Noche de Frías Compañías (Sara)

La Finca quedaba a unas cuantas cuadras de la Biblioteca, así que a petición de mi compañera, habíamos tomado la opción de caminar e ir platicando de varias cosas.
Giré la llave del gran portón de metal que encerraba la finca que, años antes, había pertenecido a una Baronesa llamada Lady Temple. No tenía más de un año que la baronesa se había mudado a Rumania, según lo que la gente a los alrededores me habían informado, por razones de salúd.En fin, la casa estaba en perfectas condiciones y por pura precaución había mandado aflojar un poco la chapa de la reja porque, con los años, se encontraba oxidada y se atascaba mi llave. Así, entré con Sara detrás de mi.
La entrada a la finca era enorme, con bosque de coníferas a ambos lados del camino y farolas pequeñas que alumbraban el camino hacia la primera parte de la finca -que era donde dormía la servidumbre-. Jardineras llenas de violetas y rosas rojas adornaban el camino, debajo de las farolas y una gran fuente de piedra que se alzaba al final y en la entrada a esa primera parte de la finca. Era todo un orgullo mi terreno.
- Madame Ascarlani, espero que el paisaje que se ha pintado para usted esta noche sea de su total agrado. Esto sólo es la entrada, todavía falta cruzar el área de servidumbre y llegar finalmente a mi zona privada, donde sólo yo y unas cuantas personas selectas han llegado a pisar.- comenté con una sonrisa enorme.
Tessa, mi ama de llaves, se encontraba despierta y no sabía que venía con compañía. Su silueta regordeta apareció en el pórtico de la entrada a la "Casa de Asistencia" -como yo gustaba llamar a la pequeña casita donde vivía mi ama de llaves, las damas de limpieza y el cochero- y pronto se iluminó bajo la luz de las farolas.
[color=gold]- Mi Señora... no sabía que venía con visitas... y menos a estas horas de la noche.- me reprochó mirando a Sara de arriba a abajo. A ella ni a mi nos gustaban las visitas, pero esta ocasión era diferente.
- Lo sé, Tessa, sin embargo, Lady Ascarlani es una mujer ilustre que ha concedido en acompañarme esta noche en la finca. No te preocupes por nada, la habitación de invitados siempre está limpia y tengo mi propia cocina en la otra parte. No entres nadamás... a pesar de lo que llegares a oír.- comenté con algo de inocencia en mi voz. Eso siempre calmaba a mi dama de llaves. Ella, sin decir nada, se giró y entró de nuevo apagando las luces de la casa tras de sí.
Miré a Sara e imediatamente continué con la caminata.
Bajé las escaleras de roca aferándome a mi vestido para no tropezar con las telas, luego vino la mejor parte del trayecto.
Ya en la parte baja de la finca, nos encontramos cara a cara con un puente que dividia el lago en dos y en cuyo extremo final estaba una pequeña casa de tres pisos que era hipnotizantemente iluminada por la bella luz de la luna. Parecía un paisaje casi fantástico.
- Bienvenida a mi casa, Sara.- dije mirándola unos momentos.

Cuando entré en la casa, las velas de los candelabros estaban prendidas y la calidéz del lugar me dió nostalgia de mi hermoso Londres. Pero no era momento de ponerse tristes, no. Sara no merecía eso.
Coloqué mis llaves en la mesa de entrada que tenía un florero de porcelana japonesa lleno de violetas. Miré a Sara con una sonrisa.
-Madame, es mi... costumbre, cambiarme mis ropas de calle por mis indumentarias de noche, así que no sé si usted desee que le traiga una de las que tengo porque, es muy claro, que no se irá de este lugar hasta por lo menos mañana en la mañana. Así que... ¿desea que le preste ropa de dormir?- pregunté con delicadeza. Tal vez no sería costumbre aquí y eso lo viese como un atrevimiento mayor.

Off: Mas o menos la "zona" privada de Eva es una cosa parecida a esto:

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