~+~El despertar~+~

por **Angelo Ange D' Le Rose** Jue Mar 19, 2015 9:35 am

-Silencio... el aire está en silencio; la tela roja del forro que cubría el instrumento cae sin ser tocado, deslizándose con suavidad entre los dientes de aquel piano, solo el viento lo pudo haber movido con total sigilo. Rojo... el pétalo de la rosa roja se desprende del cuerpo de ésta, ubicada sobre el instrumento musical, encerrada en un recipiente de cristal, no se sabe cuanto ha vivido ahí, pero ya han pasado 10 años desde la última vez que ella presenció el cielo rojo. Oscuridad; el cielo está tornado de completa oscuridad, no hay estrellas y la Luna llena se ha ocultado por un rato, se prepara para recibir a quien una década ha esperado...-

-La habitación oculta, oscura, pues no hay ventanas ni luces que la iluminen; escondida detrás de las paredes de una gran mansión abandonada o eso pareciera, han pasado años de que dejo de ser habitada. Es hora, la media noche ha llegado, el reloj marca las 00:00hrs; el viento puede hacer su relajo, soplando con tal fuerza golpeando los grandes ventanales hace que estos se abran sorpresivamente... las cortinas se sacuden sujetándose para no ser arrebatadas de sus ataduras, las hojas de algunas plantas se zafan y revolotean por todo el salón... las velas de los candelabros se encienden por causa de una energía sobrenatural y la habitación oscura es alumbrada igual. Ante la luminosidad de las velas del recinto, un altar se alcanza a apreciar y sobre este; un sarcófago negro se presenta con elegancia decorado con un camino de rosas marchitadas y un emblema de la Rosa Roja grabado en el costado frontal del mismo. En el interior... mi cuerpo duerme.-

-El cuerpo yace dentro en aquel ataúd, compuesto de satén rojo echo especialmente para el quien descansa, en su interior. Sin moverse, el cuerpo inerte... vestido con una camisa holgada blanca de seda de la época victoriana, el cravat del mismo color rodeando su cuello, un pantalón negro de vestir manteniendo el calzado pulido y engrasado, como un muñeco nuevo sin haber sido usado. Su cabello negro con mechones rojos se mantenía intacto, ninguna señal de que el ser se haya movido o despertado. El viento se ha silenciado nuevamente, el cielo da la bienvenida a la dulce amante, ya no es plateada, ni dorada... ahora porta un hermoso vestido carmín, camina por aquel manto oscuro de la noche hasta mostrar completamente su semblante. Su esencia alumbra el lugar por las ventanas, el recinto se tiñe del color de la sangre; la señal está dada.-

-La fuerza sobrenatural abre la tapa de aquel sarcófago lentamente, dejando al descubierto al ser durmiente que se encontraba dentro, el aire roza las pálidas mejillas del individuo, los parpados comienzan a moverse así abriéndose con lentitud, dejando ver a su paso unos ojos de color rojo, parecía que el infierno ardía en su interior. Apoyando las palmas de las manos delicadamente sobre el satén su cabello largo se deslizo por el almohadón al incorporarse tomando asiento y flexionando la rodilla derecha colocó el pie firme elevando la diestra para sujetarse de la orilla del objeto; poniéndose de pie salio al fin de aquel lugar de descanso, exploro con sus ojos el recinto y camino hacia el escritorio que se encontraba en el rincón izquierdo a él, al acercarse, observó con detenimiento el material con que estaba echo... acarició sutilmente con las yemas de los dedos de su mano derecha los libros que se encontraban sobre el mismo, recorrió estos hasta topar con una cajita negra tallada con espirales rojos y otro emblema de la Rosa en la tapa, tomó ésta y al abrirla... un anillo de plata se encontraba dentro, el sello del Descendiente, la Rosa eterna; el símbolo de la inmortalidad era la figura tallada en aquel accesorio. Desprendió el anillo de la caja dejando ésta sobre el escritorio nuevamente y se colocó el objeto en el dedo medio de la diestra; al hacerlo sus ojos visualizaron un libro por el rabillo de sus ojos... aquel viejo cuaderno, las pastas cubiertas de polvo pero aún se mantenía hermoso y cuidado, color negro con detalles plateados, aquel diario, permanecía intacto.-

¿Así que una década ha pasado mi viejo amigo? ¿Cuantas historias has de haber guardado? Ya no hay motivo, de seguirlas recordando...

-Tomé aquel Diario, mi confidente y el velador de los sueños más extraños, con un gentil soplo retiré el polvo que lo envolvía y lo coloqué en aquel estante negro de libros terminados, un cofre de secretos, grabado en hojas con tinta negra sellado con un candado y la llave oculta en algún lugar del palacio. Un espejo presencia mi figura, volteé observando fijamente mi estado, mi piel pálida, no me he alimentado; caminando por el recinto, me dirigí a la salida, las estatuas custodiando la pared, la zurda es elevada para tocar la cabeza de la figura izquierda así agachandola para que abriera la puerta secreta, el salón hermosamente bañado con aquella luz rojiza, mi hogar, mi lugar, me ha visto despertar. Mis ojos se conectan directo con ella, mi Luna, mi amante; la garganta seca me advierte que es la hora de salir a merendar, buscar una presa, mi primera víctima, después de Diez años de una larga siesta. ¿Quién será?-