El Negocio del siglo | Emma Warren

por **Bard Blase** Dom Feb 02, 2014 9:34 pm

El negocio por fin estaba en marcha, he invertido todo lo que tenia, busque entre todos los objetos de valor y ademas fabrique algunos otros, puse bastante esfuerzo en esto, cuando necesito algo para mi camino siempre lo consigo a como de lugar, el dinero que podía haber tenido lo invertí y hasta tuve que pedir unos prestamos que me dejaran endeudado por una temporada pero, ha valido la pena, me siento feliz sabiendo que ahora esta aquí y pensando en todo lo que lograre con el se que el esfuerzo dará sus frutos.

Llevaba un par de días abierto, no es que tenga muchos clientes pero necesito hacerme algo de prestigio en la ciudad y esto toma tiempo, se que dentro de poco llegaran buenas ofertas con las que lograre obtener una buena ganancia, aunque lo que espero es lograr encontrar algún objeto mágico que pueda servir para estudiarlo o crear algo mucho mas poderoso, también libros con conocimiento antiguo, estoy seguro que alguna reliquia familiar estará arrumada en los áticos de alguna casa en donde nadie puede apreciar su valor y yo si lo aprovechare.

Limpie y acomode todo, estaba aprovechando para tomar apuntes y dejar todo inventariado, no quería perder tiempo teniendo en cuenta todo lo que necesito, de repente la puerta de mi negocio se abrió, espero que sea una reliquia, volteo a ver de quien se trata y efectivamente era una reliquia, pero no el objeto si no mas bien la persona que lo traía, una hermosa mujer que se acercaba a la repisa con un movimiento bastare llamativo, estaba claro que este seria un gran negocio.

por **Yoham Warren** Vie Feb 07, 2014 8:50 pm

Ese jarrón ya le tenía harta, detestaba verlo y recordar que por algún lado estaba su familia. Nunca se había llevado de buena manera con nadie de ellos a excepción de su prima que era la única que le había “acompañado” a vivir por su cuenta. Si bien el jarrón no era exclusivamente de Emma, el que estuviese en casa le daba todo el derecho de hacer con el cuanto quisiera. Varias ocasiones pensó en pasar cerca y de una manera accidental romperle, pero de ser así seguramente Mer se molestaría y estaría evadiendo su presencia más de lo usual y por ese simple motivo decidió que lo mejor sería venderlo; que desapareciera un día y después fingir que no sabía que fue de el.

Aquella mañana se escabullo de su casa incluso antes de que Mer se levantara y le cuestionara sobre el lugar al que se dirigía, en cuanto menos supiera ella, todo sería mejor; después de todo tampoco es que tuviera la mejor relación con ella desde aquel… incidente.

Una vez que estuvo cerca de las tiendas en las que podría vender aquel jarrón fue que se topo con la tienda de antigüedades y miro el objeto que llevaba entre las manos.
– Bueno… lo que me den por ti será excelente – hablo para si misma y con una amplia sonrisa entro en la tienda observando todo a su alrededor, incluido el hombre que al parecer era el propietario y al cual le sonrió de inmediato – Buenas, he venido a ver si puede ayudarme con esto – menciono mientras avanzaba hasta el mostrador en el cual supuso que atendían y dejo el jarrón – No se cuanto tiempo tiene ni si es valioso pero vera – ladeo el rostro de manera ligera y su sonrisa se volvió mucho más amplia – me urge venderlo, no lo quiero más y lo que pueda darme por el me hara sumamente feliz – se quedo entonces mirándole, aguardando porque le diera el valor de aquel recuerdo familiar y entonces poder venderlo e irse de ahí.

por **Bard Blase** Dom Feb 09, 2014 9:10 pm

Esperaba ganar algo de dinero extra para poder comprar unas cuantas cosas que necesitaba, no iba a ser tan fácil puesto que estaba comenzando y el lugar aun es poco conocido, luego de que todo este organizado y listo podre concentrarme en las cosas que necesito, aun tengo que reunir algo mas de recursos y buscar algunos contactos con los que ayudarme, ademas, tengo que pagar algunos favores que debo, de no ser por esos favores ahora no tendría este negocio, trabajo y trabajo, es lo que tengo desde que llegue a París.

La joven se acerco y por fin pude ver que era lo que traía, un jarrón, a medida que esta mas cerca de mi puedo notar que se trata de una mujer bastante hermosa y con un buen cuerpo, cosa que trato de disimular ya que se trata de una clienta y no quiero arruinar una venta por mis instintos, debo concentrarme en lo que vengo, ya luego buscare la forma de desquitarme, aunque teniendo una mujer de ese tipo no es fácil controlarse.

Le sonrió -Buenas tardes- le dije luego de su saludo -¿Como no? Permita me ayudarle- acomode un par de cosas de sobre el mostrador para darle espacio a la chica mientras se acercaba -Déjeme ver que tenemos por acá- tomo entonces el jarrón y le doy una rápida examinada, se nota algo viejo y gastado, no es tan extravagante y aunque esta bien cuidado y es bonito no tiene nada extremadamente llamativo, -Muy bonito- dije entonces sabiendo que efectivamente no valía mucho la pena, mientras examino mis ojos se posan rápidamente en los de la chica -Muy bonito la verdad- repeti y volví a ver el jarrón -Pero la verdad no puedo ofrecerle mucho por el- lo coloco sobre la mesa -A simple vista le ofrezco unos XXX (No conozco el uso de la moneda así que digamos que es algo bajo) Se que no es mucho pero ¿Es lo único que trae?- la miro de arriaba abajo -¿No tiene algo mas por hay con lo que negociar?- le pregunte tratando de controlar mis miradas.

por **Yoham Warren** Sáb Abr 19, 2014 11:04 pm

Los hombres eran tan extremadamente predecibles que en casos como en el que ahora se encontraba casi se sentía mal de la manera en la que caían aquellos seres ante sus encantos. La manera en que aquel individuo la miraba le saco una sonrisa enorme, una que podía parecer que estaba aceptando aquel saludo mientras que esperaba que el hecho de que ella le hubiera llamado la atención le sirviera para que al final ese sujeto le ofreciera unos buenos francos por el jarrón.
La decepción que vino hasta ella al escuchar lo que le ofrecían por aquel jarrón que le resultaba tan despreciable salió a manera de un suspiro pero aún con todo y que no le ofrecía tanto su intención principal era no volver con aquello en las manos.
– Tiene razón es muy poco, pero la verdad es que no tengo un lugar apropiado para ponerlo en casa y creo que existirá alguien que le aprecie mucho más que yo, así que aceptare lo que pueda darme.

Enarco la ceja y se recargo un poco más en el mostrador, dejando que el escote de su vestido mostrara un poco más, apenas lo suficiente para que aquel hombre le mirara nuevamente y ladeo el rostro un poco.
– Si, es lo único que he traído para negociar. Aunque la verdad es que he pensando en vender unas cuantas cosas más sabe… pero la mayoría son demasiado grandes como para que pueda traerlas por mi cuenta hasta este lugar. Pero si usted pudiera ir hasta mi residencia para ver algunas de ellas – le sonrió – le aseguro que no se arrepentiría de eso.

Emma no planeaba tener nada que ver con aquel hombre en aquel sitio, pero si las cosas se prestaban un poco más y aquel hombre se ofrecía a ir a su casa, bueno, era probable que en determinado caso la situación cambiara y ambos concluyeran aquellos negocios de manera de satisfactoria.

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