Zephyr T. Smirnòva | Dangerous Relationships

Fría. Calculadora. Férrea. De apariencia serena, indiferente, aunque su vida se haya fraguado en el mismísimo infierno. Nadie verá a Zephyr llorando o riendo sinceramente, pues el tiempo, la soledad, las muertes y los maltratos han borrado cualquier expresión sincera de su rostro; ha alzado una infranqueable muralla entre sus sentimientos más íntimos y el mundo, a fin de protegerse de los continuos golpes que recibe de éste. Nada le importa. Nada le interesa. ¿Conoces el dolor? «¿Quieres sentir dolor de verdad?». Obsesiva. Egoísta. Lo único que le importan son sus objetivos y el modo de conseguirlos. Pagará cualquier precio. Y no le importa a quién se lleve por delante. No le importa derramar sangre. No le importa que sea la tuya. Nadie parece tener cabida en su marchito corazón... Perro ladrador, poco mordedor. ¿O es esa la imagen que pretende dar? Para ella, no hay ninguna diferencia. Sabe que inspirando temor a otros no se le acercarán. Y si no se le acercan, no podrán hacerle daño.

Desconfiada. Siempre se tiende a sospechar de las caras inocentes, a sabiendas que tras estas se esconden los secretos más oscuros... Las sonrisas más dulces son las que más terror ocultan. O si no, que se lo digan a ella. Su alma está compuesta de odio, de rencor, autoinculcado y aprendido. Es todo cuanto conoce, todo cuanto maneja. ¿Cómo va a mostrar afectos alguien que nunca los experimentó? La soledad se hace eco en cada rincón de su mente, devorando todo atisbo de luz que intenta abrirse paso a su través. Nada sobrevive. Todo yace. Todo cuanto la rodea acaba por marchitarse y morir. O eso es lo que piensa.

Tiene algo que te atrae, que te envuelve, que te hacer querer acercarte a darle un abrazo. ¿Será su aspecto frágil e inocente? ¿Será su expresión siempre ausente? ¿O tal vez su mirada triste y dolida? El mundo no la entiende. Nunca la ha entendido. Y ella odia al mundo. Con todas sus fuerzas. El fuego alimenta al fuego, lo hace crecer, aumenta su fuerza y su alcance. Y eso pasó con ella. Fue débil y las llamas la consumieron... Para luego resurgir con toda la furia y toda la fuerza de un huracán desbocado. Semblante sereno que oculta todo el caos fruto de una vida tortuosa, de una vida a la que muchos no hubieran podido sobrevivir. Misteriosa. Distante. Inexpresiva. Lo más parecido a una roca que encontrarás. No puedes protegerla. No quiere tu protección. No quiere nada de ti. Te gritará que te marches, lo mucho que te odia. Pero si te vas... no vuelvas. Te habrá echado en el mismo saco que a todos. Si alguien quisiera quererla, tendría que asumir que no lo demostrará tan fácilmente. Un tornado no puede ser domado con un par de palabras bonitas. Y ella es mucho peor que un simple tornado.