AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Monsters under the moonlight [Priv]
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Monsters under the moonlight [Priv]
Muchas lunas hay en el cielo, pero en su corazón, solo había una en particular.
Había estado viajando por España durante mucho tiempo, comenzó a trabajar y con el dinero ahorrado, volvió a Francia para poder seguir con la búsqueda de Luna. Su amada y única mujer en la vida. Tenía que arriesgarse, tenía que saber si Luna estaba a su alcance aunque hubiera recorrido muchos kilómetros con sus pies. Cierto era que llevaba consigo una pequeña ayuda. Un monstruo en su interior que lo llevaría para toda su vida consigo hasta tal punto que no sabría cómo podría llegar a controlarlo si llegara a conocer también a Luna, a SU Luna. Quizás ella no le reconocería, estaba demasiado cambiado y había adquirido más musculo del que ya solía tener de por sí.
Conforme más se adentraba en lo que era la zona zíngara de Paris, con lo poco que sabía de francés, se podía manejar para pedir comida y agua a cambio de dinero, del que disponía dentro de un lugar seguro. Seguía andando y decidió acomodarse bajo la sombra de un árbol que lo cubría de los rayos del sol, era invierno, su abrigo le cubriría del frio, pero por si las moscas, él estaba asegurado con una gruesa manta que le haría de un plus contra el frio.
Tenía su libro más dos que compro en Barcelona y de un grosor bien estilizado para hacer que le durase la lectura. Ahí en el campo y recién comido después de un pan con condimento en el interior, se disponía a leer, pero al parecer, el después de comer le estaba afectando como solía pasarle. Aquel momento en el que parecía dormirse, su “otro yo” parecía querer salir. Era temprano, no habían llegado ni las cinco de la tarde.
De vuelta al caminar, llego a un campamento.
El tenía maña con el arte así que se apaño para poder buscar una imagen parecida a la de Luna. No sabía cómo era ahora. Eran jóvenes cuando se separaron. Seguramente ahora era bella y muy solicitada por muchos o quizás era una muchacha solitaria en donde supuso que tendría que hacer muchas cosas sin ayuda de nadie…o quizás estaba envuelta en peleas de la calle, si era la última opción tendría que ayudarla a dejar la mala vida, proponiéndola que se fuera a vivir con el cómo…. “Suspira para después sonreír”
-Disculpe….-Llego cerca de una joven de cabello largo y castaño, con hermosos ojos color castaño y una tez cuidada. Parecía que iba adornada con muchas pulseras, debería de gustarle la bisutería, hasta que aquel aroma conocido le vino a sus fosas nasales. Se quedó helado, volteo la mirada hacia los lados, giro en el sitio buscando de donde venía ese olor, pero sus pies no se movieron pues tenía donde debía estar. Entonces volvió a mirar a aquella muchacha que tenía delante-….¿Ha visto a esta muchacha? –Pregunto esperanzado de que le dijera alguna pista, pero entonces un recorrido por su espalda le delato de su “otro” yo, se le resbalo el garabato del papel, se giró encorvándose un poco para terminar jadeando sobre el suelo, consciente - …agh…-Jadeo pues estaba cansado de esos ataques de su bestia.
-….-Entonces cuando vio estando en el suelo, de reojo vio una pulsera, la tobillera de la joven que le resulto aún más familiar. Entonces miro a su cuello y vio el colgante de un Sol. Si su memoria no le fallaba, aquel colgante fue un recuerdo de su madre y de su hermana….O algo creyó así - ¿Luna...?
Había estado viajando por España durante mucho tiempo, comenzó a trabajar y con el dinero ahorrado, volvió a Francia para poder seguir con la búsqueda de Luna. Su amada y única mujer en la vida. Tenía que arriesgarse, tenía que saber si Luna estaba a su alcance aunque hubiera recorrido muchos kilómetros con sus pies. Cierto era que llevaba consigo una pequeña ayuda. Un monstruo en su interior que lo llevaría para toda su vida consigo hasta tal punto que no sabría cómo podría llegar a controlarlo si llegara a conocer también a Luna, a SU Luna. Quizás ella no le reconocería, estaba demasiado cambiado y había adquirido más musculo del que ya solía tener de por sí.
Conforme más se adentraba en lo que era la zona zíngara de Paris, con lo poco que sabía de francés, se podía manejar para pedir comida y agua a cambio de dinero, del que disponía dentro de un lugar seguro. Seguía andando y decidió acomodarse bajo la sombra de un árbol que lo cubría de los rayos del sol, era invierno, su abrigo le cubriría del frio, pero por si las moscas, él estaba asegurado con una gruesa manta que le haría de un plus contra el frio.
Tenía su libro más dos que compro en Barcelona y de un grosor bien estilizado para hacer que le durase la lectura. Ahí en el campo y recién comido después de un pan con condimento en el interior, se disponía a leer, pero al parecer, el después de comer le estaba afectando como solía pasarle. Aquel momento en el que parecía dormirse, su “otro yo” parecía querer salir. Era temprano, no habían llegado ni las cinco de la tarde.
De vuelta al caminar, llego a un campamento.
El tenía maña con el arte así que se apaño para poder buscar una imagen parecida a la de Luna. No sabía cómo era ahora. Eran jóvenes cuando se separaron. Seguramente ahora era bella y muy solicitada por muchos o quizás era una muchacha solitaria en donde supuso que tendría que hacer muchas cosas sin ayuda de nadie…o quizás estaba envuelta en peleas de la calle, si era la última opción tendría que ayudarla a dejar la mala vida, proponiéndola que se fuera a vivir con el cómo…. “Suspira para después sonreír”
-Disculpe….-Llego cerca de una joven de cabello largo y castaño, con hermosos ojos color castaño y una tez cuidada. Parecía que iba adornada con muchas pulseras, debería de gustarle la bisutería, hasta que aquel aroma conocido le vino a sus fosas nasales. Se quedó helado, volteo la mirada hacia los lados, giro en el sitio buscando de donde venía ese olor, pero sus pies no se movieron pues tenía donde debía estar. Entonces volvió a mirar a aquella muchacha que tenía delante-….¿Ha visto a esta muchacha? –Pregunto esperanzado de que le dijera alguna pista, pero entonces un recorrido por su espalda le delato de su “otro” yo, se le resbalo el garabato del papel, se giró encorvándose un poco para terminar jadeando sobre el suelo, consciente - …agh…-Jadeo pues estaba cansado de esos ataques de su bestia.
-….-Entonces cuando vio estando en el suelo, de reojo vio una pulsera, la tobillera de la joven que le resulto aún más familiar. Entonces miro a su cuello y vio el colgante de un Sol. Si su memoria no le fallaba, aquel colgante fue un recuerdo de su madre y de su hermana….O algo creyó así - ¿Luna...?
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/11/2013
Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Pocas cosas tenían sentido en aquellos días. Buenas cosas le habían sucedido durante todo el tiempo que había estado en París, pero ni todo aquello podía hacerle olvidar que había perdido lo más importante para ella… Sol.
Si bien se dijo a si misma que su hermana estaba bien y que debía andar por algún lugar, buscando dinero para ambas o trabajando de manera decente, que lo dudaba, la noticia le había llegado algunas semanas atrás. Su hermana, aquella que siempre le acompaño en todo lo que hacía, estaba muerta. Nadie sabía cómo ni por qué, pero lo único que le habían entregado a Luna había sido el collar de ella, esa era la prueba que le podían entregar pues el cuerpo no podían dárselo. Por más que había intentado animarse y mentirse a si misma todos aquellos días, la verdad es que había perdido a su hermana y no había nada que pudiera hacer para recuperarla.
Las noches se las pasaba sumida en sus penas, llorando y pidiendo que su hermana estuviese viva. Que no importaba que no se vieran más, que ojalá le hubiesen robado el colgante y entonces siguiera en las calles. Esa era la única manera en la que podía dejarse vencer por el cansancio, solo para despertar un nuevo día sola en aquella tienda en el campamento.
Cuando la mañana llegaba y para darse ánimos a ella misma, se cambiaba y salía andar en las calles; no podía dejarse morir, después de todo si lo hacía, Sol se sentiría sumamente triste de saber que su hermanita no había seguido lo que ella tantas veces le pidió; que de faltar una, la otra viviría por ambas.
Esa peculiar mañana hizo precisamente lo que su hermana le pedía, se arreglo y salió al área de gitanos, estar entre su gente debía ser algo que poco a poco le levantaría el animo y efectivamente parecía ser de esa manera pues viendo a los niños ir de un lado a otro, era capaz de sonreír ligeramente, solo que no esperaba lo que el destino le tenía planeado.
Cuando escucho una voz masculina se giro a mirarle y algo en aquellos ojos le pareció familiar, pero no supo que era, así que le ignoro.
– ¿Si? – Miro con algo de recelo al sujeto que de buenas a primeras comenzó a observar de un sitio a otro como si alguien le siguiera – ¿Esta bien? – pregunto, pero como respuesta una imagen se planto frente a ella, algo que era parecido a una pintura de una joven y justo cuando iba a tomarla entre sus manos para verla de manera apropiada fue que el hombre termino cayendo a sus pies.
La mirada de Luna se mantuvo sobre el, no sabía que estaba ocurriendo y al igual que ella, varios gitanos se giraron a observar al extraño hombre – Lo siento, no creo poder ayudarle… – pensaba alejarse, cuando su nombre salió de aquellos labios y se giro – ¿Qué has dicho? – se quedo mirándole.
Llamada por la curiosidad fue que Luna termino inclinandose al lado del hombre y le retiro unos cabellos de la cara.
– ¿Cómo sabes mi nombre?, ¿Qué te pasa? y ¿Quién eres? – no le parecía nada familiar aquel hombre y el que supiera su nombre, le alteraba ligeramente.
Si bien se dijo a si misma que su hermana estaba bien y que debía andar por algún lugar, buscando dinero para ambas o trabajando de manera decente, que lo dudaba, la noticia le había llegado algunas semanas atrás. Su hermana, aquella que siempre le acompaño en todo lo que hacía, estaba muerta. Nadie sabía cómo ni por qué, pero lo único que le habían entregado a Luna había sido el collar de ella, esa era la prueba que le podían entregar pues el cuerpo no podían dárselo. Por más que había intentado animarse y mentirse a si misma todos aquellos días, la verdad es que había perdido a su hermana y no había nada que pudiera hacer para recuperarla.
Las noches se las pasaba sumida en sus penas, llorando y pidiendo que su hermana estuviese viva. Que no importaba que no se vieran más, que ojalá le hubiesen robado el colgante y entonces siguiera en las calles. Esa era la única manera en la que podía dejarse vencer por el cansancio, solo para despertar un nuevo día sola en aquella tienda en el campamento.
Cuando la mañana llegaba y para darse ánimos a ella misma, se cambiaba y salía andar en las calles; no podía dejarse morir, después de todo si lo hacía, Sol se sentiría sumamente triste de saber que su hermanita no había seguido lo que ella tantas veces le pidió; que de faltar una, la otra viviría por ambas.
Esa peculiar mañana hizo precisamente lo que su hermana le pedía, se arreglo y salió al área de gitanos, estar entre su gente debía ser algo que poco a poco le levantaría el animo y efectivamente parecía ser de esa manera pues viendo a los niños ir de un lado a otro, era capaz de sonreír ligeramente, solo que no esperaba lo que el destino le tenía planeado.
Cuando escucho una voz masculina se giro a mirarle y algo en aquellos ojos le pareció familiar, pero no supo que era, así que le ignoro.
– ¿Si? – Miro con algo de recelo al sujeto que de buenas a primeras comenzó a observar de un sitio a otro como si alguien le siguiera – ¿Esta bien? – pregunto, pero como respuesta una imagen se planto frente a ella, algo que era parecido a una pintura de una joven y justo cuando iba a tomarla entre sus manos para verla de manera apropiada fue que el hombre termino cayendo a sus pies.
La mirada de Luna se mantuvo sobre el, no sabía que estaba ocurriendo y al igual que ella, varios gitanos se giraron a observar al extraño hombre – Lo siento, no creo poder ayudarle… – pensaba alejarse, cuando su nombre salió de aquellos labios y se giro – ¿Qué has dicho? – se quedo mirándole.
Llamada por la curiosidad fue que Luna termino inclinandose al lado del hombre y le retiro unos cabellos de la cara.
– ¿Cómo sabes mi nombre?, ¿Qué te pasa? y ¿Quién eres? – no le parecía nada familiar aquel hombre y el que supiera su nombre, le alteraba ligeramente.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/04/2013
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
-Dije Luna….-murmuraba aquel joven que volvía a reincorporarse sobre el suelo en el que había permanecido – Soy Carlos…. ¿No te acuerdas? –Dijo quedándose algo nervioso frente a la hermosa persona de Luna Bosh. Había pasado bastante tiempo, tenía que reconocerlo abiertamente que no la había visto desde… ¿Cuándo? Desde mucho – Puede que no te acuerdes de mi Luna…pero solíamos jugar tú, yo y tu hermana a veces en España o cuando venía aquí…a Francia cuando emigrasteis…-Estaba más hermosa que nunca.
-…Pero tengo que hacerte una pregunta….antes de que nuestros recuerdos vuelvan a tomar forma, antes de que sepa que tengo que volver sobre el camino que he hecho…y del cual no quiero volver….-suspira-….Luna…. ¿estas casada? Porque si no lo estas, Dios ha sido amable con misericordia incluida…y discúlpame si parezco que pienso en mí mismo…pero anduve como dos años en tu búsqueda hasta ahora…-Los gestos de su rostro mostraban preocupación, seriedad y seguramente intuía que si lo estaba con algún apuesto gitano del campamento o algo parecido. Solo esperaba que aquello no fuera de verdad, pero de nuevo, en el momento más inoportuno, su entrepierna se hincho sutilmente, puso la mochila que llevaba consigo delante, sonrojándose de tal manera que desvió la mirada.
-…Por favor no es lo que piensas…Eres hermosa, pero no estoy pensando de ese modo…-se lamio los labios, estaba sudando de los nervios que estaba sintiendo en su cuerpo -…Discúlpame….-Carlos se fue varios pasos de ella, alejándose con pies ligeros y la primera persona que vio con un jarrón de agua, se lo quito de entre las manos para echárselo por encima –Agh! –Estaba luchando interiormente con aquello que le amenazaba continuamente cada noche, parecía que estaba inquieto cuando estaba cerca de Luna, de aquella mujer que Carlos también amaba. Que extraño. Era muy, muy extraño y solamente no pudo más que solo suspirar lentamente. Su alma interior se había calmado -….Te llamaré Alma a partir de ahora…-susurro para sí mismo, dirigiéndose hacia aquella bestia que la tenía en su interior por aquel rito macabro y de magia negra del cual él había sido la primera y última víctima, solamente para ponerle una garantía de que si volvía o no. Nadie pensó en que si la gitana no tenía ningún compromiso de por medio, él tendría consigo a la bestia de por vida. No sabría cómo actuar….Bueno, sí, se emocionaría, pero ¿Qué hay de su otro yo?
Se miró las manos. Eran las de un asesino nocturno cuando aquella bestia le obligaba a ser alguien quien no era en realidad. Solamente le poseía por cuerpo, hubo una vez que aquella bestia quiso completar la posesión, transfigurándole su piel por escamas duras como la de un cocodrilo, oscuras y con aroma putrefacto, a muerte, escamas que lloraban sangre del brillo que tenía cada una, pero con la fuerte voluntad de Carlos, aquella bestia no se mostró nunca. Nadie ni nada había salido en los periódicos anunciando de una bestia que se hubiera escapado del inframundo. Solo se hablaba de esos seres que dejaban marcas en las pieles de hermosas jóvenes vírgenes que eran encontradas algunas violadas hasta la muerte.
¿Qué loco en su sano juicio tiene el derecho de arrebatar las vidas de aquellas jóvenes? Por pensar en lo peor, seguramente pensaría en que algunas de esas mujeres pudiera haber sido su amada Luna Bosh, una muchacha con el halito de la aventura en sus movimientos gráciles y agiles, sonrisa sincera y dulce como la manzana de caramelo que tanto agradaba el paladar del humano de alta alcurnia.
-Luna…-Con tanto pensamiento ególatra, se olvidó de la respuesta que ansiaba ahora de nuevo de Luna.
-…Pero tengo que hacerte una pregunta….antes de que nuestros recuerdos vuelvan a tomar forma, antes de que sepa que tengo que volver sobre el camino que he hecho…y del cual no quiero volver….-suspira-….Luna…. ¿estas casada? Porque si no lo estas, Dios ha sido amable con misericordia incluida…y discúlpame si parezco que pienso en mí mismo…pero anduve como dos años en tu búsqueda hasta ahora…-Los gestos de su rostro mostraban preocupación, seriedad y seguramente intuía que si lo estaba con algún apuesto gitano del campamento o algo parecido. Solo esperaba que aquello no fuera de verdad, pero de nuevo, en el momento más inoportuno, su entrepierna se hincho sutilmente, puso la mochila que llevaba consigo delante, sonrojándose de tal manera que desvió la mirada.
-…Por favor no es lo que piensas…Eres hermosa, pero no estoy pensando de ese modo…-se lamio los labios, estaba sudando de los nervios que estaba sintiendo en su cuerpo -…Discúlpame….-Carlos se fue varios pasos de ella, alejándose con pies ligeros y la primera persona que vio con un jarrón de agua, se lo quito de entre las manos para echárselo por encima –Agh! –Estaba luchando interiormente con aquello que le amenazaba continuamente cada noche, parecía que estaba inquieto cuando estaba cerca de Luna, de aquella mujer que Carlos también amaba. Que extraño. Era muy, muy extraño y solamente no pudo más que solo suspirar lentamente. Su alma interior se había calmado -….Te llamaré Alma a partir de ahora…-susurro para sí mismo, dirigiéndose hacia aquella bestia que la tenía en su interior por aquel rito macabro y de magia negra del cual él había sido la primera y última víctima, solamente para ponerle una garantía de que si volvía o no. Nadie pensó en que si la gitana no tenía ningún compromiso de por medio, él tendría consigo a la bestia de por vida. No sabría cómo actuar….Bueno, sí, se emocionaría, pero ¿Qué hay de su otro yo?
Se miró las manos. Eran las de un asesino nocturno cuando aquella bestia le obligaba a ser alguien quien no era en realidad. Solamente le poseía por cuerpo, hubo una vez que aquella bestia quiso completar la posesión, transfigurándole su piel por escamas duras como la de un cocodrilo, oscuras y con aroma putrefacto, a muerte, escamas que lloraban sangre del brillo que tenía cada una, pero con la fuerte voluntad de Carlos, aquella bestia no se mostró nunca. Nadie ni nada había salido en los periódicos anunciando de una bestia que se hubiera escapado del inframundo. Solo se hablaba de esos seres que dejaban marcas en las pieles de hermosas jóvenes vírgenes que eran encontradas algunas violadas hasta la muerte.
¿Qué loco en su sano juicio tiene el derecho de arrebatar las vidas de aquellas jóvenes? Por pensar en lo peor, seguramente pensaría en que algunas de esas mujeres pudiera haber sido su amada Luna Bosh, una muchacha con el halito de la aventura en sus movimientos gráciles y agiles, sonrisa sincera y dulce como la manzana de caramelo que tanto agradaba el paladar del humano de alta alcurnia.
-Luna…-Con tanto pensamiento ególatra, se olvidó de la respuesta que ansiaba ahora de nuevo de Luna.
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/11/2013
Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Le miro con la desconfianza que el tiempo generaría en cualquier persona que hubiese debido hacer todo lo que ella para mantenerse con vida. Robar, mentir y andar de un país a otro eran solo algunas de las cosas que tanto ella como su hermana se habían mantenido haciendo con el pasar del tiempo y si bien era cierto que en algún momento de su vida tuvo un conocido llamado Carlos, el tiempo había pasado y existían dudas sobre que aquel que ahora estaba frente a ella fuera quien decía ser.
– Yo… no estoy segura del todo – le miro desde que se reincorporara, buscando algo que le dijera que aquel hombre era el mismo Carlos con quien alguna vez intercambio promesas en las que por primeras veces no estaba incluida su hermana Sol. Más de una ocasión se había sentido ligeramente culpable por desear tener una vida junto a aquel joven que era evidentemente más rico y renombrado que ella, pero siempre existía algo en las palabras de él que le convencía para prometerle que cuando fueran lo suficientemente mayores se casarían.
Se quedo mirándole unos segundos más, observando aquellos ojos que después de unos segundos de haberse mantenido en silencio le dieron la respuesta a la incógnita y tranquilizaron sus dudas. A pesar de los años transcurridos, de lo mayor y galante que lucía ante sus ojos, la mirada de aquel hombre seguía siendo la misma que cautivara a la gitana desde la primera vez que se encontraron de manera accidental en los bosques de España, cerca del campamento gitano donde vivían con su abuela.
Desde los tiempos de los juegos y las promesas muchas noches y muchos días sin verse habían transcurrido y eso era lo que le impedía creer que cuando hablo de hacerle una pregunta sería aquella sobre el matrimonio. Un rubor apenas notorio apareció en sus mejillas y sus ojos se desviaron de un lado a otro. Ahora tenia algo de calor y juraba que todos lo notaban porque sentía las miradas de todos sobre de ellos.
– ¿Qué clase de pregunta es esa? Es… – se mantuvo en silencio, creía que antes de responder una pregunta de ese estilo deberían hablar de otras cosas sobre todo para estar segura de que sus recuerdos no le fallaban y ese era aquel Carlos que se juro amar. Suspiro para después enarcar la ceja, diciendo a si misma que aquello que creía era el motivo no era más que una promesa infantil.
Se cubrió los labios porque estaba por soltarse a reír pues no se dio cuenta de lo que sucedía hasta que le vio cubrirse con la bolsa aquella en la que parecía llevar algunas cosas.
– Descuida y… – se quedo mirándole cuando se alejo y solo una vez que el agua de aquel jarrón cayo sobre el cuerpo ajeno se acerco rápido hasta él – pero ¿Estas loco? No deberías estar haciendo eso y mira nada más – le miro las ropas completamente empapadas y suspiro – anda, ven – se dejo llevar más por la curiosidad disfrazada de buena voluntad y sin preguntarle nada le tomo de la mano para guiarle hasta aquella que era la carpa donde se quedaba ella. Aparto las telas que cubrían la entrada y le metió dentro, en aquel lugar que era suyo únicamente pero que le estaba abriendo a él – Eres un descuidado, no deberías hacer esa clase de tonterías – tomo una tela gruesa que le serviría para secarse y se la lanzo – terminaras enfermo.
Le dio la espalda, haciendo como que acomodaba algunas cosas por si pensaba en cambiarse las ropas o algo por el estilo, de esa manera ambos podrían sentirse más tranquilos.
– Por cierto, lo que antes me preguntaste – tomo un collar que estaba cerca y lo miro – sigo soltera; nunca me he casado y no creo hacerlo – no era que realmente no quisiera sino que si no agregaba aquello creía estarle dando un “si, acepto” aún sin saber que era lo que esperaba él de ella.
– Yo… no estoy segura del todo – le miro desde que se reincorporara, buscando algo que le dijera que aquel hombre era el mismo Carlos con quien alguna vez intercambio promesas en las que por primeras veces no estaba incluida su hermana Sol. Más de una ocasión se había sentido ligeramente culpable por desear tener una vida junto a aquel joven que era evidentemente más rico y renombrado que ella, pero siempre existía algo en las palabras de él que le convencía para prometerle que cuando fueran lo suficientemente mayores se casarían.
Se quedo mirándole unos segundos más, observando aquellos ojos que después de unos segundos de haberse mantenido en silencio le dieron la respuesta a la incógnita y tranquilizaron sus dudas. A pesar de los años transcurridos, de lo mayor y galante que lucía ante sus ojos, la mirada de aquel hombre seguía siendo la misma que cautivara a la gitana desde la primera vez que se encontraron de manera accidental en los bosques de España, cerca del campamento gitano donde vivían con su abuela.
Desde los tiempos de los juegos y las promesas muchas noches y muchos días sin verse habían transcurrido y eso era lo que le impedía creer que cuando hablo de hacerle una pregunta sería aquella sobre el matrimonio. Un rubor apenas notorio apareció en sus mejillas y sus ojos se desviaron de un lado a otro. Ahora tenia algo de calor y juraba que todos lo notaban porque sentía las miradas de todos sobre de ellos.
– ¿Qué clase de pregunta es esa? Es… – se mantuvo en silencio, creía que antes de responder una pregunta de ese estilo deberían hablar de otras cosas sobre todo para estar segura de que sus recuerdos no le fallaban y ese era aquel Carlos que se juro amar. Suspiro para después enarcar la ceja, diciendo a si misma que aquello que creía era el motivo no era más que una promesa infantil.
Se cubrió los labios porque estaba por soltarse a reír pues no se dio cuenta de lo que sucedía hasta que le vio cubrirse con la bolsa aquella en la que parecía llevar algunas cosas.
– Descuida y… – se quedo mirándole cuando se alejo y solo una vez que el agua de aquel jarrón cayo sobre el cuerpo ajeno se acerco rápido hasta él – pero ¿Estas loco? No deberías estar haciendo eso y mira nada más – le miro las ropas completamente empapadas y suspiro – anda, ven – se dejo llevar más por la curiosidad disfrazada de buena voluntad y sin preguntarle nada le tomo de la mano para guiarle hasta aquella que era la carpa donde se quedaba ella. Aparto las telas que cubrían la entrada y le metió dentro, en aquel lugar que era suyo únicamente pero que le estaba abriendo a él – Eres un descuidado, no deberías hacer esa clase de tonterías – tomo una tela gruesa que le serviría para secarse y se la lanzo – terminaras enfermo.
Le dio la espalda, haciendo como que acomodaba algunas cosas por si pensaba en cambiarse las ropas o algo por el estilo, de esa manera ambos podrían sentirse más tranquilos.
– Por cierto, lo que antes me preguntaste – tomo un collar que estaba cerca y lo miro – sigo soltera; nunca me he casado y no creo hacerlo – no era que realmente no quisiera sino que si no agregaba aquello creía estarle dando un “si, acepto” aún sin saber que era lo que esperaba él de ella.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Carlos se quitó la camisa de su cuerpo, tendiéndola en una percha que había cerca. Pasaba lo que imitaba a una toalla por su cuerpo fornido y cuando ya estaba algo seco, termino acercándose a Luna para verla un poco más cerca y solo la escuchaba, no dijo nada cuando se refirió a lo de que estaba soltera pues en realidad con aquello se le quito un peso de encima, solo llego a abrazarla por detrás para que sintiera su torso aun húmedo por el cubo de agua y la fortaleza que este transmitía-Escucha lo que te dice mi corazón....-mostro sus sentimientos a través de palabras bellas y sinceras-...Escucha lo que te dice....-Sus palabras eran susurradas en el oído ajeno, comenzaba a acariciar con el pulgar la curva del hombro ajeno, aun abrazándola sin querer dejarla ir, tenía que pensar bien las palabras si no quería asustarla con lo que viniera después.
-.....-No dijo mucho más sabiendo que podía intuir que sus sentimientos hacia la pequeña de los Bosch aún era verdadero y consistente y el cual podía fiarse. Sabía que no lo lograría a la primera pero tenía que saber varias cosas importantes -……Desearía ser yo quien te desposara….he…estado como dos años en tu búsqueda y al parecer la fortuna me ha sonreído al decirme que estas soltera….Luna….-Él mismo tras decir eso como un suspiro de alivio, tomo con suavidad a la gitana de los hombros para darle la vuelta y que acabara mirándole -….Sé que te puede parecer repentino….pero tengo toda una vida para conocerte…-se lamio los labios pese a que los nervios podrían traicionarle- …..aparte de la vida que compartí contigo hace tiempo atrás…-sus manos que aún estaban en sus hombros fueron a las manos de Luna, termino por arrodillarse frente de ella y él mismo lo tenía todo preparado -….ahora quisiera compartir una nueva historia contigo en un futuro próximo…-Y con la rapidez adquirida de haber ensayado aquello, saco una cajita roja de terciopelo en la que estaba grabada una “A” en oro, símbolo de los Aguilar y de una generación atrás, él ahora, brindaba a Luna la oportunidad de poder pertenecer a su familia y él mismo pensaba en ayudarla si quería vengarse por lo que le hicieron a ella y a su familia.
Tenía contactos en España quien estaban de acuerdo como él de que los gitanos no era una raza inferior, sino, todos aquellos condes o nobles de la alta alcurnia, no vivirían si no fuera por las mágicas leyendas que contaban los gitanos, que hacían avivar la imagen que tenían de los de la alta alcurnia, pero aparte, Carlos sabía que contaba con el apoyo de algunos, los suficientes para poder moverse y poder formar un nuevo circulo. Carlos estaba harto de la vida que llevaba, él quería dejarlo todo para poder estar con Luna, aquella con la que siempre soñó estar desde la primera vez que la vio en aquellos bosques de España.
Abrió la caja mostrando un hermoso anillo de plata, en el que en el centro había una flor enredándose alrededor de la composición del anillo -….Esta es Nenya…-Siguió esperando. No se hacía ilusiones por si le decía que no o le decía que estaba siendo demasiado deprisa, pero él no podía esperar más, dos años buscándola con aquella maldición a cuestas, pero si conseguía otorgarle a Nenya las cosas serían mucho más sencillas -….Nenya…es un objeto mágico del cual te protege de los malos augurios, cura los males de estado y de hecho también pueden evitar los efectos de deterioro del paso del tiempo….pero…-suspiro intentando alejar sus nervios -….por favor…-murmuró -……solo una palabra Luna….y o te libraras de mi o tendrás que aguantarme por el resto de tu vida…..-suspiro-….Sé que ambos hemos cambiado…y mucho….pero bien sabes que el destino une caminos que estaban olvidados….y nosotros somos la prueba palpable de ello….-Estaba aún con aquella cajita en alto para ver si Luna aceptaba su proposición- ¿Quieres casarte conmigo, Luna Bosh?- aquella de que fuera su esposa, pero no todo se queda igual que en el pasado y las personas con el paso del tiempo….se convierten en monstruos bajo una luz de plata.
-.....-No dijo mucho más sabiendo que podía intuir que sus sentimientos hacia la pequeña de los Bosch aún era verdadero y consistente y el cual podía fiarse. Sabía que no lo lograría a la primera pero tenía que saber varias cosas importantes -……Desearía ser yo quien te desposara….he…estado como dos años en tu búsqueda y al parecer la fortuna me ha sonreído al decirme que estas soltera….Luna….-Él mismo tras decir eso como un suspiro de alivio, tomo con suavidad a la gitana de los hombros para darle la vuelta y que acabara mirándole -….Sé que te puede parecer repentino….pero tengo toda una vida para conocerte…-se lamio los labios pese a que los nervios podrían traicionarle- …..aparte de la vida que compartí contigo hace tiempo atrás…-sus manos que aún estaban en sus hombros fueron a las manos de Luna, termino por arrodillarse frente de ella y él mismo lo tenía todo preparado -….ahora quisiera compartir una nueva historia contigo en un futuro próximo…-Y con la rapidez adquirida de haber ensayado aquello, saco una cajita roja de terciopelo en la que estaba grabada una “A” en oro, símbolo de los Aguilar y de una generación atrás, él ahora, brindaba a Luna la oportunidad de poder pertenecer a su familia y él mismo pensaba en ayudarla si quería vengarse por lo que le hicieron a ella y a su familia.
Tenía contactos en España quien estaban de acuerdo como él de que los gitanos no era una raza inferior, sino, todos aquellos condes o nobles de la alta alcurnia, no vivirían si no fuera por las mágicas leyendas que contaban los gitanos, que hacían avivar la imagen que tenían de los de la alta alcurnia, pero aparte, Carlos sabía que contaba con el apoyo de algunos, los suficientes para poder moverse y poder formar un nuevo circulo. Carlos estaba harto de la vida que llevaba, él quería dejarlo todo para poder estar con Luna, aquella con la que siempre soñó estar desde la primera vez que la vio en aquellos bosques de España.
Abrió la caja mostrando un hermoso anillo de plata, en el que en el centro había una flor enredándose alrededor de la composición del anillo -….Esta es Nenya…-Siguió esperando. No se hacía ilusiones por si le decía que no o le decía que estaba siendo demasiado deprisa, pero él no podía esperar más, dos años buscándola con aquella maldición a cuestas, pero si conseguía otorgarle a Nenya las cosas serían mucho más sencillas -….Nenya…es un objeto mágico del cual te protege de los malos augurios, cura los males de estado y de hecho también pueden evitar los efectos de deterioro del paso del tiempo….pero…-suspiro intentando alejar sus nervios -….por favor…-murmuró -……solo una palabra Luna….y o te libraras de mi o tendrás que aguantarme por el resto de tu vida…..-suspiro-….Sé que ambos hemos cambiado…y mucho….pero bien sabes que el destino une caminos que estaban olvidados….y nosotros somos la prueba palpable de ello….-Estaba aún con aquella cajita en alto para ver si Luna aceptaba su proposición- ¿Quieres casarte conmigo, Luna Bosh?- aquella de que fuera su esposa, pero no todo se queda igual que en el pasado y las personas con el paso del tiempo….se convierten en monstruos bajo una luz de plata.
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Hacía como que no le interesaba en lo más mínimo girarse y mirar a aquel que juraba ser su amigo de la infancia. No era que Luna Bosch fuera realmente vergonzosa, sino que no le parecía de algún modo lo correcto. Observaba un collar y otro, distrayendo su mente de aquel hombre que le acompañaba dentro de la carpa; desconocía sus verdaderas intenciones pero parte de ella podía intuirlas, aunque le parecía una idea descabellada, mucho más considerando que no eran más que dos extraños.
– ¿Ya has terminado de secarte? – pregunto mientras dejaba uno de los collares perfectamente acomodado, solo para sentir a continuación el cuerpo masculino rodeándole. Se tenso ante el repentino acercamiento y las palabras que le eran dirigidas – Yo no creo que… – trago con algo de dificultad – deberías alejarte un poco – el tacto del pulgar de Carlos le provoco un escalofrío y se dejo envolver por sus brazos. Pese al tiempo separados, juraba aún sentir la familiaridad en ese par de brazos, era reconfortante tener alguien que le diera seguridad cuando en otros lugares únicamente encontraba los pesares de saberse sola en el mundo.
Se dejo girar para poder mirarle a los ojos, de esa manera podía ver más claramente si en sus ojos existía algo que le dijera que todo cuanto le decía era mentira. Luna le miraba fijamente, indagando en aquellos ojos que solo confirmaban las palabras de Carlos y le daban más seguridad de que él era aquel niño con quien antes jugaba y se prometía tanto.
– No somos los de antes – con cada nueva palabra de los labios masculinos, se sentía más y más comprometida a dar respuestas que aún no le eran pedidas, pero cada vez que él decía algo, pensaba en que le pedía matrimonio. Sacudió la cabeza un poco, despejandose de esos pensamientos. Carlos únicamente hablaba de conocerse, de un futuro, pero no le decía justo en ese momento, así que dejar de pensar tonterías sería lo mejor – Es bastante repentino si, no me esperaba palabras así y mucho menos verte – sonrió un tanto nerviosa pero al mirar como Carlos se arrodillaba, su respiración se detuvo, contenida en la sorpresa que eso le generaba – ¿Qué estas haciendo? No hagas eso – Más que la sorpresa de verlo arrodillado, la cajita que sostuvo en sus manos la dejo muda.
Luna se encontraba confusa, acababa de verlo nuevamente, le decía todas aquellas cosas y al siguiente momento estaba arrodillado frente a ella.
– Esto… no esta pasando – comenzó a moverse en su lugar, sin saber si lo correcto era quedarse ahí o salir caminando para despejarse. Era todo tan confuso que no sabía si era real o solamente un sueño. Cuando escucho lo que decía del anillo, por un segundo creyó que únicamente le daría el anillo como protección pero la pregunta que siguió a la explicación dejaba en claro las intenciones del hombre – Estas hablando de verdad – las piernas le temblaron y termino por sentarse frente a Carlos con una de sus manos en las frente – Todo esto es verdad, no bromeas y yo… – debía tranquilizarse. Suspiro profundamente antes de volver a mirar a Carlos – Esto es demasiado repentino y me ha pasado tanto que seguro que no sería la mujer que esperas para que sea tu esposa – los ojos de aquel hombre le indicaban que pese a lo que dijera, él estaba decidido. Nada de lo que dijera cambiaría la forma de pensar de él, a menos claro que la conociera y cambiara de opinión por si mismo.
Lo medito unos minutos en silencio mientras seguía observando a aquel hombre y la cajita que contenía aquel anillo. Suspiro una vez más.
– Acepare tu propuesta, pero durante este tiempo y si me conoces y te arrepientes, lo aceptare y si pasa lo mismo conmigo, tu lo aceptaras ¿te parece? – y con una sonrisa en su rostro, estando satisfecha por eso que creía lo más justo, estiro la mano a aquel hombre. Notaba su cuerpo ligeramente tembloroso por los nervios, aquella no era la manera en la que creyó aceptar una propuesta de matrimonio, pero aquel hombre era el único a quien podría aceptar como esposo, pese a todo el tiempo separados sus promesas era importantes incluso aunque fuera una chiquilla.
– ¿Ya has terminado de secarte? – pregunto mientras dejaba uno de los collares perfectamente acomodado, solo para sentir a continuación el cuerpo masculino rodeándole. Se tenso ante el repentino acercamiento y las palabras que le eran dirigidas – Yo no creo que… – trago con algo de dificultad – deberías alejarte un poco – el tacto del pulgar de Carlos le provoco un escalofrío y se dejo envolver por sus brazos. Pese al tiempo separados, juraba aún sentir la familiaridad en ese par de brazos, era reconfortante tener alguien que le diera seguridad cuando en otros lugares únicamente encontraba los pesares de saberse sola en el mundo.
Se dejo girar para poder mirarle a los ojos, de esa manera podía ver más claramente si en sus ojos existía algo que le dijera que todo cuanto le decía era mentira. Luna le miraba fijamente, indagando en aquellos ojos que solo confirmaban las palabras de Carlos y le daban más seguridad de que él era aquel niño con quien antes jugaba y se prometía tanto.
– No somos los de antes – con cada nueva palabra de los labios masculinos, se sentía más y más comprometida a dar respuestas que aún no le eran pedidas, pero cada vez que él decía algo, pensaba en que le pedía matrimonio. Sacudió la cabeza un poco, despejandose de esos pensamientos. Carlos únicamente hablaba de conocerse, de un futuro, pero no le decía justo en ese momento, así que dejar de pensar tonterías sería lo mejor – Es bastante repentino si, no me esperaba palabras así y mucho menos verte – sonrió un tanto nerviosa pero al mirar como Carlos se arrodillaba, su respiración se detuvo, contenida en la sorpresa que eso le generaba – ¿Qué estas haciendo? No hagas eso – Más que la sorpresa de verlo arrodillado, la cajita que sostuvo en sus manos la dejo muda.
Luna se encontraba confusa, acababa de verlo nuevamente, le decía todas aquellas cosas y al siguiente momento estaba arrodillado frente a ella.
– Esto… no esta pasando – comenzó a moverse en su lugar, sin saber si lo correcto era quedarse ahí o salir caminando para despejarse. Era todo tan confuso que no sabía si era real o solamente un sueño. Cuando escucho lo que decía del anillo, por un segundo creyó que únicamente le daría el anillo como protección pero la pregunta que siguió a la explicación dejaba en claro las intenciones del hombre – Estas hablando de verdad – las piernas le temblaron y termino por sentarse frente a Carlos con una de sus manos en las frente – Todo esto es verdad, no bromeas y yo… – debía tranquilizarse. Suspiro profundamente antes de volver a mirar a Carlos – Esto es demasiado repentino y me ha pasado tanto que seguro que no sería la mujer que esperas para que sea tu esposa – los ojos de aquel hombre le indicaban que pese a lo que dijera, él estaba decidido. Nada de lo que dijera cambiaría la forma de pensar de él, a menos claro que la conociera y cambiara de opinión por si mismo.
Lo medito unos minutos en silencio mientras seguía observando a aquel hombre y la cajita que contenía aquel anillo. Suspiro una vez más.
– Acepare tu propuesta, pero durante este tiempo y si me conoces y te arrepientes, lo aceptare y si pasa lo mismo conmigo, tu lo aceptaras ¿te parece? – y con una sonrisa en su rostro, estando satisfecha por eso que creía lo más justo, estiro la mano a aquel hombre. Notaba su cuerpo ligeramente tembloroso por los nervios, aquella no era la manera en la que creyó aceptar una propuesta de matrimonio, pero aquel hombre era el único a quien podría aceptar como esposo, pese a todo el tiempo separados sus promesas era importantes incluso aunque fuera una chiquilla.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
……, lo aceptare y si pasa lo mismo conmigo, tú lo aceptaras ¿te parece? …..
¿Había escuchado bien aquella petición? ¿Acaso planeaba dejarlo nada más cuando ella estuviera agotada de su presencia? ¿Justo cuando ha sido desheredado de su familia tan solo para poder estar al lado de Luna? Estaba exagerando probablemente referente a su familia y a él mismo. Tenía que luchar por Luna, tenía que saber cómo agradarla pero lo más importante, y que aprendió durante la búsqueda, era que primero se tenía que agradar a uno mismo, aprender a vivir con el otro, en lo bueno y en lo malo.
Carlos acaricio la alianza que había dentro de aquella cajita carmesí, observaba con detalle cómo estaba confeccionada la joya. Miro a Luna a los ojos. Eran aquellos ojos pardos que quizás le había encandilado hace mucho tiempo, pero seguían haciendo el mismo efecto en él. Las cosas no habían cambiado para nada en absoluto. Él seguía amándola, solo esperaba que en el futuro, ninguno de los dos se volviera de espaldas.
¡Que tonto enamorado! –Perdóname…recordaba cuando éramos críos…y ¿sol? ¿No está contigo? –Pregunto con curiosidad al no verla junto a su hermana, eso le molesto un poco pero ahora no haría un drama por ello – ten…Luny –Murmuro mientras colocaba el anillo en el dedo anular de su futura esposa que al instante hizo efecto tal y como le dijo –Luny…-murmuro acercándose con lentitud al oído ajeno – Tengo constancia de que cierto brujo ha estado visitándote y haciéndote…cosas que tu no querías…-El fruncimiento de su ceño demostraba que estaba haciendo un esfuerzo para poder ocultar su enfado. Tendría el ojo puesto en aquel tipo.
Cuidaría a Luna hasta que diera su último aliento -….Luna estaré vigilándole de cerca una vez me lo hayas presentado…-Con aquello dicho se fue separando lentamente de ella, reajustándose la camisa mojada, se apartó para estornudar y volver a estornudar debido a la humedad de sus ropas – Agh…perdona…esto no me pasaba desde que nos metíamos en el lago por la noche…-Dijo melancólico de las veces que se metieron en el agua de noche a escondidas de la gran vista que ofrecían los enormes ventanales de la mansión de verano que alquilaban los Aguilar cada verano en el norte de España.
-Ah Luna….Toma…-entro más al fondo de la tienda para poder buscar en su petate algo que su madre había cogido para Luna ya que sabía en secreto su amor hacia la gitana -…agh…no lo encuentro…-Miro más debajo de la bolsa, se quitó la camisa ya que le incomodaba y siguió buscando – Debe de estar aquí…es una chorrada pero lo hizo con ilusión para tu..madre…-Se quedó mirándola. Sonrió solamente para poder transmitirla paz o quizás estaba exagerando y ella solo había ido a por agua –Como antes …-Mientras hablaba por fin encontró una cajita de madera, tallada con las letras de “ S y L “
– Toma…-Dejo la caja de madera en una superficie plana, estaba atada con un cordel grueso que no dejaba a la cajita abrirse – Mi madre dijo que sería especial para ambas….-Murmuro mirándola sentado en el borde de una sillita de madera de la que se cayó porque no le daba mucho espacio para su trasero –Ay…-Se sentó entonces en el suelo, observando a Luna -…y que debería ser visto por ti y tu hermana…-finalmente el suelo le estaba destrozando y se puso al lado de Luna – Me gustaría ayudar en lo que sea si…-puso una mano en su hombro para terminar abrazándola -…hubiera algún problema…-Acariciaba su cabellera conforme le hablaba, le beso en la frente y volvió a alejarse para estornudar, se mareó mientras ponía la mano sobre su frente y recobrando así la visión -…¿Tienes…alguna toalla? –Fue a limpiarse la nariz con el borde de la mano cuando resulta que lo que vio fue el pulgar manchado de sangre. Enseguida se puso nervioso y escondió la mano cuando noto que le miraban de cerca.
cajita
¿Había escuchado bien aquella petición? ¿Acaso planeaba dejarlo nada más cuando ella estuviera agotada de su presencia? ¿Justo cuando ha sido desheredado de su familia tan solo para poder estar al lado de Luna? Estaba exagerando probablemente referente a su familia y a él mismo. Tenía que luchar por Luna, tenía que saber cómo agradarla pero lo más importante, y que aprendió durante la búsqueda, era que primero se tenía que agradar a uno mismo, aprender a vivir con el otro, en lo bueno y en lo malo.
Carlos acaricio la alianza que había dentro de aquella cajita carmesí, observaba con detalle cómo estaba confeccionada la joya. Miro a Luna a los ojos. Eran aquellos ojos pardos que quizás le había encandilado hace mucho tiempo, pero seguían haciendo el mismo efecto en él. Las cosas no habían cambiado para nada en absoluto. Él seguía amándola, solo esperaba que en el futuro, ninguno de los dos se volviera de espaldas.
¡Que tonto enamorado! –Perdóname…recordaba cuando éramos críos…y ¿sol? ¿No está contigo? –Pregunto con curiosidad al no verla junto a su hermana, eso le molesto un poco pero ahora no haría un drama por ello – ten…Luny –Murmuro mientras colocaba el anillo en el dedo anular de su futura esposa que al instante hizo efecto tal y como le dijo –Luny…-murmuro acercándose con lentitud al oído ajeno – Tengo constancia de que cierto brujo ha estado visitándote y haciéndote…cosas que tu no querías…-El fruncimiento de su ceño demostraba que estaba haciendo un esfuerzo para poder ocultar su enfado. Tendría el ojo puesto en aquel tipo.
Cuidaría a Luna hasta que diera su último aliento -….Luna estaré vigilándole de cerca una vez me lo hayas presentado…-Con aquello dicho se fue separando lentamente de ella, reajustándose la camisa mojada, se apartó para estornudar y volver a estornudar debido a la humedad de sus ropas – Agh…perdona…esto no me pasaba desde que nos metíamos en el lago por la noche…-Dijo melancólico de las veces que se metieron en el agua de noche a escondidas de la gran vista que ofrecían los enormes ventanales de la mansión de verano que alquilaban los Aguilar cada verano en el norte de España.
-Ah Luna….Toma…-entro más al fondo de la tienda para poder buscar en su petate algo que su madre había cogido para Luna ya que sabía en secreto su amor hacia la gitana -…agh…no lo encuentro…-Miro más debajo de la bolsa, se quitó la camisa ya que le incomodaba y siguió buscando – Debe de estar aquí…es una chorrada pero lo hizo con ilusión para tu..madre…-Se quedó mirándola. Sonrió solamente para poder transmitirla paz o quizás estaba exagerando y ella solo había ido a por agua –Como antes …-Mientras hablaba por fin encontró una cajita de madera, tallada con las letras de “ S y L “
– Toma…-Dejo la caja de madera en una superficie plana, estaba atada con un cordel grueso que no dejaba a la cajita abrirse – Mi madre dijo que sería especial para ambas….-Murmuro mirándola sentado en el borde de una sillita de madera de la que se cayó porque no le daba mucho espacio para su trasero –Ay…-Se sentó entonces en el suelo, observando a Luna -…y que debería ser visto por ti y tu hermana…-finalmente el suelo le estaba destrozando y se puso al lado de Luna – Me gustaría ayudar en lo que sea si…-puso una mano en su hombro para terminar abrazándola -…hubiera algún problema…-Acariciaba su cabellera conforme le hablaba, le beso en la frente y volvió a alejarse para estornudar, se mareó mientras ponía la mano sobre su frente y recobrando así la visión -…¿Tienes…alguna toalla? –Fue a limpiarse la nariz con el borde de la mano cuando resulta que lo que vio fue el pulgar manchado de sangre. Enseguida se puso nervioso y escondió la mano cuando noto que le miraban de cerca.
cajita
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Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
La calma regresaba a sus pensamientos, enloquecidos por varios minutos gracias a la presencia de Carlos y sus repentinas propuestas. El corazón de la gitana regresaba a su ritmo normal y la mirada la mantenía en dirección al hombre que estaba frente a ella y que parecía igual que ella analizar la situación. No sabía si haber dicho aquello era exactamente lo que él esperaba, o lo correcto; para ella sin embargo era lo mejor para ambos. Distaban mucho de los niños que alguna vez se prometieron amor eterno y una hermosa boda, ahora eran mayores, Carlos más que ella y seguro era que tendría un montón de jóvenes de su clase esperando pos sus afectos. La idea de otras mujeres rondando cerca de él le llevo a sentir una punzada en el pecho, tal cual sucedía cuando de niños alguna chiquilla trataba de apartarlo de ella. No dio signo alguno de ese repentino ataque de celos que había sentido, hacía tanto que no los tenía que le avergonzaba admitirlos así que se centro en Carlos.
La sonrisa que antes llevaba en el rostro desapareció ante las preguntas sobre Sol. Su hermana ya no estaba más cerca de ella y eso era algo que le dolía; aquel hombre no debía saber nada y su pregunta no llevaría la intención de herirle, pero justo eso sucedía.
– No esta. Sol esta desaparecida desde hace ya algo de tiempo, pensé que regresaría pero no – suspiro – ha pasado tanto que, dudo que vaya a volver a mi hermana – se sincero con él. A todos les decía que seguramente Sol estaría en sus asuntos y que volvería a su lado, pero las esperanzas eran cada vez menores y de eso era necesario que Luna estuviera consciente.
A pesar de las dificultades y el tiempo, escuchar que le llamaba Luny le saco una sonrisa sincera.
– Luny, nadie más que tu me llama de esa manera y es tan extraño volver a oírlo – admitió mientras el anillo entraba a la perfección en su mano, volviéndole entonces una mujer comprometida. Las mejillas de la gitana adquirieron un tono rojizo y su mirada fue a clavarse en la ajena – ¿Cómo es que sabes eso? Yo… Él no ha hecho realmente nada malo conmigo pero… – la mirada severa de Carlos le hizo apartar sus ojos de él; no deseaba admitir que la presencia de Henry en el campamento le había sido de ayuda y molestia, pues era alguien que trataba siempre de salir ganando y hacer cuanto quería. En más de una ocasión le forzó a besarlo y eso era algo que la gitana detestaba con toda el alma – No necesitas vigilarle, yo puedo contra él perfectamente así que deja tus ideas de que me molesta, solo es un amigo algo pesado – no llevaría problemas para Henry tampoco y mucho menos para Carlos.
Rió al separarse ambos y escucharle hablar de nuevo de los viejos tiempos que compartieron, los que sin duda alguna fueron los mejores años que la gitana pudo pasar al lado de alguien que no fuera su hermana.
– Sigues igual de débil que siempre entonces – pese a sus palabras, el cuerpo masculino y los músculos que se notaban decían otra cosa. Solo que luna no quería reparar en ellos, puesto que no buscaba ponerse nerviosa. La separación de ambos ayudaba también para eso y en cuanto Carlos se separo de ella, Luna velozmente se puso de pie, observando ir hasta donde estaban sus cosas para sacar una cajita de madera – ¿Es para mi? – con precaución se acerco a la caja y las iniciales le hicieron soltar un suspiro y sonreír con cierto pesar – Es hermosa… estoy segura de que a Sol le hubiese encantado verla – sus ojos se posaron sobre los de Carlos que ahora permanecía sentado en el suelo nuevamente. Los ojos de la gitana volvían constantemente hasta la cajita y cuando por brazos masculinos la hubiesen rodeado algunas lagrimas escaparon de sus ojos – La extraño tanto – agradeció su presencia más que la de cualquier otra persona y lamento que debiera separarse de ella apenas se controlaba de su pena.
– Perdona, olvide que ocupabas una toalla – se limpio las lagrimas y se encamino hasta el grupo de telas que ocupaba como toallas, solo para regresar hasta donde estaba Carlos y observar como le sangraba la nariz – ¿Pero qué? – rápidamente le lanzo una de las toallas – Cubre tu cuerpo y ven… – camino, tirando de su mano hasta llevarlo a unos mullidos cojines que se encontraban en el suelo de la carpa – Ahí – y sin preguntar nada más le hizo sentarse mientras ella se arrodillaba con otra de las telas en la mano – ¿Te sientes bien? – su voz se tornaba más suave, preocupada porque su amigo de la infancia y ahora “prometido” estuviese bien; la mano de Luna y las telas fueron a tratar de detener la sangre que continuaba saliendo, inclinando la cabeza de Carlos hacia atrás mientras se acercaba ella misma más – Creo que estarás bien, debe ser falta de alimento o el que estuvieses mucho en el sol, al menos eso supongo – sonrió sin apartarse de su lado, esperando que la sangre se detuviera sin saber que aquel hombre tenía muchos más secretos que ella misma.
La sonrisa que antes llevaba en el rostro desapareció ante las preguntas sobre Sol. Su hermana ya no estaba más cerca de ella y eso era algo que le dolía; aquel hombre no debía saber nada y su pregunta no llevaría la intención de herirle, pero justo eso sucedía.
– No esta. Sol esta desaparecida desde hace ya algo de tiempo, pensé que regresaría pero no – suspiro – ha pasado tanto que, dudo que vaya a volver a mi hermana – se sincero con él. A todos les decía que seguramente Sol estaría en sus asuntos y que volvería a su lado, pero las esperanzas eran cada vez menores y de eso era necesario que Luna estuviera consciente.
A pesar de las dificultades y el tiempo, escuchar que le llamaba Luny le saco una sonrisa sincera.
– Luny, nadie más que tu me llama de esa manera y es tan extraño volver a oírlo – admitió mientras el anillo entraba a la perfección en su mano, volviéndole entonces una mujer comprometida. Las mejillas de la gitana adquirieron un tono rojizo y su mirada fue a clavarse en la ajena – ¿Cómo es que sabes eso? Yo… Él no ha hecho realmente nada malo conmigo pero… – la mirada severa de Carlos le hizo apartar sus ojos de él; no deseaba admitir que la presencia de Henry en el campamento le había sido de ayuda y molestia, pues era alguien que trataba siempre de salir ganando y hacer cuanto quería. En más de una ocasión le forzó a besarlo y eso era algo que la gitana detestaba con toda el alma – No necesitas vigilarle, yo puedo contra él perfectamente así que deja tus ideas de que me molesta, solo es un amigo algo pesado – no llevaría problemas para Henry tampoco y mucho menos para Carlos.
Rió al separarse ambos y escucharle hablar de nuevo de los viejos tiempos que compartieron, los que sin duda alguna fueron los mejores años que la gitana pudo pasar al lado de alguien que no fuera su hermana.
– Sigues igual de débil que siempre entonces – pese a sus palabras, el cuerpo masculino y los músculos que se notaban decían otra cosa. Solo que luna no quería reparar en ellos, puesto que no buscaba ponerse nerviosa. La separación de ambos ayudaba también para eso y en cuanto Carlos se separo de ella, Luna velozmente se puso de pie, observando ir hasta donde estaban sus cosas para sacar una cajita de madera – ¿Es para mi? – con precaución se acerco a la caja y las iniciales le hicieron soltar un suspiro y sonreír con cierto pesar – Es hermosa… estoy segura de que a Sol le hubiese encantado verla – sus ojos se posaron sobre los de Carlos que ahora permanecía sentado en el suelo nuevamente. Los ojos de la gitana volvían constantemente hasta la cajita y cuando por brazos masculinos la hubiesen rodeado algunas lagrimas escaparon de sus ojos – La extraño tanto – agradeció su presencia más que la de cualquier otra persona y lamento que debiera separarse de ella apenas se controlaba de su pena.
– Perdona, olvide que ocupabas una toalla – se limpio las lagrimas y se encamino hasta el grupo de telas que ocupaba como toallas, solo para regresar hasta donde estaba Carlos y observar como le sangraba la nariz – ¿Pero qué? – rápidamente le lanzo una de las toallas – Cubre tu cuerpo y ven… – camino, tirando de su mano hasta llevarlo a unos mullidos cojines que se encontraban en el suelo de la carpa – Ahí – y sin preguntar nada más le hizo sentarse mientras ella se arrodillaba con otra de las telas en la mano – ¿Te sientes bien? – su voz se tornaba más suave, preocupada porque su amigo de la infancia y ahora “prometido” estuviese bien; la mano de Luna y las telas fueron a tratar de detener la sangre que continuaba saliendo, inclinando la cabeza de Carlos hacia atrás mientras se acercaba ella misma más – Creo que estarás bien, debe ser falta de alimento o el que estuvieses mucho en el sol, al menos eso supongo – sonrió sin apartarse de su lado, esperando que la sangre se detuviera sin saber que aquel hombre tenía muchos más secretos que ella misma.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
No podría estar demasiado tiempo cerca de ella si no dejaba de sangrar por la nariz. Se limpió cuando se quitó la camisa blanca empapada y cuando vio su sangre un poco más oscura entonces entendió que estaba volviendo a pasar. Se estaba comenzando a sentir de él, no de sí mismo, no notaba aun, el cambio estaba por empezar, no en luna nueva, no aun, aun no era luna nueva.
– Agh! Luna! ¡Aléjate! –Comenzó a sentir por su cuerpo que convulsionaba pero inmediatamente ceso cuando le vino a la mente el pensamiento de estar con ella, paro, se relajó jadeante y se recostó sobre el montón de cojines. Algo peor había pasado pero no estaba seguro del todo – Luna….¿Donde….dónde estás? –Pregunto dudoso de lo que pudiera pasar a continuación, de lo que podría encontrarse Luna aunque con el anillo que llevaba en su mano derecha retenía el cambio de lo que tenía adentro.
Los jadeos estaban relajándose. Estaban desapareciendo y el mismo estaba temiendo por ella –Luna…¿estás ahí? Dime que estas a mi lado…por favor….-Como un niño perdido tras haber perdido el aroma de su madre ahora Carlos así estaba, él estaba temiéndose lo peor, temió que ya la había dejado - ¿Luna? -Volvía a limpiarse la nariz por puro reflejo pero nada paso ni vio en su camisa. No volvió a ver más restos de sangre en su nariz o en cualquier lugar de su rostro.
No se detuvo a pensar en la decoración de la tienda - ¿Te gusta la caja? –Entonces pudo centrarse en los ojos castaños de Luna y en los bellos reflejos de su cabello. Ahora estaba pendiente de si debía estar atento a lo que se le echara encima. Le pregunto sobre la caja y se recompuso un poco, intento levantarse pero acabo nuevamente en el montón de cojines haciéndose mucho más daño que antes. Él estaba luchando nuevamente por no convertirse en lo que guardaba en su interior. Inmediatamente salió corriendo saliendo a través de la tienda, rompiendo la tela y metiéndose entre los arbustos. Estaba pendiente de seguir adelante, seguía corriendo como si no fuera normal hasta que unas cuantas cuerdas lo atraparon haciendo que este tropezara y rodara hasta darse contra un árbol grueso – AGGH!
-¡HEY! Hemos cazado uno…-Dijo repentinamente un hombre con ropas oscuras y ajustadas que parecían difundir miedo con aquellos ojos azules que sus ojos desprendían. Carlos había sido atrapado por error pero fuera quien fuera el extraño, no se alejaría de la presa que había cazado. Carlos salió corriendo solamente con la parte de abajo, solamente con los pantalones, simplemente sin haberse podido cambiar. ¿Dónde estaría Luna? ¿Habría huido de él?
– Agh! Luna! ¡Aléjate! –Comenzó a sentir por su cuerpo que convulsionaba pero inmediatamente ceso cuando le vino a la mente el pensamiento de estar con ella, paro, se relajó jadeante y se recostó sobre el montón de cojines. Algo peor había pasado pero no estaba seguro del todo – Luna….¿Donde….dónde estás? –Pregunto dudoso de lo que pudiera pasar a continuación, de lo que podría encontrarse Luna aunque con el anillo que llevaba en su mano derecha retenía el cambio de lo que tenía adentro.
Los jadeos estaban relajándose. Estaban desapareciendo y el mismo estaba temiendo por ella –Luna…¿estás ahí? Dime que estas a mi lado…por favor….-Como un niño perdido tras haber perdido el aroma de su madre ahora Carlos así estaba, él estaba temiéndose lo peor, temió que ya la había dejado - ¿Luna? -Volvía a limpiarse la nariz por puro reflejo pero nada paso ni vio en su camisa. No volvió a ver más restos de sangre en su nariz o en cualquier lugar de su rostro.
No se detuvo a pensar en la decoración de la tienda - ¿Te gusta la caja? –Entonces pudo centrarse en los ojos castaños de Luna y en los bellos reflejos de su cabello. Ahora estaba pendiente de si debía estar atento a lo que se le echara encima. Le pregunto sobre la caja y se recompuso un poco, intento levantarse pero acabo nuevamente en el montón de cojines haciéndose mucho más daño que antes. Él estaba luchando nuevamente por no convertirse en lo que guardaba en su interior. Inmediatamente salió corriendo saliendo a través de la tienda, rompiendo la tela y metiéndose entre los arbustos. Estaba pendiente de seguir adelante, seguía corriendo como si no fuera normal hasta que unas cuantas cuerdas lo atraparon haciendo que este tropezara y rodara hasta darse contra un árbol grueso – AGGH!
-¡HEY! Hemos cazado uno…-Dijo repentinamente un hombre con ropas oscuras y ajustadas que parecían difundir miedo con aquellos ojos azules que sus ojos desprendían. Carlos había sido atrapado por error pero fuera quien fuera el extraño, no se alejaría de la presa que había cazado. Carlos salió corriendo solamente con la parte de abajo, solamente con los pantalones, simplemente sin haberse podido cambiar. ¿Dónde estaría Luna? ¿Habría huido de él?
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Entre las locuras que solía cometer la gitana, esa de aceptar un compromiso esperando que alguien se aburriera estaba en los primeros lugares de imprudencia y falta de raciocinio completo. No quería rechazar a Carlos, no quería quedarse sola ahora que se sentía segura cerca de alguien que supiera de su pasado, de su hermana, alguien que fuera de lo más cercano a la paz que alguna vez conoció y que hacía tanto que no sentía. No creía que existiera nada más loco que lo que ella hacía en esos momentos, por eso no temía acercarse a Carlos cuando le sangraba la nariz, decidida a ayudar y evitar que la sangre continuara fluyendo.
– Tranquilo, es solo sangre no te pasara nada. Pronto se detendrá así que tranquiliza esos nervios – notaba como el cuerpo masculino se agitaba ligeramente e ignoro por completo las peticiones de que se alejara. Sujeto con cuidado la tela que llevaba en la mano y la puso en la nariz de Carlos, evitando de esa manera que la sangre lo manchara – ¿Dónde estoy? Pero si me encuentro justo a tu lado – rió ligero para si misma. Era curioso que un hombre que había llegado tan decidido a pedir su mano actuara ahora como un chiquillo temeroso y pidiera su cercanía – Claro que estoy aquí, así que deja de decir mi nombre como si fuera a desaparecer en cualquier instante – suspiro, enarcando después la ceja porque aquello resultaba bastante extraño. ¿Qué no le veía justo a su lado? – Detente que te mancharas mucho más – le dio un golpecito cuidadoso en la mano para que dejara de tocarse la nariz y le sonrío cuando finalmente Carlos le miro a los ojos, notandose más tranquilo – Me ha gustado mucho, es un detalle muy lindo de tu parte que la trajeras para…nosotras – la tristeza le invadió unos momentos y durante su descuido, vio como aquel que le acababa de pedir su mano se levanta y salía corriendo.
De manera automática se levanto, observando en dirección a donde Carlos había salido corriendo. Una preocupación mayor a la que sintiera en toda su vida le obligo a comenzar a correr detrás de él, se encontraba convencida, aunque no supiera del por qué, que debía estar cerca de él porque sino, algo muy malo ocurriría.
– Carlos ¿Dónde estas? – entro entre los arbustos, corriendo y gritando el nombre de su ahora prometido pero por más que gritaba o corría no encontraba respuesta alguna hasta que escucho a un grupo de desconocidos correr y sin saber si era o no lo correcto, corrió tras ellos.
-¡HEY! Hemos cazado uno – les escucho decir y salió entonces cerca de ellos, únicamente para observa como es que a quien ella buscaba era también perseguido por aquellos. Se echo a correr tras él, no deteniéndose a analizar los posibles peligros de su manera de actuar.
– ¡CARLOS! – grito con toda la potencia de sus pulmones antes de sentir como alguien tiraba bruscamente de su mano.
– Esta gitana conoce a la bestia – dijo uno de los que perseguían a su prometido – Seguro que ella sabe como traerlo a nosotros – y entonces la persecución ceso mientras los hombres de ropajes oscuros se arremolinaban a su alrededor – Preciosa, llama a la bestia por nosotros – le susurro aquel que le mantenía inmóvil contra su cuerpo y Luna se removió buscando como librarse de él. No tenía idea de que era lo que esos sujetos tenían planeado hacer con Carlos, pero por nada del mundo iba a llamarle. Podían hacerle tanto como quisieran, pero no les entregaría jamás a su prometido.
– Tranquilo, es solo sangre no te pasara nada. Pronto se detendrá así que tranquiliza esos nervios – notaba como el cuerpo masculino se agitaba ligeramente e ignoro por completo las peticiones de que se alejara. Sujeto con cuidado la tela que llevaba en la mano y la puso en la nariz de Carlos, evitando de esa manera que la sangre lo manchara – ¿Dónde estoy? Pero si me encuentro justo a tu lado – rió ligero para si misma. Era curioso que un hombre que había llegado tan decidido a pedir su mano actuara ahora como un chiquillo temeroso y pidiera su cercanía – Claro que estoy aquí, así que deja de decir mi nombre como si fuera a desaparecer en cualquier instante – suspiro, enarcando después la ceja porque aquello resultaba bastante extraño. ¿Qué no le veía justo a su lado? – Detente que te mancharas mucho más – le dio un golpecito cuidadoso en la mano para que dejara de tocarse la nariz y le sonrío cuando finalmente Carlos le miro a los ojos, notandose más tranquilo – Me ha gustado mucho, es un detalle muy lindo de tu parte que la trajeras para…nosotras – la tristeza le invadió unos momentos y durante su descuido, vio como aquel que le acababa de pedir su mano se levanta y salía corriendo.
De manera automática se levanto, observando en dirección a donde Carlos había salido corriendo. Una preocupación mayor a la que sintiera en toda su vida le obligo a comenzar a correr detrás de él, se encontraba convencida, aunque no supiera del por qué, que debía estar cerca de él porque sino, algo muy malo ocurriría.
– Carlos ¿Dónde estas? – entro entre los arbustos, corriendo y gritando el nombre de su ahora prometido pero por más que gritaba o corría no encontraba respuesta alguna hasta que escucho a un grupo de desconocidos correr y sin saber si era o no lo correcto, corrió tras ellos.
-¡HEY! Hemos cazado uno – les escucho decir y salió entonces cerca de ellos, únicamente para observa como es que a quien ella buscaba era también perseguido por aquellos. Se echo a correr tras él, no deteniéndose a analizar los posibles peligros de su manera de actuar.
– ¡CARLOS! – grito con toda la potencia de sus pulmones antes de sentir como alguien tiraba bruscamente de su mano.
– Esta gitana conoce a la bestia – dijo uno de los que perseguían a su prometido – Seguro que ella sabe como traerlo a nosotros – y entonces la persecución ceso mientras los hombres de ropajes oscuros se arremolinaban a su alrededor – Preciosa, llama a la bestia por nosotros – le susurro aquel que le mantenía inmóvil contra su cuerpo y Luna se removió buscando como librarse de él. No tenía idea de que era lo que esos sujetos tenían planeado hacer con Carlos, pero por nada del mundo iba a llamarle. Podían hacerle tanto como quisieran, pero no les entregaría jamás a su prometido.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
La situación estaba complicándose.
La agonía estaba en su punto más alto pero se preocupó él y lo que yacía dentro de su cuerpo, preocupándose de como aquellos hombres trataban a su amada Luna ¡NO SE LO Permitiría! -¡SUELTENLA! –Dijo finalmente, mirando a quien le propuso matrimonio momentos atrás, le había dicho que ¿sí? Entonces la salvaría, aunque le costara la vida en ello y como si lo tuviera todo planeado, su mano izquierda estaba agrandándose, convirtiéndose en un brazo escamoso de oscura piel y uno de los ladrones que sujetaban las cuerdas de su red se echaron hacia atrás, no le fue difícil escaparse de donde le habían atrapado pues ahora se estaba acercando a aquel que tenía preso a Luna, le tomo del cuello con la mano izquierda agrandada, los ojos de Carlos habían pasado de sus ojos azules a unos llenos de sangre y odio hacia aquel que había hecho daño a Luna.
– Aléjate de ella….-Aquella entonces era la voz de otro, de un ser maligno, maldito. Una voz grave que enseguida desapareció cuando los ladrones y el líder salieron disparatados, como si hubieran visto un fantasma o a un demonio en sí. El semi-Carlos estaba ahora protegiendo a Luna, dándole la espalda y en un abrir y cerrar de ojos, aquella mano volvió a su tono de piel y a su tamaño original, Carlos termino a cuatro patas, los brazos apoyados en la tierra y su torso inhalaba el aire que había perdido del esfuerzo al casi convertirse.
-Es una larga historia Luna….Un precio que pague por seguir a mi corazón….-viro su mirada hacia atrás que seguramente estaría mirándola con una interrogante en el rostro – Por seguir a la mujer que amo…-Estaba por derrumbarse en el suelo y mentalmente – Por seguirte a ti hasta el final del mundo….-Y tras decir eso con una voz débil termino semi-sentado en el césped del bosque, recuperando su ritmo cardiaco, secándose el sudor y seguramente llenándose de tierra por haberse apoyado antes – Luna…por ti daría mi vida a cambio de que tu estuvieras a salvo….-Ahora con un poco más de ánimo en el cuerpo, se levantó con torpeza, sintiéndose más ligero y descansado – Y si puedes perdonar, la paz vendrá, el amor seguirá viviendo…-La tomo de las manos, acariciándolas con los pulgares de sus manos – Y si tú puedes perdonarme por ocultarte esta parte de mi…el amor verdadero podrá seguir vivo entre ambos….e incluso estaré a tu lado cuando estés decaída…y nunca, repito…nunca te dejaré caer en la desesperación….porque….Es…estaré a tu lado….-Acerco su rostro para poder besar sus labios nuevamente, probablemente después de tanto tiempo sin besarla de un modo pausado – y este amor….te lo vengo a dar….-Repentinamente recuperado la tomo en brazos como la princesa que era para él y comenzó a dar vueltas en el sitio, acurrucándola en su sitio, protegiéndola de que se hiciera algo de daño.
Terminó bajándola al suelo – Te amo y más Luna Bosch…..
La agonía estaba en su punto más alto pero se preocupó él y lo que yacía dentro de su cuerpo, preocupándose de como aquellos hombres trataban a su amada Luna ¡NO SE LO Permitiría! -¡SUELTENLA! –Dijo finalmente, mirando a quien le propuso matrimonio momentos atrás, le había dicho que ¿sí? Entonces la salvaría, aunque le costara la vida en ello y como si lo tuviera todo planeado, su mano izquierda estaba agrandándose, convirtiéndose en un brazo escamoso de oscura piel y uno de los ladrones que sujetaban las cuerdas de su red se echaron hacia atrás, no le fue difícil escaparse de donde le habían atrapado pues ahora se estaba acercando a aquel que tenía preso a Luna, le tomo del cuello con la mano izquierda agrandada, los ojos de Carlos habían pasado de sus ojos azules a unos llenos de sangre y odio hacia aquel que había hecho daño a Luna.
– Aléjate de ella….-Aquella entonces era la voz de otro, de un ser maligno, maldito. Una voz grave que enseguida desapareció cuando los ladrones y el líder salieron disparatados, como si hubieran visto un fantasma o a un demonio en sí. El semi-Carlos estaba ahora protegiendo a Luna, dándole la espalda y en un abrir y cerrar de ojos, aquella mano volvió a su tono de piel y a su tamaño original, Carlos termino a cuatro patas, los brazos apoyados en la tierra y su torso inhalaba el aire que había perdido del esfuerzo al casi convertirse.
-Es una larga historia Luna….Un precio que pague por seguir a mi corazón….-viro su mirada hacia atrás que seguramente estaría mirándola con una interrogante en el rostro – Por seguir a la mujer que amo…-Estaba por derrumbarse en el suelo y mentalmente – Por seguirte a ti hasta el final del mundo….-Y tras decir eso con una voz débil termino semi-sentado en el césped del bosque, recuperando su ritmo cardiaco, secándose el sudor y seguramente llenándose de tierra por haberse apoyado antes – Luna…por ti daría mi vida a cambio de que tu estuvieras a salvo….-Ahora con un poco más de ánimo en el cuerpo, se levantó con torpeza, sintiéndose más ligero y descansado – Y si puedes perdonar, la paz vendrá, el amor seguirá viviendo…-La tomo de las manos, acariciándolas con los pulgares de sus manos – Y si tú puedes perdonarme por ocultarte esta parte de mi…el amor verdadero podrá seguir vivo entre ambos….e incluso estaré a tu lado cuando estés decaída…y nunca, repito…nunca te dejaré caer en la desesperación….porque….Es…estaré a tu lado….-Acerco su rostro para poder besar sus labios nuevamente, probablemente después de tanto tiempo sin besarla de un modo pausado – y este amor….te lo vengo a dar….-Repentinamente recuperado la tomo en brazos como la princesa que era para él y comenzó a dar vueltas en el sitio, acurrucándola en su sitio, protegiéndola de que se hiciera algo de daño.
Terminó bajándola al suelo – Te amo y más Luna Bosch…..
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
La situación era algo extraña. Luna no entendía que era lo que decían los hombres sobre que ocupaban que llamara a la bestia, ella unidamente había visto a Carlos correr, nada que ameritara que fuese llamado de esa manera. La gitana de hecho comenzaba a creer que alguien había confundido a Carlos con algún sobre natural y por eso es que estaba ella ahí, presa entre las manos y las miradas de varios hombres, quienes insistían en que ella debía llamar a la bestia.
– No se de que me hablan, sueltenme de una buena vez – se removía con fuerza, tratando de que quienes la capturaban se alejaran de ella y le permitieran ir en busca de su prometido, pues si había algún sobre natural entre aquellos lugares, él seguro que estaría en peligro.
Entonces, Carlos apareció para exigir que le soltaran y Luna no pudo más que sonreír al verle de nuevo. Estando ahí más cerca de ella, sentía que les dejarían ir y entonces podrían volver a la paz del campamento, pero nada era como ella lo pensaba y en un abrir y cerrar de ojos, la mano de aquel a quien le dijera que si se comprometerían se volvió extraña, como la de una animal que nunca vieran los ojos de la gitana. Su ahora prometido se acerco a los hombres, amenazando con una voz que no era la de él.
La española termino por liberarse del aterrorizado hombre y ella más por instinto que por nada, se alejo ligeramente de Carlos que volvió a ser el mismo apenas desaparecieron todos los hombres. Todo volvía a la calma, menos la mente de la gitana que se encontraba empeñada en lo que acababa de ver. Necesitaba explicaciones, motivos y sentirse segura de que Carlos no le haría daño. Cuando él se giro hacía ella, de manera automática dio un paso hacía atrás, pero la voz volvía a ser la del mismo hombre que antes le pidiera ser su esposa y entonces Luna no temió más, solo permanecían las dudas.
– No me interesa que tan larga sea, cuéntame y… ¿Seguir a tu corazón? ¿Qué significa eso? – Estaba confusa, deseaba saber que llevaba a Carlos a encontrarse de esa manera pero se limito a guardar silencio y observarle cuando prosiguió con sus palabras que eran una parte de la explicación que ella necesitaba. No existía manera de que ella no se sintiera culpable al escuchar que él era de esa manera por ella, Carlos le amaba tanto que había aceptado ser de esa manera que apenas mostraba ligeramente para mantenerla a salvo, para encontrarla, para estar a su lado ¿Cómo no perdonarle? – Carlos… yo… – no existía nada que decir, permitió que le besara los labios y le sonrió, era definitivo que un amor como él que le ofrecía ese hombre, no lo encontraría en otro sitio – Debes explicarme todo, y no quiero que me ocultes nada. Si voy a casarme contigo, es necesario que conozca todo.
– No se de que me hablan, sueltenme de una buena vez – se removía con fuerza, tratando de que quienes la capturaban se alejaran de ella y le permitieran ir en busca de su prometido, pues si había algún sobre natural entre aquellos lugares, él seguro que estaría en peligro.
Entonces, Carlos apareció para exigir que le soltaran y Luna no pudo más que sonreír al verle de nuevo. Estando ahí más cerca de ella, sentía que les dejarían ir y entonces podrían volver a la paz del campamento, pero nada era como ella lo pensaba y en un abrir y cerrar de ojos, la mano de aquel a quien le dijera que si se comprometerían se volvió extraña, como la de una animal que nunca vieran los ojos de la gitana. Su ahora prometido se acerco a los hombres, amenazando con una voz que no era la de él.
La española termino por liberarse del aterrorizado hombre y ella más por instinto que por nada, se alejo ligeramente de Carlos que volvió a ser el mismo apenas desaparecieron todos los hombres. Todo volvía a la calma, menos la mente de la gitana que se encontraba empeñada en lo que acababa de ver. Necesitaba explicaciones, motivos y sentirse segura de que Carlos no le haría daño. Cuando él se giro hacía ella, de manera automática dio un paso hacía atrás, pero la voz volvía a ser la del mismo hombre que antes le pidiera ser su esposa y entonces Luna no temió más, solo permanecían las dudas.
– No me interesa que tan larga sea, cuéntame y… ¿Seguir a tu corazón? ¿Qué significa eso? – Estaba confusa, deseaba saber que llevaba a Carlos a encontrarse de esa manera pero se limito a guardar silencio y observarle cuando prosiguió con sus palabras que eran una parte de la explicación que ella necesitaba. No existía manera de que ella no se sintiera culpable al escuchar que él era de esa manera por ella, Carlos le amaba tanto que había aceptado ser de esa manera que apenas mostraba ligeramente para mantenerla a salvo, para encontrarla, para estar a su lado ¿Cómo no perdonarle? – Carlos… yo… – no existía nada que decir, permitió que le besara los labios y le sonrió, era definitivo que un amor como él que le ofrecía ese hombre, no lo encontraría en otro sitio – Debes explicarme todo, y no quiero que me ocultes nada. Si voy a casarme contigo, es necesario que conozca todo.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Carlos aun sediento por la pérdida de líquidos de su cuerpo tras haberse vuelto a transformar en humano, podía escuchar a su amada Luna, la escuchó y le dio esperanzas – T-Te lo explicaré…todo… y aquí no, podrán buscarte y herirte y eso no quiero que pase…-Si aún estaba con fuerzas irían al campamento pero su débil cuerpo se abalanzo hacia Luna, el intento no apoyarse en ella, poco a poco iba recobrando las fuerzas para poder tomar la hermosa y delicada mano de su amada para así poder entrelazar los dedos entre sí, comenzar a andar entre algún que otro jadeo de dolor por la transformación, y cuando llegaron al campamento de Luna, todo estaba como él había visto antes de salir huyendo hacia el interior del bosque –uhmg…-Murmuro un quejido que desapareció al mover el cuello hacia un lado en círculo para escuchar crujir los huesos.
– Algo mejor…-sonrió levemente y dejo paso para poder dejar paso a Luna, ambos entraron en la tienda, pero cuando iba a cerrar la cortina de la tienda Carlos vio al fondo a un hombre que solo tenía la camisa y los tirantes sobre los hombros, fumaba un puro con los pies sobre un tronco, dos gitanas a cada lado y haciendo trucos de magia. Ambos se miraron y no le transmitió muy buena espina. Prefirió dejarlo estar y simplemente meterse en el interior de la tienda con Luna – Hay un tipo que me da mala espina ¿Ha estado siempre aquí? –Pregunto curioso, no más, pues pensó que al estar tan junto con las gitanas debería de estar tiempo en el campamento, aunque no pensó que le fuera a molestar la idea de tenerlo en el campamento – y dime Luny…-Se acercó por detrás de ella, abrazándole por la cintura con un brazo y por encima de los delicados brazos de Luna con el otro brazo, así, acercándola a él y besando su sien, oliendo el aroma de las hebras oscuras de su cabello, volviéndola a besar pero esta vez fue en busca de sus labios, perdiéndose en un beso oculto por el deseo contenido, guardado para cuando estuviera para ella.
– y si, si nos vamos a casar, los secretos no tienen por qué ser parte de nuestra vida….- Se separó de ella tras decirlo seguro y se puso delante de ella, de nuevo cerca, acortando distancias – Para ser…sincero…mi padre quería obligarme a seguir con el paso de los Aguilar, pero yo quería ir contigo allá donde fueras y vivir una vida a tu lado….mi padre estaba desacuerdo que me propuso un…trato…-Miro a los ojos pardos de Luna – Este…monstruo que llevo dentro de mi…-se puso las manos sobre su pecho – es el castigo que me puso mi padre….digamos por seguirte a ti….pero a cambio desharía el hechizo con tal de que volviera….-negó y negó y negó nuevamente.
– Pero he tomado una decisión….-suspiro alejándose, tomando las manos de Luna y besarle el dorso a cada una para finalmente apoyar la frente en la ajena al acortar las distancias nuevamente – y es…que…decido estar contigo…-susurro con dulzura y sutilidad – Y he conseguido controlar a esta bestia….por fin…-rio nervioso entre que le susurraba cada vez más cerca de su rostro – Tienes que guardar…este será nuestro secreto Luna….- Le suplico con la mirada- Como dije no habrá secretos pero este será común yo…-se lamio los labios – tu…-suspira – tú eres mi anclaje Luna, eres mi belladona, eres nuestro bálsamo…-Sonrió lo bastante como para mantener una línea horizontal en su sonrisa.
El silencio estaba reinando en el interior de la tienda, olvidando los enamorados de los curiosos que pudieran estar escuchando tras las finas capas de tela de la tienda. Ahora estaba aquel brujo escuchando tras la cortina, la única capa gruesa de tela que no era tan traslucida como el resto. Los demás gitanos miraban al brujo que espiaba la conversación ajena. Era tan envidioso que ya su búsqueda podría empezar ahora. Las garantías estaban hechas. Pronto Henry Bowlby podría encontrar lo que busca pronto con la ayuda de un “empujoncito”
– Algo mejor…-sonrió levemente y dejo paso para poder dejar paso a Luna, ambos entraron en la tienda, pero cuando iba a cerrar la cortina de la tienda Carlos vio al fondo a un hombre que solo tenía la camisa y los tirantes sobre los hombros, fumaba un puro con los pies sobre un tronco, dos gitanas a cada lado y haciendo trucos de magia. Ambos se miraron y no le transmitió muy buena espina. Prefirió dejarlo estar y simplemente meterse en el interior de la tienda con Luna – Hay un tipo que me da mala espina ¿Ha estado siempre aquí? –Pregunto curioso, no más, pues pensó que al estar tan junto con las gitanas debería de estar tiempo en el campamento, aunque no pensó que le fuera a molestar la idea de tenerlo en el campamento – y dime Luny…-Se acercó por detrás de ella, abrazándole por la cintura con un brazo y por encima de los delicados brazos de Luna con el otro brazo, así, acercándola a él y besando su sien, oliendo el aroma de las hebras oscuras de su cabello, volviéndola a besar pero esta vez fue en busca de sus labios, perdiéndose en un beso oculto por el deseo contenido, guardado para cuando estuviera para ella.
– y si, si nos vamos a casar, los secretos no tienen por qué ser parte de nuestra vida….- Se separó de ella tras decirlo seguro y se puso delante de ella, de nuevo cerca, acortando distancias – Para ser…sincero…mi padre quería obligarme a seguir con el paso de los Aguilar, pero yo quería ir contigo allá donde fueras y vivir una vida a tu lado….mi padre estaba desacuerdo que me propuso un…trato…-Miro a los ojos pardos de Luna – Este…monstruo que llevo dentro de mi…-se puso las manos sobre su pecho – es el castigo que me puso mi padre….digamos por seguirte a ti….pero a cambio desharía el hechizo con tal de que volviera….-negó y negó y negó nuevamente.
– Pero he tomado una decisión….-suspiro alejándose, tomando las manos de Luna y besarle el dorso a cada una para finalmente apoyar la frente en la ajena al acortar las distancias nuevamente – y es…que…decido estar contigo…-susurro con dulzura y sutilidad – Y he conseguido controlar a esta bestia….por fin…-rio nervioso entre que le susurraba cada vez más cerca de su rostro – Tienes que guardar…este será nuestro secreto Luna….- Le suplico con la mirada- Como dije no habrá secretos pero este será común yo…-se lamio los labios – tu…-suspira – tú eres mi anclaje Luna, eres mi belladona, eres nuestro bálsamo…-Sonrió lo bastante como para mantener una línea horizontal en su sonrisa.
El silencio estaba reinando en el interior de la tienda, olvidando los enamorados de los curiosos que pudieran estar escuchando tras las finas capas de tela de la tienda. Ahora estaba aquel brujo escuchando tras la cortina, la única capa gruesa de tela que no era tan traslucida como el resto. Los demás gitanos miraban al brujo que espiaba la conversación ajena. Era tan envidioso que ya su búsqueda podría empezar ahora. Las garantías estaban hechas. Pronto Henry Bowlby podría encontrar lo que busca pronto con la ayuda de un “empujoncito”
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
No entendía que era lo que sucedía, pero sabía que pronto sus dudas serían resueltas por aquel hombre que le matrimonio. Asintió a lo que le pedía. Si Carlos decía que aquel lugar no era l indicado para hablar de lo que acontencía, ella no le llevaría la contraria, mucho menos después de haber visto como aquellos hombres trataron de hacerles daño a ambos y en especial a aquel hombre, aquel amigo de la infancia y primer amor de la gitana. Con cuidado, ayudo a Carlos a avanzar y no se quejo porque él recargara su peso en ella. De alguna manera, Luna no quería ver sufrir a Carlos y al verlo en aquella forma extraña le había dado a entender que él sufría por eso.
– ¿Estas cansado? ¿De verdad puedes andar? Porque no me importaría si quieres que descansemos un poco aquí en el bosque antes de regresar al campamento. Puedo esperar lo que sea antes de saber todo lo que debes contarme – aseguro mientras las manos de ambos se entrelazaban y una sonrisa aparecía en los labios de la gitana, quien trataba de tranquilizar y mantener bien a Carlos.
Cuando llegaron al campamento, nada estaba diferente que cuando se fueron. Lo único que cambio durante su ausencia era que entre ellos no existirían secretos, ninguno, porque compartir los secretos del otro sería algo que les mantendría unidos por siempre. Luna entro en la tienda sin perder tiempo, de verdad que necesitaba saber que era lo que le sucedía a Carlos y por qué era que le sucedía.
– ¿Un tipo? – enarco la ceja y sonrió aunque él no la veía – Carlos, estas en un campamento gitano y este lugar esta repleto de tipos que no dan buena espina a nadie – suspiro, lista para enfrentarlo y querer escuchar que era todo lo que él iba a decirle pero antes de cualquier cosa, las manos masculinas le rodearon y aquel beso que le dio en la sien pareció borrar todo el asunto que vivieron en el exterior de la tienda. La gitana giro el rostro para mirarle y recibir entonces un beso en los labios que termino por calmarla, haciendo sentir nuevamente segura al lado de su futuro esposo.
– Exacto. No quiero que tengas que ocultarme nada nunca, no importa si es algo malo o bueno, quiero saberlo todo ¿Entiendes? – buscaba los ojos de Carlos para que viera que en los de la gitana solo existía la sinceridad de una mujer que estaba dispuesta a compartir la vida y todo lo que viniera, con él. Se mantuvo en silencio entonces, esperando por escuchar lo que había que decir sobre lo acontecido. Con las primeras palabras que salían de los labios que antes le besaran, Luna sintio que las mejillas se le enrojecían porque cuando él hablaba de ella, lo hacía con una devoción capaz de derretir a cualquier mujer y sin embargo, las palabras siguientes provocaron que los ojos de Luna se llenaran de lagrimas que no corrieron por sus mejillas. La gitana se contenía el llanto, pero saber que aquel monstruo era un castigo y que ese castigo era su culpa, le hacía sentir terrible.
Conforme hablaba más, fue que la figura masculina se volvió borrosa y entonces, comenzó a llorar. Ella era la culpable de que sufriera y al mismo tiempo, era la mujer que le hacía tener vida en los ojos ¿Era eso posible? Ser amada al punto que llenaba de vida y de muerte a alguien. Se dejo llevar entonces y abrazo fuertemente a Carlos, las lágrimas corrían por sus mejillas y le era imposible hablar. No supo exactamente cuanto tiempo permaneció de esa manera pero cuando fue capaz de tranquilizarse un poco, se separo de él y le beso una y otra vez.
– Perdoname, yo soy la culpable de esto. No quiero que sufras pero quiero que estés conmigo siempre y claro que voy a guardar el secreto, no solo este, sino todos los secretos que existan – le tomo el rostro entre las manos, y le miro fijamente aun a pesar de las lágrimas – Haré cualquier cosa por ti Carlos. Voy a compensar este castigo que te han hecho y no voy a dejarte nunca. Nadie va a separarnos. Te lo prometo – sonrió para él y le dio otro suave y corto beso, que para la gitana significaba el cierre de una promesa que hacía con él, pero sobre todo, con ella misma. Luna, amaría por siempre a Carlos.
– ¿Estas cansado? ¿De verdad puedes andar? Porque no me importaría si quieres que descansemos un poco aquí en el bosque antes de regresar al campamento. Puedo esperar lo que sea antes de saber todo lo que debes contarme – aseguro mientras las manos de ambos se entrelazaban y una sonrisa aparecía en los labios de la gitana, quien trataba de tranquilizar y mantener bien a Carlos.
Cuando llegaron al campamento, nada estaba diferente que cuando se fueron. Lo único que cambio durante su ausencia era que entre ellos no existirían secretos, ninguno, porque compartir los secretos del otro sería algo que les mantendría unidos por siempre. Luna entro en la tienda sin perder tiempo, de verdad que necesitaba saber que era lo que le sucedía a Carlos y por qué era que le sucedía.
– ¿Un tipo? – enarco la ceja y sonrió aunque él no la veía – Carlos, estas en un campamento gitano y este lugar esta repleto de tipos que no dan buena espina a nadie – suspiro, lista para enfrentarlo y querer escuchar que era todo lo que él iba a decirle pero antes de cualquier cosa, las manos masculinas le rodearon y aquel beso que le dio en la sien pareció borrar todo el asunto que vivieron en el exterior de la tienda. La gitana giro el rostro para mirarle y recibir entonces un beso en los labios que termino por calmarla, haciendo sentir nuevamente segura al lado de su futuro esposo.
– Exacto. No quiero que tengas que ocultarme nada nunca, no importa si es algo malo o bueno, quiero saberlo todo ¿Entiendes? – buscaba los ojos de Carlos para que viera que en los de la gitana solo existía la sinceridad de una mujer que estaba dispuesta a compartir la vida y todo lo que viniera, con él. Se mantuvo en silencio entonces, esperando por escuchar lo que había que decir sobre lo acontecido. Con las primeras palabras que salían de los labios que antes le besaran, Luna sintio que las mejillas se le enrojecían porque cuando él hablaba de ella, lo hacía con una devoción capaz de derretir a cualquier mujer y sin embargo, las palabras siguientes provocaron que los ojos de Luna se llenaran de lagrimas que no corrieron por sus mejillas. La gitana se contenía el llanto, pero saber que aquel monstruo era un castigo y que ese castigo era su culpa, le hacía sentir terrible.
Conforme hablaba más, fue que la figura masculina se volvió borrosa y entonces, comenzó a llorar. Ella era la culpable de que sufriera y al mismo tiempo, era la mujer que le hacía tener vida en los ojos ¿Era eso posible? Ser amada al punto que llenaba de vida y de muerte a alguien. Se dejo llevar entonces y abrazo fuertemente a Carlos, las lágrimas corrían por sus mejillas y le era imposible hablar. No supo exactamente cuanto tiempo permaneció de esa manera pero cuando fue capaz de tranquilizarse un poco, se separo de él y le beso una y otra vez.
– Perdoname, yo soy la culpable de esto. No quiero que sufras pero quiero que estés conmigo siempre y claro que voy a guardar el secreto, no solo este, sino todos los secretos que existan – le tomo el rostro entre las manos, y le miro fijamente aun a pesar de las lágrimas – Haré cualquier cosa por ti Carlos. Voy a compensar este castigo que te han hecho y no voy a dejarte nunca. Nadie va a separarnos. Te lo prometo – sonrió para él y le dio otro suave y corto beso, que para la gitana significaba el cierre de una promesa que hacía con él, pero sobre todo, con ella misma. Luna, amaría por siempre a Carlos.
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
No buscaría más.
Había hecho bien en irse de casa, aunque después se quedara sin todo el dinero que había conseguido hasta que se fue. Ahorraría el dinero trabajando y le daría todo lo que Luna deseara – Y yo te haré la mujer más feliz del mundo Luna…-Se fue agachando aun sujetando las manos de Luna, no las soltaba, seguía estando a su lado y en un momento que se despisto, su pie derecho cedió y cayó de lado sobre el suelo de la tienda, llevándose consigo a Luna cayendo ambos finalmente uno encima del otro – JAJajajajaja ¡Vaya! Perdona, soy un torpe horrible…-La sujeto de la cintura y giro con ella hacia un lado y quedo él sobre ella – aunque no demasiado si he escalado las estrellas para aterrizar en la más bellas de las lunas…-Rozo su nariz contra la ajena, situándose bien cerca de ella y termino por quedar a un lado de ella, tumbado de lado y cubriéndola aun con uno de sus brazos alrededor de la cintura de avispa de la gitana.
– Dime Luna ¿Supiste algo de…Sol? –Preguntó con curiosidad – Y ¿Sabes quién es el tipo del puro de afuera? No me ha inspirado…buenas vibraciones…-chasqueo la lengua – No como los demás del campamento….-Suspiro para sentarse en el suelo, aun estando cerca de Luna, apoyando los codos en las rodillas de un modo pensativo, mirando al infinito, como si pudiera ver a través de la tela de la tienda. Estaba por jurar que ese tipo era de algún tipo mala persona - ¿No te habrá prometido nada o habrás hecho algún trato extraño con ese tipo? –Pregunto mirando a Luna de lado por el rabillo del ojo – No te….-suspiro algo inseguro – No quiero que salgas herida en….ningún aspecto….-Se giró lo suficiente como para volver a ser torpe y perder el equilibrio, quedar de lado apoyado en uno de sus codos y muy, pero que muy cerca del cuerpo de Luna.
- …Miles de cosas deseo hacerte cada noche….-Retiro un mechón oscuro del rostro de Luna hacia atrás por detrás de la oreja – Susurrarte lo mucho que te amo…-Sonrió acercando su rostro al ajeno hacia la curvatura de su cuello – Besarte y que nuestros cuerpos cuenten las historias que jamás se han contado… - Beso una vez el cuello de luna para seguir hablándole con dulzura para acabar dándole muchos, muchos besos por todos lados ayudándose de las manos para provocar un poco de risa terapia en el ambiente – Luna, cuéntame….Todo este tiempo…que he estado buscándote ¿En qué te has entretenido en mi ausencia? –Finalmente se quedó a su lado, acariciando el vientre plano de Luna y mantenía la cercanía para que hubiera la calidez de tiempos atrás.
Siempre ante todo había armonía entre ambos. Afecto y sin embargo sinceridad. Era un buen momento que no quisiera que nadie pudiera interrumpir – Ya que cuando seas mi esposa…Me tendrás que separar con una escoba….-Rio ante aquello pues a lo mejor tendría que hacerlo – de lo mucho que me voy a pegar a ti….-Imito una pose, una postura de agarre y posesión total rodeándola con brazos y piernas de una manera burlesca en la que después se quedó menos sujeto a ella, pero aun sin separarse de ella.
Había hecho bien en irse de casa, aunque después se quedara sin todo el dinero que había conseguido hasta que se fue. Ahorraría el dinero trabajando y le daría todo lo que Luna deseara – Y yo te haré la mujer más feliz del mundo Luna…-Se fue agachando aun sujetando las manos de Luna, no las soltaba, seguía estando a su lado y en un momento que se despisto, su pie derecho cedió y cayó de lado sobre el suelo de la tienda, llevándose consigo a Luna cayendo ambos finalmente uno encima del otro – JAJajajajaja ¡Vaya! Perdona, soy un torpe horrible…-La sujeto de la cintura y giro con ella hacia un lado y quedo él sobre ella – aunque no demasiado si he escalado las estrellas para aterrizar en la más bellas de las lunas…-Rozo su nariz contra la ajena, situándose bien cerca de ella y termino por quedar a un lado de ella, tumbado de lado y cubriéndola aun con uno de sus brazos alrededor de la cintura de avispa de la gitana.
– Dime Luna ¿Supiste algo de…Sol? –Preguntó con curiosidad – Y ¿Sabes quién es el tipo del puro de afuera? No me ha inspirado…buenas vibraciones…-chasqueo la lengua – No como los demás del campamento….-Suspiro para sentarse en el suelo, aun estando cerca de Luna, apoyando los codos en las rodillas de un modo pensativo, mirando al infinito, como si pudiera ver a través de la tela de la tienda. Estaba por jurar que ese tipo era de algún tipo mala persona - ¿No te habrá prometido nada o habrás hecho algún trato extraño con ese tipo? –Pregunto mirando a Luna de lado por el rabillo del ojo – No te….-suspiro algo inseguro – No quiero que salgas herida en….ningún aspecto….-Se giró lo suficiente como para volver a ser torpe y perder el equilibrio, quedar de lado apoyado en uno de sus codos y muy, pero que muy cerca del cuerpo de Luna.
- …Miles de cosas deseo hacerte cada noche….-Retiro un mechón oscuro del rostro de Luna hacia atrás por detrás de la oreja – Susurrarte lo mucho que te amo…-Sonrió acercando su rostro al ajeno hacia la curvatura de su cuello – Besarte y que nuestros cuerpos cuenten las historias que jamás se han contado… - Beso una vez el cuello de luna para seguir hablándole con dulzura para acabar dándole muchos, muchos besos por todos lados ayudándose de las manos para provocar un poco de risa terapia en el ambiente – Luna, cuéntame….Todo este tiempo…que he estado buscándote ¿En qué te has entretenido en mi ausencia? –Finalmente se quedó a su lado, acariciando el vientre plano de Luna y mantenía la cercanía para que hubiera la calidez de tiempos atrás.
Siempre ante todo había armonía entre ambos. Afecto y sin embargo sinceridad. Era un buen momento que no quisiera que nadie pudiera interrumpir – Ya que cuando seas mi esposa…Me tendrás que separar con una escoba….-Rio ante aquello pues a lo mejor tendría que hacerlo – de lo mucho que me voy a pegar a ti….-Imito una pose, una postura de agarre y posesión total rodeándola con brazos y piernas de una manera burlesca en la que después se quedó menos sujeto a ella, pero aun sin separarse de ella.
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Había perdido a su hermana, quizá inevitablemente para siempre y aún así parecía ser que Luna hizo algo bien, porque ahora tenía a Carlos. Era muy probable que el mundo estuviese loco de remate, ya que la joven gitana no podía de con lo que hizo de manera correcta para merecer el amor incondicional de aquel hombre. No siempre había actuado de la mejor menor y hasta había tenido sus resbalones con Melalo, pero eso terminaba ya; Luna sería la mujer que Carlos merecía y nadie más que el se implantaría en su corazón.
No supo como fue que terminaron en el suelo pero eso no le impidió reír de pura diversión.
– Claro que no eres torpe y aún si lo eres – deslizo sus dedos por aquellos cabellos castaños – eres mi torpe y así te querré – hizo un ligero puchero ante su comentario y se removió debajo del cuerpo masculino – Pudiste alcanzar cualquier cosa que desearas, solo que ahora, deberas quedarte conmigo.
Al lado de él era capaz de pasar de la tristeza a la felicidad y viceversa, con una facilidad increíble. No era necesario que Carlos hiciera gran cosa, solo estar ahí y preguntar las cosas correctas.
– No, no tengo ni la más mínima idea de que ha sido de ella – trago con dificultad – pero me niego a creer que este muerta – y cuando estaba por sumirse en la terrible tristeza que simbolizaba para ella saber que su hermana estaba perdida, entonces, Carlos le pregunto algo que la saco del momento. La mirada de Luna fue a buscar la ajena, sin comprender del todo a quien daba referencia – ¿Tipo del puro? – su mente debió volver a algunos segundos atrás y entonces, lo recordó – ¡Ya! – sonrió – Estas hablando de Henry, es amigo del jefe del campamento, vino hace poco tiempo y ha estado por aquí ayudando y viviendo – pero su sonrisa se desvaneció al darse cuenta de que ella también tenía cosas que contar. Suspiro y desvío la mirada de los ojos ajenos – Pues… de hecho si prometimos algunas cosas pero era antes de que tu llegaras y estaba sumamente desesperada por saber que era lo que había pasado con Sol – le miro y se mordió el labio – No me ha hecho nada grave, además, todo fue por encontrar a mi hermana pero si no quieres que me tope más con él, dejare de verlo – y que dejara de ver a aquel brujo, era realmente una necesidad. Henry llevaba a su vida más desgracias que nada y la llegada de Carlos era el momento para dejarle de lado. Aunque claro, había hablado sin saber del todo como es que reaccionaria Carlos y aún así estaba segura de que si ella se lo pedía, no haría nada peligroso
Un escalofrío recorrió su cuerpo. El Aguilar se acercaba a ella como si fuera lo más valioso que existía en la vida y sus palabras solo le llevaban a recordar porque se había enamorado de él en sus años de infancia.
– Tendremos mucho tiempo para demostrarnos tanto como quieras, así que ahora, solo mantente cerca de mi – quería que la abrazara, sentir la calidez de aquel cuerpo cerca del suyo y no dejar que ningún mal les arrancara la felicidad en esos momentos. Las manos de la gitana acariciaban el cuerpo masculino, y a momentos le abrazaba, demostrando así que realmente le necesitaba cerca de ella. Suspiro cerca de él ante la nueva pregunta y espero a que terminara de decirle nuevamente con sus palabras cuanto era que le amaba antes de que ella abriera la boca nuevamente – He hecho muchas cosas y quizás sea bueno que te diga algunas que considero importantes – se mantuvo unos segundos en silencio – No todo lo que he hecho ha sido bueno, pero pensé que no te vería más y que tu te irías con otra – le busco el rostro para hacer que le mirara y le beso suavemente. Necesitaba algo de valor antes de contar todo, porque entre ellos, no habría secretos.
No supo como fue que terminaron en el suelo pero eso no le impidió reír de pura diversión.
– Claro que no eres torpe y aún si lo eres – deslizo sus dedos por aquellos cabellos castaños – eres mi torpe y así te querré – hizo un ligero puchero ante su comentario y se removió debajo del cuerpo masculino – Pudiste alcanzar cualquier cosa que desearas, solo que ahora, deberas quedarte conmigo.
Al lado de él era capaz de pasar de la tristeza a la felicidad y viceversa, con una facilidad increíble. No era necesario que Carlos hiciera gran cosa, solo estar ahí y preguntar las cosas correctas.
– No, no tengo ni la más mínima idea de que ha sido de ella – trago con dificultad – pero me niego a creer que este muerta – y cuando estaba por sumirse en la terrible tristeza que simbolizaba para ella saber que su hermana estaba perdida, entonces, Carlos le pregunto algo que la saco del momento. La mirada de Luna fue a buscar la ajena, sin comprender del todo a quien daba referencia – ¿Tipo del puro? – su mente debió volver a algunos segundos atrás y entonces, lo recordó – ¡Ya! – sonrió – Estas hablando de Henry, es amigo del jefe del campamento, vino hace poco tiempo y ha estado por aquí ayudando y viviendo – pero su sonrisa se desvaneció al darse cuenta de que ella también tenía cosas que contar. Suspiro y desvío la mirada de los ojos ajenos – Pues… de hecho si prometimos algunas cosas pero era antes de que tu llegaras y estaba sumamente desesperada por saber que era lo que había pasado con Sol – le miro y se mordió el labio – No me ha hecho nada grave, además, todo fue por encontrar a mi hermana pero si no quieres que me tope más con él, dejare de verlo – y que dejara de ver a aquel brujo, era realmente una necesidad. Henry llevaba a su vida más desgracias que nada y la llegada de Carlos era el momento para dejarle de lado. Aunque claro, había hablado sin saber del todo como es que reaccionaria Carlos y aún así estaba segura de que si ella se lo pedía, no haría nada peligroso
Un escalofrío recorrió su cuerpo. El Aguilar se acercaba a ella como si fuera lo más valioso que existía en la vida y sus palabras solo le llevaban a recordar porque se había enamorado de él en sus años de infancia.
– Tendremos mucho tiempo para demostrarnos tanto como quieras, así que ahora, solo mantente cerca de mi – quería que la abrazara, sentir la calidez de aquel cuerpo cerca del suyo y no dejar que ningún mal les arrancara la felicidad en esos momentos. Las manos de la gitana acariciaban el cuerpo masculino, y a momentos le abrazaba, demostrando así que realmente le necesitaba cerca de ella. Suspiro cerca de él ante la nueva pregunta y espero a que terminara de decirle nuevamente con sus palabras cuanto era que le amaba antes de que ella abriera la boca nuevamente – He hecho muchas cosas y quizás sea bueno que te diga algunas que considero importantes – se mantuvo unos segundos en silencio – No todo lo que he hecho ha sido bueno, pero pensé que no te vería más y que tu te irías con otra – le busco el rostro para hacer que le mirara y le beso suavemente. Necesitaba algo de valor antes de contar todo, porque entre ellos, no habría secretos.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Carlos escuchaba atentamente a cada una de sus palabras con lo que estaría temiendo cosas que no vendrían a cuento en ese momento. Como siempre. Se sentó en el suelo de aquella tienda entre tantos cojines que acabo recostándose en ellos, acomodándose y estando cerca de Luna le tomo de la mano para que lo mirase – Cuéntame Luna. Dime que es lo que quieres contarme o decirme, porque entre nosotros no habrá más secretos. Sé que a mí me costará al principio porque vengo de una familia que me quiere muerto, pero si te soy sincero no voy a escapar y luchare por mi futuro contigo –Dijo con tranquilidad, como si supiera que decir en cada momento.
Planeando la salida del dia siguiente, Carlos empezó a preguntarse que serían esas “cosas” malas que considera que había hecho durante todos estos años sin verle. Él por lo menos tiene escusas que le pueden mostrar credibilidad. Suponiendo que todo está en orden por el momento, Carlos se apoya en la viga vertical de madera para poder escucharla – Hey – Tomo de las manos a Luna y se las acariciaba lentamente con cada mano – Puedes confiar en mi Luna – Frunció el ceño para darle credibilidad a su acto sincero y honesto.
– Mmmm Cuando yo era pequeño, pocos años después de que…no te volviera a ver, mi padre me encerraba en una torre para que me olvidara de que me escapara. Poco funcionaba. Era tan escurridizo que salía escapándome por las ventanas muy de noche y me daba una vuelta a caballo las veces que quería y después volvía a hurtadillas subiendo por la ventana. Cabalgaba por España hacia un lago con rocas alrededor de una cascada y observaba la luna en todo su esplendor, rezando que algún día me llevara hasta ti – Sonrió mientras aún seguía acariciándole las manos.
-Luna, Luna… -Y sin permiso, una niña del campamento entro dentro de la tienda, yendo hacia Luna y abrazándola, estrujándola – Henry quiere verte Luna –Dijo la pequeña niña dando saltos y repitiendo lo mismo una y otra vez.
-¿El del puro es Henry? –Carlos no pudo contenerse y tuvo que salió sin abrigo fuera de la tienda, observo que el tipo estaba rodeado de las gitanas del campamento y se quedó cerca pero lejos de aquel que se llamaba Henry - ¿Eres Henry? –Se quedó mirándole con cierto recelo – Solo vengo a decirte que pisas terreno demasiado peligroso, Brujo –Cuando Carlos dijo aquello con voz tan segura de su propio nombre, Henry se tensó que quizás algún que otro gitano pudo notar la tensión en el aire – Mas te vale no adentrarte en tierras que no conoces. Podrías hundirte y no salir gamas aunque me importe poco el que salgas con vida –Su temperamento se controlaba gracias al pensamiento de Luna, al astro que neutralizaba su parte demoniaca y en realidad no quería montar un espectáculo.
El brujo empezó a aplaudir de un modo sarcástico que la amenaza de Carlos resto importancia del carisma que estaba obteniendo Henry sobre Carlos.
-Dime ¿Tú eres aquel del que tanto alardeaba Luna? –El brujo rio de sobremanera en la cara de Carlos, pero Carlos estaba conteniéndose y se moria por saber que le dijo Luna de él, que le dijo Luna de Carlos, pero ahora solo vendría a amenazar y a vigilarle muy, pero que muy de cerca.
Planeando la salida del dia siguiente, Carlos empezó a preguntarse que serían esas “cosas” malas que considera que había hecho durante todos estos años sin verle. Él por lo menos tiene escusas que le pueden mostrar credibilidad. Suponiendo que todo está en orden por el momento, Carlos se apoya en la viga vertical de madera para poder escucharla – Hey – Tomo de las manos a Luna y se las acariciaba lentamente con cada mano – Puedes confiar en mi Luna – Frunció el ceño para darle credibilidad a su acto sincero y honesto.
– Mmmm Cuando yo era pequeño, pocos años después de que…no te volviera a ver, mi padre me encerraba en una torre para que me olvidara de que me escapara. Poco funcionaba. Era tan escurridizo que salía escapándome por las ventanas muy de noche y me daba una vuelta a caballo las veces que quería y después volvía a hurtadillas subiendo por la ventana. Cabalgaba por España hacia un lago con rocas alrededor de una cascada y observaba la luna en todo su esplendor, rezando que algún día me llevara hasta ti – Sonrió mientras aún seguía acariciándole las manos.
-Luna, Luna… -Y sin permiso, una niña del campamento entro dentro de la tienda, yendo hacia Luna y abrazándola, estrujándola – Henry quiere verte Luna –Dijo la pequeña niña dando saltos y repitiendo lo mismo una y otra vez.
-¿El del puro es Henry? –Carlos no pudo contenerse y tuvo que salió sin abrigo fuera de la tienda, observo que el tipo estaba rodeado de las gitanas del campamento y se quedó cerca pero lejos de aquel que se llamaba Henry - ¿Eres Henry? –Se quedó mirándole con cierto recelo – Solo vengo a decirte que pisas terreno demasiado peligroso, Brujo –Cuando Carlos dijo aquello con voz tan segura de su propio nombre, Henry se tensó que quizás algún que otro gitano pudo notar la tensión en el aire – Mas te vale no adentrarte en tierras que no conoces. Podrías hundirte y no salir gamas aunque me importe poco el que salgas con vida –Su temperamento se controlaba gracias al pensamiento de Luna, al astro que neutralizaba su parte demoniaca y en realidad no quería montar un espectáculo.
El brujo empezó a aplaudir de un modo sarcástico que la amenaza de Carlos resto importancia del carisma que estaba obteniendo Henry sobre Carlos.
-Dime ¿Tú eres aquel del que tanto alardeaba Luna? –El brujo rio de sobremanera en la cara de Carlos, pero Carlos estaba conteniéndose y se moria por saber que le dijo Luna de él, que le dijo Luna de Carlos, pero ahora solo vendría a amenazar y a vigilarle muy, pero que muy de cerca.
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
Era imposible que ella le ocultase más cosas a Carlos. Él era tan sincero en cada palabra que decía que le dolía saber que en cierto punto ella estaba mintiendo; pero dolía más el pensar que posiblemente sus acciones pasadas pusieran alejar a aquel hombre de su lado. Los secretos sin embargo, no llevarían nada bueno a la reciente nueva relación en la que se embarcaba, aunque teóricamente no fuera nada reciente, así que lo mejor era contar todo aquello y salir de las dudas. Saber de una vez si Carlos le amaría aun a pesar de lo que hiciera o si es que él se arrepentiría y la dejaría; porque si iba a dejarla, mejor que fuera de una buena vez.
– Sé que puedo confiar en ti, pero en este punto, en quien no confío es en mi – suspiro y le miro apenada – pero voy a decírtelo porque quiero que comencemos bien y esto será lo mejor para ambos – respiro profundo en busca de valor, pues si bien Luna Bosch jamás era vista como una cobarde, decir que en esos momentos no sentía miedo, era un completo error – La cuestión es… que pensé que no volvería a verte nunca más en la vida y creo que eso lo dedujiste por mi reacción en un inicio. Fue por eso que durante este tiempo, digamos que he vivido de una manera que podría decirse no muy adecuada y eso incluye… bueno… – desvío la mirada – algunas aventureras con ciertos hombres – aquellas palabras salieron apenas en un susurro de sus labios pero de inmediato se giro a mirarle – aunque prometo que nada de ello va a volver a pasar – y sus ojos transmitían arrepentimiento real por todo aquello.
Carlos comienzo a hablar nuevamente y un poco del temor de Luna comienzo a disiparse al volver a constatar que realmente era amada por aquel hombre, quizás demasiado. Le sonrió y le sujeto fuertemente las manos. Estaba por acercarse a darle un beso cuando entonces entro una de las pequeñas niñas del campamento y apenas mencionaba el nombre de Henry; Luna abrió los ojos de par en par y observo a Carlos que no lucía nada contento con aquello.
Antes de que pudiera reaccionar debidamente y evitar que saliera de la carpa, el joven ya estaba plantado frente a Henry y algunas otras de las gitanas que miraban todo con atención.
– Carlos… – dijo Luna llegando al lado de él y le tomo una de las manos – Vamos, no tiene sentido que estemos aquí. Volvamos adentro. – ignoraba completamente a Henry, pues sabía que sus intenciones, como siempre, eran fastidiar a todos aquellos que se lo permitían – No perdamos tiempo en cosas que no tienen sentido – tiro de la mano cálida de Carlos antes de escuchar como era que Henry respondía y molesta, miro al brujo – Si es él o no, a ti es cosa que no te interesa Henry. Mejor será que te metas en tus propios asuntos y nos dejes en paz de una buena vez – Ella podía decirle las cosas que alguna vez menciono sobre él. Para contarle las cosas a Carlos, acababa de darse cuenta, que no necesitaba intermediarios – por favor… – se puso frente a su nuevo huésped — Volvamos a la carpa, ¿Si? – pregunto y le acaricio la mejilla.
– Sé que puedo confiar en ti, pero en este punto, en quien no confío es en mi – suspiro y le miro apenada – pero voy a decírtelo porque quiero que comencemos bien y esto será lo mejor para ambos – respiro profundo en busca de valor, pues si bien Luna Bosch jamás era vista como una cobarde, decir que en esos momentos no sentía miedo, era un completo error – La cuestión es… que pensé que no volvería a verte nunca más en la vida y creo que eso lo dedujiste por mi reacción en un inicio. Fue por eso que durante este tiempo, digamos que he vivido de una manera que podría decirse no muy adecuada y eso incluye… bueno… – desvío la mirada – algunas aventureras con ciertos hombres – aquellas palabras salieron apenas en un susurro de sus labios pero de inmediato se giro a mirarle – aunque prometo que nada de ello va a volver a pasar – y sus ojos transmitían arrepentimiento real por todo aquello.
Carlos comienzo a hablar nuevamente y un poco del temor de Luna comienzo a disiparse al volver a constatar que realmente era amada por aquel hombre, quizás demasiado. Le sonrió y le sujeto fuertemente las manos. Estaba por acercarse a darle un beso cuando entonces entro una de las pequeñas niñas del campamento y apenas mencionaba el nombre de Henry; Luna abrió los ojos de par en par y observo a Carlos que no lucía nada contento con aquello.
Antes de que pudiera reaccionar debidamente y evitar que saliera de la carpa, el joven ya estaba plantado frente a Henry y algunas otras de las gitanas que miraban todo con atención.
– Carlos… – dijo Luna llegando al lado de él y le tomo una de las manos – Vamos, no tiene sentido que estemos aquí. Volvamos adentro. – ignoraba completamente a Henry, pues sabía que sus intenciones, como siempre, eran fastidiar a todos aquellos que se lo permitían – No perdamos tiempo en cosas que no tienen sentido – tiro de la mano cálida de Carlos antes de escuchar como era que Henry respondía y molesta, miro al brujo – Si es él o no, a ti es cosa que no te interesa Henry. Mejor será que te metas en tus propios asuntos y nos dejes en paz de una buena vez – Ella podía decirle las cosas que alguna vez menciono sobre él. Para contarle las cosas a Carlos, acababa de darse cuenta, que no necesitaba intermediarios – por favor… – se puso frente a su nuevo huésped — Volvamos a la carpa, ¿Si? – pregunto y le acaricio la mejilla.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: Monsters under the moonlight [Priv]
La mirada de Carlos sobre la suplicante de Luna, se podía sentir desde un kilómetro y medio. Tomo de la mano de Luna sin querer llegar a lastimarla – Quítate de en medio Luna, ya te has metido suficiente. Ahora déjame terminar a mí –Acabó por apartarla de su lado con cierta rudeza pero procurando que no saliera herida, se remango las mangas de las camisas para poder relajar los hombros y enseguida propinó a Henry con un puñetazo en toda la cara que lo tiro al suelo de repente. Carlos retiro un poco de sudor con un gesto tosco pasando el brazo por su rostro, inhalo un poco de aire, sintiéndose una nueva persona.
Vio como Henry se levantaba sonriendo pero se tomó algo de un frasco transparente y frunció el ceño, vio que el brujo se levantaba como si nada y ahora Carlos era el que iba a estar en el suelo, pero a punto estuvo de comer tierra por el repentino brillo carmesí en sus ojos convirtiéndose completamente sus cuencas oculares con un tinte sangre vengativo, se acercó a Henry de una zancada y con mano en la frente del brujo pudo visionar escenas del pasado en el que se visualizaba a un hermano matando a sus padres y queriendo salvar a su hermano menor, a una antigua muerta convertida en fantasma y lo más reciente, su mano por cada centímetro de la piel de su amado astro personificado en la perfección de la dulzura y que le pertenecía a él, solamente y completamente a él.
– ¡LUNA ES MÍA! –Dijo una voz ronca y tosca que no pertenecía ya a Carlos, esta vez era algo más oscuro y peligroso, mas inhóspito donde la luz no llega a eliminar los restos de oscuridad, de los más oscuros hechizos de posesión demoniaca estaba Carlos sometido en ese momento. El demonio que de pequeño le dejaron atrapado en el interior de su cuerpo creció con él hasta que fuer hora de despertarlo y que se adoptara al que era ahora Carlos Aguilar pero que con el adecuado conjuro invertido y sangre virgen podría volver a ser una persona normal y corriente.
De repente recordó y escucho los gritos de toda la gente que los estaba viendo. Soltó inmediatamente la cabeza desquebrajada del brujo entre la gente que gritaba de la grotesca escena. Carlos había adquirido varios centímetros de altura y su apariencia era mitad humana y mitad poseído. Cuando miró a Luna, su rostro de vergüenza, deshonra quería que se lo tragara la tierra, quería desaparecer y que jamás le hubiera visto así. Carlos volvió a ser el que era, el demonio que no fue exorcizado y que no pudo serlo jamás tras varios intentos, desapareció a descansar en el interior del joven rico español.
Aterrorizado estaba que salió corriendo hacia los bosques, se fue hacia un rincón en donde veía correr un pequeño riachuelo y aquello podría tranquilizarle. Sus ropas raídas pero no por su cambio de físico si no porque el viaje fue largo. Se acurruco avergonzado y arrepentido. Sus manos estaban llenas de sangre medianamente inocente y estaba asustado. Ya la perdió, perdió a Luna, seguro que se iría con cualquier de sus amantes normales y sin tener maldiciones dentro de ellos mismos, pero la amaba tanto que no quería perderla.
Si no se lo dijo era porque quería protegerlo de él mismo, y ahí, envuelto en una bola junto a las rocas de un pequeño riachuelo, Carlos Aguilar rezaba para que todo pasara. Solo quería que todo terminara como uno de los peores sueños de su vida.
Vio como Henry se levantaba sonriendo pero se tomó algo de un frasco transparente y frunció el ceño, vio que el brujo se levantaba como si nada y ahora Carlos era el que iba a estar en el suelo, pero a punto estuvo de comer tierra por el repentino brillo carmesí en sus ojos convirtiéndose completamente sus cuencas oculares con un tinte sangre vengativo, se acercó a Henry de una zancada y con mano en la frente del brujo pudo visionar escenas del pasado en el que se visualizaba a un hermano matando a sus padres y queriendo salvar a su hermano menor, a una antigua muerta convertida en fantasma y lo más reciente, su mano por cada centímetro de la piel de su amado astro personificado en la perfección de la dulzura y que le pertenecía a él, solamente y completamente a él.
– ¡LUNA ES MÍA! –Dijo una voz ronca y tosca que no pertenecía ya a Carlos, esta vez era algo más oscuro y peligroso, mas inhóspito donde la luz no llega a eliminar los restos de oscuridad, de los más oscuros hechizos de posesión demoniaca estaba Carlos sometido en ese momento. El demonio que de pequeño le dejaron atrapado en el interior de su cuerpo creció con él hasta que fuer hora de despertarlo y que se adoptara al que era ahora Carlos Aguilar pero que con el adecuado conjuro invertido y sangre virgen podría volver a ser una persona normal y corriente.
De repente recordó y escucho los gritos de toda la gente que los estaba viendo. Soltó inmediatamente la cabeza desquebrajada del brujo entre la gente que gritaba de la grotesca escena. Carlos había adquirido varios centímetros de altura y su apariencia era mitad humana y mitad poseído. Cuando miró a Luna, su rostro de vergüenza, deshonra quería que se lo tragara la tierra, quería desaparecer y que jamás le hubiera visto así. Carlos volvió a ser el que era, el demonio que no fue exorcizado y que no pudo serlo jamás tras varios intentos, desapareció a descansar en el interior del joven rico español.
Aterrorizado estaba que salió corriendo hacia los bosques, se fue hacia un rincón en donde veía correr un pequeño riachuelo y aquello podría tranquilizarle. Sus ropas raídas pero no por su cambio de físico si no porque el viaje fue largo. Se acurruco avergonzado y arrepentido. Sus manos estaban llenas de sangre medianamente inocente y estaba asustado. Ya la perdió, perdió a Luna, seguro que se iría con cualquier de sus amantes normales y sin tener maldiciones dentro de ellos mismos, pero la amaba tanto que no quería perderla.
Si no se lo dijo era porque quería protegerlo de él mismo, y ahí, envuelto en una bola junto a las rocas de un pequeño riachuelo, Carlos Aguilar rezaba para que todo pasara. Solo quería que todo terminara como uno de los peores sueños de su vida.
Carlos Aguilar- Humano Clase Alta
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