La luna sale a caminar. | Libre |

por **Aniëtt O'Claude** Sáb Jun 14, 2014 12:30 am

Hoguera de estupor en que mi sed ardía
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

-Go to sleep, my love... -Ordenó viendo cómo la cortesana se dormía entre las sabanas. No habían hecho nada, pero no sabía en todos sus cabales si lo que sentía por ella era amor. ¿Hombres o mujeres? Gran diferencia no había. Pero acariciar la piel de esa mujer, recorrer sus contornos o simplemente pasar el borde de sus labios por las piernas de ajenas, era lejos la mejor sensación que nunca antes pudo o podrá comparar con algo más, aunque, las mujeres como su compañera cambiaban cada noche.
Tomó su abrigo, dejando un par de billetes contra la mesa de noche que adornaba esa descuidada habitación; Apresuró sus pasos hacía el centro del burdel. Cargó parte de su cuerpo contra la pared más cercana encendiendo un cigarro que ahora se depositaba entre sus labios. Inhalando y exhalando de ese humo que la hacía gozar de las pocas cosas superficiales de la vida.

Miró a su alrededor con real detención, observó esta vez cómo un sin fin de hombres y mujeres bajaban a por un poco más de acción, un par de billetes más. O simplemente cubrían sus perfectos cuerpo con trajes de satín negro con el cual terminaban una ardua noche de trabajo.
Sea cómo sea la situación o el acontecimiento, a ella le parecía realmente interesante intentar indagar en vidas cómo las ajenas. Tomó asiento esta vez sobre un gran sillón de cuero rojo y cruzando sus piernas detalló a cada personaje, cada ser o cada humano que se presentara frente a ella.
No la podían confundir con una cortesana, no tenía la apariencia ni la distinción que cataloga a cada una de esas bellas mujeres. Aunque más de uno de los visitantes anónimos la mirase de forma diferente, ellos sabían de quien se trataba un momento antes de adelantar centímetro más y verle con admiración.

¿Realeza en el burdel? No, mejor aún, ¿Una dama en lugares tan superfluos?, es poco creíble a cualquier espectador, ya que se nombra al hombre como el deseante de las carnes, no a las mujeres, ellos son los débiles ante buenos cuerpos y suaves caricias, no las mujeres, ellos necesitan más de un poco de placer carnal con extrañas, no las mujeres.
Aunque jamás se catalogó como alguien que se guiara por las reglas establecidas, más que mal ¿Ahí estaba, no?
Aunque la noche se la pasaría pensando o tratando de lidiar con sus actos y pensamientos.

Optó por ver al que llamaría su atención por sobre manera. Alto, espalda ancha y el ceño fruncido, claramente no iba por una noche simplemente, no estaba allí por placer o quizás sí, pero no de placer carnal, eso no lo dudaba ni por un segundo.
Presionó sus propios labios, chasqueando un par de veces su lengua y lo siguió con la mirada, sin aún levantarse ni mucho menos ver de frente lo que su mente absorta podría estar imaginando.
Se palabreaba con un hombre, un hombre de dinero, se veía enojado. Ambos se veían enojados. Alzaban sus brazos y el tono de sus voces comenzaban a llamar la atención de todos los "hogareños" que les rodeaba.
-Así me gusta... -Masculló en un tono tan suave que a escasas ella misma pudo oír su propio murmullo.

Alzó su cuerpo con real elegancia, tomó posición sobre una de las sillas que daba a la barra y de más estaba decir, que daba primer lugar a la disputa encarecida de la cual era presente. Extendió su mano derecha al hombre que conocía solo de vista y guiñando uno de sus ojos, murmuro algo a su oído. Este la miro y dando una advertencia al que había entrado tan solo hace segundos por la puerta, se retiró del lugar, del centro de la pelea sin acotar más a la discusión.
La gente comenzó a tomar pasos normales y ella giró su rostro para ver al chico que hace segundos había llamado su atención. Detuvo en sus ojos y notó en ellos algo de lo que sabía debía tomar cautela, pero aún así habló, habló sin miedo del error que podría estar cometiendo -Armar disturbios en un Burdel no esta muy bien visto. Tomando en cuenta que este lugar cada media hora tiene problemas, ahora bien... veo que es de armas tomar- Mascullo con una jocosa sonrisa entre sus labios -¿No gustaría tomar de una copa, mejor?-

por **Mark Bass** Sáb Jun 14, 2014 12:50 am

Caída nocturna que se postra sobre las planicies de la hermosa ciudad de París, Francia. Lugar que prevalece iluminada por el astro lunar bajo un matiz platinado que se entromete en cada rincón de sus calles, de sus callejones y de sus recintos.

Así pues, la calma y la temperatura templada son solo algunos elementos que perfeccionan el marco escénico que apunta como protagonista a un burdel, un lugar que vende caricia, tiempo, sexo, cuerpos, pasión.

Con prontitud la temperatura empieza a descender, los aires se realzan moviendo de un lado a otro los arboles así como levantando algunas cortinillas de polvo que se alzan hasta el firmamento donde ya las nubes empiezan a opacar el brillo de la Luna, pareciese que la oscuridad de alguna forma ha tocado la Tierra.

La puerta principal de aquel negocio visto mal por la sociedad se abre de par a par. Una silueta alta permanece en la incógnita al verse dibujada solo como una sombra debido al reflejo nocturno de las afueras; inclusive, el ambiente se queda callado pues algunas de las Cortesanas logran identificar el rostro de este hidalgo que decide dar un paso al frente, descubriendo su ser ante la iluminación de la casa de citas.

Vistiendo un traje negro y camisa albina. Una espada bien ceñida a su cintura y un rostro por demás de apuesto, sin embargo con la mueca tan fría como la temperatura que ahora aborda el lugar; sus ojos son negros como la noche al igual que sus cabellos cortos “Bienvenido, señor” es lo que se escucha por parte de una dama con cierta tonalidad asustadiza, algo que da paso a solo una mirada por parte del caballero, observando de pies a cabeza a la preciosa mujer más terminando por ignorar ese saludo.

Lentamente y con el porte lleno de elegancia se adentra al Burdel. De sus labios se puede observar como prende un puro y al absorber un poco de este suelta consecuentemente cierta cantidad de humo que no tarda en esfumarse.

Paulatinamente su anatomía se sitúa en la barra, donde decide tomar asiento y simplemente hace una seña que orilla a la servidumbre a solo asentar con la cabeza para casi instantáneamente darle un vaso con Whisky.

Su mirada empieza a estudiar cada rincón, su silencio es solemne así como su mueca que indica no ser muy amable. Dureza, soberbia, elegancia… Algunas palabras que pueden distinguir bien al hombre que ahora simplemente trata de enfocarse en una sola cosa… Estudiar a cada presente.

por **Aniëtt O'Claude** Jue Jun 19, 2014 10:27 pm

Era uno de esos encuentros fortuitos, el tipo ahora se retiraba con la mirada repleta de furia ¿Interrumpió lo que sería una buena pelea? Puede que sí, pero al ver sus pasos alejarse de ella, no hizo más que desviar al vista y volver a lo que hacia; Observar, nada más que eso.
"― Tráeme niñas que no conozca ― " Señalaba un hombre por una esquina de la habitación, reconocía su rostro, era uno de los mayores inversionistas de París ¿Lo gracioso? Claro, siempre había un lado divertido, estaba casado con una de las mujeres más hermosas del país, más condescendiente y no estaba de más decir, una mujer inocente de pensamientos sanos ¿Que diría ella si lo viera en esa posición? Quizás lo sabía y simplemente silenciaba, joder, cómo hervía la sangre de Aniëtt en ese momento.

Desviaba, evitando así la mirada de aquellas victimas de la piel, viendo entre muchos besos como algunas eran prácticamente arrastradas por las manos desconocidas a una habitación donde el placer carnal se negociaba bajo un par de monedas; Chasqueo un par de veces su lengua y negó entre leves lamentos ajenos ― Una lastima... ― Murmuró al ver que una de sus favoritas se iba bajo el brazo de uno de los hombres más asquerosos conocidos por las calles de París.

Aquella imagen rondaba su cabeza con necesidad de que se compusiera, por lo mismo retomo su postura. Caminó hasta la barra, detallando con anterioridad el último puesto vacío frente a la misma, frunció sus labios y simplemente cargó su cuerpo allí, golpeando un par de veces la superficie para llamar la atención de aquella hermosa fémina que servia los tragos ― Preciosa, dame lo de siempre... con un poco más, acabo de ver una escena espantosa ― Dedicó una falsa sonrisa, siendo correspondida por la cortesana de la misma forma ― La quiero para ayer, así es que estás un poco atrasada con el pedido ― Le guiñó y la muchacha fue a lo que era ordenada.

Giró su cuerpo en el propio eje, cruzó sus piernas y observó a quien antes no había visto, o quizás, no se había detenido en él. Poco a poco dio vuelta a su rostro para verle mucho mejor, casi como un lector empedernida, se animó a tomar mayor cercanía (Estaba sentado junto a ella) ― Buenas noches, señor... ― Susurró arrastrando cada silaba entre su lengua y paladar, no era necesario alzar la voz, ya era su compañero si en relación a cercanía se tratara.
Allí estaba, entre su anatomía, la barra y la copa de licor que se le servía con suma rapidez a los segundos de haberla pedido ― Aniëtt O'Claude para servirle... omitiré la pregunta del "Que hace acá" pues creo que es bastante obvia su respuesta ¿O me equivoco? Pues si así es, adoraría que rebatiera mis dichos ― Añadió a sus propios comentarios, tomando la copa entre sus manos llevando la misma a sus labios para beber un poco más de ésta.

por **Mark Bass** Vie Jun 20, 2014 1:52 am

Su mirada negra como la noche finaliza con el estudio de cada presente, cada rincón así como cada elemento que encierra aquel recinto; perfecto reconocimiento para su propio uso. Con calma da un sorbo a su bebida para después mostrar una sonrisa ladina, algo lleno de burla así como disfrute pues se regocija de ver a políticos, a miembros públicos pecar ahí mismo… ¡Pero que imbéciles! Exponerse de tal forma al ojo del curioso… Algo que demuestra porque hay diferencias entre los sirvientes… Y los amos.

Aclarando su garganta pronto se percata de la aproximación de una mujer. Alta con cuerpo que podría inducir al pecado perfectamente, sus ropas así como sus ademanes parece no pertenecer a los sirvientes y menos a las putas que atienden el lugar.

Atrevidamente se sienta a un lado para después querer entablar una conversación, algo que no le importaría a este inglés hasta el momento en el que se le cuestionan sus asuntos. Grave error.

Sin ninguna clase de sutileza, el trajeado observa de pies a cabeza a la fémina. Absorbe un poco de su puro para después tomar su vaso y consecuente soltar un poco de aquel humo en el rostro ajeno, levantándose de la barra para dirigirse hacia el jardín sin dar ni una sola frase hacia la mujer, salvo una sonrisa ladina que demuestra una burla abismal.

Caminante lleno de ese egocentrismo y elegancia se abre paso entre los presentes. Su mano izquierda sostiene el Whisky, sus labios cerrados ajustan su vicio y su mano derecha acaricia el mango de su espada.

Una vez en la puerta que da al jardín decide adentrarse en este, ignorando toda invitación o coqueteo por parte de las trabajadoras e inclusive prefiriendo simplemente no voltear siquiera a verlas… No hay alguien con quien valga la pena hacer negocios esta noche… Al parecer.

por **Aniëtt O'Claude** Miér Jul 02, 2014 8:08 pm

Claramente el juego de incomunicados se podía jugar entre dos, el simple acto de verlo tomar pasos firmes lejos de ella la hacía comprender de quien se trataría, basada en su actitud, sabría como era el forastero que la dejaba por sobre aviso hablando sola.
No caería en el infortunio de tomar cartas en el asunto, pues con un chasquido de sus dedos, dos o puede que quizás tres, sí, esa suma era más crédula. Tres de sus sirvientes más fieles llegarían a su encuentro, haría devolverse a tal irrespetuoso y lo sentarían una vez más a su lado, obligando al mismo a entablar ahora una conversación forzada e incomoda.

Sonrió a sus adentros, contemplo a la muchacha que servía los tragos traspasando unos datos extras, muy conveniente para ambas. Una vaso se vaciaba entre los labios de la duquesa, mientras aún en su cabeza se giraba la idea de hacer algo más aquella noche, de buscar una dimensión en su cabeza un tanto más entretenida, sin disimular tapujos.
Bajo el sonido de un banda clandestina tocando en un rincón del burdel, buscó la salida al exterior, a ese pequeño jardín que tenían para los osados que gustaban de un encuentro exterior, quien sabe, nadie juzga, cada uno con sus gustos.

En su conciencie se peleaban los demonios, pues tras beber más de un trato se veía llegando contra un muro, su anatomía estaba cargada sobre una pared cercana, lista para comenzar a tomar atención de los cercanos, de quienes la rodeaban. Se daba un baño visual, sus brazos cruzaron la altura de su pecho de momento que una de sus cejas se alzaban observando al irrespetuoso de minutos atrás, seguía solo. Dios, ¿Enserio? ¿Así estaría toda la noche? Se asemejaba a una piedra dentro del agua, seca por dentro.

No había nada más para decir, nada más para pensar, hizo el último intento ¿Por qué? Simplemente porque gustaba de cosas imposibles, segura la charla duraría menos de lo esperado, quizás solo se armaba expectativas que no se cumplirían del hombre desconocido para ella; A paso firme, caminó. Se detuvo a sus espaldas, chasqueo un par de veces su lengua antes de hablar y parpadeando para tomar concentración en él, murmuró, sin verle el rostro — ¿Sabe que es de mala educación dejar a una dama hablando sola? — Sentenció y continuó — A decir verdad, es de mala educación dejar a cualquier persona con la palabra en la boca.

Su vista se detenía en su cuerpo, esperando a que se diese vuelta, para detallar sus ojos, marcar su imagen mentalmente para no olvidar facciones.

por **Mark Bass** Jue Ago 14, 2014 2:09 pm

El ambiente es asqueroso, demasiados sirvientes y todos con aires de grandeza que no les pertenece puesto que solo dan lástima y alardean algo que les queda muy pero muy grande. Así pues, una cortesana se la acerca a Mark, tomándolo por la espalda y acariciándolo con suma dedicación. Grave error.

-¿No sabes tu lugar?- Menciona el inglés mientras observa a otro lado sin siquiera tomarle atención a la puta –Aleja tu mano de mi ahora mismo, ve con alguno de los otros mediocres que están a tu altura y déjame en paz- No pasa mucho tiempo antes que totalmente indignada, la joven salga disparada de ahí.

De pronto con una absorbida a su puro, este escucha las palabras de una mujer. Su tono de voz evidentemente es de distinta clase a las trabajadoras de ahí y ¿Cuál fue su sorpresa? La misma insistente de la barra -¿Y no sabe que es de pésima educación molestar a alguien que no desea ser molestado?- responde con descaro, soltando el humo de su boca contra el rostro de la fémina al girarse contra ella.

Los ojos negros del cazador van de arriba hacia abajo, estudiando la anatomía –Muy bien hecha, debe decir- de la extraña. La colilla de su cigarro es tirada al suelo y pisada sin demora. -¿Cuál es su nombre, señorita?- dice, clavando sus orbes en los ajenos tratando de escarbar su alma.

Socializar siempre ha sido el fuerte del Señor del Placer, sin embargo, solo cuando es en un ambiente en su nivel y evidentemente aun no encuentra alguien de tal, ¿será que la dama elegante lo sea?

por **Aniëtt O'Claude** Sáb Sep 06, 2014 2:10 am

— ¿Para que querría usted saber mi nombre? Mejor lo dejamos en el tintero del olvido, sólo recalco que con tal efigie que deja destellar, debería saber las etiquetas de cortesía — Enarcó una de sus cejas, ciertamente la actitud del masculino frente a sus ojos comenzaba a aborrecerla cada vez más, tanto así que rápido se arrepentía de dar lecciones sobre algo frente a un sujeto cómo él — Una de ellas y la más importante, al menos a mi parecer, es jamás dejar a una dama hablar sola, por más insistente, arrogante o aburrida que esta le parezca — Sentenció sus dichos, arrastrando con la punta de su lengua hasta la última silaba para que entendiera por completo sus dichos y no quedara duda alguna.

Alzó una de sus manos, y llamando la atención de una de las cortesanas del lugar, tan sólo con la mirada supuso que aquella belleza sabría de inmediato lo que deseaba al llamarla entre tanto comenzó a cortar distancia de su compañero, esquivando el humo que lanzaba contra su rostro mientras un lívido suspiro abandonaba sus labios — Tampoco es que me guste como trata a estas señoritas... hacen su trabajo y sin tan denigrante encuentra este lugar, sé a la perfección que sus puerta son grandes como para que caiga su corpulento y delicioso cuerpo — Le guiñó uno de sus ojos, en el momento exacto dónde la mujer antes vista le llevara un par de tragos sobre una bandeja — Beba un trago conmigo, no lo hará menos hombre entablar una charla amena con una desconocida ¿No? — Rodeo con la palma de su mano aquel licor, meneo su contenido un par de segundos para luego llevarlo a sus labios; Disfrutó de como el alcohol quemaba su garganta hasta dejar ese exquisito sabor en su paladar.

Irguió su espalda y se detuvo frente a él, sintiendo como el olor a tabaco opacaba ese perfume varonil que lo bañaba, esperando a su respuesta; Mismos segundos en los cuales aquella cortesana sostenía el trago que le correspondía al castaño.

por **Mark Bass** Sáb Sep 06, 2014 2:58 am

La imagen de una mujer segura, de ese tipo que dice todo de frente sin ninguna clase de titubeo o inclusive disfraz. De ese tipo que aparentemente no existían, hasta esa noche –Cuantas palabras llenas de razón- se limita a decir el de ojos negros, quien simplemente acaba con su cigarrillo para colocarlo en la bandeja y tomar la copa.

-Mark Bass, pero puede llamarme Mefistofeles.. Así es como me conocen- responde con un ligero brindis, bebiendo un poco de aquel líquido que pasa por su garganta como agua, tan simple y perfecto evidenciando una experiencia en la bebida –Ahora, quisiera que dejemos de ser desconocidos-

Con un trago efímero, este alza la ceja mientras dibuja una sonrisa ladina en su faz. Con calma, sus pupilas van estudiando el rostro así como el comportamiento de la singular fémina, un ejemplo único en su especie que se atreve a enfrentarlo, a ponerlo en su lugar.

Eso le gusta, una mujer fuerte y capaz. Parece ser que su llegada al burdel en busca de algo interesante y no solo un mero deseo carnal esta vez se viene con toda la fortuna… ¿Quién será ella? Y por Satanás… ¿Qué demonios está haciendo ahí metiéndose a la boca del lobo?

No es que él sea un lycan, pero sabe morder y lo hace muy bien.

por **Aniëtt O'Claude** Lun Sep 08, 2014 12:38 am

— Lamentablemente para usted, y completamente a favor para mi, ya me he presentado, mi nombre ha sido pronunciado a su presencia, pero tal arrogancia no lo dejó oír, pero al menos que tenga la capacidad de recordar dichos que no escuchó por opción propia, dejaremos que esta noche sólo se trate de dos desconocidos en un burdel de mala muerte ¿No le parece exquisita la idea? — Chasqueó un par de veces su lengua, una lívida sonrisa se asomó sobre sus labios, llevando la copa hasta los mismos para saborear entre su lengua y paladar ese recio elixir del cual se declaraba fanática en todas sus letras.

Inclinó su copa, la estrechó muy suavemente contra la del castaño, deteniendo sus movimientos para detallar sus facciones, el sigilo movimiento de sus actos, hasta que una sonrisa se refleja en sus labios, estaba tan divertido como ella ante la presencia del otro — Y dígame Señor Bass, prefiero llamarlo así a por como lo conocen ¿No le molesta? — Inquirió, sin dar tiempo a que respondiera, mientras daba un paso más hasta él; Cercanía que le daría mayor comodidad al hablar entre el ruido común de borrachos y chicas gritando; Un burdel, ¿Que más se podía esperar de un lugar como ese?

— ¿A que se debe su presencia en este lugar? Pues, si me encontrara con otro tipo de personaje, sabría perfectamente que busca un roce carnal, pero sus ojos no me dicen eso y su actitud lo confirma — Masculló, registrando nuevamente el bache oscuro de sus ojos, sin perder ni por un minuto sus movimientos; Sabía que se adentraba en algo peligroso, era de esas personas de las cuales sabía que no debía acercarse.

por **Mark Bass** Miér Sep 10, 2014 1:42 pm

El rostro del inglés se queda con atención observante a la dama, escuchando sus palabras y estudiando cada movimiento de su cuerpo –Desconocidos seremos, entonces- dictamina al momento de traer a su mente el nombre de la mujer. Aniëtt, es.

-Señor Bass- sonríe ladino –Como usted guste- bebe de golpe lo que queda de la bebida, mientras manda traer una segunda ronda, aun cuando aparentemente la fémina no termina con su propio líquido –Mi motivo de estar aquí se remite a una simple búsqueda de negocios, analizando el campo y ejerciendo un juicio para ver si puedo encontrar un diamante en bruto-

Con tranquilidad sus ojos se transportar hacia lo que es el plano del lugar, grabando bien todo el marco escénico para así ir identificando desde lugares hasta presentes, movimientos en secretos o inclusive otros tantos que se supone deben ser secretos… Todos yacen bajo la mirada del letal Cazador.

-¿Qué es lo que puede buscar una mujer de su categoría en un lugar como este?- suelta la pregunta tras volver a la mirada ajena. Su rostro se mantiene con toda calma expectante de la respuesta mientras que sus orbes se clavan en los de Aniëtt, tratando de indagar hasta el último rincón de su alma.

por **Aniëtt O'Claude** Miér Sep 24, 2014 10:27 pm

— Como desconocidos quizás la velada se haga un poco más agradable, señor — Murmuró aún detallando su mirada, no perdía segundo de ver a sus ojos, tenía aquella mala manía de jamás hablar sin perder rastro de aquellos baches, lograba deducir, o así lo creía ella, lograr que fueran en completo sinceros al imponer tal presencia.

Enarca una de sus cejas al ver que el liquido se pierde entre sus labios; Sonrió. Llevó su propio vaso a los labios propios, bebiendo completamente diferente a él, de forma lenta, disfrutando de como el licor humedecía su lengua para luego darse paso a enardecer su interior con el alcohol — ¿Y ha encontrado algún diamante en bruto señor Bass? Dudo que aquí encuentre algo así, aunque, no despreciaría a mis muchachas — Se refería así a las prostitutas por simple diversión — Algunas de ellas lo podrían sorprender de formas inimaginables, y no me refiero a los lascivos pensamientos que se le pueden venir a la mente al saber que son simples cortesanas — Desvió la mirada tan sólo un par de segundo, recorrió los cuerpos femeninos con la vista, hasta que al volver a su compañero, notó como otra ronda de tragos se acercaba — Si sigo bebiendo... la noche no será algo que recuerde — Bromeó.

Escuchó con atención cada una de sus palabras, la interrogante era común, típica pregunta que se le hacía con frecuencia al verla en ese lugar — Compañía ¿Que más podría buscar acá? Al contrario de usted, mis negocios jamás se harían aquí, aunque... no vivo de negocios, me dedico a otros campos, roces humanos diferentes a los que se hacen en este lugar — Bebió lo último que quedaba en su vaso — A pesar de su apariencia poco salubre, de su mal olor y claramente de su estado, este sitio me brinda compañía — Lo quedó viendo unos segundos — Míreme, ya tengo su compañía ¿Ve como funciona esto? —

por **Mark Bass** Mar Sep 30, 2014 1:48 am

Los movimientos del rostro en el cazador delatan una clara respuesta negativa a la pregunta de su ahora acompañante –Nada, absolutamente nada que valga la pena mi tiempo- dice sin titubeos más ahorrándose el coraje. Entonces, decide tomar el vaso con alcohol y brindar con la bella mujer.

-Créame, el no recordarme mañana será lo mejor para usted- dice con cinismo, bebiendo un poco para así escuchar atento una vez que ella comparte un poco más de su persona; realmente algo intrigante y meramente absurdo de entender para el inglés -¿Con tanta inmundicia se siente acompañada?- ríe un poco.

-Creo sus estándares deberán subir un poco más- dice sin alguna clase de vergüenza, hasta que ella misma lo señala a él como un acompañante –Al menos creo que huelo mejor que ellas- se mofa una vez más, bebiendo de golpe la bebida para así, ver como sus vasos vuelven a estar llenos en cuestión de segundos.

Definitivamente nadie quiere hacerlo perder la paciencia.

La mirada del blanco se coloca profunda contra la de Aniëtt y con suma prisa indaga en su alma, estudiándola a fondo, queriendo descifrarla de tal manera en que le sea imposible mentirle o resistirse a él en todo sentido, incluyendo en abrir sus verdaderos deseos, sus tentaciones, sus miedos y sus angustias, todo lo positivo y todo lo negativo.

Arrastrarla al pecado, robarle su alma.

-¿Y cuál es su plan para esta noche?-

por **Aniëtt O'Claude** Mar Oct 21, 2014 11:53 pm

A través del estrépito ruido de las cortesanas que gritaban de lujuria, de alegría o simplemente fingían para complacer a sus clientes, logró, con todo el esfuerzo que tuvo que poner a eso, oír lo que su compañero preguntaba; Sus labios se fruncieron, giró su cabeza de lado a lado buscando por los rincones algo que diera fiel respuesta sincera a esa pregunta, pero luego simplemente alzo sus hombros para dejarlos caer en señal de que no había encontrado nada digno — Creo con certeza que mis planes se han esfumado de mi cabeza por lo que resta de la noche, planeaba hacer un par de cosas, pero veo que no me acompaña el humor necesario — Sinceró.

Llevó una vez más aquella copa a sus labios, no bebiéndola toda, pero si gran parte de su liquido, notando como de inmediato un par de muchachas cambiaban su vaso por uno repleto, nuevo y limpio; Frunció su entrecejo. No era ella quien obligaba a las muchachas a trabajar de aquella forma, por lo que sin tapujos ni contradicciones, detalló la fría mirada calculadora del hombre mientras estas le servían — ¿Y eso a que se debe? Si se puede saber claro... ni a mi me deben tanta fidelidad estas señoritas, ¿Las tiene amenazadas de alguna forma? — Cuestionó, jugando con la copa contra el borde de su labio inferior, sin desviar por ni un segundo la mirada del hombre frente a ella.

Chasqueó un par de veces su lengua, había descubierto el propósito de su noche y no le había costado demasiado tiempo; Descifrar a ese hombre sería parte de lo que tenía en mente. No se aburriría, lo tenía más que asegurado entre las finas hebras de sus pensamientos.

Y esperaba, esperaba aquella respuesta a sus preguntas.

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