AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
The black days
2 participantes
Página 1 de 1.
The black days
¿Así que… crees que puedes distinguir entre el cielo y el infierno? La amargura que nacida de los jugos viscerales sólo se apaciguaba con el ardor en la garganta que dejaba el camino del alcohol. Mi cabeza se hacía polvo entre tantos pensamientos negativos que nacían de la nada o, quizá, por el día de mierda que había tenido. Y es que, a estas alturas de la noche, todo me causaba una antipatía admirable. Sí, podría aplaudirme a mí mismo por mi logro, mi record personal. Vamos, alguien debería felicitarme en estos momentos… Porque mi irritación me genera los más perfectamente macabros pensamientos genocidas para los presentes en esta taberna de mierda. Vamos, ¿Nadie se anima?
Y ésa tipeja de unos tres espacios más allá, ¿En serio esa es su chillona se tragó un roedor cuando entretenía su boca por debajo de la mesa? Más allá hay un idiota que se jacta de haber vencido a cuatro criaturas nocturnas él solo. Lo rodean y lo glorifican… La mayoría de los humanos que habitan éste mísero mundo son productos de la vulgaridad por tanto deben alimentar sus empobrecidas carencias con fantasías que llenen esos vacíos. Son el producto de la sociedad de las falencias.
Me empiné lo que quedaba de whisky del vaso medio trizado que el cantinero me sirvió. Claro, como no soy su ilustrísima y le debo dinero me sirve de malas ganas en una porquería que quizá hasta la ocuparon de escupidero. La calidad del whisky es tan precaria que quema endemoniadamente las tripas cuando el líquido termina su recorrido. Bien, mañana tendré una resaca del demonio como si tuviera un hacha clavada en medio del cráneo y posiblemente me pasaré todo el día vomitando hasta que no quede más que espuma y bilis por expulsar.
En estos momentos me estoy retorciendo internamente. No sé si realmente sea por la ira y frustración de un mal día. De verdad que en estos instantes no lo sé. Mi mente me está jugando una mala pasada a esta altura de la noche cuando todo se me empieza a mostrar más bizarro y viciado. Mi percepción interferida por las consecuencias del alcohol hace que mis alrededores se aproximen y se alejen sin tregua, que vea algo doble y escuche medio distorsionado.
Una puta. Cómo me gustaría una puta en estos momentos. Quizá no debí insultar tanto a ésa última… Cuando la vi en esa esquina bajo el único farol sobreviviente de la noche se veía bien, no puedo negarlo, pero creo que me odia. Sólo me acerqué a hablarle, porque algo la conozco de tanto estar en la calle, y al principio parecía ir bien pero después llegaron las diferencias de opiniones y allí van unos cuantos improperios en medio de la calle y de paso insulté su inteligencia por estúpida.
Eché la nuca hacia atrás dejando que los mechones rubios de mi larga cabellera descendieran con libertad. Un silencio me rodea y creo que ya no pienso bien o, más bien, estoy pensando excelentemente bien las cosas pero de un modo menos apropiado. De todos modos, nadie puede molestarme en este soliloquio interno. Es tan fácil cambiar los héroes por fantasmas cada día.
Me siento como si me hundiera en la inmensidad del universo. Creo que ahora debería replantearme mi vida como un cliché de esos que nos dan a los ebrios. Fruncí el entrecejo y me llevé un par de dedos para frotarme la cien, misma mano que pasé por mi rostro como para despejarme del malestar momentáneo. Cerré los ojos e inmediatamente acudieron a mi imágenes de las peleas callejeras que tuve durante la semana. Recordé los dientes que le volé a un sujeto, como le partí la cara a otro y como crujía el hueso del brazo de uno alto al que le quebré una extremidad. Últimamente, además, me involucraba en muchos conflictos y problemas. Tengo a la policía con un ojo encima y ya pasé una noche en la comisaría. Me estoy volviendo un tipo muy violento... O tal me estoy volviendo en el aborto de la sociedad.
Regresé a apoyarme en la barra de la taberna para pedirle al cantinero que me rellenara el vaso. Al principio me negó el servicio y me dio una pequeña charla que olímpicamente ignoré pero tras volver a decirle que llenara el vaso éste soltó un suspiro y se rindió. El ambiente estaba gris de tanto humo de tabaco.
En estos momentos mataría por un poco de tabaco.
Y ésa tipeja de unos tres espacios más allá, ¿En serio esa es su chillona se tragó un roedor cuando entretenía su boca por debajo de la mesa? Más allá hay un idiota que se jacta de haber vencido a cuatro criaturas nocturnas él solo. Lo rodean y lo glorifican… La mayoría de los humanos que habitan éste mísero mundo son productos de la vulgaridad por tanto deben alimentar sus empobrecidas carencias con fantasías que llenen esos vacíos. Son el producto de la sociedad de las falencias.
Me empiné lo que quedaba de whisky del vaso medio trizado que el cantinero me sirvió. Claro, como no soy su ilustrísima y le debo dinero me sirve de malas ganas en una porquería que quizá hasta la ocuparon de escupidero. La calidad del whisky es tan precaria que quema endemoniadamente las tripas cuando el líquido termina su recorrido. Bien, mañana tendré una resaca del demonio como si tuviera un hacha clavada en medio del cráneo y posiblemente me pasaré todo el día vomitando hasta que no quede más que espuma y bilis por expulsar.
En estos momentos me estoy retorciendo internamente. No sé si realmente sea por la ira y frustración de un mal día. De verdad que en estos instantes no lo sé. Mi mente me está jugando una mala pasada a esta altura de la noche cuando todo se me empieza a mostrar más bizarro y viciado. Mi percepción interferida por las consecuencias del alcohol hace que mis alrededores se aproximen y se alejen sin tregua, que vea algo doble y escuche medio distorsionado.
Una puta. Cómo me gustaría una puta en estos momentos. Quizá no debí insultar tanto a ésa última… Cuando la vi en esa esquina bajo el único farol sobreviviente de la noche se veía bien, no puedo negarlo, pero creo que me odia. Sólo me acerqué a hablarle, porque algo la conozco de tanto estar en la calle, y al principio parecía ir bien pero después llegaron las diferencias de opiniones y allí van unos cuantos improperios en medio de la calle y de paso insulté su inteligencia por estúpida.
Eché la nuca hacia atrás dejando que los mechones rubios de mi larga cabellera descendieran con libertad. Un silencio me rodea y creo que ya no pienso bien o, más bien, estoy pensando excelentemente bien las cosas pero de un modo menos apropiado. De todos modos, nadie puede molestarme en este soliloquio interno. Es tan fácil cambiar los héroes por fantasmas cada día.
Me siento como si me hundiera en la inmensidad del universo. Creo que ahora debería replantearme mi vida como un cliché de esos que nos dan a los ebrios. Fruncí el entrecejo y me llevé un par de dedos para frotarme la cien, misma mano que pasé por mi rostro como para despejarme del malestar momentáneo. Cerré los ojos e inmediatamente acudieron a mi imágenes de las peleas callejeras que tuve durante la semana. Recordé los dientes que le volé a un sujeto, como le partí la cara a otro y como crujía el hueso del brazo de uno alto al que le quebré una extremidad. Últimamente, además, me involucraba en muchos conflictos y problemas. Tengo a la policía con un ojo encima y ya pasé una noche en la comisaría. Me estoy volviendo un tipo muy violento... O tal me estoy volviendo en el aborto de la sociedad.
Regresé a apoyarme en la barra de la taberna para pedirle al cantinero que me rellenara el vaso. Al principio me negó el servicio y me dio una pequeña charla que olímpicamente ignoré pero tras volver a decirle que llenara el vaso éste soltó un suspiro y se rindió. El ambiente estaba gris de tanto humo de tabaco.
En estos momentos mataría por un poco de tabaco.
Milo Størk Ventresku- Cazador Clase Media
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Localización : Por allí
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The black days
Devany había vuelto después de un tiempo de vacaciones, el idiota de Iván en problemas, como siempre y como nunca, ella había jurado que se había muerto aquél día que decidió desposar a la virgencilla aquella, pero nada más supo que algo le pasaba y el tiempo se le hizo agua para poder estar a su lado y saber que todo iba a mejorar, así siempre era con él, así siempre pasaba, por mucho que ella intentara alejarse volvía una y otra vez, regresaba con su hermano, con la única persona que no le había abandonado en tanto tiempo, que a pesar de todo estaba a su lado, aunque quizá era al revés, la que nunca le había dejado era ella, pero ¿Qué importaba? El resultado era el mismo. La chica Vixen podría llegar a matar con sus propias manos si al mellizo le pasaba algo y no dudaría ni un segundo en hacerlo, lo tenía más que claro.
Las cosas en el burdel iban lo suficientemente bien como para jactarse de su buen manejo en los negocios, podía alejarse, podía ya no ser prostituta, pero lo había dejado por convicción propia, tal vez porque había pensado que cambiaría en algún momento, pero a pesar de todo, siempre volvía a los mismos pasos, le gustaba el poder, el dinero, pero sobre todo el placer, así que lo conseguía, sin tener que recurrir a pagar, era lo mejor de todo, le pagaban porque ella se divirtiera, generalmente así pasaba, aunque últimamente lo hacía por el simple gusto de hacerlo.
Salió de su cobijo habitual mientras iba a aquella taberna que frecuentaba tanto en sus mejores tiempos, casi cuando había llegado a París, era su lugar predilecto, no por la fineza, tampoco por los buenos clientes, sino porque ahí simplemente había sinceridad, lo que realmente pasaba en la ciudad, nadie se creía más ni menos, era podredumbre, como en cualquier otro sitio pero sin que esta fuera reprimida en lo más mínimo, quizá sus gustos parecieran raros, pero ahí estaba ella entrando de nuevo, con paso firme. Algunas caras conocidas simplemente la dejaron correr, otras más la observaron de los pies a la cabeza y muchos más sólo continuaron en lo suyo, la realidad es que ninguno le importaba, los que sabían como era la rubia recordaban que nadie se acercaba a ella si no lo permitía, así estaban las reglas, sencillas y claras, pero bastante obedecidas, aunque a veces ella misma las torcía, si no ¿Dónde quedaba la diversión?
-Dame un whisky...- solicitó al cantinero al llegar a la barra, dejando un billete que cubría el gasto de algunos cuantos tragos más -¿Tú... tienes cerillas?- le preguntó a un chico de cabellos largos del mismo tono que los propios mientras sacaba un cigarrillo y se sentaba delante de la barra, esperando que ambas cosas llegaran.
Las cosas en el burdel iban lo suficientemente bien como para jactarse de su buen manejo en los negocios, podía alejarse, podía ya no ser prostituta, pero lo había dejado por convicción propia, tal vez porque había pensado que cambiaría en algún momento, pero a pesar de todo, siempre volvía a los mismos pasos, le gustaba el poder, el dinero, pero sobre todo el placer, así que lo conseguía, sin tener que recurrir a pagar, era lo mejor de todo, le pagaban porque ella se divirtiera, generalmente así pasaba, aunque últimamente lo hacía por el simple gusto de hacerlo.
Salió de su cobijo habitual mientras iba a aquella taberna que frecuentaba tanto en sus mejores tiempos, casi cuando había llegado a París, era su lugar predilecto, no por la fineza, tampoco por los buenos clientes, sino porque ahí simplemente había sinceridad, lo que realmente pasaba en la ciudad, nadie se creía más ni menos, era podredumbre, como en cualquier otro sitio pero sin que esta fuera reprimida en lo más mínimo, quizá sus gustos parecieran raros, pero ahí estaba ella entrando de nuevo, con paso firme. Algunas caras conocidas simplemente la dejaron correr, otras más la observaron de los pies a la cabeza y muchos más sólo continuaron en lo suyo, la realidad es que ninguno le importaba, los que sabían como era la rubia recordaban que nadie se acercaba a ella si no lo permitía, así estaban las reglas, sencillas y claras, pero bastante obedecidas, aunque a veces ella misma las torcía, si no ¿Dónde quedaba la diversión?
-Dame un whisky...- solicitó al cantinero al llegar a la barra, dejando un billete que cubría el gasto de algunos cuantos tragos más -¿Tú... tienes cerillas?- le preguntó a un chico de cabellos largos del mismo tono que los propios mientras sacaba un cigarrillo y se sentaba delante de la barra, esperando que ambas cosas llegaran.
Devany Vixen- Humano Clase Alta
- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Localización : En tu cama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The black days
Necesité, en algún momento de aquella turbia noche de vicios, que alguien golpease la puerta ilusoria de mi conciencia y me arrancase de las fauces oscuras de la perdición de mi propia encrucijada mental que me hacía sumergirme en un mar oscuro de agnosia. Un simple ¨Toc, Toc, ¿Hay alguien aquí adentro que se anime a responderme?¨ despertaría en mi la hebra de la realidad. Aquella amargada noción de estar presente en el mundo de mis pares humanos, lleno de hipocresías, patetismo y nauseabunda codicia. Motivos por los cuales suelo ausentarme de ésta penosa realidad inferior a la que es mi mundo interno.
Tiempo y espacio, casi olvido por completo donde estaba en ese preciso instante. Ah, sí, en la taberna. ¿Todavía me estaba haciendo mierda el hígado? Mi cuenta deudora para con la gente de la taberna aumentaba abusivamente y yo sin escrúpulo alguno pensaba en otro vaso más de whisky cuando me percaté que me quedaba un poco menos de la mitad.
Aquel Toc Toc llegó de pronto. Su voz, su exigencia más bien, fue la que me volvió al aquí y ahora. Por lo que mi percepción auditiva me permitió escuchar alcancé a procesar que quería cerillos, pero su modo de pedírmelos me hizo quedarme unos segundos pensando. Casi no la mire anteriormente, no por cuestión de timidez más bien porque mi vista estaba pendiente en un vaso de vodka ajeno, el del tipo de mi otro costado, que hablaba con una mujer y parecía olvidarse del vodka. Volví a pensar en la petición de la mujer a mi lado, ¿Por qué me quedaba pegado en un par de palabras? Porque sí, me gusta analizar profundamente todo si bien no soy muy dado a las largas pláticas.
Me llamó la atención porque no era la típica tartamuda que pedía con timidez algo que necesitaba… Aunque en un lugar como éste no se daban seguido. Pero debo admitir que, por algún motivo, las mujeres prefieren pasar por alto mi desgarbado ser errático antes de tan siquiera cruzar una palabra. Algunas más imbéciles hasta me creen enajenado mental. Pero aquí voy de nuevo, ella y su petición, directa, sin un por favor de por medio ni un tono que indicase alguna inferioridad de su realidad como mujer que era ante un hombre. Busqué con mis manos entre los bolsillos de mi gastada gabardina hasta hallar una caja con unos escasos cerillos.
-Bingo.-
Y doble, porque ella tenía cigarrillos. Dejé la caja con cerillos sobre la barra y la deslicé hacia ella, acomodé hacía atrás los mechones rubios de mi cabello que me cubrían el rostro y por fin miré a la chica a mi lado. Era una rubia bastante atractiva y podría quizá decir más detalles sobre su rostro pero, ¿Qué vá? Soy hombre y mi instinto primitivo me lleva directamente a dirigir la mirada a su delantera. Ella tenía de qué jactarse. Ahora sí, subí la mirada y la vi al rostro, estaba allí sentada esperando a que cumplieran con sus peticiones y supuse que el cantinero interpretó lo mismo que yo porque se apresuró en atender al pedido de la chica por sobre otros que estaban primero.
-Hey, rubia… ¿No tendrás otro cigarrillo?-
Espero que su respuesta sea afirmativa, porque mi cuerpo comenzaba a exigirme una dosis de tabaco. Me empiné lo que me quedaba de whisky y le pedí al cantinero con un gesto visual que lo volviera a llenar. Por supuesto, éste me miró con desprecio cansado de mi presencia en ese lugar. De aquí a un tiempo yo me había transformado en el parásito con el que tenían que lidiar en la taberna. Llenó ese vaso de porquería que me daban como si yo fuera el mierda más mierda de todos. Incluso, un borracho vagabundo de más allá tenía un jarro en mejor estado. El whisky barato que vertió en mi vaso seguro no se comparaba con el que le sirvió a la rubia a mi lado.
Tiempo y espacio, casi olvido por completo donde estaba en ese preciso instante. Ah, sí, en la taberna. ¿Todavía me estaba haciendo mierda el hígado? Mi cuenta deudora para con la gente de la taberna aumentaba abusivamente y yo sin escrúpulo alguno pensaba en otro vaso más de whisky cuando me percaté que me quedaba un poco menos de la mitad.
Aquel Toc Toc llegó de pronto. Su voz, su exigencia más bien, fue la que me volvió al aquí y ahora. Por lo que mi percepción auditiva me permitió escuchar alcancé a procesar que quería cerillos, pero su modo de pedírmelos me hizo quedarme unos segundos pensando. Casi no la mire anteriormente, no por cuestión de timidez más bien porque mi vista estaba pendiente en un vaso de vodka ajeno, el del tipo de mi otro costado, que hablaba con una mujer y parecía olvidarse del vodka. Volví a pensar en la petición de la mujer a mi lado, ¿Por qué me quedaba pegado en un par de palabras? Porque sí, me gusta analizar profundamente todo si bien no soy muy dado a las largas pláticas.
Me llamó la atención porque no era la típica tartamuda que pedía con timidez algo que necesitaba… Aunque en un lugar como éste no se daban seguido. Pero debo admitir que, por algún motivo, las mujeres prefieren pasar por alto mi desgarbado ser errático antes de tan siquiera cruzar una palabra. Algunas más imbéciles hasta me creen enajenado mental. Pero aquí voy de nuevo, ella y su petición, directa, sin un por favor de por medio ni un tono que indicase alguna inferioridad de su realidad como mujer que era ante un hombre. Busqué con mis manos entre los bolsillos de mi gastada gabardina hasta hallar una caja con unos escasos cerillos.
-Bingo.-
Y doble, porque ella tenía cigarrillos. Dejé la caja con cerillos sobre la barra y la deslicé hacia ella, acomodé hacía atrás los mechones rubios de mi cabello que me cubrían el rostro y por fin miré a la chica a mi lado. Era una rubia bastante atractiva y podría quizá decir más detalles sobre su rostro pero, ¿Qué vá? Soy hombre y mi instinto primitivo me lleva directamente a dirigir la mirada a su delantera. Ella tenía de qué jactarse. Ahora sí, subí la mirada y la vi al rostro, estaba allí sentada esperando a que cumplieran con sus peticiones y supuse que el cantinero interpretó lo mismo que yo porque se apresuró en atender al pedido de la chica por sobre otros que estaban primero.
-Hey, rubia… ¿No tendrás otro cigarrillo?-
Espero que su respuesta sea afirmativa, porque mi cuerpo comenzaba a exigirme una dosis de tabaco. Me empiné lo que me quedaba de whisky y le pedí al cantinero con un gesto visual que lo volviera a llenar. Por supuesto, éste me miró con desprecio cansado de mi presencia en ese lugar. De aquí a un tiempo yo me había transformado en el parásito con el que tenían que lidiar en la taberna. Llenó ese vaso de porquería que me daban como si yo fuera el mierda más mierda de todos. Incluso, un borracho vagabundo de más allá tenía un jarro en mejor estado. El whisky barato que vertió en mi vaso seguro no se comparaba con el que le sirvió a la rubia a mi lado.
Milo Størk Ventresku- Cazador Clase Media
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Localización : Por allí
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The black days
Devany estaba acostumbrada a tener lo que ella quería, todo, fuera porque lo obtuviera de buena o de mala manera, era lo último que importaba, siempre había que valerse de cualquier medio, así le había enseñado la vida, no por las buenas, así que simplemente se preocupaba por llegar a las metas y cada vez se fijaba en algunas más altas. Las chicas de la taberna se dedicaban a embriagar a los hombres, ya fuera para robarles el dinero o en verdad para pasar la noche con alguien. Después de algunos años en aquello se preguntaba si realmente no tenían otra forma de vida y si les terminaba por gustar eso, aunque algunas decían que sí, ella aún no lo concebía, cuando Devany empezó lo hizo por gusto, con quién quiso y cómo quiso, pero ¿Ellas? No creía que aquello fuera vida y mucho menos se iba a empezar a tocar el corazón en esos momentos, nunca había sido así, no tendría porqué empezar justamente ahora, la rubia se había convertido en un témpano de hielo a través del tiempo, nadie podía descongelarla, no eran apariencias, era la más simple de las realidades.
Sonrió mientras observaba el vaso llegar, un guiño de ojo al tabernero fue suficiente para que este se retirara, aunque la buena cara le duró poco. Estiró la mano, tomó una cerilla y terminó por encender su cigarrillo, echando el humo hacia el techo que se encontraba completamente amarillento, tal vez la causa era ese humo -Aquí están- extendió la mano hacia él, dejando una cajilla que tenía un par de cigarrillos, no muchos, pero se medía de alguna forma, ella sola se ponía límites en sus vicios y el tabaco era el peor de todos -Creo que no te quieren demasiado en este lugar... ¿Me equivoco?- preguntó llevando el vaso hacia sus labios, dejando que el sabor descendiera poco a poco por su garganta, dejando una pequeña calidez que hacía que su interior hormigueara un tanto a medida que el líquido ámbar se albergaba en su ser, ¿Hacía cuánto que no tomaba un trago? Parecía que ya lo había olvidado, al menos el tiempo que estuvo cerca de Iván no bebió, ni fumó, no podía dejar que sus nervios se pusieran de las puntas, ni tampoco que su consciencia se viera ennegrecida.
Le dio una pequeña vuelta al vaso entre sus dedos, dejando que el líquido se moviera a su merced aunque este no se derramó ni siquiera un poco, después su mirada regresó hacia él mientras en la otra mano jugaba con el cigarrillo, si algo tenía Devany es que era un poco hiperactiva, no se podía estar quieta por mucho tiempo, necesitaba estar haciendo algo o terminaba por aburrirse, era algo extraño pero real, sus sentidos necesitaban estar ocupados, porque incluso podía terminar por enfadarse en verdad -Creo que eso es del alcohol que le tiran a los moribundos para curarlos en un hospitalucho de mala muerte- comentó con cierta sorna mientras observaba el líquido en el vaso ajeno -¿Mataste a alguien de su familia o es que simplemente te odia porque eres el elegido de la noche?- no sabía el nombre del chico, tampoco es que le interesara nada, pero tampoco se limitaba mucho a la hora de relacionarse, así era ella, bastante abierta, la timidez parecía que se había quedado en el olvido o mejor dicho que no se encontraba dentro de su vocabulario.
Sonrió mientras observaba el vaso llegar, un guiño de ojo al tabernero fue suficiente para que este se retirara, aunque la buena cara le duró poco. Estiró la mano, tomó una cerilla y terminó por encender su cigarrillo, echando el humo hacia el techo que se encontraba completamente amarillento, tal vez la causa era ese humo -Aquí están- extendió la mano hacia él, dejando una cajilla que tenía un par de cigarrillos, no muchos, pero se medía de alguna forma, ella sola se ponía límites en sus vicios y el tabaco era el peor de todos -Creo que no te quieren demasiado en este lugar... ¿Me equivoco?- preguntó llevando el vaso hacia sus labios, dejando que el sabor descendiera poco a poco por su garganta, dejando una pequeña calidez que hacía que su interior hormigueara un tanto a medida que el líquido ámbar se albergaba en su ser, ¿Hacía cuánto que no tomaba un trago? Parecía que ya lo había olvidado, al menos el tiempo que estuvo cerca de Iván no bebió, ni fumó, no podía dejar que sus nervios se pusieran de las puntas, ni tampoco que su consciencia se viera ennegrecida.
Le dio una pequeña vuelta al vaso entre sus dedos, dejando que el líquido se moviera a su merced aunque este no se derramó ni siquiera un poco, después su mirada regresó hacia él mientras en la otra mano jugaba con el cigarrillo, si algo tenía Devany es que era un poco hiperactiva, no se podía estar quieta por mucho tiempo, necesitaba estar haciendo algo o terminaba por aburrirse, era algo extraño pero real, sus sentidos necesitaban estar ocupados, porque incluso podía terminar por enfadarse en verdad -Creo que eso es del alcohol que le tiran a los moribundos para curarlos en un hospitalucho de mala muerte- comentó con cierta sorna mientras observaba el líquido en el vaso ajeno -¿Mataste a alguien de su familia o es que simplemente te odia porque eres el elegido de la noche?- no sabía el nombre del chico, tampoco es que le interesara nada, pero tampoco se limitaba mucho a la hora de relacionarse, así era ella, bastante abierta, la timidez parecía que se había quedado en el olvido o mejor dicho que no se encontraba dentro de su vocabulario.
Devany Vixen- Humano Clase Alta
- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Localización : En tu cama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The black days
Desde que abrí los ojos ese día no recibí más que gruñidos de parte de las personas. Por eso tuve que pasar disimuladamente mi mano sobre mi rostro para restregarme la confusión. Estaba acostumbrado a que me mandaran a la mierda en un chasquido de dedos y sinceramente pensé que la chica rubia, con la imagen superior que demostraba, ni siquiera me daría una respuesta y allí me tocaba ponerme grosero. Como siempre.
Pero, no. Ella me permitió sacar un cigarrillo de su cajetilla y no me iba a hacer el despistado después de que yo mismo le pedí uno. Tomé un cigarrillo y lo encendí en cuestión de segundos, rápidamente –y casi en desesperación- le di una aspirada para llenar mis pulmones de oscuridad mortífera. El tabaco es una satisfacción como un placebo superficial pero sí que es un sedante adictivamente genial por mucho que te mate de a poco. Solté el humo antes de responder a la curiosa deducción de la rubia.
-¿No te parece que me quieran? ¿No?- Alcé una ceja fingiendo una falsa sorpresa. –Yo pensaba… Que me querían de corazón.- Torcí el labio, ahora, fingiendo decepción. –Pero hablando en serio. No me quieren aquí y no me quieren en ningún lado y eso me importa un comino.- Expresé con desdén que luego sufrió la metamorfosis de un gesto de amargura. Me apoyé en la mesa de la barra y miré hacia adelante a la fila de botellas que el cantinero tenía en las repisas, fijándome en cada etiqueta y nombre de cada una de ellas.
Y luego vino una segunda apreciación por parte de la chica aquella. De algún modo su comentario sobre el whisky que yo tenía y que amorosamente me servían como un escupitajo al destino lo sentí como una patada en el estómago. Un golpe certero al ego. Claro, la porquería de whisky que yo me bebía como agua no se comparaba a la calidad del whisky que ella tenía en su vaso. Aquel vaso con el que ella jugueteaba mientras que su otra mano jugaba con el cigarrillo. Tenía una cadena de movimientos continuos y parecía una persona muy inquieta. De todos modos, tengo que admitir que las mujeres se ven jodidamente sensuales con un vaso de alcohol en una mano y un cigarrillo en la otra.
-Que yo recuerde, no he matado a nadie con esa cara de estúpido.- Dije con una risa burlona mientras mirada de reojo al cantinero. –A menos que alguno de sus seres queridos sea un animalejo que se esconde en su complexión de bestia.- Bromee jugando con las mentiras fantásticas y la realidad misma que oculta la noche enigmática. –Ya sabes lo que dicen por allí, que hay tantos animalitos raros por las noches.- Volví a echarme los cabellos más rebeldes hacia atrás. –Sinceramente, debo ser el payaso de turno en esta noche… Y las anteriores. Creo que por eso no me aprecian.- Levanté mi vaso de whisky. –Pero no es tan malo. ¿Quieres hacer un intercambio?- Le ofrecí un truque bastante miserable a decir verdad. Cuando se vive la vida bebiendo whisky malo o regular, y luego pruebas lo fantástico que es un buen whisky de calidad el éxtasis es incomparable. El paladar y la garganta nunca más quieren otro whisky que no sea aquel decente. –Dicen que entre más fuerte y barato el whisky más le paraliza la lengua a una mujer.-
No pude evitar un clásico comentario machista. Inconscientemente quise provocar algo en ella ya sea una reacción agresiva –típicas de las que tienen las mujeres para conmigo por mi poca educación- o una reacción más tranquila. Tímida no era, por lo que dudaba que mirara hacia otro lado y pasara por alto mi presencia el resto de la noche. Tampoco parecía muy confiada en las personas. No sé, parecía que de todos modos interponía una invisible barrera entre nosotros. No, más bien, entre ella y el mundo entero. Era un iceberg puro, esa mujer.
¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este? Podría preguntarle si después de mi poco cortes comentario ella no me aplicaba la ley del hielo en lo que quedaba de noche. ¿Debería cambiar mi modo de ser? Posiblemente, pero de momento no es algo que me inquiete.
Pero, no. Ella me permitió sacar un cigarrillo de su cajetilla y no me iba a hacer el despistado después de que yo mismo le pedí uno. Tomé un cigarrillo y lo encendí en cuestión de segundos, rápidamente –y casi en desesperación- le di una aspirada para llenar mis pulmones de oscuridad mortífera. El tabaco es una satisfacción como un placebo superficial pero sí que es un sedante adictivamente genial por mucho que te mate de a poco. Solté el humo antes de responder a la curiosa deducción de la rubia.
-¿No te parece que me quieran? ¿No?- Alcé una ceja fingiendo una falsa sorpresa. –Yo pensaba… Que me querían de corazón.- Torcí el labio, ahora, fingiendo decepción. –Pero hablando en serio. No me quieren aquí y no me quieren en ningún lado y eso me importa un comino.- Expresé con desdén que luego sufrió la metamorfosis de un gesto de amargura. Me apoyé en la mesa de la barra y miré hacia adelante a la fila de botellas que el cantinero tenía en las repisas, fijándome en cada etiqueta y nombre de cada una de ellas.
Y luego vino una segunda apreciación por parte de la chica aquella. De algún modo su comentario sobre el whisky que yo tenía y que amorosamente me servían como un escupitajo al destino lo sentí como una patada en el estómago. Un golpe certero al ego. Claro, la porquería de whisky que yo me bebía como agua no se comparaba a la calidad del whisky que ella tenía en su vaso. Aquel vaso con el que ella jugueteaba mientras que su otra mano jugaba con el cigarrillo. Tenía una cadena de movimientos continuos y parecía una persona muy inquieta. De todos modos, tengo que admitir que las mujeres se ven jodidamente sensuales con un vaso de alcohol en una mano y un cigarrillo en la otra.
-Que yo recuerde, no he matado a nadie con esa cara de estúpido.- Dije con una risa burlona mientras mirada de reojo al cantinero. –A menos que alguno de sus seres queridos sea un animalejo que se esconde en su complexión de bestia.- Bromee jugando con las mentiras fantásticas y la realidad misma que oculta la noche enigmática. –Ya sabes lo que dicen por allí, que hay tantos animalitos raros por las noches.- Volví a echarme los cabellos más rebeldes hacia atrás. –Sinceramente, debo ser el payaso de turno en esta noche… Y las anteriores. Creo que por eso no me aprecian.- Levanté mi vaso de whisky. –Pero no es tan malo. ¿Quieres hacer un intercambio?- Le ofrecí un truque bastante miserable a decir verdad. Cuando se vive la vida bebiendo whisky malo o regular, y luego pruebas lo fantástico que es un buen whisky de calidad el éxtasis es incomparable. El paladar y la garganta nunca más quieren otro whisky que no sea aquel decente. –Dicen que entre más fuerte y barato el whisky más le paraliza la lengua a una mujer.-
No pude evitar un clásico comentario machista. Inconscientemente quise provocar algo en ella ya sea una reacción agresiva –típicas de las que tienen las mujeres para conmigo por mi poca educación- o una reacción más tranquila. Tímida no era, por lo que dudaba que mirara hacia otro lado y pasara por alto mi presencia el resto de la noche. Tampoco parecía muy confiada en las personas. No sé, parecía que de todos modos interponía una invisible barrera entre nosotros. No, más bien, entre ella y el mundo entero. Era un iceberg puro, esa mujer.
¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este? Podría preguntarle si después de mi poco cortes comentario ella no me aplicaba la ley del hielo en lo que quedaba de noche. ¿Debería cambiar mi modo de ser? Posiblemente, pero de momento no es algo que me inquiete.
Milo Størk Ventresku- Cazador Clase Media
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Localización : Por allí
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The black days
Aún la preocupación se albergaba en su interior, no hubiera querido dejar a su mellizo solo mientras se mantenían los problemas constantes, pero tampoco podía hacer nada para que él la dejara más tiempo a su lado, antes la había recibido, ¿Lo más doloroso? Sí, cuando él dijo que tenía a su esposa, que ellos podían, había sido un balde de agua fría que le había recorrido todo el cuerpo, haciendo que este se destemplara, aunque por fuera había hecho un suave asentimiento y una sonrisa amplia se había dibujado en los labios de la chica Vixen, para así terminar por marcharse sin dejar ni siquiera una despedida, no valía la pena, había quedado claro que no la necesitaban y ella tenía límites, demasiado cortos para algunos, pero existían, aunque muchos pensaran que podía ser intolerante y quizá lo era, pero ¿A quién le importaba lo que pensaran de ella? A Devany no le interesaba en lo más mínimo.
Sus pensamientos iban y venían a pesar de que su cuerpo se había movido poco, intentaba captar cada movimiento del hombre mientras la sonrisa quedaba grabada como un adorno permanente en sus labios, le miró -Se nota que te quieren demasiado, se desborda, hasta envidia me da...- dijo con aquél tono sarcástico que tan bien le salía a ella, suponía que a él no debería importarle que se burlara, cuando él mismo ya lo estaba haciendo de sí -Eso también se nota... Y...- se acercó un poco a él, jalando el vaso hacia con ella -Tal vez es lo que más le moleste al hombre- susurró a modo de complicidad, terminando por guiñarle un ojo, separándose de nuevo del chico, dando otro muy pequeño sorbo a la bebida, no tenía ninguna prisa por terminar la noche y tampoco el trago, podían estar platicando ella no tenía nada mejor que hacer por el momento y hasta cierto punto podría decirse que le parecía una plática amena.
A veces Devany pecaba de no quedarse callada, pero no sabía guardar cosas como aquellas, siempre terminaba por decir lo que pensaba, fuera bueno o malo, porque si no comenzaba a quemarle el pecho y la garganta haciéndole hablar irremediablemente -¿Te imaginas dos con esa cara?- negó con la cabeza mientras sus ojos rodaron ante aquella aberración que esperaba no existiera -Entonces tal vez en algún momento te quieran... Ya sabes del odio al amor hay un paso- el tono en el que lo decía daba a entender perfectamente que era una mentira o broma lo que estaba diciendo, como quisiera tomarlo estaba bien. Sus ojos verdes se fijaron en el vaso que ofrecía y levantó una ceja -¿Seguro? Yo creo que sí es malo, deberías ver tu cara- después de eso vino el segundo comentario y una risa no pudo esconderse más, resonando levemente -¿Paralizar mi lengua?- chasqueó la misma moviendo la cabeza en negación -Si eso pasa, tú te aburres, guapo- la doble intención iba bien definida en las palabras pronunciadas.
-¿Qué ganaré si te doy mi whisky?- lo acercó hacia él sin terminar de soltar el vaso mientras le miraba, dando un paso hacia él, ¿Intimidada? Para nada, para eso deberían volver a nacer o Devany tendría que haber perdido la memoria, olvidándose de quién era ella.
Sus pensamientos iban y venían a pesar de que su cuerpo se había movido poco, intentaba captar cada movimiento del hombre mientras la sonrisa quedaba grabada como un adorno permanente en sus labios, le miró -Se nota que te quieren demasiado, se desborda, hasta envidia me da...- dijo con aquél tono sarcástico que tan bien le salía a ella, suponía que a él no debería importarle que se burlara, cuando él mismo ya lo estaba haciendo de sí -Eso también se nota... Y...- se acercó un poco a él, jalando el vaso hacia con ella -Tal vez es lo que más le moleste al hombre- susurró a modo de complicidad, terminando por guiñarle un ojo, separándose de nuevo del chico, dando otro muy pequeño sorbo a la bebida, no tenía ninguna prisa por terminar la noche y tampoco el trago, podían estar platicando ella no tenía nada mejor que hacer por el momento y hasta cierto punto podría decirse que le parecía una plática amena.
A veces Devany pecaba de no quedarse callada, pero no sabía guardar cosas como aquellas, siempre terminaba por decir lo que pensaba, fuera bueno o malo, porque si no comenzaba a quemarle el pecho y la garganta haciéndole hablar irremediablemente -¿Te imaginas dos con esa cara?- negó con la cabeza mientras sus ojos rodaron ante aquella aberración que esperaba no existiera -Entonces tal vez en algún momento te quieran... Ya sabes del odio al amor hay un paso- el tono en el que lo decía daba a entender perfectamente que era una mentira o broma lo que estaba diciendo, como quisiera tomarlo estaba bien. Sus ojos verdes se fijaron en el vaso que ofrecía y levantó una ceja -¿Seguro? Yo creo que sí es malo, deberías ver tu cara- después de eso vino el segundo comentario y una risa no pudo esconderse más, resonando levemente -¿Paralizar mi lengua?- chasqueó la misma moviendo la cabeza en negación -Si eso pasa, tú te aburres, guapo- la doble intención iba bien definida en las palabras pronunciadas.
-¿Qué ganaré si te doy mi whisky?- lo acercó hacia él sin terminar de soltar el vaso mientras le miraba, dando un paso hacia él, ¿Intimidada? Para nada, para eso deberían volver a nacer o Devany tendría que haber perdido la memoria, olvidándose de quién era ella.
Devany Vixen- Humano Clase Alta
- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Localización : En tu cama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The black days
Su burlesco sarcasmo me agradó. Esa chica, puedo decir, brillaba como un sol. Como un diamante que reluce entre tantas ratas y alimañas mugrosas reclutadas en un mismo lugar. Demasiado pronto para decir que me agrada la rubia a mi lado, quizá luego salga con un tema vomitivo referente a su vestido, su novio de turno o cuanto aborrece ciertas actitudes de su mejor amiga. Pero por ahora… Ahora estaba pasando un buen momento con esa chica. Su crueldad encubierta en sarcasmo me gustó.
La mayor parte de mi vida me he dedicado a quejarme y perderme, a ser la ilustración magnífica del tipo de parásito descarriado que los padres temen que sus hijos se conviertan. Cansado de tumbarme bajo del sol en donde el viento guíe mis pasos, es así como vivo mi cotidiano monótono. Desperdiciando y consumiendo horas que podría dedicar en trabajar, dirían muchos, pero jamás me ha nacido surgir en la vida. Jamás trabajaría para un jefe que me imponga horarios y succione hasta el último de mis pensamientos para atribuirse mi talento innato a su persona.
Debo decir que incluso en el nacer de estos pensamientos llego a tenerle más estima a la taberna. Porque prefiero mil veces pudrirme el cerebro en una taberna que estar angustiado porque debo trabajo para el día de mañana. Es muy pronto para decirlo, pero la rubia debe vivir muy a su modo la vida también. A diferencia de las ¨damitas¨ que se pasan la vida sentada en una triste salita tejiendo y esperando a que su hombre ideal llegue para cumplir sus sueños; casarse y tener una familia –porque ése es el mediocre sueño que las féminas siempre aspiran-, la rubia parece contrariar esta lógica.
Parece ser del tipo de mujer que hace lo que quiere, cuando puede y donde quiere.
-Dos con esa cara estarían para el circo de fenómenos.- Di un aplauso y alcé seguidamente mis manos actuando como el bufón que suelo ser en cierto punto. -¡Aleluya! Que bien se ganaría los francos de este puto país y así no tiene que soportar borrachos mugrosos adictos al whisky de enfermos desahuciados. – Apunté mi vaso. –Sí, es una mierda. ¿Qué se le va a hacer? Rubia, digamos que no tengo tanto dinero como aparento. Sé que luzco como un sir… Pero las apariencias engañan.-Coloqué el cigarrillo en mi boca, en un costado de esta, y la miré detenidamente. Hablé sin quitar el cigarrillo de su lugar. –Si se te paraliza la lengua, siempre puedo hablar con mis amiguitos imaginarios.- Bufé. –Tengo bastante diversión hablando con Larry y con Harry.- Pues no admitiría que me estaba entreteniendo con la corta conversación que llevábamos los dos. Soy orgulloso, ¿vale? –Curioso que llevamos más de cinco minutos sin intentar arrancarnos los ojos mutuamente con el picahielos. Eso es un logro.- Sonreí levemente. -¿Cómo te llamas?- Pregunté para no seguir llamándola rubia.
Y volví a pausar mis gestos, a ser el letárgico tipo que parece en todo momento perderse en el hastío de tener que vivir en un mundo lleno de patéticos especímenes sin cerebro y sumisos. Luego, la chica preguntó que le daría a cambio por su whisky como si me estuviese desafiando de un modo altanero. Tengo que darle puntos a su favor a esta rubia porque parece que no se intimida con nada por más despreciable que sean mis comentarios. Levanté una ceja cuando solté el humo del cigarrillo.
-Yo seguramente me convertiría en tu puto por una noche si me das tu whisky.- Le dije con una seriedad contemplable. Generalmente cuando hago este tipo de comentarios recibo por respuesta una bofetada de esas en la que las mujeres se empeñan en clavarte las uñas en la mejilla de paso. ¿Qué haría aquella misteriosa rubia? Se nota que no se dejaba intimidar, pero entre intimidar y ofender hay una brecha marcada. La observé sin mutar mis gestos, casi, casi, podría decir que estaba ansioso por saber cómo reaccionaría.
La mayor parte de mi vida me he dedicado a quejarme y perderme, a ser la ilustración magnífica del tipo de parásito descarriado que los padres temen que sus hijos se conviertan. Cansado de tumbarme bajo del sol en donde el viento guíe mis pasos, es así como vivo mi cotidiano monótono. Desperdiciando y consumiendo horas que podría dedicar en trabajar, dirían muchos, pero jamás me ha nacido surgir en la vida. Jamás trabajaría para un jefe que me imponga horarios y succione hasta el último de mis pensamientos para atribuirse mi talento innato a su persona.
Debo decir que incluso en el nacer de estos pensamientos llego a tenerle más estima a la taberna. Porque prefiero mil veces pudrirme el cerebro en una taberna que estar angustiado porque debo trabajo para el día de mañana. Es muy pronto para decirlo, pero la rubia debe vivir muy a su modo la vida también. A diferencia de las ¨damitas¨ que se pasan la vida sentada en una triste salita tejiendo y esperando a que su hombre ideal llegue para cumplir sus sueños; casarse y tener una familia –porque ése es el mediocre sueño que las féminas siempre aspiran-, la rubia parece contrariar esta lógica.
Parece ser del tipo de mujer que hace lo que quiere, cuando puede y donde quiere.
-Dos con esa cara estarían para el circo de fenómenos.- Di un aplauso y alcé seguidamente mis manos actuando como el bufón que suelo ser en cierto punto. -¡Aleluya! Que bien se ganaría los francos de este puto país y así no tiene que soportar borrachos mugrosos adictos al whisky de enfermos desahuciados. – Apunté mi vaso. –Sí, es una mierda. ¿Qué se le va a hacer? Rubia, digamos que no tengo tanto dinero como aparento. Sé que luzco como un sir… Pero las apariencias engañan.-Coloqué el cigarrillo en mi boca, en un costado de esta, y la miré detenidamente. Hablé sin quitar el cigarrillo de su lugar. –Si se te paraliza la lengua, siempre puedo hablar con mis amiguitos imaginarios.- Bufé. –Tengo bastante diversión hablando con Larry y con Harry.- Pues no admitiría que me estaba entreteniendo con la corta conversación que llevábamos los dos. Soy orgulloso, ¿vale? –Curioso que llevamos más de cinco minutos sin intentar arrancarnos los ojos mutuamente con el picahielos. Eso es un logro.- Sonreí levemente. -¿Cómo te llamas?- Pregunté para no seguir llamándola rubia.
Y volví a pausar mis gestos, a ser el letárgico tipo que parece en todo momento perderse en el hastío de tener que vivir en un mundo lleno de patéticos especímenes sin cerebro y sumisos. Luego, la chica preguntó que le daría a cambio por su whisky como si me estuviese desafiando de un modo altanero. Tengo que darle puntos a su favor a esta rubia porque parece que no se intimida con nada por más despreciable que sean mis comentarios. Levanté una ceja cuando solté el humo del cigarrillo.
-Yo seguramente me convertiría en tu puto por una noche si me das tu whisky.- Le dije con una seriedad contemplable. Generalmente cuando hago este tipo de comentarios recibo por respuesta una bofetada de esas en la que las mujeres se empeñan en clavarte las uñas en la mejilla de paso. ¿Qué haría aquella misteriosa rubia? Se nota que no se dejaba intimidar, pero entre intimidar y ofender hay una brecha marcada. La observé sin mutar mis gestos, casi, casi, podría decir que estaba ansioso por saber cómo reaccionaría.
Milo Størk Ventresku- Cazador Clase Media
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Localización : Por allí
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The black days
El codo de la mujer se apoyó en la barra mientras observaba el show que hacía el chico de cabellos largos, era gracioso en ocasiones, pero sin caer en lo patético, su humor negro era algo que la divertía, tal vez porque era parecido al suyo y en pocas ocasiones se encontraba a alguien así, que le valiera poco lo que los demás podían pensar, siempre que ella platicaba con alguien, ellos daban la vuelta o contestaban cuidando que nadie más les viera, aunque detrás de una puerta la hubieran empotrado más de una vez ¿Curioso? No, simple hipocresía que traen las clases sociales, pero no hay nada más que hacer, dejar que vivan su vida, si es que así puede llamarse y que dejen a los demás que hagan de la suya un papalote, tal como lo hacía Devany con la suya, ahora iba a ser peor, ya no había quien pudiera hacerla cambiar de parecer, estaba muerta según Iván y según ella, él estaba muerto, por lo tanto nada de qué preocuparse, nadie que se preocupe, un problema menos, si se veía del modo más práctico posible.
-No hagas así, no sea que les quites el negocio y entonces ya no tengan de donde sacar dinero- comentó en tono inocente, pero con aquél filo que llevaban las propias palabras que a veces era imposible disimular, ¿Se ofendería? No lo sabía -Sí, yo pensé que eras Príncipe o Rey de alguna nación- chasqueó la lengua como si hubiera estado decepcionada -Tienes el porte, lástima que no sea así- le guiñó el ojo a modo de complicidad mientras miraba aquél vaso que se mecía de un lado a otro -¿Amigos imaginarios? ¡Pero qué envidioso! ¿Por qué no los has presentado?- negó con la cabeza, haciendo un ligero sonido con la boca -Entonces no importa si se paraliza mi lengua, aunque debo decir que no sólo la ocupo para hablar- encogió los hombros, restándole importancia a lo que había dicho en ese momento. Giró el vaso sobre sus dedos mirando al hombre fijamente.
-¿Por qué te querría sacar los ojos? ¿Por borracho y grosero?- una risa escapó de sus labios mientras negaba con la cabeza -Al menos eres sincero, lo que ya muy pocos hacen, además vives tu vida- dio una calada más al cigarrillo, exhalando el humo suavemente -Devany- dijo de forma escueta para regresarle la mirada a forma de cuestionamiento recíproco acerca de su nombre, aunque poco importaba aquél dato, siempre les llamaba como le apetecía y pocas veces usaban su nombre para decirle algo, siempre había un apodo de por medio.
-¿Un puto por un whisky?- levantó la ceja y observó a hombre de pies a cabeza mientras se relamía los labios en signo de aprobación -Puede ser, pero no estoy acostumbrada a pagar por sexo- un nuevo guiño fue dirigido al hombre y tomó el vaso donde estaba aquél líquido que el tabernero decía que era whisky y lo ingirió de un solo trago, sintiendo como su garganta realmente quemaba -Joder, que te han dado aguardiente de la corriente- su ceño se frunció y tendió el vaso que le pertenecía hacia el hombre -Anda, bebe, ya veremos como me pagas... Aunque si eres bueno en la cama podemos hablarlo- rió con cierto cinismo, terminando por sentarse en uno de los taburetes, dejando que su pierna se cruzara, fumando de forma tranquila.
-No hagas así, no sea que les quites el negocio y entonces ya no tengan de donde sacar dinero- comentó en tono inocente, pero con aquél filo que llevaban las propias palabras que a veces era imposible disimular, ¿Se ofendería? No lo sabía -Sí, yo pensé que eras Príncipe o Rey de alguna nación- chasqueó la lengua como si hubiera estado decepcionada -Tienes el porte, lástima que no sea así- le guiñó el ojo a modo de complicidad mientras miraba aquél vaso que se mecía de un lado a otro -¿Amigos imaginarios? ¡Pero qué envidioso! ¿Por qué no los has presentado?- negó con la cabeza, haciendo un ligero sonido con la boca -Entonces no importa si se paraliza mi lengua, aunque debo decir que no sólo la ocupo para hablar- encogió los hombros, restándole importancia a lo que había dicho en ese momento. Giró el vaso sobre sus dedos mirando al hombre fijamente.
-¿Por qué te querría sacar los ojos? ¿Por borracho y grosero?- una risa escapó de sus labios mientras negaba con la cabeza -Al menos eres sincero, lo que ya muy pocos hacen, además vives tu vida- dio una calada más al cigarrillo, exhalando el humo suavemente -Devany- dijo de forma escueta para regresarle la mirada a forma de cuestionamiento recíproco acerca de su nombre, aunque poco importaba aquél dato, siempre les llamaba como le apetecía y pocas veces usaban su nombre para decirle algo, siempre había un apodo de por medio.
-¿Un puto por un whisky?- levantó la ceja y observó a hombre de pies a cabeza mientras se relamía los labios en signo de aprobación -Puede ser, pero no estoy acostumbrada a pagar por sexo- un nuevo guiño fue dirigido al hombre y tomó el vaso donde estaba aquél líquido que el tabernero decía que era whisky y lo ingirió de un solo trago, sintiendo como su garganta realmente quemaba -Joder, que te han dado aguardiente de la corriente- su ceño se frunció y tendió el vaso que le pertenecía hacia el hombre -Anda, bebe, ya veremos como me pagas... Aunque si eres bueno en la cama podemos hablarlo- rió con cierto cinismo, terminando por sentarse en uno de los taburetes, dejando que su pierna se cruzara, fumando de forma tranquila.
Devany Vixen- Humano Clase Alta
- Mensajes : 129
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Localización : En tu cama
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» No one is ever needed... except now // Privado - Joe Black, Nihm Black, Bavol, Esmeralda y Saphire
» En los bordes de la ciudad de los palacios
» Some days... Are better than others. [Diario]
» Days Turn Into Nights
» School Days [Kristof Von Garvel]
» En los bordes de la ciudad de los palacios
» Some days... Are better than others. [Diario]
» Days Turn Into Nights
» School Days [Kristof Von Garvel]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour