Pecados y Fantasías || PRIVADO +18 – Nephtys

Ella tiró contra él, ofreciéndose prácticamente cuando ella consiguió quitar la ultima prenda de vestir. Cuando envolvió su mano alrededor del miembro ella dejo escapar un gruñido erótico, bajo, sobre la garganta de el después de besarse. En menos de cinco segundos, sus cuerpos se frotaban húmedos piel contra piel el miembro de Gabriel estaba listo ara ella asi como ella estaba mas que lista para el. El aroma del deseo de Gabriel era embriadagos para ella, tan fuerte y potente que la estaba haciendo perder el control. Él acaricio su piel y enredó una mano en su pelo para acercarla mientras la besaba —Ahora— murmuró ella contra sus labios, pero diablos, el era cuidadoso, una poesía que le acariciaba con un eufemismo de alabanza y devoción, como si ella no fuera real, si ella fuera aquella diosa que portaba un nombre sagrado pero ella anelaba mas y en ese presiso momento deseaba solo satisfacerse. El toque perfecto, sentirlo dentro de ella era perfecto. La llenaba en todo sentido.

Nephtys se sacudió, gruñó, rodó en sus caderas hacia delante para ser llenarla con un solo golpe, de gran alcance. Ondas de placer tiraron a través de ella con al sentir el inicio de su orgasmo pero este no llego. Desespera junto al hambre y deseo volvió como un huracán, arrasando con un poder devastador, y con su propio estruendo animal ella se giro de modo que quedaran sobre el montándolo con fuerzas, necesitaba su orgasmo y todo el cariño y admiración que sentía por Gabriel quedaron rezagados aun lado cuando su instinto, ardor y deseo tomo plena posesión de ella yendo aún más profundo —Oh—dijo con voz áspera entrecortada moviéndose mas rápido y duro.

Sin preámbulos… sin ternura… Estaba demasiado lejos, y esta primera vez haría todo para que ambos llegaran lo más rápido posible aunque ella ya había obtenido un orgasmo. Tal vez la segunda vez sería de esa manera también seria asì, puede que la tercera ves se lo tomara con mas calma… pero hasta ese momento un pinchazo de juicio la asalto. Gabriel no merecía ello, el la trataba como una diosa que fuera a romperse y ella solo pensaba en el placer que deseaba se convirtiera en un blanco calor líquido, mientras empujaba en el, cada bombeo de sus caderas los empujaba hacia adelante en el colchón. El sudor rompía en su piel febril, y en seguida aquel débil pensamiento de juicio quedo hecho cenizas mientras su cuerpo comenzaba a arder…

… había cometido una gran equivocación que lamentaría en poco tiempo.

¿Quedarme quieta? Respiraba con dificulta, me estaba perdiendo en mis instintos en ves de disfrutar, era la primera ves que el y yo y simplemente estaba permitiendo que mi naturaleza humana me llevara. Obedeci quedándome muy quiera gimiendo aun con los movimiento de el entrando en mi cuerpo. Escuche un gruñido creyendo que era mío pero era de Gabriel, él gruñía contra mi y atrayéndolo posando mis manos en su nuca con las piernas dobladas hincada sobre el acerca con la mano atrayéndolo, se inclinó y tomó mi boca con la de él. El simple contacto me sacudió. Desde el primer toque, sentí lo entregados que eran sus labios, abriéndose en bienvenida. Solté un gritó contra él, y sus palmas trazaron mis nalgas apretándolas haciéndome sentir mas apretada, mis dedos se unieron en su cabello mientras él se movía frenéticamente comienza a mover más sus caderas contra mi sin intentar romper el beso, adornándome con una diosa, como una divinidad cual mi nombre hacia honor, pero yo era todo menos todas las cosas hermosas que él decía en este momento y me sentía mal. Gabriel merecía mucho mas que una cambiante con problemas en celo. Él deslizó la lengua en mi boca y yo le di la bienvenida con la mia, con suaves y pícaros lametazos que lo hicieron inhalar bruscamente hasta gruñir contra mi. Su manos me tomaban y restregaban con mas fuerzas mientras profundizaba el beso y yo gemía dulcemente en aprobación, relajándose contra él –De… ah.. dejame… ah ah … Pos… posar para ti… todo lo que quieras… de la forma que tu me lo… Ah ah pidas– lo merecería, me volveria digna para el –Dejame ser tu lienzo en el que tus hermosa pinturas tomen vida– todo aquello que había dicho sobre poseerme, sobre marcarme, sobre verme poderosa sobre el –¡¡¡SI!!!– grite sintiéndolo completamente hasta el fondo, alzo la pelvis y con la manos inmovilizándome comenzó a dar duros y pausadas penetraciones haciéndome temblar por complero –¡¡¡SI!!!– volvi a gritar.

No solo nuestro sexos estaban empapados, nuestra piel estaha humeda por el sudor, una gota resbalo entre mis pechos, mis cabellos color fuego se pegaban a mi piel moviéndose igual que mis pechos que brincaban frente a su rostro. Tome un poco de conciencia haciendo a un lado lo demás y lo obligue a recostarse –De… déjame montarte– susurre levantándome, besando sus labios y girándome dándole la espalda me pose a custro puntos senté sobre el abriendo bien mis pernas para que pudiera ver como entraba en mi, trate de controlarme lo mas que pude deslizándome deliciosamente un una tortura que no termino hasta que estuvo enterrado hasta el fondo de mi cuerpo, podía sentir como los débiles movimientos hacían q la cabeza pegara hasta el fondo. Comenzó a moverme arriba a baja, mas y mas con lentos pero fuertes penetraciones habiéndome gritar y gemir. Gabriel tomo mis caderas ayudando a moverme mas y mas rápido. Hasta detenerse, gimiendo me volteé sintiendo como mi espalda se pegaba a su pecho. Tomando mi rostro lo giro devorando mis labios mientras acariciaba mis pechos, sin apartarnos me recostó sobre el y sus manos acomodaron mis piernas en un ángulo de noventa grados, el imito mi la posición que me había hecho adoptar y alzando su pelvis, poniendo la diestra en mi vientre y la gemela en mi cadera comenzó a embestirme de forma rápida mientras yo me acariciaba los pechos ofreciéndole una sinfonía de gritos, gemidos y suspiros completamente sofocada por el placer, estaba a punto de correrme. Oh mis dioses ya no aguantaba me correría de nuevo –Conmigo… Gabriel… córrete conmigo– suplique acunando mi nuca en su cuello besando su mandíbula, lamiéndola desesperada por alcanzar la cima junto a el.