AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No me des excusas (+18 Privado)
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No me des excusas (+18 Privado)
Sueños rotos, almas envenados de alcohol, todos los hombres y mujeres siempre quieren algo en esta vida, sexo sexo y más sexo, el placer de los cuerpos lo llevan a flor de piel, los burdeles se llenan pero no tienen gracias, siempre las mismas perras aquellas sucias que duermen en los sótanos de los burdeles amontonadas como carne usada, no tienen nada de belleza, eso se les va acabando con el tiempo, eso se vende en esta ciudad, mujeres sin cuidados, lugares espantosos sin el lujo que debe tener para decir con ganas “vengo a follarme mi dinero”.
El Burdel “Ragnarok´s Death Roses” abre esta noche, con orquesta en vivo, mujeres bailando, alguien sirviendo el alcohol, todos amables y haciendo sentir a los clientes como en su casa, todos queridos y respetados, un segundo hogar.
Aquella noche llegaba una cortesana no se dé donde, pero como a todas las putas esas que llegan a este lugar debo inspeccionarlas y amaestrarlas en el arte de aquel burdel, no tocaba de otra que hacerla pasar. El sonido de unos tacones y el de la puerta siento tocada con mi voz anunció que puede entrar
-Entra pero si entras más te vale que de una me excites sino, date vuelta y lárgate- masculla con su tic en la mandibula
El Burdel “Ragnarok´s Death Roses” abre esta noche, con orquesta en vivo, mujeres bailando, alguien sirviendo el alcohol, todos amables y haciendo sentir a los clientes como en su casa, todos queridos y respetados, un segundo hogar.
Aquella noche llegaba una cortesana no se dé donde, pero como a todas las putas esas que llegan a este lugar debo inspeccionarlas y amaestrarlas en el arte de aquel burdel, no tocaba de otra que hacerla pasar. El sonido de unos tacones y el de la puerta siento tocada con mi voz anunció que puede entrar
-Entra pero si entras más te vale que de una me excites sino, date vuelta y lárgate- masculla con su tic en la mandibula
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: No me des excusas (+18 Privado)
¿Nerviosa? No, para nada. Vanesa llevaba seis años en París. Cinco de ellos ganándose la vida como puta. Quieras que no eso te da cierta seguridad en ti misma. En lo que puedes o no hacer. Y la catalana sabía qué es lo que quería.
Dinero, por supuesto. Poderoso caballero es Don Dinero, había leído una vez. Voto a bríos que es cierto. Y se decía que aquél tipo pagaba más y mejor que en su actual burdel. También se comentaba que era violento, brusco y que carecía de moralidad. El tipo de hombre que le encantaba.
-Buenas noches, señor-hablaba francés con bastante acento y la última palabra la dijo en castellano-. Me llamo Vanesa Ferrá, he venido buscando trabajo…
Entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí. Aquél hombre era tal y como lo había imaginado: varonil, primario, con cierto aire chulesco… La mujer se mordió el labio inferior y lo miró a los ojos. Le gustaba. Le encantaba lo que veía. Su corazón empezaba a latir más fuerte y su respiración se hizo más pesada. Un calor familiar le apareció en el bajo vientre.
-Dicen que usted busca nuevas chicas… Y que siempre prueba la mercancía-se movió por la habitación lentamente, contoneando con calma su figura. No dejaba de observarle ni de morderse el labio inferior, juguetona y divertida-. Espero estar a la altura…
Al hablar se desprendió del chal que la cubría, mostrando su torso desnudo. Sus pechos, ligeramente caídos, apuntaban al aire con los pezones duros a causa del frío. Siguió avanzando mientras la falda arrastraba por el suelo (sí vestía de cintura para abajo) y se detuvo frente al señor McCruzott.
-Dígame, señor. ¿Le gusta lo que ve?-su voz era apenas un susurro. Un ronroneo lleno de promesas e insinuaciones. Se inclinó hacia delante, dejando que sus pechos colgaran frente a los ojos del proxeneta-. No dude en tocar cuanto quiera… O en decirme cualquier deseo que tenga... Estoy aquí para hacerlos realidad-y como al descuido su mano derecha se posó sobre la rodilla del hombre.
Dinero, por supuesto. Poderoso caballero es Don Dinero, había leído una vez. Voto a bríos que es cierto. Y se decía que aquél tipo pagaba más y mejor que en su actual burdel. También se comentaba que era violento, brusco y que carecía de moralidad. El tipo de hombre que le encantaba.
-Buenas noches, señor-hablaba francés con bastante acento y la última palabra la dijo en castellano-. Me llamo Vanesa Ferrá, he venido buscando trabajo…
Entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí. Aquél hombre era tal y como lo había imaginado: varonil, primario, con cierto aire chulesco… La mujer se mordió el labio inferior y lo miró a los ojos. Le gustaba. Le encantaba lo que veía. Su corazón empezaba a latir más fuerte y su respiración se hizo más pesada. Un calor familiar le apareció en el bajo vientre.
-Dicen que usted busca nuevas chicas… Y que siempre prueba la mercancía-se movió por la habitación lentamente, contoneando con calma su figura. No dejaba de observarle ni de morderse el labio inferior, juguetona y divertida-. Espero estar a la altura…
Al hablar se desprendió del chal que la cubría, mostrando su torso desnudo. Sus pechos, ligeramente caídos, apuntaban al aire con los pezones duros a causa del frío. Siguió avanzando mientras la falda arrastraba por el suelo (sí vestía de cintura para abajo) y se detuvo frente al señor McCruzott.
-Dígame, señor. ¿Le gusta lo que ve?-su voz era apenas un susurro. Un ronroneo lleno de promesas e insinuaciones. Se inclinó hacia delante, dejando que sus pechos colgaran frente a los ojos del proxeneta-. No dude en tocar cuanto quiera… O en decirme cualquier deseo que tenga... Estoy aquí para hacerlos realidad-y como al descuido su mano derecha se posó sobre la rodilla del hombre.
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/12/2013
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
La puerta se abrió lento, pero quien entro con paso seguro y firme era una mujer, no mentira, mujeres todas dicen serlo solo porque tienen coños y tetas si son solo zorras, y así apreció esa una puta más de esas que abundan por toda la podrida ciudad, aquella que había entrado a buscar empleo tenía una voz muy tranquila y afable al parecer ya tenía tiempo en este servicio y como no tenerlo su cuerpo mostraba aquello.
-Si estas o no a la altura lo dirá mi polla, mientras diré que lo que se ve es enormemente comestible y pervertido- frote mi miembro, mirando su cuerpo con parsimoniosa calma, estudiando cada centímetro de piel ¡joder que somos hombres y se nos para la polla al ver a una puta en tetas andar por una habitación! Y eso esa buscó, mi pantalón fastidiaba la existencia me ardía de lo que se empezaba a hinchar, miré sus pezones moviendo mi mandíbula en mi tic de “negocio”, luego miré su coño aun con la ropa íntima, lo hizo que frunciera el ceño, abruptamente dejé el asiente quitando su mano y empujándola contra el escritorio, tomé su mentón con fuerza a que me mirara mientras movía otra vez mi mandíbula.
-Mira puta, no tengo tiempo, me excitaste con tu baile de tetas grandes y follables pero me bajas la hinchazón porque no te veo el coño todo mojado, quítate esa mierda de ropa para ver toda la carne que voy a vender, no sin antes probarla y saber si gimes tan rico como para hacerme venir bañándote todo el puto cuerpo de mi semen-
La rudeza es característica en este negocio, si no eres rudo las malditas estas se te suben a la cabeza pensando que pueden mandarte, cuando son solo objetos para ser utilizados, así que como un objeto toque sus caderas empotrándole mi molesto pantalón con mi falo excitado –Que esperas, no me hagas enojar o te vas a arrepentir putita- apretó ese enorme trasero que tiene con deseos de azotárselo hasta dejarle marcas que jamás se le borrarían, empujó mi mano entre sus piernas tocando ese exquisito melocotón húmedo y cuando hago que me mire la zorra muevo la mano sonando una palmada en su húmedo coño, quería ese botón tan henchido que cuando lo tocará explote.
-Si estas o no a la altura lo dirá mi polla, mientras diré que lo que se ve es enormemente comestible y pervertido- frote mi miembro, mirando su cuerpo con parsimoniosa calma, estudiando cada centímetro de piel ¡joder que somos hombres y se nos para la polla al ver a una puta en tetas andar por una habitación! Y eso esa buscó, mi pantalón fastidiaba la existencia me ardía de lo que se empezaba a hinchar, miré sus pezones moviendo mi mandíbula en mi tic de “negocio”, luego miré su coño aun con la ropa íntima, lo hizo que frunciera el ceño, abruptamente dejé el asiente quitando su mano y empujándola contra el escritorio, tomé su mentón con fuerza a que me mirara mientras movía otra vez mi mandíbula.
-Mira puta, no tengo tiempo, me excitaste con tu baile de tetas grandes y follables pero me bajas la hinchazón porque no te veo el coño todo mojado, quítate esa mierda de ropa para ver toda la carne que voy a vender, no sin antes probarla y saber si gimes tan rico como para hacerme venir bañándote todo el puto cuerpo de mi semen-
La rudeza es característica en este negocio, si no eres rudo las malditas estas se te suben a la cabeza pensando que pueden mandarte, cuando son solo objetos para ser utilizados, así que como un objeto toque sus caderas empotrándole mi molesto pantalón con mi falo excitado –Que esperas, no me hagas enojar o te vas a arrepentir putita- apretó ese enorme trasero que tiene con deseos de azotárselo hasta dejarle marcas que jamás se le borrarían, empujó mi mano entre sus piernas tocando ese exquisito melocotón húmedo y cuando hago que me mire la zorra muevo la mano sonando una palmada en su húmedo coño, quería ese botón tan henchido que cuando lo tocará explote.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: No me des excusas (+18 Privado)
-Ah-exclamó Vanesa, entre sorprendida y satisfecha al notar cómo la empujaban y el proxeneta frotaba su entrepierna contra la de ella. Menuda dureza que tenía ahí abajo-. ¡Ah! Sí, espera… voy… ¡AH!
El gemido que salió de su garganta al notar la mano de aquél hombre violento y brusco en su entrepierna fue sincero. El sonrojar de sus mejillas y la velocidad a que latía su corazón también. Y la humedad que empezaba a manar de su parte más íntima era imposible de falsificar.
Vanesa no se había equivocado, aquél tipo era un imbécil. Era peligroso, era rudo y carecía de modales y amabilidad. Quería follársela allí mismo y luego deshacerse de ella como si de un pañuelo usado se tratara. La iba a bañar con su simiente, la iba a insultar y posiblemente a golpear. Iba a comportarse como poco menos que un animal.
Le encantaba.
-¡Voy señor! ¡Enseguida señor!-dijo antes de quitarse la falda y quedar completamente desnuda. Se sentó sobre el escritorio y se abrió de piernas tanto como pudo, mostrándole toda su intimidad. Estaba húmeda y caliente. Ansiosa de recibir ese bulto tan duro que tenía a pocos centímetros-. Lo siento señor, no quería haceros enojar…
Vanesa agachó la cabeza y lo miró con toda la sumisión y arrepentimiento que fue capaz.
-Señor… ¿vais a follarme ya?-se atrevió a preguntar-. ¿O queréis que antes os la chupe? Podéis correros en mi boca si así queréis…-se llevó la mano a los labios y los rozó con la yema de los dedos-. En mis tetas…-la mano iba bajando y acarició sus pechos-. En mi coño…-según hablaba rozó su monte de Venus-. Donde os apetezca…
Aquella frase era ridícula, McCruzott era el tipo de hombre que se correría donde quisiera y cuando quisiera sin que le importara un comino la opinión de Vanesa. De hecho seguramente decir aquello sólo serviría para hacerle enfadar. Y para que se volviera más violento. Y para que la golpera. Y para que la sodomizara allí mismo.
Ojalá. Ojalá lo hiciera.
El gemido que salió de su garganta al notar la mano de aquél hombre violento y brusco en su entrepierna fue sincero. El sonrojar de sus mejillas y la velocidad a que latía su corazón también. Y la humedad que empezaba a manar de su parte más íntima era imposible de falsificar.
Vanesa no se había equivocado, aquél tipo era un imbécil. Era peligroso, era rudo y carecía de modales y amabilidad. Quería follársela allí mismo y luego deshacerse de ella como si de un pañuelo usado se tratara. La iba a bañar con su simiente, la iba a insultar y posiblemente a golpear. Iba a comportarse como poco menos que un animal.
Le encantaba.
-¡Voy señor! ¡Enseguida señor!-dijo antes de quitarse la falda y quedar completamente desnuda. Se sentó sobre el escritorio y se abrió de piernas tanto como pudo, mostrándole toda su intimidad. Estaba húmeda y caliente. Ansiosa de recibir ese bulto tan duro que tenía a pocos centímetros-. Lo siento señor, no quería haceros enojar…
Vanesa agachó la cabeza y lo miró con toda la sumisión y arrepentimiento que fue capaz.
-Señor… ¿vais a follarme ya?-se atrevió a preguntar-. ¿O queréis que antes os la chupe? Podéis correros en mi boca si así queréis…-se llevó la mano a los labios y los rozó con la yema de los dedos-. En mis tetas…-la mano iba bajando y acarició sus pechos-. En mi coño…-según hablaba rozó su monte de Venus-. Donde os apetezca…
Aquella frase era ridícula, McCruzott era el tipo de hombre que se correría donde quisiera y cuando quisiera sin que le importara un comino la opinión de Vanesa. De hecho seguramente decir aquello sólo serviría para hacerle enfadar. Y para que se volviera más violento. Y para que la golpera. Y para que la sodomizara allí mismo.
Ojalá. Ojalá lo hiciera.
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/12/2013
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
Qué coño pasa en el mundo, desde cuando las mujeres mandan y nos guían, nos dicen que hacer en la vida, acaso no se dan cuenta que no sirven para eso que solo sirven para abrir sus piernas mostrar sus coños y ser folladas hasta que el hombre se canse de esos cuerpos, desde cuando acá las mujeres deben decirnos que hacer.
La puta esta, hablándome como si fuera ella la dueña de mis acciones, la dueña del burdel, eso enfurece a cualquiera y a mí más, alcé la mano con la que golpee su coño en una bofetada solo el sonido de mi mano contra su cara se escuchó, tomé de su cuello con fuerza haciéndola acostar sobre mi escritorio –Mira puta, tu eres eso, una puta más, si yo quiero te follo o con mi polla o lo que se me de la puta gana, tu solo debes decir Si y gemir como la perra que eres, que te crees para venir a darme tus ordenes, tu permiso de follarte- apreté más aquel cuello viendo como su rostro se ponía rojo, a solté y volví a abofetearla, esas mejillas estaban rojas ya
El pantalón que antes me molestaba comenzó a volver a su estado normal, me enfureció eso más, así que la levanté a la prostituta de mi escritorio, tomé su cabello y la arrastre a ponerse de rodillas –Vamos, que esperas, tócate para mí, mira que me has bajado la hinchazón de la polla- pegue su cara contra mi miembro –ahora quiero que te tires al suelo y te masturbes para mí, tócate tan fuerte que te corras y dejes el suelo manchado de tus jugos- otra bofetada más le di en su rostro y una nalgada en aquel culo que tenía –luego vendrás y me la chuparás sin dejar de masturbarte, y no quiero oír ningún reclamo porque si no te voy a follar con una botella de ron, o con un pedazo de madera que traje de Londres-
La dejé ahí arrodillada en el suelo cerca de mi silla, tomé asiento mirando su cuerpo –tendrás que ganarte otra vez mi atención y mi hinchazón de mi polla, y eso es un trabajo duro, así que perrita vamos gánate la leche de esta noche o te mandare sacando a patadas de aquí así como estas ahora y allá que te violen los malditos vagabundos y te dejen insatisfecha- la risa socarrona y el tic que me caracterizaba, con mi rudeza.
Había puesto un juego, un juego de rudeza, maltrato y sodomía, para aquella puta.
La puta esta, hablándome como si fuera ella la dueña de mis acciones, la dueña del burdel, eso enfurece a cualquiera y a mí más, alcé la mano con la que golpee su coño en una bofetada solo el sonido de mi mano contra su cara se escuchó, tomé de su cuello con fuerza haciéndola acostar sobre mi escritorio –Mira puta, tu eres eso, una puta más, si yo quiero te follo o con mi polla o lo que se me de la puta gana, tu solo debes decir Si y gemir como la perra que eres, que te crees para venir a darme tus ordenes, tu permiso de follarte- apreté más aquel cuello viendo como su rostro se ponía rojo, a solté y volví a abofetearla, esas mejillas estaban rojas ya
El pantalón que antes me molestaba comenzó a volver a su estado normal, me enfureció eso más, así que la levanté a la prostituta de mi escritorio, tomé su cabello y la arrastre a ponerse de rodillas –Vamos, que esperas, tócate para mí, mira que me has bajado la hinchazón de la polla- pegue su cara contra mi miembro –ahora quiero que te tires al suelo y te masturbes para mí, tócate tan fuerte que te corras y dejes el suelo manchado de tus jugos- otra bofetada más le di en su rostro y una nalgada en aquel culo que tenía –luego vendrás y me la chuparás sin dejar de masturbarte, y no quiero oír ningún reclamo porque si no te voy a follar con una botella de ron, o con un pedazo de madera que traje de Londres-
La dejé ahí arrodillada en el suelo cerca de mi silla, tomé asiento mirando su cuerpo –tendrás que ganarte otra vez mi atención y mi hinchazón de mi polla, y eso es un trabajo duro, así que perrita vamos gánate la leche de esta noche o te mandare sacando a patadas de aquí así como estas ahora y allá que te violen los malditos vagabundos y te dejen insatisfecha- la risa socarrona y el tic que me caracterizaba, con mi rudeza.
Había puesto un juego, un juego de rudeza, maltrato y sodomía, para aquella puta.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: No me des excusas (+18 Privado)
¡Sí! ¡Sí! Lo había visto venir. Aquél hombre era de los que no aceptarían jamás que una mujer le dijera dónde podía correrse o no. Decir aquello le había hecho enfadar. Le había hecho enfurecer tanto que se le había bajado la erección. Y, por supuesto, iba a pagarlo con Vanesa. Ahogó un chillido cuando notó la bofetada en su intimidad, pero se le acabó escapando cuando la tiró contra el escritorio y la empezó a ahogar.
Pataleó sin cesar mientras notaba que el aire se escapaba de sus pulmones. Su corazón latía mucho más fuerte que antes y el sentido se le iba. ¡Qué placer! ¡Qué delicia! “¡Sigue! ¡Sigue! ¡Aprieta más!” intentó decir, pero le era imposible. ¡Qué agonía!
Entonces, sin saber muy bien cómo, acabó en el suelo con la cara frente al pantalón de McCruzott. El hombre ordenada. El hombre la golpeaba. Cada bofetada la hacía soltar un grito de dolor. Y placer. Todos aquellos golpes, desprecios, insultos… ¿Quería que se corriera ante él? Iba a ser muy sencillo. Ya estaba caliente como una perra en celo.
-Sí… sí señor…-su voz era suave como la miel. Ante él había una Vanesa totalmente sumisa y obediente-. Voy señor…
Con la mirada puesta en su nuevo amo volvió a abrirse de piernas. Para aquél entonces la intimidad de Vanesa chorreaba como un río. Empezó a acariciarse y al poco empezó a gemir. En seguida se metió un dedo. Y otro. Y un tercero. Los metía y los sacaba cada vez más rápido. Sus caderas se movían solas y los gritos iban en aumento. Oh dios. Oh Dios. Ya venía. Lo notaba. El calor que nacía en su bajo vientre y se extendía como hondas en el estanque. Y la cascada ya venía. Ya venía. Ya…
-Ah… ¡Ah!... ¡AAAAAAAH!-se corrió a los pocos minutos, dejando el suelo totalmente empapado con sus jugos. La respiración seguía siendo pesada y tenía las mejillas rojas como dos tizones. Su pecho fue recuperando poco a poco la normalidad-. ¿Así amo…?
Pero McCruzott le había dado dos órdenes. Así que sin pensárselo dos veces se arrastró por el suelo, levantó la mano y palpó la entrepierna del proxeneta. Forcejeó como pudo con el pantalón hasta dejar libre el bulto y no tardó en darle atenciones con la boca.
Primero apartó el capuchón y empezó a acariciar el glande con la lengua. No tardó en meterse toda la polla en la boca hasta el fondo de la garganta. Y empezó a mamar. A mamar como si le fuera la vida en ello. A mamar como si no hubiera un mañana. Y a volver a masturbarse. Sumisa y dispuesta. Como la buena puta que era.
Pataleó sin cesar mientras notaba que el aire se escapaba de sus pulmones. Su corazón latía mucho más fuerte que antes y el sentido se le iba. ¡Qué placer! ¡Qué delicia! “¡Sigue! ¡Sigue! ¡Aprieta más!” intentó decir, pero le era imposible. ¡Qué agonía!
Entonces, sin saber muy bien cómo, acabó en el suelo con la cara frente al pantalón de McCruzott. El hombre ordenada. El hombre la golpeaba. Cada bofetada la hacía soltar un grito de dolor. Y placer. Todos aquellos golpes, desprecios, insultos… ¿Quería que se corriera ante él? Iba a ser muy sencillo. Ya estaba caliente como una perra en celo.
-Sí… sí señor…-su voz era suave como la miel. Ante él había una Vanesa totalmente sumisa y obediente-. Voy señor…
Con la mirada puesta en su nuevo amo volvió a abrirse de piernas. Para aquél entonces la intimidad de Vanesa chorreaba como un río. Empezó a acariciarse y al poco empezó a gemir. En seguida se metió un dedo. Y otro. Y un tercero. Los metía y los sacaba cada vez más rápido. Sus caderas se movían solas y los gritos iban en aumento. Oh dios. Oh Dios. Ya venía. Lo notaba. El calor que nacía en su bajo vientre y se extendía como hondas en el estanque. Y la cascada ya venía. Ya venía. Ya…
-Ah… ¡Ah!... ¡AAAAAAAH!-se corrió a los pocos minutos, dejando el suelo totalmente empapado con sus jugos. La respiración seguía siendo pesada y tenía las mejillas rojas como dos tizones. Su pecho fue recuperando poco a poco la normalidad-. ¿Así amo…?
Pero McCruzott le había dado dos órdenes. Así que sin pensárselo dos veces se arrastró por el suelo, levantó la mano y palpó la entrepierna del proxeneta. Forcejeó como pudo con el pantalón hasta dejar libre el bulto y no tardó en darle atenciones con la boca.
Primero apartó el capuchón y empezó a acariciar el glande con la lengua. No tardó en meterse toda la polla en la boca hasta el fondo de la garganta. Y empezó a mamar. A mamar como si le fuera la vida en ello. A mamar como si no hubiera un mañana. Y a volver a masturbarse. Sumisa y dispuesta. Como la buena puta que era.
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
Oh las putas, que maravilla de creación, el de arriba no pudo crear mejor cosa que las mujeres, tan calientes y cachondas en cada paso ver los ojos de las mujeres cuando llegan al orgasmo es tan placentero que cuando se las folla de espalda contra un mesa abriéndoles tanto las piernas que terminan desfallecidas, así era esa puta lo sabía lo podía ver en esos jugos que se regaban lentamente por el piso, lo que me dio la idea, le tomé del mentón bien fuerte y con la palma abierta volvía a abofetearla
-Ramera mira como has dejado el suelo, y tienes ese coño todo sucio y húmedo, ven acá- la tomé de lso cabellos tirándole hasta la puerta de mi oficina la hice arrodillarse –putita pon tus manos atrás quiero ver que tan honda tienes tu garganta- otra vez el tic de mi mandibula para luego abrirme el pantalón sacándome el falo comienzo a darle golpes en su cara con este –Te gusta verdad zorra, esto quieres, quieres que te folle hasta romperte el coño y el culo verdad, entonces- no esperé más y se lo encaje en la boca, ¡MIERDA, que delicia! Su boca era toda una experta en el placer oral me enloquecía sentir su boca amplia y ver como mi falo le cabía todo, no me importaba si le daba arcadas o se ahogaba estaba excitado viendo como se tragaba toda mi polla –Vamos chúpamela, eso se que quieres, si me tocas te golpeo vuélvete a tocar y córrete con mi polla dentro puta- empujaba la pelvis contra la puerta follando su boca si no me detengo me correré en su boca y aun falta mucho por joderla.
Si joder estaba follando la boca de esta mujer y me la estaba poniendo dura pero aun no estaba convencido de que sea una buena mercancía, dejé de follarle la boca un rato mirando la saliva de ella en mi falo –Puta desgraciada –otra bofetada en su rostro, sus mejillas estaban rojas ya y eso me estaba gustando –lame su saliva de mi polla ahora, dejala bien limpia de ti que quiero follarte el culo ahora mismo- me quité el pantalón y la camisa con los zapatos para sentarme en mi silla mirando esas tetas ¡será que ese par de tetas servirán para follarselas, vamos a ver!, con mi mano diestra jugaba con el glande y la punta del miembro mirando esas tetas –Que espera mi putita para venir gateando como una perra que es y venir por la polla de su dueño, o es que quiere que el meta una botella en el culo para que se mueva más rápido-
No sabía cuánto más iba a aguantar para fallármela, pero de que se lo haría de todas las formas se lo haría –Hoy no sales de aquí perra hasta que quede satisfecho e todas mis aberraciones en tu cuerpo, solo te largarás si es que yo quiero y veo que no me sirves putita- muevo la mandíbula riéndome con pura maldad y lujuria desenfrenada.
-Ramera mira como has dejado el suelo, y tienes ese coño todo sucio y húmedo, ven acá- la tomé de lso cabellos tirándole hasta la puerta de mi oficina la hice arrodillarse –putita pon tus manos atrás quiero ver que tan honda tienes tu garganta- otra vez el tic de mi mandibula para luego abrirme el pantalón sacándome el falo comienzo a darle golpes en su cara con este –Te gusta verdad zorra, esto quieres, quieres que te folle hasta romperte el coño y el culo verdad, entonces- no esperé más y se lo encaje en la boca, ¡MIERDA, que delicia! Su boca era toda una experta en el placer oral me enloquecía sentir su boca amplia y ver como mi falo le cabía todo, no me importaba si le daba arcadas o se ahogaba estaba excitado viendo como se tragaba toda mi polla –Vamos chúpamela, eso se que quieres, si me tocas te golpeo vuélvete a tocar y córrete con mi polla dentro puta- empujaba la pelvis contra la puerta follando su boca si no me detengo me correré en su boca y aun falta mucho por joderla.
Si joder estaba follando la boca de esta mujer y me la estaba poniendo dura pero aun no estaba convencido de que sea una buena mercancía, dejé de follarle la boca un rato mirando la saliva de ella en mi falo –Puta desgraciada –otra bofetada en su rostro, sus mejillas estaban rojas ya y eso me estaba gustando –lame su saliva de mi polla ahora, dejala bien limpia de ti que quiero follarte el culo ahora mismo- me quité el pantalón y la camisa con los zapatos para sentarme en mi silla mirando esas tetas ¡será que ese par de tetas servirán para follarselas, vamos a ver!, con mi mano diestra jugaba con el glande y la punta del miembro mirando esas tetas –Que espera mi putita para venir gateando como una perra que es y venir por la polla de su dueño, o es que quiere que el meta una botella en el culo para que se mueva más rápido-
No sabía cuánto más iba a aguantar para fallármela, pero de que se lo haría de todas las formas se lo haría –Hoy no sales de aquí perra hasta que quede satisfecho e todas mis aberraciones en tu cuerpo, solo te largarás si es que yo quiero y veo que no me sirves putita- muevo la mandíbula riéndome con pura maldad y lujuria desenfrenada.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: No me des excusas (+18 Privado)
El proxeneta se estaba follando su boca. No había otra forma de describirlo. Apoyada contra la puerta, inmóvil, sin permiso para tocar nada, notaba cómo el miembro de aquél hombre rudo, maleducado y extremadamente violento llegaba hasta su garganta.
Cada arremetida le daba nuevas arcadas y hacía que escupiera un poco más de saliva. Empezó a llorar por la falta de aire y el dolor. Su cabeza golpeaba contra la puerta. Miraba a McCruzott a los ojos. Sólo veía brutalidad. Lujuria descontrolada. Ansias de hacer daño.
A este paso Vanesa se iba a enamorar de aquél hombre.
De repente sacó el pene de su boca y la volvió a abofetear. Agotada, dolorida y bastante satisfecha (había llegado al orgasmo hacía poco) cayó al suelo desfallecida. Pero McCruzott quería más. Claro que sí. Un hombre como él siempre querría más. Y Vanesa estaría encantada de satisfacer todas y cada una de sus fantasías, por violentas y malévolas que estas fueran. ¿Un botellín en el culo había dicho? Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
-Sí amo... Lo siento amo, voy mi amo...-dijo mientras empezaba a arrastrarse por el suelo-. Sí, lo dejaré limpio...
Cuando llegó junto a él se recogió el pelo y se limpió las babas, los mocos y las lágrimas que le salpicaban toda la cara. Una vez arreglada sacó la lengua a pasear y empezó a chupar y beberse su propia saliva, que había dejado empapado todo el pene del proxeneta.
Cuando hubo terminado se colocó a cuatro patas frente a su señor. Las tetas le colgaban y algunos cortes que le habían hecho los golpes de McCruzott le sangraban un poco. Su mirada era huidiza y sumisa, aunque su coño volvía a estar húmedo y chorreando. ¿El culo? Sí, por favor. Que la follara por el culo...
-Ya está amo... wof-ladró-. ¿He sido una buena perra, amo? ¿Wof? Sólo quiero servirle...
Que dijera que no. Por favor, que dijera que no. Que volviera a golpearla. Que la violara. Que le metiera esa botella. Sí por favor. Había sido una perra muy mala. Había que castigarla...
Cada arremetida le daba nuevas arcadas y hacía que escupiera un poco más de saliva. Empezó a llorar por la falta de aire y el dolor. Su cabeza golpeaba contra la puerta. Miraba a McCruzott a los ojos. Sólo veía brutalidad. Lujuria descontrolada. Ansias de hacer daño.
A este paso Vanesa se iba a enamorar de aquél hombre.
De repente sacó el pene de su boca y la volvió a abofetear. Agotada, dolorida y bastante satisfecha (había llegado al orgasmo hacía poco) cayó al suelo desfallecida. Pero McCruzott quería más. Claro que sí. Un hombre como él siempre querría más. Y Vanesa estaría encantada de satisfacer todas y cada una de sus fantasías, por violentas y malévolas que estas fueran. ¿Un botellín en el culo había dicho? Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
-Sí amo... Lo siento amo, voy mi amo...-dijo mientras empezaba a arrastrarse por el suelo-. Sí, lo dejaré limpio...
Cuando llegó junto a él se recogió el pelo y se limpió las babas, los mocos y las lágrimas que le salpicaban toda la cara. Una vez arreglada sacó la lengua a pasear y empezó a chupar y beberse su propia saliva, que había dejado empapado todo el pene del proxeneta.
Cuando hubo terminado se colocó a cuatro patas frente a su señor. Las tetas le colgaban y algunos cortes que le habían hecho los golpes de McCruzott le sangraban un poco. Su mirada era huidiza y sumisa, aunque su coño volvía a estar húmedo y chorreando. ¿El culo? Sí, por favor. Que la follara por el culo...
-Ya está amo... wof-ladró-. ¿He sido una buena perra, amo? ¿Wof? Sólo quiero servirle...
Que dijera que no. Por favor, que dijera que no. Que volviera a golpearla. Que la violara. Que le metiera esa botella. Sí por favor. Había sido una perra muy mala. Había que castigarla...
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
Oh sí, eso para eso sirven las mujeres para chupar la polla de los hombres cuando se lo ordenen sin reclamar, solo abrir sus bocas y dejarse hacer todo, solo eso son recipientes para depositar las perversiones de los dueños del mundo, de los hombres, ella no sabía muy bien y le gustaba su papel además se veía que disfrutaba de todos los castigos lo que hacía que se me ponga más dura la polla, mis ojos iban a sus senos lo grande que estaban, se me antojaba morderlos.
Mi mano derecha al verla se fue automáticamente a la polla masturbarla lentamente imaginando su coño todo para mí, en eso su voz me saca de la ensoñación de placeres con su cuerpo, frunzo el ceño, lo que más odio es me quiten mi placer de imaginarme a las putas en muchas poses y en todas ellas gritando las muy sucias, la tomé del cabello agarrándoselo firme y con la otra mano le tomé de las mejillas con fuerza dejando mis dedos en su piel Mira puta no te pregunté si lo eras o no, o si querías hacer algo, tu solo cierra esa boca que solo te sirve para chupármela y haz lo que te digo, si te oigo hablar te daré una zurra que no te sentarás en meses- suelto aquellos cachetes para pellizcarle el pezón, se lo pellizque con tanta saña que se enrojecieron aquellos pezones y el otro se ponía duro –Mírate tan deseosa de que te muerda las tetas, no eras una buena perra, porque no me estas jadeando ni suplicando con los ojos que te folle- la levanté del suelo poniéndole sobre el escritorio abrí un cajón de mi escritorio tomando una de las botellas de ron que dejaba guardada ahí, estaba vacía –Chupa la botella, todo el cuello chúpalo como si fuera mi polla- y sin que la mujer me diera opción una bofetada le plante en la mejilla para tirarle del cabello hacia atrás –Si no lo haces bien te azotaré ese coño con mi cinturón hasta que te corras y luego te meteré mi polla hasta atravesarte todo pero estarás atada y amordazada para que nadie oiga tus gritos y te atores de deseo de gritar-
Mi zurda bajó a su sexo, lo tenía mojado –Mierda, mírate puta estas mojadita se ve que te gusta rudo verdad, entonces lo quieres así, te gusta rudo putita- empuje pellizcando su clítoris y tirando de él –Esto te gusta, se ve que estas buena y a los clientes le gustarás para lo rudo y las orgias, imagínate tener tantas pollas para ti, para que se las chupes y te follen sin parar- metí dos dedos en su cavidad femenina masturbándole por dentro pero no con delicadeza todo era rápido y fuerte chocando mis otros dedos contra ella jadeando a su oído, sabía que si seguía así su culo sería el primero en fallármelo.
Quería azotarla hasta dejarle todo mi semen sobre el cuerpo, toda bañada en sudor y mi semilla.
Mi mano derecha al verla se fue automáticamente a la polla masturbarla lentamente imaginando su coño todo para mí, en eso su voz me saca de la ensoñación de placeres con su cuerpo, frunzo el ceño, lo que más odio es me quiten mi placer de imaginarme a las putas en muchas poses y en todas ellas gritando las muy sucias, la tomé del cabello agarrándoselo firme y con la otra mano le tomé de las mejillas con fuerza dejando mis dedos en su piel Mira puta no te pregunté si lo eras o no, o si querías hacer algo, tu solo cierra esa boca que solo te sirve para chupármela y haz lo que te digo, si te oigo hablar te daré una zurra que no te sentarás en meses- suelto aquellos cachetes para pellizcarle el pezón, se lo pellizque con tanta saña que se enrojecieron aquellos pezones y el otro se ponía duro –Mírate tan deseosa de que te muerda las tetas, no eras una buena perra, porque no me estas jadeando ni suplicando con los ojos que te folle- la levanté del suelo poniéndole sobre el escritorio abrí un cajón de mi escritorio tomando una de las botellas de ron que dejaba guardada ahí, estaba vacía –Chupa la botella, todo el cuello chúpalo como si fuera mi polla- y sin que la mujer me diera opción una bofetada le plante en la mejilla para tirarle del cabello hacia atrás –Si no lo haces bien te azotaré ese coño con mi cinturón hasta que te corras y luego te meteré mi polla hasta atravesarte todo pero estarás atada y amordazada para que nadie oiga tus gritos y te atores de deseo de gritar-
Mi zurda bajó a su sexo, lo tenía mojado –Mierda, mírate puta estas mojadita se ve que te gusta rudo verdad, entonces lo quieres así, te gusta rudo putita- empuje pellizcando su clítoris y tirando de él –Esto te gusta, se ve que estas buena y a los clientes le gustarás para lo rudo y las orgias, imagínate tener tantas pollas para ti, para que se las chupes y te follen sin parar- metí dos dedos en su cavidad femenina masturbándole por dentro pero no con delicadeza todo era rápido y fuerte chocando mis otros dedos contra ella jadeando a su oído, sabía que si seguía así su culo sería el primero en fallármelo.
Quería azotarla hasta dejarle todo mi semen sobre el cuerpo, toda bañada en sudor y mi semilla.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
El señor McCruzott seguía golpeándola, insultándola y humillándola. Cuando le dio la botella de cristal la empezó a lamer, obediente, tal y como le habían ordenado. Se metía el cuello hasta lo más hondo de la garganta, dejándola bien húmeda y resbaladiza. Sabía que aquella cosa iba a terminar en su culo, así que mejor dejarlo lo más rubricado posible...
-¡Ah! ¡¡AAAAAAAH!!-gritó de repente cuando notó los dedos del proxeneta en su vagina. Los metía y los sacaba con fuerza, velocidad y sin ningún reparo. Le hacía daño. Pero también hacía que gritara de placer como la puta que era-. ¡SIGUE! ¡SIGUEEEEE!!
Había dejado la botella. Se había olvidado de las órdenes. Sólo podía gemir y retorcerse mientras que McCruzott se follaba su intimidad con la mano. Se recostó cuán larga era sobre la mesa y con las piernas todo lo abiertas que podía. Alargó las dos manos y sujetó el brazo del hombre con fuerza.
-¡MÁS FUERTE!-gritaba mientras le apretaba con las dos manos, obligándole a acelerar el ritmo-. ¡Fóllame más fuerte! ¡Más rápido! ¡Clávame la polla por Dios! ¡Fóllame el culo pero MÉTEME LA POLLA! ¡AH! ¡¡AAAHHH! ¡¡AAAAAAAAHHHHHHH!! ¡¡MÁÁÁÁÁÁÁÁÁS!!
Toda la mesa mesa estaba empapada por el sudor, las babas y los jugos vaginales de Vanesa. En aquél momento sólo podía pensar en aquél desgraciado empotrándola contra la mesa y terminando de violarla. ¿Por qué no se la metía todavía? ¡Qué crueldad!
-¡Ah! ¡¡AAAAAAAH!!-gritó de repente cuando notó los dedos del proxeneta en su vagina. Los metía y los sacaba con fuerza, velocidad y sin ningún reparo. Le hacía daño. Pero también hacía que gritara de placer como la puta que era-. ¡SIGUE! ¡SIGUEEEEE!!
Había dejado la botella. Se había olvidado de las órdenes. Sólo podía gemir y retorcerse mientras que McCruzott se follaba su intimidad con la mano. Se recostó cuán larga era sobre la mesa y con las piernas todo lo abiertas que podía. Alargó las dos manos y sujetó el brazo del hombre con fuerza.
-¡MÁS FUERTE!-gritaba mientras le apretaba con las dos manos, obligándole a acelerar el ritmo-. ¡Fóllame más fuerte! ¡Más rápido! ¡Clávame la polla por Dios! ¡Fóllame el culo pero MÉTEME LA POLLA! ¡AH! ¡¡AAAHHH! ¡¡AAAAAAAAHHHHHHH!! ¡¡MÁÁÁÁÁÁÁÁÁS!!
Toda la mesa mesa estaba empapada por el sudor, las babas y los jugos vaginales de Vanesa. En aquél momento sólo podía pensar en aquél desgraciado empotrándola contra la mesa y terminando de violarla. ¿Por qué no se la metía todavía? ¡Qué crueldad!
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
¿Qué? Una puta cualquiera dándome ordenes, A MÍ, yo que soy el amo y dueño de estas perras, pero qué coño le pasaba a esta desgraciada con darme órdenes y no hacer lo que sabía hacer gemir como perra y llorar por la follada que le estaba dando, debía agradecerme, arrodillarse ante y mi y besarme la polla por darle este milagro de follada, pero no está estaba dándome ordenes, oh esto no se iba a quedar así.
Saqué los dedos de su húmeda vagina y sin reparo ni piedad ¿Qué carajo es eso de la piedad? Azoté su clítoris con mi palma abierta, un azote a su hinchado botón, otro más vino enseguida, y otra más, solo es escuchaba el sonido de la carne mojada siendo azotada, tome su botón y tiré fuerte de este, acercándome a su cuello con la mano izquierda tomándole fuertemente y mirándole con ira –Como coño te atreves a darme ordenes de que te folle y te meta mi polla, quien te crees que eres puta, solo eres eso una putita más que sirve para callar y abrirse de piernas ¿te dije que hablarás? ¿Te di esa orden? No verdad, entonces por qué mierda lo haces eh- mi furia llego a la excitación completa, mi pene todo erecto estaba apuntando al vagina de ella, pero antes de clavársela le iba a hacer ver que era yo quien mandaba, mi mano derecha subió como acariciando sus tetas hasta su mejilla y ahí con la sonrisa sardónica le propiné una bofetada y otra y otra y otra, su mejilla estaba roja.
-Vamos puta, dilo, di “soy una puta barata y guardaré silencio, sol hablaré cuando usted mi amo me ordene” dilo- otra bofetada más y sentía como el capullo de mi polla iba entrando en esa vagina, pero lo saque antes de enloquecerme –dame la maldita botella y date vuelta que quiero romperte ese culo que tienes antes de llenarlo con mi semen- una palmada en sus senos hicieron que se me hincharan más las bolsas para disparar sobre ella.
La mujer estaba mayor pero tenía lo suyo y algunos darían buen dinero por ella, hombres y mujeres que quieran abusar de una mujer madura y experimentada, hasta podrían venderla como esclava de sangre.
Saqué los dedos de su húmeda vagina y sin reparo ni piedad ¿Qué carajo es eso de la piedad? Azoté su clítoris con mi palma abierta, un azote a su hinchado botón, otro más vino enseguida, y otra más, solo es escuchaba el sonido de la carne mojada siendo azotada, tome su botón y tiré fuerte de este, acercándome a su cuello con la mano izquierda tomándole fuertemente y mirándole con ira –Como coño te atreves a darme ordenes de que te folle y te meta mi polla, quien te crees que eres puta, solo eres eso una putita más que sirve para callar y abrirse de piernas ¿te dije que hablarás? ¿Te di esa orden? No verdad, entonces por qué mierda lo haces eh- mi furia llego a la excitación completa, mi pene todo erecto estaba apuntando al vagina de ella, pero antes de clavársela le iba a hacer ver que era yo quien mandaba, mi mano derecha subió como acariciando sus tetas hasta su mejilla y ahí con la sonrisa sardónica le propiné una bofetada y otra y otra y otra, su mejilla estaba roja.
-Vamos puta, dilo, di “soy una puta barata y guardaré silencio, sol hablaré cuando usted mi amo me ordene” dilo- otra bofetada más y sentía como el capullo de mi polla iba entrando en esa vagina, pero lo saque antes de enloquecerme –dame la maldita botella y date vuelta que quiero romperte ese culo que tienes antes de llenarlo con mi semen- una palmada en sus senos hicieron que se me hincharan más las bolsas para disparar sobre ella.
La mujer estaba mayor pero tenía lo suyo y algunos darían buen dinero por ella, hombres y mujeres que quieran abusar de una mujer madura y experimentada, hasta podrían venderla como esclava de sangre.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
-Ah… ¡Ah! ¡AAAAAAHHHH!
Los chillidos de Vanesa eran una mezcla de dolor, pánico y placer. Cada vez que McCruzott golpeaba su clítoris la misma sensación recorría el cuerpo de la veterana prostituta. Era como una descarga eléctrica que llegaba hasta el lugar más recóndito de su anatomía. Y Vanesa sólo podía retorcerse sobre la mesa. Su cuerpo se resbalaba sobre la humedad desparramada en la madera.
-Y… yo…
Apenas podía hablar. Apenas era consciente de nada de lo que ocurría. Su nuevo amo la asfixiaba y golpeaba. Su mejilla sangraba y la sangre se mezclaba con las lágrimas, los mocos y la saliva. Vanesa estaba horrible. Si hubiera tenido un espejo frente a ella no se hubiera reconocido. Su rostro era una mueca de placer continuo. Los ojos miraban hacia arriba y el placer la inundaba. Era feliz. En aquél momento era la mujer más feliz del mundo. Sólo faltaba una cosa para terminar con todo…
Pero su amo había dado órdenes. Y ella iba a cumplirlas. A pesar de que la parte consciente de su cuerpo era prácticamente inexistente. Pero iba a cumplirlas porque era una mujer sumisa y obediente. Y porque la paliza la había dejado débil e indefensa como un gatito. Era arcilla en las manos de su nuevo amo.
-Y… yo…-tragó saliva. Le costaba articular palabra-. Soy… soy una puta barata…-poco a poco iba recuperando el control de sí misma. Se había dejado llevar como un animal en celo-. Solo hablaré… solo hablaré cuando usted, mi amo, me lo ordene…
Guardó silencio de pronto al notar cómo McCruzott la empezaba a penetrar, pero pronto su miembro se apartó. Maldito hijo de puta…
Obediente como había prometido ser Vanesa guardó silencio. Le entregó la botella, totalmente húmeda gracias a su saliva, se dio la vuelta y se colocó a cuatro patas, con el culo tan abierto como podía. No era la primera vez que la sodomizaban. Ni sería la última.
La espera era lo peor. No quería esperar más. No podía esperar más. Sólo podía pensar en que se la iban a follar por fin. Sólo en eso. Pero no dijo nada. No miró a McCruzzott. Sus ojos estaban cerrados, disfrutando por lo que iba a llegar…
Los chillidos de Vanesa eran una mezcla de dolor, pánico y placer. Cada vez que McCruzott golpeaba su clítoris la misma sensación recorría el cuerpo de la veterana prostituta. Era como una descarga eléctrica que llegaba hasta el lugar más recóndito de su anatomía. Y Vanesa sólo podía retorcerse sobre la mesa. Su cuerpo se resbalaba sobre la humedad desparramada en la madera.
-Y… yo…
Apenas podía hablar. Apenas era consciente de nada de lo que ocurría. Su nuevo amo la asfixiaba y golpeaba. Su mejilla sangraba y la sangre se mezclaba con las lágrimas, los mocos y la saliva. Vanesa estaba horrible. Si hubiera tenido un espejo frente a ella no se hubiera reconocido. Su rostro era una mueca de placer continuo. Los ojos miraban hacia arriba y el placer la inundaba. Era feliz. En aquél momento era la mujer más feliz del mundo. Sólo faltaba una cosa para terminar con todo…
Pero su amo había dado órdenes. Y ella iba a cumplirlas. A pesar de que la parte consciente de su cuerpo era prácticamente inexistente. Pero iba a cumplirlas porque era una mujer sumisa y obediente. Y porque la paliza la había dejado débil e indefensa como un gatito. Era arcilla en las manos de su nuevo amo.
-Y… yo…-tragó saliva. Le costaba articular palabra-. Soy… soy una puta barata…-poco a poco iba recuperando el control de sí misma. Se había dejado llevar como un animal en celo-. Solo hablaré… solo hablaré cuando usted, mi amo, me lo ordene…
Guardó silencio de pronto al notar cómo McCruzott la empezaba a penetrar, pero pronto su miembro se apartó. Maldito hijo de puta…
Obediente como había prometido ser Vanesa guardó silencio. Le entregó la botella, totalmente húmeda gracias a su saliva, se dio la vuelta y se colocó a cuatro patas, con el culo tan abierto como podía. No era la primera vez que la sodomizaban. Ni sería la última.
La espera era lo peor. No quería esperar más. No podía esperar más. Sólo podía pensar en que se la iban a follar por fin. Sólo en eso. Pero no dijo nada. No miró a McCruzzott. Sus ojos estaban cerrados, disfrutando por lo que iba a llegar…
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
Así me gustaban las mujeres que sepan su lugar en la vida y en la sociedad y más delante de mí, ella nunca mandaban frente a mí, al contrario yo era su dueño y su amo, si quería las vendía o las follaba hacía lo que me venga en gana con ellas y no debían quejarse pero si una lo hacía el castigo era inminente como salir a patadas de mi burdel sin ropa si nada más que solo su piel sucia y asquerosa a la calle a que se prostituya entre las más bajas clases de zorras.
Y ahí estaba aquella mujer que gritaba como una verdadera zorra, que se mojaba que la tierra en la lluvias parisinas, tenía todo mi escritorio chorreando de ella y era una delicia verla así tan deseosa de que le folle, pidiendo ser tomada de la formas más aberrantes, quizás daría un buen dinero con clientes algo extraños; miré su culo todo abierto y entonces la botella la escupí rociándole aquello por el cuello miré a la mujer con desprecio –Apretad fuerte y grita zorra- murmuro entre dientes justo cuando tomo aquella botella y se la ensarto de un golpe en aquel orificio
Verla toda excitada provocó una carcajada en mi –Mírate puta, estas deseosa hasta de que te la meta por ahí- la risa no se iba de mi rostro y garganta al contrario, cada vez que me reía más empujaba aún más hondo esa botella en sus entrañas, quería que le doliera que no pudiera ni sentarse y cada vez que caminara tuviera mi nombre presente y me insultara.
Y entonces comenzaron los movimientos bruscos, entrar y salir, empujar y arremeter la botella contra su dilatado orificio estaba disfrutando del momento pero quería también penetrarla por delante, su coño todo mojada entonces se me ocurrió hacerlo diferente, saque aquella botella para dársela en la manos –vamos y no te detengas- tiro la orden tomándola de la caderas y empujándole mi polla completamente en su ano, mi zurda va a tomar los cabellos de ella para cabalgarla más fuerte –Hmmm lo dejó grande la botella pero ya lo vas a disfrutar mejor- las arremetidas eran salvajes y mis manos no se quedaban quietas porque la diestra comenzó a azotar aquel enorme trasero mientras empujaba las caderas fuerte con tra las de ella, escuchando el sonido “poff poff” de los cuerpos chocando vilmente –Vamos que esperas puta metete esa botella bien duro adelante piensa que otro hombre te está cogiendo como te gusta, así de fuerte y salvaje y córrete en la botella, pero no te vengas antes de mi o si no, te daré una tunda que te hará gemir-
Escupo aun lado riéndome de la situación ver a aquella mujer así tan sumisa e implorándome me la ponía aún más dura y grande de lo que ya la tenía, pero quería correrme dentro de ella para luego probar si era tan vieja en el oficio para ver que hacía para no salir preñada y claro que si no sabía yo le enseñaría a mi forma cómo hacerlo y como se lo haría a las demás zorras que lleguen.
Y ahí estaba aquella mujer que gritaba como una verdadera zorra, que se mojaba que la tierra en la lluvias parisinas, tenía todo mi escritorio chorreando de ella y era una delicia verla así tan deseosa de que le folle, pidiendo ser tomada de la formas más aberrantes, quizás daría un buen dinero con clientes algo extraños; miré su culo todo abierto y entonces la botella la escupí rociándole aquello por el cuello miré a la mujer con desprecio –Apretad fuerte y grita zorra- murmuro entre dientes justo cuando tomo aquella botella y se la ensarto de un golpe en aquel orificio
Verla toda excitada provocó una carcajada en mi –Mírate puta, estas deseosa hasta de que te la meta por ahí- la risa no se iba de mi rostro y garganta al contrario, cada vez que me reía más empujaba aún más hondo esa botella en sus entrañas, quería que le doliera que no pudiera ni sentarse y cada vez que caminara tuviera mi nombre presente y me insultara.
Y entonces comenzaron los movimientos bruscos, entrar y salir, empujar y arremeter la botella contra su dilatado orificio estaba disfrutando del momento pero quería también penetrarla por delante, su coño todo mojada entonces se me ocurrió hacerlo diferente, saque aquella botella para dársela en la manos –vamos y no te detengas- tiro la orden tomándola de la caderas y empujándole mi polla completamente en su ano, mi zurda va a tomar los cabellos de ella para cabalgarla más fuerte –Hmmm lo dejó grande la botella pero ya lo vas a disfrutar mejor- las arremetidas eran salvajes y mis manos no se quedaban quietas porque la diestra comenzó a azotar aquel enorme trasero mientras empujaba las caderas fuerte con tra las de ella, escuchando el sonido “poff poff” de los cuerpos chocando vilmente –Vamos que esperas puta metete esa botella bien duro adelante piensa que otro hombre te está cogiendo como te gusta, así de fuerte y salvaje y córrete en la botella, pero no te vengas antes de mi o si no, te daré una tunda que te hará gemir-
Escupo aun lado riéndome de la situación ver a aquella mujer así tan sumisa e implorándome me la ponía aún más dura y grande de lo que ya la tenía, pero quería correrme dentro de ella para luego probar si era tan vieja en el oficio para ver que hacía para no salir preñada y claro que si no sabía yo le enseñaría a mi forma cómo hacerlo y como se lo haría a las demás zorras que lleguen.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
-aaa... Aaaaah... Ñnnnn... ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHH!!!!!
Vanesa estiró la espalda cuan larga era cuando notó la botella dentro de ella. Oh Dios. Oh Dios. Oh, por todos los Dioses. Oh.
Dolía. Aquello dolía. El cristal húmedo la penetraba sin piedad, haciendo que se retorciera sobre ella misma pero con miedo a moverse demasiado, no fuera a ser que el vidrio estallara por la presión y mil trocitos se clavaran en su interior.
-Duele... Due... leeee... ¡AAAAAHHH!
Los gritos de Vanesa retumbaron por toda la habitación. El dolor la inundaba. Era maravilloso.
Apenas era consciente de nada más. No sabía lo que gritaba. Ni notó que las uñas se clavaban en la madera de la mesa. No era consciente de que su culo empezaba a sangrar por culpa de la violencia conque McKruzott la sodomizaba.
-S... sí... a...amo...
Tomó la botella que le daba. No tenía voluntad alguna: estaba encerrada bajo la presión del placer. Este se desplazaba por todo su cuerpo a holeadas mucho más potentes que las del primer orgasmo que había tenido al masturbarse hacía unos minutos. Era como si cada minúsculo pedazo de su cuerpo sintiera el dolor. Y a través del dolor llegaba a la satisfacción.
-Oh, dios...
Notó que aquél hombre violento, cruel, despiadado y, a todas luces, malo, la penetró. Aunque el hueco se había ensanchado por el tiempo, el uso y la botella, lo cierto es que la polla de su amo era demasiado grande. Demasiado gruesa. Y él era fuerte y la penetraba. Y la golpeaba. Y la obligaba a usar la botella para follarse a sí misma.
-Sí... Sí... ¡SÍ! ¡DUELE! ¡SÍ! ¡MÁS!
Se había vuelto loca. En lugar de por el cuello se metía la botella por la parte más ancha. Sus caderas se movían solas. Su cara era una mueca irreconocible. Su coño chorreaba, mezclándose con la sangre que caía de su culo; sus pezones hubiera podido cortar el cristal. Los gritos y los gemidos se oían por todo el burdel. Vanesa no existía. Sólo era un animal en celo sin control alguno.
Le había ordenado que no se corriera todavía. Pero no iba a aguantar mucho más tiempo. Notaba el orgasmo a la vuelta de la esquina. Y seria uno digno de recordar.
Vanesa estiró la espalda cuan larga era cuando notó la botella dentro de ella. Oh Dios. Oh Dios. Oh, por todos los Dioses. Oh.
Dolía. Aquello dolía. El cristal húmedo la penetraba sin piedad, haciendo que se retorciera sobre ella misma pero con miedo a moverse demasiado, no fuera a ser que el vidrio estallara por la presión y mil trocitos se clavaran en su interior.
-Duele... Due... leeee... ¡AAAAAHHH!
Los gritos de Vanesa retumbaron por toda la habitación. El dolor la inundaba. Era maravilloso.
Apenas era consciente de nada más. No sabía lo que gritaba. Ni notó que las uñas se clavaban en la madera de la mesa. No era consciente de que su culo empezaba a sangrar por culpa de la violencia conque McKruzott la sodomizaba.
-S... sí... a...amo...
Tomó la botella que le daba. No tenía voluntad alguna: estaba encerrada bajo la presión del placer. Este se desplazaba por todo su cuerpo a holeadas mucho más potentes que las del primer orgasmo que había tenido al masturbarse hacía unos minutos. Era como si cada minúsculo pedazo de su cuerpo sintiera el dolor. Y a través del dolor llegaba a la satisfacción.
-Oh, dios...
Notó que aquél hombre violento, cruel, despiadado y, a todas luces, malo, la penetró. Aunque el hueco se había ensanchado por el tiempo, el uso y la botella, lo cierto es que la polla de su amo era demasiado grande. Demasiado gruesa. Y él era fuerte y la penetraba. Y la golpeaba. Y la obligaba a usar la botella para follarse a sí misma.
-Sí... Sí... ¡SÍ! ¡DUELE! ¡SÍ! ¡MÁS!
Se había vuelto loca. En lugar de por el cuello se metía la botella por la parte más ancha. Sus caderas se movían solas. Su cara era una mueca irreconocible. Su coño chorreaba, mezclándose con la sangre que caía de su culo; sus pezones hubiera podido cortar el cristal. Los gritos y los gemidos se oían por todo el burdel. Vanesa no existía. Sólo era un animal en celo sin control alguno.
Le había ordenado que no se corriera todavía. Pero no iba a aguantar mucho más tiempo. Notaba el orgasmo a la vuelta de la esquina. Y seria uno digno de recordar.
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
Oírla grita de dolor, sentir ese dolor en ese cuerpo era lo mejor ver a esa puta retorcerse de placer y agonía quería que gritará más y eso haría, mis manos apretaron ese culo redondo con fuera apretándome la polla en su interior, pero más me ponía duro no era la sensación en su culo si no ver ese rostro lleno de sudor y lágrimas de dolor placentero ver como se metía esa botella fuerte, mis manos fueron a sus hombros arremetiéndola contra la mesa duro sin piedad.
-Eso vamos grita más, grita pide a alguien que te venga a salvar, la tienes a punto verdad, te quieres venir, si te viene te azotaré con una correa ese clítoris y me correré al final en tu interior y pobre de ti si quedas preñada porque a punta de golpes te hago perderlo y quedarás inservible- la amenaza y el clímax que sentía al ver a esa zorra en su punto, pero no, tenía que aguantar más gruñí al ver lo que aquella zorra hacía el tener que venirme en ella no era la primera opción así que salí de su interior todo colérico tomé su mano retirando la botella de ahí abajo lanzándola contra la pared, el sonido del cristal rompiéndose me excitó más –puta eso quieres verdad, quieres que te folle- había la puta llegado nuevamente al orgasmo y ahora sí que estaba enojado.
La tomo del cabello y a giro abriéndole las piernas e introduciéndome en ella en un solo tajo de golpe sin piedad me quedo quieto disfrutando la sensación –Venga veamos si puedes exprimir a los hombres, y es para mí placer para que yo me venga si te vienes otra vez te juro que te va a pesar- embisto contra ella tomándole del cuello entrar y salir, golpeando sus muslos contra mi cadera que deliciosa sensación pero no olvido que ella había cometido a falta de haberse venido con la botella salgo antes de que se corra nuevamente y con la zurda voy palmeándole el hinchado clítoris que tiene –pensaste que me olvidé de tu castigo zorra jamás- tiro de su cabello hacia atrás para golpear más fuerte su sexo humedecido, eso junto a los golpes producía un eco por toda a habitación “plas plas” para luego meter tres dedos en su interior moviéndolos a toda fuerza como si bailaran en su interior, golpeando a mano contra aquel delicado y expuesto botón maltratado
Los que estaban fuera podían oír la faena que montaba dentro de mi oficina y no me importaba para nada, empujo al suelo a la mujer con una mirada de iras el falo erecto frente a ella, pues otra vez se había corrido –ahora vamos, ruega para que te folle porque has sido mala, muy mala así no me sirves para vender quizás para desahogarme yo pero ni eso porque te vienes como cascada sin parar mira como dejaste mi escritorio lo limpiaras con algo en el trasero para que aprendas a no ensuciar las cosas de tu amo perra- una bofetada directo que dejó ese rostro marcado, comienzo a tocarme el falo llamando a la mujerzuela la quería ahí dispuesta para los clientes y quería ver si soportada todo eso y más.
-Eso vamos grita más, grita pide a alguien que te venga a salvar, la tienes a punto verdad, te quieres venir, si te viene te azotaré con una correa ese clítoris y me correré al final en tu interior y pobre de ti si quedas preñada porque a punta de golpes te hago perderlo y quedarás inservible- la amenaza y el clímax que sentía al ver a esa zorra en su punto, pero no, tenía que aguantar más gruñí al ver lo que aquella zorra hacía el tener que venirme en ella no era la primera opción así que salí de su interior todo colérico tomé su mano retirando la botella de ahí abajo lanzándola contra la pared, el sonido del cristal rompiéndose me excitó más –puta eso quieres verdad, quieres que te folle- había la puta llegado nuevamente al orgasmo y ahora sí que estaba enojado.
La tomo del cabello y a giro abriéndole las piernas e introduciéndome en ella en un solo tajo de golpe sin piedad me quedo quieto disfrutando la sensación –Venga veamos si puedes exprimir a los hombres, y es para mí placer para que yo me venga si te vienes otra vez te juro que te va a pesar- embisto contra ella tomándole del cuello entrar y salir, golpeando sus muslos contra mi cadera que deliciosa sensación pero no olvido que ella había cometido a falta de haberse venido con la botella salgo antes de que se corra nuevamente y con la zurda voy palmeándole el hinchado clítoris que tiene –pensaste que me olvidé de tu castigo zorra jamás- tiro de su cabello hacia atrás para golpear más fuerte su sexo humedecido, eso junto a los golpes producía un eco por toda a habitación “plas plas” para luego meter tres dedos en su interior moviéndolos a toda fuerza como si bailaran en su interior, golpeando a mano contra aquel delicado y expuesto botón maltratado
Los que estaban fuera podían oír la faena que montaba dentro de mi oficina y no me importaba para nada, empujo al suelo a la mujer con una mirada de iras el falo erecto frente a ella, pues otra vez se había corrido –ahora vamos, ruega para que te folle porque has sido mala, muy mala así no me sirves para vender quizás para desahogarme yo pero ni eso porque te vienes como cascada sin parar mira como dejaste mi escritorio lo limpiaras con algo en el trasero para que aprendas a no ensuciar las cosas de tu amo perra- una bofetada directo que dejó ese rostro marcado, comienzo a tocarme el falo llamando a la mujerzuela la quería ahí dispuesta para los clientes y quería ver si soportada todo eso y más.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 09/12/2013
Re: No me des excusas (+18 Privado)
Hacía un buen rato que Gloria* había perdido la cuenta de cuantos orgasmos había tenido aquella noche. ¿Cuatro? ¿Cinco? ¿Acaso importaba?. Durante algunos momentos no había sido consciente de nada de lo que ocurría en su cuerpo por culpa de la mezcla de placer y dolor que lo recorría. Apenas entendía lo que McCruzot le ordenaba. No podía pensar con algo ni remotamente parecido a la lucidez.
-S...sí....
Le dolía todo el cuerpo. Desde el culo, desgarrado y sangrante, hasta el clítoris, donde había recibido mil palmadas, pasando por el rostro, abofeteado y golpeado. En el cuello comenzaban a marcarse los dedos de su violador. El cuero cabelludo le ardía de tanto tirarle del pelo. Estaba destrozada por fuera. Pero nunca había estado tan viva por dentro.
-S...sí... por favor...
Gloria se arrastraba por el suelo a cuatro patas, tambaleante, como una perra apaleada pero en celo. Tenía la mirada medio ida y enfocaba mal. Sólo podía pensar en el dolor que sentía su cuerpo. En el placer. En el dolor. Quería seguir teniendo la polla de McCruzot dentro de ella. Era en lo único en lo que podía pensar con claridad.
-Por favor... por favor... mi amo... mi señor...-le costaba hablar. La garganta le dolía más de lo que podía imaginar nadie. Cada palabra que articulaba era un suplicio para ella-. Por favor... fóllame... fóllame más... dame con tu polla...
Ante ella estaba McCruzot, que no dejaba de tocarse su gran miembro. Gloria se mordió el labio inferior, se sentó en el suelo y se abrió de piernas. Bajó una mano y se acarició los labios inferiores, dejando a la vista un coño húmedo y deseoso. Empezó a frotarlo suavemente, aumentando el ritmo poco a poco. Y antes de darse cuenta ya se estaba masturbando otra vez.
-Fóllame...-suplicó-. ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Fóllame!
-S...sí....
Le dolía todo el cuerpo. Desde el culo, desgarrado y sangrante, hasta el clítoris, donde había recibido mil palmadas, pasando por el rostro, abofeteado y golpeado. En el cuello comenzaban a marcarse los dedos de su violador. El cuero cabelludo le ardía de tanto tirarle del pelo. Estaba destrozada por fuera. Pero nunca había estado tan viva por dentro.
-S...sí... por favor...
Gloria se arrastraba por el suelo a cuatro patas, tambaleante, como una perra apaleada pero en celo. Tenía la mirada medio ida y enfocaba mal. Sólo podía pensar en el dolor que sentía su cuerpo. En el placer. En el dolor. Quería seguir teniendo la polla de McCruzot dentro de ella. Era en lo único en lo que podía pensar con claridad.
-Por favor... por favor... mi amo... mi señor...-le costaba hablar. La garganta le dolía más de lo que podía imaginar nadie. Cada palabra que articulaba era un suplicio para ella-. Por favor... fóllame... fóllame más... dame con tu polla...
Ante ella estaba McCruzot, que no dejaba de tocarse su gran miembro. Gloria se mordió el labio inferior, se sentó en el suelo y se abrió de piernas. Bajó una mano y se acarició los labios inferiores, dejando a la vista un coño húmedo y deseoso. Empezó a frotarlo suavemente, aumentando el ritmo poco a poco. Y antes de darse cuenta ya se estaba masturbando otra vez.
-Fóllame...-suplicó-. ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Fóllame!
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
Ahí estaba aquella ramera, verla así tan urgida como todas las mujeres de este mundo solo hace que me ría de su desagracia, su impaciencia, su deseo y comezón por tener una polla dentro. Su urgencia y el suplicio que marcaba al masturbarse me enojaba más que nada su indecencia de pedirme más, aunque me satisfacía el que lo haga, no dejaba por otro lado de enfurecerme.
–Crees que porque dices “por favor” voy a follarte perra– la abofeteo con fuerza dos veces en cada mejilla, ese rostro está completamente enrojecido, pero su cuerpo no, por ello me río con maldad levantándome para buscar un cinturón de cuero, lo enrollo en mi mano derecha una parte de este dejando una lengüeta algo mediana que cuelga, la miro y veo como se detiene –¿Te he dicho que te detengas perra?– lanzo aquel cuero contra uno de sus senos, el golpe atiza su pezón dejando un marca rojiza en este y la piel que lo rodea.
Le propino más azotes a sus senos, su vientre, sus piernas y por último en su sexo inflamado y adolorido, el cual reacciona ante el cuero –No mereces que te folle, y no lo haré, es más tienes prohibido correrte de ahora en adelante– le aparto con un golpe de aquel cinturó la mano –No te toques, no quiero que te masturbes nunca más, a menos que yo te lo diga o los clientes, si descubro que te has estado dando fiestita te voy a castigar de la peor manera zorra– enredo el cinturón a su cuello apretándolo como si fuera un collar tiranodo de este para acercarle su boca directo al falo endurecido.
Le restriego mi dureza contra el rostro burlándome de ella –Vas a hacer que me corra pero sin metértelo a la boca, solo lamerás y podrás tocar con tus dedos pero nada más, si lo metes a la boca ya verás lo que te haré– agarro aquel trasero enorme propinándole una reverenda y sonoro azote.
–Crees que porque dices “por favor” voy a follarte perra– la abofeteo con fuerza dos veces en cada mejilla, ese rostro está completamente enrojecido, pero su cuerpo no, por ello me río con maldad levantándome para buscar un cinturón de cuero, lo enrollo en mi mano derecha una parte de este dejando una lengüeta algo mediana que cuelga, la miro y veo como se detiene –¿Te he dicho que te detengas perra?– lanzo aquel cuero contra uno de sus senos, el golpe atiza su pezón dejando un marca rojiza en este y la piel que lo rodea.
Le propino más azotes a sus senos, su vientre, sus piernas y por último en su sexo inflamado y adolorido, el cual reacciona ante el cuero –No mereces que te folle, y no lo haré, es más tienes prohibido correrte de ahora en adelante– le aparto con un golpe de aquel cinturó la mano –No te toques, no quiero que te masturbes nunca más, a menos que yo te lo diga o los clientes, si descubro que te has estado dando fiestita te voy a castigar de la peor manera zorra– enredo el cinturón a su cuello apretándolo como si fuera un collar tiranodo de este para acercarle su boca directo al falo endurecido.
Le restriego mi dureza contra el rostro burlándome de ella –Vas a hacer que me corra pero sin metértelo a la boca, solo lamerás y podrás tocar con tus dedos pero nada más, si lo metes a la boca ya verás lo que te haré– agarro aquel trasero enorme propinándole una reverenda y sonoro azote.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
-¡Ay!-chilló cuando el cinturón le golpeó el pecho.
-¡ARGH!-exclamó al sentir el cuero duro contra su viente-¡No! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ay!
A cada golpe del cinturón de McCruzot Gloria gritaba de dolor, incapaz de callarse. Cuando le abofeteó su clítoris la mujer se encogiró y retorció de dolor mientras las lágrimas anegaban sus ojos. ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta gloria!
-Du... duele... duele...
La mujer siguió retorciéndose por el suelo, incapaz de defenderse, gozosa y agradecida a Dios por haberle dado la oportunidad de conocer a alguien como McCruzot. A alguien tan malvado, despreciable y cruel como él. A alguien capaz de hacerle alcanzar aquél nivel de placer. Nunca pensó que lo encontraría, pero Gloria había encontrado a su nuevo amor.
O al menos esa idea absurda, producida por el delirio y la falta de oxígeno, cruzaba su mente mientras el proxeneta la ahogaba con el cinturón.
-Shhhh...-intentó hablar. Intentó decir que haría que se corriera. Que le comería toda la polla. Que le haría el hombre más feliz del mundo. Pero el aire no podía pasar por su gargata. Su rostro estaba cada vez más líbido. Sus ojos comenzaban a salirse de sus órbitas-. Shhhh
Pero obediente y sumisa comenzó a lamer su miembro. Sabía a sagre, a jugos y a mierda. Sabía a todo el daño que le había hecho a la propia Gloria. Amaba ese sabor. Su lengua se restregaba por el falo recto y disfrutaba de cada roce. Se detuvo en el capullo y lo rodeó con la lengua. Bajó hasta los testículos. Los acarició con la mano mientras que su lengua lo restregaba todo. Y siguió. Y siguió. Hasta que su nuevo amor tuviera a bien correrse en boca y terminar de ahogarla de placer.
-¡ARGH!-exclamó al sentir el cuero duro contra su viente-¡No! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ay!
A cada golpe del cinturón de McCruzot Gloria gritaba de dolor, incapaz de callarse. Cuando le abofeteó su clítoris la mujer se encogiró y retorció de dolor mientras las lágrimas anegaban sus ojos. ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta gloria!
-Du... duele... duele...
La mujer siguió retorciéndose por el suelo, incapaz de defenderse, gozosa y agradecida a Dios por haberle dado la oportunidad de conocer a alguien como McCruzot. A alguien tan malvado, despreciable y cruel como él. A alguien capaz de hacerle alcanzar aquél nivel de placer. Nunca pensó que lo encontraría, pero Gloria había encontrado a su nuevo amor.
O al menos esa idea absurda, producida por el delirio y la falta de oxígeno, cruzaba su mente mientras el proxeneta la ahogaba con el cinturón.
-Shhhh...-intentó hablar. Intentó decir que haría que se corriera. Que le comería toda la polla. Que le haría el hombre más feliz del mundo. Pero el aire no podía pasar por su gargata. Su rostro estaba cada vez más líbido. Sus ojos comenzaban a salirse de sus órbitas-. Shhhh
Pero obediente y sumisa comenzó a lamer su miembro. Sabía a sagre, a jugos y a mierda. Sabía a todo el daño que le había hecho a la propia Gloria. Amaba ese sabor. Su lengua se restregaba por el falo recto y disfrutaba de cada roce. Se detuvo en el capullo y lo rodeó con la lengua. Bajó hasta los testículos. Los acarició con la mano mientras que su lengua lo restregaba todo. Y siguió. Y siguió. Hasta que su nuevo amor tuviera a bien correrse en boca y terminar de ahogarla de placer.
Gloria Ferrá- Prostituta Clase Baja
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Re: No me des excusas (+18 Privado)
Bien dicen que las mujeres solo están para complacer y obedecer a los hombres, para nada más, eran objetos que podían ser usados al antojo de sus dueños, esa era la realidad de aquellas mujerzuelas que no tenían opinión propia ni libertad porque me pertenecían completamente, como la que estaba entregando todo en mis manos en aquel momento.
Sus lamidas junto a sus caricias en mis testículos creaban corrientes que subían por toda la espalda tensándome y haciendo que se me pusiera aún más rígida. Solté el cinturón disfrutando de su atención, gruía de manera bestial y gutural, el ronquido de un animal que estaba a punto de terminar la faena. Pero no quería, no quería que esa mujer tuviera su recompensa.
La aleje de una bofetada, no le diría la razón del castigo, la tomé de los cabellos propinándole dos bofetadas más –abre la boca puta– le grite y sin darle tiempo le metí mi polla en su boca tomándole de la cabeza, mis caderas se movían contra la boca de ella podía sentir como tocaba hasta la garganta, era una delicia, le tapo la nariz dejando que su boca se trague todo mi falo dejándolo dentro unos segundos viéndola atorarse para volver a darle otras dos bofetadas –Vete a bañar perra– abrí la puerta de mi oficina saliendo mostrando mi desnudez.
–VIEJA VEN ACÁ AHORA– aquel esperpento llegó y mira a la mujer seriamente –Esta puta es una nueva, llévala al sótano y asígnale una cama ahí con el resto, dale algo de ropa para que se ponga aquí, además asígnale una de las habitaciones de arriba para que sea donde atienda a los clientes junto a la ropa que llevara para ello– comencé a masturbarme delante de la mujer que no hacía nada más que mirar a la otra con ojos de furia.
–Báñate rápido y regresa que tienes que limpiar mi oficina puta, no te largarás a dormir hasta que este lugar quede bien limpio– me río frotándomela más y más rápido y luego me detengo mirando a la nueva adquisición–Vieja, cuando esta suba, envía a un culito prieto, a la pelirroja esa del cuerpo delgado y que se termina desmayando cuando paga su cuota, Rosalie, dile que suba con esta de aquí para mi oficina– iba a castigar a la nueva, mostrándole lo que le pasaría si me llegará a desobedecer de ahora en adelante.
Sus lamidas junto a sus caricias en mis testículos creaban corrientes que subían por toda la espalda tensándome y haciendo que se me pusiera aún más rígida. Solté el cinturón disfrutando de su atención, gruía de manera bestial y gutural, el ronquido de un animal que estaba a punto de terminar la faena. Pero no quería, no quería que esa mujer tuviera su recompensa.
La aleje de una bofetada, no le diría la razón del castigo, la tomé de los cabellos propinándole dos bofetadas más –abre la boca puta– le grite y sin darle tiempo le metí mi polla en su boca tomándole de la cabeza, mis caderas se movían contra la boca de ella podía sentir como tocaba hasta la garganta, era una delicia, le tapo la nariz dejando que su boca se trague todo mi falo dejándolo dentro unos segundos viéndola atorarse para volver a darle otras dos bofetadas –Vete a bañar perra– abrí la puerta de mi oficina saliendo mostrando mi desnudez.
–VIEJA VEN ACÁ AHORA– aquel esperpento llegó y mira a la mujer seriamente –Esta puta es una nueva, llévala al sótano y asígnale una cama ahí con el resto, dale algo de ropa para que se ponga aquí, además asígnale una de las habitaciones de arriba para que sea donde atienda a los clientes junto a la ropa que llevara para ello– comencé a masturbarme delante de la mujer que no hacía nada más que mirar a la otra con ojos de furia.
–Báñate rápido y regresa que tienes que limpiar mi oficina puta, no te largarás a dormir hasta que este lugar quede bien limpio– me río frotándomela más y más rápido y luego me detengo mirando a la nueva adquisición–Vieja, cuando esta suba, envía a un culito prieto, a la pelirroja esa del cuerpo delgado y que se termina desmayando cuando paga su cuota, Rosalie, dile que suba con esta de aquí para mi oficina– iba a castigar a la nueva, mostrándole lo que le pasaría si me llegará a desobedecer de ahora en adelante.
Sam K. McCruzott- Humano Clase Media
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