AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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|| El Ladrón, El Caballero || Libre
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|| El Ladrón, El Caballero || Libre
Es medio día, el firmamento se alza despejado y absoluto bajo el matiz azul que recubre toda la planicie de las calles parisinas. Sin embargo, es justo la plaza principal la que se roba todo protagonismo debido a que la estancia de dos vendedores acorralados por varios oficiales llaman la atención de todos -¿Dónde se encuentra… “Él”?- pregunta el de uniforme, quien en instantes recibe una negación por parte del adulto mayor que de un fuerte puñetazo en la quijada es arrojado al suelo.
-No lo preguntaré una vez más… ¡¿DÓNDE SE ENCUENTRA “ÉL”?- insiste en un tono de voz más agresivo, observando ahora al segundo vendedor, quien con toda firmeza se niega a responder, acto que obliga al capitán de la armada a tomar un arma de fuego y colocársela en la frente con la amenaza de disparar.
Así pues, justo en el palco de la iglesia principal se escucha un silbido que se expande por todo el marco escénico, llamando la atención del guardia así como de su escuadrón quienes giran en instantes sus cabezas en busca del causante de aquel sonido.
Una sombra lentamente sale caminando con soberbia; sus ropajes son finos y casuales pues es un pantalón negro y camisa remangada de tono albino los que revisten la alta fisionomía del buscado. Sus manos sostienen con recelo una guitarra, entonando una melodía dulce que lleva por nombre “Malagueña”
-¡Señor, allá en la iglesia!- grita uno de los armados que ahora apuntan al varón de cabellos largos y recogidos en una coleta. Su rostro, sin embargo, es el mayor de sus peculiaridades pues un antifaz azabache oculta su verdadera identidad y así, logra colocarse en el pináculo del recinto con toda elegancia observante a los malvados.
-El Ladrón Rosa Negra… Por fin muestras la cara- recita el jefe, quien da la orden de mantener todas las armas apuntando al criminal más buscado del país, reconocido por asaltar a ricos y regalar a los pobres… Protegido del pueblo, Hijo de España y conocido como “Él”
-No lo preguntaré una vez más… ¡¿DÓNDE SE ENCUENTRA “ÉL”?- insiste en un tono de voz más agresivo, observando ahora al segundo vendedor, quien con toda firmeza se niega a responder, acto que obliga al capitán de la armada a tomar un arma de fuego y colocársela en la frente con la amenaza de disparar.
Así pues, justo en el palco de la iglesia principal se escucha un silbido que se expande por todo el marco escénico, llamando la atención del guardia así como de su escuadrón quienes giran en instantes sus cabezas en busca del causante de aquel sonido.
Una sombra lentamente sale caminando con soberbia; sus ropajes son finos y casuales pues es un pantalón negro y camisa remangada de tono albino los que revisten la alta fisionomía del buscado. Sus manos sostienen con recelo una guitarra, entonando una melodía dulce que lleva por nombre “Malagueña”
-¡Señor, allá en la iglesia!- grita uno de los armados que ahora apuntan al varón de cabellos largos y recogidos en una coleta. Su rostro, sin embargo, es el mayor de sus peculiaridades pues un antifaz azabache oculta su verdadera identidad y así, logra colocarse en el pináculo del recinto con toda elegancia observante a los malvados.
-El Ladrón Rosa Negra… Por fin muestras la cara- recita el jefe, quien da la orden de mantener todas las armas apuntando al criminal más buscado del país, reconocido por asaltar a ricos y regalar a los pobres… Protegido del pueblo, Hijo de España y conocido como “Él”
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
Tenía en cuenta que salía tarde de la Iglesia por una reunión, si por su primera reunión. Esperaba que no fuera la última y que esto siguiera así. Su cuerpo iba enfundado con cuero negro, sus hebras doradas iban recogidas en un precioso y elaborado moño, dejando comodidad al extremo. Su capa oscura estaba siendo colocada sobre los hombros mientras caminaba hacia el exterior, pero tantos gritos le entraron curiosidad, mostrando que ella era bien curiosa la mayoría del tiempo. Gente miraba inquietos a una sombra que era siluetada por el brillo de la luz de la luna, dibujándola nítidamente. Aquella sombra se movía rápida, sensual y con demasiada experiencia al parecer.
De algún modo, curiosa levanto su mirada hacia arriba, pero el fulgor era tal, que no conseguía echar bien el ojo a quien era esa criatura que se movía en los tejados de la mismísima Notre Dame. Terpsícore entendió entonces, que no solía vestir cuero a pesar de que era un atuendo bastante cómodo para su gusto, se sintió algo intimidada por aquel que se movía arriba. Cuando bajo la mirada vio al frente al cardenal que salía con el resto del concilio papal. Cada cual que le vio, hicieron una reverencia para después dejarle paso, pero Terpsícore terminaba por mirarle fijamente, como si se leyeran con la mirada.
-¿De quién se trata? –Pregunto ya muerta por la curiosidad-….¿Quién alardea como principal atracción de la noche? –Estaba quieta en el sitio mientras pregunto a una persona que también miraba hacia arriba-…Parece que todos hemos sido víctimas de su ego….-Suspiro creyendo que se trataba enseguida de alguien pero que no vio desde hace mucho, mucho tiempo. Tenía a varias personas en la lista. Una de ellas al conde, otra persona podría ser a un cazador que tenía la manía de saltar de tejado en tejado. La había llamado varias veces para hacer de sus trabajos “manuales” Y por último, conoció al médico que de vez en cuando no estaba en sus cabales.
Pensó que era suficiente espectáculo -…Deberían volver a sus casas….es muy tarde en la noche….-Suspiro para comenzar a andar hacia uno de los carruajes en los que el conductor también estaba asombrado y preguntándose quien era -…Disculpe…señor…Desearía ir…-Entonces escucho a la gente vitorear pero ella solo resoplo, metiéndose dentro de un carruaje, esperando a que el espectáculo terminase.
De algún modo, curiosa levanto su mirada hacia arriba, pero el fulgor era tal, que no conseguía echar bien el ojo a quien era esa criatura que se movía en los tejados de la mismísima Notre Dame. Terpsícore entendió entonces, que no solía vestir cuero a pesar de que era un atuendo bastante cómodo para su gusto, se sintió algo intimidada por aquel que se movía arriba. Cuando bajo la mirada vio al frente al cardenal que salía con el resto del concilio papal. Cada cual que le vio, hicieron una reverencia para después dejarle paso, pero Terpsícore terminaba por mirarle fijamente, como si se leyeran con la mirada.
-¿De quién se trata? –Pregunto ya muerta por la curiosidad-….¿Quién alardea como principal atracción de la noche? –Estaba quieta en el sitio mientras pregunto a una persona que también miraba hacia arriba-…Parece que todos hemos sido víctimas de su ego….-Suspiro creyendo que se trataba enseguida de alguien pero que no vio desde hace mucho, mucho tiempo. Tenía a varias personas en la lista. Una de ellas al conde, otra persona podría ser a un cazador que tenía la manía de saltar de tejado en tejado. La había llamado varias veces para hacer de sus trabajos “manuales” Y por último, conoció al médico que de vez en cuando no estaba en sus cabales.
Pensó que era suficiente espectáculo -…Deberían volver a sus casas….es muy tarde en la noche….-Suspiro para comenzar a andar hacia uno de los carruajes en los que el conductor también estaba asombrado y preguntándose quien era -…Disculpe…señor…Desearía ir…-Entonces escucho a la gente vitorear pero ella solo resoplo, metiéndose dentro de un carruaje, esperando a que el espectáculo terminase.
Goldie- Inquisidor Clase Alta
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
El sol yace en plenitud de medio día sobre la escena alocada que encierra la plaza principal de París, la cual, se reviste con los gritos y celebridades de otros cuantos cuando por fin aquel aclamado criminal da un paso al frente, observante de los abusadores de poder que yacen amenazando a los vendedores –Si me quieren… Vengan a por mí, pero dejen a esta gente en paz- demanda con un fuerte grito, expandiéndose por los alrededores con un eco debido a la altura que yace.
Es cuestión de tiempo para que los cinco oficiales corran hacia los pies de la iglesia por orden del líder y sexto miembro del escuadrón. Las posiciones de los sujetos hacen difícil una escapatoria para el enmascarado, quien con contrariedad se queda ahí de pie, finalizando con elegancia y maestría aquella pieza –Chicos buenos… Ahora… ¡De rodillas!- Ordena al dejar su guitarra en un lado.
Así pues, un salto le da la oportunidad al ladrón para sujetarse de una de las cuerdas que sostienen los adornos de las calles parisinas, ayudándose para caer abruptamente sobre el primer soldado y así dejarle inconsciente al instante -¿Miedo?- cuestiona retóricamente con una sonrisa cínica, girando sobre su propio eje y ocultándose entre los puestos de fruta mientras deja que estos amortigüen las balas disparadas por los cuatro soldados restantes.
Hábilmente, da un salto para caer frente a otros dos, a los cuales toma por el cuello utilizando ambos brazos para acercarlos a él como un escudo y librarse de la siguiente ronda de disparos –Dispararle a sus propios compañeros no es algo cordial-
Conforme a esto, decide correr hacia los otros dos lugartenientes, dando otro salto al flexionar sus rodillas y lograrse posicionar entre ambos, dichos estos, deciden atacar al mismo tiempo utilizando la parte gruesa de sus armas, sin embargo Rosa Negra separa sus piernas y se deja caer sobre las mismas, dejando ir de largo los ataques para que ellos mismos se aturdan uno al otro –Aquí abajo gilipollas- exclama entre risas, tomando los tobillos de estos para después derribarlos y despojarlos de la conciencia al golpear sus rostros con los codos.
-Faltas tú- recalca justo en el momento de colocarse de pie y clavar sus ojos marrones contra el último oficial, quien cobardemente toma como rehén al adulto mayor y obliga al hijo prodigio de España a detener su camino –Suéltale, esto es entre tú y yo… Cobarde- apretando sus manos con un gesto poco amigable.
Es cuestión de tiempo para que los cinco oficiales corran hacia los pies de la iglesia por orden del líder y sexto miembro del escuadrón. Las posiciones de los sujetos hacen difícil una escapatoria para el enmascarado, quien con contrariedad se queda ahí de pie, finalizando con elegancia y maestría aquella pieza –Chicos buenos… Ahora… ¡De rodillas!- Ordena al dejar su guitarra en un lado.
Así pues, un salto le da la oportunidad al ladrón para sujetarse de una de las cuerdas que sostienen los adornos de las calles parisinas, ayudándose para caer abruptamente sobre el primer soldado y así dejarle inconsciente al instante -¿Miedo?- cuestiona retóricamente con una sonrisa cínica, girando sobre su propio eje y ocultándose entre los puestos de fruta mientras deja que estos amortigüen las balas disparadas por los cuatro soldados restantes.
Hábilmente, da un salto para caer frente a otros dos, a los cuales toma por el cuello utilizando ambos brazos para acercarlos a él como un escudo y librarse de la siguiente ronda de disparos –Dispararle a sus propios compañeros no es algo cordial-
Conforme a esto, decide correr hacia los otros dos lugartenientes, dando otro salto al flexionar sus rodillas y lograrse posicionar entre ambos, dichos estos, deciden atacar al mismo tiempo utilizando la parte gruesa de sus armas, sin embargo Rosa Negra separa sus piernas y se deja caer sobre las mismas, dejando ir de largo los ataques para que ellos mismos se aturdan uno al otro –Aquí abajo gilipollas- exclama entre risas, tomando los tobillos de estos para después derribarlos y despojarlos de la conciencia al golpear sus rostros con los codos.
-Faltas tú- recalca justo en el momento de colocarse de pie y clavar sus ojos marrones contra el último oficial, quien cobardemente toma como rehén al adulto mayor y obliga al hijo prodigio de España a detener su camino –Suéltale, esto es entre tú y yo… Cobarde- apretando sus manos con un gesto poco amigable.
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
Y hasta que no hablo la voz del recuerdo no llego a saber de quién era esa voz. Rosa negra. Todas sus opciones fueron descartadas rápidamente solamente para saber que esa voz era de aquel…ladronzuelo. El cochero entonces reacciono viendo que había dentro alguien, una mujer, Terpischore esperaba paciente a que la llevara a su segundo hogar, el burdel, un lugar en donde las locuras se desataban con facilidad. Pero esa noche quería hacer una visita a su viejo amigo.
-…-No dijo mucho pues estaba concentrada en sus uñas. Allá mas adelante en las calles se estaba formando jaleo y ella tenía que llegar para prepararse para la noche que tendría que dar uno de sus acostumbrados espectáculos –No podemos avanzar…hay mucho jaleo….-Terpsichore solamente pensaba en andar un rato, había gente andando por el mercado que habían puesto en las calles de Paris, compraría algo y todos felices. Se bajó rápidamente de aquel carruaje, pero inmediatamente fue atrapada por un oficial que al parecer la había confundido con alguna ladrona por estar vestida de oscuro cuero -…¡eh! –Simplemente no tenía las manos libres de como la estaban apresando, pensó o intento pensar rápido, empujo aquel que la sujetaba hacia atrás hasta que chocaron contra la pared, noto como le aflojaba el agarre y pudo finalmente caminar hacia el mercado, pero se topó con el peligro-….-Solamente llego a esconderse entre unos árboles, observando entre las ramas lo que estaba pasando o lo que pudiera pasar.
Aun no era experta con las armas, pero algo había aprendido de sus horas de entrenamiento en los bajos de la iglesia, en aquellos lugares en donde cada inquisidor tenia para su aprendiz un lugar enorme para aprender todo lo que se necesitase saber sobre pelea contra los sobrenaturales, pero Rosa Negra, no era un sobrenatural. Solamente era una persona que parecía tener un problema de desequilibrio mental y ególatra solamente para atrapar la atención de otros. Aunque, Terpischore sabía que eso era una faceta especial de él, al igual que ella con su espontaneidad en el escenario y creo que eso es a lo único que alguien puede aferrarse en la vida….y en los tiempos que corren tienes que ir con dos dedos de frente.
-Rosa Negra….-Murmuro para sí misma en donde seguía “espiando” lo que pudiera pasar a continuación. Estaba atenta, no iba a intervenir si era necesario pues pensó que la última vez que le vio, tampoco la necesito demasiado. O eso la hizo creer.
-…-No dijo mucho pues estaba concentrada en sus uñas. Allá mas adelante en las calles se estaba formando jaleo y ella tenía que llegar para prepararse para la noche que tendría que dar uno de sus acostumbrados espectáculos –No podemos avanzar…hay mucho jaleo….-Terpsichore solamente pensaba en andar un rato, había gente andando por el mercado que habían puesto en las calles de Paris, compraría algo y todos felices. Se bajó rápidamente de aquel carruaje, pero inmediatamente fue atrapada por un oficial que al parecer la había confundido con alguna ladrona por estar vestida de oscuro cuero -…¡eh! –Simplemente no tenía las manos libres de como la estaban apresando, pensó o intento pensar rápido, empujo aquel que la sujetaba hacia atrás hasta que chocaron contra la pared, noto como le aflojaba el agarre y pudo finalmente caminar hacia el mercado, pero se topó con el peligro-….-Solamente llego a esconderse entre unos árboles, observando entre las ramas lo que estaba pasando o lo que pudiera pasar.
Aun no era experta con las armas, pero algo había aprendido de sus horas de entrenamiento en los bajos de la iglesia, en aquellos lugares en donde cada inquisidor tenia para su aprendiz un lugar enorme para aprender todo lo que se necesitase saber sobre pelea contra los sobrenaturales, pero Rosa Negra, no era un sobrenatural. Solamente era una persona que parecía tener un problema de desequilibrio mental y ególatra solamente para atrapar la atención de otros. Aunque, Terpischore sabía que eso era una faceta especial de él, al igual que ella con su espontaneidad en el escenario y creo que eso es a lo único que alguien puede aferrarse en la vida….y en los tiempos que corren tienes que ir con dos dedos de frente.
-Rosa Negra….-Murmuro para sí misma en donde seguía “espiando” lo que pudiera pasar a continuación. Estaba atenta, no iba a intervenir si era necesario pues pensó que la última vez que le vio, tampoco la necesito demasiado. O eso la hizo creer.
Goldie- Inquisidor Clase Alta
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
Una carcajada llena de maldad es soltada por el soldado que sujeta del cuello al adulto, colocándole su arma justo en la sien mientras observa con desquicio al enmascarado –Pero si el famoso Ladrón Rosa Negra ha hecho su entrada triunfal… Patético- aprieta un poco más del cuello de aquel vendedor, mientras que en el caso del español sencillamente se mantiene fijo a los movimientos del abusador.
-Él no te ha hecho nada, te he dicho que lo dejes ir… Un soldado no debe tener un comportamiento tan deplorable - musita mientras que sus ojos marrones van estudiando todo el terreno. Sus manos van sujetando lentamente su cinturón, como si estuviese buscando algo en específico –No sabía que tuvieras corazón, ladrón de quinta… Y solo para informarte que… Yo no soy un solado o algún oficial… Tu cabeza tiene precio y he venido para cobrarlo-
El paso de los aires de aquella mañana hacen que le sea sencillo identificar cada posibilidad para solucionar el altercado –Entonces arreglemos esto como los hombres… Solo tú y yo, es la última vez que te lo digo… Déjalo ir- sus ojos se ciñen con un gesto de pocos amigos, mientras que una nueva carcajada sale del malévolo –No- se limita a decir mientras que en un fugaz movimiento apunta con su arma al criminal.
Con su habilidad nata, el hijo de España gira sobre su propio eje para dejar pasar de largo aquella bala y en un movimiento maestro desenvaina su látigo, utilizándolo para tomar de la mano a aquel rufián y jalarlo hacia Él, donde lo recibe con una patada directa a su mentón, arrojándolo abruptamente contra el puesto de alimentos –Te lo advertí…- finaliza con una sonrisa ladina llena de sobriedad.
-Él no te ha hecho nada, te he dicho que lo dejes ir… Un soldado no debe tener un comportamiento tan deplorable - musita mientras que sus ojos marrones van estudiando todo el terreno. Sus manos van sujetando lentamente su cinturón, como si estuviese buscando algo en específico –No sabía que tuvieras corazón, ladrón de quinta… Y solo para informarte que… Yo no soy un solado o algún oficial… Tu cabeza tiene precio y he venido para cobrarlo-
El paso de los aires de aquella mañana hacen que le sea sencillo identificar cada posibilidad para solucionar el altercado –Entonces arreglemos esto como los hombres… Solo tú y yo, es la última vez que te lo digo… Déjalo ir- sus ojos se ciñen con un gesto de pocos amigos, mientras que una nueva carcajada sale del malévolo –No- se limita a decir mientras que en un fugaz movimiento apunta con su arma al criminal.
Con su habilidad nata, el hijo de España gira sobre su propio eje para dejar pasar de largo aquella bala y en un movimiento maestro desenvaina su látigo, utilizándolo para tomar de la mano a aquel rufián y jalarlo hacia Él, donde lo recibe con una patada directa a su mentón, arrojándolo abruptamente contra el puesto de alimentos –Te lo advertí…- finaliza con una sonrisa ladina llena de sobriedad.
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
Sencillamente pensó que lo tenía todo controlado. Por un momento pensó en que algo malo le pasaría a Rosa Negra, que aquel que no era en realidad un oficial, si no, ¿un cazador? ¿Dispuesto a coger la cabeza de Rosa Negra? Terpsichore solo se mantenía al margen de la pelea pero igualmente sentía la inercia de salir a escena como el segundo personaje de la obra, como el ayudante aunque Terpsichore estaba mas que harta en ser el segundo plato de nadie.
Si no puede conseguir su sueño, al menos que no pierda la rutina de la acción de la pólvora y la traición. No había problema alguno, quizás debería dejar de ver lo que pasaba, tenía todo bajo control, pero sentía que necesitaba volver a cruzar una palabra con Rosa Negra. Maldito fuese aquel quien se ocultaba bajo aquel antifaz y ella escondida como una ratita presumida detrás de los arbustos de las calles. Vamos, estaba apenas a varios pies de distancia. Podía hacerlo si lo quisiera, pero diantres no se atrevía.
-¡AGH! –Al parecer, la habían vuelto a atrapar esta vez por atrás -¡SUELTAME! ¡No sabes quién soy! –Dijo para ver si la mentira era válida -….¡Suéltame! ¡Soy una Delay! ¡Suéltame! –Dijo una y otra vez, pensando en su reciente apellido encontrado aunque prefería estar sin apellido. Tenía entendido que los Delay tenían muy buena reputación, que mas, ella también lo tenía entre sus acostumbrados clientes.
-¡Quieto Rosa Negra, o esta preciosidad recibirá un disparo por tu culpa! –Mostro uno de los secuaces al famoso de Rosa Negra una pistola que apuntaba a la cabeza de la cortesana, arrastrándola hacia el lugar donde el jefe de los cazadores había sido tirado contra un puesto de alimentos -…..Solo me hace falta que haga click y esta muñequita se va al infierno…-Terpsichore solamente se dejaba llevar por aquel que la tenía atrapada, no miraba a Rosa Negra, si no al suelo. Seguramente hasta ahora la tenía olvidada y que seguramente no la trataría como antes.
¿Acaso tenía esperanzas la cortesana de que la reconociera? Nada era posible hasta que se intenta lo imposible, entonces la cortesana, atrapada por un fuerte agarre y con una pistola de pólvora cerca de su cabeza, miro hacia delante y observo al enmascarado. Podría utilizar sus técnicas de autodefensa aprendidas, pero no quería precipitarse. Su vida estaba dependiendo de un hilo rojo que estaba a punto de romperse.
Si no puede conseguir su sueño, al menos que no pierda la rutina de la acción de la pólvora y la traición. No había problema alguno, quizás debería dejar de ver lo que pasaba, tenía todo bajo control, pero sentía que necesitaba volver a cruzar una palabra con Rosa Negra. Maldito fuese aquel quien se ocultaba bajo aquel antifaz y ella escondida como una ratita presumida detrás de los arbustos de las calles. Vamos, estaba apenas a varios pies de distancia. Podía hacerlo si lo quisiera, pero diantres no se atrevía.
-¡AGH! –Al parecer, la habían vuelto a atrapar esta vez por atrás -¡SUELTAME! ¡No sabes quién soy! –Dijo para ver si la mentira era válida -….¡Suéltame! ¡Soy una Delay! ¡Suéltame! –Dijo una y otra vez, pensando en su reciente apellido encontrado aunque prefería estar sin apellido. Tenía entendido que los Delay tenían muy buena reputación, que mas, ella también lo tenía entre sus acostumbrados clientes.
-¡Quieto Rosa Negra, o esta preciosidad recibirá un disparo por tu culpa! –Mostro uno de los secuaces al famoso de Rosa Negra una pistola que apuntaba a la cabeza de la cortesana, arrastrándola hacia el lugar donde el jefe de los cazadores había sido tirado contra un puesto de alimentos -…..Solo me hace falta que haga click y esta muñequita se va al infierno…-Terpsichore solamente se dejaba llevar por aquel que la tenía atrapada, no miraba a Rosa Negra, si no al suelo. Seguramente hasta ahora la tenía olvidada y que seguramente no la trataría como antes.
¿Acaso tenía esperanzas la cortesana de que la reconociera? Nada era posible hasta que se intenta lo imposible, entonces la cortesana, atrapada por un fuerte agarre y con una pistola de pólvora cerca de su cabeza, miro hacia delante y observo al enmascarado. Podría utilizar sus técnicas de autodefensa aprendidas, pero no quería precipitarse. Su vida estaba dependiendo de un hilo rojo que estaba a punto de romperse.
Goldie- Inquisidor Clase Alta
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
Una carcajada llena de cinismo suena desde los labios del ladrón, quien camina lentamente a donde yace tirado aquel caza recompensas para así colocar su pie en el cuello del mismo, musitando totalmente descarado –No, no, no… Disfrazarse de soldado y venir a molestar a mi gente… Eso no se hace… ¿No te dijeron que no te metieras en el vecindario equivocado?- murmura la última pregunta.
Tras aquellos actos, el español escucha su nombre e instantáneamente gira para observar de donde viene. Se trataba de un secuaz más que hace uso de las artimañas bajas heredadas por su líder pues toma como rehén a una hermosa rubia que entre los jaloneos y movimientos de resistencia no logra dar la cara al enmascarado.
-¡Excelente!... ¿Quieres repetir el destino de tu querido jefe?- cuestiona con cinismo mientras que al cabo de los segundos logra observar bien a la víctima, recordándola casi al instante “No es posible… Terpsichore… Debo hacer algo y rápido” medita tratando de disimular su rostro preocupado por la doncella.
-Déjala ir chico rudo… Y enfréntate como debe de ser, no quiero romperte el brazo- apunta con su dedo, estudiando fijamente cada movimiento del malvado mientras sujeta con fuerza el mango de su látigo en espera de cualquier movimiento en falso de su contrincante para poder actuar.
Tras aquellos actos, el español escucha su nombre e instantáneamente gira para observar de donde viene. Se trataba de un secuaz más que hace uso de las artimañas bajas heredadas por su líder pues toma como rehén a una hermosa rubia que entre los jaloneos y movimientos de resistencia no logra dar la cara al enmascarado.
-¡Excelente!... ¿Quieres repetir el destino de tu querido jefe?- cuestiona con cinismo mientras que al cabo de los segundos logra observar bien a la víctima, recordándola casi al instante “No es posible… Terpsichore… Debo hacer algo y rápido” medita tratando de disimular su rostro preocupado por la doncella.
-Déjala ir chico rudo… Y enfréntate como debe de ser, no quiero romperte el brazo- apunta con su dedo, estudiando fijamente cada movimiento del malvado mientras sujeta con fuerza el mango de su látigo en espera de cualquier movimiento en falso de su contrincante para poder actuar.
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
Hinco el tacón de aguja en el pie ajeno, hartándose de tanta bravería masculina, de tantas luchas de egos simplemente para ver quien movía la primera ficha. Quien la sujetaba estaba gritando, quejándose por lo que hizo Terpsichore, el ladrón dio la vuelta a Terpsichore para que la viera frente a frente, ella mismo se dio cuenta que algo cambiaba en el rostro de aquel hombre quien la zarandeaba, un cambio de pelaje pero que volvía a su estado humano de nuevo. Ya, vale, podría intuir lo que era, un sobrenatural y eso significaba plata y ¿Dónde estaban sus compañeros igual de novatos que ella? Huyendo, seguramente.
Ahora ella se encontraba libre, sin ataduras, pero aprovecho esos pocos segundos que tenía para empolvarse la nariz, pero aquel malvado le tiró el espejito de cristal en el que se empolvaba la nariz, iba a abofetearla, llegó a acertar en aquella mejilla rosada, ella se hizo la afectada, haciendo un movimiento acompañando el oleaje para terminar chocando contra una de las vigas que sujetaban los múltiples comercios al aire libre -¡agh! –Termino por caer sobre alimentos y de seguido en el suelo, cayendo medio consciente en el suelo, su mano fue a su cabeza en busca de sujeción para encontrar entre sus hebras doradas un hilo de sangre que le bajaba por la cara.
-¡Señorita! –Murmuro una mujer preocupada por Terpsichore que no tenía demasiado buen aspecto. Terpsichore se incorporó un poco en los brazos de la mujer, la mujer saco un pañuelo que fue manchándolo para limpiar aquella sangre -…ah…no te diste tanto pero estas aturdida…-murmuro fijándose en las pupilas dilatadas de Terpsichore, la ayudo a levantarse, ella misma la sujeto bien para que no cayera al suelo, pero Terpsichore sacudió la cabeza, se dio cuenta que había alguien detrás de Rosa Negra -¡NO! –Dijo, aparto a la mujer de un empujoncito, saco una pistola de pólvora de debajo de los volantes de su falda y disparo a una, dos personas que querían atacar por la retaguardia a Rosa Negra-…Que estrategia tan….ras...tre...ra....aaah...-La pistola cayó al suelo y con ella a Terpsichore nuevamente sobre los brazos de la mujer.
Ahora ella se encontraba libre, sin ataduras, pero aprovecho esos pocos segundos que tenía para empolvarse la nariz, pero aquel malvado le tiró el espejito de cristal en el que se empolvaba la nariz, iba a abofetearla, llegó a acertar en aquella mejilla rosada, ella se hizo la afectada, haciendo un movimiento acompañando el oleaje para terminar chocando contra una de las vigas que sujetaban los múltiples comercios al aire libre -¡agh! –Termino por caer sobre alimentos y de seguido en el suelo, cayendo medio consciente en el suelo, su mano fue a su cabeza en busca de sujeción para encontrar entre sus hebras doradas un hilo de sangre que le bajaba por la cara.
-¡Señorita! –Murmuro una mujer preocupada por Terpsichore que no tenía demasiado buen aspecto. Terpsichore se incorporó un poco en los brazos de la mujer, la mujer saco un pañuelo que fue manchándolo para limpiar aquella sangre -…ah…no te diste tanto pero estas aturdida…-murmuro fijándose en las pupilas dilatadas de Terpsichore, la ayudo a levantarse, ella misma la sujeto bien para que no cayera al suelo, pero Terpsichore sacudió la cabeza, se dio cuenta que había alguien detrás de Rosa Negra -¡NO! –Dijo, aparto a la mujer de un empujoncito, saco una pistola de pólvora de debajo de los volantes de su falda y disparo a una, dos personas que querían atacar por la retaguardia a Rosa Negra-…Que estrategia tan….ras...tre...ra....aaah...-La pistola cayó al suelo y con ella a Terpsichore nuevamente sobre los brazos de la mujer.
Goldie- Inquisidor Clase Alta
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
Y antes de que siquiera el ladrón pudiese reaccionar, logra observar los rápidos y valientes actos de la rubia, quien pareciese defenderse sin ninguna clase de problema salvo que ahora cae abruptamente contra uno de los tantos puestos de alimentos –Rayos… ¡Terpsichore!- exclama con fuerza el enmascarado quien acude tras ella.
Es entonces cuando justo en un instante, la dama pareciese reaccionar salvándole la vida y sin embargo a un costo que realmente el hijo de España prefiere evitar a toda costa –Idiotas, ustedes se lo buscaron… Argh- reniega apretando sus manos y frunciendo su ceño, observando a la desmayada chica para así murmurar por lo bajo –Detesto las armas…- tomándola en sus brazos.
Con un suave agradecimiento a la señora con una reverencia, el criminal decide tomar a la inconsciente fémina y llevarla a su burdel, corriendo entre los callejones mientras no puede evitar borrar de su mente los cuerpos fallecidos de los individuos que le atentaron atacar por la espalda –Maldición… Eran unos bastardos… Pero la muerte no es algo que disfrute…-
Si algo no soportaba este intrépido personaje era el quitarle la vida a alguien. Aun cuando luche por la justicia y la paz para el pueblo de Francia, él tiene un código muy estricto y el cual indica que no usa armas y muchísimo menos mata, algo que durante todos sus años ha respetado.
Al cabo de unos minutos, este llega al burdel donde pertenece la doncella en sus brazos, bien sabía la dirección y por ello decide entrar por la puerta trasera, subiendo a los aposentos de la misma para colocarla sobre su cama, dejando una rosa negra al lado de su estancia y con ello decide sencillamente dar un suspiro para salir de un salto por la ventana al escuchar a otras chicas aproximarse a ver el porqué de tanto ruido.
-Terpsichore ya está a salvo… Pero esos caza recompensas no son los únicos que siguen mi cabeza… Alguien me quiere muerto y no me trago el cuento de que es el mismo Rey… Alguien más busca verme tres metros bajo tierra, ¿pero quién?- susurra el de cabellos largos, quien decide perderse entre las sombras, dirigiéndose a investigar a fondo quien es el que ha puesto precio a su vida.
Es entonces cuando justo en un instante, la dama pareciese reaccionar salvándole la vida y sin embargo a un costo que realmente el hijo de España prefiere evitar a toda costa –Idiotas, ustedes se lo buscaron… Argh- reniega apretando sus manos y frunciendo su ceño, observando a la desmayada chica para así murmurar por lo bajo –Detesto las armas…- tomándola en sus brazos.
Con un suave agradecimiento a la señora con una reverencia, el criminal decide tomar a la inconsciente fémina y llevarla a su burdel, corriendo entre los callejones mientras no puede evitar borrar de su mente los cuerpos fallecidos de los individuos que le atentaron atacar por la espalda –Maldición… Eran unos bastardos… Pero la muerte no es algo que disfrute…-
Si algo no soportaba este intrépido personaje era el quitarle la vida a alguien. Aun cuando luche por la justicia y la paz para el pueblo de Francia, él tiene un código muy estricto y el cual indica que no usa armas y muchísimo menos mata, algo que durante todos sus años ha respetado.
Al cabo de unos minutos, este llega al burdel donde pertenece la doncella en sus brazos, bien sabía la dirección y por ello decide entrar por la puerta trasera, subiendo a los aposentos de la misma para colocarla sobre su cama, dejando una rosa negra al lado de su estancia y con ello decide sencillamente dar un suspiro para salir de un salto por la ventana al escuchar a otras chicas aproximarse a ver el porqué de tanto ruido.
-Terpsichore ya está a salvo… Pero esos caza recompensas no son los únicos que siguen mi cabeza… Alguien me quiere muerto y no me trago el cuento de que es el mismo Rey… Alguien más busca verme tres metros bajo tierra, ¿pero quién?- susurra el de cabellos largos, quien decide perderse entre las sombras, dirigiéndose a investigar a fondo quien es el que ha puesto precio a su vida.
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
La liebre enmascarada pensaba que la bella durmiente no escuchaba, pensaba que le hablaba a una princesa que no era consciente de lo que ocurría a su alrededor, pero estando en los brazos de aquel quien robó su corazón con tan solo una mirada, un gesto, aquel que prácticamente le salvo de unos “sanguijuelas” pero que jamás volvió a verle después de esa noche hasta ahora, cuando el solamente se echaba flores en contra de aquellos que querían apresarle. Más que nada, ella tampoco sabía si el Rey quería la cabeza de su persona, más que todos saben, el enmascarado que la puso sobre el lecho de su habitación, todos sabían que apenas se le podía atrapar por las prisas que siempre llevaba consigo.
En cuanto habían pasado unos minutos, Terpsichore levanto el rostro 90º grados sobre la superficie de la cama, llevándose consigo su cuerpo y reincorporándose medio sentada sobre la cama en la que ocasionalmente dormía por las noches. Pudo ver como aquella capa oscura volaba en un salto arriesgado de Rosa Negra. Con torpeza, quiso llegar hasta él, pero para cuando llego al balcón, él se había ido y parecía haberse mezclado entre los ciudadanos de París -…..Que pena….-murmuro para sí misma ya que era la única oyente de la habitación.
-Dios…perdimos la pista de aquel chacal…-Dijo malhumorado mientras pensaba en Rosa Negra, pero para su suerte, estaba escondido y vio alguien quien pudiera resultar ser el que buscaban.
En cuanto habían pasado unos minutos, Terpsichore levanto el rostro 90º grados sobre la superficie de la cama, llevándose consigo su cuerpo y reincorporándose medio sentada sobre la cama en la que ocasionalmente dormía por las noches. Pudo ver como aquella capa oscura volaba en un salto arriesgado de Rosa Negra. Con torpeza, quiso llegar hasta él, pero para cuando llego al balcón, él se había ido y parecía haberse mezclado entre los ciudadanos de París -…..Que pena….-murmuro para sí misma ya que era la única oyente de la habitación.
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Más allá de donde se encontraba el burdel, entre las calles parisinas estaba aquel mercado el cual había sido destruido en casi toda su totalidad. Los mercaderes estaban intentando reconstruir el mercado, sus fuerzas eran pocas pues eran personas de avanzada edad. Las personas que habían sido disparadas por la agilidad de Terpsichore, se levantaban como si hubieran recibido una paliza no muy dolorosa -….Dios…Mataré a esa mujer como no aprenda a disparar….-Se quejó un hombre de cabellos cobrizos, de rostro osco pero de una mirada profunda esmeralda, se estaba mirando los agujeros de bala en sus ropas de cuero y disfraz de oficial, sentía como la sangre le recorría su fornido torso pero cubierto -….La iglesia no se alegrará de esto…Si hubieran sido de plata…-Se asustó por varios segundos al pensar si hubieran sido de plata, pero como no, se relajó al instante nuevamente. A su lado, estaba su camarada que por lo sádico que era, se estaba sacando las balas de pistola por sí mismo, sin necesidad de algún utensilio. Su amigo de cabellos cobrizos pensó en recriminarle, pero lo había hecho de veces que ya era como hablar con una pared. -Dios…perdimos la pista de aquel chacal…-Dijo malhumorado mientras pensaba en Rosa Negra, pero para su suerte, estaba escondido y vio alguien quien pudiera resultar ser el que buscaban.
Goldie- Inquisidor Clase Alta
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Re: || El Ladrón, El Caballero || Libre
La noche, cobija del ladrón más famoso de Francia. Ya han pasado varias horas desde aquel suceso en la plaza, asimismo todo lo que encerró a la rubia que el español creía ya no volvería a ver desde su último encuentro, esto hace que un sinfín de conclusiones lleguen a su mente alardeando el hecho de que es muy incrédulo en eso de las casualidades.
-Terpsichore tuvo suerte, de nuevo… ¿Pero dónde aprendió a defenderse así? Parece que ya no es la damisela en peligro que un día conocí- susurra en su camino cubierto de tejados y de una bóveda estrellada que sirve como guía para la sombra que cobra vida durante las guardias nocturnas por la justicia y la esperanza.
Bajo el incognitismo eterno, Rosa Negra mantiene un perfil bajo entre cada salto que da y esto hace que su velocidad combinada con el sigilo de manera inimaginable sea la clave para el éxito en cada maniobra que lleva acabo y que así, forja el sendero de al que llaman El Caballero de la Noche, aquel que vigila y guarda por la justicia.
-Solo hay alguien que puede tener esa clase de socios. Solo hay alguien que busca no solo mi muerte sino mi sufrimiento y ese es Mark Bass…- El ceño del hijo prodigio de España se frunce acentuando más los detalles de su máscara, misma que le brinda el cobertor contra los aires que chocan en su rostro debido a los movimientos bruscos por todos los techos de la ciudad.
Así entonces, llega el momento en el que el foco protagónico surca los instantes y se postra en el altivo ser, quien de un salto cae a los callejones empezando a adentrarse en lo que pareciese ser el barrio bajo de Francia –No lograré nada especulando, debo de arreglar esto ya… No permitiré que más gente inocente siga muriendo por el asunto pendiente que tengo con ese Cazador- terminando por perderse en el abrazo de las sombras.
-Terpsichore tuvo suerte, de nuevo… ¿Pero dónde aprendió a defenderse así? Parece que ya no es la damisela en peligro que un día conocí- susurra en su camino cubierto de tejados y de una bóveda estrellada que sirve como guía para la sombra que cobra vida durante las guardias nocturnas por la justicia y la esperanza.
Bajo el incognitismo eterno, Rosa Negra mantiene un perfil bajo entre cada salto que da y esto hace que su velocidad combinada con el sigilo de manera inimaginable sea la clave para el éxito en cada maniobra que lleva acabo y que así, forja el sendero de al que llaman El Caballero de la Noche, aquel que vigila y guarda por la justicia.
-Solo hay alguien que puede tener esa clase de socios. Solo hay alguien que busca no solo mi muerte sino mi sufrimiento y ese es Mark Bass…- El ceño del hijo prodigio de España se frunce acentuando más los detalles de su máscara, misma que le brinda el cobertor contra los aires que chocan en su rostro debido a los movimientos bruscos por todos los techos de la ciudad.
Así entonces, llega el momento en el que el foco protagónico surca los instantes y se postra en el altivo ser, quien de un salto cae a los callejones empezando a adentrarse en lo que pareciese ser el barrio bajo de Francia –No lograré nada especulando, debo de arreglar esto ya… No permitiré que más gente inocente siga muriendo por el asunto pendiente que tengo con ese Cazador- terminando por perderse en el abrazo de las sombras.
- Spoiler:
- OFF: Bella Terpsichore, te agradezco infinitamente haber tomado mi tema libre. Espero encontrarnos en un futuro próximo, hasta entonces. ~
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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