The howling [Volk]

Rumania. Su hogar, su territorio y el paraíso del que se había autoexiliado años atrás la volvía a recibir con los brazos abiertos y sin problemas aparentes a los ignorantes que desconocían la división que se había realizado calladamente durante años permitiéndole así a los licántropos vivir en las Tierras Bajas, sin los humanos o entre ellos, gobernándolos o viviendo bajo sus reglas. Las manadas ocupaban el oeste y sur del país en llanuras interminables que solo se detenían, con los hijos de la luna, frente a las montañas, en los Cárpatos, donde habitaban vampiros antiguos. En aquellas fortalezas impenetrables que solo los no vivos podrían disfrutar les había pertenecido por centurias y durante todo aquel tiempo había permanecido un pacto silencioso, un respeto mutuo de ambas especies que permitía permaneciera la paz solamente manchada por ocasionales disputas que pronto se desvanecieron en el tiempo y que comenzaron a expandirse, alargarse y volverse más violentas y menos diplomáticas tras el ataque en Francia de los Temen a los Marcovic, las noticias escandalizaron a diferentes manadas quienes pensaron en tomar el país de la misma forma en que los vampiros habían hecho con la ciudad de las luces.

Eran estas nuevas dispuestas entre las diferentes familias licanas lo que traía de regreso a la menor de los Malcovic, de regreso a su antiguo castillo con el resto de sus familiares que parecían estar en contra de las revoluciones y haciendo que Belial saliera de sus cabales mas de una vez. Ella era una persona paciente, quizás mas paciente que otros licántropos pero no por ello menos colérica o violenta cuando se presentaban las ocasiones y había tenido cientos de estas, entre gritos y gruñidos, aunque estas siempre se detuvieran cas al instante que empezaban. En una manada tan antigua como aquella, todos sabían quienes estaban por sobre quién y casi no había necesidad de verdaderas peleas, solo necesitaban una mirada dominante, un empujón y los colmillos al aire para recordarles sus posiciones. Pero aquello si mantenía cierta calma, dejaba que la tensión creciera en medidas infinitas sin encontrar salida y cargando de frustración a cada uno de los 3 lobos que se paseaban como bestias enjauladas, opinando, argumentando, refutando y otros miles de verbos propios de un debate como aquel que Belial dio por terminado de forma súbita al salir de la estancia con un golpe seco de la puerta.

Fuera una tormenta parecía gestarse. El viento sacudía ramas y arrastraba pequeñas piedras mientras el cielo se iba descolorando y cubriendo todos con poderosas nubes listas para precipitar de forma intensa durante toda la noche y sin dar tregua. Incluso podría adivinar que esta explosión celestial vendría acompañado de rayos y truenos que alumbrarían el cielo con rugidos que aterrarían a los mas pequeños de la casa y resultarían un incordio para los que, como ella, intentarían dormir con sentidos extra sensibles. Incluso así, caminar en aquel caos le parecía perfecto para desahogar toda la energía acumulada que tenia de los enfrentamientos nunca realizados, quizás incluso para pensar que haría cuando volviera antes de volver a Francia, quizás revisar algunos lobatos dejados en el camino, si es que seguían vivos por supuesto – A todo esto, debería pasar a revisar a mi favorito- dijo con una sonrisa y riendo entre dientes mientras miraba el cielo recortado en los arboles –será lo primero que haré al regresar – asintió y siguió avanzando por los campos desolados

Los ojos de una bestia aún se reflejaban en los ojos del licántropo recién saliendo de uno de los mil infiernos que se forzó el mismo a vivir desde que fue transformado en lo que es. Rumania, un lugar en el cual no fue bien recibido desde un principio y tampoco lo había esperado de otra manera desde que abandonó Francia, prometiendo volver con Dianthe.

A varios metros de él quedo la tormenta de la cual había escapado victorioso. Un castillo en llamas y cadáveres por donde se mirase en el interior. La misión había sido más difícil de lo que se había esperado pues tuvo que recurrir a toda la fuerza mental que había conseguido con el pasar de los años. La lluvia caía a cántaro sobre el cuerpo pesado de Volk. Estaba al límite y a pesar de que sus heridas se estaban recuperando de a poco, a penas podía mantenerse en píe con los brazos colgando desde sus hombros. Los aullidos se escuchaban a lo lejos confundiéndose de vez en cuanto con el fuerte rugir del viento que hacía el paso de Volk más lento y pesado.

Una figura femenina se divisó en la lejanía. ¨Dianthe...¨ Pensó para si mismo, pero al sentir el olor de aquella persona sus músculos se trenzaron por completo y la ballesta con esfuerzo la tomó con una mano, sin poder apuntar. ¨Es ella...¨ Respondió la bestia, no se refería a la cambia formas, lo sabía. Era la responsable de que tuviera esa segunda voz en su mente... ¨Belial¨ Corrigió la bestia y Volk hizo un esfuerzo para levantar su mirada y mostrarse orgulloso como debía.

¨Lo conseguí...¨ Pensó para el mismo.¨Cuando te hayas hecho más fuerte nos volveremos a ver. ¨ Escuchó en su cabeza la voz de ella, lo que dijo la mañana siguiente a su transformación. Avanzó recordando lo que había tenido que pasar por ella. Por fin ya no era un mero recuerdo, era una loba como él y la tenía frente suyo. – Veinte largos años sin verte... – Le dijo a su creadora. Su voz se notaba pesada, pero mantenía la compostura de un campeón, mirándola a los ojos, por primera vez dándose el lujo de dejar caer su arma al suelo.

A penas podía creerse el reencuentro, parecía mera coincidencia o una alucinación producto del cansancio. Tenía que asegurarse... Los ojos de la bestia se volvieron humanos y una mano se posó sobre su mejilla. El tacto era real, por fin tenía a Belial frente a frente y aquello para él solo podía significar una cosa, lo había conseguido. – No tienes idea lo mucho que esperé este momento – Volvió a decir, aunque no sabia como reaccionar. A penas si recordaba la voz y el olor de la mujer que tenía en frente y tanto debió pasar por su causa...

El cielo tronaba enfurecido, como marco de un encuentro anticipado y a la vez, inesperado. Los ojos verdes de la licana se cerraron en torno a la figura que se acercaba envuelta en el humo que el fuego había dejado al morir y que parecía seguirle, como un fantasma acorde a la pequeña reunión que segundo a segundo parecía cargarse más y más de una tensión que había crecido con el paso de los años y cada una de sus horas. Y Con toda aquella tensión creciente, con el caos del entorno, la pelirroja se dedicó a sonreír con soltura, casi de forma ególatra mientras veía al hombre avanzar hacia ella y el orgullo tiño su mirada al ver que abandonaba su arma predilecta

-Lobato mío- su voz no se elevó demasiado, solo lo suficiente para que el oído sensible del hombre la escuchara a pesar del rugido de los truenos. Tampoco se movió al sentir sus dedos sobre su húmeda mejilla, permitiéndole descubrir quién era ella. Sentir que era real y que su fuerza solo había incrementado de la misma forma en que la de él lo había hecho tras su último encuentro. Piadosa como una madre con las impertinencias de un crio le permitió acercarse cuando a otros ya hubiera abofeteado por la osadía aunque en su mirada se latía una advertencia muda de considerar otras ideas, más astutas, que atacarla abiertamente. Aunque esperando tal reacción.

Dio un paso la frente, esquivándolo y empezando a caminar mientras ignoraba al ornamentoso vestido pesarle e intentar detener sus pasos por la forma incomoda en que se pegaba a cada una de sus extremidades debido a la lluvia torrencial– Esperaba encontrarte, no hoy ni aquí, pero supongo uno no puede ser tan exquisita con el destino ¿verdad, Volk? – se detuvo para voltear y observarlo de nuevo. Su cuerpo estaba rígido por el combate y de él emanaba apenas un rastro muy sutil de sangre que todo el agua no lograba llevar. Sonrió, sabiendo la razón de que él estuviera allí incluso sin conocer los detalles porque y a pesar de todo, sabia de la vida de cada uno de sus lobos.  No era tan estúpida de plantar en tierra infértil y luego abandonar la cosecha. Ella elegía con cuidado los portadores de su gen licántropo y los observaba juiciosa desde la distancia, observando como perecían o sobrevivían las dificultades que solo la vida y Gea deseaba arrojarles. Afortunadamente para ambos, este había sobrevivido  a cada uno de los obstáculos y ahora regresaba a ella como un hijo prodigo de forma idónea. O casi. Desvió la mirada de forma osada hacia un lado– como si la presencia del otro no fuera algo que pudiera amenazarla- y observo el castillo del que había salido considerando las posibilidades de regresar y de entablar allí la conversación que sabía, tendrían.

Nulas.

Con un suspiro volvió a mirarlo con el ceño fruncido –Ya estás aquí, tu eterna búsqueda está completa–carcajeo-¿Ahora que harás? Me imagino ya sabes que tu transformación no fue un mero capricho, tampoco un impulso u acto sádico en contra de ti si no que servía un propósito mayor, uno que espero hayas logrado entender y estés dispuesto a seguir porque te involucra-se detuvo, una sonrisa cruel asechando sus rojos labios- de hecho, eres el pobre borrego al que le toca la pesada tarea de ser protagonista, de sacrificarse por el bien común y esas bonitas cosas que nos cuentan desde que somos pequeños y que siempre tienen algo de razón pero ¿esta estas realmente preparado para tamaña casería?¿O te volveras la presa?- su sonrisa se había disipado de la misma forma en que lo había hecho la distancia entre ambos cuerpos hasta estar separados por un apenas un brazo de distancia y sin embargo, apenas logrando verse detrás de la cortina de agua que la tormenta caprichosamente proporcionaba

Si era ella... Belial en carne y hueso, la misma mujer que lo había abandonado hace veinte años tras haber quedado en la ruina, la misma que le había dado la misión de levantarse y mostrarle al mundo que podía cambiar el orden natural de las cosas. Su voz, podía recordarla, su rostro se mostraba real a sus ojos. Era un momento digno de grabar en la memoria de Volk, sea capricho del destino o no... La escuchaba hablar y a pesar del cansancio por la batalla previa frunció el ceño cuando su creadora se movió. A pesar de que aquel encuentro significase un premio para Volk, el licántropo se encontraba a la defensiva. Era primera vez en veinte años que la veía, mucho había pasado y antes apenas recuerdos borrosos tenía de ella, casi como un mal sueño del que por fin había despertado.

Quizás eran ciertas las palabras que le dirigía... La vida nunca era fácil y menos para los de su especie, había mucho con lo que lidiar solo por el hecho de ser licántropos, mas Volk agradecía enormemente que aquel encuentro no fuese solo una imaginación producto de la bestia como suele ocurrir a los novatos que no soportan el terror que deja cada transformación. No respondió nada entonces, Volk sabía lo difícil que era ir contra el destino.

– ¿Después de veinte años me vienes a decir solo eso como si fuese una mala broma? – Respondió Volk sereno. Lo cierto es que no sabía que esperar de ella, pero gracias a eso mismo tampoco le sorprendía. Después de todo había sido transformado en licántropo para romper con el linaje Temen vampiro, pero no era por causa de Belial por la que decidió tomarse a pecho la muerte de su ancestro. No.. Era más que eso... Era venganza, venganza y por el bien común de sus sucesores.

Se movió a paso pesado hasta donde había dejado su ballesta y la tomó con una mano, dejando que el arma reposase sobre su hombro. – Lo cierto es que esperaba escuchar más de ti... Como una explicación sobre porque me abandonaste luego de haberme convertido – Una sonrisa leve se dibujo en el rostro de Volk, sabía que era mucho pedir. El encuentro se había realizado y tras la espera ya había decidido enfrentar dicho destino el solo. No la necesitaba más...

– Lo cierto es que ya me da igual cuales hayan sido tus motivos – Habló en tono frío y serio. La alegría que había surgido en él desapareció rápido. Ante todo era un mercenario que no se dejaba llevar por sus emociones y se había convertido en un asesino a sangre fría. – Soy un Temen y no uno cualquiera, gracias a ti también soy un licántropo... Se lo que significa – Dijo comenzando a retomar el camino que había dejado de tomar gracias a la aparición de su creadora.

– Y no me vengas a decir que ahora vienes en mi ayuda... Cuando este listo enfrentaré mi destino solo – Dijo dibujando una sonrisa con cierto deje de maldad en su rostro. – La historia esta hecha para reescribirse. El que siga vivo no es por merito tuyo, así que ya puedes bajarte de ese caballo, al fin y al cabo no será tu batalla la que termine con esto – Terminó de decir mientras seguía su camino y levantaba su mano libre en señal de despedida. ¨No era así como esperabas este reencuentro, pero sigues esperando una victoria...¨ Le reprochó la bestia por la forma de hablarle a Belial, pero a Volk no le interesaba. ¨De todas formas estaremos solos a la hora de enfrentarlo, no me digas que tienes miedo, se supone que eres una bestia...¨

Levanto sus cejas al oírlo y por un instante, considero que el agua estuviera distorsionando sus palabras, que la sangre perdida lo estuviera haciendo delirar e incluso que un golpe en la cabeza lo haya dejado confundido, cualquier cosa que fuera meramente pasajero y no producto de años y años de vivir a la intemperie de la vida. Sería una noche extensa si después de todos estos años buscaba una disculpa o una razón de algo sucedido 20 años atrás. Se despego el cabello de la cara, molesto , mientras le escuchaba con tanta atención como le permitía aquello que sonaba como un desvarió - ¿De que te servirían todo eso, habiendo pasado 20 años? Si crees que te serviría para alivianar cualquier clase de carga que llevaras…-estiro los brazos con las palmas hacia arriba como quien demuestra no llevar armas o trucos bajo la manga y esta dispuesto a la voluntad del otro. Su sonrisa no desaparecía de su rostro – Es la ley de la naturaleza Volk, sobreviven los mas fuertes ¿y que otra probar tu fuerza más que entregándote a la gran madre Gaia? – Sarcasmo. Ella no era de los licántropos que creían en una madre de todas las bestias. Ella no creía siquiera en las deidades o entes superiores. Punto. Las citaba a menudo, es cierto, para quienes necesitaran el confort, para a quienes les gastaban explicaciones sencillas, llanas y vacías de todo argumento.

Claro que eso él no lo sabia.

-¿Sabes lo que significa un ser un licántropo y sin embargo pretendes lanzarte como perro hambriento y desamparado hacia tu destino? No me hagas reir, solo serviría para ver tus interiores esparcidos como si fuesen las guirnaldas de un precario carnaval – se rio, esta vez con sorna. Abrió la distancia cuando el se volvió a acercar a su arma, simplemente para dejar acercarse a ella y mantener esa distancia formal que debería tener un alumno con su maestro – Un lobo solitario puede ser fuerte, puede cazar solo y ganar muchas peleas pero las guerras son algo muy distinto, algo que no has experimentado aun. Mi merito no es que sigas vivo, si no que tu corazón siga latiendo. De haberte abandonado, hubieras sido otra criatura de la noche y quién sabe si tendrías la vida que tienes…con quien la tienes – dejo el comentario flotando con la malicia escurriéndose por entre sus afilados colmillos pero silencioso y directo como un dardo en la penumbra de la noche.

- No me des la espalda, Temen- dijo enseguida, de forma tajante, como una primera advertencia a ver sus intenciones de alejarse con aquella prepotencia que intentaba pasar desapercibida, mascararse detrás de una falsa auto superación. Gruño en un tono bajo, los dientes apenas separados redoblaron la amenaza. Era un gesto claro y primitivo que no se enredaba o disfrazaba intenciones con palabras. Le entendería, porque al fin y al cabo, no había esperado todo ese tiempo para tener que tratar con actitudes inmaduras y si era necesario educarlo de la forma mas elemental y primitiva. Lo haría.

Una sonrisa desquiciada como nunca se dibujo en el rostro de Volk al escuchar a Belial ordenando que no le de la espalda. – Deja a un loco libre y cuando vuelva al manicomio será más temible que antes... – Recitó el licántropo como si fuese un chiste que después de 20 largos años, la responsable de que siguiese con vida llegase de la nada a reprocharle algo que hacía. ¿Acaso saber lo que significaba ser un licántropo ayudaría en algo? Tanto él como la bestia se rieron de su creadora. Tanto la parte humana como la bestia sabían el esfuerzo que había llegado llegar hasta ahí. Era tarde ya si Belial ahora quería cambiar las cosas.

– ¿Qué significa ser un licántropo?... Andar en manada, tener un ejercito a tu disposición, seguir sus reglas... – Se echó a reír como nunca. Sabía bien como eran las cosas en una manada, por algo las había rechazado desde que fue transformado. Por algo había elegido ser mercenario. Ahora eran los ojos de la bestia los que se posaron sobre los de Volk y hablaban dándose la vuelta para encarar a su creadora.

– ¿Crees que todas las guerras pueden ganarse con un ejercito? ¿Qué nuestra vida no ha sido una constante guerra? – La bestia tiró la ballesta de Volk al suelo, a diferencia de este, la bestia prefería usar sus garras y hacer sufrir a sus victimas. Cuando comenzaron a trabajar juntos llegaron al acuerdo de que quien dominaba hacía las reglas y el otro solo debía observar y aconsejar. – Lo hubieras abandonado o no hace 20 años no cambia nada, quedo en la ruina y tuvo el valor por su cuenta de llegar hasta acá y encima quiere tirarse solo a su propia muerte. ¿Crees que me mantendré al margen mientras una extraña viene a decirle que lo vivido junto a este hombre no ha sido nada? – Respondió la bestia furiosa. Era la primera vez también para esta que le tocaba hablar con Belial, pero la bestia era mucho más orgullosa que Volk. Después de todo tuvo que aguantar que Volk aprendiese a controlarla después de tantas veces a punto de morir.

Ahora era Volk que gruñía de la misma forma, le decía a Belial que si intentaba atacar estaba muerta y que no iba a tener piedad, ni con ella ni con nadie que se pusiera en su camino. Mientras tanto Volk simplemente observaba lo que hacía la bestia. Estaba claro que no iba a ser el primero en atacar, al menos no aún. No era estúpida como cualquier bestia, no eran como cualquier licántropo novato. Sabían que era bueno estudiar al oponente y que no debían tomar a Belial a ligera o como cualquier otra pelea. No sabían como iba a reaccionar y debían estar atentos a eso.