Le poignet d'un psychopathe...+18 [Privado]

por **Nicolás D' Lenfent** Vie Mar 21, 2014 10:04 pm

Siglo XVIII

1754

Y un castillo endemoniado se esconde entre los bosques, una fortaleza que guarda veneno en sus barrotes, quien sea capaz de cruzar las puertas sufrirá la maldición que le embellece, nadie lo sabe pero su fachada aterroriza a los ojos y ahora más que nada un triste caballero enloquecía en el sótano de la soledad, se hallaba envuelto en la oscura noche, hasta la conciencia de un cementerio manchado en sangre tenia, el tiempo no acababa, el mundo caía en las guerras, conflagraban por el poder, sentenciando a los escritores de la locura a luchar por la pasión, por el trágico crimen que nadie conoce; manipular la mente, obtener los sueños dormidos a través de fantasías que la magia del miedo reinaba en la ciudad…Porque todos iban en contra de los poetas, aquel que hablara de herejías, exótico y siniestras historias en prosa eran decapitados, quemados y aquellos que reinaban en demencia fueron torturados, por esa razón permanecía el príncipe de las tinieblas enjaulado en su nicho, un espectro, un fantasma del pasado era, sombra tras sombra se figuraba porque todo era un caos entre la realidad y la fantasía.

Desquiciado por ver la sangre derramarse, encontrándose en estados de shock por transmitir esas escenas en las páginas del libro que este maldito poeta transcribía con perversión al cumplir cada delirio que aclamaba su sed, esa sed de embellecer toda porquería. Siendo de ese modo un loco que habla y ve el pasado como una ficción… ¡BOOOOOMMMMM! Y así comenzó la confusión en su mente, escucho los cañones, uno por uno, hirviendo el cantico de guerra entonada, el eco del cañón venciendo y la lira del demente suena, se destruían los ideales, la arrogancia del valor omnipotente, el terror de la insolente tiranía…-¡Esos gemidos, gritos de ayuda! –Los rumores de voces se sienten, el aire desplegaba banderas de agonía…-¡Mirad, mirad en sangre y lágrimas teñidas, reír y gozar del dolor!-gritaba como aquellas almas que inundan de alegría al verlas sufrir…-¡El arma, el arma…¡Mueran infieles poetas! –quedando todo en la guerra, nada existía en ese momentos más que la voz del vampiro en un combate. Su mente le jugaba, aun le trasladaban en los tiempos donde todo era sangre y llanto. Obsesionado en plasmar tragedias en estos tiempos llenos de silencio por los condenados.

Quedando 10 segundos, 9, 8, 7 hasta que no quedo nada, el castillo era encantado por ilusiones que se le salían de control, el mismo sufre de su poderío, agoniza por la falta de sangre, el hambre comienza a manejarlo…“Solo un poco, un poco de sangre ¿Quién será la victima?” Gritaba su mente, girando por la llamada del sufrimiento, guardando unos instante silencio porque ¡TIC, TAC, TIC, TAC! El reloj de un corazón muerto le despertó, alguien estaba cerca, demasiado cerca del lugar, su esencia era débil y suave, describían a una mujer lo cual elevo al extremo un deseo…

“Cortar las alas a los que sueñan con la vida” Añoraba ultrajar los sueños de los demás, compartir el mundo de miseria que llevaba y no espero más, sabía que algo más se acercaba, una fuerza inmensa percibía, transformándose en un secuestrador diabólico, le asecha con la oscuridad, era un juego repugnante pero excitante, estar como sombra persiguiéndola le hizo ver lo hermosa que era, como a una muñeca viviente, siendo secuestrada al atrapar sus ojos por una ilusión que desnudaba la realidad.

¡ADACADABRA! Le hace dormir con una canción de cuna mortificante, le toma entre los brazos y con un beso en sus labios le da de beber de su linfa, murmurando pesadillas, desesperación para que tomara la parte del prólogo porque esta sangre esta maldita, llevando una energía pesada, como a una droga que los consume hasta que caigan.

Comenzando a llevarla al interior del castillo, le abraza como su autor, invitándole a bailar hasta sangrarle, hasta hacerla enloquecer y gritar…-¡Bienvenida, muñeca mía, si, querida mía, esto da miedo, eres realmente hermosa!- Siguiendo el vals de una melodía que en la mente compartía, con un olor putrefacto disuelto en el aire, es una noche romántica, antes de que sea comida para el poeta, quiere danzar y vivir con ella su funeral, que infeliz realidad, mundo sin expresión. Haciéndole bailar por los altos, giran que giran y ladea su rostro, ese cuello se le antoja y deleita con dulzura, bebe del veneno de la vida y de la muerte, se apodera de su piel y que bello vampiro encadenada a su muñeca de estos horrores.

por **Lauren Von Krautzs** Dom Mar 23, 2014 5:02 pm

Ich bin der Atem auf Deiner Haut,
Ich bin der Samt um Deinen Körper...+

¿Que tan cerca del colapso se debe estar, para desear correr hacía otro lugar?.
Los pasos de la vampiresas iban perdiendo peso entre cada avance realizado. Estaba en medio de la nada; entre sombríos árboles y visiones de un lugar que no lograba asimilar. No recordaba el por que había elegido ese lugar para entrenar, realmente tampoco recordaba por que debía seguir exigiéndose, no tenía motivos latentes en esos momentos. Fue ahí cuando decidió limpiar su mente, como no había logrado hacerlo en tatos siglos.

Liberó de su cuerpo sus armas, el velo de la capa que cubría su muerto cuerpo y removió de igual forma la cinta que ataba sus cabellos, rebeldes moviéndose caprichosamente al compás de la brisa. Una escena encantadora para quien, aún sin que ella tuviera idea, se encontraba analizándola entre las sombras, captaba sus movimientos y era atrapado, al igual que ella, por ese juego de miradas escalofriantes y desconocidas.
Deja de tentar al demonio que te acecha, deja de llamarle de esa manera tan inconsciente, no permitas que tome parte de ti, no le dejes avanzar... ¡Escapa del destino escrito para ti!

Por un momento sintió la presión sobre ella, la obscuridad la abrazó y no supo mas de su cuerpo...Simplemente no lo vio venir, hasta verse sumida entre lo que solo podía ser un sueño.. No, no un sueño. ¡Una siniestra pesadilla!.
Escuchaba la voz que le estremecía hasta la última fibra de su piel, lograba hacerla dudar, de que tanta verdad se escondía frente a lo que no consideraba real. ¿Que estaba ocurriendo?...¿Acaso las pesadillas tenían la capacidad de volverse tan dolorosas?

Lo había olvidado, sencillamente ese era el problema, había olvidado como su mente le jugaba malas pasadas en ocasiones que su voluntad decaía tan considerablemente.
- No es real... No lo es.- susurró. Segundos mas tarde sus labios fueron silenciados por los de su pesadilla andante, quien la llevaba como una condenada a compartir su lúgubre obscuridad, no existía mas ahí, estaban entrando al mismo infierno. Uno que era comandado por el, tranformandose en la sombra de quien había deseado, el alma muerta de la cual se había apoderado.

Sus palabras la ensordecía, hasta llevarle a presionar sus oídos con las manos. Sostenida por los brazos del demonio, su cuerpo no le responde, si no que se entrega al otro, obedece sus movimientos, danza mortal que comienza a cobrar fuerzas. Misterio que la convertía en la muñeca de la caja musical del poeta, deseoso de su locura. No podría negarse por mucho mas.

¡No es mas que un sueño, abandona la pesadilla, despierta! - gritaba en su mente, único lugar que aún le permitía ser controlado, su cuerpo ya no le pertenecía, y su consciencia se vio abatida ante el desgarro de su cuello, el derrame de su elixir para quien le apresaba... Despertó, cayó en que no estaba dormida, el dolor era real, el descontrol y todo lo que se había negado.
- ¡Suéltame, maldición!.- exigió, empujando el cuerpo de mármol con sus temblorosas manos, logrando un rebote que le hizo caer al suelo, cubriéndose las marcas de los colmillos con su diestra.
- ¿Por qué me has traído aquí?.- interrogó con recelo, observando la que desconocía, se transformaría en su nueva "prisión".
- ¿Que es lo que quieres?

por **Nicolás D' Lenfent** Jue Mar 27, 2014 12:27 am

En una noche soñé con una muñeca,
La soledad me susurro que pronto llegaría,
Yo no creí, hasta que su corazón de porcelana me abrazo.
¡Que soledad mas hermosa! ¡Que autor mas demente!
Muñeca que yace siempre en brazos de la locura.

Misterioso es el reino de los bosques, una mirada por cada juego aterrador, sencillo fue capturarla, darle sangre que hace delirar a quien la bebe, maravillosa manera de capturar, beso engañoso para un sueño obtenido, “Si es real, si es un sueño, abre o cierra los ojos, todo será igual, aquí o allá tú serás mía” El pensamiento flotaba, que ahora como secuestrador diabólico baila sin parar, maquillando el juego repugnante con hechizos de un espíritu maligno que también murmura esta noche, después el vals prosigue con sentimiento, gira como si el mundo se detuviera, resonando voces por su mente: Parece una hermosa muñeca… ¡Si, lo es, luce como una! El mundo catastrófico se ve en sus ojos de cristal ¡Ojos cristalizados como lagrimas a adorar! Quedémosla con ella, ¡si, si, que se quede! Ponla en la jaula, enciérrala y quédate con ella, que duerma año tras año encerrada en esa jaula… ¡enciérrala, yo la quiero para mí! Yo también la quiero, es adorable que la mantendré cautiva con una caja musical…Mente enferma, loco hablador, miente con la locura, unos, dos, tres…y los pasos se vuelven a repetir, sellando las pisadas con demencia, escuchándose el eco de una canción que no ha sido tocada más que el silencio interior y el murmullo de la noche que teje en las afueras del castillo.

-No hagas eso, abrázame, bailemos juntos sin parar…-deleitando su rostro, estaba despertando del trance causado, adora ver sus ojos como a un cristal aunque no estuviesen expuestos, uniendo la voz interior, escucha sus pensamientos, gritos tormentos que llenan de alegría…-Si es un sueño que se tiene en la realidad, mírame, abre esos hermosos ojos, ¿Crees que no soy real? …-musitaba cual poeta atraído por su sangre, era dulce y tibia, satisfactoria como enloquecedora, el baile se había detenido, resonó con intensidad un golpe y era el forjado por el empuje, retrocediendo unos cuentos pasos, ladeando el rostro que niega…-Muy mal, muy mal, eres una pepona malcriada…-liberando una vuelta, avanza y se inclina ante ella.- Ahora usted es mía no hay manera en la que pueda salir de aquí…-se libera el sombrero negro y lo avienta en un circular…-Tenia sed de una compañía, me siento muy solo en esta jaula y vivirás conmigo, tenía ganas de una muñeca con quien jugar y al fin ha llegado a mis brazos…-alzando el dedo índice, negando por su mirada..-No, no, no, no debes de mirar de esa forma-avanzando hacia ella, le ofrece la mano…-Dime, muñeca mía, ¿Qué es lo que más anhelas? –Toma su mano a la fuerza, le alza y le jalonea hacia él.-Me encanta mi reflejo en tus ojos…-Lleva un brazo a su cintura y le envuelve, parcialmente perturbador, con voz tétrica hablaba, obligándola a danzar, de un lado y a otro le agita, alzando su mano y girando.

¿Cuál es el nombre de mi muñeca?...-deslizándola con una mano hacia un lado, volviéndola a traer hacia él, al girarle en medio circulo…-Tu autor tiene hambre, aliméntalo…-abrazándola como a un amante, relativamente la capa de ilusión era para ambos, el juego se salió de control que ahora mismo es una obra divina para ambos. Subiendo en su vientre la mano, con cariño y deseo presiona un poco su vestido, dejando que la nariz busque su fragancia, rozándola en su cuello…-Dime que beba de ti, ahora yo seré como un amo para ti…-Esperando su voz cual terciopelo encanta, deslizando la lengua en su piel, digna de una porcelana fina, vaya muñeca encontrada, que manera de compartir la soledad en paranoia.

por **Lauren Von Krautzs** Jue Abr 03, 2014 5:55 pm

Ich bin der Kuss in Deinem Nacken
Und bin der Glanz auf Deinen Wimpern...

¿En que siniestro juego acabas de entrar?...

Ojos que albergaban el tenue brillo de temor, uno completamente irracional, observan con frialdad a quien parece sumergido en una batalla que solo llevaba a cabo en su mente. Gritos desesperados que se volvían silencio para quien aún yacía en el suelo, atenta a cualquier paso ajeno. Ella retrocedería dos, si el se atrevía a avanzar uno. Al menos ese siempre fue la visión que mantuvo en plasmada en su cabeza... ¡Ni siquiera fue consiente de cuando se esfumó!. La muerte avanzaba y ella solo aguardaba. Metafóricamente sus brazos se abrían esperando que su piel recibiera un fugaz roce, aún de la manera mas sutil.

¿Cuando piensas reaccionar?

Alzó su cabeza con tenacidad, balanceándola ligeramente para deshacerse de los recuerdos que la aturdían. El suelo continuaba siendo su morada, sin poder levantarse, mas siquiera contraer un pequeño musculo que la alejara del macabro extraño.
- Ahora sé lo que eres... Un psicópata, un maldito enfermo.- concretó aquellas palabras mientras sus ojos marinos se preocupaban de fulminarle de tal forma que pudieran cortar aquel lazo que le unía a su mirada. Aumentaba el odio, pero no marchitaba la atracción, siendo solo capaz de negar en el momento que los labios del captor mencionan la posesión sobre su persona.
- Yo no te pertenezco, tendrás que seguir aquí, pudriéndote en soledad.- seguridad cada vez menos notoria, al no ser si quiera apta de verse a si misma fuera de ese lugar.
- Anhelo que te alejes de mi, ahora.- respondió al momento que la perturbada mano le fue ofrecida, la cual segundos antes de recibir un manotazo por parte de la de ella, fue tomada obligandola a levantarse y yacer en los brazos del maligno.

Retomando la espeluznante danza, sus cuerpos mantenía movimientos precisos, casi coreográficos, perfectos y refinados. Aunque rozaban la demencia y no solo por parte de el.
- Lauren...- ¿¡Por qué contestaba!?... Encima como si de una orden de tratase, habría agregado su apellido, de no ser por la rotación que la dejó con su espalda unida al pecho del poeta. Donde podía escuchar su tétrico acento, palabras precisas e innegables que irrumpían sus oídos manejando a su antojo cada decisión.
- No, no vas a beber de mi.- sacó fuerzas de donde no existían, deseaba controlar no solo su mente, si no también sus acciones.
Solo le tocaba maldecir, una y mil veces, mas cuando su cuerpo fue testigo de tan simple roce de su lengua. Su diestra sube sin titubeos por el lado contrario a tal acción, buscando aferrar unos cuantos cabellos. Sus labios carmesí liberan un suspiro delatante, y por segunda vez es victima irrefutable de las lúgubres ilusiones.

El deseo aumentaba. El gélido aliento sobre su tez era tentador. El tacto que manejaba sobre aquel que se hacía llamar su "amo", la mantenía sosegada, abrazando la idea que la la locura aún no la embargaba.-Libérate de el, suéltalo...- sus pensamientos aspiraban al poco control que mantenía.
Aún sin mas, su cuello se extendió, quedando al descubierto frente a los colmillos que amenazaban sobre el.- ¡No! ¡Suéltalo!.-último intento, ahora todo dependía de la muñeca.
Sus ojos se cerraron, su cuerpo tensado contra el ajeno, literalmente entregada a convertirse en parte de el.
- Hazlo.

por **Nicolás D' Lenfent** Vie Abr 18, 2014 12:18 am

Lentamente la muñeca se desnuda, cruel es su destino al incrustarle hilos que tiren de ella, cual belleza exterior será ultrajada y a su jaula ha de esconderse con la fúnebre melodía de una balada amatoria que renació del orgasmo psicótico.

Bailador de blasfemia concreta, no hay expresiones que embellezcan su rostro, no hay manera de que su tristeza le deje de envolver en la enfermedad, purificando a esa marioneta pepona, captura sus ojos para cegarla, hacer que renazca en este trágico cuento llamado “Le poignet d’un psychopathe”…Y así como el autor busca atrapar a su muñeca…Abrazando el perfume de rosas, dentro de su voz se desnudó la pasión; ojos del mar, piel blanca, este es la muñeca viviente, la pasión no se detiene, el alma está temblando, sigue, “No detengas el vibrar del miedo, añora percibir el abismo de un recuerdo”.-Seré quien quieras que sea pero claro está que serás tú mi compañera. ..-Negando, gozando de sus palabras- Querida mía junto a ti he de pudrirme, pero basta, hablas demasiado que si sigues he de restaurar esa boca, tendré que sellar con una flor esos rojizos labios, esparcir espinas a su alrededor…

Destruyendo la ilusión, le coge la realidad, amaestrarla a que ya no era aquella que encontró alrededor de los arboles, dejo de ser esa mujer cuando entro a las murallas del castillo…- Ahora en mis brazos perecerás, aquí no eres nadie más que la muñeca que me acompañara en esta caja musical que nunca terminara porque recordaras nota por nota..-Manotazo que enciende el insulto, ofreciendo pasos a la balada de una guerra, uno, dos y tres y todo iba a un ritmo temeroso, poseyendo esos orbes que las nubes se engendraban para invitarle a caer en desgracia, en las pupilas ya no existía la locura, la demencia en la que se consumía, sino en la cruda realidad de un baile engendrado por los deseos de una mente bizarra ante melodías que solo una marioneta podía descifrar…-Bailemos, bailemos...-Giraban y llovía mareos esplendidos, poseyéndola como su dueño, estaba demente por la negrura, perdido por las guerras del existir en ruinas.

Su esbelta figura seducía a ser adoraba por las manos, tenerla pegada al pecho y aspirar su perfume, “Oh, sí, mujer de un otoño olvidado, ramas disecadas, naturaleza muerta desflorada, bella, adorable dulzor” Su mente deleitaba la belleza, rozando los colmillos cual amante en un beso secreto daría, gozando de su fuerza que era inútil al placer de sopor que engañaba, este era el único don que los cuervos guardaban, una arma secreta para capturar con glamor a su presa…"¡Muérdela, destrózala por no desear el beso de la muerte!” Una voz lejana en la mente se distorsiono, le escuchaba pero sin embargo fue violando esa porcelana, detonando los colmillos en sus tejidos, besa entre una mordedura y atrapa su licor venenoso, ese que mata y revive evocaciones embriagantes, acariciando su línea que alteraba la lujuria, desnudándole, dejando que las uñas filosas rasgaran sus prendas, suavemente entre dos lamidas abandona su cuello yendo a su hombro donde simplemente clava en lo que limpiaba su templo para apoderarse de ella…-No nos sirven las palabras en este momento, gemir es lo mejor, solloza por ser mía…-Jugador de ese templo, lo manipula a su antojo pero lo más excitante que en ocasiones abandonaba la ilusión y dejaba que fuese ella por un instante, logrando desnudar su pecho, baja con la mano destrozando la prenda suave y ahí al desnudo le tiene, la capa dejo de ser vista y la piel relucía ante el hambre…-Mi Lauren, voltea y mírame..-le giro, tomando sus redondos senos y se inclino ante uno al cual beso y le dejo ser ella al incrustar los colmillos y dar inicio a esta batalla donde mordida por mordida le incrusta las cuerdas para moverla….

Recorriendo su templo con las manos, no hace esperar al consumir esa linfa, lame que lame y en breve los labios descendieron a su pezón y los atrapa cual jugueteo hermoso al succionar para notar su dureza, mostrando el telón del devoramiento, mordidas cual besos y caricias recordadas del trastorno de la inmortalidad…!Desearas por haber sido una verdadera muñeca!

por **Lauren Von Krautzs** Sáb Mayo 17, 2014 10:20 pm

Ich bin die Fülle Deiner Haare
Ich bin der Winkel Deiner Augen...

Mentes retorcidas, memorias compartidas en una danza al borde de la absoluta demencia. Se pierde el sentido, los pasos sigilosos se vuelven temblorosos, buscando un soporte que mantuviera aquella ilusión que le cegaba. Y para eso estaba él, misma alma que se encargaba de jugar a diestra y siniestra con su razón. ¡Lujuriosa atracción que mantiene cautiva un alma vengativa!... En su mente aún permanece dentro de aquella caja musical, pero esta a su vez tiene un tétrico embrujo.
Hálito que roza la extensión de su cuello blanquecino como la nieve, inmaculado, que sería deshonrado por los obscuros deseos de su titiritero. Sin importar que el permiso le fue ofrecido, todo era resultado de su influencia sobre la inmortal, su vigor le fue extraído, dejando una carcasa sumida en el anhelo caprichoso y posesivo de su nuevo autor.

La necesidad de sentir el roce de sus manos iba en ascenso, aquel agarre era suficiente para deleitar su piel de forma exquisita. Deseaba su posesión, añoraba ser el juguete manipulado, y disfrutó de la inserción de su verdugo. El deslizar de su sangre entre los finos labios, y el como de manera lenta y placentera terminaba reclamando un lugar en su ser.
Las palabras que él profería, no eran mas que una incitación para ella, quien sin desearlo, era capaz de continuar su camino, le seguía el juego como si caminara por una cuerda floja. Sus dedos palpaban el cuerpo que le mantenía prisionera, justo cuando sus ropas se encontraron siendo destrozadas, exhibiendo su torso, sin que tuviera tiempo de articular reclamo alguno, y por el contrario fue liberada una pequeña exhalación, como si lo estuviera esperando. Obedeciendo a lo que consideraba correcto, profiriendo bajos quejidos, los cuales al momento de recuperar su cordura buscaba opacar, sellando sus propios labios.-No permitas que se apodere de ti...- tétricos susurros que su mente obsequiaba cada tanto, segundos en los cuales su concentración volvía, y buscaba deshacerse del mortal abrazo.

Pero aquel de mirada lasciva, con solo volver a mencionar su nombre, lograba atenerle a sus deseos. Sus orbes se alzaron, depositándose sobre los ajenos cuando fue llamada con tal posesión. Su cuerpo volteó, ubicándose frente a frente con él, obsequiándole aquel primer gemido claro que nació de su boca, al notar sus senos siendo atrapados bajo el gélido tacto de sus manos. Su diestra asciende pasivamente por la espalda masculina, repasando con sus uñas la vestimenta que pronto se vería desgarrada, llegando así a su cabello, el cual fue enredado entre sus dedos, realizando un firme agarre.
Se deleitaba con las acciones del demonio, sus senos reaccionaban sin reparos, mordía sus labios y cerraba sus ojos, mientras su mente dibujaba trazos macabros que le obligaban a mantenerse consiente.
- Te lo advierto... Suéltame.- finalmente logró articular una débil amenaza, entre tantos quejidos nacidos anteriormente de sus labios. Abrazó aquella esperanza en los segundos que la ilusión le abandonaba, y sin premeditar sus actos, clavó con seguridad sus uñas en el costado del cuerpo foráneo, destrozando su piel, iniciando un forcejeo que terminó por remover las prendas superiores del vampiro, pero no duró lo suficiente, su mente se veía manipulada nuevamente. Se abrazó, volviendo a infiltrar sus uñas, solo que esta vez le mantenía aferrado a ella, a la par que su cabeza se dejaba caer hacía un costado, siendo cubierta por su larga cabellera.-¡Puedes hacerlo mejor que eso.!- se animó, su subconsciente anhelaba una nueva oportunidad para actuar en su contra, solo debía ser paciente, aunque sabía que su tiempo estaba siendo claramente limitado.

El desenfreno que pretendía sosegar, le embargaba como si de una burla se tratara, le hacía retractarse. Sus acciones no eran consecuentes con sus palabras, mismas que intentaban alejarlo, pero equivalente a eso, eran los brazos de la inmortal que se aferraban, regocijándose. Fue un sutil movimiento de su mano el encargado de alzar el rostro del poeta hasta la altura que le permitiera fundir sus labios, codiciaba aquello que tanto odiaba su alma. Sus colmillos no tardaron en aflorar, incrustándose en el suculento labio inferior, recibiendo el maldito elixir carmesí, que terminó de aprisionarla. Una unión que se transformaría en su perdición.

por **Nicolás D' Lenfent** Jue Jun 26, 2014 5:46 pm

El beso te desnuda, te enloquece y te ofrece el sabor de la verdad. —¿Cual es tu verdad pequeña muñeca pepona?. Y ella solo susurro. — ¡Tómame, hazme tuya mi titiritero, hazme una muñeca para tus deseos!

¡Que melodía, que danza! Se desata en el templo del cuervo, tan apasionado, perdido, siguiendo la locura de esa pepona muñequilla, tan hermosa brilla en su sopor, tan excitante es su mirada de guerrera para asesinar esta especie de sueño pero que pasión bombardeaba en su ser, era la mera lujuria que le hacía desearla, invitarle a que se hundiera en esa pesadilla donde la sangre se debe de recorrer por obtener el placer del sexo, el goce de herir los deseos.

Su linfa le despertó cada sentido, aun se encontraba en la batalla de esos traidores, aun la sed de dolor se desprendía entre los colmillos por devorarla, contorneando cada finura como si no hubiese tocado a una mujer por milenios, queriendo grabar la suavidad de su piel en el tacto, su perfume le embriagaba, le seducía al grado de invitar la lengua a saborearlo, cada mandato que le ofrecía en la ilusión pero en realidad era el mero deseo que la muñeca pedía en su interior a gritos, sabia manipular los secretos deseos, descubrirlos y apoderarse de ellos y es como hace con ella, le habla, le hace girar con un encanto, marearla con el aliento de lo irreal, enfocando los orbes en su bello rostro…—Escucha mi voz, síguela, regocíjate a ella y dame de tu aliento, abre estos carnosos labios, deseo besarte, lamer tu comisura con lentitud hasta adentrar mi órgano húmedo en tu interior e invitarte a menear las lenguas en lo que disfruto de tu templo. Sin permitirle que se separe, le ata a él de manera posesiva, su carne le llama a que sea servida, mostrando el tablero en ese salón, eran los reyes que jugaban a proteger y cazar a su vez uno tras el otro, poderosos, cada quien conserva su habilidad y ahí esas uñas le recuerdan los animales que pueden llegar a ser y más si uno está en celo, gruñendo en forma placentera, eran poseídos esos cabellos, tirando de los propios por recorrer ese maravilloso sendero, donde deleita los senos al irlos mamando, siendo travieso a la hora de obtener esos pezones endurecidos, con ansiedad al apretujarlo, una morbosidad profundo le invadió la mente, succionar cada uno y que de este saliera esa leche pero solo un húmedo anhelo.

—mmm, no, no, solo mírate, observa como esos senos aclaman mi boca, siente su dureza. Tomo las manos ajenas y con unas caricias con las manos ajenas hizo en esos senos para que se sintiera, redondeándolos y los presiona. —Tu boca dice no pero tu templo dice si—con la voz más excitante, juguetona por tentarle y llevarle al pecado, posando la lengua en los labios provocativo, quería bramar a la bestia que tenía en frente y le lograra desnudar con su rudeza al implorar su libertad. “¡ah! Que suculenta sed, delirio por tu sabor y maldito elixir de tus labios” Pensó tras ser dañado con un perfecto corte de colmillo, aferrándose sus labios, besándole como si el fuego se liberaba, coitando con su boca como lo haría con sus labios inferiores al descubrirlos.

—Cada herida es bien recibida, perfora mi piel, juega conmigo porque a cambio de ello, te voy a picotear hasta coronar tu abertura secreta — susurro en su oído al tener su cabeza posada en el hombro, deslizando la mano a su entre pierna donde con los dedos usurpa su intimidad, golpeando solo con las yemas su pelvis…—Ábrete, mis dedos quieren hacer música, mójate para mí. — Le estaba llevando a un laberinto sin salida, palpar su humedad era el paso siguiente, inspeccionar si la brutalidad de una embestida le causaría dolor y que tan lívida podía ser. Mientras sus dedos esperan ser humedecidos al irse deslizando en sus paredes le habla entre susurros pervertidos, de cómo le gusta empotrar y empujar entre golpeos y cadenas que le hagan sentir la muerte nuevamente. —Si me hieres más lograras sentir mi dureza, estas despertando al demonio peligrosamente, habrá de todo menos compasión y amor, esta noche obtendrás la perla más valiosa y en tu almeja la valoraras, hagamos un sucio baile, seamos caníbales que ahora dejare que seas tú, Lauren pelea… —Removió finalmente los dedos en su interior, simulando vaivenes en cada empujón, adentrándose hasta tocar su punto débil y hacerla que se mueva para pedir más de este goce.

por **Lauren Von Krautzs** Lun Jul 14, 2014 2:03 am

"Ich bin der Abdruck Deiner Finger
Ich bin der Saft in Deinen Adern
Und tag für tag durchströme ich Dein Herz!"

Adelante, sigue aquel juego que terminará desmenuzándote... Entrega tu alma y tus sentidos a que sean vilmente manipulados por la seducción de aquella voz aterciopelada que hace retumbar las paredes que construyen tu prisión, ¿juego compartido? Instinto indefinido, hilos regidos solo por una diestra inmovilizando un cuerpo que se ha transformado en nada, un monumento de mármol a disposición de un artista demente y vulgar. Atormenta los sueños, y permite que su esencia desemboque en ti como una lúgubre cascada de plasma.

Su cuerpo tembloroso, lentamente continúa aquella travesía que le deja atada a él, su piel se eriza alterada por las sensaciones irreales que le invaden, o al menos su retorcida mente busca encaminarle por un angosto tunel, plagado de su moribunda melodía llena de desesperación y agonía.
La inestabilidad de su cuerpo se vuelve evidente y embarazosa, logrando que él se transformara en su pilar mientras sus brazos se mantenían en torno a su cuello, sin la mínima esperanza que aquel agarre deseara ser destruido, se encontraba a su entera disposición y el titiritero lo sabía a la perfección.

Cada seductora orden liberada de los labios masculinos, era minuciosamente seguida por la muñeca, sintiéndose a si misma bajo la posesiva mano que le guiaba a su álgido cuerpo, el cual se mostraba ansioso y regocijante por las pervertidas caricias que recibía, una tortura altamente placentera y delirante.
— N-no es cierto...— en medio de jadeos lo negaba, a él y a ella misma...¡Que gran mentirosa! Como si sus palabras pudieran llegar a convertirse en un alivio, uno bastante inexistente.

Todas sus oposiciones se esfumaron al momento que la mano ajena corrompió en su intimidad, y como si de una cuerda atada a su tobillo se tratara, su pierna se movió hacia un costado, ofreciendo el espacio que su autor solicitaba para cumplir sus degenerados objetivos.
— Más... Amgh...— y el odio contra si misma se desbordó cuando sus gemidos se hicieron audibles, apresurándose a silenciar los mismos, sin importar el desgarre de sus propios labios al ser mordidos por su colmillos. Se callaría, sin importar el martirio que ésto representara, no permitiría que aquel se alborozara con su placer.

Fatídicos segundos que consiguen crear el disfrute del cuerpo enredado por los brazos del demonio. Estaba siendo embelesada por sus palabras, sus oídos resguardaban celosamente cada palabra así como sus amenazas, sus sentidos total y completamente sucumbidos a él, hasta que la nueva oportunidad de liberarse apareció.
En un medio giro buscó quebrar su abrazo, paralelamente sus extremidades se alzaron, enviando dos certeros golpes de sus manos contra la mejilla y el vientre del vampiro, deseaba destriparlo, sin ser consciente del daño que sus uñas causarían al rasgar la piel agredida, y por su bien, esperaba fuera el máximo posible.
— ¡Basta, jodido enfermo, no me toques! — le gritó con furia, lanzándose hacia atrás hasta que su espalda dio contra la pared, y su rubio cabello se encargaba de cubrir sus expuestos senos. Ojos cristalizados, consecuencia de su rabia y goce ilógicamente mezclados entre si.
— No te acerques... O juro que voy a matarte.— amenazó deseando que se asomara una pizca de credibilidad en las palabras elegidas, aunque su cuerpo se viera inmensamente atraído, deseoso de volver con el poeta, quien permanecía irremediablemente acechante, atrayente, aunque los ojos de la inquisidora eran forzados a mantenerse en el suelo, intentando recobrar la cordura... Como si aún quedara algo de aquello.

Sabía que no podría abandonar el siniestro lugar, solo estaba ganando tiempo. El espectáculo terminaría... Solo cuando el psicópata dijera ya no más.

por **Nicolás D' Lenfent** Miér Jul 30, 2014 3:21 pm

“Sobre tu espalda eléctrica eché mis dados: ¡Ases! Ases de tu sonrisa de azufre y tus descalzos pies sobre la caldera de la noche. Fugaces clavos titiriteros de tus pezones falsos.”

¿Le teme al titiritero o a sus manos que teje con sus hilos? Porque el telón se pintarrajea siniestramente hermoso, un espectáculo horrible, tétrico ante la lujuria y el deseo, el titiritero tan solo aprecio a esa muñequilla por la carne que quería amaestrar entre hilos que le hicieran obedecer, una marioneta inhumana, implorando que su carne se reflejara a una bailarina sensual, que saltara y se contorsionara sin voluntad al son de una versión del “Whereis my mind” que parece salida de una caja musical silenciosa, atraído por la reacción de su templo entregado «Siente el dedo del delirio, siente como es ser poseída, háblame y dime que deseas que instruya tu pecaminoso botón» removiendo como a una danza hechizante en su interior, roce entre roce en sus labios inferiores, carne humedecida por el blanco liquido desprendido, deseándolo con la mente y el templo favorecido a su abrazo que se sumerge a este encanto.

Con la boca media abierta, los labios humedecidos aclaman el elixir de su húmeda flor que violada por unos dedos era un manjar que nadie lo disfrutaría como ella lo estaba haciendo, humectando más la piel, otro dedo quiere participar en esta tocada, siguiendo a la mente que en música se habían convertido sus gemidos. —No guardes tus gemidos, alócate, mi Lauren, gime y se tu misma la que se excite con ello. — Ansioso, embriagada de su fragancia, olfatear su sexo le daban ganas pero cuando despertó la muñequilla del sopor sus movimientos provocaron que rasguñara su intimidad, es girado de una manera brusca pero no lo suficiente como para derrotarlo, golpe tras golpe le excitaba, brindando un salto hacia atrás que se menea provocando a ese demonio que sabía adormecer. — Aun no se termina, de tu cáliz he de tomar esa leche blanquecina, mójate, mójate que esta sed tu detendrás. — Con el órgano húmedo, esa lengua sedienta la libera y la desliza por los labios, relamiéndose cual bestia hambrienta, forjando una media sonrisa que se sigue balanceando de un lado a otro y esos dedos los relame por su néctar.

— La muerte no es nada, haz lo que desees mientras puedas— Y de un ágil vuelo hacia ella ofreció, tomándola del cuello y la estanca contra la pared, sonando el grotesco choque, alzándole que entre sus piernas se adentra y se insinúa, puesto que la pirámide de su falo denoto, deleitando como su carne se agitaba y más esos senos que se lucían. —Aquí o allá, en un sueño o realidad serás mía. —Apasionado, enloquecido le mueve hacia el suelo, abriendo sus piernas y entre ellas el rostro tenia, desprendiendo una mordida con los labios tirando de esos pequeños bellos que mamo batallando por su aliento, una y otra vez mordía, jugando a tentar a su bramido.

por **Lauren Von Krautzs** Dom Sep 07, 2014 3:38 pm

"So schnell Du auch fliehts
So weit du auch kommst
Trägst mich mit Dir."

En la balanza toda aquella ventaja desmedida era a favor de su demonio. Por mucho que su resistencia buscara la forma de encontrar salida, terminaba siendo apuñalada por la más espesa niebla de obscuridad que el ambiente se encargaba de proporcionar. Lamentos ensordecidos al conocer el verdadero final que le esperaba a tan temible muñeca que fue dominada por el titiritero clandestino.
Ambos jugando con la muerte, pero era ella quien en las palmas ajenas danzaba, deleitando con su esencia los sentidos de quien se convertía en su autor.

Su furia aumentaba conforme su mirada era sostenida sin vergüenza por el vampiro. La sangre enardecía en su interior, avivando la llama, deseosa de ver la ajena esparcida en el inmundo suelo bajo sus pies.
El dejar de existir no parecía importarle en lo absoluto, ya que el proporcionar aquel martirio y sádicos juegos, le hacían regocijarse aún más de placer, como si la tortura fuera parte de su marchita alma.
Infinidades de conclusiones podía crear en su manipulada mente, pero todas tan carentes de pruebas, tan insignificantes como la
que le seguía.

Los segundos en los cuales perdió la concentración de su enemigo, en menos de un parpadeo se sintió alzada del suelo, finalizando el veloz recorrido acorralada contra la pared, misma que cedió levemente, más cuando ella se removió al notar la creciente excitación del psicópata amenazando contra sus curvas.
De nada sirvió, y lentamente comenzaba a acostumbrarse de ver como sus planes, uno tras otro iban fallando de la manera más patética.
— No lo seré... Tendrás que acabar conmigo antes de poseerme.— liberó sus palabras, tendida en piso viendo como su voluntad nuevamente la abandonaba, y todo por el inmoral placer que le era propinado, aún cuando el calvario se volvía más inminente.

Los finos dedos de su diestra se apresuraron a enredar el cabello del titiritero, con la intención de removerlo del íntimo lugar de su cuerpo, pero su mano se congeló y sus piernas comenzaron a temblar, hasta que su espalda creo y fino arco, mientras los quejidos volvían a brotar de sus magullados labios.
— Mmgh... Déjame...— Tuvo que buscar su autocontrol para realizar el primer plan que le vino a la mente, y cerrando con fuerza sus piernas y de un sólo tirón alzó al demonio por su cabeza, haciéndolo llegar a la altura de su boca, logrando que sus colmillos se encargaran de desgarrar la piel de su cuello, sintiendo como era bañada por su liquido carmesí.

La inquisidora era realista, sabía que aquella batalla no podría ganarla por mucho que deseara. Su cuerpo era parte del maniobrar ajeno, y pronto su alma sería dominada de igual forma.
Seguirá danzando eternamente, para aquella tormentosa y obscura alma, dejará que el violinista le guíe con su tétrica melodía hasta la locura infernal. Ya no tendría escape.

por **Nicolás D' Lenfent** Sáb Sep 20, 2014 11:36 pm

Apologista del diablo; Monstruosa marioneta que forja el arte del follar.

El templo de ilusiones se ha transformado en placeres cual hilos movibles danzan para la encamada, mamando con exquisitez, tirando al ser posesionados esos suaves bellos, divirtiéndose con la piel blanquecina y el perfume emanado de su sexo, tibio, candente dulzor, representando un afrodisíaco esplendoroso para deleitar con la boca como lo merecía, acabando con ella con una simple mordida carnosa, poseyéndola al grado de que solo el juego está siendo perfeccionado por la demencia orgásmica en la perversión del sufrimiento.

Porque así es provocado, excitado el demente, a su títere la sumerge en deseo, en un delirio lujurioso que abre paso al despertar y sentir la realidad despedazarle por tal vileza. Reaccionando el títere con una clandestina fuerza, furiosas están esas piernas que le encadenan, opresándole de manera salvaje, engendrando una media sonrisa que resplandecía disecada, terrorífica del sentir altivo, encendido por entrar a la escaramuza y fornicar como bestias.

Cayendo en el vicio de que tirara de los cabellos, sin embargo fue alzado y pudo vislumbrar una cueva prohibida, esas posaderas tentadoras se remueven y posa una penetrante mirada en los orbes ajenos, liberando un quejido intenso por su arranque, fue despojado de un pedazo de carne del cuello que el falo retomo la consecuencia de dicho dolor, explotaba su extremidad, un filo mortal sino se manejaba con cuidado , esa especie de daga, derramando morbosamente la linfa sobre ese templo hermoso…—mmmmm…—con bramidos, desliza las manos entorno al cuello, estrangularla parecía hacer, presionando con fuerzas mientras se retorcía sobre ella como un vil súcubo, frotándose entre su sexo dejando que la seda de la vestimenta rozara su humedad. ¡Pero su venenosa lengua! No espera y se desliza sensualmente por los labios, ansioso, descendiendo a uno de sus senos y deja que el mismo templo sea una jaula para su traviesa marioneta.

Recorriendo con los colmillos uno de sus pezones, rasgándolo un poco por ser su piel teñida del licor carmesí, cometiendo gula al mamar ese seno como un jodido niño en espera de que la leche sea ofrecida, siendo un desquiciado goce, suelta repentinamente su cuello, cruzando ambas manos y le gira, formulando una cruz por su espalda con sus brazos y le sienta sobre el miembro endurecido, lastimaba, padecía por no ser libre de penetrar, actuando violentamente, los pies se alzan obligando a que las piernas ajenas se abrieran, parecía ser una camilla que sujetara a su marioneta, aunque siendo realista era la peor parte ya que maldoso le avienta y como “perra sujetada” le postra, detonando ese trasero, dejando que su cabeza se posara en el suelo y sin espera busca la manera de cómo sujetar esas manos y para ello se encargo con una mano de retirarse la corbata del cuello, ágilmente la usa como arma contra esas manos, amarrándolas con fuerza a pesar de que no duraría mucho de esa forma.

Obteniendo el antojo de aquellas posaderas, parecían estar aclamando que sean golpeadas, fue de esa mentalidad que le nalgueo, decorando la marca de la mano sobre esta, acumulando la ira de la carne, bajándose la braga del pantalón; comenzando a acariciarse un poco para dejar asomar la dureza y rozo con el mismo falo entre sus posaderas, frotándose en su ralladura, picoteando a veces tal orificio— Tienes el trasero más deseoso, mi suculenta cajita sexual. ¡Qué firmeza! ¡Qué redondez! ¡Qué elasticidad! ¡Qué textura de piel tan exquisita! Sienteme...— resonando pequeños gemidos graves, ronroneando al menearse e ir golpeando las paredes con el cuero, muy pronto el glande seria coronado con la espera de usar espinas porque las uñas del cuervo indagaron en la finura de su espalda y rasgaron con violencia, tiñendo el cristal de linfa saboreando la lucha que sin duda alguna frotaba entre el picoteo y el querer empujar para penetrarle.

por **Lauren Von Krautzs** Dom Nov 02, 2014 12:58 pm

"Wohin Du auch gehst
Was immer Du tust
Ich bin ein Teil von Dir."

Separar alma y cuerpo, difuminar aquella escena con alguna falsa ilusión. Su mente ya no estaba siendo consciente de sus actos, ni mucho menos de los ajenos. La pizca de cordura alejada en el interior de la inquisidora se extinguía cual llama ahogada por la más torrencial lluvia invernal.
Desorientada en una misión suicida actuaba, deliraba al ser presa de la rabia que descargaba en su mordedura, el incar de sus colmillos en la inmunda piel del demonio, desgarrar; Esa era su meta, una que se vio interrumpida por unos esqueléticos dedos que apresaron su cuello, por lo que en un autoreflejo sus palmas rodearon las muñecas de su civtimario, pero no buscaba liberarse, si no todo lo contrario, esperaba que aquella acción quebrara su traquea y terminara así con su sufrimiento. Ya no cabía duda, se había dado por vencida... Pero que ilusa se mostraba ante él.

Sentir su lengua le repugnaba, le asqueaba y aún así se esforzaba por ocultar sus quejidos, más sabiendo lo mucho que estos ayudaban a la excitación del titiritero.
Sus labios actuaban como rejillas que mantenían en su garganta todo tipo de protestas que saldrían de ellos, aunque sin permiso su cuerpo lucia exaltado, más evidente fue cuando su pezón fue desgarrado y las lineas borgoña se deslizaron por su seno.
Se removía con desesperación bajo su cuerpo y esta vez sí buscaba liberarse de las cuerdas que sus manos significaban. Y sus intentos... Nulos, como siempre. Su anatomía rodada y apresada como una destartalada muñequita.
Arrancada de sus casillas y posicionada de una manera humillante contra el suelo, en el cual intentaba ocultar su maltratado rostro.
Cuando terminó por ser inmovilizada se sintió inutil, y aunque no era necesario que usara gran parte de su fuerza para liberarse, no era capaz de dar la pelea que le estaba siendo exigida.

La sorpresa que le produjo el estampe de su la mano ajena contra su piel, hizo que finalmente brotara un gemido adolorido de su garganta. Aunque lo que vino después fue peor que eso, era su miembro el que le estaba amenazando con procacidad inaudita.
— ¡Déjame en paz... Maldición!— exclamó con rabia, enervada por tal demente situación que debía soportar. Humillada por una mente enferma y desquiciada que sólo contra si mismo paraq llevarla a la locura.

En medio de los violentos movimientos que realizaba para safarze, logró liberar su diestra y llevarla sin cuidado hacia atrás, desesperada por sostener al vampiro, pero no contaba con en suficiente alcance.
Tal vez fue la ira, la rabia contenida y el dolor tanto físico como emocionalque estaba sintiendo lo que llevó a la inquisidora a tomar decisiones desesperadas.
La mano liberada fue a dar contra su propio pecho, se estaba autolastimando, desgarraba la piel y a pesar de los alaridos que escapaban desgarradoramente de su boca, no se detuvo. Si lograba llegar a su marchito corazón, lo desintegraría en su palma y terminaría con su tortura.
— No vas a ganar... — jadeó al bordear sus suicidas intenciones.
Era de esperarse, Lauren preferiría estar muerta antes de convertirse en un maldito objeto manipulable, quien tendría de única misión complacer al demonio que estaba seguro de haber encontrado una nueva muñeca para su macabra colección.

por **Nicolás D' Lenfent** Lun Dic 08, 2014 3:06 pm

Decorada la pared, hay incontables restos de victimas.
Esos muros coloreados de pecados, están enseñándome mi propio "Pasado" también... “El culto obsceno”

Hiel, pasión, que exquisita combinación, una maldita lírica parida, el impulso incontrolable de causar un dolor excepcional en el títere, pasando el tiempo experimentando sus fantasías que rectándolas, elevadas hacia un señor del erotismo. El psicópata acechando al sexo, esas locos deseos de penetrar a una mecánica muñeca, porque así lucia, cada movimiento o petición hecha por el autor tenía que ser ejecutada por la muñeca. Lo que no se imagino era la maquillada batalla que ejercía, luchaba ese ser por desprenderse de esta pesadilla, sus hilos quería destrozar para no ser manejada de esa manera. Pero, ¡Tendría que desmembrarse la piel, vestirse de huesos y aún así los los hilos permanecerían, es algo que un deseo mantiene enjaulado!

¡Pero que ironía, que excitación! Propiciaba, sus agresiones, sus instintos salvajes le incitaban, le eran una ponzoñosa para el goce, domar a esa perra en celo aunque no acepte que su templo este pidiendo a gritos ser ultrajado.

Jugando con ese manjar, golpear al grado de teñir la piel de un rojizo, le brindaba una morbosidad, ya que el falo destellaba en su punta, desesperado por picotear, envainar esa espada para dar un golpe fatal. —¡Ábrete bien, voy a hacerte mía, tu muñeca extravagante, no hay escapatoria, de aquí saldrás ensoñada con un eterno temor— Sentencio esa presencia, dejo que se liberara, sus manos no serbian cuando ya tenía su templo sujetado, rozando con la carnosidad del falo esas bien dotadas posaderas— ¡Ahh, así que dolor exiges, muerte es tu respuesta. Bien, vamos a ver hasta dónde eres capaz de soportar por no gemir como si fueses un titere vestida de perra.—Tras apreciar el acto suicida de esa muñeca, no ha cambiado nada, al contrario intensifico el sadismo, capturada, las travesuras han iniciado, una nalgada fuerte liberada, le embriaga el ruido producir por los golpes, le endurecía el erotismo sangriento.

—Hermosa Lauren, la necrofilia es el mejor crimen que puedo cometer, y aun así, veme, quiero hacerte mía sin duda alguna. Estoy dispuesto a violar hasta tu mismo sexo decapitado. —Elevo las manos, dejo la ilusión y con sus uñas cristalizadas, filosas penetran en la piel de su espalda a la altura de su cuello hasta llegar al final de donde inicia su cintura, entre esas posaderas. —Corre, si te atrapo adornare ese templo de Vesta en un martirio, no serán mis uñas las que participen, será el cinturón de cuero quien te sofoque.

Y culto obsceno alzo su telón, el demente vampiro se alza, viendo a su muñeca correr, murmurando la canción en lento, entonando el suspenso y el delirio: —Uno, dos... "Victimas" colgando en la trampa, tres, cuatro lamerás tus heridas, cinco, seis jodere hasta la muerte...— Se movía en el lugar, no había alguna salida, era imposible de escapar, meneándose detrás de su muñeca, se mece alrededor la cuna de la hipocresía, esa muñeca comiendo de las heridas de una puta que baila el papel de esta noche, luce candente, su templo anhela las cicatrices que ama un neurótico.

por **Lauren Von Krautzs** Miér Feb 04, 2015 3:44 pm

"Ich bin der ungelebte Traum
Ich bin die Sehnsucht, die dich jagt
Ich bin der Schmerz zwischen deinen Beinen
Ich bin der Schrei in deinem Kopf."

Toda acción realizada por las manos dominadas se transformaba en una incitación, un empuje al delirio ajeno, a la demencia de un autor dispuesto a ultrajar un cuerpo desmembrado. No importaban sus intentos por liberarse del martirio, siempre terminaba frente a la misma puerta sin salida, clausurada por miles de candados, cuya llave se alojaba en la garganta del demonio.
El cuerpo inmortal recibía cada golpe con resignación, con un jadeo que su boca ya no era capaz de reprimir. Dejándola al borde del más terrible cansancio, exhausta de su propia batalla constante.

La realidad la golpeó tan fuerte como sus propios golpes, al igual que el dolor punzante que se clavaba en su magullado cuerpo. Pestañeó incansablemente al sentir como recuperaba el control nuevamente, siendo éste opacado por la extensa obertura sobre la piel de su espalda, sintiéndose bañada en la que era su propia sangre.
— Hijo de puta.— bramó de cara al suelo cuando sus manos traicionaron su soporte.
Un cuerpo expuesto que rápidamente se incorpora, buscando la inútil forma de escapar del titiritero. Azotándose una y mil veces contra el piso. Sus piernas como tela sin fuerzas, incapaces de sostener su propio peso, haciéndola temblarar a cada paso.
Entre pasos errados y arrastres denigrantes se basó su huida, notando el término de su patético intento cuando su palma dio contra una nueva pared.
— ¡Joder no, no! — exclamó dando un golpe tras otro a la pared, una que crujía burlonamente bajo su puño.

Una nueva idea le asaltó, ni siquiera se tomó el tiempo de dilucidarla, sencillamente la llevaría a cabo, sin importar las consecuencias, después de todo ya no tenía nada más que perder.
Aguardaba decidida a toparse con la mirada ajena, ojos pintados de siniestros deseos destructivos. Destinó sus últimas fuerzas a lanzar las descargas de dolor contra él, sin medir la intensidad con la cual actuaba, sólo dio luz verde a uno de sus más potentes dones, y lo dejó en libertad. Anhelaba devolverle aunque sea un mínimo de sufrimiento, luego de pasar.. ¿horas? recibiéndolo.
— Termina con este estúpido juego, sabes que no hay forma posible para que escape, pero... no voy a morir aquí.— inconsecuentes serían sus palabras, cuando su cuerpo había comenzado a desplomarse sobre el nefasto suelo.

Lo último que alcanzaría a divisar sería la macabra figura avanzando de manera acechante, decidida... totalmente inquebrantable.
Lauren desconocía que esa imagen sería revivida durante muchos años desde ese preciso momento. Como una pesadilla, que le invadiría hasta que sus temores se borraran, hasta que su mente consiguiera olvidar la caja musical a la que ahora pertenecía.

por **Nicolás D' Lenfent** Mar Mar 17, 2015 3:31 pm

¡Obsesión! ¡He ahí el punto de partida de la acusación! ¡Qué el demente exponga su deseo!

El desino se mezcla ante el arte erótico, las evocaciones crueles despedazan la piel de porcelana de esa muñeca, creciendo la locura del necrófilo, su peor crimen era pecar ante el dolor, abrir las heridas una y otra vez, como bombardeos de un corazón, enjugarlas hasta despojarlas, deleitando la maravilla de torturar hasta en plena amatoria. Invitándole al desangrar bajo deseos amorfinos, detallando los mensajes en moretones, recorrer el líquido de sus muertas venas al copular en charcos de linfa y trozos de carne, esa que sujeta aun cuando se intenta suicidar por quedar libre de este castigo.

Mientras capturado por el afrodisiaco de ver golpeándose, miles de sensaciones le atrajeron, involucrando todos los sentidos, mirando a través de sus pupilas; cristalizada esa mente y la euforia recorriendo la adrenalina, se quebranta una pulsación en la cabeza, como las cuatro paredes rodeadas por el dolor, y la culpable de esto era la que caminaba hacia él con la amenaza encarnecida, sin despegar la mirada, el dolor es el máximo placer de este demente, como el filo de una caricia que le seduce y enerva la pasión. —Ven a mis brazos y aligerare tu predeterminado descenso…—Fue una burla al apreciar como el templo se desmorono de inmediato, sin esperanza cayo la muñeca que derrotada quedo con los hilos sujetados a su templo.

Y el psicópata avanza hacia ella, desnuda la toma entre sus brazos y tal predeterminado asesinato le prepara para su final. ¡Que malicia cosida en hilo transparente! La deleita y el trastorno de mantenerla presa repleto, fue más la pasión por alimentarse de ella mientras gira en una caja musical.

Porque el mundo entre batallas seguía, dormidos ante esta maldad en ese castillo, lo único que hacia ese poeta neurótico era liberar los ensueños sangrientos.

Y el delito del psicópata fue encarcelar a su muñeca en la caja musical….

¡Nadie lo sabía! ¡Todos gritan por los tormentos de París! Pero la muñeca grita calladamente un auxilio, ¡Pobre e indefensa criatura hermosa! 1..2…3 va caminando hacia el cuarto de rosas, cuyo centro se halla una jaula enorme adornada con espinas en sus barrotes, maquillando una sutil media sonrisa porque mientras se halla en sopor la muñeca la encierra, resaltando los hilos por completo que al menor movimiento la melodía tética resonara. Y mientras ella gira y gira, su titiritero le deleitara.

—No temas en mirar, cae que cae la linfa, no llores al mirar, ¿Quién imagino tal pesadilla? — Así el que se torna sombra de esa jaula sigue el compás de la sinfonía, terminando de ligar el templo, retozando con una espina para hacerla sangrar...— ¡Cuidado! Tu titiritero te observa, no te ahogues en el lamento, aunque estés girando, siempre te encontrará, lo sabes, así que canta porque encerraras perduraras.— Y hace presentación de la obra más sublime; todo comenzó con una locura y termino con proyectarla.

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