AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Look not in my eyes, for fear... [Privado]
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Look not in my eyes, for fear... [Privado]
El primer tinte de la naturaleza es dorado,
Para mantener su verde más intenso.
Su hoja temprana va floreciendo
Y vive apenas una instante.
La hoja muere al caer, danzante,
Como se hundió el Edén muy a su pesar,
Así el alba día a día desciende,
Pues nada dorado permanece.
—Robert Lee Frost.
Para mantener su verde más intenso.
Su hoja temprana va floreciendo
Y vive apenas una instante.
La hoja muere al caer, danzante,
Como se hundió el Edén muy a su pesar,
Así el alba día a día desciende,
Pues nada dorado permanece.
—Robert Lee Frost.
Hacía ya bastante tiempo que no sabía nada de Ryley, había partido en busca de Leigh y Vanessa, desde luego, tuvo que quedarse sola en la mansión de los Lezarc. La única compañía que tenía eran aquellas enormes paredes que la rodeaban y alguno que otro libro. Aún temía a salir sola o pasar demasiado tiempo afuera. Desde el incidente con aquel vampiro, la muchacha desconfiaba de casi todo lo que se moviera. A veces pasaba las noches sin poder conciliar el sueño. No tenía con quien conversar y hasta parecía que los cuadros en las paredes tenían vida propia, lo que la tentaba a actuar como una niña y correr por los extensos corredores huyendo de esos “fantasmas”. Era una manera de distraerse y de evitar pensar tanto en tonterías.
Al pasar de los días y ya sin poder evitarlo, la idea de salir a recorrer la ciudad e ir al mercado ambulante le era demasiado atractiva. Así que, a pesar de las advertencias de Ryley, la chica se escapaba de la mansión, en la que vivía actualmente, sólo para animarse un poco. Siempre y cuando regresara temprano y si su hermano no se enteraba de nada, todo estaría bien. Vanessa ya estaba considerando que si permanecía un tiempo más encerrada se volvería loca.
El mercado seguía siendo el mismo de antaño e incluso, los mismos artistas errantes que se paseaban por el lugar continuaban con sus acostumbradas faenas. Vanessa conocía a varios de estos, pero con quien más solía compartir era con unos pintores que eran hermanos y ya pasaban de los sesenta años. Se sorprendieron mucho al ver a la chica, pues ya ella no frecuentaba el lugar como antes. A Vanessa acudieron recuerdos muy gratos y entre ellos, estaban esos dos hombres que tanta sabiduría transmitían. Esa vez hasta se ofrecieron para enseñarle a pintar. Ella gustosa aceptó la propuesta, pues en vista de que Ryley estaba ausente y de que ahora él tenía otras responsabilidades, debía buscar de hacer algo con su vida. Ya no era una niña, estaba consciente de eso. Tal vez la pintura podía volverse un nuevo pasatiempo.
Sin siquiera notarlo, las horas diurnas transcurrieron demasiado rápido y ya sólo quedaba un par de un horas para que la puesta de sol acabara siendo oscuridad. Vanessa al notar esto echó a correr de inmediato al que era su nuevo hogar. Con un nudo en la garganta y las manos temblorosas, caminaba sin cansancio, acelerando el paso lo más que sus piernas mortales se lo permitían. No veía el momento en que pudiera refugiarse de nuevo bajo el techo seguro de aquella mansión. Tanta fue su desesperación que no notó siquiera que se había perdido de la manera más estúpida en que pudiera hacerlo una persona. Cálmate Vanessa, es cuestión de tener paciencia y no desesperarse… Se repetía mentalmente a medida que avanzaba entre los callejones, que se le hacían más espantosos a medida que la oscuridad se apoderaba del cielo parisino. De nuevo, su insano temor a las criaturas sobrenaturales la acecharon, pero ella no se daría por vencida. Aquel laberinto tenía que liberarla pronto, como fuera.
—Tranquila, esos pasos son producto de tu imaginación —dijo en un susurro, evitando perder la calma. Odiaba tener que verse en esa situación tan poco sana para ella. El camino se extendía frente a sus ojos, como si no tuviera fin.
Última edición por Vanessa Ende el Mar Mar 31, 2015 1:09 am, editado 1 vez
Gwynneth Aylwin- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/02/2015
Localización : París
Re: Look not in my eyes, for fear... [Privado]
Sintió la tristeza arraigarse en él, acurrucarse en su interior como si buscara un cálido hogar.
Dennis Lehane
Le vio partir para buscar algo. La bruja que vivía con él no daba muchas explicaciones y aunque él se las exigía, no llegaban aún a un punto intermedio en el que ambos se vieran conformes o más bien, aún no llegaban a un punto que le gustase a Drake y por eso era que aún le permitía alejarse de su lado sin pedir tanto como él deseaba. Era probable que Drake estuviese destinado a ver partir a las personas que le importaban sin poder hacer nada para mantenerlas a su lado, quizás era ese el motivo también por el que buscaba mantener a Alex atada a él de alguna manera. Verla alejarse le hacía pensar en Ryley; cuando su gemelo le dijo que se iría a buscar una vida mucho mejor, no le detuvo, ni siquiera fue capaz de decirle algo y no era que Drake no apreciara a sus hermanos sobre todo a su gemelo, sino que se creía incapaz de mantenerlo cerca. Ante los ojos del ahora inmortal, la única capaz de detener a su hermano hubiese sido Vanessa y ni siquiera ella pensó en hacerlo porque sabía que en algún momento Ryley iría por ella. En el fondo, aunque nunca se lo dijera a nadie; Drake también aguardaba porque su hermano le dijese que se fuera con ellos, pero eso no sucedió y él fue demasiado cobarde como para seguirlos.
No fue sino hasta que se vio solitario, sin nadie que le importara tanto como Ryley o Vanessa, que decidió hacer algo. Se entreno como cazador, se volvió habilidoso y la confianza en si mismo le llevo a caer en las garras del vampiro que le regalo la inmortalidad; de eso, ya hacía poco más de un año y en todo el tiempo desde que dejara su hogar, se volviese cazador y fuera convertido, nunca se encontró con sus hermanos. Los había buscado, vaya que lo había hecho. Sim embargo era como si todo estuviese en su contra y no era capaz de encontrar el rastro o la voz de alguno de ellos; cosa que no le sorprendía, pues aunque los quería jamás fue demasiado cercano a ellos y eso complicaba el asunto de haberse grabado algo significativo de ellos. Sabía que reconocería sus rostros al verlos, pero sus aromas; eso era otra cosa totalmente diferente. De hecho, esa era la primera noche en la que volvía a pensar tan intensamente en sus hermanos. La presencia y los pensamientos sobre Alexia los habían desplazado, todo porque ella era más real que ellos o lo fue hasta que el fantasma de su madre tomo posesión de aquel cuerpo y ahora, Drake temía por quedarse solo de nuevo. En su mente se arremolinaban ideas que antes nunca había tenido y todo se debía en parte a la inseguridad.
A sabiendas de que permanecer en su piso no ayudaría para nada, salió a caminar por las calles. Siguió el rumbo contrario al que hubiese tomado la bruja, todo para no tener que toparsela en lo que fuera que estuviese haciendo, así que solo camino, sin rumbo fijo o idea alguna de lo que estaba buscando encontrar esa noche. La soledad se estaba convirtiendo como antaño, en su mejor compañera y era un detalle que agradecía. Su vista estaba perdida al frente, observando simplemente cada callejón o calle por la que andaba y fue de manera repentina cuando vio pasar frente a sus ojos a una chica que le hizo sonreír. Se parecía a su hermana solo que algo mayor y en un inicio no dio importancia a aquella visión porque no era la primera vez que creía verlos y terminaba siendo únicamente su imaginación, pues aquellas visiones que creía tener de sus hermanos, no poseían un corazón que latiera. Seguía su camino, dispuesto a ignorar aquel “callejón sin salida” cuando termino por prestar atención en el latido que se alejaba y que resultaba ir por la dirección en que la joven de antes fuera. Se detuvo en seco, entrecerró los ojos y cambio el rumbo para poder seguir aquel latido asustado.
Siguió aquella joven algunas calles, todo para estar seguro de que poseía un corazón que latía y con cada calle, un poco de esperanza de que finalmente se topara con uno de los suyos, inundaba la mente del ahora inmortal. ¿Qué pasaría cuando finalmente les viera? ¿Notarían ellos algo extraño en él? ¿Podría decirles en algún momento lo que le había sucedido? ¿Pensarían en él al menos de vez en cuando? Era mentira decir que no se encontraba nervioso, así que cuando ella susurro y sin detenerse a pensar que sería extraño que alguien normal le escuchara, respondió.
– Es probable que no sea tu imaginación, sino realmente que alguien te este siguiendo para ver a donde vas. Eso también sería posible. ¿No, Vane? – Menciono aquel apodo, esperando que si era ella supiera que era alguien que le conocía, además de que seguramente su voz seguía siendo parecida a la de Ryley y ella, siempre reconocería a su gemelo.
Dennis Lehane
Le vio partir para buscar algo. La bruja que vivía con él no daba muchas explicaciones y aunque él se las exigía, no llegaban aún a un punto intermedio en el que ambos se vieran conformes o más bien, aún no llegaban a un punto que le gustase a Drake y por eso era que aún le permitía alejarse de su lado sin pedir tanto como él deseaba. Era probable que Drake estuviese destinado a ver partir a las personas que le importaban sin poder hacer nada para mantenerlas a su lado, quizás era ese el motivo también por el que buscaba mantener a Alex atada a él de alguna manera. Verla alejarse le hacía pensar en Ryley; cuando su gemelo le dijo que se iría a buscar una vida mucho mejor, no le detuvo, ni siquiera fue capaz de decirle algo y no era que Drake no apreciara a sus hermanos sobre todo a su gemelo, sino que se creía incapaz de mantenerlo cerca. Ante los ojos del ahora inmortal, la única capaz de detener a su hermano hubiese sido Vanessa y ni siquiera ella pensó en hacerlo porque sabía que en algún momento Ryley iría por ella. En el fondo, aunque nunca se lo dijera a nadie; Drake también aguardaba porque su hermano le dijese que se fuera con ellos, pero eso no sucedió y él fue demasiado cobarde como para seguirlos.
No fue sino hasta que se vio solitario, sin nadie que le importara tanto como Ryley o Vanessa, que decidió hacer algo. Se entreno como cazador, se volvió habilidoso y la confianza en si mismo le llevo a caer en las garras del vampiro que le regalo la inmortalidad; de eso, ya hacía poco más de un año y en todo el tiempo desde que dejara su hogar, se volviese cazador y fuera convertido, nunca se encontró con sus hermanos. Los había buscado, vaya que lo había hecho. Sim embargo era como si todo estuviese en su contra y no era capaz de encontrar el rastro o la voz de alguno de ellos; cosa que no le sorprendía, pues aunque los quería jamás fue demasiado cercano a ellos y eso complicaba el asunto de haberse grabado algo significativo de ellos. Sabía que reconocería sus rostros al verlos, pero sus aromas; eso era otra cosa totalmente diferente. De hecho, esa era la primera noche en la que volvía a pensar tan intensamente en sus hermanos. La presencia y los pensamientos sobre Alexia los habían desplazado, todo porque ella era más real que ellos o lo fue hasta que el fantasma de su madre tomo posesión de aquel cuerpo y ahora, Drake temía por quedarse solo de nuevo. En su mente se arremolinaban ideas que antes nunca había tenido y todo se debía en parte a la inseguridad.
A sabiendas de que permanecer en su piso no ayudaría para nada, salió a caminar por las calles. Siguió el rumbo contrario al que hubiese tomado la bruja, todo para no tener que toparsela en lo que fuera que estuviese haciendo, así que solo camino, sin rumbo fijo o idea alguna de lo que estaba buscando encontrar esa noche. La soledad se estaba convirtiendo como antaño, en su mejor compañera y era un detalle que agradecía. Su vista estaba perdida al frente, observando simplemente cada callejón o calle por la que andaba y fue de manera repentina cuando vio pasar frente a sus ojos a una chica que le hizo sonreír. Se parecía a su hermana solo que algo mayor y en un inicio no dio importancia a aquella visión porque no era la primera vez que creía verlos y terminaba siendo únicamente su imaginación, pues aquellas visiones que creía tener de sus hermanos, no poseían un corazón que latiera. Seguía su camino, dispuesto a ignorar aquel “callejón sin salida” cuando termino por prestar atención en el latido que se alejaba y que resultaba ir por la dirección en que la joven de antes fuera. Se detuvo en seco, entrecerró los ojos y cambio el rumbo para poder seguir aquel latido asustado.
Siguió aquella joven algunas calles, todo para estar seguro de que poseía un corazón que latía y con cada calle, un poco de esperanza de que finalmente se topara con uno de los suyos, inundaba la mente del ahora inmortal. ¿Qué pasaría cuando finalmente les viera? ¿Notarían ellos algo extraño en él? ¿Podría decirles en algún momento lo que le había sucedido? ¿Pensarían en él al menos de vez en cuando? Era mentira decir que no se encontraba nervioso, así que cuando ella susurro y sin detenerse a pensar que sería extraño que alguien normal le escuchara, respondió.
– Es probable que no sea tu imaginación, sino realmente que alguien te este siguiendo para ver a donde vas. Eso también sería posible. ¿No, Vane? – Menciono aquel apodo, esperando que si era ella supiera que era alguien que le conocía, además de que seguramente su voz seguía siendo parecida a la de Ryley y ella, siempre reconocería a su gemelo.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/07/2013
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Re: Look not in my eyes, for fear... [Privado]
El mal de las cosas informes
es un mal demasiado grande para ser dicho;
Anhelo crearlas de nuevo y
sentarme lejos en una colina verde,
Con la tierra y el cielo y el agua,
vueltos a hacer, como un cofre de oro
Para tu imagen en mis sueños,
que hace brotar una rosa
en el fondo de mi corazón.
—W.B. Yeats.
es un mal demasiado grande para ser dicho;
Anhelo crearlas de nuevo y
sentarme lejos en una colina verde,
Con la tierra y el cielo y el agua,
vueltos a hacer, como un cofre de oro
Para tu imagen en mis sueños,
que hace brotar una rosa
en el fondo de mi corazón.
—W.B. Yeats.
Frotó sus manos en un intento de darles un poco de calor, pero quizás eran los mismos nervios que las mantenían sudorosas y heladas. No hallaba el momento en que finalmente llegara a casa, el único lugar en donde se sentiría segura. Ni siquiera veía por donde caminaba, sus pies la guiaban por la ruta ya conocida, cada segundo que transcurría, se sentía más asustada y su mente recreaba la escena en donde aquel horrible vampiro la atacaba. Incluso, recreaba el dolor causado por los afilados colmillos de la criatura al clavarse en su piel. Vanessa odiaba estar en aquellas condiciones, ¿sería que algún superaría ese incidente? ¿Qué aquel recuerdo dejaría de ser un tormento? Había personas que quizás eran mordidas por vampiros y sobrevivían sin problema. Se pateó mentalmente por ser tan idiota y la posibilidad de contarle dicho incidente a Ryley se cruzó por su mente. Sin embargo, se negó a sí misma la idea de hacerlo. Ya su hermano tenía cosas en las cuales ocuparse y ella… Ella ya no era una niña.
No podía seguir siendo una carga para nadie, tenía que madurar quisiera o no y lo haría. Extrañaba a su madre, pero estaba consciente de que estar a su lado no sería la mejor opción. Sus ojos se cristalizaron amenazando con derramar algunas lágrimas, las cuales reprimió. A Vanessa le costaba aceptar los nuevos cambios en su vida y su pasado seguía siendo un problema. Pensar en eso le fastidiaba y también le asustaba, había una parte de ella que estaba segura en lograr salir adelante, pero la otra se aferraba al miedo y ya no sabía qué hacer. Notó algunas pequeñas manchas de óleo en sus dedos y recordó que esa tarde fue, tal vez, una de las más agradables que había tenido en varios años, estuvo en compañía de personas nobles y quizás eso era lo que necesitaba. La muchacha sonrió para sí misma y entre tanto parecía que escuchaba la dulce voz de la señora de la tienda de antigüedades animándole. Aquella mujer siempre se empeñaba en aconsejar a Vanessa y en subir su ánimo. Eres fuerte y lograrás todo lo que te propongas… Nunca temas –le decía. La señora Clementine tenía razón y aunque ella ya no estaba en el lugar de siempre, conservaba su grato recuerdo.
Vanessa se armó de valor y continuó con su marcha ya tratando de tranquilizarse un poco más, lo estaba logrando y eso era bueno, en especial para ella. No tendría necesidad de contarle nada a nadie sobre el suceso con ese vampiro si enfrentaba con capa y espada ese absurdo temor. La única persona capaz de ayudarla era ella misma y eso se convertiría en un paso hacia su independencia. Creyó haber escuchado unas pisadas a sus espaldas, pero sabía que sólo era producto de los nervios, al menos era lo que se empeñaba en creer. Negó varias veces y se dio ánimos para seguir adelante, sin embargo, esa voz masculina tan familiar le heló el cuerpo de manera que sólo se detuvo volviendo a sentirse asfixiada. Trató de que sus pensamientos fueran coherentes y no se dejaran arrastrar por el miedo insano que le perturbó por breves minutos.
Quiso enfrentar a quien le hablaba, pero no tuvo la osadía de hacerlo, Aunque la voz era tan parecida a la de Ryley, la chica no se fió de aquello. Su hermano estaba fuera de Francia y era imposible que se encontrara con él en dichas circunstancias, así que sólo volvió a iniciar la marcha sin siquiera responderle al desconocido. Sólo quería huir de esa presencia lo más que le permitieran sus mortales piernas. Sin embargo, una corazonada extraña hizo que la curiosidad fuera la que ganara en ese momento. Vanessa no era muy creyente en milagros, es más, desde el momento en que se sintió estafada por lo del relicario, sabía que ya no debía volver a creer en tonterías. Pero esta vez, la poca esperanza que quedaba en su interior le animó a que volteara y despejara así todas sus dudas.
¿Drake? ¿Podría tratarse realmente de él? Todo podía ser posible. Pero, ¿cómo podría ser? Desde que decidió irse con Ryley, el gemelo de éste no le dio demasiada importante. Incluso, sus vínculos eran casi nulos. En el instante que las dudas asaltaron su mente, Vanessa no era capaz de decir palabra alguna, pero tampoco quería dudar demasiado. Si aquello era una prueba, la enfrentaría con valor.
— ¿Drake, de verdad eres tú? —Le interrogó con cautela. Sólo podría tratarse del gemelo de Ryley, no hallaba otra explicación coherente a tal encuentro—. No, quizás sea un espejismo o es que ya me estoy volviendo loca —se dijo a sí misma al momento en que retrocedió unos pasos. Desconfiaba demasiado, pero no apartaba la mirada de la figura masculina que tanto se parecía su hermano. Todo le resultaba muy confuso.
Última edición por Vanessa Ende el Mar Mar 31, 2015 1:10 am, editado 1 vez
Gwynneth Aylwin- Cambiante Clase Media
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Localización : París
Re: Look not in my eyes, for fear... [Privado]
Los peores embusteros son los propios temores.
Rudyard Kipling
Las calles y la soledad eran las mejores amigas del inmortal, la combinación de aquellas cosas le hacían reflexionar sobre muchas cosas que creía olvidadas, o que de manera deliberada trataba de dejar de lado y quizás le funcionaba ignorar aquello pero no podía hacerlo durante mucho tiempo, prueba de eso era el que ahora anduviese por las calles sintiéndose completamente perdido y trayendo a su mente las ideas de encontrar a sus hermanos. Tal y como la bruja se sumergía en sus propios asuntos, también debía ser adecuado que él se metiera en los suyos y reanudara las búsquedas nocturnas de aquellos con los que la humanidad le había ligado. Ryley y Vanessa eran después de todo, los únicos hermanos a los que realmente deseaba ver, todos los demás eran como sus padres y de ellos nunca se podía sacar nada bueno. Agradecía a los Ende haberle dado vida, pero nunca fueron más que estorbos de aquel matrimonio que sufría porque los tres no eran lo que se esperaba, o al menos Drake siempre los había visto de esa manera. El ahora inmortal jamás había hecho nada par tratar de cambiar la manera en que vivían, fue de hecho Ryley el que había terminado herido y esperando salir de aquella situación, mientras que todos los demás, incluido él, permanecían en su estado de confort.
Aquellos pensamientos, se vieron sin embargo interrumpidos ante la visión que tomaba como uno de sus delirios, una de esas imágenes de lo que deseaba ver. Vanessa debería de lucir justo de aquella manera en la que observaba a la mujer que pasaba entre las calles e ignorando aquel delirio, Drake seguía su rumbo. Continuo andando únicamente para terminar retrocediendo y siguiendo a la figura femenina tan parecida a su hermana. No estaba seguro de que fuera realmente su hermana y la única manera en la que creyó saber si se trataba de Vanessa o no, fue terminando por hablarle. ¿Qué era lo peor que podía suceder? Que no fuera ella y le ignorasen completamente, pero al menos habría intentado encontrarla y saber que había sido de ellos.
No se creía con el derecho de conocer acerca de la vida de los hermanos a los que nunca trato como se debiera, pero en parte, sentía cierta responsabilidad por ambos; más ahora considerando que si los encontraba, sería únicamente para mantener el contacto y después, verlos envejecer y morir lentamente. Aquello probablemente sería el castigo que merecía por no ser lo suficientemente valiente como para ir tras ellos o por no disfrutar de aquel lazo de sangre que los mantenía unidos, pese a que por su cuerpo ya no corriera más vida. Aquellos siempre serían sus hermanos y eso no cambiaría a pesar del tiempo.
La joven a quien llamaba continuo su andar sin prestar atención a sus palabras y Drake únicamente le siguió unos cuantos pasos más antes de detenerse y sonreír para si. Era ingenuo creer que su hermana aparecería de aquella manera ante él; así que se dio por vencido en creer que la chica era su familia y se dijo a si mismo que lo mejor era continuar la búsqueda por otro lado. Dio un paso hacía atrás, dispuesto a girar sobre sus pies e ir por el lado contrario a donde iba la humana y entonces la pregunta que siempre estuvo aguardado escuchar salir de los labios femeninos. Aquel no era un sueño, mucho menos un delirio. Frente a él se encontraba Vanessa.
– Pues es definitivo que no soy Ryley, así que creo que es obvio – afirmo mientras observaba a la joven que poseía muchas dudas en la manera de estar mirando en su dirección. ¿Qué pasaría por la mente de Vanessa en aquellos momentos? – Te aseguro Vane que no soy ningún espejismo y mucho menos que te estés volviendo loca, aunque debo admitir, pensé que el loco era yo porque tampoco espere encontrarte – le observo dar un paso hacía atrás y ladeo el rostro – ¿Qué pasa? ¿Así es como saludaras a tu hermano mayor después de tanto tiempo de no verlo? – dio un par de pasos al frente, mirando de arriba a abajo a su hermana – Has crecido tanto y eres mucho más bonita de lo que recordaba –sonrió, sin dejar de observar a su hermana menor. Aquella casualidad era la mejor que pudo haberle ocurrido, después de su encuentro con Lexi, claro estaba.
Rudyard Kipling
Las calles y la soledad eran las mejores amigas del inmortal, la combinación de aquellas cosas le hacían reflexionar sobre muchas cosas que creía olvidadas, o que de manera deliberada trataba de dejar de lado y quizás le funcionaba ignorar aquello pero no podía hacerlo durante mucho tiempo, prueba de eso era el que ahora anduviese por las calles sintiéndose completamente perdido y trayendo a su mente las ideas de encontrar a sus hermanos. Tal y como la bruja se sumergía en sus propios asuntos, también debía ser adecuado que él se metiera en los suyos y reanudara las búsquedas nocturnas de aquellos con los que la humanidad le había ligado. Ryley y Vanessa eran después de todo, los únicos hermanos a los que realmente deseaba ver, todos los demás eran como sus padres y de ellos nunca se podía sacar nada bueno. Agradecía a los Ende haberle dado vida, pero nunca fueron más que estorbos de aquel matrimonio que sufría porque los tres no eran lo que se esperaba, o al menos Drake siempre los había visto de esa manera. El ahora inmortal jamás había hecho nada par tratar de cambiar la manera en que vivían, fue de hecho Ryley el que había terminado herido y esperando salir de aquella situación, mientras que todos los demás, incluido él, permanecían en su estado de confort.
Aquellos pensamientos, se vieron sin embargo interrumpidos ante la visión que tomaba como uno de sus delirios, una de esas imágenes de lo que deseaba ver. Vanessa debería de lucir justo de aquella manera en la que observaba a la mujer que pasaba entre las calles e ignorando aquel delirio, Drake seguía su rumbo. Continuo andando únicamente para terminar retrocediendo y siguiendo a la figura femenina tan parecida a su hermana. No estaba seguro de que fuera realmente su hermana y la única manera en la que creyó saber si se trataba de Vanessa o no, fue terminando por hablarle. ¿Qué era lo peor que podía suceder? Que no fuera ella y le ignorasen completamente, pero al menos habría intentado encontrarla y saber que había sido de ellos.
No se creía con el derecho de conocer acerca de la vida de los hermanos a los que nunca trato como se debiera, pero en parte, sentía cierta responsabilidad por ambos; más ahora considerando que si los encontraba, sería únicamente para mantener el contacto y después, verlos envejecer y morir lentamente. Aquello probablemente sería el castigo que merecía por no ser lo suficientemente valiente como para ir tras ellos o por no disfrutar de aquel lazo de sangre que los mantenía unidos, pese a que por su cuerpo ya no corriera más vida. Aquellos siempre serían sus hermanos y eso no cambiaría a pesar del tiempo.
La joven a quien llamaba continuo su andar sin prestar atención a sus palabras y Drake únicamente le siguió unos cuantos pasos más antes de detenerse y sonreír para si. Era ingenuo creer que su hermana aparecería de aquella manera ante él; así que se dio por vencido en creer que la chica era su familia y se dijo a si mismo que lo mejor era continuar la búsqueda por otro lado. Dio un paso hacía atrás, dispuesto a girar sobre sus pies e ir por el lado contrario a donde iba la humana y entonces la pregunta que siempre estuvo aguardado escuchar salir de los labios femeninos. Aquel no era un sueño, mucho menos un delirio. Frente a él se encontraba Vanessa.
– Pues es definitivo que no soy Ryley, así que creo que es obvio – afirmo mientras observaba a la joven que poseía muchas dudas en la manera de estar mirando en su dirección. ¿Qué pasaría por la mente de Vanessa en aquellos momentos? – Te aseguro Vane que no soy ningún espejismo y mucho menos que te estés volviendo loca, aunque debo admitir, pensé que el loco era yo porque tampoco espere encontrarte – le observo dar un paso hacía atrás y ladeo el rostro – ¿Qué pasa? ¿Así es como saludaras a tu hermano mayor después de tanto tiempo de no verlo? – dio un par de pasos al frente, mirando de arriba a abajo a su hermana – Has crecido tanto y eres mucho más bonita de lo que recordaba –sonrió, sin dejar de observar a su hermana menor. Aquella casualidad era la mejor que pudo haberle ocurrido, después de su encuentro con Lexi, claro estaba.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Look not in my eyes, for fear... [Privado]
Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza.
—John Keats.
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza.
—John Keats.
Muchas dudas asaltaron la mente de Vanessa en ese momento, pero no sólo su cabeza se veía abarrotada de incertidumbres, sino de miedos y recuerdos. Junto con el recuerdo de su madre también habían llegado las vivencias con sus hermanos, a los que siempre sintió tan distantes que no dejaba de pensar que ella tendría que vivir siempre sola. Él único que se mantuvo a su lado y al que le regalaba una sonrisa sincera era Ryley, porque a pesar de las circunstancias, fue quien se mantuvo a su lado desde que tenía memoria y aún cuando éste decidió irse de su casa, regresó por ella sin importarle más nada. Vanessa no esperaba menos de él. Pero ahora las cosas se tornaron diferentes y aunque ella ya no tendría que lidiar con el hogar disfuncional de donde venía, volvía a estar sola nuevamente. Atrapada en sus propias divagaciones y pavores.
¿Realmente quería volver a Drake? No estaba realmente segura. Tener que encontrarse con algún miembro de su familia que no fuese Ryley era algo que Vanessa no deseaba, por mucho que extrañaba a su madre. Pero también extrañaba a la señora Clementine. Entonces podría decirse que lo único que quería la muchacha era a alguien que estrechara su mano cuando su visión se arrastraba en tinieblas y Drake no era precisamente lo que esperaba. La relación con él nunca fue demasiado estrecha y a veces pensaba que el gemelo de Ryley sólo pensaba en sí mismo y en muchas ocasiones en querer agradarle a su padre más que en ser un apoyo para sus hermanos. Incluso el único que la defendió cuando su progenitor intentó lastimarla fue Ryley, la menor no podía estar más agradecida por eso y sentía que le debía mucho a su hermano porque gracias a la torpeza de ella, una cicatriz lo había marcado para siempre. Entonces, ¿qué papel jugaba Drake ahora? ¿Por qué entre todas las personas en el mundo tuvo que haberse encontrado con él? No entendía y no era como si quisiera entender. Pero la curiosidad la mantenía en una posición en la que era incapaz de continuar su camino.
Sí, sin duda era Drake. Lo notó cuando se dirigió a ella, pero aún estaba demasiado consternada como para pensar adecuadamente en qué hacer. Aunque siempre había identificado a los gemelos, había algo diferente en su hermano que la hizo dudar. El tiempo transcurrió demasiado rápido y aún así no dejaba de ser tiempo que cambiaba todo a su alrededor y eso no excluía a nadie. Ni siquiera a los inmortales. La piel de Drake lucía esta vez muy pálida, más de lo que recordaba, ¿estaría enfermo? Era una posibilidad, pero, qué demonios estaba haciendo por las calles a esas horas cuando debería estar en cama. Vanessa descartó una posible enfermedad y con mayor razón al verlo a hablar con tanta calma, como si ningún mal aquejara su cuerpo.
— ¡No lo hagas! —Advirtió cuando Drake acortó la distancia entre ambos. Vanessa desconfiaba hasta de su propia sombra y en dichas circunstancias no haría ninguna excepción—. No entiendo, ¿qué ha pasado contigo? ¿Por qué debería recibirte de otra manera? No tengo motivos… —Se lamentó Vanessa en un susurro como si le clavaran una daga en el pecho al recordar la indiferencia de su hermano en veces anteriores—. Sí, bueno. Ha pasado ya bastante tiempo y las personas suelen cambiar, quizás demasiado. Y yo no soy la excepción, supongo.
Sólo hubo un pequeño encogimiento de hombros por parte de la muchacha. Había momentos en los que era difícil guardarse ciertas cosas y éstas simplemente escapan al aire porque ya no querían estar escondidas, hundidas en un rincón. Sus orbes se clavaron en el suelo oscuro al ser incapaz de enfrentar a Drake. No le parecía justo aquel encuentro y se preguntaba porque justo ahora él tenía que aparecer y justo en el momento menos adecuado.
Gwynneth Aylwin- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/02/2015
Localización : París
Re: Look not in my eyes, for fear... [Privado]
Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera.
José Hernández
Cuando creía que en si inmortal existencia no quedaban más esperanzas, siempre ocurra algo que a Drake le inspiraba a continuar. La ocasión que estuvo profundamente triste en Luna Park, se encontró con Alexia, quien mediante sonrisas bobas e inocentes palabras le había arrancado de los pensamientos el fracaso que llevaba a cuestas, pues hasta aquellos momentos no había dado con sus hermanos y era ahora, cuando las cosas no estaban tan bien gracias a Alexandria, terminaba por encontrarse a Vanessa.
Al mirar a su hermana notaba lo diferente que estaba no solo fisicamente. Si bien nunca habían sido verdaderamente cercanos, era evidente que algo le había sucedido en todo aquel tiempo en que no se vieron y Drake lo notaba por el hecho de que le miraba con desconfianza, como si fuera un completo desconocido, cuando al menos debía recibir como una persona a la que conocía. Además de eso, dio pasos hacia atrás tratando de alejarse de él. ¿Acaso se percataba de que él estaba diferente o de lo que era? Dudaba seriamente de que fuera de esa manera, pero la duda de que quizás era posible que ella supiera se quedo presente en su mente. Pese a las dudas que comenzaban a asaltar su mente, se mantuvo sonriente porque trataba de aferrarse a las cosas buenas de aquella situación, como lo era el hecho de finalmente haberle encontrado.
Dio entonces algunos pasos para terminar la distancia que existía entre ambos y las palabras de su hermana terminaron por hacer que se detuviera y le mirara con cierto grado de dolor en el interior. Ella tenía razón en rechazarle, pero igual, eran familia. Además, fueron ellos los que se habían alejado del hogar sin siquiera decirle a él si deseaba irse con ellos; nunca habían sido los más unidos, pero lo dejaron a su suerte y eso le había herido aunque no lo reconociera del todo.
– Ya veo – le sonrió – después de todo no soy Ryley, así que no debe interesarte en lo más mínimo lo que me pase a mi, o a los demás miembros de la familia – eso era lo que Vane le daba a entender con sus palabras, con sus actos y hasta con las miradas que le dirigía. Era Drake tan despreciable como para que su propia hermana lo rechazara de una manera tan directa – Pues no eres la excepción, pero existen cosas que nunca cambian como tu favoritismo por Ryley, de lo cual no puedo culparte – le miro fijamente – Y quieres sabes que ha pasado conmigo, deje la casa poco después de ustedes y desde ese entonces los busque – se encogió él de hombros – pero eso no te interesa, puedo verlo gracias a tus palabras y lamento si es que mi presencia te parece una molestia en estos momentos, pero eres mi hermana y creí que al menos merecía saber un poco de ti y de mi hermano – suspiro y esta vez, quien dio un paso hacia atrás, fue él – ahora veo que me equivoque, para mi no hay espacio en sus vidas.
¿Le extrañaba ese hecho? En lo absoluto. Sabía que las cosas eran de esa manera desde hacía tanto, pero aun sabiéndolo, dolía.
José Hernández
Cuando creía que en si inmortal existencia no quedaban más esperanzas, siempre ocurra algo que a Drake le inspiraba a continuar. La ocasión que estuvo profundamente triste en Luna Park, se encontró con Alexia, quien mediante sonrisas bobas e inocentes palabras le había arrancado de los pensamientos el fracaso que llevaba a cuestas, pues hasta aquellos momentos no había dado con sus hermanos y era ahora, cuando las cosas no estaban tan bien gracias a Alexandria, terminaba por encontrarse a Vanessa.
Al mirar a su hermana notaba lo diferente que estaba no solo fisicamente. Si bien nunca habían sido verdaderamente cercanos, era evidente que algo le había sucedido en todo aquel tiempo en que no se vieron y Drake lo notaba por el hecho de que le miraba con desconfianza, como si fuera un completo desconocido, cuando al menos debía recibir como una persona a la que conocía. Además de eso, dio pasos hacia atrás tratando de alejarse de él. ¿Acaso se percataba de que él estaba diferente o de lo que era? Dudaba seriamente de que fuera de esa manera, pero la duda de que quizás era posible que ella supiera se quedo presente en su mente. Pese a las dudas que comenzaban a asaltar su mente, se mantuvo sonriente porque trataba de aferrarse a las cosas buenas de aquella situación, como lo era el hecho de finalmente haberle encontrado.
Dio entonces algunos pasos para terminar la distancia que existía entre ambos y las palabras de su hermana terminaron por hacer que se detuviera y le mirara con cierto grado de dolor en el interior. Ella tenía razón en rechazarle, pero igual, eran familia. Además, fueron ellos los que se habían alejado del hogar sin siquiera decirle a él si deseaba irse con ellos; nunca habían sido los más unidos, pero lo dejaron a su suerte y eso le había herido aunque no lo reconociera del todo.
– Ya veo – le sonrió – después de todo no soy Ryley, así que no debe interesarte en lo más mínimo lo que me pase a mi, o a los demás miembros de la familia – eso era lo que Vane le daba a entender con sus palabras, con sus actos y hasta con las miradas que le dirigía. Era Drake tan despreciable como para que su propia hermana lo rechazara de una manera tan directa – Pues no eres la excepción, pero existen cosas que nunca cambian como tu favoritismo por Ryley, de lo cual no puedo culparte – le miro fijamente – Y quieres sabes que ha pasado conmigo, deje la casa poco después de ustedes y desde ese entonces los busque – se encogió él de hombros – pero eso no te interesa, puedo verlo gracias a tus palabras y lamento si es que mi presencia te parece una molestia en estos momentos, pero eres mi hermana y creí que al menos merecía saber un poco de ti y de mi hermano – suspiro y esta vez, quien dio un paso hacia atrás, fue él – ahora veo que me equivoque, para mi no hay espacio en sus vidas.
¿Le extrañaba ese hecho? En lo absoluto. Sabía que las cosas eran de esa manera desde hacía tanto, pero aun sabiéndolo, dolía.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Look not in my eyes, for fear... [Privado]
Ese instante que no se olvida,
Tan vacío devuelto por las sombras,
Tan vacío rechazado por los relojes.
—Alejandra Pizarnik.
Tan vacío devuelto por las sombras,
Tan vacío rechazado por los relojes.
—Alejandra Pizarnik.
¿Qué podía hacer? Drake realmente parecía estar contento por aquel encuentro y hasta se le veía esperanzado. Pero lo cierto es que Vanessa sólo terminó rechazando su cercanía. Desconfiaba de que algo como aquello fuera real, quizás se trataba de alguien más jugándole sucio. Desde su primer encuentro con un sobrenatural, sabía que estas criaturas eran capaces de jugar con las mentes de las personas y eso, sin duda, asustaba a Vanessa y más cuando ella misma estaba consciente de que no le era tan fácil ocultar sus propios temores, aunque luchara contra estos, terminaban hundiéndola entre las sombras de un pasado que no dejaba de ser doloroso.
No apartó su mirada del suelo en ningún momento, era incapaz de hacerlo. No tenía el suficiente valor para enfrentar al hombre que tenía frente a sus ojos, pero tampoco fue capaz de alejarse lo suficiente. Tenía curiosidad. ¿De verdad era Drake? No sabía qué hacer, todo se volvía tan confuso en esos momentos que hasta sintió que la cabeza le daba vueltas de tanto pensar.
Aquellas palabras se convirtieron en punzadas que desgarraban su pecho. Se lamentó por haber actuado tan precipitadamente, pero había cosas que jamás se olvidaban. Eran recuerdos que siempre ofuscaban el alma. Sin embargo, Vanessa recordó, que alguna vez Clementine le dijo que siempre había paso para la esperanza, porque era la única vela que permanecía encendida en la oscuridad, capaz de hacernos entender que no todo está perdido cuando nos aferramos a la idea de que así es.
—Eso no es cierto —dijo casi en un susurro—. No es mi favorito, es sólo que… —Guardó silencio, incapaz de continuar al momento en que se refregaba los ojos con ambas manos.
Tenía razón, Ryley no era su favorito. Pero admitir aquella verdad le llevo a darse cuenta de otra cosa. Ella sólo buscaba atención de alguien para no sentirse sola, ni mucho menos rechazada. Era realmente triste darse cuenta de la realidad de las cosas. Es verdad que su hermano se la había llevado consigo, pero lo cierto es que él ya tenía una vida diferente, tenía una familia a la cual prestarle atención y Vanessa no quería ser una carga extra.
—Ryley está bien, aunque igual no sé en dónde está… Fue en busca de su esposa o algo así —mencionó cuando halló la manera de poder gesticular las palabras—. Han pasado muchas cosas que quizás no entiendas. Cosas de las que nunca te enteraste… Y por eso no sé si de verdad eres mi hermano Drake o alguien haciéndose pasar por él. Hay muchos sobrenaturales en la ciudad, ¿sabes? Y no todos son buenos. No debería extrañarte que desconfíe de ti. —Claramente se estaba lamentando, ya a estas alturas no había más nada que hacer y ella se estaba resignando a lo que el destino le tenía preparado.
Gwynneth Aylwin- Cambiante Clase Media
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