Los siete pecados capitales || Privado ||

En ocasiones el sol se elevaba tan alto en el cielo que a todo mundo se le ocurría ir a verlo, pero tenía poco tiempo que Temperance no podía darse aquél lujo, aún así podía sentir como sus pies eran acariciados por la arena caliente mientras daba un paso tras otro, buscando qué era lo que llamaba la atención de aquél lugar, aunque en sus memorias bien pudo almacenar cómo es que se miraba el amanecer, como era cuando el astro rey iba cayendo, cómo se perdía en el horizonte y entonces una sonrisa se cruzó por sus labios, podía sentir casi como le quemaba la piel el simple recuerdo, pero no se podía dar el lujo de nuevo, porque entonces estaría muerta, así que simplemente debía mantenerlo en su mente, para su bien. Logró sentir como el agua en ocasiones le tocaba los pies y aquello era una sensación agradable así que se quedó a la orilla del mar mirando hacia el firmamento, la luna ya era la reina de aquél lugar, dejando en el agua su ligero reflejo, mientras esta ondeaba suavemente a sus pies haciendo que su piel pudiera mojarse, parecía una pequeña en aquél momento.

Dejó que su cabello bailara con el viento mientras sentía la brisa golpeando su cara, había todavía pequeños lujos que podía darse y ese era uno de aquellos, si dijera que no extrañaba ser humana estaría mintiendo, pero esperaba con todas sus fuerzas que esa sensación se fuera lo más pronto posible, inhaló profundamente, el agua salada inundaba todos sus sentidos en aquél momento y se permitió cerrar los ojos, pero además del agua y arena pudo oler aquél conocido olor que le volvía loca, había un humano cerca, sus orbes se abrieron justo en ese momento, se tiñeron de rojo profundo mientras sus colmillos se abrieron paso asomándose por sus labios y una sonrisa llena de crueldad fue la que tomó posesión en su boca. No había más ternura en sus facciones comenzó a poner atención a cada uno de los pasos, era alguien que a lo mejor se había venido a despejar, pero ahora encontraría algo más que relajación, o mejor dicho se relajaría tanto que pensaría que se quedó dormido... Sus propios pensamientos la hacían sentirse cada vez mejor y se giró lentamente hasta que vio los pasos de un hombre comenzar a caminar hacia ella, él llegaría pronto hacia su destino.

Sus fosas nasales se iban inundando del delicioso aroma que su víctima desprendía y Tempe se quedó tranquila, simplemente debía mantenerse en su sitio, seguramente pensaría que era una chica en apuros, ¡Pobre tonto! Pero entonces otro olor se mezcló con el viento y los sentidos de la vampiresa se alteraron, era alguien como ella ¿Tendría que pelear por la comida? Era algo que no le agradaba en absoluto pero sus piernas se flexionaron casi de inmediato, buscando aquella posición a la defensiva mientras sus ojos intentaban ubicar de donde provenía, pero no lograba encontrarlo, sin embargo urgía que le encontrara antes de que fuera demasiado tarde y su cena tuviera algún tipo de contratiempos, ahora se estaba comenzando a enfadar y sus dedos se cerraban en puños mientras que sus ojos se entrecerraban buscando cualquier indicio de lo que por el momento era una amenaza.