El principio de lo nuevo.

por **Gail Z. Huston** Dom Ago 22, 2010 9:42 pm

Recuerdo del primer mensaje :

- Aramís -

Necesitaba estar completamente sola, sin sus hermanos que estuvieran todo el tiempo detrás de ella, protegiéndola hasta de una mosca. No era que no le agradara aquello, sino que ya creía que era algo grande para esas cosas. La cuestión era que aún sus actitudes eran de una niña. Eso era algo que ella no veía y tampoco entendía. Aunque ella se sentía una mujer, muy en fondo, sabía que era una pequeña de cinco años. Pero eso era algo que no iba a admitir, por lo menos en un buen tiempo.
Se había escapado de la guarida, procurando que no la oyeran y desviando su rastro. Sus hermanos se preocuparían cuando no la olieran cerca, pero no le interesaba demasiado. Quería ver cómo era la noche por su propia cuenta, que se sentía estar fuera con muchas otras criaturas. Y qué mejor lugar que el bosque para hacerlo.

Llevaba uno de sus vestidos favoritos, que solamente lo vestía en ocaciones especiales. Aquella noche no sería la excepción para Gail. Sería la primera vez que dormiría en el bosque, si no la encontraban primero. Consigo llevaba una manta para que no se arruinaran sus ropas. Caminó lo que le pareció una eternidad, hasta llegar al corazón del bosque: había un enorme claro en el medio y se podía ver perfectamente el cielo con sus estrellas, teniendo de protagonista a la Luna, la señora a la que hacía honor una vez al mes. Suspiró y se recostó en el medio de aquel lugar enorme, dejando que sus cabellos pelirrojos se mezclaran con la grava húmeda del lugar. Comenzó a escuchar a los animales nocturnos que se despertaban aquella noche y sonrió, completamente tranquila.

por **Gail Z. Huston** Vie Sep 10, 2010 6:36 pm

Lo pegó a ella aún más cuando lo sintió jadear así, de semejante manera. ¿Ella podía provocar semejantes cosas en alguien tan hermoso y tan perfecto como su hermano, el amor de su vida? ¿Podía? Era fascinante lo que uno podía descubrir en algunas situaciones que pensó que nunca, o por lo menos por un largo tiempo, no viviría.

Si hubieran estado en otra situación, se hubiera reído a todo pulmón al rodar así con él. Pero cuando se detuvieron, lo primero que hizo fue unir sus labios con los de él, sin antes observar todo su rostro y deleitarse con esas facciones de ensueño. Se aferró a su nuca, y sin querer (porque aún no controlaba sus poderes o dones, como quieran llamarlo) le hizo ver lo que había imaginado siempre: sus cuerpos desnudos amándose en un acto completamente sincero y puro como hacer el amor.

por **Aramís Ioshua Huston** Vie Sep 10, 2010 6:49 pm

Si, definitivamente ella podía hacer esas cosas, provocar aquellas reacciones, y mucho más que hacerlo aullar así. Podía, como en ese momento hacer que su miembro se endureciera bajo sus pantalones, haciendolo arder más aún cuando sin querer los pensamientos de su hermana fueron a su mente. Pensaba que alguien tan puro como la pequeña Huston no podía tener aquellos pensamientos, no así, estaba sorprendido. Sus labios se fundieron en los de ella al mismo tiempo que pasaba su mano para acariciar su espalda, lenta y furtivamente. No había ley en lo que hacía.

por **Gail Z. Huston** Sáb Sep 11, 2010 1:31 pm

Un resoplido se escapó de sus labios que fue a morir en los de su hermano al sentir aquel contacto lento en su espalda. Su mano dejaba toda su piel erizada, como cuando que le daba impresión lo hacía. Nada más que ésta vez era todo lo contrario, le fascinaba sentir aquello. En su estómago sentía cómo miles de mariposas revoloteaban felices, siendo algo nuevo para la pequeña de cabellos color fuego.

Y se dio cuenta de lo que le estaba haciendo ver a su hermano, aquel momento íntimo que había imaginado hasta el punto de soñarlo todas las noches. Se avergonzó y se separó tímidamente de sus labios, escondiéndose en su cuello y visualizando un "Lo siento" para que Aramís la entendiera.

por **Aramís Ioshua Huston** Dom Sep 12, 2010 1:30 pm

Y su inhibición la hacía quererla cada vez más, no había pensado hasta que punto los sentimientos de suhermana y los de él se complementaban, pero le agradaba saber que no estaba tan mal de la cabeza como para amarla como lo hacía. Su tierna Gail se escondió en su cuello y el acarició ese lacio cabello pelirrojo, dandole a ntender por medio de su conexión que él tambien lo había pensado tantas veces que los dedos de sus manos ni los de sus pies no alcanzaban para contarlas.

Aramís la acunó en sus brazos, no le importaba si ambos estaban mojados, ni que él por poco había perdido la vida en un acto de cobardía, solo le interesaba ese instante, con ella. - Quiero amarte ahora.. - susurró en su oído el rubio hombre lobo.

por **Gail Z. Huston** Dom Sep 12, 2010 8:31 pm

Si una cosa era cierto, es que nunca se iba a poder separar de esa niña que llevaba con ella. Podía llegar a reírse o a preguntar cosas inadecuadas en cualquier momento, siendo completamente inocente y dejándose llevar por aquel raro instinto. Aquella vez, soltó una pequeña y suave carcajada en el cuello de su hermano, dejando que su imaginación se imaginara a su hermano con dedos por doquier. Estaba segura que él estaba viendo lo que ella, pero sabía que aún no podía controlar su poder.

Aquella loca idea se le fue de la mente con las caricias de Aramís en su rojo cabello, tranquilizándola por completo. Él sabía todo de ella, hasta sus puntos débiles y sus fortalezas. Dejó pequeños besitos en su piel, preguntándose qué estarían pensando los animales del bosque al verlos así. Síp, era rara, demasiado.

Cuando escuchó aquel susurro en su oído, nuevamente su piel se erizó completamente. La escena volvía a su mente otra vez y no podía creerlo. ¿Ella haciendo el amor? Era raro hasta imaginarse así. Pero se entregaría a él por completo, sin ningún tapujo.
Paseó su nariz por su piel, aún pensado. Y se quedó quieta cuando recordó que ella era una novata en el asunto. De seguro que él tenía mucha experiencia, pero ella no. ¿Por dónde empezaría? ¿Dolería? ¿Qué tenía que hacer? Eran muchas dudas para su inocente mente.

-No se cómo se hace- confiesa, en voz baja y tranquila, completamente tierna. Quería lograr satisfacerlo, pero su experiencia en aquel campo era nula.

por **Aramís Ioshua Huston** Lun Nov 22, 2010 2:26 pm

Si había una cosa principal por la cual el sentia lo que sentía era aquella, su inocencia, su pura inocencia de la cual se había encargado de pulir junto a sus hermanos, como si ella fuera una muñequita de cristal a la que debieran tener resguardada de todo, porque el mundo no estaba hecho para ella, porque podía estropearse y dejar de ser ella. Las carcajadas de su hermanita le hacía costiqullas en el cuello y por poco que le gustaran esta veez eran sublimes, lo hacían sonreír inconcientemente. No veíal o que ella estaba imaginandose porque el mismo tenía sus propias imaginaciones donde nada tenía quever con dedos, o si, pero estos no se multiplicaban, estos la tocaba, la hacían suya.

Las palabras de Gail rompieron el encanto y él la miró como si hubiera dicho una grosería.

por **Gail Z. Huston** Lun Nov 22, 2010 5:54 pm

Pestaneo un par de veces, mirándolo con ojos inocentes. Si ella no había entendido mal, él quería que los dos intimaran. Pero por lo visto, había entendido mal porque sino no iba a mirarla de aquella manera. Suspiró, haciendo volar uno de sus rojos cabellos. Le daba vergüenza pedirle que repitiera lo que había dicho, asi que se limitó a verlo y acariciar su rostro. Por supuesto que sería de él, siempre había sido de aquella manera y siempre sería de esa manera. No podía ser de nadie más, aunque quisiera.

-Te quiero- murmuró, luego de un largo rato de mirarlo y acariciar su rostro. Él, y ella estaba segura, que entendería que no era un te quiero de simples hermanos.

por **Aramís Ioshua Huston** Lun Nov 22, 2010 6:10 pm

Como no querer tomarla, si ella lo acariciaba con manos de seda impidiendole pensar en otra cosa que no fuera ella, ella y su gran talento para sacar todo de contexto, y era un insulto hacia él que ella pensara que solo la quería para sacarse las ganas, de alguna manera u otra.

El color de sus ojos aguamarina se habían oscurecido como cada luna llena, el lobo en su interior necesitaba salir esa noche, aunque sea sin su disfraz y en cuarto creciente, las heridas de la pelea con Phillppe estaban latentes y él solo podía escuchar el eco de su voz repitiendole aquel te quiero, una promesa para él.

por **Gail Z. Huston** Mar Nov 23, 2010 12:54 pm

Negó con la cabeza, no quería que se transformara esa noche. La última transformación no había sido provechosa, se habían peleado su gemelo con él. Gail sabía que aún las heridas estaban curándose, pero entendía también la necasidad de transformarse. Intentaría hacer todo lo posible para que él quedara en ese disfraz, y no con el que utilizaban una vez al mes.

-Quédate conmigo- murmuró, apoyando su frente con la de él y cerrando sus ojos. Necesitaba tenerlo así, no de otra forma. Por lo menos por esa noche. Besó sus labios con amor y ternura, pero demostrándole a su hermano que Gail era una mujer y no una niña de cinco años, a pesar de que lo demostrara por fuera. Estaba reclamándolo, necesitaba tenerlo así.

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