Gods & Monsters [Privado][V.L.]

por **Hathor Aranki** Miér Feb 15, 2017 10:16 am

El sol se había escondido, dejando paso a la oscuridad de la noche. Hacía días que no hacía actos de presencia por la ciudad y algunos habían empezado a sospechar de si me ocurría algo. La época de sacrificios había terminado y ya podía volver a llevar mi falsa vida normal de señorita de la alta sociedad. Decidí ir andando hacía el centro de París, enviando a algunos de mis súbditos a alimentarse y a buscar presas para mi. Nunca me había gustado mancharme las manos a no ser que la situación lo requiriese.

Llegué a mi destino antes de lo previsto. Los mercaderes aún seguían vendiendo sus productos, aprovechando al máximo las horas y minutos. Los olores de alimentos, flores y perfumes rodeaban toda la plaza central, provocando que todos los transeúntes se acercaran a observar los preciosos objetos que exponían en sus mesas. Me acerqué a un puesto de flores, cogiendo una flor de loto azul. Sin decir nada, le compré la flor al vendedor. Sujetaba la flor entre mis manos, mientras caminaba bajo la luz de la luna y los mercaderes recogían sus tiendas para volver al día siguiente.

Me sorprendía como podían tener esas ganas de vivir, cuando su existencia era insignificante. Sus propósitos estaban equivocados o incluso eran inexistentes, provocando que estuvieran perdidos para toda su corta vida. Suspiré, alzando las cejas y negando con la cabeza. Supuse que todos aquellos idiotas no tendrían una sola oportunidad de triunfar en sus vidas y que ni siquiera merecían que pensara en ellos. Volví a mirar la flor, sentándome en un banco cercano, cuando sonreí al sentir un aura. Un cazador estaba cerca, y eso significaba diversión y sangre para mi.

por **Varek J. Lachance** Jue Feb 16, 2017 5:37 am

El sol se había hecho de rogar aquella tarde-noche. Pero ya estaba suficientemente oscuro para que la siguiente ciclo rompiese su toque de queda y saliese a las calles. La temperatura era extrañamente buena, seguramente los humanos aprovecharían eso para permanecer más tiempo que en el mercado, que días como hoy costaba levantar, aprovechando cada pizca de luz para vender sus productos.

Varek llevaba días totalmente ocupado, desde su vuelta de Nueva orleans, seguía poniendo a punto cada administración de su negocio, para dejarlo como a él le gustaba y partir de ahí. Sin embargo el aburrimiento le había embriagado aquella noche en el salón de su casa, obligandole ataviarse de buenos ropajes, y un par de armas y salir al centro de París. El carruaje le dejó a la entrada del mercado. Y pidió al negro que volviese a casa, tenía la intuición de que aquella noche se alargaría y no quería que nadie estuviese pendiente de él...

Como era de esperar, el mercado seguía en la plaza, perfectamente colocado, abarrotado de gente. Que disfrutaba de sus charlas, compras, bajo la atenta mirada de una docena de vampiros, que se relamían. Parecía que hoy era día de mercado para todo el mundo.

Saludando a un par de visitantes por el camino, Varek notó la mirada de alguien sobre él, obligandole a girarse sobre sus pies en busca de quien tenía la valentía de retarle de aquella manera en plena plaza. La respuesta no era otra que Hathor.

Hacía más de 3 meses que habían tenido el primer encuentro. Era una noche lluviosa, y todo había acontecido demasiado rápido... En un abrir y cerrar de ojos Varek se había encontrado frente a ella, rodeado de su séquito. Ya herido, y a punto de morir había conseguido herir a la mujer que ahora reposaba tranquila sobre aquel banco. Más de 5000 años eran demasiado contra 35. Y en un golpe de suerte, y por el tremendismo de su comitiva, en el último golpe que la asestó, consiguió huir. Sentenciándose el uno al otro...

Sintiéndose arropado por la muchedumbre, y por que había visto a más de un cazador que había bajado al mercado con la misma idea que el heredero de los Lachance... Caminó con tranquilidad hasta Hathor - Mademoiselle Aranki - musitó, haciendo una pequeña reverencia - Si me disculpa tomaré asiento a su lado - y dicho esto se dejó caer a su lado, sus modales le impedían tomar aires de cazador, y el respeto reinaba entre ambos - No piense que no estoy trabajando en cómo acabar con usted - masculló sin mirarla, observando el mercado con despreocupación.

por **Hathor Aranki** Vie Feb 17, 2017 6:50 am

El cazador se manifestó, y de una forma poco agradable para mí. Varek Lachance. El idiota que me atacó y, acompañado de la suerte, me hirió. Se acercó a mi, saludándome con falsa modestia. Había demasiada gente como para arriesgarse a atacarme. - Oh, Monsieur Lachance. - le devolví el saludo con un elegante gesto de cabeza. - Déjeme decirle que su presencia me resulta del todo repulsiva. - una sonrisa, ocultando al mundo mis ganas de asesinar a ese asqueroso cazador mientras que mis palabras mostraban un atisbo de mi repulsión. - Por favor, no se esfuerce en pensar cómo acabar conmigo. ¿Cuando un insecto a supuesto una amenaza para una diosa? - amplié la sonrisa. Dirigiendo mi vista al mercado de nuevo. Vi a una joven de cabellos negros y piel blanca, recogía alguna de las flores de su parada. - Vaya, parece que la cena empieza a presentarse - continué mirando a la joven, era hermosa, y su aroma llegaba hasta mi posición, dulce e inocente.

Giré mi cuerpo en dirección al cazador, colocando mi codo derecho sobre el respaldo del banco y sujetado mi cabeza con la mano. - ¿Como lleva las heridas que los míos y yo misma le causamos? Espero que estén en perfectas condiciones. - acaricié ligeramente su hombro, rompiendo la tela de su ropa con mis afiladas uñas. - Le aconsejaría que, en vez de preocuparse tanto por mi, se preocupase por sus negocios. - me moví unos centímetros hasta quedar más cerca del cuerpo de cazador, para después acercar mi rostro al suyo. - Pronto los Lachance desaparecerán de la tierra. Yo podría quedarme con su fortuna, al menos le daría un buen uso. - me quedé ahí, esperando a que el cazador actuara. Iba a arruinarle, a destruirlo poco a poco. Y eso empezaría por su reputación, para más tarde consumirlo a el. Nunca me gustó alimentarme de cazadores, pues prefería asesinarlos y no darles el placer de saber que se siente cuando alguien superior a ti te toca de una forma más... íntima. Pero quería que viera como la vida escapaba de su cuerpo, como sus fuerzas eran consumidas por mi y como sus recuerdos desaparecían en un torbellino de desesperación.

por **Varek J. Lachance** Dom Feb 19, 2017 1:12 pm

El viento sur soplaba con poca intensidad, resultando agradable. Animaba a la muchedumbre a alzar la voz, provocando que el jolgorio fuese excesivo. Por suerte, desde aquel banco de madera, apenas eran un murmullo en la lejanía, evitando que pudiesen sentirse agotados o tuviesen que hacer ambos un esfuerzo excesivo por escucharse.

El cazador trató de intuir quien estaba allí cuidando de su reina. Aquella mujer adoraba sentir que todo el mundo era inferior a ella, pero no era estúpida, salir una tarde-noche de buen tiempo para ver el bufete no significaba que cómo ella no saliesen los cazadores y pudiese ser victima de una caza. Seguramente varios vampiros, de altas edades estarían es esquinas concretas, fachadas o tejados, observando con atención aquella escena, preparado para saltar como locos si el heredero hacía algún gesto brusco o sospechoso.

Medio recostado en el banco, de manera qué, sus armas no se le clavasen observó a la supuesta "cena". Era una mujer hermosa, que hasta a él podía haberle llamado la atención. De alta sociedad vestía un escotado vestido precioso de color rojizo, resaltando su final piel color blanca y el rojo de sus labios. Sus cabellos ondulados negros resaltaban en su rostro unos ojos azules profundos. Pero ella quitó hierro al asunto, simulando no le corriese prisa para cenar. Girándose sobre el cazador, Varek ladeó la cabeza levemente - Estoy totalmente recuperado, Mademosiselle, agradezco su interés - musitó - Tendrás que acabar con uno de los tuyos para llegar a eso - le recordó - Quizás la mujer no estaba actualizada, y ignoraba que ahora, el pequeño de los Lachance se había unido a la vida eterna.

El cazador alzó la vista de nuevo hacía la concurrida plaza, mostrando total pasividad por la situación. No la temía, el temor que ella quería inspirarlo había desparecido desde que el cazador había perdido la motivación por mantenerse en pie. Cuando la volvió a mirar se fijó en la frialdad de sus ojos. La mujer le odiaba, y aquello le hacía sentir poderoso. Alzó su mano izquierda, y con delicadeza rozó la mejilla de ella para apartar un mechón rebelde que se había escapado del recogido. Lo llevó detrás de su oído para luego volver a mirar al mercado.

por **Hathor Aranki** Dom Mayo 07, 2017 7:57 am

Dejó que aquel hombre pudiera tocar su piel, poniendo detrás de su oreja un mechón de su oscuro pelo. Mantuvo su rostro serio ante las palabras del cazador. ¿Acaso su hermano era un vampiro? Eso hacía todo mucho más interesante. Justo cuando el cazador apartó su mano de ella y volvió a mirar al mercado, ella sonrió.
- Debe ser difícil para alguien como tú tener un hermano como yo. - dije mientras volvía a miraba atentamente el rostro del cazador, atenta a cualquier gesticulación que este hiciera. - Seguro que algo en tu interior te dice que tienes que matarlo... antes de que lo haga él. - me recliné para atrás, volviendo a alejarme del cuerpo de Varek mientras mi mirada seguía clavada sobre su rostro. Su semblante frío no podía ocultar que, en el fondo, todas mis palabras resultaban dolorosas para el. Observé de nuevo la flor, que ahora reposaba tranquila a un lado del banco de madera.

Una risa escapó de mis labios, mientras observaba la flor. - Ahora será mucho más fácil acabar contigo, Lachance. - me levanté del banco, estirando mi vestido de seda roja y agarrando la flor entre mis dedos para ponerla a modo de accesorio en mi recogido. Giré sobre mis talones para ponerme frente al cazador, tendiendo mi mano derecha e invitándolo a pasear. - Bien, cazador. Me intrigan muchas cosas, así que sé un caballero, acepta mi mano y vayamos a dar un paseo. - antes de que pudiera decir nada agarré su brazo izquierdo y tiré de el, haciendo que se levantara y que yo quedara colgada de su brazo. - Antes de que me rechaces o que me ataques, piensa donde estamos. - miré alrededor, una plaza transcurrida con gente de todas las clases paseaba, algunos mirándonos y otros ignorándonos. - Piensa que es mejor para tu reputación, que rechaces la compañía de una chica soltera de clase alta, que me ataques en medio de una plaza transcurrida, que te vean tus amigos cazadores del brazo con una enemiga o que con un simple gesto mis queridos súbditos te arranquen la cabeza a ti y a todos tus amigos. - me paré en seco, obligando a que me mirase a los ojos. - Así que tu decides: pierdes tu reputación o tu cabeza... o hacemos un trato. - dejé ver mis colmillos a través de mi sonrisa, amenazando con atacar sin dudar si elegía la respuesta equivocada.

por **Varek J. Lachance** Jue Mayo 11, 2017 5:36 am

Una ladina sonrisa se dibujó en el rostro de Varek, mientras iba recibiendo las palabras de Hathor, tratando de herirle. Pero todo lo que ella decía estaba tan analizado, que era como si sólo estuviera repitiendo algún dicho antiguo, que tenía tanto como verdad como de falso. Para ella cada palabra que soltaba era la única y verdad, y quizás en un momento de ira, ambos podían acabar enzarzados en una lucha donde tarde o temprano alguno moriría - Te gustaría verlo - le contestó de forma jocosa, sin mirarla, acomodándose en el banco. La decisión sobre el futuro de Jean era irrevocable.

Cuando se alzó, la mujer consiguió que el cazador volviese a prestarle atención, observándola. Al muchacho siempre le hizo gracia ver como las vampiras se acicalaban, se querían ver hermosas, y trataban siempre de sentir que sus acompañantes se morían por tocarlas. Eran tan absurda aquella necesidad, ridícula. Varek negó con la cabeza apretando su mandíbula y aceptó la mano, levantándose tranquilamente - Creo que acabas de demostrarme que soy más astuto que tú, tratando de acicalarte de esa forma ¿A quien tratas de impresionar? O tratas de gustarte a ti misma? - preguntó de forma retorica, no le apetecía realmente escuchar la explicación a aquellos gestos.

Caminaron bajo la atenta mirada de compañeros de oficio y mujeres a las que se les rompía el corazón al ver al joven heredero caminando con aquella dama de clase alta. Varek ignoraba a cada uno de ellos - Eres muy tonta, con los años que tienes... - esbozó una sonrisa amplia, respondiendo a su mirada, parados en mitad de la plaza - Mi reputación jamás caería por ir acompañado de alguien como tú - acarició su rostro y besó su fría frente - Sigue bailando con el diablo, pero jamás le des la espalda - tiró suavemente de ella, volviendo a caminar - Vamos, esto me está gustando - le confesó, sin borrar su sonrisa.

por **Hathor Aranki** Vie Jun 02, 2017 5:14 pm

A cada palabra que salía de su boca, la rabia en mi interior aumentaba. Deseaba con todo mi poder arrancarle la cabeza a aquel cazador, quería hacerle sufrir como nunca había sufrido, pero prefería hacerlo poco a poco... verle arder mientras ella alimentaba el fuego que le quemaría.

Nos alejamos de la plaza, introduciéndonos en callejones secundarios y oscuros, por donde nadie pasaba ni mostraba interés de pasar.

- Oh. ¿Crees que me peino para ti? - me reí por lo bajo, manteniendo una ceja alzada. - Para ser un cazador sabes muy poco sobre nuestros comportamientos... Deberías saber que esta en nuestra naturaleza ser... coquetas. - le hice cesar su tirón, frenando el paso los dos y quedando quietos en mitad de una calle. Acerqué mi rostro a su cuello y observé con atención como habían marcas de cuatro colmillos. Me mantuve ahí, mientras que mi mano se situó en su hombro para inmovilizarlo.

- Vaya, vaya... así que eres la botella personal de alguien ya... Aunque por el tamaño, diría que son dos vampiros diferentes. - moví mi rostro hasta quedar a centímetros de separación con el suyo, mezclando nuestros alientos. - ¿Dejaste que alguien como yo se alimentara de ti? Interesante... aunque tal vez uno de ellos es tu hermano. - toqué las heridas ya cicatrizadas, pasando la lengua por mi labio inferior. Aún no me había alimentado y, aunque detestase la idea, alimentarme del cazador me proporcionaría cierta ventaja.

- Seguro que te encantó esa sensación de poder, de control... de sentir que puedes con todo. Yo puedo dártelo aquí y ahora, si quieres.- le miraba a los ojos, mientras mis labios rozaban su mandíbula, deseosos de poder probar la sangre del cazador. - Solo tienes que cederme parte de tu empresa familiar. - dije mientras dirigía una mano hacía una de las cuchillas que llevaba escondidas en mi muslo, debajo del vestido.

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