies de la cama y de seguro el llevaba tiempo observándola dormir. bajo el pequeño hilo de luz lo llamo acariciando la fina seda de aquel lugar vació a su lado esperando que el volviera, era increíble como, a pesar de estar en el mismo lugar ella se sintiera vacía por no tenerlo a su lado, lo mismo le pasaba por las mañanas cuando el debía marchar dejándola triste y esperando siempre que la noche cayera rápido para volver a tenerlo junto a ella.
Cuando el volvió a su lado ella lo acobijo entre sus brazos que lo esperaban con ansiedad, le gusto como las manos de aquel hombre que tanto quería le acariciaba el hombro como si fuera una pieza frágil que necesitara todo el cuidado posible para no romperse, suspiro acercando sus labios a los suyos deslizando las manos por el torso dejándolas suspendidas en su pecho, su piel era muy suave pero fría aunque para ella eso ya era normal, en esos tres días estaba completamente acostumbrada a ello y sabia que lo necesitaba cuando no estaba, su pecho se apretaba cuando recordaba sus medias tardes en soledad, preguntándose donde su amado podría estar.
Sera que esta noche pensaba dejarme sola..- Dijo con un susurro suave como terciopelo girándose en la cama y dejando que los brazos de su amor la amarraran contra su cuerpo y aquel aire de susurro golpeo contra su piel y la estremeció por completo, sus ojos se cerraron ..Tu boca, cerca , muy cerca…, me seduce , me tienta.. Las palabras salían con total libertad de los labios de Julianne pues era lo que deseaba en ese momento mientras las manos de él llenaban de tiernas perfectas y delicadas caricias los muslos de aquella mujer cual piel se encendía mas rápido.
Era posible que aquella mujer que tan dura solía mostrarse frente al resto de la gente se sintiera tan vulnerable en las manos de aquel hombre? vulnerable o no ella lo amaba y la magnitud y profundidad de aquel amor se había incrementado en estos tres días de permanecer a su lado.
Y aquellas palabras llenaron el alma de Julianne, pego su cuerpo mas al suyo sintiendo entre su trasero aquel bulto que comenzaba a incrementarse con los suaves y lentos movimiento que hacia, su sangre hervía y su piel quemaba en deseos. Ella llevo una de sus manos hacia atrás y acaricio su cuello y dejo deslizara por los costados de él mientras enredaba sus piernas a las suyas bajo la fina seda.- Te quiero y te deseo..- Respondió ella girándose de nuevo y sus ojos prendidos en fuego se fijaron a los suyos.
Cuando el volvió a su lado ella lo acobijo entre sus brazos que lo esperaban con ansiedad, le gusto como las manos de aquel hombre que tanto quería le acariciaba el hombro como si fuera una pieza frágil que necesitara todo el cuidado posible para no romperse, suspiro acercando sus labios a los suyos deslizando las manos por el torso dejándolas suspendidas en su pecho, su piel era muy suave pero fría aunque para ella eso ya era normal, en esos tres días estaba completamente acostumbrada a ello y sabia que lo necesitaba cuando no estaba, su pecho se apretaba cuando recordaba sus medias tardes en soledad, preguntándose donde su amado podría estar.
Sera que esta noche pensaba dejarme sola..- Dijo con un susurro suave como terciopelo girándose en la cama y dejando que los brazos de su amor la amarraran contra su cuerpo y aquel aire de susurro golpeo contra su piel y la estremeció por completo, sus ojos se cerraron ..Tu boca, cerca , muy cerca…, me seduce , me tienta.. Las palabras salían con total libertad de los labios de Julianne pues era lo que deseaba en ese momento mientras las manos de él llenaban de tiernas perfectas y delicadas caricias los muslos de aquella mujer cual piel se encendía mas rápido.
Era posible que aquella mujer que tan dura solía mostrarse frente al resto de la gente se sintiera tan vulnerable en las manos de aquel hombre? vulnerable o no ella lo amaba y la magnitud y profundidad de aquel amor se había incrementado en estos tres días de permanecer a su lado.
Y aquellas palabras llenaron el alma de Julianne, pego su cuerpo mas al suyo sintiendo entre su trasero aquel bulto que comenzaba a incrementarse con los suaves y lentos movimiento que hacia, su sangre hervía y su piel quemaba en deseos. Ella llevo una de sus manos hacia atrás y acaricio su cuello y dejo deslizara por los costados de él mientras enredaba sus piernas a las suyas bajo la fina seda.- Te quiero y te deseo..- Respondió ella girándose de nuevo y sus ojos prendidos en fuego se fijaron a los suyos.
Jeanne Lasserre- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 10/12/2013
Re: Despertar Contigo [Julianne]
Fue entonces que descubrí el verdadero placer de tener a una mujer a mi lado, tras ver a sus poderosos ojos en fuego, quemando a mi mirar. La valoraba a cada segundo de observarla, de tocarla, de sentir el calor de aquella piel tan suave y calórica cerca mío.
El frío mármol se cernía sobre su piel, se destrozaba, se trizaba y terminaba cada parte de mi, esparcida sobre su piel.
Cuando por fin abrazaba en su cintura, y la atraía hasta mi, regalándole suaves besos en su cuello su aroma natural, era simplemente mi más grande placer de aquel minuto. Un minuto que se hacía corto, el cual intentaba alcanzar a medida que mis labios rozaban esa cálida piel.
Nuestro cuerpos estaban aferrados en aquel pecho, como el apego desgarrado en una lágrima, como el pensamiento libre e imaginativo de: “¿Esto realmente está pasando?, ¿Será que...?” Aún así no podía dejarme vencer por tantas ilusiones. Mi corazón estaba desgarrado, aún era palpitante el dolor de las pérdidas sufridas. Aveces recordaba su nombre en sueños, pero se convertían en pesadillas tras fusionar el rostro de Julianne con el de mi pobre Leonor. ¿Por qué tantas memorias, por qué tanta brisa rozando mi cara con aquella voz perdida en el tiempo?...
¿Podría alguna vez el viento y mis oscuras noches llevarse su nombre y su voz hasta el infinito, para no voler jamás?...
Mi pecho comenzaba a arder de ira, de frustración y en aquel discernimiento de pensamientos apreté con un poco más de fuerza la fina cintura de Julianne, y en un milisegundo volví a recordar que estaba junto a ella, compartiendo una noche más de nuestro idilio de amor.
Su aroma comenzaba a envolverme poco a poco, y yo como un niño descubriendo la belleza de los atardeceres me dejé embriagar.
Mi hermosa Julianne, poseerte era algo demasiado fácil, pero mantenerte a mi lado era como encontrar una aguja en un pajar. Aún más dícil era tomar tu corazón entre mis manos, con el cuidado de no apretarlo demasiado y hacer que su sangre me bañe por completo.
Acomodé a la mujer más cerca de lo que ya no podía existir más, en mi regazo. Mientras acariciaba su figura de porcelana fina y dejé mi mano descansando en su cintura.
-No le voy a dejar sola mi querida Julianne...estoy aquí para usted.-pronuncié en un susurro bajo lo oscuro de la habitación, sobre sus carnosos labios.
Sentí como mi mano volvió a moverse poco a poco sobre la fina cintura de la mujer y finalmente mis labios que antes susurraron compromiso se incineraban en los suyos, con aquel calor de su cuerpo que tanto me quemaba. Tanta frialdad por siglos y siglos que se derritieron con el enredo de nuestras piernas en un mutuo lazo de deseo que no quería desatar. Mis labios viajaron por su boca desesperada y después escaparon por la piel de su cuello y rozaban tiernamente su calórica y brillosa piel... si, brillosa, pues parecía que el hielo de mi piel se fundía en el calor de la suya, y ambos terminabamos ligeramente tensos y mojados de la pasión contenida... y volvía a preguntarme: ¿Acaso era eso posible?....
Mis manos rozaron la curva de uno de sus senos para acariciarlo suave y circularmente, mientras que mi miembro y su vientre se rozaban entre las mantas y nuestras piernas presionaban el deseo y nuestros labios anhelaban la mordida del fuego eterno... y mi boca volvió a encontrarse con la suya en un largo beso.
Dichosa la noche, dichosa la brisa que se acaba entre nuestros alientos tras ser el oxígeno contenido por la pasión, el respiro y suspiro de nuestras bocas bajo la noche, revolviendo las sábanas y hundiéndonos en una almohada compartida, mi mano enredada entre sus cabellos y la otra acariciando la sensual línea de su seno. ¿Debo agradecer, debo pedir más, debo encender el corazón y matar la arruga que lo triza, y lo corta?...
El frío mármol se cernía sobre su piel, se destrozaba, se trizaba y terminaba cada parte de mi, esparcida sobre su piel.
Cuando por fin abrazaba en su cintura, y la atraía hasta mi, regalándole suaves besos en su cuello su aroma natural, era simplemente mi más grande placer de aquel minuto. Un minuto que se hacía corto, el cual intentaba alcanzar a medida que mis labios rozaban esa cálida piel.
Nuestro cuerpos estaban aferrados en aquel pecho, como el apego desgarrado en una lágrima, como el pensamiento libre e imaginativo de: “¿Esto realmente está pasando?, ¿Será que...?” Aún así no podía dejarme vencer por tantas ilusiones. Mi corazón estaba desgarrado, aún era palpitante el dolor de las pérdidas sufridas. Aveces recordaba su nombre en sueños, pero se convertían en pesadillas tras fusionar el rostro de Julianne con el de mi pobre Leonor. ¿Por qué tantas memorias, por qué tanta brisa rozando mi cara con aquella voz perdida en el tiempo?...
¿Podría alguna vez el viento y mis oscuras noches llevarse su nombre y su voz hasta el infinito, para no voler jamás?...
Mi pecho comenzaba a arder de ira, de frustración y en aquel discernimiento de pensamientos apreté con un poco más de fuerza la fina cintura de Julianne, y en un milisegundo volví a recordar que estaba junto a ella, compartiendo una noche más de nuestro idilio de amor.
Su aroma comenzaba a envolverme poco a poco, y yo como un niño descubriendo la belleza de los atardeceres me dejé embriagar.
Mi hermosa Julianne, poseerte era algo demasiado fácil, pero mantenerte a mi lado era como encontrar una aguja en un pajar. Aún más dícil era tomar tu corazón entre mis manos, con el cuidado de no apretarlo demasiado y hacer que su sangre me bañe por completo.
Acomodé a la mujer más cerca de lo que ya no podía existir más, en mi regazo. Mientras acariciaba su figura de porcelana fina y dejé mi mano descansando en su cintura.
-No le voy a dejar sola mi querida Julianne...estoy aquí para usted.-pronuncié en un susurro bajo lo oscuro de la habitación, sobre sus carnosos labios.
Sentí como mi mano volvió a moverse poco a poco sobre la fina cintura de la mujer y finalmente mis labios que antes susurraron compromiso se incineraban en los suyos, con aquel calor de su cuerpo que tanto me quemaba. Tanta frialdad por siglos y siglos que se derritieron con el enredo de nuestras piernas en un mutuo lazo de deseo que no quería desatar. Mis labios viajaron por su boca desesperada y después escaparon por la piel de su cuello y rozaban tiernamente su calórica y brillosa piel... si, brillosa, pues parecía que el hielo de mi piel se fundía en el calor de la suya, y ambos terminabamos ligeramente tensos y mojados de la pasión contenida... y volvía a preguntarme: ¿Acaso era eso posible?....
Mis manos rozaron la curva de uno de sus senos para acariciarlo suave y circularmente, mientras que mi miembro y su vientre se rozaban entre las mantas y nuestras piernas presionaban el deseo y nuestros labios anhelaban la mordida del fuego eterno... y mi boca volvió a encontrarse con la suya en un largo beso.
Dichosa la noche, dichosa la brisa que se acaba entre nuestros alientos tras ser el oxígeno contenido por la pasión, el respiro y suspiro de nuestras bocas bajo la noche, revolviendo las sábanas y hundiéndonos en una almohada compartida, mi mano enredada entre sus cabellos y la otra acariciando la sensual línea de su seno. ¿Debo agradecer, debo pedir más, debo encender el corazón y matar la arruga que lo triza, y lo corta?...
Dime mi hermosa Julianne, ¿Es éste el corazón que estás buscando dentro del laberinto del amor, éste que emite un suspiro ligero y ruidoso naciendo desde la oscuridad cuando mis manos te alcanzan y mi cuerpo te roza? ¿Es éste al que tu amor le has de entregar?....
Mikelangelo Van Dort- Vampiro/Realeza
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