AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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In your eyes~ [Privado]
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In your eyes~ [Privado]
¿Qué clase de demonio controlaba su destino? No paraba de preguntárselo una y otra vez. Desde la muerte de su hermana todo había venido de mal en peor, si hacía una lista perfectamente fiel a la realidad de todo lo que le había pasado los últimos años, y más específicamente los últimos días, no terminaba en un largo tiempo. En resumen: La cadena de sucesos comenzó con la muerte de Kristal a manos de un cazador, buscando su venganza había transformado a la persona equivocada, había tenido un encuentro con la hija de aquel cazador, luego se había reencontrado después de medio milenio con Odile. Finalmente, ahora esto, no lo creía. ¿O es que acaso aquella ciudad estaba maldita para él?
El joven vampiro, al menos de apariencia, corría con toda la velocidad de la que era capaz. A pesar de estar absolutamente seguro de lo que sus sentidos le decían, sus ojos estaban ansiosos por comprobarlo. Sus pasos lo llevaron hasta el Jardín Botánico, un lugar naturalmente hermoso, iluminado por la luna en su fase menguante, apoyada por distanciadas lámparas de aceite, creaba una iluminación de ensueño en el lugar. Si él fuera un tipo romántico admitiría que aquel era el escenario perfecto para un reencuentro como el que se llevaría a cabo en menos tiempo del que se imaginaría cualquiera; pero como no lo era, el vampiro apenas si reparó en lo que lo rodeaba, todo lo que quería era verla, deleitarse con su figura y marcharse de nuevo, así como algunos años en el pasado había hecho.
La joven mujer caminaba con la misma calma y elegancia con que la recordaba, siempre perfecta, nunca había un cabello fuera de su lugar. El azar, o el destino, no lo sabía con certeza, siempre fue caprichoso con ellos, obligándolos a encontrarse repetidas veces en distintas ciudades durante sus viajes. Por aquel tiempo Kristal acababa de dejarlo sólo para irse con su pareja, por lo que esta mujer, con sus encuentros fugaces y charlas amenas, llenó parcialmente el vacío que la otra dejó. Aunque, debía admitirlo, ella fue la que llevó la mayor parte del tiempo la batuta en sus conversaciones, él apenas le respondía con monosílabos, aunque siempre fue bueno escuchando, lo que parecía ser suficiente para ella.
Cansado de su soledad, le había propuesto establecerse en algún lugar, donde fuese, estar juntos. A pesar de ser una loba, habían congeniado bastante bien siendo sólo ‘amigos’; sin embargo, al iniciar una ‘relación’, por llamar aquello de alguna manera, todo se tornó monótono. Su elegancia dejó de resultarle un placer para tornarse en una molestia, su carácter siempre calmo y controlado lo sacaba de sus casillas, ni siquiera se puso histérica al descubrirlo engañándola en la cama que noche a noche compartían. Aquello fue el final. Siempre pensó que había algo excitante en ella, pero por su afán de ser la chica de sociedad perfecta y sobria, lo reprimía. Si tan sólo dejara salir el lado salvaje que como Licántropo debía poseer, si fuera más atrevida y ávida en lugar de moderada y reprimida. Nunca le había gustado pensar “y sí…” pero por alguna razón no podía sacarse de la cabeza la duda de cómo habría sido todo entonces.
No creía en el amor, no en un amor de pareja; claro que amaba a su hermana, simplemente era un sentimiento que no podía explicar, pero en cuanto a su intimidad, no creía poder ser fiel, algo que toda mujer enamorada exige, y él no era un perro faldero, él era más como un gato, buscando siempre de qué plato comer, probando diversas opciones, cambiando de casa, sin dueño, va y viene según le convenga únicamente a él. Si le rascas el lomo puede que se quede a dormir unos días, pero a menos que lo encierres, en algún momento se irá. Así era él, y probablemente así sería siempre. Después de mil años veía realmente difícil que un cambio pudiera ocurrir en él.
Cuando ella finalmente estuvo frente a sí, se dio la oportunidad de admirarla. A pesar que lucía exactamente como la recordaba, notaba algo distinto en ella, pero no sabía decir exactamente qué era, estaba más allá del físico, más allá de la apariencia, quizás en su alma, en su esencia. La mirada que le dedicaba ya no reflejaba ese infinito amor que una vez vio en ellos, más bien odio, quizás rencor, no estaba seguro, lo que sí sabía con certeza es que aquellas emociones reflejadas en sus lobunos ojos le resultaban más excitantes que eterno amor y adoración.
Darren O'Reilly- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 20/07/2014
Re: In your eyes~ [Privado]
In Your Eyes
Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera
Inmersa en mis pensamientos me encontraba con los ojos completamente cerrados, disfrutando de aquel lugar, siempre las flores me traían un lindo recuerdo, el jardín de mi hogar, de un hogar envuelto en cenizas, de un hogar que no existía pero en mi corazón y memoria seguiría vivo en memoria de quienes habían dado su vida por protegerme, suspire y abrí los ojos, observando el lugar buscando los magníficos colores que habitaban en aquel inmenso jardín, donde no solo los rosales destacaban sino todas las flores maravillosas que ahí existían. Esa noche era mía, mi primer día de descanso desde que me había unido aquel clan, no era precisamente una mujer holgazana, mi mente, mi cuerpo y mi espíritu tenían que estar en movimiento, mi cabeza tenía que estar en un solo lugar, pero hoy; hoy solo seria Karin.
Había llegado aun cuando el sol bañaba con sus dorados rayos la ciudad, los mejores atardeceres eran aquellos donde podías encontrar tu interior contigo mismo, me memoria me permitía abarcar demasiadas situaciones, recordar muchos rostros, personas, conversaciones un don maldito cuando el corazón se había convertido en cenizas, hacia un tiempo había optado por la soledad, por el simple hecho que era la única forma en la que nadie pudiera lastimarme, protegía a quien merecía mi protección, pero siempre manteniendo una distancia una que me hacia normalmente permanecer en el completo anonimato, yo era aquello que nadie quisiera conocer, lo que corría por mis venas a parte de la maldita sangre era aquella venganza que opacaba hasta el día mas soleado, apreté la mandíbula con fuerzas y la solté. Seguí caminando sin sentido liberando todo a mi alrededor, mis dedos se dedicaron acariciar los pétalos, algunas hojas, lo que se presentara delante de ellos, el tacto uno de los sentidos que muy pocas veces me daba el gusto de disfrutar.
Me detuve cuando note que los faroles habían sido encendidos, tan inmersa en mi misma me encontraba que no había visto l farolero, sonreí, ciertamente era un día perfecto, o así lo creía, tararee suavemente una melodía lejana mientras continuaba mi paseo, vestida con un traje mas varonil que femenino hacía notar la diferencia con mis pares, una falda pantalón amplia que permitía mucha movilidad a mis piernas, arriba un corsé sobre una camisa color verde agua que hacia juego con el café del particular pantaloncillo, zapatos de tacón hecho para correr, mi cabellera suelta, algo complejo para una mente enredada, criticada siempre era pero entre las flores, y tanta vegetación me daba igual, pasaba desapercibida como me gustaba. Los aromas mimetizaban el lugar, y ahí descubrí que no podría vivir con solo mi olfato, mis otros sentidos eran tan esenciales que – Experimentar – susurre para mí. Cerré mis ojos, me quede en medio del sendero tan solo jugaría un poco con dos de mis sentidos el olfato y la audición. Podía escuchar pasos en el lugar, varios, los aromas fuerte predominaban en mi camino fácil eran de separar, di algunos pasos y me detuve cuando sentí aquello, donde hizo que aun con mis ojos completamente cerrados lo pudiera ver. Mis parpados sin pensarlo se levantaron y ahí está aquel hombre que en el fondo de mi corazón deseaba no volver a verlo jamás, pase saliva por mi garganta y respire profundamente.
Detenida frente al hombre que era el responsable de mi lejanía con la humanidad, le mire sin recelo, sin vergüenza, sin miedo, sin odio pero tampoco con felicidad. – Edmond – pronuncie claramente y sentí como todo mi interior se revolvía y tan solo solté una sonrisa cómplice - ¿Por qué tenias que aparecer? – le recrimine, de una forma directa, sin enfado, simplemente con la verdad.
Había llegado aun cuando el sol bañaba con sus dorados rayos la ciudad, los mejores atardeceres eran aquellos donde podías encontrar tu interior contigo mismo, me memoria me permitía abarcar demasiadas situaciones, recordar muchos rostros, personas, conversaciones un don maldito cuando el corazón se había convertido en cenizas, hacia un tiempo había optado por la soledad, por el simple hecho que era la única forma en la que nadie pudiera lastimarme, protegía a quien merecía mi protección, pero siempre manteniendo una distancia una que me hacia normalmente permanecer en el completo anonimato, yo era aquello que nadie quisiera conocer, lo que corría por mis venas a parte de la maldita sangre era aquella venganza que opacaba hasta el día mas soleado, apreté la mandíbula con fuerzas y la solté. Seguí caminando sin sentido liberando todo a mi alrededor, mis dedos se dedicaron acariciar los pétalos, algunas hojas, lo que se presentara delante de ellos, el tacto uno de los sentidos que muy pocas veces me daba el gusto de disfrutar.
Me detuve cuando note que los faroles habían sido encendidos, tan inmersa en mi misma me encontraba que no había visto l farolero, sonreí, ciertamente era un día perfecto, o así lo creía, tararee suavemente una melodía lejana mientras continuaba mi paseo, vestida con un traje mas varonil que femenino hacía notar la diferencia con mis pares, una falda pantalón amplia que permitía mucha movilidad a mis piernas, arriba un corsé sobre una camisa color verde agua que hacia juego con el café del particular pantaloncillo, zapatos de tacón hecho para correr, mi cabellera suelta, algo complejo para una mente enredada, criticada siempre era pero entre las flores, y tanta vegetación me daba igual, pasaba desapercibida como me gustaba. Los aromas mimetizaban el lugar, y ahí descubrí que no podría vivir con solo mi olfato, mis otros sentidos eran tan esenciales que – Experimentar – susurre para mí. Cerré mis ojos, me quede en medio del sendero tan solo jugaría un poco con dos de mis sentidos el olfato y la audición. Podía escuchar pasos en el lugar, varios, los aromas fuerte predominaban en mi camino fácil eran de separar, di algunos pasos y me detuve cuando sentí aquello, donde hizo que aun con mis ojos completamente cerrados lo pudiera ver. Mis parpados sin pensarlo se levantaron y ahí está aquel hombre que en el fondo de mi corazón deseaba no volver a verlo jamás, pase saliva por mi garganta y respire profundamente.
Detenida frente al hombre que era el responsable de mi lejanía con la humanidad, le mire sin recelo, sin vergüenza, sin miedo, sin odio pero tampoco con felicidad. – Edmond – pronuncie claramente y sentí como todo mi interior se revolvía y tan solo solté una sonrisa cómplice - ¿Por qué tenias que aparecer? – le recrimine, de una forma directa, sin enfado, simplemente con la verdad.
Oscuridad entre Edmond y Karin
Lumsx
Última edición por Karin Schütz el Vie Ago 29, 2014 4:59 am, editado 1 vez
Karin Schütz- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/07/2014
Re: In your eyes~ [Privado]
Finalmente lo notó: aquello que reflejaba su mirada no era odio o rencor, era algo más parecido a la indiferencia, y Edmond no se sentía a gusto con ella. Al vampiro no le gustaba esa indiferencia proveniente de una mujer, no sabía cómo lidiar con eso; acostumbrado como estaba a provocar emociones fuertes en ellas, positivas o negativas, siempre resultaba un hombre importante para ellas, la indiferencia viniendo precisamente de Karin lo enojaba un poco. Sin embargo, la pregunta planteada por ella, si bien carecía de emoción en su voz al ser pronunciada, poseía en sí misma su propio significado y sus propias emociones. Ella le estaba recriminando su presencia ante ella, y aunque quisiera aparentar desinterés, no se recrimina nada a quien no es importante para uno de alguna u otra manera, pensamiento que tranquilizó un poco sus ánimos.
‘¿Por qué tenías que aparecer?’ la pregunta dio vueltas algunos minutos en su cabeza. La verdad no había sido su intención reencontrarse con ella, no planeó conseguirla en París, estaba allí impulsado por su venganza. Ahora, si su pregunta se refería a ¿Por qué mostrarse ante ella? La respuesta tendría más que ver con costumbre. En sus pasados encuentros siempre era de aquella forma, él la sentía a lo lejos pero a la misma vez muy cerca, y acudía a ella sin pensarlo siquiera. Aunque claro, nunca había tenido un recibimiento tan frío de su parte.
Al notar la sonrisa cómplice de en sus labios, a pesar de su dura expresión y sus palabras sin emoción, se sintió con la suficiente confianza para dar unos pasos más en su dirección, tenerla más cerca y deleitarse con su aroma y presencia. Teniendo apenas un metro de distancia entre ambos, no pudo evitar llevar una mano al rostro femenino, depositando una suave caricia sobre la cálida piel de su mejilla. -¿Te sentirás complacida si digo que te he extrañado, Karin?-. Aquello no era mentira, no podía decir que no había tenido otras mujeres desde la última vez que se vieron, pero su posesividad con las mujeres que alguna vez entraban en su cama no se desvanecía así de fácil, para él aquella loba sería siempre suya.
Una media sonrisa se dibujó en sus labios al admitir que era lo peor que podía atravesarse en el camino de la hermosa licántropo. Si la quisiera al menos un poco se habría mantenido alejado de ella, la habría dejado recuperarse de la herida que en el pasado le había provocado y dejado ser feliz, pero siempre había sido un bastardo egoísta, además claro de mentiroso. Quedar en el olvido no era una opción, tal vez lo habría permitido de no haber sabido que estaba en la misma ciudad, pero teniéndola tan cerca era imposible para él mantenerse alejado.
-Dime entonces, ¿Deseas que me marche?- preguntó con su mirada fija en los ojos de la loba, sin apartar su mano de la piel femenina, dejando caer el poder de seducción en ella, incitándola a negarse en cuanto a su interrogante. -Si es ese tu más sincero deseo, yo me iré y no volveré a acercarme a ti, lo prometo- mintió. Ni queriendo podría ser capaz de cumplir aquella promesa, ya que eran sus instintos los que lo arrastraban nuevamente hacia ella, y lo seguirían haciendo en el futuro.
Darren O'Reilly- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 20/07/2014
Re: In your eyes~ [Privado]
In Your Eyes
Escucha bien amor lo que te digo pues creo no habrá otra ocasión para decirte que no me arrepiento de haberte conocido.
¿Cómo defines el odio? En realidad lo que ahora estaba sintiendo no era necesariamente aquello sino mas bien, nada, y aquello era como una gran barrera superada, pero había que admitir que aun en el fondo de mi ser quería encontrarme con Ed, solo para sentir o no sentir lo que ahora pasaba, era mi deleite, sincero y real, el sentimiento que alguna vez había tenido para con el había desaparecido ¿o no? Cariño le tenía y muchísimo pero había sido mas el rencor guardado, me había herido, hecho daño como jamás nadie lo había provocado. Me revolvía el estomago saber que el tenia esa confianza tanto en la forma de tratarme como en la manera de… -diablos- mentirme a mi misma era más fácil que mentirle a cualquiera pero ya no me hacía daño, ya no me afectaba, quería gritarle pero no me nacia hacerlo en ese instante, parada como una piedra sin vida me quede ahí observándolo, la sangre aumento de presión lo sentí, porque eso si sentía, como el flujo sanguíneo corría en mi interior. Al sentir su mano fría como el hielo no pude alejarme, siempre me había encantado aquel frio singular que tenían los vampiros, o mejor dicho que tenia el.
Ladee mi cabeza para que el alejara su mano de mi piel, ya había sido suficiente, aunque nunca lo era. – Edmond, sabes no te creo – y eso si que era muy cierto – con lo egoísta y egocéntrico que eres, tu misma naturaleza te impide extrañar – hable de forma clara y pausada, manteniendo todo en calma – Tu mejor que nadie sabes que no me has extrañado – sonreí satisfecha, ya que mis propias palabras eran las que sentía en ese momento. Suspire fuertemente, ¿hacia cuanto que no sabía nada de el? Y ahora se aparecía con aquella disposición. No me gustaba, los malos ratos causados por el ya se habían terminado ahora tenía muchas cosas que hacer, pensar, idear como para tropezar con la misma piedra.
Para tu satisfacción, no te he olvidado porque marcaste mi vida, pero para mi propia satisfacción puedo decir que ya no te necesito – el peso que cargaba en tras mi espalda parecía disminuir, decía la verdad ¿o no?. Me quede mirando sus ojos, hermosos nada que decir de ellos pero sin vida, sin sentimientos, mostrando esa arrogancia tan típica de el – Si, deseo que te marches – dije a secas mientras daba un paso hacia atrás para aumentar la separación que había entre ambos, no era que me incomodaba, solo… solo estaba cuidándome. – Tengo a favor que te conozco demasiado bien, más de lo que tú crees y puedo decir con certeza que estas mintiendo – baje la mirada, nunca había hecho con el aquello, leerlo, aquellas microexpresiones que delataban a cualquier humano, hace mucho tiempo atrás me había prometido confiar en el, y jamás leer lo que sus expresiones decían pero ahora todo había cambiado, para bien o para mal, eso nadie lo sabía. – Creo que antes, subestimaste… me subestimaste Edmond – sonreí de lado - ¿Desconcertado? – me mordí el labio, de manera casi sensual, retándolo a que se aguantara aquellas ganas que parecía tener – Nunca te diste el tiempo de conocerme, cosa que yo si hice contigo – evite mencionar aquello a lo que me dedicaba o a lo que había estudiado por mucho tiempo, el comportamiento humano y las expresiones o micro expresiones, todo decía algo de las personas, todo.
Y es mi más sincero deseo que te alejes de mi- añadí casi con frialdad – por mi bien, y por el tuyo, no querrás conocerme… - y con eso me refería a conocer aquella parte oculta de mi persona. Me di media vuelta con una amplia sonrisa de victoria en mi rostro y camine en dirección opuesta, esperando… siempre esperando con que saldría aquel antiguo amor…
Ladee mi cabeza para que el alejara su mano de mi piel, ya había sido suficiente, aunque nunca lo era. – Edmond, sabes no te creo – y eso si que era muy cierto – con lo egoísta y egocéntrico que eres, tu misma naturaleza te impide extrañar – hable de forma clara y pausada, manteniendo todo en calma – Tu mejor que nadie sabes que no me has extrañado – sonreí satisfecha, ya que mis propias palabras eran las que sentía en ese momento. Suspire fuertemente, ¿hacia cuanto que no sabía nada de el? Y ahora se aparecía con aquella disposición. No me gustaba, los malos ratos causados por el ya se habían terminado ahora tenía muchas cosas que hacer, pensar, idear como para tropezar con la misma piedra.
Para tu satisfacción, no te he olvidado porque marcaste mi vida, pero para mi propia satisfacción puedo decir que ya no te necesito – el peso que cargaba en tras mi espalda parecía disminuir, decía la verdad ¿o no?. Me quede mirando sus ojos, hermosos nada que decir de ellos pero sin vida, sin sentimientos, mostrando esa arrogancia tan típica de el – Si, deseo que te marches – dije a secas mientras daba un paso hacia atrás para aumentar la separación que había entre ambos, no era que me incomodaba, solo… solo estaba cuidándome. – Tengo a favor que te conozco demasiado bien, más de lo que tú crees y puedo decir con certeza que estas mintiendo – baje la mirada, nunca había hecho con el aquello, leerlo, aquellas microexpresiones que delataban a cualquier humano, hace mucho tiempo atrás me había prometido confiar en el, y jamás leer lo que sus expresiones decían pero ahora todo había cambiado, para bien o para mal, eso nadie lo sabía. – Creo que antes, subestimaste… me subestimaste Edmond – sonreí de lado - ¿Desconcertado? – me mordí el labio, de manera casi sensual, retándolo a que se aguantara aquellas ganas que parecía tener – Nunca te diste el tiempo de conocerme, cosa que yo si hice contigo – evite mencionar aquello a lo que me dedicaba o a lo que había estudiado por mucho tiempo, el comportamiento humano y las expresiones o micro expresiones, todo decía algo de las personas, todo.
Y es mi más sincero deseo que te alejes de mi- añadí casi con frialdad – por mi bien, y por el tuyo, no querrás conocerme… - y con eso me refería a conocer aquella parte oculta de mi persona. Me di media vuelta con una amplia sonrisa de victoria en mi rostro y camine en dirección opuesta, esperando… siempre esperando con que saldría aquel antiguo amor…
Oscuridad entre Edmond y Karin
Lumsx
Karin Schütz- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/07/2014
Re: In your eyes~ [Privado]
Cuando la loba comenzó a hablar, parecía no querer parar. Necesitaba descargar las emociones que la embargaban y eso lo comprendía, razón por la que decidió esperar a que terminara antes de responder a cualquiera de sus acusaciones. Para cuando terminó y se dio media vuelta con intenciones de marcharse, estaba perplejo de cierta forma, pero no de la que ella podría pensar, no estaba desconcertado por lo que ella le dijo ni mucho menos. En parte hasta se sentía orgulloso de ella. Su perplejidad venía del hecho que ella creyera que lo conocía a la perfección y pensara que él no lo hacía con ella, cuando era probablemente todo lo contrario.
Una sonora carcajada se dejó escuchar del vampiro, algo verdaderamente extraño en él, no lo pensó pero aquella era probablemente la primera vez que reía de esa manera en presencia de ella. Para cuando logró parar el ataque de... ¿Histeria?... Volvió la mirada hacia ella que parecía sorprendida. ¿Cómo decirle que conocía su pasado? Entre las cosas que habían hablado en sus charlas nunca salió a colación cuáles eran sus poderes, y aunque si hubiese sido, jamás se lo habría comentado ni a ella ni a nadie, prefería mantenerlo sólo para sí mismo.
Aún con la sonrisa en la cara, pero sin sentir realmente algún tipo de alegría, comenzó -Mi pequeña loba. Nunca creí que fueras tan inocente- la observó, ahora totalmente serio. -Tu problema Karin, es que no has aceptado tu naturaleza-. Se acercó nuevamente a ella, tomándola por los hombros y mirándola fijo a los ojos para dar mayor énfasis a sus palabras. -Ya no eres una humana cualquiera, Karin. Eres un licántropo, bien podrías leer mi aura, pero en cambio te basas en cosas que crees saber, de lo que no tienes ninguna certeza-. De alguna forma tenía que hacerla entrar en razón en ese sentido. Podría seguir queriendo que se alejara de ella, y si era así lo aceptaría, pero no porque creyera que mentía cuando por una vez en su vida hablaba con la verdad.
-¿Desconcertado?- repitió su pregunta. -Tal vez, sí. Pero no porque has sido capaz de negarte a mí, eso en parte me atrae más a ti-. Se daba cuenta ahora del terrible daño que podía haber causado en la autoestima de la fémina. -Karin, es verdad que no te amo. ¡No lo hago! A la única persona a quién he amado en mil años fue Kristal, mi hermana, y con ella murió mi capacidad de amar a otro que no sea yo mismo. Pero escúchate. Eso no significa que de una u otra manera no seas importante para mí. ¿O crees que habría venido hasta aquí por cualquiera?-.
Una vez que calmó un poco los ánimos encendidos en su interior, llevó ambas manos al rostro femenino y dejó salir una media sonrisa. -Mentí al decir que podría mantenerme alejado de ti, lo admito. Soy un maldito egoísta que a pesar de saber que te hace daño, no puede mantenerse alejado de ti… Pero fui sincero al decir que te extrañé, Karin. ¡Te extrañé!-. Aquel era un momento bastante… ¿Especial?... Sí, podría llamarse así, en el sentido de que el bastardo le daba paso a un lado de sí mismo tan escondido que a veces dudaba de su existencia, para hablar con total honestidad a la mujer frente a sí, una mujer que lo acompañó sin saberlo en momentos que fueron duros para él.
Sin darse cuenta, de repente se encontró besándola. Un beso casto, apenas un roce de labios, más una caricia que se desvaneció tan pronto como había ocurrido. La siguiente sonrisa en sus labios se tintó de cierta tristeza, pero estaba decidido. Aún tan cerca de ella que bastaría una pequeña inclinación para volver a tomar sus labios, llevó ambos pulgares a la frente de la chica. -Una palabra tuya bastará para olvidar todos los recuerdos que tienes de mí. Con tus recuerdos se irán también los sentimientos. Y, esta vez en serio, prometo que me alejaré de ti-.
Pero él no quería eso. Él no quería que ella lo olvidara, ni todas sus charlas y momentos juntos. La quería a ella, aceptando su naturaleza, descubriendo su lado salvaje. Descubriéndose a sí misma. -O… En lugar de ello, puedes aceptarme de nuevo en tu vida. Aunque no lo creas, siempre fue mi deseo descubrir tus más oscuros y profundos secretos-. Y esa, amigos míos, era la verdad, porque independientemente de lo que supiera o no por sus memorias, no era lo mismo ver las imágenes de lo que un día pasó, a entender cómo ella se había sentido con eso.
Una sonora carcajada se dejó escuchar del vampiro, algo verdaderamente extraño en él, no lo pensó pero aquella era probablemente la primera vez que reía de esa manera en presencia de ella. Para cuando logró parar el ataque de... ¿Histeria?... Volvió la mirada hacia ella que parecía sorprendida. ¿Cómo decirle que conocía su pasado? Entre las cosas que habían hablado en sus charlas nunca salió a colación cuáles eran sus poderes, y aunque si hubiese sido, jamás se lo habría comentado ni a ella ni a nadie, prefería mantenerlo sólo para sí mismo.
Aún con la sonrisa en la cara, pero sin sentir realmente algún tipo de alegría, comenzó -Mi pequeña loba. Nunca creí que fueras tan inocente- la observó, ahora totalmente serio. -Tu problema Karin, es que no has aceptado tu naturaleza-. Se acercó nuevamente a ella, tomándola por los hombros y mirándola fijo a los ojos para dar mayor énfasis a sus palabras. -Ya no eres una humana cualquiera, Karin. Eres un licántropo, bien podrías leer mi aura, pero en cambio te basas en cosas que crees saber, de lo que no tienes ninguna certeza-. De alguna forma tenía que hacerla entrar en razón en ese sentido. Podría seguir queriendo que se alejara de ella, y si era así lo aceptaría, pero no porque creyera que mentía cuando por una vez en su vida hablaba con la verdad.
-¿Desconcertado?- repitió su pregunta. -Tal vez, sí. Pero no porque has sido capaz de negarte a mí, eso en parte me atrae más a ti-. Se daba cuenta ahora del terrible daño que podía haber causado en la autoestima de la fémina. -Karin, es verdad que no te amo. ¡No lo hago! A la única persona a quién he amado en mil años fue Kristal, mi hermana, y con ella murió mi capacidad de amar a otro que no sea yo mismo. Pero escúchate. Eso no significa que de una u otra manera no seas importante para mí. ¿O crees que habría venido hasta aquí por cualquiera?-.
Una vez que calmó un poco los ánimos encendidos en su interior, llevó ambas manos al rostro femenino y dejó salir una media sonrisa. -Mentí al decir que podría mantenerme alejado de ti, lo admito. Soy un maldito egoísta que a pesar de saber que te hace daño, no puede mantenerse alejado de ti… Pero fui sincero al decir que te extrañé, Karin. ¡Te extrañé!-. Aquel era un momento bastante… ¿Especial?... Sí, podría llamarse así, en el sentido de que el bastardo le daba paso a un lado de sí mismo tan escondido que a veces dudaba de su existencia, para hablar con total honestidad a la mujer frente a sí, una mujer que lo acompañó sin saberlo en momentos que fueron duros para él.
Sin darse cuenta, de repente se encontró besándola. Un beso casto, apenas un roce de labios, más una caricia que se desvaneció tan pronto como había ocurrido. La siguiente sonrisa en sus labios se tintó de cierta tristeza, pero estaba decidido. Aún tan cerca de ella que bastaría una pequeña inclinación para volver a tomar sus labios, llevó ambos pulgares a la frente de la chica. -Una palabra tuya bastará para olvidar todos los recuerdos que tienes de mí. Con tus recuerdos se irán también los sentimientos. Y, esta vez en serio, prometo que me alejaré de ti-.
Pero él no quería eso. Él no quería que ella lo olvidara, ni todas sus charlas y momentos juntos. La quería a ella, aceptando su naturaleza, descubriendo su lado salvaje. Descubriéndose a sí misma. -O… En lugar de ello, puedes aceptarme de nuevo en tu vida. Aunque no lo creas, siempre fue mi deseo descubrir tus más oscuros y profundos secretos-. Y esa, amigos míos, era la verdad, porque independientemente de lo que supiera o no por sus memorias, no era lo mismo ver las imágenes de lo que un día pasó, a entender cómo ella se había sentido con eso.
Darren O'Reilly- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/07/2014
Re: In your eyes~ [Privado]
In Your Eyes
Te quiero y te odio. Es como si quisiera dispararte y poder detener la bala con mi pecho para salvarte.
Y todo se volvió negro y gris tal vez blanco y también en tonalidades que sorprendentemente se parecían a las de un arco iris, y en ese momento supe que lo odiaba con todas mis fuerzas pero me mentiría en decir que solo lo odiaba por que para mi pesar lo quería mas de lo que podía odiarlo y eso, me hacia odiarme a mi misma que no podía creer la mentira que había plantado yo misma en mi cabeza, tan solo basto el roce de sus labios para que desequilibrara mi mundo y ya no viera ni escuchara absolutamente nada mas que solo el latir acelerado en mi corazón y el estomago se me estrujo y mi cabeza estallo. Maldito Ed que podía lograr sacar lo mejor y peor de mi con tan solo un beso, no termino de hablar o tal vez si cuando mi mano golpeo con tan firmeza su mejilla que si de poder estaba segura que hubiera quedado completamente roja, aquel sentimiento de odio-amor era mas fuerte que por separados. ¡DIABLOS! grite en mi mente cuando me di cuenta que mi fiereza salia a flote, mi respiración se encontraba acelerada y quería colgarlo y besarlo a la vez.
¡Tú! - dije apretando mis manos y dando un paso hacia atrás - Se muy bien lo que soy y adoro ser un Lycan un ser que con la Luna florece, yo soy aquello que nadie quiere ver en sueños pero tampoco en pesadillas - reí como maniática, dulce maniática como me decía Pav - Aun cuando sabia que no me amabas tenia la pequeña esperanza que en algún momento sentirías algo mas profundo por mi, y si mentí, pero me mentí a mi misma, por creer en tus falsas esperanzas - si ese no era el momento para desahogarme no seria nunca, pase saliva por mi garganta que ardía en ese momento - Y sabes no quiero olvidar ¿Porque hacerlo si vivo con peores recuerdos? - y aunque la mayoría de los recuerdos que tenia del vampiro eran satisfactorios, también habían los que no. Di varios pasos hacia atrás sin quitarle la vista de encima, me gustaba verle a los ojos y ese momento lo estaba disfrutando - Tu has sentido amor, y sonara vengativo de mi parte pero se que también has sufrido por el mismo - Lo sabia en nuestras tantas charlas el había hablado de su hermana, y aunque nunca sentí celos por ella si anhele que alguna vez sintiera por mi algo parecido.
Conozco tu aura y siempre supe como era Ed, o mejor dicho como es, por que no ha cambiado mucho, pero nunca ocupe mis poderes o dones contigo porque no fueron necesarios... te ame... en realidad no lo se, pero lo que si se es que te quise mucho... - me mordí la lengua por aquella confesión, pero no le temía en lo mas mínimo. - No sabes en lo que me he convertido - solté una media sonrisa - y no te daré el lujo de conocerla por que... - me quede en silencio al escuchar sus ultimas palabras sonreí casi con malicia y sin pensarlo me acerque a el, la luna llena estaba por llegar eso hacia que mis poderes se aumentaran de alguna forma, le tome del cuello de la camisa y lo atraje hacia mi quedando lo suficientemente juntos - ¿Descubrir mis oscuros secretos? - dije casi de manera sensual, de manera fuerte, demostrando mas mi fortaleza que mi debilidad por que algo había de cierto, tenia mas secretos oscuros que verdades claras - Es un juego entretenido, pero que tal vez... no deseo que me conozcas... - La verdad era diferente, deseaba que me conociera tal cual era, el lobo feroz que podía ser, respire muy cerca de su boca sintiendo como la sangre corría fuertemente por mi cuerpo, y le hice sentir el golpeteo fuerte de mi corazón contra su pecho, euforia, adrenalina... amor... sea lo que sea lo disfrutaba, era mi yo interno vestido de dama que estaba jugando con el vampiro, que sacaba mis bajos instintos. - Lo que siento por ti Ed - susurre en sus labios sin soltarlo - Se resume a esto - roce mis labios con los ajenos sin depositar un beso - Te quiero y te odio. Es como si quisiera dispararte y poder detener la bala con mi pecho para salvarte - Me odie tras decir aquellas palabras y lo solté empujándolo lejos de mi...
Hay dos opciones... una que me vaya antes de que pase cualquier cosa - y lo cierto era que ya parecía caer de nuevo, pero tal vez ahora serian mis reglas o mis cartas las que pondría sobre la mesa - O quedarme y que me des un beso como esos de tiempos pasados - y ahí estaba yo, estúpidamente diciendo lo que deseaba desde hacia mucho tiempo... volver a verlo, volver a sentirlo... - Lo peor de todo que sea cual sea la opción... me odiare por igual... -
Oscuridad entre Edmond y Karin
Lumsx
OFF: Lamento la demora !!! Y AMO a Ed... He dicho!!! - user-
Karin Schütz- Licántropo Clase Alta
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