Close Your Eyes ~ Amethyst C. Tsartsaris /. Privado

La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin. Václav Havel

Los gritos de los comerciantes, los olores fuertes y otros mucho mas apetecibles así como la aparente gama infinita de colores de los ropajes expuestos en el mercado invadían a Viridiana con intensidad. Estaba en su elemento, la multitud caminaba aglomerada entre los puestos ambulantes creando infinitud de diversas posibilidades para sus quehaceres, tanto los lícitos como los menos legales... llevaba semanas sin una buena función en el C'est la vie y el hambre empezaba a llamar a su puerta amenazante, un enemigo al que creía haber vencido hacia años volvía aparecer con una sonrisa ladina a la par que vengativa dibujada en su rostro. << Viejos rivales requieren reutilizar viejos métodos >> avanzaba como buenamente podía, chocando de tanto en tanto con los diferentes viandantes, quienes estaban demasiados absortos a todo lo que ocurría a su alrededor como para percatarse de que sus bolsas están algo mas ligeras. Detestaba tener que recurrir, de nuevo, al latrocinio. Era un riesgo demasiado alto como para no tenerlo en cuenta y cada vez que sus dedos ágiles arrancaban un par de monedas o algo de valor de entre las pertenencias de un pobre diablo, sentía que el corazón se le encogía.

No era lo mismo robar cuando no era nadie, cuando era una rata mas de las calles parisinas... nadie podía hacer mas que pegarle una buena paliza y dejarla marchar, quizás, con la nariz rota. Ahora tenia mucho mas que perder, si la pillaban robando su nueva condición social se vería en entredicho y lo que era mas grave a la par que preocupante, el apellido Sovari seria mancillado << No puedo hacerle eso a el maestro, no después de todo lo que me ha dado. >> comprendía los riesgos y los asumía, era buena robando y dudaba que nadie pudiera pillarla ya que, gracias a su ropa medianamente decente, pasaba desapercibida entre la multitud como una mas. Vestía con unos pantalones de cuero negro, ceñidos, y una chaqueta del mismo material pero de color marrón oscuro y algo gastada, no vestía como se esperaba que vistiera una dama pero su ropa no era despreciable.

Un par de ''extracciones monetarias'', como diría ella, no era el único motivo por el que había acudido al mercado. Necesitaba realzar las funciones de su pequeño local o se quedaría en la ruina, desde la repentina desaparición de su maestro el negocio había perdido clientela como era previsible... pero se le habían ocurrido algunas ideas para intentar revertir la situación. Situándose en la zona mas céntrica del mercado lanza una moneda a uno de los mercaderes, y sin pedir permiso retira su taburete de madera ante la mirada inquisitiva de su dueño. Lo coloca con cuidado y tras asegurarse de que sea estable, se pone de pie en la superficie mientras empieza a barajar las cartas como si nada de lo que pasa a su alrededor le importara, absorta.

Pasan unos segundos y varias personas se detienen a su alrededor, formando lentamente un circulo cada vez mas amplio. La expectación que genera una payasa vestida como un hombre encaramada a un taburete era mas que suficiente para detener a un par de clientes, el resto querrían saber que miran los demás y así, paulatinamente hasta que un circulo se cierna sobre la aprendiz de Kalendish Sovari. Levantando finalmente la vista, localiza a uno de sus candidatos y tras hacer una reverencia exagerada, que casi la tira de su apoyo provocando las risas del publico, se dirige a todos con voz alta y clara, mostrando las cartas mientras las baraja con vistosidad. - Amigos míos, como muchos intuiréis pretendo mostrarles que la magia no solo se encuentra en el beso de una doncella...

Siempre usaba la misma introducción, su puesta en escena era lamentable pero no pretendía mejorarla << Que les den por culo, lo importante es el contenido. >> - Hoy me gustaría que me ayudaran a atrapar al ''Ladrón Arcano''... << Arcano suena a magia, suficiente para que se pregunten en sus pequeñas cabezas que significa esa ''extraña'' palabra. >> - No se alarmen, entre nosotros no hay ningún ladrón... aunque algunos no vistamos a la moda...

Mas risas, que fácil era... la ironía siempre sacaba también una sonrisa en sus labios. - Necesito que usted, milord, me diga una carta de esta baraja... - Mientras continua barajando, el hombre al que se dirige medita durante unos instantes su respuesta. - Tres de corazones. - Asintiendo, Viridiana para de barajar y le tiende la baraja al miembro del publico, dejándola en la palma de su mano. - Muy bien, ahora búsquela y no me la enseñe...

Pasan unos instantes y el desafortunado hombre no encuentra el tres de corazones, provocando las risas de los demás. - No... no la encuentro... - Enarcando una ceja, la maga se lleva la mano al mentón mientras echa un vistazo alrededor. - Creo que finalmente si... tenemos un ''Ladrón Arcano'' entre nosotros... la presencia mágica de mi carta es tal que puedo sentirla si me concentro... denme unos segundos y capturaré al criminal. - Cerrando los ojos, gira sobre sus talones haciendo equilibrio y alza el dedo acusador, señalando a una jovencita de unos quince años, una niña de bien que estaba siendo acompañada por su madre al mercado... << Extraño que no hayan mandado a sus criados a comprar por ellas >> Con una sonrisa triunfal que camufla el desdén que siente hacia la pareja, baja del taburete y se acerca hasta las damas, ante la atenta mirada del publico y el nerviosismo de la joven adinerada. Con otra reverencia, se dirige a ella con tono dulce a la par que cálido. - Milady, ¿puede introducir la mano en su pequeño bolso de mano?... - la chica, tras mirar de soslayo a la madre, asiente y al meter su mano de porcelana saca, para sorpresa de todos los espectadores, un tres de corazones. - Vaya, que carta mas traviesa esta... queda claro que usted no es ninguna ladrona milady, alguien de tal belleza no puede cometer actos tan poco recomendables... esta vez ha sido mi tres de corazones, tan gamberro como siempre, quien ha huido de mis dominios para acabar en unas manos mucho mas agraciadas que las mías. - Los aplausos invaden el mercado, y subiéndose al taburete alza la voz en un intento por hacerse oír. - Todas las noches, en el C'est la vie, les guiare por los caminos de la fantasía y la imaginación, ¡necesito vuestra ayuda para encontrar al ladrón arcano!.


Dos por el precio de uno. Era igual de fácil sacar algo de un bolsillo como meterlo, si era del tamaño adecuado abrir un bolso de una niña idiota, demasiado distraída viendo prendas, era un juego de niños para alguien que llevaba desde que tiene uso de razón robando... y el resto del truco, mejor mantenerlo en secretismo, un mago nunca revela sus trucos, ¿verdad?. No era tan idiota como para haber robado algo a aquella jovencita, podría haberse dado cuenta de que algo faltaba al encontrar la carta y cualquiera podría sumar dos mas dos, por lo tanto, tras recoger las monedas arrojadas por una multitud satisfecha decide usar esa pequeña ganancia para tomarse una cerveza en una de las tabernas cercanas. Con suerte, esa noche volvería a tener publico en el teatro, su campaña de publicidad era su ultima esperanza. << Hasta puede que vuelva a ver a la bella e ingenua dama. >>