La verdadera familia es la que te apoya.

por **Liev Furtwängler** Vie Ene 03, 2014 10:42 am

“I take a deep breath every time I pass your door
I know you're there but I can't see you anymore
and that's the reason you're in the dark
I've been a stranger ever since we fell apart”

Eran las diez de la mañana de un hermoso día, los rayos del sol golpearon su piel calentando lentamente su cuerpo y su habitación. Aquel calor comenzó a despertarle lenta y placenteramente. Su cuerpo semidesnudo sobre la cama comenzó a moverse para desperezarse y luego de varias vueltas en el colchón Liev abrió sus azules orbes y, por un instante se encandiló por tanta luz y tuvo que entrecerrar evitando la típica jaqueca matutina. –Un hermoso día- Murmuró en voz baja mientras se sentaba en el borde de la cama, apoyando los pies en el suelo. Se mantuvo así durante varios segundos hasta que decidió ponerse de pie para abrir las ventanas de su habitación y de esa forma permitir al poco sol de la época sumirlo con su calor.

Se vistió como para cualquier otro día, aunque tenía el presentimiento de que ese día iba a ser especial de alguna forma retorcida y planeada por las espinadas garras del destino, las mismas garras que le habían arrebatado todo antes, y parecían tener un plan para él, la pregunta era ¿Seguiría él aquel sutilmente trazado plan?

Bajó las escaleras con tranquilidad, como cada día. Su desayuno estaba en la mesa de la cocina, parecía recién preparado porque aún se le veía humear. Tomó asiento en una de esas sillas de madera antigua que había en su casa, la decoración que provenía de ambas familias daba un toque único a la casa, un toque que quizás le hubiese encantado poder olvidar. Los recuerdos del pasado atormentaban su mente cada día, había encontrado la fuerza para seguir adelante pero no había encontrado la fuerza para enterrar aquel pasado. El silencio era sepulcral.

Se dirigió a la puerta, tomó aquel saco pesado del lugar donde los colgaba y se lo puso sobre el buzo de lana escotado en V que iba sobre la camisa, aquel saco hacía juego con su pantalón y sus zapatos. Salió por la puerta en dirección a la laguna. Podía ver las auras de los transeúntes, podía ver los demonios que agobiaban a cada persona, lo gracioso era que cada persona era agobiada por sus propios demonios. Podía ver la pureza en el alma de los niños que pasaban cerca, podía ver la vida de una forma diferente que el resto…y ciertamente se lo agradecía a sus padres, siempre había sido feliz con sus dones hasta que ellos se fueron.

Una vez allí, buscó un lugar tranquilo donde poder descansar en paz y lejos de los demás. Lo encontró en una zona donde no parecía haber mucha civilización más muy poco le importó. Se limitó a remangar su pantalón y quitarse el calzado para mojar sus pies en el agua que seguramente estaría helada. Caminó lentamente ingresando en la laguna hasta que el agua cubrió sus talones. Sintió como su toda su mala energía era eliminada por aquel elemento purificante.

Se retiró lentamente del agua, acercándose a la horilla, limitándose a sentarse sobre la arena, cerró los ojos y con ellos su mente. Finalmente sus pensamientos estaban en armonía con el ambiente. Las plantas muertas alrededor de la roca parecían recobrar vitalidad, como si su energía se mezclara con el ambiente mientras pensaba en las palabras de su amigo Grayson, el licántropo con el que habían terminado a un vampiro muy poderoso que los quería muertos a los dos..

“Te encontrarás con una chica que te buscará en la laguna Liev, por favor cuídala y protégela de cualquier mal que pueda lastimarla”.